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Pensamiento Analítico

ACTIVIDAD EN CLASES

Normas del Pensamento Crítico

I PARTE

El siguiente texto recoge un pronóstico meteorológico publicado en un conocido periódico


local dirigido a un público masivo. Lea atentamente la información y evalúe qué normas del
pensamiento crítico no se cumplen en el caso de que usted hubiera decidido ir a la
playa. Justifique su respuesta.

El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) pronosticó para la semana que


se inicia en Lima, la presencia de neblina y lloviznas propias de la estación. Sin embargo, no
se descarta la presencia de brillo solar hacia el mediodía a mitad de semana. “Las
condiciones climáticas para Lima serán marcadas por cielo nublado y lloviznas, tanto al
amanecer como al anochecer, pero no se descarta la presencia de brillo solar para los días
10 y 11 de mayo”, detalló la especialista del Senamhi Teresa García. Agregó que las neblinas
que se presenten al amanecer en la zona costera de Lima no serán de densidad extrema, lo
cual permitirá la visibilidad horizontal de los conductores. También dijo que los distritos de la
zona este de Lima, como Cieneguilla, Chosica y San Juan de Lurigancho, entre otros;
presentarán algunas horas de brillo solar. Para la semana que se inicia la temperatura
mínima estará en torno de los 18° C y los 19° C, mientras que la máxima oscilará entre los
21° C y 22° C.

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II PARTE

Evalúe los siguientes textos empleando las normas o estándares intelectuales universales del
pensamiento crítico. Justifique su respuesta.

1. Un bestseller es un género considerado comercial y orientado al mero entretenimiento,


que se lee en el metro o en el ómnibus y que es consumida por millones de lectores.

2. Todas las personas que padecen depresión deben recibir medicación, sin excepción.
Esto con seguridad las aliviará de su mal, pues la depresión es una enfermedad y
como tal debe ser curada.

3. La campaña Compre Peruano ha sido un éxito, pues ha permitido elevar la autoestima


de los peruanos, llevar al exterior algunos de nuestros productos de bandera y hacer
conocido el nombre de nuestro país. Es claro que también ha aumentado el nivel de
ingresos de las empresas que fabrican productos peruanos.

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4. No me fue bien en el control de lectura de Administración porque al salir de casa un


gato negro se cruzó en mi camino.

5. Algunos hombres son infieles.

6. El peruano se comunica a través de su comida y expresa su gran aptitud para ser un


anfitrión a través de la buena mesa que ofrece a los amigos y visitantes.

7. Los alumnos de la Universidad ESAN llevan varios cursos.

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8. Tu pensamiento es superficial cuando simplificas demasiado las cosas, cuando no ves


que las preguntas complejas, con múltiples facetas, requieren de respuestas comple-
jas.

III PARTE

¿Qué le agregaría o corregiría usted al siguiente texto para mejorar la norma de precisión?

En los últimos días, los medios han recogido la airada crítica de muchos limeños hacia la
Municipalidad debido a los problemas de congestión vehicular que genera la construcción de
los diversos viaductos, puentes e intercambios viales que se están llevando a cabo en varios
puntos de nuestra ciudad. Pero, ¿no recuerdan estos ingratos ciudadanos la satisfacción de
ver la utilidad de una obra concluida? ¿No disfrutarán acaso nuevamente cuando las
molestias actuales se conviertan en orden, en pistas nuevas, en rutas rápidas? Justo precio
es el que pagamos hoy por un beneficio futuro: no hay otra forma de disfrutar de una obra
que sufriendo un poco durante su construcción. Es evidente que la mejor actitud ante esta
situación es la comprensión y la paciencia, y no la desesperación y la testarudez que reinan
actualmente en a ciudadanía y que los medios no hacen más que azuzar.

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SIN BUEN DISCURSO NO HAY PARAÍSO1

Por Luis Antonio Espino

En democracia, el discurso político es la herramienta de comunicación por excelencia.


Permite a gobernantes y representantes exponer ideas, defender principios, rendir
cuentas y movilizar voluntades. En situaciones de crisis, un buen discurso transmite
confianza y certidumbre. En la competencia política, un buen discurso contrasta
opciones y construye futuros deseables. A los gobernantes, un discurso robusto les
permite brindar claridad sobre el rumbo a seguir; a los líderes de instituciones dar
confianza en la efectividad de planes y programas. Para los estadistas, tener buen
discurso es, sencillamente, el pasaporte a la posteridad.

Sin embargo, los buenos discursos hoy son la excepción, más que la regla. El debate
político está alimentado mayoritariamente por declaraciones anodinas,
descalificaciones pueriles, ocurrencias y dislates, repeticiones de lugares comunes y
frases hechas que llegan, si acaso, a rellenar un boletín de medios que algún
reportero “copy-pasteará” en su nota del día siguiente. Y no es que a los políticos les
guste. No he conocido a alguno que me diga: “hazme un discurso de flojera”. O
“quiero sonar aburrido, sin visión ni pasión”. Al contrario. Todos aspiran, en secreto o
no, a sonar “churchillianos”, “kennedysianos” “obamescos” o, por último,
“clintonianos”.

Entonces ¿por qué no tenemos más discursos de excelencia? Razones hay muchas.
Por tiempo y espacio aventuro solo cinco conjeturas:

1.- Porque se pone la carreta delante del caballo. Cuando los doctores no saben
que tiene un paciente, suelen recurrir a dos explicaciones unitalla: alergias o estrés.
En política, la explicación unitalla de los Spin Doctors es: “está fallando el discurso”. Y
sí, hay casos de políticos y funcionarios que hacen cosas buenas, pero que no
comunican efectivamente. Sin embargo, lo contrario es lo más común. El discurso se
construye a partir de las decisiones del líder. Si este carece de estrategia, visión o
pasión; si sus acciones son tibias o erráticas; si no es la persona indicada para el
puesto, o si de plano no está haciendo nada relevante o útil, no hay forma de contar
una historia interesante. El discurso no va a llenar esos vacíos, de la misma manera
en la que las carretas no jalan caballos.

2.- Porque los temas son cada vez más complejos, mientras que los cánones de
la comunicación moderna apuntan a la simplificación. Para los gobernantes suele
ser muy difícil transmitir explicaciones creíbles de por qué la economía no crece más
rápido, por qué la inseguridad no puede desaparecer de un día para otro o cuál es el
problema energético de México a treinta años. Se trata de resultados de sistemas
complejos que demandan explicaciones técnicas y debates racionales sobre opciones
de política pública, aderezados con su generosa cantidad de cifras y jerga elevada.
Justamente lo que detestan la mayoría de los medios. En la era del Twitter pega
mucho más un slogan emotivo y efectivo (“No más sangre”; “Voto por voto”; “No a la
privatización”) que largas y aburridas explicaciones racionales sobre fenómenos
multidimensionales, laberintos legales y estadísticas.

1
Espino, L. A., (2 de setiembre de 2013). Sin buen discurso no hay paraíso. Recuperado de:
http://www.letraslibres.com/blogs/polifonia/sin-buen-discurso-no-hay-paraiso

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Esto a su vez ha llevado a los políticos a subestimar al público, que en realidad


necesitaría de la explicación técnica y racional para construir colectivamente un
proceso abierto y saludable de comprensión de los problemas y toma de decisiones.
¿Qué hace falta? Del lado de las instituciones: imaginación, pasión, honestidad y
respeto por la inteligencia del auditorio para explicar de mejor manera las decisiones
públicas. Del lado de los medios, objetividad y preparación de sus cuadros no solo
para entender lo que están diciendo (o callando) los políticos, sino también para saber
dónde buscar buenos contraargumentos. Y por parte del público, exigencia y
aportación de ideas y evidencia en vez de descalificaciones, cerrazón y cinismo.

3.- Porque los líderes ya no se preguntan el “por qué”. Martin Luther King no leyó
un pliego petitorio de cuarenta y siete puntos para la igualdad racial. Churchill no les
recitó a los británicos los doce tomos del plan para ganarle a Alemania. Kennedy no
abundó en los vericuetos burocráticos del programa espacial. Lo que hicieron con sus
discursos fue inspirar, plantear un futuro deseable, un propósito superior, una Tierra
Prometida: un “por qué”. No se detenían mucho –al menos en sus discursos más
memorables– en el “qué” ni en el “cómo”. Sabían que el discurso tiene que dar rumbo,
sentido, dirección y motivación. Sabían bien que lo que mueve a la gente es decirles
“yo tengo un sueño”; “jamás nos rendiremos”; o “llegaremos a la luna antes de diez
años”. Al hacerlo, movilizaron las energías sociales necesarias para resolver el “qué”
y el “cómo”. Eso es liderazgo. Y el liderazgo potencia al discurso.

4.- Porque nuestra cultura política no empodera al individuo. Los grandes


discursos de Luther King, Mandela, Gandhi, Churchill, Kennedy y Obama tienen una
característica común: apelan a la voluntad, la responsabilidad y el esfuerzo individual
como la principal herramienta de transformación de sus sociedades. Emocionan
porque te hablan, te empoderan y te piden que hagas algo en lo que crees. En
México, en cambio, nos gusta pensar que nuestros gobernantes son los responsables
únicos del éxito o del fracaso nacional. Y ellos refuerzan esta inmadurez democrática
con discursos que se vuelven soliloquios autoreferenciales: “yo voy a hacer esto; yo
me comprometo a lo otro; yo, yo yo...” No retan a la gente a pensar, a actuar, a
cambiar de actitud y a tomar las riendas del país. Así, lo único que se refuerza es un
ciclo ilusión-decepción-cinismo-apatía que socava la vida pública.

5.- Porque las agendas de los políticos no suelen ser estratégicas.


Frecuentemente me encuentro con políticos inteligentes y con buenas intenciones
que aterrizan en sus puestos sin una agenda estratégica. ¿Cuál va a ser tu tema
central? ¿Cuáles son las 2 o 3 cosas buenas que quieres que recuerde la gente de tu
paso por esta institución? ¿Cómo definirías el éxito de tu periodo? Ante esas
preguntas, el silencio y las miradas atónitas de los funcionarios y sus asesores suelen
ser señal clara de que tendremos un gran reto construyendo buenos discursos desde
cero. No hay que olvidar que sin objetivos claros no hay estrategia; sin estrategia no
puede haber buen discurso; y sin buen discurso no hay paraíso. Así de fácil.

a) ¿Cuál es el propósito del autor del artículo?

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b) ¿Cuál es la conclusión principal que aparece en el texto?

c) Identifique dos (2) impedimentos del pensamiento crítico a los que (explícita o
implícitamente) se refiera el autor. Transcriba el fragmento correspondiente y justifique su
respuesta.
Impedimento

Texto donde aparece

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Justificación

d) Destaque dos normas relevantes aplicadas por el autor y justifique según


corresponda
Norma:

Texto donde aparece

Justificación

Norma:

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Texto donde aparece

Justificación

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