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A comienzos del siglo XX, el Formalismo ruso se interesa por el fenómeno literario, e
indaga sobre los rasgos que definen y caracterizan dichos textos literarios, es decir, sobre
la literaturidad de la obra. Roman Jakobson plantea que la literatura, entendida como
mensaje literario, tiene particularidades de tal forma que la hacen diferente a otros
discursos; ese interés especial por la forma es lo que Jakobson llama Funciones del
lenguaje/función poética, por la que la atención del emisor recae sobre la forma del
mensaje (o, lo que es lo mismo, hay una "voluntad de estilo" o de estilizar el lenguaje por
parte del escritor). En efecto, hay determinadas producciones lingüísticas cuya función
primordial es proporcionar placer literario, un deleite de naturaleza estética, producido
por la belleza, en relación con el pensamiento aristotélico. El lenguaje combinaría en sus
elementos más simples dos tipos de elementos: redundancias, recurrencias o repeticiones
rítmicas formales y de contenido semántico, esto es, analogías, por un lado, y por el otro,
desvíos de la norma, para alejarse del lenguaje común, causar extrañeza, renovar: la
llamada anomalía; de ese modo se impresiona la imaginación y la memoria y se llama la
atención sobre la forma del mensaje, su peculiar forma expresiva. De ambas tendencias,
la rítmica o repetitiva es popularizante, y la segunda, por el contrario de sesgo
aristocratizante.
El lenguaje literario sería uno estilizado y con una trascendencia particular, destinado a
la perdurabilidad; muy diferente a las expresiones de la lengua de uso común; destinada
a su consumo inmediato. La literatura, por otra parte, exige por tradición un respaldo
sustentable: El Ingenioso Caballero de Don Quijote de La Mancha no habría podido
escribirse si no hubieran existido antes los libros de caballerías.
Wolfgang Kayser, a mediados del siglo XX, planea cambiar el término «Literatura» por
el de Belles Lettres, diferenciándolas del habla y de los textos no literarios, en el sentido
de que los textos literario–poéticos son un conjunto estructurado de frases portadoras de
un conjunto estructurado de significados, donde los significados se refieren a realidades
independientes al que habla, creándose así una objetividad y unidad propia.