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Vida cotidiana y conflictos en las escuelas

Eje principal “Reapropiarnos del potencial de acción y de transformación que tenemos”

Estamos viviendo una época de cambios culturales y sociales, una crisis que ha cuestionado nuestras
certidumbres y han modificado determinados instituidos sociales. La noción de implicación nos
permite incluirnos en la escena y advertir y comprobar afectación por las nuevas realidades y rango
de los efectos de las propias conductas y acciones. Muchas situaciones que vivimos en la escuela
requieren un trabajo interno de elaboración individual y colectiva para posicionarnos en los nuevos
escenarios.

Escenas y nuevos escenarios. Malestar en la escuela.

Determinados síntomas sociales que acompañan estas políticas y transformaciones hacen su


aparición cotidianamente en la escuela. Alumnos, padres y docentes son portadores, victimas y/o
agentes de conflictos que se desarrollan en la escuela y que, presentados la mayoría de las veces
como problemáticas de orden estrictamente individual o familiar, eluden su componente y su
compromiso colectivo.

Concebir este componente en su dimensión colectiva y no reducirlo a la modalidad singular en que


se presenta es un criterio que va a orientar nuestras intervenciones.

La violencia en sus distintas expresiones, la mayor visibilidad y menor tolerancia social hacia las
formas de maltrato infantil y el abuso sexual, la violencia familiar, los fenómenos de violencia entre
los niños y jóvenes, el creciente contacto de la juventud con las drogas, la presencia de adicciones,
constituyen algunos de aquellos conflictos.

El alcance de las reformas neoliberales, con cierto consenso social, ha garantizado no solo el avance
del interés privado en todo aquello que era atendido por el Estado de Bienestar, sino que ha
configurado lo que Emiliano Galende denomina una nueva cultura social de mercado, o
mercantilización de la vida cotidiana, donde la rivalidad y la competencia se impone en la afirmación
de lo personal por sobre toda dimensión solidaria con los otros, reforzando la afirmación de valores
de lo privado como rasgos dominantes de la identidad y como elementos de éxito y realización
personal. Tanto los comportamientos individuales como colectivos, constituirán el rasgo distintivo
de una nueva trama intersubjetiva, del lazo social, donde ella preeminencia de valores morales
personales se asocia a una caída progresiva la ética social, dando lugar al surgimiento de un
individuo más narcisista, insolidario y dispuestos a la apropiación personal de lo público.

Estos comportamientos encontraran su verdadero motor en el terror a la exclusión social, que afecta
indiscriminadamente a todos los sectores sociales. La máxima expresión sintomática de este nuevo
terror social lo vemos en el crecimiento de la agresividad, ligada a la lucha por el reconocimiento y
a la angustia por la pérdida, y de la violencia en todos los vínculos cotidianos.

En este contexto aparecen fenómenos relacionados con los conflictos institucionales propios de una
época de crisis. Los producidos por la proposición e imposición de cambios, por un aumento del
sufrimiento y el malestar institucional y conflictos derivados del desgaste y del resquebrajamiento
de la red social.

Conflictos de la vida cotidiana en las escuelas


Clasificación de situaciones conflictivas:

Cuestiones de política educativa. Salarios bajos docentes, escaso presupuesto educativo, escasa
participación y o consenso en la política educativa inadecuada o insuficiente capacitación docente.

Institucionales: los contratos pedagógicos, los problemas de retención y exclusión, la comunidad


entre los distintos sectores, l escasa participación e involucramiento de la comunidad educativa, los
obstáculos para el trabajo en equipo.

Psicosociales: consumo y adicciones a las drogas y el alcohol, la violencia social en general y la


familiar en particular, las problemáticas infracciónales, el abuso sexual, los robos, los trastornos de
alimentación, los abandonos, la explotación de menores.

Los conflictos inherentes a la vida a la vida humana social e individual, colectiva y singular. Es decir
no es posible pensar en la vida humana sin diferencia, rivalidades, objetivos contrapuestos, juegos
de poder. Los conflictos son parte dela vida social, comunitaria, institucional, escolar.

Aunque la conceptualización constructivista del conflicto es familiar al ámbito educativo, en la


escuela se resiste a saberse como parte de la vida social, más allá de las conciencias individuales y
de las racionalizaciones, la idea de que la escuela es sin conflicto.

Existe una instancia psíquica que se corresponde con la idea de armonía, como indica Freud, la
ilusión está basada en la satisfacción de un deseo, este proviene del narcisismo infantil, con su idea
de completad omnipotencia y perfección.

Desestimada toda idea de ilusión, nuestro abordaje de los conflictos tiene un doble circuito. Por un
lado, llevar a cabo una operatoria conceptual que nos permita abordar los conflictos desde el
paradigma de la complejidad, timando en cuenta las nociones de elucidación crítica y de
desconstrucción.

Por el otro, intervenir en la gestión concreta de las situaciones conflictivas procurando su


tramitación, de manera que permita sostener y continuar la tarea escolar, reencauzando y
procesando el malestar.

Deconstrucción entendida como una operatoria que procura des ocultar y desmontar las lógicas de
poder, efectuando una rigurosa problematización de los supuestos hegemónicos que otorgan
sentidos a los fenómenos sociales.

Reconstruir, en nuestro contexto, implica analizar en la vida cotidiana escalas las operaciones de la
diferencia, y las formas en que se hace trabajar a los significados.

La elucidación critica es el conjunto de operaciones para desmontar las significaciones imaginarias


sociales y su eficacia de sentido e instauración de modos de concebir la moralidad, los juicios
valorativos, las decisiones sobre lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo. A partir de allí, se intenta
interrogar los conflictos que se presentan en la vida cotidiana escolar y las formas particulares de
abordarlos que las teorías proponen, politizar las preguntas, de indagar sobre sus impensables.

La vida en sociedad implica la restricción de la libertad individual en función de la convivencia. La


cultura como marco referencial de las relaciones humanas, establece modos de regulación de las
relaciones intersubjetivas.
Las instituciones se encargan de establecer los espacios y los límites de las acciones individuales. Es
escenario institucional es entonces el lugar donde se ponen de manifiesto las paradojas de la vida
en comunidad.

La escuela establece las normas que regulan su funcionamiento y el modo en que los actores
deben desenvolverse. Por ser una institución social, la dinámica de estas relaciones internas está
atravesada permanentemente por las modalidades de lazo social que predominan en la
comunidad. Los limites en la escuela adquieren las formas de reglamentos de disciplina, pautas
de convivencia, normas de aula u otras que regulan los intercambio y la acción aceptada en
procura del bien común.

En síntesis, el abordaje propuesto no se basa en la operatoria de legitimar lo que ya se sabe de la


institución escolar y sus conflictos, sino abrir interrogaciones sobre los enunciados y las practicas
que permitan a su vez pensar los conflictos de otro modo.

La tentación reduccionista de establecer una única causa dificulta la resolución de los conflictos, ya
que una de las características delos mismo es la multicausal dad. Este tipo de análisis lleva a pensar
en modelos vinarios donde se establecen culpabilidades y castigos, es decir conduce a un enfoque
individualista y patologizante. Buscamos ahondar en las fuentes de los conflictos, comprender su
génesis, ampliara nuestro margen de maniobrabilidad y de intervención. Tratar de comprender un
fenómeno no implica su justificación ni su resolución inmediata.

En una escuela surgen múltiples formas de conflicto que muchas veces se resuelven de una manera
no violenta. No obstante, la violencia cotidiana en las escuelas genera preocupación por el grado de
sufrimiento psíquico al que están expuestos sus miembros. Y esta violencia puede ser manifiesta y
visible, o puede ser silenciosa contaminando el clima de trabajo.

Agresiones verbales, maltrato entre compañeros, dificultades para trabajar en el aula. Situaciones
de enfrentamiento de liderazgos o subgrupos de trabajo. Bromas que descalifican a uno o a mas
miembros de un grupo, chicos que son objetos de burla. Situaciones con bajo grado de violencia,
que no implican agresiones físicas, pero cuya repetición desgasta la relación de los miembros de un
grupo e impide la producción y la tarea. Son conflictos esperables y su resolución puede ser
espontánea si no se cristalizan sintomáticamente. Estos conflictos pueden abarcar también las
relaciones laborales tiñendo los lazos entre los docentes o entre docentes y directivos. Cuando estos
conflictos no se resuelven, cuando no son abordados ni tratados, su grado de agresividad aumenta.

Estas situaciones en el ámbito escolar cuando se instalan la violencia física las amenazas, el uso de
armas, los robos, consideramos importante una intervención desde su inicio para evitar su
estabilización o su agravamiento.

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