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Reflexiones sobre Colacha.

Colacha era una palabra usada por mi papá. Es una vieja palabra para referirse a la colación o
merienda. Tiene su origen en el mundo escolar y militar; y hace referencia preferentemente a la
colación de mediodía para luego seguir con la tarea o el trabajo. Prontamente fue utilizado por el
proletariado chileno para hacer referencia a la pausa laboral para alimentarse.

Al leer el libro Colacha, pensé en encontrar un poema titulado Colacha, pero no. No hay ningún
poema que se llame Colacha. Entonces, ¿por qué el libro se titula así?. La verdad es que el libro
Colacha de Marcelo Arredondo, es una recopilación de 63 poemas, escritos en diferentes años,
probablemente tiempos de universidad, viajes iniciáticos, tiempos de primeros amores; se nota que
es el trabajo inicial de Marcelo en el mundo de las letras; un ejercicio super sano en literatura; sacar
lo que se tiene en los cuadernos, hacer una selección y armar un libro. No es Colacha una obra
culmine del poeta, sino una expresión exploratoria del deseo de la palabra.

Para mí el libro de Marcelo Arredondo se llama Colacha, pues fue en ese tiempo en el que el poeta
se dedicó a la lectura y relectura de su propia obra para armar un libro con el que salir a batallar,
seguir con la tarea, iniciar un trabajo. Probablemente Colacha es un acabar. Pero también es un
respiro, una pausa, para seguir con el trabajo productivo. Un cerrar la partida poética y comenzar el
ser poeta. También pienso que se llama Colacha por que el poeta lo imagina como objeto que
acompaña al lector a su pega y lo alimenta.

No podemos negar que con este libro Marcelo Arredondo se muestra en la literatura regional y
personal, y por lo tanto cerrar el libro con su ARTE POÉTICA, 2018 me parece de lo más honesto que
hay. Como fruto del impulso poético, sumado al arraigo proletario y el sentir social del poeta, me
parece que Colacha cumple con la función de ser un objeto de colación, por lo que se recomienda
su lectura en tiempos de pausa y de ocio, para volver al trabajo armado con poesía, a lo menos.

Se observa que el poeta le habla a “ella”. Colacha es un conjunto de poemas dirigidos


anónimamente, pero sí con gestos y pistas para que lleguen a quien tienen que llegar; por eso al
leer Colacha no se sorprenda si el verso le penetra y le incomoda, piense que quizás no esté dirigido
a Usted. Cuesta hallar un hilo conductor o temático que traspase el libro para presentarlo como
una totalidad. Como poeta zarpao que es, Marcelo, proletario hijo de proletarios, vuelve y vuelve al
trabajo como tema central, de ahí se agarra. No detiene su deseo más hondo: la revolución. ¿Será
acaso entonces que la poesía se Colacha es Nerudiana?, en el sentido más comunista y rojo
romántico, sí. “De a poco los sujetos se van convirtiendo en un producto de su trabajo”. Marcelo
no quiere eso, pero ¿quién puede evadirlo?; el poeta prefiere hacer la pausa laboral y dejar de ser
un hombre gris. ¿Quién no?. Y lo logra sólo a través de la expresión del amor; o el no-amor (como
en el poema Te he querido); que son al fin y al cabo expresiones humanas puras con una misma raíz.
Los temas del trabajo y el amor revolucionario, trinchera desde donde se actúa, son los que se leen
recurrentes en los textos de Marcelo; destacan desde esta perspectiva los poemas: Vienes, o no
vienes; Sombra; Colores; Sílaba; Emergencia y Negra.

Hay tres poemas que es de donde se pudiera armar una personalidad del autor, poemas donde el
ego del poeta se manifiesta con más sencillez y trasparencia, donde yace quizás, la razón principal
del poetizar de Marcelo: Ser poeta, Declaración de principios y Arte Poética, 2018. Descubrir en la
poesía una razón ante la desazón: “Poesía toda combustible de mi deber”. La poesía como un
espacio para la construcción de yo y la moral. No obstante, para mí el poema mejor logrado, es un
poema que se sobrepone a todo este rollo del deber poético o la moral del nuevo hombre; un poema
que muestra un destello de metacognición ante su propio devenir poético y humano, el verdadero
y único enemigo de la humanidad: el tiempo. Esta reflexión que sintoniza con la idea de la Colacha
no como el alimento, sino con el tiempo propio, el tiempo “libre”, es esta reflexión la que hace que
el hablante explote en un Sin embargo las espinas; a continuación lo trascribo completo:

Sin embargo las espinas.

Sin embargo las espinas reflotan en los buses


de escondite, de transporte.

Sin embargo las espinas clavan el cuerpo en la niebla,


de tu niebla que rodea el mundo detrás de tus cerros.

Sin embargo las espinas son un eco un secreto


vivo gritado por el pueblo.

Espinas que danzan alrededor de la corona


de los dientes superiores con los que mastico
la carne del tiempo veloz.

El poder estos versos está en el deseo de trascendencia, humano puramente humano, ante el
tiempo que inexorablemente avanza; y al parecer la naturaleza, en su infinita sabiduría, que el poeta
observa y añora; ignorante se distiende. En el tiempo la naturaleza se ensalza, y sin embargo las
espinas de la vida nos duelen, y la conciencia de ese dolor y deriva es poesía.

No quiero cerrar esta reflexión, sin mencionar a los poemas Hijo y Cogotí, que se escapan y parecen
puestos ahí como por aliño. En estos se lee un camino que el poeta en la construcción de su habla,
explora hábilmente.

Punto a parte, respecto a Colacha es su edición, Ediciones Wayruro, del poeta y editor Ricardo
Saldivia, es un trabajo desde abajo, persistente, por mantener un trabajo editorial desde Tierras
Blancas, Coquimbo; edita libros de poesía, narrativa, filosofía, política; a bajo costo, y de temática
insurgente y directa. Hoy los poetas editan en editoriales independientes como Wayruro, y entiendo
que Colacha tiene otras ediciones, a cargo de editoriales independientes, cartoneras, que participan
a su vez de un circuito interesante de producción y difusión de literatura y cultura en general. Como
poeta y escritor, y en esta ocasión como crítico de libros, celebro la edición de autor, autoeditada
de este modo, y aplaudo sobre todo que sea con una editorial regional.

Felicito a Marcelo por su trabajo, y esperamos pronto ver más frutos de su trabajo poético.-

David Santos Arrieta


Monte Patria, 12 de febrero de 2019

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