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1
Lc. 24,34
2
Ibid
3
Francisco, 23-02-16
Nos recuerda Francisco: “Nunca maltratamos y herimos nuestra Casa Común como en los dos
últimos siglos... Esas situaciones provocan los gemidos de la hermana Tierra, que se unen a los
gemidos de los abandonados del mundo, con un clamor que reclama de nosotros otro rumbo” 4 .
Ante este nublado desencanto, el caminar hacia la Pascua nos tiene que despertar, porque la
mirada y la compañía del Señor despeja el horizonte, porque el andar en la cuaresma con buenas
intenciones y tal vez con pocas obras de misericordia, nos empañan la luminosidad gratuita y
esperanzadora de la Pascua, porque andamos atrapados por la ansiedad y el apuro, pasamos sin
ver, oímos sin escuchar, miramos sin contemplar al Cristo hermano en el Camino.
Avergonzados frente a la situación desesperante y desesperanzada de nuestros jóvenes
adictos, que en nuestra zona sur no tienen donde internarse ante una crisis. Ante la creciente
demanda de tantas mujeres violentadas o en situación de calle. Ante la inseguridad de la
población donde la solución parece ser la represión y no la prevención. La multiplicación de
merenderos y comedores es un gesto de caridad, pero con mucho pesar, pues no merecemos
como pueblo esta situación degradante. Agradecemos los hogares de acogida y atención que
están continuamente y a destajo abrazando esta dolorosa realidad de tanto dolor y angustia
acumulados... pero, ¿a cuántos podemos llegar?
Que el resplandor del Señor Resucitado nos descubra su rostro en tantas hermanas y
hermanos que nos necesitan. Donde el Caminante se nos haga él mismo Camino de mano tendida
y espera confiada. Un Camino que nos invita a recobrar el fervor y la esperanza: …“Quédate con
nosotros, Señor, porque atardece y el día se acaba… y lo reconocieron al partir el pan… 5 ¿No
ardía nuestro corazón por el camino cuando nos explicaba las escrituras? 6”.
Que la Virgen de la Paz, peregrina del amor, nos lleve a su Hijo, Camino, Verdad y Vida; María
mujer eucarística, nos ayude como Iglesia Diocesana a reconocer en la Eucaristía la fuerza
renovadora del anuncio, como fuente y origen de la Vida Verdadera y nos anime a no claudicar
en la tarea por afianzar el Bien común.
LES DESEO A TODAS LAS COMUNIDADES Y A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA
VOLUNTAD DE NUESTRA DIÓCESIS: ¡MUY FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN!
Con mi bendición.
Mons. Jorge Rubén Lugones SJ
Obispo de la Diócesis de Lomas de Zamora
4
LS Nº 53
5
Lc. 24,29
6
Lc. 24,32