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Colección
Hoy la noche será negra y blanca...

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Texto entretejido en una cesta hindú, siglo XIII
“En nombre de Dios”
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Nada serio, textos sufi
Compilado por Carsten Todtmann
Ilustrado por Leopoldo Martín

Oscar Todtmann
Editores
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Introducción
Después de la gran aceptación por parte del público del libro
editado en esta editorial Nada Sagrado, textos Zen, el cual deseaba
acercar al lector a través de amenos cuentos y ensayos a la gran
sabiduría de maestros budistas Zen, me pareció interesante
indagar también en otras religiones y ver si éstas no tenían también
textos que sirvieran de introducción para aproximar al lector a
nuevas reflexiones. En fin ¿no quieren todas las religiones el bien
espiritual para el hombre?

Al comenzar a indagar sobre el pensamiento islámico muy pronto


me llamó la atención el sufismo que se comporta frente al Islám
como el Zen al Budismo. Tal como los practicantes del Zen, cuyos
seguidores se nutren del pensamiento budista y usan diferentes
métodos de meditación para llegar a la iluminación, los sufíes
siguen los planteamientos islámicos y a su vez practican el baile
y la música para alcanzar una transformación espiritual. Basado
en la armonía y el amor el sufismo busca unificar su alma con la
creación, ser uno con Dios, cultivando el jardín del corazón para
que su sabiduría crezca. Un sufi es un hombre con los pies en la
tierra y la cabeza en el cielo.

El pensamiento Sufi comenzó a difundirse entre 700 y 1500 DC


en la era clásica del Islám. Se manifiesta sobre la base del amor
y el uso del poder del amor en la vida común del hombre. La
realización del ser viene del interior y no viene de seguir o dejar
de cumplir reglas establecidas. Insiste en la necesidad de deshojar
el misticismo de su carácter secreto, para que pueda desenvolver
toda su fuerza. Aunque fuertemente ligada a la fe islámica y sus
valores, se mantiene abierta a las verdades y sabidurías de otras
creencias.

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Si el contenido de este libro Nada Serio textos sufi ha despertado
el interés del lector y éste desea profundizar sus conocimientos
sobre la sabiduría sufi, le recomiendo encarecidamente el libro de
Idries Shah Los sufis, mensajes de los derviches y la sabiduría de los
magos. El profundo conocimiento de Idries Shah nos introduce
en el tema de una forma poco académica pero con gran erudición.
Resalta en sus texto la gran influencia que tuvieron los pensadores
y poetas sufíes como Rumi, Saadi y Sanaí en la filosofía y literatura
islámica inspirando incluso autores occidentales como Pushkin,
Goethe y Emerson. Fue en este libro que me tropecé por primera
vez con Nasrudín.

Los cuentos de Nasrudín surgen durante el siglo XIII. Se supone


que este filósofo popular, oriundo de Turquía, vivió durante la
Edad Media, pero nada de esto es seguro y el no saber con certeza
algo sobre él, corresponde en parte a la intención de crear una
imagen intemporal que no se deja caracterizar con exactitud. Aún
así ha habido infinidad de estudios de investigadores y sabios sobre
los cuales el propio Nasrudín se burla en sus cuentos, que han
tratado de reunir material biográfico, inclusive descubriendo su
losa sepulcral.

Lo real es que Nasrudín es una figura a la cual los derviches le


dieron vida, y cuyas anécdotas y cuentos se regaron hasta Asia
resultando en uno de los logros más curiosos de la historia de la
metafísica. Aunque superficialmente parecen chistes, para los
sufies que propagan que su creencia es algo que hay que vivir,
además de sentir, los cuentos de Nasrudín construyen un puente
entre la vida y la transformación de la conciencia como no se ha
logrado en ninguna otra forma literaria.
Disfruten a continuación los cuentos de Nasrudín y la sabiduría
sufi.
La moraleja se la dejamos a usted, estimado lector.

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Un día, un maestro incompetente regañó a su alumno porque
estaba contando chistes.
“Nasrudín”, gritó, “por tu comportamiento inaceptable te
condeno a la ridiculez. De ahora en adelante, donde se cuente una
de tus absurdas historias, se debe inmediatamente contar seis más,
para que todos se den cuenta de tu ridiculez”.
Se asegura, que el efecto místico al comprender siete chistes de
Nasrudín lleva a la iluminación.

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Cuatro compañeros de viaje, un iraní, un turco, un árabe y un
griego llegan a un pueblo y comienzan a pelearse por la única
moneda que les queda.
“Yo deseo comprar augur” dice el iraní.
“No, mejor compramos uzum” opina el turco.
“Si puedo opinar”, dice el árabe “debemos comprar inab”.
“Yo prefiero que compremos stafil” insiste el griego.
Nasrudín que los escucha les dice:” Denme su moneda, creo que
tengo la solución para vuestro problema”.
Desconfiados se la entregan, y el Mulá les compra cuatro racimos
de uva.
“Sí es mi augur” dice el iraní
“Es lo que yo llamo uzum” comenta el turco.
“Me trajo mi inab” se alegra el árabe.
“Les dije que debíamos comprar stafil” exclama el griego.
Los hombres se dan cuenta que todo no fue más que un problema
de idioma.

Los compañeros de viaje, dicen los maestros sufi, son la gente


común; el trabajo de un maestro sufi es el saber traducir sus
anhelos.

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La picardia del mulá Nasrudín

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El hombre común se arrepiente de sus pecados.
Los elegidos se arrepienten de su descuido.
Dhu´l-Nun Misri

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Un buen día Nasrudín llega a un baño turco. Por su vestimenta
humilde el personal le presta poca atención. Le dieron jabón de
mala calidad y una toalla derruida. Cuando se fue le dio a los que
lo atendieron unas monedas de oro.
Cuando volvió una semana más tarde lo trataron como un
sultán. Saliendo le dio a cada uno una moneda de la más baja
denominación posible, diciendo: “con esto le pago su atención
recibida la última vez, las monedas de oro fueron por el trato
que me dieron hoy.”

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Este mundo y el más allá
son como los platillos de una balanza;
si una lleva peso la otra subirá;
Son como el Oeste y el Este;
y son como dos esposas:
al satisfacer una, ofendes a la otra.
Mahoma

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En un salón de té un monje predica:
“Mi maestro me enseñó que los hombres nunca alcanzarán el
estado de perfección, hasta que aquel, el que no ha sufrido ningún
mal, se indigne igual a aquel, al que tuvo que sufrir el mal”.
Los oyentes quedan impresionados. Entonces se levanta Nasrudín
y dice:
“¡Mi maestro me enseñó que nadie se debería indignar de algo,
hasta no estar seguro, que el posible mal es verdaderamente un
mal, y no una bendición disfrazada!”

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Sepárate de ideas y opiniones tomadas.
Enfrenta tu destino.
Jeque Abu-Said Ibn Abi-Khair

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Cuando el mulá Nasrudín iba caminando por un callejón, un
hombre se cae desde un techo sobre su cabeza. Al hombre
no le pasó nada pero a Nasrudín había que llevarlo a un hospital.
“¿Cúal es el aprendizaje de esta experiencia?” le pregunta un
alumno.
“Cuídate de la fe en lo inevitable, aun cuando causa y efecto
parezcan inevitables. Y cuídate de preguntas teoréticas como:
¿Si un hombre se cae de un techo, se partirá el cuello? Él se cayó,
¡pero fue mi cuello el que se rompió!”

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¡Si alguien piensa bien de ti,
entonces esfuérzate para que tenga razón!
Ali

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Todos los días Nasrudín cruzaba con su burro cargado de paja
la frontera. Como admitía ser un contrabandista, los guardias
le revisaban la carga pero jamás consiguieron algo. Le mojaban
la paja, a veces hasta se la quemaban, pero Nasrudín más bien se
enriquecía cada vez más.
Habiendo amasado una fortuna decide retirarse al campo donde
años después se encuentra con uno de los guardias fronterizos ya
pensionado.
“Ahora me podrás confesar, Nasrudín, ¿cúal era tu contrabando el
cual nunca pudimos comprobar?”
“Burros,” le contestó Nasrudín.

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La verdad se sabe, yo nunca la digo.
Aforismo atribuido a Nasrudín

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Nasrudín se encontraba en la corte cuando el Rey se quejaba que
sus súbditos no respetaban la verdad. “Majestad”, dijo Nasrudín,
“Hay verdad y verdad. La gente tiene que entrenarse en la
verdadera verdad, antes de poder aplicar la verdad relativa, pero
lamentablemente tratan de lograrlo al revés. Por lo cual no toman
muy en serio la verdad ya que saben que esta es una invención”.
Al rey esta explicación le pareció demasiada complicada. “Una
cosa o es verdadera o es mentira. Obligaré a la gente a decir la
verdad, hasta que se hayan acostumbrado a ser honestos.”
Al día siguiente, al abrirse el portal de la ciudad, se podía observar
que se había levantado una horca cerca de la entrada vigilada por la
guardia real.
Un heraldo anunció: “Quien quiera entrar a la ciudad tendrá que
responder la pregunta del oficial con la verdad.”
Nasrudín, que se encontraba entre los que esperaban entrar, se
adelanta.
“¿A donde va?” le pregunta el oficial “¡Diga la verdad o será
ahorcado!”
“Iré a ser colgado” le dice Nasrudín.
“¡No te creo!”
“¡Bueno, sí he mentido, tendrá que colgarme!”
“¡Pero eso convertiría lo que usted dijo en verdad!”
“Exactamente” le responde Nasrudín, “en tu verdad”.

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Ebrio le pregunté a mi maestro:
de lo existente y lo inexistente, concédeme la sabiduría.
Él solo me respondió:
de los hombres aleja el sufrimiento y estarás a salvo.
Rumi

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Un rey que disfrutaba mucho de la compañía de Nasrudín invitó
a este a una cacería de osos. Nasrudín temblaba de miedo.
Al regresar de la cacería le preguntan: “¿Entonces, cómo le fue en
la cacería?”
“Maravilloso.”
“¿Con cuantos osos se encontraron?”
“Con ninguno.”
“¿Pero, cómo pudo ser maravilloso?”
“¡Si alguien como yo caza osos, el no tropezarse con uno es
experiencia maravillosa!”

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Ser bondadoso con los jóvenes
y generoso con los pobres.
Tener buenos consejos para los amigos
y piedad con los enemigos.
Indiferencia con los tontos
y respeto por los sabios.
Anónimo

24
Un familiar llegando de muy lejos le trajo a Nasrudín un pato
como regalo. Encantado Nasrudín lo preparó y lo compartió con
su invitado en la cena. Sucedió entonces que a pasar el tiempo
llego otro hombre, amigo de su amigo, “él que te trajo un pato”,
pero sin traer ningún regalo. Aún así Nasrudín lo agasaja.
Luego vino otro extraño. “Yo soy el amigo del amigo del amigo de
tu familiar que te trajo el pato” y se sentó a esperar su comida.
A Nasrudín se le había vaciado la despensa y le sirve al comensal
un plato de agua caliente.
“¿Pero qué es esto?”
“Ésto es la sopa de la sopa de la sopa del pato que me trajo mi
familiar”.

25
El fruto de la exageración es culpa,
Y el fruto de sabia contención es salud.
Ali

26
Nasrudín en una oportunidad casi cae en un charco, un hombre
que venía pasando le advierte, evitando que el mulá se mojara y
ensuciara la ropa. Cada vez que se veían, el hombre le recordaba
como le evitó mojar y ensuciarse.
Un buen día, Nasrudín lo toma por el brazo y llegando a un
charco se lanza y revuelca en él: “Ahora estoy tan mojado y sucio
como si nunca te hubiera visto, ¡así que déjame en paz!”

27
Los planificadores planean,
Y al destino le causa risa.
Mahoma

28
Nasrudín desea llevar una carga de sal al mercado. El burro al
cruzar un río deja que se moje la sal y se alegra que ésta en gran
parte se disuelve y le aligera la carga.
Nasrudín se molesta y al día siguiente carga al burro con algodón
y lo quía por el mismo camino. El burro ansioso de llegar al río
piensa que se le aligerará la carga, pero mojado el algodón aumenta
de peso.
“Vistes,” le dice Nasrudín “Esto te enseñará que no siempre
ganarás cuando pasas por el mismo camino ya que todo depende
de lo que traes encima.”

29
La dedicación verdadera es autosuficiente:
no desear el cielo, no temer el infierno.
Rabia el-Adavia

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“¡Te voy a mandar a colgar!” le dice un día un rey ignorante a
Nasrudín, “si no me compruebas tu gran sabiduría en una sola
frase”. Nasrudín contesta de inmediato: “El cielo esta lleno de
gloria, la tierra llena de demonios”.
“¡Impresionante!” Le dice el rey, “¿cómo lo hicistes?”
“Miedo,” contesta Nasrudín “fue todo lo que hizo falta.”

31
El que se casa con una mujer
por el dinero o por su belleza,
perderá la belleza y el dinero.
Quien se casa con una mujer por su fe,
recibirá de Dios belleza y fortuna.
Mahoma

32
Nasrudín conversaba con un amigo.
“Entonces, ¿Nunca pensaste en casarte?”
“Sí pensé,” respondió Nasrudín. “En mi juventud, resolví buscar
a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí
una mujer muy espiritual y linda, pero ella no sabía nada de las
cosas de este mundo.
Continué viajando, y fui a Ispahán, allí encontré una mujer que
conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.
Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una
moza bonita, religiosa, y conocedora de la realidad material.”
“¿Y por qué no te casaste con ella?”
“¡Ah, compañero mío! Lamentablemente, ella también quería
un hombre perfecto.”

33
Si alguien comete muchos pecados
y poca obra que pueden esconderlos,
Dios lo castiga con tristeza para ocultar sus pecados.
Mahoma

34
Desempeñándose como juez de paz le llegó a Nasrudín el caso
de dos hombres: Uno se quejaba: “Este hombre me ha mordido
en la oreja, exijo compensación al dolor causado”. El otro
respondió: “¡El mismo se mordió!” Nasrudín ordenó una pausa
y se retiró a su cuarto donde trató por media hora morderse su
propia oreja y todo lo que logro fue caerse causando un chichón
en su frente. Regresó a la sala.
“Que se examine al señor mordido”, pidió él. “Si tiene un chichón
en la frente, se habrá mordido el mismo. Si no, entonces fue el otro
y tendrá que pagar tres monedas de plata”.

35
En la profundidad del mar hay riquezas innumerables.
Si lo que buscas es seguridad, no te alejes de la costa.
Saadi en El jardín de rosas

36
Un vecino observa como Nasrudín esparce arbejas alrededor
de su casa. “¿Para qué haces esto?” le pregunta.
“Para espantar a los tigres”.
“Pero si por aquí no hay tigres”.
“¡Ves, como surte efecto!”

37
Si te encuentras con hombres
que andan por la senda del conocimiento,
no hables, sino trágate tu Yo.
Anónimo

38
Al aumentar la fama de Nasrudín la gente le pidió que diera
una conferencia. La gente insistió mucho y al día siguiente,
lo esperaban al salir de su casa para que compartiera con ellos
su sabiduría.
Como él sabía que nada sabía, se puso a improvisar, y así salir
del atolladero en el cual se encontraba.
Se paró frente a los congregados y dijo:
“Supongo que si ustedes vinieron, ya sabrán lo que tengo que
decirles.”
La gente respondió:
“No… ¿Que es lo qué vas a decirnos? No sabemos nada
¡Háblanos! ¡Necesitamos escucharte!”
Nasrudín contestó:
“Si ustedes vinieron sin saber qué voy a decirles, entonces
no están preparados para escucharlo.”
Dicho esto, dio media vuelta y siguió por su camino.
La gente quedó mirándose uno al otro y se sentía frustrada, pero
uno de ellos, que no quería aceptar el fracaso exclamó en voz alta:
“¡Qué inteligente!”
Como nadie quería pasar por tonto, todos comenzaron a
exclamar:
“¡Qué inteligente!”
“¡Qué inteligente!”
Hasta que alguien afirmó:
“Inteligente, pero breve.”
Entonces otro agregó:
“En la brevedad está la sabiduría. Tiene razón, ¿Como vamos a
venir sin saber lo que queremos escuchar? Por nuestra ignorancia
hemos perdido la oportunidad de una conferencia magistral.
Vamos a pedirle una más a este hombre iluminado por la
sabiduría.”
39
Y así volvieron a rogarle a Nasrudín que diese otra conferencia
al día siguiente, insistiéndole que una sola no era suficiente para
abarcar toda su gran sabiduría.
A lo cual Nasrudín respondió:
“No, es todo lo contrario. Mi conocimiento apenas alcanza
para una conferencia. Soy incapaz de dar dos.”
“¡Qué gran maestro eres!”, respondieron, “¡Solo los sabios
responden con esa humildad!”
Y por más que se negara Nasrudín, más la gente le rogaba y le
expresaba el deseo de volverlo a escuchar.
Al día siguiente, la congregación frente a su casa era aún mayor.
Todos había escuchado del gran exito de la conferencia anterior
y nadie se quería perder la oportunidad de escuchar sus sabias
palabras.
“Supongo que ustedes ya sabrán de que voy a hablarles.”
La gente preparada para no ofender al maestro con la tonta
repuesta que dieron el día anterior en unísono contestaron.
“Claro que sí, por supuesto que lo sabemos, por eso hemos venido.”
Nasrudín les fijó la mirada por largo rato y entonces dijo:
“Que bien, si todos saben lo que voy a decirles, no veo ninguna
necesidad de repetirlo.”
Dio media vuelta y siguió por su camino.
La gente quedó estupefacta, habían dicho todo lo contrario a
lo del día anterior pero el resultado fue exactamente el mismo.
Entonces escucharon como uno de los oyentes, los ojos en blanco,
exclamó:
“¡Qué brillante!”
Al escuchar esa exclamación todos comenzaban a asentir:
“¡Qué genialidad! ¡Qué conocimiento tan profundo de la verdad!
¡Es el complemento perfecto a la conferencia de ayer!”

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Se seguían escuchando elogios, hasta que alguien dijo:
“¡Si, pero otra vez fue muy breve!”
“¡Es cierto- afirmó uno de los oyentes quejándose- aunque su
capacidad de síntesis es justificada debemos escuchar aún más de
su sabiduría!”
Una delegación de los más notables se reunió al terminar el día con
Nasrudín, suplicándole que diera una tercera conferencia. Frente
aquella persistencia Nasrudín aceptó a regañadientes una tercera
conferencia insistiendo que ésta debería ser la última y definitiva.
Al salir de su casa al día siguiente, la muchedumbre había
aumentado aún más. Por tercera vez se paró frente a ella y les dijo:
“Supongo que ustedes ya sabrán de que les voy a hablar.”
La gente estaba preparada y habían escogido entre los notables a
uno para que fuese el que contestara. El hombre se adelantó y dijo:
“Algunos de nosotros sí sabemos, pero otros no.”
Después de un largo silencio con todas las miradas fijadas en sus
labios, Nasrudín respondió:
“En ese caso, los que saben se lo tendrán que contar a los que
no lo saben.”
Se dio media vuelta y siguió por su camino.

41
Un hombre toca la puerta de su amada.
Una voz preguntó: “¿Quién es?”
“Soy yo”, contesta él.
La voz entonces dijo: “Aquí no hay suficiente espacio
para yo y para mi”.
Y la puerta quedó cerrada.
Después de un año en soledad y sacrificio el hombre
volvió a tocar.
Del otro lado le preguntó la voz: “¿Quién es?”
“Eres tú”, dijo el hombre.
La puerta se abrió.
Rumi

42
A Nasrudín le preguntan, “¿Porqué la ley no permite a un hombre
casarse con más de una mujer?”
A lo cual el mulá respondió: “Si un hombre no sabe protegerse a sí
mismo, ¡lo protege la ley!”

43
El fruto de la exageración es la culpa.
El fruto de sabia contención es salud.
Ali

44
En el huerto detrás de su casa descansando de una faena, Nasrudín
se pregunta:
“¿Por qué las enormes calabazas crecen de un tallo tan endeble
mientras las pequeñas nueces crecen sobre un árbol grande y
fuerte?”
En ese instante, una nuez cae del árbol y se estrella sobre la cabeza
del mulá.
“¡Dios mío! perdóname, ¡no volveré a preguntarme semejante
estupidez!”

45
Un médico mediocre es un peligro para la vida;
un maestro mediocre, un peligro para el saber.
Anónimo

46
Un día, Nasrudín se le ocurre que podría aprender algo nuevo.
Va a ver un maestro de música y le dice “¿Cuánto cobra por darme
clases para aprender a tocar el laúd?”
“Treinta monedas de plata el primer mes, luego, una moneda por
cada mes subsiguiente”, le contesta el maestro.
“¡Excelente!” dice Nasrudín. “Pues, comencemos con el segundo
mes.”

47
El veneno del escorpión se encuentra en su cola,
el del zancudo en su cabeza,
el de la culebra en sus colmillos.
Pero el veneno del hombre sin fe
se encuentra en todas las partes de su cuerpo.
Anónimo

48
Frente a la casa de Nasrudín pasan soldados llevando un
condenado a la horca.
“Este hombre no tenía arreglo” comentó un vecino de Nasrudín.
“Una vez le di una moneda de plata para ayudarlo pero de nada
sirvió”.
“Quizás sirvió para que comprara un cuchillo” respondió
Nasrudín. “Es posible que con ese puñal cometiera el crimen que
ahora lo lleva a la horca. Entonces tu eres el culpable, porque en vez
de ayudarlo con amor y cariño, preferiste darle limosna y librarte
de tu obligación”.

49
Ven, ven, quien quiera que seas:
trotamundos fiel, amante del amor:
¿Qué importa?
Nuestro camino no es de desesperanza.
Ven, aun si has roto tus promesas
cientos de veces:
vuelve, ven de nuevo, ven.
Rumi

50
Necesitado de dinero, Nasrudín se paró en la entrada del mercado
a pedir limosna. Un hombre se le acercó, le enseñó dos monedas,
una valiendo mucho más que la otra y le dijo: “Puedes escoger una
de las dos”.
Nasrudín escogió la de menos valor. Al hombre le causó gracia y
lo comentó en el mercado. Los que escucharon el cuento también
querían hacer la prueba y se acercaban a Nasrudín mostrándole
dos monedas y éste siempre tomaba la de menor valor. Todo el
mundo se reía de el y más y más gente se le acercaba ofreciéndole
las dos monedas para comprobar lo tonto que era.
Entonces apareció un señor generoso al cual le daba pena ver a
Nasrudín haciendo el ridículo. Lo llamó aparte y el dijo: “Tienes
que escoger la de mayor valor, así ganas más y no serás considerado
como un idiota por los demás”.
“A primera vista parece que usted tiene razón” le respondió
Nasrudín “pero si tomo la moneda mayor, la gente va a dejar de
ofrecerme dinero. Al tomar la moneda menor la gente se divierte y
riega la voz. ¡No se imagina el dinero que me he ganado con estos
tontos!”

51
Por más vieja que sea la tela de seda,
nunca se convertirá en trenzas para zapatos.
Anónimo

52
Nasrudín fue arrestado y llevado al tribunal bajo la acusación
de haber mezclado carne de caballo en las albóndigas de pollo
que servía en su restaurante.
El Juez lo condenó a pagar cien monedas de plata, a lo cual
Nasrudín argumentó que la proporción de la mezcla era al
cincuenta por ciento, por lo cual solo debería pagar cincuenta
monedas de plata como multa.
Al juez el argumento le pareció razonable y así pronunció
su sentencia.
Después del juicio, un amigo le preguntó a Nasrudín
que significaba exactamente lo del cincuenta por ciento.
Nasrudín le respondió: “Un caballo por cada pollo.”

53
Si tu relación con la realidad está de cabeza,
entonces tu saber y tu religión están erados.
El hombre es prisionero de su propia red.
El León, el hombre del camino destruye su jaula.
Sanai en El jardín amurallado de la verdad

54
La esposa de Nasrudín se quejaba por las deudas que pesaban
sobre el hogar.
“Haz algo” le imploró a Nasrudín “Búscate un trabajo
renumerado.”
“No puedo” contestó aquel “porque ya estoy al servicio del
Altísimo.”
“Pues cóbrale a Él.”
“Es verdad” respondió Nasrudín “¿cómo me va a pagar si nunca
le cobré?”
Entonces Nasrudín salió al jardín, se arrodilló y gritó “¡Oh Alá!,
envíame cien monedas de oro, las cuales me debes por todos los
años que te he dedicado mis servicios.”
Su vecino, que por ser prestamista tenía mucho dinero pensó
en hacerle una broma. Llenó una bolsa con cien piezas de oro
y se la lanzó desde su ventana.
Nasrudín le llevó el dinero a su esposa y le comentó: “soy un
escogido por Alá, con esto podemos cancelar nuestra deuda
y sobra incluso para celebrar.”
Viendo como Nasrudín gastaba el dinero, el vecino se molestó
y fue a recuperar sus monedas.
“Entonces usted me oyó pedirlo y ahorra pretende que es suyo”
dijo Nasrudín “está usted loco, ese dinero es mío.”
El vecino furioso aseveró que llevaría a Nasrudín a la corte
presidida por los mulás.
“Imposible” contestó Nasrudín, “no tengo la ropa adecuada ni
un caballo para ir. Si nos presentamos como estamos ante un juez,
éste se inclinará a su favor por ser usted rico y yo pobre.”
El vecino se quitó la túnica y se la dio a Nasrudín; incluso lo montó
en su propio caballo y fueron al tribunal.
El vecino planteó su denuncia, a lo cual Nasrudín fue interrogado
“¿Cual es su defensa?”
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56
“Que mi vecino está loco” contestó Nasrudín.
“¿Por qué dice eso, tiene alguna evidencia?” le preguntó el juez.
“¿Qué mejor evidencia que la que le sale por su propia boca? Él
piensa que es dueño de todo. Si Usted le pregunta por el caballo
que monto o por la ropa que visto, sin mencionar las monedas
de oro, seguro que dirá que son de él”.
“¡Pero si son míos!” grito el prestamista.
Con lo cual el juez cerró el caso.

57
Si la oración de los niños
tuviera efecto
no habría profesor vivo
Sabiduría persa

58
Desempeñándose Nasrudín como juez de paz, un día apareció
una mujer con su hijo.
“Este niño come demasiado azúcar” se quejaba, “no tengo tanto
dinero para malgastarlo así, además no es bueno para su salud.
Deseo que sentencie la prohibición de su exagerado consumo de
azúcar ya que a mí no me quiere hacer caso.”
Nasrudín le dijo que volviera en una semana, al pasar ésta le pidió
que le diera otros siete días antes de tomar una decisión.
“Ahora” le dijo entonces al niño “te prohíbo comer más que una
cucharadita de azúcar al día.”
La señora le preguntó porque tardó tanto para una sentencia tan
fácil.
“Vea señora, primero tenía que ver si yo era capaz de reducir mi
consumo de azúcar antes de prohibírselo a otro, además el azúcar,
no es un veneno muy eficaz, es demasiado lento como se lo
pueden verificar muchos que están enterados en el cementerio.”

59
Si estás dividido,
y te falta la certeza ¿qué importancia
pueden tener tus decisiones?
Sanai en El jardín amurallado de la verdad

60
Nasrudín caminaba por una calle solitaria cuando comenzó a
oscurecer y vio como se acercaba un grupo a caballo. Por miedo
de ser asaltado brincó un muro y cayo en un cementerio donde se
quedó inmóvil. A los jinetes que lo habían visto les dio curiosidad
semejante actitud y fueron a buscarlo.
Al encontrarlo acostado en el piso le preguntaron: “Podemos
ayudarle, ¿Por qué se encuentra en esta situación?”
Nasrudín reconoció que se había equivocado y respondió “Es más
difícil de explicar de lo que ustedes piensan. Vean, yo estoy así por
culpa de ustedes y ustedes están aquí por culpa mía.”

61
Los sitios visibles en los cuales se estudia Sufi
son como lámparas en la oscuridad.
Tu interior al estudiar el Sufi
es como el sol en el cielo.
La lámpara alumbra una cierta área.
El sol elimina la oscuridad.
Jan-Fishan Khan

62
Un vecino se consigue a Nasrudín de rodillas frente a su casa
buscando algo en el piso.
“¿Qué se le perdió?” “Mis llaves” contesta Nasrudín.
Por un buen rato ambos se ponen a buscar; entonces el vecino
pregunta “¿Dónde se te perdió exactamente?”
“Mas allá, en la acera de la calle”
“¿Por Dios, por qué estas buscando aquí?”
“¡Aquí hay mas luz!”

63
No te esfuerces tanto por los asuntos mundanos
no te esfuerces por los asuntos que no conciernen a la fe.
Al final te irás, frustrado,
con los asuntos incompletos y tu comida sin comer.
Rumi

64
Un vecino le pregunta a Nasrudín si le puede prestar unos ganchos
de ropa.
“Lo siento mucho, pero no puedo, estoy secando harina con ellos”.
“¿Pero como es posible secar harina con unos ganchos de ropa?”
“Bueno, si no los quieres prestar, es menos difícil de lo que tu te
imaginas”.

65
Palabra dicha no vuelve a la boca,
por eso un sabio tiene que reflexionar muy bien y evitar
que en un futuro reflexione ¿por qué usé esta palabra?
Ya que entonces de nada le sirve esa reflexión.
Saadi

66
Nasrudín tocó la puerta de un hombre adinerado para pedirle
una contribución para una obra benéfica. El sirviente de la casa
le informa que aquél había salido.
“Aunque no desea contribuir a una buena causa, le voy a dar un
consejo al señor. Dígale que cuando sale de su casa no se olvide
de su cara en la ventana, podría venir alguien a robársela”.

67
Dudo a que llegues a La Meca,
¡Oh nómada! Porque la senda, por la cual vas,
lleva a Turquestán.
Saadi en El jardín de rosas “Sobre la costumbre de los derviches”

68
Aún las cosas mas evidentes, si se explican mucho, dejan de
serlo, le dijo una vez Nasrudín a sus alumnos.
“¿Cómo así?” preguntó uno de ellos. Entonces Nasrudín salió
del cuarto y cuando volvió le preguntó al alumno si podía adivinar
lo que llevaba oculto entre las manos.
“Deme un dato” le pidió aquel.
“La adivinanza es bastante fácil, tiene la forma de un huevo,
también el tamaño de uno. Sabe a huevo y huele como tal.
El interior es amarillo, transparente y líquido pero al cocinarlo
se vuelve duro. Lo pone una gallina…”
“¡Ya se!” lo interrumpió el alumno “¡Es algo parecido a una torta!”

69
De lo que has tejido, obtendrás tu vestido,
de lo que has sembrado, serás alimentado.
Rumi

70
Un día, Nasrudín entra en una quincalla y le pregunta al vendedor
“¿Tiene cuero?”
“Sí”,
“¿Tiene clavos?”
“Sí”.
“¿Tiene betún?”
“Sí”.
“¿Tiene zapatos?”
“No”.
“¿Y por qué no los hace?”

71
El ayuno es solo una manera de ahorrar pan;
rezar por costumbre es algo para los viejos;
peregrinar es un placer terrenal.
Conquista el corazón,
dominarlo es el verdadero triunfo.
Ali

72
En una ocasión, Nasrudín vio a un yoghi meditando en una plaza.
Esto despertó su curiosidad y se propuso aprender algo de este
interesante personaje y entabló una conversación preguntándole
quien era y qué hacía.
“Yo soy un yoghi” contestó este, “y dedico mi tiempo al intento
de vivir en armonía con todos los seres.”
“! Qué interesante!” Dijo Nasrudín, “a mí una vez un conejo me
salvó la vida.”
Impresionado el yoghi invitó a Nasrudín a acompañarlo, le
contó que había dedicado toda su sabiduría a la armonía con los
animales, pero nunca había logrado tal grado de cercanía con
algún animal como lo había hecho el mulá.
Después de haber pasado algunos días juntos meditando el yoghi
le pidió al mulá que le contara del maravilloso encuentro con el
conejo.
“Ahora, que te conozco mejor,” dijo Nasrudín, “tengo mis dudas
que si debo contártelo y te podría servir para algo.”
El yoghi no lo dejó en paz e insistía que le contara aquel
maravilloso encuentro. “Está bien,” dijo Nasrudín, “te dije la
verdad cuando te conté que el conejo me salvó la vida. Estaba a
punto de morirme de hambre y cacé un conejo que alcanzó
para alimentarme durante tres días.”

73
Cuando abro mis ojos al mundo exterior,
me siento como una gota de agua en el océano,
pero cuando cierro mis ojos y miro interiormente,
veo el universo completo como una burbuja
levantándose en el océano de mi corazón.
Hazrat Inayat Khan La Sinfonía Divina

74
No siempre hay que poner en duda todo lo que se escucha le dijo
Nasrudín a sus alumnos, la mayoría de las veces hay que asumir
que lo que te dicen es verdad, el problema está que a veces no es
completa. En una ocasión, el rey me dijo: “Nadie puede montar
este caballo; pero yo si me monté en el” contó el maestro.
“¿Y que pasó?” Preguntaron sus oyentes.
“Yo tampoco lo pude mover.”

75
Me es posible ver la belleza,
ya que en todas partes la veo.
Dos ojos le fueron dados a cada cuerpo,
pero tí solo miras las pinturas,
yo admiro al pintor.
Saadi

76
Un alumno invitó a Nasrudín a dar un paseo y lo llevó a un lago,
un bello paisaje que el mula desconocía.
“¡Fantástico!” Exclamó “lastima que…”
“Lástima ¿qué?” preguntó el alumno.”
“Lástima que llenaron de agua lo que podría ser un hermoso valle.”

77
Quien tiene la suerte de ser iluminado,
sabe, que el sofismo es del diablo
y el amor viene de Adán.
Rumi

78
Nasrudín viaja por barco con un pedante. Cuando
se presenta una tormenta Nasrudín expresa el peligro
cometiendo una falta gramatical. El profesor le pregunta:
“¿Ha usted estudiado alguna vez la gramática?”
“No. ¿Por qué?”
“¡Entonces ha malgastado la mitad de su vida!”
Al rato Nasrudín le pregunta al profesor pedante:
“¿Usted, alguna vez ha aprendido a nadar?”
“No. ¿Por qué?”
“Porque usted va a malgastar el resto de su vida
¡Nos estamos hundiendo!”

79
¿Por qué lamentarse del mundo?
Laméntate de tu comportamiento,
ya que de los daños que ocasionas,
el mundo se lamenta.
No te dije: “¡No seas malo como la avispa!”
O te lamentarás como ella,
que al perder su aguijón,
le pisan la cabeza.
Saadi

80
Nasrudin inició un viaje hacia tierras lejanas, motivo por el cual
compró un escudo y una lanza. En el camino, un bandido cuya
única arma era un bastón, se le hecho encima y lo despojó de sus
pertenencias.
Cuando llegó a la ciudad mas próxima, el mulá contó su desgracia
a sus amigos, quienes le preguntaron como había sucedido que él,
estando armado con un escudo y una lanza, no hubiera podido
dominar a un ladrón armado con un modesto bastón.
A lo cual él replicó: “El problema fue precisamente que yo tenía
las dos manos ocupadas, una con el escudo y la otra con la lanza.
¿Cómo creen ustedes que hubiera podido salir airoso?”

81
Conocí el bien y el mal, pecado y virtud,
justicia e infamia; juzgué y fui juzgado,
pasé por el nacimiento y la muerte,
por la alegría y el dolor, el cielo y el infierno;
y al fin reconocí que yo estoy en todo
y todo esta en mí.
Hazrat Inayat Khan

82
Una señora fue a ver al mulá quejándose de su pequeño hijo, le
contó que no había modo de dominarlo y le pidió a Nasrudín que
le metiera un buen susto a ver si así recapacitaba. El mulá asintió
diciendo que el peligro era un buen maestro, y comenzó a pelar
los dientes, a gruñir horriblemente, jalándose los pelos brincó
por todo el cuarto tumbando los muebles y dándose golpes en
el pecho. El niño gritaba de susto, la señora cayo desmayada y
Nasrudín salió corriendo del cuarto.
Cuando regresó, la señora se había recuperado y comenzó a
quejarse: “Le pedí que asustara al niño y no a mí.”
“Mi querida señora,” le replicó el mula, “el miedo no puede ser
individual, como vio hasta yo me asusté. Cuando el peligro acecha
no diferencia y nos trata a todos por igual.”

83
Agua dentro de la barca, la hunde.
Sobre el agua la barca flota.
Adquiriendo fortuna de su corazón
para mantenerse puro,
el rey Salomón prefirió el titulo “pobre”.
El jarrón sellado, en las tormentas flota
sobre las olas, lleno de aire.
Cuando tienes el aire del derviche por dentro
flotarás sobre el mundo para perdurar…
Rumi

84
Nasrudín a veces se burlaba de los diletantes, que siempre
esperaban aprender los secretos de la vida sin tener que pagar
por ellos. En un viaje en barco una tormenta amenazaba con
hundir la embarcación. Los pasajeros de rodilla rezaban,
se arrepentían a toda voz de sus pecados y prometían de todo
con tal de ser salvados de la muerte. Solo Nasrudín se mantenía
sereno.
De repente, cuando el pánico había llegado a su punto más
álgido, se les acercó y les dijo: “¡Tranquilos, tranquilos, amigos!
No prometan demasiado, pueden seguir siendo lo que son,
ya se esta viendo la costa.”

85
Viendo las plumas de águila
en el extremo de la flecha, exclamó con orgullo:
“¡De mí proviene lo que me acaba de atravesar!”
Nasir-i Chusrau

86
Muchas veces nos aprovechamos de un resultado sin
preguntarnos como llegamos a el, y más allá de satisfacer una
necesidad no hemos aprendido nada. Para explicarles esa reflexión
a sus alumnos, Nasrudín les contó como una vez iba a su casa con
un hígado, unos ingredientes, y la receta para preparar un rico
pastel. De repente un ave de rapiña le robó el hígado, y mientras
levantaba el vuelo el le gritó: “¡Pájaro tonto! Está bien, te robaste
el hígado ¿pero qué harás sin los ingredientes y sin la receta?”

87
Una de cosas para obtener vida interior es buscar a
un guía espiritual –alguien en quien se puede confiar
plenamente, alguien a quien uno pueda admirar y
alguien con quién uno simpatiza– y establecer una
relación que culmine en lo que se puede denominar
devoción. Y si se encuentra alguien en la vida a quien
se puede considerar como maestro guía, entonces se
le debe dar toda la confianza y entregar todo. Si no se
entrega algo, entonces lo dado también se puede quitar,
ya que todo tiene que hacerse con una totalidad, o se
tiene confianza o no se tiene, se tiene fe o no se tiene. En
el camino a la perfección la entrega tiene que ser total.
Hazrat Inayat Khan

88
Un señor se le acercó a Nasrudín y le dijo:
“Tengo el deseo de aprender, ¿me podrás enseñar?”
Nasrudín: “no creo que tú sepas como aprender.”
“¿Me podrás enseñar aprender?”
Nasrudín: “¿podrás aprender a dejarme enseñar?”

89
La vela no está allí para iluminarse a sí misma.
Jan-Fishan Khan

90
Nasrudín andaba con una vela cuando un alumno
le preguntó:
“¿Maestro, de dónde viene la luz?”
Inmediatamente Nasrudín la apagó de un soplo.
“Dime tú a dónde se fue y te diré de dónde vino.”

91
El olor de la arrogancia, la avaricia y la codicia
como el olor a cebolla, al hablar, sale de la boca.
Rumi

92
Nasrudín y un amigo andaban por un camino polvoroso y la sed
los hizo entrar en una posada a tomar un té. Sentados se dieron
cuenta que el dinero de ambos alcazaba apenas para una taza.
El amigo le dijo: “Toma tu primero la mitad, yo todavía tengo algo
de azúcar que pondré en mi parte.”
“Hermano, métela ahora, así ambos la podremos disfrutar.”
“No, no es suficiente para endulzar todo el vaso.”
Nasrudín se levantó y se fue a la cocina de donde regresó con su
puño lleno de sal. “Tengo buenas noticias, amigo. Yo tomo mi
mitad con la sal y hay suficiente para todo el vaso”.

93
Si cargas una alforja muy pesada
no disminuye si miras lo que lleva adentro.
Rumi

94
Nasrudín y su esposa se despertaron una noche al oír como dos
hombres se peleaban a gritos debajo de la ventana del dormitorio.
El se arropó con su cobija y bajó a ver de que se trataba. Cuando
se acercó a los hombres uno de ellos le agarró el manto y los dos
salieron corriendo.
“¿Por qué se estaban peleando?” Le preguntó su esposa a su regreso
al dormitorio.
“Por lo visto se trataba de una cobija. Al tenerla se fueron.”

95
Si el gato tuviera alas,
no habría un solo pájaro en el aire.
Si todos tuvieran lo que desean, todos
¿a quien le quedaría algo?
Sabiduría persa

96
Un vecino le pidió prestado el burro a Nasrudín.
“No tengo burro que te pueda prestar,” le dijo el mulá.
En ese momento, el burro de Nasrudín comenzó a
rebuznar en su establo.
“Pero si lo estoy escuchando.”
“Bueno, a quién le vas a creer más,” le contestó Nasrudín
“¿a mí o al burro?”

97
La razón es la cadena del caminante,
desátate de las cadenas,
y estará claro el camino.
Rumi

98
¿“Tú, oigo un ruido, seguro que abajo hay un ladrón.”
Le dijo la esposa a Nasrudín.
“¡Psst! No hagas ruido” le murmuró éste. “No tenemos
nada que el podría robar, pero si tenemos suerte,
él nos dejará algo.”

99
Aunque hagas miles de nudos,
la cuerda seguirá siendo una.
Rumi

100
Cuando el mulá regresó de la capital fue recibido por sus amigos
y alumnos deseosos a escuchar como le había ido.
“Por ahora solo les voy a contar” dijo Nasrudín, “¡Qué el rey me
dirigió la palabra!”
Esto los impresionó sobremanera. ¡El rey le había dirigido la
palabra a uno del pueblo! ¡Que honor! Y se dispersaron para
contarles la noticia a todos los demás.
Al haberse ido todos su esposa lo miró por mucho tiempo y le
dijo: “Pícaro, dime cuáles fueron sus palabras”.
“Bueno,” contestó el Mula, “Me miró y dijo ¡Apártate, como te
atreves a cruzarte en mi camino!”

101
Una vez llegado al mar,
ya no hablarás de ríos.
Sanai en El jardín amurallado de la verdad

102
Cuando se murió el jeque del pueblo sus alumnos se le acercaron
a Nasrudín y le preguntaron: “Mulá, habrá una gran procesión
fúnebre, ¿dónde debemos ir, al frente, atrás, o a los lados?”
Nasrudín contestó:
“¡No importa donde vayan, mientras no vayan dentro del ataúd!”

103
Cuídate de confinarte a una creencia en particular
negando todas las demás, porque lo bueno te eludirá,
incluso el conocimiento de la realidad te eludirá.
Se tú mismo en todas las formas de creencia,
Dios es demasiado vasto y tremendo para restringirse
a una creencia u otra
Hazrat Inayat Khan

104
Entre los pueblos que Nasrudín visitó a lo largo de su vida, había
uno cuyos pobladores se afamaban de saber manejar muy bien
los números. Allí el mulá encontró alojamiento en la casa de un
campesino, y al levantarse en la mañana cayó en cuenta que en
todo el pueblo no había ni un pozo. Observó como un chico de la
casa se llevaba el burro y a las dos horas regresaba con unas garrafas
llenas de agua.
“¿De donde traen el agua?” le preguntó al dueño de la casa, y éste
le explicó que había que ir buscarlo a un riachuelo. “¿Y por qué
no construyen un canal y traen el agua al pueblo?” le preguntó
el mulá. El campesino invitó a Nasrudín a desayunar y mientras
estaban comiendo le explicó las razones por las cual no había agua
en el pueblo.
“Como Usted sabe a nosotros se nos dan muy bien los números,
por lo cual hice los siguientes cálculos. El trabajo de traer el agua
me cuesta cuatrocientos cincuenta y siete calabazas al año, dado
que el chico y el burro necesitan dos horas cada día para traer
el agua. Esto lo he calculado de la siguiente manera: el tiempo
perdido al año son mil cuatrocientas sesenta horas sumando
las horas del chico y las del burro, sí en vez de estar buscando
agua ambos me estuvieran ayudando con la siembra y la cosecha
aumentaría la cifra de calabazas que le mencioné.”
“Entonces,” contestó el mulá, “con ese cálculo, más me parece que
construir un canal tiene sentido.”
“Se equivoca, querido amigo. Construir un canal no es nada
simple, si el chico y el burro se dedican dos horas al día a ese trabajo
se llevarían quinientos años para terminarlo, así que sigue siendo
más barato mandarlos a traer el agua.”
“Pero el problema no es solo suyo, los demás habitantes deberían
tener interés de resolver el problema del agua y entre todos no les
tomaría tanto tiempo.”
105
“Tiene Usted la razón mulá, hay cien familias en el pueblo. Si cada
una de ellas enviase a un chico y un burro por dos horas, el canal
estaría listo en cinco años.”
“Entonces ¿por qué no hablar con los vecinos?”
“Eso, tampoco es tan fácil. Si invito a mi vecino a la casa para
hablar del asunto, tendré que brindarle una taza de té. También
sería de muy mala educación hablar del tema de una vez. Tendría
primero que preguntarle por su familia y cómo le va con su
cosecha. Por educación, él me hará las mismas preguntas. Le voy a
tener que preguntar si tiene hambre, y en caso afirmativo pedirle a
mi esposa que le sirva algo de comer. Finalmente podré plantearle
la idea de la canal y escuchar su objeciones. Tendré que darle la
razón en algunos puntos para no ofenderlo, y con algo de buena
fe llegaríamos a un acuerdo. En el peor de los casos esto me puede
llevar todo el día. Entenderás que serán cien días hasta que haya
hablado con todos. Como tengo que seguir cuidando el campo
sólo le podré dedicar los fines de semana a esta labor, lo que me
llevaría, vamos calcule Usted, noventa y nueve entrevistas entre
dos, o sea casi un año. Como a nosotros se nos dan muy bien los
números, estoy seguro que todos van a ayudar, siempre y cuando
todos estén de acuerdo, por lo que voy a tener que hacer una
segunda vuelta de invitaciones para decirles que todos accedieron
a construir el canal, y eso me tomará otro año.
“Entiendo,” dijo Nasrudín, “entonces en dos años estarán
preparados para construir el canal.”
“Sí, pero hay otro problema, si construimos el canal todos
podrán usar el agua. Pero habrá unos sinvergüenzas que no han
colaborado, no sería justo que les toque el mismo privilegio,
entonces habría que poner una vigilancia, si cada familia enviase
un chico a vigilar por dos horas al día…

106
“Tienes razón,” lo interrumpió el Mulá.
“Además, como ya les dije, a nosotros se nos dan muy bien los
números, y siempre hay algunos que son más vivos que los demás
y buscarán excusas para no poner su parte del trabajo, entonces
los otros sacarán el cálculo y también buscarán una razón para
trabajar menos, eso nos obligaría a reunirnos, y cada reunión
podría durar cuatro horas, suponiendo que la mitad de los vecinos
son de mala fe esto nos daría un total de….
“¡Ya! ¡Ya! ¡Entendí! ¡Te tengo que dar la razón! Pero una última
pregunta ¿por qué el pueblo de donde vine yo ayer tiene un canal
desde hace ya más de veinte años?”
“Es que ellos”, le sonrió el campesino, “¡son pésimos con los
números!”

107
Se le pega al buey si no acepta el yugo,
pero nadie lo castiga si no quiere volar.
Rumi

108
Para ahorrar dinero Nasrudín comenzó a recortarle la comida
a su burro. Cada día le daba menos, hasta que un día su burro se
murió. “Lástima,” le dijo Nasrudín a su esposa, “ahora que estaba
acostumbrándose a no comer, se viene a morir.”

109
Haz bien y bótalo al río Tigris.
Proverbio iraquí

110
Un buen día, Nasrudín visitó a un hombre adinerado
para pedirle dinero.
“¿Para qué lo necesitas?”
“Para comprar un elefante.”
“Si te tengo que dar dinero significa que no estarás
en capacidad de mantenerlo.”
“Oiga amigo ¡Yo vine a pedirte dinero, no consejos!”

111
Existen tres formas de cultura:
cultura mundial, el acumulamiento de información;
cultura religiosa, el respeto a las reglas;
cultura elite, el desarrollo personal.
Hujwiri La manifestación de lo oculto

112
Un sabio chino una vez le dijo a Nasrudín: “Todo ser humano
debería juzgar su propio comportamiento de la misma forma en
la cual juzga la de su prójimo, tienes que sentir por otros lo que
sientes por ti. No estoy parafraseando al cristianismo que reza
‘así como no quieras que te hagan a ti, no se lo hagas a otro’, más
bien te estoy citando a Kungfutse el cual nació 551 años antes de
Cristo.”
Nasrudín se quedó pensativo un rato antes de contestar: “Un
pájaro se deleitaba comiendo bayas venenosas ya que a el no le
hacían daño. Un buen día se levantó altruista y le llevó todos las
bayas que había recogido y se las dio a comer a su amigo el caballo
al cual le hicieron mucho daño.”

113
Castigar a un hombre
es más meritorio que darle dulces.
La inoportuna golosina, puede causar bilis y cólera
y una palmada puede purgarlo del mal.
Dale una palmada al pobre, en el justo tiempo,
así podrás salvarle de ser decapitado.
Rumi

114
Nasrudín le entregó un jarrón de arcilla a un muchacho y le
ordenó ir a buscar aceite de oliva. Antes que aquel pudiese salir
de la habitación, Nasrudín le dio una cachetada y le gritó:
“¡A ver si andas con cuidado y no vayas a romper la jarra!”
Alguien que estuvo observando le reclamó a Nasrudín: “¿Cómo
le puede pegar y gritar a un niño que no ha hecho ningún mal?”
“¿Tú como que prefieres que le pegue al niño después que haya
roto la jarra y botado el aceite?” le replicó Nasrudín. “Yo por mi
parte prefiero mi método, así el niño no olvida de cumplir con
diligencia su mandado, y no habrá que lamentarse por un jarrón
roto ni por el aceite botado.”

115
Si el corazón sale de los misterios,
ojos abiertos podrán ver el comienzo y el fin.
Rumi

116
Un alumno se quejó diciéndole a Nasrudín: “Te la pasas
contándonos parábolas pero nunca nos dices cuál es su
significado.”
“Te pido perdón, permíteme ofrecerte un durazno como señal
de que lo siento.”
“Gracias,” respondió halagado el alumno.
“Quisiera agasajarte, déjame también pelártelo.”
“Gracias, Maestro” respondió agradecido el discípulo.
“Además, ya que tengo un cuchillo a la mano podré cortártelo
en pedazos.”
“Me encantaría, pero mulá, no quiero abusar.”
“No, no es ningún abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo
complacerte… Permíteme que también te lo mastique antes
de dártelo…”
“No, Maestro, eso si que no me gustaría.”
Nasrudín quedó mirando al alumno sonriendo y entonces éste
se sonrojó.

117
El mundo es un puente,
crúcenlo, pero no construyan una casa sobre el.
Jesús

118
Nasrudín tenía un frasco frente a él y le preguntó a los alumnos
cuantas piedras cabrían el en frasco. Sus alumnos dieron diferentes
cifras y Nasrudín comenzó a llenar el frasco con piedras y luego
preguntó:
“¿Está lleno el frasco?”
Sus alumnos asintieron que el frasco estaba totalmente lleno.
A eso Nasrudín comenzó a echarle un granzón más fino que
penetró entre las piedras “¿Ahora si esta lleno el frasco?”
“Tal vez no.” Dijeron los alumnos.
“Bien.”
Entonces Nasrudín tomó arena y ésta fue rellenando los espacios
vacíos entre las piedras y el granzón. Volvió a preguntar si se había
llenado el frasco:
“Bueno, ahora si.” Contestaron los alumnos.
Entonces Nasrudín tomó una jarra de agua y comenzó a verterla
en el frasco y comentó:
“Ahora si esta lleno ¿les pregunto que aprendimos con este
experimento?”
Un alumno se levantó y dijo:
“Aunque creamos que tenemos nuestro tiempo ocupado, si lo
intentamos siempre habrá aún más tiempo de lo que pensamos.”
“¡Así es!”, contestó Nasrudín, “y además aprendimos que hay que
ocuparse de lo grande primero.”

119
Cuenta la leyenda que el shah Bahram tenía planes de
liderar una expedición a la India. Sanai escribió unos
versos para leerlos en el palacio en presencia del rey,
alabando esta decisión. En el camino al palacio un
borracho le pidió dinero para tomarse un trago en honor
a la estupidez del rey. Sanai le dijo: “No diga bobadas,
nuestro rey es sabio y justo”. El borracho contestó: “Está
planeando una expedición a la India ¿qué pudiera ser
más tonto que esto? Pero si no quiere que brinde por
la estupidez del rey, ¿podrías darme unos reales para
brindar por la estupidez de su poeta Sanai?”
“¿Pero por qué dices que Sanai también es un estúpido?
Es un buen poeta con ideas profundas.”
El borracho le contestó: “Escribe alabando a un
estúpido y por su propio beneficio. ¿Qué dirá el día que
se encuentre frente a nuestro Señor y éste le pregunte
que ha hecho durante toda su vida?” Las palabras del
borracho abrieron los ojos de Sanai y se retiró de la corte.
Anónimo

120
Nasrudín irrumpe en el salón del trono y se arrodilla frente al rey
exclamando: “¡Mi majestad, Alá me ha dicho que soy un santo y
me ordenó ocupar un lugar en su corte!”
“¿Estás loco?”
“Debo estarlo, si pienso que puedo ser un santo en esta corte.”

121
Diez derviches duermen sobre una sola alfombra.
Dos reyes no caben en un solo país.
Anónimo persa

122
“A veces,” les comentaba Nasrudín a sus alumnos, “es mejor ser
humilde y abarcar poco que tratar de abarcarlo todo. Como
ejemplo le cuento de unos zapateros que compartían la misma
calle en una ciudad. Un buen día uno de ellos se levantó inspirado
y elaboró un cartel que fijó sobre la entrada de su zapatería en el
cual se podía leer: Aquí trabaja el mejor zapatero de la ciudad.
Al día siguiente, el zapatero de a lado levantó un cartel que decía:
Aquí trabaja el mejor zapatero del país.
Otro, al leer los letreros de sus competidores diseño un cartel en el
cual constataba que el era el mejor zapatero del mundo.
El zapatero al final de la calle vio los letreros y se quedó pensativo.
Al amanecer levantó un cartel en el cual anunciaba: ¡Aquí trabaja
el mejor zapatero de esta calle!

123
Para que tu amigo no se transforme
en tu enemigo o tu oponente,
no lo atormentes con tu egoísmo.
Hazle el bien a la gente por Dios o por ti mismo
así tu corazón no verá del odio, su feo rostro.
Rumi

124
Un buen día, Nasrudín invitó a un amigo a tomar un té en su casa.
Sirvió el té y lo acompañó con dos ricos pasteles colocados en
un plato. Uno de los pasteles era mayor de tamaño y se veía más
apetitoso que el otro. Nasrudín le sirvió el pastel más pequeño a su
invitado y comenzó a disfrutar el pastel más grande y rico.
Consternado sobre este gesto de mala educación, el invitado al
rato le dice a Nasrudín: “creo que has hecho mal al repartir los
pasteles.”
“¿Cómo así?” Le preguntó Nasrudín.
“Mira,” le contestó el invitado “yo hubiera tomado el más pequeño
y te hubiera dado el más grande a ti.”
Sonriendo Nasrudín le responde: “¿Y no fue eso lo que hice?”

125
A veces una muestra es suficiente.
Pero nadie te va comprar tu casa
si solo le enseñas un ladrillo.
Aforismo atribuido a Nasrudín

126
Nasrudín regresa de su viñedo con una carretilla llena de uvas.
Unos niños lo reciben y le piden que le de a probar de sus uvas.
El le da una uva a cada uno, por lo que ellos comienzan a quejarse,
diciéndole: “Si tienes tantas ¿por qué no nos das más? “
“¿Para qué?” les dice Nasrudín, “al probar una les puedo asegurar
que las otras saben igual.”

127
No todos los que se esfuerzan
logran cazar una gacela.
Pero el que logra cazar una gacela,
¡Seguro que es esforzó!
Anónimo

128
Nasrudín caminaba por un bazar seguido por un gran grupo de
sus seguidores. Todo lo que hacía fue inmediatamente copiado
por sus fieles. A cada tantos pasos, Nasrudín se paraba y movía sus
manos en el aire, o saltaba sobre un pie, o daba brincos gritando
saludos. Todos los que le seguían hacían exactamente lo mismo.
Uno de los mercantes que conocía a Nasrudín lo llama aparte y le
preguntó: “¿qué estas haciendo amigo mío? “¿Por qué esta gente
imita todo lo que tú haces?”
“Me he convertido en un maestro sufi y ellos son mis alumnos en
busca de espiritualidad; le estoy ayudando a que sean iluminados.”
“¿Y como sabes quién de ellos se ha iluminado?”
“¡Eso es fácil! Los cuento todas las mañanas. ¡Aquellos que no
vinieron lo han logrado!”

129
El hombre bueno es comparable a un árbol,
aunque brille el sol le dará sombra
a los que se le acercan.
Anónimo

130
Nasrudín fue invitado a decir unas palabras a una congregación
en un pueblo cercano pero no tenía muchas ganas de ir.
Manda a decir que no puede ir y que se busquen a otro.
Le contestan que no hay otro que sea tan inteligente como él,
y los que saben, solo tienen la mitad de la inteligencia del afamado
mulá. A esto Nasrudín manda decir que entonces inviten a dos
medio inteligentes y así obtendrán uno tan inteligente como él.

131
Podrás cerrar la puerta de tu casa,
pero no podrás cerrar la boca de un tonto.
Anónimo persa

132
La esposa le desea hacer un regalo a Nasrudín y le cose un
hermoso abrigo. Nasrudín contentísimo se lo pone y además
se coloca su mejor turbante y sale a la calle. Allí lo intercepta
un transeúnte y le dice:
“Señor, ¿podrá hacerme el favor de leerme esta carta? Ya que
yo no domino el árabe”.
Nasrudín toma la carta y le confiesa: “Yo tampoco la puedo leer.”
“¿Pero como, si usted esta vestido como un árabe, como es que
no puede leer la carta?”
A eso Nasrudín se quita el abrigo y el turbante y le dice: “Ponte
el abrigo y el turbante y así podrás leer tu mismo la carta.”

133
A veces Él te da quitándotelo,
A veces quitándotelo, Él si te está dando.
Si al quitártelo abre la puerta del entendimiento,
el quitar se convierte en regalo.
Ibn ‘Ata Allah

134
Trabajando en el cultivo de su jardín, una espina atraviesa
la sandalia de Nasrudín.
“¡Gracias, Alá, gracias! Alabado sea tu nombre, nunca olvidaré
el favor que me acabas de hacer.”
Un vecino que había observado todo lo sucedido le pregunta:
“¿Cómo puedes estar agradecido, si la espina atravesó tu sandalia
y penetró tu pie?”
“Es que hoy llevo puesto mis sandalias viejas, ¿imagínate si esto
me hubiera pasado con los zapatos nuevos que me acabo de
comprar y estos ahora tuvieran un hueco?”

135
136
El Maestro de la orden Khalvati en Istambul se encontraba
buscando un sucesor. Envió a sus discípulos a traerle flores para
decorar el claustro. Todos volvieron con grandes ramos de flores,
sólo uno trajo una florcita marchita. Al preguntarle si no había
encontrado nada más digno para el Maestro, este contestó:
“Yo observé que las flores estaban ocupadas alabando al Señor.
¿Cómo podría yo molestarlas? Solo una encontré que había
terminado con sus rezos, fue esa la que traje.”
Así se convirtió en el sucesor del Maestro.
Anonónimo

137
138
Glosario
Ali
Ali ibn Abi Talib, primo y yerno del Profeta Mahoma, primer
Imán del Shia, muerto 661 en Kufa, Irak.

Chiísmo
Rama junto al sunismo y el jariyismo de la religión islámica que
considera a Alí, primo y yerno de Mahoma como su único sucesor,
y a sus descendientes únicos imanes legítimos. Es mayoritario en
Irán, Azerbaiyán, Irak y Bahrein pero también esta presente en los
demás países de fe musulmana.

Derviche
En el idioma persa dar significa puerta, así que derviche
literalmente se supone es “el que abre la puerta.” Aunque algunos
derviches tienen profesiones comunes muchos son monjes
mendicantes de diversas cofradías musulmanas y a diferencia del
mulá han hechos votos de pobreza. Le es prohibido mendigar para
propio bien y lo que obtienen lo comparten con los pobres. Hay
varias órdenes de derviches que tienen su origen en diferentes
maestros y santos musulmanes.
Algunas cofradías alcanzan a través de la música y el baile un
éxtasis religioso. La orden Mevlevi de Turquía ha adquirido
fama en el occidente por la ceremonia llamada Sama, también
practicada por otras cofradías. El nombre de Mevlevi proviene
del poeta Rumi quien era un derviche. Aunque su intención no
es la del entretenimiento, en algunos países como Turquía el baile
imitando los derviches se ha convertido en una atracción turística.

Dhul-Nun al-Misri
Famoso santo sufi de Egipto. Era considerado el santo patrón de
los médicos en la primera era islámica en Egipto y es acreditado
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de haber introducido el concepto de Gnosis al Islam.
Nacido en Egipto 796 AC, al-Misri ostenta la elevada posición
de Junayd. Estudió bajo la tutela de varios conocidos maestros
y realiza extensos viajes por Arabia y Siria. En 829 fue arrestado
y acusado de herejía y enviado a prisión en Bagdad. Su caso fue
revisado por el califa quien lo absuelve con la orden de regresar
a Cairo, donde murió en 859. Su tumba todavía permanece
preservada.
Alquimista legendario se suponía que conocía el secreto del
jeroglifo egipcio. Sus refranes y poemas, ricos en imaginación
mística, enfatizaban el conocimiento de gnosis (marifah) más que
el temor (makhafah) o amor (mahabbah), los otros dos caminos
sufíes. Contribuyó significativamente a introducir el Islam al sur
de Asia.

Hazrta Inayat Khan


Profesor sufi oriundo de la India quien fundó a principios del siglo
veinte La orden sufi del Oeste hoy conocida como Orden sufi
internacional. De origen musulmán profundizó en la noción que
todas las religiones tienen su valor y lugar en la evolución humana.
Fue alumno de Mohammed Abu Hasana, oriundo de Medina,
la ciudad sagrada en Arabia Saudita, por cuatro años y su profesor
al morirse le pidió que llevara sus conocimientos y su música para
América para unir el este con el oeste. Dos años después, en 1910,
zarpa rumbo a Estados Unidos, donde sus ideas tuvieron gran
aceptación entre sus seguidores

Hujwiri
Abul Hassan Hujwiri era un sufi persa durante el siglo once.
Nació en Ghazni, Afganistán y murió en Lahore en 1077 DC.
Su obra más destacada fue el Kashf Al Mahjub “Desvelando lo
velado” escrito en idioma persa. La obra debate la doctrina Sufi del
pasado. Hujwiri contribuyó significativamente a introducir el

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Islam al sur de Asia. Pertenecía a la escuela Junaidia del sufismo
de Junaid Baghdadi de Bagdad.
Data Durbar, relicario musulmán, en la ciudad de Lahore Pakistán
es uno de los más antiguos del sub-continente y alberga los restos
de Hujwiri considerado un santo. Anualmente es visitado por
miles de fieles. Se supone que pasó gran parte de su vida donde
se encuentra hoy este gran complejo religioso con su famosa
mezquita.

Ibn ´Ata Allah


Místico egipcio. Murió en 1309 en Alejandría. Su Muqaddina
cuenta entre los primeros estudiosos de la sociología histórica.
Coleccionó gran cantidad de sabidurías y refranes.

Jan-Fishan Khan
Nació bajo el nombre de Sayyid Muhammed Shah. Fue un
famoso guerrero del siglo XIX en la Primera Guerra Anglo-
Afganistán y la subsiguiente rebelión en la India. Según Idries
Shah también fue un maestro Sufi

Jesús
Para el Islam Jesús El Nazareno fue uno de los profetas enviados
por Dios.

Mulá:
Maestro versado en el Corán y venerado en algunas comunidades
musulmanas.

Nasir-i Chusrau
Poeta y pensador ismaelita, murió en 1072. Publicó entre otros
Divān Colección de odas y poemas y Zād al-musāfirīn (Alimento
para los viajeros) estudió las posiciones clásicas de filósofos como
Platón y Aristóteles y argumentó contra algunos aspectos de la

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temprana filosofía islámica. Su obra Vadschh-i Dīn (La cara de la
religión) es una compilación de credos y practicas islámicas.

Rabi el-Adawianacio
Nació entre 95 y 99 DC en Hijri, Iraq. Tuvo una infancia dura
siendo hija de una familia muy pobre. Trabajó casi como esclava
hasta que el Jeque Hasan al Basri, al sorprenderla una noche
rezando rodeada de una misteriosa luz, le concede su libertad.
Al preguntarle como descubrió el secreto de la plena realización
respondió “Tú conoces el como pero yo conozco el no-como.”
Fue la primera en establecer la doctrina del Amor Divino y es
considerada por los sufis como una de las poetas más importantes

Rumi:
También conocido como “Mawlana”, que significa “Nuestro
Señor” en árabe (con sus adaptaciones fonéticas al persa y turco,
respectivamente) fue un célebre poeta místico musulmán persa
y erudito religioso que nació en 1207 en la actual Afganistán,
aunque en aquella época pertenecía a una provincia de Persia,
y murió en Konya, en aquella época parte del Sultanado de la
dinastía de los turcos selyúcidas, un 17 diciembre de 1273, razón
por la cual se conmemora cada año el fallecimiento de este ilustre
pensador y místico sufí del Islam en dicha ciudad de la Anatolia
turca. También es conocido como Rumí, que significa “originario
de la Anatolia romana” en referencia al Imperio Romano de
Oriente más conocido como Imperio Bizantino.
La importancia de Rumí trasciende lo puramente nacional y étnico.
A través de los siglos ha tenido una significativa influencia en la
literatura persa, urdú y turca. Sus poemas son diariamente leídos
en los países de habla el persa como Irán, Afganistán y Tayikistán
y han sido ampliamente traducidos en varios idiomas alrededor
del mundo. Luego de su muerte, sus seguidores fundaron la orden
sufí Mevlevi, mejor conocidos como los Derviches ya que realizan
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una meditación en movimiento donde hombres (y actualmente,
mujeres) giran sobre sí mismos acompañados por flautas y
tambores de realización espiritual sufi. Su obra escrita se ha perdido
pero su vasta colección de poemas, refranes y aforismos atribuidos a
él continúan vivos gracias a la tradición oral.

Saadi
Abu-Muhamed Muslo al-Din Abadía Schirazi, es más conocido
por su nombre de pluma Saadi. Fue uno de los poetas persas más
importantes durante el periodo medieval. En la actualidad no
solo disfruta fama en los países de habla persa sino que también
ha encontrado muchos lectores en otras partes del mundo por la
gran calidad de su escritura y la profundidad de su pensamiento
moral y social Ha sido citado por muchas de las grandes plumas
occidentales.

Sanai
Uno de los poetas persas sufi más destacados del siglo XII.
Oriundo de la provincia de Ghazni al sur de Afganistán, Hakim
Sanai fue uno de los poetas más importantes del misticismo
islámico. Era uno de los tres grandes escritores místicos mathnavi
de Persia, los otros eran Shaikh Faridu´d-DinÁttar y Jalalu’d-Din
Rumi quien escribió: “Attar es el alma y Sanai son sus dos ojos, yo
vengo de último.
Sanai era poeta en la corte del shah Bahram, según antiguas
fuentes pasó muchos años alabando al rey y su corte pero
posteriormente dedicó su devoción a Dios y abandonó al rey.
Sanai escribió su famoso mathnawi Hadi qat-ul-Haqaiq “El jardín
de la verdad” y ya muy mayor, murió al terminarla en 1131 DC.

Suní
Una de las dos ramas principales de la ortodoxia islámica, que se
ciñe a la autoridad de la Sunna. La Sunna es el registro de todos

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los hechos, dichos y confirmaciones del Mensajero, además de
ser la segunda fuente de legislación islámica y vida (el Corán es la
primera).

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Bibliografía
Barks, Coleman, The essential Rumi. Harpers Collins Publishers,
New York, 1995.

Ernst, Carl W., Suffismo, una introducción esencial a la filosofía y la


práctica de la tradición mística del Islam. Ediciones Paidos Ibérica S.A.
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Rumi, Antología Poética Traducción farsi español por Fetanat


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Rumi, En brazos del amado “Antología de poemas místicos”.


Editorial Edaf, S.A. Madrid 1998.

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Schimmel, Annemarie, Weisheit des Islam. Philip Reclam Junior


GmbH & Co., Stuttgart, 1994.

Shah, Idires, Die Sufis, Botschaft der Derwische, Weisheit der Magier.
Heinrich Hugendubel Verlag, München, 1964.

Séguy, Maire-Rose, Muhammeds wunderbare Reise durch Himmel


und Hölle. Prestel Verlag München, 1977.

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Colección
Hoy la noche será negra y blanca...

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Nada serio, textos sufi
Compilación Carsten Todtmann
Ilustraciones Leopoldo Martín
Redacción final Mercedes Rojas
Corrección Luís Riera
Diagramación Pascual Estrada
Coordinación editorial Luna Benítez
Impresión Impresos Minipres
Deposito Legal
ISBN
© O.T. Editores C.A.

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Caracas, Venezuela 2012

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