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Colonialismo y Deshumanización del Otro.

El siguiente ensayo tiene como objetivo principal reflexionar acerca de lo que


significa la deshumanización, en tanto colonialismo, en el pensamiento de Jean Paul Sartre.
Esta noción es presentada en “Situaciones V: Colonialismo y neocolonialismo” a propósito
del prólogo realizado por el autor al libro de Albert Memmi: ‘Retrato del colonizador
precedido del Retrato del colonizado”.
En estricto rigor, en el prólogo mencionado, el filósofo da cuenta del carácter
deshumanizante que conlleva el colonialismo en tanto sistema. Ahora bien, esta
caracterización del proceso al parecer tiene su raíz en una deshumanización de carácter
fenomenológica; es decir, senta sus bases en el proceso de deshumanización del otro y mi
propia deshumanización descrita por el francés en su obra “El Ser y la Nada”.
Entonces aquí surge la duda, ¿cómo la concepción del otro y la deshumanización en
estos términos remite a la deshumanización desarrollada en el colonialismo?
Pues bien, para realizar dicho análisis revisaremos en primer lugar lo descrito por
Sartre en 'Colonialismo y Neocolonialismo' con respecto al tema ya proferido. Luego, en
segundo lugar, daremos cuenta de la noción de Otro en la filosofía sartriana, así como
también de nociones básicas como la de ser-para-sí y ser-para-otro, en tanto que tienen
cabida en esta discusión. Finalmente, intentaremos determinar cómo la deshumanización
del colonizador y del colonizado está estrechamente relacionada con la noción de otro
desarrollada en el pensamiento de Sartre.
I. Colonialismo como sistema y deshumanización.

Contextualicemos. En diversas publicaciones realizadas en Les Temps Modernes y


en L'Express, Sartre desarrolla una serie de ensayos concernientes a la situación que vive
Argelia durante la década de los 50's e inicios de los 60's. En efecto, durante esa época se
vivió la Guerra de Independencia de Argelia (1954-1962), cuestión que suscitó la reflexión
constante de diversos pensadores en contra del colonialismo descarnado llevado a cabo por
Francia sobre el país africano. Recopilados los ensayos en Situaciones V (1964), es posible
tener una visión panorámica del pensamiento político sartriano con respecto a los
acontecimientos que se suceden durante estos años; aún más, también es posible dar cuenta
de la dimensión filosófica que conllevan dichos sucesos para el francés.
Pues bien, una de los primeros aspectos que se deben tener en cuenta es la
consideración del Colonialismo como un sistema que se instaura en las naciones
colonizadas: ‘la colonización no es un conjunto de azares, ni el resultado estadístico de
miles de empresas individuales. Es un sistema puesto en ejecución hacia mediados del siglo
XIX’1. En este sentido, no sólo es el empleo de medios para dominar de hecho un territorio
y sus habitantes (junto con sus propiedades), no es un mecanismo abstracto, sino que es un
proceso concreto que trae consigo mecanismos para una dominación a nivel económica,
política y social; y que si bien utiliza la propiedad como eje fundamental, recae en una
transformación radical en estos otros ámbitos, incluso a nivel de imaginarios culturales.
En este ‘dominar’ surgen las condiciones del sujeto colonizador y la del colonizado.
Sartre menciona que en la situación argelina - aunque bien puede ser extrapolada a
cualquier otra situación donde exista un colonialismo - es necesaria la invención de un
sujeto inferior al sujeto francés. Es aquí que se ‘inventa’ la noción del colonizado, tal cual
se fabrica la noción del indígena. Es un sujeto que si bien no es arcaico, no posee las
características propias del hombre francés. Posee otros intereses y, por tanto, otras
funciones dentro del sistema. Y ése precisamente es uno de los objetivos de esta invención,
‘puesto que nadie puede, sin delito, desposeer a sus semejantes, esclavizarlos o matarlos,
[entonces] establecen el principio de que el colonizado no es el semejante del hombre’ 2. El

1
El colonialismo es un sistema pag. 21

2
Los condenados de la tierra, pag. 129
colonizado es esclavizado, explotado y puesto a disposición del sistema colonial, es
considerado un elemento más dentro de la máquina productiva del capitalismo colonial. En
estricto rigor, deja de ser un sujeto. El gesto que hace el colonizador es el gesto de
deshumanizar al colonizado. Deshumanizar, en este sentido, deviene en oprimir, explotar y
generar terror para seguir explotando.
Sin embargo, si bien esta definición resulta bastante clara y sencilla de entender,
damos cuenta de un giro que se produce en este proceso de deshumanización que lo torna
un poco más complejo. Dicho giro está relacionado con lo que Sartre menciona acerca de la
deshumanización que vive el colonizador en este caso. Pues, el colonizador al establecer
este sistema colonial, al inventar al colonizado y deshumanizarlo, inevitablemente concluirá
en su propia deshumanización. ¿Por qué? El filósofo lo explica de la siguiente manera:

“[El Colonizador] para darles órdenes [a los colonizados], ya sean las más duras (…) [tiene]
que comenzar por reconocerlos, y como no se puede vigilar sin cesar, hay que decidirse a
confiar en ellos: nadie puede tratar a un hombre “como un perro”, si no le considera
primero como un hombre. La imposible deshumanización del oprimido se vuelve y se
convierte en la alienación del opresor; es él, él mismo, quien resucita (…) la humanidad que
quiere destruir.”3

Y he aquí donde surge el giro mencionado. Continúa:

“[esta humanidad] la encuentra en todas partes como una fuerza enemiga. Para escapar a
ella tiene que mineralizarse, adquirir la consistencia opaca y la impermeabilidad de la roca,
en suma: que ‘deshumanizarse’ a su vez.”4

En definitiva, es el mismo colonizador que al deshumanizar al colonizado permite


que éste lo deshumanice a su vez. Es él mismo quien permite su propia deshumanización. Y
finalmente (como prósperamente augura el francés) termina así con la situación de
colonialismo.

3
Retrato del Colonizado precedido del Retrato del Colonizador, pág. 41.

4
Retrato del Colonizado precedido del Retrato del Colonizador, pág. 41.
¿No es acaso esto confuso? ¿Cómo es que con el hecho de resucitar la humanidad
del colonizado el colonizador permite su propia deshumanización y en definitiva acaba con
este sistema? Pues abrimos así la posibilidad de entender este proceso de deshumanización
desde otro ámbito dentro de los márgenes de la filosofía sartriana. En efecto, es posible
generar un vínculo de estas consideraciones con las consideraciones acerca del Otro que
realiza el francés. Creemos que con esto, además de dar una mejor comprensión del
proceso, entenderemos la cuestión surgida a raíz de lo último mencionado.

II. El Otro y su deshumanización.

Dirijámonos ahora a la obra El ser y la nada. Específicamente, a la sección V del


capítulo I de la tercera parte titulada ‘La mirada’. En esta sección Sartre articula su
planteamiento con respecto a la existencia del prójimo, desarrollando la concepción
fenomenológica de éste a partir del acto de la mirada. En efecto, en estos parágrafos el
francés aclara la doble consideración del otro, sus dos momentos. Por un lado tenemos el
otro-objeto, y por otro el otro-sujeto o como él llama, hombre.
En primer lugar, la noción de otro-objeto no es más que considerar al otro como una
‘cosa’ que se sitúa entre otras ‘cosas’ dentro de mi mundo. Éste no posee injerencia alguna
dentro de lo que yo he demarcado como mi universo, mi campo perceptivo, mi
ordenamiento de las cosas. Es decir, yo me establezco como elemento constitutivo de
distancias, soy conciencia tética, situada en un mundo que yo organizo y donde me aparece
un objeto al cual denomino otro. Yo soy dueño de esta escena, este objeto no es más que un
objeto probable; y es así como me relaciono con él, lo percibo, lo conozco en tanto que lo
objetivo y lo aprehendo.
En segundo lugar, desde este primer momento cabe la posibilidad de un segundo
momento el cual es el percibir a ese otro-objeto como un otro-sujeto, un hombre que, al
igual que yo, es productor de distancias, creador de un universo que está completamente
fuera de mi alcance. El otro-hombre se escapa de mi mundo, ya no existe una relación
espacio-temporal entre él y yo. Ahora es él quien desarrolla esta relación con las cosas de
su mundo, que ‘probablemente’ sean las mismas que las de mi mundo. En definitiva, en
palabras de Sartre:

'Veo a aquel hombre, lo capto a la vez como un objeto y como un hombre. (…) ¿Qué quiero
decir cuando afirmo de ese objeto que es un hombre? Si debiera pensar que no es sino un
muñeco, la aplicaría las categorías que me sirven de ordinario para agrupar las “cosas”
espaciotemporales. Es decir, lo captaría como situado “junto a” los asientos, a dos metros
del césped, etc. (…) Percibirlo como hombre, al contrario, es captar una relación no aditiva
entre el asiento y él, es registrar una organización sin distancia de las cosas de mi universo
en torno de ese objeto privilegiado'.

He aquí pues donde tiene cabida la deshumanización. Al momento de mi encuentro


con el otro, siempre tengo esa doble posibilidad de encontrarme con él. En tanto objeto o
sujeto. Es aquí donde se juega la humanidad de ese otro. Si lo concibo como sujeto, le
permito su humanidad, le doy posibilidad a que su universo se establezca y se encuentre
con mi universo. Si objeto, esta humanidad será desplazada. Ya no hay hombre en ese otro
con el que me encuentro, tan sólo es un objeto más dentro de todos mis objetos; y por tanto
es posible mi aprehensión de éste, mi dominación. Lo establezco como un ‘punto’ dentro de
mi campo perceptivo que está en armonía con los otros 'puntos', y así, se mantiene
funcionando en armonía.
Es de este modo como Sartre realiza una escisión fundamental en la noción del otro,
en tanto experiencia de mi conciencia. En este sentido, se torna imposible considerar la
alteridad como algo realmente alejado de la realidad cotidiana. Es en las vivencias mismas
donde mi existencia se encuentra con la de otro. Así, el otro en la filosofía de Sartre es un
encuentro, un encuentro de mi universo con el suyo, de mi organización con la suya, que de
alguna manera jamás se podrán asir la una a la otra en tanto que siempre se escapan.
Ahora bien, ¿no es acaso esto lo que sucede entre el colonizador y el colonizado en
el sistema colonial? A mí parecer, y siguiendo el análisis anterior, así es. Es en este
encuentro donde se juega la humanidad del otro que en el sistema colonial termina por
considerar otro-objeto al argelino. Es aquí donde el colonizador elige objetivar al
colonizado, crea este tipo de existencia inferior al hombre, que termina por concebirlo
como un indígena. - Yo, como colonizador, establezco al colonizado dentro de mi campo
perceptivo, dentro de mi universo capitalista colonial. Lo sumerjo en la máquina colonial y
lo hago cumplir sus funciones dentro de esa máquina. Sus intereses se establecen a partir de
mis intereses. – El colonizador, la conciencia situada, deshumaniza al colonizado, objetiva
al otro.
Resolvemos entonces el primer momento, ahora enfoquémonos en el segundo
momento que mencionamos anteriormente, el cual es el considerar al colonizado como
otro-sujeto desembocando inevitablemente en la deshumanización del colonizador.

III.La Deshumanización del Colonizador y el Fin del Sistema Colonial.

Como vimos arriba, para Sartre el encuentro con un otro que no es objeto, sino otro-
sujeto produce un quiebre, una grieta en mi universo. El hombre visto, el otro-sujeto, se
aleja y se escapa de la distancia captada y establecida por mí, y a su vez aleja y escapa
todos los demás objetos que están a su alrededor y se constituyen en su mundo. El ser
humano que percibo es un punto de fuga donde se vuelca el mundo que había establecido
yo antes de nuestro encuentro, antes del encuentro con aquél que luego colonizaré. Es así
como me roba el mundo. Sin embargo y tal como precisa el filósofo, esta huida sólo se da
en tanto que es probable mi encuentro con el otro, en tanto que lo que veo y percibo como
otro-hombre es capaz de constituir espacialidad y mundo. Tal como mencionamos; es el
colonizador quien para poder dar órdenes al colonizado, para tratarlo como un ‘perro’ debe
confiar en éste y otorgarle su humanidad, con el fin de que obedezca y sea parte de este
sistema; le otorga la posibilidad de su propia constitución espacial y de su mundo, de su
capacidad de robarle su mundo. Entonces esta fuga sólo se da dentro de los límites que
solamente yo establezco, esta hemorragia que me produce el otro se da en tanto que soy
capaz de situar al otro y que de hecho lo hago.
Esto último se torna difícil de comprender y mucho más cuando anteriormente
afirmamos el punto de fuga que abre el otro. Sin embargo, es posible de aclarar con la
situación que se expone posteriormente en ‘El ser y la nada’, donde se grafica lo que
significa la ‘vergüenza’ o el ‘avergonzarse’ en términos de conciencia o cogito. Aquí, el
francés relata el acto de un individuo que se encuentra siendo perpetuamente, sin más, al
escuchar una conversación detrás de una puerta, es ser-para-sí. En este escuchar cosifica y
objetiva a los interlocutores, aquellos otros detrás de la puerta. Sin embargo ante la
aparición de otro que observa ese acto, este perpetuo siendo se petrifica y objetiva; y más
aún, todo lo que el individuo estaba siendo se dirige hacia el otro, ahora ocurre que toda esa
existencia se escurre de éste hacia el otro. Es completamente un afuera, no existe
interioridad, dado que el organizador del mundo es totalmente el otro. El individuo es
cosificado y dado que no era conciencia tética o reflexiva de sí mismo, se deja petrificar por
el otro. Esta hemorragia ya no es interna, dentro de su mundo; es externo y se vuelca al otro
en total completitud. Se torna un ser-para-otro. En efecto, el colonizador se torna ahora
objeto del otro. Vuelca su ser enteramente hacia ese otro colonizado, se objetiva a causa de
las condiciones dadas por él mismo, por el sólo hecho de permitir este encuentro con el
colonizado, que si bien lo concibe objeto en primera instancia, trae consigo este otro
momento que le permite devenir en sujeto y por tanto objetivar al colonizador. El
colonizador deshumaniza al colonizado y luego el colonizado deshumaniza al colonizador,
pero no eternamente. Podemos volver a la discusión hegeliana sobre el ‘amo y el esclavo’
que expone el francés también en su obra; sin embargo ya no desde el punto de vista donde
‘yo soy quien conoce y permite la esencia del otro’, sino que visto como una pugna donde
mi universo intenta volcarse en el universo del otro y viceversa, situación que como ya
vimos es imposible de darse puesto que la espacialidad del otro nunca podrá ser la mía.
Este encuentro, en definitiva, es una pugna que nunca termina con la situación
colonizador-colonizado eternamente, es más, es posible que ambos devengan sujetos y
ambos reconozcan el universo del otro sin intentar volcarse sobre éste. Y así, finalmente,
devenir en el fin del colonialismo.

“Es el fin, como veis: Europa hace aguas por todas partes. ¿Qué ha ocurrido, pues?
Sencillamente, que éramos los sujetos de la historia y que somos ahora los objetos. La
relación de fuerzas se ha invertido, la descolonización está en marcha; lo único que nuestros
mercenarios pueden intentar es retrasar el fin.” 5
IV. Consideraciones Finales.

5
Los condenados de la tierra, pág. 138.
Para finalizar, creemos que resulta necesario realizar proyecciones a partir de lo
analizado anteriormente a procesos recientes de colonización, a fin de no dejar en punto
muerto las distintas nociones filosóficas que acabamos de esclarecer. En este sentido, es
preciso dar cuenta de cómo este patrón de colonización y colonialismo como sistema se ha
repetido en diversas experiencias y procesos históricos del último tiempo.
Tal es el caso, por ejemplo, del período de colonización desarrollado en el proceso
post-guerra del Pacífico (1883-1929) conocido como el Período de Chilenización del norte
Grande de Chile y sur del Perú, en donde el Estado chileno implementa diversos
mecanismos para colonizar la zona sur del Perú.
En este sentido, este proceso conllevó un proceso de construcción de identidad, que
dice relación específicamente con la producción de un status en el que se reproduce y se
instaura la hegemonía de la nación chilena en los términos anteriormente vistos. En otras
palabras, se afirma que el aparataje estatal chileno al llevar a cabo el proceso de
chilenización a su vez lleva a cabo un proceso de colonización. Coloniza y subalterniza a
ciertos grupos de la población, sobre todo aquellos con raíces extranjeras. Éstos devienen
otros-objetos, son colonizados por parte de este sujeto constituido por el Estado chileno.
Los petrifica, los constituye como un objeto más dentro del campo a dominar.

Ahora, si bien este ejemplo resulta un tanto general y es cierto que deberíamos
tomar muchos elementos más para generar un estudio más acabado; éste representa la
posibilidad efectiva de la realización de un análisis a partir del marco teórico construido
anteriormente. Para terminar, las discusiones filosóficas no deben quedar sólo en eso, en
meras discusiones a nivel de ideas, sino que, y tal como damos cuenta con el pensamiento
de Sartre, éstas deben entender los procesos históricos y la cotidianidad para
transformarlos.
Habitualmente se ha realizado una errada comprensión y explicación de la célebre frase
sartriana ‘el infierno son los otros’ . Se considera como que las relaciones que tenemos con
los demás, nuestra experiencia con los otros, es infernal, detestable. En último término, que
siempre mi vivencia con los otros es desagradable. Sin embargo, esto está muy lejos de
aquello que Sartre quiso expresar en su obra teatral “Huis Clos”. Primero que todo debemos
considerar q1ue Sartre sitúia esta obra en el infierno o ‘aquello que puede ser el infierno’;
lugar donde los personajes se encuentran a solas y donde tienen que mediar con ellos
mismos y entre ellos mismos.
Muestra así el autor una existencia descarnada de cada personaje, despojado de toda
exterioridad, siendo cada uno en sí mismo pero que sin embargo se encuentran frente a otro
que los observa. Y es ésta la principal función de los otros en Huis Clos (así como
despuésse observa en la obra El Ser y la Nada). EL otro es aquel que petrifica mi
existencia, esa existencia que está siendo, que está en un perpetuo devenir.
Recordemos así las dos estrcuturas del ser que detalla Sartre en su obra ‘el ser y la nada’.
Por un lado encontramos el ser-en-sí considerdad como una estructura opaca, maciza,
petrificada que no cambia, que es ella en sí misma. Y por otro lado encontramos el
ser-para-sí, descrita como aquella estructura que está en un constante devenir, es una
eterna fuga hacia afuera, es trascendencia. Aquí es precisamente donde se genera la
libertad del individuo, la libertad considerada como yo conmigo mismo y siendo para mí. Y
es ésta la situación en la que se encuentran precisamente los personajes de Huis Clos;
estánsiendo constantemente, deveniendo perpetuamente, devenir que se interrumpe
con la presencia de otro, puesto que el Otro objetiva su existencia, les dice cómo son,
quiénes son, los revela, los petrifica, el otro es el verdugo que viene a sentenciarlos.
Por ejemplo, en la escena del espejo cuando Inés intenta seducir a Estelle a través de su
mirada, Estelle no puede sentirse cómoda y se siente avergonzada ya que Garcin las está
mirando, es decir, deja de ser para sí y comienza a ser-para-otro que lo momifica. Pero ¿de
qué manera su existencia es petrificada y es revelada? Por medio de la mirada y del cuerpo.
Es así como el Otro, los Otros, se convierten en nuestro infierno, así como también ‘yo
llego a ser el infierno para el otro’ en tanto que yo petrifico al otro.
Autor personal:

Sartre, Jean Paul, 1905-1980.

Título:

Colonialismo y neocolonialismo : situations V / Jean-Paul Sartre ; traducción de Josefina


Martínez Alinari.

Otro título:

Situación V : colonialismo y neocolonialismo.

Otro título:

Situación 5 : colonialismo y neocolonialismo.

Título de cubierta:

Colonialismo y neo colonialismo : situations V.

Datos publicación:

Buenos Aires : Losada, c[1965].

Descripción física:

185 p.

Serie:

(Cristal del tiempo)

Nota general:

Incluye notas a pie de página.

Bibliografía:

Incluye referencias bibliográficas a pie de página.

Contenido:

De una China a otra -- El colonialismo es un sistema -- "Retrato del clonizado", precedido del
"Retrato del colonizador", de Albert Memmi -- Sois formidables -- Todos somos asesinos --
Una victoria -- El pretendiente -- La Constitución del desprecio -- Las ranas pidiendo rey -- El
análisis del referéndum -- Los sonámbulos -- los condenados de la tierra -- El pensamiento
político de Patrice Lumumba: La empresa. Las razones del fracaso.
Obra original:

Situations, V : Colonialisme et néo-colonialisme.

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