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Prof. Dr. Marco Alberca Balarezo.

Curso: Antropología Filosófica.

LA NATURALEZA HUMANA.
Aunque la persona posee un carácter único e irrepetible y no forma parte de la especie humana al modo en que los animales
forman parte de su especie, sin embargo, poseemos unos rasgos comunes que permiten que se nos identifique como
personas y no como leones, rocas o monos. La noción que refleja del modo más adecuado esta semejanza es la de
naturaleza.

Noción de naturaleza humana.

Definición: Aristóteles afirma que todos los seres tienen un modo de ser al que se denomina esencia. Esta no es estática,
sino que tiene un dinamismo interno que impulsa a obrar para alcanzar el fin (telos) adecuado a las características de la
esencia. Ese dinamismo interno o en otras palabras la esencia, desde el punto de vista operativo, es lo que se llama
naturaleza. Los seres naturales obran espontáneamente de acuerdo con su naturaleza y de esta manera logran su plenitud
propia y aquello que le conviene. En el caso del ser humano existe una diferencia fundamental: la libertad, que le permite
inventar nuevas formas de comportamiento.
De esta manera no se da una noción «fijista» de la naturaleza, sino dinámica. Es un principio de operaciones que se actualiza
en la historia. Se trata ciertamente de un principio fijo de comportamiento, pero no un principio de comportamientos fijos (esto
es lo propio del instinto, no de la naturaleza como tal). La naturaleza es una fuente de donde manan las operaciones humanas,
pero el cauce por donde fluyen esas operaciones no está prefijado de antemano. El carácter «principal» de la naturaleza
reclama la realización de las potencialidades inscritas en ella.
Por eso lo natural no es sólo lo dado y común a muchos individuos, sino lo que regula desde sí mismo sus operaciones en
vistas a la consecución del fin (telos). El bien es aquello que es conveniente para cada cosa, porque la completa, la desarrolla,
la lleva a su plenitud: «el bien final de cada cosa es su perfección última». Éste es un planteamiento que se aplica
principalmente al hombre: la naturaleza del hombre es precisamente el despliegue de su ser hasta alcanzar ese bien final
que constituye su perfección. Todos los seres alcanzan su verdadero ser, culminan el proceso de su desarrollo, pero esto se
da especialmente en el hombre.
Aristóteles decía que la naturaleza de algo es lo que una cosa es, una vez cumplida su génesis. En cierto sentido, «lo natural»
no se muestra de manera explícita al «principio», sino al final del proceso (lo que el hombre ha llegado a ser). Por eso no se
contrapone naturaleza y razón, ni naturaleza y cultura, sino más bien se complementan.
El hombre es, por naturaleza, un ser racional, histórico, cultural y libre.

El concepto de alma: principio vital y forma


Yepes y Aranguren. (2003). Nos señala que el alma en la tradición aristotélica y en parte de la filosofía analítica, no es
dualista. El alma es un concepto fundamentalmente biológico, pues designa lo que constituye a un organismo vivo como tal,
diferenciándolos de los seres inertes, inanimados o muertos. Se afirma también que las plantas y los animales tienen alma,
pues es evidente que se diferencian de los inertes. “Un cuerpo animado, no es un cuerpo más un alma, sino un determinado
tipo de cuerpo.”
“El alma no se opone al cuerpo. Sucede más bien que el ser vivo tiene dos dimensiones: una materia orgánica y un principio
vital que organiza y vivifica esa materia. Ese principio vital, aquello por la cual un ser vivo está vivo, es el alma:<el primer
principio de los seres vivos>, lo que les hace ser y ser lo que son.
El alma es, por tanto, el principio vital de los seres vivos; la forma del cuerpo; la esencia del cuerpo vivo. Los seres vivos
tienen una forma más intensa que los inertes. A esta forma que mueve el cuerpo, que lo hace crecer, comportarse de un
determinado modo (ladrar, mugir o maullar), lo llamamos alma.
Castillo. (2000). Nos dice que el alma es lo que constituye al organismo vivo como tal, diferenciándolo de los seres inertes e
inanimados y, por tanto, no es una noción meramente humana. El alma en composición con el cuerpo no se opone a éste,
porque un cuerpo es un organismo vivo que ya posee alma.
Entonces concluyendo decimos que el alma es un principio vivificador que poseen todos los seres vivos y no es algo exclusivo
del ser humano, pero hay que resaltar que el alma que posee éste es muy superior que el alma de los animales y de las
plantas, por el simple hecho de ser inmortal.
Unidad sustancial del cuerpo y Alma.
La persona humana es un ser corpóreo y espiritual al mismo tiempo. Es una unidad sustancial de alma (o espíritu) y cuerpo.
Decimos unidad sustancial, no accidental, porque la unión entre el alma y el cuerpo resulta en un solo ser: el ser humano, la
persona humana. El cuerpo es parte intrínseca de la persona y no un mero accidente suyo; no es un traje que me pongo y
luego me quito. Yo no tengo un cuerpo, yo soy mi cuerpo.
Prof. Dr. Marco Alberca Balarezo.
Curso: Antropología Filosófica.

Las ideas del amor en sí mismo, la justicia en sí misma, por ejemplo, no existen en el mundo material. Sin embargo, el ser
humano es capaz de concebir estos conceptos. Ello es sólo explicable por el hecho de que existe una entidad espiritual que,
actuando por medio de nuestro cerebro, produce estas ideas.
La unidad del alma y cuerpo que la persona humana es no admite separación sin alterar su identidad. Sin el cuerpo, no
tenemos persona humana, sino sólo un alma humana; sin el alma sólo tenemos un cadáver (los cristianos creemos en la
resurrección del cuerpo, tan importante lo consideramos). El alma humana reclama el cuerpo que le corresponde y el cuerpo
está ordenado a su alma.
Unidad del hombre Cuerpo-Alma.
La unidad sustancial del hombre respeta la complejidad del hombre, de cuerpo y alma, de materia y forma. Esto es sobre
todo la capacidad de descubrir novedades, de aprender y de inventar. La grandeza de esta unidad del hombre se funda en
el Ser, lo cual es la perfección de todos esos grandes ámbitos, interesa subrayar que el hombre es capaz, en todo caso, de
transcender, lo inmediato, los objetos, el orden predicamental; para elevarse hasta los principios absolutos hasta Dios como
origen e identidad absoluta. No todo en el hombre es material, ni todo es temporal, por el conocimiento intelectual, se deduce
la indestructibilidad del alma humana.
La unidad sustancial del hombre cuerpo-alma promueve una serie de manifestaciones que atestiguan un cierto enigma o
paradoja, algunos filósofos de la edad antigua ofrecieron reflexiones sobre el hombre, los cuales sostuvieron que el hombre
tiene un alma unida al cuerpo, o sea es una sustancia constituida de cuerpo y alma, en el cual todo convoca o gira en torno
al concepto de Dios.
Esta unidad, no hace diferencia esencial entre hombre y animal, sino, una diferencia de grado. El hombre es unidad o bien
alguien que es uno consigo mismo, esto implica que el alma del hombre es como el factor que determina la sustancia del ser
espiritual.
Al ser el hombre unidad y no dualidad son una entidad de dos partes unidas por el acto creativo de Dios.
Tanto el cuerpo y el alma constituyen dos aspectos distintos de nuestra personalidad.
El hombre es un ser de naturaleza, pero al mismo tiempo la trasciende, comparte con los seres naturales todo lo que se
refiere a su ser material, pero se distingue de ellos, porque posee dimensiones espirituales que le hacen ser una persona.
Esto destaca que el ser humano tiene características que manifiestan su realidad objetiva y perceptible por los sentidos.
El hombre, es una síntesis de lo material y lo espiritual, en su naturaleza une lo natural y espiritual. El alma se encuentra
ampliamente testimoniada por muchos e importantes aspectos de la experiencia, asistida por las capacidades humanas que
lo trascienden.
El hombre, es una realidad cambiante, en permanente transformación, es tan profunda que se debe considerar el alma como
la forma del cuerpo humano y viviente, en el hombre el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que constituye
una única naturaleza. La humanidad dispone de esto, formando un todo unido, pero también independiente, un ejemplo más
claro, la vida corporal no tiene nada que ver con la vida interior o espiritual.
El cambio constante dicho es de alma y cuerpo, el alma es el desarrollo de una vida interior o espiritual, por su parte el cuerpo
también posee sus cambios y son saludables al desarrollo del mismo, todo es hecho equilibradamente.
La unión sustancial significa que el alma y el cuerpo, por ser sustancias incompletas, se compenetran mutuamente, el alma
impregna al cuerpo el que a su vez es apto para recibir aquella, aunque el alma tiene más dignidad que el cuerpo, ya que
puede existir y actuar independientemente de él.
He aquí un punto preciso que merece mencionar:
¿Qué es el hombre, que ser es?
El hombre es un ser vivo como todo viviente que se da a nuestra experiencia compuesto de un alma y un cuerpo, siendo el
alma la forma del cuerpo, es un todo organizado con varios componentes, su unidad es al mismo tiempo un hecho y un deber,
el hombre debe vivir su vida según las leyes que imponen las categorías de valores que la integran “ser lo que es” o sea la
plena realización el desarrollo de la unidad cuerpo y alma queda asegurada en unidad enteramente espiritual.
La humanidad es un ente móvil, susceptible a cambios, todo ente móvil consta de materia prima y forma sustancial, lo cual
cada una de ellas son un solo principio entitativo.
Es pues el alma la que hace existir al cuerpo, como sustancia viva, le confiere su organización su unidad, esta alma es el
principio de ser, y de acción del cuerpo, es pues su forma, está hecha para informar un cuerpo, vivificarlo y utilizarlo para su
propio perfeccionamiento.
El cuerpo de cada hombre, es el mediador entre el mundo y la intimidad humana y su alma es el principio esencial de la vida.
A través de un cuerpo es como el ser humano conoce, para recibir estímulos del mundo y son ordenados luego por la
inteligencia y la percepción.
Prof. Dr. Marco Alberca Balarezo.
Curso: Antropología Filosófica.

Es pues sustancial su unión porque de dos elementos resulta una. El alma tiene una actividad propia en la que el cuerpo no
participa, pero hay también actividades que son de cuerpo y alma como sentir, tener miedo, encolerizarse.
Concluyo que el alma es el principio real de todos los seres vivos, aquello por el cual los seres viven.
Es el alma lo que hace que el cuerpo sea una unidad y sea vivo, por el alma la persona es capaz de pensar, de querer y por
lo cual somos libres.
Ambas sustancias conforman una unidad psicofísica, pues se trata de sustancias incompletas cuya unión forman una sola
cosa, el ser persona. El alma y el cuerpo no son dos sustancias distintas, sino que el hombre, constituye una única realidad
psicosomática.

Referencias bibliográficas:
García J. (2014) Antropología Filosófica. España: ediciones EUNSA.
Burgos J. (2013) Antropología una guía para la existencia. España: Ediciones Palabra.

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