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que se pre supone que lo tiene) y enfrentadas, mirándolo, varias filas de pupitres
donde se ubican quienes aprenden (presuponiendo que no tienen el saber). De aquí
podrían desprenderse varios análisis.
En principio tomaremos la concepción de saber y su planteo en singular (una
verdad) que denota un conocimiento hegemónico preponderante en manos de las
ciencias y sus representantes de claustro: los docentes. Desde este paradigma, el
alumnado está carente de conocimiento por lo que no se considera necesario que
se vean y escuchen entre ellos. Llamamos a esta modalidad de comunicación
vertical o unidireccional.
No debe escaparse además a nuestro análisis, el poder que conlleva tener ese
conocimiento único, ser dueño de “la verdad”. Es claramente un paradigma de
dominación.
Ante esta verticalidad de las huellas de nuestra biografía escolar, se plantea un
cambio en la direccionalidad como punto de partida.
Proponer una circulación horizontal de la palabra, una construcción conjunta del
conocimiento a través del aprendizaje colaborativo, una revisión constante de la
práctica que la vuelva dinámica y dialéctica y una posibilidad de historizar su propia
práctica grupal, es sin lugar a dudas un cambio ideológico de la educación.
Es por ello un trabajo progresivo, que el tutor llevará adelante con el grupo y como
parte de él, desde el primer encuentro.
Es mi convicción, que este planteo debe ser hecho a fondo desde el primer día,
desarrollando el concepto de comunidad de aprendizaje y animándose a introducir
en el aula desde el primer encuentro otros lenguajes y un cuestionamiento claro de
la lógica discursiva imperante, que deberá dejar de naturalizarse y por el contrario,
comenzar a problematizarse. Nunca realizaremos una imposición de esta nueva
mirada, ya que esto incurriría en la repetición de lo que queremos cambiar. Se trata
de problematizar lo que se encuentra naturalizado, nunca de imponer lo contrario.
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Fundamentalmente lograr incorporar la pluralidad, ya no un saber sino diversidad
de saberes.
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animando a los estudiantes a evaluar lo que han aprendido. Los profesores animan
a los estudiantes al uso de su propio conocimiento, asegurando que los estudiantes
compartan su conocimiento y sus estrategias de aprendizaje, tratando a los demás
con mucho respeto y enfocándose en altos niveles de entendimiento. Ellos ayudan a
los estudiantes a escuchar diversas opiniones, a soportar cualquier crítica de una
temática con evidencia, a comprometer en pensamiento crítico y creativo y a
participar en diálogos abiertos y significativos”
Este proceso encierra un fortalecimiento increíble del grupo y de cada sujeto que lo
compone, es una preparación muy importante que no da la lectura en soledad ya
que permite trabajar los temores, las dudas, la exposición. Es importante enmarcar
la lectura de los textos en el trabajo grupal y como marco que sustenta el hacer. De
ningún modo se puede aprobar memorizando textos para responder preguntas de
parcial, como suele ocurrir en la formación universitaria. Ninguna de las
evaluaciones incluye preguntas de autor, en tanto todos los autores están al
servicio de la fundamentación de propuestas, ideas y análisis.
Proponemos comenzar, siempre que sea posible, por una actividad vivencial que
introduzca significativamente el contenido, desde la búsqueda de sentido que lo
enlaza a toda la propuesta. Estas estrategias indirectas que se ligan a lo lúdico y a
lo grupal, conectan de un modo diferente con la temática, que pasa por el cuerpo,
generando un registro nuevo. Cada una de estas actividades es abordada luego, en
una segunda instancia, en la mesa de trabajo de la comunidad. En ese momento,
tomar nota en sus cuadernos de la puesta en común, ya se ha transformado en una
escritura propia, atravesada por la implicación y la producción grupal que se verá
complementada por la lectura y que dista mucho de ese “tomar apuntes” que se
predisponían a hacer cuando llegaron y se instalaron en sus bancos frente al
pizarrón. Pasaron de una posición pasiva a otra activa, que los implica.
Se conforma una diferencia sustancial entre leer y repetir (lo que un profesor dice
frente al pizarrón sobre otro autor) o la posibilidad de vivenciar, construir y
complementar con un marco teórico (lo que el grupo piensa, debate o concluye
sobre el trabajo de ese autor). Este es un nuevo registro de la escritura, que
reemplaza a la toma de apuntes de una clase magistral y que ubica al aprendiz en
un lugar de producción de conocimiento, implicando para ello otras habilidades
cognitivas mucho más significativas, como la de llegar a nuevos supuestos.
Se trata en parte, de cuestionar o realizar el ejercicio de dejar de lado el
individualismo propuesto en la educación tradicional en pos de lograr una
producción grupal. El nivel de elaboración de estos contenidos se vuelve altamente
superior y encierra siempre el ejercicio del pensamiento crítico.
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Se plantea desde el comienzo un desafío enorme para el tutor, que consiste en
armar a partir de un grupo reunido azarosamente una Comunidad de Aprendizaje.
El trabajo tomará como un eje básico la conformación grupal, los vínculos, la
dinámica inclusiva. Para ello es muy atinado tomar estrategias de la educación
popular que ven en los grupos un pilar fundamental. Estas estrategias corren el eje
del logro individual, de la nota que acredita, hacia un interés superior que se liga a
la historia de un grupo que se fortalece en si mismo para alcanzar un objetivo de su
interés. Este grupo que se conforma, será para cada integrante, el que durante un
año lo acompañará en su entrada a un nuevo rol y podrá producir conocimiento a
partir de esta experiencia. Este conocimiento se liga a sus propios intereses, no a
los impuestos por otros y esto no es un detalle.
Trabajar los lazos de la comunidad de aprendizaje deberá ser una constante a lo
largo del año y es muy pertinente que los tutores revean regularmente como está
funcionado el grupo y la comunicación y piensen conjuntamente, en equipo,
estrategias de fortalecimiento. No se trata de tomarse una clase, plantear el texto
de Comunidad de Aprendizaje y que todo “se vaya dando”. Es un trabajo sostenido
durante todo el año, que debe pensarse como eje fundamental de la cursada.
Requiere estrategias que trabajen sobre los puntos débiles de ese grupo y sobre las
molestias que aparezcan. En este sentido es muy importante el funcionamiento en
equipo de los tutores, esto permite pensar el posicionamiento y la implicación en
una revisión constante de la práctica, que es una de las propuestas que hacemos
para el ejercicio del rol.
Cuando aparecen quiebres en el funcionamiento grupal siempre será facilitador
pensar entre varios, ya que probablemente algo de alguno de nosotros se relacione
con la expresión grupal. No hay que olvidar que para nosotros como docentes
universitarios, también es un desafío pensar otro modo de construir conocimiento,
que también estamos atravesados por las mismas marcas que nuestros alumnos y
que siempre será más sencillo seguir con el modelo instituido.
Es claro que la tutoría no se limita entonces a revisar planificaciones y observar
clases, muy lejos de ello, la tutoría comienza desde el primer encuentro con la
constitución de la comunidad de aprendizaje que conjuntamente llevará adelante la
práctica de cada uno de sus integrantes y la creación y fortalecimiento de los
vínculos. No debe escaparse que a través de este posicionamiento hay una
transmisión ideológica de la docencia en devenir liberadora.
Se debe precisar la importancia que tiene la realización de un contrato pedagógico,
fundacional de la comunidad de aprendizaje, en el que se acuerden cada uno de
estos factores de cambio, se establezcan las pautas de cursada en el marco de este
dispositivo y se sustenten teóricamente tanto la importancia del escenario que
constituye el aula y su disposición espacial, como el sentido en el que circula el
conocimiento y la comunicación. El término contrato no debiera amarrarnos a su
concepción arcaica, de imposición de condiciones de uno sobre otros (al modo del
contrato social burgués), sino justamente lo contrario, un acuerdo entre todos para
establecer las formas de llevar a cabo la comunidad de aprendizaje.
En esta instancia el docente tutor habrá logrado pactar el aula y se encontrará en
pleno ejercicio de enriquecimiento, como parte de un grupo de aprendizaje
colaborativo que tiene la aventura de coordinar.
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Para todos los que integran la comunidad de aprendizaje es tiempo de nutrición.