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Ambos intentaron lograr mayores niveles de inclusión social a través de los registros
electorales, y la promoción de la sindicalización y organización de los trabajadores,
teniendo importantes logros como es el aumento al registro electoral, y la provisión de
salud y educación a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Así en 1973 ocurre el golpe militar, quebrando el sistema democrático y tomando el poder
la Junta Militar quienes establecieron un gobierno autoritario. Entre las medidas inmediatas
están la clausura del Congreso Nacional, la declaración de receso de los partidos políticos y
la instauración de un Estado de Sitio en todo el país. Dichas medidas son totalmente
contrarias a un sistema democrático ya que el poder quedó sometido únicamente en la Junta
Militar, además de practicar una amplia represión política, labor que estuvo comandada por
la Dirección de Inteligencia Nacional, la cual ejecutó abusos e infringió los Derechos
Humanos afectando principalmente a los partidarios de la Unidad Popular.
Producto de este fuerte quiebre democrático se vuelve a una hegemonía cerrada, la cual
tiene “un bajo nivel de debate público y una baja participación” (Dalh, 1997). El debate se
clausura debido a que la Junta Militar tomaba decisiones mediante decretos leyes, con lo
cual la legitimidad y el constituyente quedan relegados.
Con el plebiscito de 1988, llega a su fin la dictadura militar, sin embargo los enclaves
constitucionales son muy claros y más que una vuelta a la democracia es una transición
bastante lenta. Estos enclaves son mecanismos que pretenden conservar el orden impuesto
cuyo concepto fue el de democracia protegida, explicada por (Guzmán, 1979) quien
establece que “debido a que Chile se convirtió en una democracia de masas, el sistema se
tornó inestable y la llegada del marxismo al gobierno es un desenlace inevitable… alcanzar
la calidad de país desarrollado es condición previa para que en nuestro país pueda
implantarse nuevamente al régimen democrático de gobierno.
La afirmación establecida por Guzmán determina la prioridad económica por sobre la
democrática, esta última sólo serían meros procedimientos para permitir el libre juego del
mercado, absteniéndose de ser una democracia participativa o radical.
A su vez tras el fin de la dictadura, se generó una nueva forma de hacer política sustentada
en los liderazgos locales “Las relaciones clientelares entre los alcaldes y sus respectivas
comunidades, hizo que se tomaran en cuenta las demandas “desde abajo”, las que
privilegiaron un perfil de gestión comunal pragmática, alejada de los liderazgos político-
ideológico tradicionales”38, así se fue fortaleciendo una faz “apolítica” y “gerencial” de los
candidatos a alcaldes, donde “medidas contra la delincuencia, eficiencia en la gestión y la
solución de problemas concretos, fueron los principales tópicos que configuraron la política
municipal, que por su importancia ciudadana, terminó por trasladarse a nivel nacional”.
(citar, xxxx)
Si bien es cierto los partidos políticos vuelven adquirir una fuerza gravitante hacia el
periodo final de la dictadura esto se debió al enclave que provoco el plebiscito democracia/
no democracia, y es en base a esta fisura que se reconstituirán los partidos. Aquí se produce
un cambio substancial debido a que las demandas ciudadanas se verán cada vez más lejanas
entre el representante y el representado (Rosanvallon, xxxx), ya no existe el puente entre las
demandas de la sociedad civil y los partidos políticos. Comienza a fragmentarse y a
atomizarse la sociedad, tratando de cubrir ese vacío institucional la propia ciudadanía como
mediante los movimientos sociales, las redes de comunicación o manifestaciones masivas.
Los medios de comunicación demuestran, ya no a un hombre notable sino que pasaron a ser
“personajes mediáticos”, personas que han adquirido mejor dominio de la comunicación
que otros y que por lo tanto resaltan sus cualidades retoricas. El político activista y el
burócrata de partido han sido reemplazado por una democracia de audiencias experto en
medio de comunicación (Manin,xxxx).
De la misma manera los partidos políticos han dejado de cumplir con el rol de formular y
desarrollar programas, a los candidatos les resulta incómodo las promesas detalladas y les
parece difícil y casi peligroso tratar de abordar un programa enfrentándose a imprevistos.
Los programas pasan a segundo plano y es más valorable las cualidades personas y sus
aptitudes para tomar buenas decisiones que atarse las manos con promesas concretas
(Manin, xxxx).
La conquista por el voto deja de ser una diferenciación ideológica entre partidos para captar
al votante. El candidato se preocupa de definirse a sí mismo y de definir a su adversario.
Esta situación ha llevado a que los algunos candidatos tengan cualidades populistas como
es la descripción con tintes dramáticos, un estilo de comunicación impregnado de
negatividad, indignación y de un espíritu cuasi- trágico que apela por la restauración del
orden. Ya no existe una propuesta contundente de soluciones y desafíos sino que se
exacerba la apelación al pueblo la exaltación contra las elites y el señalamiento de un
enemigo o antagonista envuelto en la emocionalidad (libro del profe, xxxxx). Aquí pasa a
ser central la figura del líder y su capacidad de desmantelar y sacar a los antiguos partidos y
formas de gobierno democrático dominado por las elites.
Los nuevos representantes buscan una nueva forma de relación, la iniciativa es puesta en la
división, tratando de encontrar los puntos de disyuntiva en el electorado y trasladarlas al
escenario público (Manin, xxxx). Estas divergencias entre los candidatos provoca una
fractura social y por ende la adhesión del electorado, los candidatos ya no son portavoces
de grandes proyectos nacionales sino que son buscan la personalización en la política.
En este tiempo la imagen lo es todo, los representantes no solo valoran la imagen personal
sino la de los partidos con los cuales están relacionados o incluso con las organizaciones
que trabajan, siendo Las encuestas de opinión una gran fuente de información en la política
actual. La campaña política entonces se compone de varias imágenes que se trabajan en
distintos niveles en donde se contrapone la definición del candidato, el ataque hacia el otro,
utilizando representaciones esquemáticas simplificadas.
Prueba de lo anterior es el debate presidencial en las primarias del 2017 de Chile Vamos,
en donde más que debatir ideas o propuestas programáticas se llevó a cabo un nivel de
discusión en entre los candidatos respecto de sus vidas personales, y a descalificaciones en
donde inclusive opinión publican pidió “elevar el nivel del debate”
Es necesario que el sistema político vuelva a reconocer a sus electores no solo mediante
creaciones de imágenes respecto a los candidatos, sino que capturando las demandas
ciudadanas que alguna vez fue parte de sus ejes programáticos. De lo contrario llegaremos
a un extremo en que la legitimidad de los representantes sea mínimas, en donde las
minorías más intensas pueden utilizar esta despolitización e instalarse mediante gobiernos
populistas que avalen medidas demagógicas.
En base al análisis de los partidos políticos y su fractura se puede determinar que el sistema
político chileno presenta el gran desafío de reconstruirse ya que se necesita de las fuerzas
políticas para poder canalizar los problemas de la sociedad, así como la conducción de un
país en una democracia legítima, es deber entonces de los partidos políticos volver a captar
al electorado.
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Referencias
Álvarez, Op.cit., 172. 39 Gino Germani, Política E Sociedade Numa Época de Transiçao:
Da Sociedade Tradicional À Sociedade de Massas, Sao Paulo, Mestre Jou, 1973; Octavio
Ianni, La Formación Del Estado Populista En América Latina.
Coppedge, Michael. (1998). «The Dynamic Diversity of Latin American Party Systems».
Party Politics, 4 (4): 547-568.
Dix, Robert. (1989). «Cleavage Structures and Party Systems in Latin America». Comparative
Politics, 22 (1): 23-37
Scully, T. (1992). Rethinking the Center: Cleavages, Critical Junctures, and Party evolution
in Chile. Stanford: Stanford University Press.