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1. INTRODUCCIÓN.
3. EL MESOLÍTICO.
4. EL NEOLÍTICO Y ENEOLÍTICO.
5. EL MEGALITISMO.
6. LA EDAD DE BRONCE.
8. LAS COLONIZACIONES.
8.1. LOS METALES Y LAS RELACIONES DE INTERCAMBIO.
8.2. NUEVAS FUENTES DE RIQUEZA.
8.3. FENICIA.
8.4. GRIEGA.
8.5. CARTAGINESA.
10. CONCLUSIONES.
11. ANEXOS.
BIBLIOGRAFÍA
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1. - INTRODUCCIÓN.
Hemos de reseñar en primer lugar que no estamos ante una cultura o civilización única e
independiente, y que por consiguiente los conocimientos que tenemos hay que situarlos en un
contexto general dentro de la aparición del hombre y sus primeras culturas. Las diferencias con
otros lugares serán más o menos significativas o cuestión de matices, pero el denominador común
será la evolución y adaptación del hombre sobre el medio que le rodea.
En segundo lugar hemos de partir del hecho de que todas las hipótesis y afirmaciones que
se formulan están sujetas a las variaciones que se puedan derivar de nuevos estudios y hallazgos.
Por lo tanto, el estudioso de este tema, como de tantos otros, ha de estar abierto a posibles
modificaciones consecuencia de nuevos descubrimientos. Basta recordar como ejemplo el hecho
de que con la aparición del hombre de Orce (Granada) se cuestionan los planteamientos
anteriores y se formulan nuevas teorías al considerar sus restos como los más antiguos de
Eurasia.
La fauna de ésta época es la propia de todo el Pleistoceno. Junto con elementos que
perviven de la Era Terciaria (primer elefante, équidos primitivos, y cérvidos más antiguos),
aparecen nuevas especies tales como el rinoceronte, bóvidos, formas recientes de équidos, y
carnívoros. Muchas de estas especies perduran en la actualidad.
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El hábitat del hombre no debió de ser generalmente las cuevas. Los yacimientos nos
hablan de asentamientos fundamentalmente al aire libre en las terrazas de los ríos (Tajo,
Manzanares, Jarama, etc,) y otros como Torralba y Ambrona (Soria) que son cazaderos de
animales próximos a abrevaderos, en los que se han encontrado restos de elefante junto con una
industria lítica. Ésta asociación de animales y útiles nos hace suponer que en las mismas áreas de
captura se procedía a descarnar y descuartizar el producto obtenido de la caza.
Los restos humanos más antiguos son los dos parietales y un fragmento de interparietal
descubiertos en Orce (Granada). Se trataría de un Homo Erectus u Homo Habilis y su datación
nos sitúa en torno a 1.600.000 años a.C. Los encontrados en Atapuerca (Burgos) son 26
cadáveres junto con centenares de esqueletos de osos, y son considerados como
anteneandertales.
Su inicio, en torno a los 125.000 años a.C., se produce en el periodo interglaciar que
daría paso a la glaciación de Würm y se asocia al término Musteriense y al hombre de
Neanderthal.
Aplicada esta clasificación a la Península Ibérica los yacimientos que nos encontramos
son:
Su desarrollo se lleva a cabo durante la última glaciación, entre el Würm II-III y finales
del IV, y viene a estar presente en la Península Ibérica en torno al 40.000 a.C.
Las características de éste periodo, que veremos a continuación, las podemos concretar
en:
El clima de éste periodo presenta una clara diferencia en dos zonas. La cornisa cantábrica
tendría un clima mucho más frió que el actual, con zonas esteparias en donde se dio una fauna
típica de un momento frío, mamut y rinoceronte lanudo. Al contrario que en el litoral
mediterráneo en donde predominaba un clima más templado y relativamente seco.
En cuanto al hábitat podemos observar una gran diversidad. Se puede hablar de cierto
aumento demográfico y asentamientos de distinta índole. Campamentos próximos a zonas de
paso de las manadas de animales o junto a abrevaderos. En las proximidades de los ríos, en donde
se empieza a desarrollar la pesca, o del mar, con labores de marisqueo. No obstante, fueron más
frecuentes los habitat en cuevas, en donde podemos ver una característica peculiar. La entrada
sería la zona básicamente de habitación, y en muchos casos el interior se reservaría para una
especie de santuario en donde se llevarían a cabo las primeras manifestaciones artísticas.
- la Perigordiense, con puntas de dorso curvas, que fue poco común en la Península
Ibérica. Se conoce únicamente en Morín (Santander).
- la Auriñaciense, con raspadores y buriles arqueados. Se concentra básicamente en
el Norte: Morín y Castillo (Santander), Cierro (Asturias). En el Mediterráneo fue
menos frecuente. Muy característica es la industria ósea.
- la Gravetiense, más frecuente en el Mediterráneo y con puntas de dorso recto.
- la Magdaleniense, con raspadores y buriles.
Los restos humanos del paleolítico superior peninsular, aunque escasos, se enclavan
dentro de la tipología de Homo Sapiens. Sabido es que hace aproximadamente 30.000 años se
produce la desaparición del Hombre de Neanderthal y el surgimiento de una nueva especie de
tipo humano que difiere poco del actual. Estamos en presencia del Homo Sapiens, cuyo tipo más
representativo sería el Cromagnon. Ciertos rasgos de éste último son los que se han hallado en
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los cráneos de Parpalló (Valencia), Urtiga (Guipuzcoa), Pendo (Santander), La Carigüela
(Granada).
- Idea de volumen: aparte de las pinturas en las zonas planas y lisas de las paredes y
techos, se observa que ciertos relieves de las rocas se usaban al parecer para dar esa
sensación de volumen.
3.- EL MESOLÍTICO.
Es común entender por Mesolítico una etapa intermedia entre el gran desarrollo
alcanzado en la última fase del Paleolítico y lo que en términos generales se conoce como
Revolución Neolítica. También ha sido denominada Epipaleolítico por la continuidad, en muchos
casos, de la etapa anterior, lo que ha llevado a considerarla como de escaso avance cultural.
El cambio climático que se produjo hace unos 10.000 años, con la regresión de los
glaciares, motivó un aumento gradual de las temperaturas, y como consecuencia un
desplazamiento hacia el norte de la fauna paleolítica. Las grandes manadas de bisontes y ciervos
desaparecen prácticamente del territorio peninsular, por lo que el hombre se ve sometido a un
nuevo proceso de adaptación al medio.
- Los Concheros del Muge, en la confluencia de éste río con el Tajo en Portugal.
Con hábitat al aire libre y gran importancia del marisqueo. El yacimiento más antiguo
es el de Moita do Sebastiao, con cabañas semicirculares y enterramientos en fosa.
A la secuencia cultural del Mesolítico corresponde el arte rupestre del Levante español.
La primera cuestión que surge es la problemática surgida entre los arqueólogos en el terreno de
su posible relación con la pintura franco-cantábrica del Paleolítico Superior. La hipótesis inicial de
sus conexiones y su ubicación paleolítica no tiene vigencia en la actualidad. Por sus diferencias en
cuanto a su ubicación y su utillaje se puede llegar a la conclusión de que corresponden a estadios
culturales distintos. No obstante, tiene aceptación la teoría formulada por Ripoll al considerar un
posible engarce de ambas situado en la Sierra de Albarracín (Teruel).
Los temas suelen ser las escenas de caza y las figuras humanas, en las que se distingue la
diferencia de sexos.
En cuanto al estilo, observa Ripoll cuatro etapas diferenciadas. Una inicial, naturalista,
situada en Albarracín y que enlazaría con la franco-cantábrica; otra propia del Mesolítico con la
aparición de la figura humana, estática y estilizada; una tercera en el paso hacia el Neolítico, con
cierto dinamismo; y por último otra de transición a la pintura esquemática ya en el propio
Neolítico.
Etimológicamente Neolítico significa "piedra nueva", término creado en los inicios de los
estudios prehistóricos en la primera mitad del siglo pasado. Éste cambio tecnológico no resulta
esencial frente al elemento que verdaderamente define éste periodo: el paso de una economía de
recolección y caza a una capacitación del hombre para obtener alimentos a través de la
agricultura y la ganadería, acompañado por la invención y uso de la cerámica. La introducción no
fue radical y se efectuó de forma progresiva, perviviendo en los inicios los procesos recolectores
y el hábitat en cuevas.
- Neolítico Pleno: aparece en los inicios del tercer milenio, caracterizado por un
retoceso de la cerámica cardial y un avance de las incisiones e impresiones.
Apreciamos los siguientes focos:
Es el momento en que, como afirma Tarradell, se inicia un "fenómeno que será general en
todo el mundo antiguo: Andalucía como primer centro hispánico. Desde el Eneolítico hasta la
Córdoba califal, pasando por Tartessos, la Bética romana y visigoda, los territorios meridionales
serán durante casi tres mil años el primer centro cultural y económico peninsular".
El gran yacimiento de ésta fase es Los Millares (Almería). Se trata de una pequeña
ciudad, con fuertes murallas con bastiones, y con una gran necrópolis formada por tumbas
megalíticas de varios tipos, entre las que destacan las de cúpula con pasillos de acceso. El hábitat
presenta viviendas circulares de piedra que se asientan sobre promontorios de difícil acceso, a los
que se dota de defensas artificiales. Destacamos igualmente cierto fenómeno de convergencia,
por cuanto junto a un sustrato indígena (aspecto funerario), se observa otro foráneo
(manufacturas importadas).
5.- EL MEGALITISMO.
En líneas generales, se trata de dólmenes que están constituidos por una especie de
cámara con una gran losa como cubierta. En algunas ocasiones a ésta cámara se le añadía una
entrada en forma de corredor, dando lugar a lo que se conoce como "sepulcros de corredor".
Cuando el sepulcro consistía en una galería de paredes aproximadamente paralelas se denomina
"galería cubierta". El menhir es una piedra que se hincaba en la tierra, y la asociación de éstos en
forma circular constituye los cromlech.
En la Península Ibérica se observa una etapa inicial en torno a fines del cuarto milenio con
una serie de círculos de piedras con funciones funerarias. Éste sería el caso de los hallazgos de La
Loma de la Atalaya (Almería). En el 2.500 ya tenemos los sepulcros de Los Millares, aludidos
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anteriormente. Más al Oeste tenemos la zona de Antequera (Málaga), donde se dan los más
espectaculares por su monumentalidad, como la Cueva de Menga, y otros como los de Soto
(Huelva), Matarrubilla y Carmona (Sevilla). Aunque de época posterior, Bronce, destacan las
construcciones de Las Baleares, las conocidas navetas y los talayots.
En la Península Ibérica, las innovaciones más significativas fueron las viviendas de planta
cuadrada, y los enterramientos dejan de ser colectivos, siendo generalmente individuales, de 2 ó 3
cadáveres.
El grupo representativo de ésta fase es El Argar (Almería), cuya cultura aparece bien
diferenciada y con cierta unidad geográfica, abarcando la zona de la provincia de Almería y
extendiéndose hacia el Norte por Murcia, Albacete y Alicante, y hacia el Oeste por la zona
oriental de la provincia de Granada.
Novedad que lo distingue también del periodo anterior es la acentuación del carácter
bélico, manifestado en la situación de los poblados, todavía establecidos en las alturas de fácil
defensa y rodeados de murallas más marcadas que en la fase anterior.
El rito sepulcral cambia, con el abandono del enterramiento colectivo. No hay megalitos
ni cuevas funerarias. Los difuntos se inhuman dentro del mismo poblado, siempre en posición
encogida y dentro de grandes urnas de cerámica.
La producción alfarera del grupo de la Edad del Bronce del sureste peninsular se
caracteriza por su buena calidad técnica en su elaboración y cocción, pero es siempre lisa, sin el
menor adorno.
- la Zona Valenciana, con nexos de unión con la cultura argárica, pero con un
elemento diferenciador: los enterramientos no se hacen en el subsuelo de las
viviendas, sino en pequeñas covachas naturales próximas a los poblados.
Viene marcado por lo que Tarradell denomina "la entrada en la historia", al poder
disponer por primera vez de fuentes escritas sobre ésta etapa. Las fuentes fenicias o cartaginesas
han desaparecido, mientas que las fuentes "clásicas" (griegas y romanas) se conservaron gracias
al espíritu medieval en recuperar los textos griegos y latinos. La escasez de estas fuentes es clara
en lo referente a los pueblos prerromanos, y sólo serán abundantes y directas a partir del siglo III
a.C. con el enfrentamiento entre Roma y Cartago. Por citar algunos de los textos iniciales cabe
destacar a Herodoto, Estrabón (Geografía), Avieno (Ora Maritimae), Plinio, Mela, etc.
- La década de los 40, con los estudios etnográficos de Caro Baroja, iniciando
nuevos planteamientos de tipo socioeconómico y en donde la valoración de los
hallazgos arqueológicos jugaba un papel primordial.
Otras relaciones comerciales se desarrollaron con los fenicios y los griegos. Los primeros
llegaban a Tartessos en busca de la plata, y sus contactos están en relación estrecha con los
establecimientos que los fenicios llevaron a cabo por toda la costa meridional. Con el paso del
tiempo se llega a entablar una fuerte competencia entre tartesios y fenicios. Por otra parte, el
comercio con los griegos revistió un carácter distinto. Éstos venían buscando esencialmente
productos agrícolas y ganaderos, dada la gran riqueza de ésta zona, más que minerales.
En el ámbito de la cultura, Blanco Frejeiro señala que no fue original, sino continuación
de las culturas de El Argar, Los Millares, y la megalítica. Si bien es cierta esta base, hay que
destacar que su mayor auge se produce con el influjo oriental. Rasgo típico fué la escritura, en
cuyo origen vemos signos de valor silábico.
Desde una óptica militante andalucista no deja de tener interés la siguiente web con
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abundantes materiales y enlaces:
Las ciudades, que se concebían como centros de agrupación tribal, se asentaban en cerros
bien defendidos, y en ellas se da un urbanismo avanzado. En los alrededores se construían
recintos para el ganado.
- Agricultura: cereales, vid y olivo. El cultivo del lino y el esparto se orienta hacia
una industria textil. También son explotados los bosques.
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- Ganadería: complemento de la agricultura, con la cría de caballos, ovejas y cabras.
- Comercio: los grandes centros son Gadir (Cádiz), Malaca (Málaga), Sexi
(Almuñecar), Baria (Villaricos), Hemeroscopeion (Denia), Emporion (Ampurias).Se
exportarían materias primas: metales (oro, plata, cobre, hierro) y fibras textiles
(esparto y lino). Las importaciones serían productos manufacturados tales como
objetos de adorno y cerámica.
Su cultura viene definida por la escritura y el arte. La primera presenta tres grandes áreas:
la tartésico-turdetana, la bastetana-mastiena (Andalucía Alta hasta el Cabo de la Nao), y el norte
del río Segura. La inscripción más antigua data del siglo V a.C. El alfabeto es silábico, con 29
signos. En cuanto al arte, es el aspecto mejor conocido. La arquitectura está poco desarrollada,
no existe el templo ni el palacio como las construcciones clásicas de las civilizaciones
contemporáneas (griegos y romanos). Los únicos conjuntos monumentales son las murallas. La
escultura presenta un notable desarrollo con piedras de distintos tipos que eran policromadas.
Algunas de ellas son de dimensiones naturales (damas de Elche y Baza) y relacionadas con
santuarios o necrópolis. En bronce se realizan pequeñas estatuillas (exvotos) con un marcado
carácter religioso. Son macizas, de unos 10 cm. y representan hombres y mujeres en actitud
oferente. En las regiones donde escasea el bronce se utiliza arcilla (terracota).
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Son pueblos heterogéneos y vinculados a los indoeuropeos occidentales (celtas). Su
estructura tribal es muy acusada. Su base económica es la ganadería, con una tendencia al
nomadismo y una agricultura en segundo plano. La metalurgia del hierro está muy desarrollada y
perfeccionada.
Los idiomas son diferentes, pero la característica común es su entronque con las lenguas
indoeuropeas. La escritura es escasa.
- Celtíberos: Citerior, los valles del Jiloca y Jalón y el margen derecho del Ebro.
Influenciados por la cultura ibérica con la que establecen lazos comerciales. Son los
Lusones, Titos, y Belos. Ulterior, en las cuencas del Duero y Tajo. Arévacos y
Pelendones.
En ambos grupos se dió la necesidad constante de emigración, dada la pobreza de
las tierras, lo que les llevó en muchos casos a enrolarse como tropas mercenarias de
los cartagineses frente a los romanos.- Carpetanos: al Sur de los anteriores. Fueron
atacados por Anibal y sufrieron igualmente continuas razzias de los lusitanos, lo que
da a entender que debían poseer una economía próspera.
- Vacceos y Vetones: se extenderían por la zona de Salamanca, Cáceres y Ávila.
Mantenían contactos con los Arévacos, a quienes abastecían de minerales. Cada año
hacían parcelas que distribuían por sorteo, y una vez recogido el fruto era
colectivizado y redistribuido.
- Cántabros: en toda la franja costera cantábrica. Tenían una agricultura con bajo
nivel técnico. La falta de recursos sería la causa de su belicosidad. Su estructura
social pone de manifiesto un matriarcado en el que es peculiar la costumbre de la
"covada": el hombre, cuando su mujer da a luz, debía cumplir ciertos preceptos,
entre los que figuraba el acostarse con el recién nacido.
- Astures: situados entre cántabros y galaicos, y con una estructura social gentilicia.
- Galaicos: también con una organización gentilicia y un matriarcado en el que la
mujer tenía prioridad hereditaria, era la responsable del ajuar de los hermanos. En el
panteón observamos diosas de la fecundidad y fertilidad que con el tiempo pasan a
un segundo plano, cediendo su lugar a los dioses guerreros. Su economía se basaba
en la recolección de frutos naturales. La agricultura era de bajo rendimiento y la
caza y el pastoreo eran un complemento. Su hábitat era en castros (fortificaciones
para refugio en épocas de peligro), y Citanías (lugar habitual de residencia). Los
poblados se ubicaban en lugares altos, constituidos por viviendas redondas u
ovaladas. - Lusitanos: estaban asentados en dos zonas claramente diferenciadas: una
sería la faja costera portuguesa y valles del Duero y Tajo, en donde existía una rica
agricultura que enriquecería a la nobleza que la poseía y un esclavismo de tipo
patriarcal. La otra zona es la del interior, las tierras áridas de las serranías, en donde
se dedicarían al pastoreo. Las diferencias sociales y la escasa riqueza de los sectores
menos favorecidos dió lugar al bandidaje y a sus frecuentes incursiones de saqueo en
tierras más prosperas.
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8.- LAS COLONIZACIONES.
Al abordar éste tema, es necesario dejar clara la idea de que las colonizaciones en la
historia antigua tienen poco que ver con el concepto actual de colonización.
El fenómeno se deriva de las navegaciones hacia Occidente que iniciaron los fenicios y los
griegos de un modo firme y sistemático sobre todo a partir del 800 a.C.
- áreas afectadas por contactos comerciales más o menos intensos pero que no
reciben ni un poblamiento masivo ni ciudades o factorías estables; la proyección de
griegos por la costa catalana, valenciana y andaluza formaría parte de éste modelo,
que previamente habían iniciado los fenicios en sentido contrario.
Los textos clásicos sobre Tartessos reflejan el deslumbramiento que produjeron sus
metales preciosos, hecho que corroboran los hallazgos arqueológicos. Pero siendo los metales el
elemento primordial, no significa que fuera exclusivo. En el estado actual de los conocimientos,
se conocen más los productos objeto de exportación que los de importación. Conocido resulta el
prestigio de la industria textil fenicia y otros elementos más perdurables, tales como los objetos
fabricados con pasta vítrea, a menudo multicolor, que van desde pequeñas botellitas que
contendrían perfumes y hungüentos hasta las cuentas de collar; las joyas, que pronto imitarían los
indígenas; armas y otros instrumentos de metal.
Existe una polémica sobre cuando se asentaron. Las fuentes más antiguas hablan de
fechas en torno al 1.100-1.200 a.C., antes de la fundación de Cartago y posterior a la caída
Troya. La idea general apunta a que antes del siglo VIII a.C. no es posible una expansión fenicia
intensa, y por consiguiente lo que se produjo del siglo XIII al VIII a.C. fue un fenómeno
precolonial con una serie de exploraciones e intercambios comerciales. Tartessos actuó como
foco de atracción.
La principal diferencia con la colonización griega fue su distinta motivación. Los fenicios
estuvieron más interesados en el intercambio que en una expansión territorial.
Se cree que los primeros en iniciar éste tipo de colonización fueron los rodios, por la
similitud terminológica de Rhode (Rosas). Básicamente podemos establecer cuatro fases:
- los primeros viajes samios, recogidos por Herodoto al relatar que un tal Kolaios de
Samos llegó aproximadamente en el 654 a.C a las costas de la Península Ibérica y
regresó con plata.
- focenses, que fueron más sistemáticos, y cuya penetración se produce por Francia,
dada la importancia de Massalia como centro de operaciones en Occidente. De aquí
se iniciaría un desplazamiento costero que podemos observar: Emporion (Ampurias),
Hemeroscopion (Denia), hasta Mainake (la Málaga griega), que fue la vía hacia los
centros mineros. Por la importancia de la fenicia Gadir no pasaron del Estrecho.
Fueron los que mantuvieron relaciones con Tartessos.
- con la caida de Tiro y el auge de Cartago se inicia la competencia con los
púnicos.
- tras la batalla de Alalía (535 a.C.), al enfrentarse con etruscos y cartagineses, se
establece que no podrán pasar al sur del Cabo de la Nao, reduciéndose así su área de
influencia en Cataluña y Levante, en clara dependencia de Massalia.
Los griegos trajeron a la península aceite, vino, cerámica y objetos de bronce. Se llevaron
metales, esencialmente el estaño de Galicia a través de Málaga, y cuando ésta cayó en la órbita
púnica, puede que lo obtuvieran por la ruta fluvial del Duero.
Podemos ver dos áreas: una de influencia fenicia, a lo largo de la costa andaluza y a
ambos lados del Estrecho y con tendencia a individualizarse, y otra centrada en Ibiza y sobre todo
el sureste peninsular. Fueron establecimientos de tipo imperialista, lo que denota una expansión
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territorial a partir del siglo V a.C.
La llegada de los romanos a la Península Ibérica estuvo relacionada con dos hechos
fundamentales:
- el choque con los cartagineses
-inicio de las tendencias expansionistas por parte de la oligarquía de
Roma.
Comienza con la Segunda Guerra Púnica (218 a.C.) y no se completa hasta la época de
Augusto. El valor de los numantinos, el genio militar de Viriato, o la ingobernabilidad de los
indígenas, que la historiografía franquista consideró como causas de la larga duración de la
conquista, no fueron los motivos reales de que Roma tardara 200 años en conquistar la Península
Ibérica. Los distintos proyectos de la oligarquía romana y su propio desarrollo político y
expansionista fueron la clave.
Los cartagineses inician la conquista peninsular por el Sur. Los Barca (Amilcar, Asdrúbal,
y Aníbal) emprenden la expansión como fuente de ingresos, buscando las riquezas agrícolas,
mineras , comerciales, y mercenarios para su ejército.
La chispa salta en Sagunto. Situada al Sur del Ebro, Aníbal la asedia y la ocupa. Roma, su
aliada, responde, y es Aníbal el que impone la estrategia de doble frente, uno en Italia y el otro en
la Península Ibérica. Roma toma por sorpresa Carthago Nova, arsenal militar cartaginés. El
ejército romano, mandado por Publio Cornelio Escipión, se dirige hacia la Bética, expulsando de
ella a los cartagineses. Toda la franja costera del Este y del Sur pasaron a dominio romano hacia
el 206 a.C.
Por razones estratégicas, Escipión dividió al ejército en dos. Partiendo de esta división
militar, se crearon dos provincias: la Citerior, al Norte de Carthago Nova, y la Ulterior al Sur.
Comienzan a producirse las primeras revueltas indígenas. La causa hay que buscarla en los
abusos de los administradores romanos, que buscando su lucro personal sometieron a los
hispanos a un constante saqueo.
Las guerras celtibéricas y lusitanas fueron propulsadas por varias razones. Por parte de
Roma, el Senado estaba dispuesto de forma abierta y agresiva a ampliar sus dominios y eliminar
cualquier foco de resistencia. Los lusitanos, presionados por la necesidad, realizaban periódicas
incursiones en la Bética, llevadas a cabo al principio por Púnico y más tarde por Viriato. Los
celtíberos, por su parte, veían en la frontera romana al Sur de Celtiberia el obstáculo en sus
proyectos de conseguir una federación fuerte. Ambas guerras, celtibéricas y lusitanas, además de
ser simultáneas (aproximadamente del 154 al 133 a.C.) supusieron la coordinación de las
acciones militares de los indígenas para obligar al ejército romano a batirse en dos frentes, bien
entendido que no pretendían defender una "patria" común.
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Las guerras terminaron con la caida de Numancia, en el 133 a.C., y con el asesinato de
Viriato, en el 139 a.C. Numancia resistió varios años de asedio, más por las tensiones dentro de la
oligarquía romana y la utilización de la guerra por los generales como medio de enriquecerse, que
por la fiereza y valor de los indígenas. Resulta paradójico que una pequeña confederación tribal
pudiera vencer al Estado Romano, que ya contaba con un fuerte potencial económico y militar en
plena fase expansionista.
En cuanto a Viriato, sus incursiones por la Bética desde el 147 al 140 a.C., con fines
eminentemente saqueadores, habían producido cierto debilitamiento en el líder lusitano que le
llevó a pactar con Roma. Es en ésta situación cuando se produce su asesinato, propiciado por el
procónsul de la Hispania Ulterior, Cepión.
El inicio del dominio del resto de la Península Ibérica por parte de Roma quedaba abierto.
La conquista del territorio lusitano abrió la penetración romana hacia el noroeste peninsular. La
expedición de Décimo Bruto en el 137 a.C. hasta llegar al valle del Miño no supuso un
sometimiento definitivo de Galicia, se trató más bien de una campaña militar orientada al acceso a
los centros mineros de éste territorio y de paso a la obtención de un considerable botín de guerra.
Por otra parte, la conquista de las Baleares se produjo en el 123 a.C. Aunque suponía un
importante punto estratégico por su situación, la anexión se justificó por las acciones de los
piratas que actuaban en el Mediterráneo y que tenían su refugio en las islas.
Con la promulgación de la Lex Plautia (73 a.C.) se amnistió a todos los populares y
supuso el declive de Sertorio. A partir de aquí se produjo cierto cambio, cuando Pompeyo, que
pertenecía al círculo de los optimates, utilizando las mismas tácticas sertorianas apaciguó los
pueblos indígenas de gran parte del valle del Duero.
Cesar, favorito de los populares, actuaba en la Hispania Ulterior. Pacificó los focos
rebeldes lusitanos, concediéndoles tierras en zonas llanas . Con ésta medida y la concesión
de estatutos privilegiados a las ciudades que le habían sido fieles favoreció su romanización.
Ya en el 27 a.C., según Dion Casio, Augusto dividió Hispania en tres provincias. Aunque
la fecha es cuestionada por gran número de historiadores, entre el 27 y 14 a.C. varió la división
realizada en el 197 a.C. El límite entre la Hispania Citerior y la Ulterior no cambió, pero ésta
última fue dividida en dos, de tal manera que la configuración administrativa de Hispania quedaba
así:
En un aspecto global, se puede entender por romanización la asimilación, por parte de los
pueblos indígenas de la Península Ibérica, de la cultura romana (economía, sociedad, religión,
lengua, etc.). Implicó cierta desaparición de algunos elementos culturales autóctonos y su
transformación y adecuación a la nueva cultura dominante, la romana. No obstante, hay que
señalar que ésta asimilación no fue uniforme. Dependió de las zonas donde se produjo éste
fenómeno y de la época.
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Del mismo modo es equivocado partir del hecho de que la conquista, por sí sola, produjo
la romanización. Fue un proceso lento que llevó aparejado fuertes cambios estructurales y donde
el nuevo concepto de "civitas" (ciudad) jugó un papel primordial en la introducción de las nuevas
formas.
Por último cabe señalar que la desaparición de las formas culturales indígenas no fue
completa. Subsistieron durante largo tiempo y en algunos casos su transformación se llevó a cabo
bien entrada la época imperial. Los contrastes fueron patentes si observamos una Bética
rápidamente asimilada, así como el territorio costero de la actual Cataluña, frente a la zona
central y Norte, en donde se produjo de una forma más débil.
10.- CONCLUSIONES.
Tras el tránsito por el Mesolítico, la revolución neolítica nos llega con sus nuevas formas
de vida: el desarrollo de la agricultura y ganadería y el hábitat en poblados. Se inicia en éste
momento la concentración en el Sur de las culturas más avanzadas, que en el Neolítico vendrán
representadas por Los Millares, y en la Edad del Bronce por El Argar, ambas en la provincia de
Almería.
Con la Edad del Hierro asistimos al fenómeno cultural de Tartessos y a los cambios
estructurales consecuencia de las colonizaciones. Fenicios y griegos se asentaron por todo el Sur
y Este peninsular. Con el declive fenicio y el auge cartaginés, se produce, dentro de un contexto
de lucha por la hegemonía en el Mediterráneo occidental, el enfrentamiento entre púnicos y
romanos. Serán éstos últimos los que salgan victoriosos y se iniciará la expansión de Roma, que
llegará a controlar toda la Península y que dará lugar a lo que la historiografía denomina como
romanización. Se abre así una etapa en la que Hispania, sin olvidar que se trata de una provincia
dentro del Imperio Romano, alcanzará un auge espectacular en todos los aspectos.
11.- BIBLIOGRAFÍA.
AA.VV.: Historia de España. Tomo I: Protohistoria, y Tomo II: Hispania Romana. Ed.
Catedra. Madrid, 1988.
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(última edición, 2000).
12.- ANEXOS.
12.1. Periodificación del Paleolítico en la Península Ibérica.
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L - Pebble Culture - Lascas más pequeñas: - Lascas perfeccionadas
I Í - Hachas de mano - buriles y reducidas (microlitos):
N T - Bifaces - raspadores - buriles
D I - Lascas rudimen- - raederas - puntas de flecha
U C tarias.
S A
T
R
I
A
O - Arpones
S ---------- Escasa y rudimentaria - Propulsores
E - Azagayas
A - Colgantes
Culturas - Abbevillense - Musteriense - Auriñaciense
- Achelense - Solutrense
- Magdaleniense
Hábitat - Al aire libre - Al aire libre - Al aire libre:
- Cuevas (inicio) - abrevaderos
- ríos (pesca)
- costa (mariscos)
- Cuevas.
Paleolítico Inferior: Las hachas de mano abbevillenses son muy irregulares y defectuosas.
Poseen dimensiones variables (hasta unos 25 cm. de largas) y eran utilizadas para
descuartizar, no para golpear. Las grandes lascas clactonienses se caracterizan por tener el
plano de percusión y el de lascado formando un ángulo obtuso. Están poco retocadas y
no existía una preparación previa del núcleo.
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