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EL CLARETIANO
en el
proceso de renovación
congregacional
Roma, 1985
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PRESENTACIÓN
Introducción
c) Comunidad misionera
13. Nuestra comunidad claretiana tiene hoy una fisonomía bastante
distinta de la que presentaba hace veinte años. Está menos fundada en normas y
leyes; es más flexible y pluralista. Las personas se sienten en ella más valoradas
y libres. Las relaciones son más fraternales. Echamos en falta, sin embargo, una
mayor profundidad de relación, que nos lleve a compartir más y mejor nuestra
vida y misión.
14. Tenemos una conciencia más clara de que debemos ser una
comunidad para la misión, que comparte el mismo proyecto misionero. Otra
cosa es la práctica, pues de hecho muchas de nuestras acciones degeneran en
individualismo, o porque no se asumen dentro del proyecto comunitario, o
porque éste ni siquiera existe.
41. La descripción que hemos hecho nos permite afirmar, con gozo y
agradecimiento al Señor, que el proceso de renovación congregacional, a lo
largo de estos veinte años, es positivo y esperanzador; reconocemos que no ha
estado exento de errores y de dolor, como fruto especial- mente de nuestras
limitaciones personales. En este caminar hemos sintonizado con la Iglesia de
nuestro tiempo, con sus experiencias de gracia y con las dificultades que le han
sobrevenido bajo el impacto de la crisis de valores o de las tensiones del mundo
actual.
47. En relación con nuestra misión como claretianos, persisten los grandes
desafíos detectados por el Capítulo General anterior y están presentes cada día,
de un modo más acuciante, en la realidad concreta en que vivimos. Desde esta
perspectiva congregacional, sentimos la urgencia de responder, sobre todo, al
clamor proveniente de la pobreza y de la injusticia que sufren gran parte de
nuestros pueblos y que engendran violencia; a los retos de la secularización con
sus implicaciones ya los del mundo no cristiano. Una respuesta adecuada a estos
y otros desafíos locales nos llevará a una auténtica revisión misionera de
nuestras posiciones, de nuestra economía y de nuestro estilo de vida, ya una
selección de nuestras obras.
(1) Cf Carta Circular del P. Schweiger, 23-10-1965, en Annales, XLVIII (1966), pp. 203-
239; Carta Circular del P. Schweiger, 6-1-1966, Annales, XLVIII (1966), pp. 353-356.
XX CAPÍTULO GENERAL
(segunda parte)
Introducción
50. Desde esta perspectiva queremos hacer posible que todos y cada uno
de los claretianos, en cuanto personas, se inserten con todos sus valores y su
responsabilidad en la misión de nuestra
comunidad, y logren así un mayor crecimiento personal. Para conseguirlo, nos
comprometemos a potenciar en el próximo sexenio la espiritualidad personal, la
dimensión comunitaria de la persona y la formación de cada claretiano como
proceso permanente .
61. Favorecer unas relaciones más profundas entre nosotros. Para ello
crearemos y respetaremos tiempos fuertes de encuentro comunitario, en los que
compartamos nuestras ideas, sentimientos, trabajos y, sobre todo, nuestra fe
(39); en los que disfrutemos también de una saludable distensión. Alentamos
algunas iniciativas que están surgiendo con la finalidad de hacer eficaces en bien
de las personas, los dinamismos de crecimiento comunitario; entre ellas
mencionamos el «día semanal de la comunidad» (40).
65. Se procurará elegir y preparar bien a las personas que han de formar
las comunidades de inserción. Además se programará el modo de acompañarlas
y de favorecer su relación. con las demás comunidades para su enriquecimiento
mutuo. Igualmente se deberá prestar particular atención a los claretianos que,
por razón de su acción misionera, tengan que estar alejados por algún tiempo de
su propia comunidad .
74. que el, Gobierno General promueva estudios serios que profundicen la
fundamentación doctrinal de las opciones que definen nuestro compromiso
misionero (54) y las consecuencias que de ellas se derivan para nuestra acción
evangelizadora;
77. Como marco de referencial, será preciso insistir en que esta revisión
no nace de un inútil deseo de cambio continuo, sino de un intento serio de
coherencia de nuestro ser misionero y de realismo ante los desafíos de nuestro
mundo, será preciso, además, llegar a la convicción de que esta revisión no es
una tarea pasajera, sino una actitud, un estilo de vida que exige renuncia
evangélica a todo lo que dificulta nuestro servicio al Reino de Dios, como
claretianos que optamos por una evangelización de vanguardia (57).
80. Cada organismo, sobre todo los ubicados en el tercer mundo, plasme
en realizaciones concretas nuestra opci6n misionera por los pobres, creando en
el futuro un mayor número de comunidades insertas en ellos, que compartan
realmente su situación y los acompañen en sus esfuerzos de promoción y
liberación, haciendo que cada claretiano actúe desde la perspectiva de los pobres
y sea un abogado creíble de su causa (60).
81. En los países del primer mundo tenemos que dar un nuevo rostro a
nuestro ser misionero frente ala increencia, a los alejados de la Iglesia, al mundo
de la marginación y de la droga y en solidaridad con los movimientos de defensa
de la vida, de los derechos humanos, de la paz, etc. Para ello promoveremos la
educación de la fe en los diferentes niveles y ámbitos con iniciativas apostólicas
adecuadas, o cooperando con aquellas que mejor respondan a nuestras opciones.
Esto nos va a exigir concentración de fuerzas, seria preparación y creación de
nuevos proyectos misioneros (61).
CONCLUSIÓN
Santidad:
Los Misioneros Claretianos que estamos participando en el XX Capítulo
General de nuestra Congregación hemos acogido con alegría y entusiasmo esta
ocasión que se nos brinda de llegar
hasta aquí y de poder expresar al Sucesor de Pedro aquellos sentimientos de
reverencia filial, de comunión y de obediencia en la misión, que hemos heredado
de nuestro Fundador, San Antonio María Claret.
Después de haber hecho la acomodación de las Constituciones renovadas
al nuevo Código de Derecho Canónico, el Capítulo está haciendo la última
elaboración de un texto ya ampliamente
reflexionado por nuestras comunidades. Esta reflexión impulsa, por una parte, a
nuestro Instituto hacia posiciones más y más misioneras, al servicio de los más
humildes y lejanos; y, a la vez, nos reclama la atención sobre la persona misma
del misionero como sujeto que merece particular apoyo en la opción de
seguimiento de Cristo, que ha de enriquecerse con la fecunda experiencia de una
comunidad fraterna y que ha de ser respetado y favorecido en su continuo
crecimiento como hombre de Dios al servicio de los hombres.
Por otra parte, celo apostólico y doctrina iban unidos con un espíritu que
podría describir como misionero de vanguardia, en el sentido de asumir con
prioridad aquellos ministerios que las circunstancias habían puesto en peligro, o
incluso habían hecho desaparecer en determinadas regiones; o bien aquellos
medios que hacían más eficaz la evangelización o preparaban más eficazmente
nuevos evangelizadores, comenzando por los sacerdotes diocesanos .
Son éstos unos temas que habéis examinado a fondo y que os pueden dar los
criterios fundamentales en orden a realizar las opciones necesarias en perfecta
fidelidad a vuestra misión y espíritu de familia religiosa.
Amados hermanos: sed siempre fieles al carisma claretiano y leales
continuadores de los genuinos valores de vuestra Congregación. Con la
confianza puesta en Dios, mirad esperanzados hacia el futuro. Con San Pablo os
exhorto a poner vuestros ojos no en las cosas temporales, sino en las eternas (cf
II Cor 4, 18). Amad la vida de oración, el recogimiento interior, la penitencia
voluntaria, la serena sumisión a los Superiores que son signos indicativos de la
voluntad de Dios.
Viviendo el misterio de Cristo en su dimensión eclesial encontraréis el sentido
auténtico a la vida comunitaria, y vuestra acción apostólica y misionera se hará
generosamente fecunda en la construcción del Reino de Dios.
No quiero terminar este encuentro sin recordar otra peculiaridad de
vuestro espíritu, que en vuestro Santo Fundador aparece constantemente con
fuerza singular y que debe continuar siendo un modo de ser y de sentir vuestro:
me refiero a su clara conciencia de ser Hijo del Corazón de María y de ser en
manos de Ella un instrumento de salvación. Sabéis perfectamente hasta qué
punto esta conciencia de filiación mariana está en la base, no solamente de la
actividad apostólica del Santo Fundador, sino también, y de manera específica,
como cimiento de la fundación misma de vuestro Instituto. A lo largo de vuestra
historia, este carácter de filiación mariana ha permanecido siempre como un
elemento importante de vuestra espiritualidad y acción evangelizadora. No
permitáis que se debilite. En la doctrina del Concilio Vaticano II sobre María,
Madre de Dios y Madre de la Iglesia, tenéis un fundamento doctrinal de ese
espíritu mariano que vuestros teólogos y maestros de espíritu deberán ahondar y
desarrollar aún más.
(1) Cf Carta Circular del P. Schweiger, 23-10-1965, en Annales, XLVIII (1966), pp. 203-
239; Carta Circular del P. Schweiger, 6-1-1966, Annales, XLVIII (1966), pp. 353-356.
(2) Cf Const. 4,5,6; Dir. 103; PE 119.
(3) Cf DC 10,17,20; PE 10,12,20.
(4) Cf Const. 3-4; MCH 130,143-144.
(5) Cf MCH 4-48; 201-211.
(6) Cf Const. 3-5,20,23,28; Dir. 56,61,74; MCH 149.
(7) Cf MCH 126 55.; Const. 4,13; PE 119.
(8) Cf AA2.
(9) Cf Const. 4-14,113; Dir. 101,105,109-110,277; DC 5,7; PE 3,4,107; MCH 140-141,212-
220. (10) Cf Const. 48,74; DC 12,24; 1 AP 7; MCH 161-166.
(11) Cf Const. 14,44,46-48; Dir. 111-116; MCH 160-179.
(12) Cf Const. 48; Dir. 124-125; PE 123; 1 AP 9; 2 AP 91; MCH 132,176,182-183,229,238;
CA 30,35; AGT 1,58-70.
(13) Cf Const. 56,72-74; Dir. 150-155,162-163; 1 F 2; MCH 135.
(14) Cf Const. 110; Dir. 436-437,146.
(15) Cf AGT 92.
(16) Cf Const. 78.
(17) Cf MCH 160,179.
(18) Cf MCH 181-191.
(19) Cf Memoria Gubernativa, XX Capítulo General, p. 17.
(20) Cf Lc. 4,18; Aut. 118,687; MCH 51-62.(21) Cf 2 Cor. 3,18.
(22) Cf ibíd.
(23) MCH 142-179.
(24) Cf Const. 46; MCH 223; AGT 24.
(25) Cf Const. 46.
(26) Cf Const. 34; MCH 148,165.
(27) Cf Const. 52.
(28) Cf Aut. 694-695.
(29) Cf Dir. 102; MCH 149.
(30) Cf Const. 54.
(31) Cf Dir. 92,437.
(32) Cf Const. 37; Dir. 85; 2 VR 33 y Anexo 5.
(33) Cf Dir. 155; MCH 137.
(34) Cf Const. 8.
(35) Cf Const. 20,23,28.
(36) Cf Const. 8,36.
(37) Cf Const. 61.
(38) Cf Const. 73.
(39) Cf Const. 12; 2 R 47.
(40) Responde a la experiencia de algunas comunidades y consiste en reservar un tiempo (un
día entero, una tarde, unas horas) para orar en común, planificar, evaluar , compartir
experiencias, recrearse. ..
(41) Cf Const. 54,55.
(42) Cf Const. 17; MCH 139.
(43) Cf Dir. 35.
(44) Cf Const. 110.
(45) Cf Const. 106.
(46) Cf Const. 30,104; AGT 54,56.
(47) Cf Const. 56; Dir. 150,152; 2 F 26.
(48) Cf Dir. 153; PE 139; AGT 92.
(49) Cf MCH 161-191.
(50) Cf 2 F 27; MCH 37; AGT 93.
(51) Cf 2 F 28-29.
(52) Cf Dir. 105-106; 1 F 158; MCH 202,211.
(53) Cf PE 140; MCH 218; MI 15.
(54) Cf MCH 161-179.
(55) Cf MCH ibíd.
(56) Cf MCH 181-191.
(57) Cf Const. 48; Dir. 108; PE 123; 1 AP 105; MCH 163-166.
(58) Cf AGT 62-63.
(59) Cf Dir. 317-320.
(60) Cf Dir. 119; MCH 183-184, 197-198,225.
(61) Cf Dir. 118; MCH 182,197,198,207,208.(62) Cf Dir. 152.
(63) Cf Const. 128,130; Dir. 140,141,437; MCH 239.
(64) Cf Const. 50.
(65) Cf Const. 47.
(66) Cf Const. 50.
(67) Cf Const. 48; FE 50; 1 AF 5; MCH 180,214.
(68) Cf Dir. 116; 1 AP 73-75; MI 32; MCH 115,177-179,234.
(69) Cf MCH 224; 1 AF 76-77.
(70) Cf Dir. 123; MCH 234; AS 1-3; MSC 5,13.
(71) Cf Const. 25.
(72) Cf Const. 26.
(73) Cf Const. 24.
(74) Cf Dir. 594.
(75) Cf Dir. 61; FE 75,76,84; MCH 176.
INDICE GENERAL
Abreviaturas más usadas 5
PRESENTACION 7
DÓNDE NOS ENCONTRAMOS EN EL PROCESO DE RENOVACIÓN
Introducción 11
1. Líneas-fuerza que han impulsado nuestra renovación 12
a) El estilo apostólico de vida 13
b) Dimensión misionera de la comunidad 13
c) Nuestra actividad misionera 14
d) Formación para la misión 15
2. Luces y sombras del proceso de renovación 15
a) Renovación de las Constituciones y del Directorio 16
b) Espiritualidad del misionero claretiano 16
c) Comunidad misionera 18
d) La formación en el proceso de renovación 21
e) Estilo de misión y revisión de posiciones 26
f) Revisión de las estructuras económicas 30
3. Validez del proceso de renovación 31
4. Principales desafíos que se nos presentan 32