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TIPOS DE ADMINISTRACIÓN EDUCATIVA

RUBEN DARIO PEREZ GUZMAN

TUTOR

HERMES MAURICIO SIERRA RIVERA

UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA

TENDENCIAS EN LA ADMINISTRACIÓN EDUCATIVA


MAESTRIA EN ADMINISTRACIÓN Y PLANEACIÓN EDUCATIVA
Montería
2019
Tabla de contenido
1. Tipos de administración educativa .................................................................................................... 4

Referencias................................................................................................................................................. 12
Lista de Tablas
Tabla 1. Cuadro comparativo de los Tipos de Administración educativa ............................................. 9
1. Tipos de administración educativa

Como cualquier proceso administrativo y académico, la administración educativa se ha


visto influenciada por distintas corrientes de pensamiento e ideologías filosóficas, cuyas
contribuciones se mostrarán en el siguiente escrito. En el mismo también se relacionarán
los modelos de gestión educativa más relevantes desde los años 50’s del siglo pasado, hasta
hoy.
La educación es un proceso que pretende estimular, guiar y ayudar a desenvolver
la personalidad de niños, adolescentes y adultos, mediante un conjunto de conocimientos
y actividades que potencien su inteligencia, habilidades, destrezas y hábitos. Algunos
autores dicen que la educación forma a los individuos de las sociedades, por lo tanto, define
a la misma sociedad y a las civilizaciones. Un reto de tal magnitud, no podría ser enfrentado
solo por la educación, por eso esta se apoya en la administración para que en conjunto
maximicen los esfuerzos de gobiernos y docentes, por alcanzar sociedades más
equilibradas e individuos competentes para su momento histórico particular.
Por qué es importante conocer estos estadíos históricos de la administración
educativa?. Pues porque conociendo cada influencia y vertiente del objeto de estudio de la
maestría, como lo es la administración educativa, alcanzamos un conocimiento conceptual
más sólido acerca de la misma, y al entender estas tradiciones, podemos aplicarlas en
nuestro entorno, porque así hayan nacido hace muchas décadas, el contexto de las
universidades es muy variado y en muchos escenarios, estas tradiciones son aún
pertinentes.
Para Sander, las teorías organizacionales y administrativas que se han presentado
históricamente en la educación, han sido influenciadas por estas dos tradiciones filosóficas:
La tradición funcionalista que tiene raíces en las teorías positivistas y
evolucionistas que han caracterizado generalmente el pensamiento científico de Occidente
y la tradición interaccionista que se basa en las teorías críticas y libertarias enraizadas en
el marxismo, el existencialismo, el anarquismo, y la teoría crítica de la acción humana.
La tradición funcionalista comprende tres tipos de administración educativa, la
burocrática, la idiosincrática y la integradora.

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En la administración burocrática, que etimológicamente proviene del del francés
bureaucratie; y éste de bureau, oficina, escritorio; y del griego krat, poder, gobierno. Su
estilo administrativo enfatiza la dimensión institucional del sistema educativo en las
escuelas y universidades, orientándose, primordialmente, por las expectativas, normas y
reglamentos burocráticos. Es decir, desconoce el ser, de cada actor del proceso, tanto de
estudiantes, como docentes y administrativos. Por el contrario es un tipo de administración
normativo, reglamentario. En otras palabras, la preocupación básica de la
administración burocrática se reduce a la institución, sus papeles y sus correspondientes
expectativas institucionales.
En cuanto al administrador burocrático en su quehacer profesional, está atento al
cumplimiento de las leyes y normas que rigen el funcionamiento de la organización
educativa y a la defensa de sus intereses como sistema, sin tomar muy en cuenta la
importancia de sus participantes como personas. La preocupación del administrador
burocrático consiste en crear un clima organizacional que favorezca la eficacia del sistema
educativo para el logro de sus objetivos, relegando a un plano de importancia secundaria
la eficiencia individual de los participantes.
La eficacia se convierte así en el criterio de desempeño administrativo
predominante de la administración burocrática. Como criterio de desempeño
administrativo, la preocupación central de la eficacia es el logro de los objetivos
institucionales.
Si el sistema educativo adopta la gestión burocrática como su estilo administrativo,
la eficacia institucional tendrá precedencia sobre la eficiencia individual y, en
consecuencia, la eficiencia de los participantes sólo será fomentada en función del logro
eficaz de los objetivos establecidos.
Un ejemplo de administración burocrática, sería un rector neófito, que piense que
sus esfuerzos solo deben estar orientados al cumplimiento de las exigencias ministeriales,
descuidando los saberes, habilidades y naturaleza de cada uno de los miembros de su
equipo docente y administrativo. Estaría descuidando las convicciones y el punto de
máximo rendimiento de estos, su realización misma y contribuiría a la pérdida de capital
humano, por migración o por baja eficiencia.

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En cuanto a la Administración idiosincrática, que proviene del griego idiós, propio,
especial, individual; y synkrasis, temperamento. Adquiere la forma de un estilo
administrativo que enfatiza la dimensión individual del sistema educativo y se orienta,
primordialmente, hacia la satisfacción de las necesidades y disposiciones personales de sus
participantes. En otras palabras, bajo este tipo de administración, cada persona es
considerada como un individuo único con una personalidad distinta, definida por un
conjunto propio de necesidades y disposiciones que se reflejan en su conducta. La
preocupación de la administración idiosincrática se reduce a los individuos, cada uno con
una personalidad única, definida por un conjunto de necesidades y disposiciones
personales. Se preocupa por la autorrealización de sus actores, por tanto recorre un camino
más complejo que la administración burocrática, que pretende que todos los individuos
cumplan porque hay que cumplir, en cambio aquí se busca que cada individuo se ubique
en un rol que le permita alcanzar realización y su máximo desempeño, y desde el, hacer
su máxima contribución al logro de los objetivos de la institución. Este esquema, bien
encaminado, vendría a ser más eficiente y enriquecedor el esquema burocrático.
Como criterio de desempeño administrativo, la eficiencia se refleja en el grado de
satisfacción individual, teniendo como valor supremo la productividad humana. Esta
definición, influida claramente por la psicología industrial, refleja una preocupación
explícita con el aspecto psicológico propio de la dimensión individual del sistema
educativo.
Un ejemplo de este tipo de administración, sería el de un rector que priorice la
familiaridad, la cercanía y el exceso de confianza con su equipo de trabajo, de tal forma
que se realice solo lo que esté dentro de la zona de confort de estos, descuidando los
objetivos institucionales y la responsabilidad social de la institución.
Y en cuanto a la administración integradora, de perspectiva interdisciplinaria, la
institución educativa está concebida como un sistema abierto, lo cual le permite superar
tanto el reduccionismo sociológico de la administración burocrática como el
reduccionismo psicológico de la administración idiosincrática.
Así concebida, la administración integradora desempeña una mediación
ambivalente entre las dimensiones institucional e individual, enfatizando, por una parte,
las expectativas burocráticas y, por otra, las necesidades y disposiciones personales,

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dependiendo de las circunstancias o situaciones específicas en las que se dan las acciones
administrativas. La implementación de este tipo de administración la acción organizada del
grupo de trabajo facilita la combinación del papel institucional y la personalidad individual.
En sus actividades cotidianas, el administrador se ocupa de responder simultánea o
alternativamente a las expectativas institucionales y/o a las necesidades y disposiciones
individuales. Su preocupación es crear un clima organizacional pragmático que conduce a
la efectividad de la acción administrativa, a través del equilibrio entre la eficacia
institucional y la eficiencia individual.
Un ejemplo de este tipo de administración, sería un acto de equilibrio por parte del
rector, ya que debe proporcionar la exigencia en el cumplimiento de los objetivos
institucionales y el desarrollo pleno de las habilidades y competencias de su equipo de
trabajo. Como se dice coloquialmente, debe saber ubicar a cada zapatero en su zapato,
donde de lo mejor de sí mismo. Las normas y objetivos no significan los mismo para todas
las personas, por tanto, hay que saber ubicarlas donde mejor desempeño den, que no es
más que en el área donde sean buenos y disfruten su quehacer.
En cuanto a la tradición interaccionista, se cuentan los siguientes tipos de
administración, la estructutralista, la interpretativa y la dialógica.
El tipo de administración educativa estructuralista, proviene del latín structura, que
significa disposición y orden de las partes de un todo. Propende por la priorización de la
dimensión económica de la educación sobre las demás dimensiones del sistema educativo,
como la cultural y la política. Este esquema de relaciones sugiere que la administración de
la educación, en su función mediadora entre las distintas dimensiones del sistema
educativo, queda económicamente determinada. Este tipo de administración se encuentra
hoy día arraigado en las instituciones de educación superior de carácter privado para
estratos altos. En el caso de Colombia, un Ingeniero de la Universidad de los Andes aprende
de comercio internacional, se le exige como requisito de grado ser bilingüe y aprender de
geopolítica. Mientras que un ingeniero de otra universidad para estratos inferiores, aprende
de procesos industriales y logísticos solamente. Es decir, al primero se le inculca cómo
hacer negocios y al segundo como elaborar un producto o servicio. Y en la comunidad
académica nacional, a esto se la llama el “Carácter de la universidad”.

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En cuanto al tipo de administración interpretativa, del latín interpretare, enjuiciar la
intención o explicar el sentido. Se ocupa de la conciencia individual, el significado
subjetivo y la acción humana, enfatizando la intencionalidad y la libertad en la educación
y la sociedad como opuesta al determinismo económico. Es decir, bajo este tipo de
administración, no se enseña a hacer negocios en base a la globalización, sino que se enseña
en base a los intereses del individuo.
De acuerdo con el enfoque interpretativo, el sistema educativo es una creación
intencional del ser humano. En este contexto, la administración desempeña una mediación
reflexiva entre la intención y la acción, la teoría y la experiencia, entre la educación y la
sociedad, y entre el individuo y su ambiente social.
Como criterio de desempeño administrativo, la subjetividad mide el grado de
conciencia e intencionalidad alcanzado en la gestión educativa, más preocupada con la
existencia humana y la libertad que con las estructuras institucionales y metas materiales.
Por lo tanto, si un sistema educativo adopta la gestión interpretativa como su estilo
administrativo, la subjetividad individual tiene precedencia sobre la objetividad
institucional.
Por otra parte, el tipo de administración dialógica viene del griego dialogikós,
relativo a diálogo, discusión, conversación.
Aplicada a la educación, la administración dialógica es una perspectiva analítica y
praxiológica que enfatiza los principios de totalidad, contradicción, praxis y
transformación del sistema educativo y sus escuelas y universidades.
Desde el punto de vista de su contenido intrínseco, la gestión dialógica se ocupa de
los fenómenos del poder y el cambio, las desigualdades sociales y la emancipación humana
en la escuela y en la sociedad. Desde el punto de vista analítico, la gestión dialógica utiliza
la dialéctica como método científico y la contradicción como su fenómeno organizacional
básico.
Con la intención de recoger las principales relaciones y diferencias entre los tipos
de administración estudiados, se plantea el siguiente cuadro comparativo, que involucra
los que emanan de la tradición funcionalista, como los que provienen de la tradición
interaccionista:

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Tabla 1. Cuadro comparativo de los Tipos de Administración educativa
Criterio de Burocrática Idiosincrática Integradora Estructuralista Interpretativa Dialógica
comparación
Tradición Funcionalista Funcionalista Funcionalista Interaccionista Interaccionista Interaccionista
filosófica
Mixto, entre
Es los En la
los objetivos En la
En los objetivos de En los transformación
de la subjetividad y la
Enfoque objetivos de cada individuo
institución y
dictámenes de la
autonomía
social y en la
la institución miembro de la economía emancipación
los de sus individual
institución humana
miembros
Liberalismo Socialismo
Influencias Autoritarismo Individualismo
social
Materialismo Existencialismo
democrático
Barnard,
Simon,
Mayo, Argyris, Althusser,
Taylor, Habermass,
Contribuyentes Roethlisberger McGregor, Bourdieu Marx
Fayol, Weber Freire
y Dickson Halpin, y Passeron
Griffiths,
Getzels

A la par con los tipos de administración educativa, el devenir histórico de la


academia, también ha ido acompañado de unos modelos educativos, que difieren de los
anteriores en que no son enfoques administrativos, acerca de cómo dirigir las instituciones,
sino que consisten en una recopilación o síntesis de distintas teorías y enfoques
pedagógicos, que orientan a los docentes en la elaboración de los programas de estudios y
en la sistematización del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Analizaremos primero el que se denomina visión normativa, que se dio en los años
50 y 60 hasta inicios de los 70, del siglo pasado. En esta perspectiva el futuro es único y
cierto. La planificación consiste en la aplicación de técnicas de proyección del presente
hacia el futuro. En este enfoque, la dinámica propia de la sociedad estaba ausente, las
personas y sus interacciones no se toman en cuenta. Es por tanto un modelo de un alto nivel
de generalización y abstracción.
Otro modelo, sería la visión prospectiva, que cambió la concepción de la visión
normativa, ya que evidenció que el futuro previsto, no es siempre el que se obtiene. Nace
en los años 70’s del siglo XX y plantea que se deben considerar futuros múltiples en la
planeación, para reducir la incertidumbre. En el punto de vista metodológico, en la toma
de decisiones sobre opciones y proyectos alternativos predomina el criterio tecnocrático
del análisis costo- beneficio.
Otro modelo fue el de visión estrategia, en donde se concibe un escenario o un
futuro deseado, para llegar a él es necesario dotarse de normas que puedan llevar a ese

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lugar. El esfuerzo comparativo y la escasez de recursos de la década del 80, permiten
asociar este período con una etapa de consideraciones estratégicas. Es decir, una forma de
hacer emerger una organización a través de una identidad institucional (análisis de tipo
FODA que pone en relieve la misión, la visión, las fortalezas, debilidades, oportunidades
y amenazas). Cabe destacar que el pensamiento estratégico tiene en su base un pensamiento
de tipo militar, propio de los años del auge de la guerra fría. Se reconocen las identidades
organizacionales pero su visión de la acción humana se sitúa en una perspectiva de
organizaciones y personas que se constituyen en aliados versus enemigos.
La visión estratégico-situacional, fue otro modelo, en el, a la planificación
estratégica se le introduce el tema situacional, sugerido por Carlos Matus, o dicho de otra
manera el de la viabilidad de las políticas o de la viabilidad técnica. Por ello, en el período
de inicio de los años 90 predomina el criterio de buscar acuerdos y tratar de lograr
consensos sociales como criterio principal de gestión. Instrumentalmente, esto se
representa por flujogramas diseñados como redes sistémico-causales, es decir, la gestión
se presenta como la del proceso de resolución de nudos críticos, de problemas.
En el modelo de calidad total, surge el tema de la calidad y la preocupación por el
resultado del proceso educativo. Es decir, un proceso en el cual se reconoce el derecho de
los diversos usuarios del sistema educativo, a exigir un servicio de calidad de acuerdo a
sus necesidades. La preocupación por los resultados y, en general, por la percepción de un
bajo resultado, lleva a analizar y examinar los procesos y los factores y combinación de
factores que en ellos intervienen para orientar las políticas educativas en consecuencia. La
visión de la calidad total es a la vez una preocupación por el resultado y por los procesos.
En la práctica, la perspectiva de gestión de Calidad Total en los sistemas educativos
se orienta a mejorar los procesos mediante acciones tendientes, entre otras, a disminuir la
burocracia, disminuir costos, mayor flexibilidad administrativa y operacional, aprendizaje
continuo, aumento de productividad, creatividad en los procesos. Calidad total aparece
entonces como la acción de revisión sistemática y continua de los procesos de trabajo, para
identificar y eliminar los desperdicios.
El modelo de reingeniería, a diferencia del anterior, se define como una
reconceptualizacional fundacional y rediseño radical de los procesos, si lo se quiere es
lograr mejoras dramáticas en desempeño. Sus principios básicos están elaborados por los

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escritos de sus principales exponentes Hammer y Champy, durante la primera mitad de la
década de los noventa. Desde la perspectiva de la reingeniería, la Calidad Total aparece
como un proceso evolutivo incremental, mientras que la reingeniería se percibe como un
cambio radical. Es interesante destacar que reingeniería representa básicamente una actitud
mental que cuestiona radical y constantemente los procesos. La acción humana es percibida
básicamente como un proceso de cuestionamiento racional que conduce a la acción.
En el modelo de visión comunicacional, mira la organización desde la perspectiva
lingüística, lo que nos permite percibirlas como redes comunicacionales que se encuentran
orientadas por el manejo de los actos del habla. En la perspectiva lingüística y el rediseño
organizacional supone el manejo de destrezas comunicacionales en el entendido que son
procesos de comunicación que facilitan o impiden que ocurran las acciones deseadas. La
gestión aparece como el desarrollo de compromisos de acción obtenidos de conversaciones
para la acción.
Este último estadío de los modelos de gestión educativa resulta muy particular,
porque siendo la habilidad lingüística, una característica humana desde siempre, parece
que le tomó muchos años aplicarla a la gestión y entender que solo a través de la
comunicación y lenguaje asertivo con los equipos de trabajo, se pueden alcanzar avances
realmente significativos, no solo en materia institucional, sino también personal. Fue un
viaje de aprendizaje interesante por todos los modelos que motivaron los momentos
históricos de cada década, pero solo volviendo a la buena utilización de habilidades
fundamentales del ser humano, se alcanzó el último nivel de desarrollo de una gestión que
está compuesta por personas y tienen como objetos formar personas.

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Referencias

Fernández, M.J (2007). La dirección escolar ante los retos del siglo XXI. Revisar Participación
educativa, ISSN 1886-5097. Recuperado de http://www.mecd.gob.es/revista-
cee/pdf/n5-fernandez-diaz.pdf
Sander B. (1996). Gestión Educativa y Calidad de Vida, Implicaciones para América Latina.
Recuperado de http://bennosander.com/textos_detalhe.php?cod_textoe=17
Casassus J. (1999). Acerca de la Práctica y la Teoría de la Gestión. UNESCO. Santiago, Chile.
Recuperado de http://unesdoc.unesco.org/images/0011/001176/117612so.pdf

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