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HISTORIA DE LA CRIMINOLOGÍA

EFRAÍN MORA C.

INTRODUCCIÓN

Antes de iniciar el estudio de nuestra materia, son indispensables


algunas someras observaciones relacionadas con el ser y su
intelecto.

A través de los siglos el hombre se ha ido condicionando de acuerdo


con las costumbres, vivencias y enseñanzas de cada época en
general, y de acuerdo con cada grupo social en particular. Una vez
que en nuestras mentes se van fijando experiencias o hechos,
terminamos aceptándolos y muy difícilmente podemos hacer
abstracción de lo que es la realidad, pues el concepto de existencia
se va aferrando y trasmitiendo de generación en generación, a tal
punto que no puede aceptarse fácil mente cualquier cambio de
mentalidad, por más que se nos pretenda demostrar con factores o
circunstancias renovadoras que tiendan a mostrarnos una visión
verdadera.

La razón, por simplista que sea, es que el hombre tiende a ser


tradicionalista, conservador en sus creencias, y superar el arraigo de
miles de años no es tarea fácil; al fin y al cabo hemos soportado todo
un proceso, cuya evolución ha sido muy lenta si comparamos y
tenemos en cuenta los millones de años que nos preceden.

¿Cómo poder cortar ese cordón umbilical que nos mantiene ligados a
nuestro pasado, cómo concebir que lo inculcado durante tanto
tiempo podamos dejarlo de lado, liberarnos de ese lastre y lanzarnos
a conquistar las metas innovadoras y progresistas que la ciencia ha
ido descubriendo y revelando ante nosotros, sin que en lo profundo
de nuestro ser y particularmente de nuestra conciencia se nos vaya
creando un conflicto que debemos librar y conciliar a base de
esfuerzo, de estudio y sobre todo de objetividad?

Nuestro punto de partida ha de ser el tratar por todos los medios de


despojarnos del arraigo conceptual y estar dispuestos a aceptar la
crítica, el debate, la controversia que, desde luego, no podrá
enriquecer- se sino con la investigación, cuyo aporte y renovados
elementos de juicio nos permitirán tener una conciencia objetiva para
proyectarnos no solo a seguir conviviendo dentro de nuestro grupo
social, sino a contribuir a su perfeccionamiento y por ende al
bienestar común.

1. ORIGEN DEL HOMBRE

Debemos en este aparte referirnos a las teorías que sobre el


particular se han tratado, dado que la criminología está
intrínsecamente relacionada con la conducta del hombre; en
consecuencia, mal podríamos hablar del comportamiento del ser
humano sin previamente exponer lo relativo a su origen.

Por ello presentamos lo que los estudiosos de las dos corrientes han
venido planteando hasta ahora sobre el origen del hombre,
significando que el debate de los idealistas y los materialistas aún no
se agota y que la discusión sobre este tema es de nunca acabar,
debido al antagonismo de sus proposiciones filosóficas.

2. LA TEORÍA IDEALISTA

También hemos de reconocer honestamente nuestra crasa


ignorancia en lo referido a esta teoría, por lo cual nos anticipamos a
ofrecer nuestras disculpas por los yerros en que podamos incurrir.

La fuente consultada ha sido la Sagrada Biblia, de la Editorial


Católica, S.A., donde, a partir de su página primera, aparece
consigna do lo siguiente:
Al principio creó Dios los cielos y la tierra que estaba confusa y vacía
y las tinieblas cubrían la haz del abismo, pero como el espíritu de
Dios se cernía sobre la superficie de las aguas, Dios dijo: . . . Haya
Luz, y hubo luz; y viendo que la luz era buena la separó de las
tinieblas; a la luz la llamó día y a las tinieblas noche, y hubo tarde y
mañana, quedando un poco cansado aquel día.

Al siguiente, ordenó que hubiera firmamento, separando aguas de


aguas las que estaban debajo y las que estaban encima, y viendo
Dios que el firmamento era bueno lo llamó cielo. Un poco más
cansado dejó las cosas así por ese día.

Al tercer día mandó que las aguas se juntaran y dejaran sitio seco, a
lo seco llamó tierra y ala reunión de las aguas mares; después hizo
que brotara hierba verde, hierba con semilla y árboles frutales, cada
uno con su fruto; después ordenó que hubieran lumbreras para
separar el día de la noche y servir de señales a las estaciones, días y
años, creó también dos grandes luminarias una para presidir el día y
otra para la noche.

Después ordenó que hiervan de animales las aguas y vuelen sobre


la tierra aves bajo el firmamento, creó después los grandes
monstruos del agua y todos los animales que bullen en ella, y todas
las aves aladas según su especie y al bendecirlos les dijo: procread y
multiplicaos y henchid las aguas del mar y multiplíquense sobre la
tierra las aves.

Después hizo que en la tierra brotaran seres animados según su


especie, ganados, reptiles y bestias y como notando que algo le
faltaba dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza para
que domine sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados
de la tierra y sobre cuantos animales se muevan sobre ella.

La Biblia nos relata cómo Dios crea al hombre de barro y con un


soplo le dio vida; a su vez, de una de las costillas del hombre crea a
la mujer, y los bendice.
Al séptimo día había acabado los cielos y la tierra y todo lo creado;
bendijo entonces ese día séptimo y lo santificó porque en él
descansó Dios de cuanto había creado.

El siguiente pasaje bíblico hace referencia al suceso de la serpiente y


la manzana; cómo Eva, seducida por el reptil come del fruto
prohibido y hace que Adán lo pruebe, hecho que hizo que se abrieran
los ojos de ambos y notándose desnudos, cosieron unas hojas de
higuera y se hicieron unos ceñidores. Al ser descubiertos por el
Creador, el hombre tan solo atinó a decir:... “la mujer queme diste por
compañera me dio de él y comí”...; Dios se enfurece, regaña a la
serpiente y la conjura a ser el peor de los ganados: “...te arrastrarás
sobre tu pecho y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida”.

A la mujer la sentencia: “...multiplicaré los trabajos de tus preñeces,


parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido que te
dominará”.

Al hombre lo condena: “.. .Por tí será maldita la tierra, con trabajo


comerás de ella todo el tiempo de tu vida, con el sudor de tu rostro
comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella has sido
tomado; ya que polvo eres y al polvo volverás”. Ambos fueron arroja
dos del jardín del Edén.

Eva y Adán tuvieron dos hijos: Caín, el mayor, que era labrador, y
Abel el pastor; de este tronco común, según esta teoría, fueron
surgiendo todos los hombres que paulatinamente poblaron la Tierra.

3. LA TEORÍA MATERIALISTA

Los seguidores de esta corriente señalan que la Tierra y la vida en


ella surgieron asi: una gran esfera errante en el espacio infinito sufre
una gran explosión, de su desintegración se forman los planetas de
nuestra galaxia. 5.000 millones de años es el tiempo en que se
calcula se presentó el fenómeno. Miles de años de enfriamiento y
surge la primera manifestación de vida vegetal y animal, que hace
posible su reproducción mediante el estímulo del elemento agua.

La vida animal surge del mar con cierto tipo de vertebrados, que un
día logran su adaptación en la superficie; monstruos marinos que con
el tiempo se transforman en poderosas aves al desarrollar alas que
les permiten el desplazamiento a través del aire; luego la aparición
de los mamíferos, la cual, según los antropólogos, ocurre en la época
terciaria, en la zona tropical de un extenso continente, hoy
desaparecido en las profundidades del Océano Indico. De aquellos
mamíferos surgió una determinada especie de monos
antropomorfos, nuestros antepasados.

Estaban totalmente cubiertos de pelo, con barba, orejas puntiagudas,


vivían en las copas de los árboles para protegerse de las otras
especies, y para ello se juntaban en manadas.

Las manos para entonces desarrollaban funciones distintas de las


que realizaban los pies; mediante ellas pueden asirse a los troncos
para trepar por ellos, a la vez que les permiten recolectar su
alimento. Adaptándose poco a poco a caminar en forma erguida, y
adoptando cada vez más la posición vertical, se inicia la transición
definitiva del mono al hombre. Sin embargo y aunque nos parezca
extraño, aún representa para nosotros dificultades; la espina dorsal
sufre y sigue creándonos un sinnúmero de dolencias; paulatinamente
hemos ido superando los malestares, pero para ello es necesario
todo un proceso de aprendizaje que confrontamos al observar el
desenvolvimiento en el niño: durante los primeros meses es incapaz
de erguirse, se arrastra, sus manos están ocupadas en los
movimientos de desplazamiento y tan solo cuando después del año
puede empezar a caminar erguido, se aprecia su desarrollo. ¿Por
qué? Porque solo hasta entonces sus manos tienen mayor libertad, y
eso le permite creatividad, imaginación: pinta, elabora y cada vez
más su mente es estimulada y perfeccionada.

Lo mismo ocurrió con nuestros antepasados: en la medida que


pudieron liberarlas y utilizarlas en función distinta del
desplazamiento, recogen alimentos, se asen de garrotes, arrojan
piedras, las manipulan para convertirlas en armas punzantes,
cortocontundentes, con lo cual ya no solo tienen la posibilidad de
defenderse sino, también de encontrar medios de subsistencia en la
caza de “tros animales para procurar- se alimento. El consumo de
carne y las proteínas que por ese medio se obtienen, permiten el
desarrollo de su cerebro en forma paulatina.

Las otras especies no solo les suministran alimento sino también


abrigo al poder utilizar sus pieles, hecho significativo que les permitió
desplazamiento a sitios hasta entonces inhóspitos para ellos.

Entonces el siguiente paso en el desarrollo de estos antropoides fue


la necesidad de comunicación, lo que obtienen después de un largo
proceso de perfeccionamiento de la laringe, empezando con sonidos
guturales hasta llegar a la modulación del lenguaje articulado que, a
su vez, permite el perfeccionamiento de los demás órganos de los
sentidos.

De acuerdo con esta teoría, la vida surge del mar, evoluciona con
determinadas especies, y de los antropoides, nuestros remotos
antepasa dos, surgió el hombre, con formaciones culturales
diferentes de acuerdo con su hábitat y desarrollo, y en atención a
cada grupo o región.

Particular importancia en el desarrollo de nuestros antepasados tuvo


el descubrimiento del fuego, que no solo les permitió preparar sus
alimentos, sino que les procuró calor y les sirvió aun como medio de
defensa contra los animales de las otras especies.

Igualmente importantes fueron la domesticación de animales, la


agricultura, el trabajo de los metales, la alfarería, el hilado de tejidos
y la navegación, que dieron lugar a otro gran avance en procura de
transformar la naturaleza y ponerla al servicio del hombre en
desarrollo. Este ser, capaz ya de razonar, cada vez adquiere mayor
destreza para superar los peligros, las necesidades, pero en todo ello
juega papel importante la experiencia, para ese entonces base de los
conocimientos. Por ello, quien más haya acumulado ese grado de
pericia, generalmente el hombre mayor, el senil (senador), es la
persona respetada y respetable, tomándose por derecho propio en
los consejeros, guías, en los encarga dos de señalar los derroteros al
resto de sus conciudadanos. Es así como el Consejo de Ancianos es
el encargado de imponer las normas de comportamiento y el
señalamiento de las conductas que han de considerarse como
infracciones, normas que han de ser acatadas por todos los
miembros del grupo social so pena para el trasgresor de aplicársele
el destierro, la tortura, la mutilación o la muerte, primeras formas de
castigo y expiación relacionadas con el crimen y la criminalidad
(prohibición)

A contrario sensu, encontramos en la corriente idealista otra forma de


exposición de por qué el hombre comete conductas desviadas,
resaltando que este fenómeno ha sido motivo de eterna
preocupación e importancia que, hasta hoy día, sigue atrayendo la
atención de los estudiosos e investigadores 2 (CHARLES DARWIN,
EJ origen del hombre, Madrid, EDAF Ediciones, Distribuciones, S.A.,
1980) (DESMOND MORRIS, El Mono desnudo, Barcelona, Edit.
Plaza y Janés, 1985), (FEDERICO ENGELS, La transformación del
mono en hombre)

4. CONCEPTOS DE ALGUNOS PENSADORES DE LA


ANTIGÜEDAD

Con fundamento en las narraciones bíblicas que consignan la muerte


de Abel por parte de su hermano Caín, se ha sostenido que el crimen
es tan antiguo como la misma sociedad, y por ello no nos
extrañarnos de que, para no contrariar los principios religiosos o no ir
en contra de la concepción divina del bien y del mal, muchos
pensadores pertenecientes al idealismo hayan elaborado sus propias
manifestaciones, cuyo resumen exponemos a continuación, ya como
contribución a la explicación dentro de este marco idealista del
fenómeno, ya como aporte a lo relativo al derecho penal. Veamos:

ESOPO (siglo VI a.C.): “Los crímenes son proporcionados a la


capacidad del que los comete, a mayor peligrosidad más terribles
han de ser”.

ISÓCRATES (436-338 a.C.): “Ocultar el crimen es tener parte en él”


(antecedente figura del encubrimiento).

PROTÁGORAS (485-415 a.C.): “Nadie castiga al malhechor porque


ha hecho un mal, pues el mal solo lo hace la furia irrazonable de la
bestia. El castigo debe ser racional y no emplear represalias por un
mal pasado que ya no puede deshacerse”.

SÓCRATES (470-399 a.C.): “...Conócete a tí mismo... La virtud es la


disposición última y radical del hombre, aquello para lo cual ha
nacido, y esa virtud es ciencia. El hombre malo lo es por ignorancia,
el que no sigue el bien (buen camino) es porque no lo conoce, por
eso la virtud ha de enseñarse y aprenderse.

“La justicia, entre otras virtudes, no es más que sabiduría. Debe


enseñarse a los criminales cómo no cometer más infracciones,
dándoles la instrucción y formación que les hace falta”.

HIPÓCRATES (460-377 a.C.): “Si las enfermedades proviniesen de


los dioses los más enfermos serían los pobres, pues careciendo de
medios no pueden hacer ofrendas, por el contrario, los ricos son
quienes con mayor frecuencia enferman.

“Todo vicio es fruto de la locura y el crimen como vicio es también


producto de la locura”.

Su teoría de los humores:

1. Predominio sangre: carácter sanguíneo, impulsivo.

2. Predominio bilis: colérico.

3. Predominio flema: —moco— flemático, parco, reservado.


4. Bilis negra: melancólico.

Para HIPÓCRATES el clima ejercía influjo en los hombres:

a. Vientos fríos del norte, traen costumbres fieras.

b. Los de oriente, la ira.

e. Occidente, depravaciones.

d. Las variaciones del clima.., cólera...

PLATÓN (427-347 a.C.): Atribuía el crimen al medio ambiente. “...La


pobreza y miseria son factores criminógenos. Hay que castigar no
porque alguien delinquió, sino para que los demás no delincan...”.
Principio fundamental de la penología, la prevención por medio del
castigo.

ARISTÓTELES (384-322 a.C.): Conviene con PLATÓN en que la


pobreza es un factor que influye en la criminalidad, pero le da mayor
importancia a lo superfluo, lo innecesario, que para procurárnoslo
recurrimos a la criminalidad. Agrega este pensador que las pasiones
llevan al virtuoso a cometer delitos.

TOMÁS DE AQUINO (1225-1274): “...La miseria engendra rebelión y


delito”, coincidiendo con los anteriores en que la pobreza es factor
criminógeno.

Aun cuando las tesis propuestas por cada uno de los filósofos de la
época tenían gran validez, la explicación no satisfacía. Si la idea
predominante era que “todos somos hijos de Dios”, ¿qué puede
haber ocurrido para que se presente ese desequilibrio? ¿Cómo
explicar que Dios cuida a unos y no a otros? Con base en tales
premisas se erigen diversas teorías que pretenden explicar por qué
el hombre delinque (LUIS RODRÍGUEZ MANZANERA, Criminología,
5 ed., México, Edit. Porrúa, S.A., 1986)

LA DEMONOLOGÍA. De acuerdo con el comportamiento de cada


quien, los seres van siendo colocados del lado del Dios bueno o del
Dios malo; el Dios bueno protege al inocente, el malvado obra
impulsado por el demonio. Tal la teoría prevalente en la Edad Media.

Cuando las personas son malas, el demonio se posesiona de ellas,


por eso cometen crímenes. El concepto de maldad, desde luego, era
el que el grupo dominante imponía: no creer en Dios, no amar al
prójimo y sí demasiado a las mujeres (sinónimo de carne y diablo);
por ello al infractor, en principio, se lo trata de ayudar a sacar el
diablo, mediante el exorcismo, que consiste en rezos, baños de agua
fría o caliente, golpizas que generalmente producían la muerte del
exorcizado, aunque las más de las veces el infeliz terminaba en la
hoguera.

El enfermo, o el que se tildaba de insano de la mente, era igualmente


considerado como poseído por el demonio y se le aplicaban
igualmente castigos bárbaros como las pedreas, y todos aquellos
citados anteriormente (La Iglesia sostiene que un individuo
sobrenatural y no una entidad abstracta, es el origen de todas las
manifestaciones del mal: “Posesión Diabólica”, Lecturas Dominicales,
El Tiempo, julio 6 de 1986, pág. 8)

La astrología. Al lado de los dioses también se les daba mucha


importancia a los astros. Así, la conjunción de estos al momento del
nacimiento, se interpretaba como una predestinación astral. Júpiter
con Marte o Venus determinaban no solo el presente sino el futuro de
las personas, llegándose a afirmar que el delincuente lo era desde la
cuna por la influencia de los astros. Y aun cuando parezca mentira,
miles de años después siguen en cierta forma vigentes estas teorías,
al extremo de encontrar día a día en periódicos considerados como
“serios” los famosos horóscopos, donde ya hay para la suerte, el
amor, el trabajo, etc.

La quiromancia. Se pretende explicar igualmente el destino de los


seres interpretando las líneas de la mano. ARISTÓTELES decía al
respecto: “Las líneas no están escritas sin ninguna razón en la mano
de los hombres, sino que provienen de la influencia del cielo en su
destino”. El profeta Moisés decía: “La ley del Señor será escrita en tu
frente y en tu mano...”.

Como podemos apreciar, la quiromancia y la astrología están


hermanadas.

Derivadas de las anteriores, surgen y permanecen vigentes hasta


nuestros días la lectura del Tarot, la chocolomancia, la
cigarrillomancia, la tabacomancia y demás prácticas supersticiosas,
que solo sirven para ilusionar y apartar de la realidad a las personas
y de paso aprovecharse de su pobre condición (‘La astrología y la
quiromancia están hermanadas, y son grandes las discusiones
acerca de su carácter científico. El Tiempo, 6 de mayo de 1985,
págs. 3 y 4. “Con Usted”) (Se comprobó que el 55% de los jóvenes
entre los 13 y los 18 años creen en la astrología y consultan los
horóscopos, los cuales no poseen ninguna credibilidad. El Tiempo,
abril 2 de 1987, pág. 7B)

5. QUÉ ESTUDIA LA CRIMINOLOGÍA

Desde el momento en que el hombre fue adquiriendo conciencia de


sus problemas y de la necesidad de asociarse para enfrentar la
naturaleza a fin de transformarla y satisfacer sus particulares
necesidades, esos pequeños o grandes grupos fueron estableciendo
ciertos patrones de conducta, de comportamiento, reglas de vida,
pues no de otra manera podrían lograr la armonía, la paz social.

Uno de los mecanismos empleados fue la obligación, el


sometimiento a esas normas de comportamiento impuestas por el
grupo en general; desde luego, hablamos de una sociedad
comunista primitiva, que con el tiempo se va modificando. La
distribución del trabajo, el manejo de las fuerzas productivas y los
medios de producción, y particularmente su distribución, con el
tiempo establecieron cambios sustanciales, hasta en la forma de
determinar una conducta contraria al grupo social, así como la
designación del infractor.

Encontrándose así que lo que para una sociedad es prohibido en


otra es perfectamente aceptado, aun cuando tales conductas causen
a la colectividad un daño. Así mismo analiza la realidad social, el
fenómeno criminalidad, y cómo y por qué reaccionan los grupos
sociales.

En consecuencia, la criminología está llamada a estudiar, investigar y


cuestionar aquellas conductas que un grupo social considera como
desviadas; al mismo tiempo, por qué ciertas conductas no son
considera das contrarias pese a representar un daño, lo mismo que
lo referido a los infractores.

Por ello, la criminología se apoya y recurre a otras disciplinas cuyos


aportes han sido invaluables en su estudio. A continuación nos
referimos a algunas de ellas (ÁLVARO O., PEREZ, Curso de
criminología, 2 ed., Bogotá, Edit. Temis, 1986, págs. 3 y 4)

La psicología. Algunos la definen como la ciencia de la conducta, su


estudio se centra en las mal llamadas “enfermedades mentales”
(inimputables).

La criminología ha recibido importantes aportes al explicarle las


reacciones que desencadenan ciertas actitudes como, por ejemplo,
la agresión que produce frustración.

La sociología. Como la anterior, s objeto de estudio es el hombre


pero no analizado en forma individual sino en su interrelación con los
demás, los procesos grupales que le permiten a la criminología
estudiar la problemática de las grandes urbes o de las migración

La antropología. Se ha considerado como la ciencia que estudia al


hombre, y para ello plantea algunas subdivisiones tales como:

1. Antropología física. Estudio del hombre desde el punto de vista


ecológico, su desarrollo en el mundo físico que lo rodea —valles,
montañas, mares—.
2. Antropología cultural. Referida a la formación Y desarrollo de los
patrones de comportamiento de los diferentes grupos (culturales),
conjunto de normas, actitudes, valores y creaciones de un grupo, las
buenas maneras, la forma de vestir, su folclor, la convivencia en
sociedad, comportamiento en la mesa, conductas sexuales, etc.

3. Antropometría. Referida a la medición del cuerpo humano. Al igual


que la criminología, las disciplinas antes mencionadas son
consideradas como ciencias causales explicativas, pues investigan el
origen de un hecho humano, su desenvolvimiento natural, su
dinámica; en consecuencia, su campo para efectos de estudio e
investigación es ilimitado.

La estadística. Las cifras obtenidas por medio de las encuestas.


Investigaciones de campo han permitido que se la considere como la
ciencia auxiliar por excelencia.

La economía. En la medida que estudia los procesos de producción,


distribución e ingresos de la sociedad políticamente organizada.

La política. Entendida no simplistamente como el arte de gobernar,


sino como la relación de poder entre la clase gobernante y la
gobernada.

La medicina y la crimínalística. Son ciencias aplicativas, en la medida


que forman un conjunto técnico que, nutriéndose de otras ciencias,
enseñan la manera de responder los interrogantes prácticos que se
les plantean.

El médico, por medio de la información recopilada va conociendo la


serie de afecciones de las personas, cómo y por qué se originaron, y
en esa medida podrá responder al interrogante del paciente
formulándole la medicina correspondiente Ahora bien: dentro del
mundo del derecho, el médico también da respuesta a los
interrogantes formulados, al establecer de qué murió determinado
sujeto: disparo, golpe, cuchilla da, infarto (peritación médico-legal).

La criminalística se entiende como el arte de investigar: las técnicas


de investigación, el seguimiento de rastros, huellas, recolección de
los mismos, balística, documentoscopia, etc.

El derecho penal. La desobediencia a los dictados de comporta


miento impuestos por un determinado grupo social en un momento
histórico se denominó “delito”, Y ese juicio de valor se le otorgó a la
figura contenida en la costumbre, en una ley, en un código, en un
decreto, considerándose delincuente al que mataba, robaba,
conspiraba, abortaba. El delito, en consecuencia, es una fórmula
abstracta que cada sociedad o los intereses dominantes de cada
época han erigido en una figura punible, considerando que tales
conductas son inmorales o perjudiciales para ese determinado grupo
social y que, por tanto, deben ser jurídicamente reprimibles.

El derecho penal, entonces, ha sido considerado como una ciencia


normativa que se ocupa de aquellos comportamientos tipo de
conducta plasmados en disposiciones legales; pero al contrario de la
criminología, cuyo campo de acción es el hombre mismo, el derecho
penal está dominado por una camisa de fuerza que es la norma, la
ley.

6. PRECURSORES DE LA CRIMINOLOGÍA

Numerosos pensadores han señalado postulados criminológicos o


propuestas que hoy seguimos retomando. A algunos de ellos nos
referimos a continuación.

TOMÁS MORO (Sto. Tomás Moro, Sir Thomas More, 1478-1535).


Abogado, político, se enfrentó a Enrique VIII al no aceptar el alza de
impuestos y luego oponiéndose a que el rey figurara como cabeza de
la Iglesia, por lo cual este lo hizo decapitar. Luego sería santificado.

En 1516 publica su obra La utopía, lugar que no existe. “...país ideal


donde todo el mundo es feliz, trabajando en armonía, se divierten,
juegan, comparten, viven...”.
Postulado criminológico: “La guerra, la ociosidad, los errores de la
educación, influyen en el incremento de los delitos. El Estado debe
encaminar sus esfuerzos para combatir esas causas, pues el delito
es justamente tal manifestación. Hay que acabar con la miseria,
impulsar la educación, asegurar la estabilidad social, es lo que
conduce a una vida ideal”.

Aboga por la proporcionalidad de las penas, criticando cómo


Inglaterra impone pena de muerte por igual: “a quien roba un pan, o
al terrible asaltante de los caminos” (TOMÁS MORO, Utopía, México,
Edit. Porrúa, 1975)

CHARLES DE SECONDAT (Barón de Montesquieu, 1689-1755). Su


obra El espíritu de las leyes, publicada en 1748, en la que propone la
independencia del poder judicial respecto al ejecutivo, la abolición de
las penas inútiles y excesivas, y de la tortura.

“Que se examinen las causas de la corrupción de las costumbres, y


veremos que obedecen más a la impunidad que a la moderación de
las penas”. Como hombre de leyes, propone: “...El buen legislador
debe preocuparse más por prevenir el delito que por castigarlo” (Luis
RODRíGUEZ MANZANERA, ob. cit., págs. 198-199), señalando que
el espíritu de la ley debe ser el de evitar el delito.

JUAN JACOBO ROUSSEAU (Ginebra, 17 12-1778). En 1755 publica


el Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los
hombres. En 1762, El contrato social.

“El primer hombre a quien, cercando un terreno, se le ocurrió decir:


esto es mío, y halló gentes bastante simples para creerle, fue el
verdadero fundador de la sociedad civil. Cuántos crímenes, cuántas
guerras y cuántos horrores habría evitado al género humano aquel
que hubiese gritado a sus semejantes, arrancando las estacas de la
cerca y cubriendo el foso: «Guardaos de escuchar a este impostor;
estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra de
nadie».
El incremento delincuencial es una muestra de la desorganización
social de un Estado...” (RODRÍGUEZ MANZANERA, ob. cit., págs.
198-199)

JOHN HOWARD (1726-1790). Habló sobre las condiciones


deplorables de las prisiones en Inglaterra. Apresado por piratas
camino a Lisboa para ayudar a las víctimas de un terremoto, sufre en
carne propia el escarnio de la prisión, y una vez liberado -se dedica a
narrarle al mundo la geografía del dolor (cárceles): dramas, miseria,
promiscuidad, vicios, enfermedades, lo cual repercutió para que se
reformara el sistema penitenciario (RODRÍGUEZ MANZANERA, ob.
cit., págs. 190-191)

CESARE BONNESSANA (Marqués de Beccaria, 1738-1794). A los


veintiséis años “el divino marqués” publica en latín su libro De los
delitos y de las penas, causando gran conmoción en el grupo de
intelectuales de su época.

“Para que cualquier pena no sea violencia de uno o de muchos


contra alguien en particular, debe ser escencialmente pública, pronta,
necesaria, la mejor posible dadas las circunstancias, proporcional a
los delitos y dictadas por las leyes...”. “Es mejor prevenir los delitos
que penarlos...” (CESARE BECCARIA, De los delitos y de las penas,
Madrid, Alianza Editorial, S. A., 1982)

JEREMIASBENTHAM (1784=1 832). Su obra más conocida, El


Panóptico (pan - todo. Óptico - visión). Establecimiento circular con
torre de vigilancia en medio, donde el guardián tiene el control de
todos los vigilados. En tal establecimiento ha de obtenerse: 1 0)
Dulzura (supresión del sufrimiento corporal). 2°) Severidad (no puede
estarse mejor que afuera en libertad). 3°) Economía (no debe haber
gastos innecesarios en su manejo).

Propone la cárcel ideal, en la que deben imperar el trabajo, el


estudio, el orden y la paz, para lograr la readaptación de los
delincuentes. El panopticum es, pues, la representación
arquitectónica de la disciplina’ (DARÍO MELOSSI, “Istituzioni di
controle sociale”, citado por LOLITA ANIYAR, La realidad contra los
mitos, pág. 192)

EUGENE FRANÇOIS VIDOCQ (1775-1857). Terrible antisocial a los


treinta y cinco años, es considerado como el hombre con mayor
habilidad para fugarse de las prisiones. Su pasado, más tenebroso
aún, transcurrió en medio de pandilleros que educaban a sus hijos
para el asesinato; en vez de regalarles muñecos o carritos, les
obsequiaban las calaveras de sus víctimas para que se fueran
acostumbrando a la muerte, para que se familiarizaran con ella.

Un día se retira, pero sus excompinches comienzan a atormentarlo y


extorsionarlo con la amenaza de que si no pagaba lo delataban a la
policía; desesperado busca contactos con esta y se pone a su
servicio a cambio de que no vuelvan a encarcelarlo.

Con estos argumentos convence a la policía: “... solo los criminales


pueden combatir el crimen.., un ladrón que se siente a salvo, no tiene
compasión con sus colegas...”. VIDOCQ es autorizado para
organizar un cuerpo policiaco y crea la muy famosa Sureté
(Seguridad), cuerpo de policía de Francia.

VIDOCQ estableció la parada, ronda de presos, y en los patios o re


cintos a los presos se les hace caminar en círculo, mientras
secretamente son observados por los funcionarios policiales a fin de
educar su memoria y gravar los rostros de los delincuentes; así, al
encontrar rostros semejantes, debe encarcelarse a los sujetos, pues
es posible que sean delincuentes. Este es un fiel reflejo de las ideas
de los fisonomistas, a los que hemos de referirnos para entender el
porqué del manejo de las facciones’ (W. WERHNER, Historia de la
criminología, Edit. Barcelona, 1974)

Los fisonomistas. Estudian la apariencia externa de los individuos y


las relaciones entre dicha apariencia y su ser interno.

SAN JERÓNIMO decía: “La cara es el espejo del alma y los ojos,
aun cuando callen, confiesan los secretos del corazón...”.
De los fisonomistas ha surgido la expresión “tiene cara de...”. Ellos
señalan que el rostro de las personas puede revelar su carácter
delincuencial. “El mismo San Jerónimo aconsejaba observar directa
mente a los ojos de las personas para conocerlas”.

La fisonomía como disciplina surge en el siglo XVI, atribuyéndose- le


a GIOVANNI BATTISTA DELLA PORTA (1535-1616), artista, quien
acostumbraba a modelar el barro y el mármol, desarrollando una
técnica de observación.

DELLA PORTA sostiene que existe interdependencia entre el cuerpo


y el alma, hallando anomalías en la cabeza, la frente, las orejas, la
nariz, los dientes, que atribuye a caracteres delincuenciales.

Siguiendo la antigua tradición destaca el valor de la expresión de los


ojos; y estudia la psicología de la risa y el llanto. Sus trabajos son
elaborados después de observar en forma directa a los detenidos en
las cárceles y analizando autopsias de asesinados y de criminales
ajusticiados.

JEAN GASPAR LAVATER (1741-1801). Pastor protestante. En 1776


publica Fragmentos fisionómicos para conocimiento del hombre y del
amor al hombre, donde hace una serie de comparaciones con los
anima les; cuando la persona se asemeja a un perro, un conejo, un
cerdo, le otorga las características psicológicas que se les atribuyen
a tales animales.

Tal llegó a ser la influencia de los fisonomistas en el siglo XVIII, que


en Nápoles se impuso la costumbre de señalar en las sentencias:

“Oídos los testigos de cargo y descargo y vista su cara y cabeza, te


condeno a prisión, horca, etc...” (JESÚS MONTERO, Estudios
criminológicos, La Habana, 1952)

La frenología. Derivada un tanto de la anterior, plantea otra forma de


estudio: Phren-inteligencia Logos-tratado. Pretende encontrar la sede
de las funciones sicológicas alrededor del cerebro.
FRANCOIS JOSEPH GALL (1758-1828). Considerado como el
creador de la frenología. Sus pretensiones son las de encontrar el
carácter y los sentimientos de las personas en la configuración
externa del cráneo. Así, en algún lugar del cerebro ha de hallarse el
instinto criminal y para su estudio se trazan mapas del cerebro.

El conejillo de Indias por excelencia en ese momento son justamente


los reclusos, y estos frenólogos van a analizarlos, especialmente los
condenados a muerte (FIELDING H. GARRISON, Historia de la
medicina, México, Edit. Interamericana)

MARIANO CUBÍ Y SOLER (1801-1875). Treinta años antes que LOM


BROSO establece una teoría: “Hay criaturas humanas que nacen
con una desmedida tendencia a la destructividad, acometividad o
combatividad, donde la parte moral y la razón son defectuosas.

“Por eso están constituidos naturalmente como ladrones, violado res,


asesinos, estafadores, etc..., se ha descubierto que cuando las
partes laterales de la cabeza son mucho más abultadas que las
superiores, producen, por una ley o modo de proceder natural, un
irresistible impulso a robar, estafar, engañar, sin que ningún temor ni
corrección huma nos puedan impedirlo” (Máximo CUBÍ y SOLER,
Sistema completo de frenología, Venedona, España, 1844)

Médicos de las prisiones. La abundante literatura que sobre el crimen


y los criminales va saliendo se pone de moda, y un sinnúmero de
médicos que tienen acceso a las prisiones comienzan a hacer sus
propias investigaciones y publicaciones, particularmente en el siglo
XIX.

PHILIPPE PINEL (1745-1826). Fundador de la Psiquiatría; fundó el


manicomio de Salpetriere, mayor centro de Francia; se enfrentó a los
médicos de su época, considerando la sangría y la práctica de
zambullir a los enfermos en agua helada, como delirios médicos’
(MICHEL FOUCAULT, Historia de la locura, Breviarios, México,
Fondo de Cultura Económica, 1982)
JEAN DOMINIQUE ESQUIROL (1772-1840). Investigó sobre la
esquizofrenia y descubrió los principios de la alucinación (OCTAVIO
ORELLANA WIARCO, Manual de criminología, México, Edit. Porrúa,
1982, págs. 68, 69)

BENEDICTAUGUSTMOREL (1809-1873). Autor de un Tratado de las


degeneraciones de la especie humana, en el que afirma la existencia
de dos principios:

a. Evolución - Avance del hombre.

b. Involución - Retroceso.

GASPAR VIRGILIO. En 1874, dos años antes de publicar


LOMBROSO su obra, publica la Naturaleza enfermiza del delito, en
la cual utiliza el término de “criminal nato”.

Allí analiza, desde el punto de vista antropológico, a casi 300


condenados a los que clasifica por lugar de nacimiento y tipo de
delito, para formular que se debe a enfermedades congénitas,
orgánicas, y hace especial referencia a los aspectos climáticos y
meteorológicos como incidentes de criminalidad.

MÉDICO LUCAS (1805-1885). Expresa por primera vez el concepto


de “atavismo”.

CHARLES ROBERT DARWIN (1809-1882). Naturalista inglés. En


1871 publica el Origen del hombre. Sostiene que las funciones
físicas y psíquicas evolucionan a través de una expresa adaptación
al medio, que el hombre está íntimamente relacionado con otros
animales y que sobre él actúan los mismos impulsos biológicos.

Del cúmulo de observaciones hace referencia a una especie de


orangután, que con respecto a los otros animales similares, obra en
forma diferente con agresividad, vagancia, inadaptación,
insociabilidad, y des cribe en ellos un particular rasgo que los
caracteriza: las malformaciones cerebrales (Orellana Wiarco, ob. cit.)

Escuela positivista (Siglo XIX). AUGUST COMTE (1798-1857).


Considerado como el padre del positivismo, a partir de él justamente
se inicia el interés por clasificar las ciencias. El postulado de esta
escuela se basa en el culto a los hechos, a los fenómenos, a lo dado;
toman patrones de las ciencias naturales y pretenden trasladarlos al
derecho penal.

La primera pregunta que se hacen los positivistas es cómo poder


controlar el fenómeno (criminalidad) y prevenirlo; la prevención no es
nada diferente de la preparación y disposición que anticipadamente
se haga para evitar que algo acontezca. ¿Cómo podemos prevenir la
muerte por inundación, o la fiebre, o el contagio? Pues teniendo un
previo conocimiento, experiencias que nos vayan suministrando
datos, factores que nos permitan facilitar la acción o decisión
oportuna y correcta.

Así podemos pronosticar las causas por las cuales nos duele la
cabeza o el estómago, por qué se muere la gente, por qué delinque,
por qué los cambios meteorológicos, los eclipses, etc.; si hallamos él
por qué de la fiebre por una ingestión etílica, un tumor o una úlcera,
de un tiro o una puñalada, o por qué el río crecido lo arrastró, con tal
conocimiento aplicaremos el correctivo y como consecuencia lógica
podremos controlar el problema.

Con base en las anteriores premisas, la escuela positivista propone


la necesidad de profundizar en el estudio natural del delito y sus
causas, lo que permitirá descubrir las medidas correctivas para
combatir el fenómeno, pretendiendo incluso que un día se podría
llegar a predecir quién y en qué forma delinquirá; más aún, el número
de delitos que se darían en cada época o región.

EZEQUÍAS MARCO CÉSAR LOMBROSO (1835-1909). Nació en


Verona, Italia. A los quince años escribe dos monografías sobre la
historia de Roma y un ensayo sobre la agricultura de la Roma
antigua. Ingresa en la Facultad de Medicina y se gradúa con su tesis
sobre el cretinismo en Lombardía, aunque en forma lejana, empieza
a vislumbrar- se el problema del “agua mala” que producía el bocio, y
su cura mediante el uso del yodo, y la profilaxis, buenos acueductos,
etc.; desde entonces la sal que comemos es sal yodada.

Empieza sus trabajos en el hospital de Pavía y se le permite trabajar


en la sección de “enfermos mentales”. En 1859 Italia entra en guerra
y LOMBROSO se alista como médico con las tropas. Ese mismo año
hace un descubrimiento muy importante para el futuro de la
humanidad, cual fue que el alcohol no solamente servía para beber,
sino igual mente para salvar vidas, por ser un poderoso
desinfectante, ya que muchas de las muertes en la guerra no eran
causadas tanto por las heridas como por la infección.

En 1863 regresa nuevamente a su universidad y continúa el trabajo


en la sección de psiquiatría a la vez que se vincula con la cátedra,
presentando como novedad el llevar sus enfermos a la misma. En
ese mismo año escribe su trabajo Medicina legal de los enajenados
mentales.

En 1865, cuando contaba treinta años de edad, LOMBROSO


resuelve dedicarse solamente a investigar y escribir, pese a que
hasta entonces ha logrado la publicación de unos doce libros. De
1865 a 1868 escribe La acción de los astros y los meteoros sobre la
mente humana, por el cual le otorgan el primer premio del Instituto
Lombardo. En ese mismo año se reintegra a su labor de médico,
como jefe de la sección de enfermedades nerviosas en Pavía.

En su proceso de investigación y apuntes encuentra algo en


particular que está de moda: la teoría de DARWIN; su obra el Origen
y evolución de las especies en verdad ha apasionado al médico y se
ha maravillado de ella. A la sazón (1871) surge un acontecimiento
que marca todo un hito en a vida de LOMBROSO: ha conocido, por
la facilidad que tenía como médico de prisiones, a un individuo de
apellido Villella, famosísimo bandido que finalmente fue apresado por
las autoridades; el médico lo observa durante un tiempo, y poco a
poco va acercándose a él hasta lograr su aceptación, casi como un
amigo lejano. Villella era particularmente asocial; ni siquiera admitía
comunicación con sus amigos, ni a sus mismos compañeros de
reclusión; sin embargo al médico lo acepta y termina por contarle
anécdotas y pasajes de sus “hazañas”, pero cuando más importante
se tomaba la investigación, Villella murió y Lombroso resuelve
hacerle la necropsia.

Lo que allí descubrió fue sobremanera significativo para el médico,


pues encontró en el cadáver una serie de anomalías, particularmente
deformidades craneanas, que él denominó “Foseta Occipital Media”.
Al retomar a DARWIN, recuerda cómo en su obra este naturalista
hace referencia a unos antropomorfos cuyo cerebro tenía mucha
similitud con lo que él había encontrado y cómo D narra que estas
especies actuaban en forma completamente diferente de otras
especies de monos: estos eran vagos, terriblemente ociosos, vivían
del saqueo y del pillaje, raptaban a las hembras de los otros grupos
y, en fin, todas las manifestaciones que, guardadas las proporciones,
LOMBROSO había encontrado en los relatos de Villella.

Con tales premisas, empieza a elaborar su teoría; edifica las


diferentes hipótesis y comienza a trabajar sobre ellas. Así, centra su
estudio en la población reclusa y va acumulando una serie de datos
que al confrontarlos le arrojan asombrosas conclusiones; mientras
más anormalidades tenían tales personas, más notables y graves
eran los delitos cometidos.

Para LOMBROSO allí está la respuesta (causa) del porqué el


hombre delinque, y la razón no puede ser otra que esa fuerza
biológica que impulsa a determinados individuos en forma irresistible
a cometer conductas delictivas, surgiendo el concepto el “atavismo”.

A mayores observaciones va haciendo nuevos descubrimientos, al


punto de decir que el delincuente es un epiléptico, no solo por las
convulsiones que sufre, sino igualmente por los accesos de furia,
amnesia, vértigo.

LOMBROSO, en atención a sus observaciones, va haciendo una


serie de clasificaciones de sus analizados, tales como:
Anatómicos. Por tener menor capacidad craneana, el rostro con una
altura mayor de la normal, maxilar inferior muy desarrollado, frente
huidiza y estrabismo.

Fisiológicos. La utilización muy frecuente de tatuajes, generalmente


con motivos de odio u obscenidades; observaba igualmente que
estas personas poseían mayor agilidad que el Común de las gentes,
muy sensibles a algunos estímulos olfativos o meteorológicos y
magnéticos, pero al mismo tiempo encontró que tenían defectos
auditivos y visuales.

Psíquicos. Insensibilidad física al frío o al calor; frialdad humana con


que asesinaban o cometían los delitos, pero a su vez tenían
manifestaciones de ternura y afecto hacia los animales, así como
también una particular tendencia a la venganza, a la crueldad, y
especialmente a la ebriedad y el juego.

Sociales. La utilización de una jerga propia en sus expresiones


verbales o en su escritura a base de jeroglíficos, así como una
instintiva tendencia a la asociación, de acuerdo con sus
especialidades delictivas.

LOMBROSO también se refiere a otras clasificaciones, tales como la


del criminal nato, el pasional o de ímpetu, los ocasionales, los locos.
De sus tantas observaciones y estudios, basándose en datos
estadísticos, pretende demostrar la importancia e influencia del
clima, la geología, la educación, la religión, la organización política.

Igual que con Villella, Lombroso tuvo oportunidad de estudiar a otro


tenebroso bandido de nombre Berzinni, multiasesino de mujeres, a
las que estrangulaba y despedazaba, bebiéndose su sangre; este
otro significativo hecho vino a reforzar su concepto de atavismo
delincuencial.

Todo el cúmulo de sus observaciones e investigaciones es publicado


por L0MBROSO el 15 de abril de 1876, fecha considerada como la
oficial del nacimiento de la Criminología. Su trabajo lo intituló Tratado
antropológico experimental del hombre delincuente.

Aquel mismo año LOMBROSO participa en el concurso para ser


aceptado como profesor de Medicina Legal en la Universidad de
Turín, y para ello presenta dos trabajos: “La medicina legal del
cadáver”, y “Tanatología forense”, que no solo le merecieron elogios,
sino el nombramiento como profesor titular; pero a la vez se gana el
más espantoso boicoteo, justamente por todos aquellos que
aspiraban y no pudieron detener la cátedra. Así, las materias más
importantes se las colocan a la misma hora, no le facilitan ni salón ni
laboratorio, y tampoco le permiten el acceso de sus pacientes, por lo
cual tiene que dar sus clases fuera de la universidad.

En dos pequeños cuartos que alquila en el viejo convento de los


frailes franciscanos, LOMBROSO sigue sus estudios, atendiendo
gratuita mente a los desquiciados y pagando a los delincuentes para
que le permitan observarlos. En 1878 funda su curso libre de
psiquiatría y antropología criminal fuera de la universidad, y como
resultado innovador obtiene que los estudiantes en masa dejen la
universidad y vayan con él al convento a recibir sus enseñanzas.
Publica una nueva edición de su anterior obra, ahora con el título de
El hombre delincuente, la que de inmediato obtiene un éxito mundial,
siendo traducida a varios idiomas.

La seriedad y el apasionado interés de LOMBROSO se manifiesta en


todas sus observaciones; es así como, en compañía de su amigo
LASCHI, visita en Turín el Museo de la Patria, donde observa que
cada uno de aquellos próceres tenía características, rasgos en
común de criminales natos, surgiendo de tal análisis un trabajo: “El
crimen político y las revoluciones”, y, con él, una nueva categoría: la
del delincuente político.

Años después el profesor BENIGNO DI TULLIO, desarrollando tal


teoría, llega a manifestar que “los criminales políticos son sicóticos,
con delirios reformatorios”, lo cual le mereció severas críticas.

Un día de 1879, mientras LOMBROSO se hallaba embebido en sus


observaciones y escritos, se aparece a su puerta un joven que a la
sazón contaba con 23 años de edad, pero que ya había tenido
oportunidad de revolucionar el derecho penal, y había dejado sus
estudios de posgrado en París, para decirle al médico: “Soy ENRICO
FERRI, deseo, si me lo permite, trabajar con usted” (GINA
LOMBROSO DE FERRERO, Vida de Lombroso, México, Edición
Botas, 1940), (CONSTANCIO BERNALDO DEQUIROS,
Criminología, Edit. José Ma. Cajica, 1957), (CESARE LOMBROSO,
L’uomo delinquente, citado por ABELARDO RIVERA LLA NO y
RODRÍGUEZ MANZANERA)

ENRICO FERRI. Nació el 25 de febrero de 1856 en San Benedetto


Po, Mantua, y murió el 12 de abril de 1929.

Su admirado maestro ROBERTO ARDIGÓ, célebre filósofo


positivista, lo impresionó a tal grado que allí encontró su definitiva
orientación.

En la Universidad de Bologna es discípulo del maestro PIETRO


ELLERO, quien era más partidario de que el derecho penal
cumpliera funciones preventivas que imponer una pena como función
retributiva.

En 1877 presenta una tesis para demostrar que el libre albedrío es


una ficción y que debe sustituirse la responsabilidad moral por una
responsabilidad social. La obra causa asombro, es premiada, pero a
su vez es motivo de profundo disgusto entre algunos de los
doctrinantes.

Después de Bologna pasa a Pisa para estudiar con el máximo


exponente del derecho penal italiano clásico, el maestro
FRANCESCO CARRA i quien a los pocos días decía: “En lugar de
aprender de nosotros, Ferri ha venido a enseñarnos”.

En el mismo año de 1879, que empieza a trabajar con LOMBROSO,


el maestro ELLERO es nombrado en la Corte de Casación y para ser
reemplazado pronuncia su voto por FERRI, quien unánimemente es
aceptado. Así, tres años después de salir de esa universidad como
estudiante, FERRI regresa como profesor. ¡Había pasado un año con
CARRARA, otro con QUATREFAGES, uno con LOMBROSO y
apenas cumplía 23 años de edad!

En 1886 va a Roma, en 1890 regresa a Pisa, esta vez a ocupar el


puesto dejado por el maestro CARRARA; después de muchas
vicisitudes y de su contribución a patrióticas causas, en 1912, al
crearse en Roma el Instituto de Derecho Penal, fue llamado para
dirigirlo; luego empieza a trabajar con tenacidad en el nuevo Código
Penal italiano, participando en cada una de las comisiones, pero no
tuvo oportunidad de ver su realización, pues murió en 1929, y
justamente en 1930 se publica el denominado “Código Rocco-
Mussolini”.

“No hay delito sino delincuentes”. En esta frase podría resumirse el


pensamiento ferriano y de la Escuela Positivista. Si bien FERRI
acepta como causas de la delincuencia la explicación antropológica
de LOM BROSO, paralelamente coloca los factores sociológicos,
señalando que son inseparables, así como los factores físicos son
igualmente inherentes.

La influencia de FERRI fue determinante en la Escuela Positivista, y


en consecuencia, conforme sus tesis, el delito se produce por la
conjunción de tres clases de fuerzas o factores:

1. Individual: la raza, la herencia, el temperamento.

2. Física : temperatura, suelo, altitud.

3. Social : interrelación, contacto entre los grupos.

Pero para FERRI ninguna de las tres causas podía desligarse,


siempre estaban presentes, no podía existir predominio de una u
otra, pues según su dicho sería tanto como entrar a discutir qué es lo
que más influye en la vida, si el corazón o la atmósfera, o si por el
contrario se requiere de ambos factores.
FERRI desecha la teoría del libre albedrío de la Escuela Clásica,
afirmando la responsabilidad por 1-a peligrosidad del agente y el
daño causado.

A su vez, resalta la influencia de las clases dominantes como


condicionadora del orden jurídico, y en tal virtud las conductas
criminales se adecuan a sus conveniencias o intereses, y que es
necesario buscar la forma de atenuar o aminorar las desigualdades
más visibles entre la clase dominante y la dominada, poniendo de
manifiesto que a través de la historia se da la disminución en las
desigualdades como hecho predominante. Ejemplo:

En la sociedad civil: la relación amo-esclavo.

En la religiosa : ortodoxos - herejes.

En la política : lucha de la burguesía-aristocracia-clero- proletarios-


burgueses.

También habla FERRI de su teoría sobre la ley de saturación


criminal, señalando que cada sociedad solo puede admitir un número
determinado de delitos, al igual que un líquido solo admite una
cantidad de cuerpos en suspensión, para cuya demostración da el
ejemplo de la sal depositada en un vaso con agua. Plantea
igualmente lo referido a los sustitutos penales, como el conjunto de
medidas que debían de adoptarse para prevenir la delincuencia. Con
su maestro ELLERO, repite: “es más importante prevenir que
reprimir, y es preferible, antes que actúe ese ser peligroso, sacarlo
de circulación”.

Estudia y clasifica los personajes de las obras de teatro. En SHA


KESPEARE, señala como criminal nato a Macbeth por su epilepsia y
sus visiones fantasmales; criminal loco a Hamlet por la perturbación
del sentido moral, sin afectarse su inteligencia ni su voluntad;
criminal pasional a Otelo, el homicida por celos (JUAN COMAS,
Manual de antropología física, México, Unam, 1956), (FRANCISCO
VALENCIA Y RANGEL, El crimen, el hombre y el medio, México,
Ediciones Cicerón, 1938), (ENRICO FERRI, Sociología criminal,
Madrid, Centro Editorial de Góngora. Versión española de Antonio
Solo y Hernández)

RAFAEL GAROFALO (1851-1934). Nació en Nápoles, en un hogar


especialmente conservador y por ende católico.

Cuando LOMBROSO abrió su cátedra de antropología, este jurista,


dedicado desde hacía mucho tiempo a la magistratura, resolvió
acudir a dichas clases y fue entonces aceptado por aquel para que le
colaborara.

Es justamente a GAROFALO a quien se debe la divulgación del


nombre de “Criminología” dado a nuestro estudio, pues fue él quien,
en 1885, publicó su obra justamente con ese título, tomado de la raíz
latina criminis-crimen, delito, y de la griega logos-tratado. Para
GARO FALO es la disciplina que estudia el delito, o ciencia del delito.

Como jurista y magistrado centra su estudio en el análisis de la


personalidad de quienes debía sentenciar, encontrando que, por
regla general, los condenados demostraban ser de sentimientos
bajos, faltos de piedad y probidad. Que estos no creían en Dios ni en
el pudor (sinónimos), y que el delito era justamente la ofensa a esos
tres sentimientos. Con base en tales apreciaciones, elabora
igualmente su clasificación:

Asesinos: los faltos de piedad.

Ladrones: aquellos que no son probos.

Asesinos y ladrones, salteadores y violentos, en los que resalta la


ausencia de piedad y probidad. Señalando que el criminal actúa por
deficiencia moral, hace otras clasificaciones: cínicos, violadores,
raptores, estupradores, sicópatas sexuales, que a su entender no
mere cían ninguna consideración, siendo por ello partidario de la
pena de muerte; manifestación que le causó varios disgustos con el
mismo FE RRI y que lo llevó a publicar un escrito que tituló Contra la
corriente.
Como lo señala el profesor venezolano ELIO GÓMEZ GRILLO, “si
Lombroso concibió la criminología como antropología criminal y Ferri
como sociología jurídica, el enjambre conceptual de uno y otro lo
armonizó Garofalo”.

En 1885, justamente cuando GAROFALO publica su obra


Criminología, se lleva a cabo en Roma el primer Congreso
Internacional. Allí, en las sesiones de trabajo, LOMBROSO expone lo
referente a la cuestión biológica, mientras que la parte jurídica es
tratada por FERRI y GARO FALO. El Congreso es todo un éxito, el
positivismo causa verdadera euforia, pero en medio de tanto brillo y
tan buenos resultados para los expositores, surge la voz de otro
médico, de apellido ALBRECHT, quien, en forma airada y
contrariando cualquiera de los postulados hasta ahora presentados,
dice que “el criminal es el normal, mas no el enfermo o el loco, y es
normal, pues actúa obedeciendo a sus instintos biológicos, es
egoísta y antepone sus deseos y necesidades a los de los demás
hombres. Mientras ese otro, el que se considera por la mayoría como
normal, es el verdadero anormal, ya que sacrifica sus intereses so
pretexto de hacerle bien a los demás, y paradójicamente, dice, son
los anormales (honrados) quienes ejercen coacción sobre los otros
por no ajustarse a sus reglas represivas, de sacrificio y frustración.
“Lo que nos hace recordar a Robespierre cuando, refiriéndose a los
terribles criminales, preguntaba: ¿acaso los consideráis tan malos?
¿No veis que otros harían otro tanto si pudiesen? (OCTAVIO
ORELLANA WIARCO, Manual de criminología; México, Edit. Porrúa,
S. A., 1982)

EMILEDURKHEIM (1858-1917). En forma similar al doctor


ALBRECHT se pronuncia DURKHEIM cuando dice: “No ha existido
sociedad alguna en el espacio ni en el tiempo que no haya tenido
delito; por consiguiente, el delito no es otra cosa que una
manifestación propia y normal de la vida en sociedad.

“La criminalidad es un fenómeno normal que deriva de la estructura


misma de la sociedad como producto cultural; como producto social,
evoluciona y se transforma en la misma medida que lo hace la
misma sociedad; por ello, el estudio de la criminalidad solamente se
podrá realizar analizando la cultura que lo ha producido en un tiempo
y espacio determinados” (ÉMILE DURKHEIM, Las reglas del método
sociológico, Buenos Aires, Edit. Pléyade, 1977)

LAMBERT ADOLPHE QUETELET. Astrónomo, demógrafo, sociólogo


y catedrático belga, es considerado como el fundador de la
Estadística.

En 1835 escribe su obra Física social, en la que señala que “los


hechos humanos y sociales se rigen por las reglas generales que
gobiernan la naturaleza”; para concluir que el delito es una función
social, producido por hechos sociales detectables y determinables
estadística- mente, y que la sociedad lleva en cierto sentido el
germen de todos los delitos que serán cometidos, y en la misma
forma están presentes elementos que facilitarán su desarrollo.

Los delitos —continúa este profesor— se cometen año tras año con
absoluta precisión y regularidad, no solo en su número sino en el
tipo, y agrega que existe una serie de factores que intervienen en su
comisión, tales como el pauperismo, la situación geográfica, el
analfabetismo, el clima, elaborando así su famosa “Ley Térmica”
que, en términos generales, podemos resumir en la forma siguiente:

1. En invierno se comete el mayor número de delitos contra la


propiedad.

2. Los delitos contra las personas se cometen en mayor número en


el verano, pues el calor excita las pasiones humanas.

3. En la primavera tienen mayor ocurrencia los delitos sexuales,


asociando el fenómeno a la época de la brama (celo) de los
animales.

Con respecto al sexo, dice QUETELET que el hombre comete el


mayor número de delitos entre los 14 y los 25 años, mientras que la
mujer lo hace entre los 16 y los 27 (CONSTANCIO BERNALDO DE
QUIROS, Criminología, México, Edit. Cauca, 1957)

GABRIEL TARDE. Señalaba este autor que el hecho social es un


fenómeno intersíquico, o sea de relación entre conciencias. En toda
sociedad, decía, se presentan los hechos una y mil veces; de tal
repetición es que podemos formular leyes de carácter científico.
Ejemplo:

1. En física, el fenómeno de las vibraciones.

2. En biología, la herencia.

3. En psicología, el recuerdo.

4. En 1 social, la imitación.

Para TARDE, todo fenómeno social tiene su base en la imitación; por


ello, lo individual se convierte en colectivo; agregaba que el
delincuente es un ser inadaptado al medio social, donde sus
manifestaciones imitativas lesionan a la sociedad (GABRIEL TARDE,
La criminalidad comparada, Madrid, Edit. La España Moderna, s. f.)

Entre los furibundos opositores de la teoría lombrosiana encontramos


a JUAN ALEJANDRO EUGENIO LACASSAGNE (1834-1924),
médico francés, fundador de la Escuela de Lyon (ALBERTO
SENIOR, Sociología, México, Edit. Feo. Méndez Otero, 1974),
(ÁLVARO O., PÉREZ P., Curso de criminología, 2 ed., Bogotá, Edit.
Temis, P. 31)

A continuación y en forma muy breve, nos referiremos a algunos


personajes cuyas ideas nos aportan elementos de juicio para el
estudio de nuestra materia:

Louis PASTEUR. Señalaba este notable científico francés, que un


microbio solo puede proliferar en un medio adecuado, y que si el
criminal es un microbio, en un medio social no propicio, simplemente
su actitud será inocua, pero si encuentra un medio apto, producirá
una terrible virulencia; concluyendo que “el medio social es el que
hace factible la manifestación de las conductas antisociales del
individuo, por ello, las sociedades tienen los criminales que se
merecen” (CONSTANCIO B., DE QUIROS, Las nuevas teorías de la
criminalidad, Editor J. Montero, La Habana, 1946, págs. 70 y 71)

PAUL AUBRY. Escribió su obra El contagio del asesino en 1895, y en


ella señalaba los agentes sociales que propician el contagio, como
son: la prisión, las malas lecturas, el espectáculo de las ejecuciones
(pena de muerte).

ERNESTKRETSCHMER (1888-1964). Principal exponente de la


Escuela Alemana de la Biotipología, ciencia del tipo humano,
entendiendo como tipo la categoría de hombres constituida por el
dominio de un órgano o función.

A continuación haremos referencia a algunas de las clasificaciones


utilizadas por KRETSCHMER:

Leptosómico. Del griego Lepto - delgado, Soma-cuerpo, cuyas


características describe este autor así: cuerpo delgado, cabeza
pequeña, nariz puntiaguda, poca grasa, cuello alargado, con
representación geométrica vertical. Según el autor, estos individuos
son propensos a cometer delitos de inteligencia, como la estafa.

Tipo atlético. Gran desarrollo de su esqueleto y musculatura, tórax y


cabeza grandes; lo representa geométricamente como un triángulo
invertido, y lo señala con tendencias epilépticas, carácter violento y
su especialidad los delitos contra la propiedad como el hurto
agravado; igualmente destaca que su inclinación delincuencial se
manifiesta preferentemente entre los 35 y los 45 años.

Pícnico. Del griego Puknos-ancho. Característica: abdomen


prominente, tendencia a la obesidad y aspecto fláccido, cabeza
redonda ancha y pesada, extremidades cortas. Representado con un
círculo; sus características especiales, períodos depresivos seguidos
de euforia; atenta contra la integridad personal y las autoridades,
contravenciones y suicidio ampliado (privar de la vida a sus más
allegados y luego quitarse la propia).

Displástico. Carente de armonía, con características exageradas,


tales como gigantismo, obesidad eunucoide.

Tipo mixto. Los más frecuentes, resultante de la combinación de los


otros tipos, respecto de los cuales KRETSCHMER hace énfasis en
que se trata de tipos producidos por factores hereditarios.

Esquizotímicos. Con constitución leptosómica, que a su vez


subdivide en:

1. Hiperestésicos: nerviosos, irritables, idealistas.

2. Intermedios : fríos, enérgicos, sistemáticos, serenos.

3. Anestésicos : apáticos, solitarios, indolentes, extravagantes.

Señala que el siguiente paso es convertirse en esquizoides, y al


agravarse mentalmente se convierten en esquizofrénicos.

Ciclotímicos. Constitución pícnica, extrovertidos, aunque cambian de


un extremo al otro, alegría-tristeza; la subdivisión es:

1. Hipomaníacos: continuo movimiento, alegría.

2. Sintónicos : realistas, prácticos, humoristas.

3. Flemáticos : tranquilos, silenciosos, tristes.

De avanzar se convierten en cicloides, y al agravarse, en


ciclofrénicos maníaco-depresivos.

Tipo viscoso. Constitución atlética, tranquilos por lo general; pasivos


unos, resentidos otros; amabilidad, fluctuando entre el leptosómico y
el pícnico.

RIEDL. Publicó los resultados del análisis de 900 reclusos por


especialidades y de acuerdo con las anteriores clasificaciones, así
(ERNEST KRETSCHMER, Constitución y carácter, Barcelona, Edit.
Labor, 1947)

Leptosom. Atléticos Pícnicos Otros

300 Defraudadores 41.3% 12.0% 16.6% 30.10%

300 Ladrones 35.0% 24.7% 14.3% 26.00%

300 Contra las personas 16.0% 43.5°/o 3.5% 37.00%

CONSIDERACIONES FINALES

Aun cuando algunos tratadistas sostengan lo contrario, la teoría


positivista de la Escuela Antropológica Criminal, pese a las
controversias desatadas, logró reinar durante un siglo.

Encontramos esa explicación, entendiendo que en los regímenes


fascistas, que aplaudían y estimulaban esos postulados, existía un
particular interés, pues de aceptarse que el delincuente lo era por
haber nacido así y no existiendo posibilidad de cura, lo mejor era
encarcelarlo

antes de que llegara a cometer delitos; y en cuanto a los


delincuentes políticos, considerados los peores enemigos del
sistema, cuya sicopatía era igualmente incurable, basados en tales
afirmaciones encontraban el escudo y la justificación para
perseguirlos e incluso aplicarles la pena de muerte, muchas veces en
forma extralegal. No nos extrañaría que persistiese la idea de las
teorías lombrosianas y que en algunas latitudes se siga creyendo en
sus postulados y se pretenda sostener su validez, incluso costeando
innumerables investigaciones (SIEGFRIED LAMNEK, Teorías de la
criminalidad, “Las teorías biológicas de la criminalidad son
apropiadas para apoyar ideologías reaccionarias y racistas, lo que se
demostró en el fascismo italiano y especialmente en el alemán” (pág.
23).

Por ahora señalemos que es inaceptable la existencia de un criminal


“tipo”, y que lo estudiado de la escuela lombrosiana muestra que
dicha teoría se construyó sobre bases científicas falsas, utilizando
métodos aplicables a las ciencias naturales que descuidaron lo
referido a la expresión cultural, y que el determinismo sobre el cual
se empeñaron en hablar es indemostrable (LAMNEK, ob. cit., pág.
23)

En el escrito que próximamente publicaré, analizo algunos de los


temas estudiados por la Escuela Antropológica Criminal, exponiendo
los diferentes puntos de vista. Como quiera que esta parte del escrito
va dedicada al libro que se publicará con participación de los
profesores de criminología que aceptamos crear la Asociación de
Criminología “ALFONSO REYES ECHANDÍA”, y siendo que el
trabajo que se me asignó se refiere a la historia de la criminología, a
continuación me permitiré hacer un pequeño boceto de las diferentes
corrientes que dentro del mundo de la criminología fueron surgiendo.

Escuela Sociológica de Chicago o Escuela Sociológica


Angloamericana. Las primeras manifestaciones de esta escuela las
encontramos en los postulados de EDWIN SIJTHERLAND, autor de
la obra Delito de cuello blanco, quien plantea que no debe seguirse
buscando afanosa mente las causas de la delincuencia, sino que al
fenómeno hay que analizarlo desde el punto de vista sociológico y
estudiando los mecanismos de control utilizados por cada grupo en
particular.

Es importante resaltar que esta escuela no tenía formación jurídica


sino sociológica, proyectando su estudio para explicar la dinámica
social de la criminalidad, considerando que la principal causa del
delito radica en la desorganización social y en los conflictos que por
tal hecho allí resultan.

En la década de los años sesenta, el mundo se estremece ante


hechos de todo orden que sacuden a las sociedades: el “rock and
roll” de Elvis Presley, los Beatles, los movimientos hipies; también
guerras por doquier: Vietnam, Medio Oriente, Sud África;
movimientos de negros, rebelión de los ghettos, Angola, la rebelión
de los presidiarios; y también surge el triunfo de la Revolución
Cubana. Así mismo dentro de los Estados Unidos hay, no una ola,
sino un maremoto de vandalismo, saqueo, pillaje, extorsiones.

Lo anterior es muy discutido, y los investigadores HOOD y SPARKS,


de la Escuela Sociológica, se proponen estudiar las causas
fundamenta les del aumento delictivo en la ciudad de Chicago.

Para ello, por supuesto, es indispensable tener un marco de


referencia universo a fin de poder determinar cuál sería la muestra
representativa. Recurren a los organismos policivos que les
suministran las cifras de la criminalidad oficial, explicándoles que allí
no está la cifra total, o sea la criminalidad real, pues hay una
criminalidad oculta correspondiente al fenómeno de la inmunidad: en
los Estados Unidos el fiscal debe acusar para que haya un proceso,
pero igualmente puede amnistiar a algunos infractores si estos
suministran la suficiente prueba que permita condenar a los
considerados como “peces gordos”.

En tal evento, al testigo delator se le brinda toda clase de


seguridades, incluyendo cambio de nombre (identidad), empleo, y
demás.

La policía les informó que, por las mismas razones, cuando se


cometía un hecho delictivo pero el infractor no era identificado, por
razones de su sistema procedimental tampoco entraba
estadísticamente en la lista de delitos de la Criminalidad Oficial; e,
igualmente, que podía darse el caso en el cual la víctima, por
razones personales, no comunicara a las autoridades sobre los
atropellos sufridos, como en el caso de las violaciones sexuales.

Para lograr establecer esos índices de criminalidad oculta los


investigadores elaboraron una serie de encuestas, en las que, desde
luego, primeramente se les garantizaba a las personas encuestadas
el anonimato.
Encuestas de autoincriminación. En el formulario, muy bien trabajado
y distribuido en tal forma que permitiera el mayor cubrimiento:

zonas de diferentes sectores residenciales, barrios, fábricas,


escuelas, universidades y demás, se les preguntaba si el encuestado
o alguien allegado a él había incurrido en algunas de las conductas,
por ejemplo, contra el patrimonio: hurtos (así fuesen pequeños,
realizados en las grandes tiendas), estafas; venderle a alguien
objetos cuyo valor se cobraba por encima del real, comprarles a
reducidores objetos, comprar artículos de contrabando así fuera en
los tales Sanandresitos, conducir embriagado, pasarse semáforos en
rojo, no acatar las disposiciones

de tránsito, agredir física o verbalmente a alguien, injuriar o


calumniar al vecino o compañero de trabajo, aprovecharse de la
necesidad y prestar dinero con interés superior al legalmente
autorizado, participar en cualquier forma en los casos de aborto, girar
cheques sin fondos, y muchísimas otras conductas.

Encuestas de victimización. Al encuestado se le preguntaba todo lo


contrarío, o sea si él o alguno de sus allegados había sido víctima de
algún hecho delictivo, y en lo posible si logró identificar a su agresor
y cómo era este.

Al tabular las técnicas de investigación utilizadas, los sociólogos se


llevaron una gran sorpresa con los resultados o conclusiones de la
misma, cual fue que aproximadamente el 98¾ de las personas
habían cometido algún delito.

En consecuencia, la teoría del criminal nato de la Escuela


Antropológica Criminal era errada, no era cierto que existiera un
prototipo con características especiales o definidas como
delictuosas, pues todos en una u otra forma cometíamos conductas
desviadas. Mientras que estos investigadores ampliaron el universo
para su trabajo, los de la Escuela Antropológica Criminal lo habían
hecho estudiando una mino ría del fenómeno —las personas en
reclusión—. Por ello llegó a afirmar- se muy razonadamente que el
estudio de la criminología era un estudio miserable, porque su objeto
de estudio había sido el analizar la par te miserable de la colectividad
(LAMNEK (ob. cit., pág. 20), señala que el médico penitenciario
inglés Charles Boring ya había demostrado que no había diferencia
significativa entre grupos de presidiarios o no presidiarios)

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