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MEMORIA GRUPAL

JÓVENES MARCANDO HUELLA

Laura Caicedo - 41171129


Michelle Müller - 40161328
David Arzuzar - 40171376
Santiago Bulla - 41171001
Jesseph Suescun - 40181094

Profesor
Rubiel Antonio Gallo

Cultura religiosa: Jesús de nazareth y maestro de humanidad


04 de abril de 2019
1. Tema: ​LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Y EL CUIDADO HOY DE LA
VIDA.
Subtemas:
● La resurrección de Jesús como respuesta del Padre al misterio del dolor y
la muerte.

● SIgnificado de la resurrección hoy para los jóvenes y para las víctimas.

● La resurrección, en el arte, pinturas y en el cine.

● Experiencias de sentido de vida, proyectos de compromiso de vida en


contra de la violencia, la muerte y el derecho sagrado a la vida.

2. Justificación: ​Reconocer la gran importancia que tiene la vida de cada


individuo​, ​teniendo en cuenta ​que ​siempre hay que estar en la búsqueda de
la reconciliación con el prójimo y la unión con Jesús, por medio del
conocimiento de su historia de vida.

3. Lema: ​La reconciliación crea la unión.

4. Propuesta de metodologías de esparcimiento del tema:


● Actividades al aire libre que permitan un conocimiento de la historia y vida
de Jesús, de una forma práctica y didáctica; se hará un recorrido en el cual
a lo largo del camino se irán encontrando pistas secuenciales con
preguntas que nos guiarán a la próxima y que nos ayudarán a conocer más
sobre Jesús.
● Actividades como sopas de letras, crucigramas y talleres proporcionan una
metodología de socialización y aprendizaje más entretenida para nosotros y
nuestros compañeros.
6. Memorias grupales según subtemas

★ La resurrección de Jesús como respuesta del Padre al misterio del dolor y


la muerte
La Resurrección de Jesús y nuestra resurrección (Nueva Reflexión-2014),
por el padre Richard
Lolina, Familia y hermanas
Estamos celebrando la resurrección de Cristo y nuestra resurrección. Nuestro
final nos es la nada, ni el sepulcro. Nuestro destino último es la ansiada plenitud
de felicidad. La muerte ha sido vencida para siempre por Cristo Jesús.

¿Qué habría pasado si Jesús no hubiese resucitado? Que no habría cristianos


en el mundo, que el cristianismo no existiría, que hoy en toda la tierra más de dos
mil millones doscientos mil cristianos no estaríamos celebrando ni la eucaristía, ni
su resurrección. “Si la muerte hubiera sido superior a Jesús, todo habría concluido.
Jesús hubiera sido olvidado. De su vida, su evangelio, su muerte, no habría
quedado más que un amargo sabor a utopía, ingenuidad o fracaso”.
Así de importante es la resurrección de Jesús. A Jesús hemos de verle en su
realidad completa, y nunca por separado. Su vida, muerte y resurrección forman
una ​unidad indivisible​. Si Jesús murió como murió fue porque vivió de la manera
que vivió, y si resucitó, fue porque vivió y murió como lo hizo, vivió y murió
predicando el evangelio del amor, del amor a Dios, a los demás y a uno mismo.
Por eso su Padre Dios le resucitó al tercer día. “¿Por qué buscáis entre los
muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado”.
Jesús no se queda en su resurrección. Nos promete a todos sus seguidores que
vamos a correr su misma suerte, que también nosotros vamos a resucitar. Nos
regala la resurrección. “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque
muera vivirá para siempre”. Y San Pablo insiste: “Si creemos que Jesús ha muerto
y resucitado, del mismo modo a los que han muerto en Jesús, Dios los resucitará
con él”.
Jesús viene a cumplir uno de los anhelos más fuertemente arraigado en nuestro
corazón: vivir siempre y que la muerte no nos pueda. Pero vivir siempre no de
cualquier manera, sino vivir siempre de manera ​totalmente feliz, sin un
miligramo de dolor, de sufrimiento, de tristeza​. Dios nos ha creado con ansias
de eternidad, de eternidad feliz. Pero no está en nuestras manos saciar este
deseo.
Dándole vueltas a este anhelo de eternidad, la persona de Jesús aparece con todo
su amor y todo su poder. La resurrección de Jesús es la victoria sobre la muerte.
Estamos celebrando la resurrección de Jesús y nuestra resurrección, a una vida
de total felicidad y para siempre.
Jesús ha cambiado el rumbo de la humanidad. Ha introducido en todos nosotros
algo que no estaba en nuestro código genético natural. Como es Dios y puede, ​ha
conseguido lo que ningún científico, ningún inventor, ningún ser humano
podrá jamás conseguir​. ​Ha sido capaz de alargar nuestra vida más allá de la
muerte​, para toda la eternidad y una eternidad feliz. Pero no la misma vida que
vivimos en la tierra, una vida siempre limitada y amenazada por las malas noticias
y los malos hechos. Nos ha conquistado esa vida que todos anhelamos vivir, ​una
vida donde vamos a poder disfrutar de varias plenitudes: la del amor, la de la
belleza, la del bien, la de la justicia, la de la fiesta… sin mezcla alguna de
desamores, fealdades, males, injusticias, aburrimientos​. ​Una vida plena de
vida y de felicidad​.
Gracias a Jesús, ni la muerte, ni el hambre, ni las guerras, ni las enfermedades, ni
la crisis económica, ni el paro, ni la corrupción, ni la violencia, ni las injusticias…
tienen la última palabra. Estamos enrolados no en una historia absurda, sin
sentido, sino en una historia de salvación, que termina bien, que ​termina en la
vida y no en la muerte. Al final, Jesús nos está esperando para decirnos: “Venid
benditos de mi Padre a disfrutar del reino preparado para vosotros desde toda la
creación del mundo”.
Por eso el Papa Francisco no se cansa de repetirnos “que no os roben la
esperanza”. Es decir, la esperanza, la serena certeza de que nuestra vida termina
bien, que nos espera la resurrección a una vida plenamente feliz. No se vive igual
con esta esperanza que sin esta esperanza.
Enhorabuena hermanos/as en este tiempo de resurrección. De la mano de Jesús
caminamos “hacia un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la
primera tierra habrán desaparecido y el mismo Dios enjugará las lágrimas de
nuestros ojos, y la muerte ​no existirá más, ni habrá duelo, ni gritos, ni dolor,
porque todo esto es ya pasado” (Sacado de una homilía).

★ Significado de la resurrección hoy para los jóvenes y para las víctimas

¿QUÉ ENTENDEMOS POR RESURRECCIÓN DE JESÚS?


Si tuviera que volver a poner título a esta conferencia, lo cambiaría y pondría la
famosa pregunta de Kant sobre los interrogantes que se hace el hombre: ¿Qué
podemos esperar?1 Yo creo que la resurrección de Jesús es la respuesta a esa
pregunta que toda persona se hace y que está inscrita, de algún modo, en la
existencia humana. ​(José,2010)
La dificultad a la hora de hablar de la resurrección de Jesús viene dada por el
hecho de que, al anunciar esto, el cristiano dice algo que nunca más se ha vuelto
a decir de ninguna otra persona. La historia de la humanidad testificará algunas
reviviscencias, es decir, hablará de alguien que volvió a esta vida de nuevo, pero,
no es lo mismo. Por tanto, es enormemente difícil hablar de la resurrección de
Jesús porque, para hablar de cosas de las cuales no tenemos experiencia,
siempre lo hacemos en comparación con otras, y así nos vamos imaginando y
concibiendo.
Por ejemplo, quien no haya visto a Messi puede decir que es igual que Maradona,
Canales… que es a quienes conoce; así cada uno expresara su punto de vista
según su experiencia. En la resurrección de Jesús no tenemos esa posibilidad de
comparación puesto que la fe cristiana no dice que volvió a esta vida, como lo hizo
Lázaro, por ejemplo; no es sobre el hecho de “volver a esta vida”, sino de “pasar
de esta vida a la vida misma de Dios”. No podemos decir cómo es y cómo puede
ser eso de que un hombre esté viviendo la misma vida de Dios, porque no es así.
Resurrección y vida de Jesús.
El cristiano no afirma que “alguien” resucitó de entre los muertos, sino que esta
persona concreta, Jesús de Nazaret, es el que Dios resucitó.

¿En qué consistió la resurrección?

En el Nuevo Testamento, el acontecimiento de la resurrección se expresa


con varias palabras: exaltación, glorificación, ascensión, señorío cósmico,
entrada en el santuario del cielo, presencia… Pero se prefiere el término
«resurrección» porque es el más claro y completo para indicar que el que
había muerto ha vuelto a la vida.

Para comprender lo que sucedió, vale la pena ver primero lo que no es la


resurrección:

1. No es «revivir», es decir, volver a la vida terrena como antes. Eso


es lo que hizo Jesús con Lázaro, con el hijo de la viuda de Naím y
con la hija de Jairo: restituye su cuerpo a la vida ordinaria. Pero
después volvieron a morir.
2. No se trata tampoco solamente de la «inmortalidad del alma», que
sería una especie de resurrección a medias. La resurrección se
refiere a la entrada en la vida sin fin de toda la humanidad de Jesús,
incluido su cuerpo. Por eso el sepulcro quedó vacío.
3. Tampoco se trata de una «reencarnación», como admite el
hinduismo y el budismo, que consiste en la transmigración del alma
a un cuerpo distinto. El cuerpo de Jesús sigue siendo el mismo.
4. Mucho menos es como un «recuerdo vivo» de Jesús, que habría
provocado en sus discípulos la convicción de que seguía presente.
Porque fue el encuentro con Jesús resucitado lo que suscitó en sus
discípulos la fe en la resurrección, no al revés.
5. Y tampoco se trató de una realidad «inventada» por los discípulos
por fraude o alucinación. Después de la muerte de Jesús, los
discípulos estaban tristes, miedosos, incrédulos, escépticos. Sólo
un gran acontecimiento pudo cambiarlos, devolviendoles el primitivo
entusiasmo por Jesús y por su seguimiento.
La injusticia con las víctimas:
Recuperación de todas las víctimas. Mucho antes de que se plantee el tema de la
muerte, hay otro tema que desata repudio, es el tema de la justicia y de la
reivindicación de las víctimas. La primera experiencia religiosa del mundo es que
Dios es justo y que, por tanto, su justicia tiene que caer sobre los buenos, por lo
cual, al bueno le irán bien las cosas y el malo recibirá su castigo. Es la experiencia
que todos tenemos cuando, de alguna manera, nos preguntamos ¿qué he hecho
yo para merecer esto?
Por tanto, si Dios es la justicia, el mundo tendría que ser de otra manera. En un
principio, el creyente cree en Dios en esta vida, y no necesita más; sin embargo, a
la vista de la realidad, poco a poco va apareciendo la sospecha de que Dios es
esa justicia en la que no se quiere dejar de creer, las injusticias de aquí tendrán su
triunfo y su compensación en un más allá.
La resurrección de Jesús es experiencia de misericordia y de perdón.
Jesús perdona la traición de Pedro y el abandono de los demás discípulos.
Pero, además, les encarga el ministerio del perdón: «Recibid el Espíritu
Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a
quienes se los retengan les quedan retenidos» (Jn 20,22-23).
Ejemplos de perdón.

El papa Francisco aseguró, a su regreso a Bogotá desde Villavicencio, que recibió


una lección de teología por parte de las víctimas del conflicto armado que le
ratificaron la importancia del perdón.
El pontífice hizo la reflexión a las puertas de la Nunciatura Apostólica, después de
escuchar los testimonios de víctimas del conflicto armado que le relataron su
experiencia de perdón con la ayuda de la organización Hospital de Campo, que
enseña a sanar las heridas del alma.
"Dios perdona en mí. Son muchos los que no pueden perdonar todavía, pero hoy
recibimos una lección de teología, de alta teología. Toda Colombia tendría que
abrir sus puertas, como las abrió este Hospital de Campo, y dejar que Dios entre y
perdone", afirmó.
Francisco les dijo: "Gracias por lo que hacen y gracias por lo que me enseñaron
esta noche", después de escuchar, entre otros, el conmovedor relato de una mujer
que perdió a su esposo y sus tres hijos, que murieron quemados en un ataque de
la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) contra un oleoducto.

★ La resurrección, en el arte, pinturas y en el cine


EL MOMENTO CUMBRE DE LA VIDA DE JESÚS HA SIDO REPRESENTADO
POR MUY DIVERSOS ARTISTAS, QUE DEDICARON SU PINCEL O SU CINCEL
DE SU TRIUNFO SOBRE LA MUERTE.
Articulo informativo publicado en vanguardia.com por Mauro Marines
La Pascua de Jesús, su resurrección y los momentos que llevaron a este punto
son la​ base entera de las religiones cristianas actuales,​ pero en particular la
religión católica de occidente se ha encargado de que g​randes artistas a lo largo
de la historia representen estos momentos en la pintura y la escultura.

Los elementos que caracterizan estas representaciones​ son tomados de los


diferentes evangelios y generalmente constan de la figura de Jesús,
alzándose de una u otra manera sobre el sepulcro​ o saliendo de él, un grupo
de soldados que presenciaban asombrados o aterrorizados el instante y ángeles
que lo alaban o ayudan a elevarse.
Rafael Sanzio, 1502

> También conocida como la ​Resurrección Kinnaird​ en nombre de uno de sus


dueños, guarda la composición cuidada, casi simétrica, de los artistas
renacentistas. Cuida la colocación de cada uno de los elementos sobre el lienzo y
les da un papel en la escena, además de añadir algunos con propósitos
meramente simbólicos, como la serpiente.

> La sitúa en la campiña italiana y le sirve de excusa para practicar la perspectiva


agregando caminos, cerros y montañas al paisaje.

> Actualmente se exhibe en el​ Museo de Arte de Sao Paulo en Brasil​, y es la


única pieza del pintor italiano que se encuentra en el hemisferio sur del planeta.

★ Experiencias de sentido de vida, proyectos de compromiso de vida en


contra de la violencia, la muerte y el derecho sagrado a la vida

La importancia de la resurrección de Jesús


La resurrección de Jesús tiene múltiples implicaciones. Para comenzar debemos
recordar que cuando Jesús resucitó, Él estaba cumpliendo con algo que había
sido profetizado. Si Jesús no resucita, hubiese habido un fallo de la Palabra de
Dios, un fracaso y, por tanto, Dios no pudiese haber sido confiable porque
prometió algo que no pudo cumplir.

Por otro lado, si bien es cierto que el sacrificio de Cristo en la cruz es lo que
permite que mis pecados puedan ser perdonados, no es menos cierto que la cruz
todavía estaba incompleta. De hecho, el apóstol Pablo nos dice en 1 de Corintios
15:13, “Y si no hay resurrección de muertos, ​entonces ni siquiera Cristo ha
resucitado; ​y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y
vana también vuestra fe”. ¿Por qué dice Pablo que vana es nuestra predicación?
Por un lado, ellos estaban predicando que Cristo había resucitado, pero por otro
lado ellos estaban predicando que las promesas que Cristo había hecho serían
cumplidas. La evidencia de esto es que Él tuvo el poder de volver de la muerte a la
vida y dejar la tumba vacía.(Nuñez-28 marzo)

"¿Por qué es importante la resurrección de Jesucristo?" 


  ​La  resurrección  de  Jesucristo  es  importante  por  muchas  razones.  Primero, 
testifica  del  inmenso  poder  de  Dios  mismo.  Creer  en  la  resurrección  es  creer  en 
Dios.  Si  Dios  existe,  y  si  Él  creó  el  universo  y  tiene  poder  sobre  él,  entonces  Él 
tiene  el poder de levantar a los muertos. Si Él no tiene tal poder, Él no es un Dios 
digno  de  nuestra  fe  y  adoración.  Sólo  Él,  quien  creó  la  vida,  puede  resucitar 
después  de  la  muerte.  Sólo  Él  puede  revertir  la  atrocidad  que  es  la  muerte 
misma,  y  sólo  Él  puede  quitar  el  aguijón  que  es  la  muerte  y dar la victoria sobre 
la  tumba  (​1  Corintios  15:54-55​).  Al  resucitar  a  Jesús  de  la  tumba,  Dios  nos 
recuerda Su absoluta soberanía sobre la vida y la muerte.  

¿Cómo hablar de su resurrección?

Dado que nosotros no poseemos una experiencia de este tipo, no debe


sorprendernos que supere todo lo que podamos pensar o imaginar. Ratzinger
afirma que “es un acontecimiento dentro de la historia que, sin embargo,
quebranta el ámbito de la historia y va más allá de ella… Podríamos considerar la
resurrección algo así como una especie de «salto cualitativo» radical en que se
entreabre una nueva dimensión de la vida, del ser hombre. Más aún, la materia
misma es transformada en un nuevo género de realidad. El hombre Jesús, con su
mismo cuerpo, pertenece ahora totalmente a la esfera de lo divino y eterno”.

Las cartas de san Pablo a los Colosenses y a los Efesios en sus himnos
cristológicos cuando hablan del cuerpo cósmico de Cristo indican que su cuerpo
transformado es también el lugar en el que los hombres entran en comunión con
Dios y entre ellos, participando así de una vida indestructible.

“La predicación apostólica, con su entusiasmo y su audacia, es impensable sin un


contacto real de los testigos con el fenómeno totalmente nuevo e inesperado que
los llegaba desde fuera y que consistía en la manifestación de Cristo resucitado y
en el hecho de que hablara con ellos. Sólo un acontecimiento real de una entidad
radicalmente nueva era capaz de hacer posible el anuncio apostólico, que no se
puede explicar por especulaciones o experiencias interiores, místicas. En su
osadía y novedad, dicho anuncio adquiere vida por la fuerza impetuosa de un
acontecimiento que nadie había ideado y que supera cualquier imaginación”.
(Benedicto XVI).

Valor incomparable de la persona humana

El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones
de su existencia terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de
Dios. Lo sublime de esta vocación sobrenatural manifiesta la ​grandeza y​ el ​valor
de la vida humana incluso en su fase temporal. En efecto, la vida en el tiempo es
condición básica, momento inicial y parte integrante de todo el proceso unitario de
la vida humana. Un proceso que, inesperada e inmerecidamente, es iluminado por
la promesa y renovado por el don de la vida divina, que alcanzará su plena
realización en la eternidad (cf. ​1 Jn 3​ , 1-2). Al mismo tiempo, esta llamada
sobrenatural subraya precisamente el ​carácter relativo ​de la vida terrena del
hombre y de la mujer. En verdad, esa no es realidad « última », sino « penúltima »;
​ ue se nos confía para que la custodiemos con sentido de
es ​realidad sagrada, q
responsabilidad y la llevemos a perfección en el amor y en el don de nosotros
mismos a Dios y a los hermanos.

La Iglesia sabe que este ​Evangelio de la vida, ​recibido de su Señor​1​, tiene un eco
profundo y persuasivo en el corazón de cada persona, creyente e incluso no
creyente, porque, superando infinitamente sus expectativas, se ajusta a ella de
modo sorprendente. Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun
entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo secreto
de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón (cf.
Rm 2, 14-15) el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término,
y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien
primario suyo. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia
humana y la misma comunidad política.

Hoy este anuncio es particularmente urgente ante la impresionante multiplicación y


agudización de las amenazas a la vida de las personas y de los pueblos,
especialmente cuando ésta es débil e indefensa. A las tradicionales y dolorosas
plagas del hambre, las enfermedades endémicas, la violencia y las guerras, se
añaden otras, con nuevas facetas y dimensiones inquietantes.

El siglo pasado, como realización de las ideas liberales, la democracia se impuso


en la teoría y en la práctica como el único régimen posible para las sociedades
modernas, en especial a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial y la creación
de la Organización de las Naciones Unidas, todas las naciones que no contaban
con regímenes democráticos o que conservaban instituciones no democráticas,
paulatinamente fueron modificando sus marcos constitucionales y estructuras
políticas para instaurar modelos democráticos al menos en sus diseños.

Un impulso importante para ello fueron la consolidación de la ONU, el empuje


económico y político del imperialismo de los Estados Unidos y la construcción de
la Unión Europea, pues en todos los casos el paradigma fundamental que
sostenían era precisamente la necesidad de existencia de regímenes
democráticos como un requerimiento para el mantenimiento de relaciones sanas
entre los países, y considerando como justamente lo contrario de los regímenes
comunistas totalitarios bajo la órbita de la Unión Soviética.

En América Latina vivimos en el último cuarto del siglo pasado el fin de las
dictaduras militares y gobiernos totalitarios de tipo populista, para dar paso a la
formación de regímenes democráticos con más o menos desarrollo y
consolidación, pero finalmente de inspiración demócrata.

Finalmente, apenas a principios de 2011, Occidente observó con satisfacción la


llamada "Primavera Árabe", con la caída de los regímenes totalitarios de las
dinastías gobernantes en Túnez y Egipto y finalmente del régimen estrafalario de
Gadafi en Libia, entendiendo que se trata del inicio de la transformación
democrática del mundo árabe, aunque no cabe duda que falta mucho para que
esos países puedan transitar a regímenes verdaderamente democráticos que
correspondan a sus tradiciones culturales.

La reflexión filosófica ha acompañado al hombre a lo largo de su existencia,


puesto que es el único ser que se cuestiona sobre sí mismo y sobre el mundo que
lo rodea. La historia de la filosofía, nos dice Nicol, se desarrolló en tres temas
centrales: primero, la metafísica, después la epistemología y, finalmente, la
antropología. Esto se debe a que primero se preguntó el hombre sobre el ​ser,
luego sobre la forma en que se obtenía el conocimiento sobre ese ​ser y
posteriormente sobre el ser que conoce al ​ser,​ es decir el hombre mismo.​1

De la comprensión que se tenga de la naturaleza humana deriva el trato que debe


dársele a todo ser que posea dicha naturaleza, a lo que denominamos "dignidad".
Vocablo que deriva del latín ​dignitas, que a su vez deriva de ​dignus, cuyo sentido
implica una posición de prestigio o decoro, "que merece" y que corresponde en su
sentido griego a ​axios​ o digno, valioso, apreciado, precioso, merecedor.​2

La dignidad es ser tratado como lo que se ​es. La pregunta entonces, ya no


solamente para poder comprender lo que somos en un sentido metafísico, sino
para poder dar un trato digno al ser humano, en un sentido ético, es ¿cuál es la
naturaleza o ​physis ontológica del hombre? ¿Qué ​es el hombre? Así, sabiendo lo
que el hombre ​es​podremos tratarle como tal, como merece, es decir tratarlo
dignamente.

7. Bibliografía
➔ https://www.revistaecclesia.com/la-resurreccion-de-jesus-y-nue
stra-resurreccion-nueva-reflexion-2014/
➔ http://integridadysabiduria.org/la-importancia-de-la-resurreccion
-de-jesus​/
➔ Benedicto XVI. (2009). ​Jesús de Nazareth. (Tomo II). Madrid:
Planeta.

➔ Ratzinger, Joseph (2000). ​Introducción al cristianismo. Salamanca:


Sígueme.

➔ Van Breemen, Piet. (1996). ​Como pan que se parte​. Santander: Sal
Terrae.

➔ González, Ignacio. (2010). Aula de Teología. unican. Recuperado


de:​https://web.unican.es/campuscultural/Documents/Aula%20de%20
estudios%20sobre%20religi%C3%B3n/2009-2010/CursoTeologiaSig
nificadoDeLaResurreccion2009-2010.pdf

➔ Payá, Miguel. (2018). Diócesis de Canarias. Recuperado de:


https://diocesisdecanarias.net/resurreccionnosotros/
➔ Agencia  Efe.  (2017).  Papa  Francisco  dice  haber  recibido  lección  de  las 
víctimas  del  conflicto.  Recuperado  de: 
https://www.elespectador.com/noticias/nacional/papa-francisco-dice
-haber-recibido-leccion-de-las-victimas-del-conflicto-articulo-712
314

➔ http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0041-86
332013000100002

➔ http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_j
p-ii_enc_25031995_evangelium-vitae.html

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