Sei sulla pagina 1di 12
Bull. Inst, Fr. Et. And. 1987, XVI, N° 3-4, pp. 85-96 CULTOS Y FIESTAS DE LA COMUNIDAD DE SAN DAMIAN (HUAROCHIRI) SEGUN LA CARTA ANNUA DE 1609 Presentacién y Paleografia de Gerald Taylor* En la nueva edicién del Manuscrito de Huarochiri (1), citamos largos extractos de un documento que llamamos “Ia Carta Annua de 1609”. Como nos parece que toda la parte de este texto que se refiere a la misién de los dos padres jesuitas a Huarochiri es de un interés funda- mental para una mejor comprensién del manuscrito quechua, consideramos oportuno que se publique en versién paleogrifica. No repetiremos aqui las observaciones que se encuentran en las notas de pie de pagina de nuestra edicién del Manuscrito de Huatochiri (capitulos 9 y 24); solo deseamos subrayar la importancia de los datos que figuran en este documento y sugerit la necesidad de un estudio més detallado de su contenido. Ciertos pasajes de esta carta annua serin familiares a los que conocen la versién Argue- das-Duviols (1966) del Manuscrito de Huarochiti (2), ya que, bajo el titulo de “Ritos de Huaro- chirf - 1609”, Duviols incluy6 entre los documentos agregados a su estudio bio-bibliogrifico de Francisco de Avila un texto del jesuita Barraza, originalmente publicado por Romero en 1936 (3). El padre Barraza (4) recibié de la XVII Congregacién Provincial, que se reunié en Lima en 1674, el encargo de escribir la historia de la provincia jesuitica de! Peri (5). “Para ello eché ma- no de las Cartas Annuas, muy prolijas en los primeros afios, y asimismo de las Nectologias o Car- tas de Edificacién que era costumbre escribir a la muerte de algtin varén ilustre” (6). Entre las cartas annuas utilizadas por Barraza, figura el documento que publicamos aguf. Se encuentra * U.A, 1026, CNRS, 44, rue de ’Amiral Mouchez, 75014, Paris. (2) Gerald Taylor, Ritos y tradiciones de Huarochirt, Lima, 1987, @) José Maria Arguedas, Dioses y Hombres de Huarochiré, Lima, 1966, @) Emilio Romero, “Algunos documentos inéditos sobre idolatrias de los indios”, Revista Histérica, Li- ma, 1936, Tomo X, Entrega II, pp. 192-207. (4) El nombre del Padre Barraza se escribe, en este texto, alternativamente Barraza 0 Barrasa. (6) Historia de las Fundaciones de los Colegios y Casas de la Provincia del Pert, de la Compania de Je- sts, con las noticias de las vidas y virtudes religiosas de algunos varones ilustres que en ella trabajaron. (6) Romero, op. cit, p. 199. 86 G. TAYLOR hoy en el archivo de la Compafifa de Jestis, en Roma, bajo la referencia: Fondo Gesuitico No. 1488, 1,9. Tal vez existian otras copias de esta carta y no podemos garantizar que cl ejemplar que conocemos fue el mismo que cita el padre Barraza. Aunque su descripcién de los ritos es muy sumaria y, en general, no ¢s mas que una pardfrasis de la que se encuentra en la carta an- ‘nua, el Padre Barraza agrega comentarios a la informacién contenida en nuestro documento. Describe brevemente la fiesta de Pariacaca; no menciona la de Chaupifiamoc, sin embargo, s¢ refiere con cierta abundancia de detalles a fa fiesta de Inaccha (Inacha en nuestro documento), citando pasajes enteros de la carta annua. En la descripcion de la fiesta de Pariacaca, sefiala la procesién a la cueva de Chutinhuaque en la que se llevaba a Jos difuntos sobre ‘‘carneros de la tierra”; afiade que los sepulcros donde estaban estos difuntos eran “al modo de torrecillas pe- quefias todas cuadradas con una puerta al oriente” (detalle no incluido en la carta annua). En lo tocante a los ritos practicados durante la fiesta de Inaccha, opina que: “Estas supersticiones les ensefiaba el demonio”” La obra de Barraza incluye la versi6n clésica del origen de Ia idolatria contada por Avila mismo en su “Prefacion” (7). Confunde algunos detalles (si la versién de Avila puede ser cot derada como fidedigna) y la joven “sacerdotisa”, mujer del idolo, se convierte en hija de un in- dio viejo que, a punto de morir, confiesa a Avila que su hija estaba dedicada a Patiacaca, “idolo y adoratorio el mas principal de esta provincia”. Este indio parece una combinacin de Llacc- ahuarincca, a quien Avila curé de un flujo de sangre, y de Hernan Pauccar, a quien Avila dejé preso en la casa de los padres de la mujer del buaca Macauiga, Barraza nos comunica el nombre de la joven: Curi, detalle interesante, puesto que en la “Prefacion”, Avila indica que “andaba con vn bordon en cada mano; porque era tullida”. Tal vez, por eso, se la dedicé al Rayo: Curi (Acati/). La muerte de ésta, también de un ‘flujo de sangre” (zno habra ayudado Avila en algo a Ia providencia divina?) ofrece la ocasién de convencer a los indigenas que habia llegado el mo- mento de sacar a sus idolos y de confesarse. Tal fue el éxito de la campafia que Avila promovi6 contta la idolatria de sus feligreses que no logré atender a todos los penitentes y tuvo que escri- bir al rector de la Compafia de Jestis en Lima, pidiéndole socorro. La copia de esta carta que ‘Avila consigna en su “Prefacion” lleva la fecha de “Tunio 23. 1609”. La version que oftece Avila de estos acontecimientos, transcrita casi unos cuarenta afios después, narra la llegada de los dos padres jesuitas enviados por el rector de la Compaiifa en res- puesta a su pedido. “Reciuio este auisso el dicho Padre Retor embio luego dos Religiosos doc- tos, y pios, los Padres Pedro Castillo, que fue en el Cuzco mi primer maestro de Gramatica sien- do yo nifio. Padre Gaspar de Montalbo. Llegaron y fue de marauillar la conuercion de los In- dios, la priessa a confessarse, las restituciones de hurtos (que quando el Indio llega a esto es cos- sa rara,) y cierta su conuersion”’. El documento que presentamos aqui leva Ja fitma de J. Sebastian (el Tuan Sebastian mencionado por Avila en la “Prefacion”) y la fecha de “31 de Mayo 1610”. Posee una calidad literaria superior a la de Barraza y es una buena muestra de erudicién jesuitica, Puede parecer sorprendente que los dos jesuitas hayan podido conseguir tanta informacién sobre los ritos en tan poco tiempo; se habran seguramente beneficiado de la experiencia de Avila en este domini Como en los textos tardios escritos por Avila, nuestro documento utiliza formas libres de in- fluencia aru: Chaupifiamoc y Iafiac para indicar a la buaca y al “sacerdote” respectivamente (grafiadas Chaupifiamca o Chaupifiamuca y Yafica en el documento quechua). Sin embargo, em- plea la letra & para representar la post-velar /g/ en posicién inicial de silaba, tal como en esa época lo recomendaba el jesuita Holguin (grafia criticada por Avila en la “Prefacion”; éste ilti- mo preferia la cc). Pueden sorprender las sefiales de alegria mostradas por los indios al recibir a los dos je- suitas y la facilidad con la que abandonaban a sus buacas, entregaban sus objetos de culo (inclu- sive a los mallquis de sus antepasados) y aceptaban las “disciplinas” y las otras formas de peni- tencia impuestas por los padres. Sin embargo, no debemos olvidar los efectos de la campatia (1) Franciseo de Avila, “Prefacion al libro de los sermones...” en Tratado de los evangelios que nuestra ‘madre la iglesia propone en todo el aft... Lima 1646. LA CARTA ANNUA DE 1609 (HUAROCHIR{) 87 contra la idolatria realizada por Avila y sus ayudantes indigenas, el clima de delacién que susci- 16, las enfermedades “‘milagrosas” y generalmente mortales que afligieron a los que resistian a su celo de luchador contra los cultos nativos (celo agudizado tal vez por su deseo de venganza con- + tra los que le habjan “puesto capitulo”). Es posible que los pobres indigenas de la doctrina de San Damian hayan visto en la Ilegada de los jesuitas un mal menor, Estaban alli los dogmatiza- dores “tresquilados” como testigos de la eficacia de la obra de Avila, Nuevamente se sacd a Hernén Pauccar (el sacerdote de Chaupifiamoc) para repetir su relacién de c6mo habia engafia- do a los secuaces de este culto en su templo de Mama (segiin la “Prefacion”, Pauccar ya habia hecho ptiblica confesién un afio antes, en 1608). Es interesante cémo los visitantes subrayan que “si el D(octlor Auila tratasse de hacer algun / gran castigo ellos serian intercessores con el”. En la descripcion de las tres fiestas menicionadas en este documento (Ia de Pariacaca, la de Chaupifiamoc y la de Inacha), aparecen detalles que faltan en el Manuscrito quechua (capitu- los 9, 10 y 24 respectivamente). Se siti la fecha de la fiesta de Pariacaca en el mes de abril (du- ra 15 dias) y la de Chaupifiamoc unos cuarenta dias después. En el Manuscrito de Huarochirf, se sefiala que la Auquisna se celebraba por el mes de junio y que, a veces, coincidia con la aton pascua (9:53; aqui se taché una referencia al “corpus christi”). En el texto quechua, “pascua” designa cualquier fiesta de origen cristiano o indigena. La referencia al mes de junio es tal vez un lapsus: se habré confundido su fecha con la de la fiesta de Chaupifiamoc que caia efectiva- mente en los alrededores de Corpus (9: 66; 10: 33; 13: 8, 10, 14 (pasaje borrado), 15). Si es asi, la “pascua grande” podria ser la “Pascua de Resutreccién” (conforme a la fecha indicada en el documento de los jesuitas). Pero, es necesario tomar en consideracién que mas de medio siglo de ocultacién de los ritos habia introducido cambios en estas ceremonias, Jo que esta abundan- temente atestiguado en el documento quechua (a propésito de la fiesta de Chaupifiamoc, en 13: 10, se afirma: “Después, como temian a los Auiracochas, celebraban su culto en la vispera del Corpus”). Es posible que el escriba quechua se refiera a las disimulaciones de los ritos autécto- nos que seguian la llegada de los buiracochas cuando, en 9:96, se sefiala que: “Algunos (...) ha- cen coincidir [los ritos dedicados a Patiacaca} con la Pascua grande, otros casi con el Pentacos- tés” (se ha tachado: “y con Corpus”). Fuera de esta hipétesis, es también posible que la importancia de la fiesta de Chaupifia- moc haya sido una innovacién reciente puesto que el texto quechua nos dice “(..) no celebraban Ja fiesta de Chaupifiamca una vez por afio como lo hacen hoy” (13: 36). La identificacién de la que era tal vez una huaca de los yuncas, Chaupifiamoc, con las buacas de los checa, Cotocha 0 Paltacha y sus hermanas, 0 con las de los chillaco, Mirahuato y Llacsahuato etc., representaba sin duda un fenémeno dé interpenetracién cultural entre yuncas e invasores. El establecimiento de Chaupifiamoc en lo que habfa sido antes el santuario de la compafiera de Huallallo Carhuin- cho, Manafiamca [= Manafiamoc] (8), y de la esposa de Pachacamac, (Urpayhuachac) (9), sim- bolizaba luchas étnicas y asimilaciones culturales. ¢Habré influido en el crecimiento del presti- gio de Chaupifiamoc su asociacién a la virgen cristiana en el sincretismo religioso y el carisma de su sacerdote Hernan Pauccar? De todos modos, la fiesta de Chaupifiamoc es una réplica, en muchos aspectos, de la de Pariacaca (segtin el documento que presentamos aqui y el Manuscrito quechua: 10; 13, 14). Entre los bailes que se celebraban en su honor, figura el Ayllihua (= Ay- rihua), que, segiin Arriaga, se solia celebrar “cuando cogen el maiz”; a esta época la llamaban “Ayrihuamita, porque bailan el baile de Ayrihua” (10). Betanzos sefiala que el mes de abril se amaba Ayrihuaquis (11). La celebracién del baile Ayrihua en la época de la cosecha del maiz evoce otra fiesta descrita en este documento: la de Inacha ya que la tnica indicacién que nos proporciona el texto jesuitico acerca de la fecha en que se celebraba es la referencia al culto a la méscara hecha del rostro del antepasado o héroe difunto: “(...) a esta hacen fiesta/ q(uan)do el (8) Taylor, 1987, 10:8, 9. (p. 199). (9) Segin Davila Bricefio, Véase Taylor, 1987, Nota 2:49 (p. 69). (10) Pablo José de Arriaga, Extirpacién de la Idolatréa del Pird. B.A.E. CCIX, p. 213. (11) duan de Betanzos, Suma y narracién de los Incas, B.A.E. COIK, p. 45.

Potrebbero piacerti anche