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Fluidos Hidráulicos
Fluidos empleados
Aceites minerales procedentes de la destilación del petróleo
De base acuosa:
Soluciones agua – glicol
Emulsiones de agua en aceite mineral
Emulsiones de aceite mineral en agua
Fluidos sintéticos
Una de las más importantes cuestiones a tener en cuenta para asegurar un buen funcionamiento
de un sistema hidráulico está en la elección de un aceite hidráulico adecuado. El aceite a presión
debe cumplir diversas funciones. La más elemental es de transmitir la presión requerida, además
de lubricar todas las partes en movimiento, transmitir el calor producido localmente y proteger
contra la corrosión.
Como transmisor de la presión en la hidráulica industrial se utilizan normalmente aceites
minerales. Los aceites minerales son hidrocarburos de diferente formulas. Los mas adecuados
son del tipo de aceites refinados con base parafínica, porque estos son poco afectados por el
envejecimiento y tienen una curva de viscosidad relativamente plana y por ello favorable.
Propiedades deseadas
Curva de viscosidad del tipo plano, de forma que un amplio campo de temperaturas sea buena
para las condiciones de trabajo. Una viscosidad demasiado elevada supone fuertes pérdidas de
carga en las tuberías y dificulta los arranques en frío.
Resistencia al envejecimiento, la acción del oxígeno del aire, oxidación o unión química con el
oxígeno, reduce gravemente la duración en servicio de un aceite. Los aceites derivados del
petróleo son particularmente susceptibles a la oxidación, ya que el oxígeno se combina
fácilmente, tanto con el carbono como con el hidrógeno, que son los elementos de que está
constituido el aceite.
El envejecimiento queda además favorecido por la presencia en la instalación de ciertos metales
como el plomo, el latón o el cobre, en partículas de metal que se disuelven y son arrastradas,
debe preverse su filtrado. Tanto la oxidación como la corrosión contaminan el sistema y
favorecen el desgaste.
La oxidación por oxígeno es tanto mayor cuanto menor es el volumen de aceite en el sistema y
esto, además trae aparejado un menor tiempo en que el aceite recorre un ciclo completo en el
circuito lo que hace elevar su temperatura, (no debe superarse temperaturas por encima de los
50 °C, en caso de ser necesario se debe prever su refrigeración). Es recomendable vigilar que
un volumen suficiente de aceite esté a disposición del circuito en su depósito (según las
condiciones de trabajo puede estimarse en una a cinco veces la capacidad de la bomba).
Asimismo interesa que el aceite retorne al tanque por debajo del nivel de aceite de manera que
no se produzca su caída a través del aire. Una carga de aceite debe mantenerse en buenas
condiciones de servicio como mínimo durante un año.
Contenido de humedad. A causa del siempre peligro de entrada de agua en el circuito, como por
ejemplo, agua de condensación, los aceites deben permitir un cierto grado de mezcla con agua.
No deben emulsionarse, sino que deben separar rápidamente el agua introducida. La capacidad
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de engrase del aceite no debe quedar disminuida por la presencia de un pequeño porcentaje de
agua. Puesto que el agua es más pesada que el aceite se recoge en el fondo del depósito de
aceite. Con este fin cuando las condiciones de servicio supongan peligro de mucha humedad, el
fondo del depósito debe ser purgado cada tanto, por tanto el acceso a la purga debe ser fácil.
La espuma en el aceite es desde todos los puntos de vista inaceptable. El aire no disuelto debe
eliminarse rápidamente; por ello la tensión superficial de un buen aceite hidráulico debe ser
pequeña. Las causas de espuma son en su mayoría pérdidas en la aspiración de la bomba; se
debe tener especial atención en esto.
Servicio en frío. Las unidades hidráulicas también deben poder trabajar en invierno en lugares
sin calefacción sin grandes dificultades en su arranque. El consumo elevado de corriente
eléctrica cuando se arranca en frío un aceite hidráulico con gran viscosidad no debe llevar a
superar los valores previstos para las protecciones eléctricas. Un buen aceite hidráulico debe
poder funcionar incluso a 0 °C. Con temperaturas inferiores a 0 °C debe preverse un
calentamiento, o bien deben utilizarse aceites especiales para invierno de escasa viscosidad.
Molestias a los usuarios. Las instalaciones hidráulicas tienen siempre el depósito con una
aireación hacía el exterior. Los vapores pesados no son deseables. Tampoco el contacto con el
aceite hidráulico debe ser peligroso para la salud.
Aditivos. En la fabricación de los aceites hidráulicos se utilizan diversos tipos de aditivos. Los hay
para aumentar la resistencia a la presión, para bajar el punto de congelamiento, para disminuir el
envejecimiento o para mejorar la protección a la corrosión. Es obvio que deben ser compatibles
con el fluido base y entre sí pues pueden tener reacciones químicas que traerían consecuencias
imprevisibles.
Todos los buenos líquidos hidráulicos suministrados en latas o tambores, están perfectamente
limpios y libres de contaminantes. Es al abrir los recipientes o al almacenarlos cuando el líquido
se puede ensuciar o contaminar.
Antes de abrir una lata o un tambor hay que cerciorarse de que la zona que rodea la
boca está perfectamente limpia y no hay en ella polvo, hilos o agua.
Los recipientes, embudos o mangueras utilizados para llenar el sistema hidráulico, tienen
que estar perfectamente limpios.
Siempre que sea posible los tambores que contengan líquidos para sistemas hidráulicos
deben estar al resguardo de la intemperie. Cuídese también de que el tapón roscado cierre bien.
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Los tambores dejados al aire libre se calientan al sol y si el tapón roscado no hace un cierre
hermético, al dilatarse el líquido por el calentamiento expulsa cierta cantidad de aire.
Mas tarde, al enfriarse el líquido, se contrae y hace el vacío aspirando aire que contiene
humedad con todos los problemas que ello acarrea. Por tal motivo se tiene que tener siempre
bien apretado el tapón roscado de tambores y depósitos hidráulico. El tambor se tiene que
colocar de forma que no se pueda acumular agua cerca del tapón roscado.