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CONCEPTO:
Que produce efectos jurídicos: significa que crea derechos u obligaciones para ambas partes, la
Administración (en este caso la Universidad) y el administrado). Estos efectos deben ser actuales
(no potenciales), pueden ser respecto a particulares, agentes, órganos o entes administrativos. Por
lo tanto, los efectos jurídicos según los casos, se producen fuera o dentro del ámbito de la
Administración (pueden ser hacia afuera, hacia un administrado o interadministrativos).
Finalmente los efectos jurídicos del acto administrativo son directos, surgen de él mismo, no están
subordinados a la emanación de un acto posterior. Por ello los dictámenes, informes, pareceres,
proyectos, etc., no constituyen actos administrativos, sino meros actos preparatorios que se dictan
para hacer posible el acto principal ulterior.
ESTRUCTURA:
Sujeto: Este elemento hace referencia al emisor y al destinatario del acto, responde a las
preguntas ¿de quién emana? Y ¿a quién refiere? El acto en cuestión. Para que el acto sea
atribuible a la Universidad, es decir, para que pueda considerarse una declaración de su voluntad,
es necesario que provenga de un órgano competente.
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La competencia es el conjunto de atribuciones que las normas jurídicas reconocen a un ente u
órgano público. Es decir, el conjunto de facultades y obligaciones que un órgano puede y debe
legítimamente ejercer. La competencia es expresa (porque emana de la Constitución Nacional, de
la Ley General de Educación y del estatuto de la Universidad), es improrrogable o indelegable, ya
que no surge de la voluntad de los administrados ni del órgano-institución; es irrenunciable y
corresponde al órgano-institución y no al órgano- individuo.
Objeto: El objeto del acto administrativo es la materia o contenido sobre lo que se decide,
certifica, valora u opina. Para determinar este elemento debemos responder a la pregunta ¿en
qué consiste el acto administrativo? El objeto del acto administrativo es aquello en lo que el acto
reside, lo que el acto decide, valora, certifica, registra u opina.
El objeto debe ser cierto y determinado o determinable, no puede dictarse en forma vaga e
imprecisa, debe precisar la decisión adoptada, el acto de que se trata, a quién afecta, tiempo y
lugar donde producirá sus efectos.
Debe ser jurídica y materialmente posible. Pueden concebirse ‘actos absurdos’, que no son
imposibles de hecho, por ejemplo cuando se niega la vista del expediente a un administrado
sancionado, o conferir sólo plazo de algunas horas para la defensa. Y otros actos imposibles de
hecho, como la licitación para proveer materiales que se han dejado de fabricar, o el
nombramiento como agente de una persona fallecida, entre otros.
Debe ser lícito, no prohibido por el ordenamiento jurídico. La ilegitimidad del objeto puede
resultar de la violación de la Constitución, ley, reglamento, circular, contrato, acto administrativo
anterior estable, etc.
Causa: Son los hechos y antecedentes del acto, las razones de hecho y derecho que justifican la
emisión del acto. Se trata de una cuestión ‘objetiva’ y no al propósito perseguido por quien emite
el acto. Como el acto administrativo es el ejercicio de una potestad sólo puede dictarse cuando se
verifica el presupuesto de hecho establecido por la norma jurídica que lo regula, siempre es un
elemento reglado del acto. La determinación de la causa es la respuesta a ¿por qué se emite el
acto?
Motivación: es la explicación del acto, explicación de las razones y circunstancias que llevaron a su
realización. Es la exteriorización de la existencia y relación de causa y finalidad y está contenida
dentro de lo que usualmente se denominan ‘los considerandos’. La motivación de los actos
administrativos es una necesidad tendiente a la observancia del principio de legalidad en la
actuación de los órganos estatales y, desde el punto de vista del administrado, traduce una
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exigencia fundada en una mayor protección de los derechos individuales, ya que de su
cumplimiento depende que aquél pueda conocer de una manera efectiva y expresa los
antecedentes y razones que justifican el dictado del acto.
La causa del acto administrativo son los antecedentes de hecho o de derecho que en cada caso
llevan a la emisión del acto, los cuales deben concurrir al tiempo de dictarlo. La falta de motivación
implica no sólo un vicio de forma, sino también y principalmente un vicio de arbitrariedad.
La motivación expresará sucintamente lo que resulte del expediente, las ‘razones’ que inducen a
emitir el acto, y si impusieren o declararen obligaciones para el administrado, el fundamento de
derecho.
Finalidad: este elemento hace referencia al ¿para qué?, a una relación objeto-fin. Debe tratarse
del fin previsto por la norma que le otorga facultades al órgano. El acto debe cumplir con la
finalidad que inspiró la norma que le otorga la competencia a quien lo emitió. Resulta viciado, por
ejemplo, un acto cuando el administrador utiliza su poder con una finalidad distinta de la prevista
en la ley, y, por el contrario, persigue una finalidad ‘personal’, o la de ‘beneficiar a un tercero’ o de
beneficiar a la ‘propia Administración’.
CARACTERES Y EFECTOS:
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ordenamiento jurídico. Es decir, que los actos se presumen válidos y que respetan las normas que
regulan su producción. Por ello
Cuando un particular se considere afectado por un acto administrativo, puede valerse de diversas
herramientas legales tendientes a su modificación, revocación o sustitución. La administración
debe resolver esa petición. Ello no implica que necesariamente deba hacer lugar al recurso, sino
que puede desestimarlo y ratificar o confirmar el acto atacado.
En sede administrativa:
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Recurso jerárquico: también se interpone contra la autoridad que dictó el acto que se ataca, pero
será resuelto por el órgano superior a dicha autoridad. Según el Estatuto de la UNER (art. 14 inc. j),
el CONSEJO Superior es quien decide en última instancia.
En sede judicial:
Conforme lo establece el art. 30 de la ley 19549, sólo después de agotar la vía administrativa es
posible presentar una demanda judicial. Es competente en el asunto, según surge del art. 32, ley
24521, la Cámara Federal de Apelaciones