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LICENCIATURA EN FILOSOFÍA.
SUA UNAM
ASIGNATURA: ESTÉTICA.
GRUPO 9052.
JUNIO 2018
La Estética como protesta.
“Otras estéticas son en cierta manera recetas de libros de cocina, en los que por ejemplo
la receta de tragedia dice así: muchos gritos, nunca demasiados, tanta compasión como
sea posible y lágrimas sin número.”
Schelling.
“Mi cuerpo está hecho de la misma carne que el mundo, y que además esta
carne de mi cuerpo es participe del mundo, él la refleja, él la invade, y ella lo
invade a él, están en relación de transgresión o de traspaso” (p. 219).
Este mundo vivido bajo una estética revolucionaria antecede a toda reflexión donde
todos los mundos particulares se comunican, cada uno de ellos es una variante de un
mundo único, es una relación con las cosas donde el hombre se reconoce, como volverse
a sí mismo, bajo un signo de poner entre paréntesis oscuros espíritus que rondan su
sombra. Una estética de ataque, de compasión, honor y benevolencia que se sitúa en su
alma carnal.
Si bien es cierto que desde Platón, Aristóteles, Plotonio la estética es una reflexión
filosófica sobre lo que es bello o artístico, en ningún momento se habló sobre arte. Esta
reflexión de lo bello en relación con la naturaleza, actividades humanas y con la
naturaleza divina, es una experiencia sensible vinculada a lo bello. Esta es una
explicación adecuada en donde justifica la imperturbacion y que con ojos de únicos días,
el hombre observaba el mundo, la naturaleza como un camino más de su cuerpo, una
prolongación del hombre y mundo haciéndose uno, verse en lo sublime y en lo bello,
como verse en el mundo, como ser en el mundo. Sin embargo el hombre también
respiraba el aire furtivo, los vientos de caza le llenaban su estómago, y la noche junto con
su silencio invocaban a los espíritus no perecer ante las bestias.
El hombre desde su protesta ante los malos espíritus y bestias de la oscuridad, nace
a fuerza de imaginación una virtud creadora, el aviso, la cautela de no pisar un pelaje y
dientes que lo miran con un deseo de hambre. Se vio en la necesidad de romper la
noche, y buscar un cielo más oscuro, más negro, en donde las dudas y temores de vida,
hagan florecer una estética de protesta y de aviso. Sobre ello Bataiile
(1955) nos dice:
Así pues, desde que el hombre se cree hombre, ha venido en su espíritu una
transformación evidente, desde la oscura flama de imágenes pictóricas que protestaban
cuidado, honor y lucha de caza, a un rápido y acelerado olvido de la embriaguez que
inducia a trazar esas imágenes eternas, quedando por ello solo la mirada placentera de
los ojos que miran una exhibición, exposición de figuritas mal hechas de un hombre
precario y triste considerado como un no-hombre quedando al final una imagen desollada,
muerta de lado de la necesidad, de la invocación y de la unidad de protesta. Bataiile
(1955) afirma:
Así durante mucho tiempo en sintonía con un mundo ordenado la belleza fue un
valor claro, limitado, objetivo e indiscutible, analizado desde una postura filosófica y
estética. Hoy en una época de diferenciación, fragmentación e hibridación, los límites de
lo bello se han transformado. Lo bello, lo feo, lo hermoso, lo sublime, todo lo que nos
rodea genera en nosotros una reacción estética, las cosas se nos presentan como bellas
o feas. Por tanto la estética cuestiona desde un punto de vista filosófico la belleza.
En este sentido y como consecuencia, el hombre se ha estetizado, es decir, hablar
de estética es hablar de lo bello. Así el hombre ha caído en un abismo de lo bello,
desollando a partir de lo bello el contacto que siempre tenía con la realidad.
La estética desde la mirada ontológica se pregunta por el ser, pero más aún se
pregunta por la relación de las cosas que palpitan con un ser desapegado, bajo un sentido
gnoseológico, es ahí donde se pregunta por lo bello, es decir, ¿porque una cosa es bella?
Ahora bien si la estética estudia lo bello y, si lo bello era admirado, venerado, amparo o
temor y magia, el hombre paso de un signo claro de protesta, de saltos, catástrofes o
revoluciones, a lo bello muerto de alma, sin un interior de lucha como esencia,
volviéndose así lo simple y bello nada más. Ahora bien ¿la belleza esta en las cosas o es
relativa a quien las experimenta? ¿Es objetiva o subjetiva? La belleza deja de tener que
ver con el arte y se vuelve en una sociedad consumista un criterio estructural.
En el mundo de hoy, todo es belleza, nuestra existencia se ha estetizado. La
belleza se impone en un momento histórico como mayoritario. La belleza no está en las
cosas, pero tampoco depende de cada uno, existen criterios temporales que silencia todo
presagio de un brote de una estética revolucionaria. Por tanto la belleza se impone como
una intención de producción, de exhibición para su contemplación. Abriendo una puerta
muy grande al arte, olvidándose de su signo de protesta olvidado y silenciado. Walter
Benjamín (2003) afirma:
Cualquier cosa es obra de arte, como las cajas de brillo de Warhol o hasta un
extintor. Todo se encuentra estetizado, se desborda, la política, la economía, la
educación. El valor más importante en la escuela es que no aburra, o en la política se
busca caer bien, eso es estatización. La estatización de la existencia humana convierte
cualquier acción humana en un acto estético, el mundo seduce para vender, el mundo nos
seduce de mil maneras. La música pierde melodía, la pintura pierde anécdota, la novela
pierde descrpcion. Cabe preguntar ante esto, si después de toda seducción ¿queda arte?
Pero no tradicionalmente, la multiplicidad y producción es ahora arte. Benjamín sostiene
que el arte se modifica, se socializa perdiendo su aura original, sin embargo su
reproductividad crea modos de expresión que antes eran imposibles Benjamín
(2003)afirma:
Así se puede poseer cualquier arte en casa, gana o pierde la Gioconda? Hoy
vivimos una mayor estatización de la existencia, la estética se vuelve un valor
determinante, como acceso a cualquier experiencia. Nuestra existencia se estetiza por
parte de un proceso de transformación de la imagen, la imagen y contenido de difuminan.
La imagen dejo de ser algo aparente para convertirse en lo real mismo. Si todo es
imagen, los rasgos propios de la estética se vuelven los rasgos de cualquier cosa, Todo
es una obra de arte. Si todo es arte, nada es arte.
Las vanguardias hechas abajo estas dos definiciones, gritan que hay que hacer
de nuestras vidas un acto creativo, un arte permanente, sin interposición de mitos,
religiones, sistemas, convencido de que el viejo dualismo se ha agrietado ante la
evidencia de una común reducción de la vida a materia y espíritu. Una realidad
mediatizada por los supuestos instrumentos cognoscitivos. El vanguardismo busca salirse
de los museos, rebelarse contra las instituciones que separan el arte de la vida que
elitizan el arte bello. Nietzsche dice que una estética de la existencia supone un ejercicio
de actividad permanente en un mundo sin verdades absolutas, nos recreamos
contantemente nosotros mismos, y cuando más experimentamos lo diferente, más
crecemos.
La estética es denuncia, según adorno, es una resistencia contra el orden
establecido y la alineación hacia la sociedad, una obra de arte no está para ser
comprendida si no para provocar una disonancia un disgusto, pero si triunfa en el
mercado, el arte se contradice. El arte lleva en centro la denuncia y emancipación busca
provocar, escandalizar. La vanguardia tiene sentido si se logra generar un choque radical
en el sentido común establecido, pero si el vanguardismo expresa risa y no terror, lo
vanguardia solo es un gesto y no un acto revolucionario. Así, la estética se vuelve a
alejar, y solo está para algunos especialistas. La estética se vuelve mercancía que marca
el valor del mismo. La vanguardia desaparece como movimiento revolucionario y se
vuelve estética, lúdico nada más, solo se experimente pero vaciadas de contenido
ideológico. El arte debe cambiar la realidad.
Georges Bataille. (2003). Lascaux o el nacimiento del arte. Argentina: Alcion editora..
Gilles de Deluze y Felix Guattari. (1972). Elantiedipo. Buenos aires: Paidos.