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ALTERIDADES, 1991

1 (1): pags. 58-64

.¿Construcción o simulacro del objeto de estudio?


Trabajo de campo y retórica textual
NÉSTOR GARCÍA CANCLINl

Este texto quiere reflexionar sobre el hecho de que En 1983, un libro de Florinda Doriner, Shabono,
en los últimos años los debates metodológícos y celebrado por varios antropólogos como un avance
políticos de la antropología se hayan desplazado, en sustancial en la investigación, provocó una vasta
algunos países, al análisis epísternológíco sobre los polémica en American Anthropologist cuando Rebeca
textos. Veo uno de los resortes de este desplazamien- B. de Holmes demostró que esa obra no surgía de
to en la sospecha que envuelve al trabajo de campo, haber vivido entre los yanomanos descriptos, sino de
ese recurso que durante décadas fue considerado la saber "ensamblar con cierta gracia" y una fantasía
clave de la originalidad y del valor científico de esta ha la manera de Carlos Castaneda" informes de otros,
disciplina. especialmente de un libro que relata la vida de una
La imagen paradígmátíca del antropólogo, con- brasileña raptada por esos indios de Venezuela."
sagrada por Malínowskí en su introducción a los Los ejemplos pueden multiplicarse: la refutación
Argonautas como un nuevo tipo de intelectual que de Derek Freeman a la interpretación de Margaret .
haría posible acabar con las dístorstones sobre Mead sobre los samoanos; las polémicas entre Red-
pueblos lejanos, se volvió dudosa desde que se field y Oscar Lewis sobre Tepoztlán; los ataques a la
publicaron los Diarios de ese autor. El antropólogo obra de Leach sobre Bírrnanla. Otros casos semejan-
al que James Clifford, entre otros, considera el tes han llevado a poner en d uda no sólo el carácter
fundador de "la autoridad etnográflca'" expresa en fidedigno de la información presentada por los etnó-
sus notas íntimas el reiterado hastío por la cultura grafos o las interferencias de su subjetividad en las
melanesia, su pasión por la "anímalidad" de los descripciones. Emergen preguntas más radicales. Si
cuerpos nativos, el cultivo de una relación astmétrí- . tantas suspicacias ponen en evidencia que los textos
ea con los informantes. En fin, más que como un antropológícos no pueden ser leídos como una taqui-
científico en diálogo receptivo y respetuoso con los grafía de la experiencia indígena, ¿q ué son entonces?
trobriandeses, se muestra como un "polaco vaga- ¿Hay algo que los diferencie nítidamente de los rela-
bundo,,2 que aspi.ra a ser nombrado Sir en Inglate- tos de viajeros y náufragos, de las ficciones literarias
rra, "un yo en peligro, una conciencia fragmentada documentadas empíricamente?
que busca integrarse atrincherándose en una posi- ¿Quién habla en los libros de antropología: los
ción, un sí mismo" apenas organizado en torno de protagonistas de la sociedad estudiada o el que
las promesas de respetabilidad que cree ir prepa- transcríbe y ordena sus discursos? ¿En qué medida
rando al "trabajar para la' inmortalidad" ,3 las culturas distintas a la del observador pueden ser
aprehendidas como realidades independientes y en
qué grado son construidas por quien las investiga?
'Profesor-Investigador del Departamento de Antropología, ¿No se esconden bajo el pre- texto prestigioso de
Universidad Autónoma Mctropolítana-Iztapalapa. "haber estado allí", en condiciones que nadie conoce

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Néstor Carda Canclini

ni puede verificar. las estrategias usadas por un posición (dominante o pretendiente) en el campo an-
grupo de profesionales para encontrar un lugar entre tropológíco, por el manejo más o menos hábil de las
los que "están aquí", en la academia y los simposios, tácticas discursivas COIl que puede lograr todo eso.
en las revistas y los libros especializados?' Sin embargo, la tendencia predominante en los
La cuestión se viene complicando desde la mitad libros de antropología es ocultar estas condiciones
de este siglo. cuando las sociedades coloniales sobre con textuales del trabajo de campo. Para eso existen
las que Clásicamente trabajaban los antropólogos varias convenciones textuales características de ese
dejaron de serlo, y su desarrollo contemporáneo las género literario-científico que es el "realismo etnográ-
aproxima a las metrópolis. También porque las co- fíco". Por ejemplo, se evita la primera persona para
municaciones entre los países dependientes y 'los sugerir la objetividad de lo que se describe y la
centrales se han vuelto muy fluidas. La distancia neutralidad del investigador: en vez de afirmar "ob-
entre los pueblos coloniales y los metropolitanos, que servé que comen de tal manera", se dice "ellos comen
permitía a los antropólogos jugar el papel de traduc- así". Al mismo tiempo, para garantizar la verosimili-
tores sin inquietarse demasiado por las relaciones de tud de lo expuesto se acumulan detalles y detalles
poder entre ambos, se redujo o. se ha vuelto poco de la vida diaria. y se insinúa la autoridad experien-
significativa. Además, los grupos subalternos no se , ciaí del antropólogo con mapas, fotos y croquis de!
dejan representar tan impunemente por otros. Ya no Jugar estudiado. Se incluyen múltiples términos na-
se sabe, dice Geertz, a quién hay que persuadir ahora: tivos y se explican minuciosamente las singularida-
"¿A los afrícanístas o a los africanos? ¿A los america- des del grupo analizado para marcar su distancia
nistas o a los indios américanos? ¿A los japoneses o respecto de- nuestra cultura y la competencia del
a los japonólogosv''" . investigador.
Lo que da especial atractivo a los debates de los La desconstrucción del discurso antropológíco
últimos años sobre las víejas ipreocupacíones por la realizada en esta línea por autores como Georges E.
cientificidad de la antropología es no quedarse en Marcus y Dick Cushrnan Ioslleva a sostener que el
la crítica ética (¿dice el etnógrafo la verdad?) o en la supuesto realismo etnográfícoes una ficción: dispo-
impugnación política (los intereses colonialistas- im- ne los datos para conferir apariencia de objetividad
piden a muchos antropólogos ver correctamente o los a un sentido social que estaría ya formado y que sólo
impulsan a deformar lo real). La problernatízacíón se sería visible para este sujeto excepcional, de una
ha vuelto más radical al cuestionar eplstemológica- cultura diferente ~el antropólogo-, entrenado para
mente las condiciones en que se produce el saber percibir el sentido global y profundo que se ocultaría
antropológíco y en que se elabora su comunicación a a los actores. El carácter fragmentado e incoherente
través de construcciones textuales e institucionales. que suele tener la experiencia de campo se suturaal
sorneterlo al orden liso y compacto de las interpreta-
Requisitos para ser un antropólogo exitoso ciones ornníabarcadoras. El proceso de diálogo y
negociación con los informantes en que el antropó-
Una primen', utilidad de esta línea de trabajo, desa- logo obtiene los datos se borra en el monólogo des-
rrollada al comienzo por la antropología hermenéu- personalizado de quien describe estructuras socia-
tica 'y profundizad a por los autores posmodernos les. Eí antropálogo tiene éxito no tanto por el rigor y
norteamericanos. es volvernos más atentos a las la verificabilidad de sus explicaciones, sino -dice
variadas situaciones que intervienen en la formación Marilyn Strathern- porque logra presentadas como
del saber antropológíco y en la construcción de la una "ficción persuasiva" .6 ' '
singularidad de la disciplina. Cada V\,!Z se piensa ¿Puede el trabajo antropológíco salir de esta con-
menos que lo que se dice en el discurso antropológíco dición de simulacro y asumirse como construcción del
sea un resultado directo del trabajo de campo y objeto de estudio? ¿Es posible que el investigador
egitimado únicamente por él. Conocer si el investi- recupere algún tipo de autoridad? Para ello serequíe-
gador estuvo en elcampo, qué hizo allí y cómo lo hizo ren, al menos, tres operaciones:
es y seguirá siendo una cuestión étícamente impor-
tante, pero epístemológícamente ínsuñcíente. Hoy a) Incluir en la exposición de las investigaciones la
sabemos que lo que un antropólogo declara haber problematízacíón de las interacciones culturales
encontrado en el campo está condicionado por lo que y políticas del antropólogo con el grupo estudiado;
se ha dicho o no previamente sobre ese lugar, por las b) suspender la pretensión de abarcar la totalidad de
relaciones que establece con el grupo que estudia y la sociedad examinada y prestar especial atención
con diferentes sectores del mismo, por lo que quiere a las fracturas, las contradicciones, los aspectos
demostrar -sobre ese grupo y sobre sí mismo- a la inexplicados, las múltiples perspectivas sobre los
comunidad académica para la cual escribe, por su hechos;

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e) recrear esta multiplicidad en el texto ofreciendo la Otros trabajos -como advertimos en la mayoría
plurívocalídad de las manifestaciones encontradas, de los presentados en el seminario de Santa Fe que
transcribiendo diálogos o reproduciendo el carácter dio lugar al libro Writing CuliureÍ' esa especie de
díalógíco de la construcción de interpretaciones. En manifiesto colectivo de los antropólogos posmoder-
vez del autor monológíco, autoritario, se busca la nos- prevalecen los análisis paraliterarios y filosó-
polifonía, la "autoría dispersa". ficos. En vez de utilizar los instrumentos del análisis
del discurso para entender las estrategias socio-po-
Para emprender este giro histórico en su trabajo, líticas o la lógica argumentativa de los antropólogos
la antropología se ha prefieren mirarlos
abierto a los concep- desde las preceptivas
tos, instrumentos y estéticas de Deleuze o
elaboraciones de la lin- Derrtda. El resul~do
güística, el análisis del es una reducción de
discurso, la historia, y, los antropólogos a es-
por supuesto, a los critores, de la crisis de
aportes de filósofos y la etnografía a cues-
epistemólogos. Es fre- tiones de estilo, de lo
cuente que los autores cual es difícil extraer
posrnodernos recu- aportes a' la recons-
rran a Foucault para trucción operativa de
desconstruir las nocio- esta disciplina.
nes de autor y episte- Para que esta lí-
me, a Wittgenstein, nea de pensamiento
Gadamery Ricoeur pa- avance parece indis-
ra liberarse de las inge- pensable encontrar
nuidades gnoseológí- nuevas maneras de
cas del realismo-etno- producir, junto con el
gráfico y establecer de trabajo teórico, otro ti-
un modo crítico los po de etnografía. Al-
procedimientos her- gunosantropólogos lo
menéuticos, a Austin y hacen. Elijo dos casos
Searle para entender dé distintas líneas:
los juegos del lenguaje Michael Taussíg. cita-
y cómo se hacen cosas do como ejemplo en la
con palabras. En el mismo proceso en que el trabajo bibliografía pos moderna norteamericana, y a Nígel
de campo pierde legitimidad y deja a la antropología Barley, cuya labor es 'convergente con esa tendencia
sin la seguridad de ese rasgo propio, ésta reinstala pero sólo ha tenido repercusión en el ámbito inglés.
su acción en un espacio multidisciplinario. Michael Taussig realiza en su libro Shamanism,
Colonialism and the Wild Man9 un montaje de-relatos
Cómo seguir haciendo trabajo de campo coloniales sobre el terror en la Amazonía colombiana,
el testimonio de un argentino torturado, sesiones de
Esta labor desconstructíva corresponde en algunos shamanismo, textos literarios, imágenes populares
países, notablemente en los Estados Unidos, a un de santos católicos y sus propias visiones obtenidas
corrimiento de la investigación empírica a la exégesis mediante drogas alucinógenas. En vez de concen-
textual. Ante las sospechas que despierta la etnogra- trarse en un único tema de estudio y perseguir su
fía realizada en pueblos lejanos, los otros de estudiar sentido objetivo, se coloca él en el centro del relato y
son los antropólogos precedentes y el material prefe- hace explícitas sus reflexiones sobre la violencia y el
rido pasa a ser sus textos. En algunos casos -por terror en las sociedades contemporáneas. Considera
ejemplo los análisis de Mary Louisse Pratt sobre la inconsciente las condiciones' sociales que engendran
obras de Hans Stade y Flrth, o los de Renato Rosaldo el terror -la ambición de lucro de las corporaciones,
acerca de los nuer de Evans-Prítchard y montaillou, de la necesidad de controlar a los trabajadores-, pero
Emmanuel Le Roy Ladurie-7 hallamos estudios me- quiere ver detrás: "las formaciones culturales, los
taetnográfícos consistentes que muestran cómo deve- modos de sentir construidos íntrtncadamente, dura-
lar las astucias textuales de los antropólogos en rela- deros, inconscientes, cuya red social de convencio-
ción con las condiciones de producción de sus libros. nes tácitas e imaginarias descansa en un mundo

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simbólico y no en aquella débil ficción 'prekantíana' la laboriosa instala-


representada por el racionalismo o el racíonalísmo ción en el país Do-
utilitario." .10Para acceder a esas formaciones íncons- wayo una empresa
cientes no. sirven el realismo etnográfíco ni las des- . insensata.
crípcíones holístícas habituales en el discurso. etno- El libra ofrece
gráfica. Par eso, anota Teresa Pires, "construye su una minuciosa in-
texto. de un modo que no. clasifica, ni establece forrnacíón sobre las
causalidades, no indica razones, sino. que apenas prácticas y cerema-·
sugiere conexiones de sentida".11 Taussíg sostiene nias, el lenguaje y
que "la subversión rnítica de las mitos" requiere dejar las comidas, la
intactas ambigüedades: se trata de "penetrar el velo construcción de las
manteniendo. su calidad alucínatoría". chazas, las nexas
La violenta y heterodoxa prosa de Tausstg, su entre la lluvia, la cir-
intenta de subversión mítíca del mita, se asemejan a cuncisión y la fertili-
su propia descripción de las sesiones shamanísticas. dad vegetal en el
Coma el s hamán , el antropólaga articula un montaje grupo elegido. Pero
de relatas vivenciales queriendo. que las lectores toda el tiempo. incor-
lleguen a "sentir alga" ante el terror. Pera aquí reapa- para a la exposición
rece la limitación de aperar en el universo. del texto, el praceso de reca-
Míentras el shamán actúa -interviene en un cuerpo, lección, ruptura can
provoca vómitos, hace que las personas tengan fan- el sentldo común,
tasías, alucínacíones, 'pinturas' y les hace verbalizar construcción del objeto y prueba, incluyendo las
esas imágenes para "curarlas"-, el libra de Taussíg incertidumbres. La entrañable inserción en la comu- .
sólo. dispone de palabras Impresas y únicamente nidad que uno ve crecer a medida que avanza el
puede provocar en el lector un malestar. Es más trabajo no. lleva al autor a aislar a ese pueblo; relati-
eficaz, observa Teresa Pires, para "construir un po- viza sus hábitos y formas de pensar en interacción
deroso contratexto a la antropología" que para esta- con las etnias y los grupos vecinos: fulanis, koma,
blecer, cama pretende, un contradíscurso capaz de negros urbanizados, .cristianos , musulmanes, fun-
enfrentar el terror y la víolencía.P cíonaríos y cooperantes accidentales. Tampoco su
Can una perspectiva distinta, la regocijante abra dedicación a las dowayo lo inhibe para reírse del
de Nigel Barley, El antropólogo inocente, 13 reelabora desopílante "jefe d@lluvia" y del anciano sabia, de los
los vínculos entre trabaja de campoy discurso. an- misioneros desconcertados, y, por supuesta, ejerce
tropológíco. Desde la dedícatoría del libro -"Al la íronía mayor sobre sí mismo, aun en los epísodíos
Jeep"- se empeña en que sea parte de su trabaja la más dolorosos: sus traspiés lingüísticas y policiacos,
reflexión desolernnízada, irónica, sobre la soledad y la extracción dental que le realiza un mecánica y le
las dificultades del trabaja prolongado en el terreno. sirve para contrastar las aventuras de la medicina
Comienza explicando el estancamiento. de la antro- occidental can las ritos y terapias indígenas, prolija-
pología británica coma una de las motivaciones para mente considerados y hasta utilizadas por el propio
ir al África. Cuenta sus dudas acerca de las razones etnólogo, sin par esa ídealízarlos.
personales para salir de trabaja de campo: ¿se trata ¿Qué cambios genera introducir libros, una lám-
"de una de esas tareas desagradables, cama el servi- para de gas y un coche en una rudimentaria, pobla-
cio. militar, que había que sufrir en silencio", es un ción africana? ¿Cómo. entender la vida de un puebla
recurso. para salvarse de la docencia y las tutorías, un que siempre describe las casas no. cama son, sino.
prtvílegío de la profesión que durante el resto de la vida coma deberían ser? ¿Cómo. saber si la dlfícultgd para
deja a mana un repertorio de anécdotas etnográñcas encontrar a una persona en el lugar en q4~ se dice
para hacer callar a las alumnas y entretener a la gente, que está implica "una diferencia epístemológíca bá-
o una manera de adquirir -a fuerza de presenciar rítos sica entre nosotros -cama las conceptos de 'conocí-
repugnantes y sentándose a escuchar a sabios hin- miento', 'verdad' a 'prueba'- a si simplemente men-
dús- ese halo. que permite formar parte de "los santos tían"? "¿Pensaban que tener un firme conocimiento
de la iglesia brítáníca de la excentricidad"? No.deja de erróneo era mejor que la duda?" Para contestar a
explicar los preparativas: cómo. aprendió a convencer estas preguntas, para no.hacer una mera descripción
al comité otorgador de becas readaptando. el proyecto etnográfíca, hay que tomar en cuenta que las obser-
original, los trámites can la burocracia de Camerún y vacíones de la que buscaba deliberadamente le lleva-
su línea aérea que "consideraba a todos las clientes una ran, según dice, el una par ciento. del tiempo que pasó
detestable molestía", en suma, todo la que le hizo sentir en África. "El resta la invertí en lagística, enfermedades,
c-;

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relacionarme con la gente, disponer cosas, trasladar- de redacción de una revista o a los mismos jurados
me de mi. sitio a otro y, sobre todo; esperar". 14 de tesís , Le.lógica que rige esos intercambios sociales
entre los miembros de cada campo intelectual, el
Del análisis textual ststema de tradiciones, rituales, compromisos gre-
a la crítica socioinstitucional miales y otras obligaciones no científicas "en las que
hay que participar" es "el fundamento de una forma
Los libros de Taussigy Barley son excepcionales, entre de autoridad interna relativamente independiente de
otras cosas, porque incluyenen.la elaboración antro- la autoridad propiamente científica.,,16. ,
pológíca del material etnográfíco múltiples reflexiones La autoridad antropológíca no se constituye sólo
críticas sobre los fundamentos conceptuales y las por la distancia entre el objeto.de estudio y el lugar
condiciones políticas en que se produce él conocimien- en que se comunica el saber sobre él, ni por el
to. Esto no es común, ni siquiera en los henneneutas conjunto de astucias textuales con que se simula el
y pos modernos que reconocen su importancia. Geertz carácter compacto y coherente de ese saber, sino
pide que nos fijemos en el hecho de que, por más que también por la manera en quela organización del
el antropólogo vaya a buscar sus temas a escarpadas campo antropológíco establece lo que debe ser estu-
playas de Polinesia o a 'un llano amazóníco, es la diado y lo que quedaría excluido. Así se confíguraen
participación en el mundo de las bibliotecas, las piza- cada época lo que sería propio de la antropología y
rras y los seminarios lo que hace que la antropología se expulsan partes de la problemática social al terri-
se lea, se publique, se reseñe y se cite; pero se concen- torio de la historia, de la sociología o de lo que
tra en el análisis textual de sus colegas. Paul Rabinow simplemente no vale la pena pensar. Es en tales
señala la necesidad de trascender la herrnenéutíca condiciones que se decidió a prínclpíos de nuestro
textual con estudios de las relaciones de poder acadé- siglo que el trabajo de campo era el núcleo distintivo
mico, del modo en que las "comunidades interpretatí- de la práctica antropológíca, que debía realízárselo
vas" establecen en cada período la legitimidad de los de un cierto modo y en ciertos lugares del planeta y
enunciados; 15pero las condiciones socíoíntltuciona- que la autoridad del investigador se constituía de
les en que se realiza la producción antropológíca no forma distinta que en otras disciplinas.
se convierten en parte de su investigación. Para saber cómo conocer mejor es necesario
Aquí es donde me parece necesario conectar este conocer mejor cómo nos organizamos para conocer;
trabajo con la tesis de Píerre Bourdieu de que la cómo se íntertortzan en nosotros hábitos metodoló-
"vigílancía epístemológíca" no puede ser sólo una gicos, y estilos de investigación qt~e consagran las
tarea intradiscursiva o intracientífica. Si queremos instituciones y los dispositivos de reconocimiento. Se
entender por qué el conocimiento se produce y se trata, por tanto, no sólo de desconstruír los textos,
comunica de ciertos modos es preciso estudiar la sino que los antropólogos volvamos otro, ajeno; nues-
lógica de cada campo científico, o sea el sistema de tro mundo, que seamos etnógrafos de nuestras pro-
relaciones entre los agentes e instituciones que in- pias instituciones. Hay un momento en el que la
tervienen en la producción, circulación y apropiación crítica epístemológíca no puede avanzar si no es
del saber. En su obra Horno Academicus, por ejem- también antropología de las condiciones socíocultu-
plo, Bourdieu explica cómo los profesores e investi- rales en que se produce el saber.
gadores definen opciones epístemológícas y estilos de
trabajo según la posición que ocupan en el campo en ¿Qué interés tiene esto en América Latina? ,
que operan. Las preferencias 'teóricas y metodológí-
cas no se forman sólo por el interés de aumentar el Hasta donde, sé sólo en Brasil han tenido eco la
conocimiento; dependen, asimismo, de la necesidad antropología pos moderna y estas preocupaciones
de legitimar las maneras de hacerlo en la investiga- por descontrutr las maneras en que las convenciones
ción o la docencia. El examen de los prólogos, las textuales establecen el saber en este campo., Luego
reseñas críticas, la participación en cargos académi- de que se escrtbíeran varios análisis en esta línea,
cos y en las redes de notoriedad (ser citado, traduci- una antropóloga de Bras ilía, CustodiaSelma Sena,
do, invitado) descubre cómo se combinan losproce- escribió otro para preguntarse 'si debíamos ocupar-
sos epístemológicos con las condiciones institucio-' nos tanto de un libro disparejo como WriUng Culture,
nales en la producción del saber. de ese grupo de especialistas norteamericanos que
Los temas -o las tribus- de moda se establecen, se había reunido en Santa Fe, aparentemente, más
en parte, por exigencias provenientes de la dinámica que para escribírlo. para matar al padre, o Sea Clif-
propia del conocimiento, pero también por relaciones ford Geertz, ¿No habría que entender la virulencia
de solidaridad y complicidad entre los miembros de impugnadora de estos antropólogos de mediana edad
cada institución, entre quienes pertenecen al comité "en el contexto de 1111 mercado de trabajo altamente

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modo más complejo este proceso. ¿Quién habla


cuando los sectores populares se expresan: una
naturaleza tradicional, esencial, o el conjunto de
condiciones sociales y textos que los vienen consti-
tuyendo? ¿Dicen ellos lo mismo cuando se comuni-
can entre sí o cuando se manifiestan ante un inves-
tigador, un promotor cultural o un militante político?
¿No implica cada técnica de recolección de discursos
y observación de interacciones un recorte del proceso
histórico y social? Si bien no hay nada que pueda ser
saturado para profesionales de antropología y donde considerado esencialmente popular, un trabajo crí-
universidad es la única opción"? ¿No hay en esta tico sobre estos problemas, que trascienda las certe-
preocupación por distinguirse a través de la crítica a zas ingenuas del "sentido común" (popular, acadé-
Ias generaciones precedentes y mediante la innova- mico o político), tiene mejores posibilidades de pro-
cíón una búsqueda de sobrevivencia íntelectual'P'{ mover discursos y prácticas más representativos de
Esta advertencia puede ayudar a entender el los grupos populares+",
ignificado de un combate académico en las condí- El reconocimiento de esta complejidad del traba-
cíones precisas de la antropología norteamericana. jo de campo, así como de su ínteraccíón con los
?ero aunque esa no sea exactamente nuestra situa- dispositivos textuales e institucionales en que se
ión y Geertz apenas comience a ser leído y enseñado constituye su sentido, no tiene por qué reducir la
e las aulas latinoamericanas, hay otras razones por importancia y el valor de ir al campo. Hacer antropo-
zas cuales este movimiento puede merecer ecos. Co- logía, 'o simplemente hacer investigación, requiere
a dice la misma autora refiriéndose a Brasil, un datos, y para obtenerlos es necesario hacer trabajo
trabajo menos ingenuo y literariamente más valioso sobre el terreno. Las discusiones teóricas y la crítica
sobre la escritura antropológíca podría aliviar la a los textos antropológícos sirven para ser más cons-
saturación que a menudo produce tener que ator- cientes de que los datos no están en el campo,
entarse en las aulas, en las defensas de tesis y en esperándonos, y que son resultado de procesos so-
os congresos con "la exposición obsesiva y minucio- ciales, institucionales y discursivos de construcción;
sa de monótonas irrelevancias empíricas" para de- pero la labor teórica no puede sustituir el esfuerzo
mostrar que se estuvo en el campo. por obtenerlos. Más bien aumenta la necesidad de
No se trata únicamente de escribir textos con una tener más datos, volver una y otra vez al campo para
r-etórica más seductora ---cortesía que los lectores someterlos a prueba.
agradecerán-, sino de que la preocupación por la Una comprobación de cómo puede fortalecerse el
escritura es un requisito indispensable para proble- trabajo de campo con este cuestionamiento episte-
matizar las condiciones de producción y comunica- mológíco y discursivo se halla en el diálogo con que
ción del trabajo etnográfico. Este problema clásico de termina esa empresa desconstructiva de las ilusio-
la antropología en todos los países se ha agravado, nes de la investigación sobre el terreno que es el libro
me parece, entre nosotros por el auge de la llamada de Nígel Barley, Cuando regresa a Inglaterra con 18
investigación-acción en los últimos años. kilos menos y con sus creencias fundamentales
Si bien las tendencias hennenéuticas y posrno- cuestionadas, le habla por teléfono al amigo que lo
dernas no han resonado mucho en América Latina, había incitado a hacer trabajo de campo:
las críticas políticas a la antropología suscitaron en
los últimos veinte años una difundida inquietud por -Ah, ya has vuelto.
evitar el patéi'nalísmo etnográfico y no sustituir la -Sí.
oz de los actores estudiados. Dentro -y fuera de la -¿Ha sido aburrido?
academia, en organismos gubernamentales y en mo- -Sí.
imientos de educación popular, barriales, étnicos y -¿Te has puesto muy enfermo?
artísticos, se expandió la consigna de dejar hablar al -Sí.
pueblo. Las historias de vida, los concursos de testi- -¿Has traído unas notas a las que no encuentras
monios, los talleres literarios o de rescate cultural ni pies ni cabeza y te has dado cuenta de que te
con obreros y campesinos, parecen justificarse sólo olvidaste de hacer todas las preguntas importantes?
por el hecho de que el investigador promovería la -Sí.
"expresión auténtica" de los grupos subalternos. -¿Cuál1do piensas volver?
A la lúz de los debates epístemológícos y díscur- Me reí débilmente. Sin embargo, seis meses más
sivos que venimos refíríendo es posible pensar de un tarde regresaba al país Dowayo.

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Notas

1 James Clifford "On etnographic self-fasluontng", The 8 Es el título original de Retóricas de la antropología, publí-
Predicament of Culture, Cambridge, Harvard University cado en Berkeley por TheUniversity of California Press; 1986.
Press, 1988. 9 Michael 'I'auss íg, Shamanlsm, Coloniallsm, and the
2 La fórmula es de Clífford Geertz, "El yo testifical. Los Wild Mand. A Studyin Terror and Healing, Chicago y
hijos de Malinowski", El antropólogo como autor, Barcelo- Londres, The University of Chicago Press, 1987.
na. Paldós. 1989. . 10 Idem, p. 9. .
3 Alberto Cardín, "Malinowski, aprendiz de etnógrafo", Lo 11 Teresa Píres de Río Caldeira, op. cit., p. 154.
próximo y lo ajeno. Barcelona, Icaría, 1990. 12Idem• p. 155.
4 Las implicaciones éticas y epístemológícas de este 13 Nígel Barley. El antropólogo inocente. Barcelona, Ana-
caso han sido tratadas por Mary Louise Pratt en "Trabajo grama, 1989.
de campo en lugares comunes", en .James Clifford y George 14Idem, p. 125.
E. Marcus (eds.), Retóricas de la antropología, Madrid, 15 Paul Rabinow, "Las r.epresentaG.t0nes son hechos
.Júcar, 1991. sociales: modernidad y postmodernidad en la antropolo-
5 Clifford Geertz, op. cit., p. 143. gía". en Retóricas de la antropología, citado.
6 Marilyn Strathern, "Out of context -the persuasive 16 Pierre Bourdieu, HomoAcademicus, París. Mlnuit,
fictions of anthropology". Current Anthropology, vol. 28, 1984, p. 129.
num. 3, 1987, citado por Teresa Pires de Río Caldeira, "A 17 Custodia Selma Sena, Emfavor da tradicao du falar
presenca do autor e a pósmodernidade en antropología", é facil, fazet é que sdo elas, Brasilia, Universidad de
Novos Estudos, num: 21. julio de 1988. Brasilia, Serie Antropología, 1987.
7 Ambos textos se hallan incluidos en el libro de J. 18 Desarrollé con más amplitud esta crítica a la inves-
Clifford y G. Marcus, Retóricas de la antropología, op. tigación-acción e intenté examinar sus vínculos con el
cit. Véase también de Renato Rosaldo. Culture and Truth. populismo científico y político en mi libro Culturas híbr(.
The Remaklng of Social Analysls, Boston, Beacon Press, das. Estrategias para entrar y salir de la modernidad,
1989. México, Grijalbo-CNCA, 1990, cap. VI.

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