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1 DE SAMUEL 10 – SAÚL ES UNGIDO Y PROCLAMADO REY

A. Saúl es ungido como rey de Israel.


1. (1 de Samuel 10:1) Samuel unge a Saúl.

Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su


cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre
su pueblo Israel?

a. Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su


cabeza: Esta era una unción literal de Saúl. La palabra “ungir” significa frotar o
rociar; aplicar ungüento o líquido aceitoso. Cuando Samuel la derramó sobre
su cabeza, Saúl fue ungido con aceite.
i. Pero la idea de la unción es mucho más grande. Lo que sucedió con la
cabeza y el cuerpo de Saúl era una imagen de lo que Dios hizo en él
espiritualmente. El Espíritu Santo fue derramado sobre él, equipándolo para el
trabajo de gobernar como rey sobre Israel.
ii. Como Cristianos bajo el Nuevo Pacto también tenemos una unción: Pero
vosotros tenéis la unción del Santo (1 de Juan 2:20). En el sentido del Nuevo
Testamento, unción lleva la idea de ser lleno y bendecido por el Espíritu Santo.
Esto es algo que es propiedad común de todos los Cristianos, pero es algo a lo
que podemos y debemos someternos y ser más sensibles.
b. Y lo besó: Esto no sólo era un saludo; también era una señal del apoyo
personal de Samuel para Saúl. Era importante que el rey de Israel sintiera el
apoyo del varón de Dios.
c. ¿No te ha ungido Jehová…: Dios ungió a Saúl y hubo muchos aspectos de
esta unción que eran especialmente memorables para Saúl.
i. Era una unción secreta, porque aún no era tiempo de revelar a Saúl como rey
a la nación. Como Cristianos, nuestra unción a menudo llega de una manera
privada, no en una ceremonia pública ni ostentosa.
ii. Era una unción memorable y evidente, porque la cabeza de Saúl fue
impregnada con aceite. El salmo 133:2 describe cuán desordenada puede
resultar: es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la
barba... Y baja hasta el borde de sus vestiduras. Como Cristianos, el momento
en el que somos llenos y fortalecidos por el Espíritu Santo debe ser evidente y
memorable. Saúl podía mirar atrás a este suceso y saber que Dios lo llamó a
algo especial como rey de Israel.
d. Por príncipe sobre su pueblo: Samuel le recordó a Saúl que Israel le
pertenecía a Jehová, que ellos eran su pueblo. Al mismo tiempo, Saúl tenía un
trabajo importante que hacer, porque Dios lo puso como príncipe sobre su
pueblo. Saúl debía tratar de ser el mejor rey posible, porque tenía a su cuidado
a un pueblo que le pertenecía a Jehová Dios.

2. (1 de Samuel 10:2) Samuel le habla a Saúl sobre una señal para


confirmar su unción como rey.

Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al
sepulcro de Raquel, en el territorio de Benjamín, en Selsa, los cuales te
dirán: Las asnas que habías ido a buscar se han hallado; tu padre ha
dejado ya de inquietarse por las asnas, y está afligido por vosotros,
diciendo: ¿Qué haré acerca de mi hijo?

a. hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel: Samuel dio a Saúl


palabra profética específica, por la cual Saúl podía tener confianza en que su
unción realmente era de Dios. Si no hubiera hombres junto al sepulcro de
Raquel, o si sólo hubiera un hombre y no dos, entonces Saúl sabría que
Samuel en realidad no había hablado por Dios.
i. Sin embargo, hablando hipotéticamente, pudo haber habido tres
hombres junto al sepulcro de Raquel y aún así la profecía hubiera sido
correcta. Usted puede decir que hay dos hombres si hay tres, cuatro o cinco;
pero no puede decir que hay dos hombres si sólo hay uno. Cuando el
mensaje viene de Dios, siempre se cumple exactamente de la manera en la
que Dios dice, pero no siempre es de la manera que nosotros esperamos.
b. Los cuales te dirán: Si los hombres junto al sepulcro de Raquel no le
decían a Saúl sobre el descubrimiento del paradero de las asnas, Saúl podía
saber que no era un verdadero profeta. Dios le dio a Saúl esta señal para que
tuviera confianza en la obra de Jehová.
i. Necesitamos confiar en la confirmación que Dios nos da en el camino. Dios
no quería que Saúl después dudara de su llamado así que le dio muchas
confirmaciones.
3. (1 de Samuel 10:3-4) Samuel le habla a Saúl de otra señal para
confirmar lo que Dios ha hecho.

Y luego que de allí sigas más adelante, y llegues a la encina de Tabor, te


saldrán al encuentro tres hombres que suben a Dios en Bet-el, llevando
uno tres cabritos, otro tres tortas de pan, y el tercero una vasija de vino;
los cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, los que
tomarás de mano de ellos.

a. La encina de Tabor... tres hombres... tres cabritos... tres tortas de pan...


una vasija de vino... luego que te hayan saludado, te darán. Una vez más,
Samuel le dio a Saúl predicciones específicas para que pudieran ser
exactamente verificadas. Tal vez Dios tenga lugar para mensajes vagos y
extensos (tal como decir a una audiencia de 500 personas, “Aquí hay alguien
con bigote “), pero estos no son una evidencia notable de profecía.
b. Los que tomarás de mano de ellos: Sería algo inusual que hombres den a
un extraño como Saúl tortas de pan. Pero como rey, Saúl recibiría regalos con
frecuencia, así que esta era una buena manera de confirmar su unción como
rey.
i. Dos panes eran un regalo extraño, pero “El regalo más extraño fue el más
adecuado pues fue una señal de la provisión extraordinaria de Dios para los
asuntos de Saúl.” (Poole)

4. (1 de Samuel 10:5-7) Samuel le habla a Saúl de una tercera señal para


confirmar lo que Dios ha hecho.

Después de esto llegarás al collado de Dios donde está la guarnición de


los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad encontrarás una compañía
de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos salterio,
pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. Entonces el Espíritu de
Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás
mudado en otro hombre. Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz
lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo.

a. Una compañía de profetas: Ellos aparentemente estaban buscando a


Jehová y adorándole en el lugar de adoración (el lugar alto). Y ellos
profetizando no está diciendo necesariamente que ellos estaban prediciendo
el futuro, sino que todos ellos hablaban bajo la inspiración del Espíritu Santo.
i. “Los Miembros de los grupos proféticos a menudo eran jóvenes (2 de Reyes
5:22; 9:4); con frecuencia vivían juntos (2 de reyes 6:1-2), comían juntos (2
Kings 4:38), y eran apoyados por la generosidad de sus hermanos Israelitas (2
de Reyes 4:42-43)... Samuel dio guía y dirección a este movimiento en sus
primeras etapas, como Elías y Eliseo hicieron después.” (Youngblood)
b. Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti: Este recibimiento del
Espíritu Santo era la verdadera unción. El aceite derramado sobre la cabeza de
Saúl simplemente era una imagen de esto. Se podría derramar un galón de
aceite sobre su cabeza, pero si el Espíritu de Jehová no venía sobre él, no
significaría nada.
i. Poole hizo la observación de que vendrá sobre ti literalmente es “se
precipitará o descargará sobre ti, es decir [específicamente], por una
temporada. Así que tal vez sea opuesto a cuando El Espíritu reposa sobre un
hombre, como en Números 11:25; Isaías 11:2.”
c. Y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre: Antes de esto
Saúl nunca fue un hombre particularmente espiritual. Así que para
él profetizarás – esto es, hablar como inspirado por Jehová, ya sea
prediciendo el futuro, exhortando a otros, o hablando a Dios – era una
evidencia real de que había sido mudado en otro hombre.
i. Para que Dios usara a Saúl por completo, el debía ser mudado en otro
hombre por la llenura del Espíritu de Jehová.
d. Cuando te hayan sucedido estas señales: Dios hizo que cada uno de
estos tres eventos fuera una señal para Saúl. Dios siempre confirma su unción.

5. (1 de Samuel 10:8) Se le ordena a Saúl que espere a Samuel en Gilgal.

Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para


ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta
que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer.

a. Espera siete días: Esta era una orden importante. Por la naturaleza de su
oficio, los reyes no esperan a nadie – los demás los esperan a ellos. Pero
Samuel le ordenó a Saúl que lo esperara, porque el profeta de Dios tenía más
autoridad real que éste rey sobre Israel. Saúl debía mostrar que aunque él
fuera rey, se sometía a Jehová y a su profeta. Fallar en la espera por Samuel
metería a Saúl en problemas en el futuro.

6. (1 de Samuel 10:9-13) Las señales se cumplen.

Aconteció luego, que al volver él la espalda para apartarse de Samuel, le


mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día. Y
cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que
venía a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y
profetizó entre ellos. Y aconteció que cuando todos los que le conocían
antes vieron que profetizaba con los profetas, el pueblo decía el uno al
otro: ¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los
profetas? Y alguno de allí respondió diciendo: ¿Y quién es el padre de
ellos? Por esta causa se hizo proverbio: ¿También Saúl entre los
profetas? Y cesó de profetizar, y llegó al lugar alto.

a. Al volver él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su


corazón. Samuel no podía darle a Saúl otro corazón. Solamente el Espíritu de
Jehová podía hacerlo. Para demostrar esto, Dios no le concedió este cambio
de corazón a Saúl hasta que se apartó de la presencia de Samuel. Dios quería
que Saúl honrara y respetara a Samuel, pero que nunca lo viera a él en vez de
a Jehová.
i. Le mudó Dios su corazón: No se lo mudó Samuel, Ni siquiera se lo mudó
Saúl mismo. El corazón nuevo fue un regalo de Jehová. Nosotros también
podemos tener un corazón nuevo de parte de Jehová pero debemos recibirlo
de Él. No podemos recibir un corazón nuevo de nadie más que de Dios, y
nosotros nunca podemos poner un corazón nuevo en otra persona..
b. ¿También Saúl entre los profetas? Esta frase se hizo
proverbio describiendo el asombro de que ahora alguien sea profundamente
religioso. Como algunos suelen decir, “¿Se volvió religioso?” Saúl era un
hombre no espiritual que se volvió muy espiritual cuando el Espíritu de Jehová
vino sobre él.
c. ¿Y quién es el padre de ellos? Esta pregunta decía, “¿Quién es la
inspiración sobre los profetas?” Si Dios era su inspiración, no resultaba extraño
que Dios inspirara a alguien tan improbable como Saúl.
d. Y cesó de profetizar: Saúl profetizó sin haber sido reconocido nunca como
profeta. Esto muestra que alguien puede recibir profecía como un regalo del
Espíritu Santo sin ser realmente un “profeta” en el sentido de tener ese oficio o
título.

7. (1 de Samuel 10:14-16) Saúl oculta esta experiencia de su familia.

Un tío de Saúl dijo a él y a su criado: ¿A dónde fuisteis? Y él respondió: A


buscar las asnas; y como vimos que no aparecían, fuimos a Samuel. Dijo
el tío de Saúl: Yo te ruego me declares qué os dijo Samuel. Y Saúl
respondió a su tío: Nos declaró expresamente que las asnas habían sido
halladas. Mas del asunto del reino, de que Samuel le había hablado, no le
descubrió nada.

a. ¿A dónde fuisteis? Ta vez esta era una pregunta simple y lógica. O tal vez
el tío de Saúl quería saber porque Saúl tenía el cabello muy, muy aceitoso.
b. Mas del asunto del reino… no le descubrió nada: Parece extraño que
Saúl no haya contado lo que había experimentado. Tal vez Saúl fue sabio,
sabiendo que Jehová tenía que revelarlo como rey sobre Israel. ¿Qué caso
tenía decir, “¡Ahora yo soy el rey!” hasta que Jehová lo declarara rey? O tal vez
Saúl experimentó lo que muchos después de un poderoso encuentro con
Jehová: un ataque del enemigo, que los hace temerosos y cobardes de
contarle a otros lo que Dios hizo.

B. Saúl es proclamado rey.


1. (1 de Samuel 10:17-19) El discurso de Samuel a la nación antes de
señalar al rey.

Después Samuel convocó al pueblo delante de Jehová en Mizpa, y dijo a


los hijos de Israel: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Yo saqué a Israel
de Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los
reinos que os afligieron. Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro
Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, y habéis
dicho: No, sino pon rey sobre nosotros. Ahora, pues, presentaos delante
de Jehová por vuestras tribus y por vuestros millares.
a. Yo saqué a Israel de Egipto: Antes de que Dios designara rey para Israel,
Dios les recordó lo que había hecho por ellos. Dios le recordó a Israel que aún
estaba más que calificado para ser su rey y que su rechazo hacía Él se debía a
ellos mismos no a Jehová.
b. Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de
todas vuestras aflicciones y angustias: Jehová, hablando a través de
Samuel, le mostró a Israel como su rechazo hacía tan poco sentido. No tiene
sentido rechazar a aquel que os guarda de todas vuestras aflicciones y
angustias.

2. (1 de Samuel 10:20-21a) Saúl es elegido por suerte.

Y haciendo Samuel que se acercasen todas las tribus de Israel, fue


tomada la tribu de Benjamín. E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus
familias, y fue tomada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de
Cis

a. Fue tomado Saúl hijo de Cis: Saúl ya había sido ungido como rey de Israel.
Pero Dios hizo esto para mostrar a toda la nación que Saúl era el hombre
correcto. Mostró que Dios escogió a Saúl y no cualquier hombre.
b. Fue tomado: Es importante mencionar que Saúl no se convirtió en rey por
elección al azar. Más bien, fue elegido como rey por palabra de Dios al profeta
Samuel. La elección por suerte simplemente confirmó la palabra de Dios a
través de Samuel.

3. (1 de Samuel 10:21b-24) Se revela a Saúl como rey.

Y le buscaron, pero no fue hallado. Preguntaron, pues, otra vez a Jehová


si aún no había venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que
él está escondido entre el bagaje. Entonces corrieron y lo trajeron de allí;
y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que
todo el pueblo. Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha
elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el
pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey!
a. Escondido entre el bagaje: Aquí Saúl mostro vergüenza y humildad
saludables. No esperaba con ansias ser “el centro del espectáculo” frente a
toda la nación; Parecía más bien asustado por ello. Saúl no fue hecho rey
debido a su ambición personal o para satisfacer un deseo de protagonismo.
i. Spurgeon, en su Sermón Escondiéndose entre las cosas, muestra como los
creyentes y los no creyentes se esconden, evitando su corona: “Tal vez haya
algunos de ustedes aquí presentes, que puedan estar haciendo lo que Saúl,
sólo que ustedes lo hacen más torpemente que él. Él lo hizo, pero se escondía
de una corona terrenal, ustedes se esconden de una corona celestial.”
(Spurgeon)
b. Desde los hombros arriba era más alto que todo el pueblo: La
descripción física de Saúl mostraba que él era exactamente lo que el pueblo
quería – un rey que se viera bien a los ojos de las otras naciones. Dios les dio
el “rey del casting central.”
c. ¡Viva el rey! En su deseo por la imagen y el esplendor de un rey humano,
Israel deseaba gritar estas palabras desde hace tiempo. Ellos sabían que todas
las otras naciones debían tener funciones y ceremonias reales. Ahora ellos
deben tenerlas también.
d. ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en
todo el pueblo?: Tal vez Samuel dijo esto con una nota de sarcasmo en su
voz. Él quería que la nación viera al rey, y según lo que ellos podían ver, él era
un gran rey. Pero por sus largas conversaciones con Saúl (1 Samuel 9:25-26)
probablemente Samuel lo conocía lo suficientemente bien como para haberse
referido a otra cosa cuando dijo, No hay semejante a él en todo el pueblo.

4. (1 de Samuel 10:25-27) Se establece la monarquía.

Samuel recitó luego al pueblo las leyes del reino, y las escribió en un
libro, el cual guardó delante de Jehová. Y envió Samuel a todo el pueblo
cada uno a su casa. Saúl también se fue a su casa en Gabaa, y fueron con
él los hombres de guerra cuyos corazones Dios había tocado. Pero
algunos perversos dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en
poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.
a. Samuel recitó luego al pueblo las leyes del reino: Samuel les enseñó las
normas de Dios para los gobernantes y para los súbditos, probablemente
usando Deuteronomio 17:14-20.
b. Las escribió en un libro, el cual guardó delante de Jehová: No parece
que este libro que escribió Samuel este contenido en alguno de los libros de la
Biblia. Esto no significa que falta algo en nuestras Biblias. Simplemente
significa que Dios no quiso que se preservara este libro en su Palabra Eterna.
c. Saúl también se fue a su casa en Gabaa: En ese tiempo, no había palacio
ni capital. Así que Saúl simplemente se dirigió a casa con sus futuros líderes,
los hombres de guerra que fueron con él.
i. Dios llamó a Saúl a ser rey y dirigir a la nación. Sin embargo, esto no era algo
que pudiera hacer sólo. El necesitaba hombres de guerra a su alrededor,
hombres cuyos corazones Dios había tocado.
d. Y le tuvieron en poco… mas él disimuló: No todo Israel apoyaba a Saúl
todavía. Porque nunca antes habían tenido rey, era poco probable que
pudieran elegir a un hombre al que toda la nación pudiera apoyar
inmediatamente. Saúl reaccionó ante esto con sabiduría (más él disimuló). En
ese punto, un líder inseguro o insensato podría sentir la necesidad de “aplastar”
cualquier oposición o simplemente considerarlos como enemigos. Saúl no hizo
ninguna de las dos, entendiendo que le podría tomar tiempo ganarse a aquellos
que dudaban.
i. “En Hebreo, es aún más impactante. ‘El actuó como si hubiera sido sordo’ –
pretendió no oír. Sí escuchó, cada palabra golpeó profundamente su alma,
pero hizo como si fuera sordo. Es una gran fortaleza cuando un hombre puede
actuar como si fuera sordo a las calumnias, sordo a la difamación, sordo a
discursos crueles y despiadados, y tratarlos como si no hubieran sido
pronunciados, alejando la mirada del hombre para volverla a Dios, dejando a
Dios su vindicación, creyendo que Dios tarde o temprano le dará una
oportunidad… de vindicar el verdadero valor y temperamento de su alma.”
(Meyer)

ii. De esto, vemos que Saúl comenzó con una gran promesa. Él era:

· Escogido y ungido por Dios

· Lleno del Espíritu Santo


· Apoyado por un gran hombre de Dios

· Bendecido con regalos dignos de la realeza.

· Entusiastamente apoyado por la mayoría de la nación.

· Rodeado de hombres de guerra, hombres cuyos corazones habían sido


tocados por Dios.

· Suficientemente sabio al no considerar a los que dudaban o criticaban como


enemigos.

iii. A pesar de todas estas grandes ventajas, Saúl aún podía terminar mal. Él
tenía que escoger caminar con las ventajas que Dios le dio, y escoger no tomar
su propio camino. El resto del libro de 1 de Samuel nos muestra cómo lidió
Saúl con esta decisión.

1 DE SAMUEL 15 – DIOS DESHECHA A SAÚL COMO REY

A. La batalla contra los amalecitas


1. (1 de Samuel 15:1-3) Una orden clara y radical: destruye Amalec.

Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey
sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová.
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a
Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, y
hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a
hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y
asnos.

a. Después Samuel dijo a Saúl: Este era un mensaje del líder espiritual de
Israel para el líder político y militar de Israel. El mensaje era claro:
castigaré lo que hizo Amalec a Israel... destruye todo lo que tiene, y no te
apiades de él. Dios claramente le dijo a Samuel que le dijera a Saúl que
llevara juicio total contra los Amalecitas.

i. Destruye todo: Este verbo Hebreo (heherim) es usado siete veces en esta
parte. La idea de juicio total y completo es ciertamente resaltada.
b. Al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto: Esto explica por qué
los Amalecitas debían recibir juicio total. Siglos antes de esto, los Amalecitas
fueron el primer pueblo en atacar a Israel después de su escape de Egipto
(Éxodo 17).
i. Cientos de años atrás, Jehová dijo que traería juicio contra Amalec: Y Jehová
dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del
todo la memoria de Amalec de debajo del cielo. Y Moisés edificó un altar, y
llamó su nombre Jehová- nisi; y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó
contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en
generación. (Éxodo 17:14-16) Deuteronomio 25:17-19 repite esta idea.
ii. Los amalecitas cometieron un pecado terrible contra Israel. Cuando la nación
estaba débil y vulnerable, los Amalecitas atacaron a los más débil y vulnerable
de la nación (Deuteronomio 25:18). Ellos hicieron esto sin ninguna razón más
que violencia y codicia. Dios detesta cuando el fuerte toma cruel ventaja contra
el débil, especialmente cuando el débil es su pueblo.
iii. A pesar de que esto sucedió más de 400 años antes, Dios aún sostenía su
ira contra los Amalecitas porque el tiempo no borra el pecado delante de Dios.
Entre los hombres, el tiempo debería borrar pecados y hacernos más prestos a
perdonarnos unos a otros. Pero ante Dios, el tiempo no expía al pecado. Sólo
la sangre de Cristo Jesús puede borrar el pecado, no el tiempo. De hecho era
tiempo que les fue dado misericordiosamente a los Amalecitas como
oportunidad para arrepentirse y no lo hicieron. Los cientos de años de
corazones endurecidos y sin arrepentimiento los hizo más culpables, no menos
culpables.
c. Ve, pues, y hiere a Amalec: Dios pudo haber juzgado directamente a
Amalec como lo hizo con Sodoma y Gomorra. Pero Dios tenía un propósito
especial en esto para su nación especial, Israel. Él quería que fuera una prueba
de obediencia para Saúl y todo Israel. Además, como el pecado de Amalec
contra Israel fue un ataque militar, Dios quería hacer que el juicio se ajustara al
pecado.
i. ¿Llamaría Dios a su pueblo en este tiempo a pelear una guerra de juicio
semejante? Dios tiene un llamado totalmente diferente para los Cristianos bajo
el Nuevo Pacto que el que tuvo para Israel bajo el Antiguo Pacto (Juan 18:36).
ii. A pesar de que Dios ya no llama a su pueblo a tomar armas como
instrumento de su juicio, no significa que Dios ha dejado de juzgar a las
naciones. “Pero no podemos suponer por ningún momento, que el juicio para
las naciones será totalmente relegado [designado] para ese día final. A través
de la historia del mundo las naciones han estado frente a la barra de Cristo.
Nínive estuvo ahí, Babilonia estuvo ahí, Grecia y Roma estuvieron ahí. España
y Francia estuvieron ahí, y Gran Bretaña está justo ahí hoy. Una tras otra ha
tenido el solemne mensaje – partan, y han pasado a la destrucción la cual ha
sido absoluta y terrible.” (Meyer)

2. (1 de Samuel 15:4-6) Saúl se prepara para el ataque contra los


Amalecitas.

Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil
de a pie, y diez mil hombres de Judá. Y viniendo Saúl a la ciudad de
Amalec, puso emboscada en el valle. Y dijo Saúl a los ceneos: Idos,
apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya
juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos
los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de
entre los hijos de Amalec.

a. Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista: Ciertamente Saúl era
un líder militar capaz. Podía convocar y organizar a un gran ejército. También
sabía cómo programar su ataque adecuadamente; y él puso emboscada en el
valle.
b. Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos: Aquí, Saúl muestra sabiduría y
misericordia al dejar ir a los Ceneos. El juicio de Dios no era sobre ellos, así
que no quería destruirlos junto con los Amalecitas.

3. (1 de Samuel 15:7-9) Saúl ataca a los Amalecitas

Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está
al oriente de Egipto. Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el
pueblo mató a filo de espada. Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo
mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de
los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo
que era vil y despreciable destruyeron.

a. Saúl derrotó a los amalecitas: Esto fue bueno, y en obediencia a Jehová.


Pero fue una obediencia incompleta y selectiva. Primero, Saúl tomó vivo a
Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada. Dios le
ordenó a Saúl que llevara su juicio sobre todo el pueblo, incluyendo al rey.
i. ¿Por qué Saúl tomó vivo a Agag rey de Amalec? “Saúl perdonó la vida
de Agag, debido a una insensata compasión por la bondad de su persona, lo
cual observa Josefo; o por respeto a su majestad real, preservación de la cual
él se creyó interesado, o por la gloria de su triunfo.” (Poole)
ii. “Si Saúl perdonaba la vida de Agag, el pueblo se tomaría la libertad de
perdonar lo mejor del botín... los pecados de la imitación del alto mando.”
(Trapp)

b. Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del


ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo
bueno, y no lo quisieron destruir: Dios ordenó claramente en 1 de Samuel
15:3 que todas las vacas, ovejas, camellos y asnosdebían ser destruidos y
Saúl no lo hizo.
i. En una guerra normal en el mundo antiguo, a los ejércitos se les permitía
libremente que saquearan a sus enemigos conquistados. Este era la manera
en que normalmente se les pagaba. Pero estaba mal para cualquiera en Israel
beneficiarse de la guerra contra los Amalecitas, porque era un juicio designado
por Dios. Esto estaba tan mal como un verdugo que le vacía los bolsillos al
hombre que acaba de ejecutar por asesinato.

c. Todo lo que era vil y despreciable destruyeron: Ellos tuvieron cuidado de


conservar lo mejor para ellos mismos. Podemos imaginarnos que todos
estaban contentos con lo que habían obtenido en la batalla.
i. Tal vez esto fue lo peor de todo, porque Israel no mostró el corazón de Dios
en el juicio. Cuando ellos regresaron a casa felices y emocionados por lo que
habían ganado en la batalla, ellos dejaban implícito que había algo gozoso y
feliz sobre el juicio de Dios. Esto deshonró a Dios, el cual trae juicio
renuentemente y sin placer; deseando que el hombre mejor se arrepienta.

ii. “La obediencia parcial es desobediencia total. Saúl y sus hombres


obedecieron en lo que les convino; es decir, no obedecieron a Dios en
absoluto, sino a sus propias inclinaciones, tanto al perdonar lo bueno como al
destruir lo que era vil. Lo que no era digno de llevarse fue destruido, – no
debido a la orden, sino para evitarse problemas.” (Maclaren)
iii. “Perdonar lo mejor de Amalec, es ciertamente equivalente a perdonar cierta
raíz de maldad, alguna plausible indulgencia, algún pecado favorito. Para
nosotros, Agag representa esa tendencia malvada, que existe en todos
nosotros, para autogratificación, y perdonar a Agag es ser misericordiosos con
nosotros mismos, exonerar y [excusar] nuestras fallas, y tolerar el pecado que
nos asedia.” (Meyer)

4. (1 de Samuel 15:10-11) El mensaje de Dios para Samuel

Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por


rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis
palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella
noche.

a. Me pesa haber puesto por rey a Saúl: El corazón de Dios estaba roto por
la desobediencia de Saúl. El hombre que había iniciado humilde y sujeto a Dios
eventualmente tomó su propio camino en desobediencia.
i. Me pesa: Este es el uso de un antropomorfismo, cuando Dios se explica a sí
mismo ante el hombre en términos humanos para que el hombre pueda
tener algo de comprensión sobre el corazón de Dios. Dios conocía el corazón,
los caminos y el destino de Saúl desde el principio. Dios ya había buscado un
varón conforme a su corazón (1 de Samuel 13:14). Sin embargo, cuando todo
esto se desarrollaba, el corazón de Dios no era insensible. No estaba sentado
en el cielo con una pizarra, marcando los cuadros, diciendo fríamente, “Todo va
según lo planeado.” La desobediencia de Saúl le dolía a Dios, y como no
podemos comprender todo lo que pasa en su corazón, lo más cerca que
podemos llegar es a que Dios exprese en términos humanos: Me pesa haber
puesto por rey a Saúl.
b. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche:
Samuel tenía el corazón de Dios. Le dolió a Dios desechar a Saúl, y le dolió a
su profeta verlo rechazado. Estamos cerca del corazón de Dios cuando las
cosas que lo afligen nos afligen, y las cosas que le agradan nos agradan.

5. (1 de Samuel 15:12-13) Saúl saluda a Samuel.


Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue
dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se
levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a
Gilgal. Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de
Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.

a. Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana:


Renuente, Samuel (que había ungido a Saúl como rey años antes) ahora venía
para disciplinar al desobediente rey.
b. He aquí se levantó un monumento: Saúl no estaba afligido por su pecado.
¡Saúl estaba bastante complacido consigo mismo! No hay ni la más mínima
pizca de culpa ni vergüenza en Saúl, a pesar de que había desobedecido
directamente a Jehová.
i. En los próximos capítulos, Dios levantaría otro hombre para reemplazar a
Saúl. David, a diferencia de Saúl, era conocido como un hombre conforme al
corazón de Dios (1 de Samuel 13:14). A pesar de que David también
desobedecería a Dios, la diferencia entre él y Saúl era enorme. David sintió la
culpa y la vergüenza que uno debe sentir cuando peca. Saúl no la sintió. Su
conciencia estaba muerta a la vergüenza y su corazón estaba muerto a Dios. El
corazón de Saúl estaba tan muerto que podía desobedecer directamente a
Dios y todavía levantarse un monumento en la ocasión.
c. He aquí se levantó un monumento: Esto también muestra que Saúl no era
el mismo hombre humilde que alguna vez tuvo una opinión humilde de sí
mismo (1 de Samuel 9:21) y que alguna vez se escondió entre el bagaje por
timidez (1 de Samuel 10:22). Los años, las victorias militares, y el prestigio del
trono de Israel revelaron el orgullo en el corazón de Saúl.
i. “Pero la verdad es, que él era celoso de su propio honor e intereses, pero
tibio donde Dios únicamente se interesaba.” (Poole)

d. y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de


Jehová: Saúl puede ir con el profeta de Dios con tal osadía, jactándose de su
obediencia debido a su orgullo. Saúl se está engañando a sí
mismo. Probablemente realmente creía lo que le había dicho a Samuel.
Probablemente creía, yo he cumplido la palabra de Jehová. El orgullo
siempre nos lleva al autoengaño.
i. Maclaren tiene un profundo comentario sobre la afirmación de, yo he
cumplido la palabra de Jehová: “Fue muy rápido para decir que
verdaderamente había obedecido, Sí Saúl lo hubiera hecho, hubiera sido más
lento para jactarse de eso.

6. (1 de Samuel 15:14-16) Saúl “explica” su pecado a Samuel.

Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es


este que yo oigo con mis oídos? Y Saúl respondió: De Amalec los han
traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas,
para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.
Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha
dicho esta noche. Y él le respondió: Di.

a. ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo


con mis oídos? El ganado que Dios claramente había ordenado destruir podía
ser oído, visto, y olido al mismo tiempo que Saúl decía, “yo he cumplido la
palabra de Jehová.”
i. El orgullo y la desobediencia nos ciegan – o nos hacen sordos – a nuestro
pecado. Lo que era completamente obvio para Samuel era invisible para Saúl.
Todos tenemos puntos ciegos de pecado en nuestras vidas, y necesitamos
pedirle constantemente a Dios que nos los muestre. Necesitamos orar con
sinceridad la oración del Salmo 139:23-24: Examíname, oh Dios, y conoce mi
corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de
perversidad, Y guíame en el camino eterno.
b. Los han traído… el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las
vacas: Esta es la primera de una serie de excusas de parte de Saúl – el culpó
al pueblo, no a sí mismo. Segundo, el se incluyó a sí mismo en la obediencia
(pero lo demás lo destruimos). Tercero, justificó lo que se había quedado
debido a su fina calidad (lo mejor de las ovejas y de las vacas).Cuarto,
afirmó haberlo hecho por una razón espiritual (para sacrificarlas a Jehová tu
Dios).
i. En su orgullo y su autoengaño, todo esto hacia perfectamente sentido para
Saúl pero no significaba nada para Dios ni para Samuel. De hecho, era peor
que nada – esto mostraba que Saúl estaba tratando desesperadamente de
excusar su pecado a través de juegos de palabras y verdades a medias.
ii. Pero incluso en su excusa, Saúl reveló el verdadero problema: tenía una
pobre relación con Dios. Noten como le habló de Dios a Samuel: para
sacrificarlas a Jehová tu Dios. Jehová no era el Dios de Saúl. El Dios de Saúl
era Saúl. Jehová era el Dios de Samuel, no Saúl. En su orgullo, Saúl quitó a
Jehová del trono de su corazón.
iii. “!Oh pecadores, juzgan equivocadamente cuando le dan a un siervo de Dios
semejantes explicaciones falsas por sus pecados!” (Blaikie)

c. Pero lo demás lo destruimos: De hecho, ni siquiera esto era cierto. Aún


había Amalecitas con vida. Después David tuvo que lidiar con los Amalecitas (1
de Samuel 27:8, 30:1, 2 de Samuel 8:12). Amán, el malvado hombre que trató
de eliminar a todo el pueblo Judío en los días de Ester, era descendiente de
Agag (Ester 3:1). Lo más irónico, es que cuando Saúl fue asesinado en el
campo de batalla, un Amalecita afirmó haber dado el empujón final a la espada
(2 de Samuel 1:8-10). Cuando no obedecemos a Dios totalmente, la porción
“sobrante” ciertamente volverá para causarnos problemas, si no es que nos
mata.
d. Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame: Samuel había tenido suficiente. No
escucharía nada más de Saúl. La escusa se había revelado como lo que era –
sólo una patética excusa. Ahora es tiempo de que Saúl se calle, y escuche la
palabra de Jehová a través de Samuel
i. Pero incluso en esto, Saúl no se pudo quedar callado. Él muestra su
orgulloso deseo de retener cierto control al responder, Di, como si el profeta de
Dios necesitara el permiso de Saúl. Él hablaría, pero no porque Saúl le haya
dado su permiso. El hablaría porque era el mensajero de Dios.

B. Saúl es desechado como rey.


1. (1 de Samuel 15:17-21) La acusación contra Saúl y su débil defensa.

Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido
hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre
Israel? Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores
de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. ¿Por qué, pues, no has
oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los
ojos de Jehová? Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la
voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag
rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. Mas el pueblo tomó del
botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a
Jehová tu Dios en Gilgal.

a. Jehová te envió en misión y dijo… ¿Por qué, pues, no has oído la voz
de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de
Jehová? Este era el más evidente de los pecados de Saúl. Dios le dio una
orden específica y el la desobedeció directamente.
i. A pesar de que la desobediencia era el pecado más evidente, la raíz de la
desobediencia de Saúl era mucho peor: orgullo. Samuel hace referencia a esto
cuando recuerda cuando las cosas eran diferentes con Saúl: Aunque eras
pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de
Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? Ya no se podía decir de
Saúl, “eres pequeño en tus propios ojos.” Él era grande en sus propios ojos y
eso hacía chico a Dios a sus ojos.
b. Antes bien he obedecido la voz de Jehová: Saúl primero sigue insistiendo
en que es inocente. Pero estaba tan cegado que pudo decir he obedecido la
voz de Jehová e inmediatamente comenzó a describir como no obedeció la
voz de Jehová diciendo que había traído a Agag rey de Amalec.
i. La afirmación de Saúl, “he destruido a los amalecitas ” es una clara
evidencia del poder y la profundidad de su autoengaño. Había un Amalecita
justo frente a él que no había sido destruido.
c. Mas el pueblo tomó del botín: Después de insistir en que era inocente,
Saúl entonces culpa al pueblo por el pecado. Su afirmación era una verdad a
medias que en realidad era una mentira completa. Era verdad que el pueblo
tomó del botín. Pero lo hicieron siguiendo el ejemplo de Saúl (le perdonó la
vida a Agag, rey de Amalec), y con el permiso de Saúl (porque él no hizo nada
para detenerlos o disuadirlos).
i. Saúl ciertamente era celoso en dirigir a su ejército cuando
le convenía hacerlo. En el capítulo anterior, ordenó una sentencia de muerte
sobre cualquiera que comiera algo en el día de la batalla. Estaba dispuesto a
ejecutar a su propio hijo en su celo por hacer cumplir sus órdenes. Saúl estaba
lleno de fuego y celo cuando se trataba de su propia voluntad, pero no cuando
se trataba de la voluntad de Dios.

2. (1 de Samuel 15:22-23) Samuel profetiza el juicio de Dios contra el rey


Saúl.
Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas,
como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el
obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura
de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y
como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la
palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.

a. Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y


víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová?
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención
que la grosura de los carneros. La observancia religiosa sin obediencia es
hueca delante de Dios. El mejor sacrificio que podemos llevarle a Dios es un
corazón arrepentido (Salmos 51:16-17) y nuestros cuerpos rendidos a su
servicio por obediencia. (Romanos 12:1).
i. Uno pudiera hacer miles de sacrificios para Dios, trabajar miles de horas para
su servicio, o dar millones de dólares para su obra. Pero todos estos sacrificios
significan poco si no hay un corazón rendido a Dios, que lo demuestre por
simple obediencia.

ii. En sacrificio ofrecemos la carne de otra criatura; en obediencia ofrecemos


nuestra propia voluntad ante Dios. Lutero dijo, “Yo he preferido ser obediente,
que ser capaz de hacer milagros.” (Citado por Trapp)

b. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e


idolatría la obstinación: Un corazón rebelde y obstinado deshecha a Dios de
la misma manera en que lo hace alguien que rechaza a Dios por prácticas
oscuras o idolatría.
i. El problema de Saúl no era solamente que descuidó una ceremonia. Así es
como Saúl pensaba de la obediencia a Dios. En el mundo actual él podría
decir, “¿Qué? ¿Dios quiere que vaya más a la iglesia? Está bien, lo haré.” Pero
la observancia religiosa no era el problema de Saúl; el problema era que su
corazón se volvió rebelde y obstinado contra Dios. Si la observancia religiosa
no ayudaba a ese problema, entonces no servía de nada.
ii. Sería fácil para Saúl señalar a los Amalecitas o a los Filisteos y decir, “Miren
a esos idólatras. Ellos no adoran al Dios verdadero como yo.” Pero Saúl no
adoraba al Dios verdadero, porque la verdadera adoración comienza con la
sumisión.

iii. “Toda desobediencia consciente es en realidad idolatría, porque convierte a


la voluntad propia, al humano, en un dios.” (Keil y Delitszch)

c. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha


desechado para que no seas rey: En su vacía práctica religiosa, rebelión y
obstinación contra Dios, Saúl rechazó la palabra de Dios. Así que Dios con
justa razón lo rechaza a él como rey de Israel.
i. Sería fácil decir, “¿Qué, Saúl será rechazado como rey porque perdonó a un
rey y a unas cuantas ovejas y vacas? Más adelante los reyes de Israel harían
cosas peores y no serían rechazados como reyes. ¿Por qué Dios es tan severo
con Saúl?” Pero Dios vio el corazón de Saúl, y vio lo rebelde y necio que era.
La condición de Saúl era como un Iceberg: lo que era visible podía ser de un
tamaño manejable, pero había mucho más bajo la superficie de lo que podía
verse. Dios podía verlo.

ii. Así que Saúl fue desechado para que no sea rey. Sin embargo pasarían
casi 25 años antes de que hubiera otro rey en Israel. El rechazo de Saúl era
final, pero no inmediato. Dios se tomó casi 25 años para entrenar al reemplazo
adecuado de Saúl.

3. (1 de Samuel 15:24-25) El débil esfuerzo de Saúl por arrepentirse.

Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el


mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí
a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado, y vuelve conmigo para
que adore a Jehová.

a. Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus


palabras: Las palabras de Saúl comienzan como una confesión genuina pero
cambiaron conforme continuó hablando y dijo, “porque temí al pueblo y
consentí a la voz de ellos.” Saúl se negó a tomar responsabilidad por su
pecado y en vez de eso culpa al pueblo que lo “hizo” hacerlo.
i. “Cuando no pudo negarlo más, se tomó su tiempo para hacer una confesión
forzada y disimulada; llevada a cabo, más por el peligro y el daño de su
pecado, que por el delito; intentando sacar lo mejor de un mal asunto.” (Trapp)

ii. Al decir, “porque temí al pueblo” trata de justificar un pecado con otro. “Si
hubiera temido más a DIOS, hubiera tenido menos que temer del PUEBLO.”
(Clarke)
b. Perdona, pues, ahora mi pecado, y vuelve conmigo para que adore a
Jehová: En vez de tratar con el profundo problema en su corazón de rebeldía y
necedad contra Dios, Saúl pensó que una palabra de Samuel podría solucionar
todo. Pero una palabra o dos de Samuel no cambiarían la ya asentada
naturaleza del corazón de Saúl.
i. Dios sabía que el corazón de Saúl estaba lleno de rebeldía y obstinación y se
había asentado en esa condición. Eso es algo que ningún hombre podría saber
con certeza, viéndolo desde el exterior. Pero Dios lo sabía y lo dijo a Samuel.
Un simple “ perdona, pues, ahora mi pecado ” no es suficiente cuando el
corazón se ha asentado en rebelión y pecado contra Jehová.

4. (1 de Samuel 15:26-31) El rechazo de Dios hacía Saúl como rey de Israel


es definitivo.

Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la


palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre
Israel. Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto,
y éste se rasgó. Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el
reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú. Además, el
que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es
hombre para que se arrepienta. Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que
me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y
vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios. Y volvió Samuel tras
Saúl, y adoró Saúl a Jehová.

a. No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová


te ha desechado para que no seas rey sobre Israel: Samuel no tiene nada
más que decir sobre este asunto, además de lo que Jehová ya había dicho a
través de él (1 de Samuel 15:23). No había nada más de que hablar.
i. ¿Por qué diría Samuel, “No volveré contigo” cuando Saúl quería que
adorara con él? Porque esa adoración sin duda incluiría sacrificio, y ofrecer
algunos de los animales que Saúl malvadamente perdonó de los Amalecitas.
b. Él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó. Entonces Samuel le
dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel: La acción desesperada
de Saúl nos proporciona una vívida lección sobre como el reino le será
arrebatado.
i. Así como el pedazo de túnica que estaba en su mano le era inútil, ahora su
liderazgo sobre Israel sería fútil. Ahora él gobernaría contra Dios, no para Él.
Así como el manto se rompió porque Saúl se aferró a él con fuerza, así el
haberse aferrado a su orgullo y obstinación le costaría que el reino le sea
arrebatado. En este aspecto, Saúl era lo opuesto a Jesús, de quien es dicho el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; (Filipenses 2:6-7). Jesús estuvo dispuesto a dejar ir,
pero Saúl insistió en aferrarse. Así que Saúl lo perdió todo, mientras que Jesús
obtuvo todo.
c. La Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá: Saúl tal vez haya
pensado que habría una forma de solucionar esto. Él se preguntaba qué podría
hacer para “arreglar” esto. Samuel le dejó saber que no había nada que
pudiera hacer. Esto era definitivo.
i. Samuel usa un título para Jehová encontrado solo aquí en toda la Biblia: La
Gloria de Israel. Esto le recuerda a Saúl que Jehová es determinado en su
propósito y fuerte en su voluntad. No habrá ningún cambio.
ii. El título Gloria de Israel también era importante porque en ese tiempo Saúl
probablemente se veía a sí mismo como la Gloria de Israel, y Saúl necesitaba
oírlo.
d. Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de
mi pueblo y delante de Israel: La desesperada súplica de Saúl muestra la
profundidad de su orgullo. Él está mucho más preocupado por su imagen que
por su alma.
i. “Aquí el hace totalmente manifiesta su hipocresía, y el verdadero motivo de
su confesión anterior; el no buscaba el favor de Dios, sino la honra y el poder
con Israel.” (Poole)
e. Y volvió Samuel tras Saúl: Samuel no dirigió una rebelión inmediata contra
Saúl porque Dios aún no había levantado a su reemplazo, y Saúl era mejor que
la anarquía que llegaría sin un rey.
f. Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová: ¿Hizo esto algún bien?
No hizo ningún “bien” para regresarle el reino a Saúl. Esa era una decisión que
Dios había tomado y era definitiva. Pero tal vez le haya hecho bien a Saúl para
mover su orgulloso y obstinado corazón más cerca de Dios en aras de salvar
su alma. Cuando menos tenía esa oportunidad, así que Samuel le permitió a
Saúl que fuera con él y adorara a Jehová.

5. (1 de Samuel 15:32-33) Samuel lleva a cabo la voluntad de Dios.

Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él


alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte.
Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre
será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag
delante de Jehová en Gilgal.

a. Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. El problema aún


no estaba resuelto para Samuel – aún estaba el asunto de la obediencia
incompleta de Saúl. La orden de Dios de destruir todo lo de Amalec aún estaba
vigente, aunque Saúl no la haya obedecido.
b. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte. Cuando
Agag iba con el viejo profeta pensó, “Dejaremos el pasado atrás. Supongo que
este profeta ahora me dejará ir a casa.” La Nueva traducción viviente expresa
bien la idea: Agag llegó lleno de esperanza, porque pensó: ¡Seguramente ya
pasó lo peor, y he sido librado de la muerte!
i. “Yo que he escapado de la muerte de las manos de un príncipe de guerra en
la furia de la batalla, ciertamente nunca sufriré muerte a manos de un viejo
profeta en tiempos de paz.” (Poole)

c. Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo
entre las mujeres: Samuel deja claro que Agag no fue un inocente espectador
cuando se trataba de las atrocidades que los Amalecitas cometieron contra
Israel. Agag era el perverso y violento líder de un perverso y violento pueblo. El
juicio de Dios contra él y los Amalecitas era justo.
d. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal:
Samuel era un sacerdote y había oficiado cientos de sacrificios animales. El
sabía cómo se sentía cuando el filo cortaba la carne, pero nunca había matado
a otra persona. Ahora, sin dudas, este viejo profeta levanta una espada – o
probablemente un cuchillo grande, como los que usaba en los sacrificios – y lo
clava sobre este orgulloso y violento rey. Samuel cortó en pedazos a Agag.
i. Notemos que Samuel lo hizo delante de Jehová. No fue delante de Saúl,
para mostrarle lo débil y orgulloso que era. No fue delante de Israel, para
mostrarles lo fuerte y duro que era Samuel. Esto fue delante de Jehová, en
completa obediencia a Jehová Dios. Esta escena debió haber sido
perturbadoramente violenta; los espectadores debieron haber vuelto el
estomago. Sin embargo Samuel lo hizo delante de Jehová.
ii. “Pero estos no son precedentes para que personas particulares tomen la
espada de la justicia en sus propias manos; porque debemos vivir bajo las
leyes de Dios, y no bajo ejemplos extraordinarios.” (Poole)

6. (1 de Samuel 15:34-35) La trágica separación entre Samuel y Saúl.

Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl. Y


nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a
Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.

a. Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida: Samuel sabía que
no le correspondía ver a Saúl. Le correspondía a Saúl buscarlo en humilde
arrepentimiento delante de Jehová. Probablemente esto no hubiera restaurado
el reino de Saúl pero hubiera podido restaurar su corazón ante Dios.
Tristemente, Saúl nunca fue a buscar a Samuel. Ramá y Gabaa estaban a
menos de diez millas de diferencia, pero nunca se volvieron a ver.
i. “Pero leemos, en el capítulo xix. 22-24, que Saúl fue a ver a Samuel en Naiot,
pero esto no afecta lo que dice aquí. Desde este momento Samuel no tuvo
ninguna conexión con Saúl; nunca más lo reconoció como rey; él lloró y oró por
él.” (Clarke)
b. y Samuel lloraba a Saúl: Samuel no era un mensajero de Dios frio y
apático. Él se dolía por Saúl, “Por la dureza de su corazón y por el peligro de su
alma.” (Trapp)

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