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Dice San Pablo en la carta a los romanos (Rom 8,1-30)

1 No hay, pues, condena alguna para los que están en Cristo Jesús,
Bien San Juan el gran apóstol del Amor, y del Espíritu, dirá, QUIEN NO AMA NO HA CONOCIDO
A DIOS, PORQUE DIOS ES AMOR. (Jn 4, 8)
Y en que consiste, seguirá diciendo San Juan NO EN QUE HAYAMOS AMADO A DIOS SINO EN
QUE EL NOS AMÓ (“primero”). 1 JN 4, 7; 1 JN 5, 1
Esto significa que la capacidad de amar no está en la humanidad, que tiene que ser resucitada o
recreada, por eso le decía Jesús a Nicodemo que HABÍA QUE NACER DE NUEVO. Sólo siendo
amados por Dios, sólo en el calor de su amor, la chispa del amor puede nacer de nuevo.
Dios NOS ENVIÓ A SU HIJO COMO VICTIMA DE NUESTROS PECADOS, QUERIDOS, SI DIOS
NOS HA AMADO DE ESTA MANERA, TAMBIÉN NOSOTROS DEBEMOS AMARNOS UNOS A
OTROS, DIOS MORA (ESTÁ) EN NOSOTROS…. EN ESTO RECONOCEMOS QUE
MORAMOS EN ÉL Y ÉL EN NOSOTROS, EN QUE NOS HA DADO SU ESPÍRITU. Que el amor
está en nosotros, de forma que por amor nos movemos y vivimos, perdonamos porque Dios nos
perdona y nos ama tal como somos.
Por aclarar en Jesús, más que hablar de víctima, Jesús es SEÑAL del MISMO AMOR DE DIOS,
como Dios mismo, porque su acción de amor por el que entrega su vida, refleja al que DA el SER
y la EXISTENCIA a todo ser viviente. TODO EL QUE CREE QUE JESÚS ES EL CRISTO HA
NACIDO; Y TODO EL QUE AMA A AQUEL QUE DA EL SER, AMARÁ TAMBIÉN QUE HA
NACIDO DE ÉL.
Continúa San Pablo
2 pues la ley del   Espíritu    de  vida  en  Cristo  Jesús   te  ha  librado  de  la  ley   del   pecado  y  de  la
muerte. 3 Lo que era imposible a la ley, por cuanto que estaba debilitada a causa de   la    carne,  lo
 ha    hecho  Dios:  enviando  a   su  Hijo  en   semejanza    de   carne  de pecado y  en  orden al pecado,
condenó el pecado en la   carne, 4 para que  la justa exigencia  de  la  ley  se  cumpliera  en
 nosotros,  los  que  actuamos  no  de  acuerdo  con la carne, sino de acuerdo con el Espíritu.
5 Pues los que viven según la  carne  desean las cosas de la carne; en cambio, los que viven
según el Espíritu, desean   las cosas del Espíritu.   6 El deseo de la carne es muerte; en  cambio   el
deseo del Espíritu, vida y  paz. 
Está claro que todo nuestro ser debe ser Amor, y movidos por este amor, se dice Espíritu, porque
es Fuerza y Esencia o Ser del mismo Dios, dentro de nosotros. Unidos formando uno sólo ser,
más el que se une al señor, se hace un solo espíritu* con él (1 Cor 6, 17), y por lo que ahora no
hay impedimento para el amor, solo habrá crecimiento en el amor para que haya más amor.
San Pablo sigue explicando, la realidad espiritual
7 Por ello, el  deseo  de la carne es hostil a  Dios, pues no se somete a la ley de Dios; ni puede
someterse. 8 Los   que  están en la carne no pueden  agradar   a  Dios. 9  Pero vosotros  no estáis
en la carne,  sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si
alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo. 10 Pero si Cristo está en  vosotros, el 
cuerpo está  muerto por el pecado, pero el espíritu vive por  la justicia. 11 Y si el  Espíritu del   que 
resucitó  a Jesús  de entre los muertos   habita en  vosotros,  el  que  resucitó  de  entre  los  muertos
 a   Cristo  Jesús  también  dará vida a vuestros cuerpos  mortales, por   el mismo Espíritu que habita
en  vosotros. 12  Así pues, hermanos, somos  deudores,   pero no  de  la carne para  vivir  según la
carne.      13    Pues  si   vivís    según  la  carne,   moriréis;  pero  si   con  el  Espíritu   dais muerte a las
obras del cuerpo, viviréis.
14  Cuantos  se  dejan  llevar   por  el    Espíritu  de  Dios,  esos  son  hijos  de  Dios.    15 Pues   no  
habéis   recibido un  espíritu de  esclavitud,  para  recaer en el temor,  sino que habéis recibido un
Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!».   16  Ese mismo Espíritu   da
testimonio  a nuestro   espíritu  de  que somos hijos de  Dios;  17 y,  si hijos, también  herederos;
herederos  de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también
glorificados con él.
18  Pues  considero   que   los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria  que  un
 día  se  nos  manifestará.
Y podemos preguntar porque se alude al pecado, el hombre en su origen había sido creado A
IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS, Dios no sólo le dio la vida, sino que esa vida Dios estaba
presente como fuente de vida de la vida total de Dios, pero la criatura dejó a Dios de lado, se
puede ver claramente en el relato del pecado la claridad de la simbología, es una enseñanza de
comparación no histórica en la historia, pero real en lo simbólico. Pues el Hijo del hombre ha
venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.(Lc 19, 10)
San Pablo continúa
19   Porque  la   creación,   expectante,  está aguardando  la manifestación  de los hijos  de  Dios;   20
en  efecto, la creación fue   sometida a la  frustración, no por  su voluntad, sino por  aquel  que la
sometió,  con la   esperanza   21 de que la creación  misma  sería  liberada  de  la  esclavitud de  la 
corrupción,  para  entrar  en  la  gloriosa   libertad  de  los   hijos  de  Dios.      22  Porque sabemos que 
hasta hoy toda la creación está gimiendo  y sufre dolores de parto. 23  Y  no  solo    eso,   sino  que
 también  nosotros,  que  poseemos  las  primicias  del Espíritu,  gemimos en nuestro interior,  
aguardando  la adopción filial,  la redención de nuestro cuerpo. 24 Pues hemos sido salvados en
esperanza. Y una esperanza que se  ve, no es esperanza; efectivamente, ¿cómo va a esperar
uno algo que  ve?   25   Pero si  esperamos lo que  no vemos,  aguardamos  con perseverancia.  26 
Del mismo  modo,  el  Espíritu acude  en ayuda  de nuestra debilidad, pues nosotros  no sabemos
pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. 27 Y
el  que escruta los corazones  sabe cuál   es  el   deseo del  Espíritu,  y  que  su   intercesión  por  los
 santos   es  según  Dios.    28  Por  otra  parte, sabemos   que a  los que   aman a  Dios  todo les  sirve
para el bien; a los   cuales ha llamado    conforme    a   su   designio.       29   Porque     a    los   que   había
  conocido    de antemano los   predestinó a  reproducir   la  imagen de su  Hijo, para   que  él fuera  el
primogénito entre muchos hermanos. 30 Y  a  los que  predestinó, los llamó; a  los que llamó, los
justificó; a los que justificó, los glorificó. (Rom 8, 1-30)
Llamados a reproducir la imagen de su Hijo, del amor de Dios en nosotros, eso es ser hijo de
Dios, se habla de ser otros Cristos, ser hijos en el Hijo. Quiere decir ser hijos de Dios por el amor
de Dios, y participando de Dios, y transformados en Dios. Como dice San Juan de la Cruz LO
QUE PRETENDE DIOS ES HACERNOS DIOSES POR PARTICIPACIÓN, SIÉNDOLO ÉL POR
NATURALEZA, COMO EL FUEGO CONVIERTE TODAS LAS COSAS EN FUEGO.

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