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EL HORROSCOPO

y otros monólogos de humor


PACHO CENTENO

EL HORROSCOPO
y otros monólogos de humor

(Sic)
Editorial Ltda.
Primera Edición
Febrero de 2006

Corporación Festival de Cuenteros


www.abrapalabra.com.co
Francisco Centeno Osma
pachocenteno@hotmail.com

Diseño de portada:

Diagramación, impresión y encuadernación:


(Sic) Editorial – Proyecto Cultural de Sistemas y
Computadores S.A.

Centro Empresarial Chicamocha Of. 303 Sur


Telef: (7)6343558 –Fax: (7)6455869
siceditorial@syc.com.co
www.siceditorial.com
Bucaramanga – Colombia

ISBN:

Impreso en Colombia

Derechos reservados
En la más oscura de mis tripas sé
que se esconde una perla auténtica.
Escribo y defeco para encontrarla un día.
Mientras tanto, mi escritura es sólo
un retortijón de barriga.

Jorge Díaz
CONTENIDO

Prólogo/
Echando el cuento/
El horóscopo/
Si quiere vivir a Colombia, viaje por ella/
¡Auxilio, no llamen a la policía!/
¿Cacombia?/
¡Corra que viene un carro!/
El triunfo de Juan Valdez/
¡Sáqueme de aquí!/
El administrador de huecos/
El deporte no es salud/
Lo que un hombre no debe hacer con una mujer/
Cómo ser agente del FBI/
Por humor a Dios/
Mundo de locos/
Los mejores chistes de Turbay/
Bolón de verde/
Ayayay/
CON LICENCIA PARA FABULAR
Prólogo

Como corresponde a un buen narrador, Pacho


Centeno es un mentiroso profesional, un
fabricante de historias que –no obstante resultar
convincentes, especialmente cuando él mismo las
cuenta–, son en su mayoría ficciones producto de
la combinación de experiencias vividas, oídas e
imaginadas.
Esto es necesario aclararlo, no sea que a un
diligente investigador de la Fiscalía, aficionado a
la lectura,1 se le ocurra interpretar alguno de sus
relatos como una evidente confesión, o que a un,
o una, aprendiz de detective le parezca
sospechosa la gran suficiencia con la que habla de
detalles que sólo conocen los maridos infieles y
decida catalogarlo como tal. También queremos
evitar que sus alusiones sobre el presidente Bush
sean calificadas como peligrosas para la
seguridad del pueblo norteamericano, y que algún
fiscal de La Florida se le ocurra pedirlo en
extradición.2
A los perseguidores e inquisidores les tocará
abstenerse de cualquier acción, pues nos
encontramos en el territorio del humor y la

1
Es probable que algunos de estos acuciosos servidores públicos saquen tiempo para
leer cosas diferentes al Código de Procedimiento Penal.
2
Extradición: forma como muchos colombianos han logrado entrar a los Estados
Unidos, sin hacer cola para la visa.
imaginación del narrador, quien hace uso legítimo
de la licencia para fabular y ‘mamar gallo’,
derecho que espero no hayamos perdido, a pesar
de los fundamentalismos y las paranoias. Así que
habrá que bajar la guardia, relajarse y disfrutar
este libro, pues el cuentero en realidad tan sólo
cometería soborno en su imaginación. En eso nos
identificamos la mayoría de los colombianos,
pueblo honrado y correcto, a pesar de su mala
fama, como el mismo Centeno se encarga de
recalcarlo en su monólogo “¿Cacombia?”.
Bueno, pero a veces nuestro narrador se remite
a la realidad histórica para sacarnos del embrujo
amnésico en el que pretenden meternos los
medios de comunicación. De hecho, sin necesidad
de recurrir a la exageración o a la fantasía, pues la
realidad es lo suficientemente hiperbólica, Pacho
se encarga de recordarnos algunos de los
‘mejores chistes’ de uno de nuestros más
tristemente célebres expresidentes, protagonista
no sólo de buena parte de nuestro humor criollo,
sino también de uno de los períodos más
espeluznantes de nuestra historia reciente.
Fabulador, y a veces conciencia social en serio,
pero sin perder el humor que lo caracteriza, Pacho
Centeno es también un enamorado de las
palabras y de los juegos que con ellas se pueden
producir. Ya lo leímos jugando con su colección de
avisos clasificados en su anterior libro “¡Auxilio,
me robaron!, monólogos y textículos”. Con esa
faceta lúdica precisamente termina este volumen,
con el monólogo “Ayayay”, en el que emulando a
George Perec,3 y a partir de otro de Atilio Veronelli,
logra un sonoro y divertido monólogo en el que la
única vocal es la letra a.
Ese es Pacho Centeno, un trabajador infatigable
de las palabras, con las cuales ha logrado que su
querida Bucaramanga sea conocida en muchos
países, y a la que ha tenido la osadía de llevar a
los mejores cuenteros de Iberoamérica, al festival
internacional4 que hace doce años se inventó con
Sandra su compañera y cómplice incondicional.

Alberto Sanabria

3
Novelista francés (1936-1982), célebre por sus juegos con las palabras. Escribió La
Disparition (1969) novela en la que prescindió totalmente de la vocal e, luego escribió
Les Reverentes (1972), en donde la única vocal es la e.
4
Festival Iberoamericano de Cuenteros “Abrapalabra”. Se celebra todos los años en
Bucaramanga y otras ciudades colombianas.
Echando el Cuento

Para qué contar cuentos hoy día cuando el


mundo corre vertiginosamente y escuchar un
cuento obliga a detenerse. Quién se quiere
detener. Todos parecen tener prisa, están llegando
tarde a cualquier lugar. Siempre llegan tarde. Un
amigo me saluda: "Hola Pacho, cómo vas…
¿bien?", y ni siquiera se detiene a escuchar mi ‘si’
o mi ‘no’, mucho menos la explicación de mi sino.
Sólo corre porque va llegando tarde a algo, o a
otro al que preguntará lo mismo. Quisiera decirle:
"Oye, para (de parar), detente un minuto, tengo
algo que contarte", pero en sus ojos noto tal
urgencia que creo que el mundo se acabará
pronto y apenas me doy por enterado.
Estamos locos. Este es un mundo de locos y el
tiempo parece no alcanzar. Ni siquiera leemos el
periódico. Vamos tan acelerados que apenas sí
leemos los titulares: guerra más guerra,
corrupción más corrupción, goles más goles, Juan
Pablo quedó de segundo, Juan Pablo murió, Juan
Pablo por fin ganó, Juan Pablo será santo gracias
a Dios y a un milagro que ocurrió en Aguachica 5.
“Oye, detente un minuto, Juan Pablo ganó", le
digo a mi amigo, y este me responde: "Sí, ya lo sé,
y además será el nuevo patrono de Aguachica".
5
A los pocos días de la muerte de Juan Pablo II, una señora de Aguachica, Colombia,
aseguró que éste le había hecho un milagro.
Hace un año, a raíz de mi anterior libro, confesé
en público que narrar cuentos constituye mi
terapia contra la locura y frente a la falta de
credibilidad que me producen los psiquiatras y
psicólogos (con el perdón de mis amigos
psiquiatras y psicólogos). Estos tiempos aciagos
nos han dejado sólo la religión, la psiquiatría y la
psicología para intentar salvarnos. Con la primera
tengo sendos reparos, pues siempre he preferido
la ciencia a la religión, razón por la cual creo que
la famosa manzana de Adán y Eva no se las dio la
serpiente sino que les cayó del árbol, como a
Newton; el mismo de las leyes del movimiento
(velocidad = aceleración x tiempo). Como no
podemos manipular el tiempo, pues éste nos
manipula, entonces aumentamos la aceleración
para que aumente la velocidad y así llegar presto.
Andamos acelerados por la vida, de ahí que se
haga necesaria la psiquiatría y la psicología.
Pero la psiquiatría me aterroriza. No me veo
engullendo cada mañana un cóctel de píldoras
para hacer posible el día y otro en la noche para
mantener el sueño con vida. Con respecto a la
psicología, el otro día fui a donde un psicólogo
quien me pidió que me acostara en el diván y le
contara sobre mi vida; se divertía escuchándome,
y encima tuve que pagarle sesenta mil pesos por
la sesión. Fue la primera vez que pagué por hacer
una presentación. Entonces le dije: "Doctor, no
más; si quiere escucharme tendrá que pagar la
entrada como todos los demás".
Pero no todo está perdido, aún nos queda otra
salida, como dice mi amigo Xavier Puente
Docampo6: "En estos tiempos en los que somos
tan ricos en información, cuando cada mañana
somos instruidos sobre las novedades del
mundo, nos estamos haciendo cada vez más
pobres en historias memorables. Sólo nos queda
el narrador, el heredero de la palabra".
Desde siempre, el narrador ha estado revestido
de la más grande de las autoridades: la autoridad
de haber vivido. Por eso los narradores maduran
con el tiempo. El tiempo les permite ganar una
mayor calidad y credibilidad en su palabra, y, por
supuesto, un mayor reconocimiento de la
comunidad, una mayor autoridad.
Narrar es una experiencia de indagación, un
camino de conocimiento y de búsqueda, no
necesariamente para alcanzar revelaciones, sí
para tratar de entender lo que nos está pasando.
Narramos para ser escuchados, porque hasta
tanto no seamos escuchados nuestra palabra
estará dormida, muerta. Pero una vez que la
palabra se enuncia, dejando sentir su sonoridad y
sentido, también nosotros cobramos sentido o lo
recuperamos. Difícil vivir sin la palabra.
Razón tiene el poeta santandereano Javier Félix
cuando afirma que "la vida es otra cosa cuando la
palabra llega a nuestra vida"; pero no en el
sentido alienador sino en el sentido liberador que
ésta nos prodiga; la libertad de pensar y expresar
nuestras ideas; la libertad de sentir y disentir.
Disiento de aquellos que afirman que “las
palabras se las lleva el viento” hasta tanto no
revelen las coordenadas del lugar a donde el
viento las lleva.
6
Escritor y narrador gallego, Premio Nacional de Literatura en España (1995).
Particularmente, narrar historias me cura de la
impotencia que asiduamente padezco cuando al
salir a la calle percibo que las cosas siguen igual,
o están peor de lo que deseara, contradiciendo las
encuestas de los medios de in–comunicación y las
estadísticas del DANE 7 con las cuales muchos
duermen tranquilos y esperanzados. ¡Ay de
aquellos cuya esperanza consiste en que la
inflación se mantenga en un dígito porcentual! ¡Ay
de aquellos cuyo mayor anhelo es poder bañarse
en las playas del Rodadero, las próximas
vacaciones, y regresar sanos y salvos a su casa!
¡Pobres!
Narrar historias también es darle voz a los que
no la tienen, lo cual constituye una terapia en
doble sentido. En un sentido el narrador se libera
a través de la historia que cuenta, y, en el otro, el
público (lector) se libera al hallar que la historia
del narrador es su propia historia. Lo deduje a raíz
del cuento ‘¡Auxilio, me robaron!’, de mi
espectáculo ‘Textículos’, una historia de pérdida y
menoscabo, en la que narro los acontecimientos
que rodearon el robo de 17 pinos de mi antejardín
y mi empeño por recuperarlos a través del
sistema de justicia colombiano. Cada vez que
cuento esta historia, cuatro o cinco personas del
público se me acercan al final del espectáculo a
contarme la suya. Incluso, alguien me contó que a
él también le robaron unos pinos de su antejardín.
No eran tantos, pero eran pinos; lo que me llevó a
pensar: ¿No estaremos acaso ante un nuevo cartel
delincuencial: el Cartel del Pino?
7
Departamento encargado de las estadísticas oficiales en Colombia. El único que cree
en sus cifras es el gobierno.
En fin, este desvarío, desprendido de
pretensiones literarias, es mi pretexto (en el
sentido literal: pre–texto) para invitarlos a festejar
el acontecimiento de narrar historias y este nuevo
libro de mi cosecha personal.

Pacho Centeno
EL HORROSCOPO
Si usted nació en un día como hoy, recuerde
que "no hay mal que dure cien años ni cuerpo que
lo resista". Tómeselo con calma; no se levante
temprano; total hoy es su cumpleaños; y como
dijera Dios: "Si al que madruga Dios le ayuda, a
mí quién ‘carajos’ me va a ayudar".

Aries

El Tarot de los Aries les recomienda la palabra


Continuar, la cual deberán interpretar en este
preciso momento respondiendo la siguiente
pregunta: ¿Quiero continuar leyendo este Tarot?...
Si la respuesta es positiva usted puede llegar a
ser como muchos Aries famosos que se
empecinaron en continuar: Mariah Carey dijo sí
hasta que Luis Miguel dijo no; Charles Chaplin dijo
sí y pasó a la historia del cine como ninguno;
Vincent Van Gogh dijo sí y se cortó "La oreja de
Van Gogh"; el mago Houdini dijo sí y murió
haciendo uno de sus famosos trucos.
Los Aries se caracterizan por tener poderes
ocultos, llevar a cabo todo lo que se proponen y
dominar a los que lo rodean; de ahí que Steven
Seagal (Aries) sea capaz de pelear al mismo
tiempo con treinta ninjas y dominarlos a todos.
Los Aries siempre quieren ganar; perder o
empatar no está dentro de sus planes (no sé qué
espera la Federación de Fútbol para contratar un
Aries como entrenador de la Selección Colombia).
Según los ‘tarotistas’, sólo un Aries podrá vencer
a nuestro presidente en su pretensión de
reelegirse en el cargo.
Dos paradojas marcan este signo: la primera,
que su principal defecto es que les gusta empezar
proyectos y que otros se los terminen, lo cual
explica que Leonardo Da Vinci haya sido un Aries
consumado. La segunda, que los Aries son
compatibles con los Sagitarios y no con los Libra,
que en cambio sí son compatibles con los Aries.
Me explico: Jean Claude Van Damme (Libra) es
compatible con Steven Seagal (Aries), pero Seagal
(Aries) no lo es con Van Damme (Libra) sino con
Bruce Lee (Sagitario); aunque los tres sean
compatibles con andar dándole patadas a la vida.

Tauro

Para los nacidos bajo este signo, el Tarot les


exhorta la palabra Prudencia, la misma que no
tuvo Hitler cuando decidió borrar a los judíos de la
faz de la tierra. Si hubiese sido prudente, hoy
Alemania sería mucho más rica de lo que es. Y
todo por la imprudencia de este Tauro. Pero es
más fácil pedirle "peras a un olmo" que prudencia
a un Tauro, cuyo símbolo es el toro.
Los Tauro tienen fama de testarudos, mundanos
y charlatanes (¡charlatanes!, cuándo se ha visto
un toro parlante). Los ‘tarotarólogos’ los
consideran leales (a los Tauro, porque los toros no
creen en el dicho "cada toro con su vaca").
También dicen que son cariñosos y de buen
carácter (los Tauro, porque los toros ni lo uno ni lo
otro, sino pregúntenle a César Rincón por los
últimos que le han tocado; hace unos meses, uno
intentó acariciarle el rostro y por poco le acaricia
la femoral). Pero así como son leales con sus
amigos son implacables con sus enemigos,
malgeniados e irascibles; con facilidad se les
despierta la ira (a los toros y también a los Tauro).
Entre los Tauro más famosos están Ortega y
Gasset (ambos Tauro y filósofos), Maquiavelo,
William Shakespeare, Salvador Dalí, Sigmund
Freud, Isabel La Católica, Catalina La Grande,
Carmenza La Buena...
Están regidos por Venus y son compatibles con
los Libra; ejemplo: mi mujer (Tauro) / yo (Libra).

Géminis

Para los Géminis, el Tarot les presenta la


palabra Recordar, lo que nos recuerda que estos
tienen personalidades dobles (seguro que Dr. Jekill
era Géminis, o ¿sería Mr. Hyde?). Aunque por otra
parte suelen ser cariñosos y generosos, así como
corteses y atentos; se preocupan por lo pobres y
sienten lástima por los que sufren; además, son
muy hábiles con las manos, sufren de ansiedad y
no siempre saben qué es lo que quieren hacer
exactamente; a menudo se engañan y engañan a
los demás (lo dicho, como Dr. Jekill y Mr. Hyde).
Los ‘tarotólogos’ afirman que “se quejan más
que un ‘costalado’8 de gallinas". En Colombia son
liberales oficialistas, en Estados Unidos son
demócratas y en Venezuela se les puede
encontrar en la Plaza Altamira. A los nacidos bajo
este signo el Tarot les recomienda ejercer la
paciencia y el silencio, o, en su defecto, aceptar
una embajada en los Estados Unidos o Europa. Los
Géminis colombianos más famosos son: Noemí
Sanín, Horacio Serpa, Andrés Pastrana, Yidis
Arenas, Carlos Náder, Alberto Santofimio y hasta
el buenazo de Sabas.
Los Géminis son divertidos, sociales,
dominantes, protectores, cautelosos con el dinero,
hábiles para expresarse, ocurrentes y listos (la
lista no me deja mentir). Los rige Mercurio, por lo
que hay que tener cuidado con ellos; más aún
cuando son compatibles sólo consigo mismos o
con el monstruo que llevan dentro.

Cáncer

Juro que intenté evadir el chiste aquel que se


hace sobre los Cáncer de que las cosas no van
bien, pero mi fuente ‘tarotística’ les entrega para
esta semana la palabra Retirarse. Además agrega:
"Tu vida se halla ante un cambio fundamental... Tu
Tarot te recomienda no forzar aquellas situaciones
que ya han llegado a un punto de no retorno... No
insistas más en las cosas del pasado que ya no
vale la pena conservar. A cambio de eso es mejor
recuperar la fe y tratar de recomponer tu estado
8
Medida de volumen, muy colombiana, equivalente al número de cosas que caben
adentro de un costal o saco.
de ánimo. Sigue en la lucha...", y lo dejo ahí
porque ya me parece extremadamente cruel.
Entre los Cáncer más famosos están:
Rembrandt, Enrique VIII, Julio César, Ernest
Hemingway, Nicolás Guillén y Frida Kahlo; todos
ellos ya fallecidos. George W. Bush también es
Cáncer, de ahí su talante letal.

Leo

Ponte en equilibrio, te recomienda tu Tarot; así


que no lo medites tanto y toma ese curso de
meditación que te trasnocha o uno de auto ayuda,
o, en su defecto, léete ‘El Catecismo del Padre
Astete’ (se recomienda la edición original con
preguntas y respuestas).
Los Leo no son confiables ni fieles (basta ver los
especiales de la National Geographic, donde se
les puede hallar con varias Leas al mismo tiempo).
No aceptan conceptos de otros, de ahí que se
crean ‘los reyes de la selva’. Tienen una gran
intuición natural; de cada diez veces que se hacen
un juicio sobre los demás, por lo menos aciertan
en ocho. Cuando se forman una opinión
equivocada de alguien es mejor dejarlos disfrutar
de ella. Según la National Geographic de cada
diez cebras que el Leo cree estarse comiendo, dos
son ñus hembras, pero nadie lo puede convencer
de lo contrario; igual se las come.
Los Leo no son muy amigos del Tarot, lo cual
explica lo que el Tarot dice de ellos: "Son
intrigantes, mentirosos, astutos, extravagantes,
ególatras, ostentosos, jugadores, tramposos, &
%*#+@s...", y otras cosas peores que por pudor
no puedo reproducir (con razón les recomiendan
leer al Padre Astete). Además prestan cosas
compulsivamente. ¡Señores Leo, es hora de que
devuelvan todos los libros, CDs y DVDs que les
hemos prestado los de los demás signos! ¡No sean
tan Leos!
El Tarot les recomienda "mejorar su egoísmo
para progresar". No hagan caso; porque si así ya
son, cómo será si mejoran su egoísmo. Los Leo
son enérgicos y autoritarios, además necesitan
ser en todo momento el centro de atención. Son
líderes por naturaleza, aunque sucumben
fácilmente a las alabanzas. Los Leo más famosos
son: Napoleón Bonaparte, Benito Mussolini, Simón
Bolívar, y, por supuesto, Hugo Chávez... El
presidente Uribe es Cáncer, igual que George W.
Bush.

Virgo

No lo digo yo, lo dice el Tarot: "La palabra


sugerida para los Virgo es Generosidad",
especialmente para las Virgo. ¡Ya está bien de
tanta tacañería! Sé generosa y no incurras en
egoísmos, sobre todo con aquella persona que
está más cerca de ti y que ahora te necesita; esta
persona mañana puede ser muy significativa en
tu vida; seguramente el padre de tu primer hijo.
Recuerda que eres dueña de tus actos, además ya
tienes 35 años, ¡qué esperas!
Según los ‘taraumólogos’, son ordenados,
metódicos, generosos, diligentes y discretos. Los
Virgo nunca divulgan su vida privada ni sus
secretos (mucho menos que son Virgo). Les gusta
cuidarse y le dan gran importancia a la salud y a
la higiene (razones por las cuales son Virgo). Se
desaniman fácilmente cuando no logran lo que
desean (ídem). Les gusta hacer bien su trabajo
antes que recibir elogios (así que ni se le ocurra
decirles: ¡qué bien, eres Virgo!). Aunque al final
sucumban al cambio y muden de signo: "Yo era
Virgo, pero lo dejé".
Greta Garbo fue Virgo hasta que llegó a
Hollywood; la Reina Isabel I de Inglaterra era Virgo
hasta que conoció a Felipe II (aunque Felipe I lo
desmienta); Michael Jackson era Virgo y era negro.
Los Virgo son compatibles con los Sagitario;
ejemplo: Michael Jackson / Woody Allen; y ambos
son compatibles con los niños (Woody se fugó con
su hijastra tailandesa de catorce años).

Libra

El Tarot de los Libra les sugiere la palabra


Libertad, la cual deberán interpretar de acuerdo a
su actual condición. Si están en prisión es una
semana ideal para una fuga masiva; si son
casados para plantear el divorcio tan anhelado; si
son libres la palabra a seguir es Libertinaje. Los
Libra son seres equilibrados, por eso es casi
imposible hallar un Libra que apoye la reelección
presidencial o pertenezca a la guerrilla o a algún
grupo paramilitar (es posible hallarlos que apoyen
la reelección y hayan pertenecido a la guerrilla o a
un grupo paramilitar).
Se creen jueces; les encanta hacer justicia por
su propia mano. Dicen que el Rey Salomón era
Libra, por eso cuando le llevaron el niño que se
disputaban las dos madres no vaciló en proponer
partirlo por la mitad; el niño pesaba seis libras;
"tres para cada una", se le oyó decir.
Los Libra suelen ser grandes artistas, a
excepción de Julio Iglesias. Los Libra son
extremadamente generosos, a excepción de
Margaret Thatcher que no quiso devolverles Las
Malvinas a los argentinos. Los Libra son tímidos, a
excepción de Oscar Wilde quien no dudó en
declarar públicamente su homosexualidad en el
siglo XIX. Los hombres Libra son encantadores, de
ahí que la mayoría de encantadores de serpientes
pertenezcan a este signo. En cambio, las mujeres
Libra son descuidadas en asuntos financieros
(nunca contrate una Libra para gerenciar un
banco). Sus vidas las rige el planeta Venus y su
piedra preferida es el diamante, especialmente de
las mujeres Libra; pero como son tan descuidadas
nadie se los regala. Son compatibles con los Aries;
ejemplo: Oscar Wilde (Libra) / Miguel Bosé (Aries).

Escorpión

El Tarot les recomienda la palabra Cautela;


aunque viéndolo bien, la cautela la debe tener
quien se meta con un Escorpión; porque según el
Tarot son más peligrosos que un escorpión en una
media. Son irascibles, celosos, apasionados y
rencorosos. Un Escorpión nunca olvida un desaire
o una afrenta, razón por la cual los ‘tarotologistas’
lo consideran un signo extremista (de ahí que se
asegure en las altas esferas de la inteligencia
colombiana que todos los comandantes
guerrilleros pertenecen a este signo).
También dicen los ‘tarotmólogos’ que los
Escorpiones se preocupan sólo por sus asuntos
personales y nunca por los de los demás (de ahí
que se resistan tanto a un acuerdo humanitario);
además, que son aficionados al autoengaño (de
ahí que persistan en sus viejas ideas políticas).
Algunas personas de otros signos insisten en
someterlos, incluso en tenerlos como mascotas. Al
respecto, recomienda la página del Escorpión
(www.elescorpión.com): "Manipúlelo con cuidado,
gane su confianza y por último métalo en un
programa de reinserción hasta convertirlo en un
Virgo". Son compatibles con los alacranes, las
arañas, las tarántulas, las serpientes cascabel y
otros bichos peligrosos.

Sagitario

La palabra clave para los Sagitarios es


Entusiasmo, lo que me lleva casi a asegurar que
este es el signo que rige a Jorge Barón 9. Los
Sagitario son perseverantes y dados a "ir con su
música a otra parte". Los ‘tarotmunólogos’
afirman que los Sagitario nacen ocupados y se
mantienen así toda la vida (apenas nace un
Sagitario sus padres lo ponen a trabajar); por eso
se afirma que ningún Sagitario contribuye a la
tasa de desempleo nacional. Son emprendedores,
progresistas, visionarios y nunca se meten en las
cosas de los demás.

9
Presentador de la televisión colombiana, famoso por los show musicales que hace en
apartados rincones del país. Sus expresiones preferidas son “entusiasmo”, “alegría”, y
“aguita pa´mi gente”.
Por otra parte, los Sagitario son malgeniados,
combativos y poco diplomáticos (de ahí que sea
casi imposible hallarlos en alguna embajada o
consulado). Si quiere tener un enemigo para toda
la vida, el mejor será siempre un Sagitario. Walt
Disney era Sagitario, lo cual explica su rivalidad
con Warner Bros.

Capricornio

Si quiere tener un amigo para toda la vida, el


mejor será siempre un Capricornio. Son buenos
por naturaleza: Elvis Presley era bueno cantando,
Mohammed Alí era bueno peleando, Edgar Alan
Poe era bueno escribiendo, Cezanne era bueno
pintando, Isaac Newton era físicamente bueno,
Juana de Arco estaba buena (al menos en la
versión cinematográfica), Richard Nixon era bueno
con los escándalos y malo con los vietnamitas y
camboyanos.
Los ‘tarotautistas’ los consideran responsables
y prudentes (a excepción de Nixon); también
sostienen que para los Capricornio una promesa
es algo sagrado que hay que cumplir (Nixon
prometió invadir Camboya y lo hizo). Son
compatibles con los Tauro; ejemplo: Nixon /
Maquiavelo.

Acuario

¡Cuidado Acuario que tienes el agua hasta el


cuello! Tu Tarot te recomienda la palabra Control,
sobre todo si el nivel sigue subiendo. Los nacidos
bajo este signo son benévolos, honrados, nobles y
de buen gusto (antes que una coca-cola, el
Acuariano prefiere un vaso de agua recién sacado
del acuario). No es posible engañarlos con
facilidad. Si alguien le dice a un Acuariano que la
piscina no es profunda, él se tomará el trabajo de
medirla antes de darse un chapuzón. Los
‘tarotlólogos’ los describen como los seres más
fuertes, pero también como los más débiles (sería
conveniente ponerse de acuerdo, amigos
‘tarotmistas’). Los Acuarios más famosos están en
Miami; en Islas del Rosario (Cartagena) hay uno
muy bueno.

Piscis

¡Suerte!, dice el Tarot para los Piscis. Y es que


se aproxima la temporada de pesca, lo que los
pone en peligro. Si un Piscis busca protección,
seguridad y comida gratis lo mejor es que se
busque un Acuario, así no sean compatibles según
los ‘tarotmaquios’. El mejor lugar para un Piscis y
sus Piscicitos no necesariamente es una Piscina
(recuerden los efectos nocivos del cloro). Los
Piscis suelen ser tímidos, por eso es casi imposible
ver a un Piscis ‘escamoso’, aunque si se le
provoca tiende a mostrar sus agallas. Su lema
preferido es: "El Piscis siempre muere por la
boca". Son compatibles con los Capricornio, con
los cuales tienden a compartir el mismo hábitat.
La profesión preferida por los Piscis es la
Piscicultura. Cuando un Piscis se ha tomado más
de cinco Piscos le dan ganas de hacer Pis.
SI QUIERE VIVIR A COLOMBIA,
VIAJE POR ELLA
Como tengo la fortuna, por mi trabajo, de viajar
habitualmente al exterior, decidí para mis
vacaciones de final de año hacerle caso a la
invitación del gobierno a “vivir a Colombia y viajar
por ella”10, específicamente por la costa norte, ‘la
Meca turística’ de los ‘cachacos’11 clase media
hacia bajo.
No obstante, que las cifras macroeconómicas y
las declaraciones de los grandes empresarios
nacionales presentaron un balance favorable del
año (muy favorable para no caer en
exageraciones, exceptuando la agricultura, las
exportaciones y las ventas ambulantes), para un
escritor y cuentero como yo el balance no le
permitiría siquiera pensar en un plan ‘Decamerón
todo incluido’, así sea sólo por tres días y cuatro
noches, tiempo mínimo para hacer unas buenas
fotografías que sienten el precedente en la
historia familiar de que este año sí tuvimos
vacaciones. Por tal razón opté por el popular plan
“turismo de visitas”. Es decir, tomé la agenda
personal y, con dos semanas de anticipación, les
avisé a mis amigos y familiares ‘chéveres’ 12 que
10
“Vive Colombia, viaja por ella”: eslogan de la campaña gubernamental para
incentivar el turismo nacional.
11
Así llaman los costeños del norte a los que no son de allí.
12
Expresión muy colombiana y difícil de traducir. Para que se hagan una idea, alguien
chévere es exactamente alguien que practica la ‘cheveridad’.
viven en las ciudades costeras que iría a
visitarlos. Todos se mostraron complacidos,
especialmente por el detalle de haberlos llamado
con suficiente tiempo para prepararse. Así que
reacomodaron sus enseres, desempolvaron las
colchonetas guardadas desde la última visita
inesperada, pidieron prestadas dos almohadas al
vecino, lavaron la olla grande que casi nunca
usan, y se aprovisionaron de una buena cantidad
de arroz y espaguetis, la comida ideal para recibir
visitas sin que mengue considerablemente el
presupuesto familiar. Hay quienes optan por este
plan y sólo se dignan en avisar cuando están a 10
kilómetros del destino, lo cual constituye una
verdadera ‘sorpresa’ para los obligados
anfitriones.
No hay nada como viajar en automóvil y
detenerse a comer donde uno quiere, y no donde
le regalan el almuerzo al ‘señor conductor’ del
autobús. No comparto la teoría que dice que
donde meriendan los chóferes de autobús es
donde mejor preparan la comida por la carretera,
pues dudo que estos tengan refinados
conocimientos de gastronomía. Tampoco de buen
cine ni de buena música. Odio viajar en autobús
especialmente por las películas y la música que
colocan los chóferes, al punto que estoy casi
convencido que son las causantes del 99% de los
mareos que sufren los pasajeros. Cualquiera se
marea escuchando diez horas de vallenato
alternados con las consabidas cintas de Jackie
Chan, Steven Seagal y Jean Claude Van Damme.
Así que decidimos viajar en nuestro propio
vehículo y hacer un pacto musical entre los
miembros de la familia para hacer soportable el
largo viaje: una hora de RBD (‘Rebelde’) para mi
hija adolescente, una hora de ‘música para
planchar’13 para mi mujer, una hora de música
brasilera para el suscrito, en tanto que mi hijo de
cuatro años se decidió por Joaquín Sabina y Fito
Páez (cosas de niños).
Una cosa que debemos reconocerle al gobierno
colombiano es la seguridad que brinda a los
viajeros en las carreteras, especialmente en época
de vacaciones y en lo que tiene que ver con el
orden público. Al menos una veintena de retenes
policiales y militares adornaron la vía a nuestro
paso, recordándonos que paseábamos por un país
en guerra. Un par de requisas, un par de
preguntas, incluso en un par de ellos nos pidieron
una colaboración de Navidad para los pobres
soldados de la patria, lo cual hallé improcedente
pues me encuentro al día con mis impuestos.
Pero, el espíritu navideño doblegó mi ejercicio de
la ciudadanía que se sintió también de
vacaciones. Se nota que el Estado no ahorra
esfuerzos por demostrarnos las bondades de la
‘seguridad democrática’. En cambio, donde si
ahorra esfuerzos es en el mantenimiento de las
vías y la señalización de las carreteras. Sufrimos
un par de pinchazos en el trayecto Bucaramanga-
Barranquilla por culpa de severos huecos capaces
de matar a un novel cantante de vallenatos (Kaleh
Morales)14. Afortunadamente mantengo cierta

13
Aclaro que, no obstante gustarle esa música, mi mujer no plancha ni unos
calzoncillos.
14
Joven cantante de vallenatos quien murió en un accidente de carretera por culpa de
un hueco.
distancia con el vallenato novel, no así con el de
antaño, lo que creo nos salvó la vida.
Si van a Barranquilla por la Troncal del
Magdalena, planeen con sumo cuidado pasar por
Santa Marta a eso de las cinco de la tarde, pues el
paisaje que ofrece la carretera que une a estas
dos ciudades colombianas es de otro mundo. A
lado y lado de la vía se encuentra la ciénaga que
juguetea con el mar a intercambiar fluidos
corporales dulces y salobres. En ese lugar, y a esa
hora, es posible ver al sol y la luna casi al alcance
de la mano, burlándose de los mejores pintores
paisajistas de todos los tiempos. Un platillo
exquisito de formas y colores que hace dudar de
sus creencias hasta al más acérrimo ateo sobre la
faz de la tierra.
También fue exquisito el platillo que se dieron
con nosotros los mosquitos y zancudos en el peaje
de Ciénaga. No hay peaje o resalto en las
carreteras de la costa donde no haya un enjambre
de vendedores ambulantes ofreciendo desde la
típica ‘arepaehuevo’15 hasta la internacional ‘coca-
cola’; por tal motivo, los viajeros optan por subir
los vidrios del vehículo, y sólo bajarlos al
momento de pagar el peaje frente a la respectiva
caseta. Lo que no saben los viajeros es que en ese
peaje, el de Ciénaga, los mosquitos se saben el
truco, y aguardan el momento propicio para
colarse adentro del vehículo y darse un banquete
de sangre de ‘cachaco’.
Luego de diez horas, incluidas las paradas en
‘pits’ para la reposición de llantas, por fin
15
Según los costeños, plato insigne de la gastronomía nacional. Como su nombre lo
indica, consiste en una arepa de maíz con un huevo frito adentro.
llegamos a la ‘arenosa’, la Barranquilla del Atlético
Junior de Barranquilla, la casa de la Selección
Colombia de fútbol; una ciudad ‘bochinchosa’,
pero con cierto e innegable encanto. La misma
que le supo robar a sus moradores y visitantes la
majestuosa vista del río Magdalena.
A lo largo de la famosa Vía 40, que corre
paralela al principal río de la patria, se asentaron,
con el tiempo y con el beneplácito de sus
gobernantes, un incontable número de fábricas y
empresas, cada una con su puerto privado
debidamente salvaguardado con muros que
impiden al visitante y al morador contemplar la
llegada de ‘La Magdalena’ a su predestinado
encuentro con el mar; allá en el tan renombrado
‘Bocas de Ceniza’. Sólo al final de la Vía 40 es
posible adentrarse en un barriecito pobre y
tugururial llamado ‘Las Flores’ para presenciar la
caída natural del río en el océano.
Fue en la escuela donde oí por primera vez
nombrar a ‘Bocas de Ceniza’, y desde ese
entonces me hice a la idea de un lugar especial
donde el país despedía con honores a cada
molécula de agua que hace parte del río, en
muestra de agradecimiento por los servicios
prestados a la patria. Pero a cambio hallé un lugar
de infinita miseria y abandono; como dice el
dicho: “Mal paga el diablo a quien bien le sirve”.
El atractivo principal de este recorrido es ver la
llegada del río a su destino final. Para hacerlo hay
que salir del barriecito y dirigirse hasta el extremo
de un atolón artificial construido hace muchos
años por un visionario extranjero que se enamoró
ineluctablemente de nuestro país. “Deben tomar
el servicio de tren que prestan los moradores del
barriecito”, nos informó nuestro anfitrión
barranquillero. Sin embargo, lo que encontramos
no fue propiamente un tren sino un artefacto
extraño, mezcla entre una carretilla de vender
sombreros de feria y una máquina de hacer
algodón de dulce. Aquel adminículo, carente de
las más mínimas condiciones de comodidad y
seguridad, nos transportó hasta la mitad del
atolón, a pesar de las protestas de nuestras
coyunturas y riñones, sin mencionar los reproches
que de esta experiencia hiciera nuestra columna
vertebral. Una treintena de personas, además de
un corral para bebé, una silla mecedora, un
platillero venido a menos, un juego de ollas con
sopa y arroz incluidos, así como unas cuantas
cajas de cerveza y gaseosa, hicimos tránsito por
aquellos rieles oxidados al tiempo que éramos
saludados por enjambres de mosquitos,
saltamontes y mariposas amarillas que me
hicieron recordar a ‘Mauricio Babilonia’, el
personaje de ‘Cien años de soledad’. La otra
mitad del atolón lo recorrimos a pie, sacándole el
pie a los enormes huecos que, por el tiempo y el
desinterés oficial, las olas han ido haciendo sobre
la construcción de tan representativo lugar.
Aunque hay que reconocer que ninguno de estos
huecos es siquiera comparable a los que abundan
en las calles de mi ciudad. El paisaje que ofrece
tan memorable encuentro entre estos dos colosos
hídricos es de tal magnitud y belleza, que todas
las vicisitudes negativas del viaje son olvidadas
rápidamente, y sólo vueltas a recordar cuando el
visitante emprende el camino de regreso en el
mismo artefacto, por supuesto.
Otro de los atractivos de Barranquilla, además
del emblemático barrio El Prado, es el bien
cuidado zoológico en donde se pueden apreciar
un buen número de especies nativas, y otras
nativas de otros lugares. Aunque los zoológicos
me deprimen, pues aunque la jaula sea de oro y
de buen tamaño no deja de ser prisión, quienes lo
mantienen se esfuerzan por brindarle a los
cautivos un cierto grado de simulación de su
hábitat natural. El chimpancé, por ejemplo, se
enternecía con un osito de peluche que le trajo
‘papá Noel’ en la última Navidad. La chimpancé,
por su parte, miraba a su compañero de jaula con
desprecio al tiempo que añoraba a los machos
dominantes de la manada de donde fuera
arrebatada por algún dueño de circo o cazador
furtivo.
Por quien sentí mucha pena fue por el solitario
elefante que se paseaba de un lado a otro de su
encierro, como queriendo huirle al lente de las
cámaras de los turistas que carecen de ‘Animal
Planet’ o ‘Discovery Channel’ en su paquete de TV
Cable. Alguien nos contó que un día el elefante
tumbó uno de los muros del zoológico, y salió a
las calles de Barranquilla en busca de su elefanta,
pero lo único que encontró dispuesta fue una
camioneta 4x4, color gris, marca ‘Ford’, que se
hallaba estacionada a las afueras del zoológico.
De la inevitable unión de estas dos especies
dispares, nació a los pocos meses una bella, pero
extraña ‘fordlefantita’: una camioneta más alta
que su mamá, también de color gris, y con
colmillos a manera de ‘bomper’16.
Entre otras muchas especies que se pueden ver
en el zoológico de Barranquilla están el oso de
anteojos que usa anteojos para sol, la anaconda
sin su anacondo, el gavilán sin su gavilana, el
águila arpía sin su ‘arpío’, la danta sin su Dante, la
nutria desnutrida, un desconcertado manatí en
una piscina de 8x8 metros, un león y cuatro
leonas que rugen con acento costeño, dos
hombres–caimán17, dos osos hormigueros que
recorren la jaula como si fueran caballos del circo
cíngaro, cinco guacamayas, una multitud de
monos de variadas especies, una marimonda 18 a
la que le dan permiso de salir del zoológico
cuando llega el carnaval, una vaca de mirada
triste, y cinco cabras locas. Pero a quien no vi en
ninguna de las jaulas (hábitat), ni siquiera libre
caminado por los senderos del zoológico, fue al
burro, símbolo indiscutible de la fauna de esta
bella región colombiana. Definitivamente “mal
paga el diablo a quien bien le sirve”. Aunque otra
cosa asegura el león, quien me dijo: “Eche, esa
vaina no es cierta. Esta mañana vi a un burro
metido en mi jaula; pregúntale a las leonas que
estaban jugando con él”.
Si algún día van a Barranquilla no dejen de ir a
‘La Troja’, donde se puede escuchar la mejor salsa
del mundo. Es más, si no quieren ir a ‘La Troja’ de
todas maneras van a escuchar la mejor salsa del
16
Así llamamos en Colombia al ‘parafangos’ o ‘parachoques’ de los vehículos. También
lo llamamos ‘defensa’, pues en nuestro país se conduce de manera defensiva.
17
Animal mitológico originario de la costa Atlántica colombiana; más famoso que Juan
Valdez, El Yeti y Pie Grande con sus dos pies juntos.
18
Una vaina rara. Sólo se deja ver en el zoológico y en el Carnaval de Barranquilla.
mundo a diez manzanas a la redonda de este
sitio, pues el VOLUMEN que le ponen a la música
hay que escribirlo definitivamente con
MAYÚCULAS. Gracias a ‘La Troja’ pude recordar las
viejas épocas de mi vida en que hacía pantomima,
único lenguaje que se puede usar allí para
comunicarse con los amigos y meseros.
Pero tampoco dejen de ir a ‘Caño Dulce’, una
playa tranquila que queda por la ‘Vía al Mar’. No
se preocupen si no ven la señalización que está
justo a la entrada del ramal que conduce a este
paraíso (lo que obliga a frenar en seco el
automóvil), pues allí habrán al menos veinte
muchachos agitando sus trapos rojos, y
vociferando en lenguaje costeño algo así como:
“Qué se le ofrece patrón”. Uno de ellos lo
escoltará desde la ‘Vía al Mar’ hasta la misma
playa, que queda al menos un kilómetro adentro,
corriendo descalzo delante del carro, sobre un
camino hirviente y pedregoso; una manera
exageradamente digna de ganarse dos mil pesitos
para llevar algo de comida a la casa, allá en el
barriecito ‘Las Flores’ donde muere el río
Magdalena y la esperanza de los pobres de
Barranquilla.
La segunda etapa de las vacaciones la acaparó
la simbólica Cartagena de Indias, lugar que ha
visto transitar por sus calles a las más grandes
personalidades de la cultura y la política
internacional hispanoamericana. También a G.W.
Bush.
Una cosa fue la Cartagena que conoció Bill
Clinton19 y otra muy distinta la que quedó luego
de que partiera con su saxofón a otra parte. Si
existe un verdadero apostolado en el corazón de
los colombianos éste definitivamente debería ser
la defensa de Cartagena, incluidas sus murallas,
incapaces de defenderse por sí solas. Existen
muchas Cartagenas adentro de Cartagena. La
más conocida es la del turismo en Bocagrande y
El Laguito, con visita obligada a las Islas del
Rosario y la ciudad vieja. Esta Cartagena se
mantiene con cierta progresiva decadencia,
gracias a la cual acceder a ella no es un sueño
irrealizable para el colombiano promedio. Hoy es
posible conseguir una habitación por 30 mil en
Bocagrande, aprovisionarse de refrescos en un
supermercado y sentarse todo el día bajo el sol
del Caribe a defenderse del embate de una
multitud de vendedores ambulantes que intentan
vendernos desde un collar de conchas hasta un
cóctel de ostras en su concha.
“Agua, cerveza, gaseosaaaaa”… “No señor,
gracias”... “Las trencitas”… “No señora, gracias”…
“Aguaecocooooo”… “No señor, gracias”… “El
masaje relajante”… “No señora, gracias”… “La
gafa, la gafa, la gafa, la gafaaaaa”… “No señor,
gracias”… “Al mango bicheeeee”… “No señora,
gracias”… “Pescao frescooooo”… “No señor,
gracias”… “¿Le tocamos un vallenato?”… “No
señores, gracias”.20 Pobres vendedores. Un día de
19
Cuando Clinton visitó a Cartagena, la gente se decepcionó porque no trajo a Mónica
Lewinski en la comitiva. Como siempre, nos dejó ‘mamando’.
20
‘Gaseosaaaaa’: gaseosa. ‘Las trencitas’: las trenzas para el cabello.
‘Aguaecocooooo’: agua de coco en su propio coco. ‘La gafaaaaa’: los anteojos para el
sol. ‘Mango biche’: mango verde. ‘Pescao frescooooo’: pescado fresco.
estos los cartageneros se van a cansar del “no
señor, gracias” de los turistas tacaños y van a
montar retenes a la entrada de Cartagena para
decirle a los ‘cachacos’: “No señores, gracias”.
La segunda Cartagena es la del Reinado
Nacional de la Silicona y el Bisturí, una vergüenza
frente a la pobreza que pulula afuera de los
escenarios del certamen. Niñas lindas que
ayudarán a construir cinco escuelas en algún
lugar del país, y a perpetuar la monarquía vitalicia
del rey Raymundo I21.
¿A dónde va a parar el dinero de la industria
turística más prominente de Colombia?
Definitivamente no es a satisfacer las necesidades
básicas de los cartageneros. Cartagena es una
bomba de tiempo a punto de estallar. Cada año
los ‘cachacos’ emprendemos largos viajes para
darnos un chapuzón en sus contaminadas aguas,
con la convicción de que la sal de mar lo mata
todo. Detrás de los lugares turísticos pervive una
ciudad que se ahoga en la basura, el desempleo y
la inseguridad. La corrupción ha llegado a tales
extremos que más del 40% de quienes votaron en
las pasadas elecciones para alcalde prefirieron
hacerlo en blanco. A pesar de ello ganó el
candidato acusado de regalar ventiladores.
Aunque este hecho constituyó noticia nacional,
hoy, gracias a estos aparatos, el olor
nauseabundo del proceso se esparció sin dejar la
menor traza en la frágil memoria de los
colombianos.

21
El director del Reinado Nacional de la Belleza, quien debía llamarse mejor
Reymundo.
La última parada de nuestro periplo vacacional
se la asignamos a Montería, una ciudad con pocos
encantos, entre los que se destacan ver caminar
por sus calles al presidente sin excesivo
despliegue de guardaespaldas, o visitar el
palacete del ‘ex-jefe’ paramilitar Salvatore
Mancuso en el más exclusivo sector residencial de
la ciudad. También un singular y extraordinario
malecón construido a lo largo del río Sinú capaz
de sonrojar al más negro de los negros
barranquilleros y su vergonzosa colección de
puertos privados junto a la Vía 40, sobre el río
Magdalena.
Nos costó trabajo ubicar a Montería porque,
como ya lo dije, el gobierno ahorra esfuerzos en la
señalización de las carreteras. Para llegar a
Montería hay que saber que ésta se halla sobre la
vía a Ciénaga de Oro, y no sobre la vía a Medellín.
Pero como no está señalizada la desviación a
Montería sino la de Ciénaga de Oro, usted pasará
de largo convencido de que pronto se asomará en
el camino. Sólo una hora después usted se
detendrá a preguntar si falta mucho para llegar a
Montería; entonces le dirán que se ha pasado, y
que está a punto de llegar a Medellín. En ese
momento usted tiene dos opciones: regresar a
buscar la desviación y el camino a Montería, o
caerle ‘de sorpresa’ a alguno de sus amigos
‘paisas’22 con tres libras de fríjoles a manera de
presente.
Si quiere “vivir a Colombia, viaje por ella”.
22
Llámese así a todos los nacidos en el ‘país paisa’, es decir, oriundos de Antioquia,
Caldas, Quindío, Risaralda, norte del Valle y occidente del Tolima. También a los hijos
de los ‘paisas’ que han nacido por fuera del ‘pais paisa’, pues un ‘paisa’ seguirá siendo
‘paisa’ así haya nacido en N.Y.
AUXILIO,
NO LLAMEN A LA POLICÍA
El año pasado estuve realizando una serie de
presentaciones artísticas en Bogotá. A la semana
siguiente tenía programado viajar a Ciudad de
México para participar en un festival internacional
de oralidad y estaba pendiente de noticias de los
organizadores sobre el asunto de mi visa, la cual
estaba siendo tramitada desde el país ‘manito’;
por tal motivo consulté el correo electrónico en
donde hallé un mensaje en el que me pedían
presentarme de manera inmediata en la
embajada mexicana para reclamarla.
Desafortunadamente no tuve la precaución de
llevar conmigo el pasaporte sin el cual era
imposible hacerlo; razón por la cual tuve que
pedirle a mi secretaria que me lo enviara desde
Bucaramanga en un servicio de correo entre
aeropuertos. Era la tarde del jueves y la embajada
me había citado para la mañana del día siguiente;
así que si no reclamaba la visa ese día, tendría
que quedarme en Bogotá hasta el lunes, cosa que
no estaba dentro de mis planes. El viaje a Ciudad
de México sería el martes y me había desplazado
a Bogotá en mi carro, lo que me obligaba a
regresar a Bucaramanga.
Confirmado el envío de mi pasaporte, me dirigí
al aeropuerto El Dorado de la ciudad de Bogotá.
Estaba a tan solo 30 metros de alcanzar la puerta
del parqueadero del terminal aéreo, cuando una
fanfarria de pitos y silbatos rompió la monotonía
de la calle, y, acto seguido, una comparsa de
agentes de policía se interpuso entre mi carro y la
susodicha puerta, solicitándome de manera
imperativa detener el carro a la orilla de la
calzada. Iba con mi mujer con quien nos miramos
un tanto sorprendidos; ambos llevábamos
nuestros cinturones de seguridad puestos, luego
ese no era el asunto por el cual nos requerían los
agentes. Los documentos del carro y los nuestros
estaban en regla, luego no teníamos por qué
temer. Seguramente al ser las placas de mi carro
de otra ciudad motivó a los agentes a realizar una
inspección de rutina. Ya saben, ‘la seguridad
democrática’ en plena acción.
Uno de los agentes me abordó por la ventanilla
y me dijo:
–Señor, le informo que son las 16:05 y está
usted violando la medida de `pico y placa´23, la
cual empezó a regir desde las 16:00 horas y se
extiende hasta las 19:00. Permítame sus
documentos y los de su vehículo.
–Qué pena –le dije al imperturbable agente de
policía–, es que soy de otra ciudad y no caí en
cuenta de la falta que estaba cometiendo. Pero le
aseguro que no tuve la más mínima intención de
cometerla; es que en mi ciudad no existe esta
medida restrictiva y no tuve la precaución de
informarme al respecto.
–Eso no lo exime de la culpa –me dijo el agente.

23
El ‘pico y placa’ consiste en que, según el último dígito de la matrícula del carro,
éste puede o no transitar en las horas ‘pico’. Para un chileno ‘pico’ significa pene,
razón por la cual esta medida no es muy popular en el país austral.
–Entiendo –le dije–, pero sólo han pasado cinco
minutos desde que empezó ‘el pico y placa’, y
estoy a tan sólo treinta metros de un parqueadero
en donde podría guardar el vehículo hasta que
termine la medida.
–Eso no se va a poder –me indicó el agente–,
debo imponerle una multa e inmovilizar su
vehículo en los patios de la policía. Así reza la
norma.
–Entiendo –le dije–, pero ¿no podría tener
alguna consideración conmigo teniendo en cuenta
que no soy de esta ciudad, que no estoy
habituado a esta medida, lo cual me eximiría de la
intencionalidad, que tan sólo violé la norma
durante cinco minutos a treinta metros de un
parqueadero?
–Eso es imposible –me reiteró el agente.
En ese momento pasó otro de los agentes quien
miró las placas de mi carro y notó que eran de
Bucaramanga; entonces, como burlándose de su
compañero, me dijo:
–Y eso que es paisano suyo; pero como dice el
dicho: “no hay cuña que más apriete que la del
mismo palo”.
Al escuchar esto, intenté abordar al primer
agente por el lado de la ‘coterraneidad’ o
‘santandereanidad’, como llaman los historiadores
de mi tierra al sentimiento santandereano que
llevamos en los genes quienes nacimos en estas
breñas. Pero de nada sirvió. El agente resultó ser
un santandereano en toda la extensión de la
palabra.24 Entonces lo abordé desde el concepto
24
Dicen que un santandereano jamás ayudaría a otro santandereano. Es más, se
cuenta una historia que dice que dos costeños se encuentran un árbol repleto de
de la ‘urgencia manifiesta’, un término acuñado
por las leyes colombianas que permite a los
funcionarios públicos saltarse las normas con
urgencia y de manera manifiesta. Le dije que
estaba allí reclamando mi pasaporte porque al día
siguiente debía reclamar mi visa para viajar a
Ciudad de México; que si me inmovilizaba el
vehículo no podía hacerlo, pues todo el día
siguiente se me iría tratando de recuperar mi
vehículo de los patios; que lo más seguro era que
en los patios me lo desvalijaran, así que tendría
que meterlo a un taller para que le pusieran las
partes que seguramente le robarían esa noche, y
entonces tendría que quedarme hasta el lunes, lo
que implicaba pagar hoteles y restaurantes que
no estaban presupuestados en mi gira, además
del taller y los repuestos, y que entonces sólo
hasta el lunes podría regresar a Bucaramanga
para hacer mi equipaje y regresarme
inmediatamente para Bogotá a tomar el vuelo
hacia Ciudad de México que saldría el martes,
confirmado, según había leído en el mensaje de
los organizadores ‘manitos’…
–¡Manito, compréndame! –le supliqué al
inconmovible agente.
–Eso no se va poder –insistió el policía, al
tiempo que se alejaba de la escena del crimen e
intentaba comunicarse por radioteléfono con la
central para que enviaran una grúa a recoger mi
vehículo.

naranjas; los costeños bajan las naranjas, se las comen y festejan el acontecimiento
con una parranda de tres días. Un par de ‘paisas’ se encuentran el mismo árbol; los
‘paisas’ las bajan, las empacan y las llevan a vender; luego se reparten el producto de
la venta. Por último, un par de santandereanos se encuentran el árbol; uno se sube a
bajarlas y el otro le tira piedras hasta no dejarlo.
Mi mujer creyó que echando mano a sus
encantos lograría convencer al ‘amigo policía’ de
que no lo inmovilizara; “porque la policía es tu
amiga”, rezaba un viejo eslogan institucional. Pero
el agente sacó a relucir su naturaleza
santandereana; es decir, no se entendía con
mujeres.25 Entonces retomé mi convicción de buen
ciudadano y le pedí que me impusiera la
infracción, pero que me perdonara la
inmovilización.
–Eso es imposible; la norma dice infracción e
inmovilización.
Para ese entonces eran las 17:20 horas y tenía
que hacer una presentación de cuentos en el
CAFAM de La Floresta a las 18:00 horas; es decir
que tenía el tiempo justo para cumplir mi
compromiso. Entonces se lo dije al agente
tratando de explorar su sensibilidad artística–
literaria. Quizá fuera amante de los cuentos y por
esa sencilla razón accediera a perdonarme la
inmovilización del vehículo, mi mayor
preocupación. Pero el agente no andaba para
cuentos.
Sólo me quedaba una opción inexplorada hasta
ese momento: el soborno; pero me negaba
siquiera a considerarla, pues me precio de ser un
ciudadano respetuoso de las leyes. Jamás
lo haría en condiciones normales; aunque
aquella no era una situación normal. El reloj
marcaba las 17:30 y me esperaban en CAFAM. La
grúa seguramente ya venía en camino y mi vida
25
Se cuenta la historia de una pareja de santandereanos que venía en su carro
bajando la empinada vía del ‘Cañón del Chicamocha’. La mujer, quien conducía el
vehículo, notó que había perdido los frenos, así que le dijo a su marido: ‘Mijo, nos
matamos’, y el marido le respondió: ‘¡Cuando quiera y como quiera &%*#+@s!’.
se había hecho un completo lío en tan sólo cinco
minutos. Además recordé que hacía varios años la
Policía Nacional había tomado el control del
tránsito en Bogotá ante la enorme corrupción de
los alfereces de antes, lo cual me llevó a renunciar
a la idea del soborno. Capaz de que lo intento y
termino inmovilizado como mi carro. “Me rindo”,
me dije; y como cualquier condenado a muerte
delante del verdugo le imploré casi de rodillas:
–¡Por favooooooor, colabóremeeeeeee!
Fue entonces cuando el ‘amigo policía’
pronunció las palabras mágicas que abrieron la
inquebrantable puerta a la única opción que
desde las 16:05 horas tenía predestinada sin
saberlo:
–¡Pero es que uno le colabora a la gente y la
gente no le colabora a uno!
Lo dijo como regañándome, como
reclamándome por haberle hecho perder tanto
tiempo en el tire y afloje de mi súplica. Entonces
concluí algo que ya presentía: ¡La policía no es
corruptible, es corrompible!
–Agente, yo le colaboro.
Lo que vino a continuación fue una escena
como de telenovela rosa, donde los enemigos se
vuelven amigos y el mundo sigue su curso como
si nada hubiera pasado. Acababa de publicar mi
último libro, así que tomé un ejemplar de la
cajuela, metí en él un billete de 50 mil pesos y se
lo entregué diciéndole:
–Agente, le regalo este libro que yo mismo
escribí.
El agente tomó el libro, lo ojeó como
interesándose por su contenido, y constatando
que adentro iba la ‘colaboración prometida’ dio
media vuelta y se marchó. Al cabo de un rato
regresó y me lo devolvió. Sin embargo, ‘la
colaboración’ ya no estaba donde la había
dejado, así que respiré aliviado y le insistí que se
quedara con el libro, entregándoselo por la
portada, en donde se podía leer claramente su
título: ‘Auxilio, me robaron’.
“Si quiere llévese el carro”, me dijo el agente;
pero yo le dije que no, porque estaría infringiendo
la norma del ‘pico y placa’.
–No se preocupe por eso –me dijo.
–Si me preocupo. No quiero que a pocas calles
de aquí tenga que regalar otro libro. Mejor lo
guardaré en el parqueadero.
Entonces el ‘amigo policía’, como recordando el
viejo eslogan institucional, me ofreció:
–Déjelo aquí afuera que yo se lo cuido mientras
va a contar sus cuentos.
Estas palabras me hicieron recordar la escena
de una película que vi hace unos años en la que
un violador, luego de violar a su víctima, le ofrece
un ‘kleenex’ para que se limpie. Sin embargo,
acepté su proposición pensando en ahorrarme el
costo del parqueo.
A las 19:30 regresé por mi vehículo. El agente
no estaba cerca; estaba en la esquina, en un
pequeño puesto ambulante de comidas rápidas,
atragantándose de empanadas con sus
compañeros de comparsa. Reponían fuerzas, pues
al día siguiente el carnaval seguiría la fiesta.
¿CACOMBIA?
Algún día, Florence Thomas, la feminista
francesa que desde hace varios años vive en
Colombia, escribió en El Tiempo que vivíamos en
"cacombia (país de cacos y ladrones)". No lo
escribió con resentimiento, por supuesto, pues es
evidente que existe una relación afectiva entre
ella y nuestro país. Lo hizo más bien para
liberarse de ese sentimiento canalla que produce
ser timado tantas veces en un mismo lugar. Si hay
algo de lo que tiene fama nuestro país, además de
producir el café más suave del mundo y la más
excelsa cocaína, es la de ser un sitio donde más
se demoran en servir ‘la papaya’ que en
comérsela.26
Don Agustín, un señor con el que aprendí el
valor del trabajo durante mi adolescencia, usaba
habitualmente la siguiente frase cada vez que se
le extraviaba una herramienta de su taller: "Aquí
se roban la tierra y regresan por el hueco".
A mí me robaron el primer sueldo de mi vida en
el juego de la bolita.27 "Dónde está bolita, dónde

26
‘Dar papaya’ es una expresión muy colombiana que significa ‘poner la torta’, que a
su vez significa ofrecer las condiciones para que nos ‘jodan’, es decir para que nos
roben o algo peor.
27
El juego de la bolita consiste en que un estafador esconde una bolita en una de las
tres tapas que manipula, y un ‘huevón’ intenta adivinar en cuál de ellas quedó. No sé
si sea un invento colombiano, pero sé que también lo juegan en las calles de N.Y.
También sé que en N.Y. hay muchos colombianos.
está la bolita", preguntaba un calanchín en la calle
19 con carrera séptima de Bogotá, y otro que lo
acompañaba siempre acertaba. Pero yo no. 600
pesos de la época28 se fueron en tres cases de
200, en tan solo sesenta segundos.
Recuerdo que hacía una semana había llegado
a la urbe proveniente de la provincia, de la
Bucaramanga de antaño en que las cigarras
cantaban al final de la tarde. Toda la semana
estuve visitando almacenes de calzado por la
carrera décima y ya había visto un par que me
compraría con aquel primer sueldo.
Lamentablemente aquellos zapatos costaban 650
pesos, lo que me obligó a caminar en busca de
una mejor oferta. Pero el destino me jugó una
mala pasada y quiso que tuviera que pasar por
aquella esquina donde alguien preguntaba:
"Dónde está la bolita, dónde está la bolita", así
que tuve que volver a caminar, esta vez hasta mi
casa que quedaba al sur de la capital, con mis
zapatos viejos y los bolsillos desocupados.
Otro día iba para el Colegio Nacional Restrepo
Millán en el barrio Quiroga de Bogotá, donde
cursaba el cuarto año de secundaria, en la sección
nocturna; iba en un bus urbano atiborrado de
gentes de todos los colores, olores y sabores, y
con el dinero justo para comprar una arepa y un
chorizo, mi cena habitual de ese entonces. Pedí la
vianda, comí la vianda, pero cuando fui a pagar el
dinero ya no estaba en mi bolsillo, alguien en el
bus se lo había quedado. Afortunadamente era
cliente asiduo de aquella señora gorda que

28
Unos cien mil pesos de ahora.
completaba el diario vivir vendiendo aquellos
manjares de andén.
Una noche, en la misma Bogotá, me abordaron
cuatro tipos con un cuchillo y me despojaron de
mi saco Lacoste. Era un Lacoste de esos que
hacen los chinos de Taiwan y que vendían por
aquella época en la carrera séptima a tan solo 100
pesos. Pero los ladrones se maravillaron con el
cocodrilo de Lacoste quien no hizo nada por
defenderme. Desde ese día dejé de comprar ropa
que exhiba su marquilla, pues conozco historias
de muchachos que han sido asesinados para
despojarlos de un par de zapatos Adidas o Nike,
sin recibir la más mínima reparación por parte de
estas multinacionales. Deberían prohibir estas
marcas en los países del tercer mundo. Son un
peligro. Por eso uso zapatos ‘Abibas’ y ’Niko’,
pantalones ‘Leves’ y camisas ‘Palo’ cuya marca
enfatiza la imagen del palo de polo y no la del
caballo y su jinete.
Pero no sólo me han robado en Bogotá, también
en mi Bucaramanga. Un día me llegó la factura
del agua al doble de lo que habitualmente
pagaba, lo cual me produjo una inmensa
preocupación. Lo primero que pensé fue que
debía tener alguna fuga espantosa en la casa;
seguramente algún tubo se había roto
ocasionando tales pérdidas de fluido. Con un
plomero recorrimos toda la casa sin hallar el más
mínimo rastro de humedad que sirviera de prueba
para nuestra hipótesis. Ni siquiera los empaques
de los grifos producían el menor goteo. Pero al
llegar al tanque de almacenamiento, ubicado
sobre el tejado, descubrimos una manguera
plástica de color verde que descendía desde el
tanque hasta la casa vecina por la parte de atrás.
No me lo van a creer, pero mi vecino estaba
bajándose por gravedad mi agua desde mi tanque
de reserva. Esto me pareció grave, pues en su
casa tenía un restaurante, una ‘sancochería’ 29
para más señas. ¡Qué desgraciado!, pensé; este
tipo está manteniendo su negocio con mi agua;
prepara la sopa y lava los platos con mi agua; lava
la ropa y se baña con mi agua... ¡Qué infeliz!... Así
que se lo reclamé, pero éste no se inmutó en lo
más mínimo. Entonces llamé a la policía quien
inspeccionó y constató con sus propios ojos la
afrenta. Lo obligaron a retirar la manguera, pero
yo quería que lo escarmentaran para que no lo
volviera a hacer. Sin embargo, lo único que podía
hacer era poner una denuncia en la Fiscalía,
porque la policía no se entiende de esos asuntos.
Así que contraté un fotógrafo para que hiciera un
levantamiento de pruebas antes de que retiraran
la manguera del tanque, y de esta manera no
llegar a la Fiscalía sólo con mi testimonio. Tuve
que pagarle una tarifa adicional al fotógrafo,
porque para hacer las fotos tenía que arriesgar su
vida subiéndose al tejado. Pero no me importó.
Aquellas fotos me costaron más que la factura
de la empresa de acueducto, pero quería que se
hiciera justicia. Entonces recordé viejas y amargas
experiencias ante el sistema judicial colombiano y
opté por conciliar con mi vecino y no llevarlo a los
tribunales. "Págueme usted el sobre costo de mi

29
Restaurante popular, cuya especialidad es el ‘sancocho’ que más tarde aclararemos
en otro pie de página. Esta es una estrategia que me recomendó mi editor para que el
lector lea todo el libro.
factura y el trabajo del fotógrafo", le dije; y él
quedó en hacerlo, pero no me dijo cuándo. Así
que, estas son las horas (tres años después para
ser más exactos) en que mi vecino no ha
cumplido el acuerdo de ‘conciliación’ que
realizamos; palabra bonita que usan los
funcionarios de la justicia colombiana cuando
quieren desentenderse de sus responsabilidades.
Ante la frustración intenté darle explicación a la
situación, única opción que nos queda a las
víctimas en Colombia ante la ausencia de verdad,
justicia y reparación. Aquel hombre era un hombre
pobre que seguramente había llegado proveniente
del campo con la ilusión de montar un negocio.
Nadie lo asesoró y arrendó aquella casa en estrato
seis comercial para vender sus sopas,
‘corrientazos’30 y ‘sancochos’31, cuando lo que
debía vender era ‘vieiras a la Valdez con
pimientos rellenos, bife angus en jugo corto de
cabernet con puré de papa a la parmesana,
chuletillas de cordero patagónico en aroma de
orégano con croquetas de repollo, o pato a la
naranja con compota de manzana y salsa de vino
blanco’. Pero el pobre hombre no lo sabía. Así que
para compensar sus bajas ventas, le pareció muy
fácil bajar sus altos costos bajándose el agua de
mi alto tanque. ¡Ignorante era, pero no era tonto!
Conocía muy bien el principio de la gravedad,
aunque dudo que alguna vez hubiese escuchado
hablar de Newton. Este pensamiento mitigó en

30
Almuerzo que toman los ejecutivos colombianos que no ocupan ningún cargo
ejecutivo en la empresa.
31
El más insigne de los platos típicos colombianos; una mezcla de todo con algo más.
Rico en calorías.
algo mi pesadumbre ante lo sufrido, aunque no
del todo. Entonces pensé que por su condición de
hombre del campo había buscado el primer río
que pasara cerca de su casa para aprovisionarse
de agua, pero lo único que encontró fue mi
estanque limpiecito y repletito del preciado
líquido. Los campesinos aún creen que “un vaso
de agua no se le niega a nadie”,32 y éste creía que
un tanque de agua tampoco.
Por supuesto que mi vecino ya no está en
aquella casa. Seguramente su negocio se fue a la
quiebra y él se regresó al campo con sus bártulos
a tratar de encontrar una explicación a su
situación. La misma que trato de encontrar para
mí, para entender por qué ‘carajos’, no obstante
vivir en ‘cacombia’, Florence Thomas y yo
seguimos empecinados en quedarnos en este
lugar.
Estaba a punto de dejar este artículo en este
punto (.), cuando un amigo camerunés que me
visitó por estos días, me contó que en el avión
que lo trajo de Río De Janeiro se encontró con un
colombiano del cual se hizo amigo durante el
viaje. Mi amigo camerunés perdió su conexión
nacional y este colombiano se tomó el trabajo y el
tiempo (más de una hora) para acompañarlo
hasta el Puente Aéreo de Bogotá, sin desatenderlo
hasta que anunciaron la salida de su vuelo.
También me contó que en Medellín, por la prisa,
le había pagado al taxista con un billete de
veinte mil, cuando la carrera del taxi apenas si
costaba cuatro mil, y que el taxista lo buscó y le
devolvió el cambio. Finalmente fue a una cafetería
32
Hoy en día, un vaso de agua tampoco se le niega a quien pueda pagarlo.
donde se tomó un café, y cuando fue a pagar
entregó tres billetes de diez mil, a lo que la
mesera le dijo: "¡pero señor, esto es mucho
dinero!", y le cobró solo lo justo. Todo esto me lo
relataba mi amigo camerunés con un enorme
brillo en sus enormes ojos negros, y usando la
siguiente muletilla idiomática propia de él: "Es
increíble, Pacho, es increíble...".
Gracias a mi amigo camerunés ahora entiendo
por qué no me quiero ir de Colombia; y es que,
aunque parezca "increíble", éste es el mejor lugar
del mundo para vivir.33

33
Entre otras cosas, porque contamos con el mejor café del mundo y cantamos el
segundo mejor himno del planeta, después de La Marsellesa, por supuesto.
¡CORRA QUE VIENE UN CARRO!
No hay nada que transforme más a una persona
que ponerse al frente del volante de un carro. Una
cosa es el individuo abajo del carro y otra muy
distinta adentro. ¿Se acuerdan de Dr. Jekill y Mr.
Hyde? Pues lo mismo pero sin pócima. Y no me
refiero sólo a los conductores de servicio público
sino a todos. La más bella mujer puede
convertirse en la más horrible bestia por el sólo
hecho de tener entre sus manos un volante. Lo
mismo sucede con el control remoto del televisor;
quien tiene el control tiene el poder, y quien tiene
el poder... ¿se acuerdan del ex ministro Fernando
Londoño Hoyos?34... Gracias; así me ahorran dar
tantas explicaciones.
Si, ya sé que dirán que no todos somos como el
ex ministro, y es mentira porque todos somos así,
aún en los países menos desordenados. ¿Por qué
tanta agresividad? ¿Qué culpa tienen los otros de
que usted tenga carro? ¿Qué culpa tiene un pobre
peatón de querer cruzar la calle? Pero, claro,
usted piensa que la calle es suya y que nadie
tiene más derecho sobre ella que usted. ¡Si quiere
pasar que espere, porque yo voy por mi calle y en
mi carro!, como diría el ex ministro.
Confieso que cuando estoy aburrido me voy
para la carrera 33, frente al Club Unión, a intentar
34
Me niego a dar explicaciones. Él tampoco las dio mientras fue ministro.
pasar un ‘paso de cebra’. ¿Quién fue el animal
que les puso a los pasos peatonales el nombre de
‘paso de cebra’? Pudieron ponerles ‘paso de
código de barras’, que da lo mismo, porque por
allí no pasan ni las unas ni los otros. Pasar un
‘paso de cebra’ en Colombia es una aventura tan
peligrosa como viajar a la costa por fuera de las
caravanas ‘Vive Colombia, viaja por ella’; no se
sabe qué pueda pasar. Ni siquiera es seguro pasar
un ‘paso de cebra’ cuando el semáforo peatonal
está en verde. Por eso cuando cruzo un ‘paso de
cebra’, así el semáforo esté en verde, siempre
miro directo a los ojos del conductor que está
esperando el cambio. Al menos así sabré quién es
el miserable que dejará huérfanos a mis hijos. El
otro día me preguntaron si me gustaban los
deportes extremos y yo respondí: “Sí, el paso de
cebra".
Una de las cosas que más detesto de los
conductores de carro es su manía con el pito, 35
especialmente cuando cambia el semáforo de rojo
a verde. Les parece mentira que el semáforo haya
cambiado y por eso nada más lo van celebrando
con un bocinazo. Nadie salió a dar bocinazos
cuando Horacio Serpa36 se fue de Embajador ante
la OEA después de haber despotricado contra
nuestro presidente, y menos cuando renunció y
regresó a seguir despotricando de éste. El
hombrecito cambió tanto como un semáforo y
nadie se le colgó al pito por eso. Tampoco con lo

35
‘Pito’: claxon. Sí, ya sé que para los argentinos ‘pito’ es otra cosa que también
genera manías.
36
Político colombiano, notable por su mostacho y su voz de vibrato.
de ‘Andresito’.37 Aunque, cuando Uribe reconozca
que en Colombia sí hay conflicto armado prometo
salir a dar un bocinazo por su cambio de postura.
Es como el alcoholismo, hasta que uno no acepta
que lo padece es imposible que lo resuelva.
Soy defensor acérrimo del transporte público,
pues considero que no hay nada que se le
compare a viajar en bus urbano. Mis razones: 1)
Es económico: ayuda a equilibrar el gasto familiar
en tiempo de crisis. 2) Mitiga la soledad: hace que
nos sintamos parte de una sociedad; incluso
conozco a alguien que se enamoró en un bus
urbano, se casó y ha sido feliz. 3) Es ecológico:
imagine que por cada pasajero que viaja en bus
urbano hay un carro menos contaminando y
congestionando la pobre ciudad. 4) Es patriótico:
contribuye a aumentar el nivel de exportaciones
de petróleo, por lo tanto tendremos más divisas
para el pago pronto de nuestra deuda externa. 5)
Endulza la vida: siempre nos venderán un dulce o
una galletita recubierta de chocolate. 6) Es
artístico: no faltará el cantante de baladas
trasnochadas o el de ‘rap’ que nos escupa a la
cara. 7) Salva almas: siempre podremos ejercer el
sacramento de la caridad con algún pobre y
desdichado, lo cual nos garantiza la entrada
inmediata al cielo del pasajero.
Lo malo de viajar en bus urbano son los
asientos estrechos donde la mitad del culo queda
indefenso sobre el pasillo y las rodillas más
constreñidas que el presupuesto de la salud

37
‘Andresito’: Andrés Pastrana. Ex presidente colombiano, famoso por posar junto a
‘Tirofijo’ días antes de su elección. Despotricó contra el actual presidente hasta que lo
nombraron Embajador ante Estadios Unidos.
pública. Otra cosa mala de los buses urbanos son
los malos humores, pues me recuerdan a los
buenos comediantes españoles, y no
precisamente por su buen humor. Pero lo peor de
viajar en bus urbano es tener que escuchar a todo
volumen la música que le gusta al ‘señor
conductor’. Bueno, si es que a eso se le puede
llamar música: "a ella le gusta la gasoliiiiiina, dale
más gasoliiiiiina", que se volvió el himno de los
chóferes de bus urbano.
Qué me dicen de los conductores solidarios,
esos que andan más pendientes de los otros que
de sí mismos: "Señor, lleva la puerta abierta...",
"Señor, ponga las luces que son obligatorias...",
"Señor, lleva una llanta baja de aire...". Siempre
he creído que estos son los verdaderos ‘ángeles
de la guarda’. Capaces que hacen parte de la ‘red
de informantes’ del presidente. El otro día le oí
decir a Andreu Buenafuente, el comediante
español, que uno de estos "Michel Landon de la
carretera" lo había seguido hasta su propia casa
desde una gasolinera en donde se había detenido
para llenar el tanque de su carro y evacuar una
urgente necesidad líquida de su cuerpo. "¿Qué
pasa?", le preguntó Andreu, y el buenazo le
contestó: "Es que quería avisarle que lleva la
bragueta abierta".
También están los que nos mandan los
mensajes usando cambios de luces y en clave
Morse.
Si algo odio de los taxistas es que se detengan
cuando uno menos lo espera. Ahí donde les
levantan un brazo, ahí paran. El tipo va a 60
kilómetros por hora y uno va feliz detrás
aprovechando la succión y la aerodinámica que
ayuda a ahorrar combustible; pero alguien les
levanta el brazo y el infeliz se detiene de
inmediato haciéndonos perder el ritmo que
traíamos. ¡Y todo por una carrera de 2.500 pesos!
¡No hay derecho! En esto los de los buses son
peores, se paran por 850.38
Lo de los ‘trancones’39 es otro cuento. ¿No les
ha pasado que van por una autopista y de pronto
se encuentran con un ‘trancón’ más largo que un
estudio de la Corte Constitucional sobre la
reelección presidencial; que uno piensa: “debió
ocurrir un accidente gravísimo para que esté el
tráfico tan lento”; pero cuando llegan por fin al
lugar del pronosticado accidente, no es más que
un Renault 440 que se quedó varado a la orilla de
la calzada? El pobre ‘renolito’ ni siquiera hacía
estorbo al flujo vehicular, pero el chisme de los
que van pasando confirmando que no era más
que un ‘renolito 4’ varado fue quien formó el
atasco. ¡Por qué no contratan a alguien con un
megáfono que vaya informando a los del atasco
que sólo es un ‘renolito 4’ varado y que no vale la
pena detenerse a mirar!
Y hablando de ‘trancones’, no faltan en estos
los conductores disciplinados, esos que parecen
haber hecho la secundaria en la Academia Militar.
"A ver, todos, mirada al frente, uno detrás de otro.
38
Estas cifras corresponden al año 2005. Si usted está leyendo este libro en un año
posterior, deberá aplicarle a esta cifra un aumento porcentual equivalente a la
sumatoria de las inflaciones decretadas por el gobierno colombiano en cada año
transcurrido, todo esto multiplicado por dos. Pero si usted lo está leyendo en un año
anterior, invíteme a viajar en su máquina del tiempo.
39
Atascos, embotellamientos (no de líquidos), tacos (no mexicanos).
40
Modelo de automóvil famoso en Colombia en la década del 70 del siglo anterior. No
se entiende cómo aún puedan seguir funcionando. Es un misterio.
Allá Martínez, qué pasa que tiene el ‘bomper’
cinco milímetros afuera del de su compañero de
adelante. ¡Alineaaaar!". Y Martínez de inmediato,
mirada al frente, uno detrás de otro. La verdad es
que estos son pocos. En cambio los avispados los
hay por montones. Si la calle es de doble vía no
tienen ningún remordimiento por invadir el carril
contrario, y encima se enfadan cuando se les
viene un carro por el carril que están ocupando. Si
conducen un bus urbano no hay poder que les
obligue a retroceder, y menos cuando otros diez
avispados se hallan estacionados detrás suyo
aprovechando la circunstancia.
A quienes no entiendo, definitivamente, es a los
conductores particulares que van con la música a
todo volumen. Los pobres chóferes de bus urbano
tienen que gritarles: "¡Oye, bájale al volumen que
no me deja escuchar ‘la gasoliiiiiina’!". Y el otro le
dice: "¿Cómo diceeee?". "¡Que le baje al volumen
que no me deja escuchar ‘la gasoliiiiiina’!". "¡Ah!
¡Es que no lo escucho bien porque voy
escuchando ‘la gasoliiiiiina’!".41 Vale más el equipo
de sonido que el mismo carro. Son los mismos que
se estacionan en los parques de la ciudad y le dan
serenata a medio barrio. Los &%*#@s tienen el
oído atrofiado, no tanto por los altas dosis de
decibeles que se inyectan desde que se levantan
en la mañana, sino por el pésimo gusto musical
que se gastan: ‘regeatón’42 y vallenato. No les da
para más.

41
Ya sé que es un chiste viejo, pero no me pueden negar que es bueno.
42
Es más fácil describir el ‘sancocho’ que el ‘regeatón’; ni siquiera estoy seguro que se
escriba así. No es música, pero tiene ritmo; no es poesía, pero siempre rima; no es
sexo, pero lo mismo dijo Clinton del sexo oral.
Entre las más detestables costumbres que
tienen los conductores de carro está la de sacarse
las mucosidades en los semáforos. Para ellos el
color rojo significa parar y sacarse los mocos. El
problema está cuando el semáforo cambia a
verde, los pobres no hallan dónde poner la bolita,
de ahí que la causa de muchos ‘trancones’ resulta
ser la bendita bolita, la cual termina casi siempre
en la palanca de cambios o el volante. Si el
volante del carro usado que piensa comprar por
estos días brilla de manera exagerada, no es
precisamente por la silicona que le echaba su
dueño.
Por eso me gusta cuando los alcaldes realizan el
famoso ‘día del no carro’, 43 el cual agradecen la
ciudad y los peatones, y mucho más los
conductores de carro, quienes ese día se dedican
a hacerle mantenimiento, como es debido, a sus
fosas nasales.

43
‘El día del no carro’ se volvió popular en Colombia a raíz de que un alcalde de
Bogotá lo implantara hace varios años. El año pasado los alcaldes del Área
Metropolitana de Bucaramanga, queriendo ser originales, implantaron ‘el medio día
del no carro’, ante la imposibilidad de hacer ‘el día del medio carro’.
EL TRIUNFO DE JUAN VALDEZ
o la profesión de periodista
El periodismo es una profesión que siempre me
ha llamado la atención. Ser periodista implica
estar informado de todo lo que pasa en el mundo,
de ahí que los pobres periodistas anden todo el
tiempo enganchados a alguna fuente de noticias.
Bueno, esto no es del todo cierto, porque ahora
con la especialización en las profesiones cada cual
se dedica a lo suyo. De esta manera el periodista
de la página deportiva sólo se encarga de los
deportes, el de la página internacional de la
guerra en Irak y el huracán de la semana, el de la
página económica de los indicadores y los
grandes negociados, el de la página política de la
corrupción y la reelección presidencial, el de la
página judicial de los muertitos y los ladrones de
baja monta (de los robos de alta monta se
encarga el de la página política), el de la página
cultural de los astros y las estrellas (que ya parece
una página de astronomía), y los editorialistas del
auto elogio y de decir lo que la gente ya sabe.
Hoy en día ser periodista de un periódico es
algo muy fácil, salvo para el de deportes que es el
último que entrega las noticias, sobre todo las de
fútbol, pues entre semana los partidos terminan
hasta las nueve de la noche. Así que ya se pueden
imaginar al pobre en la tribuna con su computador
portátil redactando la crónica del partido y
‘echando madres’ cuando el árbitro decide alargar
el tiempo de juego más de cinco minutos. "¡Déjelo
ahí que tengo que entregar la noticia!". Lo demás
lo rellenará con marcadores sacados de Fox Sport
o ESPN.
El domingo es una tragedia para el periodista
deportivo, especialmente cuando Juan Pablo
Montoya corre en Turquía y el Atlético
Bucaramanga juega en la tarde. Tiene que
levantarse desde las seis de la mañana para
cubrir los eventos para la separata del lunes. Por
lo general son seres solitarios y abandonados
(salvo contadas excepciones), pues no hay mujer
que resista el temita las 24 horas del día.
En cambio el periodista de la página
internacional que reporta sobre la guerra en Irak
lo único que tiene que hacer es repetir el titular
del día anterior y cambiar la cifra de muertos.
"Ayer fueron 150 irakies muertos..., pues hoy le
voy a dar una buena noticia al mundo", y sólo
pone 125. Total, a nadie le importa ya. Por cierto,
¿quién lleva la cuenta? ¿Bush?
Por estos días anda feliz el de la página
internacional, pues con eso de los huracanes le
cambió el tema. Y es que Bush está tan
entretenido protegiendo los intereses petroleros
de su familia en Irak que se olvidó de proteger a
los ciudadanos norteamericanos..., a los pobres,
por supuesto; porque la naturaleza en eso
tampoco ayuda; en vez de atacar con sus
huracanes La Casa Blanca, el Rokefeller Center y
Wall Street, la naturaleza se ensaña con los
pobres negros que lo único que han hecho es
buen Jazz. Ni siquiera ataca la casa de Daddy
Yankee, el de ‘la gasoliiiiiina’. Sólo falta que salga
Bush a decir que redujo la pobreza en
Norteamérica gracias a su gestión con los
huracanes. Que si no lo ha dicho seguro que ya lo
habrá pensado. ¡Es tan bruto!
Si me dieran a escoger en qué página de un
periódico quiero escribir, no dudaría en decir que
en la económica, pues allí todo es más fácil. Si el
tema es sobre economía nacional sólo hay que
estar conectado al último reporte del Dane: "El
desempleo bajó 5 puntos" (los mismos que ganó
el subempleo); "Colombia mejoró 7 puestos en el
escalafón mundial de competitividad" (aunque
perdió 10 en innovación tecnológica, 23 en tasa
de ahorro y ocupa el puesto 115 en criminalidad
entre los 117 países analizados); "Colombia no
avanza en competitividad" (pero ¿cómo así, si
gano 7 puestos en el escalafón mundial?; sí,
pero no mejoró el índice promedio); "La economía
creció 5.3%" (la de quién, porque la mía no fue).
Lo que más me gusta de los del Dane es que
nunca dan explicaciones, todo lo reducen a una
cifra porcentual. Hubo un director que nos quiso
explicar cómo definían la tasa de desempleo en
Colombia y lo despidieron. Parece ser que dicha
información ponía en riesgo la seguridad nacional.
Ahora bien, si el asunto es de economía
internacional la cosa es más fácil: los del G8
siempre estarán mejor que los otros; las acciones
de las empresas que reconstruyen Irak siempre
estarán al alza mientras persista la guerra; el PIB
de Estados Unidos creció 3.3% (luego estamos
mejor que Estados Unidos, pues el nuestro creció
5.3%); el petróleo WTI está a 70 dólares el barril
(por lo que Chávez no se cambia por nadie).
Los periodistas de la página política ya aburren
con el tema de la reelección. Yo estoy de acuerdo
con la reelección, no con el procedimiento que
siguieron para implantarla. El mejor ejemplo para
estar de acuerdo con la reelección nos lo dio el
pueblo norteamericano al reelegir a G.W. Bush.
¡Qué sería del mundo sin George! Si un presidente
ha demostrado ser bueno se le debe dar la
oportunidad de que continúe, y ¡vaya si Bush lo
ha demostrado! Así que si ahora que aprobaron la
reelección en Colombia, pues bienvenida sea; de
esta manera los periodistas de la página política
nos cambian la canción.
La página judicial no amerita mayores
comentarios, salvo cuando inocentes ciudadanos
son presentados como peligrosos delincuentes, lo
cual se ha vuelto una costumbre en nuestro país.
Luego salen y desmienten, pero no con el mismo
despliegue. Hasta yo salí un día en dicha página
hace siete años, y aún no se han dignado en
desmentir la canallada que cometieron.
Según dicen, la página judicial de los periódicos
sólo la leen los estratos 0, 1 y 2, para ver si salió
algún vecino o conocido; aunque últimamente
muchos ciudadanos debemos agregarnos a la
lista. No así los delincuentes de cuello blanco,
esos que se hallan a la sombra del poder; estos
jamás saldrán en dicha página, pues para ellos el
periodismo tiene reservado un especial en
Semana, La W o con ‘La Gurisati’.
En cambio la página cultural, en la que sí he
salido muchas veces, por estos días nos trajo el
triunfo de Juan Valdez como el icono publicitario
preferido por los norteamericanos. Sólo la lagartija
Gieco (el icono publicitario más desconocido por
los colombianos), logró empatarle en tan estrecha
batalla por el codiciado galardón. El ‘poncho’ de
Juan logró sacarle suficiente ventaja a
personalidades famosas de la publicidad como el
conejito de Energizer, las pepitas de chocolate de
m&m´s, el tigre Tony de Kellogs, el gordito
Michelín y hasta Ronald McDonald (el hermano del
pato Donald). La Federación Nacional de Cafeteros
está feliz con el premio. Lástima que el dólar esté
a la baja y los caficultores no puedan beneficiarse
de la hipotética bonanza que se daría por el
aumento en las ventas de nuestro café. Pero,
bueno, hay que verle el lado bueno: el triunfo de
Juan Valdez garantizará publicidad gratuita para
las tres tiendas de café que la Federación tiene en
los Estados Unidos, según declaraciones de su
gerente, el señor Gabriel Silva.
Hay que aclarar que Juan Valdez ganó con 200
mil votos, todos por Internet, luego de que Julio
Sánchez Cristo (el de la W Radio) y el propio
presidente nos convocaran a participar en tan
curioso plebiscito, lo cual me lleva a sospechar
que Juan Valdez sigue y seguirá siendo el icono
publicitario preferido, no de los norteamericanos
sino de los colombianos, aunque en lo personal
me incline más por la mula Conchita.
Si quieren saber más, compren el periódico.
¡SÁQUEME DE AQUÍ!
Hay lugares a donde detestamos ir; por
ejemplo, la cárcel, el hospital y el cementerio. Son
muy pocas las personas que quisieran estar allí. El
otro día fui a la Cárcel Modelo a hacer una
presentación de cuentos para los funcionarios del
INPEC; a la entrada tienen una jaula en donde
meten a los ‘modelos nuevos’, al principio del día,
y a los que ya ‘modelaron’, al final de la tarde.
Jamás he estado más adentro de una cárcel, pero
supongo que el ambiente no debe ser mejor que
el de aquella jaula. Nunca he entendido por qué la
llaman ‘modelo’ si allí no hay nada que valga la
pena imitar.
Una vez acompañé a un amigo al Hospital
Universitario Ramón González Valencia;44 el pobre
no tenía seguridad social, así que fue a parar a la
sala de urgencias de este dispensario público. Lo
que tenía mi amigo no era muy grave a juicio de
los galenos que allí atienden, sólo eran unas
quemaduras de tercer grado en su mano izquierda
que podían esperar hasta el primer indicio de
gangrena, razón por la cual estuvimos casi diez
horas esperando turno en el lobby de urgencias.
Mi amigo mitigó su sufrimiento viendo el
sufrimiento de un suicida que por tercera vez se

44
Me niego a llamarlo Hospital Universitario de Santander.
había lanzado del Viaducto García Cadena45
sobreviviendo en el intento. El fracasado suicida,
en su afán por llegar pronto al más allá, siempre
se lanzaba más acá, de la parte baja. "¡Déjeme
morir doctor!", gritaba el infeliz, y el médico en
lugar de atenderlo lo regañaba: "Es la tercera vez
que lo remiendo; la próxima vez calcule mejor la
altura".
Lo del cementerio es inevitable, tarde o
temprano tendremos que ir, ya sea como
protagonistas del último episodio o para
acompañar al amigo o al familiar. Lo que más
detesto de los entierros es cuando los allegados
se quieren meter en la tumba con el muerto:
"¡Llévame contigo! ¡No me dejes sola!", cuando
realmente quien se queda solo es el finado. "¿Por
qué te fuiste?"... Me gustaría ver la cara de la que
pregunta si el muerto decidiera contestarle:
"¡Porque no soporto tu preguntadera!". "¡Ahora
qué voy a hacer sin ti!"... Un poco de imaginación
no estaría mal.
Los velorios son clase aparte; a mí me
encantaban los de antes, especialmente los
costeños. Un día asistí a un entierro en La Guajira
colombiana; la viuda contrató a tres plañideras 46
que lloraron al muerto toda la noche en su propia
casa, mientras los demás nos dedicábamos a
beber ‘Old Pard’ y a contar chistes. Los mejores
chistes los contaba la viuda. En cambio los
velorios de ‘los cachacos’ son muy aburridos, todo
45
En Bucaramanga, suicida que se respete se lanza del Viaducto García Cadena.
Suicida que no se respete sigue vivo.
46
Profesión de gran prestigio en Colombia, especialmente en la costa Atlántica. Son
mujeres que lloran a los muertos por una módica suma de dinero. Como diría el
costeño: “Es una vaina jodida llorar por alguien a quien no se conoció”.
el mundo llora, incluso algunos lo hacen sin
profesionalismo, y al final el ambiente termina
poniéndose lúgubre. Hay que ver el afán que
tenían de sacar al difunto de la casa que hasta se
lo llevaron para una funeraria.
Otro lugar que no frecuento mucho son las
iglesias. A mí me gusta ir a espectáculos, pero no
acostumbro a repetírmelos, sobre todo cuando
son poco divertidos. Además tengo el problema de
no saberme los cánticos ni las oraciones que todo
el mundo se sabe. Yo no sé cómo hace la gente
para entrar a tiempo en un cántico o en una
oración, seguramente es porque se conocen el
libreto, ¡claro, como van todos los días! Nunca he
escuchado que un cura tenga que decirle a sus
feligreses: "¡Ahora, todos conmigo!". Eso no pasa,
salvo cuando nos obliga a darnos la paz. Si algún
día me ven cantando en una iglesia, no se
engañen, sólo estoy haciendo fonomímica; pero si
me ven dándole la paz a algún desconocido,
tampoco se engañen, estoy haciendo pantomima.
Hablando de espectáculos, los más aburridos
(después de las iglesias) son definitivamente los
lanzamientos de libros y las inauguraciones de
exposiciones. Si pudiera dejar de asistir a los
lanzamientos de mis libros lo haría con gusto.
Hasta yo me aburro. Hay escritores que están
seguros que nadie comprará su libro, así que se lo
leen al público durante el lanzamiento. Por qué le
llaman lanzamiento si el pobre libro no va a
ninguna parte, se queda ahí, en la maleta del
autor. Mejor deberían hacer lanzamientos de
escritores, desde el último piso de la biblioteca.
Eso sería más emocionante. Ningún periódico se
negaría a darle primera página al suceso. Me
apunto para el próximo.
En cuanto a las inauguraciones de exposiciones,
hay que estar muy desprogramado para atreverse
a asistir siquiera a una. La ceremonia es casi la
misma; en esto se parecen a las iglesias. Un
presentador habla sobre lo maravilloso del artista,
sobre su sensibilidad y sobre su trayectoria.
Después el artista habla sobre lo maravilloso de
su obra, sobre la conceptualización y sobre los
materiales que utilizó. El problema está en que
casi nunca coincide lo que dicen los dos con lo
que dice la obra. Por eso, cuando me invitan a una
inauguración nunca voy. Además, lo mejor lo
dejan siempre para el final: la repartición del vino;
que siempre resulta insuficiente para calmar la
sed de los artistas y sus invitados. En eso también
se parecen a las iglesias, sólo que el cura se bebe
el vino y nos deja ‘la hostia’.
Hay otros espectáculos de los cuales huyo, pero
por respeto a mis amigos artistas me abstengo de
mencionar.47
Mejor les recuerdo la sala de espera del
dentista: ‘zzzziiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnn’... Una
amiga me dijo: "Yo no voy al dentista, yo voy al
odontólogo", como si no fuera lo mismo. Un día
estaba esperando mi turno en la sala de mi
dentista, cuando escuché: "Pasito doctor,
pasito...", "Ayayay, duele...", "Por ahí no, doctor,
por ahí no..."; que hasta me dieron ganas de
entrar y preguntarles: "¿Qué pasa? ¿Necesitan

47
El teatro universitario, el ballet clásico, la danza teatro, el video experimental, los
recitales de mala poesía, la música barroca, las clausuras de los colegios, los
cuenteros en los parques, etc.
ayuda?"; pero justo cuando estaba a punto de
abrir la puerta escuché:
‘zzzziiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnn’... y me quedé
paralizado. ¿No les pasa que cuando escuchan
este sonido se quedan inmovilizados, que no
pueden mover un solo músculo? Por si no lo
sabían, el sonido de la fresa está catalogado entre
los sonidos más terribles que puede tolerar el oído
humano, al lado del ‘heavy metal’ y el ‘regeatón’.
La próxima vez que vaya al dentista llevaré
tapones para mis oídos, así no tendré que
escuchar a las pacientes diciendo: "Por ahí no,
doctor, por ahí no".
Otro de los lugares espantosos, especialmente
para los colombianos, son las casillas de
migración de los aeropuertos. Si hay algo a lo cual
le tememos realmente los colombianos es a la
mirada escudriñadora del funcionario de
migración cuando repara que nuestro pasaporte
es ‘made in Colombia’. No falta el funcionario que
hace la pregunta obvia: "¿Es usted colombiano?",
entonces uno ya sabe que lo llevarán al cuartito
con el funcionario menos amable de los que están
en turno. Yo me gradué de emigrante colombiano
la primera vez que salí del país, en 1985. Estaba
en Arauca en un festival de teatro y decidí
regresarme vía Guasdualito - San Cristóbal -
Cúcuta - Bucaramanga; un poco para conocer y
tener la sensación de estar en otro país, y otro
poco para ahorrarme nuestra mala carretera
(como diría Fredy Mercury: "otro que muerda el
polvo, yo por qué”). Justo en el primer retén del
lado venezolano y a medianoche, ya me
encontraba en el famoso cuartito, tal y como Dios
me trajo al mundo. El asunto hubiera sido
traumático sino fuera porque uno de los dos
guardias de migración, y más exactamente el que
me escrutó rigurosamente, era una mujer. Así
como lo oyen: una venezolana de armas tomar,
quien indagó en todos los rincones externos de mi
cuerpo para verificar si llevaba algo sospechoso.
Por supuesto que su compañero estaba cerca con
un bolillo en la mano, por si acaso, lo cual le restó
cualquier asomo de sensualidad a la escena. Han
pasado veinte años desde aquel incidente de
frontera y aún no logro olvidar las delicadas
manos, enfundadas en suaves guantes de látex,
de aquella hermosa ‘catira’. ‘Cónchale vale’,
confieso que llegué a pensar que era posible el
sueño bolivariano, especialmente en lo
relacionado con la integración.
Son muchos los sitios en los cuales no
deseamos estar. Mi amigo Luciano Federico, un
italiano que vive desde hace años en Barcelona,
me dijo que odiaba quedarse en aquellos sitios
donde le dicen: "Siéntase como en su casa"; le
pregunté que por qué, y me respondió: "Coño,
porque si quisiera estar como en mi casa estaría
en mi casa".
Odio entrar en el baño de un bar después de la
una de la mañana; a esa hora todos los borrachos
han hecho tránsito por el lugar, y, como sabrán, lo
primero que se afecta con el alcohol es el sentido
del equilibrio y la puntería. Así que el baño no
será propiamente un dechado de virtudes
asépticas, mucho menos la manija de la puerta.
¿Cómo abrir la puerta del baño de un bar a la una
de la mañana sin tener que tocar la manija? He
ahí el dilema. Conozco a alguien que acostumbra
abrirla con el pañuelo, incluso cuando tiene gripe.
El otro día, un amigo, después de satisfacer sus
necesidades, se lavó las manos como le
enseñaron desde niño, luego tomó la manija para
abrir la puerta y reparó que había ensuciado sus
manos nuevamente, entonces regresó y se lavó
las manos otra vez, y otra vez tomó la manija,
entonces reparó que... No me lo van a creer:
desde aquel día mi amigo vive en ese baño, el
pobre no ha logrado salir.
¿Quién de ustedes no baja la cisterna con la
punta del zapato? Y es que mientras en el bar le
hacemos homenaje a la nostalgia o intentamos
ahogar las penas, en el baño los bacilos y el coco
están de ‘bacilón’.
Ahora que lo menciono, debo pasar a aquel
baño a saludar a mi amigo.
EL ADMINISTRADOR DE HUECOS
Todas las mañanas, cuando voy hacia mi
oficina, puedo ver al ‘administrador de huecos’
haciendo su trabajo. Casi siempre está el mismo,
aunque algunas veces hay otro que se le parece,
por lo que deduzco debe ser un hermano, un
primo o el tío. El director del tránsito de la ciudad
donde vivo está medio loco, a pesar de que lo han
cambiado varias veces en los últimos diez años,
por lo que pienso es el cargo el que enloquece a
quien lo ocupa. Vivo sobre la paralela de una
conocida autopista, y en esa paralela el director
de turno exacerba su locura. Un día desvió el
tráfico justo hacia dos clínicas y un centro médico
de alta concurrencia que quedan en el sector; los
pobres enfermos que ya tenían bastante con su
padecimiento han tenido que soportar desde
entonces el humo y el ruido de los carros, buses, y
la consabida presencia de los taxis con sus
‘trancones’ a cuestas. Otro día convirtió la
paralela, que era de doble vía, en una de una sola
vía, pero de manera discontinua; me explico: una
cuarta parte no la convirtió, otra cuarta parte si, la
siguiente no, pero la última si. ¡Como para
matarse si uno no es de allí!
Pero esta locura del director me ha regalado el
espectáculo diario del ‘administrador de huecos’,
un personaje ‘macondiano’ que como su nombre
lo indica administra un hueco; un hueco sobre la
vía producto de la desidia del alcalde de turno. El
hombrecito saca tierra junto a la vía y rellena el
hueco; pero como la tierra no es consistente, a
medida que pasan los carros se la van llevando.
Pero él insiste y nuevamente saca tierra junto a la
vía y lo vuelve a rellenar. Por supuesto que esto
no es gratis, porque mientras no está paliando
tierra se monta una caseta de peaje sin caseta,
para que las almas generosas le den una moneda
por su trabajo. Lo curioso es que siempre
administra el mismo hueco, no obstante que a tan
sólo 5 metros hay otro más y más grande, y a 25
metros otro, y a 50 otro, y a 75 uno más, y así
hasta llegar a mi oficina que queda a cinco
kilómetros. Pero el tipo se ha encariñado con
aquel hueco, es su oficina, su fuente de trabajo,
que el día que el alcalde decida taparlo, el pobre
se quedará sin empleo, o tendrá que mudarse al
siguiente hueco, así que no sé qué es peor.
A tan sólo 200 metros del ‘administrador de
huecos’ está el ‘administrador de basura’, quien
administra la basura que queda junto al sardinel
de la vía. Así como lo leen. A diferencia del
‘administrador de huecos’, el ‘administrador de
basura’ sólo trabaja los domingos por la tarde, o al
menos a esa hora lo he visto. Su performance es
digno de cualquier artista contemporáneo:
mientras el semáforo está en rojo pide una
contribución, y cuando cambia a verde recoge o
esparce la basura en un tramo de sardinel no
mayor de 20 metros. ¡Siempre la misma basura!
Claro, nadie se detiene a comprobarlo, salvo
desocupados como yo. Además le va bien, porque
a esa hora la mayoría de la gente que pasa va
para la iglesia que queda a 300 metros, junto a las
clínicas que ya les mencioné, y aquella es la ruta
obligada para el encuentro dominical con Dios,
por obra y gracia de aquel director de tránsito.
En cualquier semáforo de la ciudad es normal
encontrar mendigos profesionales o aficionados,
desplazados por la violencia o la miseria,
saltimbanquis, equilibristas, tragafuegos o
vendedores de cualquier cosa: dulces, coquitos,
merengues, mandarinas, mangos, obleas sin
arequipe, forros para el celular o para el control,
DVD´s piratas que siempre habrá que cambiar o
botar porque sólo dejan ver hasta la mitad de la
película, libros para colorear con los colores
incluidos, ‘chucherías’ de colores, y ‘Bon Ice’ de
diferentes sabores. Además de todo lo anterior
nos ofrecen servicios para nuestro carro, como el
que nos ofrece el ‘limpiador de vidrios’.
Contra los vendedores y mendigos está el
recurso defensivo de subir el vidrio del carro y
poner el aire acondicionado en caso de que haya
‘trancón’. Pero contra el ‘limpiador de vidrios’ sólo
nos quedan los recursos gestuales, porque como
estamos encerrados defendiéndonos de los
vendedores y mendigos, cualquier cosa que
digamos es inútil para convencer al ‘limpiador de
vidrios’ que no queremos que nos limpie el
vidrio… ¡que no queremos!… ¡que no!… Pero al
tercer “¡que no!” el desgraciado ya está montado
sobre nuestro carro y nos ha embadurnado el
panorámico con el jabón en polvo más barato que
existe en el mercado, o, en su defecto, una
mezcla de jabón ‘Dersa’ con ‘Barrigón Varela’, lo
más cercano en sus efectos al ácido clorhídrico. Si
mi carro hablara seguramente me insultaría por
permitir tales desmanes contra su pintura. ¡Y
encima nos pide una moneda! ¡El infeliz nos jode
la pintura del carro y encima nos pide dinero! El
otro día iba saliendo del lavadero de carros donde
me lo habían lavado y ‘polichado’ (brillado), y, en
el primer semáforo con que tropecé, un ‘limpiador
de vidrios’ insistía en limpiarme el vidrio que
estaba reluciente. Una tarde me lo limpiaron tres
veces seguidas. Por supuesto que sólo le pagué al
primero. ¡Quién nos defiende!
Siempre pensé que el ‘limpiador de vidrios’ era
el peor, hasta que conocí al ‘golpeador de llantas’.
Si, amigos, así como lo leen: el ‘golpeador de
llantas’. Estaba esperando el cambio de semáforo
cuando un individuo con un palo en la mano
empezó a golpear las llantas de mi carro. Las
golpeaba durísimo. Como no sabía de la existencia
de este oficio, lo primero que pensé fue que el
tipo estaba loco y que luego de golpear las llantas
seguiría con la carrocería, las farolas y los vidrios.
Entonces me bajé y le pregunté: “¿Qué le pasa?
¿Por qué golpea mi carro?”, y el hombre me
respondió: “Le estoy midiendo el aire a las
llantas”. Y como estaba enojado (por no decir
‘cabreado’), le dije: “Por qué mejor no se mide el
aire del culo”; entonces me desarmó diciéndome:
“Porque ya sé que está lleno de aire y necesito
comer”.
Otro oficio nuevo es el de traer hijos al mundo…
bueno… no es tan nuevo. Pero el de traerlos para
pedir dinero en los semáforos si que lo es. Hace
como un año vi a una señora embarazada en un
semáforo pidiendo limosna, y ¿quién no se
conmueve de una señora embarazada pidiendo
para comer?; así que le di. Hasta ahí todo normal;
el problema es que me la acabo de encontrar de
nuevo y seguía embarazada; entonces le pregunté
por qué aún no había tenido el bebé, y la señora
me dijo: “Claro que si, señor, el otro me lo quitó el
Bienestar Familiar”. ¡Es increíble!
A quienes siempre les doy es a los
malabaristas. Los hay de todas las clases, unos
muy buenos que hasta llevan uniforme, y supongo
deben tener ‘manager’. Ya veo al ‘manager’
sentado en la cafetería de la esquina tomando
refresco todo el día mientras los tres negros
arriesgan su vida por nosotros. Digo negros
porque son negros, deben ser de Cali o
Buenaventura, presumo, y cada vez se ponen más
negros por el sol. A las seis de la mañana ya están
en el semáforo. Ahora entiendo el dicho “trabajar
como un negro”, que en este caso sería “trabajar
como tres negros”, o como diría el presidente
“trabajar, trabajar y trabajar”. También están a los
que se les caen las bolas, tienen su encanto, se
esfuerzan los condenados. A ellos también les doy.
En cambio a los ‘tragafuegos’ nunca. Son unos
irresponsables. Un día de estos van a provocar un
incendio colectivo en un cruce de vías.
Si hay un pueblo capaz de sacarle el quite al
hambre es el pueblo colombiano. Los oficios que
he mencionado, y otros que se me escaparon,
sólo se ven en las calles colombianas. Si los
vemos en otro país seguramente los realizan
compatriotas que emigraron en busca de ‘un
mejor futuro’.
Mientras esto ocurre en las calles, en el
Congreso de la República el Ministro Sabas se
turba tratando de explicar el Plan Nacional para
los desplazados, una retórica institucional que
refleja la incapacidad del gobierno para atender la
crisis social que vive el país, uno de los talones de
Aquiles de la actual administración. Seguramente
el TLC48 nos regalará nuevos ‘administradores de
huecos’ para copar la demanda de nuestras cada
vez más deterioradas calles. Sólo espero que no
sean ‘tragafuegos’ para que no pase en Colombia
lo que ocurrió en Francia.

48
Tratado de Libre Comercio. Sin comentarios adicionales. Aunque los amerite todos.
EL DEPORTE NO ES SALUD
Hace un par de meses en una de las tantas
ferias que realizan en la ciudad, me midieron el
azúcar de la sangre. “No le va a doler”, me
aseguró la enfermera al tiempo que me pinchaba
el dedo índice de la mano derecha con un
dispositivo cortopunzante; y aunque mi dedo ya
dejó de sangrar, aún no me recupero de las
secuelas psicológicas que me produjo el suceso. Si
hay algo a lo que le he tenido terror en la vida es
a los pinchazos. La semana pasada tuve que
aplicarme cuatro inyecciones para contener una
maldita gripe cuyo origen no alcanzo a deducir
por más que lo intento, a ver si me ayudan: a las
12 del mediodía soportaba los 37 grados de San
Alberto (Magdalena Medio colombiano), a las 20
horas sufría los 7 grados de las noches bogotanas,
y a las 11 del día siguiente me hallaba en medio
de la humedad selvática de la mítica Florencia.
Por qué me habrá dado gripe. Lo cierto es que la
gripe no se ha ido y mis defensas se vinieron al
piso; me siento como un pollo asiático,
susceptible a cualquier bicho raro del ambiente.
“Es usted un hombre dulce”, me dijo la
enfermera, “tiene el azúcar alto”. Fue como si me
hubiera dicho que me iba a morir, porque al día
siguiente no sólo corté con mi ‘bocadillo veleño’ 49
después del almuerzo, sino que compré sudadera
y tenis para comenzar a hacer deporte.
Yo nunca he creído eso de que “el deporte es
salud”. Recuerdo que cuando niño veía por la
televisión las peleas de ‘Pambelé’ y ‘El Rocky
Valdéz’,50 mis ídolos deportivos del momento, y
los pobres siempre salían del cuadrilátero directo
a la enfermería. ¿Cómo puede ser el deporte
salud? Así que durante 40 años me negué a
practicar alguna disciplina deportiva. Luego, con
el tiempo, fui reafirmando mi negación: mi amigo
Gonzalo Valderrama se sacó la uña del dedo gordo
del pie izquierdo jugando un ‘picadito de
banquitas’51 durante un festival de cuenteros; otro
amigo, Ricardo Cadavid, se fracturó un brazo en
un combate de lucha grecorromana aficionada;
Juan Pablo Montoya se fracturó la clavícula
jugando al tenis; Andrea Agassi perdió el cabello
por culpa de este mismo deporte; a ‘Carepa’
Gaviria lo mató un rayo jugando al fútbol; Diego
Maradona pescó adicción a la cocaína de tanto ver
las líneas que demarcan el campo del Nápoles;
Christopher Reeve quedó paralítico haciendo
equitación, por mencionar algunos ejemplos.
Afortunadamente mi contextura física es
delgada y mi peso corresponde exactamente a mi

49
Según los santandereanos, el bocadillo veleño es el postre nacional. Ni siquiera los
melocotones en almíbar son comparables al gusto que produce el bocadillo veleño
después del almuerzo.
50
¿Quién no ha escuchado hablar de estas dos glorias del deporte colombiano?
51
Un picadito de banquitas no es lo mismo que el fútbol o el micro fútbol, aunque en
todos se metan goles. Después del ‘tejo’, el picadito de banquitas es el deporte más
practicado por los colombianos promedio.
estatura y a mis deseos, 52 así que siempre he
considerado ajena la manía de hacer deporte.
Hasta ese momento el mayor esfuerzo físico que
había realizado era encestar documentos en la
papelera de reciclaje de mi computadora, o
cuando me cortaba las uñas de los pies, lo cual
siempre me producía un terrible dolor de espalda,
razón por la cual lo había dejado. Pero cuando la
enfermera me dijo lo del azúcar en la sangre, creí
que había llegado la hora de mudar de opinión y
cortarme las uñas de los pies.
Todas las mañanas salgo a caminar. El primer
día me aspiré el humo que expelen los buses
urbanos que transitan por los alrededores de mi
casa, lo cual casi me causa una pulmonía, amén
del riesgo de morir atropellado. Estuve a punto de
desistir de mi propósito saludable, y hasta llegué
a pensar que era mejor quedarme en casa
fumándome un paquete de cigarrillos. Por eso
cambié de lugar para mis caminatas y ahora estoy
yendo al Parque Ecológico La Flora, un bonito
lugar a donde acuden desde sexagenarios hasta
octogenarios convencidos de la importancia de
hacer deporte. Yo que tengo sólo cuarenta me
siento como un niño al lado de estos tardíos
deportistas. El problema es que van a su ritmo y
los senderos no son muy amplios que digamos, y,
lo peor, siempre van en grupos; así que se forman
unos ‘trancones’ impresionantes porque no
caminan unos detrás de otros sino unos al lado de
los otros y conversando. Me gustaría decirles:
¡Vamos señoras que tengo que ir a trabajar!; pero
al final resulta tan divertido escucharlas que opto
52
Para las interesadas: 67 kg de altura y 1,73 mts de peso. En serio.
por irme detrás de ellas recogiendo apuntes para
mis artículos.
Entre todos los que van a ese parque a caminar
me llama la atención un abuelo que se la pasa
saludando a los demás sin siquiera conocerlos.
Durante mi recorrido diario me lo cruzo unas cinco
veces y las cinco veces me saluda, que hasta
pienso: “Este no sólo está en terapia física sino
que también está en terapia del lenguaje”. Qué
manía de saludar la que tiene este abuelo, que
hasta estoy pensando en cambiar de sitio sólo por
no verlo más. Por cierto, no entiendo por qué a los
jóvenes no les interesa hacer deporte; sólo a los
abuelos. Pero espere que les midan el azúcar en la
sangre y verán que todos querrán salir a caminar
al menos. Confieso que me llevé una desilusión
con esto, porque pensé que podría ser un pretexto
para ligar con nuevas amigas. Un día tropecé con
una de menos de cuarenta y le dije: “Oye, cómo
vas”, y me contestó: “Caminando, ¿es ciego?”. Si
quieren ligar mientras caminan no se los
recomiendo, salvo que les gusten las personas
mayores.
Hay quienes hacemos deporte porque tenemos
la sangre dulce, pero también los hay que lo
hacen para bajar esos kilos de más. Ahora todos
quieren ser esbeltos. Ya no se acuerdan de Rubens
ni de sus ‘Tres gracias’. Tan graciosas que se ven
con sus gorditos y celulitis a flor de piel colgadas
en una de las salas del Museo El Prado en Madrid.
Esa si que era belleza. El placer siempre ha estado
en la carne, no sé por qué lo hemos mudado a los
huesos. ¡Qué tiene de apetecible un hueso! Nadie
pide una chuleta de cerdo para chuparse el hueso.
Por eso no había cirujanos plásticos en El
Renacimiento, y hasta los angelitos eran
mofletudos. No me pregunten cómo hacían para
volar, simplemente volaban con sus kilos de más.
Recuerden que por ese entonces vivía Leonardo
Da Vinci (el del código), el mismo que se
inventaba cada cosa para cada problema. El cielo
era de los gordos, en cambio el infierno era de los
flacos, si no me creen miren las figuras del Bosco.
Ahora es al contrario. Propongo volver al
Renacimiento y que los gordos retomen la
vanguardia de la estética. Lo llamaremos El Re-
renacimiento.53
El otro día vi en el parque a un gordo haciendo
deporte a las seis de la mañana y con gafas
oscuras. Este tipo está loco, pensé, aún no sale el
sol como Dios manda y ya lleva gafas oscuras. Al
principio creí que era porque se avergonzaba de
sus gordos, pero luego especulé que era un
detective secreto enviado por mi mujer para
expiarme a ver si andaba coqueteando veteranas.
El hombre no me perdía el ritmo.
Para bajar los kilos de más con el deporte se
necesita mucha disciplina. De nada vale bajar un
kilo a las seis de la mañana si al mediodía nos
comemos un ‘mute’54 y una ‘bandeja paisa’55 con
todos sus aditamentos. Ya sé que hacer dieta es
como ‘Misión Imposible’, se puede morir en el
intento. Una amiga probó todas las dietas, una
53
Queda mejor ‘Enrarecimiento’, que tiene exactamente las mismas letras.
54
Según los santandereanos, ‘el mute’ es el plato insigne de la gastronomía nacional;
similar al mondongo, pero distinto. Eso si, rico en calorías.
55
Según los ‘paisas’, la ‘bandeja paisa’ es el plato insigne de la gastronomía nacional;
rico en calorías y en fríjoles, arroz, carne de res molida, chicharrón de cerdo, huevo,
plátano, aguacate y arepa ‘paisa’.
distinta por semana; al final se quedó con la dieta
del arroz: el primer día un grano de arroz, el
segundo día dos granos de arroz y así
sucesivamente. Han pasado varios años y ahora
tiene una arrocera, pues le sale más barato
procesar su propia comida. Eso si, ha sido muy
rigurosa con su régimen. El primer año perdió
varios kilos, aunque ahora está peor que antes,
ayer se comió dos bultos de arroz. La pobre no lo
entiende.
Después de lo de Maradona ya nadie quiere
hacer dieta, ahora todos quieren achicarse el
estómago para comer menos. Y también que se
escuchaba cuando un argentino gritaba orgulloso:
“¡Grande, Maradona, grande!”. ¿Cuándo
inventarán una operación para agrandar el
cerebro? Bueno, a Maradona parece que se lo
agrandaron porque ahora anda metido en política,
que hasta ya entiende el asunto del ALCA. 56
“¡Grande, Maradona, grande!”.
Bueno, los dejo porque se me está haciendo
tarde para ir a caminar. Espero que hoy pueda
encontrarme una de no menos de sesenta años y
con ganas de conversar sobre el Renacimiento.
Ojalá no sea una de las “Tres Gracias”. Gracias.

56
Alianza para el Libre Comercio de las Américas. Sin comentarios, aunque los
amerite todos.
LO QUE UN HOMBRE NO DEBE HACER
CON UNA MUJER
Un día le escuché decir a un comediante
español que un hombre y una mujer pueden ir
juntos a muchos sitios, pueden ir juntos al cine, a
la playa, a La Patagonia, al quinto infierno; hasta
pueden ir juntos a la cama; pero a donde jamás,
pero jamás deben ir juntos es de compras. Y es
cierto, en eso somos incompatibles los hombres y
las mujeres.57
"Cariño, no nos vamos a tardar nada, te lo juro",
me dice mi mujer y se gasta siete horas buscando
unos zapatos, ¡unos simples zapatos! Después de
recorrer media ciudad y todos sus centros
comerciales, mi mujer termina donde casi todas
las mujeres de esta ciudad terminan cuando están
buscando unos zapatos: ¡en el barrio San
Francisco!...58 ¡Y por qué no fue directamente a
San Francisco, si todos saben que en San
Francisco están los almacenes de zapatos! ¡Allí
sólo venden zapatos! Hasta las reinas de belleza
lo saben (y ellas no es que sepan muchas cosas).
"Es que quería un diseño exclusivo", me dijo mi
mujer un día que la acompañé. Cómo si existiera
algún modelo exclusivo que los zapateros de San
Francisco no pudieran copiar. Se copian todo.
57
Este monólogo se escribió a partir de otro del ‘Club de la Comedia’.
58
En Bucaramanga no se dice “zapatero a tus zapatos” sino “zapatero al barrio San
Francisco”.
Bueno, casi todo. El otro día, regresando de
Europa, me encontré a un zapatero de San
Francisco en el avión, me confesó que venía de
Milán a donde fue a fotografiar las vitrinas con los
últimos diseños de primavera. Y los pobres
diseñadores santandereanos sin empleo.
Pero volvamos al asunto. La diferencia es que
mientras ellas van de compras, nosotros vamos a
comprar. Comprar es: "Déme una caja de
condones de cualquier marca, sin sabores, sin
olores, sin colores ni estimuladores, tamaño
estándar nacional, por tres unidades".59 Ir de
compras es disponer de siete horas para recorrer
todas las tiendas, boutiques, bazares, locales,
ferias, almacenes y escaparates de la ciudad.
Todos. Una mujer puede estarse todo el día de
compras y al final no comprar nada; entrar en una
boutique y decir:
–Quiero probarme ese vestido... y éste... y
aquél... y también ese otro.
Se prueba el primero y dice:
–No sé... lo siento un poco pequeño de aquí
arriba... Qué raro, porque es mi talla.
–Le puedo traer una talla más grande –le dice la
dependienta.
–Nooo, pero de cintura me queda perfecto, así
que si me trae una talla más seguro que me
vendrá bien de arriba, pero grande de cintura...
mejor me pruebo éste otro.
Entonces se prueba el segundo:
–Qué raro... con lo bien que se le veía al
maniquí GRIS de la vitrina, pero la verdad es que

59
Ya saben, el tamaño es relativo; también lo nacional.
este color no me sienta bien... Es que yo no tengo
la piel tan GRIS, señorita.
–Le puedo buscar otro color, señora –le dice la
dependienta.
–Nooo, si lo que me gustó fue este color, pero,
ya sabe... sobre el GRIS del maniquí se ve muy
bien, pero… mejor me pruebo éste otro.
La dependienta se da cuenta de que la mujer
no ha ido a comprar sino que está de compras, lo
cual significa que no comprará nada; entonces
pone cara de Bush cuando le mencionan a Chávez
a ver si se va, pero a ella como a Chávez no le
importa y se prueba media tienda... ¡Media
tienda, señores!... A la hora y media sale de la
boutique que parece haber sufrido el embate del
huracán Iván y sin comprar nada.
Un hombre jamás hace eso. Un hombre en
cuanto se prueba tres cosas ya se siente culpable
y compra por lo menos una de las tres. Si no es
que le sale un dependiente que se aprovecha de
su nobleza.
H: La chaqueta me gusta, pero creo que le
vendría bien al Gordo Benjumea.
D: No me diga que la siente grande porque es
sólo impresión suya... se le ve muy bien... grande
no es... un poco amplia sí, pero es su talla...
mírese los hombros... perfectos... se nota que
usted va al gimnasio.
Pero usted nunca ha pisado un gimnasio, salvo
en el que cursó la primaria, y sólo atina a
preguntar:
H: ¿Quién?... ¿Yo?
D: Quién será... mírese usted en el espejo para
que vea que no le estoy mintiendo... cruce los
brazos... así... ¿le tironea?
H: No...
D: Porque es su talla; si no fuera su talla le
tironeaba.
Y usted, casi rogándole al dependiente, le dice:
H: Hombre, no tendrá una tallita menos...
D: No. Sólo me queda en esa talla.
Y el hombre termina llevándose tres chaquetas
de la misma talla, del mismo estilo, pero en
diferentes colores, y, por supuesto, tres camisas,
tres pantalones, tres pares de zapatos, tres de
medias y un sombrero de safari. ¡Eso es comprar,
señoras! Pero lo que ustedes hacen es ir de
compras. Por eso, antes de que mi mujer me
pregunte si quiero ir de compras con ella yo ya
me habré ido de safari al África con mi sombrero
nuevo.
El domingo pasado fuimos a almorzar a
Cañaveral, un renovado centro comercial de la
ciudad. Marcamos la entrada en el parqueadero a
la 1:04 de la tarde. Almorzamos, y al terminar a
mi mujer le dio por entrar en una tienda de
celulares. Yo soy anticelulares, así que decidí
esperarla en el parqueadero. "Me tardo cinco
minutos", me dijo, y yo le creí. A los quince
minutos me entró el desespero de no hacer nada
y por hacer más me fui a la caseta de pago
anticipado del parqueadero y pagué el servicio
(2:19 de la tarde). Me cobraron dos horas, a pesar
de que no había utilizado más de una hora y
quince minutos. A la media hora llegó mi mujer, y,
al salir del centro comercial (2:54 de la tarde), el
dependiente de la portería me dijo que había
excedido el tiempo de salida que estaba
estipulado en diez minutos luego de pagar el
servicio. Le dije que, no obstante, aún no había
cumplido las dos horas de parqueo que había
pagado, que aún me quedaban diez minutos sin
usar. El dependiente insistía en que debía pagarle
otra hora, pues así estaba estipulado en el
reglamento del centro comercial. Miré el reverso
del recibo, pero éste no decía nada al respecto.
Traté de explicarle que como consumidor racional
que soy, o que pretendo ser, me resultaba
éticamente inadmisible que tuviera que pagar tres
horas de parqueo cuando sólo había consumido
una hora y cincuenta minutos. Al final, y rendido
ante mi lógica, el dependiente aceptó pagar de su
bolsillo la hora que yo no había consumido, pues,
según él, el centro comercial se la cobraría, ya
que mi salida había quedado registrada
electrónicamente en el sistema. ¡Qué injusto
pensé! ¡Cómo puede un centro comercial serio
como Cañaveral hacer esto a sus empleados y
visitantes! "Tome usted el valor de la hora", le
dije. Pero el dependiente de manera digna se
negó a recibirlo. Me fui a casa a ver el partido de
la "decepción Colombia",60 pero la derrota ante
Uruguay me dejó un sentimiento amargo que me
produjeron las siguientes preguntas frente al
incidente:
1) ¿Pasaremos al Mundial de Fútbol Alemania
2006?

60
La de fútbol, por supuesto.
2) ¿El dependiente alertará al centro comercial
sobre la contravención que está cometiendo
contra sus usuarios y empleados?
3) Si lo hace, ¿el centro comercial corregirá la
anomalía, o dejará pasar el asunto como un
incidente menor? ¿Despedirá al dependiente?
4) ¿Quién protege a los consumidores de estos
atropellos, independientemente de la nimia
cantidad de dinero?
El otro día cambiando dólares en el aeropuerto
El Dorado de Bogotá, la dependiente me robó mil
pesos. Se hizo la tonta y yo tenía prisa por tomar
el avión. Ya sé que mil pesos no son nada en este
país; pero si hace lo mismo con cien personas al
día, ya no serían mil pesos sino cien mil pesos; en
un mes serían 3 millones; en un año serían 36
millones de pesos. Y eso es algo, o ¿no?
Otro ejemplo. Las zonas azules de ‘Ciudad
Móvil’,61 en Bucaramanga, operan hasta las 7:00
de la noche. A esa hora el dependiente se va para
su casita con el corazón tranquilo por haber
contribuido a enriquecer a los concesionarios del
famoso ‘negociado’. Pero si yo parqueo el carro a
las 6:30 de la noche igual me cobra una hora, así
después de las 7:00 él esté en su casita muy
tranquilo y mi carro esté en la calle a la buena de
Dios. Pero todos sabemos que Dios está ocupado
con lo del huracán Katrina como para andar
cuidando mi carro o defendiéndome de los de
‘Ciudad Móvil’. Y estos, que son más astutos que
cualquiera en este país, dirán que ellos no cobran

61
Nombre de la concesión privada a la que se le adjudicó, de manera sospechosa, la
administración del espacio público en Bucaramanga. El famoso negocio de los cepos y
las grúas.
por la vigilancia de mi carro sino por el uso del
espacio público. Y si el espacio es público, ¿por
qué ellos, que no lo son, se aprovechan de él?
Cosas del huracán Iván.62

62
Famoso huracán que luego de ensañarse con Bucaramanga, mudó de la política
local a la meteorología internacional, desolando a Miami y los pueblos del Caribe.
CÓMO SER AGENTE DEL FBI
Sólo para mujeres
Ya lo he confesado más de una vez: soy un tele
adicto a las series policíacas del Discovery
Channel, especialmente de ‘Los archivos secretos
del FBI’. Incluso, de niño nunca me perdí un
capítulo de ‘Barnabi Jones’, ‘Kojac’ y ‘Bareta’. Por
eso, puedo asegurarles amigas que las 20
recomendaciones que les voy a dar, para detectar
si sus maridos les están siendo infieles, están
sustentadas suficientemente en citas
autobiográficas, biográficas y bibliográficas. 63 Ya
sé que después de este monólogo sus maridos me
van a odiar, pero también sé que con ello puedo
ganar al menos un encuentro adúltero con alguna
de ustedes, quien no dudará en brindarme
muestras afectivas de agradecimiento. Tomen
nota.

Primer consejo. Asuman que el mundo está


lleno de gente mala que les quiere quitar lo que
es suyo. Hagan una lista de esta gente e incluyan
en ella a George Bush, Tony Blair, Vladimir Putin y
a los negociadores del TLC... No tienen nada que
ver con lo que estamos hablando, pero es bueno
tenerlos presentes.

63
Este monólogo se escribió a partir de otro del ‘Club de la Comedia’.
Segundo consejo. Es imprescindible que inicien
un curso intensivo de literatura rosa que les
permita crear y recrear historias con gran
facilidad. También les recomiendo asistir a cine
clubes donde proyecten películas como ‘Nueve
semanas y media’, ‘Atracción fatal’ y ‘Propuesta
indecente’. Tampoco se debe descartar la
televisión… Lo que se aprende de un programa
como ‘Laura en América’ es impresionante.

Tercer consejo. Necesariamente tendrán que


tomar un curso rápido de Internet y otro de
contabilidad por correspondencia. Asuman la
contabilidad de la casa a partir de este momento.
Este entrenamiento les despertará la creatividad y
el juicio analítico frente a situaciones que pueden
parecer normales, pero que vistas al detalle
constituyen señales inequívocas de una inminente
cornada.

Cuarto. Interpreten cualquier situación de su


pareja de la peor manera posible, con malicia
indígena… Es decir: ¡Conviértase en una india!

Quinto. Recuerden todos los trucos, pretextos y


mentiras que han utilizado cuando le han sido
infiel a su marido… ¡No se hagan!... Pero como
dice el sabio refrán popular: “Usted no se merece
que le hagan lo que le hace a los demás”.

Sexto. Métanse en el contexto de su pareja:


prehistoria, historia, ambiente de trabajo, grupos
de amigos, ídolos musicales, amores pasados,
compañeritos de prejardin, y la primera novia (es
importante saber el nombre de la maldita que les
privó del placer de tener un marido virgen).

Séptimo. Al mejor estilo de Sherlok Holmes,


busquen pruebas de las muy seguras infidelidades
de su pareja. En esto ayudan los extractos
bancarios y de tarjetas de crédito, las facturas que
el muy descuidado deja en su bolsillo o billetera, y
los recibos telefónicos, especialmente los de larga
distancia y celular. Conviene que se hagan a una
copia de su agenda personal a fin de cotejar cada
número telefónico que aparezca en el recibo.

Octavo. Como ahora son las responsables de la


contabilidad de sus hogares, cualquier
inconsistencia en las cuentas les da derecho a
preguntar de qué se trata un pago por 30 mil
pesos a nombre de ‘Representaciones Fernando
Londoño Hoyos’, que es como aparece registrado
en la Cámara de Comercio el motel que frecuenta
su marido. ¿Ahora entienden el por qué del curso
de contabilidad por correspondencia?

Noveno. Revisen la ropa de su pareja cuando


llega tarde por las noches después de una reunión
de trabajo. Sobra mencionar que busquen restos
de maquillaje y perfumes, así como condones y
cajitas de fósforos de esas que regalan en los
hoteles, restaurantes y discotecas. Asuman esto
de manera meticulosa, como lo haría un experto
agente del FBI frente a la escena del crimen. No
destruyan evidencia, pero tampoco lleguen al
extremo de usar guantes de látex.
Décimo. Un pelo de cualquier tipo (o tipa) es un
hallazgo valioso para nuestro propósito, más aún
si es un vello púbico o un pelo de la nariz.
Deberán sacar sus propias conclusiones a partir
del sitio o prenda donde lo hayan encontrado. Si
es un vello púbico enredado en el elástico del
calzoncillo, es prueba indiscutible de que su
marido le está siendo infiel. Si el enredado en el
elástico del calzoncillo es un pelo de la nariz o un
cabello, tranquilas, sólo fue sexo oral, pero no
infidelidad, según Bill Clinton… Pero si no
encuentra pelos, ya pueden concluir dos cosas: o
que su marido está saliendo con una calva, o que
el champú que usa la otra es de óptima calidad.
Pregúntele a su marido por la marca y empiece a
usarlo. Si aún tiene dudas, recuerde que ya existe
el análisis de ADN.

Undécimo. Búsquense la forma de hacerse a su


clave de correo electrónico, hay muchas maneras.
Si no es un tipo muy precavido, empiecen por el
nombre de su mascota o el de su primera novia
(¿ahora entienden la importancia de conocer el
nombre de la maldita que les privó del placer de
tener un marido virgen?). Pero si es un tipo
precavido, ya existen las cámaras en miniatura.
De todas formas, salvo que esté en el negocio de
los computadores, siempre dejará su rastro en el
historial y los archivos temporales de Internet, ya
que el muy torpe olvida borrarlos cuando cierra la
sesión (¿ahora entienden la importancia de tomar
el curso rápido de Internet?).
Décimo segundo. En las reuniones sociales,
marquen el territorio, pero sin llegar al extremo de
salpicar de orines las patas de su silla como lo
hacen algunas especies. No permitan que alguien
distinto a usted se siente al lado de su marido.
Tampoco le permita bailar con otra y menos con
su secretaria, así ésta les pida, con extrema y
sospechosa decencia, permiso para bailar con `su
jefecito´. Controlen cada una de sus miradas a
diestra y siniestra, pero no lleguen al extremo
siniestro de ponerle un casco de Fórmula Uno para
que sólo pueda mirar al frente.

Décimo tercero. Si su marido, que siempre ha


sido un torpe en la cama, cierta noche llega y le
hace el amor con maestría, es porque está
tomando lecciones con una maestra… de
preescolar por lo menos.

Décimo cuarto. Si su marido, que no es


mecánico sino oficinista, lo primero que hace al
llegar a la casa es pasar directo a la ducha, es
porque no huele precisamente a oficina. Por
cierto, ¿cuándo dejarán de usar en los moteles
esos malditos jabones chiquitos que lo dejan a
uno oliendo a motel? ¿Por qué no ponen
secadores de cabello en los moteles? El otro día vi
salir de un motel a una pareja, los pobres iban
sacando la cabeza por las ventanillas del taxi y
sacudiéndose el cabello… ¡con lo peligroso que es
sacar la cabeza por la ventanilla de un carro en
movimiento!
Décimo quinto. Si su marido le llena la casa con
cuanto aparato de gimnasia ofrecen en
Televentas, no sólo le está poniendo los cuernos
sino que además la está arruinando.

Décimo sexto. Si su marido se deja crecer los


cuatro pelos que aún le quedan y se hace una
cola de caballo al estilo ‘Marco Antonio Solis’, está
claro que, o le está poniendo los cuernos o lleva
una doble vida y se la pasa cantando en los
buses: “Te extraño más que nunca y no sé por
qué…”… Sobra decir que no es precisamente a
usted a quién extraña.

Décimo séptimo. Si su marido, que siempre ha


sido un tipo de derechas, defensor acérrimo de la
seguridad democrática, un día se hace nombrar
Presidente del Comité Cultural y Social del
sindicato de la empresa, el cual se reúne cada dos
o tres días para discutir el tema de la
globalización, o para celebrar la jubilación de uno
de sus aforados, es porque le está poniendo los
cuernos. Hay que ver cómo se perfuma el
condenado para hacerle el homenaje al
compañero jubilado (me van a odiar mis amigos
sindicalistas).

Décimo octavo. Si su marido, en una apacible


noche de martes, en la intimidad de la cama, sin
el menor motivo aparente, de pronto le pregunta:
“Si me encontraras con otra, ¿tú qué harías?”, es
claro que le está poniendo los cuernos; salvo que
sea funcionario del DANE y se encuentre
realizando una encuesta sobre el tema.
Décimo noveno. Si le cambia el canal del partido
de fútbol por uno de bricolaje y cocina, y no pone
el grito en el cielo, definitivamente es porque
tiene las pelotas en otra parte.

Y finalmente, si al llegar a casa más temprano


que de costumbre lo encuentra metido en la cama
con otra mujer, es porque definitivamente le está
poniendo los cuernos… “Mi amor, no es lo que
parece”… “Que si es lo que parece”… En ese
momento, y sólo hasta ese momento, tienen
derecho a enviar su solicitud de ingreso al selecto
cuerpo de agentes del FBI. ¡No imagino la cara de
su marido cuando lo sepa!
POR HUMOR A DIOS
La re-creación
Voy a hablarles de La Biblia, el ‘bet seller’ de
todos los libros. Yo no sé si sea el libro más leído
de la historia, pero su fama es innegable. A mi La
Biblia me trae recuerdos de infancia; cada
mañana mi padre nos leía La Biblia a mí y a mis
hermanos, y lo hacía siempre antes del desayuno;
así que había que ponerle cuidado a mi padre si
queríamos desayunar aquella mañana. Mi padre
siempre alimentó nuestro espíritu.
Mi padre era un gran hombre y un gran lector
de La Biblia. Mi padre no se enteró de que existían
otros libros en el mundo, así que a La Biblia la
leyó por lo menos setenta veces cada año en los
setenta años que tuvo. Y no sólo la leía sino que
también la aplicaba. Por ejemplo, cuando los
hermanos peleábamos, mi padre sacaba La Biblia
y, metiéndose en medio de la pelea, decía cosas
como: “Amaos los unos a los otros”. De inmediato
los hermanos nos abrazábamos, nos besábamos y
prometíamos no volver a pelear. Mi madre
también se la recordaba; por ejemplo, cuando
iban por la calle, y a mi padre siempre le gustó
ver a las muchachas bonitas, entonces mi madre
le decía: “No desearás la mujer de tu prójimo”, a
lo que mi padre contestaba: “Pero si no estoy
deseando la mujer de mi prójimo, estoy deseando
la suerte que tiene mi prójimo de tener esa mujer
tan bonita”.
Mi padre me contó muchas cosas acerca de La
Biblia y acerca de Dios, pero nunca me contó
sobre el origen de Dios, sobre su familia, sobre su
papá, sobre su mamá ni sobre sus hermanos.
Aunque es fácil deducir que Dios tuvo que ser hijo
único por lo caprichoso que era. Es decir que
podemos excluir la posibilidad de que Dios haya
tenido hermanos o hermanas. Lo del papá es
irrelevante porque la figura paterna sólo ha sido
importante para los gastos de la casa, y siendo
Dios un ser que vivía en La Nada, pues en aquella
familia no abundaban los gastos. Pero, mamá si
debió tener. Es imposible concebir a un ser sin
una mamá y no veo por qué Dios tuviera que ser
la excepción.
Fue la mamá de Dios la que lo obligó a hacer el
proyecto de La Creación; se la pasaba haciendo
Nada y a su mamá esa situación comenzó a
preocuparle: “Quiera Dios que no me coja vicio,
porque ahí si que Dios nos ayude”, se le oyó decir
una mañana de lunes.
A regañadientes, Dios se sentó a escribir el
famoso proyecto, pero lo único que logró
estructurar fue una especie de cronograma de
actividades a realizar en tan sólo siete días...
Bueno, seis, porque el séptimo lo consagró para el
descanso (dando origen sin querer al
sindicalismo).
Como podrán suponer el proyecto era un Caos,
no tenía presentación, objetivos, antecedentes,
indicadores de gestión ni presupuesto, sólo aquel
cronograma. Lo del presupuesto era lo de menos,
pues como aún no existían las Contralorías podía
agregarle nuevas actividades sin importar los
sobre costos. Lo de la ausencia de objetivos en
cambio siempre preocupó, si no me creen revisen
el capítulo del Diluvio Universal: acabó con casi
todo lo que había creado.
El primer día creó los cielos y la tierra, pero
como todo era oscuridad no sabía cómo le habían
quedado. “Si al menos hubiera una lucecita”, dijo
tratando de ver a través de la penumbra.
Entonces se acordó que él era Dios y creó la luz, y
así pudo ver lo bien que le habían quedado.
Aunque la verdad sea dicha, a Dios no le gustó
mucho aquella luz, pues pensaba que no lo dejaría
dormir aquella noche.
“¿Noche?”, dijo Dios, “qué palabra tan extraña”.
Entonces creó la noche para dormir y creó el día
para seguir con el proyecto. El problema era que
para que se hiciera la noche debía apagar la luz, y
para que se hiciera el día debía encenderla. “No
es práctico”, dijo Dios, “pero ya lo arreglaré”.
El segundo día se levantó muy temprano, y se
preguntó así mismo: “Si al que madruga Dios le
ayuda, a mí quién ‘carajos’ me va a ayudar”; pero
no obtuvo respuesta. Entonces hizo el ‘cielo raso’
y comenzó la obra hidráulica, es decir, separó las
aguas superiores de las inferiores. Pero, el
esfuerzo le produjo sueño, así que apagó la luz y
se hizo la noche, y se acostó a dormir.
Al día siguiente separó los mares de la tierra y
se dedicó a la jardinería, pero se cansó a la
tercera rosa que sembró; hasta se le oyó cantar a
ritmo de merengue:
“Tengo un jardín de rosas…
(coro) hermosas…
Tengo un jardín de rosas…
(coro) son sólo para ti…”.

Pero la verdad era que no tenía un jardín de


rosas, tan sólo tenía tres rosas. Entonces se
inventó aquello de que las plantas produjeran
semillas y las semillas produjeran nuevas plantas
(dando inicio, sin querer, a la Ecología). Estaba
tan contento con este invento que esa noche se
acostó más temprano que de costumbre, no sin
antes rezar sus oraciones en agradecimiento a sí
mismo:

“Padre nuestro
que estoy en mi cielo,
santificado sea mi nombre,
venga mi reino,
hágase mi voluntad,
aquí en mi tierra
como en mi cielo.
Ay men...”.

Aquella última palabra (men) lo sorprendió y


estuvo a punto de inventarse algo, pero se
abstuvo al acordarse del cronograma.
En el cuarto día resolvió el problema de la luz y
la reemplazó por una lámpara que se desplazaba
de este lado a… ¿o-este otro lado?... Bueno, se
desplazaba de Este a Oeste; hasta que llegó
Copérnico y se tiró el cuento. A la noche también
le hizo su lámpara, la cual acompañó con una
instalación de luces tipo Navidad. También colocó
bombillas ahorradoras de energía, previendo los
desmontes de los subsidios y la cuenta de la
energía que le llegaría a futuro; a cada circuito le
colocó un temporizador para que se prendieran y
se apagaran solitas. Y Dios vio que el
temporizador era bueno, y esa noche se durmió
soñando que era una estrella (así nació el primer
reality show).
En el día quinto creó los animales, a excepción
de los políticos, los chóferes de bus, los taxistas y
los peatones que cruzan la calle por el sitio menos
indicado. También creó los dinosaurios. Esto
últimos le produjeron un gran entusiasmo por su
tamaño. “Con estos acabaré pronto”, se le oyó
decir. Estaba tan entusiasmado con los
dinosaurios que les dijo: “Chicos, creced y
multipli-caos”.
Caos fue lo que armaron estas bestias, quienes
se dedicaron toda la noche a realizar orgías en
medios pavorosos bramidos y convulsiones
eróticas que hicieron temblar la faz de la tierra,
impidiendo que Dios pudiera conciliar el sueño.
Por eso al día siguiente (día sexto), Dios se
levantó de malas pulgas. Y como estaba de malas
pulgas, creó la pulga, el piojo, la ladilla, la rata
canequera, la hormiga cocorota, el nuche, el coco,
la lombriz solitaria, el escorpión venenoso, la
cucaracha, la avispa patiamarilla, la escolopendra,
el zancudo, la mosca, el mosquito y la mosquita
muerta.
Rayos y centellas se escucharon al tiempo que
Dios desarmaba a los dinosaurios y los trataba de
“¡Bestias!”, al tiempo que con sus partes hacía
unos animales más pequeños y menos
bochinchosos. Miró el cronograma y dijo: “¡Ay
men, es el último día!”. Entonces creó al ‘men’, y
lo hizo a su imagen y semejanza. Por eso se dice
que el ‘men’ se parece a Dios, pero en un día de
malas pulgas. Lo hizo con una mezcla de barro,
producto de la tormenta que en su ira desató, y
bosta de tiranosaurio, producto de la póstuma
digestión de éste. Por eso la mayoría de las
mujeres afirman que los hombres son “una
mierdita”.
A la mujer la hizo de una costilla del ‘men’ (una
de las falsas para mayor precisión); por eso la
mayoría de los hombres afirman que las mujeres
siempre esconden algo.
Lo de la mujer fue el primer acto de magia en la
historia, porque los anteriores habían sido actos
de creación. En medio de un espectacular juego
de luces de colores, efectos especiales y un
polvero impresionante que hubiera despertado la
envidia de David Coperfield, apareció una
despampanante mujer rubia medidas 90-60-90
que estaba completamente desnuda… mejor
dicho… como Dios la trajo al mundo... Y Dios vio
que la mujer ¡estaba buena!… Entonces dijo:
“Será llamada Varona porque procede del varón”,
aunque en realidad su nombre era Eva Varona.
Cuando Adán despertó de la anestesia que Dios
le había aplicado para la operación de costilla,
comprendió que El Señor le había hecho el
milagrito. Y dijo Dios: “Podrán disponer de todo lo
que he creado, pues lo he creado para ustedes;
pero, eso si, no quiero que se metan con aquel
árbol que he sembrado en la mitad del jardín,
pues lo he sembrado para hacer unos
experimentos transgénicos a futuro. Además, no
lo necesitan; ahí tienen papayuela, pitahaya,
guayaba coronilla, plátano hartón, tomate de
árbol, chirimoya, anón, mango biche, chontaduro,
borojó y otras frutas, verduras y hortalizas.
¡Cuiden lo que les he dado, pues se los he dado
con amor!”. Y se fue.
¿A dónde?
¡A dormir!, por supuesto. Luego no fue lo que
nos contaron, que Dios descansó sólo el día
séptimo, ¡no!, empezó a descansar desde la tarde
del día sexto.
Bueno, los dejo porque debo ir a misa de seis,
no sea que Dios decida hacer su primer
experimento transgénico conmigo. Vayan con Él.64

64
Este monólogo se escribió a partir de otro de Daniel Samper Pizano.
MUNDO DE LOCOS
Hace unos días, navegando sin rumbo fijo por la
Internet, di contra una página de psiquiatría en
donde se define una serie de enfermedades
mentales calificadas como sorprendentes. No sé
para ustedes, pero a mí no me parecieron tan
sorprendentes. En algunos casos me atrevería a
considerarlas epidemias, pues muchas de ellas
pululan en nuestra sociedad. Juzguen ustedes.

Tricotilomanía

Es como para arrancarse los pelos. Los expertos


consideran que este mal lo padece cerca del 1%
de la población. El enfermo arranca
compulsivamente el pelo de cualquier parte de su
cuerpo: cabeza, cejas, pecho, axilas, zona púbica,
etc. Así las cosas y amparados en el concepto
psiquiátrico, los ‘skin head’ (cabeza rapada) no
son un movimiento de jóvenes desadaptados e
intolerantes como algunos los tildan, sino
simplemente unos tricotilómanos, que luego de
arrancarse los pelos salen a la calle a romperle los
pelos a los demás.
Lo mismo podríamos decir de las mujeres que
tienen la manía de eliminar cualquier vestigio de
pelo de su cuerpo, salvo la cabellera, por
supuesto. Hay que estar enfermo para someterse
a un tratamiento depilatorio con cera caliente,
láser o presto barba.

Síndrome de Capgras

Es un trastorno de la capacidad de
identificación. El paciente ve la cara de su
cónyuge, por ejemplo, y está seguro de que se
trata de un impostor. Parece que se debe a alguna
desconexión entre el mecanismo físico del
reconocimiento visual y la memoria afectiva. Sin
embargo, esto es muy común en las personas
casadas después de los primeros diez años de
matrimonio. Las transformaciones físicas que
sufre el cónyuge en este tiempo le impiden al
paciente no sólo el reconocimiento visual sino
también el afectivo. De ahí que las señoras digan
asiduamente: “Este no es el hombre con el que
me casé”; y lo más seguro es que no lo sea, pues
en ese momento su marido se encuentra en la
oficina trabajando. O que los señores, al
considerar a su pareja ‘una impostora’, se
consigan una niña de 18 añitos, que era la edad
que tenía su mujer cuando la conoció. El problema
está cuando quieren llevarla a su casa y obligar a
sus hijos de 30, 28 y 26 años, respectivamente, a
decirle mamá.

Síndrome de Korsakov

Suele ser una consecuencia del alcoholismo


crónico. Se trata de una lesión cerebral que
provoca amnesia. El paciente es incapaz de
recordar los nuevos hechos o experiencias; su
memoria a corto plazo está gravemente afectada
llevándolo a recordar sólo hechos antiguos,
anteriores a la enfermedad. Quienes padecen este
mal son los mismos que insisten en afirmar que
“todo tiempo pasado fue mejor”. Algunos se han
ganado jugosos premios de la lotería que jamás
han cobrado, pues no logran recordar en dónde
dejaron el billete. Conozco a uno que se mudó de
casa y al día siguiente no pudo recordar la nueva
dirección; siguió yendo a dormir a su anterior
morada (una casa que sobresalía en el vecindario
por su particular color morado). Suelen
convertirse en historiadores o museógrafos, pues
viven en el pasado.
Los políticos son muy propensos a dicho
síndrome, el cual se les manifiesta en dos
momentos distintos: 1) Cuando están ocupando
un cargo público: “Todo es culpa de mis
antecesores”; 2) Cuando dejan de ocupar un
cargo público: “En mis tiempos sí que
trabajábamos, trabajábamos y trabajábamos”.

Negligencia hemisférica

Es el deterioro de los centros visuales de un


lado del cerebro, lo cual provoca que el enfermo
sólo vea la mitad de las cosas. Estos pacientes
sólo comen, por ejemplo, el lado izquierdo del
plato, escriben en el lado izquierdo del folio o se
atan sólo el zapato izquierdo. Para quienes
padecen este trastorno, los especialistas
recomiendan que una vez el paciente haya
comido el lado izquierdo del plato, se le gire el
plato 180º para que se coma el resto.
Que escriban sólo en el lado izquierdo del folio
no es un problema mental sino un desperdicio de
papel. En cuanto a lo de los zapatos, sólo le veo
problema si es jugador de fútbol y además zurdo,
pues es imposible patear con tino un tiro penalti,
o un corner, ya que el guayo no se haya bien
atado.
También existe la tendencia hacia la derecha, lo
cual predestina a dichos pacientes al ejercicio de
la política de ideologías extremas.

Síndrome de Amok

Esta enfermedad es muy común en Indonesia y


la isla de Java. Es un trastorno del individuo que
tras sufrir una fuerte vergüenza social empieza a
correr sin cesar destrozando todo lo que
encuentra a su paso, incluso matando a las
personas con que tropieza en su camino. Quienes
sobreviven a su agresión muestran una amnesia
total sobre lo ocurrido, a tal punto que ven al
agresor como un superhombre. En Colombia lo
padecen muchos de los paramilitares
desmovilizados, de ahí que se nieguen a reparar
el daño causado a sus víctimas e insistan en que
estas voten por ellos en las próximas elecciones.

Síndrome de Koro

Es un tipo de trastorno mental que se da en la


China. El enfermo cree que su pene se va
reduciendo progresivamente hasta invaginarse en
el abdomen y causar la muerte. Es lo que en
Japón, si existiera, se denominaría un ‘hara koro’.
En las mujeres el síndrome de Koro consiste en
que sus senos se achican hasta desaparecer en el
interior del cuerpo, lo cual constituye la señal más
inequívoca de que es hora de llamar al cirujano
para una mamoplastia talla 36c, que despierte la
envidia de sus compañeras de oficina.

Síndrome de Dhatu

Es un trastorno característico de la India,


también llamado síndrome de la pérdida seminal.
En la medicina Ayurvédica se cree que las
personas están formadas por cuatro humores
fundamentales, y uno de ellos es el semen. Estos
humores no son regenerables y tienen un límite.
Los hombres que tienen muchas relaciones
pierden el semen y envejecen antes; pero las
mujeres que lo reciben, cada vez rejuvenecen
más. Los médicos recomiendan a los hombres que
padecen este trastorno no tener relaciones
sexuales, y ser generosos en el descanso y la
alimentación. En cambio a las afortunadas
mujeres les recomiendan que no dejen de
rejuvenecer.
Es curioso, pero, según esto, desde el siglo V
(a.d.C.) se tenía conocimiento de que éste era el
tan buscado ‘elixir de la juventud’, al menos para
las mujeres. Su baja promoción se ha dado por la
envidia de los hombres que aún no han
encontrado el suyo.
LOS MEJORES CHISTES
DE TURBAY
Se murió el presidente Julio César Turbay Ayala
a quien por su origen libanés, en los comienzos de
su carrera política, lo apodaban ‘el turco’. Ante
esto Turbay se defendía diciendo que así como su
primer apellido era libanés, el segundo, Ayala,
había llegado de España "con Cristóbal Colón en
las carabelas". Pero según las Crónicas de Indias,
en las carabelas sólo venían tráfugas, hampones,
ladrones, violadores, timadores, saqueadores,
salteadores, Cristóbal Colón y un marinero de
nombre Rodrigo De Triana (el de la famosa frase
"tierra a la vista"). Es decir, con el respeto que me
merecen los demás Ayala, que si venía un Ayala
en las carabelas no era precisamente marinero.
Bachiller a secas, creyó que por haberse
graduado del Colegio Universitario de Bogotá ya
había terminado su carrera profesional, lo cual
confirmó cuando al ingresar a la política todos
empezaron a llamarlo ‘doctor’.
Todo fue culpa de su hermana Hortensia, quien
le aconsejó que se volviera autodidacta, es decir
que se enseñara a sí mismo, lo cual lo llevó a
ocupar el primer lugar de su clase, en la que él
era alumno, maestro y rector al mismo tiempo.
Sin embargo, años más tarde, la Universidad
Libre, que siempre ha sido libre de hacer lo que le
da la gana, le confirió el título Honoris Causa en
Derecho y Ciencias Sociales; a ésta se sumaron el
Colegio Mayor del Rosario y la Universidad Jorge
Tadeo Lozano, lugares a donde jamás enviaré a
mis hijos a estudiar.
Empezó siendo Concejal de Engativá, al igual
que Álvaro Gómez Hurtado. Ya saben: "Pueblo
chiquito infierno grande; infierno grande &
%*#+@s diablos". Luego fue Diputado,
Representante a la Cámara y Senador.
La Junta Militar que sucedió en el poder al
dictador Gustavo Rojas Pinilla lo nombró Ministro
de Minas y Petróleos, lo cual demuestra que "más
sabe el diablo por diablo que por Ingeniero de
Minas y Petróleos".
Gracias a sus altas calificaciones en geografía
durante su período autodidacta, el presidente
Alberto Lleras Camargo lo nombró Ministro de
Relaciones Exteriores, y posteriormente
Representante Permanente ante la ONU; lo que
confirma que éste organismo hace rato se echó a
perder.
Fue Embajador en Londres durante el gobierno
conservador de Misael Pastrana Borrero, al que le
coordinó la campaña presidencial, no obstante ‘el
turco’ ser liberal. Parece ser que ‘el turco’ quedó
tan agradecido con Misael, que antes de morirse
hizo que el presidente Uribe nombrara a su hijo
como Embajador de Colombia en Washington; uno
de los chistes de Turbay más celebrados por
‘Andrés, Nohra y los niños’.
El presidente Alfonso López Michelsen, que por
su senilidad ya no recuerda que ‘el turco’ fue su
socio en el negocio de la política, lo nombró en el
cargo que hoy ocupa ‘Andresito’; corroborando
que los chistes en este país los cuentan los
mismos cuentachistes de siempre.
Finalmente, ‘el turco’ llegó a la presidencia de
Colombia en el año 1978, derrotando al
conservador Belisario Betancur, también conocido
como ‘el poeta de Amagá’. En aquel entonces El
Tiempo definió a Turbay como un político de
‘centro izquierda’, lo que demuestra que El
Tiempo también tiene, y ha tenido, su buen
sentido del humor.
Siendo presidente proyectó los negociados de El
Cerrejón, para que saqu(..)aran65 el carbón de La
Guajira, y el de Cerromatoso para que hicieran lo
mismo con el níquel de Córdoba; amén del
petróleo, industria que en su gobierno creció y se
modernizó para las risas de las grandes
multinacionales.
Gracias al ‘turco’, Colombia pudo ver a color ‘El
Santo’, ‘Los Angeles de Charlie’, ‘Mi bella genio’ y
los ‘Duques de Hazard’, así como a Gloria Valencia
de Castaño, Amparo Grisales y Pacheco, en sus
mejores épocas.
Su mayor logro internacional como presidente
fue la aprobación del tratado que garantizó los
derechos de Colombia sobre el Canal de Panamá.
Seguramente se refiere al derecho que tiene
nuestro país de seguir incluyendo el istmo de
Panamá en su Escudo Nacional.
Sus defensores lo definen con un talante (favor
leer con acento nasal) “evidentemente liberal”,
amigo de todos, de los modestos y de los
poderosos; un personaje balsámico ante el cual
65
No es un error tipográfico. El autor ha querido que el lector lea lo que quiera
entender; hay muchas posibilidades: sacaran, saquearan, etc.
todos tuvieron audiencia. De ahí que la historia le
tiene guardado (eso espero) el odorífico título de
‘padre del clientelismo y el cacicazgo político en
Colombia’. Jamás podremos olvidar una de sus
más célebres y chistosas frases: "Hay que llevar la
corrupción a sus justas proporciones". 66
Al principio de su mandato, Estados Unidos le
dictó la famosa ‘Doctrina de Seguridad Nacional’,
la cual ‘el turco’ tradujo con el nombre de
‘Estatuto de Seguridad’ para contrarrestar,
supuestamente, a la subversión y al narcotráfico.
Pero los únicos que fueron ‘asegurados’ con el tal
Estatuto fueron los dirigentes y militantes de la
izquierda colombiana. En cambio, la subversión
creció desorbitadamente, así como el narcotráfico,
el contrabando, la extorsión y el secuestro.
‘El turco’ cambió la presunción de inocencia del
ciudadano por la presunción de culpabilidad. Es
decir, el ciudadano era culpable hasta tanto no se
demostrara lo contrario. Con este argumento
muchos intelectuales, políticos de izquierda,
líderes comunales, sindicalistas, estudiantes y
hasta ciudadanos comunes y corrientes fueron
llevados a la Escuela de Caballería de Suba y
sometidos a los peores vejámenes hasta que
demostraran lo contrario, o aceptaran la culpa
imputada.67
En los anaqueles de las bibliotecas reposa el
libro ‘Las guerras de la paz’ de la periodista Olga
Behar (1985), en el cual se cuenta con lujo de

66
Como si la corrupción tuviera justa proporción.
67
“Huye ahora mismo, aunque no sepas por qué, de qué ni de quién. Ya sabrás el
motivo cuando te hayan atrapado”. (Jorge Díaz, escritor y dramaturgo chileno, a
quien conocí en un café de Santiago y de quien aprendí a través de sus libros).
detalles las horribles noches que nos legó ‘el
turco’ Turbay, a manera de chiste, y al mejor
estilo del Dr. Jekill y el Sr. Hyde.
La aplicación del ‘Estatuto de Seguridad’
produjo más guerrilleros que los que realmente
combatió, y muchos intelectuales de izquierda
prefirieron irse, al monte o al exilio, antes que
enfrentar un Consejo de Guerra por el solo hecho
de pensar diferente. Uno de ellos, Gabriel García
Márquez, el único Premio Nóbel de Literatura
colombiano, quien se exilió en México ante las
amenazas del régimen implantado por ‘el turco’.
Otro de sus mejores chistes.
‘El turco’ desacreditó a Colombia en materia de
derechos humanos, quebró a la justicia,
desprestigió a las instituciones militares, nos
avergonzó nacional e internacionalmente, y nos
dejó un mayor nivel de violencia, sectarismo y
exclusión social. ¡Qué chistoso!
Quienes se esfuerzan por defenderlo, como a
todo muertito, dicen que en el episodio de la toma
de la Embajada de República Dominicana mostró
un talante conciliador, lo cual es otro los buenos
chistes que se han hecho de Turbay. ¿Cómo no iba
a ser conciliador si los ojos del mundo estaban
puestos en su corbatín de muñeco de ventrílocuo,
y su ventrílocuo (léase Embajador de Estados
Unidos) estaba entre los cien diplomáticos
raptados por el M-19?68
Y los del M-19, tanta lucha desplegada, tanta
sangre derramada, tanta esperanza disipada,
¿para qué? Pero no nos desviemos del homenaje
68
Grupo guerrillero, tristemente célebre por el asalto al Palacio de Justicia, y por su
pobre ingerencia en la política nacional, luego de su desmovilización.
al ‘turco’ Turbay, que a estos la historia ya les
hará su propio homenaje por haber traicionado al
pueblo.
Finalmente ‘el turco’ terminó de Embajador
ante El Vaticano, en donde aprovechó para
tramitar la anulación de su matrimonio católico,
privilegio sólo concedido a los de su estirpe.
Gracias a Dios debió dar doña Nidia (su sobrina-
esposa) por librarse de este acosador de obispos y
oficiante de bacanales, como lo registrara en su
obra la artista santandereana Beatriz González;
episodio chistoso de la vida nacional, que tuviera
lugar en la ciudad de Cúcuta.
Y ya que estaba ahí no más, en Roma, el
presidente Gaviria, quien nos enseñó ‘el futuro’ a
los colombianos, lo nombró Embajador en Italia,
de donde regresó a Colombia para hacer lo que
hacen siempre quienes le han fallado al país:
morirse, para así limpiar sus bellaquerías.
Entre los mejores chistes que recuerdo del
‘turco’ está aquel que decía, que Turbay se reía
mucho cuando le contaban los chistes que la
gente hacía de él, pero se ponía irascible cuando
se los explicaban. Y este otro que decía, que
cuando Turbay pasaba por el frente de la
Universidad Nacional los estudiantes no le tiraban
piedras sino libros.
Su mayor nivel de inteligencia lo demostró justo
antes de morirse, al apoyar la reelección
presidencial, y fundar el movimiento ‘Patria
Nueva’ para impulsarla. Con ello se echó al
bolsillo al 70% de los colombianos que apoya la
gestión del actual mandatario, quienes
seguramente mirarán este artículo como un
irrespeto a los muertos, y a quien tanto le sirvió al
país. Es cuestión de no perder la memoria.
‘El turco’ creía en la vida después de la muerte,
pero yo creo en la justicia divina. Q.D.E.P. Señor
Presidente, así nosotros no podamos decir lo
mismo.
BOLÓN DE VERDE
Acabo de regresar de Ecuador en donde tuve la
oportunidad de participar de un magnífico festival
de contadores de historias, más exactamente en
la ciudad de Guayaquil. La verdad es que me sentí
como en casa, salvo por el ‘bolón de verde’. Una
cosa es comer patacón ‘pisao’, que hasta canción
tiene en nuestro país, y otra muy distinta comerse
el plátano verde en forma de bola o de bolón. Pero
a ellos les encanta, así como también les encanta
tumbar presidentes. Se han vuelto expertos en
estos menesteres. Es decir que aunque les guste
el bolón de verde, de bolones no tienen nada. Se
oían correr apuestas sobre la permanencia del
presidente Palacios en el Palacio de la Carondelet,
y hasta escuché decir a uno de los líderes del más
reciente paro: "De que se cae se cae"; no sé si se
refería al nuevo presidente, al paro o a un racimo
de verde para hacerse un bolón.
Difícilmente Ernesto Samper69 hubiera podido
ser presidente de Ecuador y menos haber
pronunciado su más célebre frase: "Aquí estoy y
aquí me quedo", pues seguramente los
ecuatorianos le hubieran dicho: "No nos crea tan
bolones".

69
Ex presidente colombiano, famoso porque se le metió un elefante a la casa y no lo
vio.
Otra cosa que me sorprendió de los
ecuatorianos es que nacen con vocación de
emigrantes. Apenas nace un ecuatoriano sus
padres le van marcando el camino de la vida,
endilgándoles nombres como Washington, Kevin,
Michel, Arnold o Amstrong; dizque para que se
integren mejor cuando lleguen a las costas
californianas. Un ecuatoriano me dijo: "Eso no es
cierto, mi hijo se llama Pepe, porque quiero se
vaya a España".
Lamentable la tragedia que les ocurrió a más de
cien ecuatorianos que iban en búsqueda del
‘sueño americano’ y sólo alcanzaron a soñar el
sueño eterno en las gélidas aguas del océano
Pacífico, luego de que zozobrara la balsa en donde
viajaban.
Yo no entiendo por qué se quieren ir de su país
si allí también se ganan dólares, pero como dice el
decir popular: “Nadie está conforme con lo que
tiene”, especialmente con su pobreza. Igual que
nosotros y los otros.
Pero, así como hay un país que se quiere ir de
su país, hay otro que llega: ‘el país paisa’.
Ecuador está inundado de ‘paisas’. Ya sé que
todos saben que los ‘paisas’ son como Dios, están
en todas partes, hasta en la Casa de Nariño. Nada
de raro tiene que pronto los ecuatorianos tengan
un presidente ‘paisa’, pues los de allí no son tan
buenos, aguantan poco. En cambio los nuestros
no hay quien los tumbe; por el contrario, los
queremos reelegir de lo buenos que son. Un país
de ‘paisas’ ha llegado a Ecuador en búsqueda de
su ‘sueño ecuatoriano’; son los dueños de casi
todas las panaderías: ‘Paisa Pan’, se puede leer en
cada calle de la ciudad. Como diría otro decir
popular: "Al pan pan y el ‘paisa’ vino".
Ecuador es un país de contradicciones, de ahí
su inestabilidad política. Su principal contradicción
es que en invierno hace un calor del demonio, y
en verano hace un frío de espanto. Hay que
esperar el invierno para ir a la playa. La
naturaleza le ha jugado una mala pasada a
Ecuador, también los políticos. Por eso en cada
presentación tuve que aclarar que, no obstante
venir de Bucaramanga, no tenía nada que ver con
Bucaram (uno de los muchos presidentes
destituidos en la última década).
La dolarización de la economía no los ha hecho
tan fuertes como pensaron sus economistas; en
cambio sí ha hecho mella en su identidad cultural.
Hay que saber inglés para llenar la ficha de
migración, para entrar en una tienda de
artesanías, y hasta para ir al baño en un
restaurante típico donde venden bolón de verde. Y
hablando de comida, jamás regresen de Ecuador
sin probar la cocina ‘manabita’, es sencillamente
exquisita.
Los ecuatorianos tienen un gran corazón, son
desprendidos, generosos y excelentes anfitriones;
les encanta el vallenato, aunque no conocen a
Diomedes Díaz70; también la salsa y el ‘regeaton’,
aunque lo bailan como pastusos. Manejan como
bogotanos y son amantes del ‘pito’. Ecuatoriano
que se respete pita, así el semáforo esté en verde.
Es una forma de hacerse sentir, lo cual los
asemeja a los barranquilleros. A pesar de este
70
Famoso cantante de vallenatos, tristemente célebre por su adicción a la cocaína, y
por su participación en la muerte de una de sus amigas de parranda. ‘Ay hombe’.
pequeño detalle, tienen un Guayaquil hermoso en
proceso de ‘regeneración’, como ellos llaman al
ambicioso proyecto de renovación urbana que se
han propuesto.
A las puertas de la ciudad se forma el río
Guayas, producto de la unión de otros dos ríos de
cuyos nombres no logro acordarme, aunque
quiera. Han convertido el viejo malecón en un
escenario de recorrido obligado para propios y
extraños, donde el majestuoso paisaje del río es
complementado por los íconos de la historia y el
arte. En un extremo está un imponente Museo de
Arte Contemporáneo con teatros, restaurantes y
bares, y en el otro una escultura de Bolívar y San
Martín, en una actitud un tanto dudosa, que lleva
al visitante a pensar si en lugar de San Martín no
hubiera sido mejor haber colocado junto a nuestro
libertador a la quiteña Manuelita. Para que se la
imaginen, los dos próceres están tomados de la
mano mientras se miran a los ojos como un par de
‘tortolitos’. Cosas de escultores.
Como Bucaramanga, Guayaquil está
‘empeñada’ en tener también su propio
‘transmilenio’, lo cual no me sorprendió. En
cambio si lo hizo el proyecto de ‘regeneración’ del
Cerro Santa Ana, una especie de Morrorico como
el de Bucaramanga, pero con el agregado
histórico de que allí nació la ciudad. Recuperaron
las fachadas de las casas y construyeron
escalinatas, miradores, plazoletas y jardines. 450
escalones debidamente numerados a cuyos lados
se ofrecen tiendas, cafés, bares y restaurantes de
los más diversos estilos. Convirtieron uno de los
sectores más deprimidos e inseguros de la ciudad
en uno de los sitios más concurridos. Lo
interesante de esto es que la comunidad sigue
habitando sus casas, y en la mayoría de los casos
son los dueños de los negocios. El entorno les ha
mejorado, lo que constituye un buen comienzo
para mejorar la calidad de vida de los moradores.
Valdría la pena imaginar un Morrorico
‘regenerado’ para Bucaramanga, pero habría que
‘regenerar’ primero a nuestra clase política; cosa
compleja.
Por último, así como exportamos ‘paisas’
panaderos hacia Ecuador, propongo importar a su
Ministra de Educación, quien por aquellos días
promulgó un decreto por el cual el horario escolar
debía comenzar a las 8:00 de la mañana. Hay que
aclarar que Ecuador tiene el mismo horario
colombiano. Esta Ministra hubiera sido mi heroína
en los tiempos de estudiante. Aún recuerdo las
levantadas a las 5:00 de la madrugada para poder
llegar a clase a las 6:30. Siempre creí que estaba
predestinado a ser ‘cotero’,71 ‘zorrero’,72
camionero o marchante de legumbres en
Centroabastos. Para que vean, amigos
colombianos, que en Ecuador hasta el gobierno
piensa en el futuro de los ecuatorianos, pues,
¿cuándo se ha visto en Estados Unidos o España
una tienda abierta antes de las 10:00 de la
mañana?
Aunque la felicidad les va a durar poco, pues los
‘paisas’, que poco a poco se han ido asentando en
ese bello país, están predestinados a levantarse
71
En Centroabastos, el que carga bultos al hombro a las 5:00 de la mañana.
72
En Centroabastos, el que carga bultos en una ‘zorra’ (carrito de dos ruedas para
cargar bultos), a las 5:00 de la mañana
con el primer canto del gallo, para así poder
trabajar, trabajar y trabajar más.
AYAYAY
La casta Arawak labra La Pachamama, ara la
chagra para malanga, caza la danta, va a la
charca a sacar payara, masca la planta… la planta
sagrada...
Las bandas narcas matan la casta, arrasan la
chagra, acaban la danta… sacan ‘la blanca’ a la
mata sacra. Para sacar ‘la blanca’ arrancan la
maraña, las ananás, las papas, las habas, las
hayas, las papayas, las naranjas, las palmas, las
calabazas, las paltas, las albahacas. Plantan la
planta, la raspan, la aplastan, la machacan, la
amasan. La planta larga ‘la pasta’. A ‘la pasta’ la
lavan, la amalgaman, la alzan, la apalancan, la
barajan, la cargan… Sacan ‘la blanca’, la tasan,
agarran la balanza: acá ‘la pasta’, allá ‘la blanca’.
Más ‘blanca’, más plata. Más plata, más ‘blanca’.
La mala, la más barata. La más cara: ¡Bárbara!...
‘La blanca’ la mandan a La Paz, La Paz la manda a
Panamá, a Caracas, a la Habana, a Las Bahamas,
a Jalapa, a Mazatlán, a Tlaxcala, a Kansas, a
Arkansas, a Alabama, a Atlanta, a Canadá, a
Savannah, a la NASA, a la Casa Blanca, a La
Mancha, a Granada, a Málaga, a Navarra, a
Salamanca, a Vallarta, a Trafalgar, a Carrara, a
Praga, a La Haya, a Java, a Malta, a Cajamarca…
hasta acá la lanzan… Allá cada man la alcanza, la
transa, la cata, la pacta, la paga, la hala hasta
acabarla.
Tras la mampara, agazapada, la afamada barman
da ‘blanca’ a la adamada, al gañán chabacán, a
las almas arrastradas, al macarra calandraca, al
malacara, al canalla, al papanatas, a la dama
fracasada, a la nana, a la tata, a la chata, a la
pacha, a la maja, a la pancha, a la chava callada,
al carcamal, al camarada carnal, a la chapada
varada, a la sagrada hartada, a la lacaya callada,
a la ama amargada, a la trabada tragada, a la
jamás amada, a la blanca tratada, a la azafata
zafada, a la tarada zampada… a la parvada… a la
gran manada.
Jalan la magra ‘blanca’ a rayas largas, tapan
acá, sacan agallas, aguantan las ganas, mandan
atrás, la arrastran, la calan al alma... ¡Achachay,
caramba!... ‘la blanca’ pasa al paladar, raspa la
garganta, rasga la panza, la tragan amarga… ‘la
blanca’ ataca la cara, asalta la panza, agarra las
patas, ablanda las nalgas… Acatarra… Hasta la
más santa caga: a gatas danza la bachata, abraza
a la calaña, alza la falda, saca las bragas, acaballa
al bacán…

Magna macanada,
marcha la mascarada.
Canta al arrabal, la charanga,
la carranga, la balada.
Zarabanda, carnaval,
afana la parranda.

‘La blanca’ lacra al bacán ‘Navajas’… ‘Navajas’ va


al gabán, saca la faca… agarra a la maja, la
maltrata, la abatana, la arrastra, la amarra a la
cama, la aplasta, la calla… alza la faca, la clava…
atasaja la garganta… sangra la chava… ¡Basta!...
Las palabras jamás alcanzarán a narrar tan
garrafal matanza. ‘Navajas’ baña la casa. La nafta
lava las sábanas sangradas, a la dama matada…
Ayayay, las flamas abrasan, las llamas avanzan, la
llamarada abraza al bacán ‘Navajas’… Mala
pasada… La trampa jamás armada… Acá, la casa
alcanzada… Allá, la chapa trabada… ¡La cagada!

La Pachamama alcanza al hampa, a la mala
saña, a la narca banda. A la larga, ‘Navajas’ la
paga. La fantasmal Parca, tarasca nacarada, alza
la azada… amaga clavarla… la apalanca… la
calza… rapta al gañán ‘Navajas’… lanza la
carcajada… Jajajá.73

Jácara basada _n “A” (d_ A. V_r_n_ll_)74

73
Es imposible hacerle notas de página a este artículo; no obstante que las exige.
Pero se necesitaría un libro completo para explicar el 90% de las palabras que aquí
aparecen. Lo siento.
74
Atilio Veronelli, escritor argentino. El presente artículo fue escrito a partir de otro de
su autoría.

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