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Ciclo:
2018- II
Introducción:
A nivel mundial, la demanda por frutas y vegetales se ha vuelto cada vez más exigente con
respecto a su calidad. La refrigeración, por tanto, utilizada como la herramienta más
ampliamente usada para extender la vida postcosecha (Parikh y col., 1990) permite reducir
las pérdidas cualitativas y cuantitativas debidas a desórdenes fisiológicos y podredumbres,
retrasar la maduración y senescencia y prolongar la vida comercial de los productos
hortofrutícolas en general.
Pese a ello, en condiciones inadecuadas del manejo de las bajas temperaturas, puede
resultar en un acelerado deterioro de la calidad. Uno de los daños que podrían visualizarse
es el llamado “chilling” o daño por frío, cuyos síntomas de acuerdo al Boletín de Servicios
Agrícolas de la FAO (2003) podrían evidenciarse una vez el producto retoma la temperatura
ambiente.
Objetivo:
Marco teórico:
Es un trastorno fisiológico que se produce cuando las bajas temperaturas se encuentran por
encima del punto de congelación del producto. El almacenamiento a baja temperatura es la
forma más efectiva de disminuir los procesos metabólicos y patológicos deteriorantes en los
productos cosechados. Diversas alteraciones fisiológicas y bioquímicas y las disfunciones
celulares ocurren en especies sensibles al enfriamiento en respuesta al estrés por
enfriamiento, las cuales incluyen: la estimulación de la producción de etileno, el aumento de
la frecuencia respiratoria, inactivación de enzimas, disfunción de la membrana y alteración de
la estructura celular que conduce al desarrollo de una variedad de síntomas de lesiones por
frío, tales como picaduras, decoloración, aspecto húmedo, descomposición interna,
pardeamiento, maduración desigual, mal sabor y deterioro (Saltveit y Morris, 1990).
De acuerdo a Couey (1982), este daño se puede presentar bajo dos situaciones, la primera
es cuando los cultivos susceptibles a temperaturas bajas (tropicales y subtropicales) como
tomate, pimiento, berenjena, zapallo, zapallito, camote, plátano, etc. son sembrados en
áreas templadas y la segunda es cuando el daño se da en estos mismos cultivos pero
durante el almacenamiento (temperaturas menores de 10 o 12°C), limitando así la vida
poscosecha del producto. Sin embargo, según el Boletín de Servicios Agrícolas de la FAO
(2003) algunos cultivos de climas templados como espárrago, papa, algunas variedades de
manzana, durazno y otras, también pueden verse afectados por este daño, pero su rango
de temperaturas críticas es por lo general menor (0-5°C), a diferencia de cultivos tropicales
y subtropicales donde el daño se produce a temperaturas en el rango de 7-15°C. En
general, los frutos inmaduros son más susceptibles que los maduros.
Se desdobla en dos eventos, primario y secundario. Con respecto a esto, Rayson y Orr
(1990) opinan que el primero es la temperatura debajo de la crítica, que induce la lesión que
inicia la alteración metabólica que conduce al daño del tejido; y el segundo incluye varios
procesos metabólicos afectados como una consecuencia del evento primario, que resulta en
síntomas visibles y en la muerte de la célula.
Durante los eventos secundarios, las estructuras celulares como membranas y organelas
son degradadas (Chang et al, 1985) Por tanto, al exponer a la fruta a temperaturas de
maduración después de permanecer en temperaturas frías más allá del tiempo mínimo para
que haya reversibilidad del daño, acelera el desarrollo de los síntomas visibles del daño.
Materiales:
Metodología:
Resultados:
Conclusiones:
● De acuerdo a lo observado, todas las frutas evaluadas pierden mayor peso a una
menor temperatura de conservación.
● A una temperatura de 4°C el Tumbo redujo su peso en 12.82gr. en dos semanas, muy
por el contrario en la manzana que disminuyó ligeramente su peso a 0.92 gr. En esta
última variedad de fruta su bajo peso se debe a la composición cerosa de la manzana
que impide altas pérdidas de agua.
● Las condiciones favorables a la aparición de hongos en durazno se puede observar a
una mayor temperatura, posiblemente a una menor producción de ácido abscísico que
impide un adecuado cierre de estomas el cual permite condiciones favorables a los
patógenos.
● Las frutas por encontrase no envasadas son más susceptibles al daño por frío. Los
envases no solo permiten la pérdida de humedad sino que también retrasan los daños
por frío en frutas (restringe el intercambio de gases: CO2 y O2).
● Finalmente, a una temperatura de 4°C las lesiones en el Tumbo y Mango se han
mantenido estables.
● Las condiciones ambientales bajo las cuales se manejan los cultivos tienen una gran
influencia en la susceptibilidad al daño por frío. La lesión por frío es responsable de
una importante pérdida postcosecha en frutales tropicales y subtropicales.
● Las pérdidas de peso de los siete productos, incluso son mayores en el
almacenamiento de 4°C, por tanto, no sería viable la contratación de un
almacenamiento.
Recomendaciones:
● En resumen, las condiciones de bajas temperaturas de almacenamiento se pueden
utilizar para prolongar la vida útil y mantener calidad de las frutas.
Bibliografía:
Couey, M. (1982), Chilling injury of crops tropical and subtropical origin, HortScience. 17(2):
162-165 pp.
Ludford, P. (1991). Surface color changes of tomate and other solanaceus fruit during
chilling. Am. Soc, Hortic, 116(3): 482-490 pp
Parikh, H.; Nair, G. and Modi, V. (1990). Some Structural Changes during Ripening of
Mangoes (Mangifera indica var. Alphonso ) by Abscisic Acid Treatment. Annals of Botany
65:121-127.
Rayson, J. ; Lyons,J. (1986). Chilling injury: a plea for uniform terminology. Plant Cell
Environ. 9 (3): 685.
Rayson, J. ; Orr, G. Proposals for a better understanding of the molecular basis of chilling
injury. In: Chilling Injury of Horticultural Crops. Ed. by Wang, C. (1990). Press, Boca Raton,
Fla. 145-161 pp.
Saltveit, M.E. and Morris, L.L. (1990). Overview on chilling injury of horticultural crops. p.3–
15. In: C.Y. Wang (ed.), Chilling Injury of Horticultural Crops. CRC Press, Boca Raton, FL
Wang, Ch. (1990). Chilling Injury of Horticultural Crops. Press, Boca Raton, Fla. 313 p.