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La obra narra la historia de Raskolnikov, un estudiante de condición modesta, ha

sido expulsado de la Universidad y decide robar y matar a una


vieja usurera. Cuando coge el hacha, pretende en sí no robar un dinero, sino
volver a su cauce normal y justo el correr de la vida. La vieja ha conseguido un
capital que él necesita para sus estudios sin escrúpulo alguno. Ha extorsionado,
ha puesto en pública subasta el hambre y el frío de los demás. Por otro lado, se
cree elegido, ha dividido a la humanidad en dos grupos: la multitud de hombres
vulgares y la minoría de personajes excepcionales que pueden transgredir las
leyes impuestas por la sociedad. El asesinato de la vieja usurera no es más que
una prueba por la que ha de pasar para convencerse a sí mismo de que
pertenece a la segunda especie, a los elegidos.

Cuando ha matado a Alena Ivanova. Acabado de ejecutar el crimen, se vuelve y


encuentra a Isabel. La hermana de la vieja, que ha entrado y ha quedado muda
al contemplar la sangre. Rodion asesta cuatro hachazos sobre la cabeza de
Isabel, sin darle tiempo a proferir ni un grito. Coge luego las llaves de la usurera
y una bolsita que la misma llevaba al cuello. Abre un cofre. Roba unas cuantas
alhajas y consigue huir sin ser visto y sin dejar huella: después de unos
emocionantes momentos en que llamaron a la puerta unos visitantes, los cuales,
al no recibir respuesta, marcharon a notificar al portero convencido de que allí
ocurría algo anormal. (Hasta aquí el Crimen.)

Raskolnikov Bajo una piedra del patio de su casa, ha depositado el tesoro. Él se


esconderá en un tabuco a solas consigo mismo, con su cruel pensamiento que
desmenuza los hechos, analiza las ideas, las situaciones, la vida misma: por un
lado su hermana iba a contraer matrimonio por interés, sin amar a su compañero,
con el sólo objeto de ayudarle en sus estudios. Por otro lado el crimen de la vieja
no resuelve nada, el dinero robado es muy poco para satisfacer su ideal de
justicia; por tanto, no pertenece a los elegidos. Se ha equivocado, sencillamente
y su espíritu no le reprocha el crimen, sino el error.
El Juez encargado de la causa, Porfirio Petrovitch, sospecha de él, lo angustia
psicológicamente y trata de que Raskolnikov acuda por su propio impulso a los
tribunales para confesar su culpabilidad. El remordimiento del criminal, es el que
acaba llevándolo ante la policia para denunciarse a sí mismo, siendo condenado
a trabajos forzados en Siberia. Tras el error, el castigo, y hacia él va el torturado
personaje.

Hay que tener presente. que el factor determinante de su confesión no es el


temor, sino una mujer, Sonia Marmeladova, una prostituta hija de un borracho
imbécil, que se ha entregado a la prostitución con pleno conocimiento de su falta,
con la responsabilidad toda, de quien pretende arreglar la miseria del hogar de
sus padres vendiéndose. Como Raskolnikov su falta proceso del amor hacia
unos seres miserables, de su deseo de modificar el estado injusto de las cosas.
Ambos seres, desgraciados y desarraigados los dos, víctimas, tanto uno como
otro de las circunstancias sociales injustas, se darán la mano. Sonia le
acompañará a Siberia, donde tratarán de vivir pese a la herida. En realidad se
trata de dos seres puros. El interior es rico en ambos y de la mano, entre los fríos
de la región siberiana, intentarán "renacer".

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