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La americanidad como concepto,


Ir como presidente de
ón de Historia o América en el moderno
, en 1986, publicado-
o «Economy and sistema mundial
an Ear/ier America»
Ecol1omic HisIOIJ', ,
2 Uunio de 1987),

Anibal Quijana e Irnmanuel Wallerstein

El moderno sistema mundial nació a lo largo la cual hablamos de americanidad como con-
del siglo XVI. América -como entidad geoso- cepto. En estas zonas periféricas de la nueva
cial- nació a lo largo del siglo XVI. La creación economía-mundo capitalista que se hallaban
de esta entidad geosocial, América, fue el acto' localizadas en el continente europeo (por '..
constitutivo del moderno sistema mundial. ejemplo, en Polonia o Sicilia), el vigor de las l'
América no se incorporó en una ya existente comunidades agrícolas y de sus noblezas indí- . J

economía-mundo capitalista. Una economía- genas era considerable. Por eso, enfrentados a Il
mundo capitalista no hubiera tenido lugar sin la reconstrucción de sus instituciones econó-
E
América. micas y políticas, lo que ocurría en el proceso
En el primer volumen de El A1oderno Siste- de periferización, estaban en condiciones de
ma Mundial (Wallerstein, fundar en su historicidad
Siglo XXI Editores, 1976, su resistencia cultural a la
Anibal Quijano es profesor en la Uni-
Madrid), se señala que: versidad de San Marcos y director del explotación, y esa base les
«El argumento de este Centro de Investigaciones Sociales, ha sido útil incluso hasta el
libro será que para el esta- Apartado Postal 140277, Lima /4,
Perú. Imparte clases en diversas uni-
siglo xx.
blecimiento de tal econo- versidades americanas y europeas. Sus En América, sin embar-
mía-mundo capitalista fue- trabajos y publicaciones se basan en los go, hubo una destrucción
ron esenciales tres cosas: cambios de poder, sociales y culturales. tan vasta de las poblacio-
Immanuel Wallerstein es profesor de
una expansión del volu- sociología y director del Centro Fer- nes indígenas y una impor-
men greográfico del mun- nand Braudel en la Universidad de tación tan abundante de
do en cuestión, el desarro- Binghamton (SUNY), en Estados Uni- mano de obra, que el pro~
llo de variados métodos de dos. Es autor de trabajos como El sisle-
ma mundial moderno (1974) Y Unlhin- ceso de periferización ge-
control del trabajo para di- king Social Science (1991), entre otros. neró menos una recons-
ferentes productos y zonas trucción de instituciones
de economía-mundo, y la políticas y económicas,
creación de aparatos de Es- que su construcción, vir-
tado relativamente fuertes en lo que posterior- tualmente ex-nihilo toda-parte (salvo tal vez
mente se convertirían en Estados del centro de en las zonas mejicanas y andinas). Incluso,
esta economía-mundo capitalista» (pp. 53-54). desde el principio, la forma de resistencia cul-
América fue esencial para las primeras dos tural a las condiciones opresivasJue menos en
de estas tres necesidades. Ofrecieron espacio y términos de historicidad que en términos de
constituyeron el !ocus y el primer terreno expe- un salto hacia la «modernidad». La americani-
rimental de los «variados métodos de control dad ha sido siempre, permanece coma tal has-
del trabajo». ta hoy, un elemento esencial en lo que enten-
Se podría decir, quizás, lo mismo acerca de demos como «modernidad». América fue el
la Europa Central y del Este y partes de Euro- «Nuevo Mundo», un estandarte y una carga
pa del Sur. Hubo, sin embargo, una diferencia asumida desde la partida. Pero a medida que
crucial entre estas áreas y América, que es por pasaban los siglos, el Nuevo Mundo se convir-

RICS l34/Diciembre 1992


584 Anibal Qu(jono e lmmanuel Wallerstein

tió en el patrón, en el modelo del entero siste- sistema de ranking mismo. Las fronteras ad-
ma mundial. ministrativas establecidas por las autoridades
¿En que\consistía esta «novedad»? Las no- coloniales requerían tener cierta fluidez, de
vedades fueron cuatro, una pegada a la otra: modo tal que desde la perspectiva de la metró-
colonialidad, etnicidad, racismo y el concepto poli, la línea fronteriza esencial fuera la del
de la no\;'edad misma. imperio frente a los otros imperios metropoli-
La colonialidad se inició con la creación de tanos. Fue la descolonización la que fijó la
un conjunto de estados reunidos en un sistema situación estatal de los estados descoloniza-
interestatal de niveles jerárquicos. Los situa- dos. Los virreinatos españoles fueron compar-
dos en la parte más baja eran formalmente las tidos en el proceso de las guerras de indepen-
colonias. Pero eso era sólo una de sus dimen- dencia hasta erigir, más o menos, los estados
siones, ya que incluso una vez acabado el sta- que hoy conocemos. Trece de las más de trein-
tus formal de colonia, la colonialidad no ter- ta colonias de la corona británica pelearon
minó, ha persistido en las jerarquías sociales y juntas en una guerra de independencia y se
culturales entre lo europeo y lo no europeo. Es convirtieron en un nuevo estado, los Estados
importante entender que todos los estados de Unidos de Norteamérica. Las independencias
este sistema interestatal eran creaciones nove- cristalizaron la situación de estos estados
dosas -desde aquellos situados en la cúspide como el medio por el cual el sentimiento co-
hasta aquellos situados en la parte más baja. mún de nacionalismo podía cultivarse y flore-
Las fronteras de estos estados han cambiado cer. Reafirmaron a los estados en su jerarquía.
constantemente a lo largo de los siglos, a veces La independencia no deshizo la colonialidad;
en mayor medida, casi siempre en menor me- sencillamente transformó su contorno.
dida. A veces las fronteras mostraban algún Fue la estadidad de los estados, y ante todo
tipo de continuidad histórica con los sistemas la de los estados de las Américas, producida en
políticos premodernos; pero por lo general no las condiciones de la colonialidad, la que hizo
lo hacían. En América todas las fronteras eran posible que la etnicidac! emergiera como un
nuevas. Y durante los tres primeros siglos del elemento constitutivo del moderno sistema
moderno sistema mundial, todos los estados mundial. La etnicidad es el conjunto de lími-
de América fueron colonias formales, subordi- tes comunales que en parte nos colocan los
nadas políticamente a un puñado de estados otros y en parte nos los imponemos nosotros
europeos. mismos, como forma de definir nuestra identi-
La jerarquía de la colonialidad se manifes- dad y nuestro rango con el estado. Los grupos
taba en todos los dominios -político, econó- étnicos reivindican su historia. Pero ellos
mico, y no menos en lo cultural. La jerarquía crean su historia, en primer término. Las etni-
se reprodujo a través de los años, aunque cidades son siempre construcciones contempo-
siempre fue posible para algunos estados esca- ráneas, de manera que son siempre cambian-
lar de rango en la jerarquía. Pero un cambio en tes. Pero todas las grandes categorías por
el orden jeráquico no alteraba la continua exis- medio de las cuales dividimos hoy en día a
tencia de lo jerárquico. América se convertiría América y el mundo (americanos nativos o
también en el primer campo experimental «indios», «negros», «blancos» o «criollos»/
para que algunos, nunca sino unos pocos, pu- europeos, «mestizos» u otro nombre otorgado
dieran alterar su lugar en el ranking. La instan- a las supuestas categorías «mixtas»), eran in e-
cia ejemplar fue la bifurcación de los caminos xistentes antes del moderno sistema mundial.
de Norteamérica y de América Latina, desde Son parte de lo que conformó la americani-
el siglo XVIIf. dad. Se han convertido en la matriz cultural
La colonialidad fue un elemento esencial del entero sistema mundial.
en la integración del sistema interestatal, Que ninguna de estas categorías está ancla-
creando no sólo un escalafón sino conjuntos da ni en lo gen ético, ni en una antigua historia
de reglas para la interacción de los estados cultrural, es evidente con sólo mirar las modi-
entre ellos mismos. Fue así como el denotado ficaciones de sus usos en las Américas, estado
esfuerzo de aquellos situados en la parte más por estado y siglo por siglo. La categorización
b.a]a ?el escalafón por ascender en el ranking, entre cada estado en un determinado momen-
SlrvlO de dlversas maneras para consolidar al to fue compleja o simple según la situacián
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;~lI1ericanidad como concepto, o América en ~~_d_e_n._lO
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ismo. Las fronteras al requerida, En situaciones y momentos de to, el racismo estuvo siempre implícito en la
das
" "por. las autoridadad-
es ¡ido conflicto social, las catégorías étnicas etnicidad, y las actitudes racistas fueron parte
"ener CIerta
" fluidez , d e "eran a menudo reducidas en su cantidad. En y propiedad de la americanidad y la moderni-
perspectIva
" de la met ro-' ~t' ·tuaciones y momentos de expansión econó- dad desde sus inicios. Pero el racismo hecho y
"c"SI , d' I derecho, teorizado y explícito, fue en gran me-
~a esencIal fuera la de! ~m"lOca
'::!i/ 'las categonas se cxpan Jan para ca . zar.
r~s ¡111?enos l11etrOpoli_ i~,iaiferentes grupos en una más elaborada dIV¡- dida una creación del siglo XIX, como una
nJzaClOn la que fijó la if~lón del trabaJo_ . manera de apuntalar cultural mente una jerar-
)s _estados descoloniza_ (" La etnicidad fue la consecuenCIa cultural quía económica cuyas garantías políticas se
panales fueron compar_ '~¡'nevitable de la colonialidad. Delineó las frone estaban debilitando erila era de la «soberanía
"las guerras de indepe ll: iiTieras sociales correspondientes a la división popular» después de 1789.
IS o menos, los estado "del trabajo. Y justificó las múltiples formas de La realidad subyacente al racismo no siem-
'ece de las más de trein~ ::~ontrol del trabajo inventadas como parte de pre requiere la acción verbal o incluso la exte-
ma británica peleara i; la americanidad: esclavitud para los «negros» riorizada postura social que hay en la conduc-
d " n
e 1I1dependencia y se " africanos; diversas formas de trabajo forzado ta racista. En las zonas más periféricas de la
:vo estado, los Estados (repartimiento, mita, peonaje) para los indíge- economía-mundo capitalista, por ejemplo en
~~. Las independencias nas americanos; enganches, para la clase traba- la América Latina de los siglos XJX y XX, el
IOn de estos estados jadora europea. Desde luego éstas fueron las racismo podía disimularse detrás de los plie-
~ual el sentimiento co- formas iniciales de distribución étnica para gues de la jerarquía étnica. La segregación for-
'odía cultivarse y flore- participar en la jerarquía laboraL A medida malo incluso la discriminación menos formal
:stados en su jerarquía. que avanzamos hacía el período posindepen- no necesariamente fueron practicadas. Así, la
eshizo la colonialidad" dendencia, las formas de control del trabajo y existencia de racismo en países como Brasil o
¡ó su contorno. ' los nombres de las catagorías étnicas fueron Perú suele ser negada firmemente.
os estados, y ante todo puestas al día. Pero siempre se mantuvo una Los Estados Unidos del siglo XIX, por otro
,méricas, producida en jerarquía étnica. lado, tras la abolición formal de la esclavitud,
lonialidad, la que hizo La etnicidad sirvió no sólo como una cate- fue el primer estado en el sistema moderno en
d emergiera como un gorización impuesta desde arriba, sino como aplicar la segregación formal, así como el pri-
del moderno sistema una reforzada desde abajo_ Las familias socia- mero en estacionar a los indígenas americanos
:s el conjunto de lfmi- lizaron a sus hijos en las formas culturales en reserva, Aparentemente, fue precisamente a
parte nos colocan los asociadas con las identidades étnicas. Esto fue causa de su fuerte posición en la economía-
; Imponemos nosotros un calmante político (aprender cómo adaptar- mundo que Estados Unidos requirió semejan-
definir nuestra identi- se y así sostenerse); pero a la vez radicalizante te legislación. Es un país en el cual el tamaño
" el estado. Los grupos (aprender la naturaleza y el origen de las opre- del estrato social más elevado crecía como el
historia. Pero ellos siones). La insurrección política asumió una mayor porcentaje de la población nacional; y
ner término. Las etni- coloración étnica en las múltiples revueltas de en el cual, consecuentemente, había tanta mo-
;trucciones contempo- esclavos africanos y de indígenas americanos. vilidad individual ascencional, las restriccio-
ion siempre cambian- La etnicidad coloreó también el conjunto de nes étnicas más informales parecían ser insufi-
mdes categorías por movimientos independentistas de fines del si- cientes para mantener el control del trabajo y-
'idimos hoy en día a glo XV]]] y de principios del XIX, en la medida las jerarquías sociales, Así, el racismo formal
lmericanos nativos o en que varios de ellos se hicieron cada vez más devino una contribución más de la americani-
ancos» o «criollos»/ claramente movimientos de los colonos blan- dad al sistema mundiaL
)tro nombre otorgado cos, horrorizados por los espectros de repúbli- La ascensión de Estados Unidos, después
s «mixtas»), eran ine- cas de ex-esclavos negros como en Haití o por de 1945, a la hegemonía del sistema mundial,
rno sistema mundial. los reclamos de indígenas americanos rurales hizo ideológicamente insostenible el manteni-
¡formó la" americani- de echar por tierra la jerarquía étnica, como en miento de la segregación formal en este país.
en la matriz cultural la rebelión de Túpac Amaru. Por otro lado, la misma hegemonía hizo nece-
ial. En consecuencia, la etnicidad no bastó sario para los Estados Unidos permitir una
categorías está ancla- para mantener las nuevas estructuras. En tanto vasta inmigración legal e ilegal desde los países
I una antigua historia que la evolución histórica del moderno siste- no-europeos, tanta que dió origen aLconcepto
sólo mirar las modi- ma mundial, trajo el final del dominio colonial de «tercer mundo interno». Una contribución
las Américas, estado formal (primero en las Américas) y la aboli- más de la americanidad al sistema mundiaL
lo. La categorización ción de la esclavitud (ante todo un fenómeno La etnicidad necesitaba aún ser mantenida
eterminado momen- de América), la etnicidad fue reforzada por un a flote por el racismo, pero el racismo necesi-
= según la situación consciente y sistemático racismo. Por supues- taba ahora una carta más sutiL El racismo se
586 Anibal Quijano e 1II1manuel Wallerstein

refugió en su aparente opuesto, el universalis- americanidad constituyó su propia contradic-


mo y, su derviado, el concepto de meritocra- ción. Porque la americanidad ha existido de-
cia. Es en los debates de los últimos veinte masiado tiempo en América; porque sus con-
años que encontramos esta última contribu- secuencias indirectas han llevado a tanto albo-
ción de la americanidad. Dada una jerarquiza- roto político-intelectual durante cuatro siglos,
ción étnica, un sistema de exámenes favorece, la americanidad se ha expuesto a la mirada
inevitablemente, de manera desproporcionada crítica, y primero que todo en América. No fue
a los estratos étnicos dominantes. Esa ventaja casualidad el hecho de que el análisis centro-
adicional es lo que en el sistema meritocrático periferia se propagara en la escena intelectual
justifica las actitudes racistas sin necesidad de del mündo desde la CEPAL (Comisión Econó-
verbalizarlas: aquellos estratos étnicos que se mica para América Latina). No fue casualidad
desempeñan más pobremente lo hacen así por- que la movilización política antirracista reci-
que son racialmente inferiores. La evidencia biera su primer y más grande impulso en Nor-
parece ser estadística; de allí, «científica». te América.
Estcz nos lleva a la cuarta contribución de la
americanidad, la deificación y la reificación de
la novedad, ella misma un derivado de la fe en 11

la ciencia, la cual es un pilar de la moderni-


dad. El Nuevo Mundo era nuevo, esto es, no Separadas en el período colonial, las Américas
viejo, no atado a la tradición feudal del pasa- se han articulado entre sí directamente, desde
do, al privilegio, a las maneras anticuadas de el siglo XIX, hasta llegar a constituir juntas una
hacer las cosas. Cualquier cosa que fuera «nue- parte específica del sistema-mundo, en una
va» y más «moderna» era mejor. Más aún, estructura de poder cuya hegemonía es deten-
todo era presentado siempre como nuevo. tada por Estados Unidos.
Puesto que el valor de la profundidad histórica Desde fines del siglo xv hasta el siglo XVIII,
fue moralmente denigrado, su uso como herra- fue en las colonias ibéricas donde laproduc-
mienta analítica fue igualmente desechado. ción era más variada y más rica y la sociedad y
Fueron las independencias de América las la cultura más enraízadas y más densas. Sin
que representaron la realización política de esa embargo, esa situación es revertida desde me-
novedad que se reputaba de mejor. A partir de diados de siglo XVIlt. Al final del siglo, el Sur
ahí, a medida que Norte América se separaba es periferalizado y es derrotado el primer pro-
de Latinoamérica, su ventaja fue adscrita por yecto de independencia con real potencial des-
mucha gente al hecho de que encarnaba mejor colonizador (Túpac Amaru, en el Virreinato
lo «nuevo», de que era más «moderna». La del Perú. El Norte, Estados Unidos, conquista
modernidad se convirtió en la justificación del su independencia. Y desde el siglo XIX, su
éxito económico; pero también en su prueba. poder ha sido contínuamente dilatado hasta
Se trataba de un argumento circular perfecto constituir la sede del primer poder realmente
que desviaba la atención del desarrollo del mundial de la historia.
subdesarrollo. El concepto de la «novedad» ¿Qué condujo por tan distintos cursos la
fue así la cuarta y quizás la más eficaz contri- historia de América? La explicación funda-
bución de la americanidad al desarrollo y la mental debe encontrarse en las diferencias en
estabilización de la economía-mundo capita- la constituci.ón del poder y en sus procesos, en
lista. Bajo la apariencia de ofrecer una salida a cada momento y en cada contexto históricos.
las desigualdades del presente, al concepto de Para partir, la colonialidad en el área ibe-
lo «nuevo» empujaba e insertaba su inevitabli- roamericana, no consistió solamente en la su-
dad en el superego colectivo del sistema mun- bordinación política a la Corona metropolita-
dial. na, sino, sobre todo, en la dominación de los
De ese modo, la americanidad fue la erec- europeos sobre los aborígenes. En cambio, en
ción de un gigantesco escudo ideológico al mo- el área britano-americana, consistió de manera
derno sistema mundial. Estableció una serie virtualmente exclusiva en la subordinación
de instituciones y maneras de ver el mundo política a la Corona inglesa. Eso quiere decir
que sostenían el sistema, e inventó todo esto a que las colonias británicas se constituyeron,
partir del crisol americano. Sin embargo, la inicialmente, como sociedades-de-europeos-
. it.

) e /rnmanuel r;Valierslein ----------------_._----.--------_._._-----------------


La americanidadconcepto, o América en el inoderno sistema mUlldial
C0ll10 587

su propia contradic-
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. directamente, desde
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explicación funda- 1
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edades-de-europeos- Grabado de Chapuis, 1886, representando una estatua de Cristóbal Colón, en Colón (Panamá). Roger·Viollet.
588 Aniba! Quijano e 1l1/1l7anue! Wa//erslein

fuera-de-Europa. Las ibéricas, como socieda- bajo el señorío de la nobleza cortesana. La


des de europeos y aborígenes. Sus procesos Iglesia encarna la Contrarreforma y es domi-
históricos serían, pues, muy diferentes. nada por la Inquisición. La ideología religiosa
Eso respGmde a las conocidas diferencias legitima la expulsión de los agricultores y arte-
entre las sociedades aborígenes de cada una de sanos mozárabes y mudéjares, así como de los
las áreas. Pero que eso no fue lo único impor- comerciantes y financistas judíos. Eso no evita
tante salta a la vista si se recuerda que los que las riquezas coloniales estimulen la difu-
británicos llamaron naciones a las sociedades sión de las prácticas materiales y subjectivas
aborígenes del Norte y durante el período co- del mercantilismo. Pero queda estancado el
lonial la trataron como a tales naciones, cierta- tránsito entre el capital mercantil y el indus-
mente subordinadas, pero desde fuera de sus trial en la Península, lo que además se agrava
respectivas sociedades, como proveedoras de durante la crisis europea del siglo XVII.
pieles y otros materiales y aliadas en las gue- La simultaneidad y el desencuentro entre
rras entre los europeos. Después de la Inde- las prácticas sociales mercantilistas y los pa-
pendencia, los norteamericanos prefirieron ex- trones y valores formales de origen señorial en
terminados en lugar de colonizarJos. la sociedad ibérica, es el producto característi-
Los ibéricos, en cambio, discutían aI-doro- co de ese proceso. Son la sociedad y el momen-
samente si los «indios» era realmente huma- to fijados para siempre en la más grande ima-
nos y tenían «alma», mientras conquistaban y gen histórica de la literatura europea: Don
destruían, precisamente, sociedades aboríge- Quijote aún ve gigantes y contra ellos arremete
nes de alto nivel de desarrollo. Esclavizaron y, lanza en ristre; pero, no por casualidad, son
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en las primeras décadas, casi exterminaron a molinos de viento que lo reciben y dan en
sus poblaciones, sobre todo empleándolas tierras con él.
1·!I'
como mano-de-obra-desechable. Ya los super- Todo ello no habría sido, quizás, posible
vivientes, en los escombros de sus sociedades, sin la súbita adquisición de las inmensas meta-
los sometieron a relaciones de explotación y líferas y del trabajo gratuito virtualmente ina-
domip.ación, sobre las cuales fueron organiza- gotable de la América colonial, que permitían
das las sociedades coloniales. el reemplazo de la producción local y de las
Es necesario, en consecuencia, volver la clases y grupos productores. De otro lado, la
vista hacia las sociedades colonizadoras para Corona se lanza a expandir su poderío euro-
encontrar otros factores en la historia colonial. peo, por motivaciones dinásticas de prestigio,
Hay que recordar, primero, que con la con- no de beneficios mercantilistas. Los ingentes
quista, colonización y bautismo de América, al gastos respectivos son sostenidos por las rique-
terminar el siglo xv, comienza la historia del zas coloniales; pero con la producción local
mercado mundial, del capitalismo y de la mo- estancada, ellas son transferidas en beneficio
. dernidad. La llegada de los británicos a la otra de los banqueros centroeuropeos y de los in-
América, poco más de un siglo después, ocurre dustriales y comerciantes británicos, franceses,
ya cuando esa nueva historia está en pleno holandeses o flamencos. Como consecuencia,
proceso. En consecuencia, las sociedades colo- durante el siglo XVII España pierde la lucha
nizadoras eran radicalmente di ferentes y lo europea frente a Inglaterra, y las sociedades
serán también las modalidades de coloniza- ibéricas ingresan en un largo período de peri-
ción y sus implicaciones sobre cada metrópoli feralización.
y sobre cada sociedad colonial. Las implicaciones de todo ello en la confor-
En el momento del primer encuentro con mación de la sociedad colonial fueron decisi-
América, España está terminando la Recon- vas. El conquistador ibérico es mentalmente
quista e iniciando la formación del estado cen- portador de modelos de poder y de valores
tral. El establecimiento de la dominación colo- sociales de carácter señorial, a pesar de que sus
nial en esas condiciones, tuvo implicaciones actos y motivaciones en la conquista corres-
peculiares en la sociedad ibérica. Durante el ponden a las tendencias del mercantilismo.
siglo XVI, la Corona combina la centralización Por ello, en el pi-imer momento de la organiza-
del estado con LII1 modelo señorial de poder, ción del poder colonial, detrás de la «enco-
ya que destruye la autonomía, la democracia y mienda indiana» y del «encomendero» es dis-
la producción de los burgos, para ponerlos cernibie la sombra del patrón feudal. Pero en
e Immalluel ----
rrallerSlei¡¡ La americanidad como concepto, () América en el moderno sislema mundial 589

)bleza cortesana. La el desmantelamiento del regimen en comen de- nizó como una sociedad de europeos en tierra
.rreforma y es domi- ro, no mucho después, y en la imposición de la americana. Pero, por encima de todo, fue el
:'-aideología religiosa centralización político-burocrática de las colo- caso excepcional de una sociedad que se confi-
)s agricultores yane- nias bajo el poder de la Corona, actúan ya las gura directamente, desde sus inicios, como so-
ares, así como de los necesidades del mercantilismo. ciedad capitalista, sin los agrupamientos e in-
; judíos. Eso no evita Aquel orden político fue centralizado y bu- tereses sociales, instituciones, normas y sím-
~s estimulen la di fu- rocrático, y en ese sentido no feudal. Pero fue bolos que en Inglaterra correspondían aún a la
eriales y subjectivas tam bién señorial, arbitrario, patrimonialista y historia señorial. Y con recursos naturales lar-
queda estancado el formalista. La estructura productiva fue mon- gamente superiores. La producción se organiza
nercantil y el indus- tada ante todo para el mercado externo y fue primero para el mercado interno y no al revés.
ue además se agrava desmedrado el mercado interno (lo que no y se articula a la economía metropolitana no
del siglo XVII. equivale al consumo interno, que ciertamente solamente como proveedora de materias pri-
desencuentro entre fue muy grande, especialmente el señorial y el mas, sino como parte del proceso de produc-
'cantilistas y los pa- eclesiástico, pero cuyos elementos no pasaban, ción se organiza primero para el mercado in-
je origen señorial en 1 en su mayor parte, por el mercado). El señorío terno y no al revés. Y se articula a la economía
se exacerbó en las relaciones con los «indios» y
roducto característi-
)ciedad y el momen- I los «negros», con todas sus implicaciones psi-
metropolitana no solamente como proveedora
de materias primas, sino como parte del proce-
la más grande ima-
ltura europea: Don
I cosociales (el desprecio al trabajo, sobre todo
el manual; el cuidado del prestigio social, la
so de producción industrial. El estado regula y
dicta las normas, pero no controla, ni es pro-
:ontra eIJos arremete «honra», y sus correlatos: la obsesión con las pietario de los recursos, ni de la producción,
por casualidad, Son apariencias, la intriga, el chisme, la discrimi- como en el caso ibérico. Y ninguna iglesia es
) reciben y dan en nación). todopoderosa, ninguna Inquisición se opone al
El cambio dinástico por los Borbones en el desarrollo de la modernidad y de la racionali-
ido, quizás, posible siglo XVJII, no fue ventajoso para las colonias. dad, como en el área iberoamericana antes de
~las inmensas meta- La nueva geografía de la administración colo- los Borbones.
:0 virtualmente ina- nial española, benefició en la práctica los inte- Inclusive el régimen esclavista se establece
mial, que permitían reses del comercio inglés por el Atlántico. De- ya formando parte del engranaje del capitalis-
;ción local y de las sarticuló la estructura productiva y comercial mo. Es verdad que produce y permite al seño-
~s. De otro lado, la producida; desangró financieramente las áreas río en las relaciones sociales; pero modulado
ir su poderío euro- más ricas en servicio de las guerras de la Coro- por el hecho de operar con mercancías (incluí-
:ísticas de prestigio, na y estancó su producción manufacturera en do el esclavo), para producir mercancías, por
listas. Los ingentes favor de las importaciones de la producción de motivaciones y necesidades de beneficio. No
nidos por las rique- las hasta entonces productivas regiones. Y se opone, sino impulsa la innovación tecnoló-
a producción local poca duda cabe de que fundó las bases de la gica que hace parte de la revolución industrial,
eridas en beneficio «balcanización» de las ex-colonias en el siglo al revés del señorío ibérico sobre mano de
ropeos y de los in- XIX. obra «india» gratuita, cuya fuerza de trabajo
~itánicos, franceses, Por contraste, cuando los primeros coloni- no es mercantilmente producida.
amo consecuencia, zadores britránicos desembarcan en la otra Los procesos de independencia tienen, por
ña pierde la lucha América, ya a comienzos del siglo XVII, Ingla- todo ello, lógicas e implicaciones muy distin-
i, y las sociedades terra procesa todas las tendencias sociales e tas en cada lado. Las colonias iberoamericanas
¡O período de peri- intersubjetivas de la transición capitalista que, llegan al final del siglo XVIII con economías
inclusive, llevarán pronto a la primera revolu- estancadas, con patrones de poder social y
lo ello en la confor- ción política específicamente burguesa de Eu- político en crisis. Derrotados el movimiento
¡nial fuerbn decisi- ropa (Cromwell) y al primer debate político- de Túpac Amaru en 1780, las revueltas inde-
:0 es mentalmente filosófico propiamente moderno de la historia pendentistas sólo corresponden muy parcial- "
oder y de valores europea, aunque producido y moldeado en el mente a la revuelta anticolonial «india» o a las .
, a pesar de que sus matrimonio del poder con la inteligencia. Y necesidades de la expansión capitalista y de su.,
conquista corres- desde fines del siglo XVI, logra el dominio control nacional. De hecho, en los. ce,ntras co-' .,
lel mercantilismo. marítimo y la dominación del mercado mun- loniales principales, la emancipaciÓn sólo cul- '.':,
nto de la organiza- dial en plena expansión. mina exitosamente cuando los señóre's domi~
~trás de la «enco- La sociedad colonial britano-americana no
nantes deciden autonomizarse respecto' gel
omendero» es dis- fue el resultado de ninguna conquista y des- régimen liberal en la España de comienzos ((él
'm feudal. Pero en trucción de las sociedades aborígenes. Se orga- siglo XIX. Se está lejos de una revolución. Al·
590 Anibal Qu(/ano e lmmanue! Wa!!erslein

terminar el colonialismo ibérico, en las ex- talista de Estados Unidos, que ya a fines del
colonias no están presentes fuerzas sociales s. XIX le permite competir con Europa y con
hegemónicas o capaces de articular y dirigir ...Inglaterra en particular. Dos, su asociación
coaliciones hegemónicas para preservar la uni- hegemónica con Inglaterra después de la Pri-
dad política del área iberoamericana, y ni si- mera Guerra Mundial frente a Europa y Amé-
quiera para erigir y sostener establemente un rica Latina, lo que finalmente llevará al apoyo
estado local. El caso de Brasil fue diferente. británico a la hegemonía mundial de los Esta-
Pero no se independizó sino mucho más dos Unidos.
tarde. Durante el mismo período, América Latina
En cambio, las ex-colonias britanoamerica- se «balcaniza»; se desangra en guerras de fron-
nas se organizan inmediatamente como los tera y en guerras civiles en cada país; el poder
Estados Unidos de América, con un orden se organiza sobre bases señorial-mercantiles;
político bajo una hegemonía social muy clara, se estanca el desarrollo del capital y de sus
con un estado fuerte, pero con una sociedad respectivas relaciones sociales. El pensamiento
civil provista de mecanismos para regular sus moderno, en esas condiciones, sufre la kafkia-
relaciones con las instituciones estatales. La na tortura del exilio interior o de la fuga utópi-
independencia combina las exigencias del de- ca. Las clases dominantes, eurocentristas,
sarrollo capi talista nacional y las del debate adoptan el mistificado modelo europeo de es-
político ordenado sobre las nuevas bases de tado-nación, para sociedades cuyo rasgo fun-
modernidad/racionaJidad. Nada sorprendente, dante es aún la colonialidad entre lo europeo y
en consecuencia, que en la perspectiva nortea- lo no-europeo; y el modelo liberal de orden
mericana la independencia tenga el lugar de político, para sociedades dominadas mercan-
toda una revolución: la Revolución Ameri- til-señorialmente. Todo ello permite la perdu-
cana. ración del carácter dependiente del patrón de
Las dos Américas ingresaron en el s. XIX desarrollo histórico y la subordinación al im-
son muy desiguales condiciones y por caminos perialismo europeo, primero, y estadouniden-
muy distintos. se después.
Estados Unidos siguió un patrón de desa- Durante el siglo xx, América Latina ha
rrollo, de nuevo, excepcional: se fue constitu- permanecido en gran medida apresionada en
yendo como nación al mismo tiempo que el nudo histórico formado por el entrelaza-
como centro hegemónico imperial. De ello, el miento entre las cuestiones de nación, identi-
«destino manifiesto» es una ceñida expresión dad y democracia; cuestiones y problemas que
ideológica. en otros contextos, como los europeos, se suce-
Ese patrón ha tenido varias etapas y moda- dieron en etapas. El desenlace o corte de tal
lidades históricas. Primera, la expansión terri- nudo histórico pareció comenzar con la revo-
torial violenta que permitió a Estados Unidos lución mexicana; pero la derrota de la revolu-
duplicar en menos de 80 años el territorio ción democrático-nacional en los demás paí-
continental heredado, a costa del territorio de ses, no solamente no resolvió el problema,
los «indios» del Oeste y de la mitad del mexi- sino que abrió una crisis de poder no resuelta,
cano. Segunda, la imposición de un cuasi- cuya más ajustada expresión es, seguramente,
protectorado sobre los países del Caribe y la perduración de ese peculiar animal político,
Centroamérica, incluyendo el «rapto» de Pa- específicamente latinoamericano: nacionalis-
namá y la construcción y control del Canal de ta -popuJi sta-desarrol1ista-soci al ista, cuyos
Panamá, así como sobre Filipinas y Guam. componentes se combinan de muchos modos
Tercera, la imposición de una hegemonía eco- en cada país y en cada situación.
nómica y política sobre el resto de América
Latina, desde el fin de la Primera Guerra
Mundial. Cuarta, desde la Segunda Guerra 111

Mundial, la imposición de su hegemonía sobre


todo el mundo, conduciéndolo a integrarse en Las Américas se preparan a ingresar en el siglo
un orden global de poder. XXI casi con las mismas desigualdades que en
Dos factores decisivos deben ser anotados el siglo XIX. Pero a diferencia de entonces, no
a ese respecto. Uno, el rápido desarrollo capi- lo harán ni separadas, ni por caminos diferen-
? Immanuel ¡Yallerstei¡¡ La americanidad como concepto, o América en el moderno sistema mundial 591

" que ya a fines del tes, sino como partes de un mismo orden mun- los, a las utopías americanas, es lícito admitir
r con Europa y Can dial en el cual Estados Unidos ocupa, aún, el el tiempo de maduración de ese patrón autó-
Dos, su asociación lugar primado, y América Latina, un lugar nomo, la presencia de un proceso de re-
1 después de la Pri- subordinado y está afectada por la crisis más originalización de la cultura en las Américas.
lte a Europa y Amé- grave de su historia postcolonial. Eso es lo que podemos llamar la americaniza-
:nte llevará al apoyo En la perspectiva americana del futuro, ción de las Américas. El proceso es apoyado
nundial de los Esta- ciertos procesos merecen ser puestos de relie- por la crisis del patrón europeo.
ve. Uno, la tendencia a una más sistemática La formación de Estados Unidos directa-
)do, América Latina articulación entre las Américas, bajo la hege- mente como sociedad directamente capitalis-
1 en guerras de tran- monía de América del Norte (lo que incluye ta, fundó allí la utopía de la igualdad social y
cada país; el poder tan secundaria como tardíamente a Canadá). de la libertad individual. Esas imágenes velan,
eñorial-mercantiles; , Eso incluye el creciente flujo migratorio desde por supuesto, las muy reales jerarquías socia-
el capital y de sus todas las Américas hacia el Norte y en particu- les y su articulación en el poder; pero también
des. El pensamiento lar hacia Estados Unidos. Dos, la mayor arti- impiden su sacralización y mantienen el espa-
nes, sufre la kafkia- culación interna de América Latina, a pesar de cio del debate y legitiman la capacidad de
r o de la fuga utópi- las presiones en contra desde el capital global, regular desde la sociedad la acción del estado.
es, eurocen tristas, Europa, Japón, Estados Unidos. Tres, el desa- En América Latina, la persistencia del imagi-
del o europeo de es- rrollo de la descolonización en la producción nario aborígen bajo las condiciones de la do-
les cuyo rasgo fun- de la cultura, del imaginario, del conocimien- minación, ha fundado la utopía de la recipro-
j entre lo europeo y to. En breve, la maduración de la americaniza- cidad, de la solidaridad social y de la democra-
o liberal de orden ción de las Américas. cia directa. Y bajo la crisis presente, una parte
laminadas mercan- Las Américas son el producto histórico de de los dominados se organiza en torno de esas
) permite la perdu- la dominación colonial europea. Pero no fue- relaciones, dentro del marco general del mer-
¡ente del patrón de ron nunca sólo una prolongación de Europa, cado capitalista.
bordinación al im- ni siquiera en el área britanoamericana. Son Tarde o tempano, esas utopías americanas
'0, y estadouniden- un producto original, cuyo propio y sui generis se encontrarán para formar y ofrecer al mundo
patrón de desarrollo histórico, ha tardado en la específica utopía americana: La migración
I.mérica Latina ha madurar y abandonar su condición dependien- de pueblos y de culturas entre las Américas y
da apresionada en te de su relación con Europa, sobre todo en la gradual integración de todas ellas en un
) por el entrelaza- América Latina. Pero actualmente, si se atien- único marco de poder, es o puede ser uno de
de nación, identi- de a los sonidos, a las imágenes, a los símbo- sus vehículos más eficaces.
es y problemas que
; europeos, se suce-
lace o corte de tal
lenzar con la revo-
:rrota de la revolu-
en los demás paí-
,lyió el problema,
poder no resuelta,
n es, seguramente,
ar animal político,
'icano: nacionalis-
socialista, cuyos
de muchos modos
lción.

ingresar en el siglo
igualdades que en
la de entonces, no
- caminos diferen-

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