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Derecho concursal

argentino. Nociones
introductorias

Concursos y
quiebras
Derecho concursal
argentino. Nociones
introductorias
Evolución histórica. Régimen jurídico
vigente. Principales impactos del nuevo
Código Civil y Comercial (Ley N°
26.994)

El derecho concursal es el conjunto de normas jurídicas que tienen


por objetivo el tratamiento integral de las situaciones de
insolvencia, brinda soluciones preventivas consensuadas entre
deudor y acreedores, o liquidativas de la totalidad del patrimonio
del cesante.
En nuestro país, la sanción del Código de Comercio para Buenos Aires en 1859 y
su extensión a toda la Nación en 1862 marcó un hito fundamental en nuestro
derecho. Se regulaba la quiebra con posibilidad de un concordato resolutorio,
aunque por sus deficiencias prácticas se apuró su reforma en el año 1889.

Luego, en 1902 la Ley N° 4.156 modifica en su totalidad el régimen, además de


incorporar el concurso preventivo. Su corte privatístico y los abusos cometidos
por los acreedores determinaron la reforma en 1933 por la Ley N° 11.719,
que produjo una profunda modificación con neta orientación publicística. Esta
ley permaneció vigente por casi cuarenta años, cuando en 1972 entró en
vigor la Ley N° 19.551, reformada en 1983 por la Ley N° 22.917 (que agregó un
nuevo procedimiento concursal: el acuerdo preconcursal).

Esta ley de notable factura, sirvió de base para la reforma de 1995,


sancionándose una nueva ley, la N° 24.522 de Concursos y Quiebras (LQC).
Las leyes N° 25.589 y 26.086 introdujeron modificaciones en unos pocos
artículos, pero la importancia y trascendencia de los mismos hicieron variar
considerablemente los efectos de ciertos institutos concursales. Finalmente, la
Ley N ° 26.684 publicada en el Boletín Oficial de la República Argentina el
30 de junio de 2011 vino a modificar una serie de artículos y propugna acentuar
la defensa de los derechos de los trabajadores en los procesos concursales,
sintetiza a la misma en una serie de proyectos que estaban para ser tratados
por los legisladores nacionales.
A partir de agosto del año 2015 entró a regir el Nuevo Código Civil y Comercial
de la Nación con grandes cambios en las diferentes materias por él regladas, lo
que despertó fervorosas críticas por un lado y encomios por otro, con rasgos
salientes de desnormatización y mayor preeminencia de la figura del magistrado
en su rol de director del proceso. La falta de una mención expresa en el
novísimo cuerpo legal a la legislación concursal como objeto de modificación,
parece minimizar los puntos de contacto existentes y su trascendencia. Sin
embargo, se pueden mencionar como algunas de las principales influencias del
Código unificado a la legislación concursal, las siguientes:

 En orden a los sujetos concursales: se producen algunas


modificaciones en algunos sujetos concursales. Así, a) se ratifica la
calidad de sujeto concursal de la masa indivisa (art. 2360 del Código
Civil y Comercial –CCyC-) ya contemplado en el art. 2 inc. 1° de la Ley de
Concursos y Quiebras; b) se establece al consorcio de propietarios como
personas jurídicas privadas (art. 148 inc. H del CCyC) y por lo tanto son
sujetos pasibles de concursamiento; c) las simples asociaciones civiles
contempladas en los arts. 187 a 192 del CCyC, son también personas
jurídicas privadas (art. 148 inc. C del CCyC ) y por lo tanto, tienen aptitud
para ser sujetos deudores de los procedimientos regulados en la ley
concursal; d) las SAU (Sociedades Anónimas Unipersonales) también
deben ser incluidas dentro de la enumeración del art. 2 de la Ley de
Concursos y Quiebras.

 Bienes excluidos del desapoderamiento: también se producen algunas


modificaciones en orden a la inejecutabilidad de la vivienda individual
protegida y la pérdida de legitimación del síndico (arts. 248 y 249 del
CCyC in fine). Asimismo se excluyen de los bienes desapoderados y
ejecutables en la quiebra a los frutos de los bienes de los hijos del fallido
porque ya no son del padre (art. 698 CCyC). Así, se deroga ipso facto el
inciso 3 del art. 108 de la LCQ.

 Régimen matrimonial patrimonial de comunidad o el de separación de


bienes (art. 446 inc. d y 463 del CCyC) y la solidaridad de deudas
domésticas: la existencia de un doble régimen matrimonial patrimonial
de comunidad o de separación de bienes, determinará la existencia de
deudores unidos en matrimonio por uno u otro régimen. En ninguno de
los dos, como regla, el cónyuge responde por las deudas del otro. Ahora
bien, cualquiera sea el régimen, los acreedores titulares de las “deudas
domésticas”, pueden presentarse al concurso a verificar su crédito, sea
o no la contratante la persona concursada o fallida.

 Efectos sobre obligaciones y contratos: a) no caducidad de los plazos


por presentación en concurso preventivo (art. 353 CCyC); b) exigencia de
fecha cierta para la oponibilidad de los boletos de compraventa en
concurso o quiebra (arts. 1171 CCyC y 146 LCQ); c) la regla consagrada
en el art. 147 de la Ley de Concursos y Quiebras parece haber tenido su
eco en el nuevo código a la luz de las disposiciones específicas de los
contratos en particular de cuenta corriente bancaria (art. 1404 inc. B
CCyC), cuenta corriente (1441 inc. a CCyC); agencia (art. 1494 inc. c
CCyC) y concesión (art. 1509 CCyC); d) en materia de compensación, el
CCyC de la Nación remite a la Ley de Concursos y Quiebras, y consagra
en paralelo la prohibición prevista en el art. 130 de la Ley N° 24.522 en
el art. 930 inc. f) y e) extinción del poder por quiebra (art. 380 CCyC).

 Efectos personales de la quiebra: a) prohibición del fallido para ser


tutor, apoyo o curador (art. 110 inc. b CCyC); b) el fallido pierde la
administración de los bienes de sus hijos (art. 694 CCyC) y c), la
incorporación de la quiebra como causal de disolución de la persona
jurídica privada (art. 163, inciso e) CCyC).

 Privilegios: en un claro intento de unificación en su art. 2579 expresa:


“En los procesos universales los privilegios se rigen por la ley aplicable a
los concursos, exista o no cesación de pagos”1.

Ejecución individual y colectiva.


Diferencias
Ante el incumplimiento de una obligación por parte del deudor, se genera la
posibilidad de que el acreedor ejecute coactivamente parte o todo el
patrimonio de su deudor para satisfacer su acreencia y los daños sufridos. Así,
tiene posibilidades de ejecutar individual o colectivamente. En la primera, se
ejecuta un bien o determinados bienes particulares; mientras que en la
ejecución colectiva o quiebra, se liquidan coactivamente todos los bienes del
deudor (salvo los excluidos expresamente) con el fin de que con su producido
se satisfagan los créditos de todos sus acreedores, quienes tendrán la carga de
insinuarse en el proceso a fin de que le sean verificadas sus acreencias,
condición necesaria e indispensable para percibir los dividendos falenciales.

Procedimientos concursales
Clases
En nuestra legislación concursal se encuentran varios procedimientos
concursales, entre los principales se tienen la quiebra y el concurso preventivo,
los que presentan fundamentales diferencias, a saber.

Concurso preventivo
Así, en el concurso preventivo, el deudor procura llegar a un acuerdo con la
mayoría de sus acreedores para así homologarlo judicialmente. Es un
procedimiento rehabilitatorio que busca superar la crisis patrimonial a través de
una renegociación de las condiciones originarias de contratación entre deudor y

1
Art. 2.579 – Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación.
acreedor a través de propuestas que se hacen a la generalidad de acreedores.
Aprobado el acuerdo en forma mayoritaria se impone incluso a quienes no
adhirieron a la propuesta; caso contrario, deberá declararse la quiebra- como
principio general.

Quiebra
En cambio, el proceso de quiebra, tiene el fin inmediato de liquidar todos los
bienes que componen el patrimonio cesante para, de esa forma, repartir el
producido entre los acreedores. En este proceso, el deudor queda desplazado
de la administración y disposición de sus bienes (salvo los bienes inembargables)
entregándose al síndico el control sobre ellos.

Principios rectores de la legislación


concursal
Los principios son ideas directrices o pautas generales de valoración que sirven
u orientan las soluciones legislativas, además de tener una función de
interpretación e integración del ordenamiento concursal. Finalmente, se puede
decir que actúan como “vallas de contención” y evitan que las soluciones de
otras ramas jurídicas prevalezcan sobre las propias.

Conservación de la empresa
Es recién en el siglo XX cuando comenzó a valorarse a la empresa,
visualizándosela como unidad de explotación económica y fuente generadora
de empleo, lo que provocó que se regularan diversas clases de procesos
preventivos que anteceden a la liquidación, y buscan su salvataje. En
consecuencia, la ley concursal intenta que la empresa se salve, pues es el
corazón de toda organización económica.

Protección del crédito


Es otro de los principios fundamentales del derecho concursal, a tal punto que
la Ley N° 19.551 (Ley de Concursos y Quiebras, promulgada en 1972 por el
Honorable Congreso de la Nación, actualmente abrogada por la Ley N° 24.522)
lo mencionaba en primer lugar. Y sin dudas es así, pues sin el mismo
desaparecería la posibilidad de que el empresario como tal obtenga los fondos
necesarios para financiar por lo menos parte de su estrategia comercial. Lo
contrario haría desaparecer el crédito y por consiguiente dejaría de existir el
sistema económico vigente. Por ello se debe asegurar una rápida liquidación
del crédito y reembolso al acreedor.
Rasgos distintivos del proceso
concursal
Resultan de fundamental importancia los principios que informan el proceso
concursal y que le otorgan sus características particulares.

Estos principios jurídicos clásicos que iluminan el derecho concursal, fueron


analizados en reiteradas oportunidades por la doctrina y son: la universalidad,
la unicidad, la concursalidad, la oficiosidad y la pars condicio creditorum o
igualdad de acreedores.

Universalidad
El art. 1° de la Ley de Concursos y Quiebras, establece el principio de
universalidad patrimonial, que tiene efectos tanto en la faz activa como en la
pasiva.

Faz activa
Así, desde el punto de vista activo, dicho principio se proyecta en relación a
todos los bienes del deudor, no sólo a los que cayeron bajo el efecto del
desapoderamiento, sino también a los bienes que pueden llegar a recuperarse
a través de las acciones de recomposición patrimonial, con excepción de los
inembargables (art. 108 LCQ y 744 del CCyC).

Faz pasiva
Desde el punto de vista pasivo, la universalidad implica que la totalidad de las
deudas del deudor son convocadas a que “concurran” al proceso a hacer valer
sus derechos mediante la aplicación de la ley concursal, como lo ordena el art.
124 LCQ.

Unicidad
Este principio supone que no pueden coexistir dos o más procesos universales
sobre un único patrimonio, o al menos dentro del mismo territorio nacional.
Esta noción se complementa con la necesidad de que haya un juez único y el
fuero de atracción que permita atraer las acciones patrimoniales ejercidas por
los acreedores contra el deudor.

En una palabra, este principio implica que para cada concurso, en sentido
amplio, existe un “único” procedimiento en donde se ventilan todas las
cuestiones relacionadas, a manera de una suerte de contienda material.
Oficiosidad

Otro eje central del proceso concursal es la actuación de los órganos del
concurso a fin de que lo impulsen de oficio, sin que su actuación se halle
subordinada a impulso de partes, salvo la primera parte inicial del proceso.

La dirección del proceso es atribución fundamental del juez, conforme lo


dispone el art. 274 LCQ. Así, se encuentra imbuido de amplias facultades
procesales en cuanto que está llamado a impulsarlo hasta su total culminación,
a la vez que cuenta con facultades inquisitivas tendientes a conocer la real
situación patrimonial del deudor y las razones que pudieron haberlo conducido
a su cesación de pagos como también sobre el destino de los bienes que
debieron existir al tiempo de ser declarada la quiebra.

Colectividad
Todos los acreedores de título o causa anterior a la presentación del
procedimiento concursal deben promover la verificación para hacer valer sus
créditos en el proceso; caso contrario, quedarán excluidos del pasivo concursal.

Igualdad
El principio de igualdad de trato entre todos los acreedores o también llamado
el de la pars condicio creditorum, es la máxima garantía del derecho de los
acreedores.

Esta regla jurídica significa que todos los acreedores deberán soportar
igualitariamente el efecto del acuerdo preventivo o resolutorio homologado, y
dar las mismas quitas, esperas u otras estipulaciones al deudor común; y en la
quiebra, participan pari passu en la distribución del producido de la liquidación
de los bienes del deudor común, y cuando esa liquidación sea insuficiente para
atender a la totalidad de los créditos, se repartirá a prorrata

Reglas procesales. Incidentes


El art. 273 de la Ley de Concursos y Quiebras diseña una nómina de reglas
procedimentales generales aplicables a todo el proceso concursal y a sus
incidentes, las cuales rigen en plenitud, salvo disposición especial en contrario
de la misma ley concursal. Esa enumeración de ningún modo agota el repertorio
de principios y reglas procesales existentes, las que se hayan diseminadas a lo
largo de todo el articulado de la ley.

Las características del ordenamiento concursal tienden a que éste se baste a sí


mismo, es decir que sea “autosuficiente”.

1. Perentoriedad de los plazos: el inc. 1º del art. 273 dispone que todos los
términos son perentorios y se consideran de cinco días, salvo la existencia de
un plazo distinto. La perentoriedad de los plazos implica que su mero
vencimiento imposibilita fatalmente la futura producción del acto del que se
trate. Dicho de otro modo, el acto no cumplido en término no puede ser
cumplido después.

2. Cómputo de los plazos. Días hábiles judiciales: se computan exclusivamente


los días hábiles judiciales, tal como lo establece el inc. 2º del art. 273, salvo
excepción legal expresa en contrario en la misma ley de quiebra, como por
ejemplo: en el art. 190, en el art. 144, en el art. 196, entre otros supuestos.

3. Inapelabilidad: (inc. 3º del art. 273). Se aplica indistintamente al concurso


preventivo y a la quiebra. Y su inclusión apunta a impedir que la celeridad y
agilidad de los trámites concursales. Algunas de las hipótesis en las que la ley ha
previsto expresamente las excepciones son: decisión que rechaza la petición de
concurso preventivo (art. 13 LCQ); la admisión y denegatoria del pronto pago
laboral (art. 16 LCQ); separación de la administración en el concurso (por el
deudor con efecto devolutivo y si se deniega puede apelar el síndico) (art. 17
LCQ), etcétera.

Finalmente cabe consignar que, en caso de ser admitida la apelación, se


concede en relación y con efecto suspensivo, de acuerdo a la previsión legal
contenida en el inc. 4º del art. 273.

4. Sistema de notificaciones: la citación a las partes se hace por cédula y las


restantes notificaciones son automáticas, esto es, por nota o de acuerdo a lo
que disponga el Código Procesal de la provincia (art. 273, inc. 5° LCQ).Sin
embargo, el juez concursal, en uso de las facultades instructorias puede ordenar
la notificación personal o por cédula.

5. Domicilio procesal: el inciso 6º del art. 88 establece que el domicilio


constituido subsiste hasta que se constituya otro o por resolución firme quede
concluido el concurso.

6. Gastos del concurso: diferimiento de pago: el inc. 8º del artículo 273, dispone
que en el concurso, las transcripciones y anotaciones registrales y de otro
carácter que resulten imprescindibles para la protección de la integridad del
patrimonio del deudor son hechas sin pago previo de tasas, sino que se difieren
al momento de la conclusión del proceso concursal.

7. Carga de la prueba. Normas comunes: el inc. 9º dispone que la carga de la


prueba en cuestiones contradictorias se rige por las normas comunes.

8. Actuación del Ministerio Público: el art. 276 LCQ contempla la actuación del
Ministerio Público en el concurso, al establecer que es parte en la alzada en
los supuestos de impugnación del acuerdo preventivo (art. 51) y en los trámites
ante la alzada deberá dársele vista en las quiebras cuando se hubiere concedido
recurso en que sea parte el síndico.

9. Perención de instancia: la regulación contenida en el art. 277 impide la


conclusión del proceso concursal abierto (concurso preventivo o quiebra) por
perención de la instancia y dispone que la perención se opera a los tres meses.

10. Leyes procesales locales: el art. 278 prevé la aplicación subsidiaria de las
normas procesales de la ley del lugar del juicio que sean compatibles con la
rapidez y economía del trámite concursal.
11. Legajo de copias: el art. 279 legisla sobre el legajo de copias destinado a la
consulta de las constancias del expediente, que se forma con copia de todas las
actuaciones fundamentales del juicio y las previstas especialmente por la ley
concursal. Dicho legajo debe estar permanentemente a disposición de los
interesados en secretaría.

Incidentes
Los arts. 280 a 287 estructuraron un procedimiento tipo a través del cual se
encauza toda cuestión que tenga relación con el concurso y que, a su vez, no
tenga un trámite especial. Así, se canalizan por esta vía las verificaciones tardías
y los incidentes de revisión.

El trámite está previsto en el art.281: con la demanda se debe ofrecer toda la


prueba. Admitido el incidente, se corre traslado por 10 días, el que se notifica
por cédula, y quien conteste debe también ofrecer toda la prueba y agregar la
documental. El término máximo de prueba será de 20 días, y podría ser menor
de acuerdo a la prueba ofrecida. Las partes son las encargadas de urgir el
diligenciamiento de las mismas.

A su vez, el art.283 fija una directiva respecto a la prueba pericial: solo un


perito puede actuar salvo que la cuestión sea compleja, en cuyo caso se pueden
designar tres. El art.284 limita el número de testigos a cinco por parte, salvo
complejidad de la causa, en donde se admite un número mayor.

Se admite el recurso de apelación sólo respecto de la resolución que pone fin al


incidente. Respecto de las otras cuestiones que se plantearán en el expediente,
pueden ser subsanadas por el Tribunal de Alzada, siempre que se haya
formulado reserva en su oportunidad y se haya manifestado la disconformidad,
pues de lo contrario, el acto procesal se habrá consentido.

Presupuestos de acceso a los concursos


Se hace referencia a dos presupuestos esenciales para la apertura de los
procesos concursales:

a) Presupuesto objetivo (cesación de pagos), y

b) Presupuesto subjetivo (sujetos concursales).

Cesación de pagos
Es aceptado pacíficamente que crisis e insolvencia revelan dos etapas
endémicas claramente determinadas por las que puede atravesar una unidad
productiva en el despliegue ordinario de su giro comercial, pese a que no son
expresiones equivalentes.
La "insolvencia", como patología empresaria está emparentada con el término
"cesación de pagos" y para la doctrina nacional, ambas denominaciones tienen
idéntica significación.

La cesación de pagos se definió como el estado patrimonial


generalizado y permanente que refleja la imposibilidad de un
sujeto de pagar, de manera regular, obligaciones exigibles,
cualquiera sea la naturaleza de las mismas y las causas que lo
generan. Económica y jurídicamente es el estado de un patrimonio
que se revela impotente para hacer frente a los compromisos que
sobre él pesan. Se trata esencialmente de un estado.

La generalidad es uno de los rasgos tipificantes del presupuesto objetivo


concursal, el cual hace referencia a la impotencia del patrimonio del deudor en
su conjunto para hacer frente a las obligaciones asumidas. El otro rasgo
tipificante del estado de cesación de pagos es la permanencia, por oposición a
la transitoriedad. Sin embargo, esta cualidad no se la debe identificar con
perpetuidad ni con situaciones de dificultades económicas financieras
temporales.

El estado de cesación de pagos es el presupuesto objetivo de los procesos


concursales que en algunos supuestos se ve morigerado: a) el APE (Acuerdo
Preventivo Extrajudicial); b) el Concurso de agrupamiento (art. 66 LCQ); c)
Quiebra declarada con apoyo en sentencia concursal extranjera (art. 4, primer
párrafo LCQ); d) (iii) Extensión de quiebra (art. 160 y ss.), entre otros.

Hechos reveladores
Rouillon (2003) sostiene que ese estado de cesación de pagos, para funcionar
como presupuesto objetivo del proceso concursal, debe manifestarse a través
de signos visibles. Se clasifican en:

a) Hechos de manifestación directa: reconocimiento expreso o implícito, judicial


o extrajudicial, etcétera.

b) Hechos de manifestación indirecta: cuando se evita revelarse abiertamente


como insolvente, ya sean medios dilatorios (como constitución de hipotecas,
prendas) o ruinosos (venta a precio irrisorio) y fraudulentos (malversación de
fondos).

Se sugiere revisar los arts. 78 y 79 LCQ.

Sujetos. Análisis del nuevo Código Civil y Comercial


El art. 2 de la LCQ da el puntapié para analizar los sujetos concursables:

a) El principio general respecto de personas de existencia física, sin distinción


entre comerciantes o no comerciantes.
b) Una excepción al principio de personalidad jurídica que rige respecto de los
concursables es el art.2, 2º párr.: 1) que establece la posibilidad de que el
patrimonio del fallecido mientras se mantenga separado de los sucesores puede
concursarse. A su vez, el art.8 LCQ estipula la posibilidad de que cualquiera de
los herederos solicite la formación del concurso, pero tal pedido debe ser
ratificado por la totalidad de los herederos en el plazo de 30 días bajo
apercibimiento de tenerlos por desistido. Asimismo, el art. 2360 del Código Civil
y Comercial hace referencia a la posibilidad de declarar en concurso
preventivo o en quiebra a la masa indivisa insolvente.

c) El art. 8 establece la posibilidad que los incapaces e inhabilitados soliciten la


formación de concurso, pedido que deberá ser ratificado por el juez de la
tutela, curatela o el juez competente.

d) Deudores domiciliados en el extranjero respecto de los bienes existentes en


el país (art.2, 2º párr.: 2). Esta es una norma de jurisdicción de Derecho
Internacional Privado.

e) El concurso puede solicitarse por apoderado, que ha de ser abogado


matriculado, y el poder debe tener facultad especial para solicitar el concurso
(art. 9).

f) Las personas jurídicas pueden concursarse, entre otras:

i. De carácter privado: asociaciones, fundaciones y las sociedades


comerciales.

ii. Las asociaciones mutuales: la Ley N°25.374 (Ley que modifica la ley
de mutuales N° 20.321)modificó el art. 37 de la Ley N° 20.321 lo que
permitió el acceso al proceso concursal. La falta de adecuación del texto
del art. 2 de la ley 24.522 no impide entender la inclusión de las mismas
como sujetos concursables.

iii. De carácter público: sociedades del Estado Nacional, Provincial o


Municipal, cualquiera sea que fuere el porcentaje de su participación,
por ejemplo: sociedades del Estado, sociedades de economía mixta, S.A.
con participación estatal mayoritaria, etcétera.

Asimismo, cabe puntualizar que el Código Civil y Comercial de la Nación


incorporó nuevos sujetos concursables. Entre ellos se tienen:

a) El consorcio de propietarios: el reconocimiento por el art. 148 del Código


Civil y Comercial a los consorcios de copropietarios como personas jurídicas
privadas (inc. h), supone que deba admitirse su concursalidad, más allá de
algunos problemas prácticos, sobre todo en caso de quiebra.

b) Las simples asociaciones: el Código Civil y Comercial regula en los arts. 187 a
192 las “simples asociaciones”, entidades que pueden ser constituidas por
escritura pública o por instrumento certificado con firma certificada por notario.
Si bien se establecen normas específicas para el supuesto de insolvencia de las
simples asociaciones, al tratarse de personas jurídicas privadas (art. 148, inc. c),
deben ser incluidas dentro de los sujetos comprendidos en el art. 2° de la
normativa concursal.
c) Las Sociedades Anónimas Unipersonales: por otra parte, cabe hacer
referencia a la SAU (Sociedad Anónima Unipersonal). Se trata de una persona
jurídica de carácter privado que posee un patrimonio propio y encuentra su
regulación en la legislación societaria. El hecho de que esté conformada por un
solo miembro, no obsta a que no se trate de un sujeto concursable, y por lo
tanto, puede requerir su propio concurso preventivo, ser declarada en quiebra,
o en su caso, requerir el acuerdo preventivo extrajudicial previsto por los arts.
69 y ss. de la ley concursal.

d) El fideicomiso: por su parte, el art. 1687 del Código unificado establece en el


último párrafo que si los bienes del fideicomiso son insuficientes para pagar las
obligaciones exigibles del fideicomiso, el patrimonio fiduciario no puede ser
incluido en un proceso concursal. Ante la situación de cesación de pagos o
insuficiencia de bienes, el contrato puede prever que el fiduciante o beneficiario
provea los recursos para zanjar la situación de insuficiencia financiera. Si no
existiera tal previsión contractual, o fracasare este recurso, el fiduciario deberá
pedir la liquidación judicial. El juez determinará el procedimiento aplicable,
sobre la base de las normas previstas por los concursos y quiebras, en lo que
sean pertinentes. Es decir que se procede a la liquidación judicial del
fideicomiso, por ante el juez concursal, que fijará el procedimiento sobre la base
de las normas concursales, en lo que estime pertinente.

Respecto de las exclusiones, se tienen:

1. Compañías de seguros: el art. 51 Ley N ° 20.091 establece un sistema


especial de liquidación forzosa de las mismas. No pueden concursarse ni ser
declaradas en quiebra bajo el sistema de la Ley N° 24.522.

2. Entidades financieras: éstas no pueden acceder al concurso preventivo.


Prevén un sistema especial de liquidación (art. 48, de la Ley N° 21.526 de
Entidades Financieras). El pedido de quiebra lo puede hacer el liquidador
forzoso cuando advierte que la entidad se encuentra en estado de cesación de
pagos, o pueden hacerlo los terceros después de los 60 días de la revocación de
la autorización para funcionar por parte del Banco Central de la República
Argentina.

3. Las Uniones Transitorias de Empresas (art. 1463 del CCyC), Agrupaciones de


Colaboración (art. 1453 CCyC), Empresarias y los Consorcios de Cooperación
(art. 1470 CCyC) no pueden solicitar el concurso o la quiebra, pues no son
sujetos de derecho, y en su caso el contrato de creación de los mismos prevé la
manera de saldar las deudas.

Juez concursal
Competencia
La competencia efectiviza uno de los principios fundamentales del derecho
constitucional cual es el de juez natural.
Según el art. 3 LCQ se dice:

a) Personas de existencia visibles

Interviene el juez del lugar de la sede de la administración de sus negocios y en


subsidio rige el lugar del domicilio real del deudor. En el caso de varias
administraciones, entiende el juez de la sede de la administración del
establecimiento principal y en subsidio, el juez que ha prevenido: es el que
primero abrió el concurso, no ante el primero que se hubiere solicitado.

b) Personas de existencia ideal

El art. 3 inc.3° LCQ establece que las personas de existencia ideal de “carácter
privado regularmente constituidas, y las sociedades en que el Estado Nacional,
Provincial o Municipal sea parte ‐con las exclusiones previstas en el Artículo 2
‐ entiende el juez del lugar del domicilio”2. Para las corporaciones,
establecimientos y asociaciones es el determinado en los estatutos o en la
autorización otorgada por el Estado. En su defecto, donde se halle la
administración de la persona. Para las sociedades comerciales, es el domicilio
de la sociedad que se encuentra inscripto en el Registro de Comercio y subsiste
en tanto no sea modificado; modificación que también requiere registración.

Para los deudores con domicilio en el exterior se establece un orden de


prioridad (art. 3, inc. 5): 1) lugar de la administración, o 2) el lugar del
establecimiento. Este inciso regula la competencia del juez argentino ante la
insolvencia transfronteriza, interna en materia concursal. En cambio, el art. 2
inc. 2° establece que “...2) Los deudores domiciliados en el extranjero respecto
de bienes existentes en el país”3. Esta norma establece el criterio atributivo de
jurisdicción internacional.

Finalmente es dable señalar que el juez concursal es competente también para


la liquidación judicial del fideicomiso (art. 1687 CCyC) y en el caso de que se
haya declarado el concurso o la quiebra de uno de los cónyuges, el juez
concursal es competente en la liquidación del régimen patrimonial del
matrimonio (art. 717 CCyC).

Atribuciones y deberes
En el art. 274 de la LCQ y a lo largo del articulado, se establecen las atribuciones
del juez del concurso, quien tiene la dirección del proceso y precisamente, en
función de tal prerrogativa, está provisto de poderes oficiosos. Ello se justifica
en el carácter inquisitivo y publicístico que caracteriza al proceso concursal.

A su vez, la ley también le fijó deberes, y consagra en el último párrafo del art.
273 el deber de los jueces y síndicos de respetar rigurosamente los plazos
establecidos en la ley. De tal modo, la prolongación injustificada del trámite,
puede ser considerada mal desempeño del cargo.

2
Art. 3 - Ley N° 24.522 (1995). Ley de Concursos y Quiebras. Honorable Congreso de la Nación.
3
Art. 2. Ley N° 24.522. Op. cit.
Referencias
Ley N° 24.522 (1995). Ley de Concursos y Quiebras. Honorable Congreso de la Nación.

Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la


Nación.

Rouillon, A. (2003). Régimen de Concursos y Quiebras. Ley 24.522 (13° edición). Buenos
Aires: Astrea.

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