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CAPITULO I

CONTEXTO DEL AUTOR

Antecedentes

Mario Vargas Llosa nació en Arequipa, Perú, Con la publicación de la novela La ciudad y los

perros (1963), Llosa quedó consagrado como una de las figuras fundamentales del boom de la

literatura hispanoamericana de los años 60. Al igual que otros miembros del mismo grupo, su

obra rompió con los cauces de la narrativa tradicional al asumir las innovaciones de la narrativa

extranjera (William Faulkner, James Joyce) y adoptar técnicas cmo el monólogo interior, la

pluralidad de puntos de vista o la fragmentación cronológica, puestas por lo general al servicio

de un crudo realismo.

Por otra parte, se deben también al novelista peruano importantes aportaciones críticas y

hondas reflexiones sobre el oficio de escribir, como su teoría sobre los "demonios interiores",

que intenta explicar la escritura como un acto de expulsión, por parte del creador, de los

elementos de la conciencia capaces de incubar perturbaciones que sólo el hecho de escribir puede

exorcizar. La concesión del Nobel de Literatura en 2010 coronó una trayectoria ejemplar.

Mario Vargas Llosa pasó su infancia entre Cochabamba (Bolivia) y las ciudades peruanas

de Piura y Lima. El divorcio y posterior reconciliación de sus padres se tradujo en frecuentes

cambios de domicilio y de colegio; entre los catorce y los dieciséis años estuvo interno en la

Academia Militar Leoncio Prado, escenario de su novela La ciudad y los perros. A los dieciséis

años inició su carrera literaria y periodística con el estreno del drama La huida del Inca (1952),

pieza de escaso éxito.

Poco después ingresó en la Universidad de San Marcos de Lima, donde cursó estudios de

literatura. Desempeñó múltiples trabajos para poder vivir sin abandonar sus estudios: desde
redactor de noticias en una emisora de radio hasta registrador en el Cementerio General de Lima.

En 1955, el escándalo que provocó al casarse clandestinamente con su tía política Julia Urquidi

(episodio que inspira la novela La tía Julia y el escribidor) agravó aún más su situación, y hubo

de recurrir a algunos amigos para aliviar su penosa situación doméstica.

En la capital peruana fundó Cuadernos de Composición (1956-1957), junto con Luis

Loayza y Abelardo Oquendo, y luego la Revista de Literatura (1958-1959), erigiéndose en estas

publicaciones como abanderado de un grupo que reaccionaba contra la narrativa social y

documentalista de aquel entonces. A finales de los años 50 pudo finalmente viajar y establecerse

en Europa, donde empezó a trabajar en la Radio Televisión Francesa y fue profesor en el Queen

Mary College de Londres.

Publicó su primera obra, Los jefes (1959), con veintitrés años apenas, y con la novela La

ciudad y los perros (1963) se ganó ya un prestigio entre los escritores que por aquel entonces

gestaban el inminente boom literario iberoamericano. Vargas Llosa acabaría figurando entre los

autores esenciales de aquel fenómeno editorial, y se le situó por su relevancia en primera línea,

junto a narradores de la talla del colombiano Gabriel García Márquez, los mexicanos Juan Rulfo

y Carlos Fuentes, los argentinos Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Ernesto Sábato o el

uruguayo Mario Benedetti.


El éxito de esta novela y el espaldarazo que supuso a su carrera literaria le permitió dejar

atrás una etapa de precariedad y bohemia. En el viejo continente, Vargas Llosa estableció su

residencia primero en París y luego en Londres (1967), de donde se trasladó a Washington y a

Puerto Rico.

La labor de Mario Vargas Llosa como crítico literario se refleja en ensayos como García

Márquez: historia de un deicidio (1971) y La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975).

En 1976, con José María Gutiérrez, codirigió la versión cinematográfica de su novela Pantaleón

y las visitadoras. En 1977 fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua y

profesor de la cátedra Simón Bolívar en Cambridge.

En el terreno político, su ideario sufrió con los años profundas mutaciones. El rechazo

visceral a toda dictadura y el acercamiento a la democracia cristiana caracterizaron su juventud;

en los años 60 pasó desde un explícito apoyo a la Revolución cubana del Che Guevara y Fidel

Castro hasta un progresivo distanciamiento del comunismo, llegando a la ruptura definitiva con

el gobierno de Fidel Castro (1971) a raíz del llamado Caso Padilla.

Publicó su primera obra, Los jefes (1959), con veintitrés años apenas, y con la novela La

ciudad y los perros (1963) se ganó ya un prestigio entre los escritores que por aquel entonces

gestaban el inminente «boom» literario iberoamericano. Vargas Llosa acabaría figurando entre

los autores esenciales de aquel fenómeno editorial, y se le situó por su relevancia en primera

línea, junto a narradores de la talla del colombiano Gabriel García Márquez, los mexicanos Juan

Rulfo y Carlos Fuentes, los argentinos Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Ernesto Sábato o el

uruguayo Mario Benedetti.


El éxito de esta novela y el espaldarazo que supuso a su carrera literaria le permitió dejar

atrás una etapa de precariedad y bohemia. En el viejo continente, Vargas Llosa estableció su

residencia primero en París y luego en Londres (1967), de donde se trasladó a Washington y a

Puerto Rico.

La labor de Mario Vargas Llosa como crítico literario se refleja en ensayos como García

Márquez: historia de un deicidio (1971) y La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975).

En 1976, con José María Gutiérrez, codirigió la versión cinematográfica de su novela Pantaleón

y las visitadoras.

En 1977 fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua y profesor de la

cátedra Simón Bolívar en Cambridge.

Su consolidación literaria llegó con La casa verde (1966), verdadera exhibición de

virtuosismo literario cuya prosa integra abundantes elementos experimentales, tales como la

mezcla de diálogo y descripción y la combinación de acciones y tiempos diversos. El relato, que

transcurre principalmente en un burdel, presenta varias historias paralelas con un montaje

sumamente complejo, con yuxtaposición de planos temporales y cambios de punto de vista.

Tales recursos se emplean también en parte en Los cachorros (1967), cuyo asunto, un

internado, nos remite en su fase inicial a la temática de La ciudad y los perros; y

en Conversación en La Catedral (1969), amplio retablo histórico-político del Perú (con

sugerencias de libelo contra el régimen del dictador peruano Manuel Odría) compuesto a través

de los diálogos sostenidos entre un periodista y el guardaespaldas negro de un dictador. Tales

diálogos tienen lugar en "La Catedral", nombre del modesto bar de Lima en el que comparten sus

vidas fracasadas.
En las dos novelas siguientes, Vargas Llosa pareció renunciar a los grandes temas para

abordar una vía más lúdica, en busca de nuevas posibilidades para su narrativa. Pantaleón y las

visitadoras (1973) es una sátira humorística de la burocracia militar que añade a su siempre

lúcida visión del poder un componente brutal y grotesco, emparentable con el esperpento

hispano. La tía Julia y el escribidor (1977), acaso influida por los relatos del argentino Manuel

Puig, desarrolla en contrapunto las vivencias sentimentales y el mundo de los seriales

radiofónicos.

La guerra del fin del mundo (1981), en cambio, pretende ser de nuevo una obra "total".

En ella abordó la problemática social y religiosa de Hispanoamérica a través del relato de una

revuelta de fondo mesiánico; la obra se inspira en un clásico del periodismo brasileño de

principios de siglo, el libro Os Sertões de Euclides da Cunha, a partir del cual reconstruye y

elabora la trama novelesca.

Escritor de oficio y trabajador infatigable, que ha sido galardonado con numerosos

premios a lo largo de su carrera, su prosa fue adquiriendo en sus posteriores novelas un tono

medio o periodístico, que tal vez suponga cierto descenso respecto a obras anteriores, pero que

ha incrementado su audiencia entre el público lector.

En esa dirección cabe destacar Historia de Mayta (1984), encuesta sobre un antiguo

compañero del colegio que, en 1958, protagonizó una sublevación en una localidad

andina; ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986), que es en sí mismo un proceso narrativo bajo

pretexto de una investigación policial; y El hablador (1987), sobre un contador de historias entre

las tribus primitivas de Latinoamérica. Esta última obra reveló su fascinación por la tradición
oral de la selva, región que siempre ha motivado su imaginación literaria; resulta llamativa tal

comunión con las raíces indígenas en un escritor normalmente tan cosmopolita.

Su novela Lituma en los Andes (1993) mereció el Premio Planeta; un año después

recopiló sus colaboraciones periodísticas en Desafíos a la libertad (1994). En 1997 apareció su

novela erótica Los cuadernos de don Rigoberto, en la misma línea de su anterior Elogio de la

madrastra (1988). En la tradición de la novela de dictadores, Vargas Llosa publicaría también

una obra ambiciosa y total, La fiesta del chivo (2000), en la que reconstruye con absoluta

maestría la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. Seis años después

dio a la imprenta Travesuras de la niña mala (2006), una historia entre lo cómico y lo trágico en

la que el amor se muestra dueño de mil caras. El héroe discreto (2013) es por ahora su novela

más reciente.

Aparte de su obra narrativa, Vargas Llosa ha desarrollado una sostenida labor crítica y es

autor de originales y profundos estudios sobre diversos autores y cuestiones literarias. Entre ellos

destacan García Márquez: historia de un deicidio(1971), dedicado a una singular interpretación

del autor de Cien años de soledad; La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975), sobre

el novelista francés Gustave Flaubert, La verdad de las mentiras (1990), una colección de

ensayos sobre veinticinco novelistas contemporáneos; La utopía arcaica: José María Arguedas y

las ficciones del indigenismo (1996), donde analiza la vida de José María Arguedas; Cartas a un

novelista (1997), una especie de propedéutica de la novela, dirigida especialmente a escritores

jóvenes, y El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti (2008), donde analiza en

profundidad la vida y la obra del escritor uruguayo Juan Carlos Onetto.

Algunas de sus obras de teatro fueron:


 La señorita de Tacna (1981),

 Kathie y el hipopótamo (1983),

 La chunga (1986),

 El loco de los balcones (1993),

 Ojos bonitos, cuadros feos (1996),

 Odiseo y Penélope (2007)

 Al pie del Támesis (2008)

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