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John Shotter

Presentado por:

Albarracín Cortés Carlos

Correal Cortés Maria Paula

Cruz Torres Maria Fernanda

Perafán Rojas Mauren

Docente:

Jenny Andrea Romero González

Universidad Santo Tomás

Psicología-VII Semestre

Profundización en Investigación Cualitativa

Villavicencio

2018
John Shotter

Biografía

John Shotter nació en la ciudad de Glasgow, Inglaterra. Creció en la ciudad de Fareham,

Hampshire, junto con sus padres Louise y Will. Más tarde, cuando tenía la edad de 15 años

ganó una beca para la escuela de gramática de Fareham, pero se fue a trabajar como aprendiz

de ingeniero en la fábrica aeronáutica local. Sus intereses pasaron de la ingeniería a la

psicología y en 1959 comienza una licenciatura en psicología y matemáticas en Birkbeck,

Universidad de Londres (Billig, 2016).

En 1966, obtuvo una cátedra en la Universidad de Nottingham. Para ese entonces, la

psicología académica británica era extraordinariamente estrecha, al considerar lo

experimental como único enfoque. Con su experiencia en ingeniería, Shotter se dio cuenta

que los procedimientos de las ciencias naturales eran inapropiados para comprender la

experiencia humana. Como sus planteamientos no fueron aceptados por la Universidad de

Nottingham, fue a trabajar en la Universidad de Utrecht y en 1991 llega a la Universidad de

New Hampshire (Billig, 2016).

En 1997, termina su matrimonio con su esposa Ann, con quien duró 38 años y tuvo

cuatro hijos; Mark, Laura, Emily y Joachim. En sus últimos años, Shotter participó en la

formación de psicoterapeutas; primero en Londres, luego en la Universidad de Bedfordshire y

en el Instituto Taos. En el transcurso de este trabajo conoció a Cherrie Ravello,

psicoterapeuta y gerente psiquiátrica, con quien se casó en el 2014. Finalmente, Shotter

muere de Cáncer a la edad de 79 años (Billig, 2016).

Dentro de sus obras más destacadas se encuentran: Images of Man Psychological

Research (1975), Human Actions and its psychological investigation (1977),​ ​Social
accountability and selfhood (1984), Cultural Politics of Everyday Life (1993) y

Conversational Realities: the construction of life through language (1993) (Agudelo y

Estrada, 2012).

Contexto histórico

Según Magnabosco (2014), el construccionismo social surge y se establece en el campo

académico norteamericano a partir de 1970, cuando el Conductismo y sus supuestos

ontológicos y metodológicos se veían cuestionados. Así, nace como una crítica a la

psicología social modernista, basándose desde los planteamientos de Kenneth Gergen.

El siglo XX, fue una época importante para la historia universal; en Inglaterra por

ejemplo, han ocurrido diferentes acontecimientos que marcaron su historia: En 1901,

Eduardo VII sube al poder tras la muerte de su madre, la reina Victoria; en 1903 Inglaterra y

Francia firman el pacto “Entende Cordial”, con el fin de dejar atrás la guerra y más adelante

en 1907, se firma con Rusia el “Triple Entente” (WordPress, 2009).

Posteriormente, estalla la Primera Guerra Mundial que va desde 1914 a 1918; en 1920

se crea una asociación de países que se unen contra futuros conflictos llamada “la Liga de las

Naciones”. 1921 Irlanda adquiere su independencia y pasa a llamarse Estado Libre de Irlanda.

Además, en 1939 comienza la Segunda Guerra Mundial y culmina hasta 1945, quedando

como victorioso el bando aliado en el que Inglaterra combatió (WordPress, 2009).

Más adelante, se da la primera reunión de las Naciones Unidas el 30 de enero de 1946

en Londres, con 51 delegaciones asistentes. En los años 60, las colonias que todavía

conservaba Inglaterra, se independizan; se da una devaluación de la libra, por lo cual

Inglaterra no puede ser parte de la Comunidad Económica Europea, sino hasta 1973; surgen

los movimientos Hippie y Flower power (WordPress, 2009).


En 1987, Inglaterra sufre el llamado “Lunes Negro”, en el cual los comerciantes

pierden millones de libras esterlinas. Finalmente, después de años de guerra entre Irlanda e

Inglaterra, se aprueba el acuerdo del “viernes santo”, con el cual se logra la paz (WordPress,

2009).

Conceptos claves

Al igual que Gergen, Shotter le da gran importancia al lenguaje, pues considera que este es

una pieza fuerte de la dialogicidad en las conversaciones que se establecen cotidianamente.

Antes de empezar a hablar de la propuesta de Shotter al construccionismo social, se debe

partir desde cómo concibe el autor “la mente” ya que es importante saber que lo diferencia de

la postura otros socioconstruccionistas, de este modo, Shotter (2001) no deja de lado la

psiquis y parte del hecho de que al ser seres individuales no solo construimos con el otro, sino

que nos reconstruimos en ese proceso.

Según Shotter (2001), la concepción de que la mente es un órgano secular de

pensamiento que media entre nosotros y la realidad externa, es un mito, porque de algún

modo al hablar de ella, da la impresión de que realmente existe, que es algo real que subyace

a nuestra conducta. Refiere que el creer que la mente tiene unos principios operativos

naturales susceptibles a ser descubiertos, es lo que ha llevado a que la psicología como

ciencia natural, intente descubrir esos principios, cuando no existe una realidad subyacente

por descubrir.

Este argumento de la ciencia, ha llevado a creer que en el pensamiento reflexivo es

donde reside la especialidad de escudriñar entre las superficialidades de las cosas, la

naturaleza de un orden más profundo de donde debe emanar todo el pensamiento y la

actividad humana, algo que se ha evidenciado a través del tiempo en diferentes formas. Por
un lado, en el sistema religioso y desde la ilustración por medio de la ciencia a través de

textos sistemáticos, pues la misma sociedad les dio la tarea de definir el orden del mundo y la

naturaleza por medio de determinados discursos (Shotter, 2001).

De acuerdo con Mendoza (2017), la postura cognoscitivista e individualista, ha

argumentado que la mente es la conciencia y el cerebro; señalando que la conciencia se forma

de lo sensorial y por lo tanto, son por nuestros sentidos por donde se filtra la información del

ambiente, es decir que, los sentidos se convierten en los canales de la mente. Por su parte,

Shotter difiere de este concepto al plantear que, tanto el lenguaje como el pensamiento y la

memoria, son procesos psicosociales; es decir, que se encuentran en el campo de la cultura y

no en el interior de la cabeza. Por lo tanto, la naturaleza de la psique es incompleta, situada y

construida, considera la existencia de la mente como discursiva, pues nuestro ser sólo se está

en el lenguaje (Shotter, s.f).

Shotter considera que el lenguaje es un producto elaborado por las colectividades y/o

sociedades, cuyos significados son necesariamente compartidos y construidos; y es a través

de éste, que en el momento de interacción con el otro, construimos no solamente el sentido de

nuestras identidades, sino nuestros mundos sociales. Sin embargo, Garfinkel (1967, como se

cita en Shotter, 2001), señala que es importante tener en cuenta que en el proceso

conversacional se desarrolla un significado único y adecuado a la situación y a las personas

que están ella. Desde luego, suele pasar que aun en medio de la conversación no sabemos de

qué se está hablando; por lo cual, es importante que contribuyamos recíprocamente a la

producción de significados.

Se trata entonces de un acontecimiento desarrollado y en desarrollo dentro del mismo

curso de la acción que lo produce (lo que Morin (s.f) denomina principio de recursividad

organizacional: u​n proceso recursivo es aquél en el cual los productos y los efectos son, al
mismo tiempo, causas y productores de aquello que les produce); solo es conocido por las

partes que en ella intervienen dentro de ese desarrollo. Garfinkel (1967 como se citó en

Shotter, 2001) refiere que no se trata de un proceso lineal, entre alguien que envía un mensaje

y otro que la recibe (como en la cibernética de primer orden) sino que por el contrario; es

circular, se retroalimenta, va y viene (cibernética de segundo orden).

Según Shotter (2001), las personas necesitan una serie de significados básicos

preestablecidos para tener el derecho y reconocerlo en otros, de afirmar que saben de qué

están hablando y que lo que dicen es inteligible y entendido. ​Mendoza (2017) plantea que el

lenguaje como sistema de signos se acuerda colectivamente de manera conjunta conviniendo

su realidad; por eso, cuando esto no pasa, la gente se siente vulnerada y busca la manera de

“castigar” o “sancionar” a aquellos que lo cometen, ​Shotter (2001)​. Sin embargo, lo

importante no está tanto en el significado preestablecido de las palabras sino en el uso que se

le da a éstas, como un medio de elaboración social de un significado, ​Shotter (2001).

Un signo según Pierce (1887, como se citó en Mendoza, 2017) es una cosa que está en

lugar de otra para alguien (interpretante) en ciertas condiciones, por ejemplo; el sentido de la

palabra gallo está determinado por el contexto en que se use, si bien hace referencia a un ave,

dependiendo del contexto puede referirse a la complejidad de algún trabajo o a una

herramienta.

Insistir en que las palabras tienen significados predeterminados es intentar despojar a las

personas de su derecho a tomar parte en el desarrollo de un tema conversacional con los otros

y a disponer de su manera individual de hacer contribución (Shotter, 2001)

Teniendo en cuenta lo anterior, para Shotter (2001), es importante pasar de un interés

descontextualizado en una psicología de la mente, teórica y explicativa (concepción

referencialista y representacional del lenguaje) a un interés situado en la psicología de las


relaciones socio-morales, práctica y descriptiva (retórico-respondiente). De esta forma, la

mente deja de ser algo por explicar, y se convierte en un artificio retórico; algo de lo que

hablamos en diferentes momentos con diferentes propósitos.

Mills (1940, como se citó en Shotter, 2001), refiere que nuestros enunciados no

siempre son aceptados o aceptables, ya que estos responden a lo que hacemos o decimos con

críticas y nos llevan a justificarnos. Por nuestra parte, debemos mostrar que nuestras acciones

concuerdan con las suyas. La forma que toma el discurso es retórico-respondiente; lo retórico

hace referencia a que el habla es el principal camino de respuesta a aquellos que están a

nuestro alrededor; por lo tanto, el lenguaje, antes de tener una función referencial que

pretende describir o explicar cómo son las cosas, tiene el poder de mover a los demás para la

acción o modificar su percepción.

De esta manera, Bajtin (1979, como se citó en Mendoza, 2017) expone que los

enunciados cobran significado sólo cuando dos o más voces se encuentran en contacto, es

decir, el proceso conversacional debe tener en cuenta el contexto para el cual son respuesta y

a quienes está dirigido, de este modo, puede ser refutado o afirmado y puede estar de acuerdo

o en desacuerdo y se apoya en ellos, presupone que son conocidos y en cierto modo los tiene

en cuenta. Asimismo, indica que la escucha debe ser respondiente, es decir, el oyente debe

prepararse para responder a lo que escucha. El oyente percibe y entiende el discurso

asumiendo una actitud activa de respuesta; por su lado, el hablante al realizar la acción, debe

estar a la espera activa de una respuesta. Los hablantes, a diferencia de los lectores, deben ser

casi constantemente sensibles a la intervención de otra voz (Shotter, 2001). Si las realidades

sociales se construyen socialmente, es importante entonces que todos podamos tener voz en

el proceso de su construcción (Shotter, s.f).


Los enunciados son unidades formativas de situaciones; es decir, Shotter (2001) dice

que los enunciados no se juzgan exclusivamente en términos de su forma gramatical, sino por

sus múltiples usos que pueden tener en relación con la realidad social en la que se producen.

Al respecto, Bajtin (s.f.) y Voloshinov (s.f) (como se citó en Shotter, s.f), exponen que la

emisión es una verdadera unidad retórico-responsiva por tres razones: la primera, porque

demarca las fronteras en el flujo de habla entre diferentes hablantes, ya que el criterio más

importante de la finalización de un enunciado es la posibilidad de responder a él; la segunda

razón, consiste en que toda emisión debe tener en cuenta el contexto en el cual debe ser

dirigida. Y la tercera razón, consiste en que la finalización de un enunciado y la respuesta,

debe ser una relación viva de algún tipo y no mecánica, ya que no se trata de la estructura

gramatical bien ordenada como tal, sino de la forma como decimos las cosas; su locución, la

confianza, la designación, el desenvolvimiento temporal de su tono (ira, arrogancia,

indignación, disculpa, etc).

La versión retórico-respondiente que plantea Shotter (2001), no pretende solamente

una comprensión del modo en que constituimos y reconstituimos ese sentido común, sino

también en la manera como nosotros mismos nos hacemos y rehacemos en ese proceso.

El pensamiento, es un proceso que se construye con los significados del lenguaje; el

pensamiento es lenguaje interiorizado, un diálogo con uno mismo (Mendoza, 2017).

Voloshinov (s.f, como se cita en Shotter, s.f) señala que aquello que consideramos

pensamiento no se organiza en una psiquis o mente para luego recibir un expresión exterior

en palabras, sino que por el contrario, se organiza en un proceso evolutivo que transcurre de

un momento a otro e involucra negociaciones lingüísticas similares a nuestros diálogos con

otros. Es un proceso que ocurre no en forma de símbolos abstractos, sino en palabras, en

forma de habla. Es un proceso vivo, el pensamiento nace de las palabras, es un proceso de


ida y vuelta en el que la transición del pensamiento a la palabra se da a través del significado.

Una palabra desprovista de pensamiento es una cosa muerta; y pensamiento que no llega a

expresarse en palabras es una “sombra de la estigia” (Vygotsky, 1986 como se cita en

Mendoza, 2017, Shotter 2001). De esta forma, el Sí Mismo (psiquis, mente) adquiere su

existencia de la relación semiótica de lo signos dentro de un proceso conversacional interior

(Shotter, 2001).

Aportes a la investigación cualitativa

Respecto a la investigación, Shotter (2001) refiere que la ciencia positivista se ha propuesto

investigar las realidades sociales como algo generalizado, no contextualizado, llevando

justamente a plantear supuestos como la objetividad, por eso los teóricos al intententar

representar la naturaleza del mundo cambiante y temporal, como algo cerrado y ordenado,

dejan de lado los procesos sociales implicados en ese hecho, es por esto que los textos se

entiende sin contexto y que los especialistas pueden quedar atrapados en los sistemas de

pensamiento que ellos mismos han elaborado, es decir, que al pasar de una conversación

común del lenguaje a la construcción de un discurso textual sistemático, se pasa de

significados particulares, únicos y negociados en el contexto inmediato, a un cuerpo de

significados ya determinado, de recursos interpretativos especiales que se ha inculcado en el

lector profesional con capacidad de interpretarlos (Shotter, 2001).

Para el autor, la realidad se concibe no como algo homogéneo (la misma para todos

los contextos y para todas las personas), sino como heterogénea, diferenciada, consistente y

continua; la cual ocurre de distintas maneras dependiendo el contexto y el lugar. De esta

manera, Shotter (2001) amplía el concepto de realidad, al introducir el término “realidad


social”, que define como un “Flujo turbulento de actividad social continua” (p. 35); continua

porque está mediada por el lenguaje, pues en la medida en que se establecen las

conversaciones, se va construyendo una realidad. Dicha realidad, es producto no de un

individuo, sino de toda una colectividad. Por consiguiente, la realidad social se construye de

manera intersubjetiva a través de relaciones complejas entre yo y el otro, permitiendo dar

cuenta de la manera como los individuos se construyen mutuamente.

Con lo anterior, se hace necesario hablar del concepto de verdad. Para Shotter (2001),

no existe una verdad única, pues las distintas descripciones del mundo son igualmente

verdaderas y cada una nos habla de su forma de ser. La verdad depende de la realidad en la

que se encuentra inmerso el sujeto. Adicionalmente, Shotter señala que no existe una

objetividad; pues al momento de hacer investigación, no se debe establecer una relación

sujeto-objeto, sino una relación sujeto-sujeto; en la que el investigador esté inmerso dentro de

la realidad del otro. Y es en este momento, en el cual se pierde la objetividad; porque al estar

en interacción con el otro, van construyendo conjuntamente una nueva realidad.

A partir de esto, en la investigación, los psicólogos no deben mirar desde lo alto; sino

que deben estar involucrados en el contexto social, en una tradición de argumentación. Por lo

tanto, Shotter (2001) sugiere un cambio en el lenguaje mediante el cual el psicólogo realiza

hoy en psicología los debates de nuestra propia naturaleza psicológica.

Ryle (1946, como se citó en Shotter, 2001) en un artículo llamado ​knowing how and

knowing that, e​ n ​ Proceedings of the Aristotelian Society, d​ istinguió entre dos usos el verbo

saber: el saber que, que se emplea seguido de una oración mencionando un hecho, por

ejemplo: saber que la tierra es redonda, es una proposición que puede ser verdadera o falsa; y

está el saber como; que se usa seguido de un verbo generalmente en infinitivo y se refiere a

una actividad, por ejemplo: saber hacer algo, saber jugar al dominó, saber cocinar; se refiere a
una actividad compleja. Lo anterior es para describir una nueva forma de conocer que

propone Shotter, que no viene desde adentro de una institución social o de un sociedad, un

conocimiento moral práctico (Bernstein s,f, como se cita en Shotter 2001).

Shotter (2001), denomina este nuevo tipo de conocimiento como “saber desde

adentro”; este conocimiento práctico-moral, permite a las personas influirse recíprocamente

en lo que concierne a su ser y no solo a su intelecto, para moverlas realmente y no sólo para

darle ideas. Así, el estar inmerso en un diálogo con otros es estar inmerso en el mismo

proceso histórico con ellos; de esta manera, somo capaces de percibir la diferencia

retóricamente, que sus palabras pueden hacer en un contexto semejante (Shotter, s.f).

Otro de los conceptos planteados por Shotter, es el de “acción conjunta” y consiste en

que las acciones de las personas no están determinadas por un plan, guion o cosas parecidas,

sino porque están entrelazados con las actividades de otros. En este orden, el resultado de la

actividad no depende de los involucrados, pero al tener que responderse entre sí, debe tener

una estructura gramatical que invite a seguir un ilimitado de acciones siguientes.

Las personas que están involucradas en esta relación conversacional se sienten

obligadas moralmente a proceder conforme a lo que existe entre ellos. En consecuencia, todos

los que participamos, podemos ser los actores no solamente de nuestra realidad sino también

de nuestro propio yo (Shotter 2001). La acción conjunta implica tener la sensación de

pertenecer a un grupo social y a no sentirnos excluidos; permite que yo pueda sentir que estoy

viviendo en su realidad o ellos en la mía o en ninguna; si las realidades sociales se construyen

socialmente, es importante que todos podamos tener voz en el proceso de su construcción. La

realidad humana es la conversación (harré, 1983-1990 como se cita en Shotter, 2001).


Comentario crítico

Desde esta perspectiva, los planteamientos de Shotter dan cuenta que, dentro de la

investigación cualitativa es importante la existencia de una relación sujeto-sujeto, en donde

tanto el investigador como la comunidad tengan un rol activo. Así, el lenguaje se convierte en

una herramienta fundamental que le permite al ser humano establecer una interacción con el

otro; proceso en la cual, puede construir su realidad y a la vez construirse a sí mismo (hacerse

y rehacerse).

Por otro lado, trayendo a colación a Gergen, uno de los autores más influyentes del

construccionismo social; se pueden evidenciar diferencias respecto a sus planteamientos con

los de Shotter. Mientras Gergen le otorga gran importancia a la interacción con el otro en el

proceso de la construcción de la realidad. Shotter, aunque admite la necesidad de la

interacción con el otro; también considera que más allá de ese proceso conversacional, hay un

sujeto que no desaparece, sino que por el contrario, se encuentra inmerso dentro de ella y va

construyendo y creando el sí mismo a través de su realidad. Pues no puede verse como algo

aislado, sino como un complemento.

Con lo anterior, se considera que lo planteado por Shotter, va de la mano con la

ontología del lenguaje propuesta por Echeverría; en donde el ser humano se convierte en un

ser lingüístico que se crea lenguaje y mediante el cual le da sentido a su existencia;

permitiéndole modelar su futuro, el de los demás, su identidad y el mundo en el que vive. Es

así, como los seres humanos se inventan a sí mismos a través del lenguaje (Echeverría, 2003).
Conclusiones

● El construccionismo social puede ser visto como una epistemología importante para el

abordaje de fenómenos sociales.

● Shotter sugiere que, en la investigación no debe darse una relación sujeto-objeto, sino

por el contrario, una relación horizontal (sujeto-sujeto), permitiendo que las dos partes

sean agentes activos y partícipes, en donde se produzca una interacción constante y un

continuo flujo de ideas mediadas por el lenguaje.

● La importancia del uso de conceptos, tales como retórico-respondiente, enunciados y

conocimiento desde adentro, a la hora de realizar una investigación cualitativa.

● Es importante no dejar de lado el sujeto al momento de realizar una investigación;

pues él, es el único que puede dar cuenta de la realidad en la que se encuentra

inmerso.

● El lenguaje significa para Shotter una de las herramientas fundamentales que lleva a la

interacción de las personas; logrando la construcción de sus realidades, de su

identidad y hasta de su propio mundo.


Referencias

Agudelo, M y Estrada, P. (2012). Constructivismo y construccionismo social: algunos puntos

comunes y algunas divergencias de estas corrientes teóricas. ​Revista prospectiva, 17​,

353-378.

Billig, M. (2016, 29 de diciembre). John Shotter obituary. The guardian International edition.

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https://www.theguardian.com/education/2016/dec/29/john-shotter-obituary

Echeverría, R. (2003). Ontología del lenguaje. Recuperado de

https://archive.org/details/OntologiaDelLenguajeEcheverriaPdf1

Magnabosco, M. (2014). El construccionismo social como abordaje teórico para la

comprensión del abuso sexual. ​Revista de psicología, 32 ​(2), 220-242. Recuperado de

http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=337832618002

Mendoza, J (2017) Otra idea de mente social: lenguaje, pensamiento y memoria. ​Revista

POLIS. México 2017, vol. 13, núm. 1, pp. 13-46.​ recuperado de

http://www.scielo.org.mx/pdf/polis/v13n1/1870-2333-polis-13-01-00013.pdf

Morin, E (s.f) Introducción al Pensamiento Complejo. Recuperado de


http://cursoenlineasincostoedgarmorin.org/images/descargables/Morin_Introduccion_al_pens

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Shotter, J. (2001). Realidades conversacionales: construcción de la vida a través del lenguaje.

Buenos Aires: Amorrortu editores.

Shotter, J. (s.f). El lenguaje y la construcción del sí mismo. [Web log post]. Recuperado

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