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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) define al fenómeno del estrés como las
reacciones fisiológicas que en su conjunto preparan al organismo para la acción (OMS, 1994). Es
también considera un sentimiento de tensión física y emocional, causado por situaciones que
puedan generar frustración, enojo, falta de energía o concentración en la persona. Es común
sentirse estresada durante el embarazo, pero el estrés excesivo puede crear incomodidades
como problemas para dormir, dolores de cabeza, pérdida del apetito o ansiedad.
Los altos niveles de estrés que se mantienen durante mucho tiempo pueden provocar
problemas de salud, como alta presión arterial, insuficiencia cardíaca, diabetes, obesidad,
depresión o ansiedad. Durante el embarazo, este tipo de estrés puede aumentar las
probabilidades de tener un bebé prematuro (nacido antes de las 37 semanas de embarazo) o un
bebé con bajo peso al nacer (pesa menos de 5½ libras). Los bebés que nacen demasiado pronto
o demasiado pequeños corren mayor riesgo de tener problemas de salud.
Debemos recordar que todos sentimos estrés en muchos momentos podemos aprender a
pisar el freno cuando notemos que una situación empieza a desbordarnos. Hay que tener
en cuenta que las reacciones emocionales no son iguales en todas las mujeres. Por tanto, el
estrés no las afecta tampoco de manera idéntica.