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Facultad De Ciencias Humanas

Curso: Aristóteles
Preguntas y respuestas sobre el libro Política I de Aristóteles

1) ¿En qué consiste el objetivo de Pol. I?

El objetivo fundamental en Pol. I de Aristóteles, es la conformación del estado,


las características que debe tener una sociedad ideal, la naturaleza de la familia y la
organización y estructura de la sociedad, Aristóteles, considera al hombre como ser
sociable por naturaleza, seres políticos, (politikón zỗion) el cual por instinto y/o
inclinación natural busca convivir en sociedad y desarrollar todo su potencial.

“De aquí que toda ciudad es por naturaleza, si también lo son las comunidades primeras.
La ciudad es el fin de aquéllas, y la naturaleza es fin. En efecto, lo que cada cosa es, un
vez cumplido su desarrollo, decimos que es su naturaleza,… De todo esto es evidente que
la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un animal
social y que el insocial por naturaleza y no por azar es o un ser inferior o un ser superior
al hombre… La razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y
que cualquier animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada
en vano y el hombre es el único animal que tiene palabra,... Y esto es lo propio del hombre
frente a los demás animales: poseer, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y
de lo injusto, y de los demás valores, y la participación comunitaria de estas cosas
constituye la casa y la ciudad”1

No obstante, es imposible para el hombre desarrollar sus aptitudes de manera


aislada, su misma naturaleza se lo impide, algo que hace que por naturaleza el hombre
sea un ser sociable es por qué es el único ser capaz de tener lenguaje y razón, la pertenecía
de estas virtudes es lo que hace al hombre ser razonable y necesitar la compañía de otros
para desarrollarse social, política y moralmente necesitando organizarse en comunidad.

1
ARISTOTELES, Política, I, 2, 1252b 8-12.
2) ¿Por qué Aristóteles sostiene que la ciudad es la mejor forma de comunidad y que el
ser humano es un animal político por naturaleza?

El hombre posee una característica fundamente por ser un ser sociable por
naturaleza, y es la misma naturaleza la que determinada para que tipo de trabajo sirve
cada uno, el hombre al estar o vivir aisladamente no le es posible desarrollarse
plenamente, esta deficiencia le impulsa a asociarse con otros de su misma especia para
lograr perfeccionarse en comunidad, la perfección logra alcanzarse en la polis o ciudad
que por ser una institución autónoma que persigue el bien común y le brinda al hombre
los recursos necesarios y suficientes para alcanzar la felicidad.

Con la asociación de las familias se conforma el pueblo y con la agrupación de


los pueblos se da la conformación de la polis/Estado, puesto que, como ser sociable
amerita el vivir en comunidad.
“Así pues, es evidente que la ciudad es por naturaleza y es anterior al individuo; porque
si cada uno por separado no se basta a sí mismo, se encontrará de manera semejante a
las demás partes en relación con el todo. Y el que no puede vivir en comunidad, o no
necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o
un dios.
En todos existe por naturaleza la tendencia hacia tal comunidad, pero el primero que la
estableció fue causante de los mayores beneficios”2

La administración en la polis empieza primeramente con la administración de la


casa aquí se da una relación entre el esclavo y el amo, entre el esposo y la mujer y entre
padres e hijos, en la relación amo/esclavo unos ha sido designado para mandar y a otros
para obedecer, para que aquel que fue dotado de razón haga las veces de señor y aquel
que por naturaleza fue dotado con cuerpo fornido sirva como esclavos (solo los barbaros
podían desempeñar está función), a cada miembro de la casa había que educarlo de acuerdo
a su fin, el esclavo debía obedecer y cumplir las órdenes de su amo, estos eran necesarios
para el sostenimiento de la casa, a la mujer se le gobernaba políticamente como una
ciudadana y el hijo debía aprender a ser prudente y virtuoso gracias a la enseñanza y las
costumbres de su comunidad, a este se le gobernaba como un soberano.

2
ARISTOTELES, Política, I, 2, 1252b 14-15.
En la polis para mantener el orden y poder vivir plenamente era necesario la
organización política el cual se podía dar de dos formas; primero, cuando se busca el
bienestar común, Aristóteles, llama estas acciones como justas o buenas y segundo,
cuando solo se busca el bienestar particular o de los que rigen, aprovechándose de los
recursos de la sociedad por medio de la corrupción, llamando estas acciones como malas
o desviada, no obstante, para Aristóteles puede ser posible un sistema de gobierno donde
todos puedan gobernar y que sea buena. (Explicación por medio de la tabla)
Sistema de Gobierno Bueno Sistema de Gobierno Malo
UNO Tiranía: gobierno ejercido por una
Monarquía: Se da cuando el persona que ejerce el poder de
rey persigue el bien del acuerdo a su voluntad, con injusticia
pueblo. y solo pretende el enriquecimiento
propio.
VARIOS Aristocracia: Aquí gobiernan Oligarquía: solo gobiernan los ricos y
los más capacitados es decir, cuyo objetivo es alcanzar más
los más experimentados riquezas y explotar a los más pobres

TODOS Democracia: forma de Demagogia: gobiernan todos, no se


gobierno donde el pueblo está cumplen las leyes, apelan a los
en el ejercicio del poder, se sentimientos, emociones o miedos del
cumplen las leyes y pueblo para conseguir intereses
parámetros establecidos. particulares.

3) ¿Para qué podrían servir la economía y la crematística a la hora de gobernar una


ciudad?

La economía es la encargada de administrar los recursos, bienes y servicios que


se producen en el Estado, satisfaciendo las necesidades de sus ciudadanos y
permitiéndoles mejorar su calidad de vida, la economía establece las maneras de proveer
de forma justa y necesaria los recursos para el buen vivir de la comunidad.
La crematística es la adquisición de bienes a través del comercio y el intercambio
de recursos, a partir de los intercambios de recursos se lograr las primeras transacciones.
Existen dos clases de crematística: una que se ejerce para adquirir y satisfacer las
necesidades de la casa o comunidad y otra que solo se ocupa de acaparar y acumular los
recursos a toda costa.

Aristóteles veía a buenos ojos los intercambios pues habían sociedades que eran
ricas en determinados recursos pero carecían de otros, haciendo justo y necesario el
intercambio para satisfago de las necesidades, pero también criticaba la mala crematística
por qué aquí se daba una vida voluptuosa, llena de placeres y de excesos existiendo un
afán de vivir más no de vivir bien.

“De ahí que es evidente también que el comercio de compra y venta no forma parte de
la crematística por naturaleza, pues entonces sería necesario que el cambio se hiciera
para satisfacer lo suficiente. En efecto, en la primera comunidad (es decir, en la casa),
es evidente que no tiene ninguna función, pero sí cuando la comunidad es ya mayor. Pues
los unos tenían en común todas las cosas, pero los otros, al estar separados, tenían
muchas pero diferentes, de las cuales es necesario que hagan cambios según sus
necesidades, como aún hoy lo hacen muchos de los pueblos bárbaros, al trueque.
Cambian unos productos útiles por otros, pero nada más”3

Dicho esto se puede aseverar que la economía y la crematística sirven a la hora


de gobernar una ciudad cuando ambas apuntan hacia la misma dirección, cuando llevan
el mismo objetivo, ¿en qué forma? Con la economía administramos las riquezas que se
consiguen a través de la crematística y cuando esos bienes son bien administrados en aras
de mejorar el bienestar de la ciudad mejora la calidad de vida de sus ciudadanos logrando
una economía sólida, estable y auto-sostenible, ahora bien esto sólo puede darse cuando
se utiliza la crematística de forma buena es decir, cuando la crematística solo se ejerce
para adquirir recursos solventando las necesidades y/o carencias de la comunidad.

3
ARISTOTELES, Política, I, 9, 1257a 4-6.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Aristóteles, Política, I, Manuela García Valdés (trad.), Madrid, Gredos, 1988, p.45-85

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