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ARTES DE LA LENGUA

NÁHUAT-PIPIL
(Estudios Lingüísticos)

RAFAEL LARA MARTÍNEZ

Colección Investigación
Primera Edición, 2015
Editorial Universidad Don Bosco

Diseño: Mariana Eugenia Rivas


© Rafael Lara-Martínez
© Editorial Universidad Don Bosco
Apartado Postal 1874, San Salvador, El Salvador

Colección Investigación

Impreso en Imprenta y Offset Ricaldone

Hecho el depósito que marca la ley

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier


medio, electrónico o mecánico sin la autorización de la Editorial
In memorian:
Federico Miguel Huguet Rivera
Recoger (ta-pixka), recolectar, atar en griego se dice legein. El enlace, tal es el logos. Es el
lenguaje, cuya religio ajusta la atadura mágica, los fajos, todo lo que relaciona los objetos
dispersos a una sola palabra. Su antónimo es el análisis que separa y distingue. Por ello, si
la poesía es la síntesis que enlaza oraciones entre sí, la lingüística es la antítesis disolvente
que las disgrega. La primera muestra el tragaluz abierto al día soleado; la otra demuestra la
ventana cerrada ante la noche de luna en reposo. Si en Goya “los sueños de la razón producen
monstruos” literarios, en el siglo XXI, las siestas de la poesía engendran fórmulas lógicas. Hay
varias “Artes muy curiosas de la lengua” que obran a contrapunto: poesía y lingüística.
Traducción apócrifa de Pascal Quignard
(14)

A la nantsin de Comasagua, quien nunca entiende mis escritos…


0.
De la gramática náhuat-pipil,
lengua salvadoreña bajo tachón

El olvido y el error histórico son un factor esencial al crear una nación, E. Renan.

Una visión que olvida y se ingenia en vano que le vuelva a la memoria, Dante.

[La memoria histórica] tiene por vocación silenciosa borrar el archivo y empujarnos a la amnesia. J. Derrida

Abstract: “On Nahuat-Pipil Grammar, a Salvadoran Language under Erasure” describes how inventing a literary
national canon excludes the study of the most important native language of the country. Almost all reference
to Native culture eludes to transcribe the mythical and poetical legacy of the Nahuat-Pipil group in its mother
tongue. Natives are recovered for nationalistic purposes, and transformed into a “truth in painting” lacking the
ability to speak. The ideal of a monolingual nation ignores the main contributions of Nahuat-Pipil language
to universal knowledge, disdaining its distinctive grammatical categories and syntactic structure. During the
20th century a deep gap divides foreign linguistics —its descriptive and formal study of language— from
the simple lists of random words that typifies Salvadoran linguistics. If traditionally Natives are portrayed as
predecessors of a political and philosophical project in the present —Atlantis for Salarrué; guerrilla fighters
for Roque Dalton— the current requirement differs in its efforts. Only the strict study of their language and
culture accomplishes the scientific endeavors of the 21st century. The lack of a discipline in Nahuat-Pipil
grammar and poetics demonstrates that oblivion is as relevant to national identity as historical memory.

0. Objetivo

A continuación se ofrece un ensayo que expone cómo se consolida un canon literario nacional monolingüe,
excluyendo el estudio de los idiomas indígenas, ante todo, el del náhuat-pipil. Entre el folclorismo, el indígena
en pintura y su asimilación al otro en lo mismo, la lengua originaria se diluye en el olvido. El ensayo rastrea
también la disparidad entre el desarrollo de la lingüística en el extranjero y la limitación de la salvadoreña. Los
dos mayores recopilaciones —mito-poética y gramatical del náhuat-pipil— las efectúan extranjeros en 1935
y 1985. El ensayo esboza ese desfase —lingüística foránea y salvadoreña— así como las ideas nacionales que,
tímidamente, abordan el estudio del náhuat-pipil.

La exposición prosigue un vaivén entre dos tradiciones filosóficas, tal cual lo explicita el epígrafe inicial:
sistemática y analítica, la una; sintética y literaria, la otra. La primera, la lingüística, tiende hacia la formalización;
la segunda, la poesía, hacia el compendio de “imágenes vitales, especulativas” (Quignard, 21). Sin agotar el
idioma, para ambas esferas, “la lengua” —la capacidad humana del lenguaje— “es en sí misma la investigación”
(Quignard, 21). Sea que por poesía se entiendan los límites formales de la ciencia —“los textos poéticos,
cuya lengua es verdaderamente distinta” (Launay, 1994: 18)— a contrapunto, sea que se reniegue de la regla
gramatical ya que en la “oratio”, en “la lengua literaria”, predomina “la optio y electio” (Quignard, 15). Se trata
del doble sentido —los opuestos complementarios— del concepto de arte que oscila de la lingüística a la
poética. El “arte de la lengua” refiere tanto la gramática (Carochi, Arte (siglo XVII), Olmos, etc.) —la competencia
lingüística generalizada, diría el siglo XX— al igual que el “ars poética”, la performancia personal que innova y
transgrede el modelo. Sea cual fuere la elección, no existe un enfoque único del idioma –un solo “discurso del
Arte” (Carochi, 14)– sino al menos prevalecen dos perspectivas contradictorias que a menudo se ignoran. Las
diversas manifestaciones del lenguaje humano se realizan en la esfera gramatical, en la mito-poética, al igual

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que en las múltiples esferas sociales que no se materializan sin una ejecución del idioma.

I. “Un siglo es un momento” I

Según un lema borgeano vigente, “a la luz de quien Perdura (E =mc2), un siglo es un momento”. Por ello, estos
estudios náhuat-pipiles sólo representa un instante de olvido para la memoria histórica salvadoreña: todo el
siglo XX, acaso también el XIX. Suceden ochenta y cinco (85) años desde la recolección de los datos mito-
poéticos más amplios en el pueblo de Izalco (Schultze-Jena, 1930) —cinco (5) menos desde la publicación
alemana de la primera gramática moderna del idioma (la colonial sería Arte, siglo XVII). Transcurren treinta
(30) años de la otra gramática que cotejaría sus actualizaciones y reajustes obligatorios: Lyle Campbell (1985).
Las tristes omisiones de autores nacionales comprueban que un centenario es un momento. Se trata de un
diminuto lapsus lingue de olvido, de un hecho cultural insignificante: un patrimonio inmaterial sin recuerdo.
El siglo XX delimita una brizna de ese minúsculo “soplo” que es “la vida” terrena. A la “ansiosa y breve cosa
que es la vida”, su “espejo espectral”, “la memoria”, nunca “la misma”, se le insinúa siempre entre las grietas del
olvido”.

A la identidad nacional, la lengua náhuat-pipil le resulta tan intrascendentes que no existen recopilaciones
de textos en ese idioma de 1880-1931, tampoco de 1932-1992. Sea cual fuere la corriente literaria en boga
—modernismo, regionalismo, indigenismo, esoterismo, vanguardia, etc.— en el primer medio siglo a ningún
nacional le impresiona la lengua indígena. A casi ningún ciudadano —salvo a la etno-musicóloga María de
Baratta— le interesa reclamar al indígena en su calidad de zoon logos ejon, animal dotado de lenguaje, y por
tanto de ente político, zoon politikon (véase: Lara-Martínez y McCallister, 2013).

No sólo se trata de lo obvio. La vanguardia literaria del despegue del siglo XX —el Ateneo de El Salvador,
vinculado al presidente Manuel Enrique Araujo (presidencia, 1911-1913)—percibe en “los ejidos” indígenas
“los males y el atraso de la industria agrícola, como lo comprueba la Economía Política y Social” por lo cual su
“extinción, el 2 de marzo de 1882”, “ha dado un gran halón en los destinos del país por la ruta indefinida del
progreso” (Revista del Ateneo de El Salvador, Año I, No. 1, 1 de diciembre de 1912: 24).

Es evidente que no sólo se trata de legitimar intelectualmente la abolición de un derecho ancestral a la tierra
madre. Como diría el fundador del Museo Nacional —David J. Guzmán— esa “raza decadente”(Apuntamientos,
1883: 505) es contraria al principio “eterno” de la propiedad privada que engendra la “idea” misma de “patria”
(Comentarios sobre instrucción, 1914: 194). En tal denegación no se agota el problema indígena, ya que existe
otro repudio notable: el idioma, la invención de un indígena sin lengua materna. Ni siquiera el “Leonardo da
Vinci” salvadoreño —como denomina Carlos Cañas Dinarte a Juan Laínez— transcribe textos en náhuat-pipil
(comentario personal de Cañas Dinarte). La obra de Laínez Campbell la juzga de “poco valor” y de “falta de
interés” para la lingüística actual (951).

La ciudad letrada se desentiende del estudio del idioma náhuat-pipil y de su literatura. Será necesaria la
presencia de un antropólogo alemán para que El Salvador conozca la gramática y el ciclo mitológico más
completos durante todo el siglo XX (1930-1935): Leonhard Schultze-Jena. Le anteceden breves estudios
léxicos y morfológicos del profesor panameño Próspero Arauz (1924), cuya publicación definitiva data de
1960. Sin embargo, salvo un breve texto que intitularía “Diálogo con el Sol”, Arauz ignora la mito-poética
náhuat-pipil, a la vez que su análisis gramatical se simplifica por razones pedagógicas (véase el cuarto ensayo
de estos estudios). Sólo la aritmética —con un sistema casi decimal en las centenas (se/ume/yey/naawi…
tsuunti)— ofrece un notable desarrollo (véase capítulo III de Arauz). Resulta bastante dudoso que textos
moralistas —ne xikukwa saya, sunte tikneki tacuculijtia, “no comas mucho, si no quieres enfermarte” (57)—
ofrezcan una visión de la mito-poética náhuat-pipil y un enfoque de su visión del mundo. El estudio del

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Dedicatoria del libro Idioma pipil o náhuat de Cuzcatlán (1937) de Tomás Fidias Jiménez. “Auspiciada por la Biblioteca Nacional”,
la primera gramática editada por un autor salvadoreño testimonia el enlace de la valoración de la lengua indígena y la “política
de la cultura” del régimen en curso, con las ideas teosóficas que subtienden ambos proyectos. Además de concebirlos como los
verdaderos toltecas, “tultécat” o “tultécaz”, los náhuat-pipiles se imaginan descendientes de “Lemuria” y de la “Atlántida” según
lo refrenda un miembro de la Academia Salvadoreña de la Historia en el “Prólogo”. El rescate del náhuat-pipil posee un doble
valor nacionalista y teosófico universal. La carencia de textos y de descripciones gramaticales —durante casi toda la primera
mitad del siglo XX— define un rasgo esencial del indigenismo salvadoreño.

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idioma sirve de excusa para implementar una ética nacionalista a partir de la escuela primaria rural.

Luego de ambos autores, le corresponde a Tomás Fidias Jiménez publicar una somera gramática dedicada al
general Maximiliano Hernández Martínez, enlazando el rescate de la lengua a la política de la cultura en curso
(1937; véase también: Toponimia arcaica (1936), prologada por Francisco Gavidia). Se trata de la primera
gramática náhuat-pipil publicada y escrita por un intelectual salvadoreño, la cual no recolecta ni un solo
texto mito-poético del idioma que estudia. Un breve análisis interno de la palabra sustituye toda exigencia
sintáctica, literaria y hermenéutica. No en vano, Campbell (948) sólo reconoce a Jiménez por sus “breves
notas sobre los verbos” y por su “historia especulativa”, compartida por una gran parte de los intelectuales
salvadoreños de la época: la teosofía.

Introducida por un académico de la historia, David Rosales h. el idioma indígena se percibe como verdadero
remanente de una Atlántida y Lemuria revocadas: “el Continente Lemuriano, cuna de la humanidad”, según
“la ciencia enseña” (VI). Pero ese desplazamiento —de Europa hacia continentes míticos— no suscita una
ruptura con el eurocentrismo, ya que Jiménez busca adaptar el náhuat-pipil a las declinaciones latinas
clásicas, como si las lenguas indígenas y las europeas compartieran similitudes tipológicas (véase: “de los
casos (Nominativo, Acusativo, Dativo y Vocativo)” (28)). Además, por prestigio ancestral, el náhuat-pipil se
asimila al náhuatl-mexicano aplicando las reglas prescritas por “Fray Andrés de Olmos” —ante todo “los
verbos reverenciales”— aun si comprueba que existen “escasos” ejemplos en “el idioma que actualmente se
habla” (44; véase: Intermedio I para anotar su falta de uso, anotado desde el siglo XVII para el náhuat-pipil).

Empero con acierto, Jiménez advierte que el “vocativo es


el único que tiene forma especial”, pese a la búsqueda
del género y número castellanos en los sustantivos, sin
anotar otros accidentes del nombre como verdaderas
categorías gramaticales náhuat-pipiles, a saber:
absolutivo (aat, “agua”; xulet, “viejo”), locativos (aapan,
“río; en el agua”, etc.), posesivos (niaaw, niaauyu, “mi
agua, mi secreción”), junto al vocativo (xule, “¡viejo!),
etc. Se imaginaría la sorpresa de advertir que el artículo
definido y el adjetivo en inglés carecen de los “accidentes
gramaticales” del castellano. La tradición gramatical de
la Colonia —búsqueda de las declinaciones casuales del
latín— sigue vigente, la cual la aplica al náhuat-pipil el
Arte de la lengua mexicana vulgar de Guatemala qual
se habla en Ezcuintla y otros pueblos de este Reyno del
siglo XVII, no sin cierta cautela: hay partes de la oración
que “no tienen casos [declinaciones] como la latina” y el
plural difiere del castellano (véase ilustración y Carochi,
26). Por el “arte de la lengua” se sabe que a “los nombres
adjetivos” no hay que buscarles “género ni caso”.

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IIII
De los nombres inanimados

Los nombres que significan cosas inanimadas son anómalos y carecen de número plural, y por esta razón no
tienen más de una terminación para todos los casos del singular, como se verán en este ejemplo.

Declinación de los nombres inanimados


Número Singular
Nom. Tezcat. Espejo Acc. Tezcat. Espejo
Geni. Tezcat. Espejo Abl. Tezcat. Espejo
Dat. Tezcat. Espejo

Sácanse de esta regla algunos pocos nombres, que porque pensaron los mexicanos que eran animados les
dieron Plural y son Ilhuicat Ilhuicame Cielos, Citalli,Cicitaltim Estrellas, Tepe Tetepe Sierras, Y si hay otros son
muy pocos: acerca de los inanimados.

Nota Lo primero que a estos nombres les suelen los natural[es] suplir el numero plural con los numerales,
Vg miac tezcat muchos espejos, miac xuchit muchas flores, dándoles + plural con muchi; Vg muchi quahuit
muchos palos; y es advertir como lo puede experimentar el curioso, que aun para hacer plurales con los
nombres animados, muchas veces, dejada[s] sus propias declinaciones, pluralizan con el miac y muchi Vg
miac uquichti muchos hombres, muchi cihuat muchas mujeres, tal es la imperfección con que la hablan!

Nota Lo segundo, cuando algunos nombres Inanimados, per translationem, se apropian y aplican a cosas
animadas les suelen dar plural Vg tahtacultim pecados, Temiquiliztim Sueños, más esto se guarde según el uso.

(Se transcribe según la regla ortográfica actual).

***

Las ideas teosóficas de Jiménez se prolongan —entre la transparencia del logos epitaphios y la máscara de la
tradición— hasta mediados de la década de los setenta. Casi al despegue de la guerra civil, el oscurantismo
de una pseudo-ciencia sigue asimilando lo indígena a lo atlante, sin opción racional contraria: “ignorantes de
las fuentes iniciáticas”, la verdadera documentación científica primaria (Salarrué, 1974: 145; véase una sala de
antropología con tales ideas). No sólo sus postulados irrebatibles —como toda creencia oculta— borran el
estudio gramatical de la lengua náhuat-pipil. Como la mujer, su hablante existe al interior del poeta. “Yo te
inventé a ti [mujer] poco a poco” (130), mientras las presuntas divinidades pipiles que incitan a una revuelta
indígena de 1932 son mexicanas (Tlaloc, Mictlán, Ehecatl, etc., y demás nombres con “tl”), tlaxcaltecas
(Camaxtli), maya-yucatecas (Itzamna), quichés (Cabracán; “en nahua […] no hay letra B”, León-Portilla, 1972:
71), muiscas (Boshica), esto es, pura ficción literaria (144-146), sin textos náhuat-pipiles legítimos. Si la mujer
se desprende del hombre, el indígena nace de la ciudad letrada por decreto de la identidad nacional (véase,
León-Portilla, 64, quien revela el nombre náhuat-nicarao del “dios que envía la lluvia”, Quiatéot, (quiyahui(tl),
“llover; lluvia, aguacero”, Karttunen, 213), mientras Tlaloc se relacionaría a Tamagástad, faceta masculina del
Creador. Ambas deidades ofrecen “testimonios” de los nahuas más antiguos que se conocen de la región del
altiplano” (68).

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Esta mezcla heterogénea de divinidades posee una larga dimensión ya que, desde 1919, en La mitología de
Cuscatlán, Miguel Ángel Espino —el “poeta con brazos de militar” (57)— se permite la licencia poética de
inventar un panteón náhuat-pipil a su arbitrio. Al “cantar lo propio” y hacer de “los escritores y poetas” los
verdaderos “historiadores” (8) desfilan las deidades siguientes: Teotl (31), náhuatl-mexicano para Teut y otros
tantos nombres con tl y o (Teopantli (31), Tonal, Tlacatixitl (32), Tlaloc (33)…), fonemas ausentes del náhuat-
pipil. Asimismo hacen presencia en el país los Bacab maya-yucatecos (34). Espino explicita la episteme de
la historiografía salvadoreña al hacer que la poesía sustituya la historia, la literatura, las ciencias sociales y, al
cabo, la introspección reemplazaría el documento primario. A lo sumo, como lo demuestra Alfonso Rochac
(1935), la breve documentación elemental náhuat-pipil se limita a listas aleatorias de palabras para exaltar el
nacionalismo y promover el turismo (véase ilustración).

Por tal omisión del idioma, es obvio que las premisas teosóficas y las licencias poéticas ignoran el desarrollo de
una lingüística cada vez más formalizada y exacta, con modelos matemáticos que culminan en la creación de
los lenguajes artificiales, la computación y el internet. Basta señalar que la teoría Atlántida del indígena sigue
vigente unas dos décadas después de Estructuras sintácticas (1957) y una luego de Aspectos de una teoría
de la sintaxis (1965) de Noam Chomsky, con quien despega el análisis formal de “los lenguajes naturales”.
Igualmente, según la exigencia de Espino, el poeta vuelto historiador escribe unos diez años después del
descubrimiento definitivo del ADN (1962), pero en momento alguno el examen de esa evidencia genética
desempeña papel alguno en la teoría teosófica racial que clasifica al indígena como atlante. No obstante la
exigencia antropológica elemental resulta ineludible: ADN y genoma, lingüística histórica de la familia yuto-
nahua, estudio gramatical y hermenéutico, literatura náhuat-pipil, etc. en reemplazo de la teosofía y de la
exaltación nacionalista.

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15
Revista El Salvador de la Junta Nacional de Turismo, No. 3, 1935, en exaltación nacionalista de lo indígena en Izalco, por la
“pureza […] de nuestra raza autóctona”.

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II. “Un siglo es un momento” II

Anteriormente, si Schultze-Jena prosigue las teorías de Edward Sapir (1921) y Franz Boas (1938)—maestro del
mexicano Manuel Gamio—tales logros inaugurales no afectan en lo más mínimo la sensibilidad que la ciudad
letrada salvadoreña se forja de lo indígena. Por ello, casi ninguna teoría lingüística influye en la percepción que
la cultura urbana se crea sobre el náhuat-pipil. Al nacionalismo salvadoreño no lo impresionan los estudios
históricos que clasifican el idioma dentro de la familia yuto-nahua, la cual se extiende desde el estado de
Utah en EEUU hasta Nicaragua, ni la tesis Sapir-Worf (Worf, 1957) o su antónimo, el formalismo de Leonard
Bloomfield (1933) cuya obra culmina en la propuesta chomskiana antes citada.

Hacia la primera mitad del siglo XX, sólo Schultze-Jena indaga la idea de la lengua como prisma que tiñe el
mundo, al distinguir —en un kantismo certero— “la cosa en sí (das Ding as Sich)” de la cosa nombrada en la
lengua. A nivel tipológico, cada idioma —cada grupo de lenguas emparentadas— capta “el desierto de lo real”
a través del “cristal con que lo mira”. Basta revisar el idioma inglés para descubrir cómo calca el movimiento
de los objetos en el espacio-tiempo-energía. Go in/out/down/up/through/ahead/back… expresan ideas
que se reencuentran en algunas lenguas mayas, mientras el castellano las ignora —las enuncia bajo otro tinte
gramatical— salvo quizás en su versión nuevo-mexicana: “ya estamos pa’tras de la quebrada (we’re back from
the break)”.

Tampoco el funcionalismo —al investigar la


manera particular de expresar las categorías lógico-
gramaticales— propicia el estudio del náhuat-pipil,
cuya tipología varía sensiblemente de la castellana.
Menos aún, repercute el formalismo chomskiano
cuyo inicio matemático —en los sesenta y setenta—
coincide con la antedicha identificación de lo indígena
a lo atlante, por parte del oscurantismo teosófico. Esta
filosofía iniciática se halla vigente en la recopilación
más exhaustiva de relatos en lengua náhuat-pipil: la
investigación de Baratta (1959; véase: Lara-Martínez
y McCallister, 2013), quien por unas tres décadas
se dedica al trabajo de campo. Baratta realiza el
quehacer que ningún otro intelectual salvadoreño
lleva a cabo en el siglo XX. Transcribe en un alfabeto
latino fragmentos claves de la literatura náhuat-pipil,
haciendo que la imagen petrificada le entregue una
narración de su experiencia (para el reverso, imagen
sin palabra náhuat-pipil,véase la ilustración siguiente).

Si “una imagen vale mil palabras” —dicho en cinco palabras— la propuesta del indigenismo salvadoreño resulta más paradójica
y tajante. La figura plástica del indígena vale más que toda gramática o “arte de la lengua”, aún más que toda recolección de
relatos mito-poéticos. Bajo el reino de la imagen, la palabra náhuat-pipil la devalúa el dicho en castellano cuyo “indígena en
pintura” promueve el turismo por el arte nacional ligado a la labor agrícola comercial: el corte idealizado del café (Portada de
José Mejía Vides para la Revista El Salvador, Órgano Oficial de la Junta Nacional de Turismo, dirigida por Luis Mejía Vides; edición
bilingüe, castellano-inglés, distribuida en las embajadas de 1935-1939).

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En seguida, cabe mencionar el trabajo olvidado de Juan G. Todd, Notas del náhuat de Nahuizalco (1953). Aun
si no sobrepasa la formación de palabras —la morfología— Todd constituye “el mejor de los pioneros” según
Campbell (956). Tal aserción verifica el retraso de los estudios lingüísticos en El Salvador. Hacia mediados del
siglo XX, esta esfera de la investigación se sitúa en su preludio fundacional, sin análisis sintáctico ni textos
mito-poéticos transcritos. La demora —que caracteriza la ciencia nacional del lenguaje— la confirma Pedro
Geoffroy Rivas (1961), cuya gramática retoma los datos de Todd, de acuerdo a Campbell (949 y 956), a la vez
que excluye toda referencia a la mito-poética náhuat-pipil. Por ello, su labor literaria emblemática —Yulcuicat-
Versos (1962/1978: 44-50)—sólo incluye fuentes náhuatl-mexicanas y quichés — Cantares mexicanos, Fray
Bernardino de Sahagún, Manuscrito palatino, Códice Vaticano, Popol Vuh — como si el despegue de una
nueva vanguardia renovara el desdén por la mito-poética vernácula. Tales son las paradojas del nacionalismo
salvadoreño que anhela arraigar una identidad de sí con datos primarios ajenos, en su defecto, lo social se
arraiga en la subjetividad poética. El otro en lo mismo, según un nuevo axioma borgeano o, si se prefiere, mi
voz es “la voz del otro”, tan distantes de sí, que entre ellas media “un abismo” (Pessoa, 7).

A lo sumo, la candente discusión de Geoffroy Rivas con Jorge Lardé y Larín—sobre las etimologías y
toponimias náhuat-pipiles— reconfirma que no existe una lingüística más allá de la palabra (Diario Latino,
noviembre de 1957; Toponimia, 1961. Lardé y Larín, El Salvador, 1957/2000). Ninguna estructura sintáctica
compleja, semántica estructural, ni menos aún literaria y mítica, se prestan al debate político-científico. La
única intuición geoffroydiana por estudiar los textos náhuat-pipiles antiguos —al transcribir una “Ordenanza
de 1666 para la ciudad de Santa Anna por Fray Payo de Ribera, obispo de Guatemala” (1969: 87-93)— queda sin
resolución hasta el presente, ya que su paleografía no se acompaña de un análisis gramatical ni hermenéutico
que la sustente (véase el tercer ensayo). Acaso, demasiado influenciado por la episteme nacionalista de la
época —un régimen subjetivo y literario— Geoffroy Rivas desiste todo estudio lingüístico y etno-histórico
para volcarse a la poesía. Pese a su intuición irresuelta, Geoffroy Rivas rompe el paradigma en boga en El
Salvador, desde el siglo XIX, sobre una migración primitiva de los nahuas hacia el norte, al apoyar la tesis
migratoria de Jorge Vivó Escoto (1972) quien, prosiguiendo la antropología de la época, documenta las olas
peregrinas sucesivas que descienden del norte hacia el occidente del país (véase también Armas, 1974). En
este acierto, su trabajo anticipa un preludio a la antropología actual, esto es, pos-teosófica y asentada en una
investigación más objetiva de los datos externos a la introspección poética.

Si realmente se desea revitalizar —simplemente conocer— un idioma en vías de extinción, no basta


estudiarlo en su uso actual limitado e informal por razones de una política lingüística. Es necesario rescatar
su empleo casi oficial en la administración pública y religiosa durante la Colonia. Este patrimonio idiomático
intangible permanece en el olvido, ya que hasta el 2014 no existen investigaciones que contrasten el uso
antiguo de la lengua con el actual. Los trabajos etno-históricos recientes aseguran la existencia de veintiún
(21) documentos náhuat-pipiles de 1549-1666, de los cuales “trece (13)” provienen de El Salvador, a la vez
que señalan ese siglo como época de oro para el náhuat-pipil. en su función de “lengua vehicular” de la
administración colonial (Matthew y Romero, 2012: 766 y 775; Romero, 34 asienta “más de 60 documentos en
pipil y en náhuatl central”).

En cuanto a Lardé y Larín, su libro se publica sin cese ni crítica —justificado como pilar de la identidad
nacional— pese a su teoría “inamovible” que imagina El Salvador como cuna de los nahuas, según una
hipótesis bastante obsoleta (2000: 150, la cual ya la explicita en 1947; para una clasificación clásica de “Uto-
Aztecan Family”, véase: Ronald W. Langacker, 1977: 5-6 y Miller, 1984). Se trata de una copia del historiador
británico E. G. Squier (337), quien en el siglo XIX asienta “la hipótesis de una migración de Nicaragua y El
Salvador al Anahuac”. De nuevo, el retraso lo evidencia el desconocimiento de la lingüística histórica que,
desde principios del siglo XX, establece la composición de la familia yuto-nahua, la cual se extiende por
migración descendente del estado de Utah, EEUU, al centro de México y, luego, hasta Nicaragua (Campbell,

18
5-13 y Fowler, 1989, así como Dakin y Wichmann, 2000: 68, “los pobladores nahuas de Mesoamérica dejaron
su tierra norteña nativa yuto-azteca durante los primeros siglos del presente milenio”, más concretamente, “el
primer grupo” proviene de “la región de Durango-Jalisco” (58)) . Resulta flagrante el contraste entre la ciencia
del lenguaje extranjera y la invención de una identidad indígena, según el dictamen de la ciudad letrada
salvadoreña (Dakin y Wichmann, 2000: 67, “los pipiles fueron enviados de Teotihuacan para conquistar y
dominar […] la producción de cacao”). A continuacieon se enlista la clasificación de la familia yuto-nahua/
azteca, así como la composición interna de la rama nahua.

1. Númico
2. Tübatulabal
3. Takic
4. Hopi
5. Pima
6. Taracahítico (tarahumara; yaqui)
7. Cora-Huichol
8. Nahua-Azteca.

a) Pochuteco
b) Nahua general
1. Nahua oriental
a. Pipil: Golfo/Istmo
b. Sierra de Puebla; Huasteca
2. Nahua central-occidental
a) Nahua central: Valle de México, Morelos, Puebla; Tlaxcala; Guerrero (centro)
Puebla (sud-este)
b) Nahua occidental: Toluca; Guerrero (norte); Guerrero (sudeste); Michoacán,
Guadalajara, Durango.
[Dakin sitúa el “pipil/nahuate” como rama marginal del náhuatl oriental (Tolteca y Huasteca)].

Clasificación canónica de la familia yutonahua/azteca (Langacker, 1977 y Campbell, 1985) y del náhuat-pipil dentro del grupo
nahua (grupo 8) (Dakin, 175 y Kaufmann, 3; para una actualización, Hasler, 2011: 59-60: “del este (pipil), del centro, del norte, del
oeste” y “pochuteco”). Por una tradición inevitable, en inglés se utiliza el término Uto-Aztec para denominar a la familia entera,
asimilando las ramas sureñas del nahua —pipil y nicarao— al altiplano central. En términos de Hasler, representaría identificar
el paleonahua y el neonahua a la tercera y última oleada migratoria, la mexica. El prestigio social impone la terminología
técnica y científica.

Esa idea migratoria —del centro al norte— la reitera Toruño quien, hacia mediados del siglo XX, sostiene aún
que “la cuna de la civilización primitiva de América por los siglos III-IV estuvo en Guija” como lo requiere la
emulación nacionalista (26). Como episteme de la época —calco del británico Squier— la idea de una migración
de El Salvador al centro de México, la reiteran Jiménez (1936: 1) —“fue de tierras centroamericanas donde se
originaron las invasiones para el norte, hacia México, dando origen a las diversas tribus e imperios que los
españoles encontraron”— y Salarrué (1974: 145), “la primitiva Tulan del Güija”, de la cual reniega para asentar el
origen en “un viejo Oriente”, esto es, en “la raza atlante”. De nuevo, existe un desfase sustancial con la antropología
extranjera, en cuanto al origen de las lenguas y de la civilización. Desde principios de los sesenta, el arqueólogo
estadounidense Richard S. MacNeisch (1964) establece que el origen del maíz —sustento agrícola de la
civilización mesoamericana— se encuentra en Oaxaca, en el valle de Tehuacán. En este lugar, progresivamente
se domestica la planta hacia “7000-5200 A. C.” (532), para propiciar una sociedad urbana estable.

19
Vocablos del Idioma Autóctono de El Salvador, llamado Nahuat
Recopilación de Fernando LAZO

1- Síguat mujer 19- Míshton gato


2- Tágat hombre 20- Mishin pescado
3- Siguaschin mujercita 21- Tónton curil, concha
4- Pizilcín niño 22- Pelu perro
5- Shurlet anciano 23- Guaga vaca
6- Núnan mi mamá 24- Call casa
7- Nutego mi papá 25- Tiúpan iglesia
8- Telposh hijo 26- Pale sacerdote, cura
9- Siguapilzín hija 27- Tágag hermoso, galán
10- Nuzulegio mi marido 28- Nushumpe mi sombrero
11- Mázat venado 29- Nusharla mi calzón,
12- Motozín ardilla pantalón
13- Tecuáxzín tacuazín 30- Núcac mis caites
14- Tíglan gallina 31- Nutenchipil mis labios
15. Tíglan uquich gallo 32- Nuicti mi barriga
16- Aramada cusuco 33- Mescuyo pierna
17- Cúat culebra 34. Mey mano
18- Cuyámet cerdo 35- Shuncall pelo, cabello

Hacia finales de los sesenta, en plena reforma educativa — bajo el liderazgo del “Ministro Licenciado Walter
Béneke” y de la “Directora de la Revista Claudia Lars”— el atraso de los estudios náhuat-pipiles lo reconfirma
la mejor revista literaria de la época: Cultura, Revista del Ministerio de Educación (No 50, octubre-diciembre
de 1968: 95-97, ilustración anterior; nótese que de Rochac (1935) a Lazo (1968) no existe un gran avance
lingüístico más allá de un corto vocabulario). Para la exigencia intelectual de la ciudad letrada, una simple
recopilación de cien palabras al azar satisface la complejidad de un “idioma autóctono de El Salvador”, diez
años después de la formalización chomskiana. Si el “XV Certamen Nacional de Cultura” incluye un premio
“en arte” bajo el tema “Planos para el Museo Antropológico de El Salvador” (181), hacia su clausura en “agosto
de 1969”, la lengua indígena y su literatura aún no se consideran un requisito esencial de la antropología
salvadoreña.

Esta carencia —falta de estudios gramaticales náhuat-pipiles— contrasta de manera radical con el caso del
náhuatl-mexicano. A menos de una década después, hacia 1976, en el prólogo al trabajo de Thelma Sullivan,
Miguel León-Portilla asegura que esta lengua indígena cuenta con el mayor número de investigaciones
lingüísticas, unas “cuatrocientas cincuenta” obras sobre la lengua “clásica” y “sus distintas formas dialectales”
(5). De tal avance científico se presupondría que el náhuat-pipil se hallaría incluido en esa extensa lista de
análisis y que tal inventario afectaría la conciencia literaria salvadoreña. No obstante, hacia mediados de
la década de los setenta, aún se desconocen los documentos administrativos en náhuat centroamericano
—salvo el que reproduce Geoffroy Rivas— al igual que se ignora el ciclo mitológico más completo, el que
transcribe Schultze-Jena. Además, la gramática más completa todavía se halla en alemán y náhuat-pipil,
sin suscitar interpretaciones diversas como para el náhuatl-mexicano. Sigue vigente un desbalance entre
la conciencia histórica de una nacionalidad en castellano, por una parte, y el substrato indígena vivo con su
legado ancestral, por la otra.

Por ello, queda sin testimonio la narratología indígena —su poiesis— cuyos sucesos inéditos pasan (panu)
y se saben (mati) ante el ojo (ix), tal cual el descenso iniciático a los infiernos que vive todo neófito, ritual de
iniciación en boga aún según el psicoanálisis pos-lacaniano, al aconsejar una travesía por el inconsciente:

20
un diez por ciento de los relatos que recopila Schultze-Jena retoman este motivo universal. Pese a que la
gramática náhuat-pipil rige un modo testimonial —panu, ixmati, -ixpan— dizque tal categoría no existe
previamente a todo testimonio de los sesenta (véase: Beverly). El segundo ensayo —“De la dexis como
testimonio”—demuestra cómo, desde la época colonial, la versión ocular de un terreno legitima su traspaso
familiar. No existe la continuidad de un legado histórico sin un testimonio visual del hecho. Esta misma
categoría sensorial la reitera la “Ordenanza de Fray Payo de Ribera (1666)”, al exigir que todo “conteo (puwal)”
de los frutos (i-takil) la realice la supervisión testimonial (-ix-pan) de la autoridad eclesiástica (Geoffroy Rivas,
1969: 87-93; véase el tercer ensayo). Según la exigencia jurídica colonial del náhuat-pipil, no hay historia
narrada sin un ixpanti —“lo que ocurre ante mí”— ya que sólo esa presencia inmediata de un Dasein
justificaría un ixpantilia, “instruir/proponer/declarar/dar a conocer un hecho a alguien”, es decir, la inscripción
de un documento histórico secundario.

**

Habrá que esperar la llegada de otro extranjero —el estadounidense Lyle Campbell (1985)— para que los
estudios náhuat-pipiles se renueven. Campbell ofrece la gramática descriptiva más actualizada, el diccionario
más exhaustivo con referencias al náhuatl-mexicano, al igual que una breve selección de textos mito-
poéticos. Hacia los mismos años aparece el trabajo de Augusto Salvador Latín (1982), el cual prosigue la
tradición nacionalista salvadoreña que rara vez sobrepasa un enlistado heterogéneo de palabras como ya lo
ejemplifican Rochac (1935) y Lazo (1968) antes citados. A lo sumo, se proponen manuales pedagógicos que,
pese a su noble anhelo didáctico, no dialoga con la lingüística nahuatlata de la época como lo exiege León-
Portilla (Bonilla Alvarado). Con el trabajo de Campbell se alcanza la firma de los Acuerdos de Paz (1992), es
decir, casi la clausura del siglo XX, sin una influencia directa ni categórica de la lengua indígena en la visión
que la ciudad letrada inventa del indígena.

No en vano, en 1997, al editarse la “Biblioteca Básica de Literatura Salvadoreña”, ninguno de los treinta
(30) volúmenes juzga pertinente la contribución literaria náhuat-pipil a la identidad letrada nacional. Esta
flagrante omisión atestigua cuan reciente resulta el interés por el idioma como rubro nodal de la nación
salvadoreña. Su salvaguarda define una revolución del siglo XXI —en el sentido original de la palabra—
que ante una crisis de identidad global anhela hacer un “viaje” de retorno “a la semilla”, según una expresión
carpenteriana clásica.

Se trata de una cuestión espinosa y espiniana, por una simple razón. De la memoria precedente se deduce
que no existe un tradicionalismo más arraigado que omitir el estudio de la lengua de un pueblo al hablar
del pueblo. Tal es la enseñanza de los clásicos que, en nombre de la identidad nacional y su “idiosincrasia”,
se recicla sin cese (Rivas Bonilla, contraportada). El náhuat–pipil posee una “pronunciación pueril” y “pocas
voces abstractas” (David J. Guzmán). Si Costa Rica es pacífica y desarrollada es porque “apenas hay indios,
fuera de los degenerados talamancas” (Alberto Masferrer, 6). “¿Has visto que indio más bruto?”, “los hay más
brutos que los mismos animales” (Rivas Bonilla, 125). “El náhuat más lleno de nosotros nunca se escribe”
(Claudia Lars, 349). Al náhuat-pipil “le llegó el tiempo de ser historia” (Juan Felipe Toruño, 55). Del náhuat-
pipil “no queda nada escrito” (Luis Gallegos Valdés, 11). “No existe pues un problema indígena específico”,
desde la época colonial, menos aún su lengua (Roque Dalton, 23). El ámbito de estudios que la ciudad letrada
desdeña lo juzga según “su apetito de” volverlo “mármol y olvido”.

Excluir el estudio de la lengua indígena establece una exigencia de la literatura salvadoreña durante casi todo
el siglo XX. Se trata de una herencia que la reciente invención de los “estudios culturales” jamás superará
hasta establecer un acopio considerable de investigaciones etnográficas, etno-históricas, gramaticales,
hermenéuticas, médicas folk (parteras, chamanes, etc.), poéticas, etc. sobre el idioma náhuat-pipil. Hasta el

21
2014, no existe una sala museográfica —una colección de estudios— que reconozca el aporte del idioma
náhuat-pipil al conocimiento humano universal. Entretanto, la identidad la establece una tradición donde
el Otro yace sino muerto, al menos mudo desde el inicio de la historia.

III. Identidad selectiva

Viajaba a través del país que había inventado. A cada rato construía en sueños esta falsa patria. Su
verdadera patria no existía para él. Así fue construyendo el pasado que no había tenido.
Fernando Pessoa

No se duda que un legado cultural que se establece en la literatura constituye una identidad nacional. Desde
la ciudad, las letras enlazan a los escritores y a sus lectores en una red social de símbolos e imágenes que
sustituyen lo real. Tanto más la literatura se vuelve influyente cuanto que resulta lectura obligatoria —historia
oficial— en las escuelas, tal cual lo realizan las Lecturas Nacionales de Saúl Flores desde finales de los treinta
(véase dedicatoria final al libro, tachada a menudo). “La lengua es un cuerpo de prescripciones y de habitudes
comunes a todos los escritores de una época” (Barthes, 11), cuyo “horizonte” funda “la verticalidad del estilo”:
una identidad nacional (14). La conformación misma del grupo depende de aceptar ese mandato como
herencia selecta, verdadera e incuestionable. Por lealtad a un pasado, la historia de las ideas obliga a reciclar
contenidos obsoletos, a saber: la de un indígena sin una lengua materna, sin una gramática compleja, ni un
legado mito-poético sustancial, digno de formar parte de la literatura nacional hasta finales del siglo XX.

Escrita con el símbolo de igualdad (=) en aritmética, toda identidad resulta de una selección arbitraria, limitada
por definición, de los infinitos elementos que componen un conjunto. Se trata siempre de una antología que
enfatiza ciertos textos para confinar otros al olvido (véanse los múltiples sentidos de un solo referente: 4 = 2 + 2
= 10 - 6…; si seize cents soixante quatre = sixteen sixty-four = mil seiscientos sesentaicuatro, ¿luego del dólar, el
inglés como idioma oficial no significaría un cambio en el sentido de la historia nacional?). Por ello, la cuestión
nodal no se formula por cuál razón los estudios culturales estudian y discuten la literatura salvadoreña del siglo
XX. El verdadero dilema interroga por qué no investigan el idioma náhuat-pipil, su mito-poética, filosofía, etc.
como apartado esencial de la identidad nacional. La propuesta de estos ensayos presupone ese giro hacia el
estudio de la lengua indígena como centro de rotación de una identidad selectiva distinta.

Si la poética de la historia que exponen los escritores clásicos fuese un axioma irrefutable, las consecuencias
las expone este prólogo a los estudios náhuat-pipiles. El análisis racional del idioma se juzga un rasgo ajeno a
la identidad nacional del siglo XX, como lo demuestran la falta de un archivo amplio de textos mito-poéticos y
la ausencia de gramáticas que correspondan al avance de la lingüística como ciencia, al igual que al desarrollo
de los estudios poéticos y narratológicos. Tal reemplazo —la memoria de lo indígena sin lengua— lo
anticipa el doble sentido del verbo popòlhuia en náhuatl-mexicano —puluwa, “perder” en náhuat-pipil— el
cual “significa borrar algo a otro, y tómase por perdonar, porque quien perdona, parece que borra la culpa”
(Carochi, 178). En casi toda la literatura salvadoreña del siglo XX, la ausencia del náhuat-pipil se juzga un dato
irrelevante para el conocimiento del Otro, ya que los padres fundadores del canon nacional lo dictaminan
así en su legado poético ancestral. Tal es el “perdón” —dispensar la ausencia del idioma—, “borrarlo” y
“perderlo”, en una palabra, tlapòpolhuilõni, “es digno de que se le perdone algo”, que se borre algo y que se
pierda (Carochi, 178). Si esta herencia literaria continúa vigente —la de un canon literario monolingüe, cuyo
borrón se perdona— no extrañaría que su práctica sustituya la antropología en la educación nacional y en la
museografía oficial.

22
23
No obstante, la exigencia científica del siglo XXI requiera que la propuesta de una poética-ficción la sistematicen
al menos los siguientes rubros: 1) un estudio del ADN y el genoma náhuat-pipil demostrando su filiación
biológica-racial, 2) otro de lingüística histórica estableciendo su parentesco yuto-nahua por comparación, 3)
un estudio histórico de las migraciones utilizando los recursos arqueológicos, etno-históricos y lingüísticos
necesarios, 4) un rescate de los documentos coloniales que revela la investigación de Matthew y Romero
escritos en “la vibrante ciudad letrada” náhuat-pipil del siglo XVI-XVII (775) e incluso un texto del siglo XVIII:
Pláticas piadosas, 5) una gramática formal del náhuat-pipil como lo exige Noam Chomsky desde Estructuras
sintácticas (1957), en su defecto, una tipología funcionalista sobre sus categorías morfológicas, gramaticales
y semánticas, tanto en los textos coloniales como en su uso presente, 6) un conjunto amplio de relatos
mito-poéticos en náhuat-pipil, al igual que una investigación filosófico-hermenéutica de su narratología
y mitología, etc. Sólo después de cumplir tales requisitos, podrá concluirse con la ”nueva filología” que la
significación de “las estructuras, esquemas y tendencia de una sociedad” cobran su verdadero sentido, gracias
a las “fuentes en la lengua” original y al testimonio de sus miembros (Lockhart, 2007: 7).

A cambio, en nombre de la identidad nacional, la historia hecha poesía recicla las ideas del siglo XIX que
suplanta todo estudio razonado por creencias religiosas y políticas obligatorias, a saber: 1) América, cuerpo
de una mujer mutilada cuyas extremidades se fraccionan hacia Atlántida y Lemuria, según la geología, 2) de
esos continentes emigran los pueblos indígenas que representan la cuarta raza humana, la raza atlante, 3)
olvido de todo análisis lingüístico, mito-poético y literario de la lengua náhuat-pipil, 4) la diferencia no existe
por fuera del Yo-pensante, de la ciudad letrada, que recrea el mundo a imagen y semejanza del Otro-en-lo-
mismo, quien yace latente al interior de sí; el indígena de los teósofos proviene de la Atlántida; el de Dalton,
de la primera guerrilla, 5) por su semejanza al náhuatl-mexicano, el náhuat-pipil suele considerarse una de
“las tres partes” de ese idioma de prestigio, dividido en “vulgar, reverencial y pipil” (Teotamachtilizti, siglo
XVII: 1), como lo demuestra la transposición de fuentes primarias del altiplano central mexicano al trópico
salvadoreño bajo una licencia poética. Las lecturas de los textos nacionales reemplazaría el estudio de la
ciencia contemporánea: geología, biología, arqueología, antropología, lingüística, etc., en una nación sin
lugar para la lengua indígena ni su análisis racional.

Por falacia se sustituye el estudio de la literatura mestiza —siempre en castellano— como pretexto para
olvidar el náhuat-pipil en sí mismo. El designio poético implica que el imperativo categórico de una identidad
nacional lo exprese una “piedra de sueño”, la cual relata un pasado tan “hermoso” como “falso” (Pessoa, 19).
La historia literaria cuenta un pasado náhuat-pipil que “nunca tuvimos” (18), ya que en ese pretérito la “ola
revienta en llanto de espuma”. El objetivo de estos ensayos, el idioma indígena, se esconde tras un bosque
oscuro en “el misterio del habla” (31). “De eterno y bello hay apenas el sueño” (52), cuyo nicho logra que la
imagen sustituya la palabra en los mejores museos nacionales: MARTE, MUNA, etc. El náhuat-pipil “tiene un
secreto de piedra” que el canon artístico nacional “rehúsa saber que lo tiene” (Pessoa, 29).

Al revertir ese propósito surge el dilema del siglo XXI, ante un fundamentalismo nacionalista que suplanta
los distintos niveles de análisis científico por creencias fervorosas. A casi un siglo, la propuesta espiniana de
1919 sigue a la obra, ya que la historia como ciencia de un idioma es una rama de la poesía, de las letras en
el doble sentido de la palabra. En los “poetas historiadores”, “atletas”, “educadores de la raza” y “con brazos de
militar” se localiza el Archivo General de la Nación (Espino, 8, 56 y 57). En su “viaje a la semilla”, ojalá que la
nueva escena artística exija un estudio metódico de la lengua y de la tradición náhuat-pipil como cimiento de
cualquier creatividad en un balance certero entre síntesis poética y análisis lingüístico.

24
IV. Sumarios/Abstracts

A continuación se ofrecen cuatro ensayos principales cuyos sumarios/abstract se presentan en anticipo.


El trayecto no prosigue un recorrido lineal, sino se halla cargado de demoras o retenes que, a manera de
acotaciones, sugieren un breve momento de reflexión dispar al estilo cubista, antes de transcurrir al siguiente
ensayo. Para inaugurar, la “Obertura pre-gramatical” anticipa el marco mito-poético y artístico, del cual deriva
el análisis sintáctico del primer ensayo. Este preludio especula cómo varios procedimientos sintácticos del
náhuat-pipil se hallan en el arte contemporáneo: cubismo, serialismo y minimalismo musical, al igual que en
un estilo literario desgajado. He aquí los cuatro sumarios/abstracts y cuatro intermedios prosegidos por un
epílogo conclusivo.

In the following sections, four main essays are offered whose abstract are presented beforehand. The trajectory does
not obey to a lineal and conventional order. Instead, like concise quotations, the path pursues a winding circuit,
which suggests brief instants of reflection in a cubist style, before advancing to the next essay. As an inauguration,
the “Pre-Grammatical Overture” anticipates the artistic and mythic-poetic frame, from which the syntactic analysis
of the first essay derives. This prelude speculate on how several Nahiuat-Pipil syntactic procedures are found in
contemporary art; cubism, serialism, and musical minimalism, as well as in a split literary style. These are the four
abstracts and four intermissions, concluded by an epilogue.

IV. I. Esbozo gramatical

Sumario: “Esbozo gramatical” ofrece una revisión de la sintaxis náhuat-pipil desde una perspectiva tipológica.
Estudia varios rasgos sintácticos peculiares que le conceden una clasificación singular, muy distinta a la del
castellano que le sirve de referencia. De estos atributos se destacan la omni-predicación, la cual sugiere
que toda palabra nominal o verbal es una oración en si, con índices o prefijos pronominales que marcan sus
argumentos. Esta palabra-oración puede recibir una determinación similar al nombrar una entidad, volcando
su predicación en referencia por un axioma descriptivo. Su fórmula simplificada se sistematiza “Argumento—
(Argumento)—Predicado”, donde cada argumento sólo posee una función de caso al interior mismo de la
palabra-oración (S – O – V). Luego se describe la existencia de verbos conjugados en serie, sea en un sentido
aspectual, o en una sucesión sin subordinación alguna. En seguida, la oración ampliada expone la falta de
marcas funcionales o de caso en las frases nominales adjuntas a la palabra verbal —verdaderas oraciones
nominalizadas—al igual que una valencia verbal fija como nuevo rasgo tipológico singular. Además, la
palabra verbal, constituida en verdadera oración compleja, acumula múltiples funciones gramaticales y
condiciona los nombres relacionales sin marca de dirección ni de estación. Una digresión final establece un
paralelismo entre la tipología sintáctica del náhuat-pipil y su mito-poética. En un apéndice se resumen los
rasgos morfológicos fundamentales del náhuat-pipil.
Palabras claves: determinación, minimalismo, omni-predicación, serialismo, tipología lingüística, verbos de
movimiento.

Abstract: “Grammatical Sketch” offers a revision of Nahuat-Pipil syntax from a typological perspective. The essay
studies several syntactic traits that characterize this language typological particularity, in radical opposition
to English and Spanish, which serve as a frame of reference. Among these attributes the grammatical sketch
underlines omni-predication, which suggests that any nominal or verbal word is a complete sentence in itself,
carrying pronominal indexes or prefixes that indicate its arguments. This word-sentence can receive a similar
determination when it names an entity, transforming its predicative principle into a descriptive axiom of reference.
Its simplified formula is “Argument—(Argument)—Predicate”, in which the arguments only possess a case function
inside the word (S – O – V). Subsequently, the presence of conjugated verbs in series is described, be it in an aspectual

25
sense, or in a succession without any subordination. The enlarged sentence verifies the lack of functional marks in
the adjunct nominal phrases —nominalized sentences in themselves— as well as a fixed verbal valence as a new
and singular typological trait. Moreover, constituted as a complex sentence, the verbal word accumulates multiple
grammatical functions, and rules all relational names, lacking a mark of station or direction. A final digression
establishes a similarity of this syntactic typology and Nahua-pipil mytho-poetics. An appendix enlists the most
fundamental morphological devices of this language.
Keywords: determination, minimalism, motion verbs, omni-predication, serialism, linguistic typology.

(Se revisa y amplía una sección de la introducción a la “Gramática” de Schultze-Jena, 2014).

En el Intermedio I se ofrece un breve ejemplo de un texto religioso del siglo XVII como antecedente formal
de la intención actual por revitalizar la lengua náhuat-pipil. Se traduce el título y los dos párrafos iniciales del
primer capítulo del Teotamactilizti o Divina enseñanza.

Intermission I offers a brief example of a religious text from the 17th century —Teotamactilizt or Divine Teaching—
as a formal predecessor of the current intention to revitalize the Nahuat-Pipil language. The title and the opening
two paragraphs of the first chapter are translated.

IV. II. De la deixis como testimonio

Sumario: “De la deixis como testimonio” estudia uno de los escasos documentos publicados en lengua
náhuat-pipil del siglo XVII. El artículo indaga cómo se mide una parcela de tierra a partir de la posición móvil
del hablante (Yo/Ego) en las diversas aristas y vértices que circundan el área. En lugar de utilizar una medición
objetiva, el acta notarial justifica adjudicar el terreno por el conocimiento ocular y testimonial de los testigos.
Antes de cualquier teoría del testimonio —hacia la segunda mitad del siglo XX— en el período colonial, el
lenguaje jurídico náhuat-pipil recurre a un concepto epistémico de ixmati, “saber ocular/testimonial”, para
establecer una ley de herencia.
Palabras claves: deixis, epistemología, gramática náhuat-pipil, tenencia de la tierra, testimonio.

Abstract: “On Deixis as Testimonial” studies one of the scarce documents published in Nahuat-Pipil language
of the 17th century. The article describes how to measure an area of land from the changing position of the
speaker (I/Self ) in the diverse edges and vertices that surround the estate. Instead of using an objective
measure, the notary act justifies transferring the property by the eyewitness account, and by the pledge
of testimonial subjects. Before any testimonial theory —in the second half of the 20th century— during
the colonial period, juridical language chooses an epistemic concept of ixmati —eyewitness account— to
establish a law of inheritance.
Keywords: deixis, epistemology, land-tenure, Nahuat-Pipil grammar, testimonial account.

(Agradezco los aportes de Rick McCallister a este ensayo, ante todo las anotaciones a la lengua náhuat-pipil).

En el Intermedio II se ofrece otro breve ejemplo del mismo texto religioso del siglo XVII como antecedente
formal de la intención actual por revitalizar la lengua náhuat-pipil. Se traducen los encabezados de los
capítulos dos (2) al seis (6) del Teotamachtiilizti o Divina enseñanza.

Intermission II offers another brief example of the same religious text from the 17th century —Teotamactilizt or
Divine Teaching— as a formal predecessor of the current intention to revitalize the Nahuat-Pipil language. The
headings of chapter two (2) to six (6) of are translated.

26
IV. III. De la supervisión

Sumario: “De la supervisión” estudia un documento eclesiástico del siglo XVII escrito en lengua náhuat-pipil.
El ensayo analiza la relevancia del sentido de la vista para la constitución del poder político-religioso. Los seis
vocablos claves del texto se vinculan a la visión del hablante: nikan, “aquí/lugar del hablante”, ixtia, “sacar/
extraer”; ita, “ver”; ixpan,”ante los ojos/enfrente”; ijkwilua, “escribir”;e ixmati, “saber ocular/testimonial”. Existe
una neta discrepancia entre el texto náhuat-pipil y su traducción original más formalizada, la cual apunta
la dificultad de comunicación de la jerarquía eclesiástica con su feligresía. El texto carece de los recursos
retóricos típicos de la literatura indígena debido, quizás, a su propósito administrativo.
Palabras claves: deixis, poder político-religioso, sentido de la vista, problemas de traducción.

Abstract: “On Supervision” studies a 17th century eclesiastic document written in Nahuat-Pipil language. The
esay anylizes the relevance of the sense of sight for the constitution of political-religious power. It traces
six keywords used in the documents related to the speaker’s sight: nikan, “here/place of the speaker”; ixtia,
“to take out/to extract”; ita, “to see”, ixpan, “at the eyes of/in front of”; ijkwilua ,”to write”; and ixmati, “eye-to
know/eyewitness”. There is a notable discrepancy of the Nahuat-Pipil text with its more formal translation
into Spanish. The document lacks the usual rhetoric resources of native literature due, perhaps, to its
administrative purpose.
Keywords: deixis, political-religious power, sense of sight, translation problems.

(Agradezco los aportes de Rick McCallister a este ensayo, ante todo las anotaciones a la lengua náhuat-pipil).

En el Intermedio III se ofrece un ejemplo clásico de los problemas de traducción. Prosiguiendo la sugerencia
de Andrews (23), se explica la dificultad de unificar el sentido de calli/kal, “casa”, en una lengua occidental
como la castellana.

Intermission III offers a classical example on the problem of translation. Following the suggestion of Andrews
(23), the difficulty to unify the meaning calli/kal, “house”, in a Western language as Castilian is explained.

IV. IV. Diálogo con el Sol

Sumario: “Diálogo con el Sol” rescata la obra del profesor panameño Próspero Arauz (1924 y 1960), quien
escribe uno de los primeros trabajos gramaticales sobre la lengua náhuat-pipil. Pese a su carácter didáctico y
moralista, El pipil de la región de los Itzalcos (1960) transcribe un texto de neto corte mito-poético, un diálogo
inédito entre un niño y el Sol. Luego de exponer el auge de un indigenismo sin lengua indígena, el ensayo
analiza el texto a nivel gramatical, primero, y hermenéutico, en seguida. Bajo el apelativo de “Padre Nuestro”,
el Sol emerge como rector del sino migratorio humano, proveedor de una energía anímica (tunal) sinónima
de su nombre propio (Tunal), al igual que dador de luz cotidiana (tunal).
Palabras claves: alma-energía-Sol, literatura náhuat pipil, sino migratorio humano.

Abstract: “Dialogue with the Sun” rescues the work of the Panamanian teacher Próspero Arauz (1924 and 1960),
who writes one of the first grammatical works of the Nahuat-Pipil language. Despite his moralistic and didactic
purpose, El pipil de la región de los Itzalcos (The Pipil from the Region of Itzalco, 1960) transcribes an original text
with a clearly mytho-poetic content, a dialogue of a child with the Sun. After examining the rise of Salvadoran
Indigenismo without a native language, the essay analyzes the grammatical structure of the text, first, and
orovides an hermeneutical interpretation, afterwards. Under the name of “Our Father”, the Sun is characterized
as the regent of the migratory destiny of human beings, the provider of a soul-energy (tunal) synonymous of Its
proper noun (Tunal), as well as the giver of daily light (tunal).

27
Keywords: Migratory Destiny of Humankind, Nahuat-Pipil literature, Soul-Energy-Sun.

El Intermedio IV estudia la categoría del plural la cual se ofrece como enlace entre derivación y declinación.
Junto al género —inexistente en náhuat-pipil— el plural sirve de referencia debido a la influencia gramatical
del castellano. Por ello, otras categorías específicas al náhuat-pipil —como el vocativo, el locativo, el absolutivo,
el posesivo— a menudo se comentan con una menor extensión que sus equivalencias indo-europeas.

Intermission IV studies the category of plurality, which links derivation to declination. Due to the influence of
Castilian, gender and plurality serve usually as a grammatical frame of reference to the study of Nahuat-Pipil. For
this reason, other specific categories of this language —absolutive, locative, possession, vocative— frequently are
less commented that its Indo-European equivalences.

El “Epílogo” recapitula esa sucesión de escritos que abarcan el siglo XVII y el XX; de la omisión de la lengua
náhuat-pipil en el canon literario salvadoreño del siglo XX, los ensayos retroceden a su uso administrativo en
el siglo XVII, para regresar a su tímida reaparición en el presente.

The “Epilogue” summarizes this succession of essays, which spread from the 17th to the 20th century, that is to say,
from the omission of Nahuat-Pipil language from the Salvadoran literary canon in the 20th century, the essays
reconsider its administrative use in the 17th century, in order to return to its timid reappearance in the present.

Alfabeto utilizado: a(a), ch, e(e), g, i(i), j, k, kw, l, m, n, p, r, s, t, ts, u(u), w, x (sh), y; en préstamos: b, c, d, f, h, ll,
ñ, o, qu, rr, v, z. Por razones de correspondecia visual, se adapta lo más posible al abecedario castellano, salvo
en los ejemplos coloniales y los del náhuatl-mexicano clásico que prosiguen la ortografía tradicional.

28
OBERTURA PRE-GRAMATICAL

0. Preludio

Antes de aclarar algunas cualidades tipológicas del náhuat-pipil, se explican las razones mito-poéticas que
anteceden el estudio puramente lingüístico, científico y tendientes a la formalización lógica. Este último
cometido define el prefacio del primer ensayo: “Esbozo gramatical náhuat-pipil”. Se expondrá una filiación
tipológica de este idioma, la cual continúa el trabajo de una hermenéutica que, centrada en el acto poético,
despliega una tradición alternativa, la de una antigua “retórica especulativa” y “anti-filosófica” (Quignard,
1995). Por ello, antes de indagar la gramática esta “obertura” recuerda ciertos rasgos mito-poéticos que
motivan el estudio lingüístico, desde la traducción e interpretación de Mitos en la lengua materna de los
pipiles de Izalco (2010/2014) del antropólogo alemán Leonhard Schultze-Jena. La gramática a exponer
prosigue la hermenéutica del ciclo mitológico más completo en ese idioma, al igual que el trabajo sobre el
legado náhuat-pipil de María de Baratta (Lara-Martínez y McCallister).

El cuerpo humano, sus gestos, sonidos, secreciones, etc. determinan el punto de partida: un universal.
Sobresalen dos rasgos que arraigan la omni-presencia del idioma en el mundo, la del homo loquens que
lo nombra. En primer lugar, se trata del simple gesto de la mano que extiende el cuerpo al cosmos. En
la tradición náhuat-pipil, al abrirse la mano despliega los cinco dedos (m(a)pipil), en emblema del número
cinco (ma(a)kwil), base del conteo, del maíz y de la estrella más distante. Tal es la omni-presencia del “cinco
(5)” cuya traducción literal lo emparienta a la permanencia: “el misterio que habita nuestra vida” (Pessoa, 27).
Significa “lo que se mantiene” o “lo que se (-l) tiene (kwi) a la mano (ma(a))”, maintenant, el presente constante
e ineludible. Desde una perspectiva femenina, como segundo rasgo, esa misma diseminación corporal de lo
humano conjuga la menstruación con los vaivenes de las mareas y de las fases de la luna.

Para remitir a lo clásico, “cinco” se emplea “para contar los seres animados, finos, planos, etc.” (Siméon, 248);
“lunear”, metsuya, para “menstruar” (271): “metzuia, nino, tener la mujer su costumbre” (Molina, 55). Si el
sistema aritmético quintesimal (base 5) lo rige la mano, la vida misma y el tiempo le corresponde a la luna
que nombra el mes, metsti, y lo humano mismo como “ser de nueve lunas”. El mundo y el cuerpo humano
se enlazan en unidad vital: Mano-Número-Maíz-Estrella :: Menstruación-Mar-Mes-Luna. En un mundo
antropomorfizado, hasta la “ceniza habla (nexti taketsa)”, porque también predica (taketsa) al erigirse (ketsa)
como un ente dotado de existencia y, por tanto, con una energía anímica que la sustenta. Por “retórica
especulativa”, a semejanza del cuerpo humano que se proyecta hacia el Taltikpak y el Semanawak, la palabra
verbal condensa casi todas las funciones gramaticales que se esparcen a sus alrededores. Tal es la imagen
poética a desarrollar por medio de una demostración lógica gramatical a contrapunto: la reiteración recursiva
de lo mismo. Cuerpo en el mundo; verbo en el mundo.

**

De la ciencia del lenguaje interesa demostrar que la palabra sea una constelación de funciones o un aleph
borgeano, término poético que la lingüística glosa como lengua a “marco verbal (V-framed)” restringido
(Sasaki) o “head-marking language”. De su esfera minúscula se deriva una oración compleja, de manera
semejante a la proyección de la mano y del ciclo femenino hacia el mundo. La palabra verbal representa un
sistema solar en miniatura alrededor del cual giran otras oraciones, a menudo sin dependencia sintáctica
explícita. Por esta comprensión formal de la sintaxis, hay rasgos esenciales de la poiesis náhuat-pipil que
reciben una clara explicación, tal cual su minimalismo y serialismo gramatical.

29
Se presupone que existe un encadenamiento progresivo de lo particular de cada lengua, a lo general y
tipológico, hacia lo universal, como niveles diferenciados del análisis gramatical y aún más, la “investigación
de universales lingüísticos y de tipología no son simplemente lo mismo” (Seiler, 2008: 4). Por este propósito
tipológico, se comprueba que el compuesto verbal del náhuat-pipil funciona como una palabra-aleph o
“marco verbal” restringido: “el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe” según la máxima
borgeana. Una palabra-oración logra “contener casi todas las” funciones gramaticales que las lenguas indo-
europeas dispersan hacia los sustantivos y las frases adjuntas. Los índices internos al complejo verbal satisfacen
el postulado de una oración completa. El náhuat-pipil se define como una lengua omni-predicativa, a índices
verbales obligatorios con marcas funcionales o casuales (nominativo-sujeto, acusativo-objeto…), pero sin
marcas de caso en las frases nominales aledañas, la cuales son verdaderas oraciones. La concentración de
funciones en una sola palabra impone restricciones estrictas en cuanto a la valencia verbal. El náhuat-pipil se
caracteriza también como una lengua a valencia verbal fija y restringida. Su calidad poética tiende hacia lo
repetitivo (véase: “Bolero” de Ravel…).

I. Minimalismo sintáctico

Tales rasgos a describir —omni-predicación, verbos en serie, auto-locativos, etc.— caracterizan un estilo
afiliado a la música contemporánea llamado minimista/minimalista (minimalism) y repetitivo, tal cual la obra
de los estadounidenses John Adams (“On the transmigrasion of souls” (2002)), Philip Glass (“Music for 18
musicians” (2008) ), Michael Nyman, Terry Rilley (“A rainbow in curved air”), Steve Reich (“The desset music”
(1983)), etc. (véase: ilustraciones de Mondrian para un ejemplo visual o escúchese en youtube.com a los
autores mencionados durante la lectura). En su modo particular de expresar el lenguaje humano, la gramática
náhuat-pipil ofrecería un enlace de lo premoderno a lo posmoderno como dos versiones en contrapunto de
un mismo contenido universal.
En efecto, si el pensamiento dualista mesoamericano
posee cierta validez, existe una conjunción de los
opuestos complementarios por un enlace que los
transforma. Lo pre es lo post, viceversa, como la
cinta de Moebius llamada yawal/yahual en náhuat-
pipil, cuyo interior confluye al exterior, viceversa.
Lo demuestra el estilo literario del novelista francés
Laurent Mauvignier cuyo relato Ce que j’appelle oubli
(Lo que llamo olvido, 2011) propone la repetición
constante como recurso poético de quien se obstina
en un asunto preciso: “il se raccroche à une idée,
ils vont bientôt arrêter, ils vont bientôt arrêter, ils
vont bientôt arrêter ça et il a peur” (26). Asimismo
se expresa el anuncio contra la bebida en inglés
—“you drink, you drive, you loose”— con tres verbos
conjugados en serie, a ejemplificar en la sintaxis
náhuat-pipil, al igual que el anuncio de bienes y
raíces, “location, location, location”.

Composición No. 10

30
“Composición en rojo azul y amarillo”, Piet Mondrian (1872-
1944), ejemplo de minimismo/minimalismo cubista en las
artes plásticas del siglo XX. Nótense las restricciones en el
uso de los colores y la reiteración de los cuadros en blanco.

Si el primer ensayo gramatical expone las implicaciones


sintácticas del principio de repetición, en cambio, la
hermenéutica mito-poética indaga ya los alcances de la
fragmentación en una noción pos-cartesiana del cuerpo
en un ciclo mitológico que se inicia con la imagen de
“la mujer fragmentada” (Schultze-Jena, 2010/2014). La
interpretación psicoanalítica usual asocia la reiteración
a la disolución del ego —al yo escindido— quien queda
atrapado en el claustro sonoro y visual de lo Real, no muy
distinto del conductor actual que cambia estaciones de
radio en la autopista, para advertir que la misma canción
novedosa resuena sin cese. Igualmente sucederá con el legado borgeano cuya idea de una Ursprache o
lengua originaria en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius se cumple casi a la letra. “Su concepto del universo” como “serie
heterogénea de actos independientes” lo refleja la lengua. Luego de esta digresión mito-poética, se inicia el
esbozo gramatical.

31
1.
Esbozo gramatical del náhuat-pipil

0. Propósito

Para exponer la tipología náhuat-pipil, se ejemplifican los rasgos antedichos en la “obertura pre-gramatical”.
En primer lugar (I), se describe la omni-predicación que hace de casi toda palabra una “oración nuclear”
(Andrews, 45). Ligada a este primer atributo, se continúa con la determinación que, en corolario de la omni-
predicación, permite que un mismo determinante o artículo modifique un predicado nominal y verbal, esto
es, anteceda una oración completa (II). Así se cumple una “relación de implicación” tipológica que describe “el
genio estructural de la lengua”, a saber: si el sustantivo predica, el verbo nombra (Shibatani y Bynon, 8 y 12).
En seguida (III), se ilustran los verbos conjugados en serie, en réplica de una serialización musical, sea en un
sentido aspectual (III. I.), primero, o en oraciones independientes sucesivas (III. II.). Se prosigue con la oración
ampliada (IV) cuyo orden de palabras peculiar (V – S – O/V – O – S), carece de una marca de caso explícita en
las supuestas frases nominales, verdaderas oraciones, casi yuxtapuestas y cohesionadas por correferencia
con la palabra verbal. Así lo demuestra el uso del aplicativo (IV. I.) que indica la presencia externa de un
complemento indirecto o dativo. En la quinta parte (V), se discuten los locativos o nombres de lugar cuyo
movimiento o estación lo especifica el modelo nocional del verbo en sí. A falta de preposiciones, su función
gramatical la suplen nombres relacionales que se vinculan por correferencia al predicado que acompañan.
En casi toda oración ampliada, los suplementos se adjuntan a una palabra-oración, la única con marcas de
caso a su interior (S – O – V). El modelo actancial de la palabra verbal se proyecta a las supuestas frases
aledañas, verdaderas oraciones en sí mismas. Antes de concluir (VII), se ofrece una digresión de la manera en
que la descripción sintáctica precedente afecta la cuestión poética y, viceversa, la hermenéutica mito-poética
afecta la sintaxis. El apéndice ofrece una lista parcial de los recursos morfológicos del náhuat-pipil.

I. La omni-predicación

El primer principio sintáctico se llama omni-predicación (la idea se retoma de Launay, 1994 y la reitera
Andrews). Presupone que casi todas las palabras del náhuat-pipil son predicados, como ya lo estipula H.
Seiler (1977) para las lenguas norteñas de la familia yuto-nahua. No hay ni sustantivos simples ni verbos
infinitivos. Los verbos siempre se hallan conjugados y los sustantivos, en función predicativa. La clave la
aporta la ausencia de una marca para la tercera persona, teóricamente cero (ø), cuya paradoja clásica la
expresa la ausencia de un símbolo en los números romanos o, en términos da las gramáticas coloniales, está
“subintelecta” (Arte, siglo XVII: Cap. IIII, No. II, Notable 2). Compárese lo siguiente en (1) y (2).

Náhuatl-mexicano Náhuatl-pipil
(1) Soy hombre/mujer (Yo – ser-hombre) ni-takat/siwat
ni-tlactl/sihuatl Eres hombre (Tú – ser-hombre) ti-tlacatl
ti-tlacatl Es hombre (Él – ser-hombre (hombre) ø-takat
ø-tlacatl
X-Y
(2)

ni-choca Lloro (Yo – llorar (literal: Yo - llor)) ni-chuuka


ti-choca Lloras (Tú – llorar) ti-chuuka
ø-choca Llora (El(la) llora; llorar) ø-chuuka
X-Y

32
(la lista completa de los índices de sujeto se enumera en VIII. III. I. Queda sin analizar la distinción
aspecto-temporal entre ambas “oraciones nucleares” como las llama Andrews (45), quien utiliza una
terminología similar: Sujeto (X) – Predicado (Y), al igual que fórmulas más complejas y diagramáticas
en vez de lineales para expresar la jerarquía X/Y, donde Y es el fundamento de X. Basta ejemplificar
la oración nuclear nominal absolutiva: “X = #persona+ …) número —dónde # = frontera de la
oración nuclear, + = frontera entre dos posiciones, … = contituyentes diversos al sujeto—, Y =
+estado(raíz), donde estado = ausencia o presencia del poseedor en el predicado nominal” (46);
Sullivan, 53, para el mismo paradigma en náhuatl-mexicano con saltillo en las formas plurales).

Se anota que el verbo intransitivo como el sustantivo carecen de marca para la tercera persona la cual, por
equilibrio, la restituye un cero (ø). Ni el primero se refiere a un infinitivo, ni el segundo a un sustantivo en sí, ya
que ambos funcionan como predicados que se le atribuyen a un sujeto (Sullivan, 72, “carencia de infinitivo”).
Según el Arte colonial, los índices pronominales —“partículas coniuntivas”— “a mâs de adjuntarse a los
dichos verbos, se anteponen también a los nombres, supliéndose con ellas el verbo Sum”, etc. (siglo XVII: Cap.
IIII, Notable 3). Este primer postulado significa que casi todas las palabras funcionan como predicados (Y) u
“oraciones sin verbo ninguno”, pero con “sentido perfecto” (Carochi, 68).

Por ello, un simple pronombre como ø-naja, “yo”, se traduciría por “soy yo (it is me/I; c’est moi)”, es decir, por
una oración completa que el inglés y el francés calcan casi a la letra salvo por el indicio del sujeto (it/c’). Por
su parte, ni- sería un índice pronominal que clasificaría al náhuat-pipil como lengua a índices pronominales
obligatorios. Inexistente en castellano, la distinción ni-/naja semejaría la del francés je/moi, salvo que el
náhuat-pipil naja ofrece ya una oración en sí: “c’est moi”, “es (soy) yo”. El primero, ni-, es un índice o prefijo
pronominal con una neta marca funcional; —el segundo, naja, es un pronombre independiente sin marca de
función gramatical o de caso, a diferencia de “yo” en castellano que marca el sujeto o nominativo. Ese tipo
de prefijos pronominales como ni- no existen en castellano ni en inglés, los cuales “tienen perfecto sentido
adjuntos” (Arte, siglo XVII: Cap. IIII. No. II).

La indiferencia gramatical de los pronombres independientes la demuestra la oración siguiente (3) que
contiene el de la segunda persona singular, taja, “tú”, en función de complemento indirecto o dativo, sin una
marca explícita de caso, esto es, sin que exista una subordinación como lo dictaminaría una lengua indo-
europea (Sullivan, 62, “puede servir de sujeto y objeto según el caso” en náhuatl-mexicano; tradúzcase “you”
del inglés, ¿sería “tú”, “te” o “ti”, además del plural; viceversa, “yo mimé conmigo” al inglés?). Ya desde el siglo
XVII, se sabe que “los pronombres primitivos […] no se declinan por casos” y poseen una gran “diversidad”
regional (Arte, siglo XVII: Cap. III, No. I).

(3)
ø-taja ni-mets-ilia a tí te (lo) digo/advierto (es-tú yo-te-digo/advierto)
(X – Y)1 (X – Y)2 es-tú yo-te-digo
(Xb – Ya)1 (Xc – Za – Y)2 (a explicar más abajo)
X Y es-tú (a quien) te digo

(4)
ø-naja inté nech-iluj-tuk a mí no me (lo) ha dicho
(X – Y)1 Negativo (X – Y)2 es-yo no él/ella-me-decir-perfectivo
X Y es-yo (a quien) no me ha dicho
(Xb – Ya)1 (Xc – Za – Y)2 (a explicar más abajo)

33
Expandida en (3) y (4), la fórmula inicial X – Y daría cuenta de todas esas oraciones y ambas incógnitas las
traduciría la oposición diádica Argumento – Predicado, incluso en la triple secuencia de un verbo transitivo
a complemento directo auto-contenido por definición (véase: Launay, 1994: 14, quien popone una teoría
“n-ádica” a desarrollar en seguida). No obstante, los dos ejemplos anteriores exponen la necesidad de
expandirla a tres términos por razones de correferencia que mantiene la cohesión entre los argumentos de
dos o más predicados yuxtapuestos. Además, de nuevo desde la colonia, se sabe que “el verbo activo” implica
un “acusativo tácito u expreso”, es decir, un predicado con dos argumentos“ (Arte, siglo XVII: Cap. III, No. I).

(5)
(a)
ni - ta-kwa como algo (yo-algo-com(o))
x - Y/Z-Y
Argumento - Predicado (a expandir enseguida)

Esta oración (5a) esbozaría una relación estrecha entre un verbo transitivo y un sustantivo poseído en (5b),
para utilizar una terminología tradicional. Sin mayor análisis al instante, ambos predicados bivalentes indican
de manera tajante la necesidad de utilizar una estructura triádica: X – Z – Y. Todo “verbo activo tienen antes
de sí un nominativo de persona agente, y después un acusativo de persona paciente, o el que llaman de cosa”
(Arte, siglo XVII, Cap. IIII, Notable 3: 1ª)

(5)
(b)
ni– -mu-kunew, “soy tu hijo/ yo – (ser) tu hijo” (véase VIII. I., para los posesivos).
X – Y se reformularía X – Z – Y, o bien X – (z – Y), indispensable para explicitar la correferencia entre los términos
de oraciones concatenadas. Así, por ejemplo, en (3), la fórmula anterior —(X – Y)1 — (X – Y)2, “es-tú, yo-te-digo”—
se reescribiría (Xb – Ya)1 — (Xc – Za – Y)2, con el objetivo de indicar la correferencia, el subíndice /a/, que señala la
función gramatical de complemento directo u objeto del término inicial sin marca de caso (para ejemplos clásicos
equivalentes, véanse Sullivan, 59-60, ni-mo-cuneuh, quien intuitivamente reconoce la presencia del “verbo “ser”
sobrentendido” en una “frase nominal”, es decir, la omni-predicación, al igual que la traducción de Carochi, 64,
nimopiltzin, “yo soy tu hijo”).

Desde una perspectiva formal, se trata de una reformulación de un antiguo axioma gramatical: O = FN + FV =
FN + (V + FN) = Argumento–Predicado. Bastaría invertir el orden de la segunda frase nominal (FN) y también
reconocerla como verdadero predicado fuera del núcleo verbal. De asignarles un valor funcional de sujeto-objeto-
verbo (S – O – V), se obtendría una clasificación funcionalista canónica al interior de la palabra-oración, donde las
frases nominales resultan ser índices pronominales. Dejando pendiente la posible expansión suplementaria de
los índices de sujeto y objeto para una sección posterior, se anota la clave tipológica esencial que concentra en
el predicado y en sus índices —a head-marking language— las frases nominales que las lenguas indoeuropeas
independizan.

Por el momento, se reitera que la estructura diádica de la hipótesis inicial —FN – FV = Argumento – Predicado— se
amplía en su expansión triádica X – Y – Z, con un predicado (Y) a dos argumentos marcados por índices pronominales
obligatorios: Argumento (X) – Predicado (Y) – Argumento (Z) = Argumento (X) – Argumento (Z) – Predicado (Y).
Tal fórmula no establece equivalencia alguna entre el predicado —un concepto relacional— y el verbo; tampoco
una simetría entre el argumento y una frase nominal o un sustantivo, cuya función la cumplen los índices
pronominales. Alternativamente, se adaptaría la propuesta de H. Seiler (1974: 252 y ss.) quien propone adaptar
el uso de “predicados semánticos” los cuales implican “una, dos o más lugares que se llenan por ARGUMENTOS”.

34
I. I. La omni-predicación II

Hay que restituir la marca gramatical del sujeto en casi todas las palabras que siempre actúan a manera de
predicados. El sustantivo siempre conserva una función predicativa esencial, salvo en su uso vocativo de
apelación o de llamado directo a una persona (véanse: Andrews (148) anota el carácter de género masculino
que adquiere esta construcción (6) en la lengua clásica; Sullivan, 67-69, quien distingue tres vocativos y
Carochi, 44). En esta construcción el sustantivo se despoja de su terminación absolutiva como en (6).

(6)
¡láma! ¡vieja! ¡chúle! ¡viejo!

Tal sería el axioma fundador, a saber: nombrar es predicar. Consiste en atribuirle una serie de características
culturalmente definidas a una cosa o a un individuo particular, juzgado como preexistente. Se trata de un
procedimiento complejo que se explicita así: «existe un “x” tal que ese “x” es sv; en sv existe un “y” tal que ese
“y” se llama A; este señor A es buen compañero (primera predicación que justifica lo siguiente); por tanto,
debo apoyar sv». Toda palabra náhuat–pipil lleva la marca (ø-) de su carácter predicativo originario.

La equivalencia predicativa del verbo con el sustantivo establece un paralelismo en su función referencial, es
decir, en su capacidad de nombrar objetos o entidades. Para la rama norteña de la familia yuto-nahua, a este
postulado Seiler (1977: 10) lo llama “principio descriptivo” al transformar “una proposición en argumento”, el
cual establece una distinción tipológica esencial entre la rama norte de la familia yuto-nahua/azteca y los
idiomas indo-europeos. El rasgo tipológico Seiler lo deduce del cahuilla, lengua de California, cuya gramática
describe en una amplia monografía. Así una prenda de vestir de uso cotidiano —“el pantalón”— se dice
páj-ani-ve-l, cuya raíz páj significa “ir” y proseguida por el sufijo causativo –ine se glosaría “hacer ir; meter;
introducir”. Por etimología, el pantalón se glosa “lo que se mete/introduce o se hace entrar (the thing I cause
to go in)” (338). Igualmente, en náhuat-pipil, el ave que anuncia el fin del invierno —xu-pan, o estación
verde y de lluvias— se denomina a-tsakwa-ni, “azacuán”, agua-cubrir/cerrar-agentivo, “(es) el agente que
cierra/cubre el agua” (véase: ni-k-tsakwa, “lo cierro”, el objeto “agua”, aa-t, funciona como índice de objeto
incoporado ante la raíz verbal).

De tal manera, al retomar la primera oración transitiva citada en (5a) —nitakwa, “yo-algo-como”— para
conjugarla en la tercera persona singular, sería posible nominalizarla en su integridad hasta volverla nombre
de un animal bastante conocido. Un simple diminutivo —el sufijo -tsin— nominaliza una palabra verbal u
oración completa, es decir, vuelve una relación argumento-predicado en un nuevo argumento cuyo sentido
restringe el contenido general de la oración nominalizada (Seiler, 11). Por tanto, (5) se transforma (7).

(7)
ø-ta-kwa él/ella/ello-algo-come
X — Y / X – (Z – Y)
(ø)-ta-kwa-tsin el pequeño (que) algo-come (la zarigüeya, el tacuazín).

Asimismo, el postulado derivativo se aplicaría al sufijo agentivo, -ni,, te-kwa-ni, “el jaguar”, es decir, “el
(actuante) que come gente”, de ø-te-kwa, “él/ella-gente-come”; o bien a la forma pasiva, ta-kwa-l, “la comida,
lo comido” (para ejemplos clásicos, véanse, Carochi, 174; Sullivan, 121-126). La complejidad de este proceso
en náhuatl-mexicano, la describen Sasaki (2012) y Seiler (255), quien lo llama “operador lambda” al transformar
una expresión relacional de uno o más argumentos en un nuevo argumento. Así, al conservar el índice de

35
complemento, la lengua clásica distingue têmictiãni, “el que mata a personas”, de tlamictiãni, “el que mata
bestias”, al igual que têcõni, “cosa que se debe cortar”, de tlatêcõni, “el instrumento para cortar” (Carochi, 175
y 180, sin contar el agentivo pasivo, los derrivados del pretérito (200), etc.).

El nuevo argumento se prestaría a recibir una predicación específica según la misma fórmula diádica o
triádica, ahora reiterada: (X — Y/ X – (Z – Y))X — Y. A la supuesta frase nominal (FN) de un idioma indoeuropeo
le corresponde un predicado —una oración completa— que asume la función de argumento, tanto así
que en la lengua clásica casi “se confunden” los “agentivos pretéritos” con los “pretéritos de los verbos”: (in)
tlanamacac, “vendió algo; el/la que vende algo” (Lockhart, 54). Este mismo principio descriptivo se aplica a (1)
—un sustantivo simple como ø-takat, “es hombre”— ante todo al considerar que la misma raíz se utiliza para
“nacer, brotar”: taka-ti. Acaso “ser hombre” se glosaría “el que nace/brota” o, de resultar válida una hipótesis
del historiador mexicano A. López-Austin (212-213), existe un complejo campo semántico que, en la lengua
clásica, sugeriría glosar el término como “el disminuido, el que disminuye”, de tlac(o), “es mitad” (Siméon, 571).

En síntesis, existe una equivalencia predicativa entre el sustantivo y el verbo que los identifica como
predicados lógicos (Y) de uno o dos argumentos ( X – Z) según la fórmula X – Y para los monovalentes y
X – Z – Y para los bivalentes. Estos argumentos se expresan al interior de la palabra verbal o nominal y todo
suplemento exterior —como los pronombres independientes— carece de una marca funcional o de caso.
Por ello, las frases nominales (FN) de las lenguas indo-europeas son índices internos a la palabra. Por su
función predicativa conjunta, el sustantivo y el verbo comparten un rasgo adicional, a saber: la capacidad de
nombrar una entidad al definirla. A esta característica común se dedica el siguiente apartado II.

II. La determinación

II. 0. La cuestión

Ligada a la tipología omni-predicativa del náhuat-pipil, se describe otra característica que lo distingue
de las lenguas indo-europeas, ante todo, del idioma castellano que le sirve de referencia gramatical. En
primer lugar se recapitula la posibilidad de nominalizar una oración completa por la adición de sufijos
que se preverían exclusivos de las raíces nominales: el diminutivo y el agentivo por ejemplo en (7). En
segundo lugar se explica la determinación por la partícula ne, llamada “artículo definido o demostrativo”
por tradición. Se anotará que al anteponerse a una oración —sea a un predicado nominal o verbal— este
enunciado completo nominalizado funcionará como argumento, sujeto o complemento de un predicado
distinto, esto es, la frase nominal (FN) que el apartado anterior analiza ya como una oración completa. Por tal
razón, al correspondiente náhuatl-mexicano de dicha partícula, in, J. R. Andrews (41-42) sugiere designarlo
“adjuntor”, ya que su presencia facultativa señala que una oración completa cumple el papel de frase nominal
(FN) adjunta al predicado principal. Centzontli in mic, “murieron cuatrocientos/son cuatrocientos los que
murieron (ser-uno-cuatrocientos artículo él/ella-morir-pretérito)”, donde el “artículo” hace que la oración “él-
murió”, ø-mic, funcione como suplemento nominal del predicado “son-cuatrocientos” (Andrews, 150). Por
su parte, J. Lockhart (2001: 58) lo llama “subordinador general”, ya que transforma una oración entera en
“dependiente de una estructura mayor”. Ambos postulados prosiguen el dictamen de Carochi (68) para quien
“esta partícula in, es frecuentísima en esta lengua […] sea artículo singular, y plural [sea] relativo”.

II. I. La nominalización

La sección I anterior establece la equivalencia predicativa de un verbo y de un sustantivo que, como en (1) y
(2), van precedidos de un mismo índice de sujeto. Por sus múltiples corolarios, este principio fundacional se

36
reitera antes de avanzar a la siguiente etapa. Queda sin analizar la distinción tajante —el tiempo-aspecto-
modo (TAM)— que le atribuye un carácter específico al predicado verbal como acción compleja. En verdad,
el sistema TAM “difiere de manera tan considerable del castellano” (Lockhart, 116), que merecería un amplio
trabajo adicional, a la vez que complicaría las fórmulas. Por el momento, basta recordar un segundo
postulado tipológico del náhuat-pipil. El paso de un predicado monovalente (1) a otro bivalente (5) obliga a
que la palabra-oración marque siempre los dos argumentos. Sea “comer” en (5a) o “ser hijo de” en (5b), ambos
exigen un par de prefijos, nominativo-acusativo el primero, nominativo-posesivo, el segundo, agrupándose
bajo una misma fórmula lógica simplificada: X – Z – Y = Argumento – Argumento – Predicado.

En todas las variantes nahuas, resulta imposible eliminar ambos argumentos —el castellano “como”— al igual
que excluir uno de ellos, el inglés I eat. En (5a) la transitividad implica el paso, el tránsito, de la acción del
sujeto (ni-) al objeto (ta-), cuya presencia conjunta jamás puede quedar implícita. También se observa que al
conjugar (5a) a la tercera persona singular, se obtiene (7), donde la marca del sujeto es cero (ø-). Se recalca
que ese índice pronominal vacío establece que casi toda palabra simple —ø-takat en (1)— funciona como
una verdadera oración. En breve, todo sustantivo simple es un predicado nominal; todo verbo en la tercera
persona, un presente indicativo.

Igualmente en (7) se observa que en la palabra-oración puede realizarse una nominalización, sea al añadir un
sufijo diminutivo, -tsin, en (4a), sea otro de carácter agentivo para derivare dos sustantivos distintos, a saber:
(ø)-ta-kwa-tsin, “el pequeño (que) algo-come (la zarigüeya, el tacuazín)”, de ø-ta-kwa, “él/ella-algo-come” y (ø)-
te-kwa-ni, “el (causante) que come gente (el jaguar)”, de ø-te-kwa, “él/ella-gente-come”. Según Andrews (593),
en el náhuatl-mexicano, así se forman los nombres propios al nominalizar un enunciado completo, a menudo
compuesto de dos o más oraciones nucleares conjuntas, a saber: Cuãuh-temõ-c, “es el que descendió como
un águila” (594), donde al predicado principal temõ, “descender”, en el pretérito, temõc (Karttunen, 223), se le
incorpora el sustantivo cuãuh-tli, “águila”, en función adverbial.

La equivalencia predicativa del verbo con el sustantivo establece un paralelismo en su función referencial,
es decir, en su capacidad de nombrar objetos o entidades. Para la rama norte de la familia yuto-nahua, a
este postulado Seiler (10) lo llama “principio descriptivo”, el cual transforma “una proposición en argumento”.
Una oración completa se vuelve sustantivo simple, el cual ofrece una derivación imposible en castellano que
traduciría (7) por “(es) el comeloncito (de algo)”, sin un prefijo de complemento directo (ta-) ni una cópula en
traición de la glosa literal.

No sólo las marcas gramaticales —nominativo/acusativo— ocurren al interior de la palabra verbal hecha
oración. También esta misma oración completa se vuelve argumento —un sustantivo simple, en terminología
indo-europea— para adoptar una función gramatical específica, tal cual la de sujeto por correferencia en la
oración expandida (8).

(8)
øa-ki-tsutsun [ne te-kwa-ni]a la golpea el jaguar (la puerta)
él/ella-lo/a-golpear artículo algo-comer-agentivo
[X a – Z b – Y] ne [[X – Z – Y]agen]a ne [[X – Y] – [X – Y]]]b
(él-la-golpea, el (causante) que come gente), donde el subíndice /a/ marca la correferencia entre el índice de
sujeto y el suplemento, y el suplemento de objeto, correferente a ki-, la puerta, queda a explicitar.

Se trata del principio descriptivo que prevalece sobre un simple rótulo indefinido que se le asigna a una
entidad cualquiera, al nombrar el jaguar por ejemplo. Asimismo, en (8) se aplica el principio de omni-
predicación el cual manifiesta que la supuesta frase nominal de sujeto —un verdadero “suplemento” según

37
Andrews (143)— es una oración completa nominalizada, tal cual la explicita la fórmula lógica. Esta última
oración se halla adjunta al verbo y ligada por correferencia como lo señala el subíndice /a/, sin una marca
funcional o de caso nominativo que la subordine.

Aún más, el objeto que el jaguar golpea en (8) se llama ne ø-ten-kal, “la puerta”, por el principio de omni-
predicación, “la que es puerta”, ya que toda palabra es un predicado. Y, por el principio descriptivo, la simple
palabra “puerta” se glosaría literalmente “es la abertura/boca-casa”. Conjugando ambos principios se obtiene
“la que es abertura/boca-casa; la que es la abertura/boca de la casa”. Literalmente, la oración (8) expandida
diría “él-la-golpea, el causante que come gente, la que es la abertura/boca de la casa”: øa-kib-tsutsun ne te-
kwa-nia ne ten-kalb. Esta glosa la justifica la fórmula lógica que desglosa en (8). Por último, ne —“artículo”
o “adjuntor”, según Andrews— obliga a interpretar los predicados nominales “jaguar” y “puerta” como
suplementos adjuntos a la palabra verbal, la única que marca la diferencia gramatical o de caso.
En síntesis, se concluye lo siguiente:

1. toda palabra es un predicado, salvo ciertas partículas, a esta característica se le llama principio de
omni-predicación.
2. por este axioma fundador, la palabra verbal corresponde a una oración completa con marcas
gramaticales explícitas al interior; el sustantivo, a una oración ecuativa completa.
3. las frases nominales suplementarias son verdaderas oraciones adjuntas, a menudo marcadas por ne.
4. el vínculo de unión entre la palabra verbal y los suplementos lo establece la correferencia, en vez de
la función gramatical explícita, inexistente por fuera de la palabra hecha oración completa (Lockhart
en Carochi, 73, “la correferencia ecuativa y la correferencia posesiva” determinan la sintaxis náhuatl-
mexicana).
5. es posible nominalizar una oración completa —coincidente con la palabra verbal— para derivar nuevos
términos o predicados nominales que, a su vez, funcionan como argumentos u oraciones adjuntas a
otra palabra verbal, o bien a otro predicado nominal.
6. por estos postulados, la omni-predicación invalida el axioma gramatical que establece una
correspondencia directa entre una noción categorial —el verbo y la frase nominal—o léxica —el
verbo y el sustantivo—, por una parte, y otra de carácter relacional, el predicado, el sujeto y el objeto
(Gast, 177). La fórmula indoeuropea [V]pred — [FN]o difícilmente se traspone a oraciones como (5) u (8),
sea porque se olvidan las marcas funcionales internas al verbo (V), sea porque el objeto adjunto no
corresponde a una simple frase nominal (FN), ni posee una marca de caso que le otorgue tal relación
fuera de la correferencia.

Estos rasgos instituyen una distinción tipológica radical entre el castellano u otra lengua indo-europea, y el
náhuat-pipil o las lenguas de la familia yuto-nahua/azteca. A continuación se describe otro rasgo distintivo
del náhuat-pipil. Se trata de un corolario adicional de la omni-predicación y del principio descriptivo —
esbozados anteriormente— que permiten la nominalización de oraciones enteras gracias a la anteposición
del artículo o “adjuntor”.

II. II. La determinación

Tanto un sustantivo determinado —antecedido por el artículo definido, ne— al igual que una oración
completa, precedida por el mismo artículo, cumplen una función referencial y nominal la cual proviene de
su idea predicativa: “el profesor = el que profesa”; “el presidente = el que preside”, etc. Por ello, si Campbell
interpreta tal palabra como “artículo” y “pronombre relativo” (56-57 y 128-129; Carochi, 68, “sea artículo” o
“relativo”), los textos de Schultze-Jena no lo contradirían. Una propiedad de la omni-predicación consiste en
que el mismo artículo introduce un sustantivo o una palabra verbal, ya que ambos son predicados de una

38
entidad definida. Se destaca el artículo para visualizarlo en las oraciones complejas extraídas de los relatos
mito-poéticos. A tales relaciones de correferencia, Andrews (149-ss.) las llama “suplemento” opcional que
facilita en el náhuatl-mexicano la expresión “entrecruzada” del inglés.

(9)
najaa nia-kb-kuj-ki NE kaawayub NE ti-kb-ita-k yaaluwa yo compré el caballo que viste ayer
(Campbell, 260).

yoa yoa-lob-comprar-pretérito artículo caballob artículo tú-lob-ver-pretérito ayer


(soy yo yo-lo-compré es el caballo es el (que) tú-lo-viste ayer). Nótese el uso de ne antecediendo un sustantivo
y una oración completa, la cual podría funcionar como argumento de un verbo (“el (que) tú-lo-viste ayer lo
compré”). Donde los subíndices /a/ y /b/ marcan las correferencias cohesivas y justifican las fórmulas triádicas
por razones correferenciales: (X – Ya)1 – (Xa – Zb – Y)2 ne (X –Yb) ne (Xc – Zb – Y)3 Adverbio, en contraste con (4)
= (Xb – Ya)1 — (Xc – Za – Y)2

(10)
yawi-t miak i-uan yaja NE gi-chiwa-t se yuwalu, ki-chiwa-t naka-tamal uan NE ki-yaj-kawa-t NE siwapil, ki-tal-
ia-t i-tajku kan taka-ti-k-nemi NI at

Van muchos con él/ella quienes hacen una fiesta, hacen nacatamales y quienes abandonan a la muchacha, la
sientan al centro donde estaba naciendo el agua.

ir-plural muchos posesivo-compañía él/ella artículo lo/a-hacer-plural una fiesta, lo/a-hacer-plural, lo/a-
hacer-plural carne-tamal compañía artículo lo/a-abandonar/ofrendar artículo muchacha, lo/a-sentar-plural
posesivo-medio donde nacer-causativo-pretérito-existencial artículo agua.

Van muchos con él/ella, los que hacen una fiesta, hacen nacatamales y los que abandonan a la muchacha, la
sientan al centro donde estaba naciendo el agua.

Nótese el uso reiterado del artículo o demostrativo ne, antecediendo a una secuencia verbal o a un sustantivo.
Igualmente funcionaría como oración “los (que) la-abandonan (a) la muchacha la-sientan…”.

Sean las secuencias nominales —ne kaawayu (9), ne siwapil (10)— y las verbales —ne ti-k-ita-k (9), ne ki-
chiwa-t (10) ne ki-yaj-kawa-t ne siwapil (10)— las cinco frases podrían funcionar como argumento, de igual
manera que sus correspondientes castellanas: “el (que es) caballo”, “la (que es) muchacha” y las verbales, “el
que viste”, “los que hacen” y “los que abandonan a la muchacha”. O, si se prefiere, todas esas series predicativas
complejas cumplen el requisito de funcionar como argumento (X) de un predicado (Y).

De tal equivalencia predicativa —la del verbo y la del sustantivo— se obtendría que (11a) se invertiría en
(11b):

(11)
(a)
ne yawi ø-mets-ilia — ne ø-tet la que va a hablarte (es) la (que es) piedra
(artículo va te-decir artículo piedra)
ne X — ne Y / donde cada término corresponde a una oración en sí por lo que la fórmula ampliada sería: (ne
(xa-y) - (xa-z-y) ) X – (ne (xa-y)) Y

39
(11)
(b)
ne ø-tet — ne yawi ø-mets-ilia la (que es) piedra (es) la que va a hablarte
ne Y — ne X = (ne (xa-y) Y — (ne (xa-y) - (xa-z-y) ) X.

Se trataría de una reversión en espejeo en la cual la orientación primaria hacia el verbo se voltea hacia el sujeto
o argumento el cual, a su vez, también se expresa por un elemento predicativo: ø-tet, “es piedra”. Viceversa,
el complejo verbal también funcionaría como frase nominal o argumento: “la que va a hablarte/la que te
hablará/la que va te habla”, acaso señalando una inversión X — Y hacia Y — X semejante a la reversión que
ocurre durante el acto de habla, Yo — Tú. Se trata del “isomorfismo de la estructura bipartita” Argumento —
Predicado (Launay, 1994: 30). En (12), un ejemplo adicional basta para asegurar la recurrencia de esta doble
aparición del artículo o demostrativo ne en una oración, ante un compuesto verbal y ante un sustantivo a la
vez:

(12)
ne ø-ki-chiwa ne ø-chukulat es (ella) la que hace el (que es)
chocolate
(artículo/demostrativo lo/a-hacer
artículo/demostrativo chocolate).

Donde ne refiere a se síwat ma-yawi tisi [ne kakawat] tik se metat (una muchacha que vaya a molerlo [el cacao] en
un metate), esto es, a “una muchacha” quien previamente “muele” el cacao “en un metate” antes de procesarlo,
a petición de los hombres. Otro segundo ejemplo (13a) añadiría una tercera secuencia antecedida por el
artículo determinado, en la cual la relación genitiva entre la primera y la segunda se halla sobreentendida, de
manera paratáctica, sin posesión alguna que la marque en la gramática de superficie, mientras entre ambas
y la tercera media una relación atributiva.

(13)
(a)
ne tajkua ne miki-nia ne kia-kwika-t Es la mitad del muerto la que traen (donde /a/ =
correferencia)
la mitad del muerto (es) la/lo que
traen (la (que es) mitad, el /la (que es
muerto/a), el/la (que) lo/a traen).

Si la “restricción de no-definición” describe una de las propiedades del “predicado” (Launay, 1994: 5 y 81), la
oración anterior parecería constituirse por tres argumentos en serie, en concatenación (ne (X –Y) – ne (X – Y)
– ne (X – Z – Y)), cuya determinación descalificaría la presencia misma de un predicado (Y) independiente: “la
que es mitad — el que es muerto — la/o que traen” (Sullivan, 258: Tlalocan tecutli … quichihua in ticua, in tiqui,
“El señor del Tlalocan … hace lo que comemos, lo que bebemos (es(tá)-Tlalocan, es-señora … éla-lob-hace, (es
lo que comemos)b, (es lo que bebemos)b”). Su único enlace lo establecería la correferencia estricta /a/ entre
el objeto (ki-) del último verbo nominalizado y los argumentos nominales anteriores, a saber: (Xa – Y)1 – (Xa
– Y)2 – (X – (Za – Y )3. La misma tesis de Launay la mantiene Lockhart al afirmar que el predicado verbal “que
comienza con in depende de una estructura más amplia” la cual, salvo por el relato mismo, se halla ausente en
el ejemplo anterior (Lockhart, 2001: 58). Este mismo autor las llamaría “sustantivos” ligados por “correferencia
recíproca sin verbo” (45).

40
Por tanto, en (13a), las tres secuencias corresponderían a una relación genitiva por aposición —entre la
secuencia de subíndices /1/ y la /2/— mientras la /3/ se llamaría oración relativa, donde toda subordinación
cede ante el doble principio de determinación y de correferencia como rector de la sintaxis y de las funciones
de caso en el náhuat-pipil (Lockhart, 2001: 46, “in crea una oración relativa”). En efecto, esta tendencia hacia
la nominalización extrema representa una triple serie de argumentos, cuya correferencia /a/ remite al índice
pronominal de objeto del verbo principal enlistado en (13 b), la única palabra verbal sin un antecedente
determinado, ne.

(13)
(b)
ø-kia-takulia-t ne mayul se lo obsequian al mayordomo
él/ella-lo/a-obsequiar/regalar-plural artículo/demostrativo mayordomo (Campbell, 445 deriva ta-kulia de ta-
kululua, “algo-enrollar”).

Literalmente, la oración completa se glosaría así: “la que es mitad, la que es muerto, la que traen, la obsequian/
regalan, el que es mayordomo”. Se presupondría una tendencia hacia la nominalización o determinación en
serie. La expresión de oraciones yuxtapuestas se prosigue por la de argumentos concatenados, los cuales
los completan en seguida el núcleo verbal principal. En vez de una subordinación o de marcas de funciones
gramaticales, la gramática náhuat-pipil se organiza por parataxis correferencial. De esta manera se alcanzan
los límites de la sintaxis náhuat-pipil para derivar en la poética.

II. III. Final

La determinación en náhuat-pipil configura una esfera muy diversa a la de las lenguas indo-europeas que le
sirven de paradigma. El artículo definido, demostrativo o “adjuntor” ne —in en náhuatl-mexicano— convierte
un predicado nominal o verbal, es decir, una oración completa en argumento suplementario de otro
predicado. Entre las oraciones en parataxis —frases nominales por asimilación indoeuropea— no existe una
jerarquía gramatical. La cohesión entre los enunciados la establece la correferencia entre los términos más
que la subordinación funcional que sólo existe al interior de la palabra verbal hecha oración. Por esta razón
—y por los rasgos estipulados en la sección “II. I. La nominalización”— existe una distinción tajante entre la
tipología lingüística del náhuat-pipil y la del castellano (para ejemplos náhuatl-mexicanos de in antecediento
predicados verbales complejos, véase, Lockhart, 2001: 57 y 58 y ss.).

III. Serialismo sintáctico: el aspecto

A esta doble característica inicial —omni-predicación y determinación— se añade la presencia de verbos


conjugados en serie. Tal cual lo calca el idioma coloquial salvadoreño, el náhuat-pipil prefiere yuxtaponer
los verbos —repitiendo el sujeto en cada predicado— en vez de subordinar los verbos pospuestos al primer
verbo principal a menudo auxiliar. Anótese también que a la ausencia del infinitivo se agrega la del gerundio,
el cual lo expresan dos verbos conjugados yuxtapuestos. Los compuestos ejemplificados a continuación
conforman una unidad aspectual, vinculados por la correferencia del índice de sujeto en ambos verbos. Sólo
para el primer ejemplo se ofrece la fórmula lógica, la cual puede deducirse en los siguientes gracias a la glosa
literal.

(14) (a)
ti-k-chiwa ti-nemi tú-lo-haces tú-estás; lo estás haciendo (náhuat-pipil)
Xa – Z – Y — Xa – Y (Carochi (170), nitlaquàtinemi, “ando de continuo comiendo”;

41
nótense tres diferencias: 1) el cambio de sentido, 2) el conectivo o
enlace -ti-, 3) el verbo nemi no se conjuga)
(b)
ni-k-chiwa-ni-nemi yo-lo-hago-yo-estoy; lo estoy haciendo (náhuat-pipil)

Igualmente sucede con los imperativos, los cuales la lengua coloquial salvadoreña yuxtapone en serie
contraponiéndose al castellano estándar. Parecería que el náhuat-pipil privilegia las “series secundarias de
formas” que “constituyen las conjugaciones direccionales”, mientras la lengua clásica prefiere “las formas
fundamentales” (Launay, 1979: 214-216; Sullivan, 113, uso de sufijo, “ir” y “venir”, en vez del segundo verbo
conjugado).

(15)
xi-wi xi-k-ita ven a verlo/a (vení velo/a).
(Véase la lengua coloquial salvadoreño: “vení, bañate”; o más largo aún: “andá, bañate, vestite, comé y te vas”,
calco sintáctico del náhuat-pipil, o bien “está va de dormir; duerme mucho”).

En vez del gerundio, existe una construcción que Schultze-Jena llama “presente prospectivo”, a la cual se
añadirían múltiples expresiones aspectuales que utilizan dos verbos conjugados en serie, sea que el primero
exprese la acción y el segundo agregue una modalidad adverbial, aspectual u otra, viceversa. Interesa que al
presente simple, niknutsa, “lo/a llamo”, se añaden varios presentes compuestos —progresivo, retrospectivo
(venir) y prospectivo (ir)— que multiplican los tiempos verbales simples hasta ofrecer una idea compleja de la
temporalidad como un proceso continuo más que puntual. De nuevo, se trataría de compuestos aspectuales
que forman una unidad —casi en difrasismo— vinculados por la correferencia del sujeto verbal (Sullivan, 259-
261, para ejemplos correspondientes en náhuatl-mexicano sin conjugar el segundo verbo direccional, “ir” y
venir”, además de añadir una “ligatura”, -ti- (255), entre el verbo principal y el auxiliar, ausente en náhuat-pipil).

(16) (a)
niknutsa-niaw yo-lo-llamo-yo-voy; lo voy llamando (prospectivo)
(b)
niknutsa-niuts yo-lo-llamo-yo-vengo; lo vengo llamando (retrospectivo)
(c)
niknutsa-(ni)nemi yo-lo-llamo-está/estoy; lo estoy llamando (progresivo)
(d)
nimukwepa nipanu yo-me-vuelvo yo-paso; vuelvo a pasar, me
acontece, me sucede de nuevo
(e)
tiau talkui vas lo traes; vas a traerlo.

A menudo sólo uno de los verbos —el principal— lleva la marca personal del sujeto, sobre todo si el primero
expresa un sentido aspectual como el segundo y tercer ejemplos a continuación (17 b y 17 c). A lo sumo, la
concordancia se limita al número en exención de la persona.

(17)
(a)
tiawit temet tinaliat vamos nosotros envían; vamos a
enviarlo (raíz, títan)

42
(b)
tamit tikpakat terminan lavamos; terminamos de
lavarlo
(c)
pejket tinejnemit empezaron caminamos; empezamos a
caminar (Carochi (168) enlista ejemplos clásicos: nipëhua
nitlaqua, “comienzo como”).

Pero la tendencia a la serialización la reitera la secuencia de un verbo auxiliar y otro que se interpretaría
subordinado como (17d) y (17e), a la cual se añade una secuencia similar en náhuatl-mexicano (17f ), para
establecer contrastes en seguida entre las dos lenguas.

(17)
(d)
¿ti-k-neki ti-tekiti? ¿tú-lo-quieres tú-trabajas?; ¿quieres trabajar?
(náhuat-pipil)
(e)
nikneki nitaketsa yo-lo-quiero yo-algo-levanto/hablo; quiero
conversar

(f )
ni-ticitl ni-yez yo-doctor — yo seré/estaré; seré doctor (náhuatl- mexicano) (Launay, 1994:
54). Su correspondiente “mexicano vulgar” lo enuncia el Arte (siglo XVII: Cap.
IIII, Notable 3): nitali niez, “soy-tierra, yo-seré,; seré tierra”, aunque “algunos no
suelen reduplicar las partículas pronominales”. Para otros ejemplos clásicos,
véase Carochi (64): nixolopìtli ninocuepa, “me vuelvo tonto; yo-(soy)-tonto,
yo-me-vuelvo” y Olmos (93), nitlazcualtilli onicatca, “hízeme discípulo; soy
discípulo/prohijado, yo fui”.

Esta tendencia a ofrecer dos verbos conjugados en serie establece una neta distinción entre el náhuat-pipil y
el náhuatl-mexicano. En muchas instancias, el idioma clásico aglutinante se vuelve aislante como lo describe
el contraste de ambas estructuras verbales a continuación:

náhuatl-mexicano náhuat-pipil
verbo principal dos verbos conjugados en serie
enlace -ti- ø
auxiliar conjugado en tiempo y persona idem.
nicchïhticâ (ni-k-chiih-ti-kaa’) ni-k-chiwa-ni-nemi

(Launay, 1979: 254 (14b que se reitera por el contraste


estructural, además del uso de nemi
en vez de câ).

(véanse también: Carochi, 166, 170 y 288; Lockhart, 2001: 38 y ss., así como Sullivan, 255 para ejemplos
adicionales).

43
Acaso si resulta “inusitado que una lengua yuto-nahua/azteca exhiba contrucciones verbales seriales”
(García, 13), el náhuat-pipil correspondería a esta tipología que se considera excéntrica a la matriz náhuatl-
mexicana clásica. La cuestión que permanece en dilema es si esta dispersión de la aglutinación hacia lo
aislante describe un cambio reciente o, por lo contrario, la actitud despectiva del autor del Teomachitilizti —el
“pipil, lengua de muchachos, que usa de pedazos de vocablos mexicanos”— no sólo describe un juicio de
valor y jerarquía social, un hecho normativo. Ante todo especifica su estructura serial, un hecho descriptivo
(véase Intermedio I). Este paso de lo polisintético a lo aislante sólo se reconoce para el náhuatl-mexicano
central, ya que se ignora la “lengua de muchachos” periférica, al establecer una “perspectiva tipológica del
náhuatl” (Flores Farfán). Si lo aislante sólo se debe a la influencia castellana (Flores Farfán), o resulta de una
tendencia igualmente periférica e “infantil (pipil)”, es un argumento abierto al debate y a la documentación
historiográfica.

**

Por último, la composición de dos verbos en serie más sui-géneris se relacionaría a la expresión de una idea
compleja, tal cual lo anticipa (16d). Parecería que el clásico difrasismo náhuatl-mexicano encontrara en esos
compuestos su expresión actual. Hasta el momento no existe un solo estudio al respecto (véase: Montes de
Oca, 1997, para un estudio clásico en náhuatl-mexicano y Sullivan 16-17; para su posible carácter poético
universal: Borges, “Las Kenningar” en Historia de la eternidad).

(18)
ti-kwika-t t-alkwlia-t traemos y lo colocamos = lo ofrecemos
Xa – (Z) – Y + Xa –( Z) – Y = Z

Con este último ejemplo se opera un salto de los compuestos puramente aspectuales a la expresión de un
contenido disímil. Esta ruptura engendra la sucesión de verbos conjugados propiamente dichos, ya que no
se vinculan sólo por la expresión de un sentido aspectual particular. La repetición serial por correferencia
reemplaza la subordinación.

III. I. Serialismo sintáctico: verbos independientes en serie

A esos ejemplos comunes de dos verbos con carácter aspectual se agrega otro que contiene tres verbos
conjugados en serie según el modelo referido de la música repetitiva. Aun si los ejemplos no restituyen
la marca cero (ø) de cada palabra o predicado, la traducción literal se encarga de recordar la necesidad de
restaurar su presencia.

(19)
na ni-yawi ni-mu-kwepa ni-k-ilpia voy a volver a
amarrarla (Campbell, 1985: 137).

yo yo-voy yo-mismo-volver yo-la-amarrar (soy yo, yo voy, yo
me vuelvo, yo la amarro)

(20)
naja nikan ni-wits ni-mets-nawa-tia
yo aquí vengo a informarte

44
es-yo aquí yo-venir yo-te-informar-causativo (es-yo, aquí, yo
vengo, yo-te-lo informo)

(21)
ini místun ni-kwika ni-k-ilpij-tuk ni-mik-tia

demostrativo gato yo-lo-llevo yo-lo-amarrar-participio/perfecto yo-lo-morir-causativo

este gato lo llevo, aquí amarrado para matarlo (este gato lo llevo, lo he amarrado, lo mato/hago morir). Nótese
que el complemento directo antepuesto carece de una marca funcional acusativa la cual se deduce de la
correferencia con el índice correspondiente de los tres verbos en serie.

Recuérdese la advertencia en inglés —“you drink, you drive, you loose”— la cual establece una secuencia
conjugada ternaria semejante o el publicitario, “How to get to Manhattan? Save, Save, Save”, que sugiere repetir
tres veces lo mismo como en casi cualquier canción pop a la moda. Acaso la anteposición del pronombre
independiente en (22) —naja, “yo”— se interpretaría como una focalización —inversión en espejeo— sea
cual fuere su función gramatical en la oración, esto es, en la palabra-oración.

(22)
naja ni-awa ni-mu-kawa ni-tekiti Lo que soy yo voy a quedarme trabajando

es-yo yo-ir yo-reflexivo-quedar yo-trabajar (soy-yo yo-voy yo-me-quedo yo-trabajo)

Si acaso se cree que tres verbos en serie resulta una acumulación asombrosa, nótese el ejemplo siguiente (23),
en el cual la saturación alcanza un límite extremo de cinco verbos seriales, luego de otros dos que anteceden
la cadena de conjugaciones reiteradas.

(23)
su naja ni-weli ni-kal-aki uan ni-mu-kwepa ni-kisa niw-ni-panu ni-mets-ilia…

si yo puedo entrar y vuelvo a salir, pasaré a contarte…

(si soy-yo, yo-puedo, yo-casa-entro, es-compañía, yo-me-vuelvo, yo-salgo, yo-voy-yo-paso, yo-te-cuento…).

La reiteración que encuentra Schultze-Jena, la reconfirma Lyle Campbell años después (137). La sucesión
paratáctica tiende a reemplazar casi toda subordinación y, en el ejemplo siguiente (24a), el gerundio o aspecto
progresivo, mencionado anteriormente en (14a y 14b). La correferencia del sujeto plural discontinuo (ti-…
-t) establece la armonía secuencial de esas oraciones. Igualmente, en el trabajo de Arauz (108) se encuentran
secuencias semejantes de verbos conjugados en vez de las subordinaciones infinitivas que se esperaría por el
modelo castellano que sirve de referencia gramatical, tal cual en (24b)

(24)
(a)
ti-k-chiya-t ti-nemi-t ne a:-t pal ti-ta-tu:ka-t.

we are waiting for the rain so that we (can) plant (esperamos la lluvia/agua para sembrar)
(nosotros-lo/a-esperamos nosotros-estamos eso-es es-agua es-beneficio nosotros-algo-sembramos).

45
(b)

ni-ka-kuj-tuk kaxtuli see peetata, ni-ka-kuwa ni-neemi chiknaawia, keexki ni-ka-kuwa-s pal ni-ka-piya-s sen-
puwa-l chikweya

he comprado dieciséis petates, estoy comprando nueve petates, ¿cuántos compraré para tener veintiocho?
(yo-lo-he-comprado quince-uno petate, lo compro, estoy, es-nueve, ¿es-cuánto lo-compraré es-beneficio lo-
tendré es-veintiocho?)

yo-lo-comprar-perfectivo quince uno petate, yo-lo-comprar yo-estar nueve yo-lo-comprar-futuro es-


beneficio yo-lo-tener-futuro uno-contar-pasivo ocho (nótese que la marca del plural recae en el número)

En síntesis, la secuencia de verbos conjugados en serie reemplaza toda subordinación. Su vínculo lo establece
la correferencia que cohesiona toda secuencia predicativa. Tal cual lo ejemplifica (24b), la reiteración del
subíndice /a/ insiste en la cohesión interna de los verbos en secuencia.

IV. La oración ampliada

De las oraciones anteriores se deduce que al interior de la palabra verbal existe una marca de caso que
distingue el sujeto del complemento directo: ni-mets-, “yo-te”; “ti-k…t, “nosotros-lo/a” (véase VIII. III, más abajo,
para una lista completa de ambos índices, los de sujeto y los de complemento u objeto). Ese postulado lo
establece la sección I en la conclusión. Lo interesante de la tipología náhuat-pipil es que las frases nominales
externas a la palabra verbal carecen de toda marca de caso, tal cual lo muestran los pronombres personales
independientes anteriormente citados en (3) y (4) en esa misma seción inicial: taja y naja. El sujeto y el objeto
externos a la palabra-oración se distinguen por una simple jerarquía nocional, o bien por su posición estricta
como en inglés, pese a que la primera hipótesis sea más factible. De hecho, se trata de verdaderas oraciones
yuxtapuestas que mantienen una cohesión por correferencia. Su carácter suplementario se anota ya para el
náhuatl-mexicano (Andrews, 137 y 141; nótese que se trata de una reversión de la perspectiva tradicional,
“presencia forzosa del prefijo de objeto”, Sullivan, 55). Así se observa en (25).

(25)
ø-qui-cua in piltontli in nacatl el niño come la carne (náhuatl-mexicano)

(el lo come, el que es niño, la que es carne)

he child eats meat (he eats it, the one who is a child, the thing that is meat) – (náhuatl-mexicano) (Launay,
1994: 48).

Así funciona la lengua clásica en la oración anterior (25), al igual que el náhuat-pipil en las dos siguientes (26)
y (27). Ambas lenguas muestran una misma tendencia hacia el orden verbo–sujeto-objeto (V – S – O) en la
oración con suplementos —la cual aparece muy raras veces— y sujeto-objeto-verbo (S – O – V) al interior de
la palabra-oración, la única con marca de caso o de función gramatical.

(26)
ø-ki-ma ø-ne ø-kunew ø-uni ø-siwapil
el/ella-lo/la-golpear mi hijo esta muchacha

46
la golpea mi hijo (el sol) a esta muchacha (la luna). Nótese que la correferencia no borraría la ambigüedad
entre el sujeto y el objeto, ya que se trata de dos argumentos animados en la tercera persona. En todo caso,
sólo la cuestión de género daría cuenta del asunto.

(él/ella-lo/la-golpea, el que es mi hijo, la que es esta muchacha).

(27)
ø-ki-tsutsun ne te-kwa-ni ne ten-kal

él/ella-lo/a-tocar artículo/demostrativo artículo/demostrativo


alguien-comer-agentivo abertura-casa

golpea el jaguar la puerta.

(él1-la2-golpea — el (causante) que es el comedor de gente1 — la que es abertura-casa2).


Donde los numerales marcan la correferencia paratáctica la cual, aunada al carácter animado del primer
argumento, disuelve toda ambigüedad. Se reitera la oración (8) para ejemplificar un aspecto distinto: el
orden de palabras, es decir, de oraciones nominalizadas.

Si de esos ejemplos se deduce que al orden canónico de la oración le correspondería V – S – O —en oposición
al S – O – V de la palabra verbal hecha oración— es una cuestión que se deja sin resolución. A la estructura
lógica obvia, la presente descripción subraya la configuración de superficie para anotar la diferencia
tipológica náhuat-pipil. Por ello, las supuestas frases nominales externas a la palabra-oración carecen de
una marca funcional que las clasifique en su papel nominativo y acusativo, interpretándose como oraciones
en su carácter paratáctico o yuxtapuesto, a saber: (Xa – (Zb – Y))1 — (X – Ya)2 — (X – Yb)3, con relaciones de
correferencia, subíndices /a/ y /b/, entre los componentes de cada oración. En la gramática de superficie,
no habría subordinación sintáctica sino aposición paratáctica vinculada por correferencia. Por ello, el
complemento puede anteponerse —focalizarse, se diría— gracias a un pronombre independiente que carece
de una función gramatical específica, como se menciona con anterioridad en (3), (4), (20) y (22). El ejemplo
siguiente (28) agrega una oración adicional al respecto.

(28)
yaja ne ki-tekima-t ne tepewa Es a él a quien mandan los Tepehuas (O – V – S)
(Es-él/ella, es (a quien) lo/a-mandan, son los Tepehuas)

él/ella artículo lo/a-mandar/presidir artículo tepehua

La existencia de contra-ejemplos —con una colocación alternativa V – O – S— no sugeriría un orden fijo


prevalente sino, en la oración ampliada, la jerarquía nocional o la carga semántica de los argumentos parecería
dictar su función gramatical de sujeto u objeto: hijo > muchacha (26); jaguar > puerta (27); Tepehuas > él/
ella (28) y esposo > ropa en el ejemplo (29) a continuación. En los relatos mito-poéticos náhuat-pipiles, los
paradigmas de ambos tipos de oraciones — V – S – O vs. V – O – S — son tan exiguos que se dificultaría proponer
un orden específico como el prevalente y el otro como derivado. De proseguir la sugerencia de Lockhart
(2001: 81), el “término orden de palabras difícilmente se aplicaría”, ya que “la mayoría de los sustantivos y los
verbos” funcionan como verdaderas oraciones adjuntas, más que como “palabras en inglés” y en castellano.

47
(29)
k-ix-ti-k ni kwech-pala(n) ni xulujiw se quitó la ropa el esposo
lo/a-salir-causativo-pretérito artículo/demostrativo ropa artículo/demostrativo esposo-posesivo

En síntesis, a falta de una marca funcional en los argumentos aledaños a la palabra verbal hecha oración,
la jerarquía nocional de tales adjuntos parece prevalecer. Lo central a la tipología lingüística del náhuat-
pipil consiste en que las presuntas frases nominales suplementarias de sujeto y objeto son verdaderas
oraciones a igual derecho que la palabra verbal con la cual marcan su cohesión por correferencia. No existe
subordinación alguna —marca gramatical explícita— en la secuencia de suplementos. No en vano, reiterando,
para el náhuatl-mexicano, Lockhart (2001: 81) asienta que “el término mismo de orden de palabras se aplica
difícilmente” a una lengua cuyo “complejo verbal” o nominal contiene casi todas las funciones gramaticales
al interior.

IV. I. El aplicativo

Incluso el objeto indirecto no lo marca una frase nominal independiente. Lo señala una terminación aplicativa
en la palabra verbal, -(i)lía, que condensa la oración en su conjunto. La supuesta frase nominal que señala el
complemento indirecto o beneficiario de la acción no lleva marca de caso dativo y, de nuevo, se interpreta
como una oración en sí. Si teóricamente la inclusión del aplicativo permitiría el uso de un verbo bitransitivo,
a tres argumentos —por ejemplo, kuwilia (Campbell, 90), “A comprarle B a C”— los paradigmas discursivos
tienden a proseguir un modelo transitivo, a dos argumentos. A la vez, en el ejemplo (30), tampoco existe una
marca genitiva o de posesión entre “señor” y “bosque”, la cual queda sobreentendida por simple aposición.

(30)
nu síwau ø-nech-ix-ti-li-k ne tekuyu kujtan a mi mujer me la quitó el Señor del
Bosque

mi mujer me-salir-causativo-aplicativo-pretérito artículo señor bosque

(la que es mia mujer, élb mea quitó, el que es el señorb, es el bosqueb).

Si la doble presencia de un causativo (-ti) y un aplicativo (-li) implicaría también un complemento dual, la
palabra verbal muestra restricciones tan estrictas que contradicen la presuposición de ampliar la valencia de
dos a tres argumentos. Lo confirman los derivados transitivos de la raíz miki, “morir”, en el ejemplo siguiente
(31).

(31)
ti-nech-mik-ti-lia se ni nu pilauan me mataste a uno(s) de mis hijos

tú-me-(los)-morir-causativo-aplicativo un(os) artículo/demostrativo mis hijos


(tú-mea-mataste es/son uno(s) de misa hijos).

El paso de miki, “morir”, a mik-tia, “matar” y luego a mik-ti-lia, “matarle”, sólo incrementa la valencia verbal del
intransitivo al transitivo, de la monovalencia a la bivalencia. La probable trivalencia —“me lo(s) mataste”,
en castellano— no se manifiesta al interior de las marcas funcionales en la palabra verbal. Simplemente, el
aplicativo hace que el único prefijio de complemento —nech-, “me”— ya no remita al directo o acusativo, sino

48
al indirecto o dativo (Carochi, 62, “c y qui son incompatibles con cualquier verbo que tenga los semipronombres
[los índices] pacientes de la primera, y segunda persona”; y 63, “cuando rigen dos casos al menos uno de ellos
está afuera del verbo”). El acusativo lo expresa un argumento aledaño con una correferencia con el índice
verbal por el adjetivo posesivo, marcado por el subíndice /a/.

A continuación se enlistan otras oraciones que redondean el argumento de la falta de una marca funcional
en la supuesta frase dativa. Asimismo, nótese que una reduplicación le atañe a la raíz verbal en (32 a), sin
implicación alguna para el único prefijo de objeto definido (ki-). De manera similar sucede en (32 b), en la
cual el prefijo de taj-kalia posee un carácter derivativo más que propiamente de objeto indefinido. De nuevo,
la valencia verbal no sobrepasa la simple transitividad, esto es, la presencia de dos argumentos: sujeto +
complemento, sea directo o indirecto.

(32)
(a)
ki-taj-tan-ilia-t tei ki-kwa-t ne lama-chin le pidieron/solicitaron de comer a la señora

lo/a-reduplicación-pedir/solicitar-aplicativo-plural qué lo/a-comer-plural artículo señora-diminutivo

(le piden, es-qué/eso, lo comen, la que es señora/viejita).

(32)
(b)
ka ne ki-taj-kal-lia ni tan ne siwa-pil-tsin quién le introduce/tala el diente a la muchacha

quién artículo lo/la-algo-casa-aplicativo


artículo-posesivo diente artículo mujer-niño-diminutivo
quien es, el que le-introduce — el que
es su diente — la que es muchacha

Se reitera la falta de tres argumentos en la palabra verbal, la cual no la propicia ni la presencia de un sufijo
causativo, -ti(a) —en las primeras dos oraciones antes citadas (30) y (31)— ni la reduplicación de la primera
sílaba, taj-, en la tercera (32 a) y cuarta (32 b). Si teóricamente el prefijo de objeto indefinido, ta-, “algo”,
marcaría el segundo argumento de un verbo bitransitivo, la presuposición casi siempre falla (Launay, 1994:
159-165), salvo en casos excepcionales como el siguiente (33a).

(33)
(a)
ø-ki-t(a)-al-ku-lia-t ne indio se lo traen a los indígenas (el plural se
deduce del contexto, pero la correferencia
señala un singular)

lo-algo-venir/hacia aquí-tomar-aplicativo-plural artículo indígena


(se-algo-hacia/aquí-portan — el que es indio)

Asimismo debería demostrarlo el uso del reflexivo con el mismo objeto indefinido en (33 b), ya que no se
permite la presencia de dos prefijos definidos de complemento, antecediendo a la raíz verbal. Pero, de nuevo
en (32 b), se constata que la presencia de ta- verifica una derivación más que una declinación funcional, salvo

49
quizás en casos excepcionales como (33 c) y (33 d). Pero también ambas oraciones se prestan a la sospecha
de exhibir un prefijo de objeto indefinido fosilizado.

(33)
(b)
nemi-k se ta-pewa-ni, kis-tuya mu-ta-temu-lia había un cazador que salía a
buscar alimento

existencial-pretérito un algo-cazar-agentivo, salir-imperfecto reflexivo-algo-busca-aplicativo

(hubo un cazador, salía, se-buscaba es-beneficio; dónde tatemulia, “buscárselo; buscar dondequiera”,
Campbell, 470).

(33)
(c)
mu-ta-pets-ti-lía-t se desnudó

reflexivo-algo-desnudar-causativo-aplicativo

(33)
(d)
ki-ta-mut-ili-k tik ne ten le aventó la piedra
lo-algo-tirar/aventar-aplicativo-pretérito

En efecto, como prefijo “fosilizado” —en palabras de Campbell, para múltiples verbos náhuat-pipiles como
(33 b)— el objeto indefinido deriva verbos con un sentido distinto al original, a saber: ketsa, “parar/alzar”,
taketsa, “hablar/algo-parar/alzar”, tajtaketsa, “fabular/algo-algo-parar/alzar”, resultando difícil establecer una
separación entre la declinación y la derivación como lo propone Andrews para el náhuatl-mexicano (174).
Otros ejemplos similares serían: takwika, “cantar”; tajpiya, “cuidar, vigilar”; tajtani, “preguntar”, etc. (para
ejemplos adicionales, véase, Campbell, 1985: 436 y 469 y ss). Por ello, casi no habría tres lugares —en una
lengua que no distingue los dos complementos directos e indirectos en la morfología— sino sólo existiría
una distinción por jerarquía semántica y correferencia fuera de la palabra verbal (Arte, siglo XVII: Cap. IIII, 3ª,
“los semi-pronombres de pacientes […] también sirven de dativos”). En todos los ejemplos anteriores, más
que una frase nominal, el dativo lo expresa una oración en sí que se distingue por su animación y carácter
humano, mientras que el acusativo se identificaría con lo inanimado. La bitransitividad —una palabra verbal
marcada con tres argumentos, sujeto complemento directo e indirecto— sería un fenómeno sintáctico
aledaño. Por ello, sólo se encuentra en la secuencia ki(n)-ta- y mu-ta, con un segundo prefijo indefinido que
suele dotarse de una carácter derivativo, o bien actuar como elemento fosilizado: takwika, “cantar”. Para
la lengua clásica, tal cual lo especifica Olmos (111), la secuencia de “dos casos” de objeto sólo se permite si
“ninguno de ellos está especificado” —nitetlacuilia, “tomo algo a alguno”— o uno sólo, nictlacuailia in Pedro,
“tómole algo a Padro”. De lo contrario, al definir ambos complementos, al verbo le son “quitados las partículas
te, tla”: niccuilia in Pedro ytotilh, “tómole a Pedro sus gallinas”.

***

En la palabra verbal, la concentración de funciones gramaticales se caracteriza por una restricción estricta de la
valencia verbal. El sufijo aplicativo que debería permitir secuencias pronominales triples —como la castellana

50
yo-te-lo, etc.— no suele rebasar la doble valencia, es decir, la presencia de dos pronombres, el de sujeto y el de
complemento u objeto. El náhuat-pipil se clasificaría como una lengua a “valencia fija” y restringida (Launay,
1994: 149 y Lockhart, 113). La frase/oración nominal dativa —exterior al núcleo verbal— carece de marca
funcional. Sólo se identificaría por correferencia con el pronombre de objeto en (30), por un desplazamiento
funcional del índice pronominal, de directo a indirecto, o por su jerarquía semántica en (32 a).

Los datos de María de Baratta confirman esta restricción al carecer del empleo del aplicativo y usar verbos
como ilwia, “decir”, como un solo complemento correferencial: ni-mitsa-ilwi nusan siwapila, “te (lo) dije también
muchacha” (Lara-Martínez y McCallister, 126). Ni siquiera la doble presencia de un acusativo y un aplicativo
— ix-ti-lia en (30) y mik-ti-lia en (31) — le aumenta la valencia interna a la palabra verbal. Únicamente señala
que, por fuera de ella, hay un nominal que desempeña la función acusativa, a menudo correferente. Sólo
existen casos marginales como (33 a) con un prefijo de objeto indeterminado, ta-, cuyo carácter derivativo
limita una amplia bitransitividad. Acaso, en el náhuat-pipil, la reconocida “fusión de tla” a la raíz verbal
posee un mayor grado de derivación que en el náhuatl-mexicano dejando un margen muy reducido para
la bitransitividad (Andrews, 71). Estos procedimientos hacen que la palabra verbal condense un sinfín de
funciones gramaticales, pero con limitaciones precisas. El verbo o “marco verbal” restringido funciona como
palabra-aleph que concentra casi todas las funciones gramaticales de sus presuntos satélites, las frases
nominales, relacionales u otras que dependen de él, verdaderas oraciones yuxtapuestas, sin una marca
de su función gramatical explícita. Al cabo, la aglutinación de funciones gramaticales le impone fronteras
estrictas a la valencia verbal. A continuación se aplica este postulado —el de un marco verbal estricto o aleph
borgeano— a los verbos de movimiento.

V. De los locativos

¡Oh polvo elemental que me ignoras!… Enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria…

V. 0. La cuestión

En la lengua náhuatl-mexicana clásica, existe una neta distinción entre un sustantivo o nombre de una entidad
—“(ser)-casa”, cal-li, por ejemplo— y un locativo —Mexi-co, “mexi-locativo” (etimología incierta, Karttunen,
145 y Launey, 57; pero “en el lugar del ombligo de la luna”, Andrews, 500)—, o bien cal-li contrasta con cal-
pan, “dentro/en la casa”. Así sucede en muchos nombres de pueblos y ciudades de El Salvador, cuyo sufijo
los clasifica como topónimos: isal-ku, “izalco” (Carochi, 76, ãcalli, “canoa”; ãcalco, “en la canoa”, etc.). Además
el sufijo locativo cobra un sentido temporal: tuunal-ku, “verano, en el lugar del sol”. Morfológicamente, se
diferencia una “cosa/entidad”, por un sufijo absolutivo, de un “lugar”, por un sufijo locativo (Andrews, Launay,
Lockhart, 2001, Sasaki y Sullivan, 175-177, quien provee una lista de topónimos y gentilicios).

Acaso esta categoría gramatical —entidad-locativo— centralizaría la atención que una perspectiva latino-
céntrica traspone al buscar la diferencia del género y la del plural. Si el género ni el número existen en el
artículo definido y el adjetivo ingleses —a veces tampoco en el verbo— menos aún se perfilaría lo castellano
en el náhuat-pipil. Para una entidad, este mismo argumento —distinta categoría nominal— lo reitera la
distinción entre el absolutivo —aa-t, “agua”— y la doble posesión, nu-aa(-w), “mi agua” y nu-aa-yu, “mi jugo/
líquido (inalienable)”, esto es, “mi secreción”, o bien esti, “sangre”, i-se-yu, “su sangre” (véase: el locativo apan,
etc.). Para le lengua clásica, desde la Colonia se sabe que si “hay nombres que no pueden estar” sin un posesivo,
“hay otros nombres que no se pueden juntar” a tal categoría (Olmos, 25), por ejemplo, noaxca, “mi propiedad”,
empero, no existe el posesivo de Metztli, “luna”, ni de “los nombre de ídolos, pueblos, ríos y nombres propios”.
En contraste, el cuadro siguiente recapitula algunas categorías gramaticales del sustantivo.

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Sustantivo
Castellano Náhuat-pipil
Género – Número Absolutivo – Posesivo(s) – Locativo(s) – Vocativo
ejemplo (6))
No-predicativo Función predicativa,
--- Omni-predicativo (toda palabra es
una oración completa, i.e, kal/calli,
“es (una) casa/son casas”)

Concentrándose en la categoría gramatical del locativo, a continuación se explica su empleo peculiar como
complemento adjunto, suplementario de un verbo. Esta neta distinción de categorías gramaticales —género
y número en castellano; absolutivo, posesivo(s), vocativo y locativo(s) en náhuatl-mexicano y náhuat-pipil—
convida a establecer una diferencia tipológica radical en la declinación del sustantivo entre las lenguas
romances y las lenguas nahuas.

V. 0. I. Del movimiento y la estación

Para expresar el movimiento hacia o desde un sitio, los verbos ejemplares son “ir” (à|) y “venir” (|à), los cuales se
conjugan comparativamente en el presente a continuación en (34) y (35). El primero expresa un movimiento
prospectivo; el segundo, otro retrospectivo, tal cual lo explicitan las flechas anteriores.

(34)
Presente de “ir”
náhuatl-mexicano náhuat-pipil
niyãuh tihuî(h) niyaw(i) tiyawit
tiyãuh anhuî(h) tiyaw(i) anyawit
yãuh huî(h) yawi yawit
(Andrews, 96; Carochi, 158; Karttunen, 331; Launay 52 y Lockhart, 2001: 65; además de la vocal larga /ã/ o
corta /a/, nótese la distinta terminación singular y plural, -t en náhuat-pipil).

(35)
Presente de “venir”
nihuîtz tihuîtzê niwiits tiwiitset
tihuiitz anhîtzê tiwiits anwiitset
huîtz huîtzê wiits wiitset
(Andrews, 93; Carochi, 164; Karttunnen, 90; Launay, 52 y Lockhart, 2001: 65; ante todo, las lenguas difieren en
la manera de expresar el plural).

Como los locativos se caracterizan por una terminación que los identifica, no requieren ninguna marca
adicional en la oración. A justo juicio, son auto-locativos (para ejemplos clásicos, Carochi, 92, Lockhat, 2001:
74 y Sullivan, 140). Por ello, al anteceder un verbo de estación (-||-) o de movimiento, se hallan desprovistos
de toda partícula introductoria, es decir, de aquello que una gramática indo-europea llamaría “preposición”,
cuya presencia se vuelve obligatoria en la glosa hasta opacar el original. “Casi todo indicio de dirección en
el movimiento la contiene el verbo”, acaso en réplica de los índices pronominales en el verbo transitivos, los
únicos que marcan las funciones gramaticales (Lockhart, 116).

52
(36) Mexìco ninemi “vivo en México”
(37) Mexìco niyãuh “voy a México” (Launay, 52 y Andrews,
512; para un ejemplo castellano colonial,
véase Lockhart, 116: “Coaticpac estã”).

Además, por esta misma característica auto-locativa —adverbial diría una gramática castellana— no pueden
cumplir la función de sujeto ni de predicado. De este segundo axioma se deriva (38).

(38)
(a)
Mexìco nitlatta en México veo algo

(b)
Mexico tlapachoa en México algo-gobierna
(Carochi, 92; Karttunen, 182 y 288)

No se ve México, sino se mira algo en México; tampoco se gobierna México sino se rige en ese lugar, por
la misma lógica que el castellano expresaría “aquí veo algo (raro)” en vez de “veo (el) aquí (raro)”. Andrews
distingue un rasgo topográfico —Tepzõlatl, “nombre de un río”— del locativo mismo, Tepzõlac, “en el río
de dicho nombre” (495), de igual manera que se diferencia el locativo, Mexì-co, del gentilicio, mexica-tl. El
rasgo topográfico y el gentilicio poseen un sufijo absolutivo, -tl, como si se tratase de una “cosa/entidad”; el
locativo, un sufijo, -c(o), que lo identifica como tal. Habría una doble distinción, morfológica, el sufijo terminal
y un posesivo, y sintáctica, el comportamiento en la oración (Sasaki, 290). Nujnu-iix, “(son) mis ojos”, nu-iix-
pan, “es(tá) ante mí (mi-ojo-locativo)”, tal cual el uso del plural en la primera expresión náhuat-pipil.

Por la exigencia auto-locativa, se requiere el uso de un demostrativo —“aquí”, lugar donde está el hablante,
o bien “ahí”, lugar donde no está el hablante— para establecer distinciones en la orientación del predicado
hacia o desde un lugar.

(39) nican Mexìco huîtz aquí a México viene


(40) õmpa Mexìco huîtz ahí de México viene.
(Launay, 55; y Sasaki, 294, para ejemplos adicionales: quimihcalqueh… in nicãn Mêxihco, “pelearon aquí en
México”; cholohqueh Mêxihco, “huyeron de México”; Sullivan, 75, hualcalaquizque nican Mexico, “entrar(ían)
aquí (a) México” y Olmos, 152 para ejemplos con pampa, pan, tech, etc.).

Desde la época colonial, Carochi (92) establece que “para el nombre de otro pueblo” —Quauhtitlan, por
ejemplo— “no son menester otras preposiciones”, ya que para “bastan los verbos” de estación o de movimiento.
Por ello, Sasaki adopta la terminología de “neutralidad direccional (path neutrality)” para caracterizar el náhuatl-
mexicano, y “marco verbal radical (radically V-framed)” para las lenguas de la familia maya, aún más centradas
en el núcleo verbal como palabra-oración. En esta familia también existe una falta de “diferenciación entre
inicio, término y localización fuera de” la “raíz verbal” (Bohnemeyer, s/p).

V. 0. II. El enunciado lógico

Para la lengua centroamericana, el uso de demostrativos no sólo lo reiteran los documentos coloniales, sino
que su empleo permanece vigente en la lengua coloquial del presente antes de la preposición locativa “en”
y de otras similares, i.e., “aquí en…”; “ahí en…”, tal cual en (39) y (40). La falta de preposiciones en el náhuat-
pipil resulta un fenómeno incomprendido, tanto que J. R. Andrews (444) habla de “respuesta etno-céntrica”

53
al imponer categorías indo-europeas a las lenguas indígenas. Por ello, en (41) no existe preposición alguna,
sino un demostrativo que localiza el pueblo en el lugar del hablante.

(41) tewantin alcaldes iwan regidores nikan chimanit San Domingo Mixco
nosotros los alcaldes y regidores aquí (en el) pueblo Santo Domingo Mixco (León Portilla, 44 y Lockhart, 116,
“la omisión de “en” con los toponímicos en los textos” coloniales).

Asimismo, en el ejemplo (41) anterior i-wan, se traduce como la conjunción “y”, pero de antecederle el posesivo
de la primera persona ø-nu-wan, “es mi compañía; está conmigo”, funcionaría a semejanza de la preposición
“con” en castellano, tal cual siempre se glosa. Esta equivalencia inusitada —“conjunción (y; se añade)” y
“preposición (con)”— implica una distinción tajante entre las categorías gramaticales del náhuat-pipil y las
del idioma que, por su traducción, le sirve de referencia. No en vano, en la lengua clásica, de -huãn, “junto y
en compañía de otro”, se deriva huãnti, “le convida, le invita” (Karttunen, 81), al igual que huãmpoh, “prójimo,
compañero” (Andrews, 447 y Siméon, 743). El término clave es el de nombre relacional, tal cual lo explicita la
glosa literal anterior, el cual funciona como un predicado bivalente, es decir, posee dos argumentos: X [ser/
estar-compañía de] Z.

Por las secciones precedentes, se recuerda que casi todas las palabras funcionan como predicado y, por tanto,
-wan y los otros nombres relacionales a ilustrar también lo son (véase: Apéndice VIII para un listado parcial).
Anteriormente descrita, esta característica tipológica se llama omni-predicación, la cual parece ser un rasgo
común de la familia yuto-nahua/azteca (para la rama norteña, véase Seiler). Por ella, la oración ti-yaw ø-nu-
wan, “vas conmigo”, literalmente se glosaría “tú vas, es mi compañía” (Olmos, 152, nouan tiaz, “es mi compañía,
tú irás”; viceversa, Carochi, 76, mohuãn niaz, “iré contigo, en tu compañía; es tu compañía, yo-iré”). Se trata
de dos oraciones yuxtapuestas en secuencia lógica, paratáctica, donde el sujeto vacío e impersonal /ø/ de la
segunda oración remite por correferencia directa a la primera. Sea entonces (42) la formulación lógica de tal
enunciado dual:

(42) (X – Yp)a – (X a – Z – Y)
donde X – Z = Argumentos + Y = Predicado. El subíndice /a/ marca la correferencia; el subíndice /p/ la
prospectividad del primer predicado, “ir”. “La representación del movimiento” —el paso del hecho a la
lengua— no presupondría que “todo escenario pueda” simbolizarlo una sola oración simple” en todas las
lenguas del mundo (Bohnemeyer, s/p).

Además, la oración relacional semeja la posesiva ya que ambas presuponen la existencia obligatoria de dos
argumentos para explicar la idea misma de relación o de posesión. Por tanto, la traducción canónica de ø-ia-
weyka ne siwata, “el cuerpo de la mujer”, traiciona su contenido pleno que literalmente dice “es-sua-cuerpo
la que es mujera”, de igual manera que ø-ia-nawa-k ne ø-i-xuleyua se glosaría “es-sua-cerca/junto el que es-su-
esposoa”, si se desea entender la estructura sintáctica náhuat-pipil en vez de adaptarla a la castellana, “junto/
cerca de su esposo”.

La fórmula lógica (42) explicita la cohesión por correferencia entre ambos términos de la ecuación, marcada
por el subíndice /a/. Asimismo, la fórmula señala el carácter prospectivo ( |), el subíndice /p/, o bien
retrospectivo (| ), subíndice /r/, de un verbo de movimiento opuesto. Igualmente sucedería en el caso de
un verbo de estación /e/ cuya falta de movimiento debe marcarlo el modelo actancial. Este último rasgo
direccional resulta tan esencial como señalar la mono-valencia de un verbo intransitivo (X – Y = Ni-Choka
= Yo-llor(o)), o la bivalencia obligatoria del transitivo (X – Z – Y = Ni-ki-Kwa = Yo-lo/a-Com(o)). Con esta
explicación previa, en seguida se revisa un conjunto de oraciones náhuat-pipiles para ejemplificar el uso
de dos partículas, llamadas “preposiciones”, y de dos nombres relacionales que acompañan a los verbos de

54
movimiento y de estación (sobre el desarrollo de preposiciones, véase: Lockhart, 15-17: en “la etapa 3” de la
Colonia, “1640-50”, el náhuatl-mexicano comenzó a aceptar preposiciones” afectando “la sintaxis”).

V. I. Los locativos

Si por la omni-predicación cada palabra se hace oración simple —ø-kal, “es (una) casa”— en contrapunto,
por la complejidad del verbo toda conjugación se hace oración compuesta: ni-ki-kwa, “me lo como”. Las
supuestas frases nominales suplementarias a la palabra —oraciones también— parecen yuxtaponerse más
que subordinarse y se cohesionan por la correferencia formulada en (42): ø-ki-kwa ne ta-kwa-l, “él/ella-lo/a-
come, la que es comida”. Interesa reiterar que cada palabra verbal muestra una constelación o aleph borgeano
de cuya proyección surge un complejo nudo de relaciones gramaticales internas. Estas subordinaciones
interiores no se expanden hacia las frases aledañas —inexistentes en verdad— como se esperaría de un
modelo indo-europeo que marca las diferencias de caso en tales sintagmas anexos al verbo. Tal cual el
aleph, la palabra verbal es un universo en sí, un sistema solar con sus propios satélites. Si se prefiere una
terminología técnica, el aleph borgeano corresponde sino al “marco verbal radical” de Sasiki, al menos a un
“marco verbal restringido”, tal cual lo revalidan los locativos a continuación, lo que en inglés técnico se llama
un “head-marking language”.

No en vano, los nombres relacionales —los cuales corresponden a las preposiciones de las lenguas
occidentales— a menudo no marcan una distinción entre el movimiento retrospectivo (| ), la permanencia
misma (-||-) y el prospectivo ( |) (véase “Apéndice”, para una lista parcial de estos nombres relacionales). Le
atañe al esquema nocional del verbo señalar toda distinción. A esta característica Schultze-Jena (45) la llama
“bipolaridad”, ya que no apunta hacia “ninguna dirección […] sino un punto fijo neutral de movimiento”,
anticipada por Carochi (328) quien apunta el uso del “mismo adverbio [nicãn] para decir, lo que en romance,
aquí, de aquí,, y de por quí”, al igual que sucede con oncan, “de allí, por allí”, etc. De mantener el principio de
omni-predicación, esta indiferencia resulta del carácter oracional mismo de la supuesta frase preposicional,
tal cual se formula en (9). A continuación se examinan las partículas tik y ka, en primer lugar, y dos nombres
relacionales: -chan e ijtik, en seguida.

V. I. I. Las partículas tik y ka

En náhuat-pipil, la “preposición” tik marca un “punto fijo neutral de movimiento” cuya estación, prospectividad
o retrospectividad se recupera por el valor actancial del verbo, tal cual lo indican las flechas y barras en las
oraciones siguientes (Campbell: tik, “en, de” (505). Nótese que la traducción de Campbell no distingue entre
la estación /en/ y el movimiento prospectivo /de/ que, por el principio de omni-predicación, se interpretaría
como una oración en sí.

(43)
ka ø-k-ix-tia pukti tik i ten

donde (hacia fuera el volcán) saca humo de su boca (| )

donde él/ella-lo/la-salir-causativo humo nombre relacional su-boca


(donde él/ella-hace salir humo, es de/a, es su boca).

(44)
ume ø-kuj-kunet ø-kupankis-ket ajku tik se ø-kwawit

55
dos niños subieron dentro de un árbol ( | )

dos reduplicación-niño ellos/ellas-subir-pretérito/plural arriba nombre relacional un árbol

(45)
ø-nech-tilan tik ni at me succiona dentro del agua ( |)

él/ella-me-succionar/chupar en/de artículo agua

(46)
ne kuj-kuwat inte ø-wel-it tik ni at, kwakuni ø-kisa-t tik ni at

las serpientes no pueden quedar dentro del agua (-||-), entonces salen fuera del agua (|à)

la(s) reduplicación-serpiente no ellos/ellas-poder-plural nombre relacional un-su agua (-||-) entonces ellos/
ellas-salir-plural nombre relacional un-su agua

(47)
se siwa-tijlan i-wan se ukich-tijlan nemi tik ne chulal

una gallina y un gallo están en el corral ( -||-) (Arauz, 55; Geoffroy Rivas, 1969: 34).

un mujer-pollo posesivo-compañía un varón-pollo estar en/de un corral

En seguida, se ejemplifica la partícula ka, la cual demuestra la misma indiferencia que tik ante la estación o el
movimiento del verbo. En ciertos casos prospectivos ( |) —ki-wika-k i-chan; kin-wika-k ka i-chan, “lo(s) llevó
a su casa”— su presencia parece facultativa (naka-ket i-chan, “se quedaron en su casa” (-||-)).

(48)
(a)
ti-k-wika-t ka te-chan lo llevamos al pueblo (à|)
(b)
ni-wits ka Ixtsalku vengo de Izalco (|à)
(c)
weli semaya ka tayuwa es posible sólo de noche (-||-)

La partícula ga/ka también funciona como subordinación —ki-pia-k miak ka kin-tekima-t ne Tepewa, “los
Tepehuas tienen/tenían muchos (animales) que comanda(ba)n (lo/a-tener-pretérito mucho partícula lo/
as-mandar-plural artículo Tepehua)”— al igual que como preposición o nombre relacional, inté pewa-nimi
ka yaja-san, “no inicia su existencia en sí mismo (no comienza-existencial partícula él/ella-mismo)”. Estas
oraciones complejas quedan sin explicación por el momento, mostrando un traslado de la partícula auto-
locativa a la subordinación. Acaso, existiría una indiferencia sintáctica entre el complemento locativo y la
oración subordinada, señalando la complejidad gramatical del primero que toda traducción empaña, bajo
una preposición obligatoria en la lengua indo-europea de referencia.

56
V. I. II. Dos nombres relacionales

A defecto de preposiciones, su función la suplen nombres relacionales. A semejanza de la bipolaridad de


las partículas anteriores, el sustantivo locativo –chan, “hogar/vivienda/madriguera” (Campbell, 184), chez en
francés— demuestra su indiferencia a la distinción entre prospectividad, estación y retrospectividad en la
serie de oraciones siguientes. Las flechas y las barras indican el movimiento y la estación, auto-contenidos
en el modelo actancial del verbo, al cual el nombre relacional le resulta indiferente, ya que es una oración
autónoma en sí. Como se especifica anteriormente, la correferencia con el antecedente verbal —de estación
o de movimiento— determina el sentido ilativo o elativo de la oración relacional.

En primer lugar, se ejemplifica la palabra –chan, “casa, vivienda (francés, chez)”, cuya auto-localización no
especifica orientación alguna: va chez lui — je suis chez lui — viens chez lui. De nuevo, como en francés, le
compete al nódulo actancial del verbo especificar la función gramatical de la frase locativa, de igual manera
que en la oración transitiva completa sólo al interior del verbo se marca la distinción funcional entre el sujeto
y el objeto (para ejemplos adicionales con -tech, “al lado de”, véase: Schultze-Jena, 2014: 45-46).

(49)
(a)
yajki i-chan ne fue a su vivienda ( |)
(él/ella-fue, es su casa; il/elle alla, c’est chez lui; he/she went, it’s his/her house/home)

(b)
yajki ichan ne xuret fue a casa del viejo ( |)
(él/ella fue, es su casa, el que es viejo; il/elle alla, c’est chez lui; celui qui est vieux; he/she went; it’s his/her
house/home; the one who is an old man). (Campbel, 1985: 129 y 133; ahsi-ke-t i-chan, “llegaron (a) su casa”).

(c)
nemik ume umey tunal in-chan estuvo diez días en su vivienda (-||-)
(él/ella estuvo, son dos, son sus manos, es día/sol, es su casa…)
(d)
nikan te-chan […] intiaka gi-pia-tuya aquí (en el) pueblo nadie tenía
in tukey nombre (-||-). (Campbell, 1987: 271, ni-nemi nu-
chan, “estoy en casa”)
(nótese el uso locativo del demostrativo “aquí”).

(e)
ni-kis-ki chan yejemet salí de su vivienda (| ).
(salí, es su casa, son ellos; je sortis, c’est chez eux, ils sont; I went out, it’s their house, they are an entity).

Pero la vocación auto-locativa de -chan no le impide asumir la función de sujeto de la oración ya que —tal
cual se anticipa— la aposición paratáctica parece suplantar casi toda subordinación sintáctica. Este rasgo
lo diferenciaría del náhuatl-mexicano clásico, idioma en el cual “un locativo no puede ser ni el sujeto ni
el predicado de un sustantivo (Launay, 54 y Sasaki), pero los datos son demasiado exiguos para afirmarlo
de manera contundente (para un indicio del siglo XVI, véase: Olmos, 153, “los nombres de pueblos con su
preposiciones [terminación locativa] podrán estar substantivados”, Mexico quipanauya yn Tetzcuco, “México
excede Tetzcoco”, donde panauia, “vencer, sobrepasar, avanzar” , Rémi-Siméon, 372). Es posible que exista una
distinción entre -chan, nombre relacional locativo, y techan, rasgo topográfico.

57
(50)
(a)
ne te-chan inte-yuk nemi-tuya yek-chiw-tuk el pueblo no estaba trazado
artículo gente-casa nadie estar/haber-imperfecto bien-hacer-participio-perfectivo

(b)
pej-kit ki-yek-chiwa-t ne te-chan comenzaron a trazar el pueblo
comenzar-pretérito/plural lo/a-bien-hacer-plural artículo/demostrativo gente-casa

Por último se ejemplifica el nombre relacional ijtik, “interior, adentro, vientre”, el cual muestra también una
indeterminación direccional (Campbell: ijti-k, “adentro” de –ijti, “barriga, abdomen” y –k, “locativo” (224)). De
nuevo, como centro nodular de la oración, le corresponde al verbo dictar la orientación que adquiere la
segunda oración, la que rige dicho nombre relacional.

(51)
(a)
naja inte ni-j/k-mati su ki-pia kan kal-aki kal-ijtik ne tepet
yo no yo-lo-saber si lo/a-tener donde casa-entrar casa-vientre artículo/demostrativo cerro
yo no sé si tiene el cerro un lugar de ingreso (donde se penetre al interior del cerro) ( |)

(b)
ni-nemi ijtik i chan ne takat
yo-existir dentro su casa artículo/demostrativo hombre
vivo en casa del hombre (-||-)

(c)
ku-temu-k ne konejo ijtik ne kan mu-kupawia-katka
cabeza/árbol-bajar-pretérito artículo/demostrativo conejo dentro artículo/demostrativo
reflexivo-mecerse-reiterativo
se bajó el conejo de (interior) donde solía mecerse (| )

V. II. Conclusión

Los múltiples nombres relacionales locativos actúan como oraciones adyacentes sin marcar una dirección
espacial explícita —prospectividad ( |) o retrospectividad (| )— ni tampoco la estación (-||-). El esquema
nocional del verbo — ir – quedar – venir como paradigmas— determina el tipo de movimiento o estación del
complemento locativo que se identifica como oración independiente. Por el principio de omni-predicación,
el náhuat-pipil ofrece una estructura disímil a la de cualquier lengua indo-europea. No habría un frase
preposicional, sino una oración autónoma en relación de correferencia con la palabra-oración del verbo
de movimiento. La fórmula canónica fundamental sería: (X – Yp/r)a – (X a – Z – Y), donde el subíndice /p-r/
determina el carácter elativo o ilativo de la oración correferente, al cual se añadiría /e/ de estación. La falta
de un posesivo en ciertas partículas —semi-preposicionales— y en algunos nombres relacionales, Campbell
(1987: 269) la explica la tendencia asimiladora que calca el modelo sintáctico del castellano.

VI. Serialismo poético

Este análisis lingüístico podría continuarse. Pero el cometido no consiste en reducir la lengua a una gramática,

58
sino se trata de indagarla como visión filosófica del mundo, a saber: expresión de lo universal en lo particular
como le sucede a cualquier sistema fonológico, manifestación de lo general. Por tal razón la lingüística
no será sino una herramienta para ilustrar la manera en que la organización sintáctica del náhuat-pipil se
compagina con el modo de expresión de la mito-poética, viceversa. La propuesta presupone un diálogo
entre el código —la competencia lingüística— y su ejecución literaria, la performancia. El universo auto-
contenido de la gramática se evalúa también en su función referencial a un mundo natural exterior y a un ser
humano corpóreo, ya que que ambos sustentan la capacidad del lenguaje.

En la ejecución narrativa, el análisis hermenéutico y narratológico del náhuat-pipil presupone que más allá
de la fonología, morfología, sintaxis y semántica existen los siguientes rubros sin comentario científico hasta
el presente. Los siguientes cinco rasgos son hechos lingüísticos con el mismo derecho que la estructura
gramatical. No sólo se expresan a través del filtro de la lengua sino que, algunos de esos rubros poseen
implicaciones gramaticales inéditas hasta el presente.

1) El náhuat-pipil ofrece un sistema aritmético híbrido que se desvía del sistema vigesimal (base 20) de las
lenguas mesoamericanas en general. Utiliza la mano en un sistema quintesimal (base 5; ma-kwi-l, “cinco,
lo que se tiene a mano/man-tiene”) que lo diferencia netamente de la lengua más próxima, el náhuatl-
mexicano: kaxtuuli (15) = yey puwal (3 x 5) = tres manos. Los números primarios pueden funcionar como
objeto incorporado a una raíz verbal para cambiarle el sentido, a saber: sen-tepewa, “uno-apilar/amontonar/
compilar“. Desde la colonia se sabe que “hay algunos verbos que se componen con nombres numerales”
(Olmos, 139).

2) El concepto de persona presupone la existencia de un “alma” o energía que se disgrega a lo largo de todo
el cuerpo, pero la cual se concentra en varios centros privilegiados. Su idea de un sujeto pos-cartesiano
se enlaza con el concepto (pos)lacaniano de un sujeto escindido que se reconoce, científicamente, como
carácter fractal o escindido. No sólo las partes del cuerpo se dotan de energía, sino también funcionan
como objetos incorporados que anteceden a las raíces verbales dotándolas de un sentido particular: ix-mati,
“ojo-saber; conocer; saber testimonial/ocular” (véase: VIII. VIII. II. II.). Además, es posible rastrear relaciones
etimológicas directas entre las partes del cuerpo y los nombres relacionales: ix-pan, “ojo-locativo; ante, frente
a” (véase: VIII. IX); en la lengua clásica, teputzco, de teputztli, “lomo”, y –co, “locativo”, al igual que tzonco, de
tzontli, “cabeza”, y –co, “locativo” (Olmos, 153).

3) El espacio-tiempo se divide en una oposición dual complementaria que rige las estaciones del invierno-
xupan y del verano-tunalku, ambos vocablos a terminación locativa. Sus transformaciones las revierten en su
contrario cada 3 de mayo y 2 de noviembre como fechas claves de la inversión de los opuestos. Ligado a este
movimiento, se establece un ciclo biológico depredador que se inicia en la tierra y en los astros, como sustento
de toda entidad, y culmina en la reciprocidad que estos seres les prodigan a sus fundamentos existenciales,
sacrum-facere. Acaso una visión continua del marco aspecto-temporal se vincularía a este transcurso del
espacio-tiempo-energía como un continuo flujo sin interrupción.

4) Existen identidades fluidas que le conceden una prioridad al deseo sobre el cuerpo biológico como paso
de transición de la naturaleza a la cultura. Al igual que las estaciones, la cuestión de la masculinidad y la
feminidad —el zenit y el nadir de la teoría de género— se definen por las transformaciones en su opuesto
complementario. La cuestión política se halla al centro de la liminalidad o mutación de género, tal cual
la feminización del vencido. Al igual que el rubro anterior, el flujo entre los opuestos regularía cualquier
clasificación dual rígida.

5) El descenso a los infiernos establece uno de los motivos mito-poéticos centrales de la literatura pipil.

59
Prosiguiendo la propuesta del formalista ruso Vladimir Propp los relatos náhuat-pipiles se entroncan con La
divina comedia de Dante y con los cuentos folclóricos rusos, pese a su particularidad regional. Los universales
no se limitarían a un núcleo duro llamado “organización conceptual del dominio gramatical” (Launay, 1994:
22), ya que existen también modelos narratológicos que trascienden toda diversidad cultural. Por ello,
dentro de la facultad de narrar —rasgo característico de todas las lenguas naturales— habría un componente
universal que rebasa el análisis de la oración. La imaginación humana también posee una tabla periódica de
los elementos narrados, entre ellos, el náhuat-pipil destaca la existencia de una pluralidad de recintos infra-
mundanos de distinta índole, de lo placentero a lo tortuoso.

***

Para terminar se ejemplifica la reiteración poética, semejante al estilo repetitivo de Mauvignier anotado en la
“obertura pre-gramatical”. Se trata de un procedimiento semejante al de la música serial que repite una nota
o palabra para constituir lo que sería un versículo o hemiciclo poético.

(52)
axkan xini ne at. Musta inte kime ne at. Inte wetsi ne at. kichiwa yek tunal

ahora cae el agua. Mañana no da el agua. No precipita el agua. Resulta útil el sol

ahora llueve. Mañana no gotea. No llovizna. Sale e ilumina el sol.

La presencia reiterada de la palabra agua, at, en el verso anterior recuerda la repetición de una armonía en la
música, o bien los cuadros blancos en la plástica de Modrian en la “Obertura pre-gramatical”. La unidad del
verso se adquiere de su reincidencia serial.

La misma repetición se observa en el versículo siguiente. Se observa la reiteración de un verbo impersonal


(pej-ki, “comenzar/iniciar-pretérito”) que marca el inicio de una acción, o de una serie de acciones cuya
consecuencia lo explicará el relato en seguida. Interesa subrayar el minimalismo de la expresión poética en
equivalencia rítmica a la música contemporánea.

(53)
kuaguni pejki a(j)si ne takat wey, pejki kineki ne lamachin, wan kan pejki kineki, pejki kikwa ne takwal.

luego se inició (que llegaba) por un gigante (hombre grande). Se inició que quería a la señora (madre). Y
cuando se inició que la quería, se inició que se comía la comida (de los Tepehuas).

VII. Capitulación

Al recapitular, se obtienen las siguientes conclusiones a manera de hipótesis operatorias.

1. La tipología náhuat-pipil la separa del castellano y de las lenguas indo-europeas con las cuales se
compara como paradigmas universales de la gramática. La fórmula Argumento – Predicado da cuenta
de la secuencia elemental que, al reiterarse sin cese, engendra una oración compleja por parataxis o
yuxtaposición, pero vinculada por correferencia entre sus miembros. Amplificada, la fórmula diádica la
reemplazaría otra triádica, para dar lugar a un predicado bivalente: Argumento – Argumento– Predicado,
al interior de la palabra verbal hecha oración.
2. La lengua náhuat-pipil es omni-predicativa, con una palabra verbal que funciona como oración

60
completa, por lo cual las frases nominales aledañas carecen de marca casual o funcional. Mejor aún, estos
suplementos a la palabra-oración constituyen verdaderas oraciones autónomas. Lo mismo sucede con
los pronombres personales independientes los cuales no marcan el caso gramatical. La cohesión entre
los elementos externos y la palabra verbal la establece una correferencia entre los índice verbales y las
frases nominales adjuntas, oraciones en sí.
3. No hay palabras simples ya que todo sustantivo funciona como predicado. Tampoco hay infinitivos ya
que todo verbo se conjuga con una marca vacía (ø), ni siquiera gerundios que se expresan por dos verbos
yuxtapuestos en serie. A lo sumo, la única forma no-conjugada del verbo que se presenta es el participio,
cuya terminación –tuk coincide con un adjetivo predicativo o con el perfecto: yuul-tuk “ser/estar vivo;
vivido”.
4. Hay una tendencia hacia la serialización en vez de un rango escalonado y jerárquico de las secuencias
verbales. A menudo, la parataxis por correferencia remplaza la sintaxis. La oración privilegia la sucesión
de yuxtaposiciones correferentes más que la jerarquía gramatical.
5. Los múltiples nombres relacionales locativos actúan como oraciones adyacentes sin marcar una dirección
espacial explícita —prospectividad ( |) o retrospectividad (| )— ni tampoco la estación (-||-). El
esquema nocional del verbo — ir – quedar – venir como paradigmas— determina el tipo de movimiento
o estación del complemento locativo que se identifica como oración independiente. Por el principio de
omni-predicación, el náhuat-pipil ofrece una estructura disímil a la de cualquier lengua indo-europea. No
habría una frase preposicional, sino una oración autónoma en relación de correferencia con la palabra-
oración del verbo de movimiento. La fórmula canónica fundamental sería: (X – Yp/r)a – (X a – Z – Y), donde
el subíndice /p-r/ determina el carácter elativo o ilativo de la oración correferente.
6. La palabra verbal opera como verdadera oración completa en la cual existe una neta jerarquía gramatical
marcada por el caso: nominativo/sujeto, acusativo/objeto, etc. Además, esta palabra-oración presenta
sufijos causativo, aplicativo, etc. que señalan las funciones gramaticales de las oraciones yuxtapuestas
o en secuencia. A esta condensación se le llama palabra-aleph o lengua centrada en el marco verbal
predicativo.
7. Resulta difícil adscribirse a una tipología funcional V – S – O ó V – O – S, ya que no existen marcas
gramaticales explícitas por fuera de la palabra-oración, sino se presenta una parataxis o serialismo
predicativo. Las llamadas frases nominales o argumentos aledaños se interpretan como oraciones
autónomas. Se vinculan a los índices internos de la palabra verbal por correferencia, más que por una
jeraquía gramatical explícita. En su defecto, a igualdad de correferencia, se impone la diferencia de
potencial semántico entre los argumentos.
8. En los relatos, hay una ausencia casi absoluta de predicados trivalentes —X Predicado Z a W— ya que el
aplicativo omite la mención de dos complentos, directo e indirecto, en la palabra verbal, hecha oración,
la cual marca las distinciones funcionales. Estos argumentos se deducen de las frases nominales aledañas
sin marca casual. Esta característica define al náhuat-pipil como una “lengua a valencia fija” y restringida.
9. En este límite de la valencia, la serialización de verbos conjugados transforma la lengua clásica que aglutina
afijos, en otra que tiende hacia la diseminación analítica de sus componentes. Desde la época colonial
hasta el presente, el uso de honoríficos se percibe como una distinción fundamental entre “la lengua
reverencial”, “la vulgar” y la “pipil” (Teotamachtilizti; véase también: Launay, 1979: 201-209 y Romero).
Aunada a esta diferencia “estructural y socialmente significativa” (Romero, 33), la aglutinación extrema
—“un verbo portando 5 prefijos y 3 sufijos” (Launay, 1979: 205)— estalla ante el análisis secuencial de las
ideas expresadas en la oración. Acaso la lengua aglutinante se vuelve analítica.
10. Esos recursos sintácticos tienden hacia la creación de un estilo poético y artístico semejante a la música
repetitiva y serial en la cual la reiteración de una o más notas crea una armonía en la frase melódica.
11. Una economía de los recursos idiomáticos tiende también hacia la creación de un estilo poético y artístico
similar al del minimismo/minimalismo (minimalism) contemporáneo en el arte anglo-americano y en la
novela francesa contemporánea.

61
12. Queda sin analizar —a penas insinuado— que los tiempos, aspectos y modos gramaticales no sólo se
forman por afijos sino por verbos auxiliares que modifican al principal (Launay, 1979: 254-). De esta
manera, los tiempos simples —el presente, por ejemplo— ofrecen una complejidad de formas derivadas
que sólo su uso discursivo podría definir: presente simple, agudo, progresivo, prospectivo, retrospectivo,
desiderativo, etc. Este empleo incesante sugiere de nuevo una tendencia hacia una lengua analítica,
ya que la aglutinación de sufijos de tiempo-aspecto-modo (TAM) a menudo se remplazan por verbos
auxiliares en serie.

VIII. Apéndice: Formas gramaticales fundamentales

I. Prefijos posesivos

nu- tu-
mu- amu-
i- in-
ta-, de algo ta tempan, “en la abertura/boca”

te-, de alguien techan, “el pueblo (la casa de la gente)”; absoluto, te-axca, “cosa ajena, de alguien
indefinido” (ide., Carochi, 58)

-wan sufijo de posesión plural nu- (pij)pila-wan, “mis hijos”


inalienable

-yu sufijo de posesión inalienable nu- ix-kal-iyu, “mi cara”

Frase genitiva: ia-weyka ne siwata, “el cuerpo de la mujer (es sua cuerpo la (que es) mujera)”, donde /a/ marca
la correferencia. Ya-pil-huan Juana, “los hijos de Juan (es sua hijos (el que es Juana)” (Arte, siglo XVII, Cap. III,
No. III).

Oración genitiva colonial: se anota la inexistencia de un verbo “tener” —el actual piya (Campbell, 397; ídem.
–pal, 375; Arauz, 64 y 262; Olmos, 60, para su sentido original “guardar”)— cuya expresión prosigue el uso de
un índice posesivo ante un nombre relacional: ø-nu-axka, “es mío; es mi posesión/propiedad”; nu-axca inin
taxcal(li), “es mío/a este/a pan/tortilla” (Arte, siglo XVII, Cap. III, No. III, Nota; Karttunen, 14, axcaitl, “posesión,
propiedad, hacienda”, Carochi, 58 y Olmos, 23, teaxca, “cosa de alguno”). La interrogación correspondiente se
formula así: aqui yaxca inin, nican taxcalli?, “¿de quién es este pan?; ¿quién es-su-propiedad esto, es-aquí es-
tortilla?”. Habría un balance entre la presencia del verbo “tener” y la ausencia de sufijos que distinguen diversos
posesivos, viceversa, la ausencia de tal verbo y la presencia de varios tipos de posesivos. La hipótesis no sólo
presupone la existencia escalonada de varios posesivos —nu-naka-w, “mi carne”; nu-naka-yu, “la carne de mi
cuerpo” (Campbell, 45 y 117)— sino el empleo de un nombre relacional en vez del verbo “tener”: (Arte, siglo
XVII: lugar citado). Otras formas posesivas las expresa el nombre relacional –tech: nutech nemi, “(es) en mí, está;
está a mi cuidado/solicitud”; nutech munequi, nutech puwi, “a mí me conviene o pertenece; (es) a mí, se desea/
quiere; está a mí, cuenta” (Karttunen, 202, verifica el uso de pohu(i) y -tech para expresar la “pertenencia”).
Si actualmente -tech expresa cercanía — “al lado, cerca de” (Campbell, 60 y Karttunen, 216)— su sentido
colonial asegura “estar a cuenta u obligación, a disposición o voluntad” (Arte, siglo XVII: lugar citado). Esta
idea de cercanía la reitera keexki naaka nuuwan, “¿cuánto(s) me queda(n)?; ¿cuánto queda conmigo?” (Arauz,
108). El Arte ya señala el uso de la “posesión perifrástica” que se intuye como influencia del castellano: nu-pal,
“es mío; es para mí” (Campbell, 118). Acaso su sentido “dativo” original —“a quien viene daño, o provecho”,

62
el “romance para”— lo predispone a expresar la posesión. Además, existen formas plurales peculiares del
posesivo por un sufijo y por la reduplicación del índice mismo, a saber: nu-pila-wan, “mis hijos”; y nuh-nu-
chiil, “mis chiles; mi-mi-chile”. Por estas varias razones, la esfera de la posesión en náhuat-pipil difiere de
manera radical de la castellana y de la indo-europea en general. La fórmula actual nikpiya se mijtun (Arauz,
61) contrastaría a la antigua nuaxka se mijtun, o bien nutech puwi/nemi se mijtun. De esas tres expresiones
la primera hace del poseedor el sujeto y del poseído, el sujeto, prosiguiendo la dirección Poseedor-Poseído.
La segunda invierte la dirección ya que el poseído ocupa, por correferencia, la posición de sujeto: Poseído-
Poseedor. Parecería que el paso del siglo XVII al XX implicaría una inversión gramatical en la direccionalidad
de la expresión posesiva. La tercera expresión correspondería a un sentido locativo en la cual un parámetro
de contacto/distancia explica la posesión (véase: Seiler, 2008).

Por último, si por tradición la secuencia posesivo-nombre relacional se traduce por una frase preposicional
—ø-nu-ix-pan, “ante mí; ante mis ojos”— el principio de omni-predicación presupone que se trata de una
oración completa: “es(tá) ante mí; es(tá) ante mis ojos”. Todos los nombres relacionales poseerían la misma
cualidad de constituirse como predicados bivalentes, es decir, a dos argumentos: uno vacío correferencial y
el otro a especificar.

II. Pronombres personales independientes, sin marca de función gramatical

naja tejemet
taja anejemet
yaja yejemet

Aplicando la propuesta de Andrews (126 y ss.), se descompondría n-aja, etc., en singular, y t-eje-met, en
el plural, aún si faltaría validar la glosa literal “yo (soy) ente” y así sucesivamente. Desde la colonia, estos
pronombres se consideran “indeclinables”, con variantes regionales y un sentido demostrativo: nehuat, ne,
na y naja, para la primera persona singular (Arte, siglo XVII: capítulo primero, Nota 2; Carochi, 66, në, nèhuã y
nèhuãtl). Un buen ejemplo de su índole demostrativa es el siguiente: yaja ine ni nuu-chan, “es ésta la que es
mi casa; es-ello, es-ésta, la que es mi casa” (Arauz, 56).

III. Índices verbales

III. I. De sujeto

ni- ti- … -t
ti- an- … -t
ø- ø- … -t
“Tienen perfecto sentido adjuntos y antepuestos a los verbos, nombres y preposiciones” o nombres
relacionales (Arte, Cap. III, II). En estos dos últimos casos, el verbo copulativo queda “sub-intelecto”, como
prueba intuitiva de la omni-predicación (Arte, Cap. III, II, Notable 3).

III. I. De complemento (in)directo u objeto

nech- tech-
mi/ets- mitsin/metsin-
k(i)- (k)in-

Según el Arte (siglo XVII, Cap. III, II, Notable 3), una variante regional consiste en intercalar la partícula in

63
luego del índice de complemento plural: ni-amech-machtia se vuelve ni-amech-in-machtia, “yo os enseño”.
Prosiguiendo la regla de incorporación nominal el índice de complemeto puede sustituirlo un sustantivo: ni-
k-pepena xuchit se vuelve ni-xuchi-pepena, “escojo la flor/flores”. Un ejemplo semejante lo cita Carochi (54)
para la lengua clásica: nixõchitequi, “cojo/corto flores”.

mu- reflexivo (Sullivan, 57, anota la existencia de un solo prefijo reflexivo, mo-, en
“algunos documentos tlaxcaltecas del siglo XVI” a diferencia del náhuatl-
mexicano que emplea tres distintos). También funciona como media-pasiva:
mu-chiwa, “se hace”.

ta- algo, objeto indefinido

te- a alguien, personal indefinido

La gramática colonial llama a ambos índices indefinidos “modo absoluto” del verbo transitivo (Arte, siglo XVII,
Cap. V): ni-ta-tequi, “corto cosas inanimadas”; ni-te-tatzuta, “amo al prójimo” (el mismo paradigma temictia,
tëmictia, aparece en Carochi, 56 y Arte, lugar citado, aun si el paradigma centroamericano agrega a veces un
segundo índice de objeto, nictemictia, “ lo mato a alguien (yo-lo-alguien-morir-causativo)”).

IV. Pronombres interrogativos



Colonial

tey ¿qué? ten tey kikwa ne miitsun?


ten inin nican?
ka ¿quién? aqui kaa kipia uume imey?
aqui tehuat?
keman ¿cuándo?
kan(ka) ¿dónde? cam-pa kanka neemi ne wewet?
kan tiwitz?; kanka tiwitz?
ka-diya weel ¿cuál?
ka-rya-weel karyaweel ne mukujtuk?, “¿cuál es lo
(que se ha) comprado?”
ken ¿cómo? keman keen neemi ne kuunet?
ken ka ¿por qué? keenka kichaskiia?
ke(e)ski ¿cuánto? Keexki ayutuch neemi nikan?
tika ¿por qué?

(Arauz, 49, 51, 61, 64, 105)

V. Sustantivo

reduplicación-raíz-absolutivo/agentivo/diminutivo/pasivo-(plurales)-(locativos)
posesivo-raíz-(inalienable)

64
V. I. Plural

-met/-ket humano adulto takamet, “hombres”


siwaket, “mujeres”

CV(j)- plural generalizado kuj-kuyamet, “cerdos”


xuj-xuchit, “flores”

Es posible que la complejidad de las formas plurales en náhuat-pipil (Campbell, 51) no sólo se relacione a la
distinción de humano adulto ante-citada. Andrews sugiere que en el náhuatl-mexicano clásico se presentan
dos tipos de raíces para el plural: por “afinidad”, pluralidad conjunta, y por “distribución/variedad”, pluralidad
desunida (110). Así para el sustantivo (tah)-tli, “ser-padre” existiría la forma tã-tah)-t-, “padres de un mismo
linaje” (111), y (tah-tah)-tin, “padres de linajes separados” (114). Existen “justificaciones” gramaticales que
provienen de una “visión del mundo náhuatl ajena a la nuestra” (113). A menudo, la dualidad anterior del
plural da lugar a un colectivo, o bien remite a un sentido más específico: “(cal)-li > (cã-cal)-li = casas de un
mismo pueblo”, mientras (cah-ca)-li- = casas localizadas separadamente, varios tipos de casa”, o bien = caserío/
poblado” (111).

V. II. Algunos sufijos nominales


VIII. Verbo

-l, -t(i), –ø absolutivo takat, “hombre; pipil, “niño”


-chin/-tsin diminutivo lamatchin, “viejita”
lajlamatchichinmet, “viejitas”
takwatsin, “tacuazín, zarigüeya (es el
pequeño que come algo)“
-k(a) locativo kahkuwik, “norte,arriba”
-ku locativo tunalku, “verano, estación del sol”
-l nominalización pasiva tayl, “cultivo”
puwal, “cuenta”
tawiyal, “maíz (lo desgranado)”
-lo/-o/-yo ídem. sitalo, “estrellado, lleno de estrellas”; ayo,
“aguado” (Arte, III); acaso la /o/ se vuelve /u/ en
el habla actual
-mil aumentativo, plantación,
abundancia kakawamil, “cacaotal”
-ni/-s agentivo tekwani, “jaguar (el que come gente)”
-pan locativo mikini, “muerto, cadáver”. La gramática colonial lo
-pil diminutivo llama “participio” activo que se contrapone al pasivo
(Arte, Capítulo primero, Nota 4). Así “intetatzuta,
vel, intetatzutani el que ama”, se contrapone a
“intetatzutola = el que es amado”. Y en el futuro, por
el factor de determinación “intetatzutaz, el que ha
de amar” se contrapone a “intetatzutola = el que ha
de ser amado”.
-pan locativo apan, “río”
-pil diminutivo siwapil, “muchacha”

65
-pul peyorativo takapul, “hombre o persona vil” (Arte, III)
-sul(li) peyorativo amasuli, “libro viejo” (Arte, III)
-tal colectivo, abundancia tetal, “pedregal”
-tan locativo, en, cerca, entre kujtan, “bosque”
miktan, “hondo”
-tunti diminutivo, despectivo chuatunti, “mujercilla” (Arte, III)
-tsin(ti) diminutivo, reverencial tututzin, “pajarillo”; ichpuchtsinti, venerada
virgen” (Arte, III)
-u/-yu posesión inalienable i yayu, “su jugo”
-wa/-e poseedor masaua, “dueño de venados”; kale, “dueño de casa”
(Arte, III)
-wan plural posesivo nu pijpilawan, “mis niños”

VI. Artículo y demostrativo

VI. I. Artículo

ne definido ne inté taketsa, “el mudo (el que no habla)”


se indefinido se kwait chamawak, “un árbol grueso”

VI. II. Demostrativos

ini este ini mistun ni-kuika ni-k-ilpij-tuk ni-mik-tia, “este gato


lo llevo, aquí amarrado para matarlo (este gato lo
llevo, lo he amarrado, lo mato)”
uni ese, aquel kan ga ta-kuika uni mistun, “¿(a)dónde llevas ese
gato?”
nican aquí “significación de adverbios locales” al combinarse
nepan allí “con verbos de quietud o de movimiento” (Arte, IIII,
siglo XVII, Cap. III, Nota 1)

VII. Adjetivo

-k, -tik adjetivo simple istak, “blanco”


tumak, “inflado”
-na(j) adjetivo derivado mixna(j), “turbio”
-chin diminutivo pichawakchi, “delgado”
-tuk participio waktuk, “sec(ad)o”

VIII. I. Intransitivo

(irreal-imperativo)-sujeto-direccional-(reduplicación)-raíz-tiempo/aspecto/modo-número

VIII.I. Transitivo

66
(irreal-imperativo)-sujeto-direccional-objeto-(cuerpo/objeto incorporado)-raíz-causativo/aplicativo-pasivo-
tiempo/aspecto/modo-número.

el tiempo-aspecto-modo lo marcan sufijos u otro verbo conjugado en serie, de ahí que al presente simple
—niknutsa— se añadan cuatro presentes compuestos: niknutsaya, niknutsa(ni)nemi, niknutsaniwits,
niknutsaniaw. Más que un punto fijo, el tiempo se percibe como un transcurso. También existen verbos
impersonales —pewa, “empezar, inceptivo”, tami, “terminar, conclusivo”, weli, “poder, posibilidad”, etc.— que
se anteponen, conjugados en serie, para marcar esta misma categoría verbal. Ejemplos, tami tikmewa in tatuk,
“terminas de desyerbar la milpa (termina, la desyerbas, la que es milpa)”; weli tikchiwat, “podemos hacerlo (es
posible, lo hacemos)”.

VIII. II. Marcas de tiempo/modo/aspecto

VIII. II. I. Partículas o verbos antepuestos

VIII. II. I. Movimiento aspectual


ma- irreal, exhortativo tnech-il-k ka ma-ni-k-tuka, “me dijo que la
siembre/entierre”
se ma-ki-mati, “uno/a que lo sepa”
manel aunque manel nemi achi tunal, ‘aunque haya mucho sol”
xi- imperativo xi-wa xi-k-ita ine kesu, “ven, lo ves este queso”
xi-kwa-ya taja, “que te lo comas tú”
xu- optativo xu-xi-mu-kuepa, “(que) te vuelvas”
kisa egresivo kisa paxalua, “salió, pasea”
naka quedar(se), permanecer naka-k ni-gi-ita. “permaneció, lo veo”
nemi existencial nemi ta-chichina, “está algo-fuma”
ki/ta-kua-nemi, “lo/algo-come-está”
keexki (nemi) kaa muchi?, “¿cuánto es por todo?”
pewa inceptivo pej-ki ni-k-ita, “comenzó, lo veo”
tami conclusivo tami mu-mik-tía, “termina, se mata”
weli posibilidad wel ti-k-uika, (es) posible, lo llevas”
yawi futuro perifrástico niaw ni-ki-temu, “voy, la busco”
progresivo ni-temu-niaw, “bajo, voy”
ta-kwa-yawi, “algo-come-va”
wits/(w)al direccional ual-kisa ne chijchin, “aquí sale el pequeño”
retrospectivo

------- > pewa |- naka, nemi -| tami ------- > kisa


yawi wits/ual

VIII. II. I. II. Mundos modales posibles:

Ma, manel, xu-, weli + imperativo: xi-

67
VIII. II. II. Algunos prefijos corporales
Este mismo procedimiento se aplica a la incorporación de un complemento directo u objeto, por ejemplo:

aj- bucal ajkawa, “dejar, soltar, permitir, cumplir…”


el- hígado, interior el-namiki, “recordar”; el-kawa, “olvidar”
ij- superficie ij-chiki, “restregar”
ijti- abdomen ijti-apaka, “lavarse la barriga”
ikxi- pie ikxi-ajsi, “alcanzar”
ix- ojo, testimonio visual ix-mati, “conocer”
kech- cuello kech-ketsa, “levantar”
kw(a)- cabeza kwa-tapana, “rajar la cabeza”
ku-pan-kisa, “ascender”
ma- mano unidad de conteo quintesimal (base 5)
tem-/ten- boca te(n/m)-miki, “soñar”
te(n)-namiki, besar, ofrendar”
tsin- trasero tsin-ketsa, “parar de punta”
tsum- cabeza, tsun-teku, “cortar”
extremidad superior
yul- corazón, vida yul-kuita, “confesar”

ama-ita, “leer”; kal-aki, “entrar”; xal-pachuwa, “enterrar”; sek-miki, “morir de frío”.

VIII. II. III. Negación


VIII. II. III. V. Pluscuamperfecto

asunte si no xikisa nikan, asunte niunimetsma, “sal (de) aquí, si


no voy a darte/pegarte”
te imperativo negativo te xi(k)kwakan, “no coman”
inte no inte yek, “no es/está bueno/bien”
inté nimemaskía, “no le daría nada”
enfático intiya kilijket: tiauiti, “ni siquiera dijeron nos vamos/adiós”
inte-ket: inteket nichukaskia, “¿acaso no lloraría?”.
inte-aka nadie inti-aka gitstuk, “nadie lo/a ha visto”
inte-atka nada inti-atka ini tech-muk-tij-tuk, “nada (de) esto nos ha
asustado”
inte-keman jamás intekeman nikaktuk, “jamás lo ha oído”.
ma(ya) negativo imperativo maya xikwikan, maya xalmukuepakan, “no vengan,
no vuelvan”
má xikualáni, “no te enojes”
manilte adversativo manilte tikixmatia, kiliat mamutali, “aun si no lo
conoces, dile que se siente”
nian tampoco; ni inte nemi tajtakamet, nian nemi sijsiwatket, “no hay
hombres ni tampoco mujeres”
ux dubitativo inte nesi, ux kuwat, “no parece que sea una serpiente”

68
VIII. II. III. Partículas o verbos pospuestos

VIII. II. III. I. Presente

-ø simple -uits retrospectivo


-ya de insistencia -yawi prospectivo
-nemi progresivo

VIII. II. III. II. Pretérito

-k(i/)-ket simple -nemi progresivo


-kíya de insistencia -kij/ket-tuya durativo
ki-yajki prospectivo

VIII. II. III. III. Imperfecto

-tuya(t) simple -nemi-katka progresivo reiterativo


-katka reiterativo -yawi-gatka reiterativo prospectivo
yawi-…-katka reiterativo con futuro perifrástico

VIII. II. III. IV. Perfectivo

-tuk participio/perfectivo -tuk-yawi-tuk progresivo


-tiwuit
-tuka de insistencia -tuk-nemi-tuk progresivo

-ki-tuk simple

VIII. II. III. VI. Futuro

-s(ket) simple -s-katka futuro reiterativo


-ya-s de insistencia yu- perifrástico
-s-neki desiderativo

VIII. II. III. VII. Condicional

-skiya(t) simple
tu-skiya(t) perfecto

Más allá de su clasificación gramatical, hace falta analizar el tiempo-aspecto-modo en su uso literario. Por
ejemplo, al pretérito o al presente preceptivo le prosiguen el irreal y el presente, mostrando su autonomía
temporal: ø-nech-il-k/a ne pale ga ma-ni-aw ni-k-temu, “me dijo/dice el padre que fuera/vaya a buscarla

69
(él-me-decir-pretérito/presente artículo padre a/de/en irreal-yo-ir yo-lo/a-buscar)”. Asimismo el irreal o
exhortativo precede al imperativo: ma xi-nech-kua, xi-awa xi-(k)-kua tsaput, “no me comas, ven, come zapote”.

VIII. II. III. VIII. Causativo, aplicativo y otros sufijos verbales

-il(t)ia aplicativo titanilia, “enviarle”


ixtilia, “quitarle”
-lo/u(a) pasivo nepalewilo, “se ayudan” (Arte, Cap. IIII, II, Notable;
Campbell, 89-90, no anota el prefijo ne-)
-tia causativo miktia, “matar”
takati, “crecer, engendrar”
ixtia, “sacar”
-wa/i-ua incoativo yawalua, “enrollar”
-ya incoativo istaya, “blanquear”

IX. Nombres relacionales y partículas locativas

-axka posesivo
-chan en casa de, a, en
-ipan atrás de
-ijpa-k (a)dentro/sobre
-ijti-k (a)dentro de
-itzalan entre
-ix-pan frente a, delante
-ka locativo, subordinación
-kajku arriba de
-ma(cu)pa en persona, uno mismo (Arte; Karttunen, 129, “de mis manos o por mis manos”)
-nakas-tan al lado/costado de
-nawa(k) cerca de; compañía (con) (Arte)
-pak encima de
-pal de/genitivo
-pan locativo, en
-san mismo
-sel solo
-tajku al centro/medio de, entre
-tan (kupa) debajo de
-tech al lado de, junto, a mi cuidado
-tem-pan al borde/orilla de
-tik en, de
-ti-pan atrás de
-tsum-pan arriba de, sobre
-wan compañía (con, y)

Se utilizan antecedidos por los prefijos posesivos enlistados en I. La oración relacional prosigue la construcción
genitiva: asi-ket tan se kwawit, “llegaron, (es) su bajo un árbol; llegaron bajo un árbol”. Además existe una
correlación entre algunos nombres relacionales y partes del cuerpo: ijti, “abdomen, ix, “ojo, cara”, tem, “boca,
orilla”, etc. Para la hermenéutica y la poética, la primacía del cuerpo humano y de su vivencia resultan claves

70
para el concepto mismo de lenguaje natural. Los nombres relacionales pueden llevar un sufijo reverencial para
denotar cortesía: ixpantsinko Dios, “(es) ante Dios nuestro señor”, al igual que un pronombre independiente,
nehuat numacpa, “soy yo, (es) por mis propias manos”.

X. Algunos sufijos locativos

-ka(n) ta-nees-kan, “claridad, aurora, en la salida/aparición”


-k/-ku ijti-k, “adentro”; tunal-ku, “verano, estación del sol”
-man keeman, “¿cuándo, cómo-locativo?
-pan aapan, “río”; xuupan, “invierno, estación de lluvias”
-tal tetal, “pedregal”
-ta(n) xuchita(n), “lugar de (abundantes) flores”; uitsta(n), “espinal” (Arte, III).

71
INTERMEDIO I

0. Introito

Antes de iniciar el estudio de tres textos náhuat-pipiles —dos documentos del siglo XVII y un relato del
siglo XX— se propone un paréntesis, en allegro ma non tropo, luego del esbozo gramatical. Se trata de
un fragmento del “Tratado de la vida y muerte de Nuestro Señor Jesu Christo, en lengua vulgar Mexicana
de Guatemala”, manuscrito anónimo del siglo XVII. Se ofrece una réplica de la página inicial del Tratado
o Teotamachtilizti (I), una transcripción del primer y segundo párrafos, que abarcan dos páginas y media,
junto a una traducción al castellano (II), notas explicativas de los términos utilizados (III), al igual que una
transcripción de la advertencia liminar, “Al lector” (IV).

Si las notas explicativas insinúan cierta distancia del “mexicano vulgar” al “pipil”, la advertencia del autor
anónimo la justificaría en términos de registro informal de la lengua. Se halla en juego la distinción política
entre lengua y dialecto en el siglo XVII y en el actual, al igual que la estratificación social de uno o varios
idiomas en un estado-nación. Sería de un interés sobresaliente estudiar la comprensión e interpretación
de los hablantes actuales de náhuat-pipil ante los textos coloniales que constituyen una parte de su legado
escritural en caracteres latinos. Hasta el presente estos documentos permanecen en el olvido, salvo para los
círculos intelectuales estadounidenses. Aún no existe un diálogo sereno entre la etnohistoria, la lingüística y
la etnografía de campo.

Sean cuales fueren las interpretaciones que se ofrezcan, lo cierto es que el siglo XVII le concede a la lengua
indígena —en versiones escalonadas, de la “vulgar” a la “reverencial”— un papel administrativo y literario
que jamás adquiere durante el siglo XIX y XX. Tímidamente, la actualidad anhela renovar alguna de esas
funciones oficiales, al entonar el “Himno nacional” y el “Canto a la bandera” el 15 de septiembre de 2014,
en lengua náhuat-pipil. La supremacía colonial de lo religioso cede ante el empuje del nacionalismo como
ideología en boga.

El estudio del náhuat-pipil en su papel de “lengua vehicular” de 1650-1750 anticiparía cualquier proyecto de
revitalización actual (véase: Matthew y Romero). Sin entender la larga dimensión que dota al náhuat-pipil
de un estatuto oficial —su terminología legal, ahora en desuso— se dificulta todo anhelo de renovar su
empleo fuera del encierro doméstico informal. La lengua presupone una serie de registros escalonados que
les otorga un rango social disímil. El paso de la esfera familiar a la escolar y, en seguida, a la administrativa,
académica, literaria, etc. implica un escalonamiento más complejo que la propuesta tripartita que realiza la
advertencia liminar “Al lector” (IV).

Sirva este excurso para documentar una favilla sol de la sua gloria náhuat-pipil. En su época de oro, en un
alfabeto latino, el siglo XVII le concede un instante de mayor paridad con el castellano, que su ausencia letrada
durante toda la historia de la literatura salvadoreña, desde la invención de un arte nacional a partir del siglo XIX.

72
I. Inicio del manuscrito

II. Transcripción y traducción

Teo-ta-mach-ti-lizti

Yntiuliliz auh iny miqu-iliz tu,


Te-maquiiztica-tzim Iesu Christo
quenami in quim-pua teo-ta-cuiloque
i-tech teo-maux-ti.

CEN-TET AMUX-XELULIZTI
Campa mu-neztia aqui Tutecuio Dios, quenami
utepiquic illhuicat, auh in zem-anahuac, auh tem
ipampa umutemut in talticpac.

73
Ni-c-nezti-c cen-tet que-nami-huel-mu-nequi, in-mu-chin-tim Christianof-me in matita-
iul-cuiti-cam (1), auh in matita-nel-tuca-can te nahua-ti-lli in u-tech-maca-c Tutecuio
Dios (2), auhin inim te-nahua-ti-llli huel nelli in qui-iul-cuitia, auh inqui te-nel-tuca-tu
mahuiz Nan-tzim Sãta Yglesia (3), auh yuequi qui-ta-nel-tuca-z Chriftiano i-teh çã çe
huel nelli Dios muchi huellitini (4), Te-piqui-ni tê i-tallo, auh in amu i-talo (5), Te-piqui-ni
muchin-ti, tamantim iny zem-anahuac (6): nuzam mu-nequi in ma-ta-nel-tuca, quenami
inim cenca huei Dios nemi i-tic muchin-tim tamantim tal-tic-pac ieliztica, te-ixpan-tica, auh in huelitiliztica
(7). Ynim huei Dios huel-huel nelli Sãtiff,a Trinidad Dios Tetatzim Dios ipilzim, Dio Spiritu Santo yeinntim
perfonafme, auh in çan ce huel nelli Dios (8). Xicaquicam ce temachiotilizti ipal iecti ancaquizque xicanacam
çequachti itech mumai(9), xi-cuel-pachu quachti itech yei intim ta-cuel-pachu-liz-tim (10), xi-c-pua in ta-cuel-
pachu-liz-ti (11), yei ta-cuel-pachu-liz-ti (12), xi-ezua quachti (13), auh in ti-caciz çan ce quachti (14), yucqui
itech amahuiz Sãtiffima Trinidad Dios Teta-tzim Dios i-pil-zim, Dios Spriritu Sãto (15), yei intim taca-tzi-tzim a
uh in aiac yeiintim teteo, çãce huel nelli Teo-tzim (16).

DIVINA ENSEÑANZA
Vida y Muerte de nuestro,
Salvador Señor Jesucristo
cómo es que lo cuentan los escritores divinos
en los libros divinos, y

Primer Capítulo de la Obra


Por esta razón se revela por Nuestro Padre Dios, cómo
inventó el cielo, y el universo, y causó
por ello que se concluyó la Tierra.

Haré evidente por completo cómo se vuelve necesario que todos los cristianos inculquemos/confesemos
en vida (1), y que creamos los mandamientos que nos dio Nuestro Padre Dios (2), y sus mandamientos sean
real verdad que inculquen/confiesen, y que crean con temor a la Honorable Madre Santa Iglesia (3), y crean
los cristianos en el único real verdadero Dios Omnipotente (4), Hacedor/Inventor de lo humano terrestre, y
de lo no terrestre (5), Hacedor/Inventor de todas las cosas aquí en el Universo (6): también se necesita que
crean cómo por completo el Gran Dios existe en todas las cosas de la Tierra en su Esencia, en su Acaecer
ante Sí, y en su Omnipotencia (7). Gran Dios real - real verdadera Santísima Trinidad Honorable Padre Dios
Hijo Honorable, Dios Espíritu Santo tres personas, y un solo real verdadero Dios (8). Escuchen este modelo
ejemplar de bondad, (que) lo aprueban, coloquen al lado una-tilma/un-manto junto a las manos (9), pliega
el manto ahí junto en tres Honorables pliegues (10), cuenta los pliegues (11), los que son tres pliegues (12),
ensangrienta el manto (13), y lo que verás es sólo un manto (14), así junto es el papel de la Santísima Trinidad
Dios Padre Honorable Dios Hijo, Dios Espíritu Santo (15), las tres personas honorables las que jamás son tres
dioses, sólo un real verdadero Dios Honorable (16).

III. Notas explicativas

Amuxtli, “planta abundante en el lago de México; libro, obra”; “libro pictográfico”. Náhuat-pipil, amux, “lana,
musgo”; amat, “libro”.
Amux-xexeloliztli, “capítulo, división de un libro”.
Auh, “y, entonces”. Náhuat-pipil, wan/(h)uan, “y, con”; aan, “ahora, hoy entonces”.
Cem (zem)/Cen, “enteramente, juntamente”.

74
Cuel-pachua, “doblar, plegar”.
Eziu, “ensangrentar”. Náhuat-pipil, eskiisa, “sangrar”
Huelliti-ni: de ueliti, “tener el poder”: “el Todopoderoso”. Náhuat-pipil, weli, “poder, posible”.
Ital(l)o, de tal, “suelo, terreno”.
Nel-tuca, de nelli, “verdad”, náhuat-pipil, nelwat, “raíz”; y tuca, “sembrar, enterrar: “creer”.
Quachtli, “gran manta de algodón, cobertor, vestido, tela”. Náhuat-pipil, kwaachti, “trapo, tela, ropa” .
Taca-tzi-tzim, “hombre honorabilísimo”.
Temachiotilizti, “modelo de virtud, buen ejemplo, registro, asignación” de machiotia, “dar buen ejemplo,
incitar a la virtud”.
Teo-tacuiloque, de (tla)cuiloa, “escribir”. Náhuat-pipil, teut, “dios(a)”; kwikwilua, “pintar, escribir”.
Teo-tamachtlliztli, de teotl, “dios(a)”, y tamachtilizti, ta-machtia, “enseñar”. Náhuat-pipil, teut, “dios(a)”; machtia,
“enseñar, aprender”.
Te-ixpanti-ca, de ixpanti, “suceder, ocurrir ante mí”; ix, ”ojo: “acaecer”. Náhuat-pipil, ixpan, “delante de,
enfrente”, ante los ojos,
Temaquiztli, “piedra preciosa”; Temaquixtiani, “Salvador, Redentor”. La terminación –tzim, representa un
honorífico.
Tepiquini, de piqui, inventar, fingir”. Náhuat-pipil, piki, “empeñar, arreglar, amarrar”: el Inventor, el Hacedor.
Ieliztica, yeliztica, de yelitli, “estado, naturaleza, esencia”; elli, “hígado”, uno de los tres centros anímicos; asiento
del valor: “con actividad”. Náhuat-pipil, el-, “adentro (prefijo)”, acaso “lo entrañable”.
Yul-cuitia, de yulu, “corazón, vida”; y cuitia, “defecar”: “confesar”. Náhuat-pipil, kwitat, “estiércol, excremento,
caca”.
Yulliliz, de yulu, “corazón, vida”; yoli, “vivir”; yuliliztli, “vida”. Náhuat-pipil, yuulkwi, “resucitar; corazón/vida-
coger”; nemi, “vivir”.
Zem-anauac, “el mundo, el universo”, de cem, “uno, entero” y anauac, cerca del agua”.
U-, anticipando verbos como u-te-piqui-c, “se creó/inventó”, tal vez correspondería a la o- del náhuatl-
mexicano cuya sentido expresa “un acontecimiento revocado” con “consecuencias en un momento ulterior,
en particular”, con el presente (Launay, 1979: 78).
(Acaso como resultado del decaimiento lingüístico, los derivados en –lis Campbell los juzga poco productivos
(49)).

Fuentes: Bierhorst, 1985, Campbell, 1985, Karttunnen, 1983, Launay, 1979, Molina, 1571 y Siméon, 2006.

Párrafo II

Vniquilhui quenami Tutecuio Dios vtepiquic inamu tenu muchintim tamantin y cemanahuac (17): v-te-
piqui-c ilhuicame (18), ta-nexti-liz-ti, tunatio mezti cicital-tim (19); nemam v-te-piqui-c Angelofme (20),
auh in v-quitaxexelu Angelofme itic yexcã (21). V-qui-nahuati Dios in-muchintim Angelosme in ma-mu-
tevti-zquia (22). In vccam y Angelvam v-te-tacamiti-que in Tutecuyo Dios (23), v-mu-tanqua-quetza-cque
izpãtzinco Tutecuio Dios (24), auh in v-mu-teuti-que (25). In yexcam aiac v-qui-tacamati, auh in quenami
Señor San Miguel teyacanani catca v nepa vecam y tetamatica-huam v-mu-queztza-c, auh in v-quilhui (26).
Aquim yucqui Tu-tecuio Dios auh … auh in çan neman in v-qui-caqui-que teo-tatul-zim San Miguel in aiac
tetacamatianime Angelofme v-tazalo-que in mictam ihuam ilihuiz Angel teiacanani Lucifer (27), auh in aiucac
calaquizque itic ilhuicac ilihuiz Angelofme manel quiqu-ita-zque teo-xaiaca-tzim (28), in tacamo cemicac
tatazque auh in tahiuilozque ipalcemicac ipãpa aiac vquitacamatique i Tutecuio Dios (29), avh in Angelofme
tetacamatianime in vquimachioti Dios itech gracia (30), auh in vquimacac ilhuicat ipal cemicac in campa
muchi tem vnca itech ilhuicat muchi papaquilizti (31), muchi cehuilizti (32), muchi iulalizti (33), avh in aiac
vnca tactullim ipal mamupuacam iecti liztim in muazi itech ilhuicat (34), auh in muchintim ipal cemicac (35).

75
Imagino cómo Nuestro Padre Dios creó/inventó al nominar todas las honorables cosas del universo (17):
gente creó/inventó lo celeste (18), lo que es la revelación/manifestación (19), el sol la luna las honorables
estrellas (20); luego inventó los Ángeles (20); y los dividió en tres lugares (21). Les habló Dios a todos los
honorables Ángeles que lo adorarían (22). En dos ocasiones los Ángeles obedecieron a Nuestro Padre Dios
(23), se arrodillaron ante la presencia de Nuestro Padre Dios (24), y lo adoraron (25). En la tercera ocasión nadie
obedeció, y cómo el Señor San Miguel era el regente/gobernador ahí a lo lejos se obedecía se alzó, y solicitó
consejo (26). Ingresó de-esa-manera/igualmente Nuestro Padre Dios y/quien de inmediato escuchó al divino
honorable orador San Miguel al que nadie era obediente de los Ángeles que le concediera un buen tiempo
en el inframundo al desobediente/desconsiderado Ángel regente/gobernador Lucifer (27), y sin vergüenza
entraron en el cielo los desobedientes/desconsiderados Ángeles aunque vieron el divino honorable rostro
(28), si no por siempre sería el error/pecado y se esparciría por siempre a causa de que nadie obedecería a
Nuestro Padre Dios (29). Y los Ángeles en obediencia señalaron a Dios por (su) gracia (30), y le dieron el cielo
por siempre donde todo ingreso ahí junto al cielo era goce (31), todo era reposo (32), toda era alma (33), y
nadie ahí ahí mencionó que se limpien de bondad junto al cielo (34), y todos de él por siempre (35).

Notas:

Cemanahuac, “Universo”, de cem, uno, entero”, y anahuac, “junto al agua”.


Nextilia, “revelar, manifestar”.
Izpantico (ixpantico), “ante los ojos, a la presencia de”.
Tacamati, “ser próspero; obedecer”, de tacat, “hombre”, y mati, ‘saber”. Tetacamatiani-me, “obediencia”.
Teotia, “adorar”.
Teyacanani, “regente, administrador”.

IV. Nota introductoria al manuscrito

AL LECTOR

Costumbre ha sido siempre que el escritor de algún libro muestre al lector los motivos, que tuvo para darle a la
estampa. Yo te ofrezco, carísimo lector, este pequeño tratado de la vida, muerte de Nuestro Señor Jesucristo
en lengua mexicana, sin declararte los motivos, que tuve para hacer a luz: porque si después de decírtelos has
de juzgar en su contra lo que quisieres, con no decírtelos te excuso el que te opongas contra la verdad de los
que fueron. Mas de paso te quiero dar una noticia que quizás no habrás reparado en ella y es que la lengua
se divide en tres partes (a imitación de la castellana, como después te diré en vulgar, reverencial, y pipil. La
vulgar es, la que propiamente usa de la sustancia del vocablo mexicano, y es la que se habla en esta villa
de Guatemala, y en la vulgar he escrito este tratado. La reverencial es la que no sólo usa de la sustancia del
vocablo mexicano, sino que le añade partículas de reverencia a los nombres al fin, y a los verbos al principio,
y al fin tiene más la reverencial que la hablan con muchas Ll y de las OO usan mucho, a diferencia de nuestra
vulgar que no usa de las LL y de las OO usa indiferentemente V. G. tlactacolli que es el pecado, se habla así en
la reverencial, Y en la vulgar se dice tactaculli. Donde hablan la lengua mexicana reverencial es en la Provincia
de Mexico; en nuestra vulgar usan algunas veces las partículas de reverencia, y si se les hubiese de hablar
siempre con partículas de reverencia no nos entendieran, porque mal se pueden tratar y conversar lo que
no se entienden, y por esta causa debían los ministros evangélicos trabajar con gran solicitud, y diligencia
en saber muy bien la lengua de los indios si pretenden hacerlos buenos cristianos pues como dice San Pablo
cap. 10 a Romanos ergo fides ex auditu la fe se alcanza por el oído, y lo que se ha de oír es la palabra de Dios,
y esta se ha de predicar en lengua, que los oyentes entiendan; porque como dice el mismo Apóstol: el que
habla será tenido por bárbaro; y como para declarar los misterios de nuestra Santa Fe basta saber la lengua

76
como quiera (a retazos) fino entender bien la propiedad de los vocablos, y modos de hablar que tienen, y por
falta de esto podía acaecer, que habiendo de ser Predicadores de , y la verdad lo fuesen de falsedad, porque
mal se puede llamar gramático, el que sólo sabe pedazos de latín sin tener noticias, y saber los rudimentos de
la gramática, porque así no hablará bien, y con perfección la lengua latina; y así esta el pueblo siempre, que
la hablare a decir mil barbarismo. La tercera parte, o modo de hablar la lengua mexicana, es pipil, lengua de
muchachos, que usa de pedazos de vocablos mexicanos, mas no se habla en todos los pueblos, sino sólo en
dos o tres, es de notar que no la hablan con sus ministros; porque para hablar a sus Ministros, y sus vecinos
usan la lengua vulgar.

Dije, que la lengua mexicana imitaba a la castellana, y no hay duda pues vemos, que en los Reinos, y ciudades
entre los caballeros y cortesanos se habla la castellana política, y en las Aldeas, y Pueblos se habla humilde,
y con corto estilo. Los niños la hablan también, pero balbuciente, y a pedacitos, que apenas se les entiende.
Patente tienes la semejanza que la castellana tiene con la mexicana. Otros ejemplares te pudiera traer mas
no quiero cansarte, sólo te pido perdones los yerros que en este tratado hallares sujetándolo todo a los pies
de nuestra Santa Madre Iglesia, y al parecer de los más noticiosos en la lengua mexicana. Vale.

(Se transcribe según la regla ortográfica actual del castellano).

77
2.
De la deixis como testimonio
Un texto legal en náhuat-pipil del siglo XVII

0. Introducción

El texto en náhuat-pipil a estudiar lo recopiló y publicó Miguel León Portilla en 1978. Aunque su traducción
es excelente, se efectúan ciertas modificaciones justificadas por un análisis gramatical exhaustivo. Además
se ofrece una reconstrucción del texto en náhuat-pipil para aligerar el proceso de traducción desde una
perspectiva gramatical, intrínseca al idioma. Sin embargo, la propuesta central consiste en estudiar la deixis
o demostración subjetiva como manera directa de deslindar un territorio. Pese a tratarse de un documento
legal, la medición de un terreno obedece a la posición del Yo en el espacio y a su testimonio ocular. La lengua
jurídica define un sistema subjetivo de referencias espacio-temporales.

La gran mayoría de los trabajos sobre el náhuat-pipil fundan su traducción en el náhuatl-mexicano, en la


lengua clásica del Anáhuac. Esta interpretación equivaldría a leer Salarrué con la ayuda de un diccionario
portugués antiguo. Se trata de lenguas emparentadas pero no idénticas, cuya adaptación la justifica el
prestigio del altiplano central mexicano con respecto a la periferia salvadoreña. Algunos vocablos y frases
pueden transponerse casi de manera directa, como la anota el mismo León-Portilla (40): tikmakaske se
vierte en ticmacazque, “daremos”; siwapiltonti isucuyu en cihuapiltontli ixucuyo, “hija menor”; tikokixmati en
ticoquixmati, “lo conocemos experimentalmente”, esto es, de manera testimonial o visual (se cambia la grafía
original para emplear la propia al náhuat-pipil). Pero él mismo anota la divergencia de sentido, por ejemplo
al referir el término chinamit, “pueblo”, cuyo cognado clásico, chinamitl, significa “seto o cerca de cañas”
(41), como si un sustantivo se volviera topónimo sin la necesidad de una marca locativa que lo acompañe
(chiinamit, “el pueblo y su gente”, Campbell, 196, a diferencia de teechan, “pueblo” en referencia a la “casa”,
chan, Campbell, 481).

El texto no lo escribe un hablante de náhuat-pipil, sino lo redactan personas desconocidas que hablaban
lenguas de la familia maya-quiché del Valle de Santiago de los Caballeros de Guatemala —hoy en día la Antigua
Guatemala— probablemente, poqomam. Este origen lo verifica el uso de consonantes oclusivas sonoras en
el texto, las cuales no existen en náhuat-pipil. Para limitarse a un solo ejemplo, transcrito anteriormente, la
frase verbal timakaske se escribe dimacazque, reemplazando la t por la d, igualmente sucede con dehuandin,
“nosotros’, cuya ortografía sería tehuantin o tewantin . Además, las palabras castellanas representan una
época en que la lengua indígena se halla en un amplio proceso de hibridación y, a veces, parece que el
compilador las transcribe incorrectamente. Tampoco existe una coherencia uniforme en la ortografía
del texto. A la vez, hay palabras que se prestan a una interpretación lingüística ambigua, ya que pueden
pertenecer al castellano, al náhuat-pipil —por ejemplo, en el renglón 2, y “y” en castellano, “él, ella, ellas, ellos,
su, sus” en náhuat-pipil— o posiblemente al poqomam. Sin duda alguna, se anota el uso del poqomam u-
“su”. Una hibridez léxica y gramatical caracteriza el texto.

No obstante, el aspecto más relevante lo establece la manera en que se delimita el espacio de una tierra
cultivable. El documento describe el traspaso de una herencia familiar. Se trata de una hacienda cuyos límites
deben trazarse de manera rigurosa y legal, sin interferir en las propiedades colindantes. Como lo anota León-
Portilla, “los descendientes del nahua pipil Pedro Méndez Colimero” (39) reciben por acta notarial las tierras
cultivadas de sus ancestros en pleno territorio poqomam. Si esta incursión nahua-hablante en una región
guatemalteca tradicional merecería un análisis político certero —su llegada contemporánea a la española,
los volvería conquistadores a igual derecho— el estudio siguiente se limita a lo estrictamente lingüístico,

78
en tanto que no hay hecho político, zoon politikon, sin un fundamento idiomático, zoon logos ejon (véase:
Matthew, 2000 sobre los “indios conquistadores”).

Por lingüística no se entiende la investigación de la estructura interna de la lengua sin incidencia alguna
en lo real. Por lo contrario, la delimitación de un área cultivada resulta de una escritura en el doble sentido,
jurídico y filológico del término. La lengua se imagina como el mapa de una comarca. Empero esta provincia
a deslindar no representa un sitio extraño a los personajes que marcan su entorno. En cambio, se trata de
un espacio recorrido —vivido diariamente— cuya geografía remite a la experiencia directa del narrador y
escribano. El mundo vivido se vuelve mundo narrado. Las marcas gramaticales de ese desplazamiento —de
la experiencia a la lengua— se llaman deícticos. Su centro de gravedad se sitúa en el “Yo-aquí-ahora” que
pluralizado desde el inicio —tewantin, “nosotros”— asume el conocimiento de la causa notarial y del lugar
que se adjudica por derecho hereditario.

A continuación se estudian esos “mojones” lingüísticos —para emplear un término jurídico del documento—
que arraigan el idioma en el espacio-tiempo de vida de los informantes y firmantes del acta notarial. A la
instancia más obvia —los demostrativos— se añaden los verbos de movimiento que dibujan el recorrido de
los personajes al construir una verdadera geo-grafía —escritura de la tierra— al igual que se agregan ciertos
verbos de conocimiento que implican una posición directa del sujeto en el lugar de los hechos. No hay
testimonio histórico fuera de un espacio-tiempo vivido cotidianamente. Antes que una abstracción espacio-
temporal, la lengua ofrece un mapa de lo real, un atlas de lo realmente percibido y re-conocido a diario.

Luego de presentar el texto en su versión original, se ofrece una versión reconstruida, la cual legitima una
nueva traducción. El texto reformado se acompaña de un examen gramatical estricto y de una glosa literal
que anticipa su comentario final. En seguida, se comentan algunos términos relevantes del vocabulario, para
concluir con un examen exhaustivo de la deixis en el texto. La hipótesis central consigna que, como sistema
de indicación, la lengua representa una geo-grafía o escritura notarial de la tierra, cuya posesión la legitima el
centro deíctico del discurso, el sujeto testimonial.

I. El texto

I. I. Texto original

Dehuandin, alcaldes icuan regidores [recte rexidores], nican chinamit [recte xinamit] santo domingo mixco,
asean [recte axca] dicmacazque posision y dali yecuandin, menor ipiltzin miquini Po mendes, pasqual mendes,
i Po mendes i baltazar mendes [recte mentez] i Joana [recte Xoana]; i cihualpiltondi [recte ciuapiltondi]
ysucuyu miquini Po mendes colminera.

Muchi [recte muxi] idali asda [recte axda] [¿?] aco, pehua ytenco uel ilintera baltasar comes; quiyahui,
quinamiqui y lintera pablo fuendes, ituca uachalus [¿uaxalis?]; [¿?] neman ualtemoz campa quitoca yzquich
[recte yzquix] i Frico lorenzo [recte lorenço] fuendes, ya iyasca [recte iyaxca] miquini Po mendes Colminero,
ciendas dicoquismadi, quenami iyasca Po mendez, nican dali yuquiueltemuz, itenco [recte i denco] ualaqui,
namiqui y lintera yecuandin Po pernia icuan melchior pernia.

Yu neci i monjon [recte monxon], cepa unpa, cepa ualaz itenco vel ilinteras dali pablo fuendes, ualaqui,
namiqui monjon [recte monxon], campa nemi ululdinder idenco udi. Neman ualtemuz [recte ualtemux] idic
yzquich [¿recte yzquixin?] cuyunqui; ualaqui, namiqui uztun y lintera idali miquini baltasar cempuual, campa
quituca Frico lorenço fuendes, uel umpa, danduc itenco ydaly Po mendes, muchi dali. Yanezduc idenco

79
ayac, aquin, quipeualti pleido; idechcupa nican dali quenami ya nicmaca posesion, y yujca menor unca idali,
icuale, yecuandin va erdreado asca [recte axca] idic, y ydic ima, yecuandi menor pascual i baltasar i Po menda,
ichquindin ipiltzin miquini Po mendez, isuiyo Po mendez colminero.

Ayac yzdacadilizdi ixpancicu testico, yuu dicchiuazque, tecuandin alcaldes ycuan regidores [recte rexidores],
muchintin dadoque, nican chinamit [recte xinamit] santo domingo mixco, castuli ce tunali, mes di junio [recte
xunio], uel ipan siuit de 1637 año.

(firmas)
dieco ger(oni)mo dieco paz dieco maroquin Po pemia
alcalde alcalde alcalde mayor alguacil mayor juez

baltasar comes Franco raulic


regidor regidor

Franco escobal dominco paz dominco çodor dominco ramos coyom


destico destico destico destico

Po cempuual dieco quihuom grabriel mendes Po qui martinez


destico destico xcrivano Paacdo fiscal

Al reverso
ytencupa Señor presidente uquimaca posesion. Señor alcalde e Regidore(s), nican chinamit Sancto Domingo
mixco. (León-Portilla, 44).

I. II. Texto reconstruido

El texto reconstruido se desglosa en un tríptico analítico por cada renglón numerado del uno (1) al diez y seis
(16). La primera línea lo adapta al alfabeto náhuat-pipil estándar; la segunda ofrece un análisis gramatical
estricto y la tercera, una traducción literal. De ser necesaria, se añade una cuarta nota gramatical para explicar
un detalle preciso. Así se justifica una nueva traducción en castellano formal que concluye este apartado.
Sólo en seguida se procederá al análisis lingüístico del acta notarial.

(1) Te-wan-tin, alcaldes i-wan regidores, nikan chinami-t Santo Domingo Mixco,
(1) nosotros/nos-compañía-plural, alcaldes posesivo-compañía
regidores, aquí pueblo-absolutivo Santo Domingo Mixco,
(1)nosotros, alcaldes y regidores, aquí pueblo Santo Domingo Mixco

(2) axkan ti-k-maka-s-ke posesion i-tal-i ye-wan-tin, menor i-pil-


tsin miki-ni Pedro Méndes, Pascual Méndes, y Pedro
(2) hoy/ahora nosotros-lo/a-dar-futuro-plural posesión posesivo-tierra-absolutivo ellos/ellas-él/ella-
compañía-plural menor posesivo-hijo-diminutivo morir-agentivo Pedro Méndes, Pascual Méndez, y Pedro
(2) hoy/ahora daremos posesión su tierra (de) ellos, (a los) menores hijos
(del) muerto Pedro Méndez, Pascual Méndez y Pedro
(2) Nota: el genitivo náhuat-pipil se forma añadiéndole el adjetivo posesivo al ente poseído, el
cual antecede al poseedor, literalmente, su-tierra ellos, donde “su” y “ellos” son correferenciales. Los
pronombres personales independientes como yewatin carecen de una marca de su función gramatical.

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(3) Méndes y Baltazar Méndes y Juana; i-siwal-pil-tunti i-sukuyu miki-ni Pedro Méndez Colminera.
(3) Méndez y Baltasar Méndez y Juana; posesivo-mujer-hijo-diminutivo posesivo-/
bonito/menor/brote/cogoyo morir-agentivo Pedro Méndez Colminera.
(3) Méndez y Baltasar Méndez y Juana; su hijita menor/bonita (del) muerto Pedro Méndez Colminera,

(4) muchi i-tal-i axta ajku, pewa i-ten-ku wel i-lintera Baltasar Gómez; ki-yawi, ki-namiki i-lintera
(4) todo posesivo-tierra-absolutivo hasta arriba, comenzar posesivo-boca/frente-locativo
venir posesivo-lindero Baltasar Gómez; lo/a-ir lo/a-encontrar posesivo-lindero
(4) toda (la) tierra hasta arriba, (donde) comienza su orilla viene su
lindero (de) Baltasar Gómez; van, lo encuentra su lindero
(4) Nota: la presencia de dos verbos conjugados en serie —ki-yawi, ki-namiki— corresponde a una
subordinación aspectual en castellano en la cual el segundo verbo aparece en infinitivo, “van a encontrarlo”.

(5) Pablo Fuentes, i-tukay wal-xalis; neman wal-temu kam-pa ki-tuka iskix/ixkich/itskix i Federico Lorenzo
(5) Pablo Fuentes, posesivo-nombre venir/direccional-arena; pronto/luego venir/direccional-
bajar donde-locativo lo/a-sembrar/enterrar casi-todo/agarra posesivo-Federico Lorenzo
(5) Pablo Fuentes, (es) su nombre viene hacia arenal, luego hacia/aquí-
baja donde-está lo siembra casi-todo/agarra su Federico Lorenzo
(5) Nota: el uso del direccional wal, “venir”, especifica que el movimiento del verbo
principal se efectúa en un acercamiento progresivo hacia el hablante.

(6) Fuentes, ya i-axka miki-ni Pedro Méndez Colminero, haciendas ti-ku-kis/kix-mati, kenami i-axka
(6) Fuentes, ya posesivo-hoy morir-agentivo Pedro Méndez Colminero,
haciendas nosotros-lo/a-ojo-saber, como/igual su-hoy
(6) Fuentes, ya (es) hoy muerto el Pedro Méndez Colminero, (cuyas)
haciendas las conocemos de vista/testimonio, igual hoy

(7) Pedro Méndez, nikan tal-i yuki-wel-temu, i-ten-ku wal-aki/ahsi, namiki


i-lintera ye-wan-tin Pedro Pernia i-wan Melchior Pernia.
(7) Pedro Méndez, aquí tierra-absolutivo ir-direccional-bajar, posesivo-boca/
abertura-locativo direccional-llegar, encontrar su-lindero ellos/ellas-él/ella/
compañía-plural Pedro Pernia posesivo-compañía Melchor Pernia
(7) Pedro Méndez, aquí (está la) tierra (que) va hacia/aquí-baja(nado), a la orilla hacia/
aquí-llega, encuentra su lindero (de) ellos Pedro Pernia y Melchor Pernia
(7) Nota: la noción de –te(e)n, “boca, orificio, orilla”, relaciona una de las aberturas
superiores del cuerpo humano con el borde, la orilla, la arista exterior de un objeto.

(8) Yu nesi i-mojon, se-pa, um-pa, se-pa wala-s i-ten-ku wel i-linteras tal-i Pablo Fuentes, wal-aki/ahsi,
(8) Él/ella/ello salir/surgir posesivo-mojón uno-locativo, dos-locativo venir-futuro posesivo-
boca/abertura-locativo venir posesivo-lindero tierra-absolutivo Pablo Fuentes, venir-llegar
(8) Va sale su mojón una vez, dos veces, vendrá su orilla (a) terminar, viene
su lindero (de) tierra (de) Pablo Fuentes, (que) hacia/aquí-llega

(9) namiki mojon, kam-pa nemi ulu-pa-lindera i-ten-ku ujti. Neman wal-temu i-tik iskix/ixkich kuyun-ki;
(9) encontrar mojón, donde-locativo existencial maíz/olote-locativo-lindero
posesivo-boca/abertura-locativo camino. Pronto/luego direccional-bajar
posesivo-en/de casi-completamente agujerear/horadar-pretérito
(9) (se) encuentra mojón, donde (está) hay/existe lindero (de) maizal su orilla (de) camino. Luego

81
hacia/aquí-baja casi/completamente dentro de lo (que se) agujereó/del abismo./zanjón
(9) Nota: la secuencia donde-locativo correspondería a la cópula locativa castellana, “estar”.

(10) wal-aki/ahsi, namiki ustun i-lintera i-tal-i miki-ni Baltasar Cempuual, kam-pa ki-tukay Federico
(10) direccional-llegar encontrar barranca posesivo-lindero posesivo-tierra-absolutivo
morir-agentivo Baltasar Cempuual, donde-locativo posesivo-nombre Federico
(10) hacia/aquí-llega, encuentra barranca su lindero su tierra (del) muerto
Baltasar Cempuual, donde (está) (la que es) su nombre Federico

(11) Lorenzo Fuentes, wel um-pa, ten-tuk i-ten-ku i-tal-i Pedro Méndez, muchi tal-i. Yajane-tuk
(11) Lorenzo Fuentes, venir dos-locativo, llenar-perfectivo posesivo-abertura/boca-
locativo Pedro Méndez, todo tierra-absolutivo. Aquél/lugar-perfectivo posesivo-
(11) Lorenzo Fuentes, viene dos veces, llenado/terminado su lindero
(de) su tierra (de) Pedro Méndez, toda tierra, aquel sitio

(12) i-ten-ku ayak, a kin, ki-pewa-lti pleito; i-tech-ku-pa(n) nikan tal-i ken-ami ya ni-k-maka posesión,
(12) posesivo-boca/abertura-locativo nada/ninguno, a ellos, lo/a-comenzar-causativo pleito;
posesivo-nos-arriba-locativo aquí tierra-absolutivo como/igual ya yo-lo-la-dar posesión
(12) su orilla ninguna, a ellos, causa comienzo (de) pleito, al lado
de arriba aquí tierra igual/como ya doy posesión

(13) yuj-ka menor unka(n) i-tal-i, i-wale, ye-wan-tin wa(n) heredero axka i-tik, y i-tik i-ma, ye-wan-tin heredero
(13) posesivo-lugar menor ahí posesivo-tierra-absolutivo, posesivo-venir, ellos/ellas-él/ella/
compañía-plural herederos, ahora posesivo-de/en posesivo-mano, y posesivo-de/en heredero
(13) (en ese) su lugar (del) menor ahí (es(tá)) su tierra, viene, ellos
herederos, ahora en su mano, de (los) herederos

(14) menor Pascual y Baltasar y Pedro Méndez, ix-kin-tin i-pil-tsin miki-


ni Pedro Méndez, i- suiyo/ixwiyu Pedro Méndez Colminer
(14) menor Pascal y Baltasar y Pedro Méndez, ojo-lo/as-plural posesivo-hijo-diminutivo
morir-agentivo Pedro Méndez, posesivo-nieto Pedro Méndez Colminero.
(14) menor Pascual y Baltasar y Pedro Méndez, todos/ante-ellos su-
hijito muerto Pedro Méndez, nieto Pedro Méndez Colminero

(15) Ayak ix-taka-til-ix-ti ix-pan-xiku testigo, yu ti-k-chiwa-ske-t, te-wan-tin alcaldes


(15) Ninguno/Nada cara/ojo-hombre-hollín/tile-ojo/cara-absolutivo frente/ante-
mentira testigo, ir nosotros-lo/a-hacer-futuro-plural, nosotros alcaldes
(15) Ninguna cara-hombre-cara tiznada ante-mentira (de) testigo, va lo haremos, nosotros alcaldes

(16) i-wan regidores, muchin-tin ta-tuke, nikan chinamit Santo Domingo Mixco,
kaxtuli se tunali, mes di mes de junio, wel i-pan xiwit de 1637 año.
(16) posesivo-compañía regidores, todo-plural nuestro-señor, aquí pueblo-absolutivo
Santo Domingo Mixco, quince uno día, junio, viene su-locativo año de 1637 año.
(16) y regidores, todos señores, aquí pueblo Santo Domingo Mixco, 16 día, junio, viene de año de 1637 año.

(firmas)
Diego Gerónimo Diego Paz Diego Maroquín Pedro Pemia
alcalde alcalde alcalde mayor alguacil mayor juez

82
Baltasar Gómez Franco Raulic
regidor regidor

Francisco Escobal Domingo Paz Domingo çodor Domingo Ramos Coyom


testigo testigo testigo testigo

Pedro Cempuual Diego Quihuom Gabriel Méndez Pedro Qui Martínez


testigo testigo escribano Paacdo fiscal

Al reverso
i-tenku-pa Señor presidente u-ki-maca posesión. Señor alcalde y Regidores, nikan chinami-t Santo Domingo
Mixco.

I. III. Nueva traducción

Nosotros, alcaldes y regidores, aquí en el pueblo de Santo Domingo Mixco (1), ahora daremos posesión de sus
tierras a los hijos menores del difunto Pedro (2) Méndez: a Pascual Méndez, Pedro Méndez, Baltazar Méndez
y Joana, la hija menor del difunto Pedro Méndez Colminero (3). Todas sus tierras, hasta arriba, comienzan en
la orilla de los linderos de Baltazar G6mez, van, hasta encontrar los linderos (4) de Pablo Fuentes, llamado
Waxalis, “la Secada”, en seguida, viene bajando hacia aquí, sigue todas las siembras de Francisco Lorenzo (5)
Fuentes, hasta llegar a la propiedad del difunto Pedro Méndez Colminero, que sabemos por experiencia que
es hacienda suya (6), de manera que fue propiedad también de [su hijo] Pedro Méndez, la tierra que aquí
vendrá bajando, la que (aquí) llega a la orilla, encuentra los linderos de aquellos, Pedro Pernia y Melchor
Pernia (7).

Como lo muestra el mojón, una vez, dos veces, una vez va a la orilla de los linderos de la tierra de Pablo Fuentes,
(aquí) llega (8) a encontrar el mojón, allá anda el lindero de su milpa, a la orilla del camino. Luego vendrá
cayendo dentro de todo lo-que-está-agujerado/el zanjón/abismo (9); (aquí) llega a encontrar los linderos de
la tierra del difunto Baltazar Cempuwal, por allá sigue (la tierra del) mentado Francisco (10) Lorenzo Fuentes
hacia allá, y termina en la orilla de las tierras de Pedro Méndez, toda la tierra (11). [Así, se muestra], de sus
límites que nadie ha causado pleito, por eso, las tierras que aquí están, de esta manera, ya doy posesión (12)
de ellas así, a los menores, de las que son sus tierras, sus bienes, a aquellos que ahora las han heredado ahora
dentro, en su mano, de aquellos (13) menores Pascual y Baltazar y Pedro Méndez, (ante) todos (ellos) hijos del
difunto Pedro Méndez, nietos de Pedro Méndez Colminero (14).

Sin mentira de cara negra/culera/traidora, ante los testigos, así lo haremos, nosotros alcaldes (15) y regidores,
señores todos, aquí en el pueblo de Santo Domingo Mixco, a quince días del mes de junio, del año de mil
seiscientos treinta y siete (16).

(firmas)

Diego Gerónimo Diego Paz Diego Maroquín Pedro Pemia


alcalde alcalde alcalde mayor alguacil mayor juez

Baltasar Gómez Franco Raulic


regidor regidor

83
Francisco Escobal Domingo Paz Domingo çodor Domingo Ramos Coyom
testigo testigo testigo testigo

Pedro Cempuual Diego Quihuom Gabriel Méndez Pedro Qui Martínez


testigo testigo escribano Paacdo fiscal

(dorso)
De parte del señor presidente se dio posesión. Señor alcalde y regidores, aquí en el pueblo de Santo Domingo
Mixco.

II. Análisis lingüístico

II. I. El léxico

En cuanto al léxico más interesante se anotan los términos siguientes. Ahora en desuso, los pronombres
para “nosotros”, te-wan-tin, y “ellos”, ye-wan-tin, literalmente expresarían “nos-compañía-plural” y “él/ella/
ello-compañía-plural”. Sem-puwal, literalmente “una cuenta”, puede significar “veinte” como en náhuatl-
mexicano o “cinco” como en náhuat-pipil pipil, cuyo sistema aritmético ofrece una desviación quintesimal
(base 5) del prevalente sistema vigesimal (base 20) de las lenguas mesoamericanas en general. “Ciendas” es
un error tipográfico o un apócope para “haciendas”. Kuyunku quiere decir “ventana” o “hueco”, una metáfora
interesante, porque vincula la estructura de la vivienda al cuerpo humano, particularmente al “ano”, acaso lo
agujereado de kuyuni, “abrirse hoyo, agujerear” (Campbell, 310). Tantuk —danduc en el texto original— posee
una significación y origen desconocidos, como ya lo anota León-Portilla, aun si tentativamente se sugeriría
ten-tuk, “lleno” (Campbell, 494). I-wan puede decir “con él, con ella, con ellos, con ellas”, así como “y su, y sus”,
ya que su sentido de nombre relacional, “en compañía de”, abarca ambas ideas: la preposición y la conjunción
castellanas. I-lintera “su lindero” e i-lij-lintera “sus linderos” ejemplifican palabras mixtas, provenientes de una
lengua híbrida. I-lij-lintera aplica la morfología náhuat-pipil —en particular el plural— al reduplicar la primera
sílaba de lintera. Ix-pan-xik quiere decir “ante, fuera del centro”: ix, “ojo, extraer, sacar”; -pan, “cerca de, detrás
de, por”, y xik, “ombligo, centro, medio, mitad”. Xiwit es un léxico sumamente polisémico: “año, fuego, azul,
verde, Dios”. Nótese la fecha “mes di junio, wel i-pan xiwit de 1637 año”, con la duplicación xiwit/, año. Ulu-
lintera o quiere decir “lindero del maizal” del náwat utut “olote” o “su lindero” del maya u “su, sus”. Ustu’t resulta
un vocablo enigmático en las tres lenguas que se entremezclan. La forma del texto original es uztun, el cual
puede significar “barranca”, uxtut, o provenir de una palabra poqomam. Istaka-tili-ixti es literalmente “mentira
(de) cara negra”. “Cara negra” o tili-ixti es un eufemismo para “culero” o “lambeculos”, es decir, se asocian las
mentiras con la actividad homosexual pasiva (López Austin, 187, quien relaciona el ano a lo oscuro y Schultze-
Jena, quien lo refiere como palabra para ano: “i tem-pan ne mu tili”, “la abertura/boca del tizne”).

II. II. Aspectos sintácticos

La cuestión esencial consiste en indagar cómo se diseñan los linderos de una propiedad. Este término resulta
de tal importancia que aparece citado trece (13) veces en el texto. La delimitación de un terreno podría
hacerse de manera puramente objetiva usando mediciones, puntos cardinales, marcas observables en el
terreno, al igual que mojones a manera de señal. De esos indicios topográficos sólo estas últimas estacas se
mencionan dos veces. A lo sumo, se intuiría una leve alusión al norte cuya apelación, k-ajkuw-ik, guarda una
estrecha relación con arriba, ajku (Campbell, 260; Arauz, 247) Sin embargo, las indicaciones objetivas ocupan
un lugar secundario ante la posición del sujeto en el paraje.

84
Un simple conteo verifica el uso repetido del verbo “venir” y su direccional, wal/wel, en diez (10) ocasiones, al
igual que del demostrativo “aquí”, nikan, en cinco (5). Ambos términos —de movimiento y estación— sólo
pueden explicarse en referencia al sujeto hablante, quien especifica el sentido concreto de ambas palabras:
movimiento hacia el yo (à|yo), el primero, y lugar del yo (|-yo-|), el segundo. La subjetividad deslinda el
territorio a adjudicar notarialmente.

Dado que el náhuat-pipil establece una distinción radical entre topónimos o nombres de lugar, y entidades
(Sasaki), los primeros son auto-locativos y, con frecuencia, no se utilizan como argumentos de un predicado
nominal ni verbal (véase el primer ensayo, sección V, para su cuestionamiento). A diferencia del castellano, los
topónimos a menudo carecen de una preposición o de un nombre relacional que los marque como meta (à|),
origen (|à) o estación (|--|). Exclusivamente, tal determinación le corresponde al esquema nocional o actancial
del verbo. Así lo exponen los dos ejemplos siguientes contrapuestos en su orientación. La prospectividad le
atañe al verbo “ir”; la retrospectividad, a “venir”, pese al uso del locativo ka, “a/en/de” (Campbell, 257).

Keman tiau taja ka nu-chan? ¿cuándo va ud. (a) mi casa? ( |)


Ni-wits ka ni-tawilua sej-seyuk lado vengo (de) iluminar otros lados (| )
(Arauz, 210 y 67).

Por tanto, la primera cláusula del texto localiza al pueblo de Santo Domingo Mixco por un demostrativo,
“aquí”, que refiere el lugar en el cual se encuentra el sujeto. Desde el inicio, el espacio se constituye como
territorio vivido, sitio de residencia del hablante, o bien como un verdadero Dasein. Al glosarse en una lengua
occidental, la oración locativa —“aquí pueblo Santo Domingo Mixco” — obliga a reponer las preposiciones
faltantes al igual que, a justo juicio, también restituiría una cópula locativa: “aquí en (donde está) el pueblo de
Santo Domingo Mixco”. La aldea como domicilio del hablante, en plural, lo refrenda el mismo demostrativo
en otras tres ocasiones al delimitar la parcela a heredar — una al inicio y dos al final— reafirmando la
relevancia existencial del lugar. A ello se añaden otras dos instancias : “aquí tierra va” (renglón 7) “aquí tierra
igual/como ya doy posesión” (renglón 12). El primer ejemplo comprueba uno de los linderos —una ladera
que asciende a partir del sitio donde se sitúa el hablante— y, en seguida, el segundo otorga la herencia del
terreno deslindado en el cual se instala el hablante.

A esta localización estática —el yo-(estoy)-aquí— se agrega el movimiento ondular del terreno cuyas laderas,
ascendentes o descendentes, se describen por su acercamiento o alejamiento con respecto al hablante, tal
cual lo constata el ejemplo anterior del reglón siete (7). Los accidentes geográficos de una parcela montañosa
se describen en términos de una traslación figurada hacia el sujeto, o a partir de él. Por ello, bajo la metáfora
de un vaivén, los verbos más relevantes son “ir” y venir”, ambos como verbos independientes, al igual que en
su función auxiliar sea de futuro perifrástico, el uno, ki-yawi, ki-namiki i-lintera
(va lo encuentra su lindero/va a encontrar el lindero; nótense dos propiedades verbales tratados en el primer
ensayo: 1) le secuencia de dos verbos conjugados en serie, rasgo tipológico náhuat-pipil y 2) el índice de
tercera persona, ki-, de complemento directo que precede al verbo “ir”), o de direccional, el otro, wel-temu,
“hacia/aquí-baja”.

Debe contrastarse el límite objetivo —la existencia de un rasgo observable— con el subjetivo, la presencia
del testimoniante en el área a medir. Así el renglón nueve (9) sitúa un mojón por kam-pa nemi ulu-pa-lindera
i-ten-ku ujti, “donde está el lindero del maizal a la orilla del camino”. Pero, en seguida, el agrimensor se
coloca en otra arista del terreno para acotar su descenso hacia un abismo desde el cual calcula la extensión.
Neman wal-temu i-tik iskix/ixkich kuyun-ki, “luego hacia/aquí-baja casi/completamente dentro de lo (que se)
agujereó/ luego baja hacia aquí casi completamente al zanjón/abismo (donde me encuentro)”. Asimismo,

85
se utiliza el verbo aki/ajsi, “llegar” que antecedido de un direccional insiste en el movimiento encrespado del
terreno que se aproxima al hablante (renglón siete (7)).

Esta localización del sujeto la retoma el único verbo epistémico que se utiliza en el texto. Se trata de un
compuesto de una parte del cuerpo —la palabra ix-, “ojo”— que funciona como prefijo del verbo “saber”,
mati, para producir el derivado ixmati, “conocer, saber de vista/ocularmente”, o quizás su glosa inglesa sea
más oportuna y literal: eyewitness (account). Ti-ku-kis/kix-mati, “nosotros-lo/a-ojo-saber/las conocemos de
vista/testimonio”. No basta que el hablante recorra el sitio para medir sus oscilaciones abruptas, ingresando o
egresando de su posición exacta, del aquí. Es necesario que la presencia subjetiva la certifique el conocimiento
testimonial del terreno. Toda medida abstracta y objetiva la opaca la vivencia misma del testigo presencial.

III. Coda

Si la rama más objetiva de la jurisprudencia —la medición de un terreno agrícola— se dispensa del cálculo
exacto, cuánto más no se esperaría de otras áreas del saber que ahora se denominan ciencias sociales. El
testimonio ocular reemplaza —quizás antecede— todo relato objetivo de la historia. Al menos, la posesión de
la tierra —acto político por excelencia— no la legitima sino el cuerpo humano que se instala en un territorio
vivido como algo propio. La lengua —medida del mundo objetivo y de la experiencia humana— establece
el censo de lo real.

Habrá que esperar más de tres siglos (1637-1970), hasta la década de los setenta, para que la noción de
testimonio ocular —ixmati— se recobre como categoría analítica esencial de la historia latinoamericana. Si
el compromiso de la época actual refina —iixmaatiilua (Campbell, 244)— el concepto hasta volverlo piedra
angular de una teoría historiográfica del oprimido, su antecedente indígena queda sin mención. Como la
memoria (el-naamiki) jamás se exime de invocar su antónimo, el olvido (el-kaawa) —ya que ambas funciones
psíquicas se arraigan en el mismo órgano corporal, el-, “hígado”— la tradición milenaria náhuat-pipil se
excluye de la elaboración teórica presente. No existe una certera capacidad de retención sin amnesia. Lo
indígena ya no se alza hacia la vista —ix(keh)ketsa— ni se imagina que un sustrato ancestral yace agazapado
en el silencio de todo testimonio. El mundo se piensa de manera paradójica, tan realmente objetivo, que sólo
la (inter)subjetividad humana da cuenta de él.

“Si me dejan hablar”, el cuerpo humano da testimonio que su visión hace del mundo natural una cultura.
La tierra cultivable y la herencia generacional no lo mide un sistema métrico moderno. Tampoco lo evalúa
otro colonial de leguas, manzanas, varas, yardas, brazadas, codos, pies, etc., ni el prehispánico, que sólo
podría inferirse por fuentes náhuatl-mexicanas, a menudo calcadas como si el trópico salvadoreño fuese un
altiplano central. La principal extensión del mundo —weey, “grande”, y weyak, “largo” (Campbell, 367)— se
arraiga en el “cuerpo”, weeyka. Por ello, se vaticinaría que mediciones corporales tasarían cada arista del
terreno. No obstante, la descripción invoca su movimiento sinuoso a manera de oleadas que se acercan o
alejan del hablante. Apostado en un ángulo —vuelto mojón, él mismo en su aquí— el sujeto observa y anota
la manera en que la parcela se eleva o desciende de ese vértice. Más que una medida estática y exacta en su
número, la propiedad se desplaza teniendo como eje de referencia espacial y cognitivo al “Yo-Aquí-Ahora”,
esto es, al sujeto testimonial que la otorga por justo derecho.

86
INTERMEDIO II

Encabezados del capítulo segundo al sexto del Teotamachtilizti

VNTETAMUXXELIZTI
CAMPA MUNEXTIA, QUENAMI IPILTI-
zim Dios, ipampa itactacul vquichti vmutemui in
(t)alticpac, avh in vmunacaiotzitzino, auh vmuta-
catilli itech Santa Maria, auh muhi tem
vpanu ixquichcahuit vcalaquic itech
çempualli matacti xihuit.

SEGUNDO CAPÍTULO DE LA OBRA


DONDE SE REVELA, CÓMO (ES QUE) EL HIJO
Honorable de Dios, por haber(se) nacido/engendrado varón descendió al
mundo, y/con su honorable cuerpo divino, y (fue)
engendro/nacido de Santa María, y
sucedió que llegó a entrar/cumplir sus
treinta años.

Notas

Tet(l), “piedra”, “se utilizaba originalmente para contar objetos más o menos redondos” y luego para cualquier
cosa (Launay, 1979: 69). Se emplea como sufijo del número ordinal del capítulo en cuestión.
Çempualli matacti, “treinta” = veinte + diez.
Vmutacatilli, “engendro, brote, nacido”, de tacatilia, “engendrar” cuya raíz proviene de tacat, “hombre”; de la
misma que se deriva tacati, “nacer”.

YECTET AMUXXELULIZTI
CAMPA MUNEXTIA QUENAMI
San Iuan Bautista vmutaquatequilli in Tutecuio
Iefu Chrifto auh in quenami Tutecuio Iefu Chrifto
vquitemachti itech mtaquintim altepet, auh in
muchitem vpanulti ixquichcahuit vaçit
huet/y pafqua.

TERCER CAPÍTULO DE LA OBRA


DONDE SE REVELA CÓMO (ES QUE)
San Juan Bautista bautizó a Nuestro Señor
Jesucristo y luego Nuestro Señor Jesucristo
enseñó así como se mostró en el pueblo, y
a todos les transmitió sin cese (hasta que) fue/ocurrió
la gran pascua.

Notas:

87
Ixquich-cahuit, “todo el tiempo pasado, hasta el presente”
v-mu-quatequilli, “lavar la cabeza, bautizar”.

NAVTET AMUXXELVLIZTI
CAMPA MUNEXTI, QUENAMI
Vazic huei pafqua, auh in quenami tu temaquiz-
Ticatzim Iesus vtatauti in Dios itatatam.

CUARTO CAPÍTULO DE LA OBRA


DONDE SE REVELA CÓMO (ES QUE)
fue/ocurrió la gran pascua, y cómo Nuestro Salvador
Honorable Padre Jesús rogó a Dios su Padre.

MACVILTET AMUXXELVLIZTI
Campa mupua quenami Indiofme vteonaque in Tu-
tecu Iefus Chrifto, auh in muchiten vpatitilti ixquich
cahuit in vtahuitequique.

QUINTO CAPÍTULO DE LA OBRA


Donde se cuenta cómo (es que) los indios veneraron a
Nuestro Señor Jesucristo y/quien a todos sanó/regeneró sin cese
los enmendó/condujo.

CHICVACENTET AMUXXE-
lulizti
CAMPA MVPVA QUENAMI IN
Vquintalique Indiofme ce huiz coranatzum icpac
Iefus, auh inmuchi ten vp, nulti ixquichcahuit
vmumiquili itech Cruz vmunum aiuliti,
vmutecahui in ilhuicac vmutalitzinu
imai campa tzinco Dios.
itatzim.

SEXTO CAPÍTULO DE LA OBRA


DONDE SE CUENTA CÓMO (es que)
Se asentaron los indios en el honorable corazón de
Jesús, y todos concluyeron, se inclinaron sin cese
al morir en la Cruz su mismo placer
abandonaron en el cielo se instaló
a la mano por apego a Dios
su honorable padre.

88
3.
De la supervisión
De cobros mundanos e indulgencias celestiales

0. Introducción

El segundo texto a estudiar lo recopila Pedro Geoffroy Rivas quien lo adjunta a la gramática náhuat-pipil que
publica en 1969. Corresponde a la época de oro del idioma indígena salvadoreño como lengua vehicular de
la administración colonial española, según Laura F. Matthew y Sergio F. Romero (2012) y suele citarse como
texto clave para establecer la filiación dialectal del náhuat-pipil en la del idioma náhuatl en general (Dakin,
1996:174-176). El documento especifica una serie de recomendaciones que el Arzobispo de Guatemala, Fray
Payo de Ribera (1613-1684), realiza para la Cofradía de la Vera Cruz en la ciudad de Santa Ana. A Ribera se
le reconoce por su labor pastoral, de jurista por salvaguardar “los derechos de las jurisdicciones” (Castañeda
Delgado, 1985: 259 y López Vallecillos, 21-23), “obispo incómodo” en el Virreinato de la Nueva España” (272),
“prelado intelectual” (276), promotor de la imprenta.

En particular, el texto de corte eclesiástico sugiere las varias maneras de gestionar la Cofradía. La recomendación
central gira en torno a la administración de fondos financieros. Hay que implementar la recolección de
productos en bruto, su conversión en “almoneda”, así como supervisar los gastos. El documento presupone
que una porción considerable de las retribuciones se colectan en especie, como se esperaría de una sociedad
agrícola. Por ello, aconseja convertirlos en dinero efectivo.

Para el control de ingresos y egresos el Arzobispo recomienda establecer una contabilidad estricta
inscribiéndolos en un cuaderno. Además, la cofradía debe poseer una caja de seguridad a doble llave,
cuyos portadores —el Padre Cura y Mayordomo— se invisten de poder al controlar el flujo de mercancías
y moneda. La garantía del poder la asegura la super-visión, en el doble sentido de la palabra: visión del
superior y vigilancia. Literalmente, define la visión que ese par de altos cargos ejerce sobre la actuación de
todos los miembros.

Por su escritura en caracteres latinos, la lengua indígena adquiere esa misma prerrogativa ya que visualiza
—super-visa por la gestión— las actividades laborales y religiosas de los adeptos. Esta doble vigilancia
consolida una relación intrínseca entre la autoridad eclesiástica y la civil, entre la religión oficial y la popular,
al reconocerles un igual dominio ideal sobre los bienes mancomunados de los cófrades. Cada autoridad
posee un derecho de acceso equivalente a una caja y a un escrito en común, a cerradura doble. A “dos llaves”
(renglón 22) implica un balance ideal entre la autoridad laica y la religiosa. Esas cerraduras se interpretan
como metáfora directa de la observación y del cuidado que smbos mandos le prodigan a los subalternos.

A continuación se revisan las marcas gramaticales que manifiestan la supervisión como actividad ocular de
la autoridad hacia los feligreses. En seguida, se presenta el texto recopilado por Geoffoy Rivas (1969: 87-90),
el texto reconstruido en un alfabeto estándar, una nueva traducción más apegada al documento mismo, un
análisis gramatical que justifica la interpretación y traducción precedente, al igual que la traducción original
corregida en sus obvios errores ortográficos actuales.

I. Las marcas lingüísticas del poder

Ligada a la supervisión como rubro central de las recomendaciones, se desglosan los términos vinculados
al sentido de la vista. Varios vocablos claves se repiten sin cese. El verbo ita, “ver”, aparece seis/siete veces;

89
ix-pan, “enfrente, ante los ojos”, en tres ocasiones; un homófono de ix, “ojo”, ix-tia, “sacar, salir/ojo-causativo”,
seis veces ix-mati, “ojo-saber; conocer, saber ocular/testimonial”, en dos; i(j)kwilua, “escribir, pintar”, tres veces;
cuenta/puwal, seis veces y otras tres, como término para la cifra veinte (20), umpuwal, “una cuenta”. Además,
el demostrativo nikan, “aquí”, aparece reiterado en diecisiete ocasiones, como si la presencia del sujeto en
el lugar necesitaría certificarse a cada instante de la enunciación. El análisis de esos términos prosigue su
conteo aritmético.

La insistencia en el demostrativo confirma la posición central del sujeto que dictamina. Su superabundancia
señala cuan relevante se juzga la posición del hablante para la determinación de la ordenanza. Acaso, como
la lengua, centrada en el acto de enunciación, todo reglamento se concibe en tanto régimen igualmente
subjetivo que emana de la autoridad. Por tal razón, en seis ocasiones, los locativos no remiten a puntos fijos
en el entorno, sino a la enunciación misma como preludio de un imperativo categórico. En los renglones
cuatro (4) y cinco (5), el sujeto se sitúa en el pueblo hacia el cual se dirige el mandato como eje de rotación de
la historia: nikan chinamit Señora Santa Ana (renglones 4 y 5). El representante también se coloca al interior
de la cofradía: nikan Santa Cofradía, (reglón 9; véase también renglón 47). Como frases auto-locativas, las
anteriores citas pueden dispensarse de una preposición que la traducción castellana obliga a restituir: “aquí
en el pueblo”; “aquí en la Santa Cofradía”. Igualmente sucede con los frutos (i-takil), las ventas y ganancias que
obtiene la cofradía, los cuales se disponen a partir del hablante. Kixtis muchi nikan…, “saldrá todo (de) aquí”
(renglón 12, nótese que la retrospectividad (|à) no la marca el demostrativo sino el esquema nocional del
verbo); mupiyas nikan, “se tendrá aquí” (renglón 26); kiasis itakil nikan Santa Cofradía, “se encuentre el fruto
aquí de la Santa Cofradía” (renglón 31); y munamakas nikan itakil, “se venderá(n) aquí los frutos” (renglón 32).

Más ambiguas resultan otras cinco apariciones de nikan, “aquí”, frente a un sustantivo como si sustituyera
un adjetivo demostrativo, o bien como indicación directa del asunto, “he aquí”. Nikan ordenanzas, “aquí/
estas ordenanzas” (renglones 13 y 41); ipal nikan Santa Cofradía, “de esta Santa Cofradía” (renglón 44), salvo
de interpretarse “de la que está aquí la Santa Cofradía”; nitenawatia nikan nulicencia, “aconsejo esta nuestra
licencia”, o bien “aconsejo (la) aquí (adjunta/está) nuestra licencia” (renglón 53); y nikan nuvisita itik nikan
chinamit Señora Santa Ana, “esta nuestra visita del aquí pueblo de la Señora Santa Ana/(he) aquí está nuestra
visita…” (renglón 57). Sea como fuere, el sujeto de enunciación ejerce una obvia sobre-determinación en el
discurso la cual se proyecta hacia la integridad del decreto. Como autoridad idiomática, política y eclesiástica,
su perspectiva personal —nikan, “aquí”— delimita el pivote único alrededor del cual se construye el espacio
vivido.

En segundo lugar, el verbo ix-tia, “salir-causativo; sacar o hacer-salir”, aparece en seis ocasiones. Los diccionarios
clásicos derivan el término de la palabra ixtli (Karttunen, 120 y Siméon, 228), es decir, ix, “ojo, cara, semilla”
en náhuat-pipil (Campbell, 238-239), de la cual existen múltiples derivados, dada la gramaticalización de las
partes del cuerpo en las composiciones verbales (véase: VIII. II. II, del primer ensayo). Los diccionarios más
recientes lo derivan de kisa, “salir”, por la pérdida de la k inicial (Campbell, 251). En todo caso, el control visual
de los egresos parece una de las prioridades de las ordenanzas. De nuevo, sea cual fuere la interpretación, lo
que emerge se vuelve visible. Hay que supervisar la salida de obsequios (renglón 10) —todo lo que se saque
(renglón 12)— de la caja y de la misma cofradía, manteniendo una “cuenta” estricta (renglón 54). La expresión
más concluyente la apunta el renglón dieciséis (16) el cual exige que “de todo lo que sacará la Santa Cofradía”
—ipal mutsin kixitis Santa Cofradía— siempre se hallará ante los ojos —mu ixpan— del Padre Cura.

En cuanto a ita, “ver”, desde la segunda aparición (renglón 24), se establece una restricción política estricta
sobre el sujeto de la visión. Parecería que la jerarquía gramatical se corresponde a la política. Sólo los puestos
superiores “ven”, ya que los inferiores siempre reciben la mirada que los vigila. No es la gramática sino la
política la instancia que regula la distribución jerárquica de las funciones gramaticales: el sujeto, quien ve, y

90
el complemento directo u objeto, a quien o lo que se ve. Quienes ven se llaman sucesivamente “yo” (renglón
8), “Padre Cura” (reglones 24, 26 y 35), “oficiales” (renglones 33 y 34). El sujeto de la mirada se corresponde
siempre con la instancia política superior.

Lo que ese sujeto mira con insistencia recibe un nombre castellano: “cuenta” (renglones 18, 29, 38, 55 (dos
(2) veces)). Se trata de las finanzas que deben administrarse con cuidado para que la otra “cuenta”, la de los
veinte días de indulgencias (reglones 50 y 52), cobre vigor, prosiguiendo un clásico sistema mesoamericano
vigesimal (base 20), que rige cada mes (metsti). El reino del otro mundo se obtiene gracias a los réditos
financieros y políticos del reino de este mundo, según la exigencia terrena.

En penúltimo lugar, a casi una igualdad de ocurrencias suceden ixpan, “ante los ojos” y ijkwilua, “escribir,
pintar”, raíz afiliada a ta-kwil, “algo-trenza(r)” (Campbell, 436). Sin sorpresa, la misma mirada certifica lo que
se “cuenta” —en un dudoso empleo del doble sentido del verbo castellano “contar (cuenta y cuento)” (reglón
3; põhua, “contar; leer”, Carochi, 100)— y lo que se escribe (sem-puwal, “cinco”, Campbell, 408,reafirmando
el sistema quitesimal (base 5) que revela Schultze-Jena). De nuevo quien certifica lo que “se escribirá” —
muiijkuilu(a)s, en medio pasivo (renglones 17 y 23) y en “lo escrito”, ta(j)kuili, es la observancia del “yo” y el
“nosotros” (renglones 3 y 8 (dos (2) veces)), así como la del “Padre Cura” (renglón 16). La correspondencia
entre la escritura y el recuerdo —es decir, ela custodia— la establece Siméon (174) para la lengua clásica, al
relacionar icuiloa, “inscribir a alguien, escribir su nombre; pintar una cosa”, con icuilotiuh, “dejar buen recuerdo”.

Por último, esa cualidad de la visión culmina en el mismo verbo epistémico que se encuentra en el texto
recopilado por León-Portilla, analizado en el escrito precedente. Se trata de un derivado testimonial u ocular
del verbo “saber”, mati, que insiste en la cualidad del ojo, ix, como órgano privilegiado del conocimiento: ix-
mati, “conocer, ojo-saber” (renglones 38 y 39). Una vez más, la persona que “conoce el pueblo” es el “Padre
Cura” a quien le corresponde certificar el testimonio que los “nuevos cófrades” realizan de la Santa Doctrina.

II. Coda

De este recuento de seis formas gramaticales náhuat-pipiles —nikan, ixtia, ita, ixpan, ijkwilua e ixmati— se
verifica una prioridad del hablante (nikan) y de su visión como eje de determinación de las ordenanzas. Ese
mismo sentido de la vista, justifica la escritura que proyecta el idioma a su visualización en caracteres latinos,
ya que si existe una distinción sensorial básica entre la oralidad y la escritura su paso la marcan el oído y la vista,
según la clásica sinonimia de “pintor y escriba”, tlàcuilô (Launay, 1979: 154). En el régimen político-religioso
de las “ordenanzas”, toda “cuenta” y todo cuento —término castellano clave— ocurren bajo la misma mirada
escrutadora. En cuanto único modo de percepción referido, la vista remite a la escritura y al conocimiento
testimonial como privilegio del poder, acaso también del recuerdo.

Gramaticalmente, la mayor contribución de la ordenanza la expresa el uso recurrente del futuro simple, el
sufijo –s, en reemplazo del futuro perifrástico, yawi, “ir”, prevalente en la actualidad (Campbell, 68-69). En
ocho ocasiones, el futuro lo precede la partícula ma, “irreal; imperativo, exhortativo” (Campbell, 327), como
si hubiese una relación inmediata entre el tiempo gramatical y la modalidad (renglones 9, 10, 18, 19, 31,
33, 43 y 51). No obstante, el documento carece del empleo de direccionales, mencionados en el capítulo
anterior, de verbos conjugados en serie como se encuentran en los textos del siglo XX, al igual que de
muchos compuestos verbales salvo ix-mati, kal-aki, te-nawa-tia y otras formas fosilizadas. Si desde el folio
uno (1) el Teotamachtilizti (siglo XVII) presenta verbos como quenahuelmunequi (kenawelmuneki), “se vuelve
necesario”, y matitaiulcuiticam (matitayulkwiticam), “que centremos el ánimo”, tales tipos de compuestos se
hallan ausentes de las ordenanzas.

91
Igualmente, existe una ausencia flagrante de oraciones complejas —relativas y subordinadas. En su defecto,
hay un empleo excesivo de la conjunción –wan, “y, con; compañía”, la cual se utiliza en cuarentaisiete (47)
ocasiones. Casi no habría oración sin conjunción que la acompañe. En cuanto al uso del honorífico, -tsin/-
tin, se emplea en cuatro ocasiones (renglones 3, 10, 44 y 48), para referirse al Rey, a los días feriados, a los
miembros de la cofradía y a Dios, lo cual significa un bajo porcentaje en relación al náhuatl-mexicano clásisico
(Romero, 27).

Sin embargo, el documento presenta ciertas formas que discrepan con las actuales las cuales se enumeran
a continuación: newatin/tehemet, “nosotros”; yewatin/yehemet, “ellos”; mu-puwal, “relatar/contar”, al igual
que utiliza ya la secuencia “chiwa + infinitivo castellano” para adaptar los verbos castellanos extranjeros
al náhuat-pipil. Además, falta la elocuencia “en el empleo de metáforas y el paralelismo característico del
estilo indígena” (Dakin, 1996: LVIII). Esta anomalía se juzgaría tanto más sospechosa cuanto que la ofrece un
texto de una región náhuat-pipil, mientras que los escritos de zonas poqomames guatemaltecas utilizan una
retórica literaria más clásica.

Por las faltas antes citadas, es posible que el escrito náhuat-pipil evidencie la dificultad de comunicación
entre la alta jerarquía eclesiástica y los feligreses, los miembros de la cofradía. No en vano, existe una enorme
diferencia entre la traducción original (véase VIII) y la versión en la lengua indígena, bastante sucinta. En su
estilo recortado, repetitivo en su vocabulario — i-pan makwil tamanti nu-te-nawa-ti-l ni-te-nawa-tia (renglón
37; nawa-tia, “aconsejar”)—, casi pleonástico, la nueva traducción (véase V) lo reproduce con sumo rigor, pese
a ciertas dudas que se subrayan en letra negrita. Ante todo, nótese la brevedad del párrafo I, al igual que la
del párrafo VIII en el náhuat-pipil original.

III. Texto recopilado

Ordenanzas de 1666 para la Ciudad de Santa Ana (apuntes)

Ordenanzas dictadas por Fray Payo de Ribera (1622-1684), Obispo de Guatemala y de la Verapaz, para el
funcionamiento de la Cofradía de la Vera Cruz, de la Ciudad de Santa Ana, en el año de 1666, vertidas al
castellano en 1753 por Diego Bernabé, Secretario de la mencionada cofradía (Geoffroy Rivas, 87).

Ordenanzas de 1666 para la Ciudad de Santa Ana

I.

Neguatin Maestro Dn. Frai Paio de Ribera horden ypal San Agustín yca yguic titilis tatta Dios yguan Santa Sede
Apostólica Obispo ypal Guatemala yguan Berapás ypal Consego tuguei tatacatzin Rei ypanpa se petisión
mupuac nuyxpan: yteh pa Cofrades Santa Bera Cruz ytic nican chinamit Señora Santa Anna yguan qui tuatta
yca yeman tunali quipiat nican devosión yca hermandad ypal Santa Cruz yinic nican chinamit yguan ypal quelis
muscati yguan mutequitil tic tutecuio Dios ygual ypal quitactanisquet limosnas yguan ypal quimatisquet
ten grasia yndulgencias quichigusquet ganar yeguantin cofrades yguan ypanpa ya niquita muchi recaudos
yguan quenta quixpantiquet noyxpan ypanpa axtaxcan nicchigua mandar mamuscalis nican Santa Cofradía
yguan yeguantin mayordomos yeguantin axan nemis yguan ocsequintin gual calaquisquet macuilgui
quixtisquet ylguititzin ypan missa ipan cece mesti ypal cofrades yolquet yguan miquiti yguan mumacas
ylimosnas ten yanitena guatic ata yteh nuordenanza yguan mutzin quixitis muchi nican nutenaquitis yteh
nican hordenanzas. (Geoffroy Rivas 87-8)

92
II.

Aaxtupan nitenaguatia ypan se xiguit muchiguis elesión nepatalus. Alcaldes mayordomos iguan muchitin.
Ofisiales yguan multas y cabildo yeguantin yec christianos ypal quite quilitis Santa Cofradía muyxpan yeguat tu
Padre Cura yguan ypal nican elección mupias se libro canpa muyquilos yeguantin ermanos calaquisquet ypan
se xiguit yguan ypan cese xiguit yeguantin octami yntequio maneman quianas cuenta ya naguac yeguantin
yanquiquet Alcaldes Ofisiales yguan asuten taguiquilia yenguantin pesados maneman quichigusquet cobrar
yguan asuten quisa ysobra ttostones mamutzaqua itih ypal Cofradía (Geoffroy Rivas 88).

III.

Yca un tamanti nitenaguatia mupias se caxa canpa muías utacquil cofradía mupías ume llabes sequi pias Padre
Cura yguan sequi pias Mayordomo yguan ynic nican caxa nemis se libro canpa muycuilos limosna muasi yteh
ermanos yca yguan neri iteh chinamit quiquitas Padre Cura asuten quinequiti Ofisiales quixtia itech caxa
Cofradía yca ylisensia Padre Cura asuten quinequiti Ofisiales quixtia itech caxa Cofradía yca ylisensia Padre
Cura yguan ypal mupias nican topan tatquili Cofradía guel Padre Cura quitas canpa guelis mupias yni caxa
Cofradía ypal nemis yguan muchi cuidado (Geoffroy Rivas 88).

IV.

Yca yei tamanti nitenaguatia aya guelis quisa axta mactati ttostones asuaya yca ylisensia asuqui quipanaguis
netenaguatilia ayac muchiguas mas pasar guis iteh yn cuenta yca nemis nulisensia ypal muchiguas gastar
ypal sese mesti iguan ypal sera (Geoffroy Rivas 88).

V.

Yca nagui tamanti nutenaguatil asuquen manian quiasis ytacquil nican Santa Cofradía asu cacaguamil yguan
mil asu ganado asuten sequi limosna yguan asu munamacas nican ytacquil ma muchiguas yca almoneda ytech
(Geoffroy Rivas 88) se ilquit pia ypal quiquitasquet muchi tacat yguan ofisiales quiquitasquet yca munamacas
itacquil Santa Cofradía yguan queman Padre Cura quiquitas queman guelis muchiguas almoneda yguan ten
nesu ytech almoneda ytic itacquil Santa Cofradía ytic caxa Santa Cofradía (Geoffroy Rivas 89).

VI.

Ypan maquil tamanti nutenaguatil ni tenaguatia yeguan tin calaquisquet yanquiquet ofisiales ypan se xiguit
achtupa quianas quenta Padre Cura nemi iteh chinamit asuqui yximati Santa Doctrina yn naguac yeguantin
yanquiquet calaquisquet asu aya quiximati Santa Doctrina aya calaquisquet ypal quitequitilis Santa Cofradía
(Geoffroy Rivas 89).

VII.

Ypan chicuasen tamanti nutenaguatil ypan nican ordenanzas asiquinu ne nemis yteh Santa Cofradia iguan
yaguali nemilis iguana su mumatisquet oficiales asu ermanos nema mutaca … aya tetacamati neman
mamuchilitis Padre Cura ypal necaquistia ita Cofradía yeguan mupalus itique libro.

VIII.

Ypan chicume tamanti nutenaguatil i-pan nican ordenanzas ni tenaguatia muchintin ermanos ermanas

93
ofisiales ma ximati ca Santa Doctrina yni palyu yguan misterios muchintin asuque no ana yn ca quipias
yeguantin chinamit yguan quesquipa yca quiquimanatiasquet . . . unpuali tunali yguan nican neguantin
nichiguas . . . yca ordenanzas ypal nican Santa Cofradía yca imaguistucatzin Dios tutatzin ygual Dios ypiltzin
ygual Dios Espíritu Santo yguan nite . . . lisensia ypal se semana ypan viernes mutatanis limosna . . . yguan
caxa . . . ypan Santísima Cofradía yguan . . . conseder te . . . quilasquet yca cofrades quiasi can unpuali tunali
indulgencias yguan nupan quimaquitatisquet ma quani ermanos san yusqui quiasiquet unpuali tunali
indulgencias ygual ypal quitalal macasquet mucaxani mataselis yguan qui testamento asuten ypal ycofradía
qui canas yguan nitenaguatia nican nulisencia mupias ica itzuntecan libro mupias itic caxa ypa casemicac
mupias yguan matzin quixitis nutena . . . Ypa ini casos (Geoffroy Rivas 89) cuenta asu utsequanas quenta
ipanpa yaqui yca nu . . . cacapanilia nutia yguan nu sello yguan nu secretario de cámara ytic nican nubisita
ytic nica chinamit Señora Santa Anna iteh mesti ytapuali febrero senpuali yei tunali ilguit de 1666 años. Fray
Paio Obispo de Guatemala, Por mandado Obispo mi señor Dn Franco. Gimenes Secretario. (Geoffroy Rivas 90).

IV. Texto reconstruido

I.

Ne-wan-tin Maestro don Fray Payo de Rivera orden i-pal San Agustín i-ka i-wik titilis
tata Dios i-wan Santa Sede Apostólica Obispo i-pal Guatemala i-wan Verapaz i-pal
Consejo tu-wey tataka-tsin Rey i-pan-pa se petición mu-pua-k nu-ix-pan: i-tik pa
Cófrades Santa Veracruz i-tic nikan chinami-t Señora Santa Ana i-wan ki tu-atta i-ka
yeman tunali ki-pia-t nikan devoción i-ka hermandad i-pal Santa Cruz yinik nikan
chinami-t i-wan ipal kelis muskati i-wan i-pal ki-matis-ket ten gracia indulgencias ki-
chikikus-ket ganar ye-wan-tin cófrades i-wan i-pampa ya ni-k-ita muchi recaudos i-wan
cuentas k-ixpanti-ket no-ixpan i-pampa axtaxkan ni-k-chiwa mandar ma-mu-skali-s nikan
Santa Cofradía i-wan ye-wan-tin cófrades i-wan ye-wan-tin mayordomos ye-wan-tin
axan nemi-s i-wan oksekintin wal kalakis-ket ma-kwilki k-ixtis-ket ilwiti-tsin i-pan misa i-
pan sejse mets-ti i-pal cófrades yol-ket i-wan miquiti i-wan mu-maka-s i-limosnas ten ya-
nitena watik ata i-tej nu-ordenanzas i-wan mutsin k-ixti-s muchi nikan nu-tenakiti-s i-tej
nikan ordenanzas.

II.

Aaxtupan nitenawa-tiya i-pan se xiwit muchi kis elección nepatalus. Alcaldes


mayordomos i-wan muchitin. Oficiales i-wan multas y cabildo yewantin yek christianos
i-pal kite kilitis Santa Cofradía mu ix-pan yewat tu Padre Cura i-wan i-pal nikan elección
mu piyas se libro kampa muykilos yewantin hermanos kalakisket i-pan se xiwit i-wan i-
pan sese xiwit yewantin uktami in tekiw maneman kianas cuenta ya nawac yewantin
yankiket Alcaldes Oficiales i-wan asuten takikiliya yewantin pesados maneman
kichikusket cobrar i-wan asuten kisa y sobran tostones ma-mutsakwa itij i-pal Cofradía (Geoffroy Rivas 88).

III.

Yka un/ume tamanti nitenawatiya mu piyas se caja kampa muwiyas utakil cofradía mu piyas ume llaves seki
piyas Padre Cura i-wan seki piyas Mayordomo i-wan inik nikan caja nemis se libro kampa mu ikwilos limosna
mu asi itej hermanos ika iwan neri itej chinamit kikitas Padre Cura asuten kinekiti Oficiales kixtiya itech caja
Cofradía ika i-licensia Padre Cura asuten kinekiti Oficiales kixtiya itech caja Cofradía ika i-licensia Padre Cura

94
i-wan i-pal mu piyas nikan tupan tatkili Cofradía kel/wel Padre Cura kitas kampa kelis mu piyas ini caja Cofradía
i-pal nemis i-wan muchi cuidado (Geoffroy Rivas 88).

IV.

Ika yey tamanti ni-tenawa-tiya aya kelis/welis kisa axta maktati tostones asu waya ika y-licensia asu ki
kipanawis netenawa-tiliya ayak muchi was mas pasar kis itej in cuenta ika nemis nu-licensia i-pal muchi was
gastar i-pal sese mesti i-wan i-pal sera (Geoffroy Rivas 88).

V.

Ika nawi tamanti nu tenawatil asu ken maniyan kiasis itakil nikan Santa Cofradía asu kakawamil i-wan mil asu
ganado asuten seki limosna i-wan asu munamakas nikan i-takil ma muchi was ika almoneda i-tech (Geoffroy
Rivas 88) se ilkit piya i-pal kikitasket muchi takat i-wan oficiales kikitasket ika munamakas itakil Santa Cofradía
i-wan keman Padre Cura kikitas keman kelis muchi was almoneda i-wan ten nesu i-tech almoneda itik itakil
Santa Cofradía itik caja Santa Cofradía (Geoffroy Rivas 89).

VI.

I-pan makwil tamanti nu tenawatil ni tenawatyia i-wan tin kalakisket yanquiquet oficiales i-pan se xiwit
achtupa kianas cuenta/kwenta Padre Cura nemi itej chinamit asu ki iximati Santa Doctrina in nawak yewantin
yankiket kalakisket asu aya kiximati Santa Doctrina aya kalakisquet i-pal kitekitilis Santa Cofradía (Geoffroy
Rivas 89).

VII.

I-pan chikwasen tamanti nu tenawatil i-pan nikan ordenanzas asikinu ne nemi-s i-tek Santa Cofradía i-wan
yawili nemilis i-wan asu mu-mati-s-ket oficiales asu hermanos nema mu-taca … aya tetaka-mati neman ma-
mu-chiliti-s Padre Cura i-pal neka-k-ix-tia i-ti Cofradía ye-wan mu-palu-s i-tuke libro.

VIII.

I-pan chikume tamanti nu-tenawa-ti-l i-pan nikan ordenanzas ni tenawatia muchintin hermanos hermanas
oficiales ma ximati ka Santa Doctrina ini palyu i-wan misterios muchitin asuqke no ana in ka kipias yewantin
chinamit i-wan keskipa ika kikimanatiasket . . . umpuwali tunali i-wan nikan newantin nichiwas . . . ika
ordenanzas i-pal nikan Santa Cofradía ika imakistukatsin Dios Tutatsin igual Dios i-Piltsin igual Dios Espíritu
Santo i-wan nite . . . licensia i-pal se semana i-pan viernes mutatanis limosna . . . i-wan caja . . . i-pan Santísima
Cofradía i-wan . . . conceder muchitin . . . cófrades kalakisket maki asi kan muchi indulgencias i-perdón atema
muchintin Santo Pontífice i-wan nukan nichiwa concederte … kilasket ika cofrades kiasi kan umpwali tunali
indulgencias i-wan nupan kimakitatisket ma kwani hermanos san yuski kiasiket umpwali tunali indulgencias
igual i-pal kitalal makasket mukaxani mataselis i-wan ki testamento asu ten i-pal i-cofradía ki kanas i-wan
nite-nawatiya nikan nu-lisencia mu-piyas ika i-tsuntecan libro mu-piyas itik caja ipa kasemika mu-piyas i-wan
matsin kixitis nutena . . . Ipa ini casos (Geoffroy Rivas 89) cuenta asu utsekwanas cuenta i-pampa yaki ika nu
... kakapaniliya nu-tiya i-wan nu sello i-wan nu secretario de cámara itick nikan nubisita itik nika chinamit
Señora Santa Anna itej mesti itapwali febrero sempwali yei tunali ilkit/ilwit de 1666 años. Fray Paio Obispo de
Guatemala, Por mandado Obispo mi señor Don Francisco Gimenes Secretario. (Geoffroy Rivas 90).

95
V. Traducción

Párrafo I: renglones 1-13

(1) Nuestro honorable Maestro don Fray Payo de Ribera, orden de San Agustín de(l) cielo marcado por (nuestro)
(2) Padre Dios y la Santa Sede Apostólica Obispo de Guatemala y Verapaz de(l)
(3) Consejo (cuyo) nombre (procede de la) honorable persona, el Rey, por una petición se contó ante mí (a mis
ojos/testimonio visual): él (mismo), por los cófrades,
(4) (en representación de la) Santa Veracruz, del aquí pueblo Señora Santa Ana, y a nuestra vista donde (hace)
cuantos días
(5) tienen aquí devoción en/de (la) hermandad de la Santa Cruz aquí (en el) pueblo y donde
(6) podrá educarlo y trabajar por el Señor Dios igualmente y se les concede que pidan limosnas
(7) y de (lo que) obtendrán en gracia (e) indulgencias (que) ganarán ellos (los) cófrades y
(8) a causa de (que) veo/certifico todos (los) recaudos y rentas (que) presentan ante nosotros por lo cual
(9) mando/ordeno que crezca aquí (la) Santa Cofradía y ellos, (los) mayordomos,
(10) ellos ahora estarán (ahí supervisando) y (los) obsequios (que) aquí entra(rá)n se guarden (y) se saquen
para los días feriados honorables (la)
(11) misa de cada mes de (los) cófrades vivos y muertos y/(quienes) darán su limosna
(12) yanitena wati-k ata de nuestra ordenanza y poco sacarán de todo ello, aquí en todo está nuestra respuesta
de/según
(13) (he) aquí (las) ordenanzas. (Fin del párrafo I, véase: VII).

Párrafo II: renglones 14-20

(14) (en) primer lugar prometo en cada año (que) toda elección se confiará a los alcaldes
(15) mayordomos y a todos los honorables. (A los) oficiales y multas y cabildo (quienes son) ellos buenos
cristianos
(16) por lo cual todo lo que saque la Santa Cofradía (sea) ante los ojos/testimonios de él, nuestro Padre Cura
y he aquí (que) para la elección
(17) se tendrá un libro donde/en el cual se in/escriba (a) ellos (los) hermanos (que) entrarán ahí un/cada año y
(18) en cada año los (que) terminen de trabajar que pronto guarden cuentas ante ellos, (los que)
(19) son alcaldes, oficiales, y si que de pronto debieran deuda ellos de inmediato
(20) hagan cobros y si/que no salen/salgan y (si) sobran tostones que los guarden en la Cofradía. (Fin del
párrafo II, véase: VII).

Párrafo III: renglones 21-27

(21) por ello el asunto (que) aconsejo (es que) se tendrá una caja donde crezca el fruto de (la) cofradía (la cual)
tendrá
(22) dos llaves una la tendrá el Padre Cura y otra la tendrá el Mayordomo y relata/dice aquí (que en la) caja
(23) habrá un libro donde/en el cual se escribirá (la) limosna (que) se halle/colecte de (los) hermanos
(24) (la cual) verá/supervisará (el) padre Cura si quieren/desean (los) oficiales (que) saquen/sacar de la caja (de
la) cofradía (sólo) por licencia del Padre
(25) Cura si quiere (que) los oficiales saquen de la caja de la cofradía por licencia de Padre y
(26) de-(que)/quien tendrá aquí en nuestro lugar algo (en que) escriba la Cofradía (y) posible(mente el) Padre
Cura (quien) verá donde posible(mente) se tendrá
(27) esta caja (de la) Cofradía de (la que) habrá/se tendrá con mucho/todo cuidado. (Fin del párrafo III, véase:
VII).

96
Párrafo IV: renglones 28-30

(28) por ello en el tercer asunto aconsejo que no puedan sacarse más de diez tostones si no hay por/para ello
(29) su/la licencia que lo transfiera; aconseja que nadie-toque todo lo que se traspasa/e (y) sale de la cuenta
(30) por/para ello habrá nuestra licencia de todo lo que se gasta/e de cada mes y de/así será (Fin del párrafo
IV, véase: VII).

Párrafo V: renglones 31-36

(31) por ello en cuarto lugar nuestro consejo (es que) si a veces vaya a encontrarse el fruto aquí (de) la Santa
Cofradía si (las)
(32) siembras de cacao y (toda) siembra si (el) ganado y (también) si otra limosna y si se vendiera aquí sus
frutos
(33) que todo se hará/haga en almoneda al lado para un día feriado tiene (de/que) verse/verá todo(s los)
(34) hombres(s) y oficiales verán si venden los frutos de la Santa Cofradía y cómo (el) Padre
(35) Cura lo(s)-verá/supervisará cómo es-posible (que) todo se hará/haga (en) almoneda y al lado/el cambio
aparece(rá) por almoneda del/por el fruto (de la)
(36) Santa Cofradía de (la) caja (de la) Santa Cofradía. (Fin del párrafo V, véase: VII).

Párrafo VI: renglones 37-40

(37) por ello el quinto asunto (es) nuestro consejo (que) recomienda y entrarán nuevos oficiales
(38) por ello un primer año recogerá cuentas el Padre Cura (que) está/vive en el pueblo ya que conoce
(39) (la) Santa Doctrina (y está) cerca de ellos, (los) nuevos entrarán sólo si conocen la Santa Doctrina
(40) sólo entrarán a trabajar en beneficio de la Santa Cofradía (Fin del párrafo VI, véase: VII).

Párrafo VII: renglones 41-43

(41) por ello un sexto asunto (es) nuestro consejo de estas ordenanzas si (alguien) no existiera/viviera
(honestamente) en (la)
(42) Santa Cofradía y/ni fuera a bastarse de su trabajo y si saben los oficiales que de los hermanos de-pronto
crece
(43) sólo alguien (que) crezca (y se) sepa pronto que enrojecerá/escandalizará, el Padre Cura de aquí querrá
sacarlo de la Cofradía a él (y) remojar/borrar su nombre del libro.

Párrafo VIII: renglones 44-59

(44) por ello el séptimo asunto es nuestro consejo de estas ordenanzas que aconsejo (es que) todos
(45) (los) hermanos, hermanas y oficiales que sepan la Santa Doctrina ésta sea para los suyos y los misterios
todos honorables; si
(46) lo que recojamos lo tendrá(n) ellos (los del) pueblo y cuánto por eso harán venta... (obtendrán) cuarenta
(47) días y aquí nosotros yo hago... estas ordenanzas para la aquí Santa Cofradía
(48) dados (los nombres honorables de) Dios Padre igual Dios Hijo igual Dios Espíritu Santo y nuestra...
(49) licencia de una semana desde el viernes se pedirá limosna … y caja... de (la)
(50) Santísima Cofradía y … concederle... dirán que los cófrades (que) encuentren/obtengan cuarenta
(51) días de indulgencias y (por) lo nuestro se salvarán los nuevos hermanos que solo(s) vayan a encontrar/
recibir
(52) cuarenta días (de) indulgencias si apoyaran a quienes darán/dieran (señales de) aflojararse/decaer, que

97
resistan y (realicen)
(53) testamento si a la entrada de la cofradía lo/a-kana-futuro y aconsejo aquí nuestra licencia
(54) se tendrá a la cabecera del libro se tendrá una caja siempre se tendrá y todo documento se sacará (bajo)
(55) nuestro permiso … por/para estos casos … cuenta si u-tsekwana-s cuenta por ello
(56) (en)donde nuestro … le daría de golpe nuestro permiso con nuestro sello y nuestro secretario de cámara
de
(57) aquí (está) nuestra visita del aquí pueblo (de la) Señora Santa Ana del mes de febrero veinte y
(58) tres días (del) año de 1666 años. Fray Payo Obispo de Guatemala, por mandato (del) Obispo
(59) mi señor don Francisco Giménez, Secretario. (Fin del párrafo VII, véase: VII).

(Nótese la discrepancia de párrafos entre la versión castellana y la náhuat-pipil, así como la brevedad de esta
última).

VI. Análisis gramatical

Párrafo I: renglones 1-13

(1) Ne-wan-tin Maestro Don Fray Payo de Ribera orden i-pal San Agustín i-ka ikwik/iwik ti-tilis
(1) Nos-compañía-plural maestro don Fray Payo de Ribera orden posesivo-de San Agustín posesivo-a/en/de
cielo reduplicación-tinta
(1) Nosotros/Nuestro Maestro don Fray Payo de Ribera, orden de San Agustín en/de(l) cielo marcado por

(2) Tata Dios i-wan Santa Sede Apostólica Obispo i-pal Guatemala i-wan Verapaz i-pal
(2) Padre Dios posesivo-compañía Santa Sede Apostólica Obispo compañía-de Guatemala posesivo-compañía
Verapaz posesivo-de/genitivo
(2) Padre Dios y (la) Santa Sede Apostólica Obispo de Guatemala y Verapaz de(l)

(3) Consejo tukey ta-taka-tsin Rei i-pampa se petición mu-pwa-k nu-ix-pan: i-tek pa Cofrades
(3) Consejo nombre reduplicación-hombre-diminutivo/honorífico Rey posesivo-causa una petición reflexivo-
contar-pretérito posesivo1p ojo-locativo: posesivo-ojo-locativo: posesivo-de/en cófrades
(3) Consejo (cuyo) nombre hombre-honorable Rey por una petición se contó ante mí (a mis ojos): de/por los
cófrades (de la)

(4) Santa Vera Cruz i-tik nikan chinami-t Señora Santa Anna i-wan ki tu-ata i-ka keman tunali
(4) Santa Vera Cruz posesivo-en/de aquí pueblo-absolutivo Señora Santa Ana posesivo-compañía ki nuestro-
ver posesivo-dónde cuándo día
(4) Santa Veracruz del aquí pueblo de Señora Santa Ana y queda a nuestra vista donde (desde) cuantos días

(5) ki-pia-t nikan devoción i-ka hermandad i-pal Santa Cruz yinik nikan chinamit i-wan i-pal
(5) lo/a-tener-plural aquí devoción posesivo-en/a/dónde hermandad posesivo-a/en/de Santa Cruz aquí
pueblo-absolutivo posesivo-compañía posesivo-de/genitivo
(5) tienen aquí devoción en (la) hermandad de (la) Santa Cruz aquí (en el) pueblo y de

(6) weli-s mu-(i)skati i-wan mu-tekiti-l tik tu-teku-yu Dios igual/-i-wan i-pal ki-tatani-s-ket limosnas
(6) posible-futuro reflexivo-educar/criar posesivo-compañía reflexivo-trabajar-pasivo en/de nuestro-padre-
posesivo Dios igual posesivo-compañía posesivo-de/genitivo lo/a-pedir/pretender-futuro-plural limosnas
(6) podrá educarse/criarse y trabajar por el Señor Dios igual y para que pidan limosnas

98
(7) i-wan i-pal ki-mati-sket ten gracia indulgencias ki-chiw-s-ket ganar ye-wan-tin cofrades i-wan
(7) posesivo-compañía posesivo-de/genitivo lo/a-saber-plural boca/orilla gracia indulgencia lo/a-hacer-
futuro-plural ganar él/ella-compañía-plural cófrades posesivo-compañía
(7) y de (que) lo sabrán en/al-entrar-en gracia (e) indulgencias (que) ganarán ellos cófrades y

(8) i-pampa ya ni-k-ita muchi recaudos i-wan renta k-ixpan-ti-ket nu-ix-pan i-pampa axtaxkan
(8) posesivo-causa ya yo-lo/a-ver todo recaudos posesivos-compañía renta lo/a-ojo-locativo-causativo-plural
posesivo1s-ojo-locativo posesivo-causa hasta-donde
(8) a causa de (que) veo todos (los) recaudos y rentas (que) presentan ante nosotros hasta donde

(9) ni-k-chiwa mandar ma-mu-(i)skali-s nikan Santa Cofradía i-wan ye-wan-tin mayordomos
(9) yo-lo/a-hacer mandar irreal/subjuntivo-reflexivo-criar aquí Santa Cofradía posesivo-compañía él/ella-
compañía-plural mayordomos
(9) lo mando/ordeno que crezca aquí (la) Santa Cofradía y ellos (los) mayordomos

(10) ye-wan-tin axan nemi-s i-wan oksekin-tin wal-kal-akis-ket ma-kwilki k-ixti-s-ket ilwiti-tsin i-pan
(10) él/ella-compañía-plural ahora existencial-futuro posesivo-compañía obsequio-plural direccional-casa-
entrar-plural irreal- lo/a-sacar-futuro-plural día/feriado-honorífico posesivo-locativo
(10) ellos ahora estarán y (los) obsequios (que) aquí entra(ra)n se guarden (y) se saquen días feriados
honorables para (la)

(11) misa i-pan sej-se mesti i-pal cofrades yul-ket i-wan miki-ti i-wan mu-maka-s y limosnas ten
(11) misa posesivo-locativo reduplicación-uno luna/mes posesivo-de/genitivo cófrades corazón-participio/
perfectivo posesivo-compañía morir-causativo posesivo-compañía reflexivo-dar-futuro posesivo-limosnas
(11) misa de cada mes de (los) cófrades vivos y muertos y/(quienes) darán su limosna

(12) yanitena wati-k ata i-tek nu-ordenanza i-wan mutsin k-ixiti-s muchi nikan nu-tenakitis i-tek
(12) yanitena wati-k ata posesivo-de/en posesivo-ordenanza posesivo-compañía todo-plural lo/a-salir-
causativo-futuro todo aquí posesivo1p-respuesta posesivo-de/en
(12) yanitena wati-k ata de nuestra ordenanza y poco sacarán todo aquí todo lo que sacan nuestra respuesta de

(13) nikan ordenanzas. (Geoffroy Rivas 87-8)


(13) aquí ordenanzas.

Párrafo II: renglones 14-20

(14) Aachtu-pan ni-tenewa-tia i-pan se xiwit muchi kis(a) elección nepatalu-s. Alcaldes
(14) primero-locativo yo-prometer-causativo posesivo-locativo uno año todo salir elección confiar-futuro.
Alcaldes
(14) (en) primer lugar prometo en un/cada año (que) toda elección se confiará. (De/A) alcaldes

(15) mayordomos i-wan muchi-tin. Oficiales i-wan multas y cabildo ye-wan-tin yek christianos
(15) mayordomos posesivo-compañía todo-plural. Oficiales posesivo-compañía multas y cabildo él/ella-
compañía-plural buen/bien cristianos
(15) mayordomos y todos. (Los) oficiales y multas y cabildo (quienes son) ellos buenos cristianos

(16) i-pal mutsin k-ixi-ti-s Santa Cofradía mu ix-pan yewat tu Padre Cura i-wan i-pal nikan elección
(16) posesivo-de/genitivo todo lo/a-salir-causativo-futuro Santa Cofradía reflexivo-ojo-locativo él posesivo1p

99
Padre Cura posesivo-compañía posesivo-de/genitivo aquí elección
(16) de la (que) todo sacará (la) Santa Cofradía a lo(s) ojos/testimonio de él nuestro Padre Cura y de aquí (la)
elección

(17) mu piya-s se libro kam-pa mu-y(j)k(w)ilu-s ye-wan-tin hermanos kal-aki-s-ket i-pan se xiwit i-wan
(17) reflexivo-tener-futuro uno libro donde-locativo reflexivo-escribir-futuro ellos hermanos casa-entrar-
futuro-plural posesivo-locativo uno año posesivo-compañía
(17) se tendrá un libro donde/en el cual se in/escriba (a) ellos (los) hermanos (que) entrarán ahí un/cada año y

(18) i-pan se(j)-se xiwit ye-wan-tin uk-tami in-tekiw ma-neman ki-ana-s cuenta ya nawa-c ye-wan-tin
(18) posesivo-locativo reduplicación-uno año él/ella-compañía-plural –terminar posesivo-trabajo irreal-
pronto/luego lo/a-recoger-futuro cuentas
(18) en cada año ellos/los-que terminen su trabajo pronto guarden cuentas ante ellos

(19) yanki-ket Alcaldes Oficiales i-wan asu-ten ta-kikiliya ye-wan-tin pesados ma-neman
(19) ir-pretérito-plural alcaldes oficiales posesivo-compañía si algo-deber/deuda ellos pesados irreal-pronto-
luego
(19) fueron alcaldes, oficiales y si que pronto debieran deuda ellos pronto

(20) ki-chiku-s-ket cobrar i-wan asu ten kisa y sobran tostones ma-mu-tsakwa i-tij i-pal Cofradía
(20) lo-hacer-futuro-plural cobrar posesivo-compañía si no salir y sobran tostones irreal-reflexivo-cerrar/tapar
posesivo-tij posesivo-de/genitivo Cofradía.
(20) hagan cobros y si no sale y sobran tostones que los guarden en la Cofradía.
(Geoffroy Rivas 88).

Párrafo III: renglones 21-27

(21) Y-ka un tamanti ni-tenawa-tia mu-piya-s se caja kam-pa mu-weya-s u-takil cofradía mu-piya-s
(21) posesivo-donde artículo asunto yo-aconsejar-causativo reflexivo-tener-futuro una caja donde-locativo
reflexivo-crecer-futuro cofradía reflexivo-tener-futuro posesivo-fruto reflexivo-tener-futuro
(21) por ello el asunto (que) aconsejo (es que) se tendrá una caja donde crezca el fruto de (la) cofradía (la cual)
tendrá
(21)Nota: te-nawa-tía, “ordenar, mandar”, de te-, “complemento de persona”, nawa, “hablar claro”, y –tia,
“causativo”.

(22) ume llaves seki piya-s Padre Cura i-wan seki piya-s Mayordomo i-wan ini-k nikan caja
(22) dos llaves otro tener-futuro Padre Cura posesivo-compañía otra tener-futuro Mayordomo posesivo-
compañía relatar-pretérito aquí caja
(22) dos llaves una la tendrá el Padre Cura y otra tendrá el Mayordomo y relata/dice aquí (en la) caja (donde)

(23) nemi-s se libro kam-pa mu-ikwilo-s limosna mu-asi i-tek hermanos i-ka i-wan neri i-tek chinami-t
(23) existencial-futuro un libro donde-locativo reflexivo-escribir-futuro limosna reflexivo-encontrar/hallar
posesivo-
(23) habrá un libro donde/en el cual se escribirá (la) limosna (que) se halle/colecte de (los) hermanos

(24) kik-ita-s Padre Cura asuten ki-nekiti Oficiales k-ix-tia i-tech caja Cofradía i-ka i-licensia Padre
(24) lo/a-ver-futuro Padre Cura si lo/a-querer-causativo oficiales lo-salir-causativo posesivo-lado caja cofradía
posesivo-donde licencia Padre

100
(24) verá/supervisará (el) padre Cura si quieren/desean (los) oficiales (que) saquen de la caja (de la) cofradía
por licencia del Padre

(25) Cura asuten ki-neki-ti Oficiales k-ix-tia i-tech caja Cofradía i-ka i-licensia Padre Cura i-wan
(25) Cura si-no lo/a-querer-causativo oficiales lo/a-salir-causativo posesivo-juntoo cofradía posesivo-donde
posesivo-licencia Padre Cura posesivo-compañía
(25) Cura si no quiere (que) los oficiales saquen de la caja de la cofradía por licencia de Padre y

(26) i-pal mu-piya-s nikan tu-pan ta-tk(w)ili Cofradía kel/wel Padre Cura k-ita-s kam-pa keli-s/weli-s mu-piya-s
(26) posesivo-de/genitivo reflexivo-tener-futuro aquí posesivo1p-locativo algo-escribir Cofradía posible
Padre Cura lo-ver-futuro dónde-locativo posible-futuro reflexivo-tener-futuro
(26) de (que) tendrá aquí en nuestro lugar algo (en que) escriba la Cofradía (y) posible(mente el) Padre Cura
(quien) verá donde posible(mente) se tendrá

(27) ini caja Cofradía i-pal nemi-s i-wan muchi cuidado (Geoffroy Rivas 88).
(27) esta caja Cofradía posesivo-de/genitivo existencial-futuro posesivo-compañía todo cuidado
(27) esta caja (de la) Cofradía (que) habrá/se tendrá con mucho/todo cuidado.

Párrafo IV: renglones 28-31

(28) I-ka yey tamanti ni-tenawa-tia aya kelis/welis kisa axta makta(k)ti tostones asu waya i-ka
(28) posesivo-donde tres asunto yo-aconsejar-causativo qué no posible/poder salir hasta diez tostones si no
(28) por ello el tercer asunto aconsejo que no puedan salir más de diez tostones si no hay por/para ello

(29) y-licensia asu ki ki-panawi-s ne-tenawa-tiliya ayak muchi (chi)was mas pasar kis i-tek in cuenta
(29) posesivo-licencia si lo/a-transferir/traspasae nadie todo hacer más pasar salir posesivo-en/de artículo/
demostrativo cuenta
(29) su/la licencia si lo/a-transfiera-futuro aconseja (que) nadie (se autorice) todo lo que más pasa/e (y) sale
de la cuenta

(30) i-ka nemi-s nu-licensia i-pal muchi (chi)wa-s gastar i-pal se-se mesti i-wan i-pal sera (Geoffroy Rivas 88).
(30) posesivo-donde existencial-futuro posesivo1p-licencia posesivo-de/genitivo todo hacer gastar posesivo-
de/genitivo reduplicación-un(o) mes/luna posesivo-compañía será
(30) por ello habrá/tendrá nuestra licencia de todo lo que se gasta/e de cada mes y de/así será

Párrafo V: renglones 31-36

(31) I-ka nawi tamanti nu-tenawati-l asu ken manian ki-asi-s i-takil nikan Santa Cofradía asu
(31) posesivo-donde cuatro asunto posesivo1p-aconsejar-pasivo si cómo a-veces irreal-ir lo/a-llegar/hallar-
futuro posesivo-fruto aquí Santa Cofradía si
(31) por ello en cuarto lugar nuestro consejo (es que) si cómo a veces vaya, se encuentre el fruto aquí (de) la
Santa Cofradía si

(32) kakawa-mil i-wan mil asu ganado asuten seki limosna i-wan asu mu-namaka-s nikan i-takil
(32) cacao-siembra posesivo-compañía siembra si ganado si otro limosna posesivo-compañía si reflexivo-
vender-futuro aquí posesivo-fruto
(32) (las) siembras de cacao y (toda otra) siembra si (el) ganado y (también) si otra limosna y si se venderá/
vendieran aquí sus frutos

101
(33) ma muchi (chi)was i-ka almoneda i-tech (Geoffroy Rivas 88) se ilwit piya i-pal kik-ita-s-ket muchi
(33) irreal todo hacer-futuro posesivo-cuando almoneda posesivo-lado un día feriado tener posesivo-locativo
lo/a-ver-futuro-plural todo
(33) que todo se hará en almoneda al lado un día feriado tiene (de/que) verse/verán todo

(34) takat i-wan oficiales kik-ita-s-ket i-ka mu-namaka-s i-takil Santa Cofradía i-wan keman Padre
(34) hombre y oficiales lo/a-ver-futuro-plural posesivo-donde reflexivo-vender-futuro posesivo-frutos Santa
Cofradía posesivo-compañía cómo Padre
(34) (los) hombres(s) y oficiales verán porque/si venden/venderán los frutos de la Santa Cofradía y cómo (el)
Padre

(35 ) Cura ki(k)-ita-s keman weli-s muchi (chi)was almoneda i-wan ten nesu/i i-tech almoneda i-tik i-takil
(35) Cura lo/a-ver-futuro donde/cómo posible-futuro todo hacer almoneda posesivo-compañía boca/orilla
aparecer posesivo-junto almoneda posesivo-en/de posesivo-fruto
(35) Cura lo(s)-verá cómo es-posible todo se hará almoneda y al lado/cambio aparece por almoneda del fruto

(36) Santa Cofradía i-tik caja Santa Cofradía (Geoffroy Rivas 89).
(36) Santa Cofradía posesivo-en/de caja Santa Cofradía.
(36) Santa Cofradía de (la) caja (de la) Santa Cofradía.

Párrafo VI: renglones 37-40

(37) I-pan makwil tamanti nu-tenawa-ti-l ni-tenawa-tia i-wan tin-kal-aki-s-ket yanki-ket oficiales
(37) posesivo-locativo cinco/mano-tener-pasivo asunto posesivo1p-consejo-causativo-pasivo posesivo-
compañía nosotros-casa-entrar-futuro-plural nuevo-plural oficiales
(37) por eso el quinto asunto (es) nuestro consejo (que) recomienda y entrarán nuevos oficiales

(38) i-pan se xiwit achtu-pa ki-ana-s cuenta/kwenta Padre Cura nemi i-tek chinamit asu ki-ixi-mati
(38) posesivo-locativo un(o) año primero lo/a-recoger-futuro cuenta(s) Padre Cura existencial posesivo-
locativo pueblo si lo/a-ojo-saber
del año primero
(38) por eso un primer año recogerá cuentas el Padre Cura (que) está/vive en el pueblo si conocen

(39) Santa Doctrina in nawa-k yewantin yank(w)i-ket kal-aki-s-ket asu maya k-ixi-mati Santa Doctrina
(39) Santa Doctrina posesivo-cerca ellos nuevo-plural casa-entrar-futuro si sólo lo/a-ojo-saber Santa Doctrina
(39) (la) Santa Doctrina cerca de ellos nuevos entrarán si sólo conocen la Santa Doctrina

(40) maya kal-aki-s-ket i-pal ki-tekiti-li-s Santa Cofradía (Geoffroy Rivas 89).
(40) sólo casa-entrar-futuro-plural posesivo-locativo lo/a-trabajar-aplicativo-futuro Santa Cofradía
(40) sólo entrarán por/a trabajar en beneficio de la Santa Cofradía.

Párrafo VII: renglones 41-43

(41) I-pan chikwasen tamanti nu-tenawati-l i-pan nikan ordenanzas asu kinu nemi-s i-tek
(41) posesivo-locativo seis asunto posesivo1p-aconsejar-pasivo posesivo-locativo aquí ordenanzas si no
existencial-futuro posesivo-de/en
(41) por ello un sexto asunto (es) nuestro consejo de estas ordenanzas si no existirá/vivirá en (la)

102
(42) Santa Cofradía i-wan yawili nemili-s i-wan asu mu-mati-s-ket oficiales asu hermanos neman mu-taka...
(42) Santa Cofradía posesivo-compañía ir vivir/bastarse de su trabajo-futuro posesivo-compañía si reflexivo-
saber-futuro-plural oficiales si hermanos pronto reflexivo-nacer
(42) Santa Cofradía y (no) va a, bastará de su trabajo y si saben (que) los oficiales si los hermanos pronto
nacen/crecen

(43) maya te-taka mati neman ma-mu-chili-ti-s Padre Cura i-pal neka/i-k-ix-tia i-ti(k) Cofradía yewan mu-
palu-s i-tukey libro
(43) sólo alguien-nacer saber pronto/luego irreal-reflexivo-rojo-causativo-futuro Padre Cura posesivo-de/
genitivo querer/desear–lo/a-salir-causativo posesivo-de/en Cofradía él/ella reflexivo-gustar/mojar- futuro
posesivo-nombre libro
(43) sólo alguien (que) crece (y) sabe pronto que enrojecerá/escandalizará, el Padre Cura de aquí querrá
sacarlo de la Cofradía a él (y) remojar su nombre del libro.

Párrafo VIII: renglones 44-59

(44) I-pan chikume tamanti nu-tenawa-ti-l i-pan nikan ordenanzas ni-te-nawa-tia muchin-tin
(44) posesivo-locativo siete asunto posesivo1s-aconsejar-causativo-pasivo posesivo-locativo aquí ordenanzas
y-aconsejar todo-plural/honorable
(44) por ello el séptimo asunto es nuestro consejo de estas ordenanzas que aconsejo (es que) todos honorables

(45) hermanos hermanas oficiales ma ximati ka Santa Doctrina ini pal-yu i-wan misterios muchi-tin asuke
(45) hermanos hermanas oficiales irreal imperativo-saber donde Santa Doctrina esta/e de/genitivo-posesivo
posesivo-compañía misterios todo-plural/diminutivo si
(45) (los) hermanos, hermanas (y) oficiales que sepan la Santa Doctrina esta (para) los suyos y misterios todos
honorables si

(46) ke nu-ana in ka ki-piya-s yewantin chinamit i-wan keski-pa i-ka kiki-mana-tia-s-ket... um-puwali
(46) que/como posesivo1p-recoger donde artículo/demostrativo lo/a-tener-futuro ellos pueblo posesivo-
compañía cuánto-locativo posesivo-donde lo/a-vender-causativo-futuro-plural... dos-cuenta/veinte
(46) lo que recojamos lo tendrá(n) ellos (los del) pueblo y cuánto por eso harán venta... cuarenta

(47) tunali i-wan nikan niwantin ni-chiwa-s... i-ka ordenanzas i-pal nikan Santa Cofradía i-ka
(47) día posesivo-compañía aquí nosotros yo-hacer-futuro... posesivo-donde ordenanzas posesivo-de/
genitivo aquí Santa Cofradía posesivo-donde
(47) días y aquí nosotros yo hago... estas ordenanzas de/para la aquí Santa Cofradía

(48) i-maki-s-tuka-tsin Dios Tu-tatsin igual Dios i-Piltsin igual Dios Espíritu Santo i-wan nite...
(48) posesivo-dar-perfectivo-diminutivo/honorífico Dios posesivo1s-padre igual Dios posesivo-hijo igual
Dios Espíritu Santo posesivo-compañía nite...
(48) dados sus honorables Dios Padre igual Dios Hijo igual Dios Espíritu Santo y nite...

(49) licensia i-pal se semana i-pan viernes mu-ta(j)tani-s limosna... i-wan caja... i-pan
(49) licencia posesivo-de/genitivo un(o) semana posesivo-locativo viernes reflexivo- pedir-futuro limosna...
posesivo-compañía caja... posesivo-locativo
(49) licencia de una semana de/desde el viernes se pedirá limosna... y caja... de/donde

(50) Santísima Cofradía i-wan... concederte... k-ila-s-ket i-ka cofrades ki-asi kan um-puwali

103
(50) Santísima Cofradía posesivo-compañía... concederte... lo/a-decir-futuro-plural posesivo-donde cófrades
lo/a-llegar/encontrar cuando dos-cuenta/veinte (20)
(50) Santísima Cofradía y... concederle... dirán lo que los cófrades encuentren en cuarenta

(51) tunali indulgencias i-wan nu-pan ki-makitati-s-ket ma kwani hermanos san yuski ki-asi-ket
(51) día indulgencias posesivo-compañía posesivo1p-locativo lo/a-salvar/soltar-futuro-plural irreal kwani
hermanos solo va-pretérito lo/a-llegar/encontrar-plural
(51) días de indulgencias y lo nuestro lo salvarán que kwani hermanos solo(s) vayan a encontrar

(52) um-puwali tunali indulgencias igual i-pal ki-tala-l maka-s-ket mu-kaxani ma-taseli-s i-wan ki
(52) dos-cuenta/veinte (20) día indulgencias igual posesivo-de/genitivo lo/a–tierra/asentar-pasivo reflexivo-
aflojar irreal-aguantar/resistir-futuro posesivo-compañía
(52) cuarenta días (de) indulgencias igual de/que asentados darán se aflojará/decaerá que resistan y

(53) testamento asu ten i-pal i-cofradía ki-kana-s i-wan ni-tenawa-tia nikan nu-lisencia
(53) testamento si boca/orilla posesivo-de/genitivo posesivo-cofradía lo/a-kana-futuro compañía yo-decir-
causativo aquí posesivo1p-licencia
(53) testamento si a la entrada de la cofradía lo/a-kana-futuro y aconsejo aquí nuestra licencia

(54) mu-piya-s ika i-tsuntecan libro mu-piya-s i-tik caja i pa kasemika mu-piya-s i-wan matsin k-ixi-ti-s
(54) reflexivo-tener-futuro posesivo-donde posesivo-cabeza libro reflexivo-tener-futuro posesivo-de/en caja
posesivo-locativo siempre reflexivo-tener-futuro posesivo-compañía matsin lo/a-salir-causativo-futuro
(54) se tendrá a la cabecera del libro se tendrá una caja de/que siempre se tendrá y todo documento se sacará

(55) nu-tena... I-pa ini casos (Geoffroy Rivas 89) cuenta asu u-tsekwana-s cuenta i-pampa
(55) posesivo1p-permiso... posesivo-locativo casos cuenta si posesivo1p- tsekwana-futuro cuenta posesivo-
locativo
(55) nuestro permiso... por estos casos...cuenta si u-tsekwana-s cuenta por ello

(56) yaki i-ka nu … kakapan-iliya nu-tiya i-wan nu sello i-wan nu-secretario de cámara i-tik
(56) yaki posesivo-donde nuestro … dar-de-golpe-aplicativo posesivo1p-permiso posesivo-compañía
posesivo1p-sello posesivo-compañía posesivo1p-secretario de cámara posesivo-de/en
(56) yaki (en)donde nuestro … daría de golpe nuestro permiso con nuestro sello y nuestro secretario de
cámara de

(57) nikan nu-bisita i-tik nika(n) chinamit Señora Santa Anna i-tik mesti i-tapuwali febrero sempuwali
(57) aquí posesivo1s-visita posesivo-de/en aquí pueblo Señora Santa Ana posesivo-de/en mes/luna posesivo-
¿abrir? De febrero una-cuenta(5/20)
(57) aquí (está) nuestra visita del aquí pueblo (de la) Señora Santa Ana del mes

(58) yei tunali ilkit/ilwit de 1666 años. Fray Paio Obispo de Guatemala, Por mandado Obispo
(58) tres días (del) año de 1666 años. Fray Payo Obispo de Guatemala, por mandato (del) Obispo

(59) mi señor Don Francisco Gimenes Secretario. (Geoffroy Rivas 90).


(59) mi señor don Francisco Giménez, Secretario.

104
VII. Traducción original en castellano corregido

I.

Nuestro Maestro Fray Payo de Ribera, de la orden de San Agustín por la divina gracias del Cielo Santa Sede
Apostólica Obispo de Guatemala y de la Verapaz, del Consejo de Su Majestad por cuanto: por petición que
hace a nosotros se presentó por parte de los indios naturales del pueblo de Santa Ana, se nos hizo relación
diciendo que de largo tiempo a esta parte por el gran número de dichos fieles se ha vivido en hermandad
la devoción de la Santa Cruz : citados en la ermita de dicho pueblo y ejercitando en el servicio y sagrado
culto de dicha devoción, lo que de presente lo era, y para poderlo así hacer en debida forma, se nos pidió
y suplicó fuésemos servidos a exigirles a dicha hermandad en Cofradía concediéndoles por ordenanzas de
ella la observancia del Rg. Interno, y cuentas que ante nosotros tenían presentadas, a vista de todo lo cual
se observaría perpetuamente con las de más ordenanzas que por nosotros les fuesen más concedidas y se
acudiría a las cuentas necesarias para lo referido, concediéndoles, como lo suplicaban, juntamente nuestra
licencia para pedir limosna en dicho su pueblo, un día en cada semana, y las gracias indulgencias que hayan
de gozar, como en estas cosas se observan, y en todo conforme Nuestra Voluntad, todo lo cual recibirán bien
merced, y por nosotros visto dicho pedimento lo tuvimos por bien y por vista de dichos recaudos y cuentas
presentados, mandados se les visitase y despachasen en forma conveniente, y para el efecto de lo así pedido,
por los indios dichos a dicha conformidad. Desde luego exigimos y criamos y fundamos la dicha hermandad
en Cofradía en toda forma y concedemos con calidad y obligación más sufragios de dicha cofradía y por
todos los cófrades vivos y difuntos, a ella dará su limosna y derechos acostumbrados, conforme por nosotros
dispuesto en dicho Obispado con los demás estatutos y ordenanzas siguientes: (Geoffroy Rivas 90). (Fin del
párrafo I).

II.

Lo primero que para cada año se haga elección de satisfacción conveniente, con asistencia del Padre Cura
Doctrinero, las cuales elecciones se tendrá un libro donde se registren aparte los cófrades que se fueren
asentando en dicha Cofradía. Y dichas elecciones se firmará por el dicho Padre Cura y todos los años se les
tome cuenta y si alguna debiere, se cobren y se ponga en la caja de depósito de dicha Santa Cofradía (Geoffroy
Rivas 91). (Fin del párrafo II).

III.

Lo segundo que para la mejor guarda y custodia del caudal de dicha Cofradía se ha de tener una caja con
dos llaves diferentes en las cuales hayan de estar la una en poder de dicho Padre Cura y la otra en poder del
Mayordomo. En dicha caja se ha de tener otro libro donde se asienten todos los gastos y limosnas que se
recogieren firmando siempre el Padre Cura y el ess. no. y Mayordomo llavero asentando las limosnas que se
recogieren cada dos meses en la forma dicha con el seguro que dicho Padre Cura le pareciere conveniente
(Geoffroy Rivas 91). (Fin del párrafo III).

IV.

Lo tercero que dicho caudal no se haya de gastar arriba de diez tostones sin nuestra licencia expresa y de
nuestro su subsig., obispado, pena de que no se les pasar en cuenta lo que en otra manera se gastare excepto
los gastos forzosos de limosnas y misas y festividades de dicha Santa Cofradía y la será necesaria para su
celebración que dichos gastos se podrán hacer siempre en lo preciso y no en más (Geoffroy Rivas 91). (Fin
del párrafo IV).

105
V.

Lo cuarto que siempre que dicha Santa Cofradía se hallare con algunos frutos o esquilmos como de otros
cualesquier especie de ganado o milpas sementeras o de otra manera habiéndose de vender los tales
frutos haya de ser en almoneda pública señalando para la tal almoneda un día festivo procurando siempre
a los tiempos que el dicho Padre Cura Do. y Oficiales les parezca más conveniente y lo procedido de dicha
almoneda se ponga siempre en la caja del depósito (Geoffroy Rivas 91). (Fin del párrafo V).

VI.

Lo quinto que para ser recibidos en esta Santa Cofradía hayan de ser examinados por el Padre Cura Do. de
dicho pueblo en la doctrina cristiana y no sabiéndola lo preciso por lo menos de dicha doctrina no sean
recibidos por cófrades (Geoffroy Rivas 91). (Fin del párrafo VI).

VII.

Lo sexto que si algún cofrade viviere escandalosamente, se dé cuenta por dichos cofrades a dicho Padre
Cura para que lo corrija y reprehenda y habiéndolo así hecho y no se enmendare sea borrado de los libros y
excluido de dicha Santa Cofradía (Geoffroy Rivas 92). (Fin del párrafo VII).

VIII.

Lo séptimo que tengan obligación los cofrades de enseñar a sus hijos y demás de sus familias la doctrina
cristiana e instruirlos en los misterios de Nuestra Santa Fe, y cada vez que así lo hicieren ganarán cuarenta día
de indulgencia, y en dicha conformidad concedemos la dicha fundación con los estatutos y ordenanzas que
quedan referidos los cuales así confirmamos por tales ordenanzas de dicha Santa Cofradía en toda forma. En
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y para la conservación y ayuda a dichos mayordomos y
Oficiales para que puedan pedir limosna con la vara insignia de ella los viernes de cada semana, en dicho su
pueblo. Y para que en mayor forma se asienten a los servicios de ordenanzas concedemos a todos los cofrades
que en todo tiempo fueren sean capases de gozar las gracias indulgencias y privilegios que por participación
o en otra manera están concedidos por los Santos Sumos Pontífices a semejantes confraternidades y así
mismo por lo que toca a Nuestro oficio y Dignidad Episcopal, les concedemos que el día que se asentaren por
hermano y por cófrade ganen cuarenta días de indulgencias, y las mismas indulgencias ganen las veces que
visitaren algún cófrade enfermo y le socorran y solicitaren el que reciba los Santos Sacramentos y siempre
que ejercieren alguna caridad con algún cófrade pobre en orden al aumento de dicha Santa Cofradía y
mandamos que esta Nuestra Licencia y fundación se ponga por cabeza del libro, como queda dicho de estar
dentro de dicha caja para que así se guerde en debida forma y en todo tiempo conste de dicha fundación
para que así se dé cuenta de todo lo a ella tocante siempre que por Nosotros o nuestrso sucesores les sea
pedid, que así es Nuestra voluntad y en testimonio de lo cual dimos la presente firmada de Nuestro Nombre
con Nuestro Sello, y refrendada de Nuestro Secretario de Cámara en vista, en el pueblo de mi Señora Santa
Ana en veintitrés días del mes de febrero de mil seis cientos y sesenta y sies años. Fray Payo Ribera, Obispo
de Guartemala. Por mandado del obispo mi señor don Franco Ximenes, Secretario. Año de 1666. (Geoffroy
Rivas 92). (Fin del párrafo VIII).

Diego Bernabé Hermano Secretario de este pueblo de mi Señora Santa Ana de la jurisdicción de San Salvador,
que trasunté y trasladé esta Santa Ordenanza en lengua castellana, sacando punto a punto sin faltarle cosa
alguna y es ffho. En este pueblo de Santa Ana a los catorce días del mes de abril de mi setecientos y cincuenta
y tres años. Y traslado lo firmé. Bernabé Hermano ess. no. de Cabildo y de dicha Cofradía.

106
INTERMEDIO III

Calli/Kal, de la vivienda al cuerpo

Como lo sugiere J. Richard Andrews en el prólogo a su obra magna Introduction to Classical Nahuatl
(Introducción al náhuatl clásico, 2003: 21-23), toda traducción plantea el problema de trasladar lo ajeno a lo
propio. La glosa crea la ilusión de compartir el mismo universo de significación que el de la lengua original.
Los valores semánticos de los vocablos, las oraciones, la significación de los relatos mito-poéticos se desplazan
de su contenido original hacia un nuevo sentido. El ejemplo que Andrews aporta resulta simple y conclusivo.
“Casa” en náhuatl-mexicano se dice calli; en náhuat-pipil kal (cal), sin un sufijo absolutivo –li ausente en este
idioma (Campbell, 41; ojo: x = sh).

Si calpulli se glosaría “caserío” en vez de “barrio” —kalpul, “capitán de la cofradía” (Campbell, 265), en náhuat-
pipil— el problema no se expondría para este primer derivado. Tampoco lo propondría la palabra para “calle”
caltzalantli, la cual literalmente dice “la calle entre las casas” (Molina, 11). Mientras se persista en ofrecer
ejemplos ligados a la idea de vivienda, a lo sumo, una metáfora no muy distante del sentido original explica
el giro de la palabra. Así, “barco, bote, canoa”, acalli, se diría “casa acuática, casa de/en el agua”.

La cuestión se complica al extender el empleo de ese vocablo a los verbos de ingreso y egreso. Al menos, la
lengua inglesa sirve de guía para indicar que un concepto de “indoor” y, su antónimo, de “outdoor” remiten
a un campo semántico reconocido en los idiomas occidentales. En náhuat-pipil, “entrar” se glosa kal-aki,
“casa-entrar” y kal-ak-tia, “meter; hacer entrar a casa” (contrástese a k-(w)al-ika, “atraer”, Arauz, 192 y Campbell,
559). Basta anteponer la raíz de “agua”, aat, para derivar el verbo “hundir”, aa-kal-aki y el causativo aa-kal-ak-
tia, literalmente, “causar/hacer entrar a casa en el agua”. Ligado al interior de la vivienda se halla kal-tsakwa,
“encerrarse”, kal-ijtik, “adentro; casa-abdomen”, al igual que kal-tapaana, “abrir la cueva”.

Al pensar que no sólo los humanos, sino también los animales y los astros, se caracterizan por el derecho
a la vivienda, el último ejemplo cobra su verdadera significación al otorgarle a los cangrejos una “casa”.
Igualmente sucedería con el sol que al “poniente”, kan kal-aki tuunal, es “donde ingresa a casa el sol”, o bien
con los conejos cuya madriguera sin sorpresa se llama toch-calli, “casa de conejo”, así como la iglesia o templo
se llama teo-calli, “casa divina”, “parroquia” lo glosa Fray Alonso de Molina (95). Toda entidad —astral, natural,
humana, animal, etc.— posee una vivienda. Totol-calli, “gallinero”, etc. Pero siempre existen términos inéditos
como el de una bebida embriagante, “mezcal”, que algunos glosan como “casa de la luna”, metz-calli, aun si
Molina (4) nombra la “almeja” a-metz-calli (Siméon, 24, “concha, mejillón”).

La cuestión se vuelve más compleja al considerar que kal-tsunti, “viga superior”, remite a la casa, pero su
homónimo i-tsun-kal consigna el “pelo”, el tzoncalli en náhuatl-mexicano, “peluca, cabellera” (Molina, 153 y
Siméon, 734). Hacia la misma denotación corpórea apunta ix-kal-iyu, “cara”, cuya traducción literal vuelve
el rostro en “la casa de los ojos”. En la lengua clásica ix-calotl significa “órbita, cavidad del ojo”: ix-callo-can
(Molina, 44); ixcallocantli (López-Austin, 112). Pero, de nuevo, no sólo el cuerpo humano se imagina como
vivienda sino también el de algunos animales. De tal manera, kal-neewi significa “caracol” con una obvia
referencia a la casa, kal, como la ante-citada “almeja” en Molina (véase: neuiantli, “voluntario, propio, personal,
mismo”, Siméon, 343). También los canegües —con “casa propia”, por glosa clásica— habitan en un domicilio
terrestre, en su concha y en su cuerpo vivo que arrastran por las arenas magnéticas del Mar del Sur.

Con esta breve incursión a una sola palabra, calli/kal, y unos cuantos derivados se describe cómo dos lenguas
indígenas organizan un campo semántico muy distinto al castellano. La simple materialidad de la “casa” o de

107
la “vivienda” remite al domicilio humano, al astral y al animal, al igual que a ciertos verbos de ingreso y egreso.
Para complicar la distinción semántica, la idea de “casa” remite también a ciertas partes del cuerpo humano,
así como la puerta —sin metáfora alguna— se visualiza como la boca (-teen) de la casa. Parecería que el ente
corpóreo se concibiera como la vivienda de una entidad que, ajena a su materialidad biológica, lo habita y
amuebla. A lo mejor así es y pronto podré alquilar un cuerpo renovado y joven como si me mudara de “casa”,
kal, para prolongar mi afición de vivir en el reino de este mundo.

Nota final: los términos náhuatl-mexicanos se transcriben en un alfabeto tradicional; los náhuat-pipiles en
otro más cercano al fonético. Esa distinción visual sirve de guía de lectura para separar ambas lenguas. No
debe olvidarse que si la lengua oral remite a la oreja que la escucha, la escrita, inscrita al ojo que la observa.
Por ello, el habla jamás antecede a la escritura, salvo para la lógica de un ser cuyo sentido del oído antecede
al de la vista. No en vano, “escribir” se enlaza a “inscribir” como ijkwilua, i(h)cuiloa, a kwilua, cuiloa.

Fuentes: J. R. Andrews, P. Arauz, L. Campbell, F. Karttunen, A. López-Austin, A. de Molina, L. Schultze-Jena, R.


Siméon.

108
4.
De la literatura náhuat-pipil
Diálogo con el Sol, “Padre del Mundo”

Yo, coyote errante, vi un espectáculo piadoso, y oí las palabras de los niñitos […] El Salvador no expió nuestro
pálido pecado. Por ello, como las voces de los pájaros muertos cruzaremos todas las tierras, igualmente
peligrosas, hasta alcanzar el país donde yacen mis hermanos sin nombre, como huesecillos blancos esparcidos
en la noche de Estrellas. MS

A los niños migrantes, con igual derecho de viajar que el Sol…

0. Del indigenismo sin lengua indígena

Hay muy pocos textos transcritos en lengua náhuat-pipil durante todo el siglo XX. Este vacío lingüístico y
literario atestigua los fundamentos bastante endebles del llamado indigenismo salvadoreño. Al inventar
un indígena en pintura, olvida su condición humana de zoon logos ejon, animal dotado de lenguaje como
los propios escritores. Desde el despegue del modernismo, hacia 1880, hasta 1932, el inicio del martinato,
salvo a María de Baratta, a casi ningún intelectual salvadoreño le interesa estudiar la lengua náhuat-pipil.
El desinterés de los nacionales se prolonga en la segunda mitad del siglo anterior quienes le ceden a los
extranjeros el saber racional del idioma. Luego del alemán Leonhard Schultze-Jena (1930—1935; 2010/2014),
le corresponde al estadounidense Lyle Campbell (1985) renovar la investigación lingüística.

Si el modernismo coincide con la ley de extinción de las tierras comunales, falta rastrear la documentación que
refiere su defensa en un gran liberal indigenista como Francisco Gavidia, o en su sustituto Arturo Ambrogi.
En ambos pilares fundadores del modernismo y del regionalismo, el indígena figura en su doble carencia de
lengua y tierras del común. Sea quien fuere el varón epónimo del modernismo —Gavidia o Ambrogi— el
resultado no cambia. Sea también que se diluya “la oposición entre modernismo y regionalismo” el desenlace
permanece inmutable (Ricardo Roque Baldovinos, “Del modernismo en El Salvador”, en Acosta, 2013: 17). (1)
En la idea de “región” y “modernidad”, ni el estudio de la lengua náhuat-pipil ni las tierras indígenas ancestrales
tienen cabida.

Nadie más que “el iniciador del modernismo” en “las letras nacionales” —Vicente Acosta— testifica el lugar
que le corresponde al indígena en la poesía “indigenista” (Juan Ramón Uriarte, Acosta, 2013: 34 y Meza, 2013:
159 y ss.). El indígena es el estar-ahí-de-un-muerto. Por esta exigencia funeraria, cuatro de los cinco poemas
de la sección “Indigenistas” —“La corte de Atlacatl”, “Rapsodia india”, “Coautémoc” y “Lempira”— calificarían
como réquiem. (2) Las cuatro trovas de héroe masculino narran la muerte de un guerrero bravío ahora
enterrado: “su crepúsculo de duelo bajo el valle” (162), “clama a gritos herido” (164), “cayó el azteca audaz”
(165), “Espartaco muere” (166). A la exigencia antropológica del trabajo de campo con el indígena vivo —
hablante de náhuat-pipil— la poesía modernista antepone la recreación imaginaria —pero «“inteligente”»,
dice Gavidia (36)— de una figura heroica muerta. No sólo a la lógica implacable —pasado glorioso, pero
presente de miseria— le prosigue “la preocupación recurrente por “civilizar al indio” (López Bernal, 7). Más
aún, el corolario más flagrante y acallado lo señala el rechazo intelectual al estudio del idioma.

Por tal razón, casi no existen textos literarios en lengua náhuat-pipil transcritos —desde 1880-1932, ni de
1932-1992— ya que el requisito de un zoon logos ejon no se le aplica al indígena salvadoreño. Ni en el
modernismo ni en el regionalismo existe la exigencia política estricta —tierras ancestrales— la lingüística
tradicional —gramática descriptiva— ni, menos aún, la literaria, relatos mito-poéticos en náhuat-pipil. Si el

109
simulacro de la ciudad letrada satisface los requisitos indigenistas de los estudios culturales en boga, hay que
rescatar figuras intelectuales modestas para restituir el legado de una lengua en el olvido. (3) Dentro de una
literatura menor como la salvadoreña, existe otra más insignificante: la literatura náhuat-pipil.

I. Próspero Arauz

Ni Juan Felipe Toruño (1958) ni Luis Gallegos Valdés (1956/1981) mencionan a Próspero Arauz. Por Toruño
se sabe que lo indígena representa aquello que “le llegó el tiempo de ser historia” (55) y, por Gallegos Valdés,
lo que “no queda nada escrito” (11). Las citas podrían continuarse —como el apócrifo radical, “no existe un
problema indígena específico”, desde la época colonial. Todo sea para inventar que una tradición, una cultura
nacional, se arraiga en el castellano como lengua oficial y literaria exclusiva (véase también López Vallecillos
quien tampoco lo menciona).

Sin documentación primaria exhaustiva, se presupone que la investigación del profesor panameño Próspero
Arauz se completa hacia mediados de la década de los veinte —en 1924, dictaminada por el propio Gavidia—
pese a su publicación tardía en 1960 (Geoffroy Rivas, en Arauz, 1960: 7-8). Un breve avance lo confirma el
artículo “Frases del pipil” publicado en 1926. Hacia 1940, junto a Tomás Fidias Jiménez y José Andrés Orantes,
Arauz participa en el Primer Congreso Interamericano de Indigenistas con el trabajo “El pipil de los Itzalcos”,
que establece relaciones aún no documentadas entre el indigenismo mexicano y el salvadoreño (Informe,
66-67). Por desgracia, la publicación oficial no reproduce la ponencia de Arauz, la cual coincide en título con
el libro de 1960: El pipil de la región de los Itzalcos.

Su trabajo se divide en seis partes desiguales. La primera ofrece una introducción al silabeo del idioma.
La segunda traduce palabras mostrando su “forma gráfica” para luego proponer una lectura progresiva y
pedagógica de la lengua con el apoyo de relatos breves. La tercera sección introduce la aritmética náhuat-
pipil, con un sistema muy distinto al que transcribe el antropólogo alemán Leonhard Schultze-Jena en la
recolección mito-poética más importante de la lengua (1930/1935, 2010/2014). La cuarta presenta un
diccionario y la quinta, una “sección etimológica”. Por último, concluye con un diccionario adicional de
palabras y frases. Una neta orientación pedagógica dirige la casi totalidad del texto. Ante todo, lo denota la
“fraseología” que exhorta al buen comportamiento y le inculca una ética cívica al lector ideal, un alemno de
la escuela primaria o secundaria.

De los textos transcritos en la segunda sección destaca un diálogo infantil con el Sol. Antes de ofrecer
un comentario, a continuación se propone su transcripción náhuat-pipil en un alfabeto simplificado, una
traducción revisada al castellano, al igual que un análisis gramatical y una glosa literal para justificar la
exégesis final. Se presenta una interpretación que hace del Sol una entidad viva y parlante —realmente
Divina— además de dispensar la energía luminosa para el bienestar del Cosmos.

II. El texto
II. I. Texto náhuat-pipil

Kan-ka ti-wits, Tunal? (1)


Ni-wits ka ni-tawilua sej-seyuk lado (2)
Tey ti-k-its-tuk ka-né? (3)
Ni-k-its-tuk mij-miak teya ka-né yaj-yankwi-k. Ni-k-its-tuk taka-met, wej-wey tej-te-chan, kuj-kuj-tik tej-tepet,
paj-patawa-k i-wan wej-weya-k, aj-at i-wan aja animales miak clases, ka wan ni nu-ix muchi ni-k-ita kan ni-mu-
talua (4)

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Ka weli-s mu-talua ken taja, pal ti-weli-s ti-k-ita muchi tayuwa i-wan, tunal, galán Tunal! (5)
Ti-k-neki ti-au nu-wan? xu nu-ipan, ka (naja) ni-mets-wika-s m-altij-tuk wan tawil tik ni ujti (6)
Tunal ka-né kan-ka taja ti-au i-wan ti-wits nemi kukunet kwen naja, ka paj-pakit mets-ita-t keman t-al-kisa ka
tatwi ka wej-wetska-tsin ki-altia ni-ix-kal-yo i-wan ta-paki-lia pal muchi? (7)
Ej, nu-telpuch-in ni-mets-ta-sujta ka-né lado wej-wejka pal taja (ina-k ni teku ne taltikpak), ka-ne tami ni-k-
ajkawa miak chij-chiwix-tsin-met ka kena taja, ki-neki-tuk wiset nu-wan, pal sen-yawi nu-wan i-wan mets-ix-
mati-s tik ni-weyak ujti, pal ti-mu-(m)achtia-t-teya cosas sin que inte ti-kisa-t inte weli mu-mati (8)

II. II. Traducción castellana

—¿De dónde vienes, Sol? (1)


—Vengo de iluminar otros lugares. (2)
—¿Qué has visto ahí? (3)
—He visto muchas cosas ahí que son nuevas. He visto hombres, grandes poblaciones, altas montañas, anchos
y largos ríos y animales de toda clase, ya que con los ojos todo lo observo al transcurrir. (4)
—¡Quién podrá transcurrir como tú, para contemplar todas las noches y los días, hermoso Sol! (5)
—¿Quieres acompañarme? Sígueme hacia dónde te llevaré bañado de luz en el camino. (6)
—¿Sol, ahí dónde vas tú y de dónde vienes, hay niños como yo, que se alegran al verte, cuando (re)apareces
al amanecer tan sonriente, bañándome el rostro y concediéndome el humor socarrón para todo? (7)
—Sí, mi hijito: en aquellos lugares lejanos para ti (relató el Padre del Mundo), ahí acabo de abandonar a
muchos chiquillos que, como tú, desean venir conmigo, para acompañarme y (re)conocerme durante el largo
viaje, así como aprender muchas cosas que, sin salir (del encierro nocturno), no se pueden saber. (8)

II. III. Análisis gramatical y traducción literal


(1)
Canca tihuitz, Tûnal?
Kan-ka ti-wits, Tunal?
Dónde-a tú-venir, Sol
¿De dónde vienes, Sol? (1)
Nota gramatical: Kan, “¿dónde?; kanka, “¿adónde?”, de kan y ka, “a, en, de, donde”. La vocal con acento
circunflejo correspondería a una vocal larga que el lector puede restituir.

(2)
Nihuitz cá ni tahuilûa ciujciuc’ lado.
Ni-wits ka ni-tawilua sej-seyuk lado.
Yo-venir a/en/de yo-alumbrar reduplicación-otro lado.
Vengo de iluminar otros lugares. (2)
Nota gramatical: nótese la falta de orientación retrospectiva de ka, cuyo sentido retrospectivo (|à) le
corresponde al esquema nocional del verbo en (1) y (2). Su antónimo prospectivo lo ofrece una de las
oraciones que transcribe el propio Arauz (1924: 210): “¿quéman tiau taja ca nu chan, ¿cuándo va usted a mi
casa?”; (keman tiau taja ka nu-chan) (à|).

(3)
Tey tiguitztuc’ gané?
Tey ti-k-its-tuk ka-né
Qué tú-lo-ver-participio/perfecto dónde-eso
¿Qué has visto ahí? (3)
Nota gramatical: ita, “ve”, itz-tik, “visto”.

111
(4)
Niguitztuc’ mijmiac’ teya gané yajyâncuic’. Niguitztuc’ tacâmet’, huejhuey tejtêchan, cojcojtic’ tejtêpet’,
pajpatáhuac’ ihuan huejhuêyac’ ajat’ îhuan aja animales mîac’ clases, câ huan ni nu ûix mûchi niguîata can ni
mutalûa.
Ni-k-its-tuk mij-miak teya ka-né yaj-yankwi-k. Ni-k-its-tuk taka-met, wej-wey tej-te-chan, kuj-kuj-tik tej-tepet,
paj-patawa-k i-wan wej-weya-k, aj-at i-wan aja animales miak clases, ka wan ni nu-ix muchi ni-k-ita kan ni-
mu-talua.
Yo-lo-ver-perfecto/participio reduplicación-mucho qué/que donde-eso reduplicación-nuevo. Yo-lo-ver-
perfecto/participio reduplicación-hombre reduplicación-grande reduplicación-alguien-casa reduplicación-
alto/crecido reduplicación-cerro, reduplicación-ancho posesivo3-compañía reduplicación-largo
reduplicación-agua posesivo3-compañía animales todo/a clases, que compañía posesivo1s-ojo todo yo-lo-
ver dónde yo-reflexivo-correr/fluir.
He visto muchas cosas ahí que son nuevas. He visto hombres, grandes pueblos, altas montañas, anchos y
largos ríos y animales de muchas clases, ya que con los ojos mucho todo lo observo al transcurrir. (4)
Nota gramatical: ; kuj-kuuj-tik, “crecido” de kuj-, “árbol”, y –ti-k, “adjetivo”. Mu-talua, “corre, fluye (reflexivo)”,
raíz de la cual quizás derivaría taluk —tlaloc en náhuatl-mexicano— conlleva la idea de un flujo constante
en el acaecer del mundo: el río de Heráclito o, concretamente, el movimiento del Sol y el flujo constante de
su luz.

(5)
Câ huêlis mutalûa quên taja, pal tihuêlis tiguîta mûchi tayûa îhuan tûnak, galan Tûnal!
Ka weli-s mu-talua ken taja, pal ti-weli-s ti-k-ita muchi tayuwa i-wan, tunal, galán Tunal
quién poder-futuro reflexivo-correr/fluir como tú, para tú-poder-futuro tu-lo-ver todo/a noche posesivo3-
compañía día, galán Sol
¡Quién podrá transcurrir como tú, para contemplar todas las noches y los días, hermoso Sol! (5)

(6)
Ticnêqui tiâu nûhuan? xû nu huîpan, câ (naja) ni metzhuîcas maltijtuc’huan tâhuil tic’, ni ujti.
Ti-k-neki ti-au nu-wan? xu nu-ipan, ka (naja) ni-mets-wika-s m-altij-tuk wan tawil tik ni ujti.
¿Tu-lo-quieres tu-vas posesivo1s-compañía? Imperativo posesivo1s-(de)tras donde (yo) yo-te-llevar-futuro
reflexivo-bañar-perfecto/participio compañía luz en/de artículo/demostrativo camino.
¿Quieres acompañarme? Sígueme dónde (yo) te llevaré bañado de luz en el camino. (6)

(7)
Tûnal, ganê cânca taja tiâu îhuan cânca tîhuitz, nêmi cucûnet’ quen naja, câ pajpaquit’ mettzîtat’ quêman
talquisa câ tâthui câ huejhuejtzcâtzin qui altîa ni ixcâlyo îhuan tapaquilîa pal mûchi?
Tunal ka-né kan-ka taja ti-au i-wan ti-wits nemi kukunet kwen naja, ka paj-pakit mets-ita-t keman t-al-kisa ka
tatwi ka wej-wetska-tsin ki-altia ni-ix-cal-yo i-wan ta-paki-lia pal muchi.
Sol dónde-eso dónde-a/en/de tú tú-ir posesivo3-compañía existencial niño cómo/como yo te-ver-plural
cuándo tu-venir-salir/surgir dónde amanecer dónde reduplicación-reír-diminutivo lo-bañar posesivo1s-ojo-
casa-posesión/rostro-cara posesivo-compañía algo-reírse/burlarse-aplicativo para todo/a.
¿Sol, ahí dónde vas tú y de dónde vienes, hay niños como yo, que se alegran al verte, cuando apareces al
amanecer tan sonriente, bañándome el rostro y concediéndome el humor socarrón para todo? (7)
Nota gramatical: wej-wetska-tzin, de wetska, “reír”.

(8)
Eêj, nu telpûchin ni mettztasujta:
ganê lado huehuejca pal taja (înac’ ni têco ne taltijpac’), ganê tâmi nigajcâhua
mîac’ chijchiguitîcmet’câ quen-â taja, guinîequitîc’huîcet’ nûhuan, pal cen yâhui nûhuan îhuan metziix mâtis

112
tic’ni huêyac’ujti, pal timuachtîat’têya cosas sin que înte tiquîsat’ înte huêli numâti.
Ej, nu-telpuch-in ni-mets-ta-sujta ka-né lado wej-wejka pal taja (ina-k ni teku ne taltikpak), ka-né tami ni-k-
ajkawa miak chij-chiwix-tsin-met ka kena taja, ki-neki-tuk wiset nu-wan, pal sen-yawi nu-wan i-wan metz-ix-
mati-s tik ni-weyak ujti, pal ti-mu-(m)achtia-t-teya cosas sin que inte ti-kisa-t inte weli mu-mati.

Sí, posesivo1s-hijo-diminutivo yo-te-algo-amar/estimar dónde-eso lado reduplicación-lejos para tú (relatar-


pretérito posesivo1s-padre artículo/demostrativo mundo), dónde-eso termina yo-lo-abandonar/dejar mucho
reduplicación-niño-diminutivo-plural que como tú, lo-desear-perfecto/participio venir-plural posesivo1s-
compañía, para uno/entero-ir posesivo1s-compañía posesivo3-compañía te-ojo-saber-futuro en-artículo/
demostrativo largo camino, para tú-reflexivo-aprender-plural-imperfecto cosas sin que no nosotros-salir/
surgir-plural no poder/posible reflexivo-saber

Sí, mi hijito: en aquellos lugares lejanos para ti (relató el Padre del Mundo), ahí acabo de abandonar a muchos
chiquillos que, como tú, desean venir conmigo, para acompañarme y (re)conocerme durante mi largo viaje,
así como aprender muchas cosas que, sin salir (del encierro nocturno), no se pueden saber. (8)

Nota gramatical: la misma expresión que otros textos utilizan para Dios —la Divinidad cristiana— en el
diálogo con el Sol refiere al astro máximo Dador de Luz y la Vida.

(Arauz, 66-67)

III. La exégesis

III. I. El cuerpo del Sol

Pese a su brevedad, el texto posee una dimensión cósmica insospechada. Revela el diálogo entre un niño y el
Sol. El Astro Máximo responde las preguntas del chico como lo haría un interlocutor directo. Se trata de una
caracterización que distingue el parlamento de los otros textos de índole instructiva. El Sol se corresponde
a una entidad orgánica y viva, dotada de una capacidad de habla equivalente a la del ser humano. Incluso
posee rasgos faciales antropomórficos, netamente distinguibles. Tiene ojos cuya visión deslinda el espacio-
tiempo de una experiencia vivida a diario en distintos ámbitos del mundo y, por tanto, un rostro cuyo término
náhuat-pipil lo expresa un criptograma: la casa (kal) de los ojos (ix). Tal vez, el Sol también se dota de un
cuerpo (weyka) cuyo nombre evoca la extensión (weyak) y lo grande (wey).

III. II. El cuerpo, lo extenso

Gracias a esta facultad visual sorprendente, el Sol refiere su experiencia migratoria constante. El término clave
lo glosa el verbo mu-talua que se traduce por “correr” en la lengua coloquial (Arauz, 220-221), pero también
significa “fluir” (Campbell, 453). Si para el agua de un río la metáfora náhuat-pipil la calcaría el castellano a la
letra, “correntada”, al aplicársele al Sol designaría la luz por el flujo constante de energía que dispensa a diario
como las nubes, la lluvia y el agua.

Se conjetura que el nombre del antiguo Dios náhuatl-mexicano de la Lluvia, Tlaloc, provendría de esa misma
raíz que se glosa Taluc, “el corredor”, el de la correntada, el que hace fluir, huir, etc. (Schultze-Jena, 572), si
bien otro verbo tlaaloa, “enterrar, ensuciar de tierra”, competiría por la etimología correcta (Karttunen, 276),
volviéndolo una Deidad “extendida en tierra. R. tlalli [tal en náhuat-pipil], onoc” (Siméon, 602). Tanto en su
primer significado —enriquecido en “se dispersa, huir lejos”— (Siméon, 602)— como en la idea de extensión

113
terrestre, el centro nodal gira en torno a la dispersión. Dispersar, diseminar, esparcir, etc. los expresa el verbo
tepewa de cuya raíz deriva el título de las Divinidades náhuat-pipiles más relevantes: Ne Tepehua, en grafía
tradicional, los Dueños y los Señores de la Fauna, la Flora, la Lluvia, etc. (véase: Schultze-Jena; Carochi, 78,
tepêhuã, “dueño del monte o sierra […] se toman por morador del pueblo”).

Sea cual fuere la etimología correcta —acaso un albur posible entre ambos términos— prevalece la idea de
diseminación de la lluvia, de la luz y de la tierra. Los Dispensadores o Generadores de energía para el sustento
de lo humano —los Dioses— dispersan su manutención hacia los más diversos rumbos del Universo, del
Taltikpak. Si esa extensión implica la longitud, más allá de la simple idea de dispersión, se halla la noción
misma de cuerpo —weyka— cuya etimología deriva de la raíz, wey, “grande, largo”. Quizás la grandeza y
la amplitud del Sol —su cuerpo—no sólo lo exprese el Astro Celeste en su propia masa distante, sino las
manifiesten la energía y los rayos luminosos que alarga y disemina hacia la Tierra. Quizás…

III. III. El sino migratorio del Sol

En el caso específico del Sol, sus correrías se traducen en el transcurrir cotidiano llamado el día (Tunal) y
la noche (Tayuwa), la presencia y la ausencia de su luz, sin la cual desfallecería la vida en la superficie de la
Tierra (Taltikpak). Ese continuo rotar (yawalua) —a manera de yagual en torsión—le prodiga su aliento a
un Universo sin fronteras nacionales. Se sabe que existir —el estar (is/are)-ahí (there), el haber— implica un
perpetuo andar migratorio: (neh)nemi.

Además, de los rayos del Sol —extensión del cuerpo—brota una actitud ante la existencia, de abundante
ironía (ta-paki-lia) e ingenio burlón (wej-wetska-tzin). No sólo la vida humana escenifica una “Divina Comedia”
de máscaras y personas a títulos oficiales que ocultan la identidad propia del individuo. Ante ella, sólo queda
la risa (wetska) como remedio infalible. También en el trasfondo de toda entidad palpita una energía Solar
(Tunal), humorística y vital, que la impulsa a crecer (weya). Hay que salir del encierro nocturno y cavernoso,
ya que sin un renacimiento matinal (tatwi) no hay experiencia.

Ex-sistir implica la salida del Sol (kan-kisa-Tunal) quien, a diario, se pone a sí mismo por fuera de sí al iluminar
la Tierra. La travesía cotidiana del Sol incita el viaje iniciático. De la vivencia migratoria deriva su saber (mati).
No hay conocer (ix-mati, “ojo-saber”) sin ese emerger nómada (kisa) de una vida que aprende (mach-tia) en
el viaje. En el alejamiento obligado, voluntario, del origen. Sin cese, habría que rotar como el Sol, enrollarse
como yagual en torsión constante a imagen de la dualidad del Mundo.

III. IV. Del Sol, Padre del Mundo

En esta flexión continua de los opuestos, el “Diálogo con el Sol” complementa la mito-poética recolectada
por Schultze-Jena, en la cual no aparecen textos que describan un ascenso a los cielos. (4) En cambio, un diez
por ciento de los relatos narra el descenso a los infiernos de dónde se extraen las primicias que posibilitan la
civilización agraria de los Izalcos.

No obstante, un pensamiento dualista —liminal por sus transformaciones— omitiría su reverso, esto es,
el revés que vuelve posible la riqueza terrenal del descenso. En este movimiento ascendente —opuesto y
complementario— radica la importancia del parlamento. Al dialogar con el Sol, el niño recibe la invitación de
unirse al Astro Supremo del sistema planetario que hospeda al ser humano. A diferencia de Ícaro, la ascensión
del joven náhuat-pipil no redunda en el fracaso. Por lo contrario, la hazaña infantil —la salida migratoria de su
Tierra Madre— implicaría un conocimiento privilegiado del Mundo y de sus Cosas. Conocería la Diversidad
cultural, humana y natural que no nacería sin la gracia matutina de los rayos Solares.

114
En ese verdadero religarse del niño y del Sol, se reconoce el título Divino del Astro. El Sol se llama “El Padre
del Mundo”, ni Teku ne Taltikpak. Esta nombradía se le expropiará luego, con el mismo derecho que a los
indígenas les confiscan sus tierras ancestrales y se declara que carecen de lengua materna, como tampoco
contribuyen a la literatura nacional salvadoreña en boga. Empero, el legado del Sol permanece vigente.
Tunal se llama El Sol; Tunal, el día que erige su luz; Tunal, la energía anímica que sustenta la existencia misma
y la enlaza a lo Alto. Hasta ahora nadie se dispensa de esa Trinidad hecha vida terrena pese a proclamar
la primacía del espíritu; de un espítu que jamás se dispensa del cuerpo humano —de la extensión— para
proclamarse victorioso. Triunfante sin día, sin sol, sin energía alguna…

IV. Coda

«Keman inteyuk kualaj-tiuit ne espanyoluj-met, inti-aka ki-pia-tuya in tukey, “cuando no habían llegado los
españoles, nadie tenía nombre”». ¿No había literatura, cultura ni lengua humana posible?

Por tales omisiones, mientras la literatura salvadoreña no exija la referencia de las lenguas indígenas nacionales,
seguirá encerrada en su claustro eurocéntrico. Los llamados estudios culturales se llamarán mono-culturales,
ya que presuponen la omisión de una lengua, de una cultura, de una literatura que no se halle escrita en
lengua castellana. Hasta el 2014, el epígrafe inicial de este apartado define su premisa fundacional. Una
flamante epistemología del olvido, sin tierras ancestrales ni estudio de la lengua materna…

Notas

(1) Véase también López Bernal para un juicio más severo, aún si no aborda la exigencia lingüística.
(2) Nótense errores tipográficos obvios: la carencia de “tl” en el náhuat-pipil, reiterada en “Izcatl” (163), y
la falta de la secuencia “lt” en náhuatl-mexicano en Xóchilt, en “Licor indio”, poema de corte erótico de
no ser porque al amor “rubio”, ideal del autor, lo sustituye una figura morena de “los indianos tiempos”
difuntos (167). Estos errores demuestran la falta de rigor historiográfico, al igual que la distancia entre
la recreación poética nacionalista y la etno-historia. Además, el nombre náhuatl-mexicano del presunto
héroe guerrero náhuat-pipil posee un doble sentido. Atlacatl significa “marinero, hombre del agua”, al
igual que “malo, inhumano, perverso, agitado” (Siméon, 39).
(3) Véanse los trece ensayos en la Poesía de Acosta.
(4) Véase también la prevalencia de la Luna, Tunantzin, Nuestra Madre, en el antropólogo alemán, que este
mito-poema completa también.

115
NTERMEDIO IV

De lo plural en náhuat y náhuatl


Categoría universal — Tipología lingüística

…un simbólico espejo del universo. J. L. Borges

Antes de mediados del siglo XVi el náhuatl generalmente no indicaba


el plural de lo sustantivos inanimados. J. Lockhart

0. El problema

Un acuerdo fundamental entre las gramáticas del náhuatl-mexicano y del náhuat-pipil lo expresa el problema
de traducir la categoría del plural a ambas lenguas. Si para el primer idioma se afirma que consiste en “la
única verdadera dificultad morfológica” (Launay, Introducción, 28), para el segundo, “la pluralización de los
sustantivos es algo complicado” (Campbell, The Pipil, 51). Ambas gramáticas citan no una, sino varias maneras
de establecer el plural de los más diversos sustantivos. Parecería que resulta “difícil” y “complicado” traducir
una de las categorías más elementales de las lenguas indo-europeas a dos idiomas indígenas.

Para resumir las conclusiones de Campbell (51-53), el náhuat-pipil poseería siete formas morfológicas distintas
de expresar la idea indo-europea de plural. Pese a una visión del mundo más equilibrada que la occidental
entre el ser humano y el entorno, los dos primeros plurales, -ket y -met, se aplica sólo a los “humanos”: ukich-
ket, “varones” (Carochi, 32, oquichmë o oquichtin); pipil-met, “muchachos” (Carochi, 32, pïpiltin). Pero, en
los estudios previos, se encuentran tijlan-met, “gallinas” (J. Todd, Notas, 34 (Carochi, 32, totolmë o totoltin),
e ichca-me, “ovejas” (Arte, capítulo primero, No. III). Si los textos antiguos ofrecen netos ejemplos de una
antropomorfización de ciertas entidades naturales, es un asunto que queda pendiente. Las “estrellas (citlãlin;
cîcitlãltin, Molina, 23, Carochi, 26 y Launay, 30)” y “montañas (tepetl; tetepê, “sierra(s)”, Molina, 102 y 107)”, etc.
se perciben como entes con vida propia y, por tanto, pluralizadas acorde a su rango (sijsiital, tejtepe(e)t, Arauz,
El pipil, 70; idem. Schultze-Jena, Mitos y Campbell).

Asimismo, esos mismos textos coloniales anotan la distinción social escalonada entre los varios plurales: cihuã,
“mujeres”, y “el no muy pulido” cihuamê, “mujeres” (Carochi, 30) rayando en “mujerzuelas” (Flores Farfán, 2009:
55-56), la cual “se toma en mal sentido” (Siméon, 113). Al multiplicar un ente, el plural lo reclasifica y divide la
lengua en sociolectos jerarquizados, tal cual se anota desde la colonia: “Vquichti, Vquichtim, Vquichtime. Y
ésta suele ser según el uso de los pueblos” (Arte, siglo XVII, Capítulo primero, N . III, Segunda declinación de
los plurales). Algunas regiones dicen Teopixque; otras, Teopixquime, “sacerdotes”; asimismo sucede con “cunet
suelen decir cunetque, y esto es según el uso” regional, “otros pluralizan cucuneme” (lugar citado, Tercera y Cuarta
declinación). En esta diversidad geográfica —que la verifica el Teomachtilizti (véase: Intermedio I )— la lengua
se distribuye al menos en tres rangos, del superior al inferior —“reverencial”, “vulgar” y “pipil”— además de
añadir la terminación –ti(m).

El tercer procedimiento —el sufijo –wan— reconfirma la prioridad de lo humano al restringirse a “unos
cuantos términos de parentesco” que siempre se hallan en forma poseída: -pila-wan, “hijos, muchachos”. Las
dos formas siguientes insisten en la primacía de lo humano. Se trata del plural de los sufijos diminutivos
y reverenciales –tsi(n)tsin y -pi(l)pil los cuales, de nuevo, tienden a aplicársele a entidades sino humanas,
al menos animadas, ante todo en su sentido reverencial: pipil-(tsi)tsin, “honorable niñito”; siwaa-(pi)pil,
“muchachas”, pero tijlan-chichin, “polluelos”. Por esta clara tendencia de los cinco primeros plurales resulta
evidente que una oposición semántica y cultural —humano (animado) vs. no-humano (inanimado)—

116
motiva la pluralización de los sustantivos. La diversidad morfológica poseería una unidad de contenido,
dada la jerarquía gramatical que privilegia lo humano o lo animado. El plural no sólo asigna el número, sino
le atribuye una clase particular a la entidad nombrada.

La gramática de L. Schultze-Jena anticipa la conclusión de Campbell al verificar el rango jerárquico en el


empleo del plural, atributo esencial de la persona humana: -ket y -met, para los humanos; -tin/-chin/-pil,
diminutivos/reverenciales reduplicados. No en vano, P. Arauz transcribe oraciones que le delegan el plural
al número que antecede el sustantivo, incluso para partes del cuerpo y para animales: naawi tuuchti wan yey
ayuutuch, “cuatro conejo(s) y tres armadillo(s)” (49), tal cual en la lengua clásica (Andrews, 150). Para el cuerpo
humano, si Arauz permite su pluralización voluntaria —uume ikxi (49), uume ij-ikxi (51), “dos pierna(s)”—, los
mitos náhuat-pipiles lo respaldan al percibir los pares como unidad o colectivo singular en el verbo, a plural
optativo, pero obligatorio en la frase nominal hecha oración: wits ni mej-mey, “viene(n) sus manos/brazos/
viene, las que son manos” (relato VI).

Anticipada en los ejemplos anteriores, en sexto lugar se encuentra “la formación más frecuente y productiva”,
la reduplicación de la sílaba inicial a la cual se añade una aspiración semejante a la /j/ de la lengua coloquial
salvadoreña, (C)Vj: taj-tamal, “tortillas”. Acaso esta forma correspondería al plural propiamente dicho, según
el modelo occidental. La séptima forma, de tendencia marginal, no reduplica la sílaba inicial sino redobla
el “prefijo posesivo inicial”: nuj-nu-naan, “mis madres” (J. R. Andrews, Introducción,121, la anota como
secundaria). Si Launay sostiene que en la lengua clásica “sólo los nombres de los seres animados (personas y
animales) pueden pluralizarse” (29) —ni-c-tlal-pachoa in xinach-tli, “cubro de tierra las semillas (yo-lo/a-tierra-
cubrir, la que es semilla)” (Sullivan, 267)— parecería que el náhuat-pipil restringe aún más esta categoría
de animación al concretar la mayoría de las siete formas del plural a lo humano o, al menos, a los seres
animados. En Andrews (48), la clasificación sería compleja y escalonada: animación (inanimado – animado)
≥ animado (inhumano – humano) ≥ humano (joven – adulto). Así lo corrabora la única gramática colonial
que considera “anómalos” todos “los nombres que significan cosas inanimadas”, ya que “carecen de número
plural” (Arte, Capítulo primero, No. IIII y Carochi, 26). En su defecto, ‘los numerales’ y los cuantificadores
como miac, “muchos”, y muchi, “todos”, expresan la idea de plural, incluso “con los nombres animados”: miac
uquisti, “muchos hombres”, y muchi cihuat, “muchas mujeres”, en la lengua clásica, ante todo con las “cosasa
inanimadas”: miec uapalli, “muchas tablas” (Olmos, 31).

La “dificultad” del plural no sólo contradice la animación que la mitología le otorga a ciertas entidades inertes:
nexti taketsa, “la ceniza habla” (Schultze-Jena, relato XLVI). Esta tensión entre la gramática y la mito-poética
también esboza un dilema elemental para cualquier gramática, ante todo, para toda teoría lingüística que se
piense universal al imaginar ciertas categorías generales como válidas para toda la sociedad global (i.e.: ¿cuál
es el plural del artículo definido y del adjetivo en inglés?). Entre esos conceptos se halla una idea tan simple
como la del plural, la cual se vuelve compleja al abandonar el área europea. A continuación se esbozan dos
procedimientos claves para las lenguas indígenas, que suplementa el concepto de clasificación en el plural, a
saber: el singular como genérico y la diversidad del plural que oscila de la declinación a la derivación.

I. Los plurales

En primer lugar, el singular sustituye el plural en una generalización. No existe diferencia alguna entre “los
salvadoreños comen pupusas” y “el salvadoreño come pupusas”, esto es, “yo no como pupusas, por tanto no
soy salvadoreño”. La generalidad de un conjunto se visualiza como singularidad incluyente de lo colectivo
plural. Recuérdese que si el colectivo —“la gente”, etc.— requiere un verbo singular en castellano, el inglés
lo pluraliza. De tal manera operan muchos sustantivos de la lengua náhuatl-mexicana, según Launay, quien
traduce un simple sustantivo calli como “es casa; es una casa; son unas casas“ (29), lo cual lo reconfirma

117
Andrews (125) y Lockhart (2001: 51). No sólo toda palabra es un predicado —“ser-casa”, a diferencia de las
lenguas indo-europeas— sino que cada vocablo oscila entre lo singular y lo general. Tal característica define
un rasgo peculiar del náhuatl-mexicano y otras lenguas indígenas; seguramente del náhuat-pipil.

En segundo lugar, relacionada a la reduplicación de la primera sílaba, (C)Vj-, la lengua clásica distingue dos
formas del plural. No significa lo mismo decir “las casas de mi barrio” que “las casas de diversos barrios”; ni
“da a entender” lo mismo calpixquê, “mayordomos”, que câcalpixquê, los cuales “son no solamente muchos,
sino también de varias partes” (Carochi, 36). Un criterio de “afinidad” —miembros de un mismo conjunto— y
de “distribución/variedad” —miembros de conjuntos diversos— diferencia ambos tipos de plural. Así, según
Andrews, para el sustantivo (tah)-tli, “ser-padre” existiría la forma (tã-tah)-t-, “padres de un mismo linaje” (111),
y (tah-tah)-tin, “padres de linajes separados” (114), al igual que para “calli, (cã-cal)-li = casas de un mismo
pueblo”, mientras “(cah-ca)-li- = casas localizadas separadamente, varios tipos de casa”, o bien “= caserío/
poblado” (111). Por su parte, para Lockhart (87), la reduplicación posee también un sentido distributivo, de
manera que tochachan no significa “(en) nuestras casas”, simplemente, sino “(en) nuestras varias casas” como
oome, “dos cada (uno)” (91).

Ya Schultze-Jena distingue dos plurales para teku, “padre”, a saber: tejteku, “padres” y tetekumet, “pareja de
padres”, esto es, el plural por afinidad (Gramática, 25), pero ninguna otra gramática náhuat-pipil inquiere
la diversidad de los plurales: takamet, tajtakat, tajtakamet, “¿hombres, hombres, hombres?” (Todd, 35 a
quien reitera Geoffroy-Rivas, El náwat, 25). Sea la hipótesis “son hombres/humanos”, “son hombres de un
mismo grupo”, “son hombres de grupos diversos”, faltando aclarar el sentido despectívo y jerárquico entre
sociolectos difíciles de distinguir para una lengua en vías de extinción. Esta diversidad de lo plural provoca
“discordancias” —para la gramática indo-europea— como al referida oración “viene(n) las dos manos”, al
igual que un rasgo llamado “enlace masculino” (Andrews, 146 y Carochi, 316). Al identificarse con un grupo
de varones, el hablante lo distingue sólo en la frase nominal hecha oración sin marcarlo en el verbo. Ca
oquihtoah in toquichtin, “ lo dicen nosotros los que somos varones” contrasta con ca oquihtoah in oquichtin,
“ lo dicen ellos que son varones”, por el pronombre que antecede a oquich-tli, “ser-varón”. Pero esta “regla”,
según Carochi (316), no se extiende a “otros” nombres, ya que una mujer dice cê cihuãtl en vez de cêticihuã,
denotanto la manera en que el génerto afecta el uso gramatical de la lengua.

En la lengua clásica, un caso semejante sucede para (cõz-ca)-tl, “joya; hijo” —término clave para El Salvador,
Cuzcatlán— cuyo doble sentido pierde toda ambigüedad en el posesivo: îcõzqui, “su joya; sus joyas”; î-(cõz-
ca)-uh, “su hijo”, posesión inalienable (Andrews, 118; recuérdese la expresión cozcateuh quetzalteuh ipan
nimitzmati, “como una joya, como una pluma preciosa, te siento/considero (del padre al hijo)” (Siméon, 129-
130). Y su vocativo o apelación directa —nocõzqué, “¡mi joya!”, de nocõzqui, “es mi hijo”— sólo refiere a la
entidad humana infantil.

Esta duplicación del plural la explica un rasgo inédito en muchas gramáticas. El plural no sería una cualidad
de la raíz nominal —como en las lenguas indo-europeas— sino que “la categoría de número se limita
estrictamente a los pronombres personales” (Andrews, 110). Los presuntos sufijos plurales se interpretarían
por su tendencia a la derivación de nuevos términos, más que por la simple declinación del número, tal cual
lo ejemplifica la palabra “caserío/poblado”. Asimismo sucede con “(eh-ca)-tl- = brisa > (eh-eh-ca)-tl- = viento”
(111), etc. El plural le concede un giro semántico inesperado a la palabra derivada, lo cual no diferiría mucho
de explicar que el género en castellano implica una derivación, a la vez que una declinación: labio/labia; leño/
leña; puerto/puerta; suelo/suela, etc.

118
II. Coda

En síntesis, el plural en náhuatl-mexicano y en náhuat-pipil funciona de una manera muy distinta a la lengua
castellana que suele servirles de referencia gramatical para establecer esa categoría en el sustantivo. En
primer lugar, existe una jerarquía entre seres animados e inanimados —en su defecto, entre humano y no-
humano— con una neta tendencia a pluralizar los primeros sustantivos y a usar los segundos, inanimados o
no-humanos, en un sentido genérico. El plural no sólo asigna el número sino clasifica la entidad nombrada y
múltiple en un grupo particular, según un escalafón ascendente semejante al de Andrews, a saber: inanimado
– animado – humano – adulto (Sullivan, 30). Desde la colonia se reconoce que “los nombres que significan
cosas inanimadas son anómalos y carecen de número plural” e incluso los animados pueden pluralizarse
“con el miac y muchi”, “mucho” y “todo” respectivamente, “según el uso” y “la imperfección con que hablan” en
ciertas regiones marginales (Arte, Capítulo primero, de los nombres inanimados).

Más tajante, el plural no se le atribuiría a la raíz nominal sino al pronombre que le sirve siempre de sujeto o
argumento, recuérdese calli (Andrews). En segundo lugar, la complejidad del plural se relaciona a la expresión
de conjuntos homogéneos o heterogéneos de objetos varios, sea que se unan por afinidad o se separen
por diferencia. En tercer lugar, debe considerarse la jerarquía social de la lengia misma que, hacia la época
clásica se estratifica del “tecpantlatolli o discurso de la élite —cihuã— al macehuallatolli o discurso de los
plebeyos”, cihuamê” (Flores Farfán, 2009: 53-54). Por último, la diversidad de formas plurales discrepa de
su empleo eurocéntrico previsto —expresar el número— al agregarle un neto sentido derivativo al léxico
pluralizado. Si existen diferentes sistemas aritméticos —decimal (base 10, lenguas occidentales), vigesimal
(base 20, náhuatl-mexicano y náhuat-pipil) y quintesimal (base 5, náhuat-pipil)— no extraña que el concepto
de número varíe según coordenadas semejantes (véase: treinta = 30 (decimal) = 20 + 10 (vigesimal) = 5
x 6 (quintesimal), donde 5 = “una mano”, imey/makwil/puwal). En breve, el plural establece una categoría
universal, pero su sentido y expresión idiomática dependen de una serie de factores tipológicos y culturales
que no deben menospreciarse.

Nota: se dejan de lado otras formas del plural, tal cual el sufijo que se le atribuye al verbo, así como explicar
en detalle las formas transcategoriales —en particular, -ke-t— que se aplican a varios tipos de palabras,
sustantivos, “adjetivos” y verbos en pretérito, futuro, etc.: xulet-ket, “viejos”, ista-ket, “blancos”; ti-tami-ket,
“terminamos”; ti-tami-s-ket, “terminaremos”, etc., al igual que –met en los pronombres teje-met, “nosotros”.
Otro uso marginal del plural lo relaciona al aumentativo: wej-weey Tuteeku, “cuan grande(s) es Dios/Nuestro-
Padre” (Arauz, 70). Por último, si el inglés marca el plural de una frase nominal en el sustantivo, el náhuat-pipil
tiende a marcarlo en el adjetivo, según Campbell (64), pese a influencias complejas: et chilti-ket, “frijol(es)
rojos” (Schultze-Jena, 38; véase, Olmos, 44, “no a todos los adjetivos se les puede dar” un plural y esta categoría
se marca de distinta manera para cosas “animadas” en “inanimadas”).

Fuentes: J. R. Andrews, P. Arauz, Arte, L. Campbell, J. A. Flores Farfán, P. Geoffroy-Rivas, M. Launay, A. de Molina,
L. Schultze-Jena, R. Siméon, J. Todd.

119
5.
EPÍLOGO

Después de los Acuerdos de Paz de 1992, El Salvador ingresa a una nueva era. Esta época naciente no sólo se
caracteriza en términos políticos y sociales. Es cierto que la antigua guerrilla —el Frente Farabundo Martí por
la Liberación nacional (FMLN)— se convierte en un partido político y, actualmente, gobierna el país por un
segundo término presidencial hasta 2019. Pero este giro radical también afecta la esfera cultural. Si durante
la guerra civil (1980-1992), la novela testimonial y la poesía de protesta se vuelven los géneros privilegiados
de la expresión artística, en este paradójico período de paz violenta, tales categorías literarias decaen. No
sólo existe un auge de la novela en un sentido modernista y pos-modernista del término, sino también
resurge una poesía introspectiva predestinada a desaparecer desde el compromiso con una transformación
inevitable, durante la década de los ochenta.

Este retorno —revolución en el sentido original de la palabra— presupone una búsqueda de raíces con
un énfasis muy distinto al que casi todos los estudios salvadoreños prescriben antes de 1992. Una figura
histórica desdeñada emerge en la escena de la historia: el indígena náhuat-pipil. Hacia los ochenta, para
ambos lados del conflicto, el indígena se halla extinto, si no desde inicios del siglo XX, al menos desde 1932
luego de una terrible masacre a comentarse en seguida. Sin embargo, desde 1992, la lengua y la cultura
náhuat-pipil se vuelve un emblema de renovación en una nación en crisis. No sólo se crea un programa de
revitalización lingüística —organizado por la Universidad Don Bosco bajo la dirección de Jorge Lemus—
sino que los poetas y los antropólogos deciden concentrar sus investigaciones en una nueva actividad de
trabajo de campo. Esta búsqueda de identidad no difiere de los quehaceres de los grupos más violentos
en el país, las pandillas o maras transnacionales, cuya personalidad se inscribe en una escritura jeroglífica
sobre la piel como pergamino. Prosiguiendo un mandato etnográfico, la experiencia directa —el ixmati del
náhuat-pipil— sustituye las estadísticas sociológicas como medida de la ciencia y del saber. Lo real se define
por hallarse ante los ojos: ixpan.

Sin embargo, en el país, no existe una tradición de estudios lingüísticos, etnohistóricos ni hermenéuticos.
Como lo demuestran el prólogo y “Diálogo con el Sol”, desde el auge de la literatura nacional en 1880, la
escena intelectual oscila entre el desdén por el estudio de la lengua —por la recolección (logos) de un amplio
legado mito-poético en náhuat-pipil— y la exaltación nacionalista. Durante el siglo XX, los estudios náhuat-
pipiles desempeñan un papel marginal para la nación autóctona que imaginan los escritores salvadoreños.
Basados en la ciudad capital, sin una exigencia estricta por el trabajo de campo, los artistas retratan al indígena
en pintura, literal y figurativamente. Según la frase que Jacques Derrida eleva a un nivel teórico y filosófico,
“la verdad en pintura” (1978) suplanta lo real. No en vano, pese a las múltiples referencias nacionalistas a
su idioma y cultura, el legado extranjero ofrece el trabajo lingüístico más relevante del siglo: Schultze-Jena
(1935) y Campbell (1985). A pesar de su corta estadía en el país, ambos autores elaboran la obra más rigurosa
a nivel lingüístico y mito-poético.

La memoria histórica salvadoreña mantiene que la lengua indígena y su estudio decaen debido a la revuelta
indígena de 1932 y su implacable represión estatal. Bajo la dirección del general Maximiliano Hernández
Martínez, el ejército aniquila a miles de indígenas en nombre del anti-comunismo. Su régimen cargaría la
responsable de eliminar la lengua y cultura náhuat-pipil. No obstante, los hechos históricos salvadoreños
jamás son tan conclusivos ni directos hacia un lado único del espectro político. En efecto, no sólo el trabajo
de Schultze-Jena reemplaza la de cualquier intelectual nacional —de 1880 a 1935— sino que la primera
gramática náhuat-pipil publicada en el país —la de Jiménez (1937)— se le dedica al general Martínez y la
publica la Biblioteca Nacional con fondos estatales. El despegue del estudio racional de la lengua se vincula
a la promoción del nacionalismo. Un caso similar es el de Baratta, quien también contribuye a fundamentar

120
la nacionalidad salvadoreña por el estudio de la etno-musicología náhuat-pipil. No en vano, durante todo
el siglo XX, su despliegue de danzas folclóricas expone la mayor manifestación pública de arte indigenista
en la capital salvadoreña con la asistencia de treinta mil (30.000) espectadores en el Estadio Nacional (véase
ilustración). Sin asombro, en El salvador, “todo acontece y nada se recuerda”.

“Grandioso desfile típico ayer tarde: —Composición de admirables fotografías en el Campo de Marte, presenciado por una
multitud de 30000 personas. Doña María de Baratta y profesor Salvador Muñoz Villa Real posan para el Diario de Hoy. La primera
sacerdotisa Ujhilushúchit o Flor del Bálsamo (Lilian Maneghelli de Kay, Reina del Día Típico, llevada en andas por el Consejo de
los 8 nobles o Chicuie Tupiltin. Baile del Torito Pinto de Santa Cruz Michapa, Carroza de Cacique Atlacatl y su Guardia de Honor”
(Foto especial para El Diario de Hoy, 4 de agosto de 1937; nótese la participación femenina de la clase media urbana que se
deduce de los apellidos). El orden de las danzas indígenas es el siguiente: 1. Desfile de bailes indígenas (a. Baile del Tunco
de Monte o Cujtancuyámat de Cuscatancingo, b. Baile del Venadito o Matlachin de San Antonio Abad, c. Baile del Torito Pinto
de Santa Cruz Michapa, d. Baile de los Indios Bárbaros de los Izalcos); 2. Orquesta de los Tepunahuazte; 3. El Dios del Fuego o
Shintecutli  en andas; 4. El cacique Atlacatl y su guardia de honor; 5. La Princesa Ujhilushuchitl o Flor del Bálsamo, Reina del
Día típico, llevada en hombros por el Consejo de los Ocho Nobles o Chicuel Tupiltin; 6. Vestales Sagradas (Damas de la corte
de la reina) mantenedora del Fuego Sagrado, quienes ejecutarán la Danza del Incienso, ante Dios para pedir al Gran Zammá
el milagro del mes 13. El solo de la danza será ejecutado por la princesa sacerdotisa Lilliam Maneghelli de Kay; 7. La oración
al sol Can Calagui Túnal cantado por las señoritas de la Escuela República de Argentina; 8. Marimba Atlacatl desarrollando un
programa acompañará el canto bello del número anterior; 9. Tenuchtunántzin o la Virgen de las Tunas, Patrona del día típico;
10. Cofradía de la Virgen de las tunas; 11. Coros de Jeu Jeul de Izalco; 12. Desfile de la Reina de las Fiestas Agostinas; 13. Los
Poblanos número de la Escuela Ana Guerra; 14. La Romería de Esquipulas; 15. Orquesta Típica de Chalatenango; 16. Marimba
de la Policía; 17. Canto con motivos del campo Srta. Margarita Qüehl; 18. Rancheras y canciones de Pancho Lara. (Cortesía de
César Ramírez, Caralvá, a quien le agradezco el envío de la información).

No se trata de resaltar lo obvio. Existe una correlación directa entre la promoción nacionalista de un régimen
anti-comunista y la exhibición del indigenismo en la capital: sea Jiménez, Baratta y, se menciona también,
la música de Pancho Lara. La cuestión a resaltar es epistemológica o, si se prefiere, se trata de dilucidar

121
cuáles son los ámbitos del saber letrado que admiten el asunto lingüístico indígena. Sobresalen dos rubros:
etimologías y toponimia, por una parte, literatura, por la otra.

El ámbito más tradicional lo constituye el estudio de las etimologías y de la toponimia. Ambos campos se
reúnen en el interés por descubrir los nombres de los pueblos, de las ciudades y del entorno geográfico
nacional. Por ello, mencionado en el prólogo, el debate entre Geoffroy Rivas y Lardé y Larín se sitúa en
esta esfera de análisis. En segundo lugar, se encuentra la literatura que se permite inventar lo indígena
trasponiendo fuentes primarias a guisa del escritor, sin ninguna referencia directa al “arte de la lengua”, es
decir, a sus categorías gramaticales y su estructura sintáctica. Importa el efecto estético y el político de la obra
pese a excluir la lengua náhuat-pipil misma. Basta reiterar las premisas de dos corrientes de gran influencia.
Si para la teosofía el náhuat-pipil proviene de la Atlántida, para el compromiso guerrillero, anticipa su gesta
combatiente. Toda inversión de esos indicios históricos resultaría imposible, a saber: teósofos pacifistas vueltos
guerrilleros; guerrilleros convertidos en atlantes. La diferencia étnica resulta de la proyección imaginaria los
propios autores —del otro en lo mismo, en términos borgeanos— quienes legitiman el presente por un
arraigo en un origen inventado. Inesperadamente, así lo demuestra una lectura atenta de un trabajo reciente
que, al rastrear el “sustrato indígena” de “El Salvador profundo”, descubre la mayanización y la mexicanización
de los náhuat-pipiles en la “literatura nacional”, al igual que el silencio sobre su lengua materna. Sin reflexión
gramatical, el reflejo de lo ajeno en lo mismo se hace visible en la simple fonética (b (sólo en préstamos), e
(cent(l)i por sinti), -li (xicalli por xical), tl (atl por aat), o (coatl por kuuwat; hoisil por uitzil; oxit por uxit, etc.) y en
los nombres de deidades foráneas (Ixbalanqué, Kukulcán, Xibalbá, varios dioses mexicanos en tl, etc.), ambos
extraños al territorio nacional (Melgar Brizuela, 16 y ss.). Ante esta práctica acostumbrada —reemplazo de la
antropología por la literatura en castellano— los varios estudios precedentes plantean la exigencia lingüística
como despegue obligatorio para una nueva episteme del indigenismo salvadoreño. No hay zoon politikon
sin zoon logos ejon, el cual no lo revela ninguna transposición ni licencia poética, ya que la memoria del ars
poética en castellano siempre transcribe el olvido del “arte de la lengua” náhuat-pipil. Reiterando el prólogo,
como identidad selectiva, la idea de nación y su arraigo —“homeland and belonging”— casi nunca implican
una referencia al idioma indígena; más bien, su omisión funda una verdadera “pertenencia” (Aparicio).

Si realmente existe un compromiso actual por renovar las investigaciones náhuat-pipiles, no sólo se requiere
estudiar la lengua hablada en su estado actual, además de publicar colecciones amplias de su literatura. Se
exigiría el rescate desde su pasado colonial hasta el siglo XX, en lingüística, etno-historia, etc. Los estudios
culturales insisten en que hay un “pasado indócil”, el cual siempre se le atribuye a un poeta (Pérez, entre otros).
Sin personalizar lo incómodo de la historia, el desdén por una lengua indígena resulta más perturbador que
el de un representante por más significativo que sea. El idioma de un pueblo debería suscitar una mayor
expectativa de análisis que la de un solo individuo quien proclama “yo encarno la patria”. Tal es la utopía
intelectual de la nueva episteme del siglo XXI: el paso de la personalidad sobresaliente al estudio de lo social,
manifiesto en el idioma.

**

Como escritura de la historia, estos estudios náhuat-pipiles se inician en el presente. De la traducción de


los textos mito-poéticos recolectados por Schultze-Jena, el transcurso obligado exhorta detenerse en la
gramática. Pese a la reticencia originaria por reducir la lengua a un código —por exaltarla como poiesis—
resulta necesario considerar ese faceta inédita hasta la actualidad. De una revisión estricta de ese legado —la
mayor herencia lingüística de casi todo el siglo XX— surge el primer ensayo: “Esbozo gramatical del náhuat-
pipil”. Se anota la complejidad de las estructuras gramaticales en los textos que recopila el antropólogo
alemán, en contraste a la simplicidad sintáctica de los textos de Baratta. A la ausencia del sufijo aplicativo,
-ilia, se añade la escasez de formas aspectuales compuestas más de dos términos, y del rasgo característico

122
de la narrativa náhuat-pipil: la serialización sintáctica. Resulta flagrante el contraste de la sintaxis entre ambos
legados, a la espera de un estudio detallado que desglose su diferencia lingüística radical.

El paso lógico siguiente consistiría en rastrear la historia del estudio de la lengua en El Salvador. De este
objetivo brotan los dos ensayos que enmarcan este libro, el inicial introductorio y el final. Ambos escritos
señalan el desinterés de la esfera literaria salvadoreña por el estudio sistemático del náhuat-pipil, al igual que
por la recolección y el análisis de la mito-poética en la lengua materna. La falta de transcripción parece tanto
más paradójica cuanto que “la fonología náhuat-pipil no es compleja para los estándares mesoamericanos”
(Romero, 4). Carece de consonantes glotalizadas como las lenguas mayas, de tonos como las lenguas de
Oaxaca, así como cuenta con su sistema vocálico que no difiere mucho del castellano, salvo por cuatro
vocales largas (aa, ee, ii, uu), que muchos documentos no transcriben, pero que pueden reconstruirse
por comparación. De esa ausencia —la de un indigenismo sin lengua indígena— brotan los dos ensayos
intermedios.

Hacia la búsqueda del “tiempo perdido”, se encuentran los documentos que publican León-Portilla y Geoffroy
Rivas. De su estudio se deriva una categoría clave para el despegue de los estudios centroamericanos en
el extranjero: el testimonio (véase Beverley). No sólo se verifica la importancia del concepto de la visión y
el ix-mati —eyewitness account o saber ocular/testimonial— para dos documentos jurídicos del siglo XVII.
También se constata el desarraigo del presente con el pasado, ya que casi nunca se indaga si una presupuesta
categoría innovadora posee raíces ancestrales. Dada la importancia de Rigoberta Menchú, aún falta rastrear
las varias maneras de conceptualizar la idea de testimonio en la diversidad lingüística guatemalteca.

Por último, en esa travesía hacia los comienzos escriturales náhuat-pipiles en caracteres latinos, la mayor
revelación la constituyen los trabajos de Matthew y Romero quienes confirman la existencia de decenas de
documentos en náhuatl-mexicano y en náhuat-pipil provenientes de la Capitanía General de Guatemala
durante el siglo XVII. Durante una época de oro, entre 1549-1666, la lengua indígena salvadoreña se utiliza
como lengua administrativa en la iglesia y en el gobierno colonial. Ocultos por siglos de la mirada científica,
testifican que ninguna innovación del siglo XX —estudios culturales, testimoniales. etc.— sustituye el
antiguo trabajo de archivo, la paleografía de documentos antiguos y su análisis lingüístico. A semejanza de la
revolución sinódica que renueva el interés por el náhuat-pipil en el siglo XXI, el estudio de esa documentación
olvidada vaticinaría el verdadero provenir para la investigación de una identidad salvadoreña en crisis.

123
Bibliografía

Acosta, Vicente. Poesía. San Salvador: Secultura, 2013. Contiene trece (13) ensayos introductorios, siete (7)
clásicos y seis (6) recientes.

Andrews, Richard J. Introduction to Classical Nahuatl. Norman: U. of Oklahoma P., 2003. Revised Edition.

Aparicio, Yvette. Post-Conflict Central American Literature. Lewisburg: Bucknell U. P., 2104.

Arauz, Próspero. “Frases del pipil”. Revista de Etnología, Arqueología y Lingüística, T. 1, Nos. 3-4, 1926: 209-212.
Fechado: La Majada, Juayúa, 7 de mayo de 1922.
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ÍNDICE

0. De la gramática náhuat-pipil, lengua salvadoreña bajo tachón.............................................................. 9

0.Objetivo 9
I. “Un siglo es un momento” I 10
IIII De los nombres inanimados 13
II. “Un siglo es un momento” II 17
III. Identidad selectiva 22
IV. Sumarios/Abstracts 25
IV. I. Esbozo gramatical 25
IV. II. De la deixis como testimonio 26
IV. III. De la supervisión 27
IV. IV. Diálogo con el Sol 27
Alfabeto utilizado 29

OBERTURA PRE-GRAMATICAL............................................................................................................................................ 29
0. Preludio 29
I. Minimalismo sintáctico 30

1. Esbozo gramatical del náhuat-pipil 32

0. Propósito 32
I. La omni-predicación 32
I. I. La omni-predicación II 35
II. La determinación 36
II. 0. La cuestión 36
II. I. La nominalización 36
II. II. La determinación 38
II. III. Final 41
III. Serialismo sintáctico: el aspecto 41
III. I. Serialismo sintáctico: verbos independientes en serie 44
IV. La oración ampliada 46
IV. I. El aplicativo 48
V. De los locativos 51
V. 0. La cuestión 51
V. 0. I. Del movimiento y la estación 52
V. 0. II. El enunciado lógico 53
V. I. Los locativos 55
V. I. I. Las partículas tik y ka 55
V. I. II. Dos nombres relacionales 57
V. II. Conclusión 58
VI. Serialismo poético 58
VII. Capitulación 60
VIII. Apéndice: Formas gramaticales fundamentales 62
I. Prefijos posesivos 62
II. Pronombres personales independientes, sin marca de función gramatical 63
III. Índices verbales 63
III. I. De sujeto 63
III. I. De complemento (in)directo u objeto 63
IV. Pronombres interrogativos 64
V. Sustantivo 64
V. I. Plural 65
V. II. Algunos sufijos nominales 65
VIII. Verbo 65
VI. Artículo y demostrativo 66
VI. I. Artículo 66
VI. II. Demostrativos 66
VII. Adjetivo 66
VIII. I. Intransitivo 66
VIII.I. Transitivo 66
VIII. II. Marcas de tiempo/modo/aspecto 67
IX. Nombres relacionales y partículas locativas 70
X. Algunos sufijos locativos 71

INTERMEDIO I ............................................................................................................................................................................ 72

0. Introito 72
I. Inicio del manuscrito 73
II. Transcripción y traducción 73
III. Notas explicativas 74
IV. Nota introductoria al manuscrito 76

2. De la deixis como testimonio. Un texto legal en náhuat-pipil del siglo XVII..................... 78

0. Introducción 78
I. El texto 79
I. I. Texto original 79
I. II. Texto reconstruido 80
I. III. Nueva traducción 83
II. Análisis lingüístico 84
II. I. El léxico 84
II. II. Aspectos sintácticos 84
III. Coda 86

INTERMEDIO II . Encabezados del capítulo segundo al sexto del Teotamachtilizt......................................... 87

3. De la supervisión De cobros mundanos e indulgencias celestiales .................................................................... 89

0. Introducción 89
I. Las marcas lingüísticas del poder 89
II. Coda 91
III. Texto recopilado 92
IV. Texto reconstruido 94
V. Traducción 96
VI. Análisis gramatical 98
VII. Traducción original en castellano corregido 105

INTERMEDIO III Calli/Kal, de la vivienda al cuerpo .....................................................................................................107

4. De la literatura náhuat-pipil. Diálogo con el Sol, “Padre del Mundo”..........................................................109

0. Del indigenismo sin lengua indígena 109


I. Próspero Arauz 110
II. El texto 110
II. I. Texto náhuat-pipil 110
II. II. Traducción castellana 111
II. III. Análisis gramatical y traducción literal 111
III. La exégesis 113
III. I. El cuerpo del Sol 113
III. II. El cuerpo, lo extenso 113
III. III. El sino migratorio del Sol 114
III. IV. Del Sol, Padre del Mundo 114
IV. Coda 115
Notas 115

INTERMEDIO IV. De lo plural en náhuat y náhuatl Categoría universal -Tipología lingüística.........................116

0. El problema 116
I. Los plurales 117
ii. Coda 119

5. EPÍLOGO................................................................................................................................................................................ 120

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