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B – 08

Razones higiénicas y estéticas: se cree que los genitales femeninos son sucios y antiestéticos, por lo
que es una forma de hacer deseable a la mujer.

B – 14

Causas higiénicas/ relativas a la salud: Se deben a la creencia de que los genitales femeninos
externos son sucios, por lo tanto, se alega que la MGF asegura la limpieza y pureza mediante la
eliminación de carne impura.

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Factores higiénico-estéticos.

Otras de las razones a las que acuden quienes defienden la práctica son las higiénicas. En países
como Egipto, Malí o Sudán, las mujeres que mantienen íntegros sus genitales son mujeres sucias y
por lo tanto no se les permite manipular agua ni alimentos (11), “Dicen que de una solima (mujer
no circuncidada) no se puede beber agua ni ingerir alimentos que haya manipulado, porque a través
de su estado de impureza, ejerce una acción contaminante sobre aquello que toca”. Por lo tanto,
no se considera ni a un hombre ni a una mujer limpios hasta que se produce la ablación del prepucio
o del clítoris, respectivamente. Así encontramos entre diversos grupos étnicos que en su lenguaje
popular se refieren a la A/MGF con términos que tienen un significado de purificación, tahara en
Egipto o tahur en Sudán, o un significado de limpieza, como sili-ji entre los bambaras de Malí.

En cuanto a las razones estéticas, existe la percepción en algunas comunidades de que los genitales
femeninos son feos y voluminosos. Y en otras creen que los genitales de la mujer pueden crecer lo
suficiente como para resultar molestos, por estar colgando entre las piernas.

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Control de la sexualidad y de las funciones reproductivas de la mujer

La circuncisión hace limpias a las mujeres, fomenta su virginidad y castidad y protege a las
muchachas jóvenes de la frustración sexual al atenuar su apetito sexual. Señora Njeri, defensora de
la mutilación genital en Kenia.

En muchas sociedades, una razón importante que se esgrime en favor de la mutilación genital
femenina es la creencia de que mitiga el deseo sexual de la mujer y, por lo tanto, reduce las
posibilidades de que haya relaciones sexuales fuera del matrimonio. Se pone en duda la capacidad
de las mujeres no mutiladas de ser fieles por propia voluntad. En muchas sociedades que practican
la mutilación genital femenina es extremadamente difícil, si no imposible, que una mujer se case si
no se ha sometido a la mutilación. En el caso de la infibulación, a la mujer la «cosen» y la «abren»
sólo para su esposo. Las sociedades que practican la infibulación son marcadamente patriarcales. Es
de importancia vital impedir que la mujer tenga contactos sexuales «ilegítimos» y protegerlas de
relaciones sexuales no deseadas, pues se considera que de ello depende el honor de toda la familia.
Sin embargo, la infibulación no constituye una garantía contra las relaciones sexuales «ilegítimas»,
ya que es posible «abrir» y «cerrar» de nuevo a la mujer.
En algunas culturas, el incremento del placer sexual del hombre es una razón que se invoca en favor
de la mutilación. Sin embargo, testimonios meramente anecdóticos sugieren que los hombres
prefieren a mujeres sin mutilar como compañeras sexuales.

Creencias sobre la higiene, la estética y la salud

De forma sistemática se invocan la limpieza y la higiene como razones que justifican la mutilación
genital femenina. Los términos populares para referirse a la mutilación son sinónimos de
purificación (tahara en Egipto, tahur en Sudán), o de limpieza (sili-ji entre los bambarras, grupo
étnico de Malí). En algunas sociedades que practican la mutilación genital femenina, a las mujeres
no mutiladas se las considera poco limpias y no se les permite manipular alimentos ni agua.

En relación con esto está la percepción existente en las comunidades que practican la mutilación
genital femenina de que los genitales de las mujeres no mutiladas son feos y voluminosos. En
algunas culturas, existe la creencia de que los genitales de la mujer pueden crecer y resultarle
incómodos colgando entre sus piernas, a menos que se extirpe el clítoris. Algunos grupos creen que
el clítoris de la mujer es peligroso y que, si toca el pene del hombre, éste morirá. Otros creen que,
si la cabeza del niño toca el clítoris durante el parto, el niño morirá.

Las ideas acerca de los efectos benéficos que tiene la mutilación genital femenina en la salud no se
dan únicamente en África. En la Inglaterra del siglo XIX hubo debates sobre si la clitoridectomía
podría curar a la mujer de «enfermedades» como la histeria y la masturbación «excesiva». En
Estados Unidos, la clitoridectomía continuó practicándose por estas razones hasta bien entrado el
siglo XX. Sin embargo, los beneficios para la salud no son el motivo que más se esgrime para justificar
la mutilación en las sociedades en que aún se practica. Pero allí donde sí lo son, probablemente se
debe a que la mutilación forma parte de un rito iniciático en el que se enseña a las mujeres a ser
fuertes y resignadas ante la enfermedad. Algunas sociedades en las que se practica la mutilación
genital femenina creen que ésta aumenta la fertilidad, e incluso algunos piensan que las mujeres no
mutiladas no pueden concebir. En algunas culturas se cree que la clitoridectomía hace que el parto
sea más seguro.

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b. Razones de higiene y estética

Otras razones son la higiene y la belleza (Adam, Muñoz, 2003: 30). En muchas culturas la A/MGF es
sinónimo de purificación15. De hecho, es el nombre dado a esta práctica. La mujer que no ha pasado
por este ritual es considerada sucia, y se le prohíbe la manipulación de alimentos y agua. En otras
comunidades se piensa que los genitales femeninos son feos en tanto demasiado voluminosos y por
eso es mejor quitarlos (Innocenti, 2006: 20).

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