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consideraciones bioéticas
BIOÉTICA Y
The doctor-patient relationship,
ATENCIÓN DE LA bioethical considerations
SALUD SEXUAL Y Alfonso Mendoza F.1
REPRODUCTIVA RESUMEN
A pesar de los vertiginosos cambios operados en el ejercicio de la profesión por el
propio desarrollo de la medicina en el mundo contemporáneo, la relación médico
SYMPOSIUM: paciente sigue siendo la piedra angular del acto médico. Sin embargo – y ese es
el objetivo del presente artículo – ella requiere ser examinada bajo una nueva luz,
no solamente por lo antedicho, sino también por el relanzamiento de la reflexión
BIOETHICS ética, que nos recuerda que la relación médico paciente es ante todo un encuentro
interpersonal, en el que ambas partes deliberan conjuntamente para tomar las
decisiones más correctas, siempre en el marco de los principios de la bioética y los
AND CARE IN derechos fundamentales de la persona humana.
Palabras clave. Relación médico-paciente, Bioética, Derechos humanos.
Correspondencia:
m alfonsomendoza@yahoo.com
Citar como: Mendoza A. La relación médico
paciente: consideraciones bioéticas. Rev
Peru Ginecol Obstet. 2017;63(4):555-564
El cuarto aspecto estructural de la relación mé- Gracia D(4) cita a Bergsma J, Director del Dpto. de
dico–paciente es la comunicación, esto es, el Psicología Médica de la Facultad de Medicina de
conjunto de los recursos técnicos, entre los cua- la Universidad de Utrecht, Holanda, quien, coin-
les figura principalmente –aunque no exclusi- cidiendo en ello con Pellegrini E y Thomasma D,
vamente– la palabra, a los que el médico apela con quienes trabajó en la U. de Yale, considera la
en el diálogo transubjetivo en virtud del cual se relación médico paciente como un proceso con-
actualizan las operaciones objetivantes y empá- junto de toma de decisiones más o menos con-
ticas. flictivas, en el que el paciente aporta su sistema
de valores y su enfermedad, y el médico su pro-
Momentos de la relación médico-paciente pio sistema de valores y su competencia cientí-
fico–técnica. La decisión se adopta luego de una
Siguiendo al mismo Laín, la relación clínica com- ponderación de las alternativas disponibles te-
prende cinco momentos principales: niendo en cuenta no solamente los factores bio-
lógicos y médicos sino también los sistemas de
• El momento cognoscitivo, que integra todas valores en juego. Este proceso, complejo y a ve-
aquellas operaciones cuyo fin es el conoci- ces duro, pasa por tres etapas: ordenación de la
miento de la enfermedad (diagnóstico noso- jerarquía de posibilidades; priorización sobre la
lógico); el conocimiento del sujeto que la pa- base de criterios que aspiran a privilegiar la ob-
dece y que la vive de una manera personal e jetividad, controlando las apreciaciones extre-
intransferible (diagnóstico clínico); así como madamente subjetivas; y la elección final. Para
también el conocimiento del curso de la en- Bergsma, la resolución de los conflictos puestos
fermedad y de sus potenciales consecuencias en debate dependería más que de la solidez de
(pronóstico). los aspectos lógicos y filosóficos inherentes al
juicio clínico, de la corrección en el proceso psi-
• El momento afectivo, que comprende las cológico de la toma de decisiones, lo que implica
emociones y sentimientos propios de la rela- prestar la debida atención a los aspectos psico-
ción clínica que experimentan médico y pa- lógicos, sociales y culturales que enmarcan la re-
ciente. lación médico–paciente.
Reiteramos con von Weizsäacker V, Laín y Gracia Fue el oncólogo norteamericano Van Renselaer
que el rasgo más profundo de la medicina actual Potter quien -en el año 1971– introdujo el térmi-
es la introducción del sujeto en el pensamien- no en su libro titulado Bioética: puente hacia el
to y en la práctica de la profesión médica. En el futuro, en el cual se interroga acerca del futuro
mundo moderno se da el tránsito de una medi- de la humanidad ante los retos planteados por el
cina que implícitamente reducía al enfermo a la creciente desarrollo de la tecnología y su impacto
condición de puro ‘objeto natural’ a un modo de en los ecosistemas que hacen posible lo viviente.
proceder que demanda que el paciente sea visto Gracia(6) recuerda que el mismo Potter la proyec-
como ‘persona’. Para ello, luego de la rebelión del tó “como una nueva disciplina que combinara el
sujeto, que se dio en el marco de las tres grandes conocimiento biológico con el conocimiento de
revoluciones, la inglesa, la norteamericana y la los sistemas de los valores humanos”. La nueva
francesa que signan la entrada a la modernidad, ciencia encontró un campo fértil en los dominios
se tuvo que dar lo que Gracia denomina la ‘rebe- de la medicina, en los que claramente se percibía
lión del paciente’, la misma que se hizo eviden- la necesidad de regular el uso de la tecnología en
te hacia mediados del pasado siglo, y en virtud múltiples situaciones desde el nacimiento hasta
de la cual el paciente ya no solamente demanda la muerte. Y es en el campo médico, siempre se-
una atención de su persona que no haga distin- gún Gracia, que la definición de bioética adquiere
gos entre ricos y pobres, sino que reivindica su su sentido pleno, como el proceso de contras-
condición de agente moral autónomo, es decir, tación de los hechos biológicos con los valores
su capacidad para participar protagónicamente humanos a fin de mejorar la toma de decisiones
en la toma de decisiones en todo aquello que incrementando su corrección y su calidad.
tenga que ver con su vida y su salud. Esta nueva
actitud, como veremos luego, encuentra su con- En un plano más amplio y recogiendo el espíritu
creción en la primera Carta de Derechos de los de lo sugerido por Potter, la bioética se nos pre-
Pacientes que aprueba la Asociación Americana senta, hoy, al decir de Martínez Bullé–Goyri(7),
de Hospitales el año 1973, en EE. UU. de Norte- “como un espacio de reflexión plural sobre el im-
américa, y que sirvió de modelo a documentos pacto del desarrollo científico y tecnológico en
similares en otros países del mundo occidental. la naturaleza y en las personas, orientada a ge-
nerar los criterios que hagan posible cursos de
Principales hitos en el relanzamiento de la acción que cautelen la dignidad de las personas
ética médica así como todo aquello que la sociedad considere
valioso en sí mismo”.
Simón P(5) subraya que los años setenta consti-
tuyen un hito importante en el desarrollo de la • La Carta de los Derechos de los Pacientes
doctrina del consentimiento informado, la ex-
presión más completa y concreta del principio Ya hemos visto que el año 1973 la Asociación
de autonomía, y ello, en primer lugar, porque en Americana de Hospitales promulgó la primera
esa época nace la bioética como disciplina, hecho Carta de Derechos de los Pacientes, que sirvió
que repercute en temas básicos como el modelo de inspiración y modelo a otras similares en el
de la relación médico–paciente y el problema de mundo de la medicina occidental. Ello se dio en
la información y la obtención del consentimiento el seno de un movimiento por el cual los usua-
informado. En segundo lugar, es en el año 1973 rios de los sistemas de salud en EE. UU. de Nor-
que aparece –como ya se ha mencionado– la teamérica exigían se les tratara como personas
primera Carta de Derechos de los pacientes en capaces de participar en el proceso de toma de
el seno de los movimientos sociales en defensa decisiones de lo que se les ofrecía.
de los derechos de los consumidores. En tercer
lugar, la publicación del Informe Belmont (1978), • El Informe Belmont
como respuesta normativa a los errores detec-
tados en el curso de la investigación médica. Y, El año 1972, el New York Times informa de una in-
por último, la sentencia judicial en el caso Can- vestigación sobre la evolución de la sífilis realizada
terbury vs. Spencer (1972), que le dio fuerza judi- en Tuskegee, una zona muy pobre del Estado de
cial a la doctrina del consentimiento informado. Alabama. El estudio se había iniciado el año 1932
voluntario del sujeto humano es absolutamen- tendrían un nivel jerárquico mayor que los otros
te esencial. Pero, Gracia(8) nos recuerda que el principios y su incumplimiento conlleva una san-
término consentimiento informado fue usado ción legal. Ellos conforman lo que se denomina
por primera vez el año 1957, en California, en ética de mínimos, lo que supone que existe una
el caso Salgo vs. Leland Stanford Jr. Universi- ética de máximos, integrada por los principios
ty Broad of Trustees. Salgo sufrió una parálisis de beneficencia y autonomía, que se dan de la
permanente a consecuencia de una aortografía mano y que prevalecen en el ámbito privado.
translumbar. Por ello denunció a su médico por Pero, el problema es sobre la base de qué crite-
negligencia profesional. En su sentencia el juez rios se deben resolver los conflictos entre estos
señalo que “un médico incumple su deber con principios. Para Gracia, el que uno prevalezca
el paciente y está sujeto a responsabilidad legal sobre otro depende de las circunstancias y de
si retiene cualquier dato que sea necesario para las consecuencias de la decisión que se adopte,
que el paciente pueda emitir un consentimiento pronunciándose porque se privilegien la no ma-
inteligente al tratamiento propuesto… y (que) al leficencia y la justicia sobre la beneficencia y la
hablar sobre el objeto de riesgo debe utilizarse autonomía. Explica que la ley puede obligarnos
una cierta dosis de discreción, compatible con la a no hacer daño y a no ser injustos, pero no pue-
revelación de los datos necesarios para un con- de obligarnos a ser ‘beneficentes’. Por ejemplo,
sentimiento informado”. para un Testigo de Jehová la transfusión de san-
gre no es un acto de beneficencia, en tanto que
En 1972, la sentencia en el caso Canterburry vs. para los demás sí lo es. Lo que es ‘beneficente’
Spencer introduce el criterio de la persona razo- para uno no lo es necesariamente para otro. Au-
nable, en lugar del criterio de la práctica profe- tonomía y beneficencia, anota Gracia, obligan a
sional, en referencia al grado de información que los demás a respetar nuestro propio modo de
se debe proporcionar al paciente, remarcándose entender lo que para nosotros es lo bueno. De
que el derecho a la autodeterminación solo pue- ahí que los principios de autonomía y beneficen-
de ejercerse eficazmente si se le da al paciente la cia reinen en el ámbito privado, mientras que en
información necesaria para que él pueda tomar el ámbito público prevalezcan los principios de
una decisión inteligente. no maleficencia y justicia, y se apliquen por igual
a todos los miembros de la sociedad.
Algunas consideraciones sobre los prin-
cipios: ¿hay diferencias jerárquicas entre Pero, la reflexión ética se plantea también otro pro-
ellos? ¿Son absolutos? blema. ¿Son los principios absolutos o relativos?
Una interrogante clave es si los cuatro principios Sin apartarnos del enfoque de Gracia D, dire-
de la bioética tienen el mismo nivel. Hay quie- mos que desde un ‘principialismo’ estricto, para
nes sostienen que, en teoría, prima facie, todos el cual los principios morales son absolutos, las
los principios tienen igual valor, pero es eviden- circunstancias y las consecuencias no tienen
te que en la práctica no siempre pueden satis- papel alguno en el proceso de toma de decisio-
facerse todos ellos, lo que significa que alguno nes. Pero, bien sabemos que la realidad es tan
prevalecerá sobre otro a la hora de tomar una compleja que ninguna teoría puede aprehen-
decisión moral. En esta línea se sitúa Gracia D(9), derla en su totalidad. En términos del autor, la
cuyo pensamiento al respecto trataremos de se- razón humana no puede desentrañar la realidad
guir en este acápite. De entrada, Gracia sostiene de modo total y absoluto, y los productos de
que la autonomía no es un principio total. Si lo la razón son siempre limitados, provisionales y
fuera, dice, no existiría el derecho penal. Añade abiertos a rectificaciones ulteriores. Ello otorga
que el principio de justicia exige que nadie sea un lugar importante a la evaluación de las cir-
discriminado en razón de su condición social, cunstancias, del contexto, así como también a
económica, cultural, religiosa, etc., lo que garan- la hermenéutica, es decir, a la interpretación de
tiza que todas las personas sean tratadas con los hechos y del modo cómo los actores sociales
igual consideración y respeto. Si esto es así en implicados viven esa realidad, y que se refleja en
el plano social, la misma exigencia es válida en el el modo cómo estructura su relato, su narrativa.
plano biológico, lo que se expresa en el respeto Dicha evaluación es un momento importante del
a la vida y salud de tales personas humanas. Por juicio moral. Por tanto, en el razonamiento que
tanto, los principios de justicia y no maleficencia conduce a una decisión moral hay un momen-
to ‘principialista’ y otro que puede denominar- Dicho esto, concordaremos en que, para que la
se ‘contextualista’ o hermenéutico, y la solución práctica de la medicina sea éticamente admisi-
en caso de conflicto estriba en aceptar que los ble, el paciente debe ser considerado como una
principios no pueden ser absolutos, que tienen persona doliente y necesitada de ayuda a la par
excepciones, las mismas que solo pueden ser que como un objeto científicamente cognosci-
justificadas en función del contexto y asumidas ble y modificable, procurando tomar decisiones
con extrema prudencia, remarcándose que ellas que sean fruto de una deliberación conjunta,
deben ser las mínimas posibles. salvaguardando, hasta donde ello sea posible,
los principales valores en juego, lo que implica
El médico frente a su paciente en el mundo conocer al paciente como persona y su modo
moderno de sentir y entender la enfermedad. El reciente-
mente fallecido neurólogo Sacks O(10) lo expresa
Para Laín Entralgo (óp. cit.) las cuatro metas que claramente: “El estudio de la enfermedad exige
orientan la motivación del médico en su relación al médico el estudio de la identidad, de los mun-
con el paciente en el mundo moderno son las dos interiores que los pacientes crean bajo el
siguientes: acicate de la enfermedad… Además de la aproxi-
mación objetiva del científico, debemos también
1. La voluntad de ayuda técnica aproximarnos al interior de la conciencia mórbi-
da intentando ver el mundo patológico con los
En este caso el médico actúa movido por su vo- ojos del paciente”.
cación y su interés de ayudar al enfermo con su
conocimiento y destreza técnica. El yo que en él Modelos de la relación médico paciente
prevalece es el denominado ego adiuvans y, en su
práctica, aun cuando eventualmente se vea obli- Según Emanuel EJ y Emanuel LL(11), las últimas
gado a buscar en el paciente los datos objetivos décadas han estado marcadas por el conflicto
de la enfermedad, y por tanto tratarlo como un entre la autonomía del paciente y sus valores,
‘objeto’, lo considera fundamentalmente como y los valores del médico. Dicha confrontación
una persona doliente y necesitada de ayuda. engloba tanto las expectativas de médicos y pa-
cientes como los criterios éticos y legales de los
2. El afán de conocimiento científico códigos médicos, lo que plantea interrogantes
acerca de la relación médico paciente ideal.
Hay quienes, privilegiando el conocimiento cien-
tífico de la naturaleza y sus leyes, se interesan Los autores antes mencionados postulan la exis-
ante todo por lograr un diagnóstico objetivo y tencia de cuatro modelos de la relación médico–
riguroso. En ellos predomina el ego sapiens o ‘yo paciente, poniendo el acento en las concepcio-
cognoscitivo’ y ven al paciente como un objeto nes que cada modelo privilegia en la misma, las
de conocimiento racional. obligaciones del paciente y la manera de conce-
bir la autonomía del mismo. Estos modelos des-
3. El médico ‘funcionario’ tacan las diferentes visiones sobre las caracte-
rísticas básicas de la relación médico–paciente.
Entre los médicos que trabajan al servicio de
una institución de salud, sea estatal, sea priva- Veamos estos modelos:
da, puede prevalecer el ‘yo funcional’ o ego fun-
gens y el paciente ser visto como una pieza de 1. El modelo paternalista
la maquinaria social a la que hay que reparar y
restituir lo más pronto posible y al menor costo. Este modelo presupone la existencia de un cri-
terio objetivo que permite discernir lo que sea
4. El interés de lucro y prestigio mejor para el paciente, sin que la opinión de este
sea la determinante. Se fundamenta en la supo-
Finalmente, hay quienes actúan movidos por el sición de que la enfermedad coloca al paciente
afán de lucro y prestigio. En ellos predomina el en una situación de necesidad y de incompeten-
ego cupiens y ven al enfermo primordialmente cia moral, pues el dolor excesivo o la ansiedad
como un objeto de lucro. y otras manifestaciones de la enfermedad per-
turban el buen juicio del paciente y su capacidad profesional debe ser no solamente un agente
para tomar decisiones. Por tanto, el médico ac- con capacidad científica técnica en su disciplina,
túa como el tutor del paciente, como un buen sino también una persona capaz de establecer
padre que sabe qué es lo mejor para el paciente, una relación interpersonal que respete la digni-
sin que sea necesario la participación de este, dad de la persona humana y sus valores, y con
pero cuidando de situar los intereses del pacien- quien pueda –vía el diálogo transubjetivo– hacer
te por encima de los propios, expresión de un posible se tome una decisión que mejor se ade-
acendrado altruismo. cúe a los sistemas de valores en juego.