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Marco Integrado de transformación social para la construcción de la paz desde la pregunta

de la reconciliación.

Autoras:

Magda Bayona Sanabria ID. 359568


Tatiana Bayona Sanabria ID. 362646

Universidad Minuto de Dios

Maestría en Paz, Desarrollo y Ciudadanía

Abordajes alternativos de los conflictos para la construcción de paz

Cúcuta, Colombia.

2018

*Docente: Oscar Alfredo Tibaduiza Rodríguez


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Transformar mentalidades: el camino a la verdadera construcción de paz

“No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de


pensamiento que usamos cuando los creamos”
Albert Einstein

Colombia durante décadas ha estado sumida en acciones violentas que han marcado su
historia. Sin embargo, estas acciones también se ven reflejadas en el contexto educativo, en
donde los actos de agresión hacia el otro van desde la primera infancia hasta la edad adulta.
Pareciese entonces, que estas acciones no demandan la suficiente atención por parte de las
diferentes instituciones sociales y cívicas, tal vez porque se ha naturalizado esta violencia en
medio de una cultura hegemónica que se impone, siendo normal que en las escuelas, colegios y
universidades los estudiantes se agredan, argumentado en algunos casos en la premisa de que
“esto les forma el carácter”.

No obstante, la indiferencia ante estas conductas ha desbordado los índices esperados.


Según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en Colombia, a
2017, el 7.6% de los estudiantes fueron víctimas de violencia escolar; panorama que no es ajeno
en el contexto regional. Como resultado de la investigación sobre violencia escolar en Cúcuta
realizada por la Universidad Francisco de Paula Santander en el año 2016, se registró el 34.75%
de agresiones físicas y verbales entre estudiantes y el 25.39% de estas mismas manifestaciones
entre estos y docentes.

Uno de los panoramas que alimentan estas cifras, es el evidenciado en la institución


educativa Nuestra señora de Fátima, ubicada en un sector estrato cuatro en la zona residencial de
la capital nortesantandereana. Las constantes agresiones entre dos grupos de estudiantes mujeres
pertenecientes al grado décimo alertó a la comunidad educativa y como estudiantes de la
Maestría en Paz Desarrollo y Ciudadanía fue foco de atención; viendo la necesidad de hacer un
análisis y abordaje de este conflicto para poder establecer estrategias idóneas que facilitaran su
transformación. Teniendo en cuenta lo anterior, surge entonces el interrogante sobre: ¿qué
elementos de la experiencia que se ha estudiado aportan a los procesos de construcción de paz?
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Para responder a este cuestionamiento, se hace necesario describir en primer lugar la


situación presentada, seguido de la propuesta metodológica que se establece como la más viable
para su transformación, finalizando con el análisis crítico desde los aportes que se generan para la
construcción de una cultura de Paz desde la Noviolencia.

Cambiar la perspectiva del conflicto

El conflicto que se viene presentando entre las estudiantes del grado décimo tiene su
génesis en el año 2014 al iniciar sus estudios de secundaria. Desde el primer día de ingreso, se
generó un ambiente de competencia entre los dos cursos alimentado por los mismos docentes que
los motivaban a competir por ser el mejor, y con ello reconocer su superioridad en referencia al
otro ante toda la comunidad educativa, ganándose así los incentivos otorgados por la institución.
En ese momento, las manifestaciones de violencia no iban más allá de agresiones verbales entre
integrantes de los dos grupos, motivando a que las directivas hicieran llamados de atención a los
líderes de cada grupo. Se debe agregar que, esta situación tiene su punto más álgido en el
presente año cuando por la dinámica académica, los dos grupos se fusionan y pasan de las
agresiones verbales a las físicas y psicológicas, generando que tres de las estudiantes implicadas
se autolesionaran, por lo cual el Consejo Académico toma la decisión de imponer matrícula
condicional a cinco de las integrantes del curso.

Por lo tanto, haciendo un análisis a profundidad se puede identificar que todo el tiempo se
ha mirado el conflicto como algo negativo y se le asocia a violencia cuando son dos aspectos
totalmente diferentes. (Fisas, 1998), refiere que la violencia es el “uso o amenaza de uso de la
fuerza o potencia, abierta u oculta, con la finalidad de obtener de uno o varios individuos algo
que no consciente libremente o de hacerles algún tipo de mal (físico, psíquico o moral)”. (p. 24).
Desde esta perspectiva, se confunde la violencia con conflicto, viendo este último como algo
negativo al que se debe terminar con conductas igualmente violentas o radicales y opresoras
como la matrícula condicional y hasta la expulsión del sistema educativo, constituyéndose con
ello, en violencia estructural al negarles el derecho a la educación o a un ambiente saludable. No
obstante, no se profundiza en las causas que conducen a que se presenten estas manifestaciones,
desconociendo que, “los conflictos son una oportunidad educativa, una oportunidad para aprender
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a construir otro tipo de relaciones, así como para prepararnos para la vida, aprendiendo a hacer
valer y respetar nuestros derechos de una manera noviolenta” (Cascón, 2001, pág. 5).

Otro factor que resulta fundamental en el análisis del conflicto, es el hecho de que no se
separen los diferentes aspectos que se encuentran presentes en el conflicto y que parte de las
personas involucradas, el papel que desempeñan y cuánta influencia tienen dentro de este, por lo
tanto, “es indispensable que se determine quiénes están directamente involucrados, y quiénes,
aunque no estén directamente implicados, pueden influenciar directamente en el proceso”
(Lederach, 1993, pág. 139). Al respecto, se puede evidenciar dentro del análisis del conflicto, que
se han tomado medidas radicales con todo el grupo de estudiantes sin que se determine quiénes
son los que están directamente involucrados y qué valores e intereses y sobre todo la perspectiva
que tienen del problema y que los motivan a reaccionar de forma violenta. Además, se
invisibiliza el accionar de otros actores que inciden de forma directa e indirecta en el conflicto,
como son los docentes, directivos, padres de familia y pares.

El siguiente aspecto fundamental dentro del conflicto es el proceso, entendiéndolo en


palabras de (Lederach, 1993) como “la manera en que el conflicto se desarrolla y cómo la gente
trata de resolverlo, para bien o para mal” (p. 141). Cuando las ideas de una parte chocan con las
ideas del otro, surgen pequeños inconvenientes que si no son intervenidos de inmediato
desencadenan en problemas. En relación al conflicto analizado, los y las estudiantes resuelven sus
diferencias a través de la violencia directa atacando al otro de forma física, verbal y psicológica;
y las directivas del colegio optan por la violencia estructural a través del miedo como mecanismo
de poder, manifestado en amenazas directas y sanciones radicales que van desde el castigo hasta
la expulsión.

Siguiendo con esta relación, se tiene como tercer aspecto fundamental el problema, en la
cual se manifiestan las necesidades e intereses que separan las personas y que las sumergen en el
conflicto. Al respecto, (Lederach, 1993) menciona que, “las necesidades son lo indispensable, lo
mínimo necesario para satisfacer a una persona, en cuanto a lo sustantivo, lo psicológico y al
proceso seguido para resolver el problema” (p. 143). Sin embargo, dentro de la institución
educativa no se evidencia que se separen estos aspectos, por el contrario, se ataca directamente a
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los y las estudiantes estigmatizándolos como el problema al catalogarlos de “curso problema”,


“alumnos conflictivos”, incluso se conceptualiza la situación como problema de disciplina en
lugar de conflicto de convivencia. (Cascón, 2001), determina que:

personalizamos los conflictos atacando a la persona más que al problema que


ambas tenemos, lo cual nos lleva a una escalada de ataques personales, en la que a
veces hasta se olvida y deja de lado el problema que originó el conflicto, centrando
todas las energías y tiempo en atacar a la otra parte en lugar de resolver el
problema (p. 18).

Transformar mentalidades desde el des-aprender

Al profundizar aún más en las causales estructurales del conflicto, se hace énfasis en que
estas conductas no se dieron por sí mismas, por el contrario, es producto de los aprendizajes que
se han dado en medio de las interacciones sociales que se establecen con los diferentes agentes
socializadores (familia, pares, escuela, medios de comunicación), moldeando de forma directa la
conducta humana. Ahora bien, al hacer referencia a los aprendizajes, es fundamental relacionar
que estos surgen desde los diferentes epistemes que se han impuesto generación tras generación y
que determinan la forma de pensar sobre las cosas, desencadenando en las formas en que se actúa
en relación al otro. En referencia a esta postura, (Retolaza, 2010) relata que:

la crisis y el estancamiento preparan el terreno para el cambio. Este tipo de cambio se basa
en el des-aprender y en liberarse de aquellas mentalidades, relaciones, identidades,
instituciones formales y no formales, etc. que obstaculizan la probabilidad de
cristalización de nuevas realidades más justas y equitativas en términos políticos, sociales
y económicos (p. 1).

Hecha esta salvedad, se requiere entonces buscar estrategias que permitan la


transformación del conflicto a través de mecanismos que permitan cambiar la mentalidad de verlo
como algo negativo tal como se expone con anterioridad, pero sobre todo de separar la persona,
el problema y el proceso; (Cascón, 2001) menciona que, “el reto que se nos plantea será, cómo
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aprender a enfrentar y resolver los conflictos de una manera constructiva, “noviolenta”. Esto
conlleva comprender qué es el conflicto y conocer sus componentes, así como desarrollar
actitudes y estrategias para resolverlo” (p. 7), constituyéndose en la herramienta fundamental
para el abordaje y la intervención del conflicto presentado en el grado décimo.

Dentro de este marco metodológico, dar a los y las estudiantes un papel de participación
dentro del proceso, otorgándoles poder dentro del conflicto, facilita su abordaje y transformación
en lugar de que sean estigmatizados como el problema. (Cascón, 2001), infiere que, “si en lugar
de evitar o luchar con los conflictos, los abordamos con los chicos/as podemos convertirlos en
una oportunidad para que aprendan a analizarlos y enfrentarlos” (p. 7); con ello, se logra cambiar
la actitud que se tiene ante el conflicto, pasando de una perspectiva de gano/pierdes a la de
gano/gano, donde todas las partes involucradas se sientan favorecidas con las decisiones tomadas
porque nacen desde la cooperación de todos y todas.

La mencionada estrategia, propicia un marco englobador de paz, en la medida que se


provee a corto plazo de habilidades y estrategias a la comunidad educativa que facilite enfrentar
desde la Noviolencia los conflictos presentados en el contexto educativo. Esto a través de
espacios de confianza y aprecio entre los y las estudiantes, fortaleciendo su autoestima y aprecio
a los y las demás, comprendiendo con ello que, “la autoestima de una persona en sus inicios se va
forjando con la imagen que nos devuelven los demás” (Cascón, 2001, pág. 16). Es decir,
haciendo que ellos y ellas puedan comprender que ningún regalo es suyo si no se acepta. De la
misma forma, favorecer la comunicación es uno de los factores fundamentales al momento de
transformar los conflictos; (Cascón, 2001) afirma que: “una buena comunicación es fundamental
en el proceso de aprender a resolver conflictos de forma noviolenta, ya que el diálogo es una de
sus principales herramientas” (p. 16), logrando con esto que a largo plazo, los y las estudiantes
creen ambientes de autoconfianza y mutuo entendimiento al interior del grupo que les permita el
logro de las metas comunes.

Igualmente, busca fortalecer la escucha activa, como refiere (Lederach, 1993) al


mencionar que, “no se puede comprender la causa del problema sin escuchar a los que lo están
padeciendo. Es fundamental a fin de poder entender la perspectiva de cada uno de los
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involucrados” (p. 145). Aspecto que resulta relevante porque a través de esta estrategia, los
actores involucrados sienten que se está siendo justo (a), partiendo de tener en cuenta la verdad
de cada uno, constituyéndose en el punto de partida para la toma de decisiones que beneficien a
la comunidad de forma equitativa logrando una verdadera reconciliación.

Aunado a lo anterior, la propuesta desde marco englobador de paz, facilita la


transformación de estereotipos culturales individuales y colectivos en la comunidad educativa
que permita desarrollar a corto plazo la lógica de cambio a través del reconocimiento de los
imaginarios que se han construido en medio de la cultura hegemónica y que legitiman las
acciones violentas, logrando de esta manera deconstruirlos y fomentar la cultura Noviolenta a
largo plazo, con la participación de todos los actores que hacen parte de la comunidad educativa y
no sólo desde las decisiones que se tomen desde los líderes como se ha hecho hasta el momento,
en donde son los directivos los que determinan las decisiones, sin tener en cuenta procesos
democráticos que hagan inmerso a los actores directos y demás miembros de la comunidad
educativa.

En conclusión, se comprende que para construir verdaderos escenarios de paz desde la


Noviolencia, parte de cambiar la mentalidad que se tiene del conflicto donde se deje de ver como
una manifestación de violencia, y por el contrario se constituya en una oportunidad de cambio
hacia una verdadera trasformación social. Con la teoría planteada, se identifican las verdaderas
raíces del problema desde el cambio de perspectiva epistemológica, reconociendo los imaginarios
que hoy legitiman la cultura violenta y justifican las acciones negativas hacia el prójimo. Lo
anterior, comprendiendo que en los contextos educativos no se debe capacitar a los docentes para
que resuelvan los problemas que se presentan, sino que se debe abordar los conflictos para que
los y las estudiantes aprendan a resolverlos por sí mismos (Cascón, 2001, pág. 8).

Principios fundamentales para la construcción de paz.

La justicia se constituye en el principio fundamental para la construcción de paz, que


permite a través del reconocimiento de derechos de cada una de las partes, respetar su verdad y
comprender sus puntos de vista, siendo equitativo en la toma de decisiones que facilitan espacios
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de mutuo entendimiento. Implica por tanto, el principio de cómo concibes también el mundo y
cómo quieres vivirlo; porque sólo puedes exigir que te den lo que te mereces desde lo que
consideras que te pertenece.

Equidad es mirar a todos y todas con los mismos lentes, siendo imparciales en la toma de
decisiones, actuando con justicia, porque a través de ella se le reconoce a cada uno su verdad.
Concibe al otro como igual, tal como lo profesaba Gandhi al hacer mención a que se debe mirar
al otro como así mismo y de allí determinar su accionar, porque en una sociedad tan
individualista, es fundamental empezar a ver al otro con igualdad de condiciones, derechos, sin
distinción de raza, sexo, lengua, cultura, origen, para que con ello se eliminen todas las formas de
opresión social, económica y cultural.

Reconciliación se constituye como un pacto de volver a encontrarnos, de creer de nuevo


en el otro, de hacer las paces, de mirarnos a los ojos sin odio, de volver a soñar juntos, de
construir de forma colectiva el tejido social que se ha fracturado por tantos años de daño. Es un
acuerdo que se establece entre sujetos sociales inmersos en el conflicto y de estos con las
instituciones y sus representantes. Es creer que hay futuro lleno de justicia e igualdad social.

Estos principios resultan fundamentales en la construcción de paz desde la Noviolencia en


el curso 10ª del colegio Nuestra Señora de Fátima, porque se debe en primer momento, escuchar
la verdad de las partes involucradas y verlas de forma equitativa, sin prejuicios que impidan ver
las causas generadoras del problema. Pero también, es dar poder a los y las estudiantes para que a
partir del análisis del conflicto, identifiquen las necesidades y aprendizajes que los hacen actuar
de forma violenta, porque en la medida que sean justos y vean al otro como así mismos, pueden
hablar de equidad, logrando que estos dos grupos de estudiantes que ven en la violencia la forma
de dar fin al conflicto, empiecen a establecer mecanismos que los lleven a reestablecer los
vínculos que tenían cuando iniciaron sus estudios secundarios, sin dejarse influenciar por los
demás, esquivado aprendizajes negativos que sólo obstaculizaron su propósito de disfrutar juntos
el espacio educativo en medio de una etapa vital que se constituye fundamental en su proceso de
construcción de identidad.
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Referencias

Cascón, P. (2001). Educar en y para el conflicto. Barcelona: Universidad Autónoma de

Barcelona. Obtenido de http://www.bibliotecavirtual.info/wp-

content/uploads/2012/11/educar-en-y-para-el-conflicto-pcs.jpg

Fisas, V. (1998). ¿De qué hablamos cuando hablamos de paz y conflictos? . En V. Fisas, Cultura

de paz y gestión de conflictos (págs. 17-38). Barcelona: Icaria Editorial.

Lederach, J. P. (1993). Elementos para la resolución de conflictos. Medellín: Secretaría de

Educación y Cultura de Antioquia. Obtenido de

https://es.slideshare.net/teoriadelaconciliacion/lederach

Lederach, J. P. (1994). Un marco englobador de la transformacipon de conflictos sociales. San

Sebastián: Centro de Investigaciones por la Paz "Gernika Gogoratuz". Obtenido de

https://www.gernikagogoratuz.org/pdf/rgdoc02.pdf

Retolaza, I. (2010). Teoría de cambio. Guatemala: Sergráfica, S.A. Litografía.

Bibliografía:

Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). (2017). La educación en


Colombia. Recuperado de https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles-
356787_recurso_1.pdf

Gamboa, A.; Ortíz, J. y Muñoz, P. (2016). Violencia en contextos escolares: percepción de


docentes sobre manifestaciones de violencia en instituciones educativas en Cúcuta-Norte
de Santander. Revista Psicogente 20(37). Recuperado de
http://revistas.unisimon.edu.co/index.php/psicogente/article/view/2420

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