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de la reconciliación.
Autoras:
Cúcuta, Colombia.
2018
Colombia durante décadas ha estado sumida en acciones violentas que han marcado su
historia. Sin embargo, estas acciones también se ven reflejadas en el contexto educativo, en
donde los actos de agresión hacia el otro van desde la primera infancia hasta la edad adulta.
Pareciese entonces, que estas acciones no demandan la suficiente atención por parte de las
diferentes instituciones sociales y cívicas, tal vez porque se ha naturalizado esta violencia en
medio de una cultura hegemónica que se impone, siendo normal que en las escuelas, colegios y
universidades los estudiantes se agredan, argumentado en algunos casos en la premisa de que
“esto les forma el carácter”.
El conflicto que se viene presentando entre las estudiantes del grado décimo tiene su
génesis en el año 2014 al iniciar sus estudios de secundaria. Desde el primer día de ingreso, se
generó un ambiente de competencia entre los dos cursos alimentado por los mismos docentes que
los motivaban a competir por ser el mejor, y con ello reconocer su superioridad en referencia al
otro ante toda la comunidad educativa, ganándose así los incentivos otorgados por la institución.
En ese momento, las manifestaciones de violencia no iban más allá de agresiones verbales entre
integrantes de los dos grupos, motivando a que las directivas hicieran llamados de atención a los
líderes de cada grupo. Se debe agregar que, esta situación tiene su punto más álgido en el
presente año cuando por la dinámica académica, los dos grupos se fusionan y pasan de las
agresiones verbales a las físicas y psicológicas, generando que tres de las estudiantes implicadas
se autolesionaran, por lo cual el Consejo Académico toma la decisión de imponer matrícula
condicional a cinco de las integrantes del curso.
Por lo tanto, haciendo un análisis a profundidad se puede identificar que todo el tiempo se
ha mirado el conflicto como algo negativo y se le asocia a violencia cuando son dos aspectos
totalmente diferentes. (Fisas, 1998), refiere que la violencia es el “uso o amenaza de uso de la
fuerza o potencia, abierta u oculta, con la finalidad de obtener de uno o varios individuos algo
que no consciente libremente o de hacerles algún tipo de mal (físico, psíquico o moral)”. (p. 24).
Desde esta perspectiva, se confunde la violencia con conflicto, viendo este último como algo
negativo al que se debe terminar con conductas igualmente violentas o radicales y opresoras
como la matrícula condicional y hasta la expulsión del sistema educativo, constituyéndose con
ello, en violencia estructural al negarles el derecho a la educación o a un ambiente saludable. No
obstante, no se profundiza en las causas que conducen a que se presenten estas manifestaciones,
desconociendo que, “los conflictos son una oportunidad educativa, una oportunidad para aprender
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a construir otro tipo de relaciones, así como para prepararnos para la vida, aprendiendo a hacer
valer y respetar nuestros derechos de una manera noviolenta” (Cascón, 2001, pág. 5).
Otro factor que resulta fundamental en el análisis del conflicto, es el hecho de que no se
separen los diferentes aspectos que se encuentran presentes en el conflicto y que parte de las
personas involucradas, el papel que desempeñan y cuánta influencia tienen dentro de este, por lo
tanto, “es indispensable que se determine quiénes están directamente involucrados, y quiénes,
aunque no estén directamente implicados, pueden influenciar directamente en el proceso”
(Lederach, 1993, pág. 139). Al respecto, se puede evidenciar dentro del análisis del conflicto, que
se han tomado medidas radicales con todo el grupo de estudiantes sin que se determine quiénes
son los que están directamente involucrados y qué valores e intereses y sobre todo la perspectiva
que tienen del problema y que los motivan a reaccionar de forma violenta. Además, se
invisibiliza el accionar de otros actores que inciden de forma directa e indirecta en el conflicto,
como son los docentes, directivos, padres de familia y pares.
Siguiendo con esta relación, se tiene como tercer aspecto fundamental el problema, en la
cual se manifiestan las necesidades e intereses que separan las personas y que las sumergen en el
conflicto. Al respecto, (Lederach, 1993) menciona que, “las necesidades son lo indispensable, lo
mínimo necesario para satisfacer a una persona, en cuanto a lo sustantivo, lo psicológico y al
proceso seguido para resolver el problema” (p. 143). Sin embargo, dentro de la institución
educativa no se evidencia que se separen estos aspectos, por el contrario, se ataca directamente a
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Al profundizar aún más en las causales estructurales del conflicto, se hace énfasis en que
estas conductas no se dieron por sí mismas, por el contrario, es producto de los aprendizajes que
se han dado en medio de las interacciones sociales que se establecen con los diferentes agentes
socializadores (familia, pares, escuela, medios de comunicación), moldeando de forma directa la
conducta humana. Ahora bien, al hacer referencia a los aprendizajes, es fundamental relacionar
que estos surgen desde los diferentes epistemes que se han impuesto generación tras generación y
que determinan la forma de pensar sobre las cosas, desencadenando en las formas en que se actúa
en relación al otro. En referencia a esta postura, (Retolaza, 2010) relata que:
la crisis y el estancamiento preparan el terreno para el cambio. Este tipo de cambio se basa
en el des-aprender y en liberarse de aquellas mentalidades, relaciones, identidades,
instituciones formales y no formales, etc. que obstaculizan la probabilidad de
cristalización de nuevas realidades más justas y equitativas en términos políticos, sociales
y económicos (p. 1).
aprender a enfrentar y resolver los conflictos de una manera constructiva, “noviolenta”. Esto
conlleva comprender qué es el conflicto y conocer sus componentes, así como desarrollar
actitudes y estrategias para resolverlo” (p. 7), constituyéndose en la herramienta fundamental
para el abordaje y la intervención del conflicto presentado en el grado décimo.
Dentro de este marco metodológico, dar a los y las estudiantes un papel de participación
dentro del proceso, otorgándoles poder dentro del conflicto, facilita su abordaje y transformación
en lugar de que sean estigmatizados como el problema. (Cascón, 2001), infiere que, “si en lugar
de evitar o luchar con los conflictos, los abordamos con los chicos/as podemos convertirlos en
una oportunidad para que aprendan a analizarlos y enfrentarlos” (p. 7); con ello, se logra cambiar
la actitud que se tiene ante el conflicto, pasando de una perspectiva de gano/pierdes a la de
gano/gano, donde todas las partes involucradas se sientan favorecidas con las decisiones tomadas
porque nacen desde la cooperación de todos y todas.
involucrados” (p. 145). Aspecto que resulta relevante porque a través de esta estrategia, los
actores involucrados sienten que se está siendo justo (a), partiendo de tener en cuenta la verdad
de cada uno, constituyéndose en el punto de partida para la toma de decisiones que beneficien a
la comunidad de forma equitativa logrando una verdadera reconciliación.
de mutuo entendimiento. Implica por tanto, el principio de cómo concibes también el mundo y
cómo quieres vivirlo; porque sólo puedes exigir que te den lo que te mereces desde lo que
consideras que te pertenece.
Equidad es mirar a todos y todas con los mismos lentes, siendo imparciales en la toma de
decisiones, actuando con justicia, porque a través de ella se le reconoce a cada uno su verdad.
Concibe al otro como igual, tal como lo profesaba Gandhi al hacer mención a que se debe mirar
al otro como así mismo y de allí determinar su accionar, porque en una sociedad tan
individualista, es fundamental empezar a ver al otro con igualdad de condiciones, derechos, sin
distinción de raza, sexo, lengua, cultura, origen, para que con ello se eliminen todas las formas de
opresión social, económica y cultural.
Referencias
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Fisas, V. (1998). ¿De qué hablamos cuando hablamos de paz y conflictos? . En V. Fisas, Cultura
https://es.slideshare.net/teoriadelaconciliacion/lederach
https://www.gernikagogoratuz.org/pdf/rgdoc02.pdf
Bibliografía: