Sei sulla pagina 1di 2

Albert Calmette.

Fue un médico, micólogo,


bacteriólogo e inmunólogo francés, y un
importante asistente del Instituto Pasteur. El
principal trabajo científico de Calmette, que
le colocaría entre las figuras más
importantes de la historia de la medicina fue
el intento de desarrollar una vacuna contra
la tuberculosis, la enfermedad más
importante de su época.

El microbiólogo alemán Robert Koch había


descubierto, en 1882, que el bacilo
tuberculoso (Mycobacterium tuberculosis)
era su agente causal y Louis Pasteur se
interesó enseguida por ese descubrimiento.
En 1906, un veterinario e inmunólogo
llamado Camille Guérin, había establecido
que la inmunidad frente a la tuberculosis
estaba en relación con la presencia del
bacilo en la sangre. Usando el método de
Pasteur, Calmette investigó cómo podía desarrollar una variante atenuada del bacilo
para poder inyectarlo en animales. Esta preparación recibió el nombre de sus
descubridores (Bacillum Calmette-Guérin, o, abreviado, BCG). La atenuación se
conseguía cultivando el bacilo en un sustrato que contenía bilis, basándose en una
idea aportada por un investigador noruego, Kristian Feyer Andvord.

Desde 1908 a 1921, Guérin y Calmette se esforzaron por producir cepas cada vez
menos virulentas del bacilo. Hacia 1920 concluyó su tratado “La Infección bacilar y
la tuberculosis”, que marcó el punto de partida de las investigaciones que emprendió
en París. Poseedor de la cepa de bacilos bovinos con virulencia atenuada y con
caracteres fijos e inmutables –que luego se transmitían por herencia–, desde 1912
sus colaboradores Boquet y Négre volvieron a comenzar las investigaciones
confirmando su inocuidad absoluta y la imposibilidad del bacilo tuberculoso de
volver a su virulencia primitiva, de dar lesiones tuberculosas evolutivas. Esta cepa
de bacilos se bautizó con el nombre de BCG (Bacilo Calmette-Guerin).

En 1921, consiguieron usar un concentrado de BCG para vacunar con éxito a recién
nacidos en la Charité de Paris. Desde entonces las vacunaciones se sucedieron con
rapidez tanto en París, como en resto de Francia y también en el extranjero. Hubo
polémica sobre la eficacia de la vacuna BCG; esta investigación tuvo tantos
defensores como detractores.

Calmette siguió paso a paso los debates y se esforzó por demostrar que el bacilo
era incapaz de volver a ser virulento. Esta cepa se mostró eficaz en la vacunación
de los bóvidos contra la tuberculosis. Fueron Bernard Weill-Halle y Turpin, que
trabajaban en hospital de la Charité de París, los primeros en aplicarla al hombre en
1921, en concreto, en el caso de un recién nacido criado por una abuela tuberculosa
y fatalmente condenado al contagio. El niño fue vacunado con tres dosis sucesivas
de BCG por vía oral (6 mg cada vez) y se salvó. La primera comunicación oficial de
Calmette y Guerin sobre el BCG se presentó el 29 de junio de 1924 en la Academia
de Medicina de París y fue firmada por Calmette, Guerin, Weill-Halle, Turpin y Leger.

Calmette durante su vida tuvo que soportar acontecimientos trágicos a lo largo de


su carrera (la guerra, el apresamiento de su mujer, el asesinato de su hermano…),
pero el que le afectó de forma más dramática fue el asunto de Lubeck, Alemania en
1930. Allí murieron sesenta y siete niños de un total de 230 vacunados, lo que fue
atribuido injustamente a la vacuna BCG. En realidad la vacuna sufrió una
contaminación por bacilo tuberculoso virulento procedente del laboratorio de Bruno
Lange, del Instituto Robert Koch; ambos se habían almacenado en la misma
habitación.

Calmette vivió meses de incertidumbre esperando el resultado de las


investigaciones científicas –encomendadas a Bruno Lange– como también de las
investigaciones judiciales. La luz se hizo al final de dieciséis largos meses. Se
descubrió la verdad y los culpables de la negligencia fueron condenados, pero
Calmette salió de la prueba abatido física y moralmente. Finalmente, este episodio
afecto profundamente a Calmette, muriendo un año después en su casa de Paris.

Potrebbero piacerti anche