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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

INSTITUTO BÍBLICO “VISIÓN CELESTIAL”


INSCRITO EN EL REGISTRO SUBALTERNO CON
EL N° 43. FOLIO 309-313. TOMO 27
FIF: J-31675397-2
SEDE CIUDAD BOLÍVAR

TRABAJO DE SOCIOLOGÍA: REALIDAD SOCIAL, POLÍTICA, ECONÓMICA Y


RELIGIOSA DESDE LA OPTICA BÍBLICA

PRESIDENTE: Dr. PEDRO A. PEREZ TRABAJO FINAL DE GRADO


PRESENTADO POR EL T.S.U. EN
TEOLOGÍA ARIAS M., JESUS R.;
PARA OPTAR AL TITULO DE
LICENCIADO EN TEOLOGÍA.

CIUDAD BOLÍVAR, AGOSTO DE 2018


REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

INSTITUTO BÍBLICO “VISIÓN CELESTIAL”

SEDE CIUDAD BOLÍVAR

ACTA DE APROBACIÓN

Este Trabajo de Grado, intitulado TRABAJO DE SOCIOLOGÍA: REALIDAD SOCIAL,


POLÍTICA, ECONÓMICA Y RELIGIOSA DESDE LA OPTICA BÍBLICA, presentado por el T.S.U en
Teología: ARIAS M., JESUS R.; Cédula de Identidad N° 8.885.101; ha sido aprobado de
acuerdo a los reglamentos del Instituto Bíblico “Visión Celestial”, por el jurado integrado por
los profesores:

Nombres: Firmas:

Dra. Aracelis Cuberos.

Secretaria.

Dr. Pedro A. Pérez Dr. Douglas Marín

Presidente. Director.

Ciudad Bolívar; _____ de _____________ de2018.

ii
DEDICATORIA

A ti Dios; por ser el protagonista principal de esta etapa de mi vida, sin ti no lo


hubiese logrado.

En especial con mucho amor y cariño a mi madre y padre: Ramona Victoria Massiah,
mi base, mi roca en el transitar de mis metas.

A mi hijo Jesús Rafael (Rafaelito) Arias y mi nieto Mayker Jesús Arias los amo con mi
corazón.

Al instituto bíblico “Visión Celestial” y profesores por la formación y aprendizaje


obtenido a lo largo de esta hermosa etapa.

Para mis hermanos que los adoro tanto, tanto.

A mi sobrino querido (él sabe quién es) que en tantas noches en vela me acompaño
en la búsqueda de la información y el conocimiento de esta bella carrera teológica, con
esfuerzo y dedicación a pesar de las dificultades todo es posible.

Porque como dice un proverbio hebreo que “el que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar”. Partiendo de este pensamiento, presento este
trabajo en otra nueva etapa de mi vida, en la cual, he perseguido un sueño: superar mis
propias barreras, un sueño que en estos momentos se está cumpliendo gracias a varias
personas que me han ayudado a afrontar esta nueva etapa, personal y profesional, que la
vida nos va ofreciendo.

Arias Massiah Jesús Rafael.

iii
CONTENIDO

Página

ACTA DE APROBACIÓN………………………………………………………………… ii

DEDICATORIA………………………………………………………………………………. iii

CONTENIDO……………………………………………………………….…............... iv-v

INTRODUCCIÓN……………………………………………………….….………………. 1-2

SITUACIÓN A INVESTIGAR……….……………………………….………………….. 3

Situación objeto de estudio: realidad social, política, económica y religiosa desde la


óptica bíblica.………………………………………………………………………………………
3

1.2. ¿Qué entendemos por realidad?…………………………………………………. 4

1.3. ¿Por qué un análisis de la realidad?…………………………………………….. 4-5

1.4. En este orden de ideas es bueno y conveniente aclarar los conceptos


de:……………………………………………………………………………………………………….
6-7

1.5. En lo social…………………………………………………................................... 7-12

2. Análisis teológico de la realidad Económica………………………..….…….….. 13-15

3. Análisis teológico de la realidad política.……………………………………………. 15-18

4. Análisis teológico de la realidad en la religión y/o en la iglesia……….... 19-23


4.1. ¿Por qué formar discípulos?…………………………………………………............. 24-26

ANEXOS…………………………………………………………………………………………………… 26-42

CONCLUSIÓNES……………………………….......................................................... 43-44

REFERENCIAS.............................................................................................. 45-46
INTRODUCCIÓN

Hoy en día en un mundo en el que se hallan grandes ámbitos de experiencia, el


político, la vida de las relaciones sociales oficiales, el doméstico, el de la casa, el de
las relaciones sociales extensas y profundas en el hogar y entre las familias, la
religión, como la economía, no eran actividades autónomas y socialmente
independientes, sino que estaban incrustadas en la vida política (cultos y
ceremonias públicas) o en la vida doméstica (cultos y ceremonias en el hogar y en el
seno de la familia). Es muy fácil descubrir en el Nuevo Testamento la existencia de
una diversidad de géneros literarios y de posturas teológicas. Pero cuando se
profundiza un poco más se descubre también una evolución muy notable a partir de
Jesús y de su mensaje. Las cosas entonces se complican, pero también se vuelven
mucho más apasionantes. Incluso los especialistas hoy nos dicen que en los mismos
evangelios hay tradiciones distintas, de procedencias diferentes y con visiones no
siempre iguales de Jesús. Pero sin entrar en ello, salta a los ojos la diferencia entre el
Jesús que anuncia el Reino de Dios y el Pablo que prácticamente no habla del Reino,
pero sí de edificar la comunidad, lo cual parece suponer que la entiende como una
casa: “la casa de Dios”, como no tardará en decir un discípulos suyo refiriéndose a la
Iglesia (1 Tm 3,15).

Así mismo El actual modelo económico, altamente excluyente y discriminante,


mantiene un sesgo economicista ajeno al desarrollo integral de los hombres, aunque
se continúe hablando de crecimiento económico como medida del desarrollo.
Además de un liderazgo basado en el desarrollo humano y respetuoso del hombre.
Para ello la práctica de un liderazgo integral, independientemente del estilo de
liderazgo, profundamente arraigado en las bases del servicio y de la entrega a Dios.

Crecimiento económico y desarrollo económico se asocian frecuentemente. El


modelo económico vigente insiste que habiendo crecimiento económico existe
desarrollo. ¿Pero de qué desarrollo estamos hablando? Ciertamente el desarrollo
económico por sí solo no mejora los resultados sociales ya que los seres humanos
deben ser los fines del desarrollo, y no simples medios para otros fines.

El principio dado en la creación sobre el derecho, responsabilidad y privilegio


de toda la humanidad de poder trabajar dignamente en una forma creativa nos
muestra como el trabajo, entendido como una dimensión del desarrollo, es visto
como una responsabilidad y privilegio para cada uno de los cristianos, rechazando
todo tipo de injusta distorsión de la dignidad o retribución de las personas. (Hch
18,3; 1Cor, 4-12; 7,22; 12,13; Ef 4,28; 6,5,9; Col 3,9-14; 3,25-4,1; 1Tim5,18; Tito 2,11-
15; 3,8,14).

En fin, a modo general y en contraste a las ideas comunes, el concepto bíblico


de la realidad social, política, económica y religiosa es algo que se ve en hechos,
palabras y actitudes, ya sea que esté acompañado de sentimientos agradables o no.

Por otro lado se encuentran las conclusiones; que es donde se establecen


aquellos aspectos más relevantes logrados a lo largo del trabajo investigativo.

Finalmente, conforma la presente investigación la sección correspondiente a


las Referencias.
SITUACIÓN A INVESTIGAR

1.1Situación objeto de estudio: realidad social, política, económica y


religiosa desde la óptica bíblica.

Entrar en la dinámica de hacer buenos análisis de la realidad, de mirar y “ver”


bien las cosas es del todo necesario, imprescindible. De este modo,
comprenderemos por qué ocurren las cosas y por qué están o viven así las personas
en nuestras parroquias, grupos, pueblo o barrio. Comprenderemos las
consecuencias, determinadas decisiones y acciones que hoy se dan o pueden darse
en nuestras vidas cotidianas, parroquia, grupo, pueblo o barrio.

Dios nos creó en Su propia imagen (Génesis 1:27). Tenemos la capacidad de


relacionarnos con Él y la libertad de elegir si lo queremos amar y obedecer. Cuando
Dios terminó de crear el mundo, Él declaró que todo en él – incluyendo las personas
– era algo "muy bueno" (Génesis 1:31).

Dijo Jesús, “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia” (Juan 10:10). Dios quiere que usted disfrute de una vida plena y
gratificante, y ha hecho todo lo necesario para que esto sea una realidad.
“Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.”
(Lucas4:4.).
1.2. ¿Qué entendemos por realidad?

Por REALIDAD entendemos todo lo que rodea, condiciona e influye en la


persona, considerando lo que ésta es y dónde está.

En nuestro caso concreto, REALIDAD es lo que rodea, condiciona e influye en


la persona de nuestra parroquia, familia, grupo, pueblo, barrio. Entre otras muchas
cosas, rodea, condiciona e influye en la persona la economía, la cultura, lo social, lo
político, la Iglesia.

Difícilmente vamos a realizar una tarea educativa y evangelizadora si no


conocemos la realidad en la que vivimos, nos movemos y existimos. Por este motivo,
se nos ofrece la posibilidad de conocer este medio pedagógico y evangelizador que
es el análisis de la realidad.

1.3. ¿Por qué un análisis de la realidad?

1- Sin análisis de la realidad estamos condenados a permanecer en la


ingenuidad de muchas de nuestras apreciaciones u opiniones. Con frecuencia
podemos actuar sobre la realidad después de una sola impresión u observación de
esa realidad. Podemos creer que eso nos basta, pero eso es sólo una ingenuidad,
pues la experiencia nos dice que la realidad y las fuerzas que sobre ella influyen son
mucho más complejas. Hace falta partir de datos más objetivos y suficientemente
constatados.
2- Sin análisis de la realidad nos quemamos; bien porque no se llevan acciones
proporcionadas a los problemas; bien porque no se llevan acciones proporcionadas
a las posibilidades reales de las personas que las realizan. Y esta quemazón es lo más
normal que se produzca por la fuerte tensión a la que están sometidas las personas.
Esta tensión con frecuencia llega a ser innecesaria; es poco gratificante e ineficaz
porque lo que se constatará más tarde es que, a pesar de tanto esfuerzo, no se está
transformando, educando y evangelizando. Todo, tanto la realidad como las
personas, sigue igual. Y esto puede frustrar a los hermanos evangelizadores. Hacen
falta análisis que, por su realismo, comprometan a las personas libremente.

3- El análisis de la realidad es necesario para determinar el tipo de acción


educativa y evangelizadora que debemos emprender. La base de una acción
transformadora, educativa y evangelizadora de la realidad exige hacer previamente
un buen análisis de esa realidad. Porque, en último término, lo que interesa es
transformar y evangelizar la realidad y la acción para conseguir esa transformación y
evangelización debe incidir en realidades y experiencias concretas. Hacer buenos
análisis de la realidad es ser llevados de la mano a realizar buenas acciones
transformadoras, educativas y evangelizadoras.

4- Al ser la realidad de nuestros pueblos y barrios la que queremos educar y


evangelizar, es necesario tener en cuenta que se ha de partir de un análisis de estas
realidades concretas que, sin duda, aportará una serie de datos y de características
muy diferentes a otros análisis. Con frecuencia y por carecer de esquemas propios
de nuestra realidad concreta, utilizamos esquemas de otras realidades. Por ello,
necesitamos crear y utilizar análisis propios de nuestra realidad concreta para
nuestra tarea educativa y evangelizadora.
1.4. En este orden de ideas es bueno y conveniente aclarar los
conceptos de:

1. Apóstol
La palabra “apóstol” en griego quiere decir, “enviado”. La palabra “apóstol”
tiene tres significados en el Nuevo Testamento:
1. Todos los cristianos somos apóstoles. Todos tenemos una misión.
2. En relación a personas enviadas por iglesias locales como misioneros.
Bernabé es un ejemplo de esta función.
3. “Apóstoles de Jesús” comisionados específicamente por Él para entregar su
evangelio a la iglesia. Tenían la tarea de escribir el Nuevo Testamento.

2. Profeta
Profeta igual que apóstol tiene varios significados en el Nuevo Testamento. El
profeta que escribe en el Antiguo Testamento es uno que “estaba en el consejo del
Señor” y que “veía” la palabra de Dios que procedía de Su boca. Él tenía que
comunicar la palabra tal como el Señor la había dicho. Los profetas eran
“portavoces” del Señor mismo (Éxodo 6:28-7:7). John R. W. Stott dice que si los
profetas de hoy tuvieran la misma inspiración que los profetas en la Biblia
tendríamos que “añadir esas palabras a las Escrituras y toda la iglesia tendría que
escucharlas y obedecerlas” (J. Stott, Efesios, p. 150, 1979).

3. Evangelista
Esta es una palabra problemática también, ya que sólo aparece 3 veces en el
Nuevo Testamento.
4. Pastor - Maestro
Según el griego el articulo definido no está repetida por cada función el griego
indica que los dos dones se refieren a la misma persona. Cuando Pablo escribe 2
Timoteo dice que el ministro debe ser “... apto para enseñar...” (2 Timoteo 2:24). La
función primaria de un pastor es la de enseñar la Palabra de Dios.

1.5 . En lo social

Son efectivos los grupos sociales para el crecimiento de la iglesia, en el antiguo


testamento fue el método que Moisés adoptó, por consejo de su suegro Jetro, para
gobernar y dirigir el pueblo de Israel durante su peregrinación en el desierto rumbo
a la tierra prometida. Moisés delegó responsabilidades a hombres con
características dignas de confianza, pues era un trabajo que él solo no podía hacer y
la Biblia da testimonio de que esto resultó en bendición para el pueblo. (Éxodo
18:21-26).
En el Nuevo Testamento fue la estrategia que usaron los primeros cristianos
para la evangelización del mundo, bajo la unción y dirección del Espíritu Santo, con
la cual tuvieron excelentes resultados, por lo que se puede decir, con toda
seguridad, que las células familiares es el sistema más eficaz para alcanzar y retener
mayor número de convertidos al evangelio de Jesucristo.
Sabemos que todos no estamos llamados a ser pastores, ministros, ancianos,
profesores de escuela dominical, evangelistas, entre otros. Sin embargo, al iniciar
todos tienen la oportunidad de sentirse comprometidos. Esta participación les
proporciona una gran satisfacción a las personas.
Es un hecho indiscutible que los sabios de este mundo enseñan a los niños a
contar su dinero antes de enseñarles a usar los números para conocer a Dios. “El fin
de los cuales ser perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que
sólo piensan en lo terrenal.” (Filp. 3:19.) Hemos visto el mal comportamiento de
algunos presidentes que sabían muy bien contar los millones que estaban estafando
de su país, pero no sabían de los preceptos atraves de la escritura para obedecer al
Dios justo.
Cuando el Padre Celestial observa que se está usando distintas herramientas
para entender mejor su santa Palabra, ¿no se le dará más entendimiento a esa
persona? “Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos;
mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá
más...” (Mat. 13: 11-12.) No hay tesoro ni riqueza ni ciencia que vale más que el
conocimiento del Dios eterno. “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría,
ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese
en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy
Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas
quiero, dice Jehová.” (Jer. 9:23-24). Resulta relevante, por tanto, el recurso a las
ciencias sociales para conocer mejor la realidad social y dibujar con mayor precisión
los desafíos que ella plantea al anuncio del Evangelio, y por consiguiente a la
reflexión teológica.

El Libro de Génesis es el primero de los cinco libros que escribió Moisés y


cubre aproximadamente unos dos mil quinientos años de historia, ¡más que todo el
resto de la Biblia incluyendo el Nuevo Testamento! Muchos de los relatos más
famosos de la Biblia se encuentran en Génesis, tales como la caída de Adán y Eva, el
asesinato de Abel a manos de Caín, Noé y el diluvio, la edificación de la torre de
Babel, el sacrificio que estuvo a punto de hacer Abraham de su hijo Isaac y el de José
cuando fue vendido a Egipto.
La reflexión sobre la palabra de Dios se halla ligada al modo como ésta es
vivida y anunciada en la comunidad cristiana. En los últimos siglos, la teología tuvo
que hacer frente al estado de cosas proveniente de lo que se conoce como
mentalidad moderna. Ahora, una nueva situación, provocada por la propia época
moderna, ha comenzado a surgir: la presencia histórica, cada vez más enérgica y
extendida, de los pobres y oprimidos de este mundo.

Para nadie es fácil aceptar una situación en la realidad social en la que los
seres humanos se enfrentan. No es aceptable ni humana, ni cristianamente, pero no
podemos dejar de confrontarnos con la situación tal como ella se presenta, ni
desconocer las causas que la producen. Tampoco podemos renunciar a verla a la luz
de la fe y de las exigencias del Reino.

Todos sabemos que Dios nos dice «Amen a sus enemigos» (Lc 6:27, 35). Dios
no está mandándonos tener sentimientos bonitos hacia nuestros enemigos. Esto es
poco posible. No podemos cambiar nuestros sentimientos por simple fuerza de
voluntad. Pensamos que ni siquiera nos caen bien nuestros enemigos, )cómo será
posible sentir amor hacia ellos? Y entonces nos equivocamos al reducir el amor a
sólo sentimientos emocionales. Cuando Cristo entró en Jerusalén montado en el
asno, a la gente le caía bien. Pero unos días después esa misma gente lo asesinó. Los
sentimientos son evanescentes. El amor permanece (1Co 13: 13). Imagínate a Cristo
cuando estaba colgado en la cruz, mirando a sus asesinos. Sabemos que los amó,
porque murió inclusive por cualquiera de ellos que creyera en Él. El amor es algo
más que sólo sentimientos, aunque con mucha frecuencia encontramos el amor
expresado en buenas emociones.
El amor de Cristo se nos presenta como el modelo perfecto visible del amor
como conducta social. El dijo a sus discípulos, «Nadie tiene amor más grande que
dar su vida por sus amigos» (Jn 15:13). Adelante, se expone más acerca del grado del
amor de Dios en Cristo: «Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal
vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios muestra su amor
por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores [es decir, enemigos
de Dios], Cristo murió por nosotros» (Ro 5:7-8).

Si entendemos que el amor primero se expresa como un acto de la voluntad,


que se ve mayormente en los hechos, ya podemos comprender cómo Jesús pudo
extender el mandamiento de amar al prójimo para incluir al enemigo. Esto lo Ilustró
con la parábola del buen samaritano. El relato no fue meramente un ejemplo de
amor hacia un desconocido. Los judíos y los samaritanos se odiaban, así que esto fue
un ejemplo de amar al enemigo. Hablando del segundo y grande mandamiento,
«Ama a tu prójimo como a ti mismo» (Lc.10:27), el experto en la ley preguntó a
Jesús « ¿Y quién es mi prójimo?» (Lc 10:29). Jesús enseguida contó esta historia para
contestar su pregunta, y a la vez, estaba dando una ilustración de lo qué es el amor.
El samaritano amó con sus hechos a este varón del pueblo despreciado: vendó sus
heridas, le dio asiento sobre su bestia mientras el samaritano caminaba, lo cuidó, y
proveyó para que siguieran cuidándolo.

El evangelio de Mateo incluye enseñanzas aun más explícitas de Jesús acerca


de esto: «Ustedes han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero
yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a quienes los maldicen, hagan bien a
quienes los odian, y oren por quienes los ultrajan y los persiguen para que sean hijos
de su Padre que está en el cielo» (Mt 5:43-45).
En Colosenses 3:17, 23) «Y todo lo que hacéis sea de palabra o de hecho,
hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios por medio de él» y
en el v.23: «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para
los hombres». Aquí hay algunos principios de aplicación universal y se
complementan maravillosamente unos con otros. El versículo 17 habla de hacer
cosas en el nombre del Señor que es hacerlo como representante suyo o como su
apoderado; pero el versículo 23 habla de hacer cosas bajo órdenes del Señor Jesús,
que significa hacer cosas como siervos. De acuerdo al primer versículo, debo tratar a
mi vecino como si yo fuera Jesucristo; pero de acuerdo con el segundo versículo,
debo tratar a mi vecino como si fuera él Jesucristo. Cuando me comporto con una
persona «en el nombre del Señor», debo darle el respeto y la cortesía que Jesucristo
le hubiera dado. Pero de acuerdo al segundo versículo debo darle el respeto y la
cortesía que le daría a Cristo.

Cualquiera de los versículos mencionados tiene un fuerte impacto en lo social,


a un nivel de conciencia social, en la conducta para transformarse como forma de
vida de las personas revolucionando su óptica vivencial para con los demás.
El concepto bíblico del amor es algo que se ve en hechos, palabras y actitudes,
ya sea que esté acompañado de sentimientos agradables o no. También hemos visto
que el amor es un concepto tan grande y maravilloso que se necesitan muchas
palabras para tratarlo como merece. Sin embargo, para ayudarnos a seguir
manejando el tema, tomando en cuenta todo lo que ya hemos estudiado, quisiera
sugerir una definición o resumen de qué es el amor bíblico: desear el bien del
amado y hacer todo lo posible por procurarlo, en cuanto tengamos oportunidad.
Con el verbo desear, me refiero a la actitud, postura, o disposición de amar. Con el
verbo procurar, me refiero a todos los hechos de bondad que hemos mencionado y
aun más (porque la lista de posibilidades es infinita). «El bien» es otro concepto que
se tiene que definir bíblicamente. Nos acostumbramos a citar Ro 8:28a, «Sabemos
que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman,» pensando que
Dios va a obrar para producir un resultado que nos guste. Pero el resto del texto
muestra qué es «el bien» que Dios obrará para «los que han sido llamados de
acuerdo con su propósito» (Ro 8:28b). Versículo 29 explica «Porque a los que Dios
conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen
de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.» «El bien» más
alto que él que ama buscará para el amado es que sea transformado a la imagen de
Cristo. Esto es ser verdaderamente «realizado» como persona. Para esta finalidad
fuimos creados.
2. Análisis teológico de la realidad Económica.

Los principios básicos de la economía, que se hallan por toda las escrituras, se
hallan de manera conveniente dispuestos en proverbios 31: 10-31

Con relación a la identidad cristiana: constituye un escándalo y es una


contradicción con el mismo ser de cristiano la brecha profunda hoy existente entre
ricos y pobres. Esta situación de suyo injusta es tanto más grave cuanto que se da
precisamente en países cristianos y regidos por gobernantes que se dicen cristianos.
Es decir, que en pueblos de arraigada fe cristiana se han incrustado estructuras e
ideologías que son incompatibles con la fe cristiana.

Con relación a Dios y a Cristo: El clamor de las injusticias económicas sube al


cielo Y en los rostros sufrientes de hermanos nuestros (niñez abandonada,
campesinos sin tierra, obreros marginados, ancianos desamparados) el cristiano
tiene que reconocer los rasgos sufrientes de Cristo que lo cuestiona y lo interpela.
Con relación a la estructura injusta: La grave situación económica no es coyuntural
sino estructural. Es decir, que son las estructuras mercantilistas las que generan
desempleo y subempleo, salarios de hambre, migraciones forzosas. Por ello puede
legítimamente hablarse de injusticia institucionalizada o de estructuras generadoras
de injusticia.

Con relación al pecado: La fe descubre como un verdadero pecado la brecha


profunda entre ricos y pobres en el plano económico. Y ante el peligro de un
sistema claramente marcado por el pecado (marxismo) se olvida denunciar y
combatir la realidad impuesta por otro sistema igualmente marcado por el pecado
(capitalismo). Más allá de las raíces técnicas del problema de injusticia social, la fe
afirma que en esta situación está presente el misterio del pecado. Por ello puede
hablarse de pecado estructural, en el sentido de que los autores de las estructuras
han impreso en ellas las marcas de su propio pecado. De ahí que la obligación
cristiana de lucha contra el pecado incluye por necesidad la lucha contra la
estructura socio-económica injusta y pecaminosa. De ahí también que no se pueda
ser cristiano en América Latina sin comprometerse a nivel personal y de estructuras
con las víctimas del pecado. Esta situación de pecado social envilece y condiciona
adversamente la libertad de todos así como constituye un obstáculo que se antoja
casi insuperable para establecer el reinado de la paz.

Con relación a la comunión: La comunión trinitaria de vida es el núcleo


fundamental de la revelación y el constitutivo primario de la Iglesia; esa comunión
interpersonal exige la participación en lo económico, en lo social y en lo político.
Pero la situación económica actual impide la comunión con Dios y con los hermanos
y la comunión y participación no pueden relegarse al plano trascendente sino que
tienen que proyectarse sobre el plano muy concreto de las realidades temporales.

Con relación a la fe: La situaciones de injusticia y de extrema pobreza son


indicio de que la fe no ha tenido la fuerza necesaria para penetrar los criterios y las
decisiones en la convivencia social y económica. Y el comportamiento social es parte
integrante del seguimiento de Cristo.

Con relación a la conversión: La conversión relacionada con el cambio de


estructuras es condición de posibilidad e indicio de la verdadera conversión interior.

Con relación a la Iglesia: El clamor de los pueblos latinoamericanos, es reclamo


a los pastores de la Iglesia para que les ayuden en su liberación, clamor que antes
pudo ser paciente, pero que hoy se torna impaciente y a veces amenazante. La
acción de la Iglesia en defensa de los derechos humanos y de los pobres lleva a que
se le critique haber dejado su misión espiritual, y le ha ganado la incomprensión y el
alejamiento por parte de algunos grupos sociales. La situación de injusticia tiene que
hacer pensar a la Iglesia en el desafío a su pastoral y a su evangelización. Aunque
como signo de credibilidad y garantía de acción intrépida, la Iglesia debe
permanecer independiente frente a los poderes.

Con relación al concepto cristiano de propiedad: El destino universal de los


bienes tiene una primacía absoluta. Todos los demás derechos, incluidos el de
propiedad y de comercio, le están subordinados.

3. Análisis teológico de la realidad política.

Con relación al concepto cristiano de política: En su acepción general la


política mira al bien común; concilia la igualdad con la libertad; la autoridad con la
legítima libertad de las personas y de los grupos; la soberanía nacional y la
solidaridad internacional. La política de partido procura realizar las tareas políticas
mediante el ejercicio del poder político según individuos, criterios e ideologías. Pero
en sentido cristiano poder es igual a servicio de la comunidad y se interrelaciona
teológicamente con el orden de la creación.

Hechos 1:8Reina-Valera 1960 (RVR1960)

8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra.
La Palabra de Dios nos exhorta a seguir el ejemplo de los discípulos de Cristo
en la iglesia primitiva y cumplir con el gran mandato.

Con relación al pecado: El pecado corrompe el uso del poder y lo convierte en


absolutismo y despotismo que se apoya en la fuerza pública. De ahí derivan los
regímenes opresores y absolutistas en América Latina y del mundo.

Jesucristo, el Hijo de Dios, en los días de su carne expulsó a muchos demonios


(o espíritus malignos) de los cuerpos de los poseídos liberándolos, y realizó
sanidades, milagros, señales y prodigios en gran número; tantos fueron sus milagros
que Juan, el discípulo a quien amaba Jesús, al final del Evangelio escrito por él, dice:
“Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una
por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir”
(Juan 21:25). Esto significa, por lo tanto, que las cosas que hizo Jesús en la Biblia son
sólo una pequeña parte de las cosas que había hecho.

Jesús reprendía a los demonios con autoridad y ellos salían de los cuerpos de
aquellos que los tenían; Él los reprendía por la ayuda del Espíritu de Dios que estaba
en Él, como dijo un día a los que le acusaban de echar fuera demonios por el
príncipe de los demonios, es decir Satanás (Véase Mateo 12:22-32). Cuando los
demonios le veían se arrojaban al suelo y comenzaban a gritar: “Déjanos; ¿qué
tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco
quién eres, el Santo de Dios” (Lucas 4:34), y cuando Él les reprendía salían y gritaban
diciendo: “Tú eres el Hijo de Dios” (Lucas 4:41), pero Jesús los reprendía y no los
dejaba hablar porque sabían que Él era el Cristo de Dios. Jesús liberó a los poseídos
ciegos y mudos, y también poseídos sordos, cuya ceguera, sordera y mudez eran
causadas por los espíritus malignos (Véase Mateo 12:22; Marcos 9:25); como
también liberó a endemoniados que veían, escuchaban y hablaban. Los demonios
fueron obligados a salir antes del poder de Dios que estaba con Jesucristo.

Jesucristo, además de liberar los poseídos del dominio de los demonios, sanó
tantos enfermos que sufrían de diversas enfermedades. Un pasaje del Evangelio
escrito por Mateo dice: “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas
de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los
que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los
endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. ” (Mateo 4:23-24). Algunas de las
numerosas sanidades realizadas por Él fueron las siguientes: la sanación de un
leproso (Véase Mateo 8:1-4), la sanación de los diez leprosos en una sóla vez (Véase
Lucas 17:11-19); la sanación del ciervo del centurión romano que estaba paralítico
(Véase Mateo 8:5-13); la sanación de la suegra de Pedro con fiebre, (Véase Mateo
8:14-15; Lucas 4:38-39); la sanación de una mujer enferma de flujo de sangre desde
hacía doce años (Véase marcos 5:25-34); la sanación de un ciego de nacimiento
(Véase Juan 9:1-38) y otros dos hombres ciegos (Véase Mateo 9:27-31); la sanación
de un hombre que tenía la mano seca (Mateo 12:9-14); la sanación de una mujer
que andaba encorvada (Véase Lucas 13:10-17); la sanación de un hombre con
hidropesía (Lucas 14:1-6); la sanación de un paralítico desde treinta y ocho años
(Véase Juan 5:1-9) y la sanación de otro paralítico que fue llevado a Él por cuatro
personas que a causa de la multitud que estaba alrededor de Jesús abrieron el techo
de la casa y lo bajaron delante de Él (Véase Marcos 2:1-12); la sanación de un
sordomudo de la Decápolis (Véase Marcos 7:32-37). Todas las sanaciones Jesús las
realizó porque “el poder del Señor estaba con él para sanar” (Lucas 5:17).
Con relación a la violencia institucionalizada: la violencia se liga a los sistemas
y a las ideologías y se convierte en arma para alcanzar el poder. La tortura física y
sicológica, el secuestro y la persecución a los opositores políticos, la exclusión de la
vida pública por causa de las ideas, son siempre condenables. Por ello la violencia
terrorista y guerrillera como camino de reivindicación y de liberación no es cristiana,
como en general ninguna violencia. Tanto la ideología capitalista, como la marxista,
como la seguridad nacional son atentatorias contra la noción de bien común.

Con relación al Estado: El Mensaje Espiritual reitera el convencimiento


cristiano de que solamente el bien común justifica al Estado y que por ende el
Estado no es señor sino servidor del derecho para protegerlo. Pero se reconoce que
la legítima defensa de los derechos humanos frente al Estado puede acarrear la
impotencia de la sociedad frente a ciertos individuos; por lo cual la defensa de los
derechos humanos debe complementarse con urgir las obligaciones de los
cristianos.
4. Análisis teológico de la realidad en la religión y/o en la iglesia.

Urge comprender el carácter esencial de la realidad en la religión y en las


iglesias para que se generen personas y comunidades verdaderamente libres, pero
con una formación que se inspire en el testimonio de Jesús sistematizado y
organizado que forma y libera:

1. La unidad de los creyentes

¿Cuál es el propósito de una iglesia? No es mostrar las enormes


potencialidades del pastor o el liderazgo, el completísimo currículo de formación
para los nuevos creyentes, lo hermoso del templo ni las novedades en las
celebraciones. Somos ustedes y yo, como ovejas, como ese conjunto de creyentes,
quienes marcamos la diferencia, y uno de los principales distintivos, es la unidad.

2. Obediencia a los mandatos de Dios

¿Cuándo una iglesia sienta las bases para su crecimiento? Cuando a la


unidad de los creyentes, sumamos un segundo elemento de trascendencia: la
obediencia a los mandatos de Dios. ¿La razón? Hoy día es fácil escuchar doctrinas sin
fundamento bíblico, que atrae millares de personas pero –por falta de solidez—tales
creyentes terminan yéndose.

3. Búsqueda sincera en oración

Las actividades en la iglesia son muy importantes. Dinamizan la


predicación de la Palabra, el discipulado y la consolidación de los cristianos; no
obstante, el activismo sí es perjudicial. Es esencial que los creyentes tomen tiempo
para una sincera búsqueda de Dios. Está por encima de todo lo demás.
4. Darle a Dios el primer lugar

Cuando le otorgamos el primer lugar a Dios, todo proyecto tiene


asegurada la victoria, y más cuando se trata de la iglesia (Cf. Salmo 127:1-3) No
somos usted y yo como líderes los más importantes. El verdaderamente importante
es el Señor. Nada más que Él.

Los planes y proyectos pueden sonar interesantes y atrayentes, por su


aparente eficacia, pero al primero que debemos pedir orientación sobre la ruta a
seguir, es a nuestro amado Dios. Él debe ser quien, por la obra de Su Espíritu Santo,
nos oriente en la toma de decisiones…

Cabe aquí resaltar que las estrategias que han funcionado en una
iglesia, no necesariamente lo serán en otra denominación. Dios tiene un plan para
cada grupo de creyentes. Jamás olvide que Él trata con nosotros de manera
individual.

5. Dependencia del Espíritu Santo

Con frecuencia escucho personas que aseguran “hablar en lenguas” y


siempre que lo hacen, es el mismo conjunto de vocablos. Pareciera que lo
memorizan. Y eso no es precisamente hablar en lenguas. Es algo espontáneo cuando
Dios toma el control de una persona.

Igual con otras manifestaciones como la “risa santa”, la “embriaguez”


en el Espíritu o caer. Dicho sea de paso, no soy amigo de estar imponiendo manos
porque suele ocurrir que las personas se ocupen más de la unción que hay en el
predicador que en la transformación espiritual y personal que debería traer tal caída
en el Espíritu.

6. Vivir el evangelio
La mejor predicación es la que se hace con los hechos. Una encuesta que leí
hace algún tiempo mostraba que si un elemento alejaba a las personas de ser
creyentes, era que veían en los cristianos a personas que predicaban pero no hacían.
¡Nuestros hechos deben reafirmar con hechos aquello que decimos!

A través de la iglesia el poder de Dios se manifestaba con poder. Se


predicaba el Evangelio, los enfermos recibían sanidad, los endemoniados eran
libertados y la sociedad en la que se desenvolvían los cristianos, experimentaba una
profunda transformación. Como consecuencia se añadían cada día más seguidores
del Señor Jesús.

7. Dependencia de Dios.

En los planes de pastorales, la formación debe ser una prioridad, una tarea
que no se puede dejar pendiente, de lo contrario, somos participes de la opresión
que hace miserable la vida de millones de personas alrededor del mundo.

La Iglesia tiene la enorme responsabilidad de llenar ese vacío de formación


que dejan las escuelas, las universidades, las comunidades y las mismas familias. Ella
posee las herramientas para ofrecer una formación verdaderamente integral, pues
su preocupación no es solo una parte de la persona, sino la totalidad de ésta. No se
puede aceptar con resignación que se nos impida llegar a las escuelas y las
universidades, no se puede ser conformista y dejar esta responsabilidad en otras
manos. No se puede dejar por un lado la formación que sólo la iglesia puede ofrecer,
en nombre del cristo.

Es necesario retomar en el ambiente espiritual que la evangelización lleva


implícito una nota de formación. No podemos ceder a la masificación. Estamos
urgidos en llenar las iglesias, los estadios, pero no nos interesa la realidad individual
de cada persona. Estamos llenos de predicas muy bien elaboradas, pero no estamos
generando compromiso y responsabilidad con la propia liberación ni con la
liberación de los demás.

La formación genera consciencia y compromiso. En nuestra sociedad, cada seis


años en tiempos de elecciones aparecen los políticos hablando de fe y de promesas,
y la gente elige al que “piensa” que quiere. Y muchos de los políticos
comprometidos que resultan electos basta que asuman el poder para que se
vuelvan tiranos y se olviden de los principios cristianos con los cuales había sido
“formados”.

En la religión la formación cristiana debe potenciar en las personas y sus


comunidades:

a) Un sentido crítico, solidario y de respeto; no sólo de cara a lo externo sino


también de cara a lo interno. Esto supone, una Iglesia abierta al ejercicio de una
mayor participación y liderazgo de parte de todos y todas. Aún no se han realizado
los suficientes esfuerzos pastorales por integrar a todos en un mismo proyecto de
liberación.

b) Hay que procurar que la Iglesia, especialmente en las pequeñas


comunidades, sean un “recinto”, un espacio en el cual todos y todas puedan
experimentarse como personas libres, en su pensamiento y en su palabra. Que la
participación en las comunidades sea un buen lugar en medio de tanta opresión que
llega de tantas partes. No se puede vivir la religión como una carga, como algo que
oprime, sino como una experiencia de libertad verdadera. Hay tantos creyentes
desanimados porque aún en las comunidades se sienten oprimidos y rechazados.

c) Que cada comunidad cristiana se comprometiera con la ética de Jesús, que


es una ética de la liberación. Ojalá que todos los cristianos en el ambiente en el que
se desenvuelven, fueran testigos de la libertad que Cristo nos ha donado. Ojalá se
acabaran los cristianos que viven su cristianismo con mentalidad de tiranos,
capataces o déspotas, que imponen cargas a los demás pero que ellos no están
dispuestos a mover un solo dedo.

d) Un compromiso histórico. Profundizar en el tema de la liberación como una


realidad teológica, como una oferta de liberación para las personas, como medio de
formación, hoy compromete en cada comunidad a un verdadero examen de
conciencia acerca del mensaje que ofrece como mensaje de liberación, y también
compromete a transformar las estructuras injustas al interno de la Iglesia en primer
lugar, porque hay que ser libres para liberar. El reto actual de la Iglesia será traducir
a la vida el mensaje liberador de nuestro Señor Jesucristo. Es inaceptable el miedo,
porque contradice lo que la Iglesia tiene obligación de anunciar: la libertad que Dios
nos ha dado en Jesucristo (Gal 5,1).

Al igual que un organismo, la iglesia local tiene a aquellos que plantan la


semilla (evangelistas), aquellos que riegan la semilla (pastores/maestros), y otros
que usan sus dones espirituales para el crecimiento espiritual de los que están en la
iglesia local. Pero nótese que es Dios quien da el crecimiento (1 Corintios 3:7).
Aquellos que plantan y aquellos que riegan recibirán cada uno su propia
recompensa, de acuerdo a su labor (1 Corintios 3:8).
4.1. ¿Por qué formar discípulos?

Un discípulo no es solamente un creyente, sino también un seguidor. Jesús


ordenó lo siguiente a sus propios discípulos: "Por tanto, vayan y hagan discípulos de
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les
aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:19-20).
Estas palabras difieren

de lo que habló en Marcos 16:15: "Vayan por todo el mundo y anuncien las
buenas nuevas a toda criatura". Un mandamiento es anunciar y otro es hacer
discípulos.

Algunos cristianos creen que si no están preparados para darle seguimiento a


un nuevo convertido, entonces no deberían predicarle el evangelio. Aunque ver que
un nuevo creyente sea cuidado es un deseo noble, la gente es salva por su fe en
Jesús. Hechos 2:21 dice: "Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo".
Romanos 10:9-10 declara: "Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y
crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque
con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser
salvo". Además, Juan 1:12 afirma: "Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en
su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios".

La salvación viene cuando la gente cree en Jesús y lo recibe por fe en su


corazón. Es una obra de gracia que necesita una revelación, como en Mateo 16:16
cuando Pedro declaró que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente. En Romanos 10:13-
15, el apóstol Pablo enseñó que todo aquel que invoque el nombre del Señor será
salvo. Pero para creer, estas personas necesitan escuchar el evangelio y eso requiere
que alguien les predique. Usted y yo podemos caminar en esta unción para ganar
almas. Jesús nos comisionó para predicar las buenas nuevas a los perdidos. La
palabra compartida, suelta una revelación de Cristo que, en su momento, produce
fe. Cuando comparta el evangelio hágalo con la confianza de que la Palabra no
volverá vacía, sino que cumplirá los propósitos de Dios (consulte Isaías 55:11).

Mateo 28:18-20Nueva Versión Internacional (NVI).

18 Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:

―Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, vayan y


hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a
ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

El término “gran comisión”, su teología asociada y filosofía de ministerio


deriva de Mateo 28:18-20:

“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y


en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo. Amén”.

Un versículo complementario es el pasaje de Hechos 1:8:

“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra”.
La gran comisión es el plan de Dios para edificar Su iglesia

Este plan involucra Su iglesia en la comunidad. Hacer discípulos, para la


multiplicación de la palabra, y la enseñanza permanente de antiguos y nuevos
discípulos.

Una persona no puede ser un discípulo verdadero de Jesucristo hasta que haya
nacido de nuevo, o sea, llegar a un arrepentimiento genuino y poner su fe sólo en el
Señor Jesucristo. Por lo tanto, el primer paso para llevar a cabo la gran comisión, es
el evangelismo. Una persona debe ser hecha un discípulo antes de que pueda
afirmar que es un discípulo. Dios, a los cristianos, les ordena ir a todo lugar, desde su
zona cómoda en casa hasta los confines de la tierra para llevar el evangelio a un
mundo no salvado.

ANEXOS
CONCLUSIONES

"Educar e investigar en la metodología del análisis de la realidad a la luz del


evangelio" no es sólo para saber que lo que ocurre no es impuesto ni querido por Dios y
que se puede y se debe cambiar. Es sobre todo para planificar una acción conjunta de las
personas y de las comunidades cristianas "para construir una nueva sociedad en total
fidelidad a Cristo y al hombre en el Espíritu Santo, denunciando las situaciones de pecado,
llamando a la conversión, y comprometiendo a los creyentes en la acción transformadora
del mundo". Por eso el análisis tiene que llevar a las comunidades cristianas y a sus pastores
a hacerse cargo de la significación histórica y práctica del análisis teológico.
Notemos algunos: Si la actual coyuntura económico-social está hondamente marcada
por el pecado, la comunidad cristiana no puede simplemente aceptarla sino rechazarla o
subvertirla o reprenderla o propender por cambiarla. Si la situación de injusticia y de pecado
no es coyuntural sino estructural, la comunidad cristiana no puede ingenuamente atacar los
efectos de la injusticia y del pecado sin atacar la causa estructural que los produce. Este
principio es de la más antigua raigambre de la teología moral que siempre ha exigido no sólo
el arrepentimiento del pecado sino la oposición radical a las causas que lo producen.
Si la situación económica y política teológicamente analizada no es una abstracción
sino una concreción en rostros vivientes de hermanos que sufren en los que se debe
reconocer a Cristo mismo que interpela y llama, la lucha por la justicia de orden económico-
político no es un altruismo de buena voluntad sino una imperiosa obligación cristiana: "Si el
cambio es posible, entonces es obligatorio".
Si la presente situación de orden económico-político es a todas luces incompatible
con el ser mismo de cristiano y si es un escándalo y constituye una contradicción, habrá que
preguntarse honradamente por el propio y por el ajeno cristianismo cuando al menos en la
práctica se ha pactado con el actual orden establecido.
Ante la retirada creciente de grupos descontentos por el talante actual de la Iglesia en
materia económica y política, la Iglesia misma deberá ungir sin rodeos las condiciones
mínimas que en el terreno social ella exige para ser creyente, cristiano y/o de cualquier
religión.
Porque el análisis muestra la imposibilidad radical de conciliar la opción por Jesucristo
con la consiguiente renuncia a las obras del maligno y el conservarse al mismo tiempo como
explotador en lo económico, dominador en lo ideológico y opresor en lo político.
No siempre fue exagerada y despistada la posición de quienes quisieron concretar la
renuncia cristiana a Satanás y a sus obras con la abjuración de sistemas en los que la fe
reconoce la presencia y la acción del misterio de iniquidad.
Si la conversión social es fruto e indicio de la conversión interior, la predicación de la
Iglesia y la acción pastoral no puede enderezarse a establecer la relación espiritual y privada
de un hombre con Dios al margen de fundamentales exigencias concretas en los terrenos
específicos de la economía y de la política.
La no violencia cristiana para el logro de alternativas más evangélicas en el orden de
lo político y económico, no puede hacer olvidar que la presente coyuntura económica y
política "es un obstáculo insuperable para establecer el Reinado de la Paz".
Se concluye también que aquellos que tienen la responsabilidad social de la
formación, la han tergiversado, buscando a través de la formación, no la liberación de los
pueblos, sino la perpetuación de estructuras injustas y de opresión. La formación
necesariamente implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica
en la que se está viviendo. La formación no consiste en que podamos pensar como los
demás, sino que podamos pensar y expresar nuestras propias ideas y expresarlas sin temor
alguno. Desde una perspectiva cristiana, y una visión de fe, podemos concluir que la
formación queda incompleta si no se ilumina con la luz del Evangelio. Se dijo que las
universidades forman expertos en ciertas ciencias, arte, tecnología y otras cosas, y que
retribuyen con honores al que mejor lo hace, sin importar si estos son o no buenas
personas. Esto quiere decir que la formación académica es buena y necesaria, pero si no se
ilumina con la luz del evangelio, porta un vacío imposible de remediar. Formación, evangelio
y liberación van de la mano y se reclaman mutuamente, si queremos alcanzar seres
humanos y sociedades auténticamente libres.
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