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APOLOGÍA DE SÓCRATES

ANÁLISIS DE LA APOLOGÍA DE SÓCRATES

La Apología es una obra escrita por Platón, discípulo de Sócrates, años 400 AC, busca transmitir
mediante la representación de los diálogos de su maestro, que su defensa utilizada, sentó las bases
de la filosofía, la argumentación y la mayéutica. Es una obra que consta de tres capítulos y su
escenario se da en Grecia ante el jurado y el público ateniense y consta de un diálogo que hace
Sócrates en el juicio al que es llevado y acusado de no creer en ningún dios, de convertir el
argumento más débil en el más fuerte, de ser un orador habilidoso y de corromper a la juventud

Argumento:

En el año 400 AC, Anito, persona poderosa y popular, Melito, poeta oscuro y Licón, orador político,
acusaron a Sócrates, hijo de Sofronisco, de no creer en la religión, de comprometer a la juventud,
enseñándola a no reconocer los dioses de la República. La muerte de que se venía amenazado no
bastó a hacerlo renunciar a la virtud, a la juventud y a la independencia que fueron la norma de su
vida.

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Al comienzo, Sócrates plantea ante la audiencia y los jueces, la forma en que procederá
verbalmente; y sostiene que no usará la retórica para convencer al público de su inocencia, sino que
simplemente dirá la verdad. Desde este planteamiento, Sócrates trata de distinguir su doctrina
personal de la de los sofistas, a quienes considera maestros de la oratoria, más no de la verdad; y
que además cobran por sus enseñanzas cosa que él no hacía.

Sócrates, inicia su defensa dirigiéndose al jurado y a todos los atenienses, asegurando ignorar la
impresión, que lo dicho por sus acusadores, haya dejado en lo presentes y pidió que le fuera
permitido demostrar la falsedad de las acusaciones.

Sócrates fue declarado culpable y aseguró que no tenía a la muerte, que prefería morir que vivir sin
poder hacer aquello para lo que los dioses le habían puesto ahí; Sócrates demostró que era un
hombre justo y que prefería pagar el peor de los castigos antes de ser infiel a sus pensamientos.

ANÁLISIS

Sócrates empieza aclarando que es mentira lo que han dicho de él sus acusadores y que en su
defensa, él si se ajustará, como siempre, a la verdad. Su defensa consta de tres partes:

I-PARTE: ES ACUSADO, Y SE DEFIENDE: La que precede a la deliberación de los jueces sobre la


inocencia o la culpabilidad del acusado, Sócrates responde en general a todos los adversarios que le
han ocasionado su manera de vivir lejos de los negocios públicos y sus conversaciones de todos los
días en las plazas, en las encrucijadas y en los paseos de Atenas. De Sócrates, se decía, que es un
hombre peligroso, que intenta penetrar los misterios del cielo y de la tierra, que tiene la magia de
hacer buena la peor causa, y que enseña públicamente el secreto. Sócrates responde que jamás se
ha mezclado en las cosas divinas; que su enseñanza no era como la de los sofistas que exigían un
salario, si bien sobre este último punto no había acusación

II-PARTE: DECLARADO CULPABLE POR SUS JUECES: En la segunda parte, comprendida entre la
primera decisión de los jueces y su deliberación sobre la aplicación de la pena, Sócrates, reconocido
culpable, declara sin turbarse que se somete a su condenación. Pero su firmeza es una especie de
orgullo, que debió herir a los jueces, cuando rehusando ejercitar el derecho que le daba la ley para
fijar por sí mismo la pena.

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Pero los enemigos de Sócrates no se contentaron con acusaciones generales, y formularon, por boca
de Melito, estas dos acusaciones concretas: primero, que corrompía a los jóvenes; segundo, que no
creía en los dioses del Estado y que los sustituía con extravagancias demoníacas. Estos dos cargos
se llamaban y apoyaban el uno al otro, porque tenían por fundamento común el crimen de ultraje a
la religión.

Sobre el primer punto, Sócrates responde solamente que por su interés personal no era fácil que
corrompiera a los jóvenes, porque los hombres deben esperar más mal que bien de aquellos a
quienes dañan. Su defensa sobre el segundo punto no es más categórica. Porque, en lugar de probar
a Melito que cree en los dioses del Estado, Sócrates cambia los términos de la acusación, y prueba
que cree en los dioses, puesto que hace profesión de creer en los genios, ¡hijos de los dioses! ¿Pero
estos dioses son los de la república? Sobre esto nada dice. Con respecto a que no creía en los dioses
de la ciudad, Sócrates comprobó que creer en genios y divinidades era creer en los dioses

III-PARTE: CONDENADO A MUERTE: En la última parte de la Apología, una vez pronunciada la pena,
dejó ver una alegría que no era figurada. Su demonio familiar le había advertido el resultado que
daría el procedimiento, inspirándole la idea de no defenderse, y su muerte era a sus ojos la suprema
sanción de sus doctrinas y el último acto necesario de su destino. Así es que la idea que desde aquel
acto le preocupó más, fue probar que miraba la muerte como un bien.

Sócrates describe cómo será el orden del desarrollo de su defensa:

 primeras acusaciones falsas.


 sus primeros acusadores
 acusaciones más recientes

Sócrates decide este orden debido a las acusaciones e indica que quienes lo acusan lo hacen desde
hace mucho tiempo, y han afectado las mentes de otros, de tal forma, que tiene en su contra, a lo
calumniadores de siempre, sino también a los que han sido persuadidos y a su vez han persuadido
a otros, dejó en claro que no utilizaría palabras rebuscadas, ni hermosos discursos para lograr
convencerlos de que lo absolvieran, defendiendo ante todo la verdad y la justicia .

Sócrates estableció la forma en la que se defendería, cuando eran solo unos niños o adolescentes,
edades en las que el ser humano es más manipulable.

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Menciona a sus acusadores: Melito, Anito y Licón, que representan a los poetas, artífices y políticos
y a los oradores, respectivamente. Luego, lee su acusación: “Sócrates es culpable de tratar de
penetrar, con curiosidad impía, los secretos de la tierra y del cielo, de hacer de una mala una buena
causa y de enseñar a otros cosas semejantes. Sócrates es culpable de corromper a los jóvenes, de
no reconocer a los dioses del Estado y de introducir nuevas divinidades.

La primera acusación que, Sócrates, se detiene a analizar es la del orador habilidoso, asegurando
que si para sus acusadores ser una orador que se atiene a la verdad es ser un orador habilidoso,
entonces él no tendría reparo en aceptar que era un orador pero nunca en el sentido en que sus
propios acusadores lo son.

Comenzó a relatar la historia, en la cual, su amigo Querefonte se presentó ante el Oráculo de Delfos
y le cuestiono si había otro hombre en el mundo más sabio que Sócrates y el Oráculo respondió que
no, no había alguien más sabio que él, al enterarse de aquello, Sócrates se dio a la tarea de descubrir
aquello que el dios quería decir con eso y comenzó por acercarse a todas aquellas personas que
eran considerados por los demás, y por ellos mismos, sabios, los primeros fueron los políticos, ahí,
Sócrates descubrió, que los que decían ser sabios y eran reconocidos como tal, no lo eran realmente,
que presumían de algo que no eran y por hacérselos saber se ganó la enemistad de muchos y él
considera que no sabe nada. En esto se da cuenta de que sabio es el que no presume de lo que
sabe, ni de lo que no sabe, por eso llega a la conclusión que el oráculo tiene razón, y decide hablar
con la gente por las calles para informarse y adquirir más conocimientos.

Con este fin, entrevistó a muchas personas, políticos, poetas y artesanos, que eran ampliamente
conocidos y que alegaban ser sabios. Al entrevistar a todas estas personas, llegó a la conclusión de
que ninguno era sabio y que cuanto mayor era la reputación que tenían de ser sabios menos sabios
eran. Llegó a esta conclusión porque había muchas cosas que estas personas no sabían, pero que
ellos pensaban que si sabían. Se dio cuenta de que era más sabio que ellos porque él si sabía que no
las sabía. Sus exámenes propiciaron que muchas personas le detestaran y le trataran como si fuera
enemigo suyo

Sócrates no se considera un maestro porque él no instruía, se limitaba a ayudar a otros a producir


sus propias ideas; su sabiduría no radicaba sino en producir sabiduría en los demás, los demás la

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descubrían por sí mismos y en sí mismos, también negaba que se dedicaba a imponer su doctrina a
la gente, a cambio de una remuneración. Sócrates enseñaba, pero con un fin educativo, sin pedir
dinero a cambio. Así empieza su osadía de dialogo con los jóvenes

Para concluir, Sócrates recuerda al jurado que no va a recurrir a trucos de llantos, ni traerá a sus
hijos a provocar compasión. Afirma no temer a la muerte y asegura que no actuará de manera
contraria a su deber religioso, por lo que confiará plenamente en su sólida argumentación y en la
verdad para ganarse el veredicto. El jurado, sin embargo, lo encuentra culpable por 281 votos a 220.

CONCLUSIONES

 La base de sus enseñanzas son los conceptos de justicia, amor y virtud y el conocimiento de uno
mismo. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna persona desea el mal;
a su vez, la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien, actuarán de manera justa
 Sócrates entiende la filosofía como una búsqueda necesariamente colectiva, él aprende de sus
discípulos tanto, como estos de él. Cada hombre posee una parte de la verdad y la descubre
haciéndola mayor con la ayuda de los otros. Así se explican las partes del método Socrático,
ironía y mayéutica. Rechazaba las opiniones admitidas sin previo análisis. Es sabio quien conoce
lo que es la virtud, y si para Sócrates el mal tiene su origen en la ignorancia, es imposible que un
ignorante haga el bien, pues conocimiento y virtud van parejos.
 Sócrates llega a sus discípulos mediante dos métodos basados en el dialogo: la ironía donde se
declara ignorante cuando habla con la gente, podríamos decir que se hace el loco. La otra la
mayéutica, que se basa en ayudar que las respuestas salgan a la luz por sí solas.
 Sócrates afrontó su destino ateniéndose a las posibles consecuencias. Es también imprescindible
la rectitud moral que mantuvo durante el juicio y antes de su muerte: nunca se contradijo, ni se
echó atrás, ni escondió sus sentimientos, ni tampoco trató de conseguir el perdón rebajándose
hasta suplicar. Optó por un discurso directo y comprometido, aun sabiendo que si buscaba la
absolución debía seguir el procedimiento judicial, declarándose culpable y sugiriendo su propia
pena.
 Sócrates fue declarado culpable y aseguró que no tenía miedo a la muerte, prefería morir que
vivir sin poder hacer aquello para lo que los dioses le habían puesto ahí; y que prefería pagar el
peor de los castigos antes de ser infiel a sus pensamientos.

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