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Impresión artística de una hipotética «Nave propulsada por inducción de agujero de gusano», basada
indirectamente en un trabajo de 1994 de Miguel Alcubierre. Crédito: NASA CD-98-76634 por Les
Bossinas.
Índice
La estrella más cercana al Sol es Próxima Centauri, una enana roja a 4,22 años luz de
distancia (véase Lista de estrellas más cercanas). La nave espacial más rápida enviada hasta
ahora hacia el exterior, Voyager 1, ha recorrido 1/600 de año luz en 30 años y viaja a 1/18000
de la velocidad de la luz (véase Anexo:Objetos creados por el hombre que más se han alejado
de la Tierra). A esta velocidad, el viaje a Próxima Centauri duraría unos 72.000 años.
Indudablemente, dicha misión no estaba programada específicamente para viajar rápidamente
hacia las estrellas, y la tecnología actual es muy superior. El tiempo de viaje puede reducirse a
unos pocos milenios, o incluso a un siglo o menos utilizando la propulsión nuclear de pulso —
Proyecto Orión—.
Sin embargo, no existe tecnología actual capaz de propulsar una nave con una velocidad tal
que le permita alcanzar otra estrella en menos de 50 años. Las teorías actuales
en física señalan que es imposible viajar más rápido que la luz —velocidad superlumínica—, y
sugieren que de ser esto posible, podría también ser posible construir una máquina del
tiempo con métodos similares.
Por otra parte, la teoría de la relatividad especial ofrece la posibilidad de acortar el tiempo de
viaje aparente: si la nave se mueve a una velocidad próxima a la velocidad de la luz,
la dilatación del tiempo relativista haría que el viaje pareciera mucho más corto para el viajero.
Sin embargo, para la gente que permaneciera en la Tierra transcurrirían muchos años hasta
que los viajeros volvieran de nuevo: los viajeros encontrarían que habría transcurrido mucho
más tiempo en la Tierra que el que habrían empleado ellos en el viaje —este efecto se ilustra
en la paradoja de los gemelos—.
La relatividad general ofrece la posibilidad teórica de los viajes superlumínicos sin violar las
leyes fundamentales de la física por medio de agujeros de gusano, aunque todavía se debate
si estos existen en el mundo real. Los mecanismos propuestos para viajes más rápidos que la
luz, dentro de la teoría de la relatividad general, requieren la existencia de materia extraña.
Energía requerida[editar]
Un factor significativo que contribuye a la dificultad es la energía que debe ser proporcionada
para obtener un tiempo de viaje razonable. El límite inferior para la energía requerida es
la energía cinética expresada como K = ½ mv2 donde m es la masa final. Si
la desaceleración a la llegada es deseada y no puede ser lograda por ningún otro medio que
no sean los motores de la nave, entonces la energía requerida al menos debe duplicarse,
debido a que la energía necesaria para detener a la nave es igual a la energía necesaria para
acelerarla a la velocidad de crucero del viaje.
La velocidad para un viaje de ida y vuelta tripulado de unas pocas décadas para incluso la
estrella más cercana es de varias miles de veces más grande que la usada para los actuales
vehículos espaciales. Esto significa que debido al término de v2 en la fórmula de la energía
cinética, se requiere millones de veces de la energía usada actualmente. Acelerar una
tonelada a una décima parte de la velocidad de la luz requiere de al menos 450 PJ o
4,5 ×1017 J o 125 mil millones de kWh, esto sin incluir la eficiencia del mecanismo de
propulsión. Esta energía tiene que ser generada a bordo usando combustible almacenado en
la nave, recolectado del medio interestelar o proyectado a través de inmensas distancias.
Los requerimientos de energía hacen del viaje interestelar una tarea muy difícil. Se dijo en la
Conferencia Conjunta de Propulsión del año 2008, por parte de múltiples expertos que era
improbable que los humanos alguna vez exploraran más allá del sistema solar.1 Brice N.
Cassenti, un profesor asociado del Departamento de Ingeniería y Ciencia del Rensselaer
Polytechnic Institute (en castellano: Instituto Politécnico de Rensselaer), dijo que al menos se
necesitaría toda la producción anual de energía de todo el planeta para enviar una sonda a la
estrella más cercana.1
Medio interestelar[editar]
Un tema importante al viajar a velocidades extremadamente altas es que el polvo y el gas
interestelar puede causar considerable daño a la nave, debido a las altas velocidades relativas
y las grandes velocidades cinéticas involucradas. Se han propuesto varios métodos de
protección para mitigar el problema.[cita requerida] Los objetos más grandes (tales como los
granos de polvo macroscópicos) son de lejos los menos comunes, pero podrían ser mucho
más destructivos.[cita requerida]
Virtualmente todo el material que podría ser un problema se encuentra en nuestro sistema
solar en la zona del disco que contiene a los planetas, el cinturón de asteroides, la nube de
Oort, los cometas, asteroides libres, macro y micro meteoroides, etc. de tal forma que
cualquier dispositivo o proyectil debe ser enviado en una dirección opuesta a todo este
material. Cuanto más grande sea el objeto enviado, mayor es la posibilidad de que choque
con algo. Una opción es enviar algo muy pequeño donde la posibilidad de chocar con algo sea
virtualmente inexistente en el vacío del espacio interplanetario e interestelar.23
Tiempos de viaje[editar]
Se ha argumentado que una misión interestelar que no pueda ser completada en menos de 50
años no debería ser ni siquiera iniciada. En vez, asumiendo que una civilización está aún en
una curva incremental del desarrollo de la velocidad de propulsión, no habiendo alcanzado el
límite teórico, los recursos deberían ser invertidos en diseñar un mejor sistema de propulsión.
Este debido a que una nave espacial lenta probablemente sería alcanzada y dejada atrás por
otra misión enviada más tarde y que esté usando un sistema de propulsión más avanzado
(Postulado de Obsolescencia Incesante).4 Por otro parte, Andrew Kennedy ha demostrado que
si uno calcula el tiempo de viaje a un destino determinado como la tasa de la velocidad de
viaje derivada del incremento creciente (incluso del crecimiento exponencial), existe un claro
mínimo en el tiempo total a ese destino desde el ahora (ver cálculo de espera).5 Los viajes
emprendidos antes del mínimo serán adelantados por aquellos que emprenden el viaje en el
mínimo, mientras que aquellos que emprenden el viaje después del mínimo nunca serán
capaces de alcanzar a aquellos que partieron en el tiempo mínimo.
Un argumento contra la posición de retrasar una partida hasta tener un sistema de propulsión
más rápido es que varios otros problemas no técnicos que son específicos a los viajes de
largas distancias a velocidades considerables (tales como el impacto de las partículas
interestelares, posible dramático acortamiento de la esperanza de vida humana promedio por
la permanencia extendida en el espacio, etc.) pueden seguir siendo un obstáculo que puede
tomar mucho más tiempo en ser resueltos que únicamente el tema de la propulsión,
asumiendo que ellos incluso puedan ser resueltos en algún momento. Por lo tanto, se puede
plantear que al iniciar una misión sin retraso, basado en el concepto de una factible y
específica -aunque relativamente lenta- misión interestelar usando la actual tecnología de
punta y a un costo relativamente bajo, más que apostar en ser capaces de resolver todos los
problemas asociados a misiones más rápidas sin tener una estimación confiable del tiempo
requerido para lograr aquello.
El tiempo de viaje podría ser reducido a un milenio usando velas solares o a un siglo o menos
usando propulsión nuclear de pulso.
Una nave interestelar podría enfrentar muchos peligros en un viaje interplanetario, incluyendo
el vacío, la radiación, la ingravidez y los micrometeoroides. Incluso el mínimo tiempo de viaje
de varios años a las estrellas más cercanas están más allá de la actual experiencia de diseño
de viajes espaciales tripulados. Los límites fundamentales del espacio-tiempopresentan otro
desafío. Las distancias entre las estrellas no son un problema en y por sí mismas.
Sin embargo, aproximaciones más especulativas al viaje interestelar ofrecen la posibilidad de
evitar estas dificultades. La teoría de la relatividad especial ofrece la posibilidad de acortar el
tiempo de viaje: si una nave espacial con motores lo suficientemente avanzados pudiera
alcanzar velocidades que se acerquen a la velocidad de la luz, la dilatación del
tiempo relativista haría que el viaje apareciera mucho más corto para el viajero. Sin embargo,
aún transcurrirían muchos años para las personas que permanecieran en la Tierra y al regreso
a la Tierra, los viajeros se encontrarían que mucho más tiempo habría transcurrido en la Tierra
que para ellos (para una explicación más detallada sobre este efecto ver la paradoja de los
gemelos).
La Teoría de la Relatividad General ofrece la posibilidad teórica del viaje más rápido que
la velocidad de la luz sin violar las leyes fundamentales de la física, por ejemplo,
usando agujeros de gusano, aunque esto aún es debatido si esto es posible, en parte, debido
a inquietudes respecto a la causalidad. Los mecanismos propuestos para el viaje más rápido
que la velocidad de la luz dentro de la teoría de la relatividad general requieren la existencia
de la materia exótica.
Misiones tripuladas[editar]
La masa de cualquier nave capaz de transportar seres humanos sería inevitablemente varios
órdenes de magnitud mayor que la necesaria para una sonda interestelar no tripulada. Como
ejemplo, la primera sonda espacial, Luna 1, tenía una masa en órbita sin combustible de
361 kg, mientras que la primera nave que transportaba un pasajero vivo, la perra Laika en
el Sputnik 2, tenía una carga 20 veces mayor. En el caso de misiones interestelares la
diferencia entre ambos tipos de nave es mucho mayor, ya que debido a la gran extensión de
tiempo implicada es necesario un sistema de soporte de vida.
Velas solares impulsadas por láseres masivos situados en tierra podrían, potencialmente,
alcanzar incluso velocidades mayores, ya que no necesitan masa de reacción y por tanto no
necesitan acelerar dicha masa ni la propia nave. En teoría una vela solar conducida por un
láser u otro rayo desde la Tierra puede usarse para desacelerar una nave espacial
aproximándose desde una estrella distante o planeta, mediante el desprendimiento de parte
de la vela y utilizándola para enfocar el rayo en la superficie frontal del resto de la vela.8
La propulsión mediante un rayo láser parece ser hoy la mejor técnica para los viajes
interestelares, ya que usa una física conocida y una tecnología también conocida que ha sido
desarrollada para otros fines.9
La tabla siguiente enumera algunos conceptos ejemplo usando láser de propulsión de vigas
como se propone por el físico Robert L. Forward: 10
Velocidad
Máxima
Potencia del Masa del Diámetro de
Misión Aceleración
láser vehículo la vela (% de la
velocidad de la
luz)
Se han postulado varias maneras de sobrepasar la velocidad de la luz. Incluso los de carácter
más serio son enormemente especulativos.
Curvatura del espaciotiempo[editar]
En la teoría de la relatividad general, el espaciotiempo está curvado de acuerdo a la ecuación
de Einstein:
La relatividad general puede permitir que un objeto viaje más rápido que la luz en el
espaciotiempo curvo.12 Se puede imaginar como, aprovechando la curvatura, tomar un "atajo"
de un punto a otro. Esta es una forma del concepto de Warp o propulsión de curvatura. Los
motores Warp son utilizados en la ciencia ficción pero su viabilidad real todavía no se ha
rechazado. El motor Warp permitiría viajar a velocidades superlumínicas sin violar la teoría de
la relatividad, pues la nave en sí misma no viajaría a velocidades superiores a la de la luz, sino
que sería el propio tejido espaciotemporal el que se deformaría, arrastrando a la nave consigo.
En teoría, no hay impedimentos físicos que impidan viajar a una velocidad arbitrariamente alta.
El principal problema de este método (además de su complejidad tecnológica, que impide
plantearlo en un horizonte cercano), es el extraordinario consumo de energía que exigiría: se
ha calculado que para trasladar una nave de 1.000 m3 a velocidades superlumínicas, habría
que consumir la energía equivalente a la materia contenida en el planeta Júpiter.13
En física, la métrica de Alcubierre está basada en el argumento de que la curvatura puede
tomar la forma de una onda en la cual la nave puede ser transportada como en una "burbuja".
El espacio puede estar colapsándose en un extremo de la burbuja y expandiéndose en el otro
extremo. El movimiento de la onda podría transportar una nave espacial desde un punto a otro
del espacio en menos tiempo que el que emplearía la luz al viajar a través del espacio no-
curvo. Este concepto requeriría que la nave incorporase una región de materia exótica. Como
un hipotético medio de transporte interestelar, la idea ha sido criticada.
Agujeros de gusano[editar]
Artículo principal: Agujero de gusano
Los agujeros de gusano son distorsiones hipotéticas del espaciotiempo que teóricamente
podrían conectar dos puntos arbitrarios en el universo, a través de un puente de Einstein-
Rosen. Se desconoce si los agujeros de gusano son posibles en la práctica. Aunque hay
soluciones de la ecuación de Einstein de la relatividad general que tienen en cuenta agujeros
de gusano, todas las soluciones actualmente conocidas implican alguna asunción, como por
ejemplo la existencia de masa negativa, que puede estar fuera de la física.14 Sin embargo,
Cramer et al. sostienen que dichos agujeros de gusano podrían haber sido creados en el
universo temprano, estabilizados por la cuerda cósmica.15
Ciencia ficción[editar]
El viaje interestelar es un tema común o subgénero en la ciencia ficción. Las historias de este
tipo describen un entorno futurista en el que la humanidad ha descubierto cómo viajar a las
estrellas. Usualmente utilizan una ciencia ficticia, la del hiperespacio. El hiperespacio se
encuentra más allá del universo y a la vez inunda todo el espacio. Desde cualquier punto del
universo se puede acceder a él. Es un concepto que data desde la Edad de Oro de la Ciencia
Ficción estadounidense. De esta forma, los personajes pueden evadir la ley relativista de que
no se puede viajar más rápido que la luz; como el hiperespacio está conectado con todo el
espacio-tiempo, el viaje a través de él normalmente no toma tiempo.
Aparte del hiperespacio, las novelas de este tipo agregan que las naves espaciales cuentan
con motores de antimateria, nucleares, solares o de algún nuevo tipo de tecnología.
Actualmente hay un concepto similar que es el de los agujeros de gusano; éste sí es un tema
científico, estudiado por Kip Thorne, por ejemplo. Sin embargo, no ha sido utilizado en muchas
obras de ficción, a excepción de la novela Contacto, de Carl Sagan, y las series de
televisión Star Trek: Deep Space 9 y Stargate SG1.
Son muchas las obras que tratan este tema. Como ejemplos podemos encontrar la
serie Fundación de Isaac Asimov que es un clásico en el género. Consta de 6 libros que
cuentan la historia de la caída del Imperio Galáctico en el lejano futuro. La humanidad ha
colonizado la galaxia y ha olvidado su planeta de origen, la Tierra. Hari Seldon descubre, por
medios matemáticos, que el Imperio está al borde de la destrucción. Inventa la ciencia de la
psicohistoria, por medio de la cual puede hacer predicciones fiables en lapsos de miles de
años. Esta ciencia se asemeja a la física de los gases ideales y la termodinámica, en el que
las partículas individuales actúan como un conjunto, un sistema. Por lo tanto, en la
psicohistoria, los cambios que una persona pueda ocasionar son irrelevantes. Esta ciencia
exige volúmenes gigantescos de población; por esa razón puede ser aplicada en esa época,
en que la población es de centenares de miles de millones, desperdigada por toda la galaxia.
Star Wars es otro ejemplo de este género; sin embargo, esta novela también es clasificada
como space opera. Esta novela fue llevada al cine por su creador, George Lucas, quien hizo 6
películas sobre estas aventuras. La ciencia ficción utilizada en esta obra es considerada
ciencia ficción blanda —soft SF— por el uso de múltiples elementos fantásticos.
Un ejemplo también llamativo dentro de la ciencia ficción es el de Dune, de Frank Herbert. En
esta novela se describe la posibilidad de "doblar" el espacio. Esta teoría se basa en la
curvatura del espacio-tiempo. Sin embargo, en lugar de reducir la distancia recorrida en unos
cuantos años-luz, lo que se crea es una especie de nexo entre dos puntos del espacio que
permiten recorrer esa distancia en apenas unos segundos. Se podría considerar un híbrido
entre las teorías de la curvatura del espacio-tiempo, la de los agujeros de gusano y la del
hiperespacio.
Otro ejemplo bastante original es el expuesto en la saga Mass Effect en el que la galaxia está
conectada por un sistema de relés que reduce la masa de las naves interestelares a cero
permitiendo así el viaje superlumínico.
La situación producida por naves con tecnología de propulsión más avanzada que adelantan a
otras más lentas ha sido dramatizado en diversas obras de ciencia ficción, tales como La
balada de Beta-2 de Samuel R. Delany, Crisálida de Eduardo Gallego y Guillem Sánchez i
Gómez, y Retorno a HD 164922 de Jorge Guerrero de la Torre.
Ver también[editar]
Nave estelar de agujero negro
Anexo:Objetos creados por el humano que más se han alejado de la Tierra
Referencias[editar]
1. ↑ Saltar a:a b O’Neill, Ian (19 de agosto de 2008). «Interstellar travel may remain in science
fiction». Universe Today.
2. ↑ http://www.thefreedictionary.com/heliosphere
3. ↑ Lance Williams, (abril de 2012). «Electromagnetic Control of Spacetime and Gravity: The
Hard Problem of Interstellar Travel». Astronomical Review (Astronomical Review) (2).
4. ↑ Yoji Kondo: Interstellar Travel and Multi-generational Spaceships, ISBN 1-896522-99-8 p. 31
5. ↑ Kennedy, Andrew (julio de 2006). «Interstellar Travel: The Wait Calculation and the Incentive
Trap of Progress». Journal of the British Interplanetary Society (JBIS) 59 (7): 239-246.
6. ↑ General Dynamics Corp. (enero de 1964). «Nuclear Pulse Vehicle Study Condensed
Summary Report (General Dynamics Corp.)». U.S. Department of Commerce National
Technical Information Service.
7. ↑ Daniel Marín (14 de octubre de 2010). «Orión: la nave imposible.».
8. ↑ Forward, R.L. (1984). «Roundtrip Interstellar Travel Using Laser-Pushed Lightsails». J
Spacecraft 21 (2): 187-195.
9. ↑ Bob Forward: Ad Astra, in Journal of the British Interplanetar
10. ↑ Landis, Geoffrey A. (2003). «The Ultimate Exploration: A Review of Propulsion Concepts for
Interstellar Flight». En Yoji Kondo; Frederick Bruhweiler; John H. Moore, Charles
Sheffield. Interstellar Travel and Multi-Generation Space Ships. Apogee Books. p. 52. ISBN 1-
896522-99-8.
11. ↑ https://arxiv.org/pdf/1704.03871.pdf OPTIMIZED TRAJECTORIES TO THE NEAREST
STARS USING LIGHTWEIGHT HIGH-VELOCITY PHOTON SAILS
12. ↑ [«Copia archivada». Archivado desde el original el 5 de marzo de 2008. Consultado el 11 de
marzo de 2008. Remote Sensing Tutorial Page A-10
13. ↑ «Motor Warp, la propulsión del futuro». Consultado el 30 de enero de 2009.
14. ↑ (https://web.archive.org/web/20080307022432/http://www.nasa.gov/centers/glenn/research/w
arp/ideachev.html#worm)
15. ↑ John G. Cramer, Robert L. Forward, Michael S. Morris, Matt Visser, Gregory Benford, and
Geoffrey A. Landis, "Natural Wormholes as Gravitational Lenses," Phys. Rev. D51 (1995) 3117-
3120
16. ↑ [1] Malik, Tariq, "Sex and Society Aboard the First Starships." Science Tuesday, Space.com
March 19, 2002.
Bibliografía[editar]
Eugene Mallove and Gregory Matloff (1989). The Starflight Handbook. John Wiley & Sons,
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Zubrin, Robert (1999). Entering Space: Creating a Spacefaring Civilization. Tarcher /
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Eugene F. Mallove, Robert L. Forward, Zbigniew Paprotny, Jurgen Lehmann: "Interstellar
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Geoffrey A. Landis, "The Ultimate Exploration: A Review of Propulsion Concepts for
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Bruhweiller, Moore and Sheffield., eds., pp. 52-61, Apogee Books (2003), ISBN 1-896522-
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