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1. Conversión: acción y efecto de convertir o convertirse.

2. Convertir: hacer que alguien o algo se transforme en algo distinto de lo que era.
Según la definición del término conversión vemos que implica una acción y un efecto. Toda acción siempre
conlleva un efecto o consecuencia. Vemos que la acción de convertir (según la definición de la R.A.E), significa
hacer que algo o alguien se transforme, o sea , deje de ser lo que era para convertirse en algo o alguien totalmente
diferente.

Es indispensable que comprendamos el significado de este término, ya que es la palabra que escogieron los
escritores y traductores de la Biblia, para explicar claramente lo que tiene indefectiblemente que suceder con
toda persona al tener un encuentro personal con Dios a través de la persona divina de Jesucristo.

Siendo esta, la conversión, la puerta de entrada a la salvación en Cristo, sería muy útil que destináramos un
tiempo para analizarla detenidamente y así disipar toda duda y confusión en muchas personas que creen,
(sinceramente), estar “convertidas” o en “proceso de conversión”, pero por sus frutos vemos claramente que
solo están “convencidas” de que en Cristo hay salvación, pero jamás han tenido ese encuentro personal con el
Rey, Dueño y Señor de nuestras vidas, el único que transforma, cambia, un encuentro ante el cual NADIE
PUEDE PERMANECER IGUAL PORQUE PROVOCA CAMBIOS.

La palabra griega para conversión es : epistréfo que significa: revertir, convertir ,cambio total de dirección (si
se iba hacia el norte, debe volverse y caminar en dirección opuesta, al sur, si se andaba en pecado, se vuelve y
camina hacia la santidad, dejando total y completamente el pecado, con la intención sincera de no regresar a él
nunca más.

Otro tremendo error doctrinal que lamentablemente comete mucha gente es que piensa que puede tener
conversión, sin arrepentirse. Analicemos que nos dice nuestro Señor y Salvador Jesucristo en Marcos 1:15: “El
tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio“.
Y, ¿qué significa exactamente arrepentirse? Consultamos nuevamente en el diccionario

Arrepentirse: 1. Dicho de una persona: sentir pesar por haber hecho o haber dejado de hacer algo.
2. cambiar de opinión.
Esta experiencia de arrepentimiento, de cambio de opinión, de pesar, la comienza el Espíritu Santo, derramando
convicción de pecado en los corazones. Es una obra sobrenatural y maravillosa absolutamente necesaria para
la verdadera conversión.

Entonces nos preguntamos: ¿Es posible que accedamos a la conversión y a la salvación sin experimentar
genuino arrepentimiento (pesar, dolor) en nuestro corazón, por todo lo que somos y lo que hacemos en contra
del amor, la santidad y la voluntad de Dios?. La respuesta es clara: NO

Profundicemos un poco más y veamos el término griego para arrepentimiento: metanoeo que significa: “cambio
total de mente”. O sea , toda nuestra mente es hecha de otra manera, transformada, no es más como era antes. Ese
cambio total de mente, es una obra del Espíritu Santo en nosotros y nos lleva a realizar un cambio total de
dirección en nuestras vidas. Entonces, ¿de dónde ha salido la doctrina de que la conversión es lenta y
paulatina? De la Biblia no.

Suponemos que de un error de concepto en cuanto al significado y aplicación de “conversión”. Cada vez que la
palabra de Dios utiliza el término “conversión” implica un cambio repentino y drástico. Veamos ejemplos:
En Hechos 9:1-22 se relata la conversión del apóstol Pablo, cuenta como pasa de ser un perseguidor, torturador
y asesino de cristianos a transformarse en un ministro y testigo de Cristo.
Saulo de Tarso, (así era su nombre), respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, se
dirigía a Damasco, como enemigo de Cristo, cuando de repente una luz del cielo los rodeó y la voz del Señor
le habló claramente, revelándose a Sí mismo y llamándolo a ser su siervo.
¿Para qué? “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás
a Dios”. La clave está en cómo y qué respondió Saulo a lo que el Señor le estaba diciendo: “Él, temblando y
temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Su encuentro con el Señor, automáticamente provocó algo
en él. Un encuentro con Jesucristo, siempre provoca algo, para seguirlo o para rechazarlo. Muchas veces se ha
dicho que la respuesta de Pablo no fue inmediata, pero no encuentro nada que apoye esa afirmación en la Biblia.

Si leemos detenidamente los pasajes siguientes cuentan con mucha exactitud, el tiempo desde que Pablo recobra
la vista hasta que empieza a predicar. En el versículo 9 dice que Pablo estuvo en Damasco, tres días sin ver, en
una actitud de oración, y ayuno total, (ni comió ni bebió). Mientras tanto el Señor en visión llamó a Ananías
para que fuera a imponer las manos a Pablo, para que recobre la vista y reciba el Espíritu Santo y en ese mismo
momento, levantándose fue bautizado.

El versículo 19 dice que estuvo Pablo algunos días con los discípulos que estaban en Damasco, y el vr. 20 dice
que en seguida predicaba a Cristo en las sinagogas. Ahora bien, no estamos analizando en este estudio el tiempo
que debe transcurrir desde que Dios “llama a un ministerio”, hasta que el ministerio empieza a ejercerse, eso es
un trato personal de Dios con cada persona y solo El lo sabe. Lo que estamos analizando ahora es el momento
de la Conversión.

¿Dice en algún momento Pablo que su conversión fue lenta? ¿Insinúa acaso el Señor que convertirse de las
tinieblas a la luz es algo que se da lentamente? ¿Se puede acaso pertenecer al reino de las tinieblas y al Reino
de Dios a la misma vez?

NO, EN NINGUNA PARTE LA BIBLIA DICE ESO.

En todo el Nuevo Testamento el término conversión se menciona quince veces. Catorce exhortando a judíos y
gentiles a “convertirse” a Cristo y la última mención la hace Pablo en la Epístola a los Tesalonicenses,
refiriéndose a un hecho ya consumado en el pasado:

“Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis y como os convertisteis de los
ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero.” 1º Tesalonicenses 1:9
En ninguna predicación del Señor, ni en el libro de los Hechos, ni en las cartas apostólicas encontramos ninguna
afirmación que inste a los ya creyentes a “convertirse” o a “seguir convirtiéndose”, sino que se da por sentado
que eso ya ocurrió, de una sola vez, en el momento que se decidieron por Cristo.

La conversión y la salvación son instantáneas y van unidas.


La conversión significa que uno pasa de un estado de muerte espiritual a recibir vida en Cristo, se convierte de
las tinieblas a la luz, se pasa al otro “equipo”. No se puede estar “un poco ” convertido, como no se puede estar
“un poco nacido de nuevo” o ser “un poco salvo”, así como es imposible estar “medio vivo” y “medio
muerto” Muchísimas veces he escuchado la siguiente afirmación dentro de las iglesias, con respecto a algún
“hermano”: -” Es que aún no esta del todo convertido” o “Está en proceso de conversión, estamos orando para
que “termine de convertirse”.

Esa persona no va a” terminar de convertirse” si nunca pasó de un estado espiritual a otro, (de estar muerto
espiritualmente a recibir vida espiritual en Cristo) si nunca vivió la experiencia de pasarse de un reino a otro
Reino. Tener un encuentro personal con Cristo significa que la Vida y La Verdad, entran a nuestras vidas
Convirtiéndonos de muerte a vida.

También puede ser que estas personas que dicen “están a medio convertirse”, sí hayan tenido un encuentro
personal con Cristo, pero no hayan decidido en ese momento, seguirle, obedecerle y poner voluntariamente sus
vidas bajo Su Autoridad. Entonces podemos decir que en ese caso nunca se convirtieron. Así que ya podemos
ponernos cómodos, y rodearnos de almohadones para que no se nos pelen las rodillas porque lo que estamos
pidiendo NO PUEDE OCURRIR (SIN PREVIA CONVICCIÓN DE PECADO, ARREPENTIMIENTO,
“CAMBIO DE MENTE” Y “CAMBIO TOTAL DE DIRECCIÓN”) PUESTO QUE ESTAMOS PARTIENDO
DE UN ERROR Y EN CONSECUENCIA ESTAMOS ORANDO MAL.

Cambiemos la dirección de nuestra oración, clamando a Dios que mediante su Espíritu Santo obre
poderosamente en esas personas para que reciban convicción de pecado y arrepentimiento y asumamos nuestra
responsabilidad como hijos de Dios, con toda misericordia, de guiarlos a dar el paso más trascendental de sus
vidas: rendirse al único Dios, creador y dador de vida, nuestro Señor Jesucristo.

Por supuesto que esto sí puede implicar un “proceso”, el hecho de que el Espíritu Santo comienza a obrar en
una vida, trayendo preguntas a su corazón, inquietudes, convicción de pecado, etc., y va guiándole a un
arrepentimiento genuino, hasta que llega el momento glorioso en que la persona elije convertirse, (pasarse de
la mentira y la muerte a la verdad y la vida).

Pero este proceso es la obra del Espíritu Santo guiando a cada uno a tomar una decisión. Hasta que la persona
no toma esa decisión no está convertida, no nació de nuevo, no pasó de muerte a vida.

LA CONVERSIÓN Y LA SALVACIÓN SON INSTANTÁNEAS.


Veamos que nos dice el A.T. acerca de la conversión. El A.T. en su idioma original, el hebreo, utiliza el término
“shub” que significa «regresar, retornar». Veamos algunos ejemplos sacados de “La Biblia hebreo-español”:

 “Por ello así dice el Eterno: si retornares, y yo te trajere de vuelta, permanecerás ante Mí, y y si separares
lo precioso de lo vil, serás como Mi boca. Retornen ellos a ti, pero tu no volverás a ellos“. Jeremías 15:19
 “Si entonces Mi pueblo que invoca Mi Nombre se humillare y volviere de su mal camino, le escucharé desde
los cielos, y perdonaré su pecado y sanaré su tierra.” Libro Segundo de las 2º Crónicas 7:14
 ” ….y retornares a Él escuchando Su voz por todo lo que te ordeno hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón,
y con toda tu alma,” Deuteronomio 30:2
Así podríamos seguir citando uno a uno todos los versículos del A.T. que usan el término “volver” o “retornar”.

Vemos que en ninguna parte, ni en el A.T., ni en el N.T., Dios llama a su pueblo, ni a los gentiles a una
conversión “paulatina”, sino que exhorta a “volverse”, “retornar” o “convertirse” de una manera drástica,
inmediata , impostergable e indudable. Ya sea del pecado y desobediencia de los que ya le conocen, como de
la potestad de las tinieblas en las que están los que aún no le conocen.

Tampoco podemos olvidar que la experiencia de fe, relación con Dios y de perdón en el A.T. es totalmente
diferente al nivel de experiencia, fe, perdón y “conversión” en la dispensación de la Gracia.

No podemos hablar de una experiencia de un “nuevo


nacimiento”, bajo la dispensación de la Ley.
Por eso podemos entender que Aharón, el primer Sumo Sacerdote de Israel, después de haber sido usado
poderosamente por Dios para liberar y guiar, junto a Moisés, al pueblo de Israel, de pronto se pusiera a fundir
un becerro de oro para que todo el pueblo lo adorara.

Entendemos que el Espíritu Santo no moraba en forma permanente en aquellos hombres y la “conversión” era
una experiencia “aleatoria” (por llamarla de alguna manera) en que constantemente el pueblo, se apartaba y
volvía, se arrepentía de sus pecados, pero luego volvía a alejarse de Dios.

NO VEMOS QUE LA EXPERIENCIA DE CONVERSIÓN, EN EL NUEVO TESTAMENTO, BAJO


LA DISPENSACIÓN DE LA GRACIA, DEBA DARSE DE ESA MANERA , SINO TODO LO
CONTRARIO.
Entonces, con que hemos confundido la conversión? Con EL PERFECCIONAMIENTO DE LA SANTIDAD
Y DEL CONOCIMIENTO DEL HIJO DE DIOS.

“Así que amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de
espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” 2º Co: 7:1
“Por lo demás hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz..” 2º
Co:13:11
“A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta
que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo.” Ef 4:12-13
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto, sino que prosigo , por ver si logro asir aquello para lo
cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado pero una cosa
hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que esta delante, prosigo a la meta al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:12-14
Arrepentimiento, conversión y frutos
“sino que anuncié…… que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de
arrepentimiento.” Hechos 26:20
Queremos un ejemplo más claro de que el arrepentimiento es el paso irreemplazable e indispensable que nos
lleva a la conversión y que ésta provoca sí o sí frutos, (actitudes y acciones) dignos de arrepentimiento? Casos
concretos de acciones fruto del arrepentimiento en el N.T.:

1. “Y muchos de los que habían creído, venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos
de los que habían practicado vanas artes, trajeron los libros y los quemaron delante de todos, y echada la
cuenta del precio de ellos, hallaron ser cincuenta mil denarios” Hechos 19:17-19
2. “Entonces Zaqueo puesto en pie, dijo al Señor: he aquí Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres y si
en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a
esta casa” Lucas 19:8-9
(Acá vemos claramente la relación entre arrepentimiento, conversión para salvación , por fe en Cristo y frutos
que evidencian esta experiencia )

En el A.T.:

“Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías, hijo de Obed, cobró ánimo y quitó los ídolos
abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en la parte
montañosa de Efraín, y reparó el altar de Jehová que esta delante del pórtico de Jehová” 2º Crónicas 15:8
“Y cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, quebrado y desmenuzado las esculturas,
destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel, volvió a Jerusalén” Leer 2º Crónicas 34:1-7 completo.
Podemos concluir entonces que:

Dios, toma la iniciativa, a través de su Espíritu Santo guiándonos a arrepentimiento para que tomemos la propia
y libre decisión de ACEPTAR LA SALVACIÓN GRATUITA QUE SE NOS OFRECE,
CONVIRTIÉNDONOS (PASÁNDONOS DE ESA MANERA), DE LA POTESTAD DE SATANÁS A LA
POTESTAD DE DIOS, POR NINGÚN MERITO PROPIO, SINO POR MEDIO DE LA FE EN EL
SACRIFICIO EXPIATORIO DE CRISTO.

LA SEÑAL INEQUÍVOCA DE HABER EXPERIMENTADO CONVERSIÓN Y RECIBIDO


SALVACIÓN SON LOS FRUTOS.
Dios nos advierte claramente en su palabra:

 “Por sus frutos los conoceréis…” Mateo 7:16


 “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y
creciendo en el conocimiento de Dios” Colosenses 1:10
Ahora sí, con la seguridad de habernos convertido y de haber recibido salvación, sigamos caminando firmes
hacia la meta: alcanzar la medida de la estatura de la plenitud de nuestro Señor, con la certeza de que El que
comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

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