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DE INOCENCIA
INTRODUCCIÓN AL DERECHO
Docente:
Facultad:
Integrantes:
Iquitos – Perú
San Juan
2016
1
INDICE
1. CONCEPTOS ........................................................................................................................... 3
1.1. INOCENCIA................................................................................................................. 3
1.2. PRESUNCIÓN ............................................................................................................ 3
1.3. PRESUNCIÓN IURIS TANTUM ............................................................................... 4
1.4. PRESUNCIÓN IURIS ET DE IURE ......................................................................... 4
1.5. PRESUNCIÓN DE INOCENCIA .............................................................................. 4
1.6. PRESUNCIÓN HOMINIS .......................................................................................... 4
1.7. ¿QUÉ ES EL PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA? ....................... 5
1.8. PRINCIPIO DE PRESUNCION DE INOCENCIA .................................................. 5
2. GENERALIDADES ........................................................................................................... 13
2.1. GÉNESIS DE LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA ............................................. 13
2.2. EL PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA COMO GARANTÍA ....... 14
3. COMO PRINCIPIO CONSTITUCIONAL ABSOLUTO ................................................ 15
3.1. PRESUNCION DE INOCENCIA COMO DERECHO FUNDAMENTAL
ABSOLUTO ........................................................................................................................... 16
3.2. PRESUNCIÓN DE INOCENCIA: PRINCIPIO CONSTITUCIONAL
ABSOLUTO ........................................................................................................................... 18
3.3. FALACIAS DE LA CORTE CONSTITUCIONAL PARA PERMITIR
IMPOSICIÓN DE MEDIDAS DE ASEGURAMIENTO PRIVATIVAS DE LA
LIBERTAD EN ESTABLECIMIENTO CARCELARIO ..................................................... 19
3.4. CONCLUSIONES ..................................................................................................... 26
3.5. EL DERECHO CONSTITUCIONAL A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y
SU RECONOCIMIENTO EN EL DECRETO LEGISLATIVO N° 957............................ 27
4. EL PRINCIPIO DE INOCENCIA EN EL NUEVO PROCESO PENAL. .................... 29
4.1. PRINCIPIO DE SEPARACIÓN DE ROLES ......................................................... 29
4.2. EL PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN ................................................................. 31
4.3. EL PRINCIPIO DE ORALIDAD .............................................................................. 32
4.4. EL PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA .......................................... 32
5. ANÁLISIS DE LOS ARTÍCULOS RELACIONADOS CON LA PRESUNCIÓN DE
INOCENCIA............................................................................................................................... 35
BIBLIOGRAFIA: ........................................................................................................................ 43
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1. CONCEPTOS
1.1. INOCENCIA
1.2. PRESUNCIÓN
¿Qué es Presunción?
3
En inglés, el término presunción en el ámbito del derecho es “presumption”. En
cuanto, a la sospecha de un acontecimiento se puede hablar de “suspicion”, y en
relación a la vanidad de un individuo es “presumptuousness”.
4
1.7. ¿QUÉ ES EL PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA?
5
En opinión de Trechsel, “presunción” debe entenderse en el sentido de
lineamiento que exige cierto tratamiento de las personas que no han sido
condenadas, y dichas personas “deben ser tratadas de una manera compatible
a la posibilidad de que sean inocentes”; inocencia entendida como libertad de
culpa. Así, es factible esperar dos tipos de conducta hacia la persona acusada.
La primera consiste en no tomar medida alguna que tenga como consecuencia
la restricción de la presunción de inocencia, y la segunda estriba en evitar
cualquier declaración de culpabilidad antes de la sentencia; incluso, una vez
declarada la inocencia, se ha considerado que la expresión de sospecha de
culpa debe prohibirse.
Desde este punto de vista, la presunción de inocencia es una regla que impone
la carga de probar la culpabilidad a quien acusa.
Todos los textos legales que regulan la presunción de inocencia en México
asumen en su definición la presunción de inocencia hasta que no se dicte
sentencia definitiva de acuerdo con la ley. No obstante, en la actualidad no to-das
las causas iniciadas en el sistema penal mixto, y sobre todo en el acusatorio,
alcanzan esa etapa. Existe una vasta cantidad de actos procesales previos que
no culminan en la etapa de juicio, ya sea el perdón de la víctima, criterios de
oportunidad, suspensión del proceso a prueba o procedimientos abreviados.
Maier señala que durante el procedimiento existen actos procesales que admiten
la probabilidad positiva acerca de la imputación, como la prisión preventiva. La
probabilidad positiva funda el progreso de la persecución penal y, por ello, basta
para la consignación o formulación de imputación, el acto de formal prisión o la
vinculación a proceso, la acusación y la apertura de la etapa de juicio.
Por otra parte, hay actos procesales en los que la persona imputada de un delito
admite su culpa, es decir, confiesa. Aquí es necesario hacer una distinción: en la
tradición civil romana, que nutre el sistema penal mixto en México, la confesión
es materia de valoración en conjunto con el catálogo de pruebas considerado
por los códigos procesales, mientras que, en la tradición jurídica anglosajona, la
que da origen al sistema acusatorio, la confesión prácticamente tiene efectos de
sentencia. En cualquiera de los dos casos, la confesión dificulta justificar la
presunción de inocencia, 19 pero no la destruye, pues es necesario que la
culpabilidad sea reconocida por una resolución judicial.
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Cabe recordar que en los actos procesales en los que se da la admisión de culpa
por parte de la persona imputada, ésta debe ser hecha sin que medie coacción
alguna.
Todos estos actos exigen acciones probatorias en el proceso penal con el fin de
dar lugar a la probabilidad positiva de la que habla Maier, los cuales,
concatenados, lleven a generar la convicción del juez para condenar o absolver.
a. LA CARGA DE LA PRUEBA
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catálogo de delitos graves que imponga la prisión preventiva automática. Sin
embargo, hay disposiciones legales que obligan, en casos de homicidio,
violación, robo calificado, delitos contra la salud y otras conductas de alto
impacto social, al imputado a probar que no será un riesgo de fuga o para la
sociedad si solicita estar en libertad durante el juicio. La constitucionalidad de
estas normas fue cuestionada en relación con la presunción de inocencia, pero
la Corte sudafricana las avaló. En cuanto a las disposiciones que implican
presunciones de culpa —de hecho, o de derecho—, la Corte Europea de
Derechos Humanos considera que debe haber límites consistentes con los
derechos de defensa en el proceso penal. En su opinión, no es correcto dar un
“cheque en blanco” al legislador para tenerlas en cuenta. En México, la Suprema
Corte de Justicia de la Nación (SCJN) estudió la constitucionalidad de la fracción
II del artículo 14 de la Ley de la Policía Federal Preventiva, disposición que
preveía los requisitos de ingreso y permanencia —indistintamente— para
elementos de dicha corporación.
La fracción aludida señalaba como requisito “no estar sujeto a proceso penal”.
En su resolución, la Corte expresó:
[…] el hecho de que se intente depurar y profesionalizar las instituciones
policiales no puede entenderse como una libertad absoluta e ilimitada de
configuración legislativa, pues las leyes respectivas deben respetar las garantías
individuales de los miembros de las instituciones policiales.27
A lo anterior añadió:
[…] un parámetro de constitucionalidad en la configuración legislativa respecto
al principio de presunción de inocencia extraprocesal, es que las leyes no
otorguen consecuencias privativas de derecho propias de un condenado a
alguien que todavía no tiene ese carácter en sentencia firme.28
En el caso concreto, la Corte interpretó el requisito como de ingreso y, por tanto,
confirmó la constitucionalidad del precepto, pues en su opinión la aplicación de
éste sólo constituye un acto de molestia, de acuerdo con el artículo 14
constitucional. Si dicho requisito fuera de permanencia, entonces sí violaría la
presunción de inocencia y constituiría un acto de privación de derechos. El
razonamiento fue el siguiente:
[…] lo que prohíbe definitivamente la presunción de inocencia es la pérdida
definitiva de un derecho por una presunción de culpabilidad, pues lo anterior
haría inoperante el principio en comento que, como ya se dijo, se entiende
implícito en el artículo 14 constitucional que prohíbe absolutamente la privación
de derechos si no es mediante juicio en el que se demuestre la culpa del
acusado. En otras palabras, la presunción de inocencia puede permitir la
realización de actos de molestia sobre el procesado, pero no de privación.
En el mismo caso, la SCJN declaró inconstitucional la baja administrativa de la
persona que promovió el amparo, ya que el acto reclamado consistía en la baja
administrativa de la corporación por resolución de la Comisión del Servicio Civil
de Carrera de la Policía Federal Preventiva. Al respecto, la Corte consideró que
la decisión de dicho órgano sí violaba la presunción de inocencia, porque la
Comisión interpretó la fracción II del artículo 14 de la ley estudiada como requisito
de permanencia y, por tanto, privó de un derecho al elemento en cuestión.
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2. PRINCIPIO “IN DUBIO PRO REO”. LA ABSOLUCIÓN EN CASO DE DUDA
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para imponer una pena si, y sólo si, existió una sentencia condenatoria respecto
de las conductas anteriores. En el segundo, el de la libertad condicional o pre-
liberación, se refiere a los casos en los que la ley establece que si la persona
condenada cumple con ciertos requisitos mientras cumple sentencia, ésta puede
ser revocada o sus-pendida, también en ciertas condiciones. El incumplimiento
de esas condiciones de libertad puede significar la “revocación de la revocación”
de la sentencia. Tal es el caso de las personas que durante su libertad
condicionada son acusadas de cometer otro delito. La cuestión que surge aquí
es si basta la imputación de la conducta para revocar el beneficio o si es
necesario que se dicte una sentencia condenatoria respecto de esa conducta
para hacerlo. Si nos atenemos a la naturaleza de la presunción de inocencia,
debe ocurrir lo segundo.
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del debido proceso, pues con su aplicación se garantiza la protección de otros
derechos fundamentales como son la dignidad humana, la libertad, la honra y el
buen nombre, que podrían resultar vulnerados por actuaciones penales o
disciplinarias irregulares. En consecuencia, este principio opera también en las
situaciones extraprocesales y constituye el derecho a recibir la consideración y
el trato de “no autor o no partícipe” en un hecho de carácter delictivo o en otro
tipo de infracciones mientras no se demuestre la culpabilidad; por ende, otorga
el derecho a que no se apliquen las consecuencias a los efectos jurídicos
privativos vinculados a tales hechos, en cualquier materia.
Según dispone el artículo 1o. de la Constitución mexicana, toda persona goza
de los derechos establecidos en ella y en los tratados internacionales. En el
ámbito internacional, la presunción de inocencia se regula en varios documentos.
La Declaración Universal de Derechos Humanos señala en su artículo 11(1):
“Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el
que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa. El
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, por su parte, establece en
su artículo 14(2) que: “Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que
se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la
ley”. En relación con esa disposición, el Comité de Derechos Humanos señala
en la Observación General Núm. 32:38 30. De conformidad con el párrafo 2 del
artículo 14, toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma
su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley. La
presunción de inocencia, que es fundamental para la protección de los derechos
humanos, impone la carga de la prueba a la acusación, garantiza que no se
presuma la culpabilidad a menos que se haya demostrado la acusación fuera de
toda duda razonable, asegura que el acusado tenga el beneficio de la duda, y
exige que las personas acusadas de un delito sean tratadas de conformidad con
este principio. Todas las autoridades públicas tienen el deber de abstenerse de
prejuzgar los resultados de un juicio, por ejemplo, absteniéndose de hacer
comentarios públicos en que se declare la culpabilidad del acusado.
Normalmente, los acusados no deberán llevar grilletes o estar enjaulados
durante el juicio, ni ser presentados ante el tribunal de alguna otra manera que
dé a entender que podría tratarse de delincuentes peligrosos. Los medios de
comunicación deberán evitar expresar opiniones perjudiciales a la presunción de
inocencia. Además, la duración de la detención preventiva nunca debe ser
considerada indicativa de culpabilidad ni del grado de ésta. La denegación de la
libertad bajo fianza o las conclusiones de responsabilidad en procedimientos
civiles no afectan a la presunción de inocencia.
A su vez, el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional considera, en su
artículo 66, el contenido complejo de la presunción de inocencia de la siguiente
manera:
1. Se presumirá que toda persona es inocente mientras no se pruebe su
culpabilidad ante la Corte de conformidad con el derecho aplicable.
2. Incumbirá al Fiscal probar la culpabilidad del acusado.
3. Para dictar sentencia condenatoria, la Corte deberá estar convencida de la
culpabilidad del acusado más allá de toda duda razonable.
Por su parte, la Convención Americana de Derechos Humanos establece, en su
artículo 8(2), que: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad”.
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La Corte Interamericana de Derechos Humanos acentúa la importancia del
principio de presunción de inocencia como fundamento de otros derechos
humanos, en particular los relativos al derecho de defensa. Por ejemplo, en el
caso Ricardo Canese vs. Paraguay la jurisprudencia interamericana señaló que
“el derecho a la presunción de inocencia es un elemento esencial para la
realización efectiva del derecho a la defensa y acompaña al acusado durante
toda la tramitación del proceso hasta que una sentencia condenatoria que
determine su culpabilidad quede firme”.
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2. GENERALIDADES
13
cuando el inculpado lograba demostrar su inocencia, como consecuencia natural
el acusador proveía medidas cautelares de carácter personal, para quebrantar
voluntades. Fue así como el sistema inquisitorio de enjuiciamiento criminal de la
Edad Media, fue considerado como instrumento eficaz de los postulados de la
ideología absolutista, que tuvo su apogeo a mediados de la Edad Moderna, cuyo
objeto era el poder de castigo entre los atributos personales del soberano, unido
al poder de prisión extraprocesal, elementos por los cuales el rey o sus
representantes, disponían a su arbitrio de la libertad de los súbditos, sin ningún
proceso legal.
Para revertir el sistema penal inquisitorio, fue necesaria la presencia en su
época, de los supracitados polemistas e intelectuales, entre los que incluimos a
Rousseau y Voltaire.
Enfático fue el criterio adoptado por Montesquieu, al pronunciarse por la
protección de los inocentes sin excepción, calidad natural de todo individuo antes
de una condena criminal, éste fue el postulado que fundamentó el nexo entre
libertad y seguridad de los ciudadanos, en su criterio se podía afirmar que
cuando la inocencia del individuo no está asegurada, tampoco lo estará su
libertad.
No menos importante es la intervención de Voltaire en su época, tal vez haya
sido de los más acérrimos críticos del sistema penal de su tiempo, en relación
con la Ordenanza Criminal Francesa de 1670, propuso el juzga-miento por
jurados en juicio oral y público; postuló la asistencia judicial para el inculpado por
abogado; introdujo el sistema de íntima convicción en la valo-ración de la prueba;
denostó la tortura calificándola de irracional, como con-secuencia del sistema de
prueba legal.
2.2. EL PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA COMO GARANTÍA
CONSTITUCIONAL
14
3. COMO PRINCIPIO CONSTITUCIONAL ABSOLUTO
INTRODUCCION
15
1 Causa penal adelantada en la Fiscalía Seccional del municipio de Urrao
(Antioquia) en el
2009.
2 Artículo 295. Afirmación de la libertad. Las disposiciones de este código que
autorizan
preventivamente la privación o restricción de la libertad del imputado tienen
carácter excepcional;
solo podrán ser interpretadas restrictivamente y su aplicación debe ser
necesaria,
adecuada, proporcional y razonable frente a los contenidos constitucionales.
16
4 Recuérdese que el Estado Social de Derecho se funda en la dignidad humana,
impidiendo
que el hombre se convierta en instrumento del Estado para lograr sus fines e
invirtiendo esta
relación, ahora es el Estado quien está al servicio del ser humano.
Presunción de inocencia: principio constitucional absoluto
Un poco más humanitario se muestra Ferri en la discusión del proyecto
del Código de Procedimiento Penal Italiano –citado por Vélez Mariconde
también– cuando afirma que la presunción de inocencia, a lo sumo,
será para quien tenga buenos antecedentes, no sea reincidente, no haya
cometido delitos perversos y no sea peligroso (Vélez Mariconde, 1982).
Pareciera que los planteamientos esbozados por el jurista italiano fueran
los argumentos tenidos en cuenta por los legisladores colombianos paran
atacar la presunción de inocencia y permitir la imposición de medidas de
aseguramiento.
Orlando Alfonso Rodríguez, en su obra La presunción de inocencia,
señala que no existen derechos absolutos y que la presunción de inocencia
no es la excepción y por ello, su ejercicio debe soportar limitaciones, expresando
luego que no debe descalificarse de tajo ni negarse la existencia de la
presunción (Rodríguez, 2000).
El anterior planteamiento es refutado por la jurisprudencia constitucional,
que además de considerarla un derecho fundamental, indica que la
presunción de inocencia es un postulado cardinal del ordenamiento jurídico,
que no admite excepción alguna e impone como obligación la práctica
del debido proceso y los procedimientos constitucionales para desvirtuar su
alcance (Corte Constitucional, 2001, C-774).
Significa lo anterior que el procesado no está obligado a aportar
prueba que demuestre su inocencia, sino que es el Estado quien tiene la
obligación de desvirtuar la inocencia del sindicado y probar su responsabilidad
en el hecho criminoso. La presunción de inocencia, también refiere el
Tribunal Constitucional, acompaña al procesado desde que se interpone la
denuncia o querella, o se inicia de oficio la investigación, hasta que se emite
el veredicto final.
En palabras de Camilo Sampedro Arrubla, una vez pronunciado el
fallo que dé por terminado el proceso penal con absolución, ya no se trata
de presunción de inocencia sino de inocencia plena, pues a pesar de la
absolución, seguir hablando de presunción le confiere un manto de duda
(Sampedro, 1999). Se considera que igual calificación debe dársele a la persona
que aún procesada no ha sido declarada penalmente responsable, ya
que ese manto de duda del que habla Sampedro se convierte la mayoría de
las veces en presunción de culpabilidad, restándole la jerarquía de derecho
fundamental absoluto.
17
Humanos de San José de 1969, aprobada mediante ley 16 de 1972,
se consagra y reitera la presunción de inocencia en el sentido que hemos
venido otorgándole. También en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos7 proclamada por la Organización de Naciones Unidas se hace el
mismo pronunciamiento respecto al derecho fundamental bajo estudio.
Como se infiere del artículo 29 del texto constitucional y de los tratados
internacionales ratificados por Colombia, la inocencia apenas logra
desvirtuarse con sentencia judicial de culpabilidad. No se intenta defender
la presunción de inocencia luego de que un juez o tribunal determine la
responsabilidad
del agente, por supuesto que no somos tan necios: Lo absoluto
de este derecho llega hasta que un órgano competente establezca la autoría
de la infracción.
Con la declaratoria de derecho absoluto, quiere decirse que no es susceptible
de ponderación, y por tanto, no hay necesidad de ésta como forma
de aplicación de principios para establecer esa mayor medida en que deben
realizarse, confrontándolo obviamente, con los principios opuestos (Bernal
Pulido, 2000). Así entonces, adquiere la presunción de inocencia la entidad
que sostenemos debe tener.
Conviene recordar lo que enseña Francesco Carrara, quien expone
que ante la sospecha de la comisión de un delito, se alza a favor del indiciado
la presunción de inocencia, no para detener las actividades legítimas
de las autoridades estatales, sino para servir de freno al arbitrio, de obstáculo
al error, y por consiguiente, de protección de ese individuo investigado
(Carrara, 1980).
5 Artículo 14.2 Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia
mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley.
6 Artículo 8.2 Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma
su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.
7 Artículo 11.1Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma
su inocencia
mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el
que se le
hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
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y convirtiéndose en una defensa del orden social (Ferrajoli, 1995).
No se comparte la hipótesis del mal necesario por el alto coste para
los derechos y las garantías del indiciado. Se prefiere que ningún inocente
sea penado o privado de la libertad, tal como pregona el Derecho penal
mínimo, en contraposición al Derecho penal máximo, que busca que todo
culpable sea sometido (Ferrajoli, 1995).
Teniendo en cuenta los anteriores argumentos nos atrevemos a precisar
que la presunción de inocencia, elevada a derecho fundamental, es absoluta
y no admite excepciones. Aun así, la Corte Constitucional admita la
imposición del encarcelamiento cautelar, por lo que es necesario revisar sus
argumentos, que son los mismos referidos en el derecho comparado,
proponiendo
otra interpretación menos peligrosa y más acorde con el Estado
Social de Derecho y la presunción de inocencia como derecho fundamental
absoluto.
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el restablecimiento de la tranquilidad (Carrara, 1980). Teniendo en cuenta
esta intención, se aprecia que no se distingue claramente la finalidad de las
penas y del encarcelamiento preventivo, pues las dos persiguen restablecer
la tranquilidad.
Si el fin de la prisión preventiva es la protección y la tranquilidad del
grupo social (Martínez Rave, 1992), se indica que parece estar atribuyéndosele
al encarcelamiento cautelar el fin de prevención general, determinando
así la posibilidad de pensar en éste como una sanción propiamente dicha
(Monroy Victoria, 1999).
De esta manera puede concluirse que pena privativa de la libertad
y prisión preventiva son sustancialmente lo mismo. Se considera que es
artificial y engañoso el argumento esgrimido por la Corte Constitucional,
pues con la medida de aseguramiento privativa de la libertad se buscan los
mismos fines que con la pena de prisión, siendo más gravoso el encarcelamiento
preventivo, que tiene objetivos que van más allá de los señalados
para la pena, entre ellos, el riesgo para el proceso.
Presunción de inocencia: principio constitucional absoluto
|Revista Ratio Juris Vol. 7 Nº 14 • Unaula| ISSN 1794-6638 6161
Son tan parecidas la prisión preventiva y la condena, que el tiempo
que pase detenida una persona cautelarmente se le tomará en cuenta para
descuento de pena aflictiva de la libertad.
Ha sostenido la Corte Constitucional en diversas sentencias –entre
ellas las C-774 de 2001, C-805 de 2002 y C-1154 de 2005–, que de conformidad
con el artículo 29 de la Constitución Política (debido proceso y
presunción de inocencia), las medidas de aseguramiento deben someterse
al cumplimiento de las estrictas exigencias que determinan su legalidad.
Estas reglas son de dos clases, a saber: i) los requisitos formales, es decir,
la obligación de su adopción mediante providencia interlocutoria contentiva
de los hechos que se investigan, la calificación jurídica y los elementos
probatorios que sustentan la adopción de la medida; y ii) los requisitos
sustanciales
consistentes en los indicios graves de responsabilidad con base en
las pruebas legalmente producidas dentro del proceso.
Respecto de las pruebas, debe aclararse que con la adopción de la ley
906 de 2004, Código de Procedimiento Penal vigente, la medida se impone
con fundamento en los elementos materiales de prueba y evidencia física,
esto es, elementos con vocación de prueba, que se practicará apenas en el
juicio oral, pero que aún no son controvertidos por la defensa. En otras palabras,
la prisión preventiva se impone sin debate probatorio. La Corte indica
que dentro de las audiencias de imposición de medida de aseguramiento
no se alega la responsabilidad del indiciado sino los motivos y elementos
con aptitud probatoria que posibiliten la adopción de la prisión cautelar,
refiriéndose
únicamente a la procedencia de la medida (Corte Constitucional,
2005, C-1154).
Dicho lo anterior, se considera una alteración en la carga de la prueba,
pues corresponde ahora al procesado demostrar que no es un peligro
para la sociedad, para la administración de justicia y que comparecerá al
juicio. Además, el silencio que antes servía como medio defensivo, con esta
inversión de la carga probatoria no tiene valor.
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Y continuando con los elementos materiales probatorios y evidencia
física para la imposición de medidas de aseguramiento privativas de
la libertad, se puede reseñar que la actual normativa no refiere los indicios
como base para su imposición, como alguna vez se señaló, pues al no existir
hechos indicadores –probados desde luego– que permitan la inferencia del
hecho indicado, desaparece tal concepto y es reemplazado por la inferencia
razonable fundada en los elementos materiales y evidencia física, que como
ya se dijo, no han sido controvertidos por la defensa.
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o aumenta las penas para que todos sean gravísimos y así, los presuntos
infractores requieran privación preventiva de la libertad. De esta manera el
juez, que tendría que verificar la razonabilidad y proporcionalidad de la detención
cautelar, se ve atado a lo que previamente el legislador estableció,
y por ende, la reserva judicial para la detención preventiva resulta ser una
quimera.
Para restarle fuerza a los fundamentos dados por la Corte Constitucional
respecto a la privación de la libertad como medida para evitar el
entorpecimiento del proceso y la alteración de las pruebas, surgen preguntas
como ¿Por qué no imponer privación de la libertad en los procesos laborales,
civiles o administrativos? ¿Acaso el empleador o el director de
una entidad territorial no puede destruir o alterar la prueba documental
y hablar con los testigos para obligarlos a decir o callar algo? ¿No pueden
convencer a la contraparte para retirar la demanda o solicitar la terminación
por cumplimiento extraprocesal de la pretensión? Por supuesto que sí, pero
ese temor, por fuera del proceso penal se aplaca con la amenaza de sanción
de los artículos 454A, 454B y 454C del Código Penal y no es necesario
recluir a nadie en prisión.
La respuesta es que en los demás procesos o trámites judiciales ello
no es necesario porque no se está tratando con delincuentes y se habla de
delincuentes porque antes de declararse la responsabilidad penal ya son
tenidos como tales. Prueba de ello es que, a pesar de lo dicho de la presunción
de inocencia, la prisión preventiva se le impone a quien se considere
autor o partícipe de un delito, es decir, lo primero que debe pensarse es que
esa persona violó la ley penal. Se fundamenta esta aseveración también en
un hecho incontrovertible: se entiende que existe peligro para la sociedad,
según el artículo 310 del Código de Procedimiento Penal, cuando se infiera
la continuidad de la actividad delictiva, y sólo continúa delinquiendo quien
ya lo viene haciendo, es decir, el indiciado que aún no es condenado pero
ya es tomado por delincuente.
¿Por qué debe tomarse una medida de prisión preventiva contra un
inocente? Porque tal consideración sólo está en el papel, nadie quiere verse
perturbado por un inocente envuelto en una causa penal o nadie quiere verlo
paseándose por la calle mientras cursa un proceso penal en su contra. Lo
anterior se demuestra cotejando las leyes cada vez más severas en materia
de medidas de aseguramiento para delitos “de moda”, endurecimiento de
las penas para poder imponerlas y la sensación de tranquilidad que existe
en la sociedad conforme se ve en las noticias, y después de las audiencias
de control de garantías, cada que alguien va a prisión preventiva. Contrario
a esto, es evidente el malestar cuando un indiciado queda en libertad sin
medida de encarcelamiento cautelar.
Es necesario resaltar la negativa de la Corte Constitucional para revisar
nuevamente las medidas de aseguramiento puesto que ha operado la
cosa juzgada constitucional y es imposible hacer nuevos estudios sobre el
caso. Aun reconociendo la importancia de la figura, nefasto sería revisar
cada norma demandada un número plural de veces, también entendemos
la trascendencia que tiene para la Corte y los administrados la presunción
de inocencia y el derecho a la libertad, lo que posibilitaría otro análisis
interpretativo conforme a los planteamientos que se han venido esbozando.
22
PROPUESTA
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Las leyes 733 de 2002 y 1121 de 2006 prohibieron la concesión de
beneficios y subrogados para los delitos de terrorismo, financiación al terrorismo,
secuestro, secuestro extorsivo, extorsión y conexos. Así las cosas,
y contraviniendo los principios de legalidad y la prohibición de la analogía
en malam partem, los jueces imponen prisión cautelar a los sindicados de
estos delitos, como si fuera obligatorio imponerla. Lo anterior también obedece
a las penas tan altas y al impedimento para otorgar rebajas por allanamiento
a cargos, aduciendo los fiscales que el indiciado evadirá la acción
de la justicia porque el cuantum punitivo es grande.
Por su parte, la Ley 890 de 2004 aumentó las penas del Código Penal
en una tercera parte el mínimo y la mitad al máximo, quedando casi todos
los delitos con un mínimo punitivo superior a cuatro años, criterio objetivo
exigido por el artículo 313 del Código de Procedimiento Penal para que
proceda la medida preventiva intramural.
Aunado a las anteriores leyes, la 1098 de 2006 indica que la medida
de aseguramiento siempre consistirá en detención en establecimiento de
reclusión cuando se trate de los delitos de homicidio y lesiones personales
a título de dolo, delitos contra la libertad, formación o integridad sexual y
secuestro (sobraba su ingreso en la lista), cuando sean menores de 18 años
las víctimas de la infracción.
En el mismo sentido, la Ley 1142 de 2007 fijó un catálogo de dieciséis
delitos en los cuales no procede la sustitución de la detención preventiva,
obligando de esta manera a la imposición del encarcelamiento preventivo
sin más consideración que el delito se encuentre en el listado referido.
Como se observa, el ámbito jurídico colombiano es fecundo para la
imposición de la prisión preventiva, además de tener casi todas las penas
un mínimo superior a cuatro años de cárcel, existen delitos, debido a la entidad
de estos o de la víctima, para los cuales sólo procede la privación de
la libertad como medida cautelar. De ahí que, como se ha aseverado desde
hace algunos años, la detención preventiva sea menos excepcional y cada
vez más automática (Charry Rivas, 2000). En el mismo sentido no es posible
la aplicación del encerramiento preventivo por la remisión a causales
netamente objetivas, como es el caso de aquellas que enumeran cierto tipo
de delitos cualificados por la importancia del bien jurídico que involucran
(Monroy Victoria, 1999).
En vista, entonces, de que la pretendida excepcionalidad de las medidas
de aseguramiento privativas de la libertad se ha convertido en regla
general, se hace una propuesta para mitigar el rigor que éstas tienen en la
vida del procesado, humanizar el Derecho penal y ajustar las medidas de
aseguramiento a la Carta Política, permitiendo, ahora sí, que se conviertan
en la última medida para asegurar la comparecencia del imputado al proceso,
la conservación de la prueba y la protección de la comunidad y la
víctima, tal como predica el artículo 250 de la Constitución Política y el 295
del Código de Procedimiento Penal. De esa lista de nueve medidas de
aseguramiento no privativas de la libertad contenida en el artículo 306 del Código
de Procedimiento Penal, puede aplicarse una o varias a los imputados de un
delito.
Se toma partido de que sean estas medidas, y no las restrictivas de la libertad,
las que se impongan en principio, pues la presunción de inocencia y la libertad
24
deben prevalecer ante la sindicación penal, reduciendo de esta manera los
costos económicos y sociales que apareja la detención cautelar tanto para el
Estado como para el sindicado y su familia (Zepeda, 2010).
Cada una de estas medidas, si se cumpliera a cabalidad, lograría
los fines de protección de la comunidad y comparecencia al proceso. Las
obligaciones son presentaciones periódicas, prohibición de salir de una
zona o territorio, prohibición de comunicarse con ciertas personas, observar
buena conducta, imposibilidad de salir del domicilio entre las 18:00 y
las 06:00 horas, eso sin contar con el sometimiento a la vigilancia electrónica
o de determinada persona o institución, como también lo contempla
la norma citada.
Tratándose del riesgo que implica para el proceso la libertad del imputado,
los fiscales y jueces han optado por el camino más corto: el arresto
preventivo. En vez de proteger testigos, por ejemplo, de darles una apropiada
idea de lo que es el juicio y de prestar la seguridad que estos merecen, se
opta por la otra vía, encarcelar al indiciado, la más expedita. Otro ejemplo
es que en vez de tomar copias a archivos para asegurar la recopilación de
prueba documental, la Fiscalía prefiere tener al investigado en prisión,
supuestamente,
para impedir que adultere registros o documentos, la pregunta
es, si la Fiscalía ya los tiene bajo cadena de custodia, ¿qué puede falsear o
alterar el reo?
En la cuestión referente a la obstrucción de la justicia como lo indican
el numeral 3 del artículo 308 y el 309, aunque esto mereciera una explicación
más amplia, se tomarán un par de argumentos buscando desvirtuar
la teleología de las medidas en este punto, i) si realmente se quisiera atentar
contra las víctimas (Bovino, 2005) o el proceso, la privación de la libertad
no asegura que ello no se haga y, ii) el Código Penal consagra los delitos
contra los medios de prueba y otras infracciones11. En este especial apartado,
resulta particular, que una persona sea internada preventivamente en
11 Artículos 454ª, 454B y 454C, adicionados por el artículo 13 de la Ley 890 de
2004.
prisión, pero no se le inicie ninguna causa por amenazar testigos u ocultar,
alterar o destruir elementos materia de prueba.
Como se anunció, si las medidas no privativas de la libertad fueran
cumplidas se garantizarían la protección de la comunidad, la integridad del
proceso y la comparecencia del procesado. Se defiende la idea que sólo
cuando estas medidas tan fáciles de verificar se dejen de observar es procedente
cambiarlas por una medida de aseguramiento privativa de la libertad
en establecimiento carcelario. En otras palabras, apenas cuando la persona
interfiera con la víctima, continúe comunicándose con quien no puede, salga
del territorio fijado o no se presente ante la autoridad designada, sólo ahí
puede predicarse que sea un riesgo para la sociedad, para la administración
de justicia o que no comparecerá al proceso.
Lo anterior, teniendo en cuenta que el internamiento carcelario preventivo
se dicta con fundamento en supuestos no probados o en premisas
objetivas que nada tienen que ver con la persona. Dentro del primer grupo
se puede anotar, dentro del riesgo de no comparecencia, las facilidades que
se tengan para abandonar el país o para permanecer oculto, lo que significa
que si se tiene mucho dinero para salir de Colombia existe riesgo de fuga,
25
y si por el contrario, no se tiene un peso, también existe el riesgo porque es
más fácil permanecer en el anonimato u oculto. Dentro del segundo grupo
entran las ya analizadas de los delitos cometidos contra menores, que como
se previno, en esos casos el internamiento preventivo es automático.
De vital importancia en la actual propuesta es el artículo 316 del
Código de Procedimiento Penal, que posibilita sustituir la medida de
aseguramiento
no privativa de la libertad por otra de la misma categoría o por
reclusión en el domicilio y sólo cuando esta nueva se incumpla, es posible
imponer una privativa de la libertad.
A pesar de haberse consignado que sólo cuando se incumple una
medida cautelar no privativa de la libertad es procedente su cambio por
una privativa, existe otra posibilidad de imponerla y es cuando el imputado
acepta los cargos formulados.
La aceptación de cargos ante el juez de control de garantías supone,
de manera libre, consciente y voluntaria, la renuncia a la no autoincriminación
y a un juicio oral para probar la responsabilidad penal y,
consecuentemente, la asunción de ésta y el descalabro de la presunción de
inocencia, pero no por parte del Estado como ocurre en la prisión preventiva
, sino por una manifestación que reconoce la autoría en la comisión
del ilícito imputado.
Atención especial merece la captura en flagrancia, que para algunos
como Ferri y Garofalo, citado por Vélez Mariconde, es ya indicativa del
quebrantamiento de la presunción de inocencia, pues aseveran que en el
delito flagrante, la fuerza lógica y jurídica de la presunción no es la misma
(Ferri, 2006) y la culpabilidad es evidente (Vélez Mariconde, 1982).
La presunción de inocencia no logra anularse con la flagrancia. Con
ésta se percibe la comisión de un delito pero, sólo con el juicio, logra
demostrarse,
vocablos que fijan precisos linderos y permiten decir que la
sentencia se basa en medios de prueba legal y oportunamente allegada al
proceso, mientras que la flagrancia, en estricto sentido, no es un medio de
prueba y nunca podrá arrimarse al proceso como tal (Rodríguez, 2000).
Al respecto, también comenta Orlando Alfonso Rodríguez, que la
flagrancia constituirá un hecho indicador para abrir una investigación, decretar
una detención preventiva o desarrollar un juicio. No se comparte la
tesis del jurista en cuanto a que la flagrancia dará lugar a la detención preventiva,
si se sostiene que sólo desvirtuada la presunción de inocencia procede
la detención y que no puede protegerse a la sociedad o al proceso de
un inocente, mal haríamos en avalar el argumento expuesto, precisamente
lo contrario es lo que defendemos.
En resumen, la prisión cautelar debe reservarse a indiciados que incumplan
las medidas de aseguramiento no privativas de la libertad o a quienes
voluntariamente hayan reconocido la comisión del delito. En la primera
hipótesis se tendrían argumentos de peso y palpables sobre la necesidad
del internamiento preventivo y, en la segunda, estaría rota la presunción de
inocencia.
3.4. CONCLUSIONES
26
La presunción de inocencia, debido a su consagración en la Carta
Política y a la ratificación de Tratados Internacionales por Colombia y su
consecuente incorporación al Bloque de Constitucionalidad, goza en nuestro
ordenamiento jurídico del rango de derecho constitucional, y sometida a
estudio en sede de exequibilidad de leyes, la Corte Constitucional ha entendido
que no admite excepción alguna y que se precisa del debido proceso
para desvirtuar su alcance, ello es, una sentencia condenatoria en firme.
27
Dicho precepto constitucional guarda conformidad con lo reconocido por el
Artículo II del Título Preliminar del Nuevo Código Procesal Penal, aprobado
mediante Decreto Legislativo N° 957 que, precisa:
“1. Toda persona imputada de la comisión de un hecho punible es considerada
inocente, y debe ser tratada como tal, mientras no se demuestre lo contrario y
se haya declarado su responsabilidad mediante sentencia firme debidamente
motivada. Para estos efectos, se requiere de una suficiente actividad probatoria
de cargo, obtenida y actuada con las debidas garantías procesales.
En caso de duda sobre la responsabilidad penal debe resolverse a favor del
imputado.
2. Hasta antes de la sentencia firme, ningún funcionario o autoridad pública
puede presentar a una persona como culpable o brindar información en tal
sentido”.
Ahora bien, debemos concluir que, la presunción de inocencia como garantía
procesal se resume en la idea básica de que, toda persona acusada de una
infracción sancionable es inocente mientras no se pruebe lo contrario, es
aplicable más allá del mismo, a todo acto del poder público sea administrativo o
judicial, mediante el cual se castiga a una conducta de las personas, definida en
la ley como infractora del ordenamiento jurídico.
Resulta entonces claro que, sólo mediante sentencia emitida por el juez natural,
a través de una libre valoración de las pruebas, se puede construir jurídicamente
la responsabilidad penal del investigado o imputado.
De otro lado, corresponde puntualizar que, el derecho a la presunción de
inocencia sólo puede ser desvirtuado cuando el juicio de culpabilidad se apoya
en prueba legalmente practicada en el acto de juicio oral bajo los principios de
contradicción, igualdad, publicidad, oralidad e inmediación. Esto constituye la
actividad probatoria para poder condenar a una persona, siendo que, el respeto
a dichos principios está totalmente garantizado con el nuevo modelo acusatorio
- garantista consagrado en el Nuevo Código Procesal Penal, aprobado mediante
Decreto Legislativo N° 957 que, en Lima, regirá en el año del 2013 pero que,
viene ya aplicándose en los departamentos del norte y sur del país, como:
Huaura, La Libertad, Tacna, Moquegua, Arequipa Tumbes, Piura y Lambayeque.
(Diana Luz Villaverde Panduro. Abogada del Ministerio Publico)
28
4. EL PRINCIPIO DE INOCENCIA EN EL NUEVO PROCESO PENAL.
El Nuevo Código Procesal Penal del 2004 introduce reformas importantes que
permiten definir claramente los roles del Ministerio Público y del Poder judicial
dentro de la administración de justicia, así el principio acusatorio cobra mayor
relevancia al definirse las funciones persecutorias y decisorias que le
corresponden a cada una de estas instituciones del Estado. El artículo 60° del
NCPP del 2004 señala que el Ministerio Público es el titular de la acción penal.
además, conduce desde su inicio la investigación del delito, asimismo la norma
adjetiva en mención en su artículo V del título preliminar refiere que le
corresponde al órgano jurisdiccional la dirección de la etapa intermedia y
juzgamiento, precisándose también en el artículo VI que las medidas que limitan
derechos fundamentales, salvo excepciones previstas en la Constitución, sólo
podrán dictarse por la autoridad judicial, es decir, se le otorga también al órgano
jurisdiccional el papel de garante de los derechos fundamentales de las personas
que pudieran verse restringidos durante el proceso penal. atribución que se hace
más evidente durante la investigación Preparatoria.
Esta separación de funciones, de roles, de tareas tiene como objetivo
fundamental la Imparcialidad del Tribunal en el proceso penal: al respecto
ALBERTO Bovino se refiere a este principio como una metagarantia al señalar
que: "Esta puede ser considerada corno una "metagarantía", de jerarquía
axiológica superior, pues opera como presupuesto necesario y previo para la
operatividad practica de las demás garantías fundamentales". El titular del
29
ejercicio de la acción penal (el Ministerio Público). es el único que tiene la
potestad de formular acusación ante el órgano jurisdiccional penal, con
fundamentos razonados y basados en las fuentes de prueba válidas, contra el
sujeto agente del delito debidamente identificado. La dimensión práctica del
acusatorio se concreta mediante el acto procesal penal que se denomina
acusación. Sin acusación previa y valida no hay juicio oral. El órgano
jurisdiccional no puede iniciar de oficio el juzgamiento. "La acusación
válidamente formulada y admitida produce eficacia (efecto) vinculante. Su
fundamento es la idea rectora de que sin previa acusación es imposible
jurídicamente el advenimiento del juzgamiento oral. público y contradictorio". En
virtud del Principio Acusatorio se reconoce nítidamente la separación de
funciones para el desarrollo del proceso penal: al Ministerio Público le
corresponde ldfunción requirente, la función persecutoria del delito, por ello es el
titular del ejercicio de la acción penal pública y de la carga de la prueba. Asume
la conducción de la investigación desde su inicio y está obligado a actuar con
objetividad, indagando los hechos constitutivos de delito, los que determinen y
acrediten la responsabilidad o inocencia del imputado, con esa finalidad conduce
y controla jurídicamente los actos de investigación que realiza la Policía
Nacional. En tanto que al órgano jurisdiccional le corresponde la, función
decisoria, la función de jallo: dirige la etapa intermedia y la etapa de juzgamiento;
le corresponde resolver los conflictos de contenido penal. expidiendo las
sentencias y demás resoluciones previstas en la ley. Todo esto está previsto por
los artículos IV y V del Título Preliminares.
Un fiscal que investiga sólo en la etapa preliminar, sin regulación alguna y en
plazos indeterminados y que tiene que acusar en base a elementos de
convicción que él no ha logrado: un juez instructor que por estar pretendiendo
investigar, no cumple su función esencial: juzgar, pero que sentencia e impone
penas sin previo juicio en un sin número de procesos de trámite sumario. El
principio de división de poderes restringe la tarea de los jueces a funciones
estrictamente decisorias, propias del Poder Judicial, en este esquema el Juez
asume su rol de garante de la vigencia plena de los derechos humanos. Como
lo sostiene ALBERTO Bovino el principio acusatorio "es un principio estructural
del derecho positivo, de alcance formal en los supuestos de persecución penal
pública, este principio tiene corno finalidad principal realizar la garantía de
imparcialidad del tribunal, esto es la actuación objetiva del tribunal, limitada a las
tareas decisorias que no se comprometen con la hipótesis persecutoria'. El
contenido intrínseco del principio acusatorio, es la necesidad del requerimiento
del Ministerio público para iniciar el procedimiento, se trata de una exigencia que
impide que el tribunal inicie de oficio a la investigación o someta a proceso al
imputado de oficio. El juez por iniciativa propia no puede investigar o poner en
marcha o impulsar el proceso. En consecuencia, el Principio Acusatorio implica
la necesaria diferencia entre el ejercicio de la acción penal y el ejercicio de la
potestad jurisdiccional, aunque ambas tienen una finalidad convergente: aplicar
la ley penal en forma justa y correcta. Hay una diferenciación teórica, normativa
y práctica entre la potestad persecutoria y la potestad jurisdiccional. por ello el
titular de la potestad persecutoria del delito, de la pena y del ejercicio público de
la acción penal es el Ministerio Público; en tanto que al Poder Judicial le
corresponde exclusivamente dirigir la etapa intermedia y la etapa procesal del
juzgamiento.
30
4.2. EL PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN
Este principio exige. que toda la prueba sea sometida a un severo análisis de tal
manera que la información que se obtenga de ella sea de calidad a fin que el
Juez pueda tomar una decisión justa.
Por tal razón quienes declaren en el juicio (imputados. testigos, peritos) y en
general en las audiencias orales, serán sometidos a interrogatorio y contra
interrogatorio. Además, permite que la sentencia se fundamente en el
conocimiento logrado en el debate contradictorio, el cual que ha sido apreciado
y discutido por las partes. El derecho de contradicción es una expresión palmaria
del derecho de defensa, esto es, la posibilidad de los sujetos confrontados de
refutar y de desvirtuar lo alegado, por el contrario; los debates que se realizan
en el juzgamiento son una viva caracterización del principio de contradicción.
Para Vélez Mariconde la contradicción interfiere que las partes tengan
oportunidad de ser oídas antes de la decisión jurisdiccional capaz de afectar sus
intereses jurídicos y por consiguientes, la posibilidad de fiscalizar la actividad
judicial o de la parte contrataría. o de rejuntar los argumentos que la afecten
(audiaturet altera pars). En otros términos, posibilidad de hacer llegar ante el
Juzgador la voz de sus razones, y posibilidad de fiscalizar el ingreso en el
proceso de toda prueba o de toda argumentación que tienda a demostrar su
culpabilidad (si es el imputado). O la falta de derecho para reclamar la
indemnización que persigue (actor civil). O su responsabilidad civil (civilmente
responsable)"`'. Se trata de una parte, y de una parte fundamental, de lo que
deberá denominados derecho de defensa, que deberá ser articulada
técnicamente de diferente forma para los procesos informados por el principio
especifico de oportunidad o para aquellos que lo son por el de necesidad.
31
4.3. EL PRINCIPIO DE ORALIDAD
Está plenamente garantizado por el CPP en las normas antes citadas. Quienes
intervienen en la audiencia deben expresar a viva voz sus pensamientos. Todo
lo que se pida, pregunte, argumente, ordene, permita, resuelva, será concretado
oralmente, pero lo más importante de las intervenciones será documentado en
el acta de audiencia aplicándose un criterio selectivo. La Oralidad es una
característica inherente al Juicio Oral e "impone que los actos jurídicos
procesales constitutivos del inicio, desarrollo y finalización del juicio se realicen
utilizando como medio de comunicación la palabra proferida oralmente; esto es,
el medio de comunicación durante el juzgamiento viene a ser por excelencia, la
expresión oral, el debate contradictorio durante las sesiones de la audiencia es
protagonizado mediante la palabra hablada".
La necesidad de la Oralidad de la audiencia es indiscutible, en tanto se requiere
el debate entre los intervinientes, por ello está íntimamente ligado al llamado
principio de inmediación. La Oralidad determina una directa interrelación humana
y permite un mayor conocimiento recíproco y personal entre quienes intervienen
en el juicio oral. SCHNI j '"ha señalado con acierto que la aplicación de estos
principios, "es la única forma por medio de la cual se puede obtener una
sentencia justa (...) que el debate oral como procedimiento principal, permita que
la totalidad de los miembros del tribunal cognitivo puedan obtener una
comprensión inmediata de todas las declaraciones y demás medios de. prueba".
La oralización de los medios probatorios es el corolario del Principio de Oralidad.
Una de las principales garantías que limitan el poder penal estatal es el juicio
previo, pero por juicio previo no podemos entender la elaboración de un
expediente sino más bien la realización de un debate público, contradictorio y
continuo, ésta es la forma republicana de enjuiciamiento criminal previsto en
nuestra Constitución y en cumplimiento de ella, la oralidad juega un rol
fundamental.
Por eso la reforma procesal deja de considerar a la oralidad como la simple
lectura de piezas escritas. Y es que la oralidad implica la utilización de la palabra
hablada como medio de comunicación para todas las consecuencias del juicio.
La oralidad elimina el acta escrita, que se interpone entre el medio de prueba y
el juez, ella obliga al juez y a los restantes intervinientes a realizar toda la
actividad procesal cara a cara, vale decir. directamente. Además, la oralidad
personaliza a la justicia porque exige «la presencia de las partes y del juez
controlando, cuestionando y criticando la prueba en un encuentro en el que todos
pueden participar al mismo tiempo para escucharse mutuamente y valorar la
prueba». Evitándose así que los juicios se realicen por debajo del escritorio de
los funcionarios públicos.
32
El principio de presunción de inocencia es un valor ético-jurídico, por el cual se
reconoce la inocencia del imputado, hasta que no se compruebe judicialmente
su culpabilidad. Este principio es consagrado en la Constitución Política del
Estado, artículo 2° inc. 24 lit. e: " Toda persona es considerada inocente mientras
no se haya declarado judicialmente su responsabilidad". Un Proceso Penal
regido por el principio acusatorio, confiere al Fiscal la facultad persecutoria y la
carga de la prueba (onus probandi), en este sentido, es el órgano requeriente el
destinado a probar la culpabilidad del imputado. y para tal fin, deberá acopiar
suficientes medios de pruebas incriminatorios susceptibles de poder enervar y
destruir el estado jurídico de inocencia. Del principio de presunción de inocencia
se deriva el del "in dubio pro reo", que es de carácter subsidiario, que se aplica
cuando existe una duda razonable sobre la responsabilidad penal. desde un
criterio limitador del poder penal estatal y a favor de las libertades individuales.
Cuando se dicen in dubio pro reo se está diciendo que, a falta de pruebas, hay
que absolver al reo, y esto parece que no necesita justificación.
En efectos, la razonabilidad como criterio impregnador de la Justicia Penal,
apunta a resolver la pena, sólo cuando Tribunal haya llegado a un estado de
certeza y convicción, como estados de cognición que garantizan la justicia y
equidad en el marco del Estado de Derecho. La presunción de inocencia no es
un mero principio informador, sino un auténtico derecho fundamental que como
tal es directa aplicación por todos y cada uno de los órganos judiciales, siendo
reclamable incluso en la vía de amparo ante el Tribunal Constitucional.
Asimismo, al imputado le asiste el nemo tennetu • sea ipso acensare, quiere
decir, al imputado no se le asiste el deber de proporcionar prueba en su contra,
el imputado puede mantenerse en silencio y no está obligado a decir la verdad,
siempre y cuando su dicho no consista en una sindicación criminal a otro
sustentada en pruebas falsas. La antigua redacción del artículo 127° código de
Procedimiento Penales, establecía que la negativa a declarar o el silencio del
imputado podía ser valorado como un indicio de culpabilidad, estimación
inconstitucional. que fue subsanada mediante la modificación efectuada por la
ley N" 27834 del 21/09/2002. El artículo 71° inc. d) del Código Procesal Penal,
establece que el imputado tiene derecho a "abstenerse de declarar, y si acepta
hacerlo, a que su Abogado Defensor esté presente en su declaración y en todas
diligencias en que se requiere su presencia. En caso de duda sobre la
responsabilidad penal debe resolverse a favor del imputado, es una
consecuencia inevitable del principio acusatorio, que al imputado le asiste la
presunción de inocencia desde el momento en que le es atribuida una imputación
de carácter criminal. En otras palabras: el principio de presunción de inocencia
cobra vigencia fáctica ni bien los órganos de persecución dirigen su actividad
pública hacia una persona sobre la cual se sospecha haber cometido un delito.
Como bien dice B INDER, lo importante es que nadie podrá ser considerado ni
tratado como culpable mientras una sentencia no lo declare como tal, es decir,
se quiere que la pena no sea de anterior al " juicio previo", ni sea impuesta por
fuera de él'7; esta garantía adquiere gran importancia, a fin de que las medidas
coercitivas personales u otras medidas restrictivas y limitadas de derechos, no
excedan el plazo razonable, a efectos de garantizar su legitimidad. Una
detención preventiva —que se prolonga indebidamente en el tiempo — lesiona
sin más los intereses jurídicos de una persona. le anticipa sus costes gravosos
a un imputado que tiene la calidad de inocente, al cual se estaría tratando como
"culpable". En suma. ser tratado como inocente significa que los órganos de
33
justicia se encuentran obligados a reconocer y respetar los derechos
fundamentales (defensa, contradicción, mantenerse en silencio, no obligado a
aportar prueba en su contra, etc.) y, que estos los pueda ejercer de forma amplia
y plena. El principio de presunción de inocencia es entonces una máxima ético -
jurídica de primer orden en un Sistema Procesal Penal respetuoso de las
garantías fundamentales, es un valor inoponible e insoslayable ante cualquier
pretensión penal que intente desbordar el ámbito de lo jurídicamente justo; en el
tal sentido. la efectiva protección de los derechos fundamentales es una finalidad
política criminal indeclinable según las máximas del Estado de Derecho. La
presunción de inocencia constituye una de las conquistas esenciales del
movimiento liberal que consistió en elevar al rango constitucional el derecho de
todo ciudadano sometido a un proceso penal a ser considerado inocente. Es uno
de los pilares del proceso penal acusatorio, reconocido como el derecho de toda
persona a que se presuma su inocencia en tanto no recaiga sobre ella una
sentencia condenatoria. Este principio está vigente a lo largo de todas las etapas
del proceso y en todas las instancias. "La presunción de inocencia ha de
desplegar, pues. sus efectos en la fase instructora, impidiendo que los actos
limitativos de los derechos fundamentales, en general, y la prisión provisional, en
particular, no puedan ser adoptados sin la existencia previa de fundados motivos
de participación en el hecho punible del imputado y tras una resolución motivada
en la que se cumplan todas las exigencias del principio de proporcionalidad".
Este principio solo puede ser desvirtuado a través de la actividad probatoria con
las siguientes notas esenciales:
34
5. ANÁLISIS DE LOS ARTÍCULOS RELACIONADOS CON LA PRESUNCIÓN
DE INOCENCIA
35
Como una regla directamente referida al juicio de hecho de la sentencia
penal. con incidencia en el ámbito probatorio, conforme a la cual, la
prueba completa de la culpabilidad del imputado debe ser suministrada
por la acusación, imponiéndose la absolución del inculpado si la
culpabilidad no queda suficientemente demostrada.
36
probatorios, y, en suma, el control sobre la razonabilidad decisoria.
Tradicionalmente se ha dicho que el proceso penal tiene como finalidad la
averiguación de la verdad "real" o "histórica", es decir la reconstrucción de los
hechos tal y como efectivamente ha sucedido. Sin embargo, esa reconstrucción
nunca se realizó con total fidelidad, pues el proceso penal se pone a si mismo
limitaciones para la averiguación de la verdad.'" En el proceso inquisitivo puro,
que representa quizá el momento histórico en el que aparece con más fuerza la
verdad material corno objetivo, no se establecía limitación alguna para la
búsqueda de esa verdad. Hasta tal punto el proceso inquisitivo estaba
obsesionado por la reconstrucción de la verdad. que buscaba por cualquier
medio, inclusive la tortura, para lograr la confesión del imputado.
37
Un sector de la doctrina que considera a la prueba ilícita en su vertiente amplia
que estima que cualquier prueba que atente contra la divinidad de la persona
deviene en ilícita, mientras que los que sostienen la concepción restringida,
señalan que la prueba es ilícita cuando son obtenidas con violación de los
derechos fundamentales. De acuerdo con el artículo en comento, nuestros
legisladores se han inclinado en la concepción restringida, al señalar que es la
violación al contenido esencial de los derechos fundamentales en la obtención
directa o indirecta de la prueba la que lo invalida, es decir lo declara sin efecto
legal alguno. El Tribunal Constitucional ha señalado que la prueba que sea capaz
de producir un conocimiento cierto o probable en la conciencia del juez debe
reunir ente otras las siguientes características: Constitucionalidad de la actividad
probatoria, la cual implica la proscripción de actos que violen el contenido
esencial de los derechos fundamentales o transgresiones al orden jurídico en la
obtención, recepción y valoración de la prueba. j9" En suma, para desvirtuar la
presunción de inocencia, a través de una sentencia condenatoria, será
inexcusable que: a) la carga materia de la prueba, en relación a los hechos
constituidos de la pretensión penal, haya sido promovida y actuada por la parte
acusadora y no por la defensa, b) la prueba se practique en juicio oral y bajo
inmediación de órgano jurisdiccional sentenciados; c) los actos de prueba no
sean confundidos con los atestados policiales u otros actos de investigación; d)
los jueces no fundamenten su sentencia en prueba prohibida o ilícita, e) las
sentencias de condena no se soporten exclusivamente sobre la declaración de
coimputados y f) los jueces cumplan con la obligación de razonar la prueba y la
expliciten al motivar su fallo.
38
d) abstenerse de declarar, a fin de que no se emplee en su contra medios
coactivos, intimidatorios o contrarios a su dignidad.
e) ser examinado por un médico legista u otro profesional de salud, cuando su
estado de salud así lo requiera.
Los artículos 14. 3 del Pacto y 8. 2 de la Convención Americana reconoce el
derecho a ser informado detalladamente de los cargos y defenderse asistido por
un abogado defensor de su elección o a que se le designe uno por parte del
Estado. Le reconoce además a que se le designe un intérprete en caso no
comprenda el idioma, a contar con los medios y el tiempo necesario para
preparar su defensa. El derecho de defensa, según Gimeno Sendra, es el
derecho público constitucional que asiste a toda persona física a quien se le
puede atribuir la comisión de un hecho punible, mediante cuyo ejercicio se
garantiza al imputado la asistencia técnica de un abogado defensor y se le conde
a ambos la capacidad
de postulación necesaria para oponerse eficazmente a la pretensión punitiva y
poder hacer valer dentro del proceso el derecho constitucional a la libertad del
ciudadano. El derecho de defensa cumple, dentro del proceso penal. un papel
particular: por una parte, actúa en forma conjunta con las demás garantías; por
otra parte, es la garantía que torna operativa a todas las demás.'" El derecho de
defensa, tiene una doble dimensión: como derecho subjetivo, por el cual. siendo
un derecho fundamental, tiene carácter de irrenunciable, mientras que, como
garantía del proceso, la defensa no solo forma parte del proceso, sino que en sí
misma es un requisito para su validez. Al respecto el Tribunal Constitucional
sostiene que "el derecho de defensa garantiza que los justiciables, en la
determinación de sus derechos y obligaciones, sea cual fuere su naturaleza (civil,
mercantil. penal. laboral, etc.), no queden en estado de indefensión "196. Es
menester tener presente que "la situación de indefinición que el programa
normativo del derecho de defensa repulsa. no sólo se presenta cuando el
justiciable no ha tenido la oportunidad de, formular sus descargos frente a las
pretensiones de la otra parte, sino también cuando no obstante haberse
realizado determinados actos procesales destinados a levantar los cargos
formulados en contra, el caso, se evidencia que la defensa no ha sido real"/97.
El ejercicio de la defensa implica que el imputado deba tener conocimiento de
los hechos que se le imputan, por tanto, debe tener acceso a la toda la
información que va incorporando al proceso. Este derecho es amplio. Cualquier
restricción debe ser excepcional y limitada en cuanto a su duración. Así lo ha
entendido el Tribunal Constitucional al señalar que el contenido esencial del
derecho de defensa queda afectado cuando, en el seno de un proceso judicial,
cualquiera de las partes resulta impedido, por concretos actos de los órganos
judiciales, de hacer uso de los medios necesarios, suficientes y eficaces para
ejercer la defensa de sus derechos e intereses legítimos. Tal derecho, considera
el Tribunal, no fue respetado en el caso Tinco Cabrera en el cual al variarse el
tipo penal por el que venía siendo juzgado el actor, conforme se ha expuesto en
el primer párrafo de este fundamento, se impidió que el actor pudiera ejercer,
eficazmente, su defensa, en tanto esta se encontraba destinada a probar que no
era autor de un ilícito penal determinado, mientras que fue condenado por otro,
que, aunque del mismo género, sin embargo, no fue objeto del contradictorio"j9"
La defensa en tanto derecho fundamental. es ejercitada tanto por el imputado
cuanto por el abogado defensor, de ahí su carácter dual: privada o material y
pública o formal, esta última informada por el derecho público y de carácter
39
obligatorio. La defensa material comprende el derecho del imputado a hacer
valer su propia defensa, ya sea contestando la imputación, negándola,
guardando silencio o bien conformándose con la pretensión del Fiscal. En esta
perspectiva, la defensa técnica se erige como un servicio público imprescindible
que se presta aun contra la voluntad del imputado y viene a completar o
complementar la capacidad del imputado para estar en juicio penal. Con lo que
se busca garantizar el principio de igualdad de armas y resistir eficazmente la
persecución penal, Según ALBERTO BINDER, el ejercicio personal de defensa
del imputado exige asumir que " la declaración del imputado es la oportunidad
que se le otorga (para presentar su versión de los hechos, ofrecer su descargo,
proponer pruebas y establecer un contacto directo con las personas que tienen
a su cargo la preparación del acusado o, directamente, el juicio. El ejercicio de
la autodefensa material quedó plasmado a través de una sentencia del Tribunal
Constitucional cuando declaro fundado el Habeas Corpus promovido por el
Abogado Espinoza Palomino, contra la Tercera Sala Penal de la Corte Superior
de Lima, cuyos integrantes consideraban que siendo el derecho de defensa
irrenunciable las condiciones de imputado y defensor era incompatibles entre sí,
posición que fue refutado con el siguiente argumento: "este Tribunal entiende
que ambas dimensiones del derecho de defensa pueden ser ejercidas por un
abogado que, al mismo tiempo, viene siendo procesado. Para ello, es preciso
que el letrado esté debidamente capacitado y habilitado conforme a ley, en
particular, que no esté incurso en ninguno de los impedimentos previstos en los
artículos 285°, 286° y 287° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial" 20' Durante el juicio, el derecho de defensa se manifiesta a través
de la congruencia que debe haber entre la acusación y la sentencia, según el
cual solo se puede absolver o condenar por los hechos que han sido objeto del
juicio. Si el juez condena por hecho que no ha sido objeto de la acusación o por
un delito respecto del cual el acusado no ha oportunidad de desvirtuarlo en el
debate oral, se estaría atentando contra el derecho de defensa.
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manera que cualquier agresión a dichos derechos fundamentales, también
constituye un ataque a la propia dignidad del ser humano.
Dado la naturaleza esencial de la libertad, el Estado a través de sus diversas
expresiones, entre ellas el derecho, está en la obligación no sólo de respetarla.
sino también, de protegerla. "La Libertad (...)no resulta ser una "facultad" una
propiedad, de la cual el hombre puede disponer o no. El ser humano no "tiene"
ni deja de tener libertad, sino que el hombre "es libertad"202
No obstante, lo expuesto, es opinión casi unánime, tanto en la doctrina nacional
como extranjera, de que aún los derechos fundamentales como la libertad no
son absolutos; en ese sentido el Tribunal Constitucional refiere que "los límites
de los derechos pueden ser impuestos por la misma norma que reconoce el
derecho, por el ejercicio de uno o más derechos constitucionales, o por el
ejercicio de uno o varios bienes jurídicos constitucionales" (SIC N° 2496-2005-
PH/TC) y ya específicamente sobre el derecho a la libertad establece: "la libertad
personal no sólo es un derecho fundamental reconocido. sino un valor superior
del ordenamiento jurídico, pero su ejercicio no es absoluto e ilimitado: pues se
encuentra regulado y puede ser restringido mediante ley" (SIC N° 1230-2002-
HC).
Una de las limitaciones al Derecho a la libertad es la detención o prisión
preventiva el cual se encuentra expresamente reconocido en nuestra
Constitución Política del Perú y en diversos Tratados Internacionales 203, pero
dicha limitación sólo se puede dar de manera excepcional y sólo estará
justificado cuando mediante ellas se busque tutelares fines constitucionales y
respetando determinados principios, pues sólo así se encuentra justificado la
imposición de una medida tan gravoso para la libertad personal. Conforme a lo
señalado, en el presente capítulo abordaremos el estudio de estos fines y
aquellos principios que rigen toda medida de coerción procesal, sobre todo a la
detención y la prisión preventiva, reconocidas de manera expresa o implícita en
el Nuevo Código Procesal Penal.
La prisión preventiva, de acuerdo con la doctrina, es una medida cautelar que
tiene corno fundamento asegurar el normal desarrollo del proceso y,
eventualmente, al concluir éste, la aplicación de una pena privativa de la libertad.
Sin embargo. en la práctica se le ha dotado de connotaciones sustantivas de
penalización inmediata. Este uso de la prisión por parte del Estado, es la medida
más radical de su actuación, ya que después del derecho a la vida, es la libertad
el derecho fundamental y presupuesto de todos los demás derechos.
HASSEMER refiere que la prisión preventiva debe ser jurídicamente posible
frente a aquel cuya presencia es presupuesto del procedimiento y de la ejecución
(fuga y peligro de fuga) y frente a aquel que puede evitar la averiguación de la
verdad (peligro de obstrucción de la investigación).
Por su parte MAIER refiere que en el Derecho procesal penal el fundamento real
de una medida de coerción sólo puede residir en el peligro de fuga del imputado
o en el peligro de que se obstaculice las averiguaciones de la verdad. En nuestra
doctrina nacional el doctor CESAR SAN MARTÍN CASTRO refiere que la
restricción de la libertad en el curso de un proceso penal sólo puede justificarse
por la necesidad de garantizar la sujeción de una persona para que en su
momento pueda hacerse efectiva las consecuencias jurídicas del delito por el
que se le condene"' Uno de los críticos, no sólo a los fines de la prisión preventiva
sino a la misma medida procesal es sin duda LUIGI FERRAJOLI, para quien.
nada justifica la restricción de un derecho tan fundamental como la libertad de
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una persona a la que aún no se le ha condenado, así respecto a la justificación
de la prisión preventiva en el peligro de fuga del imputado. refiere:
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BIBLIOGRAFIA:
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