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DERECHO CIVIL II
OBLIGACIONES
APUNTES 2015-2016
TEMA 19
CAPITULO 1
LOS CONTRATOS
Historia:
Época romana: formalismo muy marcado, no hay ninguna institución que se asemeje a la idea actual de
contrato:
Stipulatio: no se puede otorgar eficacia obligatoria a los actos que no reunían las rígidas reglas o la
certeza de la entrega de una cosa
Figuras contractuales: pueden ser verbales, reales, literales o consensuales, pero tienen rígidos
presupuestos formales de eficacia que impedían su generalización y su tratamiento como categoría
Contratos innominados de la época justinianea: tampoco se asemejan
Época del ius commune y los canonistas
Influencia de la Iglesia católica: Principio de buena fe y el principio de respeto a la palabra dada (pacta sun
servanda)
También aparece el principio solus consensus obligat: los contratos se forman por el simple consentimiento
de las partes y los modos para para su exteriorización son libres.
Se consolida la jurisdicción mercantil en la cual el consentimiento mutuo constituye la esencia del contrato
Edad moderna
Se acentúa la consideración de la voluntad individual (y, por tanto, del consentimiento de ambas partes
contratantes) como base del contrato.
Escuela de Derecho natural: reclama la propia posición del ser humano y la importancia de la voluntad
individual como criterio decisivo en las más diversas facetas de la actividad humana.
Trasplantadas dichas ideas al mundo del Derecho, la conclusión es obvia: el contrato como categoría es
manifestación del consentimiento y así pasa al Code Napoleón y al resto de los Códigos Civiles.
tiene que existir el requisito de patrimonialidad. Es por ello, que determinados acuerdos de voluntades sin un
carácter patrimonial no tienen el carácter de contrato, por ejemplo el matrimonio.
-Sí TÍPICOS
3. Regulación del tipo contractual por el
Dcho. Positivo
-No ATÍPICOS
-Único INSTANTÁNEOS
Civil (compraventa, arrendamiento, etc.) o en cualquier otra disposición legal (contrato de edición, etc.) serían
calificables como típicos. Suelen ser aquellos contratos con tradición histórica o con expansión actual. Se
establece el marco básico del contrato, mediante escasas normas de carácter imperativo, teniendo el resto
naturaleza dispositiva. En el caso de que los contratantes dejen sin regular algún punto, la disciplina legal se
aplicará de modo supletorio.
- Contratos atípicos: Son aquellos que, aun careciendo de reconocimiento legal y de regulación positiva,
reúnen los requisitos esenciales de la figura contractual. Su admisibilidad es indiscutible, y la jurisprudencia
reconoce, que la libertad contractual derivada de la iniciativa económica privada, conlleva que las personas
puedan estructurar libremente figuras contractuales no consagradas legalmente. La celebración de un contrato
atípico supone un modelo contractual que no cuenta con una regulación supletoria ad hoc, por lo que conviene
perfilar bien las reglas o cláusulas contractuales para evitar imprevisiones en la ejecución efectiva del contrato.
Por lo general, después de un tiempo los contratos atípicos generalizados en la práctica se acaban regulando y
transformando en típicos, por ejemplo cuidados de los ancianos a cambio de vivienda, antes era atípico, ahora
está regulado.
EXAMEN:
TEMA 20
CAPITULO 2
a no ser técnicamente un incapaz. El ordenamiento jurídico trata de proteger así al menor declarando inválidos
los contratos que el menor pueda realizar, ante la eventualidad de que la contraparte abuse o se prevalga de la
inexperiencia o ingenuidad del menor.
El contrato celebrado por un menor no es radicalmente nulo, sino sólo anulable; al tiempo que el código veta
al mayor de edad de la posibilidad de poder impugnarlo o instar su anulación.
2.2. LA REFORMA DEL ARTÍCULO 1.263 POR LA LEY ORGÁNICA DE PROTECCIÓN DEL MENOR
La Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídica del Menor, ha introducido una importante reforma en el
tratamiento dispensado por el Código a la capacidad de contratar.
Una de las reformas más polémicas, por suponer un desajuste gramatical, es la del 1.263.2, que ahora
dispone “no pueden prestar consentimiento... 2º) Los incapacitados...”.
Aunque el precepto reformado inhabilite a los incapacitados (genéricamente hablando) para emitir el
consentimiento contractual, la aplicación de las normas generales sobre incapacitación y el carácter gradual de
su alcance (fijado en la correspondiente sentencia) deben primar sobre el tenor literal del nuevo art. 1263.2.
2.3 LA REFORMA DEL ARTÍCULO 1.263 POR LA LEY 26/2015, SOBRE PROTECCION DE LA INFANCIA Y LA
ADOLESCENCIA
La reforma del CC por la Ley 26/2015 da nueva redacción a los artículos 1.263 y 1.264. El Art. 1.263 enuncia:
“no puede prestar consentimiento:
1. Los menores no emancipados, salvo en aquellos contratos que las leyes les permitan realizar por si
mismos o con asistencia de sus representantes, y los relativos a bienes y servicios de la vida corriente
propios de su edad de conformidad con los usos sociales.
2. Los que tienen su capacidad modificada judicialmente, en los términos señalados por la resolución
judicial.”
Las prohibiciones de contratar tienen carácter particular y concreto; son de interpretación restrictiva y el
mandato legal que las dicte no puede generalizarse ni aplicarse por vía de analogía a otros supuestos no
contemplados legalmente. Aunque en el caso de que pretenda ser burlada por mecanismos indirectos, la ley
puede utilizar este precepto aunque no esté literalmente contemplado en él.
2.4. EL AUTOCONTRATO
El término autocontrato pretende englobar todos aquellos supuestos en los que una sola persona asume las
posiciones contractuales contrapuestas, por contar con poderes representativos de otra persona, sea natural o
jurídica, o bien por tener capacidad decisoria sobre dos patrimonios separados. El concepto es controvertido y
no toda la doctrina lo admite, ya que no existen dos partes, sino una sola.
En el Derecho español no existe una regulación general de la figura del autocontrato. Sin embargo sí existen
algunos preceptos en los que se evidencia la prohibición de celebrar actos jurídicos por los representantes
cuando dicha celebración suponga conflicto de intereses con sus respectivos representados:
Se prohíbe comprar, a tutores y mandatarios, bienes de sus representados.
Se exige que, cuando los progenitores de hijos no emancipados tengan intereses contrapuestos a éstos, se
nombre judicialmente un defensor de los intereses del menor.
La prohibición de ser tutores a quienes “tuvieren importantes conflictos de intereses con el menor
incapacitado…”.
El Código de Comercio expresa que ningún “comisionista (representante) comprará para sí mismo o para
otro lo que se le haya mandado vender, ni venderá lo que se le haya encargado comprar sin licencia del
comitente (representado)”.
Aunque sería razonable concluir que el autocontrato no es admisible en el Derecho español y que debe ser
considerado como anulable en los supuestos de representación voluntaria y nulo de pleno derecho en las
hipótesis de representación legal. Sin embargo la jurisprudencia lo admite en los casos que no exista conflicto
de intereses entre el que realiza el autocontrato y el representado. Por ejemplo: Si un padre intenta venderse a sí
mismo los bienes de su hijo menor a un precio irrisorio no es admisible, pero si el padre regala una finca a su
hijo menor si es admisible. De este modo, la admisibilidad del autocontrato se basaría en consideraciones de
orden formal (conflicto de intereses). La STS 10 de Junio de 2015, considera jurídicamente ineficaz la
autocontratación cuando se da realmente un conflicto y una contradicción de intereses que haga imposible la
actuación de una persona que obra por sí misma y a la vez represente a otra (física o jurídica). El contrato
realizado en estos casos pierde licitud debido a su abuso del derecho, intentan de algún modo dañar y perjudicar
a otro (genera daño a un tercero).
3.1. EN GENERAL
El Ordenamiento jurídico vela porque el consentimiento contractual se preste por los contratantes de forma
libre y consciente. Cuando el consentimiento (generalmente de una de las partes) ha sido fruto del error, de la
coacción o del engaño, el ordenamiento declara viciado el contrato y permite que sea anulado por el contratante
que ha sufrido tales interferencias en la formación de su consentimiento o voluntad de contratar. Se llaman
vicios de la voluntad o vicios del consentimiento.
En tal sentido, dispone el art. 1265 CC que “será nulo el consentimiento prestado por error, violencia,
intimidación o dolo”.
sido la causa principal del mismo”. Conforme a ello suele hablarse de error esencial o sustancial y de error
sobre la persona.
1.- Error esencial o sustancial. El error debe recaer sobre la sustancia de la cosa objeto de contrato o
condiciones de la cosa que hubiesen dado motivo a celebrarlo. El error sustancial es un error de carácter
objetivo.
2.- Error sobre la persona con que se contrata. El error sobre la persona puede tener eficacia invalidante en
relación con todo tipo de contratos siempre que la consideración de la otra parte contratante haya sido
erróneamente valorada de forma excusable y esencial. Aunque en la práctica se aplica de forma limitadísima,
fuera de los contratos intuitu personae.
3.- Error excusable. Aunque no lo describe el art. 1266 se requiere igualmente que el error sea excusable. El
contratante que incurre en yerro debe acreditar haber ejercitado una diligencia normal en el conocimiento de los
extremos propios del objeto del contrato y que, pese a ello, no ha logrado superar la falsa representación mental
en que ha incurrido. Es decir, que el error no es imputable a quien lo padece y que no pudo evitarse mediante el
empleo de una regular diligencia.
4.- Debe existir un nexo de causalidad entre el error sufrido y la celebración del contrato, de forma que
dicho error es determinante. De no haber existido error, no se habría celebrado el contrato.
3.3. LA VIOLENCIA
Art. 1267.1 CC: “Hay violencia cuando para arrancar el consentimiento se emplea una fuerza irresistible”.
Tal fuerza irresistible se dará en todos los casos de violencia física absoluta, en que la voluntad del contratante
es sustituida por la del agente violentador. En tales casos no es que la voluntad o el consentimiento del
contratante se encuentren “viciados”, sencillamente, no hay consentimiento.
3.4. LA INTIMIDACIÓN
A- Noción general y requisitos
La intimidación es otro de los “vicios de la voluntad” o deficiencia del consentimiento que puede comportar
la invalidez del contrato.
Según el art. 1267.2, consiste en “inspirar a uno de los contratantes el temor racional y fundado de sufrir un
mal inminente y grave en su persona y bienes, o en la persona o bienes de su cónyuge, descendientes o
ascendientes”. Se trata de una coacción moral:
1. La amenaza de que sea objeto una de las partes contratantes ha de ser de tal naturaleza que “inspire un
temor racional y fundado”. Entre el temor y el consentimiento debe existir un nexo de causalidad.
2. La amenaza debe consistir en el anuncio de un mal inminente y grave, de tal forma que influya en su
ánimo induciéndole a emitir una declaración de voluntad no deseada y contraria a sus intereses. El mal
anunciado tiene que recaer directamente sobre la persona, sobre los bienes del contratante o sobre sus
familiares más cercanos y sus bienes (cónyuge, descendientes o ascendientes), aunque puede resultar
discutible que dicho círculo de personas haya de ser asumido al pie de la letra: la amenaza podría ser
sobre un familiar que no pertenece a ese círculo tan restringido (sobre un hermano, por ejemplo); es
más, ni si quiera se habría de requerir un vínculo familiar (sobrino huérfano que convive con él).
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B- El temor reverencial
El último párrafo del art. 1267 CC contempla el denominado temor reverencial: “El temor de desagradar a
las personas a quienes se les debe sumisión y respeto no anulará el contrato”.
El temor reverencial no es relevante para el Derecho en tanto no tenga naturaleza intimidatoria; por tanto, el
contrato celebrado será válido y eficaz. Por ejemplo, un dependiente presta su piso a su jefe para agradarlo, esto
sería válido, si lo hace bajo amenaza de despido sería invalido.
3.6. EL DOLO
A- Noción y requisitos
Actuar dolosamente o con dolo se refiere a cuando, malévola o maliciosamente, se actúan para captar la
voluntad del otro o para incumplir la obligación contraída (en el último caso sería incumplimiento de
obligación)
Refiriéndonos exclusivamente al dolo como vicio del consentimiento, éste consiste en inducir a otro a
celebrar un contrato que finalmente celebra y que, por tanto, incurre en error. Lo que ocurre es que, como dicho
error ha sido provocado por la otra parte, el ordenamiento jurídico considera al dolo como un supuesto
específico de vicio del consentimiento.
El art. 1269 CC afirma que “hay dolo cuando, con palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno de
los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no hubiera hecho”. El art. 1270 CC
completa la regulación del dolo como vicio del consentimiento disponiendo que “para que el dolo produzca la
nulidad de los contratos deberá ser grave y no haber sido empleado por las dos partes contratantes. El dolo
incidental sólo obliga al que lo empleó a indemnizar daños y perjuicios”.
Por tanto, para que el dolo sea causa de anulabilidad del contrato se requiere:
1- El dolo debe ser GRAVE, con intención consciente y deliberada de engañar a la otra parte. Las
alabanzas de lo ofertado o dolo bueno no se considera como dolo propiamente.
2- El dolo ha de inducir a la otra parte a celebrar el contrato. Debe ser un dolo DETERMINANTE o
causante, que si no hubiese existido la otra parte no hubiera contratado.
Dolo incidental es la conducta engañosa que lleva a quien, libre y conscientemente, está decidido
a contratar, a aceptar unas condiciones desfavorables o perjudiciales que no hubiera aceptado de no
intervenir el dolo incidental. Iba a contratar de todos modos pero lo que no hubiera aceptado son
esas condiciones. El dolo incidental no tendrá consecuencias anulatorias del contrato celebrado, sino
que sólo dará lugar a indemnización de daños y perjuicios.
3- Que el dolo no haya sido empleado por las dos partes contratantes, ya que en tal caso la actuación
malévola de ambos excluye la protección a la buena fe que fundamenta la regulación positiva del
dolo. Se habla así de COMPENSACIÓN DE DOLO, para poner de manifiesto que el dolo de una
parte compensa, anula o destruye la relevancia del dolo de la otra parte.
B- El dolo omisivo
Aunque la doctrina clásica excluía el dolo por omisión, el art. 1269 CC lo admite. Éste habla de “palabras o
maquinaciones insidiosas” para identificar a la conducta engañosa y tal resultado puede lograrse mediante una
conducta activa u omisiva. El dolo puede consistir en conductas pasivas o reticentes que, resultando engañosas,
induzcan a contratar a quien no hubiera llegado a hacerlo de saber cuanto, consciente y deliberadamente, le
oculta la otra parte. El dolo omisivo atenta contra el principio de buena fe.
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En relación con la herencia futura no se podrá celebrar otro contrato que no sea en relación con la partición
o la división de un caudal.
C) Determinación o determinabilidad
Una vez perfeccionado el contrato, se requiere que la cosa o el servicio que constituyen su objeto queden
determinados. En caso contrario, sería necesario un nuevo pacto o acuerdo de las partes. Pero no es necesario
que el objeto del contrato quede absolutamente determinado, sino que basta con que el objeto sea determinable
"sin necesidad de nuevo convenio entre los contratantes".
5.4. LA CAUSA ILÍCITA DEL ART. 1275: LOS MOTIVOS ILÍCITOS Y LA CAUSA EN SENTIDO SUBJETIVO
Sin embargo, según el artículo 1275, “los contratos sin causa, o con causa ilícita, no producen efecto alguno.
Es ilícita la causa cuando se opone a la ley o a la moral”. ¿Es lícito vender un riñón pese a que la causa de la
compraventa (intercambio de cosa por precio)?
La causa no puede entenderse sólo y exclusivamente como objetiva función socioeconómica del tipo
contractual utilizado por las partes, sino como algo más. El sentido del artículo 1275 es permitir que, en su
caso, la función socioeconómica del tipo contractual, abstractamente considerada, no excluya de forma
necesaria la valoración del fin práctico perseguido por las partes. Con lo cual, el artículo 1275 está dando
entrada, en determinados casos, a que los motivos contrarios al ordenamiento puedan originar la ilicitud de la
causa concreta. Ejemplos de causa ilícita serían, la donación de un jamón al profesor en mayo, para poder
aprobar en junio, el alquiler a un precio desorbitado de un local a una banda terrorista para que lo utilicen como
arsenal…
Tanto la doctrina como la jurisprudencia, aun partiendo del carácter objetivo y abstracto de la causa, acaba
defendiendo que los aspectos subjetivos de los contratantes cuando el fin práctico perseguido por los mismos es
contrario a las leyes o a la moral, provocan la nulidad, por ser causa ilícita. Los contratos que presentan
aspectos desviados del sentir común acaban siendo declarados nulos de pleno derecho en atención a su causa
ilícita.
dispone que “aunque la causa no se exprese en el contrato, se presume que existe y que es lícita mientras el
deudor no pruebe lo contrario”. De lo que resulta que:
A. La falta de consideración o expresión de la causa en el contrato es posible, pero el contrato seguirá
siendo causal y no abstracto.
B. El CC presume la existencia y licitud de la causa contractual; presunción que, evidentemente,
beneficia al acreedor de la relación obligatoria.
C. El acreedor no tendrá que probar la licitud y existencia de la causa para reclamar la obligación al
deudor, sino que será éste quien haya de desmontar la presunción legalmente establecida: por ello se
habla de abstracción procesal de la causa.
D. La abstracción procesal de la causa es distinta a la admisibilidad de la categoría de los contratos
abstractos.
Por tanto, en nuestro Derecho no puede hablarse de contratos abstractos, ni siquiera en aquellas
declaraciones de voluntad unilaterales (reconocimiento de deuda, promesa de deuda) que algunas veces se
califican como abstractas.
Como excepción hay títulos de crédito (títulos valores) que sí funcionan conforme a las reglas de
abstracción material, bajo ciertas circunstancias, por ejemplo la letra de cambio o el cheque gozan de
abstracción material cuando el tenedor de ellos es persona diferente al tomador de los mismos.
EXAMEN:
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CAPITULO 3
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4.3. LOS CONTRATOS CONSENSUALES COMO REGLA Y EL PAPEL MARGINAL DE LOS CONTRATOS REALES
La mayor parte de los contratos tienen carácter consensual: significa sencillamente que el contrato se
perfecciona por el mero consentimiento contractual, sin importar la forma.
Tienen carácter consensual en nuestro Derecho los contratos de compraventa, permuta, arrendamientos,
sociedad, mandato, seguro, fianza… y en general todos los contratos que no sean calificables como formales de
una parte o reales de otra.
Los contratos reales son aquellos en los que para su perfeccionamiento, además del mero consentimiento, se
requiere la entrega de una cosa:
Préstamos, tanto mutuo como comodato
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Depósito
Prenda
EXAMEN:
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CAPITULO 4
exceptuados (de la obligación de vender del comerciante) los objetos sobre los que se advierta, expresamente,
que no se encuentran a la venta o que, claramente, formen parte de la instalación o decorado”.
La oferta contractual requiere que se mantenga en sus condiciones iniciales en espera de aceptación de la
contraparte. Si se modifican las condiciones de la oferta por el eventual aceptante, se está realizando una nueva
oferta o “contraoferta” que, ahora, habrá de ser objeto de aceptación por quien inicialmente asumía la posición
de oferente para su perfección.
2.3. LA PERFECCIÓN DEL CONTRATO ENTRE AUSENTES : LA REDACCIÓN ORIGINARIA DEL CC Y DE COMERCIO
Cuando los contratantes están llevando a cabo las negociaciones en la distancia y no se puedan concluir
inmediatamente, pueden surgir importantes incógnitas en relación con el momento de perfección del contrato.
La doctrina ha ofrecido respuestas muy diversas para determinar cuando el oferente queda vinculado por la
aceptación del ofertado:
A. Teoría de la emisión: Dada la concurrencia del consentimiento de ambas partes contratantes, debe
considerarse perfecto el contrato desde el mismo momento en que el aceptante emite su declaración
de voluntad. (Escribo carta).
B. Teoría de la expedición o remisión: Bastaría con que el aceptante remitiera al oferente la
declaración de voluntad para que este último quede vinculado contractualmente. (Pongo la carta en
correos).
C. Teoría de la recepción: exige que la aceptación llegue al círculo propio de actividad del oferente,
aunque la recepción no suponga efectivo conocimiento de la aceptación por parte de éste (por no
encontrarse “presente” en el lugar correspondiente). (Llega la carta)
Hasta la Ley 34/2002, el CC se planteaba la cuestión siguiendo las pautas históricas y establecía que la
aceptación “no obliga al que hizo la oferta sino desde que llegó a su conocimiento” (es decir, el CC optaba por
la teoría del conocimiento: esto suponía dejar en manos del oferente el momento de perfeccionamiento del
contrato –ej.: recibe carta con acuse de recibo el día 4 pero no la abre hasta el día 16). Pero la doctrina ha
considerado esta conclusión excesivamente rigurosa, y se pronunció a favor de la teoría de la recepción. Según
ello, basta con que la aceptación llegue al círculo propio de la actividad del oferente. El TS nunca se ha
pronunciado sobre este tema, por lo que la doctrina se mueve en términos puramente argumentativos.
Frente a la opción seguida por el CC, el Código de Comercio (en su art. 54) se adscribía a la tesis de la
expedición o la remisión como momento perfectivo del contrato.
(…) hay consentimiento desde que el oferente conoce la aceptación o desde que, habiéndosela remitido el
aceptante, no pueda ignorarla sin faltar a la buena fe… En los contratos celebrados mediante dispositivos
automáticos hay consentimiento desde que se manifiesta la aceptación”. Es decir, se establece que la aceptación
es determinante en los casos de contratación automática (elegir una cajita de aperitivos de una máquina
expendedora; “clikar” en el caso de contratación electrónica; sacar dinero de un cajero automático…).
Esta Ley ofrece un cuadro regulador de la contratación electrónica, aunque los fundamentos del Derecho
contractual no han sido afectados, limitándose la ley especial a consagrar la admisión de dicho tipo de
contratación, pero dejando a salvo en todo caso:
Que los contratos electrónicos, como cualesquiera otros, serán válidos “cuando concurran
consentimiento y demás requisitos necesarios para su validez”.
Que tales contratos se regirán por lo dispuesto en la Ley especial y en… los Códigos Civil y de
Comercio.
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3.- EL PRECONTRATO
Es posible que las partes lleven a cabo la celebración de un contrato preparatorio de un futuro contrato.
Suele denominarse precontrato, promesa de contrato o contrato preliminar
Nuestro CC regula dos supuestos concretos de precontrato:
El art. 1.451, según el cual “la promesa de vender o comprar, habiendo conformidad en la cosa
y en el precio, dará derecho a los contratantes para reclamar recíprocamente el cumplimiento del
contrato”;
El art. 1.862, al disponer que “la promesa de constituir prenda o hipoteca sólo produce acción
personal entre los contratantes…”.
Además son muy frecuentes los contratos de opción de compra en la práctica actual, a juicio de Lasarte,
encuadrables en el art. 1.451.
comprarlo hasta cerciorarse de la volumetría posible de la parcela. Pero le interesa asegurárselo mientras tanto.
A cambio de ello, el dueño del terreno exigirá una compensación económica, pues no va a limitar sus
posibilidades de venta a cambio de nada. Esta operación se conoce en Derecho con el nombre de “opción de
compra”: el concedente del derecho de opción (el dueño) está otorgando un derecho de preferencia en la
adquisición al optante (la constructora) a cambio de un precio que, en la práctica, suele conocerse como
“prima” o “señal” de la opción (generalmente bajo unas condiciones entre las que destaca el plazo temporal
concedido al optante). Siendo así, el concedente del derecho de opción queda obligado a vender y es el optante
quien decidirá si compra o no.
Menos frecuente es cuando el eventual adquirente queda obligado a comprar, y es el propietario el que
puede optar entre vender o no vender: sería la “opción de venta” (en adelante omitiremos toda referencia a esta
última para no complicar la exposición).
La opción de compra:
Tiene carácter gratuito u oneroso
Es perfectamente lícita y posible
Vincula al promitente
El ejercicio del derecho o no de compra depende en exclusiva de la declaración de voluntad del
optante.
En caso de incumplimiento de lo pactado por parte del promitente, el optante puede demandar al concedente
de la opción, reclamándole la correspondiente indemnización de daños y perjuicios.
El problema no es la obligatoriedad de la opción, sino si el derecho de opción puede considerarse como un
derecho real sobre la cosa que vincule a terceros. En términos generales, sobre todo en relación con bienes
muebles, la respuesta ha de ser no; pero en relación con bienes inmuebles, el asunto es más complicado.
5.3. L AS CONDICIONES GENERALES DE LA CONTRATACIÓN EN DERECHO ESPAÑOL BAJO LA REGULACIÓN DEL CÓDIGO
CIVIL.
A falta de regulación de la materia en el CC, en la jurisprudencia española (desde los años 30), ha sido
tradicional recurrir a una interpretación progresista del art. 1.288 CC: “la interpretación de las cláusulas
oscuras de un contrato no deberá favorecer a la parte que hubiese ocasionado la oscuridad”, con vistas a
proteger a los ciudadanos frente a los poderes económicos que preparan y redactan las condiciones generales de
contratación. El TS se ha limitado a requerir dos requisitos para dar lugar a la interpretación contra
proferentem:
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Que el clausulado contractual (o cláusula concreta de que se trate) haya sido redactada unilateralmente
por el predisponente
Que sea inherente a la cláusula una oscuridad material claramente favorable para el predisponente.
En los supuestos en que el art. 1.288 no podía entrar en aplicación, la jurisprudencia y la doctrina han
procurado restablecer la justicia conmutativa basándose en normas generales que excluirían la validez de las
condiciones generales de la contratación que fuesen excesivamente onerosas o lesivas para el contratante débil
(abusivas):
Art. 7 y 1.258, en cuanto presuponen y requieren la buena fe en la contratación;
Art. 1.256, que prohíbe dejar el cumplimiento del contrato al arbitrio de uno de los contratantes;
Art. 1.255, que imposibilita la exclusión de responsabilidad por parte del redactor de las condiciones
generales de contratación; etc.
La contemplación jurisprudencial y doctrinal del tema y los precedentes de Derecho comparado, atrajo el
interés del legislador mediante la publicación de la Ley 7/1998 que trata sobre las condiciones generales de
contratación, recientemente ha sufrido una modificación de alguno de sus artículos por la Ley 20/2015 sobre
ordenación, supervisión y solvencia de las entidades aseguradoras y reaseguradoras.
Por ello es común hablar de “contrato modelo” o de “modelo de contrato” para expresar la sustitución de la
autonomía privada por la formulación de una serie de cláusulas predispuestas por las propias normas jurídicas
aplicables al caso concreto de que se trate.
EXAMEN:
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TEMA 21
CAPITULO 5
2.- LA CONDICIÓN
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Pero una vez las partes someten el contrato a condición, ésta deja de ser mero accidente para convertirse en
el elemento esencial para la propia eficacia del contrato. La eficacia del mismo depende de un suceso
futuro/incierto, cuyo efectivo acaecimiento o falta de acaecimiento reúne características para que pueda
hablarse de condición.
Requisitos o características:
1. El suceso contemplado como condición tiene que ser posible.
2. Las condiciones no pueden ser contrarias a las leyes ni a las buenas costumbres.
3. El acaecimiento (o falta de él) del suceso contemplado como condición no puede depender de la
voluntad de los contratantes. La razón de ello es clara: “la validez y el cumplimiento de los
contratos no pueden dejarse al arbitrio de uno de los contratantes” (Art. 1256).
La inclusión de una condición en un clausulado, no tiene sentido salvo caso de que el contrato se entienda
realmente celebrado y, por tanto, perfeccionado. En caso contrario, bastaría con plantear la eventualidad
elevada a condición en los tratos preliminares.
ELEMENTO EFECTOS
CONDICIÓN Accidental Eficacia retroactiva
CONDITIO IURIS Presupuesto legal y necesario Por principio no tendrá eficacia retroactiva
3.1. PLANTEAMIENTO
El término es el momento temporal en que:
a. Comienzan o terminan los efectos de un contrato, opera como elemento accidental del contrato,
afectando a su eficacia; o bien,
b. Ha de llevarse a cabo el cumplimiento de una obligación determinada (contractual o extracontractual),
está referido solo a la ejecución del contrato (cumplimiento)
El CC regula con detalle las obligaciones a plazo (Art. 1125 y ss), pero apenas se refiere al término como
elemento integrante. Algo similar ocurre con la Ley 3/2004, de lucha contra la morosidad en las operaciones
comerciales. En ella, no hay contemplación del término en sentido propio, sino que la ley solo contempla
plazos propiamente dichos.
Sin embargo la litigiosidad de la materia, es mucho más compleja en los supuestos relativos al término de
cumplimiento que en la derivada de obligaciones a plazo.
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4.- EL MODO
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Ante la eventualidad de que las figuras atípicas sirvan para burlar prohibiciones legalmente fijadas para los
contratos típicos, doctrina y jurisprudencia insisten en la necesidad de una causa lícita.
En base al Art. 1255 CC y otros similares la jurisprudencia considera indiscutible el que la libertad
contractual derivada de la iniciativa económica privada conlleva que las personas puedan estructurar libremente
figuras contractuales no consagradas aun legalmente.
La celebración del contrato atípico supone estructurar un modelo contractual que no cuenta con una
regulación supletoria ad hoc, por lo que conviene perfilar muy cuidadosamente las reglas o cláusulas
contractuales de éste, para evitar imprevisiones en la ejecución efectiva del contrato.
Este es el problema fundamental, pues en caso de litigio entre las partes, poco previsoras en el
establecimiento del clausulado contractual, ¿qué normas se aplicarían supletoriamente? Según la doctrina se
han propuesto distintas opciones:
Teoría de la absorción. Una vez acercado el contrato atípico al esquema contractual típico que le resulta
más próximo, se le aplicarán las normas de éste, por ser el elemento preponderante.
Teoría de la combinación. Se deberán tener en cuenta, conjuntamente, la regulación supletoria de todos
aquellos modelos contractuales típicos que parcialmente estén presentes en el contrato atípico.
Teoría de la aplicación analógica. Habían de aplicarse las normas propias del contrato típico que presente
mayor identidad de razón y siempre conforme a las reglas internas de la aplicación analógica de las normas
establecidas en el Código Civil.
Las propuestas doctrinales con poco operativas, por lo que la jurisprudencia del Tribunal Supremo atiende a
la justicia del caso concreto, sobre la base de diseccionar lo mejor posible la voluntad de las partes, y
atendiendo a la aplicación de las normas generales de contratación.
Serían ejemplos de contratos atípicos, además del contrato de mediación o corretaje y el de garaje, también
el de franquicia, leasing o el factoring.
EXAMEN:
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TEMA 22
CAPITULO 6
En muchos casos, la exacta determinación del contenido contractual no habría de derivarse solo de la
actividad interpretativa de forma exclusiva, sino que sería necesario proceder a fijar su naturaleza
(calificación) y sobre la misma base, extraer todas las consecuencias que sea conformes a la buena fe, al uso y
a la ley (la llamada integración del contrato). Estas tres operaciones (interpretación, calificación e integración)
y en ese orden están dotadas de su propia operatividad y cierta autonomía conceptual.
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de instancia, pero que puede ser modificada en casación cuando resulta ilógica o contraria a las normas que
disciplinan. Conceptos similares manejan otras Sentencias del Tribunal Supremo.
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presidir el ejercicio de los derechos subjetivos. Esto tiene especial trascendencia en las condiciones generales
de contratación y sobre todo en los contratos de seguros.
La interpretación contra stipulatorem es aplicable a todo supuesto contractual, individualizado
(personalizado) o en serie, aunque su aplicación jurisprudencial destaca más en materia de condiciones
generales de la contratación.
Es dudoso, sin embargo, que pueda extenderse el principio de buena fe hasta extremo de afirmar que, la
interpretación (subjetiva u objetiva) debe estar presidida por la buena fe, pues esta es un canon de conducta y
no un criterio interpretativo en sentido técnico.
debe determinar es la calificación del contrato, es decir, identificar el tipo o esquema contractual (típico o
atípico) celebrado, para determinar entre otras cosas el régimen legal imperativo o las normas supletorias
aplicables a ese contrato.
La denominación dada por las partes al contrato no les vincula ni a ellas, ni al Juez. El Juez tendrá que
deducir el contenido contractual del clausulado y/o las pruebas realizadas en el proceso. La calificación dada
por los contratantes tiene carácter orientativo y no vincula al juzgador.
Las partes pueden usar de su autonomía de voluntad para realizar el contrato, pero una vez perfeccionado
este, la autonomía se reduce a los términos, alcance y efectos convenidos en el mismo.
A. La ley:
La norma imperativa aplicable a un supuesto contractual determinado conformará e integrará el régimen del
mismo con primacía incluso sobre el acuerdo o clausulado contractual.
Las normas dispositivas, en cuanto son disponibles por las partes, sólo integrarán el contrato cuando
contemplen un elemento natural del mismo que no haya sido contemplado o regulado de forma distinta a la
legalmente prevista (gastos de escritura, contenido típico del saneamiento por evicción, gratuidad del depósito).
32
EXAMEN:
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TEMA 23
CAPITULO 7
34
compromete (una vez que el comprador ha satisfecho íntegramente el precio de lo vendido) a otorgar escritura
pública de venta en favor de la persona designada por el propio comprador.
6.2. PRESUPUESTOS
Conforme a la reiterada jurisprudencia del TS, son:
1. Que la otra parte contratante, “contratante cedido”, acceda o consienta la cesión. Hay una relación
triangular entre cedente, cesionario y contratante cedido. Se requiere en acuerdo unánime de
contratante, cedente y cesionario, especialmente si las prestaciones fueran de hacer o personalísimas.
También es necesario respecto de prestaciones ex contractu, que pudieran ser consideradas fungibles,
pues nadie está obligado a mantener relaciones contractuales con una persona diferente a la que
celebró el contrato con él. Afirmar lo contrario es conculcar el 1.256, el cumplimiento de los
contratos no puede dejarse al arbitrio de uno de los contratantes, pues no todas las personas tienen el
mismo grado de solvencia y el contratante cedido no tiene por qué aceptar la incorporación como
cesionario de cualquier persona. Esto solo se aplica ante la cesión del contrato, pero no ante la cesión
de determinados derechos que se encuentran en un contrato, la cual no requiere consentimiento del
deudor cedido.
2. Que se trate de contratos bilaterales o sinalagmáticos (producen obligaciones para ambas partes),
cuyas recíprocas prestaciones no hayan sido total y completamente ejecutadas, pues en tal caso el
designio propio del contrato habrá dejado de tener sentido y no cabrá, por tanto, la cesión.
Conceptos:
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Contrato a favor de tercero Un 3º sale beneficiado con la celebración del contrato y puede
exigir su cumplimiento
Contrato en daño de tercero Un 3º sale perjudicado por la celebración del contrato
C. con persona a determinar Una de las partes contratantes se reserva la posibilidad de señalar
como contratante definitivo a un 3º
Promesa de hecho ajeno El promitente se obliga a conseguir que un 3º contrate o cumpla las
obligaciones del contrato celebrado
Cesión de contrato Transmisión de la posición que ocupa una persona en un contrato.
EXAMEN:
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TEMA 24
CAPITULO 8
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conservación del contrato. El TS utiliza este criterio para evitar la trascendencia de la cláusula nula a la
totalidad del contrato.
Las cláusulas nulas al considerarse como no puestas, generan un vacío contractual que debe rellenarse con la
interpretación o fundamentalmente la integración (entregar los planos; tipo de interés máximo legal).
Raramente, la tarea interpretativa puede arrojar el resultado de que, privado de las cláusulas nulas, el contrato
no se corresponde con el designio de las partes, en cuyo caso habrá de propugnarse la nulidad del contrato.
Los efectos de la anulabilidad son sustancialmente los mismos que los de la nulidad absoluta: la restitución
conforme al art. 1303 CC y normas complementarias.
Habría que tener en cuenta (como excepción al principio de restitución) el art. 1304 CC, que da un trato
favorable a quienes contratan sin tener plena capacidad de obrar, ya que “no está obligado el incapaz a restituir
sino en cuanto se enriqueció con la cosa o precio que recibiera”.
Las reglas del 1.305 y 1.306 (ilicitud) no son aplicables a la anulabilidad.
La anulación del contrato (y la sentencia judicial que la establece) tiene carácter retroactivo. Caso de
prosperar la acción de nulidad/anulabilidad, los efectos son prácticamente análogos.
El motivo por el que se distinguen ambos contratos lo veremos a continuación.
EXAMEN:
TEMA 24
CAPITULO 9
42
tiempo al mandante para adoptar las oportunas medidas, durante el cual el mandatario debe continuar con la
gestión encomendada.
El comodante, si el comodato es por tiempo indeterminado, puede reclamar la devolución de la cosa
prestada a su libre voluntad.
El depositante, se haya o no pactado tiempo de duración del depósito, puede reclamar la restitución de la
cosa depositada en cualquier momento y dependiendo de su libre decisión.
2.5. EFECTOS
El efecto es que se extingue la relación obligatoria, pero sin alcance retroactivo. Al tratarse de una relación
duradera, habrá que proceder normalmente a liquidarla, con la oportuna, en su caso, rendición de cuentas,
reembolsos y restituciones.
En términos generales el desistimiento no tiene un precio, pero el que tiene la facultad de desistir debe
mantener indemne a la otra parte, la cual no debe sufrir perjuicio.
Sin embargo el CC en algunos casos de desistimiento unilateral exige la necesidad de abonar
indemnización, como por ejemplo el contrato de obra.
Esto se justifica en base a la distinta valoración de la función que desempeña cada una de las relaciones
contractuales afectadas y la diferente composición legal de los intereses en juego. Por ejemplo el distinto
tratamiento entre mandante (no se le impone obligación de indemnizar si revoca) y mandatario (al que sí se le
exige expresamente)
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Se trata de una aplicación concreta a los contratos de ejecución temporalmente diferida de las reglas de
integración contractual imperativamente establecidas por el art. 1258 CC que, por principio, son indisponibles
para la voluntad (presunta, implícita, tácita o declarada) de las partes.
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2. Los contratos que se refieran a cosas litigiosas, cuando hubiesen sido celebrados por el demandado sin
conocimiento y aprobación de las partes litigantes o de la autoridad judicial competente (art. 1291.4
CC).
3. Los pagos hechos en estado de insolvencia por cuenta de obligaciones a cuyo cumplimiento no podía ser
compelido el deudor al tiempo de hacerlos (art. 1292 CC).
El TS se pronuncia a favor de una interpretación extensiva de las normas legales sobre fraude, y al mismo
tiempo es doctrina reiterada que el fraude puede estar constituido tanto por la intención de causar un perjuicio a
los acreedores como la simple conciencia en ese sentido.
EXAMEN:
El desistimiento unilateral**
Causas de rescisión del contrato
Resolución del contrato por incumplimiento
La cláusula rebus sic stantibus: concepto, requisitos y efectos
La acción rescisoria
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TEMA 25
CAPITULO 10
LA DONACION
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DONACIÓN Se hace a una persona por sus méritos o por los servicios prestados al donante
REMUNERATORIA
DONACIÓN MODAL Se impone al donatario un gravamen inferior al valor de lo donado
Han de producir sus efectos a la muerte del donante. Asimiladas a los legados hechos
DONACIÓN MORTIS CAUSA
en testamento, siendo revocables hasta la muerte del donante
DONACIÓN CON RESERVA En el pacto de donación se incluye una cláusula que concede al donante una facultad
DE LA FACULTAD DE nueva, que es la que le otorga el poder de disposición, sólo puede establecerse a favor
DISPONER del propio donante, y se extingue a su fallecimiento
Posibilidad de que el donante recobre en ciertos casos lo donado, o si se prefiere el
DONACIÓN CON CLAUSULA
donante se reserva el derecho de recuperar la cosa donada, a favor del donante, o de
DE REVERSIÓN
un tercero
Actos de liberalidad realizados en virtud de cánones de conducta socialmente seguidos
LIBERALIDADES DE USO
por la generalidad de las personas
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El empobrecimiento del donante puede ser perjudicial para el propio donante, para sus familiares con
derecho a legítima y para sus acreedores. Por ello el CC impone ciertos límites de carácter objetivo a la
donación:
a. La donación no podrá comprender bienes futuros.
b. El donante deberá reservarse en plena propiedad o en usufructo lo necesario para vivir acorde a sus
circunstancias.
c. Nadie podrá dar, por vía de donación, más de lo que pueda dar por vía de testamento, debiendo ser
reducidas en cuanto excedan de las posibilidades de libre disposición del donante, a petición de los
herederos forzosos. En tal caso, se habla de “donación inoficiosa”. Para saber si es tal, hay que analizar
en el momento de la muerte del donante, teniendo en cuenta el valor de bienes dejados, al que se
sumara el que tenían los donados en el momento de la donación, y sobre esa suma se determinará la
parte de la que podía disponer libremente.
d. Al suponer la donación una enajenación de bienes a título gratuito, si con ella se defraudaran los
derechos de los acreedores, se presume fraudulenta, autorizándose a los acreedores anteriores a la
donación solicitar su rescisión; pero no así a los posteriores.
3.4. FORMA
Para el CC, la donación es un contrato formal, si bien los requisitos de forma son distintos según recaiga
sobre bienes muebles o inmuebles:
La donación de cosa mueble podrá hacerse
- Verbalmente, requiriéndose la entrega simultánea de la cosa, o
- Por escrito. Requiere que la aceptación conste también por escrito.
En el caso de que esté referida a bienes inmuebles, la donación ha de hacerse necesariamente en escritura
pública, al igual que su aceptación (en misma escritura o en otra separada), debiéndose producir ésta en
vida del donante. Si se hace la aceptación en escritura separada debe notificarse la aceptación al donante y
se anotará diligencia en ambas. La jurisprudencia anula la que no se realicen en escritura pública.
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EXAMEN:
TEMA 26
CAPITULO 11
EL CONTRATO DE COMPRAVENTA
de los bienes en litigio ante el Tribunal en cuya jurisdicción ejercieran sus funciones, afectando esto
también a abogados y procuradores, respecto a los mismo bienes que intervenga por su profesión (a
excepción de las acciones hereditarias entre coherederos o de cesión de pago de créditos o de
garantía de los bienes que posean. Para determinar el carácter litigioso de un bien se han venido
utilizando dos criterios: la fecha de emplazamiento para constatar la demanda (criterio
jurisprudencial) y desde la contestación a la demanda (art. 1.535.2).
1. La contravención de estas prohibiciones lleva aparejada la nulidad radical y absoluta del contrato así
celebrado, independientemente de la posible responsabilidad disciplinaria y penal a que pudiera dar lugar
en su caso.
2. La conculcación de la prohibición del mandatario y albacea es objeto de anulabilidad, al poder recaer con
posterioridad el consentimiento del mandante o los sucesores.
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Esta figura no supone la quiebra de las reglas generales sobre la anulabilidad cuando, por error de ambas
partes o conducta dolosa del vendedor, deba considerarse el contrato viciado desde el mismo momento de su
celebración
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La obligación primera y fundamental del vendedor es la entrega del objeto de la compraventa, dada su
naturaleza consensual.
Hay que tener en cuenta que la entrega de la cosa abarca también:
Sus accesorios
Los frutos producidos desde el día en que se perfeccionó el contrato
Los títulos de pertenencia y los informes necesarios para hacer valer lo transmitido.
Aunque el tiempo y el lugar de entrega de la cosa, suele establecerse convencionalmente por las partes, si no
se hiciese, se entienden aplicables las reglas generales y así la cosa se entregará en el lugar donde se encuentre
en el momento de celebrarse la compraventa.
B.- Formas de entrega: la tradición
El CC regula con cierto detalle las formas de entrega o “tradición” que, realizadas con posterioridad a la
celebración la compraventa, conllevan la adquisición de la propiedad para el comprador. Las diversas formas
de entrega son:
1) Tradición real
Art. 1462.1: Se entenderá entregada la cosa vendida cuando se ponga en poder y posesión del comprador.
La posesión puede ocurrir de dos maneras diferentes:
Material: cuando hay una entrega manual y efectiva (me llevo el paraguas que acabo de pagar) o
cuando el adquirente de facto y de forma inmediata, ejercita los poderes característicos del
propietario (ejemplo: siesta en el piso que compré)
Simbólica: sin llegar a producirse una transmisión material de la cosa, el vendedor manifiesta de
forma inequívoca e irreversible su intención de transferir la posesión al adquirente (ej.: el vendedor
entrega las llaves, o da los títulos de pertenencia).
2) Constitutum possessorium y traditio brevi manu.
La constitutum possessorium, suple a la tradición material, y se da en aquellos casos en los que el
vendedor continúa poseyendo la cosa, pero en virtud de otro título diferente al de propietario que antes
ostentaba (ej.: el vendedor sigue viviendo como arrendatario).
La traditio brevi manu es el caso opuesto: el comprador antes poseía la cosa (sin ser propietario), pasando
ahora a ser el propietario. (ej. Arrendatario compra piso).
3) La tradición instrumental
Art. 1462.2 el otorgamiento de escritura pública equivaldrá a la entrega de la cosa objeto del contrato. En
estos casos el comprador se convierte en propietario, con independencia de cualquier otro factor, por ejemplo
que no haya pagado por completo el precio cierto de la compra.
Este principio no es automático, sino dispositivo “si de la misma escritura no resultare o se dedujere
claramente lo contrario”.
C.- Reglas especiales en materia de venta de inmuebles.
Los inmuebles pueden ser adquiridos atendiendo a la medida (o cabida) de los mismos a razón de un precio
por unidad de medida o número (1.000 €/m2) bien por un precio alzado (una finca por 500.000 €). En el primer
caso el precio total será proporcional al conjunto de unidades tenidas en cuenta al celebrar el contrato, en el
segundo caso se compra cuerpo cierto. Conviene distinguir los siguientes supuestos:
1) Venta de inmueble por unidad de medida resultando de cabida inferior a la señalada en el contrato
El art. 1469.2 obliga al vendedor a entregar al comprador lo que figure en el contrato y si no es posible, el
comprador puede optar o por una rebaja proporcional del precio o a la rescisión del contrato si la disminución
de la cabida es superior al 1/10 de lo que figura en el contrato.
2) Venta de inmueble por unidad de medida siendo la cabida superior a la señalada en el contrato
El comprador debe pagar el exceso si el aumento de la cabida no supera la 1/20 parte de lo señalado en el
contrato. Si la supera, el comprador puede optar por pagar o por desistir.
3) Venta por unidades de medida y problemas de calidad
La falta de correspondencia entre el precio pagado y el bien comprado no sólo se puede ser debida a
criterios cuantitativos, sino también a criterios cualitativos.
En caso de exceso de calidad, el CC no establece ninguna norma, aunque la doctrina propone aplicar de
forma analógica el art. 1471.2.
En caso de defecto de calidad o de extensión del inmueble de carácter esencial, el comprador puede optar
entre una rebaja proporcional o impugnar el contrato por error, realizable según las reglas generales de
anulabilidad.
4) Venta de inmueble hecha a precio alzado
Aunque resulte mayor o menor la cabida de la expresada en el contrato, no tendrá lugar el aumento o la
disminución del precio convenido, por haber sido éste fijado alzadamente. El mismo criterio rige cuando se
compraron dos o más fincas por un solo precio.
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Si se expresaron los linderos (obligatorio) y además la cabida o número, el vendedor debe entregar todo lo
que se comprenda en los linderos, con independencia de la cabida y si no es posible, el precio se rebajará
proporcionalmente al defecto de la cabida, salvo que el comprador no se conforme, que en tal caso se anularía
el contrato, ya que se trata de un ejercicio de derecho potestativo.
5) Plazo de ejercicio de las acciones
Si bien el CC establece un plazo de prescripción de 6 meses, la jurisprudencia otorga a dicho plazo carácter
de caducidad en los supuestos en los que el comprador opte por la rescisión o anulación del contrato.
D.- La facultad de suspender la entrega
El vendedor puede suspender o retener la entrega de la cosa en dos supuestos, aun sin necesidad de instar la
resolución del contrato:
1.- Compraventa con precio de presente: El vendedor no está obligado a entregar la cosa vendida si el
comprador no le ha pagado el precio o no se ha señalado en el contrato un plazo para el pago (art. 1466 CC).
2.- Compraventa con precio aplazado: el vendedor tampoco estará obligado a realizar la entrega “si
después de la venta se descubre que el comprador es insolvente, excepto si el vendedor afiance pagar en el
plazo convenido (art. 1467 CC). En este contexto, se le da al término “insolvente” un sentido amplio, no es
necesario una declaración judicial ni situación concursal del comprador.
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2. “Los frutos o rendimientos, si se le hubiere condenado a entregarlos al que le haya vencido en juicio”. Se
refiere al comprador, que es quien puede ser condenado. Se aplican las reglas sobre liquidación del estado
posesorio.
3. “Las costas del pleito que haya motivado la evicción y, en su caso, las del seguido con el vendedor por el
saneamiento”. Parte del precepto de que el saneamiento por evicción presupone de forma necesaria la
existencia de un proceso judicial entre el tercero y el comprador, no así entre comprador y vendedor (pues
este puede prestarse voluntariamente a indemnizar). El comprador solo tendrá derecho a reclamar las costas
judiciales cuando efectivamente haya debido afrontarlas por haberle sido impuestas.
4. “Los gastos del contrato a cargo del comprador”. No sólo se refiere a gastos de escrituras, sino también
impuestos, gestoría, inscripción en el Registro… Supone la total indemnidad del comprador, que se ve
privado del objeto comprado
5. “Los daños e intereses y los gastos voluntarios o de puro recreo u ornato, si se vendió de mala fe”. La
referencia a los intereses se refiere a los generados por las cantidades a abonar desde que tuvo lugar la
evicción. También tiene el comprador que sufre evicción derecho a los gastos suntuarios
D.- Los supuestos de evicción parcial
Art. 1479 CC: podrá exigir la rescisión del contrato, pero habrá de devolver la cosa sin más gravámenes de
los que tuviera al adquirirla.
Se produce si el comprador pierde con la evicción parte de la cosa vendida de tal importancia con relación al
todo que sin dicha parte no la hubiese comprado, o si se venden dos o más cosas conjuntamente a precio alzado,
o particular para cada una de ellas constando que el comprador no habría comprado la una sin la otra.
Divergencia doctrinal en la calificación de la acción: anulabilidad por error vs resolución. Esto tiene
trascendencia práctica, ya que existe diferente plazo para el ejercicio de la acción, 4 años en la anulatoria (Art.
1301 CC), “Las acciones personales que no tengan plazo especial prescriben a los cinco años desde que pueda
exigirse el cumplimiento de la obligación. En las obligaciones continuadas de hacer o no hacer, el plazo
comenzará cada vez que se incumplan” (Art. 1964 CC). Lasarte estima iguales consecuencias si se entiende el
caso como un supuesto de rescisión propia (de los contemplados en Art. 1291.5), con plazo de prescripción de
4 años (Art. 1299.1).
El problema de la evicción parcial es si es aplicable solo el art. 1479, o también el art. 1478 CC con
adaptaciones. Lasarte considera que son de aplicación los dos, debido a la insistencia del legislador al presumir
que el comprador no hubiera comprado.
E.- Evicción de cargas o gravámenes ocultos
El art. 1483 CC dispone que “si la finca vendida estuviese gravada, sin mencionarlo la escritura, con alguna
carga o servidumbre no aparente, de tal naturaleza que deba presumirse no la habría adquirido el comprador si
la hubiese conocido, podrá pedir la rescisión del contrato, a no ser que prefiera la in demnización
correspondiente. […]
Problema fundamental: determinar si pueden considerarse gravámenes ocultos aquellos que habían sido
objeto de inscripción en el Registro de la Propiedad, la lógica actual implicaría que no, pero el sentido histórico
y teniendo en cuenta que el comprador no tiene obligación de consultarlo, puede argüir su buena fe frente al
vendedor, aunque no haya consultado el registro. La jurisprudencia es partidaria de excluir la aplicación del art.
1483 si la carga o gravamen tiene publicidad registral, es además muy rigurosa con el silencio del vendedor
respecto de situaciones urbanísticas de solares sometidos a Ley del Suelo.
Plazo para ejercitar la acción rescisoria: 1 año desde el otorgamiento de la escritura. Transcurrido este plazo,
sólo podrá reclamar la indemnización dentro de otro año desde el día en que el comprador descubriera la carga
o servidumbre no aparente.
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responderá abonando el precio, los gastos del contrato y si conociese los vicios, responderá además por daños y
perjuicios.
Si la cosa vendida con vicios ocultos pereciera con posterioridad a la venta por caso fortuito o culpa del
comprador, podrá éste reclamar del vendedor el precio que pagó, rebajado por el valor de la cosa en el
momento de perderse y si el vendedor actuó de mala fe, deberá abonar al comprador los daños e intereses.
En el caso de la compra de dos cosas al mismo vendedor, el vicio redhibitorio de una de ellas no afecta a la
otra, a no ser que el comprador no hubiese comprado la segunda sin la primera.
En el caso de saneamiento por vicios en venas judiciales, no habrá responsabilidad por daños y perjuicios,
pero si el desembolso del precio y gastos del contrato
Para que tenga lugar el saneamiento por vicios ocultos la acción habrá de ejercitarse en el plazo de 6 meses
contados desde la entrega de la cosa vendida. La jurisprudencia establece compatibilidad para ejercicio de
acciones: de saneamiento por vicios ocultos, la de resolución por incumplimiento y la de anulabilidad por error
o dolo.
3.5. LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA EN LOS INMUEBLES COMO VICIO OCULTO: LA LEY 37/2003 Y EL REAL DECRETO
314/2006
La Ley del Ruido recurre al saneamiento por vicios ocultos en relación con la contaminación acústica de los
inmuebles, provocada por el incumplimiento de las normas técnicas relativas al debido aislamiento de las
construcciones.
La Ley del Ruido dispuso que el Código Técnico de la Edificación deberá incluir un sistema de verificación
acústica de las edificaciones y que el incumplimiento de los objetivos de calidad acústica en los espacios
interiores, puede dar lugar a la obligación del vendedor de responder del saneamiento por vicios ocultos.
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Aunque se hable de resolución de pleno derecho, en caso de falta de acuerdo, se precisa la intervención
judicial para comprobar el efectivo incumplimiento. Esto ha privado en la práctica de operatividad real al art.
1504, pues el TS entendía que debía existir voluntad deliberadamente rebelde al cumplimiento. Esta línea se
rompió a partir de 1990, desde entonces son numerosas las sentencias que contemplan objetivamente el
incumplimiento del pago del precio.
Por otra parte, conviene destacar que, junto a la resolución propiamente dicha, es frecuente estipular el
comiso de todo o gran parte de lo que hubiese pagado el comprador hasta el momento de la resolución. Tales
pactos, no obstante, quedan sujetos a la facultad moderadora de los jueces al ser considerados supuestos de
cláusula penal.
C.- La resolución de la venta de bienes muebles
El CC omite la necesidad de requerimiento o interpelación alguna al comprador en el supuesto de venta de
bienes muebles. Dispone el art. 1505 CC que “respecto de los bienes muebles, la resolución de la venta tendrá
lugar de pleno derecho, en interés del vendedor, cuando el comprador, antes de vencer el término fijado para la
entrega de la cosa, no se haya presentado a recibirla, o, presentándose, no haya ofrecido al mismo tiempo el
precio, salvo que para el pago de éste se hubiese pactado mayor dilación”.
Comprador
Perturbado en la posesión o Temor de serlo por una acción
dominio de la cosa adquirida reivindicatoria o hipotecaria
Podrá suspender el pago del precio hasta que el vendedor haga cesar la perturbación o peligro, a no ser que
o
afiance la devolución se haya estipulado que, no
del precio en su caso obstante, el comprador estará
obligado a verificar el pago
Este precepto trata de proteger al comprador en caso de que éste tema fundadamente perder tanto la cosa
como el precio abonado o que reste por abonar. Su carácter dispositivo permite entender que si no hay pacto
expreso en tal sentido, el comprador cuenta con dicha facultad.
No obstante, su eficacia práctica es relativa pues jurisprudencialmente, el art. 1502 CC debe ser interpretado
restrictivamente, por seguridad del tráfico. Distintas STS afirman que la perturbación por el ejercicio de
acciones judiciales debe limitarse a las mencionadas, cuando doctrinalmente también se entienden cualquier
60
otras acciones de efectos similares en relación con la eventual privación de la cosa para el comprador (retractas,
acciones declarativas de dominio, etc).
Dado que frente a facultad del comprador de suspender el pago del precio, cabe afianzamiento de su
hipotética devolución por el vendedor, es razonable que el comprador, caso de perturbación fundada, deberá
comunicarlo fehacientemente el vendedor.
4.3. EL PAGO DE LOS GASTOS COMPLEMENTARIOS
Además del pago del precio y posibles intereses por aplazamiento, el comprador deberá abonar los gastos
necesarios y útiles hechos en la cosa vendida desde la perfección hasta la consumación del contrato, así como
los gastos de transporte o traslación de la cosa vendida, salvo existencia de pacto en contrario. Y en el caso de
bienes inmuebles los gastos de expedición de la primera copia de la escritura y las demás posteriores a la
venta, salvo pacto en contra. Los gastos arancelarios correspondientes al asiento de presentación de la escritura
de compraventa (arancel núm. 1) y la inscripción del derecho adquirido mediante contrato de compraventa
(arancel núm. 2) salvo pacto en contrario, deben ser de cuenta del comprador.
Por buena fe se entiende la ignorancia por parte del comprador de que la cosa había sido objeto de venta
anteriormente. Es un supuesto de buena fe en sentido subjetivo, circunstancia de hecho que puede ser apreciada
por Tribunal de instancia, incluso frente al comprador que haya logrado inscribir en el Registro de la Propiedad
a su nombre, ya que en ese caso se exige también buena fe por parte de la Ley Hipotecaria.
6.- LOS RIESGOS EN LA COMPRAVENTA: EL ART. 1.452
La perfección o celebración y la consumación del contrato de compraventa pueden no ser coincidentes en el
tiempo. Durante ese lapso temporal el bien objeto de compra puede seguir en poder del vendedor, al no haberse
realizado aún la entrega, y durante el mismo el objeto puede ser destruido, sufrir deterioros, daños o
menoscabos, o, por el contrario, experimentar beneficios, producir frutos o generar cualesquiera incrementos.
¿A quién habrá de imputarse la pérdida o deterioro o, en su caso, el beneficio que experimente la cosa
vendida, al comprador o al vendedor?
Beneficios o incrementos: imputados al comprador: no es dueño de la cosa hasta la entrega o tradición,
pero tiene derecho a los frutos o incrementos de la misma.
Daños, menoscabos o posible pérdida de la cosa sigue las siguientes reglas.
Si se produce después de perfeccionado el contrato, el art. 1452 CC remite a los artículos 1096 CC y
1182 CC, aplicándose a la venta de cosas fungibles hecha aisladamente y por un solo precio, o sin
consideración a su peso, número o medida.
Si las cosas fungibles se vendieren por un precio fijado con relación al peso, número o medida no se
imputará el riesgo al comprador hasta que se hayan pesado, contado o medido, a no ser que éste se
haya constituido en mora.
Art. 1096.3 CC, determina que el vendedor asume los riesgos, incluso cuando la pérdida obedezca al caso
fortuito, en los dos casos siguientes:
1. Cuando haya incurrido en mora
2. Cuando haya realizado una doble venta.
Art. 1182 CC, añadiendo la presunción de culpa prevista en el art 1083 CC, con carácter general, el
vendedor queda exonerado de la entrega en caso de pérdida, salvo que no pueda acreditar que la pérdida de la
cosa es causa de una circunstancia en la que no actuó con la diligencia debida.
En el caso de que el vendedor quede exonerado de la obligación de entrega, ¿supone dicha liberación la
correlativa exoneración del comprador respecto del pago del precio o, por el contrario, sigue estando este úl-
timo obligado a pagar el precio (o, en su caso, a no reclamar el precio ya realizado)? La mayor parte de los
autores considera que es el comprador quien asume los riesgos. En el mismo sentido se ha pronunciado la
escasa jurisprudencia existente sobre el tema. Si el comprador tiene derecho a los frutos y rentas desde que
surge la obligación de entrega, es lógico que estas utilidades sean justamente compensadas con los riesgos.
Dicho sentir se ve confirmado por el propio tenor del art. 1452.3 CC, pues establece como excepción al
principio de que los riesgos recaen como regla sobre el comprador. En caso de que la compraventa genere
obligaciones genéricas para el vendedor, los riesgos se imputan a éste, recayendo en el comprador solo cuando
se produzca la correspondiente especificación.
Como regla general de carácter imperativo se impone carácter temporal, el plazo máximo de duración
del retracto convencional es 10 años y 4 años si las partes no han establecido plazo. Cómputo: ambos
plazos han de computarse a partir de la fecha del contrato y son de caducidad.
Si el vendedor no ejercita el retracto en tiempo, la posición del comprador deviene irrevocable.
El art. 1.510 pretende otorgar eficacia erga omnes al pacto de retroventa. Pero en realidad, semejante
efecto sólo se alcanzará cuando el pacto de retro relativo a bienes inmuebles se inscriba en el Registro
de la Propiedad.
63
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ofreció en cambio y cumplirá con devolver la que recibió. Es decir, el contrato de permuta queda resuelto si el
permutante-adquiriente devuelve la cosa recibida, al tiempo que se encuentra legitimado para no atender al
cumplimiento de la obligación q pesa sobre él. Se entenderá, por tanto, que el contrato de permuta queda así
resuelto.
8.4. LA EVICCIÓN EN LA PERMUTA
El supuesto de hecho del art. 1539 CC presupone que uno de los contratantes no entregó la cosa permutada
que le incumbía. Sin embargo, si la permuta se ha consumado por ambas partes, el artículo no es de aplicación,
y el permutante que recibió cosa ajena solo podrá accionar contra la otra parte si es objeto de evicción.
Para tal caso, el art. 1540 CC establece que el que pierda por evicción la cosa recibida en permuta podrá
optar entre
1. Recuperar lo que dio en cambio, pero solo podrá usar el derecho de recuperar la cosa que él
entregó mientras ésta subsista en poder del otro permutante, y sin perjuicio de los derechos
adquiridos entretanto sobre ella con buena fe por un tercero. En caso de optar por la restitución de la
cosa entregada, no supone que esté excluida la correspondiente indemnización de daños y perjuicios
si efectivamente se han causado. Así lo impone la justicia material y reglas generales.
2. Reclamar la indemnización de daños y perjuicios; reclamación directa de la indemnización, pues
debiera proceder aplicar analógicamente el art. 1478 CC, permitiendo al permutante defraudado
reclamar todos los conceptos indemnizatorios previstos en la evicción en compraventa.
EXAMEN:
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TEMA 27
CAPITULO 12
LOS ARRENDAMIENTOS
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3. Es un contrato bilateral y oneroso, pues mientras que el arrendatario recibe el goce de la cosa, el
arrendador recibe a cambio el precio o renta (si no media precio es un préstamo de uso o comodato),
con lo que la existencia de un precio cierto es un elemento esencial.
4. Es conmutativo, pues el valor de las prestaciones de las partes aparece fijado de antemano.
5. Es un contrato temporal, de duración más o menos extensa, pero determinada o determinable.
4.2. EL DESAHUCIO
Es la facultad del arrendador, como consecuencia de algunas causas de extinción del contrato de
arrendamiento de bienes inmuebles, para proceder judicialmente contra el arrendatario a fin de expulsarlo de la
finca. Estas causas son las siguientes:
1. Haber expirado el término de duración del arrendamiento.
2. Impago del precio convenido.
3. Infracción de cualquiera de las condiciones estipuladas en el contrato.
4. Destinar la cosa arrendada a usos o servicios no pactados que la hagan desmerecer.
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EXAMEN:
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TEMA 29
CAPITULO 14
3.- LA RENTA
La renta será libremente fijada por las partes, aplicándose el IPC sólo en defecto de pacto expreso.
El IPC constituye el tope máximo de revalorización anual de la renta (no admite acuerdo en contrario). Esta
regla sometía a arrendador y a arrendatario a un parámetro económico futuro que reequilibraba sus respectivas
prestaciones y al mismo tiempo resultaba indiscutible. Se estableció en favor de los arrendatarios, para evitar
que el incremente de rentas libremente pactado pudiera convertirse en un factor inflacionista de trascendencia
general.
Durante un tiempo se discutió sobre si debía usarse como referencia el IP o el índice provincial general,
finalmente se optó por el IPC por la claridad que este supone.
La actualización de la renta no es norma imperativa, sino sólo el incremento máximo sujeto al IPC.
4.3. RECAPITULACIÓN
La vigente LAU, antes y después de la ley 4/2013 regula solo los aspectos de contenido contractual que ha
considerado necesarios para la evitación de litigios innecesarios.
Para los demás extremos, las partes son libres para establecer un clausulado contractual detallado, en
dependencia a las circunstancias del caso concreto.
Además hay que recordar la eficacia supletoria de las reglas del CC.
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En cuanto a la habitabilidad de la vivienda, se establece la posible suspensión del contrato por obras,
sean acordadas por una autoridad competente, sean meras obras de conservación (Art. 26 LAU-1994)
En relación con las causas de resolución, se establece la resolución del contrato de arrendamiento por
incumplimiento por una de las partes de las obligaciones que le competan (Art. 27 LAU-1994 y art.
1124 CC)
En los arrendamientos de finca urbana inscritos en el Registro de la Propiedad la resolución de pleno
derecho se producirá 10 días hábiles después de que el arrendador haya requerido judicial o
notarialmente al arrendatario en el domicilio designado al efecto en la inscripción registral (Ley 4/2003)
Se establecen como causas específicas de extinción la pérdida de la finca y la declaración de ruina (Art.
28 LAU-1994).
EXAMEN:
Sin preguntas
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TEMA 32
CAPITULO 17
EL MANDATO
1.1. CONCEPTO
Art 1709 CC: “por el contrato de mandato se obliga una persona (mandatario) a prestar algún servicio o a
hacer alguna cosa por cuenta o encargo de otra (mandante)”. La persona que encarga el servicio es el mandante,
y la persona obligada a la realización de dicho servicio es el mandatario.
Aunque la descripción del Art. 1709 es un poco ambigua, hay que distinguir el contrato de mandato de otros
contratos como el de arrendamiento de obras y de servicios, ya que tienen características diferentes.
Bajo el sistema romano era fácil, pues el mandato era gratuito. En cambio hoy hay que atender a la
naturaleza de las prestaciones a que arrendatario o mandatario se obligan, ya que, aunque puede ser retribuido,
sigue siendo tendencialmente gratuito.
Para distinguir esas figuras hay que fijarse en la naturaleza de las prestaciones a que se obligan el
arrendatario y el mandatario:
En el arrendamiento de obra o de servicios el arrendatario se obliga a ejecutar por sí mismo una
actividad de carácter material en beneficio del arrendador.
En el mandato el mandatario, se obliga a gestionar los intereses del mandante a través de la
realización de actos jurídicos cuyo contenido acabará recayendo en la esfera jurídica del mandante.
Mandato general comprende todos los negocios del mandante, mucho más frecuente
Mandato especial, sólo comprende uno o más negocios determinados, marginal o poco frecuente.
Mandato concebido en términos generales y mandato expreso: Según el art. 1.713, el
Mandato concebido en términos generales comprende los actos de administración (distinto de
mandato general)
Mandato expreso. Necesario para transigir, enajenar, hipotecar o ejecutar cualquier acto de
riguroso dominio. Para realizar los actos más importantes de gestión de los intereses del mandante,
identificados por el CC con los actos de disposición, no cabe admitir el mandato tácito.
Por lo dicho, tanto el mandato general (para todos los asuntos del mandante) como el mandato especial (para
uno o varios asuntos del mandante) pueden conferirse en términos generales o autorizar al mandatario a realizar
actos de enajenación y gravamen.
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EXAMEN:
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TEMA 33
CAPITULO 18
EL PRESTAMO
1. Destinar la cosa a un uso distinto del que se prestó o en el caso de que dicha precisión del uso no se
haya llevado a cabo, del que se deduzca de la propia naturaleza de la cosa.
2. Conservar la cosa “en su poder por más tiempo del convenido”
3. Que la cosa hubiere sido objeto de tasación en el momento de la entrega, salvo que expresamente
hubiera sido eximido el comodatario de responsabilidad.
EXAMEN:
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TEMA 33
CAPITULO 19
EL DEPÓSITO
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Conforme al art. 1200 CC, no son susceptibles de extinción por compensación las deudas provenientes del
depósito o de las obligaciones del depositario.
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EXAMEN:
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TEMA 34
CAPITULO 20
Los contratos aleatorios son aquellos contratos en los que la ejecución de alguna de las prestaciones, o su
concreta cuantía depende de un acontecimiento incierto.
3.1. INTRODUCCIÓN
El origen contractual del contrato de renta vitalicia está contemplado en los arts. 1802 a 1808 CC, no
obstante, son posibles otras formas de constituir la renta vitalicia, por ejemplo:
Mediante resolución judicial
En virtud de testamento
A consecuencia de particiones hereditarias
Por pago de la parte del usufructo que corresponde al cónyuge viudo
Por conversión del contrato de alimentos en una pensión o renta periódica.
Pero el art. 1802 CC considera expresamente el origen contractual (Art. 1802 CC: El contrato aleatorio de
renta vitalicia obliga al deudor a pagar una pensión o rédito anual durante la vida de una o más personas
determinadas por un capital en bienes muebles o inmuebles, cuyo dominio se le transfiere desde luego con la
carga de la pensión).
La finalidad económica de esta figura reside en proporcionar al perceptor un ingreso fijo periódico a los
efectos de subsistencia, aunque también puede perseguir favorecer a una determinada persona.
3.3. SUJETOS
Deben concurrir al menos dos sujetos en el contrato de renta vitalicia, pero el art. 1803 CC admite la
concurrencia de hasta cuatro sujetos: los constituyentes, un tercero cuya vida es considerada como alea, y el
preceptor de la renta o beneficiario, que puede ser uno de los constituyentes, el tercero cuya vida se contempla,
u otro sujeto independiente de los anteriores. Si el beneficiario no es parte contractual, es necesaria su
aceptación.
Puede ocurrir que se atienda a la vida de varios sujetos, y también puede constituirse la renta en beneficio de
una pluralidad de personas, simultánea o sucesivamente.
Cuando la renta se establece conjuntamente en favor de varias personas y una de ellas fallece, surge el
problema del acrecimiento (percibir el aumento que le corresponde cuando otro partícipe pierde su cuota), que
no será posible, en ausencia de pacto expreso, más que cuando exista atribución de renta conjunta y
designación conjunta de los beneficiarios. Si la designación de beneficiarios es conjunta y existe atribución
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cuantitativa individualizada de rentas para cada uno de ellos, a falta de pacto expreso, no procederá el
acrecimiento, atribuyéndose la renta correspondiente al premuerto a los herederos. La posible extinción parcial
por la muerte de uno de los acreedores solo tendrá lugar si se dispuso expresamente.
Cuando la renta se establece sucesivamente no se plantea ese problema porque cada acreedor recibirá la
renta en el orden establecido.
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contrario, no dependerá de las vicisitudes del caudal y necesidades del obligado ni de las del caudal de quien
los recibe.
El alcance de la prestación contractual depende fundamentalmente del acuerdo de las partes; además, entre
el obligado y el alimentista no tiene que mediar relación familiar alguna.
El cumplimiento de las obligaciones por parte del alimentante puede garantizarse mediante el recurso de la
condición resolutoria expresa o el derecho de hipoteca en el caso de que los bienes sean registrables.
El incumplimiento de la obligación convencional de alimentos permite al alimentista optar entre exigir el
cumplimiento o la resolución del contrato con inmediata restitución de los bienes o capital recibidos.
En el supuesto de que se produzca la muerte del obligado a prestar los alimentos, o de que ocurra cualquier
circunstancia grave que impida la pacífica convivencia entre las partes, cualquiera de ellas podrá pedir que la
prestación de alimentos convenida se pague mediante la pensión actualizable a satisfacer por plazos anticipados
que para esos eventos hubiere sido prevista en el contrato o, de no haber sido prevista, mediante la que se fije
judicialmente.
EXAMEN:
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TEMA 35
CAPITULO 22
EL CONVENIO ARBITRAL
2.1. CONCEPTO
La Ley evita hablar en su articulado de “contrato de arbitraje”, utilizando en exclusiva la expresión
“convenio arbitral”, no se puede negar el carácter contractual de dicho convenio.
El convenio arbitral constituye un acuerdo de voluntades de naturaleza contractual cuyo objeto radica en
someter cuestiones litigiosas a la decisión de uno o varios árbitros. Dicho acuerdo de voluntades podrá adoptar
la forma de cláusula incorporada a un contrato o de acuerdo independiente y deberá expresar la voluntad de las
partes de someter a arbitraje todas o algunas de las controversias que hayan surgido o puedan surgir respecto de
una determinada relación jurídica, contractual o no contractual.
2.4. CONTENIDO
El contenido mínimo del contrato arbitral para que se pueda considerar válido y vinculante es:
1. Voluntad de las partes de someterse al arbitraje.
2. Determinación de la “relación jurídica” (sea contractual o extracontractual) de la que, en su caso,
resulten las controversias o cuestiones litigiosas a resolver.
Existiendo tales elementos, las partes han de entenderse sujetas al arbitraje, aunque no existan en el
convenio normas ad hoc para la designación de los árbitros o reglas relativas al procedimiento arbitral, pues si
las partes no hubieren pactado nada sobre estos extremos, se aplicarían las reglas dispositivas estableci das en la
Ley 60/2003 en relación al nombramiento, aceptación, recusación y responsabilidad de los árbitros y la
sustanciación (tramitación) del procedimiento arbitral.
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Además, el laudo debe pronunciarse sobre las costas del arbitraje y los demás gastos originados en el
procedimiento arbitral y, en su caso, los honorarios y gastos de los defensores de las partes, el coste del servicio
prestado por la institución administradora del arbitraje y los demás gastos originados en el procedimiento.
El laudo debe ser notificado a las partes mediante entrega a cada una de ellas de un ejemplar firmado por los
árbitros, pudiendo también ser protocolizado notarialmente si así lo solicita y a su costa cualquiera de las
partes.
La celeridad del mecanismo arbitral es uno de sus mayores alicientes. El plazo para adoptar el fallo arbitral,
en principio, será fijado por las propias partes que se someten a arbitraje y no son extraños en la práctica los
supuestos en los que el plazo considerado es extraordinariamente breve, aunque cabe también (en litigios de
extraordinaria complejidad) señalar plazos de una relativa extensión. Si las partes no han señalado plazo
alguno, la Ley fija con carácter supletorio el de seis meses, pudiendo prorrogarlo los árbitros por un plazo no
superior a dos meses mediante decisión motivada.
En cualquier caso el plazo tiene carácter preclusivo, salvo que antes de haber expirado las partes
concedieran a los árbitros una prórroga, y por tanto, su transcurso sin haberse dictado el laudo, determina la
terminación de las actuaciones arbitrales y el cese de los árbitros.
Preclusivo: si transcurre sin haberse dictado el laudo, se procederá a la terminación de las actuaciones
arbitrales y al cese de los árbitros, si bien no afectará a la eficacia del convenio arbitral, que podrá regenerar los
efectos que le son propios con independencia de la responsabilidad en que hubieran podido incurrir los árbitros
por incumplimiento de sus obligaciones dentro de plazo
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EXAMEN:
Tipos de arbitraje
Contenido del convenio arbitral
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TEMA 36
CAPITULO 23
LA FIANZA
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previstos en este artículo, pero dicha contragarantía es extraña a las facultades de cobro que el acreedor tiene
frente al fiador.
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acaba por convertirse en un beneficiario del aval y puede requerir el pago correspondiente a la entidad garante,
requiriéndola directamente de pago en caso de producirse la falta de cumplimiento de la obligación garantizada.
Estamos frente a una relación triangular que se caracteriza por acabar formulando una garantía desligada,
distinta, independiente o autónoma del conjunto de obligaciones inherentes a la relación contractual que
originariamente pudiera vincular a las partes implicadas.
Esta figura nació en Alemania para garantizar operaciones en el exterior o de comercio internacional. Como
garantía atípica, se puede entender fundada en el principio de autonomía privada.
EXAMEN:
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