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y el
exocerebro
Una hipótesis sobre los sistemas simbólicos de sustitución
Roger Bartra
interface for reaching and grasping by primates”, Public Library of Science- 5 Colin McGinn, The mysterious flame. Conscious minds in a material
Biology 1, 2 (octubre 2003): 1-16. world, Basic Books, Nueva York, 1999, p. 11.
Económica, México, 2001, p. 136. University Press, Cambridge, Mass., 2000, pp. 915-16. Ian Tattersall
7 Me refiero a las ideas de Paul D. MacLean, A triune concept of brain (The monkey in the mirror. Essays on the science of what makes us human,
and behaviour, University of Toronto Press, Toronto, 1969. Se refiere a Harcourt, San Diego, 2002, p. 52) ha planteado que los mecanismos
tres tipos de cerebro: reptílico, paleomamífero y neomamífero. periféricos del habla serían una exaptación, es decir que surgieron
8 El libro que me inspiró fue el de mi amigo Paul Bach-y-Rita, Brain varios cientos de miles de años antes de ser dedicados a la articulación
mechanisms in sensory substitution, Academic Press, Nueva York, 1972. de sonidos.
neurocognitive development in humans”, en Michael S. Gazzaniga 14 Giacomo Rizzolatti y Michael A. Arbib, “Language within our
ed., The new cognitive neurosciences, 2a. edición, MIT Press, Cambridge, grasp”, en John T. Cacioppo et al. eds., Foundations of social neuro-
Mass., 2000, pp. 83-98. science, MIT Press, Cambridge, Mass., 2002, pp. 247-257.
especie de compensación por las disfunciones del lado Patrick Colletti, “Reduced prefrontal gray matter volume and
izquierdo (secuencias lógicas, lenguaje, simbolismo). En reduced autonomic activity in antisocial personality disorder”, en
John T. Cacioppo et al. eds., Foundations of social neuroscience,
pp. 1023-36.
15 Leo Kanner, “Autistic disturbances of affective contact”, Nervous 17 Gerald Edelman y Giulio Tononi, A universe of consciousness. How
Child 2 (1943): 217-250. matter becomes imagination, Basic Books, Nueva York, 2000, p. 94.
y simbólicos, con representaciones semánticas y estruc- de una nueva visión dualista que ha sustituido al viejo
turas sintácticas y con poderosas memorias artificiales. homúnculo con un mecanismo interpretador?
¿Cómo se pueden conectar estos dos espacios aparente- Me parece que estos mecanismos de interpretación
mente tan dispares? se encuentran tanto afuera como adentro del tejido
Al respecto quiero traer en mi ayuda una fascinante neuronal. El problema radica en que el espacio que
discusión entre Jean-Pierre Changeux y Paul Ricoeur conecta los circuitos neuronales con las redes culturales
sobre la naturaleza del pensamiento. Ricoeur, el filóso- es demasiado complejo y ramificado como para
fo, se resiste tercamente a aceptar que la neurobiología reducirlo a un dispositivo formal lingüístico o miméti-
pueda tender un puente entre el cerebro y la concien- co. En este espacio se halla sin duda el habla, pero tam-
cia, entre las neuronas y los sentimientos. Changeux, el bién hay allí mitos, símbolos plásticos, música, rituales,
neurobiólogo, en cambio no acepta poner límites a priori, creencias, signos mnemotécnicos y los elementos insti-
y confía en que su ciencia terminará por resolver el mis- tucionales que les dan soporte. Por supuesto no se trata
terio. Y sin embargo es Ricoeur quien hace una afirma- de introducir forzadamente todo el inmenso paquete
ción que abre nuevas perspectivas: “la conciencia no es cultural —desde la Odisea hasta los dispositivos
un lugar cerrado del que me pregunto cómo alguna cosa cibernéticos— en el exocerebro o en la gigantesca bolsa
entra desde afuera, porque ella está, desde siempre, fue- de los replicadores miméticos que inventó Richard
ra de ella misma”. Changeux acepta la idea, pero señala Dawkins.21 Cuidadosas investigaciones tendrán que
que es difícil darle una base experimental seria a una ubicar con precisión las funciones culturales que pro-
posible abolición de la relación interior / exterior. Pero longan externamente a los circuitos interiores.
señala como ejemplo las neuronas-espejo a las que me Aquí he querido apuntar las perspectivas que se
referí más arriba, descubrimiento que ya ha estimulado abren en la comprensión del problema de la conciencia
una gran cantidad de estudios y discusiones.18 Como si exploramos las funciones de sustitución simbólica
han dicho los descubridores del sistema de las neuro- del exocerebro. Rodolfo Llinás, en su muy estimulante
nas espejo: “el mismo patrón neuronal que es activado libro sobre la conciencia, nos recuerda esa hipótesis
endogénicamente en la ejecución de acciones es tam- evolucionista según la cual los vertebrados pueden ser
bién activado exogénicamente mientras se observan las vistos como crustáceos vueltos al revés, con el esquele-
acciones”.19 to adentro y la carne afuera. Dice que esto no sucede
Es posible que la solución del problema se encuentre con el cerebro, que parece un cangrejo cubierto por el
en un tipo de investigación que no acepte la separación exoesqueleto. 22 Pero ha ocurrido algo similar a lo que
tajante entre el espacio neural interior y los circuitos cul- les sucede a los cangrejos ermitaños que, para proteger
turales externos. Para ello, en mi interpretación, habría su desnudez como Diógenes, buscan un exoesqueleto
que pensar que el cerebro está metido en una botella de artificial en la concha vacía de algún caracol. De mane-
Klein, donde el interior es también exterior. Pero esta clase ra análoga la carne cerebral de los humanos ha buscado
de investigación avanza con grandes dificultades debido fuera del endeble cráneo que la oculta un exocerebro
a que los neurocientíficos suelen ser alérgicos al uso de artificial, expuesto a la intemperie, que le proporciona
los descubrimientos de las ciencias de la sociedad y la una sólida estructura simbólica en que apoyarse.
cultura. La psicología, que era supuestamente un puente El exocerebro es una pieza del sistema que está ex-
de comunicación, en realidad obstruyó los contactos y puesta a la curiosidad de todos y ha sido desde hace mu-
se ha convertido, como afirma Michael S. Gazzaniga, cho manipulada, estudiada, interpretada y acariciada
en una disciplina muerta. La neurociencia dura sólo por huestes innumerables de artistas, antropólogos, mú-
acepta a la lingüística, aunque suele despojarla de su sicos, escritores, historiadores, mitólogos, filólogos o
rico contexto antropológico. En consecuencia, Gazzaniga críticos literarios.23 Algunos neurocientíficos se sienten
tiene necesidad de suponer la existencia de un aparato incómodos en esta compañía heterogénea, pero tendrán
neuronal traductor e interpretador ubicado en la cor- que acostumbrarse a compartir con extraños colegas el
teza cerebral izquierda, encargado de generar la ilusión territorio de la conciencia si quieren seguir avanzando.
de una conciencia individual coherente.20 ¿No se trata
and language, Maxim I. Stamenov y Vittorio Gallese, eds., John Ben- explicar la conciencia tenemos, además de las herramientas de la neu-
jamins, Amsterdam, 2002, p. 51. rociencia, las técnicas y teorías de la crítica literaria (El ábaco, la lira y
20 Michael S. Gazzaniga, The mind’s past, University of California la rosa. Las regiones del conocimiento, Fondo de Cultura Económica,
Press, Berkeley, 1998, pp. 24ss. México, 1997, p. 220).