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UNIDAD III: Psicopatología del lenguaje infantil.

MODULO VIII: El lenguaje en la clínica. Perturbaciones del lenguaje


infantil. Los trastornos del lenguaje de causa neurológica. Aspectos
lingüísticos, cognitivos y emocionales.

RETARDO DEL LENGUAJE DE PATOGENIA ANÁRTRICA.


 Trastornos de la actividad del ACMV que afecta con exclusividad a la
elocución del lenguaje.
 Tiene lugar antes de la integración normal del lenguaje.
 Se exterioriza en síntomas que comprometen la síntesis de EF y EMV.
Descripción clínica.
Es el resultado de una acción patógena sobre el cerebro infantil que lo
afecta antes del primer nivel lingüístico.
Las formas más graves no solo envuelven al sistema fonológico, sino q
se manifiestan clínicamente como una mudez y luego dejan secuelas en el
aspecto gramatical, las q comprometen el apzje escolar.

Nivel prelingüístico. No se pudieron advertir manifestaciones patológicas en


la primer etapa (propioceptiva) del juego vocal. En cambio, en la segunda etapa
(propioceptiva-auditiva) es frecuente una disminución cualitativa en las
producciones del juego vocal. Menos frecuentemente hay tb una disminución
cuantitativa (menor actividad del juego vocal).

Primer nivel lingüístico. Existe el monosílabo intencional pero éste no se


enriquece con la adquisición de nuevos fonemas consonánticos, ni tampoco
tiene lugar la combinación (síntesis) entre EF. Este retraso, y otras dificultades
elocutorias, se sustituyen y complementa con comunicación gestual.
En la etapa de la palabra frase y de la palabra yuxtapuesta se advierte
el progreso en la comprensión del lenguaje, q marca así ostensiblemente una
diferencia con la elocución.
La adquisición gramatical se lentifica ya q la adquisición de nuevos EMV
se entorpece por las dificultades fonemáticas. La flexibilidad necesaria en la
síntesis entre EMV es escasa. La voz y la prosodia no presentan mayores
alteraciones.
La organización gramatical se resiente x las limitaciones p la síntesis
entre los EMV. Hay dificultades p la incorporación y el uso de artículos,
preposiciones y conjunciones. El desarrollo fonológico está más retrasado en
su ritmo de adquisición q el gramatical.
El juego se acompaña del monólogo pero disminuido y constituido x
estereotipos motores verbales alterados en su organización (idioglosia).
La organización del lenguaje interior se ve comprometida por las
deficiencias del lenguaje externo, q proporciona su material. Esto pasa xq los
vocablos escasos y anormales así como el agramatismo predominante
sintáctico alteran la organización del pensamiento discursivo.
En la etapa de la frase simple la comprensión progresa pero la
inteligibilidad de la palabra se dificulta por dislalias múltiples q denominamos
dislalias anártricas o dispráxicas.
No se advierten dificultades en la adquisición de las gnosias auditivas de
ritmo y de análisis y síntesis, cuya progresión es normal de acuerdo con las

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correspondientes pautas evolutivas. En realidad, la actividad analítico-
sintética del analizador auditivo es normal. Sus funciones ayudan a
compensar las deficiencias articulatorias práxicas orofaciales.
El retardo anártrico con su correspondiente alteración articulatoria
es un trastorno del lenguaje y se origina en la organización (análisis y
síntesis) de las aferencias propioceptivas de los músculos relacionados
con la articulación y la discriminación de los sonidos así organizados y
en el proceso de conservación (y correlativamente de inhibición) de los
estereotipos sintetizados con esas aferencias propioceptivas y auditivas.
Lo perturbado en el retardo anártrico es la organización propioceptiva-
auditiva, además decantada en un proceso de aprendizaje fonético, de los
músculos orofaciales y respiratorios y la correlativa diferenciación
auditiva.
La actividad gnósico-práxica visuoespacial no está perturbada, salvo q
se trate de síndromes combinados.
Tampoco están alterados los DBA ni hay alteraciones de la ANS fuera de
los límites del analizador CMV.

Segundo nivel lingüístico.


 Pensamiento conceptual disminuido.
 Agramatismo: pobreza de oraciones.
 Las secuelas se notarán en la lectoescritura.
 Desequilibrio emocional por conciencia de la dificultad que tiene el niño.

Alteraciones fisiopatológicas del retardo anártrico.


 Síndrome puro: alteración del ACMV.
 Contaminaciones, pero aseveraciones en el discurso.

Etiologías más frecuentes. Procesos para y posnatales. Traumatismos


obstétricos. Anoxia del recién nacido. Meningitis y encefalitis. Factor genético.

Combinaciones más frecuentes.


Retardo anártrico-afásico. Dificultad en la elocución y en la comprensión.
Retardo anártrico-alálico. Más retardo mental leve o moderado.
Retardo anártrico- audiógeno. Hay dos tipos: asociado con dificultades
pratognósicas y asociado a hipoacusias leves.
Retardo anártrico con dificultades práxicas manuales. Torpeza en los
movimientos finos de las manos. Dificultades para el aprendizaje de la
lectoescritura.
Retardo anártrico asociado con parálisis cerebral. Retardo del lenguaje
más trastorno de la palabra en forma de disartria o disartrofonía.

RETARDO DEL LENGUAJE DE PATOGENIA AFÁSICA.


Es un trastorno en la organización y desarrollo del lenguaje infantil q
afecta fundamentalmente a la comprensión verbal, consecutivo a un
desequilibrio generalizado de la dinámica de los procesos de excitación e
inhibición cerebrales, provocado por una lesión, disfunción o retardo en el
desarrollo cerebral.
La afasia es una alteración de la comprensión del lenguaje (del lenguaje
interior) q se caracteriza x un déficit de la actividad combinatoria del AV,

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generalmente resultante de una lesión q lo compromete directamente y q se
exterioriza x síntomas q afectan la comprensión del lenguaje y la capacidad de
síntesis de proposiciones simples, y desorganiza la elocución, en especial en el
aspecto sintáctico-semántico.

Descripción clínica. Aspectos lingüísticos.


El juego vocal en sus dos etapas es similar al de niños normales. Puede
ser aumentado cuantitativamente y con reiteración de algunos motivos q se
hacen perseverativos.
Los problemas comienzan aproximadamente alrededor de los dos años,
cuando el niño está pasando de la palabra aislada o yuxtapuesta a la frase
simple. Se advierte q a veces comprende lo q se le dice y a veces no.
La atención es lábil. Hay mayor dificultad de comprensión de oraciones
compuestas.
La elocución puede ser fluida pero parecen palabras bizarras q pueden
tener una estructura similar a las palabras adecuadas o pueden ser muy
diferentes. Estas palabras se denominan parafasias y, si están muy lejos de la
estructura correcta, neologismos.
Idioglasia: lenguaje distorsionado.
Ecolalia: perseveraciones de su lenguaje o del de su interlocutor.

Primer nivel lingüístico. El aspecto externo de la elocución es normal


(entonación y organización sintáctica) pero el aspecto semántico ofrece
grandes dificultades. Hay anomia: no encuentran la palabra adecuada.
Logorrea: cuando el monólogo del juego tiene gran fluidez, si es escaso
predomina la tonalidad inhibida.

Segundo nivel lingüístico. El pensamiento operacional está afectado por la


desorganización del lenguaje externo y las dificultades en la comprensión
obstaculizan la organización no lenguaje interno.
Presenta coherencia aceptable en situaciones no verbales. La atención
es errática. Hay fatigabilidad: a mayor actividad lingüística, más errores (por
ejemplo en el jardín).
Las secuelas del retardo afásico provocan: parafasias, neologismos y
perseveraciones que tienden a consolidarse; idioglasia. El lenguaje como
instrumento de comunicación es parcialmente inteligible para el niño que no
logra decodificar los matices más finos del mensaje. Por la mala organización
del monólogo, la adquisición del lenguaje interior se demora y es defectuoso.
El retardo afásico no implica dificultad para discriminar otros sonidos.
Los niños con agnosia auditiva tienen también síntomas afásicos.
Al aumentar a la fatiga, aumentan también la latencia, las parafasias y
las perseveraciones.

Alteraciones fisiopatológicas del retardo afásico.


Se trata de la desorganización del trabajo del AV. Este tiene la mayor
jerarquía en las actividades fisiológicas q sustentan al lenguaje.
Las perseveraciones obedecen a una inercia de la excitación, a una
insuficiente movilidad de los procesos en la actividad combinatoria. Pueden
comprometer la síntesis de fonemas dando lugar a las dislalias afásicas.

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Todas las manifestaciones fisiopatológicas se expresan a través del
habla, es decir, de la actividad del ACMV. La desorganización del AV solamente
puede ponerse a la vista en la desorganización de esas síntesis entre ambos
analizadores.

Alteraciones de otras FCS y de la afectividad.


 Alteración en la actividad gnósico-práxica y en los DBA.
 Distractibilidad. Atención lábil.
 Motivación débil. Discriminan entre sonidos agudos y graves.
 Disminución de la memoria inmediata.
 Afectividad: hiperquinesia, agresividad.
 Dificultades en el contacto social.
Todas estas alteraciones dificultan el aprendizaje de la lectoescritura y la
matemática.

Etiologías más frecuentes.


Se trata del conjunto de causas q afectan al AV antes de la integración
del lenguaje.
Pre parto: infecciosas, tóxicas, metabólicas.
Parto: maniobras instrumentales, anoxia, ictericia.
1° año: infecciosas, tóxicas, meningitis, encefalitis, traumatismos
craneanos.

Pronostico.
El cuadro puede estabilizarse o quedar como secuela. Puede producir
debilidad mental o psicosis infantil.

Combinaciones más frecuentes.


Retardo afásico-anártrico. Dificultad en la comprensión y a la elocución.
Retardo afásico-audiógeno. Asociado a pérdida auditiva.
Retardo afásico-alálico. Asociado deficiencia mental.
Retado afásico asociado con parálisis cerebral. Asociado a cuadriplejía o
hemiplejía.

MODULO IX: Los trastornos de lenguaje de origen auditivo. Las


hipoacusias.
Hipoacusia: es una disminución auditiva a diferentes niveles, puede ser
temporal o permanente. Cuando existe una disminución total se denomina
sordera.
Retardos audiógenos exclusivos aislados o puros.
Cuando se considera que es la parte periférica del analizador auditivo la
causa exclusiva de la alteración en la adquisición del lenguaje.
Relacionar el retardo audiógeno del lenguaje con el momento evolutivo
en q se instala la lesión auditiva permite distinguir dos situaciones netamente
caracterizadas:
La detención o involución audiógena del lenguaje afecta su desarrollo en el
primer nivel lingüístico (segunda etapa de comunicación, 6 años aprox.) con
pérdida de los aspectos fonológico, semántico y sintáctico. Por lo tanto, el nivel
lingüístico ya logrado puede detenerse o retrogradar, parcial o totalmente. El
niño recurre entonces al código gestual para compensar lo que ha perdido.

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Pero si compromete el segundo nivel lingüístico, más allá de los 6
años, los aspectos semántico y sintáctico resultan menos afectados. En
cambio, la incidencia se aprecia en el sistema fonológico: la entonación de la
voz, el ritmo y la justeza de los puntos de articulación se vulneran por las
dificultades de la discriminación en el registro auditivo de los fonemas
(trastornos de la retroalimentación auditiva interna y externa).
Estas alteraciones fonológicas en la detención o involución audiógena
aislada del segundo nivel lingüístico, tienden a repercutir en el aprendizaje de
la ortografía y dan lugar a manifestaciones en la lectura oral.

Hipoacusias graves congénitas y anacusias: los niños q sufrieron pérdida


total o muy severa de la audición presentan desde temprano características
clínicas q llaman la atención.
Diferentes aspectos:

Lingüísticos  Los ruidos ambientales no generan respuesta de orientación


 juego vocal: se extingue antes de empezar la segunda etapa,
por falta de retroalimentación auditiva.
 El grito y el llanto carecen de armonía y modulación.
 Desde el primer año se manifiesta como un sordomudo, con
gritos sin armónicos (relacionados con emociones)
 desde el segundo año comienza la comunicación gestual.
 En lenguaje egocéntrico es gestual.
 El juego parece menos egocéntrico, busca más contacto
social para sustituir al monólogo.
Cognitivos  Actividad exploratoria basada en la visión y, más tarde en la
actividad motora (manual)
 es más curioso y más dinámico de los niños normales.
 Desarrollo espontáneo de lectura labial.
 Faltan nociones temporales y de abstracción.
 No hay trastorno de los procesos de pensamiento, sólo que
la limitación que impone la falta de desarrollo del lenguaje
determina el estancamiento en el pensamiento operatorio.
Emocionales  Expresa sus emociones con gritos sin armónicos.
 Puede reaccionar con retraimiento al contacto social.
 Busca en el juego más contacto social que los otros niños.

Hipoacusias de grado moderado: dentro del orden de 60, 70 u 80 db.


Hay distintos cuadros relacionados tanto con el grado de déficit como
con la forma o perfil audiométrico.
Los tipos clínicos de perfil plano (por rubéola, estreptomicina, etc.)
tienen un comportamiento similar al del hipoacúsico severo.
Luego están los hipoacúsicos con deficiencia selectiva para los
agudos pero captan los graves, aunq no pueden discriminar los elementos
integrantes del código fonético en la gama aguda del espectro auditivo. Esto les
confiere la apariencia de retardo afásico o alálico del lenguaje.
Un tercer grupo está constituido por los hipoacúsicos moderados con
mayor déficit en el área de la palabra y con relativa conservación en el sector

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de los graves y los agudos. Esto se da en traumatismos encefálicos directos y
enfermedades genéticas de tipo dominante.
En los tres casos pueden darse algunas características ya señaladas p
las hipoacusias profundas o las anacusias: los sonidos y ruidos de intensidad
común pueden no despertarlos y manifestar reflejos de orientación auditiva solo
en circunstancias sonoras muy intensas, en las frecuencias más graves o más
agudas.
Nivel prelingüístico: el llanto es igual al de los niños normales porque
están cargados de afectividad, pero en el juego vocal no hay musicalidad y
modulación. La inteligencia es vivaz. Existe una actividad exploratoria
constante. Recurre a gestos y sonidos verbales inarticulados para satisfacer
sus necesidades.

Hipoacusias leves: suelen ser identificados en el periodo escolar. Su déficit


afecta una franja bien limitada del espectro auditivo. El juego vocal será
deficiente solo en algunos sonidos y generalmente pasa desapercibido.
Existen algunas fallas en la pronunciación, generalmente sustitución de
sonidos consonánticos o de partes de palabras.
En la escuela muestran una atención reconcentrada o lábil (porque se
cansa de esforzarse para atender y se distrae). Pueden presentar dificultades
en la articulación del lenguaje.

Retardos audiógenos asociados (o combinados)


 Retardo audiógeno asociado a retardo anártrico.
 Retardo audiógeno asociado a retardo afásico.
 Retardo audiógeno asociado a retardo alálico.
 Retardo audiógeno asociado con hiperactividad motora: por insuficiencia
de la inhibición interna en la ANS.
 Retardo audiógeno asociado con componente psicogénico: aislamiento
autista, desconexión del ambiente, alteración profunda o irreversible de la
personalidad.
 Retardo audiógeno asociado con dificultades del analizador visual:
rubéola, toxoplasmosis. Puede llevar al autismo en etapas muy tempranas.
 Retardo audiógeno asociado con parálisis cerebral.
 Retardo audiógeno asociado con deterioro progresivo.

Diagnóstico.
 Interrogar a los familiares, principalmente a la madre.
 Investigar el juego del niño en las diferentes edades.
 Investigar cuál es el código comunicativo lugar.
 Realizar un examen físico.
 Realizar un examen de las características fenotípicas (genético)
 Audiometría.
Principales causas.
 Procesos pre, para o post natales.
 Procesos genéticos.
 Enfermedad virósica en el embarazo (rubéola)
 Incompatibilidad sanguínea materno-fetal.

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 Traumatismos del parto: asfixias, parto muy rápido, parto muy lento,
maniobras obstétricas.

Oligofrenia y lenguaje.
Son manifestaciones de un heterogéneo conjunto de afecciones
psicológicas.
Las perturbaciones psiquiátricas del lenguaje no representan una
alteración específica o exclusiva del sistema verbal ni implican una falla
concreta del aparato del lenguaje, sino q son consecuencia de un trastorno
global del psiquismo, de un déficit o perturbación de las FCS o de una
distorsión de la personalidad q de alguna manera, afecta al proceso de
adquisición del lenguaje o a su posterior funcionamiento como medio de
comunicación o expresión del pensamiento. Aquí el lenguaje se halla
comprometido en la medida en q se encuentra comprometida toda la vida
psíquica o intelectual del niño.
El lenguaje, x su estrecha relación con el pensamiento y su papel de
instrumento principal en las relaciones sociales, resulta una de las funciones
más afectadas ante cualquier desequilibrio de la personalidad o desajuste de
las relaciones con el medio e, inversamente, las anomalías lingüísticas x si
mismas pueden ejercer una fuerte influencia perturbadora en el equilibrio
general o en alguna de las restantes funciones.
Otra característica de los trastornos psiquiátricos en los niños es q x
estar en proceso evolutivo y con fuerte dependencia al medio, sus
manifestaciones son siempre cambiantes, versátiles y muy sensibles a las
influencias ambientales.
Piaget sostuvo q el lenguaje es condición necesaria pero no suficiente p
la formación de estructuras de clases y relaciones.
Por la íntima vinculación entre los procesos cognitivos y la organización
psíquica por un lado, y el lenguaje por otro, el aprendizaje verbal en sus
sucesivas etapas infantiles, cuando es interferido o distorsionado en su
desarrollo, puede llegar a alterar grandemente las funciones psíquicas, la
personalidad y la conducta.
Por último, el lenguaje representa el instrumento educativo y terapéutico
x excelencia p la comunicación con el paciente y la solución de su problemática
y sus impedimentos psíquicos. El material lingüístico es una fuente de
información valiosa sobre la dinámica y contenido de los procesos psíquicos
superiores.
Por lo tanto, las alteraciones psicógenas poseen dos rasgos:
 su causa es un trastorno global del psiquismo, con disminución o
perturbación de las FCS y distorsión de la personalidad.
 Sus manifestaciones son cambiantes, versátiles y muy sensibles al
medio ambiente

DEFICIENCIA MENTAL.
Se incluyen todos los cuadros q como denominador común
presentan básicamente insuficiencia o retraso en el desarrollo de las
funciones intelectuales. En la misma medida en q se halla comprometida
la inteligencia se hallará afectado el desarrollo y la integración del
lenguaje.

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Nomenclatura de las enfermedades mentales infantiles.
 Congénito-adquirido
 Orgánico-funcional (alteración de funciones sin lesión)
 Endógeno (genético)-exógeno (rubéola)
 Sistematizada (misma causa y cuadro)- no sistematizada(múltiples causas y
síntomas)
 Psicógeno- ambiental: son sinónimos. Cuando la causa se debe a factores
del ambiente, familiares, educativos o culturales.

División y grados. Se consideran deficientes mentales las personas cuyo


promedio es inferior a dos desviaciones tipo a la medida establecida p la
población de la q forman parte.
Etiología. En las oligofrenias se trata de una anomalía del tejido cerebral, sea
malformación congénita, atrofia, lesiones o simple debilidad biológica de las
estructuras nerviosas superiores. Suelen distinguirse dos tipos:
 En el tipo endógeno, la deficiencia psíquica puede no acompañarse de
síntomas neurológicos. Habitualmente se trata de una debilidad congénita
familiar, de un factor genético o resultado de la desnutrición infantil o el
subdesarrollo cultural.
 El tipo exógeno obedece a cuadros patológicos orgánicos (encefalopatías) q
perturban el desarrollo del sistema nervioso con lesiones o anomalías del
tejido cerebral.

No rechazamos lo orgánico, lo que rechazamos es situarlo como


determinante de la vida de un sujeto. Más allá de las capacidades
intelectuales hay que subrayar el peso de la historia singular de un sujeto y de
los discursos que no reciben.
Las causas más frecuentes responsables del retardo mental son: las
enfermedades hereditarias, las dificultades y accidentes del parto, ciertas
enfermedades de la madre durante el embarazo y especiales anomalías de los
genes y cromosomas.
Enfermedades tóxico-infecciosas, privación afectiva o familiar y cultural,
consolidan el déficit originario.

Características psicológicas.
Deficiencia leve. Se la denomina debilidad mental (CI entre 89 y 50).
 No consigue o consigue mal percibir entre objetos determinadas relaciones:
semejanza, oposición, sucesión, inclusión, etc.
 Tienen dificultad p abarcar al mismo tiempo conocimientos y actividades del
pensamiento de características distintas.
 La deficiencia del lenguaje comienza a manifestarse durante el primer nivel
lingüístico, correspondiente al periodo preoperacional de la inteligencia. Las
dificultades pueden hacerse notorias en el segundo nivel lingüístico.
 El desarrollo evolutivo alcanza la primera etapa operacional concreta (entre 5
y 7 años) y por lo tanto adquieren conocimientos escolares básicos.
Conocimientos fijos y automatizados.
 Suelen presentar un mejor condicionamiento ambiental y una adaptación
social q puede perdurar o desequilibrarse con los años.

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 Hay diversidad de reacciones respecto de su carácter, su afectividad y su
conducta.
 En el límite superior se denominan fronterizos, porque se confunden con los
normales. Puede llegar a alcanzar ciclo escolar superior. Alcanzan el nivel alto
de la etapa operacional concreta (7-12 años).

Deficiencia moderada. CI entre 49 y 25.


 Se evidencian las limitaciones de la capacidad cognitiva.
 Su evolución intelectual queda detenida en el primer nivel lingüístico (antes
de los 5 años). Las mismas limitaciones se presentan en el apzje. artesanal y
en las tareas laborales de nivel medio.
 Capacidad de auto conducta restringida y una cierta invalidez social
permanente.

Deficiencia severa y profunda. CI menor a 20


 Es deficiente el conjunto de las funciones mentales y no solo la actividad
intelectual.
 El impedimento es de tal magnitud q no permite el apzje.
 En los casos menos graves es posible la comunicación x un lenguaje mímico
y verbal rudimentario q permite la enseñanza de hábitos personales y
sociales compatibles con un discreto desplazamiento dentro de la convivencia
familiar.
 Cuando el déficit es profundo se convierten en seres desprovistos de razón q
viven reducidos a las funciones vegetativas de las actividades corporales.

Seudodebilidad mental. Se ha comprobado la existencia de factores de
diversa índole capaces de detener o dificultar el desarrollo intelectual y el
aprendizaje de niños cuya ANS y la estructura de su pensamiento no se hallan
afectados. Las carencias afectivas, la educación rígida y represiva, la falta de
gratificación y estímulo y la ausencia de una educación escolar sostenida y
adecuada producen en el niño un retraso y lentificación en los ritmos evolutivos
suficientes para disminuir su capacidad asimilativa y su rendimiento respecto
de su edad.

Lenguaje. Es el vehículo que expresa el pensamiento, el medio esencial de la


comunicación humana. En las oligofrenias, el rasgo común es un déficit
evolutivo del lenguaje y una híperevolución del retardo intelectual.
Existe lentitud e imperfección de la organización progresiva de funciones
motoras y del lenguaje (por la relación entre desarrollo psíquico y motricidad)
Sus síntomas y sus posibilidades variarán según se trate de retardos
profundos o leves.
Transtornos lingüísticos según la deficiencia mental (Derman)
Retardo alálico. En las deficiencias mentales leves y moderadas de forma
endógena. Es un trastorno del desarrollo y organización del lenguaje infantil
que afecta a todos los aspectos de la comprensión y la elocución en forma
paralela y uniforme.
 Retardo alálico-afásico. En deficiencias leves o moderadas de origen
exógeno.

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 Retardo alálico-anártrico y alálico-audiógeno. En deficiencias leves y
moderadas endógenas asociadas al ACMV en el primer caso y al AA en el
segundo.
 Retardo alálico-anártrico-afásico y alálico-audiógeno-afásico. En
deficiencias leves y moderadas exógenas, asociadas a perturbaciones de los
ACMV y AA respectivamente.
 Retardo alálico con disartria y alálico-afásico con disartria. En las
deficiencias leves y moderadas endógenas y exógenas asociadas a
trastornos neuromusculares orofaciales (parálisis o incoordinación de los
músculos fonadores).
 Síndrome alálico. En deficiencias mentales severas y profundas.

Diagnóstico. Las fallas sistematizadas en la comprensión verbal y escrita,


concordantes con las fallas de comprensión de situaciones no verbales de los
retrasos alálicos, permiten diferenciarlos de los retardos afásicos y audiógenos,
que conservan buena comprensión de las situaciones no verbales.
En los casos severos de retardo alálico la deficiencia intelectual dificulta
o impide el aprendizaje escolar, y a veces es difícil diferenciarlos de fronterizos
y débiles si no se analizan los datos de los antecedentes.
En las deficiencias mentales severas y profundas se presenta el
síndrome alálico, que afecta gravemente y por igual a la elocución y a todos los
niveles de comprensión.
En la deficiencia profunda (idiocia) no hay prácticamente posibilidades
de aprendizaje y formación de hábitos. Los trastornos de la comunicación se
manifiestan desde los primeros meses de vida; no alcanzan el nivel lingüístico y
permanecen en el prelingüístico con un balbuceo reflejo o juego vocal
estereotipado y perseverativo.
En la deficiencia severa (imbecilidad) algunos niños alcanzan la etapa de
comunicación correspondiente al periodo lingüístico más primitivo.
 Retraso en la iniciación, el desarrollo y la integración del lenguaje.
Correlación entre el déficit del habla y el déficit global del pensamiento
y la inteligencia.
 El retardo oscila entre la ausencia total de lenguaje (alalia idiótica) y
simple retraso de desarrollo o pobreza de contenido y sintaxis.
 La comprensión del lenguaje es lenta y pobre, asociada a fallas de la
atención.
 Si existe retardo afásico o audiógenos agregado, el déficit de
comprensión se agrava y los progresos son menores.
 El aprendizaje verbal y no verbal es nulo en las deficiencias graves. La
escolaridad es insuficiente o muy limitada en las deficiencias leves o
moderadas. La lectoescritura puede ser muy dificultosa si hay fallas en
los analizadores, secuelas afásicas, anártrica o hipoacusia que
producen dislexia, disgrafía y dislalias acentuadas.

MODULO X: Perturbaciones en la adquisición del lenguaje de origen


emocional. Neurosis y adquisición del lenguaje.
La neurosis puede ser producida por conflictos entre el individuo y su
medio, entre diferentes intereses del mismo individuo, en sus relaciones
interpersonales. Pueden derivarse de neurosis fóbicas, histéricas u obsesivas.
Perturbaciones del lenguaje:

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 Retardo en su iniciación y desarrollo.
 Mutismo psicógeno (pérdida transitoria del lenguaje debido a un
trauma)
 Dislalias psicógenas (parciales o totales; retraso en relación a la edad y
nivel intelectual)
 Alteraciones de la voz (puede durar días o semanas, debido un
trauma)
 tartamudez: es el trastorno de la palabra más importante, se manifiesta
como una alteración del ritmo, se debe a un retraso madurativo del
lenguaje o una neurosis. Puede estar ausente cuando el sujeto canta,
lee o está sólo. Embolia: facilitarse con otras palabras por más que no
tengan significado.

Autismo.
Uta Frith.

¿Qué es el autismo?
El autismo empieza a manifestarse en la infancia, pero no es una
alteración que afecte sólo a la niñez, sino que es un trastorno del desarrollo
que afecta a todo el desarrollo mental.
Algunas características no aparecen hasta una fase tardía del desarrollo
de la alteración; otras desaparecen con el tiempo.
El cuadro clínico que presenta el autismo es muy diferente en las
distintas edades.
Leo Kanner (1943) y Hans Asperger (1944), con independencia uno del
otro, fueron los primeros en publicar descripciones de este trastorno.
Este término ya había sido introducido por un psiquiatra eminente,
Eugen Bleuler, en 1911.
Esta limitación podría describirse como una retirada, por parte del
paciente, del mundo social para sumergirse en sí mismo. De ahí las palabras
autista y autismo, que proviene del término griego autos, que significa sí
mismo.
Tanto Kanner como Asperger, vieron ciertos casos extraños de niños que
tenían en común algunas fascinantes peculiaridades. Sobre todo, estos niños
parecían incapaces de mantener relaciones afectivas normales con las
personas. Al contrario que la esquizofrenia de Bleuler, el trastorno parecía
producirse desde el principio de la vida.
En todo caso, el término síndrome de Asperger tiende a reservarse a los
pocos autistas casi normales, que poseen buenas capacidades intelectuales y
buen desarrollo del lenguaje.
El síndrome de Kanner suele emplearse, actualmente, para referirse a
los niños que presentan la constelación de rasgos nucleares clásicos.
La soledad de la autista, el deseo de preservar la invariancia y los islotes
de capacidad, pueden discernirse en todos los casos verdaderos de autismo,
con independencia de que varíen los detalles o de su coexistencia con otros
problemas.
Con respecto a la soledad autista, dice Kanner: Hay, desde el principio
una extrema soledad autista por la que el niño, siempre que es posible,
desatiende, ignora, excluye todo lo que viene de fuera. Tiene buena relación
con los objetos; le interesan y puede jugar con ellos, feliz durante horas..., pero

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la relación con las personas es completamente diferente... Una profunda
soledad domina toda su conducta.
En relación al deseo de invariancia: los sonidos y movimientos del niño,
todas sus actividades, son tan monótonamente repetitivos como sus emisiones
verbales. Existe una marcada limitación de la diversidad de sus actividades
espontáneas. La conducta del niño se rige por un deseo ansiosamente
obsesivo de mantener la invariancia.
Respecto a los islotes de capacidad: el sorprendente vocabulario de los
niños hablantes, la excelente memoria de episodios que han sucedido varios
años antes, la fenomenal memoria mecánica de poemas y nombres, y el
preciso recuerdo de patrones y secuencias complejas, indican la existencia de
una buena inteligencia.
Nunca deja de estar presente esa peculiaridad característica de la
mirada. No establecen contacto ocular. Parecen abarcar las cosas con breves
miradas periféricas. Lo gestos y expresiones faciales son pobres, sin embargo,
hay muchos movimientos estereotipados. Éstos no expresan significados. El
uso del lenguaje siempre parece anormal, poco natural. Los niños siguen, por
completo, sus propios impulsos, con independencia de las exigencias del
medio. Simplemente, no están preparados para aprender de los profesores ni
de otros adultos. Tienen áreas de interés a aisladas. Pueden tener una
excelente capacidad para el pensamiento lógico abstracto. Hay creaciones
originales de palabras.

Los criterios cardinales de Kanner.


Estaba convencido de que sólo había dos características
coordinadamente significativas. Es decir, sólo dos que serían necesarias y
posiblemente suficientes para diagnóstico del autismo.
La característica principal es la soledad autista. La soledad autista, como
veremos en su momento, no tiene nada que ver con estar sólo físicamente,
sino con estarlo mentalmente.
El segundo rasgo cardinal es la insistencia obsesiva en la invariancia.
Éste concepto, sugiere varios factores al mismo tiempo: unas pautas
repetitivas, rígidas, limitadas en sus propósitos, pedantes; una incapacidad
para juzgar la significación de diferencias sutiles. En primer lugar, están los
movimientos repetitivos simples, y las emisiones y pensamientos simples. En
segundo, y como exclusivas de los niños autistas, las llamadas rutinas
elaboradas, que se demuestran a la acción, el lenguaje o el pensamiento sin
propósito aparente. En tercer lugar, la tendencia a centrarse en temas de
interés extremadamente limitados, que llegan a preocupar hasta tal punto que
prácticamente no hay ninguna otra cosa que interese.

Criterios diagnósticos actuales.


El síntoma principal de Kanner, la soledad autista, sigue siendo todavía
el primer síntoma, y el más importante, en todos los intentos diagnóstico.
También se ha estipulado, en general, que el trastorno de aparecer en un
periodo temprano del desarrollo, es decir antes de los tres años de edad. Sin
embargo, se reconoce que hay casos excepcionales de aparición más tardía,
debidos a enfermedades víricas repentinas o a causa similares.
Un criterio diagnóstico importante, en la actualidad, es el que se refiere
los trastornos del lenguaje y la comunicación. Los deterioros en este aspecto

12
pueden variar desde aquellos a los que implican una ausencia completa de
habla hasta los que consisten en una adquisición simplemente retrasada que
se acompañan de un empleo extraño del lenguaje, incluyendo los gestos y el
lenguaje corporal.
Los criterios diagnósticos actuales también prestan especial atención a
la falta anormal de actividad imaginativa. Con ello se hace referencia a la
ausencia de juego de ficción y a la falta de interés por las historias típicas de
ficción.
Un criterio diagnóstico permanente es el que se refiere a los diversos
fenómenos de tipo repetitivo y restrictivo implícitos en el segundo síntoma
cardinal de Kanner, el deseo obsesivo de invariancia. Prácticamente no se
encuentran en ninguna otra alteración de la infancia temprana.

¿Qué sucede cuando el niño autista crece?


Kanner, y especialmente Asperger, en sus primeras descripciones,
hacían el comentario de que el autismo no es una enfermedad progresiva. Por
esta razón, Asperger prefirió el término psicopatía al de psicosis para dar
nombre al trastorno. Hizo hincapié en que, a diferencia del proceso de deterioro
que se ve con frecuencia en las psicosis adultas, sus pacientes mejoraban su
adaptación y se compensaban cada vez mejor.
La conclusión general es que el autismo, como retraso mental, no
desaparece, aunque cambie la conducta. De todas formas, las personas
autistas pueden compensar sus dificultades en un grado considerable.
Un punto de máxima importancia es que el autismo es un trastorno del
desarrollo. Cuando un trastorno mental se manifiesta después de haberse
completado el desarrollo de diversas capacidades, lo lógico es esperar que se
produzca una ruptura, quizá una regresión a un deterioro progresivo: algo, en
todo caso, que se impone sobre las habilidades previamente establecidas.
Cuando se trata de un trastorno del desarrollo de origen temprano, es el propio
proceso de construcción de la experiencia el que se ve afectado.

Cap. 5: Las raíces biológicas.


Indudablemente, el autismo tiene una causa orgánica y es consecuencia
de una disfunción orgánica. Las causas psicodinámicas están excluidas porque
carecen de sentido.
Al igual que sucede con cualquier otro trastorno del desarrollo, es
necesario, sin duda, tomar en consideración tanto los factores orgánicos como
los ambientales. Debe haber una interacción, una influencia recíproca, entre
esos factores para que se produzca el desarrollo.

Signos de daño cerebral.


La epilepsia aparece en alrededor de un tercio de los adolescentes
autistas. Los ataques epilépticos constituyen sólo un ejemplo de los muchos
signos orgánicos que se encontraron en abundancia en los niños autistas. La
lista es larga y similar a la que presentan otros trastornos del desarrollo con
base neurológica.

¿Qué puede funcionar mal en el cerebro?


Es muy posible que se encuentre algún daño estructural. También son
altas las posibilidades de encontrar una disfunción fisiológica.

13
Decir que el autismo es un trastorno del desarrollo significa que la
anomalía subyacente es una anormalidad del desarrollo.
El problema de desarrollo puede consistir en un fallo en procesos
desconexión, y no los de conexión. Las células nerviosas siguen instrucciones
de crecimiento establecidas en lo genes, de tal forma que, cuando el programa
genético defectuoso, se producen anomalías.

Estudios psicofisiológicos.
En los niños autistas la respuesta de orientación se habitúa de forma
anormalmente lenta. La dificultad de habituación puede comprenderse como
consecuencia de una disfunción cognitiva. Los estímulos repetidos no pierden
su valor de novedad porque no se procesan apropiadamente. Si los estímulos
se tratan con independencia unos de otros, y no como formando parte de un
patrón superior, lo lógico es que se produzca un fallo en los procesos de
habituación.

Ideas de la neurología.
Damasio y Maurer (1978): se plantearon la posibilidad de que esté
dañado el sistema dopaminérgico del cerebro. La teoría se centra en los
síntomas neurológicos que parecen estar muy relacionados con el autismo:
forma de andar extraña, pobre control de la voz, rostros aparentemente
inexpresivos, movimientos de aleteo con las manos, acciones repetitivas, falta
de espontaneidad, perseveración temática y deficiencia social. Son
características autistas típicas.

Anomalías cromosómicas.
Numerosos estudios han demostrado que en los niños autistas se da
una incidencia significativamente mayor que en los normales de accidentes en
el embarazo y el parto.
En casos concretos, se ha demostrado que la aparición de los síntomas
típicos de autismo estado precedida por una infección vírica en niños
pequeños, que antes habían tenido un periodo desarrollo aparentemente
normal. También hay casos en que las madres sufrieron una infección en una
fase temprana del embarazo.
Deberíamos pensar en una larga cadena de causas.

La actividad de mentalizar es, por así decirlo, compulsiva: hacemos


inferencias sobre las causas y los efectos de la conducta como si no
pudiéramos evitar hacerlas. Por ejemplo, suponemos que, si un hombre
esconde sus cartas detrás de la espalda, es que hace trampa.
No es mediante un proceso prolongado y pormenorizado de análisis,
como las personas llegamos a establecer interpretaciones coherentes de los
estados mentales. Nuestra forma de hacerlo se parece más a una especie de
percatación instantánea, en unos casos, o de lenta caída en la verdad, en
otros. Pero, para hacer esas interpretaciones coherentes, quizás tengamos que
realizar, inconscientemente, muchos procesos de cómputo.
Tratamos de establecer un contraste entre lo que ocurre cuando se tiene
una teoría de la mente y lo que sucede cuando falta. Hemos sugerido la
posibilidad de que los niños autistas carezcan de una teoría de la mente, son
conductistas naturales, no sienten esa compulsión que nos lleva a las demás

14
personas, en nuestra búsqueda de coherencia, a entrelazar la mente con la
conducta.

El experimento de Sally y Ana.


Es muy arriesgado poner a prueba la hipótesis de que los niños autistas
no aprecian la existencia de estados mentales.
El desarrollo de la teoría de la mente es un proceso muy largo. No tiene
lugar antes de los tres o cuatro años, momento en el que los niños normales
puedan darse cuenta plenamente de las implicaciones de tener una creencia
falsa.
Los niños autistas, aunque tengan una edad mental muy superior a los
cuatro años, fracasan en el intento de atribuir adecuadamente estados
mentales, mientras que eso no les sucede a niños con deficiencia pero no
autistas.
Experimento:
 Sally tiene una cesta
 Ana tiene una caja
 Sally tiene una canica. Guarda la canica en su cesta
 Sally se va a dar un paseo
 Ana coge la canica de la cesta y la mete en su caja
 Ahora Sally vuelve y quiere jugar con su canica
 ¿Dónde va a buscar Sally su canica?
 Respuesta: en la cesta.
Las creencias son un tipo de estados mentales.

En el proceso de atribución mentalista, se integra información que


proviene de fuentes diversas (los resultados de los procesos de visión,
recuerdo y recepción de informaciones verbales) para producir una
interpretación coherente de lo sucedido. Precisamente por ser una totalidad
coherente, el contenido informativo es tan simple que cualquier niño de cuatro
años puede manejarlo. Si, por alguna razón no se elaborara una totalidad
coherente, manteniéndose la información fragmentada en un conjunto complejo
de elementos independientes, resultaría muy difícil para cualquiera manejar
esa información. Quizás sea ésta la situación a que se enfrentan los niños
autistas.

Los niños autistas son mejores físicos que los otros niños, y conductistas
tan capacitados como ellos, pero los otros son mejores psicólogos.

Contacto afectivo y teoría de la mente.


Para desarrollar una teoría de la mente coherente, no basta con la
capacidad de atribuir estados mentales, sino que también se necesita
experiencia. Los niños autistas carecen de experiencia sobre el mundo, pero su
inexperiencia es de una clase distinta. Se debe a que carecen de una cierta
propensión básica a integrar una inmensa cantidad de información sobre
sucesos, objetos, personas y conductas. Los niños autistas son conductistas.
No presuponen que las personas puedan ser, por ejemplo, consideradas o, por
el contrario, crueles. Toman la conducta tal cual. Las personas autistas lo ven
todo en blanco y negro y no entienden los matices del significado.
Serán incapaces de empatizar con los sentimientos de otras personas.

15
El fracaso de la comunicación intencional y la incapacidad de relación
afectiva no son, en realidad, más que una y la misma cosa.
La soledad del niño autista no consiste sólo en una deficiencia de
expresión y comprensión de emociones. Para el autista hay otros estados
mentales, además de las emociones, que también son un misterio: estados
tales como conocer y creer. Quizás las experiencias afectivas sean parte
esencial del dinamismo que gobierna la cohesión y la desconexión de nuestros
procesos centrales de pensamiento.

Autismo y autoconciencia.
Si los niños autistas tienen problemas para desarrollar una teoría de la
mente, también deberán tenerlos para desarrollar la autoconciencia.
La autoconciencia constituye el punto culminante de la capacidad de
atribuir estados mentales. La carencia de esta capacidad equivale a una
carencia de autoconciencia. La Compañía de los demás no implicaría, para
esas personas, una compañía entre mentes, por lo que no tendría por qué ser,
necesariamente, preferible a la que proporcionan los objetos sin mente.
El origen de la teoría de la mente.
Las representaciones llevan el mundo a la mente. Pero, desde su primer
año, los niños desarrollan la capacidad de dar un paso gigantesco en su
desarrollo; este paso consiste en la capacidad de elaborar representaciones
acerca de las representaciones (es decir, metarrepresentaciones) de los
sucesos del mundo real.
Este avance evolutivo tiene una significación de enorme importancia
para todas las funciones mentales superiores.
Tanto el juego de ficción como la capacidad mentalista presentan deficiencias
en los niños autistas. Los niños autistas no hacen nunca, o casi nunca, juegos
de ficción. Dedican su tiempo a hacer juegos orientados a la realidad.

Poner las cosas entre comillas.


Alan Leslie trata de aclarar los orígenes tanto de la ficción como de la
teoría de la mente. Podemos ilustrar su teoría mediante un ejemplo de lo que
Leslie considera que es el componente esencial de la capacidad
metarrepresentacional: el desacoplamiento.
Para comprender lo que quiere decir podemos relacionarlo con esa
actividad familiar que consiste en poner las palabras entre comillas. Las
comillas son como señales de desacoplamiento. Indican que quedan en
suspenso ciertos criterios de referencia, verdad y existencia: si se dice de
alguien que es “cantante”, ello no compromete a pensar que cante realmente la
persona a que se aplica ese término, si se dice que es cantante, si. La
diferencia es semejante a la que existe entre las representaciones primarias y
las metarrepresentaciones.
Las metarrepresentaciones nos ayudan a ver lo que significa leer entre
líneas, en vez de interpretar literalmente lo que se dice. Los autistas tienden a
la literalidad, aún los más inteligentes.
La capacidad de elaborar y/o manejar metarrepresentaciones puede ser
deficiente.

16
La explicación de la tríada de deficiencias de Wing.
Supongamos que aceptamos la sugerencia de Alan Leslie de que la
mente de los niños autistas posee un mecanismo defectuoso de
“desacoplamiento”. Esta teoría puede explicar, mejor que ninguna otra de las
anteriores, los tres síntomas que constituyen la tríada de deficiencias de Wing,
y que todos los niños autistas sufren.
La tríada de Wing incluyen tres deficiencias: la que corresponde a las
relaciones sociales, la que se produce en la comunicación y la que afecta al
juego de ficción.
La teoría explicaría por qué no puede hacerse un diagnóstico inequívoco
de autismo antes de los dos o tres años. La conducta crítica para el diagnóstico
no aparece normalmente antes de esa edad, y ahora sabemos por qué.
Lo que suele presentarse como un problema del lenguaje, se comprende
mejor como un problema de la semántica de los estados mentales. De igual
manera, lo que parece un problema de relación afectiva, puede entenderse
como consecuencia de la incapacidad de percatarse de lo que significa tener
mente y pensar, saber, creer o sentir, de forma diferente a como piensan,
saben, creen y cientos los demás. Lo que suele presentarse como un problema
de aprendizaje de competencias sociales, puede entenderse mejor si sabemos
que no basta con un aprendizaje superficial de normas sociales, sino que se
requiere la capacidad de leer entre líneas y, si, la de leer los pensamientos de
los demás.
El pobre empleo que hace a los niños autistas del contacto ocular, puede
explicarse por su incapacidad de aprender el lenguaje de los ojos, es decir, por
que no aprenden a usar y comprender las señales que se asocian a ciertos
estados mentales.
Todos los niños autistas clásicos presentan otros síntomas, además de
esa tríada de deficiencias. Debemos recordar, en este aspecto, dos rasgos
principales que poseen: tienen un perfil peculiar de capacidades intelectuales y
se dan, en ellos, fenómenos repetitivos, como las estereotipias y rituales.
La ausencia de cohesión sólo se produce en el nivel superior del
pensamiento central. Ese es también el nivel de metarrepresentación.

El “saber cómo se sabe”.


Las mentes normales tienen un fuerte impulso a organizar grandes
cantidades de información, formando con ellas unidades coherentes, mientras
que las mentes autistas carecen de ese impulso.
Nosotros presuponemos que "ver es saber". El hecho de no saber de
dónde viene el conocimiento tiene, otra consecuencia: el niño no entiende la
diferencia entre los conocimientos justificados y las meras suposiciones.
Suele decirse que para el niño autista el mundo es impredictible. De
acuerdo a nuestros experimentos, podemos definir de forma más precisa qué
es lo impredictible para ellos: lo que las personas hacen en función de sus
estados mentales. También podemos establecer qué es lo que encuentran
predictible: lo que hacen las personas como consecuencia directa de sucesos
físicos.

Ideas poco probables.


Muchos investigadores coinciden en la idea de que el autismo implica
una disfunción del procesamiento de la información. Mi propuesta es que sólo

17
existe y es disfuncional algún aspecto de los procesos centrales: el impulso
hacia la coherencia. El autismo constituye el mejor ejemplo de una mente no
recursiva.

Contexto y comunicación.
El contexto es el ingrediente más esencial de la comunicación
intencional plena, y el único que le distingue de la transmisión del mensaje
bruto. Esta última posee una cierta marca que le distingue: maneja la
información tomando sus elementos por separado. En la comunicación humana
existe la obligación de usar el contexto. El significado de las palabras y los
gestos sólo se entiende bien cuando no se trata cada elemento de información
por separado, sino situándolo en un contexto.
Un contexto es un constructo psicológico, un subconjunto de las
presunciones del oyente sobre el mundo. Por supuesto, son esas
presuposiciones, más que el estado real del mundo, las que afectan a la
interpretación de la emisión. En este sentido, el contexto no consiste sólo en
información sobre el entorno físico inmediato o sobre las emisiones que se han
producido inmediatamente antes.

Los tratamientos que funcionan.


La persona ideal para hacerse cargo de un autista debe ser aquella a la
que le gusta el niño porque es autista. No a pesar de serlo. Con independencia
de la edad y nivel de inteligencia, es deseable que se le proporcione al niño un
ambiente estructurado. Los estilos de enseñanza firmes, pacientes y
tranquilizadores son positivos para todos los niños. También son
recomendables para los niños autistas.
En el Autismo, al igual que en otras problemáticas, hay distintos grados.
Será necesario tratar los síntomas psicológicos del autismo, más allá y por
encima de cualquier esperanza de cura biológica.

Teorías fundadas e infundadas del Autismo.


Ahora sabemos que el autismo es un tipo de discapacidad mental que se
debe a anomalías en el desarrollo del cerebro. El problema consiste en que la
dotación cognitiva del niño es inherentemente inadecuada, y no en que se
realiza o ejecuta mal la función de una dotación que es fundamentalmente
sólida. En los casos de autismo puro, sólo son las funciones mentales, y sólo
algunas de ellas, más aún, sólo algunos aspectos de tales funciones, los que
están afectados. La apariencia física del niño autista clásico es normal, su
capacidad de movimiento es también normal y lo es también la capacidad de
manipular objetos. Además, en los casos más puros, es normal la capacidad de
percibir el mundo por medio de los sentidos, y lo son las capacidades de formar
conceptos abstractos, categorizar sucesos, comprender relaciones espaciales,
desarrollar conocimientos causales y realizar inferencias lógicas. Éste es el
enigma del autismo: el ingrediente que falta es tan sutil, que incluso en las
áreas problemáticas, las de interacción social y comunicación, existen muchas
competencias. Es este ingrediente sutil, y con frecuencia esquivo, el que tiene
que identificar y explicar una buena teoría del autismo.
El autismo puro es poco frecuente. Mucho más común es que el autismo
se asocie a otros trastornos del desarrollo.

18
Para identificar los rasgos nucleares tuvimos que buscarlos debajo de la
superficie de los síntomas. Fue entonces cuando pudimos ver: la incapacidad
de integrar información, obteniendo de ella ideas coherentes y con sentido. La
predisposición de la mente a dar sentido al mundo es defectuosa los autistas.
Sólo ese defecto concreto de los mecanismos de la mente puede explicar las
características esenciales del autismo. El resto es secundario. Si perdemos de
vista ese hecho, perderemos también el hilo del patrón en su conjunto.

Mahler Margaret.
Autismo y simbiosis: dos perturbaciones extremas de la identidad.
Mucho después del nacimiento es necesaria una simbiosis social,
característica de la especie, entre la madre y el hijo. Los síndromes de las
psicosis infantiles tempranas, tanto del autismo como del tipo simbiótico,
representan fijaciones en las primeras dos fases evolutivas de indiferenciación
dentro de la primitiva unidad madre-hijo, o bien representan regresiones a esas
fases.
La fase presimbiótica o autística de la unidad madre-hijo deja paso a la
fase simbiótica dicha desde alrededor de los tres meses. Esta fase de oscura
conciencia del objeto q satisface necesidades marca el comienzo de la fase de
simbiosis, en la cual el pequeño se comporta y obra como si él y la madre
fueran un sistema omnipotente (una unidad dual) encerrado dentro de una
frontera común. A esto sigue la fase de separación-individuación propiamente
dicha. Esto ocurre paralelamente con la maduración y consolidación de
funciones autónomas del yo tales como la locomoción y el comienzo del
lenguaje.
Dos condiciones son indispensables p q tengan lugar la estructuración
del yo y la neutralización de pulsiones, q conducirán a la individuación, es decir,
al sentido de la entidad y de la identidad como individuo:
1) Los estímulos enteroceptivos y propioceptivos no deben ser tan persistentes
ni tan intensos q impidan la formación de una estructura.
2) Como falta un elemento organizador interno en el bebé humano, la socia
simbiótica debe ser capaz de servir como amortiguador de los estímulos
internos y externos y de organizarlos gradualmente p el bebé mientras lo
orienta hacia la distinción entre un mundo interior y un mundo exterior, es
decir, hacia la formación de una frontera entre ambos mundos y hacia la
percepción sensorial.
Si no se cumplen, la facultad perceptiva del yo no puede cobrar dominio
ni puede desarrollarse la función de integración y síntesis del yo.
En el autismo infantil precoz, la perturbación ppal es q no pueden
percibir la gestalt de la madre ni la gestalt de los vitales servicios q ésta cumple
en provecho de ellos. Parece q no existe una conciencia perceptiva de un
mundo interior y de un mundo exterior, una conciencia del propio si-mismo del
niño como algo distinto del ambiente inanimado.
Desde nuestro punto de vista socio biológico, estos niños permanecen
fijados (o x regresión retornan a esta fase) en la fase autística de la vida uterina
o retornan a un estado fetal aún más arcaico de funcionamiento.
Como consecuencia de la falta de catexia del sistema perceptivo
conciente, son impenetrables a la voz y a los mandatos de su madre, tampoco
parecen ver a nadie, miran a través de uno.

19
El síndrome psicótico simbiótico representa una fijación o regresión al
segundo estadio indiferenciado de la unidad madre-hijo, q es el estadio de
función simbiótica omnipotente delusoria (aparente, engañosa) con el objeto q
satisface necesidades.
En consecuencia, estos niños no alcanzan la fase de separación-
individuación, q en el niño normal es el primer nivel del sentido de la entidad
individual y la identidad.
La integración de nuestras sensaciones corporales y de nuestras
fantasías inconcientes sobre el si-mismo corporal, especialmente sobre su
contenido, con datos visuales, auditivos y kinestésicos sobre el cuerpo
constituye una adquisición relativamente tardía del yo. Esa adquisición coincide
con el primer nivel de integración del sentido de identidad, q depende del
proceso de separación-individuación y se caracteriza x una fase negativista.

Kanner Leo.
Autismo infantil precoz.
Observé niños con tendencia al retraimiento antes de haber cumplido un
año de edad, denominé a esta afección autismo infantil precoz.
El denominador común es la imposibilidad de establecer desde el mismo
comienzo de la vida conexiones ordinarias con las personas y las situaciones.
Cerca de las dos terceras partes de los niños aprenden a hablar, el resto
queda mudo. Pero el lenguaje q adquieren no les sirve al principio como medio
de comunicación. Retienen fácilmente vocablos largos y raros. Tienen una
excelente memoria mecánica p recordar poesías, canciones, listas de
presidentes y cosas x el estilo; los padres se sienten orgullosos pensando q su
hijo es un niño prodigio.
“Si” es un concepto q tardan años en adquirir. Emplean la misma forma
de interpretación literal con respecto a las preposiciones. Para ellos las
palabras toman un significado inflexible y no pueden usarlas más q en la
acepción q aprenden originalmente.
A los 6 años aprox. van aprendiendo gradualmente a hablar en primera
persona y a referirse al interlocutor en segunda.
Gobierna la conducta de los niños el deseo ansiosamente obsesivo de
conservar una igualdad q únicamente ellos en raras ocasiones interrumpen.
Los niños se relacionan muy bien con los objetos; les interesan y juegan
con ellos muy contentos horas enteras.
La relación con las personas es totalmente diferente. Todos ellos, al entrar en el
consultorio, van a tomar los juguetes sin prestar atención a las personas. No se
incomodan si les hablan. Si no quieren no contestan, y si les hacen una
pregunta con demasiada insistencia responden p sacársela de encima y
continúan con lo q estaban haciendo. No parecen hacer caso del movimiento
de las personas, ni siquiera del de la madre. Cuando los adultos no tratan de
entrar en su dominio, los niños, mientras se mueven entre aquellos, tocan a
veces suavemente una mano o una rodilla, lo mismo q otras veces rozan el
escritorio o el canapé. Pero nunca miran a nadie en la cara. Cuando los
pinchan demuestran miedo al alfiler y no a la persona q lo maneja.
Todos ellos poseen una indudable capacidad cognoscitiva. Tienen una
expresión facial asombrosamente inteligente, q revela al mismo tiempo
seriedad y, en presencia de las otras personas, tensión ansiosa.

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Otro denominador común muy interesante es q entre los padres, abuelos y
parientes hay muchos médicos, hombres de ciencia, escritores, periodistas y
estudiantes de arte. Había mucha obsesión en los antecedentes familiares. En
todo el grupo había muy pocos padres realmente afectuosos. Los ascendientes
y parientes colaterales de la mayoría eran personas intensamente preocupadas
x abstracciones científicas, literarias o artísticas y poco dados a los genuinos
intereses humanos. Incluso los matrimonios más felices eran fríos y formales.

Psicosis.
Se produce una ruptura del sujeto con el ambiente. Las funciones
mentales están bloqueadas o distorsionadas. Hay alteración del pensamiento y
el lenguaje. Se producen delirios.
El lenguaje no cumple su función de comunicación, no es vehículo del
pensamiento y el aprendizaje. Existen fallas de comprensión. Las palabras
tienen contenido simbólico subjetivo.
Se producen: Logorrea, perseveraciones, neologismos, dislalias, afasias,
omisiones. Puede darse un mutismo autístico. El lenguaje es tomado como un
objeto.
La vía regia para acceder a la lectura del incipiente deseo de un niño es
el juego. El factor común observable entre las múltiples manifestaciones
fenomenológicas de la psicosis infantil, es que allí no hay objeto que juegue el
papel de objeto transicional, es decir, no hay objeto que desempeña el papel de
juguete sosteniendo el despliegue de una historia inventada. Aquí las
posibilidades van desde actividades mecánicas y formales con los objetos,
hasta simplemente no tocar los juguetes o no utilizarlos como tales, pasando
por la posesión de un amuleto (aparente objeto transicional detenido en el
tiempo, que no hace transición a nada). Si hay una historia con juguetes,
aunque sea mínima, en ella está el esbozo del sujeto.
Precisar un buen diagnóstico crucial en la infancia en relación al destino
del tratamiento, tanto en cuanto al cómo nos ubicamos nosotros frente al niño,
como en cuanto a qué buscamos producir los padres.
El objeto transicional es como lo que el nene necesita para elaborar los
significantes, para metabolizar los significantes. El amuleto de los chicos
psicóticos es como un objeto transicional congelado en el tiempo que no hace
transición.
No ubico al autismo en el campo de las psicosis. Hablo de autismo
cuando el niño no ocupa lugar alguno de objeto libidinizado. Para llegar a ser
psicótico hay que haber sido libidinizado como objeto. Un psicótico entra en el
estadio del espejo; y para entrar en el estadio del espejo hay que ser
libidinizado. Los autistas no entran en el estadio del espejo. Los chicos autistas
están en la estructura. El niño autista se queda como en el borde sin poder
estar, sin poder pasar ni de un lado ni del otro, sin poder entrar en el universo
significante, pero está ahí. No necesariamente son mudos, hay chicos autistas
que producen fonemas. La cuestión es ¿qué son esos sonidos que salen de la
boca? ¿Son representación de algo?
En tanto se es un bebé, el significante está del lado del Otro. Es el Otro
desde el significante el que hace marcas, es decir, las marcas quedan del lado
del bebé. Cuando empieza a apropiarse de la palabra empieza a ser un nene.

21
La problemática psicosocial derivada de las patologías del lenguaje.
Maud Mannoni.

Cualquiera sea la madre, la llegada de un niño no corresponde jamás


exactamente a lo que ella espera.
La enfermedad de un niño afecta a la madre en un plano narcisista.
Toda ocasión en que se desprecia al niño es recibida por la madre como un
ataque a su propia persona.
Sobre todo no quiere saber nada ni recibir nada de ese médico a quien
ha ido a pedir ¿qué?
Nada, en lo que concierne al niño. Un poco, en lo que concierne a ella
misma. Desea oscuramente que su pregunta no obtenga jamás respuesta, para
que pueda seguir planteándola. Pero le precisa la fuerza de proseguir y es eso
lo viene a solicitar. Le es necesario un testigo; un testigo que sienta que es ella
la que no puede más, detrás de esa fachada de tranquilidad. Un testigo que, en
caso necesario, sepa que ella tiene el impulso de matar.
La madre se siente hasta tal punto comprometida con su niño que le es
difícil renunciar. Su rol está marcado: volcará lo esencial de su dinamismo en
los instintos de vida y muerte; reivindicativa, rebelde, será sublime en su
abnegación, intransigente si se trata de matar y guardiana de una fortaleza si
se intenta una psicoterapia. Tendrá conciencia de su papel de madre.

Enfoque analítico del problema.


Éste niño soñado tiene por misión restablecer, reparar aquello que en la
historia de la madre fue juzgado deficiente, sufrido como una carencia, o
prolongar aquello a lo que ella debió renunciar.
Si ese niño, cargado así de todos sus sueños perdidos, llega enfermo,
¿qué será de él?
Está visto que el niño enfermo es rara vez incorporado a una situación
verdaderamente triangular. Hay casos en que es el padre quien se preocupa
por el niño, se trata generalmente, de una identificación con su propia madre.
En tanto que custodio de la ley, el padre no puede sino sentirse perplejo ante
un niño que, desde el comienzo, está destinado a vivir fuera de todas las
reglas.
El niño está, por supuesto, alienado como sujeto autónomo, para devenir
objeto a cuidar.
Para el niño débil mental, la relación con su madre, es diferente que para
el retardado grave.
El retardo no es siempre percibido de entrada.
El débil mental simple.
CI entre 50 y 80.
Algo que asombra en estos niños es la forma en que siempre logran
desarrollar una situación a dos, convirtiéndose en objeto de uno de los padres.
Dejar de habitar, como parásito, el lugar del propio cuerpo materno para poder
habitar solos en un cuerpo de su propiedad.
Ante la ausencia de deseos del adulto con relación al niño, éste
responderá manifestando sus propios deseos.
El mensaje del padre no llega jamás. Queda en relación fantasmática
con la madre, que por la ausencia del significante paterno en ella, lo deja

22
reducido al estado de objeto, sin esperanza alguna de acceder al nivel de
sujeto.
Por esto, no pueden cargar significativamente objetos y es en especial
en el dominio témporo-espacial y en las matemáticas que se evidencia un tipo
muy singular de dificultades, rebelde a la pedagogía tradicional.
Falta hasta tal punto una determinada dimensión de lo simbólico que es
rechazada la noción misma de las cifras como tales.

Niños de estructura psicótica.


El Psa de los débiles mentales se relaciona con el análisis de los
psicóticos por la forma en que la familia del sujeto entra en juego en forma
masiva en ocasión del tratamiento. Al buscar para la debilidad una causa
definida, se niega que pueda tener un sentido, es decir, una historia, o que
pueda corresponder a una situación.
Pero lo que nos engaña es la influencia de una familia que trata de
mantener el lugar que le ha asignado al niño.
Por eso el estudio del débil mental, como el del psicótico, no se limita al
sujeto, sino que comienza por la familia.
Es por el desvío de la contratransferencia que se abre el camino que
conduce a la comprensión de los débiles mentales.

La relación fantasmática del niño con su madre.


Hemos visto hasta qué punto el niño retardado y su madre forman, en
ciertos momentos, un solo cuerpo, confundiéndose el deseo de uno con el del
otro, al punto que ambos parecen vivir una sola y misma historia. Esta historia
tiene por soporte, en el plano fantasmático, un cuerpo que se diría afectado por
idénticas heridas, que han revestido una señal significante. Lo que en la madre
no ha podido ser resuelto en el nivel de la prueba de castración, será vivido en
forma de eco por el niño, que en sus síntomas no hará más que hacer “hablar”
a la angustia materna.
Este niño, tan ardientemente deseado, crea para la madre cuando llega,
es decir cuando la demanda se concreta, la primera decepción: helo aquí,
pues, este ser de carne... pero está ahí separado de ella, siendo que, en el
nivel inconsciente, era una especie de fusión que ella soñaba.
Y a partir de este momento, intenta reconstruir su sueño con este niño
separado de ella. A este niño de carne va a superponerse una idea
fantasmática, que tendrá por función reducir la decepción fundamental de la
madre.
Se va a establecer entre madre y niño una relación engañosa; ese niño,
en su materialidad, es siempre para la madre la significación de otra cosa.
La construcción del fantasma tomará el relevo, para relanzar a la madre
en el camino que la lleva, en una especie de espejismo, a la conquista del
objeto perdido. El niño se convertirá, sin saberlo, en una especie de soporte de
algo esencial para la madre, de donde surge un malentendido fundamental
entre madre e hijo.
El niño, destinado a colmar la falta de ser de la madre, no tiene otra
significación que la de existir para de ella y no para él. Responder a la
demanda de la madre es siempre terminar en un malentendido, pues más allá
de lo que ella formula, hay otra cosa que desea, pero de lo que no tiene
conciencia. Y a toda pretensión del niño a la autonomía, corresponderá de

23
inmediato, para la madre, la desaparición de ese soporte fantasmático del que
tiene necesidad. No sabe qué quiere exactamente de su hijo; ignora que su
demanda es la cubierta de su deseo perdido.
La relación entre madre e hijo se va a establecer a través de un prisma
deformante. Sin él saberlo, es de alguna manera "raptado" en el deseo de la
madre.
En el caso de la debilidad mental, la inteligencia deficiente va a ocupar a
la madre hasta el punto de que, ante los demás, la carencia del niño será
siempre objetivada por aquella. La enfermedad del hijo disimulará la
enfermedad materna.
Todo deseo de despertar del niño será combatido sobre la marcha, en
forma sistemática, por la madre, hasta el punto de que aquél terminará por
persuadirse de que “él no puede”. En todo caso, en tanto que “él no puede”, la
madre se ocupa de él y lo quiere.
Tales madres están satisfechas cuando otro niño llega a representar
para ellas el papel de niño superdotado. Hermanos enemigos; relación que les
permite mantener intacto, en cada uno de ellos, el sustentáculo fantasmático
que necesitan.
Todo estudio del niño débil mental queda incompleto mientras no sea en
la madre que se busque de entrada el sentido de la debilidad. El estudio del
tipo de relación fantasmática madre-niño llevaría tal vez a precisar los factores
determinantes de la elección psicótica, psicosomática o perversa.
Esto no debe conducirnos a la conclusión simplista de que es la madre a
quien hay que tratar. Se trata, por el contrario, a partir de una anamnesis bien
entendida, de ayudar al niño a asumir, en el tratamiento, en su nombre, su
propia historia, en lugar de hacer suyas las dificultades relacionadas de la
madre con su propia madre, la abuela, realizando así en su neurosis el sentido
fantasmático que ha podido constituir para su madre, al nacer.

Las etapas de una reflexión sobre el retardo.


En 1962, Castets, Lefort y Reyns dicen que no parece inconcebible que
idiocia, imbecilidad y debilidad mental sean las más de las veces, formas de
autismo... que sean, en una palabra, formas psicóticas que deben ser tratadas
como tales.
Esta experiencia constituye de por sí un hito en la historia de la
medicina, ya que hasta una fecha no demasiado lejana, el diagnóstico de
debilidad mental era una conclusión incontestable; una contraindicación para
toda tentativa psicoterapéutica.
Se trata, pensamos, de distinguir al “verdadero” débil mental, inepto para
una psicoterapia, del “falso” débil, para quien todas las esperanzas son
posibles.
Un CI inferior o superior no tiene en sí mismo un significado real. Lo que
cuenta es lo que el niño hace de su CI. Para qué le sirve su inteligencia.
No todos brindan tan claramente la clave de su debilidad. Pero todos
indican, en forma más o menos confusa, su modo de situarse frente al Otro. Es
raro que se opongan a ese otro; tratan con preferencia de acomodarse en el
molde de su deseo. Todo enfrentamiento es rechazado y la prueba de
castración es el escollo con el que tropieza todo débil mental, que vive la
prueba en su realidad corporal, dado que es un sujeto disminuido, pero que no
puede vivirla en el nivel simbólico.

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El análisis lo lleva a cuestionarse a partir de su insuficiencia vista como
"carencia". Ahora bien, para el débil mental esa insuficiencia es plena; tiene
como función, justamente, ocultar no sólo su propia falta de ser, sino también lo
que es sentido como falta de ser en la madre.
El niño queda fijado a un yo imaginario de cierta edad y su elección se
realiza en ese sentido. Una elección que, la mayor parte del tiempo, rechaza el
convertirse en un hombre.
Desde que se comienza un análisis, todo criterio de “verdadero” o “falso”
caduca. Lo que cuenta tan sólo es saber de qué modo es vivida la debilidad
mental por el sujeto y su familia.
Al débil mental le es bastante difícil hablar; más bien es hablado. Le es
difícil desear; es un objeto manejado, reeducado desde su primera infancia. La
dimensión que le damos lo hunde en la angustia: al ser tratado como sujeto,
pero de golpe toda referencia de identificación. No sabe más quién es ni
adónde va.
El estudio sistemático de los niños débiles mentales llevaría, tal vez, más
allá de la organicidad irrefutable en ciertos casos, a descubrir factores comunes
que hallamos en los tratamientos de psicóticos. Mantengamos a la memoria lo
que me ha parecido constituir la instancia esencial:
1. Situación actual con la madre, sin intervención de imagen paterna
interdictora.
2. Rechazo de la castración simbólica (el niño es el premio de la demanda
del Otro, en tanto que objeto parcial).
3. Dificultad de acceso a los símbolos y papel desempeñado por la
carencia de la metáfora paterna en ciertas dificultades específicas del
cálculo.

EL NIÑO Y EL ADOSLESCENTE SORDO.


Reflexiones Psicoanalíticas.
Marta Schorn.

Cap. 3: Desarrollo de la personalidad. El bebé y el niño sordo.


Winnicott señala una serie de condiciones normales para que el
desarrollo emocional de un niño pueda darse:
1. Debe proveerse de un medio ambiente facilitador que colabore en el
desarrollo de la salud mental del niño.
2. Adultos que ayuden al niño al pasaje de la dependencia hacia la
independencia relativa.
3. Existencia de una madre que pueda predecir el comportamiento de su
hijo. Adaptándose en forma gradual a las necesidades cambiantes y en
aumento, del niño.
Todo esto favorece que:
a. Ciertas tendencias innatas hacia la integración y el crecimiento del niño
produzca la salud.
b. Mayor capacidad por parte del niño para establecer relaciones de
objetos.
c. Mayor capacidad para los sentimientos de inquietud y culpabilidad.
d. Mayor capacidad para amar y para experimentar felicidad en el
momento apropiado.

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e. Defensas adecuadas frente a la angustia. Si son excesivamente rígidas
se colabora a la formación de síntoma, propio de las enfermedades
psiconeuróticas.

Todo esto planteado por Winnicott puede entenderse para un niño sordo
u oyente.
Malher, psicoanalista inglesa, dice que todo niño atraviesa por una serie
de fases en el proceso de separación-individuación para el logro de su
identidad.

Fase de Fase de Fase de separación-individuación. Subfases.

Autismo Simbiosis Indiferenciación Ejercitación Reacercamiento Consolidación


Normal Normal locomotriz en la
individualidad
y constancia
libidinal

La primera fase, la autista normal, corresponde a las primeras semanas


de vida donde predominan en el bebé los procesos fisiológicos más que los
psicológicos y el bebé come, duerme y no tiene demasiada conciencia del
agente maternante.
Es la maternación la que saca gradualmente al infante de su tendencia
innata a la regresión vegetativa y, fundamentalmente, el escuchar la voz de la
madre, promueve en todo bebé conciencias sensoriales que lo conectan con el
ambiente y con ella.
Los padres de niños sordos generalmente recuerdan a un bebé
tranquilo, dormilón, sin que nada lograra perturbar su sueño, ni intranquilizarlos
como padres.
Suponemos, siguiendo el modelo de Mahler que la falta del sensorio
auditivo provocaría probablemente un reforzamiento de esta fase autista
normal, extendiéndose en muchos casos, más allá de los dos meses
(durmiendo y despertándose sólo para comer) o bien habría una falta de
“inactividad de alerta” que marcaría el pasaje de la fase autista normal a las
posteriores, por falta de la recepción de la audición.
Alrededor de los dos meses o un poco antes, todo niño pasaría a la fase
simbiótica donde aparece una oscura conciencia del objeto maternante que
satisface sus necesidades. La sonrisa social hace su aparición sustituyendo a
la sonrisa inespecífica. Lentamente el niño empieza a integrarse gracias al
soporte materno. Spitz llama a la madre “el yo auxiliar del infante”. El sensorio
visual logra cada vez un mayor desarrollo y ajuste y es justamente este
organizador el que viene en ayuda de este niño sordo y suple, en buena parte,
su falta de audición.
El percibir la cara de la madre y luego el entorno familiar más las
experiencias de contacto corporal y de sostenimiento y su mayor maduración
neurológica, todo esto en conjunto irá posibilitando una adecuada simbiosis y
evitando el arraigo autista.
La función escópica o sea el mirar con intencionalidad, comienza a
sobredimensionarse y éste bebé sordo se nos presenta casi en un estado de
alerta o de inspección cuando alguien está delante de él y se mueve.

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Alrededor de los seis meses, el bebé comienza con sus intentos de ir
separándose lentamente de sus padres y para eso su desarrollo corporal lo irá
acompañando. Se inician los procesos de separación-individuación.
Justamente alrededor de esta edad (siete, ocho y nueve meses) es
cuando suele diagnosticarse y confirmarse la falta de audición.
La etapa simbiótica que termina con el advenimiento de la motricidad y
da paso a la etapa subsiguiente, a veces en estos niños se prolonga en el
tiempo y madre e hijo siguen estando muy unidos, ciertamente más por los
padres que por el mismo niño. A la madre le cuesta diferenciarse del niño y el
niño teme diferenciarse de la madre.
En un normo-oyente, la aparición de la palabra mediatiza la angustia de
separación y lo va integrando a la cultura familiar. En cambio, el niño sordo está
distanciado de esto en lo referente al lenguaje oral, en los primeros años. Los
padres comparten con él un código lingüístico que él no entiende,
produciéndose una fractura comunicativa entre padres e hijos.
Lo observable, por lo tanto, es que estos niños alrededor de esta edad
asumen conductas de apego excesivas o manifestaciones de independencia
prematuras, tales como aceptar hacerse estudios sin la presencia de su madre,
o ingresará jardines de infantes especializados sin exteriorización es de
angustia.
Los padres, debido a la falta de lenguaje oral, tienden a hacer un vínculo
más infantilizado con él. La sobreprotección, la falta de límites, hace de ese
niño un ser por momentos “dictatorial”.
El niño se manifiesta con la acción y controla con la acción. A los tres
años todo niño logra tener una representación simbólica del objeto permanente
y único que es la madre y recién ahí puede ser sustituida, en ausencia física,
por un sustituto confiable que es la maestra. Pero la mayoría de estos niños,
durante estos tres primeros años, han sido vapuleados con estudios y
controles, siendo objeto de múltiples pequeñas separaciones de su madre, por
lo cual esta etapa de constancia objetal precursora de la real individuación y de
una estructuración fuerte, se retrasa o bien se detiene o se manifiesta como
aparentemente lograda.

El niño sordo. Su ingreso a la etapa fálica y su evolución.


Junto con las pequeñas pérdidas y diferencias sexuales, el niño sordo
repara en todas las otras diferencias que hay en él. Momento donde también
descubren las miradas de los otros niños o adultos hacia él.
Todo esto dificulta los intentos del niño de defenderse contra la angustia
de castración. Apareciendo reacciones de rebeldía, de agresividad. Estos
comportamientos a veces son el medio de captar la atención del adulto.
Sentimientos de inferioridad suelen surgir en algunos niños y se exteriorizan
con celos o con competitividad. Temen no poder rivalizar con los demás.

La latencia en el niño sordo.


En este período, entre los seis y los once años, el niño sordo y sus
padres tienen como meta el aprendizaje escolar, la adquisición de una lengua y
el aprendizaje de las normas y pautas de convivencia.
Lo más comúnmente observable son dos tipos de niños: los que
presentan problemas escolares o emocionales y aquellos cuyos padres no
manifiestan preocupación por su desarrollo psíquico pues son niños que logran

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un buen desempeño escolar, son obedientes, claramente apegados a las
normas e ideales de sus padres y de su grupo social pero no desarrollan una
verdadera capacidad de juego sublimatorio. Estos son los niños que más
deben preocupar pues constituyen un falso self, con lo cual transitan hacia la
adolescencia transformándose en personajes de tocador, viviendo casi en un
“como si” (como si fueran oyentes) y se manifiestan equilibrados, adaptados.
En el juego y en el uso de las palabras tienen dificultades para tramitar
su propio deseo, más bien reproducen un modelo esperado. No hay una
verdadera ampliación yoica, sino una acumulación enciclopédica de
conocimientos.
Cuando debe aparecer lo creativo, lo espontáneo, se sienten sujetados y
amordazados ya sea en el habla cotidiana o en la aceptación de pautas y
normas y ante un juego reglado o compartido lloran cuando pierden, quieren
siempre ganar, no toleran la frustración de perder o hacen juegos ritualistas sin
demasiada creatividad.
Otros en cambio, que no logran este aparente éxito, se nos presentan
con una conducta más infantilizada o inmadura, pues al no compartir un
lenguaje adecuado oral o gestual los excluyen y los segregan de otros niños o
de su familia.
Este período es la edad en que se da el aprendizaje básico de los
conocimientos y de las técnicas, así como surge la gradual necesidad de
separación de los padres, la conexión con otros adultos y pares que se
transforman en nuevas influencias intelectuales, educacionales y sociales.
Muchas veces en el niño latente sordo, este proceso no es tan fácil ni
común de observar. Los sentimientos de inferioridad son más bien la expresión
de la frustración donde el logro yoico es vulnerado.
Este afecto contiene elementos de tristeza e impotencia, equivalentes a
sentimientos castratorios.
Debido a que los sentimientos de inferioridad y de vergüenza están
ligados a la pérdida de la autoestima, sienten que no han llegado a la meta
adecuada o ideal de la perfección (ser un oyente) ideal que suponen, que sus
padres hubieran deseado que él fuera. El reconocimiento de una identidad y el
logro de la autoestima, es lo que le permitirá consolidar el sentimiento de
pertenencia. Sentimiento que le permitirá experimentar que tiene un lugar
dentro de la familia y fuera de ella y que cuenta con la aprobación de su grupo
de pares.

Cap. 4: Estructuración del psiquismo en el niño sordo.


Oír significa percibir los sonidos acústicos, escuchar es prestar atención
a lo que se oye y está incluida la intencionalidad y el deseo. Y uno… puede
escuchar con todo el cuerpo.

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