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Ideas principales

El que sabe recoger de entre lo que oye toda flor buena para su provecho

El que está bien instruido ha de aspirar conseguido para su alma una convicción firme, con
una seguridad a la que todo habrá contribuido.

Porque la verdad es invencible

Dios es la causa de todas las cosas buenas: de unas es de una manera directa, como del
Antiguo y del Nuevo Testamento; de otras indirectamente, como de la filosofía

La filosofía era un pedagogo para conducir a los griegos a Cristo, como la ley lo fue para
los hebreos (cf. Gál 3, 24). La filosofía es una preparación que pone en camino al hombre
que ha de recibir la perfección por medio de Cristo...

La enseñanza del Salvador es perfecta en Sí misma y no necesita de nada, pues es fuerza y


sabiduría de Dios (cf. 1 Cor 1, 24). Cuando se le añade la filosofía griega, es para quitar las
fuerzas a las asechanzas de la sofística y poder aplastar toda emboscada insidiosa contra
la verdad. Ella provoca la admiración en el espíritu de los discípulos, y así conduce a la
verdad La verdad que está en la fe es necesaria como el pan para la vida, mientras que
aquella instrucción propedéutica es como el condimento y el postre...

El conocimiento provoca la admiración en el espíritu de los discípulos, y así conduce a la


verdad, la filosofía griega facilita al alma la purificación preliminar y el entrenamiento
necesario para poder recibir la fe: y sobre esta base la verdad edifica la estructura del
conocimiento.

Afirmamos que la fe no es inoperante y sin fruto, sino que ha de progresar por medio de la
investigación. Está dicho: Busca y encontrarás

La gnosis es un perfeccionamiento del hombre en cuanto hombre, que se realiza


plenamente por medio del conocimiento de las cosas divinas, confiriendo en las acciones,
en la vida y en el pensar una armonía y coherencia consigo misma y con el Logos divino.
Por la gnosis se perfecciona la fe

Pero Cristo es ambas realidades, el fundamento (la fe) y lo que sobre él se construye (la
gnosis)

«Dios es amor», y se da a conocer a los que aman. Asimismo, «Dios es fiel» y se entrega a
los fieles por medio de la enseñanza
Los que sabemos bien que el Salvador no dice nada de una manera puramente humana,
sino que enseña a sus discípulos todas las cosas con una sabiduría divina y llena de
misterios, no hemos de escuchar sus palabras con un oído carnal, sino que, con un
religioso estudio e inteligencia, hemos de intentar encontrar y comprender su sentido
escondido

El Señor no reveló a muchos lo que no estaba al alcance de muchos, sino a unos pocos, a
los que sabía que estaban preparados para ello, a los que sabía que podían recibir la
palabra y configurarse con ella

La gnosis será una sabiduría que consiste en un conocimiento y una comprensión de las
realidades presentes, futuras y pasadas, con la seguridad y firmeza que le confiere el
hecho de haber sido entregado y revelado por el hijo de Dios.

Esta gnosis fue entregada por vía no escrita a algunos de los apóstoles y nos llegó por
transmisión de generaciones sucesivas

¿De qué sirve una sabiduría que no es capaz de hacer sabio al que puede oirla? Aun el
Salvador siempre está salvando, y siempre está actuando, como ve que hace su Padre.
Cuando uno enseña es cuando más aprende, y al hablar se convierte uno muchas veces en
oyente de los que le oyen.

Dios es ininvestigable e interminable

Dios no puede ser aprehendido por ciencia demostrativa, porque ésta se basa en verdades
previas y ya conocidas, pero nada es previo al que es inengendrado. Sólo resta que el
Desconocido llegue a conocerse por gracia divina y por la Palabra que de él procede.

Dios, no siendo objeto de demostración, no es tampoco objeto de ciencia; en cambio el


Hijo es sabiduría, y ciencia, y verdad y todo lo que es afín a estas cosas, y así es objeto de
demostración y de explicación

La naturaleza del Hijo es perfectísima, santísima, absolutamente soberana, llena de


autoridad, real y benefactora: es lo más afín al Único todopoderoso

Tres cosas hay en el hombre: sus hábitos, sus acciones y sus pasiones. El Logos protréptico
o convertidor es el que ha tenido cuidado de sus hábitos. En cuanto a las acciones, es el
Logos consejero el que las gobierna todas. Por lo que se refiere a las pasiones, el Logos
apaciguador es el que las cura.

Cuando cura y aconseja e Incita al que ya se ha convertido, en suma, cuando promete la


curación de nuestras pasiones, podemos llamarle con el sólo nombre muy apropiado de
Pedagogo. Porque el pedagogo no se ocupa de la instrucción, sino de la educación, y su fin
no es enseñar, sino hacer al alma mejor, guiándola en la vida de la virtud, no en la de la
ciencia.

El Logos, que en todo muestra su amor para con los hombres, pone por obra un programa
excelente para educarnos eficazmente: primero nos convierte, luego nos educa como un
pedagogo, y finalmente nos enseña como maestro..

El Logos del Padre es el único médico de las enfermedades morales del hombre,
facultativo y sagrado encantador del alma enferma

Por cada uno de nosotros entregó él una vida que valía lo que todo el universo, y en
retorno nos pide que entreguemos nuestras vidas el uno por el otro...

La pedagogía consiste en la vida piadosa, que es un aprendizaje de cómo servir a Dios

La pedagogía de Dios es la que indica el camino recto de la verdad que lleva a la visión de
Dios, la que indica las obras santas que permanecen eternamente

Nuestro pedagogo es Jesús, Dios santo, Logos conductor de la humanidad entera. El


mismo Dios que ama a los hombres se hace Pedagogo

Dios es Señor, no sólo de los judíos, sino de todos los hombres,

¿Qué pretende, pues, este instrumento, el Logos de Dios, el Señor. con su cántico nuevo?
Abrir los ojos a los ciegos y los oídos a los sordos, conducir a los lisiados y extraviados a la
justicia, mostrar a Dios a los hombres insensatos, poner fin a la corrupción, triunfar de la
muerte, reconciliar con el Padre a los hijos rebeldes. Este instrumento de Dios ama a los
hombres: el Señor es misericordioso, enseña, exhorta, amonesta, salva, protege y nos
promete además gratuitamente, como recompensa de nuestra docilidad el reino de los
cielos, no queriendo él sacar otro provecho de nosotros, si no es nuestra salvación.

Es natural que el hombre sea objeto del amor de Dios, pues es creatura suya.

Conviene que nosotros devolvamos amor por nuestra parte a aquel que con amor nos
guía hacia la vida mejor; que vivamos según los preceptos de su voluntad, no sólo
cumpliendo lo mandado o evitando lo prohibido, sino también cumpliendo por un
principio de semejanza las obras del Pedagogo.

Así se cumplirá aquello de «a imagen y semejanza suya» (Gén 1, 26). Porque, necesitamos
de un guía infalible y exacto. Tomemos al Logos como ley, y reconozcamos que sus
preceptos y consejos son atajos rápidos hacia la eternidad. En efecto, sus mandatos se
han de cumplir por convencimiento, y no por temor

El hombre ha sido hecho por naturaleza para tener familiaridad con Dios

Adán no fue creado perfecto en su constitución, pero si dispuesto para recibir la


perfección. Hay cierta diferencia entre tener capacidad para la virtud y poseerla.

Todo el que se convierte del pecado a la fe, se convierte de las costumbres de pecador,

Es abatido el Señor, pero el hombre es levantado

Este es para nosotros el modelo sin tacha: hemos de esforzarnos con todas nuestras
fuerzas para que se asemeje a él nuestra alma

Ordena dejar de lado las preocupaciones de la vida y adherirse únicamente al Padre. El


que cumple este precepto es realmente niño y párvulo para Dios lo mismo que para el
mundo: el mundo lo tiene por extraviado; Dios por objeto de su amor

Dios que «es por naturaleza rico en misericordia» (Ef 2, 4), a causa de su bondad cuida de
nosotros, aunque ni somos parte de él ni hijos suyos por naturaleza.

Es cosa admitida que el alma es la parte superior del hombre, y el cuerpo la inferior: pero
ni el alma es buena por naturaleza, ni el cuerpo es malo por naturaleza. Da gracias de
verdad por la posada recibida, pero bendice el momento de salir de ella, pues anhela
como su única mansión la celestial

El fin más inmediato del matrimonio es el de procrear hijos, aunque el fin más pleno sea el
de procrear buenos hijos. El matrimonio ha de tenerse por cosa legítima y bien
establecida, pues el Señor quiere que los hombres se multipliquen

El matrimonio es el deseo de procrear hijos, no una desordenada efusión de semen,


contraria a la ley y a la razón.

Por esto es el Señor un pedagogo excelente e irreprochable: por un exceso de su amor a


los hombres, ha sufrido con la naturaleza de cada uno de los hombres. «Porque nada odia
el Señor»

Lo útil se dice ser un bien, no porque sea agradable, sino porque es provechoso

La justicia, la cual, siendo virtud y algo estimable por si mismo, es un bien, pero no porque
sea agradable. Ella no juzga según le place, sino que distribuye a cada uno según sus
méritos. Una cosa es provechosa si es conveniente.
La amonestación es una especie de régimen para el alma enferma, señalando lo que ha de
tomar y de lo que ha de abstenerse. Todas estas cosas tienden a la salvación y a la salud
perdurable...

En lo que se refiere a la virtud, el hombre y la mujer son iguales. Ambos tienen a un


mismo Dios

¡Oh maravilla de misterio! Uno es el Padre de todo, uno el Logos de todo, y uno el Espiritu
Santo, el mismo en todas partes; y una sola también es la virgen madre: me complazco en
llamarla Iglesia

La Iglesia primitiva y católica es única, en orden a la unidad de la única fe

Al que tiene fe se le dara conocimiento; al que tiene conocimiento, amor; al que tiene
amor, la herencia. Esto acontece cuando el hombre esta adherido al Señor por la fe, por el
conocimiento y por el amor, y se remonta con él al lugar donde está Dios

El Señor no manda que tiremos nuestra hacienda y nos apartemos del dinero. Lo que El
quiere es que desterremos de nuestra alma la primacía de las riquezas, la desenfrenada
codicia y fiebre de ellas, las solicitudes, las espinas de la vida, que ahogan la semilla de la
verdadera Vida

La riqueza es un instrumento. Si se usa justamente, se pone al servicio de la justicia. Si se


hace uso injusto, se la pone al servicio de la injusticia.

De suerte que lo que hay que destruir no son las riquezas, sino las desordenadas pasiones
del alma que no permiten hacer mejor uso de ellas. De este modo, convertido el hombre
en bueno y noble, puede hacer de las riquezas uso bueno y generoso.

Hay en el ser humano tres cosas: las costumbres, las acciones y las pasiones. El Logos que
convierte ("protréptico") se ha encargado de las costumbres: guía de la religión, él
subyace al edificio de la fe como la quilla a un navío. Un Logos dirige también todas
nuestras acciones, es el Logos consejero; y un Logos sana nuestras pasiones, es el Logos
apaciguador

el pedagogo en efecto se ocupa de la educación y no de la instrucción; su finalidad es


volver mejor al alma, no enseñarla; él introduce a la vida virtuosa, no a la vida de ciencia

ansioso por conducirnos a la perfección por la marcha ascendente de la salvación, el


Logos, que en todo es amigo de los hombres, crea un bello programa bien hecho: para
darnos una educación eficaz: primero crea un bello programa bien hecho para darnos una
educación eficaz: primero nos convierte; enseguida nos educa coco un pedagogo;
finalmente nos enseña.

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