Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Y qué hay de la unción del Espíritu Santo, Alguien podría decir que los
apóstoles tenían poder para predicar porque estaban ungidos por el Espíritu
Santo y por eso no necesitaban estudiar, ¿No es suficiente eso para predicar?,
por principio de cuentas es necesario aclarar que todo creyente tiene la
unción del Espíritu Santo, NO hay creyentes más ungidos y creyentes menos
ungidos, (1ª.Juan 2:20), La Biblia nos dice que si alguien no tiene El Espíritu
de Cristo (Espíritu Santo) el tal no es de Él (Romanos 8:9). Es imposible que
un creyente verdadero no tenga El Espíritu Santo, y todo creyente que tiene
El Espíritu Santo tiene la unción en él. Entonces, si es verdad que para
predicar y enseñar solo necesitamos la unción del Espíritu Santo y todo
creyente la tiene, ¿todo creyente es apto para predicar y enseñar? NO, por lo
menos no para enseñar y predicar correctamente La Palabra de Dios. Muchas
falsas doctrinas han nacido en la imaginación de hombres que tal vez han
comenzado bien intencionados pero que no han estudiado ni interpretado
de manera correcta las Escrituras. El Espíritu Santo, según la promesa de
Jesús tendría entre sus funciones, RECORDARLES todas las Palabra de
Jesús, y darles poder para TESTIFICAR, es imposible que El Espíritu Santo
le recuerde a alguien las Palabras de Jesús si nunca las ha escuchado, en
nuestro caso, si nunca las hemos estudiado, y tampoco podemos esperar que
El Espíritu Santo le de poder para testificar a alguien que ni siquiera sabe
que es lo que debe testificar. El estudio de La Biblia sin devoción a Dios es
simple conocimiento infructífero, pero la devoción sin estudio de La Palabra
es emocionalismo peligroso pues puede conducir al fanatismo y como
mencionamos antes, así han nacido falsas doctrinas que han conducido a
millones de personas a falsos evangelios cuyo fin es condenación eterna en el
infierno. La Palabra conocimiento aparece más de treinta veces en el Nuevo
Testamento, y no se refiere a un conocimiento intuitivo (místico e
imaginario), sino al verdadero conocimiento de Dios por medio de Su
Palabra.
Todo creyente debe saber qué es lo que cree, porque lo cree, saber cómo
transmitirlo y cómo vivirlo. La Biblia nos manda que estemos preparados
para presentar defensa con mansedumbre ante cualquiera que nos pida
razón de la esperanza que hay en nosotros (1ª. Pedro 3:15); también nos dice
que debemos contender ardientemente por la defensa de nuestra fe (Judas
1:3), y que debemos ser capaces de hablar la verdad en amor (Efesios 4:15).
Por último, todo hombre que se dedique a la enseñanza de La Palabra de
Dios, debe ser apto para enseñar, para corregir con mansedumbre a quienes
se oponen por si acaso Dios les conceda el arrepentimiento y puedan salir del
error en el que se encuentran (2ª. Timoteo 2:24).