Sei sulla pagina 1di 4

PORQUE ES NECESARIO ESTUDIAR Y INTERPTRETAR LA BIBLIA

Los apóstoles, antes y después de ser llamados apóstoles, son llamados


discípulos, un discípulo es un aprendiz o alumno de un maestro. Jesús es
llamado por ellos Rabí, un Rabí es un Maestro o instructor, era aplicado
también a los expertos en la Ley de Dios. Los apóstoles eran hombres
comunes, del pueblo, y sin estudios teológicos, pero fueron discípulos o
alumnos del mejor maestro de Teología: Dios mismo en cuerpo humano:
Jesucristo, a quien llamaban Rabí o Maestro. Durante tres años que duró su
ministerio terrenal aprendieron de Él.

Y qué hay de la unción del Espíritu Santo, Alguien podría decir que los
apóstoles tenían poder para predicar porque estaban ungidos por el Espíritu
Santo y por eso no necesitaban estudiar, ¿No es suficiente eso para predicar?,
por principio de cuentas es necesario aclarar que todo creyente tiene la
unción del Espíritu Santo, NO hay creyentes más ungidos y creyentes menos
ungidos, (1ª.Juan 2:20), La Biblia nos dice que si alguien no tiene El Espíritu
de Cristo (Espíritu Santo) el tal no es de Él (Romanos 8:9). Es imposible que
un creyente verdadero no tenga El Espíritu Santo, y todo creyente que tiene
El Espíritu Santo tiene la unción en él. Entonces, si es verdad que para
predicar y enseñar solo necesitamos la unción del Espíritu Santo y todo
creyente la tiene, ¿todo creyente es apto para predicar y enseñar? NO, por lo
menos no para enseñar y predicar correctamente La Palabra de Dios. Muchas
falsas doctrinas han nacido en la imaginación de hombres que tal vez han
comenzado bien intencionados pero que no han estudiado ni interpretado
de manera correcta las Escrituras. El Espíritu Santo, según la promesa de
Jesús tendría entre sus funciones, RECORDARLES todas las Palabra de
Jesús, y darles poder para TESTIFICAR, es imposible que El Espíritu Santo
le recuerde a alguien las Palabras de Jesús si nunca las ha escuchado, en
nuestro caso, si nunca las hemos estudiado, y tampoco podemos esperar que
El Espíritu Santo le de poder para testificar a alguien que ni siquiera sabe
que es lo que debe testificar. El estudio de La Biblia sin devoción a Dios es
simple conocimiento infructífero, pero la devoción sin estudio de La Palabra
es emocionalismo peligroso pues puede conducir al fanatismo y como
mencionamos antes, así han nacido falsas doctrinas que han conducido a
millones de personas a falsos evangelios cuyo fin es condenación eterna en el
infierno. La Palabra conocimiento aparece más de treinta veces en el Nuevo
Testamento, y no se refiere a un conocimiento intuitivo (místico e
imaginario), sino al verdadero conocimiento de Dios por medio de Su
Palabra.

La Iglesia se ha llenado de predicación alegórica buscando sombras y figuras


en La Biblia, buscando significados ocultos, en vez de estudiar su verdadero
significado por medio de una predicación expositiva, (libro por libro,
capítulo por capítulo, verso por verso). Nosotros ahora no contamos con
Jesucristo físicamente para que nos enseñe, y es por ello que envió a Su Santo
Espíritu para que nos ilumine y dio Pastores y Maestros a Su Iglesia para que
enseñen el verdadero significado de Su Palabra, para que podamos conocerlo
a Él y para que podamos vivir de acuerdo a Su Voluntad, cabe mencionar que
de acuerdo a la Biblia, un requisito para ser Pastor o Anciano es “ser apto
para enseñar” (1ª. Timoteo 3:2). Es importante no descuidar la oración y la
lectura ordenada de La Biblia, pero también es importante apoyarnos en la
labor que hombres de Dios por medio de la iluminación del Espíritu Santo y
décadas de estudio de Las Escrituras en sus idiomas originales nos han
transmitido, La Biblia fue escrita en una época diferente a la nuestra, en
idiomas diferentes a los nuestros, otras culturas, otras costumbres, para
poder entenderla correctamente debemos aprovechar el trabajo de
investigación que hombres de Dios han realizado al escribir, comentarios,
diccionarios y libros de historia bíblica. Es cierto que las verdades de Dios
son expuestas en la Biblia de manera sencilla para que podamos entenderlas,
pero debemos cuidar de no elaborar doctrinas o enseñanzas basados en una
mala interpretación de los pasajes, sobre todo debemos procurar de no
enseñar a otros si no tenemos la debida preparación.

Hay serias advertencias en La Biblia acerca de tomar el trabajo de enseñanza


a la ligera, Dios por medio de Santiago nos advierte que NO nos hagamos
muchos de nosotros maestros, sabiendo que tendremos mayor condenación
(Santiago 3:1), esta advertencia se refiere a que cuando enseñamos La Biblia
y damos una interpretación de ella, estamos hablando de parte de Dios, y si
nuestra interpretación es incorrecta, le estamos atribuyendo a Dios el error
que enseñamos. También por medio del apóstol Pablo, Dios le dice a Timoteo
y a todos los que deseen enseñar, que debemos presentarnos delante de Él,
como obreros aprobados, que no tienen de que avergonzarse pues trazan La
Palabra correctamente (2ª.Timoteo 2:15). Es evidente que nadie se atrevería
a operar a otra persona después de hojear descuidadamente o estudiar por
un par de días un libro de medicina, tampoco nadie se atrevería a intentar
defender a una persona acusada de un delito después de estudiar por una
semana un libro de leyes, y mucho menos habría nadie que aceptara
colocarse en manos de alguien así para que lo opere o para que lo defienda
en una corte, es indudable también que ninguna persona se atrevería a
pretender enseñar una materia en una universidad sin tener los
conocimientos y el estudio debido. La pregunta lógica sería, si para hacer
estas cosas que son servicio a los hombres necesitamos estudiar y
prepararnos, ¿Por qué vamos a pretender darle un servicio a Dios y a nuestros
hermanos sin la debida preparación y de manera improvisada?

Todo creyente debe saber qué es lo que cree, porque lo cree, saber cómo
transmitirlo y cómo vivirlo. La Biblia nos manda que estemos preparados
para presentar defensa con mansedumbre ante cualquiera que nos pida
razón de la esperanza que hay en nosotros (1ª. Pedro 3:15); también nos dice
que debemos contender ardientemente por la defensa de nuestra fe (Judas
1:3), y que debemos ser capaces de hablar la verdad en amor (Efesios 4:15).
Por último, todo hombre que se dedique a la enseñanza de La Palabra de
Dios, debe ser apto para enseñar, para corregir con mansedumbre a quienes
se oponen por si acaso Dios les conceda el arrepentimiento y puedan salir del
error en el que se encuentran (2ª. Timoteo 2:24).

Es importante la correcta interpretación de las Escrituras, pues es lo que


Jesús hacía con sus discípulos cada vez que les enseñaba, lo vemos en el
Sermón del Monte, lo vemos cuando se enfrenta a los Fariseos y Escribas
(quienes conocían las Escrituras, pero las interpretaban mal en su propio
beneficio), y lo vemos cuando aparece a los dos discípulos camino a Emaús.
Vemos entonces que necesitamos también la unción del Espíritu Santo, la
cual está en TODO creyente, necesitamos orar por iluminación, necesitamos
estudiar de manera diligente y ordenada La Biblia para poder interpretarla
correctamente, necesitamos ser enseñados por los maestros que Cristo ha
dado a Su Iglesia y necesitamos comparar TODA enseñanza con La Biblia, ya
que para poder discernir necesitamos conocer y aplicar correctamente La
Palabra de Dios.

Potrebbero piacerti anche