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E S T A CALERIA
Consta tic fr is de, 600 producciones, de las >;■■■■' han formado:
13 tomos del teatro antiguo espada! «I© Tirso de
M o l i n a , ú i 00 rs.
idem del m o d e r n o e s p a ñ o l , á 20 rs. cada uno
410 idcm del e s t r a u g e r ® , á 20 rs. cada uno.
Se vende en Madrid en las librerías de CUESTA, calle Mayor,
y de 1UOS en la de Carretas, y en las provincias en ios p> - tos
siguientes:
A lcojr, M arti Roig.—A lic a n te , Ib a rrd.— A lm e ría , Alvarez —B a d a jo s , Viuua Car-
r ill*>.—B a e za , A lham bra.—B a rc e lo n a , P iferrer.—B ilb a o , Garci#.—B u r g o s , Ar i. iz.—
C áceres, Burgos.—A nfós, Mora leda.—Córdoba, B crarii.—C oruña, P n , —Cue: ma-
rian a.—G ra n a d a , Sanz.—f f a b a n a , Urban Raena s .- - ffu e lv a , Reye« .Vío;t--o* ■en,
Calle.—Je re z , Bueno.—León , M inon.—L érid a , Sol,--L o g ro ñ o > YorJ^jo. — ¡ j
y A ,— M á laga , Aguilar y Medina.—M u rc ia , G isbert.--Orense , Novoa.—O v ie d o ,
r ía .—P atencia, Santos.—P a lm a , G elabert.—P a m p lo n a , E rasun.--P L asencia. Pis.*» ■fon-
d a t ’M o ret\.--S a la m a n ca , Oliva.—S a n ta n d e r , Riesgo.—S a n tia g o , Rey R<»iucág|
Sebastian , Baroja.—Sevilla , Caro Cartaya é Hidalgo.—C alavera, Fando.—T a r m ona,
M allo t.--F a len cia , Navarro .—V a lla d o lid , Hijos de Rodríguez.—V ito r ia > Orm d
Z a m o r a , Escobar y Pi ment e) . — Yagiie,
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Las i nu s de Calderón, T R A C E D IA B IB L IC A
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jos para sustos, icubiertode Valencia, Toros v rañas.
olfos. de ó América libre. ; pone piernas.
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£1 plan La tum ba salvada.
''ios los El Tasso.
Acertar e rra n d o .
¡<i«£re n a r con pea.
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iconciliadi.
u ;nto.
orno sin d io .
^ y C ristina. I
de Estaniq,
Las capas.
i.a lamina Un mi n i roü!
El segundo Alfonso el Casto. cóm ico.
La loca fin Primero yo. El ambicioso,
El abuelito. dnrino F aliero.
El Bachiller Mondarias. le mi muge
Jacobo t í . \
El rey d i v i e r t e ,
í. ‘ ; r de un artist,
í.a $< o dam a duen. IMPRENTA DE DON JOSÉ MARÍA REPOLLES.
Un alma de a rtista .
Una ausencia. Mayo de 1849.
Mateo.
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Carlos J I de los tre c e
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una vengan,
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ic o J \p w c ju ó tc o c R . e m cc
/
El teatro representa una plaza de la ciudad de Gdlgala:
se ve el Tabernáculo, cuyas puertas estan abiertas.
Es el momento en que los primeros albores del alba
empiezan á disipar las sombras de la noche.
ESCENA PRIMERA.
S A MUE L . A C H I M E L E CU.
W
,
Samuel. ¿Por qué, si apenas las nocturnas sombras
la tibia aurora á disipar comienza,
del templo del Señor patentes veo
con pompa grave las sagradas puertas?
¿Por qué del pueblo las alegres voces
en las plazas de Gálgala resuenan,
y del Efod augusto revestido
el sumo sacerdote aqui se encuentra ?
Achim. [Que ha descendido lentamente á la plaza mien
tras habla Samuel.)
¿Es posible que ignore todavía
la gloria de Sion su gran profeta?
¿No sabes ¡oh Samuel! que vencedores
del fiero Amalecita en la pelea,
á ofrecer al Señor víctimas puras
los hijos de Israel aqui se acercan ?
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14 Samuel. (Con tono solemne.)
El rey Saúl obedeció al acento ¡Mas no es llegado, Aclnmelecli, mi tiempo!
con que de Dios la voluntad suprema ¡La voluntad de Dios de aqui me aleja!...
tu labio le anunció: cual ordenaste, ¡Ay del que mira aparecer el dia
al idólatra audaz llevó la guerra, y en lobreguez su corazón conserva!
y del terrible Agag su fuerte brazo Achim, ¿Qué anuncian ¡oh Samuel! esos acentos
la indómita cerviz postró en la arena. que logran perturbar mi alma serena?
Samuel. Contra ese monstruo y su nefanda estirpe ¿ Algún delito existe que á tu oido
Jehovah pronunció su alta sentencia. la voz de Jehovah solo revela?
Yo su voz escuché:=«Samuel, me dijo, Samuel. {Con emoción grave y dolorosa.)
bien cual del campo ponzoñosa yerba, Llega, ¡ oh Achimelech! llega á las aras,
la raza.Amalecita, que me ultraja, y afRey de Reyes prosternado ruega
del suelo que oprimió desaparezca. por el triste Saúl.
Cumpla mi pueblo la sentencia justa, Achim. ¿ Ha muerto acaso ?
yo la victoria lijaré en su diestra , ¿ha muerto nuestro rey ?
y ante él serán las huestes enemigas Samuel. ¡ Dichoso fuera
lo que ante al sol las lóbregas tinieblas. si antes de coronarle la victoria
¡Mas ay de aquel que con su mano toque bajado hubiese á la callada huesa ! {Se va.)
del maldecido la letal riqueza !... Achim. R á p i d a huyó del pecho la alegría,
¡Ay del que llegue á las divinas aras y présago de mal se oprime y tiembla.
con holocaustos que su Dios condena!... ¡ Omnipotente Dios ! que tu justicia
Ni escasa gota de la impura sangre temple benigna tu piedad inmensa.
en vuestras manos conservéis impresa ; No juzgues cen rigor tu hechura frágil...
no traigáis á Israel ni el leve polvo ¿Quién es puro. Señor, en tu presencia?
que vuestros pies tomaren en sus tierras !» (Entra en el Tabernáculo.)
Asi habló Jehovah, y asi mis labios
lo espresaron al rey. ESCENA II.
Achim. De su obediencia
victorias mil alcanzará por premio . M1COL. SELA. VÍRGENES DE ISRAEL.
que es grande de Saúl la fortaleza
y grande la virtud. Micol. ¡Vírgenes de Sion! vuestros cantares,
Samuel. ¡Dios solo juzga! saludando del sol la luz primera,
¡Dios, que del alma en lo interior penetra! del sueño me arrancaron; mas decidme:
Achim. A esperar al ejército triunfante ¿es cierta la que dais felice nueva?
el pueblo aqui regocijado llega, ¿venció Israel al fiero Amalecita?
y de Sion las Vírgenes, con flores Sela. Mira, hija de Saúl, ¿no ves abierta
que el alba pura salpicó de perlas, la casa del Señor? ¿A tus oidos
vienen á ornar el pórtico sagrado no llegan esas voces con que muestra
para la augusta y religiosa tiesta. su regocijo el pueblo? De tu padre
Hácia el santuario mis pisadas sigue, el nombre claro por los aires vuela,
profeta del Señor, que ya la ofrenda y divulgan los ecos las hazañas
preparan sacerdotes y levitas, que de tu hermano Jonathás se cuentan.
y se aproxima el punto de ofrecerla.
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Su brazo juvenil y arco certero Pueblo. A Dios obedecen el rayo y el viento:
fuertes hizo el Señor, y sus saetas lo anuncian los astros, proclámalo el mar:
el ángel de la muerte con su soplo ¡con un leve soplo pudiera su aliento
rápidas guia al corazón derechas. hacer de la tierra los ejes temblar!
Micol. Bendigamos á Dios, ¡oh amigas mías! Virgen. Dios es el que vierte la lluvia y rocío :
Sela. El bendijo á Saúl: su descendencia quien viste los campos de alegre verdor :
será, cara Micol, tan numerosa quien da los cristales sonoros al rio,
cual son en el desierto las arenas, al aura murmullo , perfume á la flor.
y crecerá tan próspera y lozana Coro gen. ¡No hay otro Dios, etc.
como la tierna grama en la pradera, Pueblo. Querubes ardientes postrados se humillan
cuando del cielo la benigna lluvia en torno del solio del Dios de Moisés ,
con puro aljófar sus verdores riega. y son las estrellas, que trémulas brillan,
Micol. Cantemos, pues, al Dios de nuestros padres ; las aireas arenas que huellan sus pies.
publiquen sus bondades nuestras lenguas, Virgen. De Dios al mandato la luz resplandece;
y en alas suban de las leves auras el sol como en sombra nos muestra su faz;
himnos de amor á la celeste esfera. la plácida luna de amor palidece
(Las Vírgenes con Micol se acercan al Tabernáculo , y bebiendo en sus ojos destellos de paz.
mientras unas templan los instrumentos, otras ador Coro gen. ¡No hay otro Dios, etc.
nan el pórtico con guirnaldas de flores. El pueblo de Pueblo. ¡Ay! ¡ay de aquel pueblo que insano se atreva
semboca al mismo tiempo en la plaza.) á alzarse enemigo del pueblo de Dios!...
¡ Será como el humo que el viento se lleva
ESCENA III. ni leve vestigio dejándose en pós!
Virgen. ¡Glorioso entre todos los pueblos se ostenta
MICOL. VÍRGENES. PUEBLO. aquel venturoso que Dios escogió!
¡Lo escuda la mano que al orbe sustenta,
Gefe ele tribu. Fausto amanece y delicioso el día ! y el ángel de muerte su espada le dió!
Las Vírgenes mirad que alegres templan Coro gen. ¡No hay otro Dios, etc.
la citara y salterio : nuestras voces Micol. Suspendamos el canto, los guerreros
unamos á su acento, mientras llegan con silencioso júbilo se acercan.
los nobles vencedores y á las aras,
holocaustos pacíficos se llevan. ESCENA IV.
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liácia aqui viene Jonathás. (A Jonathás.) que estiende ante su vista opaco velo ,
¿Qué es esto? empapa sus guedejas encrespadas
¿qué indican esas voces? y baja hirviendo á humedecer el suelo.
Jonat. ¡Padre mió, Furioso el monstruo cual herido tigre
triunfó David del enemigo! ruge, y en vano agota sus esfuerzos
Saúl. ¡ Es cierto! sediento de venganza : bambolea
¿Es cierto, Jonathás? ¿tan débil brazo y se desploma el formidable cuerpo,
pudo alcanzar un triunfo tan escelso? como la encina descuajada cae
Jonat. Del hecho portentoso el fausto anuncio al rudo impulso de huracán violento,
vuela do quier en jubilosos ecos. y nuestro grito de victoria ahoga
Saúl. ¿Mas cómo fue? el postrimer gemido de su pecho.'
Jonat. ¡Señor! todos oímos Saúl. No hay duda, Jonathás; la gloria es grande
al idólatra audaz y gigantesco , de un hecho tan insigne. Absorto veo
hacer á gritos insultante mofa la milagrosa protección que alcanza
del joven campeón del pueblo hebreo. ese joven pastor. ,
Todos, nuestra vergüenza devorando, Jonat. Lo guarda el cielo
escuchamos sus bárbaros denuestos; acaso ¡ oh rey 1 para destinos altos.
mas lo que entonces presenciamos, padre, Mas Abner llega del feliz suceso
dejó al punto los ánimos suspensos. á darte el parabién.
Sin coraza ni escudo, la cabeza
ornada solo del gentil cabello, ESCENA IX.
que en blandas ondas por sus sienes baja ,
dejando el noble rostro descubierto , DI CHOS . ABNER.
al monstruo horrible se adelanta el joven
con firme paso y ademan modesto. Abncr. Gracia divina
Lo mide aquel con desdeñosa vista hoy alcanzas, Saúl. El filisteo,
haciendo alarde del bruñido pelo por el terrible golpe consternado
y la fulgente cota, que despiden que le arrebata su mejor guerrero,
de los rayos del sol vivos reflejos; abandona su campo y en desorden
mientras blandiendo ponderosa lanza se refugia á los montes. Yo precedo
parece apenas percibir su peso. al vencedor ilustre, que a tus plantas
Reina, señor, en uno y otro campo viene á rendir tus ínclitos trofeos,
en el momento aquel grave silencio ; v te suplico le concedas tropas
solo se escucha del pastor ilustre para que al punto marche persiguiendo
al aterrado ejército, y alcance
la religiosa invocación, y luego
un ronco grito que el gigante arroja con su esterminio ¡oh rey! triunfo completo.
al embestirle con feroz denuedo. Jonat. ¡Héle aqui ya!
Mas al instante mismo, despedida Saúl. (A Abner.) Como lo pides sea.
de la honda fué con brazo tan certero (Se va Abner.)
enorme piedra, que silbando vuela
de su ancha frente á sepultarse en medio,
raudal brotando de espumosa sangre
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ESCENA X. asi consiga merecer tu siervo.
Saúl. (Empieza á oirse rumor de pasos y de voces:
Sa ú l , j o n a t h á s . d av id ,seguido de algunos caudillos un instante despues resuena á distancia el clarín
israelitas. guerrero y aparece Abner, que desciende presuroso
al valle. En pós suya los guerreros, que cubren las
Saúl. (A David, que se delime respetuosamente á faldas de la colina.)
distancia.) Complacido serás; la ofrenda ilustre
Llega, David; la gracia te concedo llevar yo propio al ara te prometo.
de mandar hoy cual único caudillo ¿Pero no escuchas? á anunciarte llega
la flor de nuestros jóvenes guerreros. ese rumor qne de partir es tiempo.
Vé á esterminar al enemigo infame; El agudo clarín te llama al campo ;
mis propias armas revestirte quiero. vuela á cefiirte de laureles nuevos;
(Pone su casco en la cabeza de David.) ¡ propicia te los brinda la victoria,
David. ¡ Honra tan grande, olí rey!... y yo te guardo el galardón escelso 1
Saúl. (Dándole su espada.) ¡Hé aquí mi espada! Jonat. Permite ¡ oh padre ! que á su lado parta
¡Acrecienta su brillo! De mi aprecio hoy, como hermano, á dividir sus riesgos.
esta prenda te doy: otra mas grande Saúl. Por único caudillo fué nombrado;
lias merecido, y la obtendrás muy presto. solo él merece el ínclito trofeo
Jonal. S i ; de darte de hermano el dulce" nombre que á su valor destino. Las mas fuertes
haz que llegue, David, pronto el momento legiones le acompañan.
nuevas glorias ganando. Nuestros votos Abner. (Entra Abner en la escena al decir Saúl las ul
te seguirán do quiera. timas palabras.) ,
David. Lo que siento Y ya ardiendo
no me es dado espresar. Pastor humilde, en generosa cólera, se acercan
pasé mi infancia de las cortes lejos, á vencer ó morir lodos resueltos.
y turbado, confuso en dicha tanta, Jonat. Parte pues, ¡ oh David! pero no olvides
trémulo el labio, conmovido el pecho, que es preciosa tu vida á todo un pueblo.
solo en el llanto que mis ojos vierten David. (Con entusiasmo, que se exalta mas y mas
mi ardiente gratitud mostraros puedo. basta la conclusión del acto.)
Saúl. De ostentarla tal vez con altas pruebas El Dios de los Ejércitos me inspira:
ocasiones te ofrezca el hado adverso. por su gloria combato; ¡ nada temo!
Se anuncian con fatidicas seflales Saúl. Hé alli, David , tus bélicas legiones.
calamidades á tu rey y pueblo, ¡ Su destino te lio 1
y próximo quizás se encuentra el día David. ¡Y yo lo acepto!
en que reclamen tu glorioso acero. ¡ Siento que cunde por mis venas todas
David. Por mi patria y mi rey mi sangre toda santo furor, que á reprimir no acierto !
en holocausto ofreceré el primero. ¡Se ensancha el pecho y en el aire aspiro
Hora, gran rey, permite te suplique del ángel de la guerra el igneo aliento !
que cual ofrenda se presente al templo ¡Al combate, guerreros! ¡La columna,
la espada del gigante que ha postrado celeste guia que alumbró al desierto
por medio de tan débil instrumento do vagaban las tribus peregrinas,
el Dios de la victoria : sus bondades brilla á mis ojos con fulgor eterno!
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¡ Al Dios de Sinaí llevo en el alma !
¡ La zarza soy de misterioso fuego !
¡ Habla por mí la voz que en la alta cumbre
oyó Moisés al retumbar del trueno ;
y ante mi vista, por prodigio fausto,
del hondo porvenir rasgado el velo,
del seno de Sion veo elevarse
I g c f o termo*
al resplandor de insólitos portentos,
á Aquel que viene en alas de los siglos
para imponer su yugo ál universo! Salón del alcázar de Saúl con arcos y galerías al fondo.
Jonal. Dios es contigo, s í : ¡ marcha al combate!
David. (Arrojándose con la espada desnuda en medio
délos guerreros, que, desenvainando también los ace ESCENA PRIMERA.
ros, repiten su grito de guerra llenos de entusiasmo.)
¡Al combate! jiicol. s ela . Despues las v ír ge ne s de ISRAEL.
Guerreros. ¡ Al combate!
Artu/ ¡Oh!... ¡qué recelo!! Sela. Sí, Micol, nuestras dulces compañeras
(baúl, desde que David comienza á hablar á los guer en breve aquí vendrán. Todas ufanas
reros se muestra inquieto y preocupado, y al hacer
la úllima esclamacion debe marcar con la espresion celebran tu ventura.
de su rostro la sospecha que concibe ya de que pueda Micol. De su afect0
ser David el rival favorecido por el cielo y anuncia la ternura conozco.
„ , ¡Que mudanza
do por Samuel.)
tan próspera en tu suerte , amiga mía.
Ayer por mil zozobras agitada,
temblando por la vida de tu amante
viendo de un padre la dolencia estraña,
mi pecho penetraron los lamentos
que de tu triste corazón lanzabas.
Hoy de repente victorioso llega
el que es objeto de tus tiernas ansias .
FIN DEL ACTO SEGUNDO. Hecra ; del rey frenéticos delirios
al punto el eco de su canto aplaca,
y para hacerte bienhadada esposa
va á conducirte á las divinas aras.
Micol. i Con certeza lo sabes? ¿ este día
se habrá de celebrar esa alianza
porque anhela Israel ?
Sela 1 1 Falsos rumores,
que la maligna envidia propagaba,
dieron sospechas de que el rey quena
negar el cumplimiento á su palabra
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la hueste perversa,
que afirmó con solemne juramento; cual nieblas dispersa
mas é l , Micol, de desmentir acaba la lumbre del sol,
tan vil inculpación. Cuando al influjo y trae en su mano ,
de los ecos dulcísonos del arpa mostrando sus bríos,
mitigado su mal. pudo tranquilo cabezas de impíos
el relato escuchar de las hazañas por dote á Micol.
que ha ejecutado tu pastor glorioso, Micol. (A Sela.) El eco de tan plácidos loores
esclareciendo el lustre de sus armas; ¡ cuánto ¡oh amiga! al corazón halaga !
cuando admirando á par de su modestia
el esfuerzo que prueba en las batallas, CANTO DE LAS VÍRGENES.
de sus sinceros labios recibía
de eterna lealtad promesas santas; Las aras te esperan ;
lo vi yo misma con aspecto franco, ¡ ven, virgen dichosa !
dando de su emoción señales claras, ¡ Ya el nombre de esposa
tender los brazos al mancebo ilustre pronuncia David!
mandando que el altar se preparara, ¡Al héroe te enlaza
y te enlazase un vínculo solemne de dicha en el colmo,
al que nuevo esplendor dará á su casa. asi como al olmo
Micol. 1Bendito para siempre el Señor sea se enlaza la vid !
que dispensa á Israel mercedes tantas! Micol. Gracias os rindo con cariño tierno,
Seia. Mas tú, Micol, en tan alegre dia, ¡ oh dulces compañeras de mi infancia.
cuando á partir las glorias del que amas Sela. ¡Vírgenes de Sion! ¡ornadla al punto
te destina tu Dios, ¿por qué apareces del nupcial velo y la corona blanca,
con dolorida faz? Di: ¿qué le falta pues ya se acerca el suspirado esposo!
á tu ventura para ser completa? Micol. [A las Vírgenes, que la cercan ejecutando lo
¿Qué puedes desear? que ha dicho Sela.)
Micol. ¡Ah! ¡ser amada! ¡Cercadme! ¡sostenedme! que no alcanza
¿El sentimiento que inspirarme sabe aliento el corazón, y desfallece...
participa David? ¿Su pecho inflama Sela. ¡Héle aqui ya! tu hermano le acompaña.
el grato fuego que en mis venas siento
por instantes crecer?... ESCENA II.
Seia. . ¡ Oh amiga, calla! DICHAS. DAVID. JONATHAS.
diviso a nuestras caras compañeras
que á revestirte las nupciales galas Jonat. ¡ No asi tiembles, David! llega, y sus labios
vienen al son de cítara y salterio. confirmarán tu dicha.
Micol. [Comienzan á oirse las cítaras de las Vírgenes David. (A Jonalliás.) Se acobarda
desde antes que aparezcan en la escena.) cada vez mas mi pecho. ¡Me deslumbra
¡ Sus tiernos votos mis zozobras calman ! su celeste beldad ! , , ,
Jonat. (Tomando la mano de David y presentándolo
CANTO DE LAS VIRGENES.
á Micol.)
¡Micol amada!
David desbarata
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y tan ardiente amor, como me inspira
permite que tu hermano te presente su paternal bondad, viendo tus gracias.
al que con hechos de perpetua fama,
esclareciendo de Israel la gloria Micol. (A Sela.)
¡Me ama! ¡sostenme! para tal ventura
tu mano conquistó.
David. no basta un corazón.
Cuando á tus plantas Jonat. (A David.) ¡ Su emoción grata
llego, hija de Saúl, apenas oso
te revela , David, que eres dichoso!
dirigirte mi voz. ¡ Tanta distancia David. (Al acabar los dos primeros versos que siguen,
entre los dos el nacimiento puso! Micol se vuelve á él mirándole con ternura y dejando
Micol. Esa distancia tu virtud la salva.
David. No, no puedo creer que á mí me otorguen caer su mano con modesto abandono en la mano ele su
amante, que asiéndola con transporte, pronuncia en
un bien que no merecen los monarcas
mas grandes de la tierra. tonces los últimos versos.)
Micol. ¡Oh! si es asi, Micol, que una mirada,
No imagino una mirada de tus ojos bellos...
tampoco, que á tus ínclitas hazaiias ¡Espíritus de amor! batid las alas
la mano de una tímida doncella y bendecid mi gloria, que en la tierra
premio bastante sea.
David. [Con entusiasmo.) no es posible alcanzar otra mas alta!
¡Oh! si pagara
á precio de mil vidas esa gloria ESCENA III.
aun no la mereciera'.
Micol. Tú,, que arrancas LOS MISMOS. AB1SEU.
al porvenir oscuro sus secretos
tú, que en el vuelo de inspiración sacra ¡David! ¡Micol! e n torno del palacio
te remontas al cielo, y en la tierra, Abner.
ansioso el pueblo por vosotros clama,
cuando piadoso á sus regiones bajas, los sacerdotes en el templo esperan,
haces oir angélicos conceptos, y el rey por mí su bendición os manda.
¿puedes prestar estimación tan rara ¡Oh dulce bendición! ¡ oh fausto instante !
á una frágil muger, cuya hermosura Jonat.
vive, como la flor, una mañana? David. ¡Adorada Micol!
Micol. ¡ El templo aguarda!
David. Son grandes de Jehovah las maravillas;
(Micol, David, Jonathás y la comitiva de Vírgenes salen
son bellas de su mano soberana de la escena por el lado opuesto de aquel por doñee
las admirables obras; mas de todas
sus maravillas y sus obras santas, entra en ella Saúl.)
la primera eres tú. Su poderío ESCENA IV.
admiré viendo la fecunda llama
del refulgente sol; viendo á la noche abner. Despues sa u l .
de trémulas estrellas coronadas ;
viendo á la mar, del infinito espejo, Abner. ¡ Admirable poder de la armonía '■
; Quién pudo presumir que asi trocaras
romper sus olas en la humilde playa, el ánimo del rey? ¿mas no me engaño,
y á la tierra ostentar con orden vario él viene aqui. ¡Cuán firme se adelanta!
sus selvas, sus llanuras, sus montañas; ¡ Cómo su frente que anubló el delirio
mas nunca ¡oh virgen ! por su autor divino torna á ostentar su magestad pasada.
tan grande admiración sintió mi alma
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Saúl. ¿Solo te veo, Abner? yo presumia el justo Dios sus criminales tramas,
que el séquito nupcial en esta estancia y una prueba daré de mis anuncios
reunido se hallase. al afirmarte que la voz infausta
Abner. En este instante que á tu linage reprobó, por siempre
acaba de salir y al templo marcha. va en breve á enmudecer.
Saúl. ¡ Cuán apacible me parece el dia ! Saúl. ¡Samuel!
Abre, querido Abner, esas ventanas: Abner. En Rama
despues de tantas horas de tormento se encuentra moribundo. -
pueda mirar la luz, beber las auras. Saúl. ¿ Quién lo ha dicho ?
Abner. Terrible fue tu largo desvarío; Abner. Un labrador que de llegar acaba.
mas no repetirá : tengo esperanza. Ignorando sin duda que no existe
Saúl. Dios inspira à David : su voz ejerce la amistad que eu un tiempo te jurara
milagroso poder. Cuando imploraba el impostor profeta, conturbado
piedad del cielo, á mi pesar sentia vino á anunciarte cual atroz desgracia,
en deliciosa unción mi alma bañada; su ya próximo fin.
y luego, cuando el himno de victoria Saúl. ¿Y aun permanece
al eco sucedió de la plegaria, en este alcázar ?
¡ cómo, agitando á su placer mi pecho, Abner. Sí.
se ensanchó el corazón, ardiendo en llamas Saúl. Pues sin tardanza
de generosas iras, al impulso hablarle quiero, Abner.
del santo amor de religión y patria! Abner. Voy en su busca
Olvida, Abner, olvida para siempre y oirás como confirma mis palabras.
las que abrigué, sospechas insensatas.
No cabe en ese joven prodigioso ESCENA V.
la cobarde traición. No se disfrazan
nunca bajo tan nobles sentimientos SAUI, Solo.
criminales designios. Si mis faltas Saúl. (Sentándose.)
irritaron al cielo, si son ciertas ¡Muere Samuel!... acaso arrepentido
del profeta fatal las amenazas, de sus locos furores : mientras tanto
un ángel es David que ya piadosa David se enlaza á la familia mia.
la Providencia augusta me depara: ¡Un enemigo pierdo, un hijo gano !
¡un ángel mediador por cuyas preces Sin duda que embargaba mis potencias
vuelva á mi pecho su divina gracia ! pueril superstición ; fatal engaño.
Abner. Los sacerdotes son, que no el Eterno, ¡Hora me reconozco! ¡ya respiro!
quienes te inculpan y rencor te guardan. ¡ya no le falta al corazón espacio!
Dique al poder de jueces y levitas ¡"siento que puedo bendecir al cielo!
puso el pueblo en el trono; fueron vanas
las tentativas por domar tu orgullo ESCENA VI.
que hizo al principio la soberbia raza , SAUL. ABNER. LABRADOR DE RAMA.
y hora para que el vulgo se amedrente
misteriosos desastres te presagia. Abner Aqui de Rama al mensagero traigo.
Mas no los temas, rey, que ya destruye Saúl. [Al labrador.) Aproxímate, amigo. ¿Qué noticias
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puedes dar á tu rey? ¿Cual siempre amado ese hombre debe hablar.
es de su pueblo? El labrador tranquilo Labrad. (Turbado.) A tu mandato
que ya no mira devastar sus campos quisiera obedecer, pues soy tu siervo:
al fiero amalecita , al filisteo, ¿mas cómo recordar discursos varios
azotes de Israel por tiempo tanto, que apenas comprendí? Yo solo afirmo
¿bendice alegre el cetro que lo rige? que el santo moribundo nada infausto
Ungido del Señor, en tí acatamos predice al pueblo. Ayer con alegría
el supremo poder que representas ; mirando, al parecer, tiempos lejanos,
mas gran pesar agobia á tus vasallos. «¡ oh Belen! esclamaba: ¡de tu seno
Cubiertos de ceniza los cabellos, «alzarse veo al rey predestinado !»
sus vestiduras con dolor rasgando, Saúl. (Levantándose con ímpetu.)
los ancianos de Rama en torno lloran ¡Relen has dicho!
de la morada del profeta santo, labrad. Sin cesar pronuncia
que acaso exhala su postrer aliento ese nombre Samuel, y grave alzando
en este instante ¡ oh rey! en que te hablo. la voz, que enmudecer debe tan pronto.
¿Es tan grave su mal? ¿No hay esperanza? «¡Él triunfará de todos sus contrarios !
(Señalando al cielo.) «grita con entusiasmo: lo estan viendo
Alli la mia está : otra no alcanzo. »y no le reconocen: ¡mas no en vano
Con profundo terror de su carrera »se alza el humilde y vence el desvalido!
el término" fatal columbra el malo; «Ya rueda el cetro antiguo hecho pedazos,
mas el justo Samuel sin duda goza »y el hijo de Belen de un polo al otro
inefable placer, cuando el descanso «estiende el suyo poderoso y blando.»
va á disfrutar de la callada tumba. Saúl. (Fuera de sí.) , .
Sereno como siempre y resignado ¡Cesa, vil impostor! cesa, o mi espada...
á los decretos del Señor se muestra, Abner. (Deteniéndole.)
y al observar la pena y el quebranto ¡Qué haces, Saúl!
que nos causa su muerte, nos anima (Al labrador.) Aléjate, que asalto
con promesas solemnes, cuyo plazo le vuelve á dar su frenesí furioso.
no está remoto, dice, pues el cielo
las cumplirá, por Israel mostrando ESCENA V II.
su paternal amor.
SAUL. ABNER.
Saúl. (Inquieto.) Y esas promesas
¿qué bien anuncian? ¿qué dichoso cambio?
Labrad. ¿Quieres, señor, que mis palabras rudas Saúl. ¡Olí! ¡ qué insensata rabia! ¡ yo me exalto
repitan las que salen de unos labios contra un pobre labriego !...
oráculos de Dios? Yo las venero, Abner Tus furore.s
las creo humilde; pero no me es dado solo merece el vil que haciendo escarnio
el poder repetirlas. de tu bondad real, nombre de hijo
Pues al punto adquiere para hallarse mas cercano
hacerlo debes; ¡ porque yo lo mando! del trono que codicia.
Saúl. ¡Oh implacable
Ábner. Reflexiona, señor...
Saúl. ¡Silencio! solo rigor del cielo !... pero no velado
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se encuentra ya por hórrido misterio llorando de placer entre sus brazos.
ese nombre fatal. Saúl. / En dónde está David?
Abner. S i; ya el arcano Jonat. Veráslo en breve
de los anuncios de Samuel descubres. con su Micol aqui: mas anhelando
El pérfido David, confabulado darte yo, padre, el parabién primero,
con los levitas, á tu cetro aspira. un solo instante á todos me adelanto.
Saúl. Y tú que lo pronuncias ¡insensato! Saúl. ¡Príncipe desdichado! á pesar tuyo
¿dejas aun que ese pastor respire? sabrá tu padre conservar intacto
Abner. Dicta tus leyes, rey, nunca fui tardo el honor de su estirpe. Su corona
en cumplirlas. irá á tus sienes sin baldón infando.
Saúl. ¡Pues bien! ¿qué te detiene? Jonat. ¡Qué dices, padre !
Abner. ¿Debe morir?... gaul ¡Que en el ara humea
Saúl. ¡ Al punto! yo no indago del vil altar, por mi deshonra alzado,
si es motor ó instrumento, pues si alberga la impura sangre del traidor aleve,
saña tan fiera un Dios, debo imitarlo. de su iracundo Dios en holocausto !
Perezca, Abner, perezca sin demora Jonat. ¡ Cielos! ¡qué escucho !...
ese odioso rival.
Abner. ¡ Cumpliré el fallo! ESCENA IX.
Saúl, j on at hás , que al entrar se encuentra con abner Micol. (Dentro.) ¡Elrey!... ¡vengoensulmsca!
que sale. Jonat. (Saliendo al encuentro de Micol.)
¡ Micol!
Jonat. ¿Adonde Abner tan presuroso corre, Saúl. (En ademan de retirarse.)
y por qué, padre, trémulo, agitado, ¡Micol también!
te ven mis ojos? ¿La fatal dolencia Micol. (Se presenta en la escesa
se anuncia ya con tétricos amagos?
El feliz dia que celebra el pueblo ;En dónde estás? ¡oh padre! ¡padre mió!
¿será, señor, por tu inquietud nublado? ven corriendo, que aqui, en los mismos atrios
Calma tu corazón ; te lo suplico : de tu alcázar real, mi esposo inerme
que en este instante, para lodos fausto, por el infame Abner es acusado
tranquilo y venturoso te contemplen y perseguido. ¡Padre! ¿no me escuchas,
tu Micol, tu David, ya desposados. osa decir que cumple tu mandato,
Saúl. ¡ Desposados estan ! y matar quiere el pérfido caudillo
Jonat. ¡Olí! ¡ si testigo al digno esposo que me da tu mano.
como yo fueras del solemne acto Saúl. Retírate, Micol: esa sentencia
que me conmueve aun!... lágrimas dulces la dictó mi justicia.
hoy vertieran tus ojos, y aliviado Micol. ¡ Que ! ¿tu ]abl°
respirara tu pecho. Sí, dichoso la muerte pronunció del lujo tuyo !...
con la ventura de tus hijos caros, ¿Tú le condenas?...
tu corazón paterno dilataras Saúl. ¡Si!
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54 ESCENA X.
Micol. (Arroja un grito doloroso y cae en brazos de
Sela.) ¡Ah!! dichos, abn e n.
Jonat. Los malvados
le aborrezcan tal vez y le calumnien ;
¡mas oye la verdad! (Señalando á Micol.) Saúl. ¡Abnér!
¡ Mira su llanto! Jonat y Micol. i Abnei. ^ ¡d? ¡respoude!
Micol. ¡Una palabra, padre! Abn 'er. Protegiéndole el pueblo buscó amparo
Saúl. (Queriendo alejarse.) éntre los sacros muros: los levitas
¡ Ya está dicha! por su propia malicia preparados
Micol. (Deteniéndole y arrojándose á sus pies.) tal vez estaban ya. La turba inquieta
¡No, no te alejarás!... ¡tus pies abrazo! en confuso tropel cerca al santuario,
¡Es inocente mi David ! Jo afirmo : y las voces de adentro repitiendo
¡lo afirmo por el llanto que derramo! osa á su rev apellidar tirano.
Jonat. (Arrodillándose también.)
A tus plantas los dos, de su inocencia Saúl. ¡Oh!
¡Untas a perdonad...
juramos darte testimonio claro.
Micol. ¡ Padre del corazón ! por aquel seno al criminal se arranque de su asilo,
que es ya ceniza en el sepulcro helado; v aquellos que resistan temerarios»
por aquel seno do empecé mi vida sin distinción de número ni clase
y que tanto te amó , mírame blando ! cual rebeldes al rey, sean tratados.
Jonat. ¡Retracta al punto la sentencia cruda ! (Vase Abner.)
¡Con Da'vid, padre, moriremos ambos,
y en medio de sepulcros de tus hijos Micol. ¡ Piedad, olí padre! _^ ^ , no es m¡ hija
arrastrarás tus canas solitario ! quien no arde en el furor en que me abraso.
Saúl. (Violentamente conmovido.) (Vase Saúl.)
El cielo, el mundo, contra mí conspiran, Sela (Sosteniendo á Micol.)
y vosotros también... ¡ hijos ingratos ! \Desdichada Micol!
¡Al padre condenáis, y al enemigo * • Animo, hermana.
que viene vuestra herencia á arrebataros, °m ' voy á salvarle ó moriré á su lado. (Se va.)
á precio de mi sangre que os alienta,
quisierais rescatar!... ¡ Sucumbe al cabo, ESCENA XI.
monarca maldecido!... lo demandan
tus propios hijos ya... ¡no eres amado! micol. sela, y al fin de la escena jonathás.
Micol. Tus lágrimas me anuncian, padre mió,
que concedes perdón... Sela. ¡ Amiga cara! fia en «1 Eterno
Jonat. (Levantándose con regocijo.) que salvara a tu esposo . no a üesmaju
¡Oh! se ha salvado del desaliento tu valor sucumba.
nuestro caro David.
Saúl. ¡Dios lo protege ! Micol. ¡ Sela!
Micol. ¡Ven á librarlo, padre! Sela. ¡ I1S e 1C0 ' De aquel que amo
Jonat. ¡Sí, salgamos! W ’ q u i e r o seguir la suerte : del alcázar
56 57
para siempre me alejo : me separo las apiñadas gentes; los ancianos
de los verdugos que la sangre anhelan se adelantan... tal vez hablar pretendan
del inocente... ¡Sí! ¡sostenme! ¡huyamos al inflexible rey.
Seia. ¿Adonde quieres ir, mi pobre amiga? Micol. Mas el malvado .
desfallecida estás. caudillo, que en verdugo se convierte,
M ic o l. Pecho de mármol ; en dónde, en dónde está ?
tiene mi padre , ¡ oh Sela ! pues mi esposo Sela 6 Veo a tu hermano.
¿en qué ofenderle pudo? Micol. (Levantándose trémula.)
Seia. Oscuro caos ¡Jonalhás! , . . .
es el alma del rey; mas en el cielo Sela. ¡Jonalhás! ¡ no hay duda ! viene
un monarca reside soberano cubierto de sudor : ¡ ya entra en palacio !
que, protegiendo á la inocencia, vela. Micol. ¡Corre!... ¡yo misma !...
Micol. (Arrodillándose.) (Entra Jonalhás precipitado.)
¡Oh Dios del infelice, por tí clamo! Sela. ¡Príncipe!
¡ Tú que á Moisés de la sentencia impía Micol. , . ¡Mi esposo!
libraste de un monarca sanguinario, Jonat. ¡Bendigamos á Dios ! ¡Esta ya en sano .
haciendo al viento de su sueño arrullo (Micol se arroja en los brazos de su hermano con un gi i-
y blanda cuna al férvido océano ; to de alegría. Saúl aparece al mismo tiempo.)
para salvar á tu cantor sublime
alza hoy también tu omnipotente brazo, ESCENA XII.
y haga brillar fulgente su inocencia
tu soplo eterno que encendió los astros! los mismos y saul , pero despues de las primeras pala
Seia. (Levantándola. bras SAUL y JONATIIÁS Solos.
El te lia escuchado, amiga; dale aliento
al débil corazón. Sela. ¡ El rey!
Micol. ¡Me esfuerzo en vano Jonat. ¡ El rey!
por sostenerme, Sela ! ¡cual de plomo Micol. (Mirando á Saul.) ¡Qué ceño, hermano uno!
siento mis pies, y desfallezco y caigo ! Saul. (A las dos muyeres.)
[Se deja caer en una silla.) ¿Qué hacéis aqni vosotras? ¡retiraos.
Seia. Permanece tranquila, que yo observo, (Saul se adelanta al proscenio.)
y desde esa ventana... Micol. (A Jonalhás en voz baja.) .
Micol. ¡Di! ¿ ves algo ?... ¿Ningún peligro corre?
Seia. Grupos del pueblo, de tu enlace triste Jonat. (Lo mismo.) ¡ Te 1° juro •
testigos ¡ ay ! que el júbilo trocaron Sela. (Llevándose á Micol.)
en tétrico dolor. ¡Huye de su furor el primer rapto !
Micol. (Levantándose y volviendo i caer.) (Se van.)
¡ Silencio ! creo Saul. ¡ Jonalhás!
que oigo pasos: ¡oh cielo!... ¿consumado Jonat. *I?3(1re ^
está tal vez el crimen?... Saul. ¿ Mis mandatos quedan
Seia. Nada escucho; cumplidos ya?
mas me parece que en acento bajo Jonat. ¡Señor! cuando calmados
se murmura en el pueblo: sí, se agitan tus primeros furores, consideres...
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Saúl. (Impaciente.) ¡Que la ciudad que habitan, en pantano
¿Se cumplieron, pregunto, mis mandatos! conviertan mis legiones!
Jonat. Tu ministro, señor, podrá decirlo, ¡ Cy'¡ Afuera
pues viene aqui. Saúl. 1
el débil Jonathas! ,
ESCENA XIII. Jonat. (Dejando la escena.) ¡Rey desdichado.
Saúl. (A Abner.) _
SAUL. j o n a t h á s . abner, deteniéndose turbado á la jQué aguardas tu?
Abner ¿~ Que en calma ratifiques
entrada.
tus órdenes severas.
Abner. ¡ Gran rey ! ¡nos han burlado! Saúl. . ¿Causa espanto
Saúl. ¿ Qué dices! su ejecución á Abner?
Abner. Penetré con mis legiones Abner. . ¿Las rat.ficas?
en lo interior del templo; mas no hallamos Saúl. ¡ Las ratifico! , , \
ya al criminal: su fuga diligentes Abner, ¡Rey ! ya nada aguardo. (1 ase.)
los mismos sacerdotes prepararon,
y con la espada que arrancó al gigante ESCENA XIY-
vencido en Terebinto, y que tu mano
dejó en las aras por ofrenda eterna, Sa ú l . Despues s am u el .
fue por Achimelech su brazo armado.
Saúl. ¡Y vive el vil pontifice!... ¿te atreves
á referir su enorme desacato Saúl. i Oh vil raza de Aron ! ‘ desaparece!
sin presentar su criminal cabeza ? harto tiempo tus pérfidos amaños
Jonat. ¡ Padre! no olvides que su augusto rango paciente toleré. ¡Locura lia sido
le hace inviolable, aun siendo delincuente. pensar amedrentarme con presagios,
Saúl. Quien prostituye su carácter santo , para postrar mi coronada frente
lo renuncia vilmente. ante el Dios de furor que habéis creado.
Jonat. Si asi juzgas, (Samuel, que aparece al fondo del teatro desde que co-
respeta al menos sus cabellos blancos. { Z Z z a l hablar Saúl, se va adelantando leulamente
Saúl. Respeta tú, si al padre desestimas, Su rostro aparece cadavérico, y anda y habla con de
la corona real. bilidad y pena, hasta el punto en que. poseído del
Jonat. ¡ Deber sagrado espíritu divino, fulmina contra Saúl la postierasen-
como hijo, como súbdito contemplo,
cuando veo tus ciegos arrebatos, Sam uet‘\ Ese Dios j oh Saúl! no hubo principio ,
hacerte comprender lo que le debes ni tendrá fin jamas! _ . .
ornl, ¡Estoy sonando!
á la justicia, al cielo!
Saúl. ¡ Temerario! ¡esa voz!... ¡ Ah! ¡ Samuel! ¿tú moribundo
Al punto sal de mi presencia. ¡ El cielo, en Rama no te hallabas?
„ , Me levanto
ese cielo que invocas, sus agravios
se alce á vengar, y salve á sus ministros amUB por orden del que puede con un soplo
si patrocina sus infames pactos! dar la vida y la muerte. Su mandato
¡Perezcan boy los sacerdotes todos! (A Abner.) me trae, Saúl, á que á tu vista rinda
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me tienen por do quier! ¡No hay en la tieira
en su seno inmortal mi aliento exhausto. para pisar Saúl ni un solo palmo !
Saúl. ¿Pero con qué designio?
Samuel. Samuel. (Haciendo un esfuerzo sobrenatural, pronun
. . Cumplir debo ciará con voz tremenda los versos que siguen.)
Jiasta el fin la misión que se me ha dado, ¡Te engañas, que aun te guarda sepultura,
Saúl. i asi espirante quieres...
Samuel. (Queso le ha acercado, dice todos los versos y á ella muy pronto bajarás, tirano !
¿El eco escuchas de guerrera trompa?
que siguen animado de una espresion estrada, que in ¿sientes el galopar de los caballos?...
dica el espíritu de adivinación de que está poseído.) Rehaciendo su fuerza el filisteo
, . , ¡Calla!... ¿Escuchas las tierras de Israel viene asolando.
el confuso clamor que aquí llegando ¡Misera tierra que empapada en sangre
viene á arrullar mi sueño perdurable? de los justos se ve; rios de llanto
¡ Es de un pueblo la voz! ¡eco de llanto no bastan á labrar su mancha eterna,
universal, profundo! ¡Es el lamento y rnns sangre, y mas sangre, está clamando .
que se levanta en torno del cadalso] Saúl. ; Samuel! ¡ Samuel!
do cabezas augustas rodar deben! Samuel. ¡has carniceras aves
Saúl. Los sacerdotes fieros, insensatos, vuelan buscando el abundante pasto,
merecieron mi saña. y sobre la ciudad de crimen , tiende
Samuel. No ]la ca¡(]0
la noche funeral su velo opaco!
la segur todavía : ¡están postrados! ¡ Baja del solio, príncipe asesino !
i piden por ti al Señor! ¡piden que sea ¡la corona depon, y el cetro sacro!...
temporal tu casligo, y que descanso ¡ Ya te señala el ángel do la muerte,
te dé la eternidad! y David llega á recoger tu manto!
Saúl. ¡ Ah ! ¡ cesa ! (Samuel, que agota sus fuerzas al fulminar a Saúl su
Samuel. ¡ Aguarda! K última sentencia, cae desfallecido al terminarla.)
¡ Apartan unos sus cabellos canos ; • Saúl. ¿Quién llama aqui á David?
otros descubren delicados cuellos Samuel. (Con voz mas débil.) ¡Lo llama el trono....
do solo pesan juveniles años ! ; y á tí Y á mí la eternidad !
¡ Exhala el pueblo funeral gemido SauL ¡Oh infausto
herido de dolor , yerto de espanto! acento, que me anuncias incesante
¡ Las víctimas se poslran; los verdugos la cólera de un Dios, nunca te acallo .
levantan la segur!...
Saúl. Samuel. (Desfallecido.)
¡Deten sus brazos! ¡ Ya enmudece , Saúl!... ¡ el luyo eleva .
Samuel. (Con voz profunda.) Dios castiga y perdona... pues acabo
¡ Cayeron ya! ¡ no existen los levitas! mi terrible misión, hora al Eterno
¡La sangre tiñe sus ropages blancos, ruego... ruego por ti... ¡rey desdichado.
salta de sus verdugos hasta el rostro, Saúl. ¡ Ruegas por m í! ¡ perdonas 1... ¡ es ya tarde,
y se estiende formando inmenso lago! tú el abismo me abriste, y a cerrarlo
Saúl. (Delirante.) no alcanza tu poder. ¡Alzate, impío,
¡ Lo veo ! ¡sí! las humeantes olas cual sombra de Saúl sigue sus pasos,
rápidas llegan... ¡Ay!! se van alzando, para que arrulles su perpetuo sueño
y salpican mi frente sus espumas... con la atroz maldición que le has lanzado.
¡Samuel! ¡detenías!... ¡pero ya cercado
62
¡Levántate, Samuel!
(Se acerca asiéndole del brazo.)
¡Ah! ¡ no respira !
ESCENA XV.
nos MISMOS. ABNEK.
Abner. (Entrando presuroso.) El teatro representa el campo de los israelitas al pie de
¡El enemigo, re y !... los montes de Gelboé. El terreno es árido y \rayoso.
Saúl. (Interrumpiéndole.) ¡ Basta! su labio Vénse Inicia un lado algunos trozos de rocas desnu
aqui me lo anunció : mas yace mudo das y al otro un peñasco. Es la alta noche : la tu-
ya para siempre, Abner; ¡y allá en sus astros na próxima d su ocaso, se va ocultando detrás de
su oráculo también tiene el infierno! los montes. En las últimas escenas del acto amanece.
Abner. ¡La PitonisaI
Saúl. ¡ Que me siga al campo !
Del arrepentimiento ya por siempre ESCENA P R I ME R A .
para Saúl las puertas se cerraron ;
que venganza me ofrezca el negro abismo, DAVID. JOiSATIlÁS.
y por las suyas con placer me lanzo.
¡Vaya á buscarme el Dios que me persigue [El ano entra por nn lado, y el otro por el opuesto
allá en la liza do por él combato, un instante despues: ambos en trage guerrero.)
y á su despecho como á rey me bunda,
mas no me huelle como á vil esclavo! David. No, no me engaño; el campamento hebreo
logro encontrar al fin: la opaca luna,
ya próxima á su ocaso , la alta cima
de Gelboé, con su destello alumbra.
¡ Vélate, astro de paz! cual foragido
que teme que sus huellas le descubran,
solo puedo pisar el suelo patrio
FIN DEL ACTO TERCERO. entre las sombras de la noche oscura.
Jonat. (Entrando en la escena sin ver á David.)
Descansan lodos, y el contrario aleve
tal vez la noche aprovechar discurra
para caer sobre el desierto campo.
Por el cuidado del caudillo supla
mi vigilancia activa.
David. (Ap.) , Me parece
que alguien habló.
Jonat. (Ap.) De un hombre que procura
recatarse, la sombra allí distingo.
6í 65
David. Alguno se aproxima... sí, no hay duda; y à las plantas del rey mil veces llega
centinela será. maldiciendo las voces que te inculpan,
Jonat. [Alto.)' ¿Quién á deshora y reclamando el adorado esposo
en la tiniebla y soledad nocturna en quien su orgullo y su esperanza funda.
espía el campo de Israel? David. ¿Mas se halla aqui Micol?...
David. Guerrero Jonat. Tan deplorable
como tú soy. es su estado fatal, desde que viuda
Jonat. ¡ Tu nombre dime! y esposa al mismo tiempo se contempla,
David. Nunca y tantas veces su razón se turba,
podrá olvidarlo el fdisteo: ingrato que el rey temió dejarla en abandono
hoy lo agravia Israel. y consigo la trajo. Le tributa
Jonat. Lo que articulas cuidados cariñosos, y á su vista
solo á un nombre conviene: ¡ David! el ceño templa de la frente adusta.
David. ¡Basta! David. ¡Oh virgen adorada!... ¿Podré verla?
L1 que a pesar de execración injusta Jonat. Tú deliras, ¡ David! pues lo preguntas.
contra David lanzada, honra su nombre, ¿Olvidas dónde estás?... ¿No consideras
el suyo ilustre pronunciar escusa. que de Israel las tiendas te circundan?
¡Querido Jonathás! (Se descubre.) ¡Aquella es la real!
Jonat. ¡Hermano mió! (Seabrazan David. ¿Donde mi amada
David. ¡ Cómo este llanto bienhechor endulza gime en la soledad?...
Jos acerbos dolores de mi pecho !... Jonat. ¡Donde sañuda
¡ cuánto amargó mi vida vagabunda la envidia yace que escitó tu gloria,
al temor de perder tu amistad cara ! y el odio insomne á la sospecha aguza.
Jonat. Tales recelos mi constancia injurian: ¡Un acento, un suspiro que aqui exhales
en pós de tí los votos de mi afecto puede alli resonar!— ¡Oh ! ¡las resultas
iban do quier, David: noticias tuyas teme, David, de tu imprudencia estraña !
inútilmente demandaba á todos; ¿ Qué falaz esperanza te deslumbra ?
y los falsos delitos que te imputan ¿Estás ansioso de m orir, ó ignoras
con calor desmintiendo, de mi padre que aqui te aguarda perdición segura?
esperaba aclarar la mente ilusa. David. Sé, Jonathás, que el campo de nn pueblo
¡ Oh cuántas veces su furor me atraigo es este : sé que la guerrera lucha
va presto á renovarse; que el contrario,
sin poder descubrir la mano oculta á quien antiguos daños estimulan,
que urde en tu daño tenebrosas tramas! corre veloz, sediento de venganza,
David. ¿ Y Micol, Jonathás ’( ... ¿ en su alma pura con grande fuerza y con tremenda furia.
un recuerdo conserva del proscrito ; A morir vengo, si; mas en el campo
que osó esperar en plácida coyunda por mi patria lidiando; sin que aguda
vivir unido á su existencia hermosa? espada alcance de mi rey al pecho,
Jonat. Desde aquel dia de tu triste fuga, si paso por el mió no se busca.
Micol, sumida en incesante duelo', El valor, la virtud dictan tus voces;
marchita con el llanto su hermosura. Jonat.
mas no dejes, David , que le seduzcan
Su fé te guarda con firmeza heroica, v te hagan sordo á la prudencia cauta.
como su pecho su vestido enluta, Ella te habla por m í; su voz escucha .
1 h
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Los sacerdotes míseros recuerda, permíteme ostentar.
y un nuevo crimen á tu rey escusa. David. (Dándole el suyo.) Valor te infunda
David. ¡ Los sacerdotes! ¡ ah ! este emblema de triunfo; ya en mi frente
Jonat. Pobre ruina brilla la insignia que tu gloria ilustra.
es ya la triste Nobe, y sepultura ¿Mas no sientes rumor?
de los que fueron del Señor ministros. Jonat. S í; con presteza
Uno solo escapó. -¡ Dios de la cruda dejemos este sitio: las alturas
matanza, á Achimelech salvó piadoso, del convecino monte el filisteo
y huyendo el infeliz, acaso encubra ocupa y a, y apenas sustituya
su santa vida en estrangero suelo, la tibia aurora à la profunda noche
regando con su llanto de amargura que ya toca á su fin, sin duda alguna
el duro pan que la piedad le otorgue! se lanzará al combate: allí nos halle
David. ¡ Sol, que alumbraste la sangrienta culpa , las primicias buscando de la lucha.
jamas devuelvas á la infausta tierra ¡ Al campo, hermano !
el sacro fuego de tu luz fecunda! David. ¡ Saludar anhelo
¡ Que vertiendo Sion perpetuo llanto en él al sol cuando en oriente luzca!
en noche eterna su ignominia encubra!
Jonat: Tú borrarla sabrás: tü eres la espada ESCENA II.
del ángel vengador... sí, me lo anuncia SAUL. ABNER.
estremecida el alma, y en mi oido
voz misteriosa sin cesar murmura. Abner. Todo en sosiego está, é ilusión creo
«Vastago de Saúl, tu frente postra, de tus sentidos , que el desvelo turba,
que ya florece y colosal se encumbra la voz que percibir imaginaste.
el árbol santo, que en remoto dia Saúl. La Pitonisa sin demora acuda
fruto dará de gracia y de ventura!...» á este lugar : irrita mi impaciencia
Mas antes que el destino nos separe, ver la tenaz y pérfida repulsa
antes que el fallo celestial se cumpla, que hace de nuestros ruegos y amenazas.
deja te estrechen mis amantes brazos, Abner. Solo cedió á la fuerza, pues su impura
y un beso imprima en tu cabeza augusta. caverna, nunca á abandonar se presta.
(Se abrazan con recíproca y profunda emoción.) Mas hora su disgusto disimula,
David. ¡ Hermano caro !... V tu mandato espera.
Jonat. Sí, tu hermano he sido : J Venga al punto,
Saúl.
no lo olvides, David; riegue mi tumba mas con misterio sea : que ninguna
tu llanto fraternal, y mi memoria... persona la conozca.
(Su voz queda ahogada por la emoción.) 1 Todos duermen:
Abner.
David. Cesa por Dios: ¡ el alma se atribula solo tu hija , señor, cual acostumbra
con tus acentos, Jonathás!... al reposo se niega, y en tu tienda
Jonat. [Quitándose su casco, y poniéndolo en la ca al compás de la cítara, modula
beza de David.) En prenda lúgubres tonos. , . ,
de mi fiel amistad, deja que cubra D ¡Desdichada nina!
Saúl.
tu heroica frente mi guerrero casco, Venga esa maga. (Tase Abner.)
y ese, que premio fué de tu bravura En su dolor me acusa
de Terebinto en el frondoso valle, tal vez Micol; á comprender no alcanza
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la desigual y formidable pugna vuestro acento dictaba. ^ ^ ^
que sosteniendo estoy. ¡ Mis propios hijos Pitonisa
la gran cadena de los seres: toca
insensato y cruel, también me juzgan! un estremo á la nada, y la otra punta
en el cielo se pierde. ¿Quien las llaves
ESCENA III.
tiene del porvenir, ó quien usurpa
Saúl , la pitonisa de END0 R. ABNEu, que luego se retira derechos del que guarda en lo infinito
y al final la sombra de Sa mu el . el foco eterno de sapiencia suma?
Toda voz es de Dios, si verdad habla.
Pitonisa. (Se oye su voz antes de aparecer en la escena.)
¿Por qué arrancarme á mi pesar ¡ oh insanos .-Qué voz pudiera semejar la suya.
de mi triste mansión?... ¡Dejad que buya! Cuando esa voz esphca los arcan°* .
á nar el cielo y el infierno escuchan ,
Yo no conozco el mundo de los hombres: que ella en la inmensa creación resuena,
de vuestro sol la lumbre me importuna, y de la cumbre hasta el abismo cruza.
y pronto debe aparecer triunfante. Poco me inquieta ya que el cielo sea,
¡ Dejadme i r ! mi lúgubre espelunca Saúl. ó el infierno quien oiga nn consulta.
es el imperio de la eterna noche; Haya un poder contrario á m. enemigo .
mas en ella se enciende, sin que luzca
para profanos ojos, luz de ciencia, y a el se liga Saúl. _^ qu¿ te impulsa ,
sol misterioso que jamas se anubla. Pitonisa.
Abner. Pronto á tu asilo volverás, mas debes mísero rey , á conducir mi mano
con loco empeño á la funesta urna
pruebas dar de la ciencia en que se funda donde el destino sus secretos guarda
tu justo orgullo. (Vase, señalándole á Saúl.) A esa fatal curiosidad renuncia .
Saúl. Llega: yo te aguardo:
¿sabes quién soy. muger? • Yo te lo ruego! .
Pitonisa. El que con ruda Saúl.
violencia aqui me arrastra, solo dijo
que eras guerrero de modesta alcurnia: de ostentarlo ante mi? ^ desdichad o '.
mas sé tu nombre. Pitonisa ’ - no está mi alma de piedad desnuda!
Saúl. ¡ Dilo ! de tu ciencia Penetro tu intención: amedrentarme
esa señal me da. Saúl.
Pitonisa. Si de ella dudas, {[^fingido‘terror*^y escapar piensas
¿ por qué ¡ Saúl! á tu presencia vengo ?
Tú, que en un tiempo con insana furia sin que patente sea t u ^ c o n f ie s a al punto
á mis tristes hermanos perseguías,
¿por qué me llamas hoy?
Saúl. No he sido nunca lo que saber preten o. ^ quieres!
el enemigo de la ciencia : cuando 1>Uonisa- . v bien rey de Israel! ¿qué me preguntas
los magos perseguí con saña injusta, É o d ^ r i i l q u e . h J t a r . n h . t o i. T
era instrumento de envidiosa raza Saúl. ; en qué confín recondito se oculta .
que gobernaba mi razón ilusa.
Los sacerdotes y Samuel, lanzando Pitonisa Cerca de ti respira. ^
contra vosotros pérfida calumnia, SZmi.l.
estendieron la voz de que el infierno
71
70 Si tu mano la toca; mas convulsa _
Pitonisa. Sus huellas busca caé, y en tu pecho criminal se ensana,
en la tierra que pisas. cual si intentara desclavar la aguda
Saúl. ¿No me engañas?...
Pitonisa. No te engaño, Saúl. flecha del punzador remordimient .
¡E?ya tarde, Saul! la enorme suma
Saul- . ¡ Oh! ya columbra ‘ completó de tus delitos. Llega
mi mente la verdad. Del filisteo el momento cruel: ¡fuerza es que sufras
se hace amigo el traidor: ¡le presta ayuda,
y se introduce como vil espía la horrible espiacion. _^ , ¡g. nQ quieres
de su pueblo en el campo! Saul. míe de tu acento mi furor deduzca
Pitonisa. ¡ Tú j0 juzgas, n“ e?esórgano »iMe mi enemigo.
que no yo, re y !
Saul■ ¡Allí, donde se encuentra pruébame t.i ’'«rda<U Quíeres qae .ouda
ansiaba hallarle mi furor 1 ¡ Ocupa
un puesto digno de su escelsa gloria 1 atestiguarla »n m u e r t o ! . . . m a g a .
¡ Oh 1 ¡ que al incircunciso se reúna 1
i que con él venga á disputarme el cetro ;
ya mi impaciencia á su pereza acusa! S“ ''
Pitonisa. ¡Sí 1 ¡ le verás por tu desgracia tarde! i, castigo le n to tu J m „ „ tla !
Saul. ¡ Aun en los bordes de la tumba oscura K f “ • i S í l . ’ por t i . i mugerl 1 I» rebosas 1
conmigo le hundiré!
Pitonisa. ¡ Qué horrible suerte! i l ° qU' ereS ,’i Te lo mando 1 |De¡¿ WMaoi
¡ El negro espanto mi garganta anuda!...
un helado sudor cubre mis miembros... Pitomsa■.ves esa roca estéril, negra, ruda
¡olí, qué cuadro fatal!... ¡mi vista ofusca * tn porazon» En sus escombros
denso vapor de sangre!... ¡Deja, deja tú y el renuevo de tu estirpe augusta
que á lo mas hondo de mis antros huya! muy pronto envueltos y a c e ré is .^ ,
Saúl. ¡ N o! ¡ que esplicarme sin misterios debes
cuanto ese horror artificioso anuncia!
Pitonisa. ¡No lo intentes jam as, padre infelice! S i » . lU U m f* 4 S £
Saul. ¡ Pitonisa de Endor! sobrado abusas
de mi paciencia ya : tiembla si escede
a mi bondad la pertinacia tuya.
::x vrr°-
¡ Descorre el velo de mi suerte! ¡ quiero
penetrar hasta el fondo!
Pitonisa. - n 0 retumban
alia en tu corazón las roncas voces
que pronunció su boca moribunda?
Saul. ¡Samuel! (Estremeciéndose.) S a l. [caftldoí rodilla.) i Samuel ^ Sa sn,nbra
Pitonisa. ¡ Cayó , cuando la pura sangre
de los hijos de Aron, que humea inulta, Pitonisa. ^ . prestarme testimonio^^cuclia!
manchó tu frente regia: alli se ostenta !
{Saul lleva maquinalmente su mano á la frente, y la
deja caer sobre su pecho.)
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Sombra. ¡Rey de Israel, hollando estás la tumba se lanza contra m í! ¡ mas no los temo!
de tu estirpe infeliz: te estan llamando ¡Míralos! mi desprecio los insulta:
las victimas de Nobe con voz muda, frenéticos me acosan : mas en balde _
y á encontrarlas irás apenas se alce* quieren domar mi orgullo : ¿ves? sus unas
el nuevo sol que en el oriente apunta! me clavan en el pecho , desgarrando
(La sombra vuelve á velarse y desaparece. Saúl arroja vena por vena , sin dejar ninguna...
un hondo gemido y queda sin sentido.) ¡Ellos se ceban ; pero yo me burlo .
(Suelta una carcajada convulsiva y profunda.)
ESCENA IV. Abner. i Saúl! ¡ Saúl! tu juicio se perturba;
vuelve en tu acuerdo : tu razón recobra ,
SAÜL. ABNER. vo por tu gloria ruego; no reduzcas
Abner ¡Saúl! ¡Saúl! ¡qué veo! ¡escucha! ¡alienta' a humo la fama de tan luengos anos.
¡Mas apenas respira ! Yerta , mustia • Oye ! ¡ los ecos del clarín retumban .
esta su frente, y un sudor de hielo Ya marchan al combate. .
todos sus miembros lánguidos inunda Saúl. (Desenvainando la espada.) ¡ No imaginen
¡ Mísero rey ! ¡ Saúl! adelantarse á m i! Brilla desnuda
Saúl. va en mi diestra la espada: lúe temida
(Respirando con fuerza, y haciendo esfuerzos
por incorporarse.) y sabrá serlo aün : ¡ que se reúnan
el cielo y el infierno !... contra todos
r . . . ¡A h!! ¿quién me nombra? combatiré tenaz. ¡No, no presuman
Abner La agitación que la batalla anuncia
que les pida merced!
¿no percibes, oh rey ? La muerte impía q Nunca la halle
ya la pereza de tu espada acusa.
¡ Al campo avanzan enemigas huestes en tu pecho real la infame chusma
como las olas de la mar sañuda, que provocarnos osa.
„ i 1 1 ¡Mi corona,
y la voz de un ejército te llama ! S m l■ mi manto dam e!... insignias tan augustas
Saúl. Mas... ¿dónde está Samuel?
Abner jamas, vivo Saúl, lian de faltarle, ^
. , , „^ ¿Qué idea absurda i y si perece que con el se hundan. (
hora te asalta? De Samuel no resta
mas que el mísero polvo. Que sacuda ESCENA V.
tu severa razón vanos terrores.
Saúl. (Señalando el sitio en donde apareció la sombra.) ACHIMELECn. M1C0L.
¡ Alli le he visto, Abner! (Entra en la escena Achim'elech en trage
A liner . ¡ Oh desventura por donde antes David, y mientras ^ ¡osidtmo^ . ^
de la triste Sion! ¡qué! ¿su monarca
en un —momento---- . . . IIV/ el esplendor IC IIU U I deslustra
U C S IU M
\n l o n l n o o
de r
tantos anosr. dea , 1 « ___ __* 1 * 1 1
envidiable gloria?...i • o
habla el pontífice. El trage de Mi col es negro j
Saúl. ¿Por qué tales recelos? ¿ Por qué injurias la cítara en la mano.)
con ellos mi valor? bien me conoces,
y conoces la mano que me abruma... , ,•
Aclum. Fsie
Esto es sin duda de Israel
ess.rid el campo
g¡1¡0 „)e .
encamina
¡ Me abruma, Abner! ¡pero jamas me postra con1invisible impulso, hora detiene
vuelve la vista : ¡mira! ¡ se derrumba
peña tras peña el enriscado monte, de súbito mi m archa, y aquí tija
y de espectros furiosos negra turba mi fatigada planta. ¿Que misterio
i'
i
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■Por qué cercan tus ojos
es este, eterno Dios! ¿Por qué me guias impenetrables brumas:
adonde alienta el bárbaro monarca, i De tus soberbias alas son las plumas
cuyas manos sacrilegas aun tintas del huracán despojos.
estan en nuestra sangre? Tú, que escudo •Perdieron ya sus garras los leones;
prestaste á mi cabeza en aquel día pues huye el fuerte, y su broquel quebranta.
de horrible mortandad, ¿ por qué me mandas ¡ A recorrer las pálidas legiones
presentarme yo mismo á la cuchilla el ángel de la muerte se adelanta....
del verdugo cruel ?... ¡ Mas te obedezco ! Baja de cima escueta
aqui me hallará el sol que la alta cima de buitres rauda nube,
á iluminar de Gelboé comienza. mas es tardo su vuelo cuando sube...
¿ Pero es error de la engañosa vista ? ¡ porque se va repleta !
¿esa muger que trepa por las rocas i Oh! ¡qué lúgubre canto, virgen triste.
no es la joven Micol, de Saúl hija? Acliim.
; Micol! ¡ esposa de David . mitiga
Micol. ¡ Oh sol, sublime sol! ¡ rey de los astros! tu acerbo lloro: el cielo me revela
¡ foco eterno de luz! ¡fuente de vida! que una grave mudanza se aproxima
¡perdona si con lágrimas contemplo en el destino del que adoras.
el fulgor sacro de tu llama activa ,
que ingrata luce á los cansados ojos Micol. ¡ La frente ornada de la sacra mitra
si eterna noche el corazón abriga! un hombre veo. que resta
(Preludia en la cítara un acompañamiento grave y triste.)
Acliim. ¡ Cuál me conmueve su doliente aspecto ! Achim. de una estirpe infeliz! ¡ Rama marchita
Humo ligero que aquilón disipa de aquel tronco de Aron. a cuya sombra
fue tu ventura, ¡desolada esposa! tanto creció la gloria israelita,
Mas va á cantar : ¡qué tristes melodías! es hija de Saúl, el peregrino
CANTO DE MICOL. ( 1 )
que miras ante ti! . ^ ge alucinan
•Micol. mis oios' .. i ese rostro venerable !...
¿En dónde estás? ¡ oh escudo del valiente!
¿En dónde estás? ¡oh electo de la gloria ! "Aeli melech!... ¡ Achimelech! ¡bendita
¡ Devoró el rayo el lauro de tu frente, a suprema bondad! ¿m es Y vmne
y á su hijo desconoce la victoria! ministro de perdón, nuncio de dicha >
Mil palmas por alfombra A lo que vengo ignoro : ¿quien penetra
Achim. los designios de Dios? mas pronostica
hollabas boy bizarro :
¿á dó lanzaste de tu triunfo el carro? mi corazón, que tu inocente esposo
¡ Se disipó cual sombra! alcanzará por fin alta justicia.
¡Aguila audaz, que remontando el vuelo Micol. Acoio tan benéfica esperanza.
hollaste altiva la desierta cumbre, ¡Pontífice sagrado! tú le inspira
y aspirando los hálitos del cielo aliento al corazón con tu presencia.
del sol bebiste devorante lumbre! E c ó m o a,m te « i r » . « u» .lu
en que la sangre regara los campos.
Hoy Israel batalla decisiva
(1) E s t e c a n t o , q u e p u e d e ser d ir ig id o p o r M ic o l á su esposo
e r r a n te y p e r se g u id o , conviene t o d a v í a m a s a Saú l, q u e en a q u e
nrósenla al filisteo, y yace ausente
llos m o m en to s s u c u m b ia á la su p rem a ju sticia q u e desafiaba en David... ¡David que sostener debía
su soberbia.
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