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La verdad por U m entira. Pedro Fernandez. Flores! oda.

La oliva y el lau rel. El libelo. Ju an Tenorio


La loca de Londres. Los tres enem igos del aima. P eriq u ito cntr « ||04>
Las colegialas de Saint-Cir. Bandera negra. El diplomático ?
La feria de M airena. v La copa de marfil. El parador de Bailen.
Elisa, ó el precipicio de Bessacl. La prensa libre. • La veneciana.
El carcelero. La p a rte del diablo.
Probar fortuna. ' 1.a v*nS * » « !e «a pechero
Memoria de un padre. I cltran el r>r>politano.
Ya m urió Napoleón. Cuando se acaba el am or. ; Eapafiolet sol), o todo.
El que se casa por todo pasa. Ei fanático por las com edias. i La icclo n de \ ¡llal-ir.
Ademas de las comedias espresadas se lian publicado ci.n to hasta hoy l.<* de a!): i|
de 1847, c u t o s títu lo s y precios constan en los catálogos que se dan g ra tis en las ¡>bre-
rias que se citen . /

E S T A CALERIA
Consta tic fr is de, 600 producciones, de las >;■■■■' han formado:
13 tomos del teatro antiguo espada! «I© Tirso de
M o l i n a , ú i 00 rs.
idem del m o d e r n o e s p a ñ o l , á 20 rs. cada uno
410 idcm del e s t r a u g e r ® , á 20 rs. cada uno.
Se vende en Madrid en las librerías de CUESTA, calle Mayor,
y de 1UOS en la de Carretas, y en las provincias en ios p> - tos
siguientes:
A lcojr, M arti Roig.—A lic a n te , Ib a rrd.— A lm e ría , Alvarez —B a d a jo s , Viuua Car-
r ill*>.—B a e za , A lham bra.—B a rc e lo n a , P iferrer.—B ilb a o , Garci#.—B u r g o s , Ar i. iz.—
C áceres, Burgos.—A nfós, Mora leda.—Córdoba, B crarii.—C oruña, P n , —Cue: ma-
rian a.—G ra n a d a , Sanz.—f f a b a n a , Urban Raena s .- - ffu e lv a , Reye« .Vío;t--o* ■en,
Calle.—Je re z , Bueno.—León , M inon.—L érid a , Sol,--L o g ro ñ o > YorJ^jo. — ¡ j
y A ,— M á laga , Aguilar y Medina.—M u rc ia , G isbert.--Orense , Novoa.—O v ie d o ,
r ía .—P atencia, Santos.—P a lm a , G elabert.—P a m p lo n a , E rasun.--P L asencia. Pis.*» ■fon-
d a t ’M o ret\.--S a la m a n ca , Oliva.—S a n ta n d e r , Riesgo.—S a n tia g o , Rey R<»iucág|
Sebastian , Baroja.—Sevilla , Caro Cartaya é Hidalgo.—C alavera, Fando.—T a r m ona,
M allo t.--F a len cia , Navarro .—V a lla d o lid , Hijos de Rodríguez.—V ito r ia > Orm d
Z a m o r a , Escobar y Pi ment e) . — Yagiie,

En las mismas librerías se venden las obras siguientes:


F í g a r o : Cuatro tomos en 8.» marquida con el retrato y biografía, 1
A lv a r © * : Derecho real, dos tomos, 40.
R o s s i : Derecho penal, dos tomos, 36.
A s t r o n o m í a d e A r a g é : un tomo 14.
Estas tres obras han sido aprobadas por la Dirección yi n
estudios como útiles d la enseñanza pública.
P o e s í a s de II. l o s é E o r r l l l n t 13 tomos que seespenden sin í?o
------de D . .l o s é d e E s p r o u c c d a . cou su retrato y 1
un tomo, 24.
----- de II. T o m a s R o d r ig u e n ? R u b í : un tomo 10
R e c u e r d o s y f a n t a s í a s por don José Zorrilla: un tomo, í
la» A m u e e n a s i l v e s t r e por el mismo: uu tomo, 12.
E n s a y o s p o é t i c o s d e » . J u a n E n g e n i o fias-
E u s c l t : un tomo, 2¡¡
C o l e c c i ó n de novelas históricas originales españolas, que donata d-
nueve el total de tomos, á 8 rs. cada uno.
E l d o g m a de los hombres libres: un tomo, 8.
R e s p u e s t a al dogma de los hombres libres: un tomo 6.
C o m p o s i c i o n e s del Estudiante en verso y prosa: un tomo, >
T a u r o m a q u i a de Montes: un tomo, 14.
M e m o r i a s del príncipe de la Paz: seis tomos, 70.
A r t e de declamación por Latorre: un folleto, 4.
derio

y-ñio ; i un su
c á tiem
m do.
on su razón
j una m ugerl
ta reda ro y el rey lj*te.
Las i nu s de Calderón, T R A C E D IA B IB L IC A
ro y el re y , 2.jte.
¡1 to rre n te .
DHW

mreyes,
del Buen-R el ES CUATRO ACTOS
Blom berg.
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i de Colon. p o i' la fe rm a . S fñ o rn
D Ju lián ,
usticia de Al"*
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Tal par;: ;ual. © oiiO/ CjexixuòiA Cjome^ oJlooeí/fcturí 00
u b re s de an>«
El jugador.
y el co n cierto , lolo. De l ma i 1 menos. § Ct íot t e r .
jos para sustos, icubiertode Valencia, Toros v rañas.
olfos. de ó América libre. ; pone piernas.

le las desdi»,
tías,
cojuelo.
; de Carde.
vr, , OS.
£1 plan La tum ba salvada.
''ios los El Tasso.
Acertar e rra n d o .
¡<i«£re n a r con pea.
re enamOD.
iconciliadi.
u ;nto.
orno sin d io .
^ y C ristina. I
de Estaniq,
Las capas.
i.a lamina Un mi n i roü!
El segundo Alfonso el Casto. cóm ico.
La loca fin Primero yo. El ambicioso,
El abuelito. dnrino F aliero.
El Bachiller Mondarias. le mi muge
Jacobo t í . \
El rey d i v i e r t e ,
í. ‘ ; r de un artist,
í.a $< o dam a duen. IMPRENTA DE DON JOSÉ MARÍA REPOLLES.
Un alma de a rtista .
Una ausencia. Mayo de 1849.
Mateo.
a d re ,
spañol.
Carlos J I de los tre c e
‘osroup del m onte • s;
u ard ).
l t lr r fuerza.
«'jedor.
•o otro m ayor
una vengan,
•lo!
fL S> f A /

ic o J \p w c ju ó tc o c R . e m cc

Esla Tragedia pertenece á la Galería Dramática, que


mm mmm mmmm,
comprende los teatros moderno, antiguo español y es-
trangero, y es propiedad de sus editores los bres. Del­
gado Hermanos, quienes perseguirán ante la ley para
que se le apliquen las penas que marca la misma al que
sin su permiso la reimprima ó represente en algun tea­ SEÑORA:
tro del Reino, ó en los Liceos y demas Sociedades sos-
tenidas por suscricion de los Socios, con arreglo a la
ley de 10 de Junio de 1847, y decretos Orgánico y Re­
D
J S ígnese V. M. recibir benignamente esta tragedia
glamentario de teatros de 7 de Febrero de 1849. bíblica que alcanzó la honra de ser leida por V. M .,
cuando acababa de salir desaliñada y defectuosa de
mi incorrecta pluma.
Animada desde entonces por tan feliz principio,
he procurado en cuanto me era posible hacerla me­
nos indigna de la augusta aprobación á que osaba
aspirar, trabajando asiduamente en su corrección,
y esforzándome por realzar las magnificas situacio­
nes del argumento sagrado, hasta que, sin lisonjear­
me de haber elevado la presente obra á la perfec­
ción que mçrecia, quedé convencida de haber hecho
con este objeto cuanto era dado á mi pobre talento.
E l Teatro E spañol, felizmente inaugurado en el
presente año por Real disposición de la Escelsa Hija
de V. M. la Reina nuestra Señora , natural protecto­
ra de la literatura nacional, se prepara hoy á p re -
sentar en la escena esta composición religiosa con lo­
do el decoro y la pompa que requiere su asunto, y yo d
suplico et V. M. se digne aceptar mi profundo recono­
cimiento por haberme dispensado la gracia de que sal­ escrito por la autora cou motivo «le leer­
ga á luz recomendada por su augusto nombre. se sn Tragedia en presencia de los dis­
E l Ser Omnipotente prospere dilatados años la tinguidos literatos de la Sección de Li­
importante vida de V. M. para aumento de gloria de teratura del Liceo de Madrid, cu el ano
nuestra Santa Religión, que V. M. ensalza y difunde «le 1346.
con el ejemplo de su acrisolada piedad. ------------- <iBi3»[ia«— -------
SEÑORA,

A. L. R. P. de V. M. Señores Socios de la Sección de Literatura del


Liceo de M adrid, á que tengo la honra de perte­
necer.
'//J íp o /n c .s c¿e r_yé>ve/2ci/ie(/i'
c/a & 'a /aZ & r.
Antes de someter al fallo inapelable del públi­
co la tragedia bíblica titulada Saúl (que teneis la
amabilidad de venir á escuchar cuando todavía
incorrecta acaba de salir de mi pluma), be desea­
do ardientemente presentárosla y pediros la franca
manifestación de vuestro juicio respecto á ella, co­
Madrid 22 de Mayo de 1849.
mo nueva señal de la benévola acogida que siem­
pre habéis dispensado á mis humildes ensayos li­
terarios, recompensados recientemente con la mas
alta y honorífica distinción que puede ambicionar
el poeta (1).

(i) La autora hace alusión á las dos coronas de lau­


rel con que acompañó el Liceo de Madrid los premios
obtenidos por ella en el certamen poético celebrado
en 1845.
7
vaha al poeta mas allá de su propio talento, y tan
Mucho tiempo antes de que me resolviese á pro­
notable juzgué su composición, á pesar de sus nu­
bar mis fuerzas en obras del género de la presen­
merosos defectos, que comencé a traducirla en ver­
te, y cuando todavía no me había atrevido ni aun
so castellano proponiéndome darla al teatro, no obs­
á dar publicidad á mis ensayos de poesía lírica, me
tante el clamor general que se levantaba entonces
detenia con frecuencia , leyendo las Santas Escri­
de todas partes contra el género que ha inmortali­
turas , en las interesantes páginas dedicadas al rei­
zado á tantos grandes ingenios, pero que posterior­
nado del primer monarca israelita , pareciéndome
mente se ha hundido para siempre, si hemos de
magnífico personage para una tragedia aquel prín­
dar fé á la absoluta decisión de esta nuestra época
cipe soberbio y desventurado, que no cesó de lu ­
char hasta la m uerte contra la mano omnipotente mercantil y política.
Confieso que no me arredraba gran cosa aque
que se alzaba airada para hundirle con su nacien­
fallo, por mucho que lo respetase ; mas nn imagi­
te dinastía.
nación se sujetaba difícilmente al trabajo casi me­
El orgullo que había cerrado las puertas de la
cánico de la traducción, y bien pronto fue abando­
gloria á una inteligencia s u b lim e ; el orgullo que
nada tan ingrata labor para emprender la de pre­
había abierto las de los dominios del hombre á la
sentar al público una tragedia original Alfonso
inexorable m u e r t e ; el orgullo era aquel espíritu
Munio vio en efecto la luz; poco despues el Princi­
maligno posesionado del alma de S aú l, y ninguna
pe de V iana; y basta Egilona dormía ya en mi pa­
pasión me parece mas fu e rte , mas infausta, mas
pelera antes de que me hubiese determinado a fijar
capaz de escilar los afectos de terror y de piedad
de nuevo mi atención en el argumento bíblico. Sin
que exige la tragedia.
embargo, pensaba en él incesantemente y las ins­
Asi lo creía mientras estudiaba , sin atreverme
tancias de algunos amigos á quienes bahía leído
á tra ta rlo , este gran argumento bíblico, y adquirí
mi comenzada traducción, me animalon por fu
de ello absoluta certeza cuando una feliz casuali­
no á t e rm in a r la , sino á escribir otra tragedia so­
dad hizo mas larde que llegasen á mis manos el
bre aquel asunto grandioso, aprovechando alguna
bellísimo Saúl de Alfieri, y otra tragedia de igual
de las bellezas de las dos que tenia a la vista , y
título debida á la pluma de Mr. Soumet. Sin tra­
evitando, en cuanto me fuera posible , los incon­
ta r de establecer cotejo entre estas dos produccio­
venientes que para su ejecución en el teatro había
nes , porque nada hay indudablemente que pueda
ser comparable á la sublime sencillez del poeta ita­ notado en entrambas.
Vosotros vais á juzgar la obra escrita con aqi
liano en la obra maestra de su ingenio, admiré en
objeto, Señores Socios de la Sección de literatura
la del autor francés bellezas muy superiores á las
y antes de que me ilustréis con vuestro respelabl
que me prometia encontrar en vista de la escasa
voto, creo que debo manifestaros cuál es mi propia
celebridad de que goza. La grandeza del asunto ele-
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opinión respecto á ella., ó por mejor d e c ir , la es- su protagonista. Soumel por su p a r t e , queriendo
tension de mis pretensiones al escribirla. salvar este inconveniente sin infringir el precepto,
La presente composición dramática no es en mi se vio forzado á alterar á veces los hechos y á co­
concepto una de aquellas destinadas á conseguir m eter anacronism os, á fin de aglomerar en el bre­
ruidosa popularidad : cualesquiera que sean las ve tiempo y espacio que le concedían las reglas
grandes dificultades vencidas; la riqueza que pue­ horacianas, sucesos que la historia coloca en tiem ­
da prestarse á su versificación; la belleza del a r­ pos y sitios'm uy apartados de aquellos en que los
gum ento; el interes de muchas de sus situaciones; pone el poeta. No seré yo ciertamente quien con­
y aun diré la dignidad y elevación de los caracte­ dene estas libertades que creo permitidas.; mas tra ­
res de sus personages (porque no soy quien los iéndose de un asunto lomado de la Sagrada Bi­
ha creado), cualquiera que s e a , repito , el mérito blia, cuya verdad deseaba no desfigurar, he p ro ­
que pueda tener esta tragedia, su éxito en la esce­ curado evitarlas, y ensanchado acaso escesivamen-
na no será acaso tan lisonjero como el de mis an­ le el plan , renuncié á la severa observancia de las
teriores, aunque yo la juzgue mucho mas digna unidades.
de obtenerlo. Mi Saúl pues , se diferencia notablemente de las
Mi Saúl no es una creación: es un drama real, dos obras de igual titulo que tengo citadas, en cuan­
severo, religioso, en el que no representa sino un to á que abraza un período mucho mayor de la vi­
papel secundario la pasión del am or; en el que da del protagonista c o m ú n , á quien yo tomo desde
no se hacinan peripecias violentas, ni se ostentan el momento en que llegando al apogeo de su glo­
adornos postizos excluidos por la gravedad de su ria y de su orgullo, atrae sobre su cabeza la repro­
argum ento: es un d r a m a , en fin, sin alteración bación divina, y no lo dejo sino cuando sucumbe á
considerable de la verdad histórica. No sé si con la suprema voluntad, que cumple sus designios con
acierto ó sin é l , me he apartado de la sencillez del magestuosa calma y por maravillosas vias.
plan adoptado por Allieri, y de su rigurosa suje­ No me he curado á la verdad de hacer com­
ción de las reglas clásicas. Comprendiendo bien que prender los años que tra n s c u rre n , y aun he hecho
no me era dable igualarle en m agestad, quise por estudio en que los intervalos aparezcan tan dismi­
lo menos prestar á mi obra mas movimiento, mas nuidos que mas bien se tomen por dias que por
dram a, por decirlo asi. Allieri emplea los cinco años los comprendidos en la tragedia; mas creo,
actos de su bella tragedia solo en poner en acción sin embargo, no haber vencido escasas dificultades
á Saúl durante las últimas horas de su vida ; pri­ al conservar el orden cronológico de los hechos.
vándose de este modo, por su escesivo respeto á Tuedo decir pues, que mi tragedia es mas riguro­
la unidad de tiempo y de l u g a r, de algunas situa­ samente histórica que la de S o u n ie t, y mas d ra­
ciones muy bellas que le brindaba la historia de mática que la de Allieri; ¿ pero habré podido darle
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estas ventajas sin perder otras considerables y aca­ NOTA. La a u t o r a , que ha conservado tres años
so superiores?... esta tragedia sin hacerla im prim ir ni e jec u tar, no
No me loca á mí decidirlo; diré únicamente que obstante el favorable voto que obtuvo de los seño­
lo he deseado, y que admirando los dos bellos mo­ res literatos del Liceo, la ha corregido, y aun me­
delos de que me veía precisada á separarme con jor diremos refundido, en 1849, para presentarla al
frecuencia, pero comprendiendo que era imposible Teatro Español inaugurado en dicho año. El Saúl,
hacer una tragedia que mereciera en todo rigor el que antes constaba de cinco actos, ha quedado re­
título de original, fundándose en asunto tan cono­ ducido á c u a tro , pues la autora ha creído menos
cido , como por su naturaleza inalterable, no me peligroso suprim ir algunas escenas aun conside­
he apartado tanto que no pudiese cobrar m odera­ rándolas buenas, que llevar al teatro su obra con
damente tributo alguna vez de los tesoros de ambas. la demasiada estension que la diera en su p i inci­
Despues de estas manifestaciones no necesito pio. Dócil en esta parte al consejo de sus amigos,
deciros , Señores Socios del Liceo, que á pesar de no lo ha sido empero en lo tocante á la m uerte de
la desconfianza que lie espresado respecto al éxito Samuel y aparición de su sombra , que algunas
de mi obra cuando aparezca en la escena , y aun personas, cuya opinión re sp eta, han creído atrevi­
cuando no llegue jamas á alcanzar los honores de das para la ejecución. Arrostrando el riesgo que
ella (porque no se me oculta el pavor que debe puedan originar ambas situaciones, la autora las
producir en las empresas una tragedia bíblica), siem­ conserva intactas, y está pronta á dar las razones
pre juzgaré mi trabajo suficientemente recompen­ que para ello lia tenido , si la sana crítica se las
sado , y quedará satisfecha mi ambición, si voso­ demanda.
tros la conceptuáis merecedora del lisonjero inte­ La unánime aprobación que esta obra ha obte­
res con que os habéis apresurado á acudir á su nido de los Señores que componen la J u n ta censo-
lectura. ra del Teatro E sp añ o l, acaba de confirmarla en la
opinión que habia formado de que ni las dos m en­
Madrid Marzo de 1846.
cionadas escenas, ni alguna otra igualmente delica­
G e r t r u d i s G ó m e z d e A v e lla n e d a . da que haya en su S a ú l , pueden arriesgar su éxi­
to en la representación, m ayorm ente cuando cuenta
en su seno el teatro que se encarga de ella tan­
tos artistas de indisputable m érito, y de cuya am a­
bilidad se promete la inmensa ventaja de que to­
dos los papeles principales de la tragedia sean de­
sempeñados por primeros actores.
J g g c f o

/
El teatro representa una plaza de la ciudad de Gdlgala:
se ve el Tabernáculo, cuyas puertas estan abiertas.
Es el momento en que los primeros albores del alba
empiezan á disipar las sombras de la noche.

ESCENA PRIMERA.

S A MUE L . A C H I M E L E CU.
W

(Samuel sale á la escena inmediatamente que se alza


el telón y se adelanta hacia el Tabernáculo, en cuyo
umbral aparece al mismo tiempo Achimelech, ornado
de todas las insignias pontificales.)

,
Samuel. ¿Por qué, si apenas las nocturnas sombras
la tibia aurora á disipar comienza,
del templo del Señor patentes veo
con pompa grave las sagradas puertas?
¿Por qué del pueblo las alegres voces
en las plazas de Gálgala resuenan,
y del Efod augusto revestido
el sumo sacerdote aqui se encuentra ?
Achim. [Que ha descendido lentamente á la plaza mien­
tras habla Samuel.)
¿Es posible que ignore todavía
la gloria de Sion su gran profeta?
¿No sabes ¡oh Samuel! que vencedores
del fiero Amalecita en la pelea,
á ofrecer al Señor víctimas puras
los hijos de Israel aqui se acercan ?
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14 Samuel. (Con tono solemne.)
El rey Saúl obedeció al acento ¡Mas no es llegado, Aclnmelecli, mi tiempo!
con que de Dios la voluntad suprema ¡La voluntad de Dios de aqui me aleja!...
tu labio le anunció: cual ordenaste, ¡Ay del que mira aparecer el dia
al idólatra audaz llevó la guerra, y en lobreguez su corazón conserva!
y del terrible Agag su fuerte brazo Achim, ¿Qué anuncian ¡oh Samuel! esos acentos
la indómita cerviz postró en la arena. que logran perturbar mi alma serena?
Samuel. Contra ese monstruo y su nefanda estirpe ¿ Algún delito existe que á tu oido
Jehovah pronunció su alta sentencia. la voz de Jehovah solo revela?
Yo su voz escuché:=«Samuel, me dijo, Samuel. {Con emoción grave y dolorosa.)
bien cual del campo ponzoñosa yerba, Llega, ¡ oh Achimelech! llega á las aras,
la raza.Amalecita, que me ultraja, y afRey de Reyes prosternado ruega
del suelo que oprimió desaparezca. por el triste Saúl.
Cumpla mi pueblo la sentencia justa, Achim. ¿ Ha muerto acaso ?
yo la victoria lijaré en su diestra , ¿ha muerto nuestro rey ?
y ante él serán las huestes enemigas Samuel. ¡ Dichoso fuera
lo que ante al sol las lóbregas tinieblas. si antes de coronarle la victoria
¡Mas ay de aquel que con su mano toque bajado hubiese á la callada huesa ! {Se va.)
del maldecido la letal riqueza !... Achim. R á p i d a huyó del pecho la alegría,
¡Ay del que llegue á las divinas aras y présago de mal se oprime y tiembla.
con holocaustos que su Dios condena!... ¡ Omnipotente Dios ! que tu justicia
Ni escasa gota de la impura sangre temple benigna tu piedad inmensa.
en vuestras manos conservéis impresa ; No juzgues cen rigor tu hechura frágil...
no traigáis á Israel ni el leve polvo ¿Quién es puro. Señor, en tu presencia?
que vuestros pies tomaren en sus tierras !» (Entra en el Tabernáculo.)
Asi habló Jehovah, y asi mis labios
lo espresaron al rey. ESCENA II.
Achim. De su obediencia
victorias mil alcanzará por premio . M1COL. SELA. VÍRGENES DE ISRAEL.
que es grande de Saúl la fortaleza
y grande la virtud. Micol. ¡Vírgenes de Sion! vuestros cantares,
Samuel. ¡Dios solo juzga! saludando del sol la luz primera,
¡Dios, que del alma en lo interior penetra! del sueño me arrancaron; mas decidme:
Achim. A esperar al ejército triunfante ¿es cierta la que dais felice nueva?
el pueblo aqui regocijado llega, ¿venció Israel al fiero Amalecita?
y de Sion las Vírgenes, con flores Sela. Mira, hija de Saúl, ¿no ves abierta
que el alba pura salpicó de perlas, la casa del Señor? ¿A tus oidos
vienen á ornar el pórtico sagrado no llegan esas voces con que muestra
para la augusta y religiosa tiesta. su regocijo el pueblo? De tu padre
Hácia el santuario mis pisadas sigue, el nombre claro por los aires vuela,
profeta del Señor, que ya la ofrenda y divulgan los ecos las hazañas
preparan sacerdotes y levitas, que de tu hermano Jonathás se cuentan.
y se aproxima el punto de ofrecerla.
1G 17
Su brazo juvenil y arco certero Pueblo. A Dios obedecen el rayo y el viento:
fuertes hizo el Señor, y sus saetas lo anuncian los astros, proclámalo el mar:
el ángel de la muerte con su soplo ¡con un leve soplo pudiera su aliento
rápidas guia al corazón derechas. hacer de la tierra los ejes temblar!
Micol. Bendigamos á Dios, ¡oh amigas mías! Virgen. Dios es el que vierte la lluvia y rocío :
Sela. El bendijo á Saúl: su descendencia quien viste los campos de alegre verdor :
será, cara Micol, tan numerosa quien da los cristales sonoros al rio,
cual son en el desierto las arenas, al aura murmullo , perfume á la flor.
y crecerá tan próspera y lozana Coro gen. ¡No hay otro Dios, etc.
como la tierna grama en la pradera, Pueblo. Querubes ardientes postrados se humillan
cuando del cielo la benigna lluvia en torno del solio del Dios de Moisés ,
con puro aljófar sus verdores riega. y son las estrellas, que trémulas brillan,
Micol. Cantemos, pues, al Dios de nuestros padres ; las aireas arenas que huellan sus pies.
publiquen sus bondades nuestras lenguas, Virgen. De Dios al mandato la luz resplandece;
y en alas suban de las leves auras el sol como en sombra nos muestra su faz;
himnos de amor á la celeste esfera. la plácida luna de amor palidece
(Las Vírgenes con Micol se acercan al Tabernáculo , y bebiendo en sus ojos destellos de paz.
mientras unas templan los instrumentos, otras ador­ Coro gen. ¡No hay otro Dios, etc.
nan el pórtico con guirnaldas de flores. El pueblo de­ Pueblo. ¡Ay! ¡ay de aquel pueblo que insano se atreva
semboca al mismo tiempo en la plaza.) á alzarse enemigo del pueblo de Dios!...
¡ Será como el humo que el viento se lleva
ESCENA III. ni leve vestigio dejándose en pós!
Virgen. ¡Glorioso entre todos los pueblos se ostenta
MICOL. VÍRGENES. PUEBLO. aquel venturoso que Dios escogió!
¡Lo escuda la mano que al orbe sustenta,
Gefe ele tribu. Fausto amanece y delicioso el día ! y el ángel de muerte su espada le dió!
Las Vírgenes mirad que alegres templan Coro gen. ¡No hay otro Dios, etc.
la citara y salterio : nuestras voces Micol. Suspendamos el canto, los guerreros
unamos á su acento, mientras llegan con silencioso júbilo se acercan.
los nobles vencedores y á las aras,
holocaustos pacíficos se llevan. ESCENA IV.

HIMNO. d ic ho s , s a ü l . JO N A T nÁ s. g u e r r e r o s , agag , rey de Ama­


lee , cargado de cadenas.
Coro general. ¡No hay otro Dios que nuestro Dios !
¡Dios es el Dios de la verdad ! Saúl. ¡Salud, pueblo de Gálgala! si un dia
¡ Dios es el rey del mar y el s o l! escarneció Amalee nuestra flaqueza ,
¡En cielo y tierra es Jeliovali! (I) postrado ya por nuestro esfuerzo yace
cual roble que descuaja la tormenta,
y débil e c o , que en el aire espirá,
liará el Señor que su memoria sea !
(1) Jehovah significa , E l que Es. Voces del pueb. Gloria, gloria á Israel!
18 19
Saúl. El filisteo, Al anciano Samuel, cual varón justo
no escarmentando en la desdicha agena, y amado del Señor, mi alma venera,
al campo mismo donde á Agag vencimos, mas los guerreros tras la cruda lucha
nos llega á provocar con insolencia; pidieron el botin por recompensa,
pero muy presto humillará su orgullo y rehusar un premio á sus fatigas
el vengador impulso de mi diestra, fuera en un rey humillación y mengua.
y dejará mi lanza sus ciudades Si las primicias destiné á las aras,
cual deja el pedernal trilladas eras. y boy, sacerdote, aqui te las presenta
¡Llegad, guerreros! al altar sagrado mi propia mano , tus deberes cumple
corderos presentad, blancas ovejas, y déjale el juzgar á mi conciencia.
y en cada gota de su hirviente sangre Achim. ¡ Dios e s , ¡oh rey! Dios es el que te juzga!
germen fecundo beberá la tierra! ¡El tu holocausto por mi voz desecha!
(Los guerreros se adelantan, y los sacerdotes y levitas, ¿Piensas que mas que sumisión y afecto
al frente de los cuales está Ac.himelech, aparecen al la sangre de las víctimas aprecia?...
mismo instante en la puerta del Tabernáculo.) ¿Presumes que los dones de tu mano
ocultarán de tu alma la soberbia?
ESCENA Y. Saúl. (Con imperio.)
¡Ya basta, Achimelech ! El pueblo aguarda
LOS MISMOS. ACHIMELECH. SACERDOTES. LEVITAS. (El día y el ara augusta el sacrificio espera:
comienza á nublarse.) pues el Señor me concedió victoria
legítimos trofeos no me niega ,
Achim. ¡Guerreros, aguardad! sin mi mandato y cuando me eligió para su ungido
nadie el umbral de la sagrada puerta dióme en mi reino potestad suprema.
se atreva á bollar con temeraria planta. Si gozo las riquezas del malvado,
Saúl. ¡Oh Achimelech! las victimas acepta al altar traigo victimas selectas;
que al altar conducimos : que tu mano si al rey vencido conservé la vida,
al Dios de nuestros padres las ofrezca. hele allí ¡sacerdote! entre cadenas;
Achim. ¿Es digno del Señor ese holocausto? cual miserable siervo condenado
¿Con manos puras á las aras llegas? á ser del pueblo execración y befa.
Saúl. Llego con manos vencedoras ; llego Achim. ¡Qué miro, eterno Dios! ¿vive el impío,
cargado del botin que en justa guerra azote de Israel? ¿Vive y alienta
mi brazo conquistó, y á Dios tributo aqui á las puertas del augusto templo
lo mas selecto de la rica presa. del Dios á quien insulta en la presencia?
Achim. ¡Qué escucho, rey! ¿despojos del impío ¿ Es ese Agag el réprobo nefando
conduces á Sion? ¿Dones de afrenta en cuyos labios mora la blasfemia,
al ara augusta destinar osaste? y va dejando el sello de su crimen
¿La voluntad de Dios por su profeta donde la planta ensangrentada asienta?
no te fué revelada ? ¿ No sabias ¡Oh atroz profanación! ¡olí sacrilegio!
que fulminó el Eterno su anatema ¡Sacerdotes! ¡huyamos! las cavernas
á los campos del reprobo, y sus bienes mas digno templo ofrecerán al culto;
contagiados estan? ¿no sabes... ¡ altar mas puro nos darán las piedras !
Saúl. (Con impaciencia.) ¡Cesa! Saúl. ¡Aguarda, yo lo mando!
21
20 _ .M inmolaré las víctimas.
Achim. (Dejando la escena.) Lo prohíbe
aquel á quien ofendes. Jonat. ¡Qué intentas!
Saúl. . . ;üe esas puertas (Saúl, apartando á su hijo quo quiere detenerle, entra
no traspaséis, levitas, los umbrales . en el templo con Abner y los guerreros que llevan las
¡Las ofrendas tom ad! , .. , , , ofrendas. El pueblo y las Vírgenes consternadas se
Un levita. (Que con todos los otros sigue a Açhmelech.) agrupan á un lado de la escena; los guerreros estan
¡ Dios nos lo veda! en el otro, y Jonatliás y Micol en medio. La oscuri­
dad va creciendo y comienzan á oirse truenos lejanos.)
ESCENA VI.
ESCENA VII.
lo s m i s m o s , menos sacerdotes y levitas.
dicho s, menos s a ü l , abner y algunos guerreros.

Saúl. ¡Guerreros, detenedlos!


(Adelantándose á los guerreros.) Gefe de tribu. ¿Él va á inmolar las víctimas, no siendo
Jonat. ni sacerdote ni levita? ¿piensa
v ¡ Nadie toque
los ungidos de Dios! ¡ nadie se atreva! asi aplacar á Dios?
Jonat. El rey, ¡oh hermana!
Saúl. ¿ en qué delirio está ?
^Jonathas! ¡ tú también! ¿tú mis mandatos
Micol. ¡ Mi pecho tiembla !
osas contradecir?
(Con respetuosa firmeza.) Gefe cíe tribu. ¡Mirad, mirad! ¡se nubla el firmamento!
Jonat. Sela. ¡Anuncia todo próxima tormenta !
¡ Señor ! te ciega
frenético furor, y deber juzgo Jonat. ¡ Cara Micol! ¡ cuán fúnebres presagios!
esponerme yo mismo á su violencia Anciano. Triste es la aurora ¡oh pueblo! como aquella
antes que á ti, por sumisión culpable, en que de Afee en la fatal campiña
de atroz esceso á la afrentosa mengua. derrotadas las tribus de Jude,a,
Anciano. ¡Oh escándalo! ¡oh dolor! jmísero pueblo. al filisteo idólatra dejaron
; qué esperas, di, si tu Señor se ausenta el arca santa del Señor por presa.
de ese santuario, do á pedir llegabas Micol. ¡Oh! ¡qué recuerdo á la memoria traes,
remedio á tus quebrantos y miseiias. anciano de Sion! ¡mi sangre hielas!
Gefe de tribu. ¡Alejémonos todos, que la ira Gefe de ribu. Ya vuelve el rey; ¡miradle! torvo, altivo
del santo de Israel no será lenta! se muestra su semblante.
(Gran agitación en el pueblo y entre los guerreros. L Scla. Se revela
en su mirada la inquietud del alma.
pueblo comienza á alejarse.)
Un guer. ¿E iremos á buscar al filisteo
J sin que el Señor reciba las ofrendas? ESCENA VIII.
Saúl. No sin ofrendas quedarán las aras;
no temáis que el Señor nos reconvenga los m ism os . SAUL, abne r i/ guerreros que le acompa­
como á siervos ingratos. ¡Volved, pueblo. ñaron.
¡Guerreros, disipad vuestras sospechas .
vo el sacrificio ofreceré; pues viles Saúl. ¡Habitantes de Gáigala! ya quedan
los ministros de Dios, su templo dejan, inmoladas las víctimas: las aras
yo, sacerdote y rey á un tiempo mismo , ya recibieron la abundante ofrenda.
23
22 con tu obediencia la obediencia enseña,
El temor deponed y en nuevos cantos ¡que lian de imitar mi perfección divina
celebrad del Señor la gloria escelsa; los que en la tierra mi poder ejerzan !
mientras con brazo y corazón de bronce ¡Cómo lo cumples, rey !... rebelde, impío,
combatiendo las huestes filisteas,
voy á probaros con mayores triunfos te apropias del maldito las riquezas,
la protección que el cielo me dispensa. del sacerdocio abates los derechos,
¡Guerreros de Israel! seguid mis pasos: profanas el altar, tu impura diestra
osa inmolar las víctimas nefandas
¡el botin, la victoria nos espera! que la suprema voluntad reprueba.
Pues bien, yo te diré lo que pronuncia
ESCENA IX.
el que en la cumbre de los cielos reina.
DICHOS. SAMUEL.
«¡El que te alzó del polvo con un soplo ,
con otro soplo hará que al polvo vuelvas!»
Saúl. ¡ Calla, anciano cruel! mi gloria en vano
Samuel. [Dentro.) tu loco acento en deslustrar se empeña.
¡Detente, rey! Samuel. (Despues del segundo verso se acerca al rey
Micol. ¡Oh cielo! Agag y lo arranca de en medio de los guerreros cons­
Saúl. (Deteniéndose.) ¿Quien me nombra?
Sela. ¡Es Samuel! ternados.) .
¿Ves ese sol nublado en el oriente:
Jonat. ¡Es Samuel! ¡Tu decantada gloria asi se vela!
EL anciano y el gefe de tribu. ¡Es el profeta ! Y cual te arranco el prisionero infame
(Un relámpago ilumina la escena al aparecer Samuel,
que se adelanta grave y lentamente hacia Saúl por que por indigna vanidad conservas,
medio del pueblo, que le abrepaso con respetuoso si- otro verás aparecer muy pronto
que de tu sien arranque la diadema.
lencio.) (Va á salir.)
Samuel. ;¡ Escucha, rey! que te habla por mi labio
la eterna voz que rige las esferas: Saúl. ¡Samuel! ¡escucha! ¡tente!
Samuel. " No; ¡ por siempre
aquella voz que fecundó á la nada
y que encendió la luz al decir ¡sea! á Dios , Saúl! , ,
Saúl. ¡Detente! o por la fuerza
¡Escucha, rey, lo que llegó á mi oido
entre las sombras de la noche densa! te detendrá mi brazo.
(Saúl ase del brazo á Samuel, y huyéndole este quedan
escucha y baja la orgullosa frente
contrito el corazón , muda la lengua. en la mano del otro las borlas del manto.)
(El pueblo todo se inclina aterrado.) Samuel. Como arrancas
aquesas borlas que en tu mano quedan,
Cuando te alzó la mano soberana
sobre las tribus de Jacob, ¿quién eras? asi el Señor te arrancará ese cetro
que otro mejor que tú verá en su diestra,
¿quién eras, di, mortal envanecido,
que hoy de tu Dios los mandamientos huellas? sin que despues de su preclara estirpe
salga jamas la bendecida herencia.
Pobre y oscuro te sacó del polvo (Se va con Agag por medio del aterrado pueblo.)
ciñiéndote de un reino la diadema :
¡ sé mi imagen ! te dijo: yo á ese pueblo
por modelo te ofrezco: ¡manda! ¡reina!
inspira la virtud con tus virtudes.
24 grito de guerra y de victoria sea!
ESCENA X. ¡ Gloria al rey !
Algunas voces. ¡Gloria al rey !
los mismos , menos Samuel y agag .
Micol. , Infal!st0 dia
amenaza á Israel. ¡Ay! ten clemencia
Sela. ¡ Cuán terrible, gran Dios, es tu justicia! de tu pueblo, ¡ gran Dios!
Anciano. ¡Las grandezas humanas cuán pequeñas Saúl. (A los guerreros.) No mas publique
son ante Jehovah! que inútilmente nos insulta y reta
Gefe de tribu. ¡ Rey desdichado! el temerario idólatra. Marchemos
¡ved cuál la mano del Señor lo aterra! á castigar su audacia; y que do quiera
(El pueblo se va dispersando; algunos grupos quedan sin de nuestra gloria un enemigo exista
embargo en el atrio del templo.) ¡ que rigurosos la vengamos sepa!
Abner. (A Saúl.) ( S a l e con Abner y guerreros; despues le sigue Jonathas.)
¿Asi calla Saúl? ¿asi se abate Micol. (A Jonalhás.)
cual tierno infante ó desvalida hembra, El cielo te protega, hermano nno.
cuando en el campo de batalla acusa Jonat (Abrazándola con dolorosa emoción.)
el enemigo su fatal pereza? ¡ Adorada Micol, con Dios te queda !
¿En qué' piensas? ¡ oh rey! ¿de un viejo iluso
acoge tu razón sándias quimeras? ESCENA XI.
¿Cuando Israel su salvación te fia
fatídicos anuncios te amedrentan? m icol. vírgenes. (Algunos grupos del pueblo.)
Saúl. ¡No el miedo, Abner, la cólera me oprime!
¡ Cual si temiese contagiosa lepra Micol. Si en mas dichoso tiempo, amigas caras,
ve cuál se aparta de su rey el pueblo! á mi ternura respondió la vuestra ;
Abner. Mas tus guerreros no; ¡con impaciencia si corazón teneis, si teneis padre,
el combate te piden, la victoria! consuelo dadme en mi aflicción acerba ,
Saúl. (Preocupado.) y uniendo vuestro acento con mi acento,
o ¡ Cual se nubla del sol la lumbre bella, y uniendo con mi pena vuestra pena,
asi se eclipsa de tu gloria el astro! » rogando por Saúl demos al aire
Abner. ¡Tales presagios tu valor desmienta! voz de dolor y canto de tristeza.
Saúl. ¿Es mi enemigo Dios, ó lo es el hombre?... Sela. Todas, Micol. contigo rogaremos.
¡ Dame aclarar las sombras que me cercan! Anciano. ¡Pueda llegar de Dios á la presencia
Jonat. Humiliate al Señor, ¡ oh padre mió.! nuestra tímida voz, y la justicia
desarme su rigor tu penitencia. á sus piedades infinitas ceda!
Micol. (Tímidamente.) Micol. (Arrojando la cítara.)
Contigo ¡ oh padre! rogaremos todos. ¡A tan fúnebre canto mal se asocian
Saúl. (Con enojo.) de este instrumento las doradas cuerdas .
¡ Callad! , , ¡al himno de dolor que el pecho exhala
Jonat. ¡Rey de Israel! fausta o adversa acompaña bramando la tormenta !
tu suerte seguiremos. (Los relámpagos brillan con mas frecuencia ; a lo ejos
Abner. ¡Vencedoras sordos y dilatados truenos, que duran lo que dura
legiones de Saúl! á la contienda el canto.)
hora va á conduciros; ¡que su nombre
26
Coro gen. (Todos de rodillas en el atrio del templo.)
¡Apaga, ¡olí Dios! apaga
los rayos de tu ira ;
á todo un pueblo mira
pidiéndote piedad!
Virgen. ¿ Qué son ante tu trono
los tronos de la tierra?... s c a m b o .
¡ A un soplo los aterra
tu airada magestad ! «->ES®8ffl5ÍSl&3<-e>
Coro gen. Apaga, etc.
Virgen. Mitiga tu justicia El teatro representa el valle de Terebinto, donde se ha­
y sé cual padre blando, llan acampados los israelitas. La tienda de Saúl
que ostenta perdonando ocupa la derecha del espectador. Es de mañana, y las
su dulce potestad. colinas, que en forma de anfiteatro se estienden al
Coro ¿retí. ¡Apaga, ¡oh Dios! apaga fondo, aparecen iluminadas por el sol.
los rayos de tu ira ;
á todo un pueblo mira
ESCENA PRIM ERA .
pidiéndote piedad !
JONATHÁS. MICOL.

Jonat. ¿Es posible, Micol, al campamento


FIN DEL ACTO PRIMEilO. has osado venir ?
Micol, Nada he temido
¡oh caro Jonathás ! sino que tarde
para prestar al desdichado ausilios
mi diligencia fuese. ¿Dónde se halla?
¿Cómo se encuentra, di?
Jonat. De nlis av,sos
la imprudencia conozco : en tu semblante
de tu acerbo dolor advierto indicios.
Micol. Pero mi padre...
j onat. Su dolencia cede:
alli en su tienda está: tal vez tranquilo
descansa en este instante : tu zozobra
procura, pues, calmar. .
Micol. Mas el delirio
que tantas horas padeció, ¿que causa
piensas que tuvo, hermano? No concibo
turbación tan estraña : ¿de la guerra
un pequeño reves su ánimo invicto
29
28 la violencia templar nuestro cariño.
pudo postrar asi ? No solo Sela me acompaña, hermano,
Jonat. Ya con ventajas que al campamento con nosotras vino
el daño que nos hizo el enemigo un joven de Belen, cantor insigne.
reparado estuviera, si en el campo Su voz conmueve el alma á su albedrío;
no esparciera, Micol, grave conflicto calma el furor, mitiga los pesares,
la situación del rey. Ño, no es creíble y ahuyenta los espíritus malignos.
que en su gran corazón pavor indigno Del rey, lo espero, las zozobras tristes
una leve desgracia causar pueda. ha de vencer su canto peregrino.
Micol. ¿A qué otra pues podrás atribuirlo? Jonat. Acojo tu esperanza: quiera el cielo...
Jonat. ¡Una mano ¡oh hermana! omnipotente, mas alguien llega... ¡el rey!
es la que postra su valor altivo! Micol. No nos ha visto.
¡ Pesa sobre su frente el anatema,
y de Samuel se cumple el vaticinio ! ESCENA II.
Micol. ¡ Me haces temblar!
Jonat. Calmarte pretendía; LOS MISMOS. SAUL.
mas ves que á mi pesar tiemblo yo mismo.
Micol. Presumes pues... Saúl. ¡Qué pesadilla atroz!... ¡siempre esas voces
Jonat. ¡ Que la desdicha es grande han de sonar siniestras en mi oido !
del misero Saúl! Cual ciervo herido, Micol. [Llegándose á él.)
que el dardo agudo en sus entrañas lleva ¡ Padre del corazón!
y lo hunde mas queriendo sacudirlo, Saúl. ¡Cómo! ¡qué veo!
se esfuerza en vano por lanzar del pecho ¡ en el campo Micol!
su secreto terror. ¡Ah! yo le sigo Micol. , te ?“P
cuando acosado por afan profundo que indulgente perdones nn osadía.
sudoso trepa los breñosos riscos, Sabiendo tu dolencia...
penetra por cavernas solitarias, Saúl. Mucho estimo
huella los bordes de hondos precipicios, tan estremada prueba de ternura ;
y arranca del silencio de los montes mas fueron tus temores escesivos.
medrosos ecos de sus roncos gritos. Una fiebre ligera... ya ha pasado :
También, volando de su lecho al lado estoy bueno, Micol.
cuando logra alcanzar el sueño esquivo, Micol. Mil gracias rindo
entre murmurios de sus labios secos por ello ¡oh padre! á nuestro Dios; mas deja
estos acentos trémulos distingo: que con llanto de dulce regocijo
«¡Cual ese sol se eclipsará tu gloria! bañe tu mano.
» ¡Cual esas borlas que en tu mano miro, Saúl [Abrazándola.) ¡ Ven! que yo te abrace.
»el cetro de Israel que audaz ostentas, Y tú, mi Jonalhás, ¿por que motivo
«empuñará á tu vista otro mas digno! » ese semblante'displicente muestras ?
Y del lecho sallando de repente Jonat. Soy dichoso, señor, viendo tu alivio;
le he visto amenazar despavorido, mas no te oculto que rubor y ®n0J?
cual si el objeto que su saña escita me causa el contemplar cuán decaído
fuese, Micol, aterrador vestiglo. yace el marcial espíritu en tu campo
Micol. De ese mal tan esfraño, quizás pueda
30 31
desde que tus guerreros son testigos ¿qué alarma se difunde en nuestras tiendas?
del estrafio pavor que le domina. Abner. È1 fiero Goliat con nuevos gritos
Saúl. [Indignado.) á nuestra gente insulta : nos provoca
¡ Pavor! ¡ pavor Saúl!... si otro que un hijo llamándonos cobardes, y el impío
osára pronunciarlo... no encuentra en Israel un solo acento
Micol. No te alteres; que se alce à responder.
no ha intentado ofenderte: no ha podido Jonat. [A Saúl.) Dame permiso,
ser esa su intención. y tendrán hoy castigo sus bravatas.
Jonat. De nuestra inercia Abner. Contra aquese gigante es desvarío
hace escarnio, señor, el enemigo: presentarse á lidiar solo un guerrero ;
perdona si al recuerdo del insullo yo aplaudo tu valor; ¡ mas voy contigo!
mal el dolor del corazón reprimo. Saúl. ¡ Teneos! ¡yo lo mando! de tu brazo,
Un dia y otro á provocarnos sale de tu consejo, amigo, necesito
del campo del infame incircunciso para ocasión mas grave : ni consiento
el mas fuerte y audaz de los guerreros, que pasto vil de infame incircunciso
y mil denuestos de su boca oimos. de Jonalhás la regia sangre sea.
lleina empero el terror en nuestro campo, Jonat. ¡Mira, señor, cuál corren á este sitio
porque tú callas, ¡rey! y en vano aspiro pálidos tus guerreros!
á disipar recelos dolorosos, Saúl. (A los guerreros.) ¡Ah villanos!
de que tal vez yo propio participo. ¡ Como mugeres ó indefensos niños
Saúl. ;Ay del momento en que sacuda el sueño venís á guareceros de mi escudo,
el dormido león ! Si en Terebinto guerreros de Sion! en sangre tintos,
pensaron ver la tumba de mi gloria que no de triste amarillez cubiertos,
los que no ocultan su rencor dañino, os esperaba yo. ¿Será preciso
con espanto sabrán que se engañaron que por lavar vuestra vergüenza, salga
cuando Ies pruebe que mi inercia ha sido contra un bastardo á combatir yo mismo,
la calma que precede á la tormenta. la magestad del trono deslustrando?
¿Mas qué rumor se escucha? ¿ En dónde está vuestro valor antiguo?
Jonat. No adivino ¿No hay uno que entre tantos se presente
su origen, padre, mas saberlo dehe á escarmentar al filisteo altivo?
Abner, que llega aqui. ¡Os lo pregunta el rey!
Jonat. ¡Desventurados!
ESCENA III. ¡Al honor sordos, al ultraje frios,
bajan los ojos y enmudecen, padre!
DI CHOS. AB N E R . Saúl. La gloria de Israel está en los filos
(A mediados de la escena, cuando lo indica el diálo- de los aceros que en la vaina duermen;
go, bajan de las colinas algunos guerreros, huyendo en mas si el deber no basta á decidiros,
desorden. David aparece al mismo tiempo por otro lado, guerreros de Sion, escuchad todos
y se mantiene detrás, pero á la vista del espectador.) mi palabra real, y sed testigos
de la promesa pública y solemne
Jonat. (Saliendo ul encuentro de Abner.) que por el nombre sacrosanto afirmo.
¡ Noble caudillo! Juro que aquel que la cabeza postre
32 33
del fiero Goliat, cual hijo mió su mano manejó: vino conmigo
será acatado en Israel; la mano para probar, señor, si tu dolencia
de la hermosa Micol por premio digno se mitigaba con sonoros himnos.
recibirá en el templo ; de tributo Saúl. Tu habilidad celebro, bello joven,
será esenta su tribu, y en el brillo y tu valor y decisión admiro :
de su gloria y poder verán los pueblos grande aprecio mereces: ¿pero sabes
cuánto ensalza Saúl al heroísmo. quién es aquel que retas atrevido ?
¿Qué respondéis, guerreros? Abner. Como descuella el corpulento cedro
Micnl. (Ap.) ¡Dios piadoso! en la cima del libano, le he visto
Jonat. {Despues de un instante de silencio general.) entre guerreros mil alzar su frente
¡ Ya lo ves, rey! ¡no sé cómo resisto donde grabó Belial odioso signo.
á vergüenza tan grande! Saúl. {A David.)
Saúl. ¡Qué! ¿ninguno Y tú, tan joven, euyo débil brazo
osa aqui responder?... ¡Os lo repito! una lanza jamas ha sostenido;
¿No hay quien anhele de la lucha fiera tú, si en los valles de Belen tan solo
la escelsa gloria? los campos cultivar fué tu ejercicio ,
David. [Adelantándose con emoción hacia el rey.) y ensayar en el arpa tus cantares,
¡Yo! y llevar tus rebaños al aprisco,
Micol. (Ap.) ¡Cielos! ¿piensas que puedes contrastar la fuerza
Saúl. {A David.) ¿Qué has dicho? de aquel audaz idólatra aguerrido?
David, (Con timidez, que va desapareciendo á medida David. Cuando en los campos de Belen tu siervo
que habla.) apacentaba sus rebaños, quiso
Que castigar con tu permiso anhelo demostrar el Señor que solo es fuerte
al idólatra audaz, y aunque indeciso aquel que alcanza su favor divino.
temiendo tu desprecio sofocaba Asi, gran rey, aconteció que un dia
la voz del corazón, ya no vacilo. de espeso bosque en el fatal recinto,
¿Ni cómo tolerar que un filisteo un terrible león asaltó fiero
insulte al pueblo del Señor? castigo mis timidas ovejas: sus balidos
debe tener su empeño temerario, flébiles resonaron, y en desorden
y en el ausilio del Eterno fio , vílas huir del bárbaro enemigo,
que dárselo sabré. que sacudiendo la melena espesa ,
Saúl. ¿ Cuál es tu nombre, con feroz calma y con desden maligno,
joven valiente? ¡Di! ¿Dónde has nacido? ya aprisionaba en sus agudas garras
¿ Qué tribu, qué pais la dicha alcanza al mas humilde y débil corderillo.
de poseer tu generoso brio? Mas yo, débil también , de Dios el nombre
David. Soy tu siervo David, pastor humilde invoqué con fervor; volé al ausilio
en mi patria Belen, y octavo hijo de la víctima inerme, y este brazo
del anciano Jessé. se hizo tan fuerte por feliz prodigio,
Saúl. ¿Cómo te encuentras que al soberbio animal postró en la tierra
en nuestro campamento? envuelto en sangre, y e! postrer rugido,
David. (Turbado.) ¿Yo?... he venido... en que exhalaba su impotente rabia,
Micol. Es famoso cantor; nunca una espada devolvieron los montes convecinos.
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¡ Asi también de un oso corpulento Sela. (Saliendo presurosa.) ¡ Micol!
salvé otra vez mi grey, y asi confio Micol. (Arrojándose en sus brazos.) ¡Sela!
hoy librar á Sion de la vergüenza Abtier. ¡ Clamad , guerreros, al Señor divino !
con que tolera al filisteo inicuo ; (Micol permanece desfallecida en brazos de Sela, mien­
que sin troncharse la flexible caña tras Abner y los guerreros, entonando la siguiente
sufre el furor del huracán bravio, plegaria, van subiendo lentamente la colina hasta
cuando sucumben á su ardiente soplo que desaparecen, y luego cesa de oirse su canto.)
la encina vigorosa, el cedro altivo!
Saúl. No sé qué oculta fuerza en tus razones, PLEGARIA DE LOS GUERREROS.
hijas de ardiente fé, que absorto envidio,
confianza me infunden: ¡vé! ¡combate! Tú que apartando las olas
¡Yo en el nombre de un pueblo te bendigo ! del rojo piélago hinchado
¡De Gedeon el ángel te proteja, abriste á tu pueblo amado
y escuche el cielo tu clamor benigno ! camino de salvación;
(David se inclina con respeto, y lanzándose por medio y juntándolas hundiste
de los guerreros asombrados, sube por la colina y allá en sus simas profundas
desaparece durante los versos que siguen.) á las huestes furibundas

del tirano Faraón;
ESCENA IV. dirige. Señor, el brazo
del pastor de Terebinto,
los mismo s , menos dav id , y luego j o n a t h á s , que le si­ y caiga de sangre tinto
gue cuando lo marca el diálogo. el vil gigante á sus pies.
Acoge el humilde ruego
Micol. ¡Deténle, hermano, que á la muerte corre! que eleva tu pueblo triste,
Jonat. ¿Quién penetra del cielo los designios? como en Oreb acogiste
¿Quién limita de Dios la omnipotencia? la plegaria de Moisés.
¡ Corro á verle lidiar ! (Se va.) Y haz que á la gente dañina
Saúl. (A los guerreros.) En los peligros que en contra tuya se armó,
que tímidos huís, con vuestros votos tu pompa aterre divina ,
al que los busca con valor invicto como convirtió en ruina
al menos ausiliad. ¡ Seguid sus pasos los muros de Jerjcó.
invocando al Señor, y si es destino
de la triste Sion que en el combate
su defensor sucumba, yo prescribo ESCENA VI.
que noble, regio su sepulcro sea,
MI C O L . SELA.
y ornado en torno de laurel y mirto!
(Entra en su tienda.)
Micol. i Oh Sela ! ¡le tragimos á la muerte !
ESCENA V. Sela. ¡ Cálmate , amiga, por mi amor lo ruego!
MICOL. SELA. ABNER. GÜERBEnoS.
Micol. ¿Mas sabes á qué lid tan inhumana
se arroja el infeliz ?
Micol. No puedo mas... ¡ yo muero! Sela. De aqui no lejos,
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todo, triste Micol, pude escucharlo.
Micol. ¡ Ah! ya el castigo á padecer comienzo y conserva á David para su pueblo !
de mi loca pasión. Pero nada se escucha... ¡cuán horrible,
cuán doloroso ¡oh Sela! es el silencio!
Seia. Dichosa y santa
debe ser pronto, pues por digno premio Sela. ¡ Calla ! á la puerta de su regia tienda
tu mano aguarda el vencedor glorioso. aparece Saúl.
Micol. ¿Pero es dable vencer en tal empeño? Micol. Al lado opuesto
Seia. está la de mi hermano. ¡ Ven ! ¡ huyamos!
¡ Pues qué ! ¿no lidia por la gloria escelsa
del Dios omnipotente? Crimen creo para ocultar mi afan fuerzas no tengo.
poner en duda su favor divino. ESCENA VII.
Micol. Tú que sola conoces el secreto
que en este triste corazón se esconde;
SAUL.
tú que cual yo conservas el recuerdo
de aquella aurora plácida y hermosa
que á nuestros ojos se ofreció, concierto (Sale pensativo , y se deja caer en un banco.)
dando á la par de las sonoras aves
«¡ Cual ese sol se eclipsará tu gloria,
del sol brillante al Hacedor supremo; »y otro verás aparecer muy presto
tú que me viste pálida y turbada «que la corona de tu frente arranque!
al eco celestial de sus acentos,
»i que te arrebate de la mano el cetro '.»
dejar caer de la temblante mano ¿Mas quién es? ¿dónde está? ¿por qué se oculta
las frescas rosas y los lirios bellos, ese monarca por el cielo electo?
que destinados á las aras santas ¿El que desluzca de mi gloria el brillo,
á los pies de un mortal dejados fueron; debe venir en el misterio envuelto?
dime por compasión: ¿piensas de veras ¿Será invisible la triunfante mano
que confianza en el favor del cielo
que me despoje de mi manto regio?
puedo, amiga, tener? ¿Me juzgas digna ¿ Luchando, cual Jacob, contra una sombra,
de un milagro alcanzar tan estupendo?
¡Si David por desgracia adivinando he de agotar mi varonil esfuerzo ?
y sintiendo á su vez el tierno afecto (Levántase con arrogancia.)
que ha sabido inspirar, en esa lucha No tan tímido Dios vele sus obras:
solo buscase un galardón terreno!... muéstrese mi enemigo: ¡yo le reto!
¡ Venga con rostro descubierto al campo
¡si ofendido el Señor!...
á disputarme valeroso el reino,
Seia. N o; nada iguala y aunque le cubra soberano escudo,
de ese pastor al religioso celo, a defenderlo me hallará dispuesto !
y en el divino amor tanto se enciende,
que dudo si á tí misma...
ESCENA VIII.
Micol. ¡ Te comprendo!
¡Dudas que pueda amarme!... yo bendigo
SAUL. J O NA T HAS.
por ello al Criador. Renunciar puedo
á esa ventura inmensa, si su brazo
soberano le escuda en tanto riesgo. Voces. (Dentro.)
S i; ¡ omnipotente Dios! ¡ toma mi vida, ¡Victoria por Sion!
Saúl. Vítores oigo...
/

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liácia aqui viene Jonathás. (A Jonathás.) que estiende ante su vista opaco velo ,
¿Qué es esto? empapa sus guedejas encrespadas
¿qué indican esas voces? y baja hirviendo á humedecer el suelo.
Jonat. ¡Padre mió, Furioso el monstruo cual herido tigre
triunfó David del enemigo! ruge, y en vano agota sus esfuerzos
Saúl. ¡ Es cierto! sediento de venganza : bambolea
¿Es cierto, Jonathás? ¿tan débil brazo y se desploma el formidable cuerpo,
pudo alcanzar un triunfo tan escelso? como la encina descuajada cae
Jonat. Del hecho portentoso el fausto anuncio al rudo impulso de huracán violento,
vuela do quier en jubilosos ecos. y nuestro grito de victoria ahoga
Saúl. ¿Mas cómo fue? el postrimer gemido de su pecho.'
Jonat. ¡Señor! todos oímos Saúl. No hay duda, Jonathás; la gloria es grande
al idólatra audaz y gigantesco , de un hecho tan insigne. Absorto veo
hacer á gritos insultante mofa la milagrosa protección que alcanza
del joven campeón del pueblo hebreo. ese joven pastor. ,
Todos, nuestra vergüenza devorando, Jonat. Lo guarda el cielo
escuchamos sus bárbaros denuestos; acaso ¡ oh rey 1 para destinos altos.
mas lo que entonces presenciamos, padre, Mas Abner llega del feliz suceso
dejó al punto los ánimos suspensos. á darte el parabién.
Sin coraza ni escudo, la cabeza
ornada solo del gentil cabello, ESCENA IX.
que en blandas ondas por sus sienes baja ,
dejando el noble rostro descubierto , DI CHOS . ABNER.
al monstruo horrible se adelanta el joven
con firme paso y ademan modesto. Abncr. Gracia divina
Lo mide aquel con desdeñosa vista hoy alcanzas, Saúl. El filisteo,
haciendo alarde del bruñido pelo por el terrible golpe consternado
y la fulgente cota, que despiden que le arrebata su mejor guerrero,
de los rayos del sol vivos reflejos; abandona su campo y en desorden
mientras blandiendo ponderosa lanza se refugia á los montes. Yo precedo
parece apenas percibir su peso. al vencedor ilustre, que a tus plantas
Reina, señor, en uno y otro campo viene á rendir tus ínclitos trofeos,
en el momento aquel grave silencio ; v te suplico le concedas tropas
solo se escucha del pastor ilustre para que al punto marche persiguiendo
al aterrado ejército, y alcance
la religiosa invocación, y luego
un ronco grito que el gigante arroja con su esterminio ¡oh rey! triunfo completo.
al embestirle con feroz denuedo. Jonat. ¡Héle aqui ya!
Mas al instante mismo, despedida Saúl. (A Abner.) Como lo pides sea.
de la honda fué con brazo tan certero (Se va Abner.)
enorme piedra, que silbando vuela
de su ancha frente á sepultarse en medio,
raudal brotando de espumosa sangre
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ESCENA X. asi consiga merecer tu siervo.
Saúl. (Empieza á oirse rumor de pasos y de voces:
Sa ú l , j o n a t h á s . d av id ,seguido de algunos caudillos un instante despues resuena á distancia el clarín
israelitas. guerrero y aparece Abner, que desciende presuroso
al valle. En pós suya los guerreros, que cubren las
Saúl. (A David, que se delime respetuosamente á faldas de la colina.)
distancia.) Complacido serás; la ofrenda ilustre
Llega, David; la gracia te concedo llevar yo propio al ara te prometo.
de mandar hoy cual único caudillo ¿Pero no escuchas? á anunciarte llega
la flor de nuestros jóvenes guerreros. ese rumor qne de partir es tiempo.
Vé á esterminar al enemigo infame; El agudo clarín te llama al campo ;
mis propias armas revestirte quiero. vuela á cefiirte de laureles nuevos;
(Pone su casco en la cabeza de David.) ¡ propicia te los brinda la victoria,
David. ¡ Honra tan grande, olí rey!... y yo te guardo el galardón escelso 1
Saúl. (Dándole su espada.) ¡Hé aquí mi espada! Jonat. Permite ¡ oh padre ! que á su lado parta
¡Acrecienta su brillo! De mi aprecio hoy, como hermano, á dividir sus riesgos.
esta prenda te doy: otra mas grande Saúl. Por único caudillo fué nombrado;
lias merecido, y la obtendrás muy presto. solo él merece el ínclito trofeo
Jonal. S i ; de darte de hermano el dulce" nombre que á su valor destino. Las mas fuertes
haz que llegue, David, pronto el momento legiones le acompañan.
nuevas glorias ganando. Nuestros votos Abner. (Entra Abner en la escena al decir Saúl las ul­
te seguirán do quiera. timas palabras.) ,
David. Lo que siento Y ya ardiendo
no me es dado espresar. Pastor humilde, en generosa cólera, se acercan
pasé mi infancia de las cortes lejos, á vencer ó morir lodos resueltos.
y turbado, confuso en dicha tanta, Jonat. Parte pues, ¡ oh David! pero no olvides
trémulo el labio, conmovido el pecho, que es preciosa tu vida á todo un pueblo.
solo en el llanto que mis ojos vierten David. (Con entusiasmo, que se exalta mas y mas
mi ardiente gratitud mostraros puedo. basta la conclusión del acto.)
Saúl. De ostentarla tal vez con altas pruebas El Dios de los Ejércitos me inspira:
ocasiones te ofrezca el hado adverso. por su gloria combato; ¡ nada temo!
Se anuncian con fatidicas seflales Saúl. Hé alli, David , tus bélicas legiones.
calamidades á tu rey y pueblo, ¡ Su destino te lio 1
y próximo quizás se encuentra el día David. ¡Y yo lo acepto!
en que reclamen tu glorioso acero. ¡ Siento que cunde por mis venas todas
David. Por mi patria y mi rey mi sangre toda santo furor, que á reprimir no acierto !
en holocausto ofreceré el primero. ¡Se ensancha el pecho y en el aire aspiro
Hora, gran rey, permite te suplique del ángel de la guerra el igneo aliento !
que cual ofrenda se presente al templo ¡Al combate, guerreros! ¡La columna,
la espada del gigante que ha postrado celeste guia que alumbró al desierto
por medio de tan débil instrumento do vagaban las tribus peregrinas,
el Dios de la victoria : sus bondades brilla á mis ojos con fulgor eterno!
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¡ Al Dios de Sinaí llevo en el alma !
¡ La zarza soy de misterioso fuego !
¡ Habla por mí la voz que en la alta cumbre
oyó Moisés al retumbar del trueno ;
y ante mi vista, por prodigio fausto,
del hondo porvenir rasgado el velo,
del seno de Sion veo elevarse
I g c f o termo*
al resplandor de insólitos portentos,
á Aquel que viene en alas de los siglos
para imponer su yugo ál universo! Salón del alcázar de Saúl con arcos y galerías al fondo.
Jonal. Dios es contigo, s í : ¡ marcha al combate!
David. (Arrojándose con la espada desnuda en medio
délos guerreros, que, desenvainando también los ace­ ESCENA PRIMERA.
ros, repiten su grito de guerra llenos de entusiasmo.)
¡Al combate! jiicol. s ela . Despues las v ír ge ne s de ISRAEL.
Guerreros. ¡ Al combate!
Artu/ ¡Oh!... ¡qué recelo!! Sela. Sí, Micol, nuestras dulces compañeras
(baúl, desde que David comienza á hablar á los guer­ en breve aquí vendrán. Todas ufanas
reros se muestra inquieto y preocupado, y al hacer
la úllima esclamacion debe marcar con la espresion celebran tu ventura.
de su rostro la sospecha que concibe ya de que pueda Micol. De su afect0
ser David el rival favorecido por el cielo y anuncia­ la ternura conozco.
„ , ¡Que mudanza
do por Samuel.)
tan próspera en tu suerte , amiga mía.
Ayer por mil zozobras agitada,
temblando por la vida de tu amante
viendo de un padre la dolencia estraña,
mi pecho penetraron los lamentos
que de tu triste corazón lanzabas.
Hoy de repente victorioso llega
el que es objeto de tus tiernas ansias .
FIN DEL ACTO SEGUNDO. Hecra ; del rey frenéticos delirios
al punto el eco de su canto aplaca,
y para hacerte bienhadada esposa
va á conducirte á las divinas aras.
Micol. i Con certeza lo sabes? ¿ este día
se habrá de celebrar esa alianza
porque anhela Israel ?
Sela 1 1 Falsos rumores,
que la maligna envidia propagaba,
dieron sospechas de que el rey quena
negar el cumplimiento á su palabra
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la hueste perversa,
que afirmó con solemne juramento; cual nieblas dispersa
mas é l , Micol, de desmentir acaba la lumbre del sol,
tan vil inculpación. Cuando al influjo y trae en su mano ,
de los ecos dulcísonos del arpa mostrando sus bríos,
mitigado su mal. pudo tranquilo cabezas de impíos
el relato escuchar de las hazañas por dote á Micol.
que ha ejecutado tu pastor glorioso, Micol. (A Sela.) El eco de tan plácidos loores
esclareciendo el lustre de sus armas; ¡ cuánto ¡oh amiga! al corazón halaga !
cuando admirando á par de su modestia
el esfuerzo que prueba en las batallas, CANTO DE LAS VÍRGENES.
de sus sinceros labios recibía
de eterna lealtad promesas santas; Las aras te esperan ;
lo vi yo misma con aspecto franco, ¡ ven, virgen dichosa !
dando de su emoción señales claras, ¡ Ya el nombre de esposa
tender los brazos al mancebo ilustre pronuncia David!
mandando que el altar se preparara, ¡Al héroe te enlaza
y te enlazase un vínculo solemne de dicha en el colmo,
al que nuevo esplendor dará á su casa. asi como al olmo
Micol. 1Bendito para siempre el Señor sea se enlaza la vid !
que dispensa á Israel mercedes tantas! Micol. Gracias os rindo con cariño tierno,
Seia. Mas tú, Micol, en tan alegre dia, ¡ oh dulces compañeras de mi infancia.
cuando á partir las glorias del que amas Sela. ¡Vírgenes de Sion! ¡ornadla al punto
te destina tu Dios, ¿por qué apareces del nupcial velo y la corona blanca,
con dolorida faz? Di: ¿qué le falta pues ya se acerca el suspirado esposo!
á tu ventura para ser completa? Micol. [A las Vírgenes, que la cercan ejecutando lo
¿Qué puedes desear? que ha dicho Sela.)
Micol. ¡Ah! ¡ser amada! ¡Cercadme! ¡sostenedme! que no alcanza
¿El sentimiento que inspirarme sabe aliento el corazón, y desfallece...
participa David? ¿Su pecho inflama Sela. ¡Héle aqui ya! tu hermano le acompaña.
el grato fuego que en mis venas siento
por instantes crecer?... ESCENA II.
Seia. . ¡ Oh amiga, calla! DICHAS. DAVID. JONATHAS.
diviso a nuestras caras compañeras
que á revestirte las nupciales galas Jonat. ¡ No asi tiembles, David! llega, y sus labios
vienen al son de cítara y salterio. confirmarán tu dicha.
Micol. [Comienzan á oirse las cítaras de las Vírgenes David. (A Jonalliás.) Se acobarda
desde antes que aparezcan en la escena.) cada vez mas mi pecho. ¡Me deslumbra
¡ Sus tiernos votos mis zozobras calman ! su celeste beldad ! , , ,
Jonat. (Tomando la mano de David y presentándolo
CANTO DE LAS VIRGENES.
á Micol.)
¡Micol amada!
David desbarata
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y tan ardiente amor, como me inspira
permite que tu hermano te presente su paternal bondad, viendo tus gracias.
al que con hechos de perpetua fama,
esclareciendo de Israel la gloria Micol. (A Sela.)
¡Me ama! ¡sostenme! para tal ventura
tu mano conquistó.
David. no basta un corazón.
Cuando á tus plantas Jonat. (A David.) ¡ Su emoción grata
llego, hija de Saúl, apenas oso
te revela , David, que eres dichoso!
dirigirte mi voz. ¡ Tanta distancia David. (Al acabar los dos primeros versos que siguen,
entre los dos el nacimiento puso! Micol se vuelve á él mirándole con ternura y dejando
Micol. Esa distancia tu virtud la salva.
David. No, no puedo creer que á mí me otorguen caer su mano con modesto abandono en la mano ele su
amante, que asiéndola con transporte, pronuncia en­
un bien que no merecen los monarcas
mas grandes de la tierra. tonces los últimos versos.)
Micol. ¡Oh! si es asi, Micol, que una mirada,
No imagino una mirada de tus ojos bellos...
tampoco, que á tus ínclitas hazaiias ¡Espíritus de amor! batid las alas
la mano de una tímida doncella y bendecid mi gloria, que en la tierra
premio bastante sea.
David. [Con entusiasmo.) no es posible alcanzar otra mas alta!
¡Oh! si pagara
á precio de mil vidas esa gloria ESCENA III.
aun no la mereciera'.
Micol. Tú,, que arrancas LOS MISMOS. AB1SEU.
al porvenir oscuro sus secretos
tú, que en el vuelo de inspiración sacra ¡David! ¡Micol! e n torno del palacio
te remontas al cielo, y en la tierra, Abner.
ansioso el pueblo por vosotros clama,
cuando piadoso á sus regiones bajas, los sacerdotes en el templo esperan,
haces oir angélicos conceptos, y el rey por mí su bendición os manda.
¿puedes prestar estimación tan rara ¡Oh dulce bendición! ¡ oh fausto instante !
á una frágil muger, cuya hermosura Jonat.
vive, como la flor, una mañana? David. ¡Adorada Micol!
Micol. ¡ El templo aguarda!
David. Son grandes de Jehovah las maravillas;
(Micol, David, Jonathás y la comitiva de Vírgenes salen
son bellas de su mano soberana de la escena por el lado opuesto de aquel por doñee
las admirables obras; mas de todas
sus maravillas y sus obras santas, entra en ella Saúl.)
la primera eres tú. Su poderío ESCENA IV.
admiré viendo la fecunda llama
del refulgente sol; viendo á la noche abner. Despues sa u l .
de trémulas estrellas coronadas ;
viendo á la mar, del infinito espejo, Abner. ¡ Admirable poder de la armonía '■
; Quién pudo presumir que asi trocaras
romper sus olas en la humilde playa, el ánimo del rey? ¿mas no me engaño,
y á la tierra ostentar con orden vario él viene aqui. ¡Cuán firme se adelanta!
sus selvas, sus llanuras, sus montañas; ¡ Cómo su frente que anubló el delirio
mas nunca ¡oh virgen ! por su autor divino torna á ostentar su magestad pasada.
tan grande admiración sintió mi alma
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Saúl. ¿Solo te veo, Abner? yo presumia el justo Dios sus criminales tramas,
que el séquito nupcial en esta estancia y una prueba daré de mis anuncios
reunido se hallase. al afirmarte que la voz infausta
Abner. En este instante que á tu linage reprobó, por siempre
acaba de salir y al templo marcha. va en breve á enmudecer.
Saúl. ¡ Cuán apacible me parece el dia ! Saúl. ¡Samuel!
Abre, querido Abner, esas ventanas: Abner. En Rama
despues de tantas horas de tormento se encuentra moribundo. -
pueda mirar la luz, beber las auras. Saúl. ¿ Quién lo ha dicho ?
Abner. Terrible fue tu largo desvarío; Abner. Un labrador que de llegar acaba.
mas no repetirá : tengo esperanza. Ignorando sin duda que no existe
Saúl. Dios inspira à David : su voz ejerce la amistad que eu un tiempo te jurara
milagroso poder. Cuando imploraba el impostor profeta, conturbado
piedad del cielo, á mi pesar sentia vino á anunciarte cual atroz desgracia,
en deliciosa unción mi alma bañada; su ya próximo fin.
y luego, cuando el himno de victoria Saúl. ¿Y aun permanece
al eco sucedió de la plegaria, en este alcázar ?
¡ cómo, agitando á su placer mi pecho, Abner. Sí.
se ensanchó el corazón, ardiendo en llamas Saúl. Pues sin tardanza
de generosas iras, al impulso hablarle quiero, Abner.
del santo amor de religión y patria! Abner. Voy en su busca
Olvida, Abner, olvida para siempre y oirás como confirma mis palabras.
las que abrigué, sospechas insensatas.
No cabe en ese joven prodigioso ESCENA V.
la cobarde traición. No se disfrazan
nunca bajo tan nobles sentimientos SAUI, Solo.
criminales designios. Si mis faltas Saúl. (Sentándose.)
irritaron al cielo, si son ciertas ¡Muere Samuel!... acaso arrepentido
del profeta fatal las amenazas, de sus locos furores : mientras tanto
un ángel es David que ya piadosa David se enlaza á la familia mia.
la Providencia augusta me depara: ¡Un enemigo pierdo, un hijo gano !
¡un ángel mediador por cuyas preces Sin duda que embargaba mis potencias
vuelva á mi pecho su divina gracia ! pueril superstición ; fatal engaño.
Abner. Los sacerdotes son, que no el Eterno, ¡Hora me reconozco! ¡ya respiro!
quienes te inculpan y rencor te guardan. ¡ya no le falta al corazón espacio!
Dique al poder de jueces y levitas ¡"siento que puedo bendecir al cielo!
puso el pueblo en el trono; fueron vanas
las tentativas por domar tu orgullo ESCENA VI.
que hizo al principio la soberbia raza , SAUL. ABNER. LABRADOR DE RAMA.
y hora para que el vulgo se amedrente
misteriosos desastres te presagia. Abner Aqui de Rama al mensagero traigo.
Mas no los temas, rey, que ya destruye Saúl. [Al labrador.) Aproxímate, amigo. ¿Qué noticias
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puedes dar á tu rey? ¿Cual siempre amado ese hombre debe hablar.
es de su pueblo? El labrador tranquilo Labrad. (Turbado.) A tu mandato
que ya no mira devastar sus campos quisiera obedecer, pues soy tu siervo:
al fiero amalecita , al filisteo, ¿mas cómo recordar discursos varios
azotes de Israel por tiempo tanto, que apenas comprendí? Yo solo afirmo
¿bendice alegre el cetro que lo rige? que el santo moribundo nada infausto
Ungido del Señor, en tí acatamos predice al pueblo. Ayer con alegría
el supremo poder que representas ; mirando, al parecer, tiempos lejanos,
mas gran pesar agobia á tus vasallos. «¡ oh Belen! esclamaba: ¡de tu seno
Cubiertos de ceniza los cabellos, «alzarse veo al rey predestinado !»
sus vestiduras con dolor rasgando, Saúl. (Levantándose con ímpetu.)
los ancianos de Rama en torno lloran ¡Relen has dicho!
de la morada del profeta santo, labrad. Sin cesar pronuncia
que acaso exhala su postrer aliento ese nombre Samuel, y grave alzando
en este instante ¡ oh rey! en que te hablo. la voz, que enmudecer debe tan pronto.
¿Es tan grave su mal? ¿No hay esperanza? «¡Él triunfará de todos sus contrarios !
(Señalando al cielo.) «grita con entusiasmo: lo estan viendo
Alli la mia está : otra no alcanzo. »y no le reconocen: ¡mas no en vano
Con profundo terror de su carrera »se alza el humilde y vence el desvalido!
el término" fatal columbra el malo; «Ya rueda el cetro antiguo hecho pedazos,
mas el justo Samuel sin duda goza »y el hijo de Belen de un polo al otro
inefable placer, cuando el descanso «estiende el suyo poderoso y blando.»
va á disfrutar de la callada tumba. Saúl. (Fuera de sí.) , .
Sereno como siempre y resignado ¡Cesa, vil impostor! cesa, o mi espada...
á los decretos del Señor se muestra, Abner. (Deteniéndole.)
y al observar la pena y el quebranto ¡Qué haces, Saúl!
que nos causa su muerte, nos anima (Al labrador.) Aléjate, que asalto
con promesas solemnes, cuyo plazo le vuelve á dar su frenesí furioso.
no está remoto, dice, pues el cielo
las cumplirá, por Israel mostrando ESCENA V II.
su paternal amor.
SAUL. ABNER.
Saúl. (Inquieto.) Y esas promesas
¿qué bien anuncian? ¿qué dichoso cambio?
Labrad. ¿Quieres, señor, que mis palabras rudas Saúl. ¡Olí! ¡ qué insensata rabia! ¡ yo me exalto
repitan las que salen de unos labios contra un pobre labriego !...
oráculos de Dios? Yo las venero, Abner Tus furore.s
las creo humilde; pero no me es dado solo merece el vil que haciendo escarnio
el poder repetirlas. de tu bondad real, nombre de hijo
Pues al punto adquiere para hallarse mas cercano
hacerlo debes; ¡ porque yo lo mando! del trono que codicia.
Saúl. ¡Oh implacable
Ábner. Reflexiona, señor...
Saúl. ¡Silencio! solo rigor del cielo !... pero no velado
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se encuentra ya por hórrido misterio llorando de placer entre sus brazos.
ese nombre fatal. Saúl. / En dónde está David?
Abner. S i; ya el arcano Jonat. Veráslo en breve
de los anuncios de Samuel descubres. con su Micol aqui: mas anhelando
El pérfido David, confabulado darte yo, padre, el parabién primero,
con los levitas, á tu cetro aspira. un solo instante á todos me adelanto.
Saúl. Y tú que lo pronuncias ¡insensato! Saúl. ¡Príncipe desdichado! á pesar tuyo
¿dejas aun que ese pastor respire? sabrá tu padre conservar intacto
Abner. Dicta tus leyes, rey, nunca fui tardo el honor de su estirpe. Su corona
en cumplirlas. irá á tus sienes sin baldón infando.
Saúl. ¡Pues bien! ¿qué te detiene? Jonat. ¡Qué dices, padre !
Abner. ¿Debe morir?... gaul ¡Que en el ara humea
Saúl. ¡ Al punto! yo no indago del vil altar, por mi deshonra alzado,
si es motor ó instrumento, pues si alberga la impura sangre del traidor aleve,
saña tan fiera un Dios, debo imitarlo. de su iracundo Dios en holocausto !
Perezca, Abner, perezca sin demora Jonat. ¡ Cielos! ¡qué escucho !...
ese odioso rival.
Abner. ¡ Cumpliré el fallo! ESCENA IX.

ESCENA VIII. LOS MISMOS. MICOL. SELA.

Saúl, j on at hás , que al entrar se encuentra con abner Micol. (Dentro.) ¡Elrey!... ¡vengoensulmsca!
que sale. Jonat. (Saliendo al encuentro de Micol.)
¡ Micol!
Jonat. ¿Adonde Abner tan presuroso corre, Saúl. (En ademan de retirarse.)
y por qué, padre, trémulo, agitado, ¡Micol también!
te ven mis ojos? ¿La fatal dolencia Micol. (Se presenta en la escesa
se anuncia ya con tétricos amagos?
El feliz dia que celebra el pueblo ;En dónde estás? ¡oh padre! ¡padre mió!
¿será, señor, por tu inquietud nublado? ven corriendo, que aqui, en los mismos atrios
Calma tu corazón ; te lo suplico : de tu alcázar real, mi esposo inerme
que en este instante, para lodos fausto, por el infame Abner es acusado
tranquilo y venturoso te contemplen y perseguido. ¡Padre! ¿no me escuchas,
tu Micol, tu David, ya desposados. osa decir que cumple tu mandato,
Saúl. ¡ Desposados estan ! y matar quiere el pérfido caudillo
Jonat. ¡Olí! ¡ si testigo al digno esposo que me da tu mano.
como yo fueras del solemne acto Saúl. Retírate, Micol: esa sentencia
que me conmueve aun!... lágrimas dulces la dictó mi justicia.
hoy vertieran tus ojos, y aliviado Micol. ¡ Que ! ¿tu ]abl°
respirara tu pecho. Sí, dichoso la muerte pronunció del lujo tuyo !...
con la ventura de tus hijos caros, ¿Tú le condenas?...
tu corazón paterno dilataras Saúl. ¡Si!
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54 ESCENA X.
Micol. (Arroja un grito doloroso y cae en brazos de
Sela.) ¡Ah!! dichos, abn e n.
Jonat. Los malvados
le aborrezcan tal vez y le calumnien ;
¡mas oye la verdad! (Señalando á Micol.) Saúl. ¡Abnér!
¡ Mira su llanto! Jonat y Micol. i Abnei. ^ ¡d? ¡respoude!
Micol. ¡Una palabra, padre! Abn 'er. Protegiéndole el pueblo buscó amparo
Saúl. (Queriendo alejarse.) éntre los sacros muros: los levitas
¡ Ya está dicha! por su propia malicia preparados
Micol. (Deteniéndole y arrojándose á sus pies.) tal vez estaban ya. La turba inquieta
¡No, no te alejarás!... ¡tus pies abrazo! en confuso tropel cerca al santuario,
¡Es inocente mi David ! Jo afirmo : y las voces de adentro repitiendo
¡lo afirmo por el llanto que derramo! osa á su rev apellidar tirano.
Jonat. (Arrodillándose también.)
A tus plantas los dos, de su inocencia Saúl. ¡Oh!
¡Untas a perdonad...
juramos darte testimonio claro.
Micol. ¡ Padre del corazón ! por aquel seno al criminal se arranque de su asilo,
que es ya ceniza en el sepulcro helado; v aquellos que resistan temerarios»
por aquel seno do empecé mi vida sin distinción de número ni clase
y que tanto te amó , mírame blando ! cual rebeldes al rey, sean tratados.
Jonat. ¡Retracta al punto la sentencia cruda ! (Vase Abner.)
¡Con Da'vid, padre, moriremos ambos,
y en medio de sepulcros de tus hijos Micol. ¡ Piedad, olí padre! _^ ^ , no es m¡ hija
arrastrarás tus canas solitario ! quien no arde en el furor en que me abraso.
Saúl. (Violentamente conmovido.) (Vase Saúl.)
El cielo, el mundo, contra mí conspiran, Sela (Sosteniendo á Micol.)
y vosotros también... ¡ hijos ingratos ! \Desdichada Micol!
¡Al padre condenáis, y al enemigo * • Animo, hermana.
que viene vuestra herencia á arrebataros, °m ' voy á salvarle ó moriré á su lado. (Se va.)
á precio de mi sangre que os alienta,
quisierais rescatar!... ¡ Sucumbe al cabo, ESCENA XI.
monarca maldecido!... lo demandan
tus propios hijos ya... ¡no eres amado! micol. sela, y al fin de la escena jonathás.
Micol. Tus lágrimas me anuncian, padre mió,
que concedes perdón... Sela. ¡ Amiga cara! fia en «1 Eterno
Jonat. (Levantándose con regocijo.) que salvara a tu esposo . no a üesmaju
¡Oh! se ha salvado del desaliento tu valor sucumba.
nuestro caro David.
Saúl. ¡Dios lo protege ! Micol. ¡ Sela!
Micol. ¡Ven á librarlo, padre! Sela. ¡ I1S e 1C0 ' De aquel que amo
Jonat. ¡Sí, salgamos! W ’ q u i e r o seguir la suerte : del alcázar
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para siempre me alejo : me separo las apiñadas gentes; los ancianos
de los verdugos que la sangre anhelan se adelantan... tal vez hablar pretendan
del inocente... ¡Sí! ¡sostenme! ¡huyamos al inflexible rey.
Seia. ¿Adonde quieres ir, mi pobre amiga? Micol. Mas el malvado .
desfallecida estás. caudillo, que en verdugo se convierte,
M ic o l. Pecho de mármol ; en dónde, en dónde está ?
tiene mi padre , ¡ oh Sela ! pues mi esposo Sela 6 Veo a tu hermano.
¿en qué ofenderle pudo? Micol. (Levantándose trémula.)
Seia. Oscuro caos ¡Jonalhás! , . . .
es el alma del rey; mas en el cielo Sela. ¡Jonalhás! ¡ no hay duda ! viene
un monarca reside soberano cubierto de sudor : ¡ ya entra en palacio !
que, protegiendo á la inocencia, vela. Micol. ¡Corre!... ¡yo misma !...
Micol. (Arrodillándose.) (Entra Jonalhás precipitado.)
¡Oh Dios del infelice, por tí clamo! Sela. ¡Príncipe!
¡ Tú que á Moisés de la sentencia impía Micol. , . ¡Mi esposo!
libraste de un monarca sanguinario, Jonat. ¡Bendigamos á Dios ! ¡Esta ya en sano .
haciendo al viento de su sueño arrullo (Micol se arroja en los brazos de su hermano con un gi i-
y blanda cuna al férvido océano ; to de alegría. Saúl aparece al mismo tiempo.)
para salvar á tu cantor sublime
alza hoy también tu omnipotente brazo, ESCENA XII.
y haga brillar fulgente su inocencia
tu soplo eterno que encendió los astros! los mismos y saul , pero despues de las primeras pala­
Seia. (Levantándola. bras SAUL y JONATIIÁS Solos.
El te lia escuchado, amiga; dale aliento
al débil corazón. Sela. ¡ El rey!
Micol. ¡Me esfuerzo en vano Jonat. ¡ El rey!
por sostenerme, Sela ! ¡cual de plomo Micol. (Mirando á Saul.) ¡Qué ceño, hermano uno!
siento mis pies, y desfallezco y caigo ! Saul. (A las dos muyeres.)
[Se deja caer en una silla.) ¿Qué hacéis aqni vosotras? ¡retiraos.
Seia. Permanece tranquila, que yo observo, (Saul se adelanta al proscenio.)
y desde esa ventana... Micol. (A Jonalhás en voz baja.) .
Micol. ¡Di! ¿ ves algo ?... ¿Ningún peligro corre?
Seia. Grupos del pueblo, de tu enlace triste Jonat. (Lo mismo.) ¡ Te 1° juro •
testigos ¡ ay ! que el júbilo trocaron Sela. (Llevándose á Micol.)
en tétrico dolor. ¡Huye de su furor el primer rapto !
Micol. (Levantándose y volviendo i caer.) (Se van.)
¡ Silencio ! creo Saul. ¡ Jonalhás!
que oigo pasos: ¡oh cielo!... ¿consumado Jonat. *I?3(1re ^
está tal vez el crimen?... Saul. ¿ Mis mandatos quedan
Seia. Nada escucho; cumplidos ya?
mas me parece que en acento bajo Jonat. ¡Señor! cuando calmados
se murmura en el pueblo: sí, se agitan tus primeros furores, consideres...
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Saúl. (Impaciente.) ¡Que la ciudad que habitan, en pantano
¿Se cumplieron, pregunto, mis mandatos! conviertan mis legiones!
Jonat. Tu ministro, señor, podrá decirlo, ¡ Cy'¡ Afuera
pues viene aqui. Saúl. 1
el débil Jonathas! ,
ESCENA XIII. Jonat. (Dejando la escena.) ¡Rey desdichado.
Saúl. (A Abner.) _
SAUL. j o n a t h á s . abner, deteniéndose turbado á la jQué aguardas tu?
Abner ¿~ Que en calma ratifiques
entrada.
tus órdenes severas.
Abner. ¡ Gran rey ! ¡nos han burlado! Saúl. . ¿Causa espanto
Saúl. ¿ Qué dices! su ejecución á Abner?
Abner. Penetré con mis legiones Abner. . ¿Las rat.ficas?
en lo interior del templo; mas no hallamos Saúl. ¡ Las ratifico! , , \
ya al criminal: su fuga diligentes Abner, ¡Rey ! ya nada aguardo. (1 ase.)
los mismos sacerdotes prepararon,
y con la espada que arrancó al gigante ESCENA XIY-
vencido en Terebinto, y que tu mano
dejó en las aras por ofrenda eterna, Sa ú l . Despues s am u el .
fue por Achimelech su brazo armado.
Saúl. ¡Y vive el vil pontifice!... ¿te atreves
á referir su enorme desacato Saúl. i Oh vil raza de Aron ! ‘ desaparece!
sin presentar su criminal cabeza ? harto tiempo tus pérfidos amaños
Jonat. ¡ Padre! no olvides que su augusto rango paciente toleré. ¡Locura lia sido
le hace inviolable, aun siendo delincuente. pensar amedrentarme con presagios,
Saúl. Quien prostituye su carácter santo , para postrar mi coronada frente
lo renuncia vilmente. ante el Dios de furor que habéis creado.
Jonat. Si asi juzgas, (Samuel, que aparece al fondo del teatro desde que co-
respeta al menos sus cabellos blancos. { Z Z z a l hablar Saúl, se va adelantando leulamente
Saúl. Respeta tú, si al padre desestimas, Su rostro aparece cadavérico, y anda y habla con de­
la corona real. bilidad y pena, hasta el punto en que. poseído del
Jonat. ¡ Deber sagrado espíritu divino, fulmina contra Saúl la postierasen-
como hijo, como súbdito contemplo,
cuando veo tus ciegos arrebatos, Sam uet‘\ Ese Dios j oh Saúl! no hubo principio ,
hacerte comprender lo que le debes ni tendrá fin jamas! _ . .
ornl, ¡Estoy sonando!
á la justicia, al cielo!
Saúl. ¡ Temerario! ¡esa voz!... ¡ Ah! ¡ Samuel! ¿tú moribundo
Al punto sal de mi presencia. ¡ El cielo, en Rama no te hallabas?
„ , Me levanto
ese cielo que invocas, sus agravios
se alce á vengar, y salve á sus ministros amUB por orden del que puede con un soplo
si patrocina sus infames pactos! dar la vida y la muerte. Su mandato
¡Perezcan boy los sacerdotes todos! (A Abner.) me trae, Saúl, á que á tu vista rinda
61
60
me tienen por do quier! ¡No hay en la tieira
en su seno inmortal mi aliento exhausto. para pisar Saúl ni un solo palmo !
Saúl. ¿Pero con qué designio?
Samuel. Samuel. (Haciendo un esfuerzo sobrenatural, pronun­
. . Cumplir debo ciará con voz tremenda los versos que siguen.)
Jiasta el fin la misión que se me ha dado, ¡Te engañas, que aun te guarda sepultura,
Saúl. i asi espirante quieres...
Samuel. (Queso le ha acercado, dice todos los versos y á ella muy pronto bajarás, tirano !
¿El eco escuchas de guerrera trompa?
que siguen animado de una espresion estrada, que in­ ¿sientes el galopar de los caballos?...
dica el espíritu de adivinación de que está poseído.) Rehaciendo su fuerza el filisteo
, . , ¡Calla!... ¿Escuchas las tierras de Israel viene asolando.
el confuso clamor que aquí llegando ¡Misera tierra que empapada en sangre
viene á arrullar mi sueño perdurable? de los justos se ve; rios de llanto
¡ Es de un pueblo la voz! ¡eco de llanto no bastan á labrar su mancha eterna,
universal, profundo! ¡Es el lamento y rnns sangre, y mas sangre, está clamando .
que se levanta en torno del cadalso] Saúl. ; Samuel! ¡ Samuel!
do cabezas augustas rodar deben! Samuel. ¡has carniceras aves
Saúl. Los sacerdotes fieros, insensatos, vuelan buscando el abundante pasto,
merecieron mi saña. y sobre la ciudad de crimen , tiende
Samuel. No ]la ca¡(]0
la noche funeral su velo opaco!
la segur todavía : ¡están postrados! ¡ Baja del solio, príncipe asesino !
i piden por ti al Señor! ¡piden que sea ¡la corona depon, y el cetro sacro!...
temporal tu casligo, y que descanso ¡ Ya te señala el ángel do la muerte,
te dé la eternidad! y David llega á recoger tu manto!
Saúl. ¡ Ah ! ¡ cesa ! (Samuel, que agota sus fuerzas al fulminar a Saúl su
Samuel. ¡ Aguarda! K última sentencia, cae desfallecido al terminarla.)
¡ Apartan unos sus cabellos canos ; • Saúl. ¿Quién llama aqui á David?
otros descubren delicados cuellos Samuel. (Con voz mas débil.) ¡Lo llama el trono....
do solo pesan juveniles años ! ; y á tí Y á mí la eternidad !
¡ Exhala el pueblo funeral gemido SauL ¡Oh infausto
herido de dolor , yerto de espanto! acento, que me anuncias incesante
¡ Las víctimas se poslran; los verdugos la cólera de un Dios, nunca te acallo .
levantan la segur!...
Saúl. Samuel. (Desfallecido.)
¡Deten sus brazos! ¡ Ya enmudece , Saúl!... ¡ el luyo eleva .
Samuel. (Con voz profunda.) Dios castiga y perdona... pues acabo
¡ Cayeron ya! ¡ no existen los levitas! mi terrible misión, hora al Eterno
¡La sangre tiñe sus ropages blancos, ruego... ruego por ti... ¡rey desdichado.
salta de sus verdugos hasta el rostro, Saúl. ¡ Ruegas por m í! ¡ perdonas 1... ¡ es ya tarde,
y se estiende formando inmenso lago! tú el abismo me abriste, y a cerrarlo
Saúl. (Delirante.) no alcanza tu poder. ¡Alzate, impío,
¡ Lo veo ! ¡sí! las humeantes olas cual sombra de Saúl sigue sus pasos,
rápidas llegan... ¡Ay!! se van alzando, para que arrulles su perpetuo sueño
y salpican mi frente sus espumas... con la atroz maldición que le has lanzado.
¡Samuel! ¡detenías!... ¡pero ya cercado
62
¡Levántate, Samuel!
(Se acerca asiéndole del brazo.)
¡Ah! ¡ no respira !
ESCENA XV.
nos MISMOS. ABNEK.
Abner. (Entrando presuroso.) El teatro representa el campo de los israelitas al pie de
¡El enemigo, re y !... los montes de Gelboé. El terreno es árido y \rayoso.
Saúl. (Interrumpiéndole.) ¡ Basta! su labio Vénse Inicia un lado algunos trozos de rocas desnu­
aqui me lo anunció : mas yace mudo das y al otro un peñasco. Es la alta noche : la tu-
ya para siempre, Abner; ¡y allá en sus astros na próxima d su ocaso, se va ocultando detrás de
su oráculo también tiene el infierno! los montes. En las últimas escenas del acto amanece.
Abner. ¡La PitonisaI
Saúl. ¡ Que me siga al campo !
Del arrepentimiento ya por siempre ESCENA P R I ME R A .
para Saúl las puertas se cerraron ;
que venganza me ofrezca el negro abismo, DAVID. JOiSATIlÁS.
y por las suyas con placer me lanzo.
¡Vaya á buscarme el Dios que me persigue [El ano entra por nn lado, y el otro por el opuesto
allá en la liza do por él combato, un instante despues: ambos en trage guerrero.)
y á su despecho como á rey me bunda,
mas no me huelle como á vil esclavo! David. No, no me engaño; el campamento hebreo
logro encontrar al fin: la opaca luna,
ya próxima á su ocaso , la alta cima
de Gelboé, con su destello alumbra.
¡ Vélate, astro de paz! cual foragido
que teme que sus huellas le descubran,
solo puedo pisar el suelo patrio
FIN DEL ACTO TERCERO. entre las sombras de la noche oscura.
Jonat. (Entrando en la escena sin ver á David.)
Descansan lodos, y el contrario aleve
tal vez la noche aprovechar discurra
para caer sobre el desierto campo.
Por el cuidado del caudillo supla
mi vigilancia activa.
David. (Ap.) , Me parece
que alguien habló.
Jonat. (Ap.) De un hombre que procura
recatarse, la sombra allí distingo.
6í 65
David. Alguno se aproxima... sí, no hay duda; y à las plantas del rey mil veces llega
centinela será. maldiciendo las voces que te inculpan,
Jonat. [Alto.)' ¿Quién á deshora y reclamando el adorado esposo
en la tiniebla y soledad nocturna en quien su orgullo y su esperanza funda.
espía el campo de Israel? David. ¿Mas se halla aqui Micol?...
David. Guerrero Jonat. Tan deplorable
como tú soy. es su estado fatal, desde que viuda
Jonat. ¡ Tu nombre dime! y esposa al mismo tiempo se contempla,
David. Nunca y tantas veces su razón se turba,
podrá olvidarlo el fdisteo: ingrato que el rey temió dejarla en abandono
hoy lo agravia Israel. y consigo la trajo. Le tributa
Jonat. Lo que articulas cuidados cariñosos, y á su vista
solo á un nombre conviene: ¡ David! el ceño templa de la frente adusta.
David. ¡Basta! David. ¡Oh virgen adorada!... ¿Podré verla?
L1 que a pesar de execración injusta Jonat. Tú deliras, ¡ David! pues lo preguntas.
contra David lanzada, honra su nombre, ¿Olvidas dónde estás?... ¿No consideras
el suyo ilustre pronunciar escusa. que de Israel las tiendas te circundan?
¡Querido Jonathás! (Se descubre.) ¡Aquella es la real!
Jonat. ¡Hermano mió! (Seabrazan David. ¿Donde mi amada
David. ¡ Cómo este llanto bienhechor endulza gime en la soledad?...
Jos acerbos dolores de mi pecho !... Jonat. ¡Donde sañuda
¡ cuánto amargó mi vida vagabunda la envidia yace que escitó tu gloria,
al temor de perder tu amistad cara ! y el odio insomne á la sospecha aguza.
Jonat. Tales recelos mi constancia injurian: ¡Un acento, un suspiro que aqui exhales
en pós de tí los votos de mi afecto puede alli resonar!— ¡Oh ! ¡las resultas
iban do quier, David: noticias tuyas teme, David, de tu imprudencia estraña !
inútilmente demandaba á todos; ¿ Qué falaz esperanza te deslumbra ?
y los falsos delitos que te imputan ¿Estás ansioso de m orir, ó ignoras
con calor desmintiendo, de mi padre que aqui te aguarda perdición segura?
esperaba aclarar la mente ilusa. David. Sé, Jonathás, que el campo de nn pueblo
¡ Oh cuántas veces su furor me atraigo es este : sé que la guerrera lucha
va presto á renovarse; que el contrario,
sin poder descubrir la mano oculta á quien antiguos daños estimulan,
que urde en tu daño tenebrosas tramas! corre veloz, sediento de venganza,
David. ¿ Y Micol, Jonathás ’( ... ¿ en su alma pura con grande fuerza y con tremenda furia.
un recuerdo conserva del proscrito ; A morir vengo, si; mas en el campo
que osó esperar en plácida coyunda por mi patria lidiando; sin que aguda
vivir unido á su existencia hermosa? espada alcance de mi rey al pecho,
Jonat. Desde aquel dia de tu triste fuga, si paso por el mió no se busca.
Micol, sumida en incesante duelo', El valor, la virtud dictan tus voces;
marchita con el llanto su hermosura. Jonat.
mas no dejes, David , que le seduzcan
Su fé te guarda con firmeza heroica, v te hagan sordo á la prudencia cauta.
como su pecho su vestido enluta, Ella te habla por m í; su voz escucha .
1 h
66
Los sacerdotes míseros recuerda, permíteme ostentar.
y un nuevo crimen á tu rey escusa. David. (Dándole el suyo.) Valor te infunda
David. ¡ Los sacerdotes! ¡ ah ! este emblema de triunfo; ya en mi frente
Jonat. Pobre ruina brilla la insignia que tu gloria ilustra.
es ya la triste Nobe, y sepultura ¿Mas no sientes rumor?
de los que fueron del Señor ministros. Jonat. S í; con presteza
Uno solo escapó. -¡ Dios de la cruda dejemos este sitio: las alturas
matanza, á Achimelech salvó piadoso, del convecino monte el filisteo
y huyendo el infeliz, acaso encubra ocupa y a, y apenas sustituya
su santa vida en estrangero suelo, la tibia aurora à la profunda noche
regando con su llanto de amargura que ya toca á su fin, sin duda alguna
el duro pan que la piedad le otorgue! se lanzará al combate: allí nos halle
David. ¡ Sol, que alumbraste la sangrienta culpa , las primicias buscando de la lucha.
jamas devuelvas á la infausta tierra ¡ Al campo, hermano !
el sacro fuego de tu luz fecunda! David. ¡ Saludar anhelo
¡ Que vertiendo Sion perpetuo llanto en él al sol cuando en oriente luzca!
en noche eterna su ignominia encubra!
Jonat: Tú borrarla sabrás: tü eres la espada ESCENA II.
del ángel vengador... sí, me lo anuncia SAUL. ABNER.
estremecida el alma, y en mi oido
voz misteriosa sin cesar murmura. Abner. Todo en sosiego está, é ilusión creo
«Vastago de Saúl, tu frente postra, de tus sentidos , que el desvelo turba,
que ya florece y colosal se encumbra la voz que percibir imaginaste.
el árbol santo, que en remoto dia Saúl. La Pitonisa sin demora acuda
fruto dará de gracia y de ventura!...» á este lugar : irrita mi impaciencia
Mas antes que el destino nos separe, ver la tenaz y pérfida repulsa
antes que el fallo celestial se cumpla, que hace de nuestros ruegos y amenazas.
deja te estrechen mis amantes brazos, Abner. Solo cedió á la fuerza, pues su impura
y un beso imprima en tu cabeza augusta. caverna, nunca á abandonar se presta.
(Se abrazan con recíproca y profunda emoción.) Mas hora su disgusto disimula,
David. ¡ Hermano caro !... V tu mandato espera.
Jonat. Sí, tu hermano he sido : J Venga al punto,
Saúl.
no lo olvides, David; riegue mi tumba mas con misterio sea : que ninguna
tu llanto fraternal, y mi memoria... persona la conozca.
(Su voz queda ahogada por la emoción.) 1 Todos duermen:
Abner.
David. Cesa por Dios: ¡ el alma se atribula solo tu hija , señor, cual acostumbra
con tus acentos, Jonathás!... al reposo se niega, y en tu tienda
Jonat. [Quitándose su casco, y poniéndolo en la ca­ al compás de la cítara, modula
beza de David.) En prenda lúgubres tonos. , . ,
de mi fiel amistad, deja que cubra D ¡Desdichada nina!
Saúl.
tu heroica frente mi guerrero casco, Venga esa maga. (Tase Abner.)
y ese, que premio fué de tu bravura En su dolor me acusa
de Terebinto en el frondoso valle, tal vez Micol; á comprender no alcanza
69
68
la desigual y formidable pugna vuestro acento dictaba. ^ ^ ^
que sosteniendo estoy. ¡ Mis propios hijos Pitonisa
la gran cadena de los seres: toca
insensato y cruel, también me juzgan! un estremo á la nada, y la otra punta
en el cielo se pierde. ¿Quien las llaves
ESCENA III.
tiene del porvenir, ó quien usurpa
Saúl , la pitonisa de END0 R. ABNEu, que luego se retira derechos del que guarda en lo infinito
y al final la sombra de Sa mu el . el foco eterno de sapiencia suma?
Toda voz es de Dios, si verdad habla.
Pitonisa. (Se oye su voz antes de aparecer en la escena.)
¿Por qué arrancarme á mi pesar ¡ oh insanos .-Qué voz pudiera semejar la suya.
de mi triste mansión?... ¡Dejad que buya! Cuando esa voz esphca los arcan°* .
á nar el cielo y el infierno escuchan ,
Yo no conozco el mundo de los hombres: que ella en la inmensa creación resuena,
de vuestro sol la lumbre me importuna, y de la cumbre hasta el abismo cruza.
y pronto debe aparecer triunfante. Poco me inquieta ya que el cielo sea,
¡ Dejadme i r ! mi lúgubre espelunca Saúl. ó el infierno quien oiga nn consulta.
es el imperio de la eterna noche; Haya un poder contrario á m. enemigo .
mas en ella se enciende, sin que luzca
para profanos ojos, luz de ciencia, y a el se liga Saúl. _^ qu¿ te impulsa ,
sol misterioso que jamas se anubla. Pitonisa.
Abner. Pronto á tu asilo volverás, mas debes mísero rey , á conducir mi mano
con loco empeño á la funesta urna
pruebas dar de la ciencia en que se funda donde el destino sus secretos guarda
tu justo orgullo. (Vase, señalándole á Saúl.) A esa fatal curiosidad renuncia .
Saúl. Llega: yo te aguardo:
¿sabes quién soy. muger? • Yo te lo ruego! .
Pitonisa. El que con ruda Saúl.
violencia aqui me arrastra, solo dijo
que eras guerrero de modesta alcurnia: de ostentarlo ante mi? ^ desdichad o '.
mas sé tu nombre. Pitonisa ’ - no está mi alma de piedad desnuda!
Saúl. ¡ Dilo ! de tu ciencia Penetro tu intención: amedrentarme
esa señal me da. Saúl.
Pitonisa. Si de ella dudas, {[^fingido‘terror*^y escapar piensas
¿ por qué ¡ Saúl! á tu presencia vengo ?
Tú, que en un tiempo con insana furia sin que patente sea t u ^ c o n f ie s a al punto
á mis tristes hermanos perseguías,
¿por qué me llamas hoy?
Saúl. No he sido nunca lo que saber preten o. ^ quieres!
el enemigo de la ciencia : cuando 1>Uonisa- . v bien rey de Israel! ¿qué me preguntas
los magos perseguí con saña injusta, É o d ^ r i i l q u e . h J t a r . n h . t o i. T
era instrumento de envidiosa raza Saúl. ; en qué confín recondito se oculta .
que gobernaba mi razón ilusa.
Los sacerdotes y Samuel, lanzando Pitonisa Cerca de ti respira. ^
contra vosotros pérfida calumnia, SZmi.l.
estendieron la voz de que el infierno
71
70 Si tu mano la toca; mas convulsa _
Pitonisa. Sus huellas busca caé, y en tu pecho criminal se ensana,
en la tierra que pisas. cual si intentara desclavar la aguda
Saúl. ¿No me engañas?...
Pitonisa. No te engaño, Saúl. flecha del punzador remordimient .
¡E?ya tarde, Saul! la enorme suma
Saul- . ¡ Oh! ya columbra ‘ completó de tus delitos. Llega
mi mente la verdad. Del filisteo el momento cruel: ¡fuerza es que sufras
se hace amigo el traidor: ¡le presta ayuda,
y se introduce como vil espía la horrible espiacion. _^ , ¡g. nQ quieres
de su pueblo en el campo! Saul. míe de tu acento mi furor deduzca
Pitonisa. ¡ Tú j0 juzgas, n“ e?esórgano »iMe mi enemigo.
que no yo, re y !
Saul■ ¡Allí, donde se encuentra pruébame t.i ’'«rda<U Quíeres qae .ouda
ansiaba hallarle mi furor 1 ¡ Ocupa
un puesto digno de su escelsa gloria 1 atestiguarla »n m u e r t o ! . . . m a g a .
¡ Oh 1 ¡ que al incircunciso se reúna 1
i que con él venga á disputarme el cetro ;
ya mi impaciencia á su pereza acusa! S“ ''
Pitonisa. ¡Sí 1 ¡ le verás por tu desgracia tarde! i, castigo le n to tu J m „ „ tla !
Saul. ¡ Aun en los bordes de la tumba oscura K f “ • i S í l . ’ por t i . i mugerl 1 I» rebosas 1
conmigo le hundiré!
Pitonisa. ¡ Qué horrible suerte! i l ° qU' ereS ,’i Te lo mando 1 |De¡¿ WMaoi
¡ El negro espanto mi garganta anuda!...
un helado sudor cubre mis miembros... Pitomsa■.ves esa roca estéril, negra, ruda
¡olí, qué cuadro fatal!... ¡mi vista ofusca * tn porazon» En sus escombros
denso vapor de sangre!... ¡Deja, deja tú y el renuevo de tu estirpe augusta
que á lo mas hondo de mis antros huya! muy pronto envueltos y a c e ré is .^ ,
Saúl. ¡ N o! ¡ que esplicarme sin misterios debes
cuanto ese horror artificioso anuncia!
Pitonisa. ¡No lo intentes jam as, padre infelice! S i » . lU U m f* 4 S £
Saul. ¡ Pitonisa de Endor! sobrado abusas
de mi paciencia ya : tiembla si escede
a mi bondad la pertinacia tuya.
::x vrr°-
¡ Descorre el velo de mi suerte! ¡ quiero
penetrar hasta el fondo!
Pitonisa. - n 0 retumban
alia en tu corazón las roncas voces
que pronunció su boca moribunda?
Saul. ¡Samuel! (Estremeciéndose.) S a l. [caftldoí rodilla.) i Samuel ^ Sa sn,nbra
Pitonisa. ¡ Cayó , cuando la pura sangre
de los hijos de Aron, que humea inulta, Pitonisa. ^ . prestarme testimonio^^cuclia!
manchó tu frente regia: alli se ostenta !
{Saul lleva maquinalmente su mano á la frente, y la
deja caer sobre su pecho.)
72 73
Sombra. ¡Rey de Israel, hollando estás la tumba se lanza contra m í! ¡ mas no los temo!
de tu estirpe infeliz: te estan llamando ¡Míralos! mi desprecio los insulta:
las victimas de Nobe con voz muda, frenéticos me acosan : mas en balde _
y á encontrarlas irás apenas se alce* quieren domar mi orgullo : ¿ves? sus unas
el nuevo sol que en el oriente apunta! me clavan en el pecho , desgarrando
(La sombra vuelve á velarse y desaparece. Saúl arroja vena por vena , sin dejar ninguna...
un hondo gemido y queda sin sentido.) ¡Ellos se ceban ; pero yo me burlo .
(Suelta una carcajada convulsiva y profunda.)
ESCENA IV. Abner. i Saúl! ¡ Saúl! tu juicio se perturba;
vuelve en tu acuerdo : tu razón recobra ,
SAÜL. ABNER. vo por tu gloria ruego; no reduzcas
Abner ¡Saúl! ¡Saúl! ¡qué veo! ¡escucha! ¡alienta' a humo la fama de tan luengos anos.
¡Mas apenas respira ! Yerta , mustia • Oye ! ¡ los ecos del clarín retumban .
esta su frente, y un sudor de hielo Ya marchan al combate. .
todos sus miembros lánguidos inunda Saúl. (Desenvainando la espada.) ¡ No imaginen
¡ Mísero rey ! ¡ Saúl! adelantarse á m i! Brilla desnuda
Saúl. va en mi diestra la espada: lúe temida
(Respirando con fuerza, y haciendo esfuerzos
por incorporarse.) y sabrá serlo aün : ¡ que se reúnan
el cielo y el infierno !... contra todos
r . . . ¡A h!! ¿quién me nombra? combatiré tenaz. ¡No, no presuman
Abner La agitación que la batalla anuncia
que les pida merced!
¿no percibes, oh rey ? La muerte impía q Nunca la halle
ya la pereza de tu espada acusa.
¡ Al campo avanzan enemigas huestes en tu pecho real la infame chusma
como las olas de la mar sañuda, que provocarnos osa.
„ i 1 1 ¡Mi corona,
y la voz de un ejército te llama ! S m l■ mi manto dam e!... insignias tan augustas
Saúl. Mas... ¿dónde está Samuel?
Abner jamas, vivo Saúl, lian de faltarle, ^
. , , „^ ¿Qué idea absurda i y si perece que con el se hundan. (
hora te asalta? De Samuel no resta
mas que el mísero polvo. Que sacuda ESCENA V.
tu severa razón vanos terrores.
Saúl. (Señalando el sitio en donde apareció la sombra.) ACHIMELECn. M1C0L.
¡ Alli le he visto, Abner! (Entra en la escena Achim'elech en trage
A liner . ¡ Oh desventura por donde antes David, y mientras ^ ¡osidtmo^ . ^
de la triste Sion! ¡qué! ¿su monarca
en un —momento---- . . . IIV/ el esplendor IC IIU U I deslustra
U C S IU M
\n l o n l n o o
de r
tantos anosr. dea , 1 « ___ __* 1 * 1 1
envidiable gloria?...i • o
habla el pontífice. El trage de Mi col es negro j
Saúl. ¿Por qué tales recelos? ¿ Por qué injurias la cítara en la mano.)
con ellos mi valor? bien me conoces,
y conoces la mano que me abruma... , ,•
Aclum. Fsie
Esto es sin duda de Israel
ess.rid el campo
g¡1¡0 „)e .
encamina
¡ Me abruma, Abner! ¡pero jamas me postra con1invisible impulso, hora detiene
vuelve la vista : ¡mira! ¡ se derrumba
peña tras peña el enriscado monte, de súbito mi m archa, y aquí tija
y de espectros furiosos negra turba mi fatigada planta. ¿Que misterio

i'

i
75
■Por qué cercan tus ojos
es este, eterno Dios! ¿Por qué me guias impenetrables brumas:
adonde alienta el bárbaro monarca, i De tus soberbias alas son las plumas
cuyas manos sacrilegas aun tintas del huracán despojos.
estan en nuestra sangre? Tú, que escudo •Perdieron ya sus garras los leones;
prestaste á mi cabeza en aquel día pues huye el fuerte, y su broquel quebranta.
de horrible mortandad, ¿ por qué me mandas ¡ A recorrer las pálidas legiones
presentarme yo mismo á la cuchilla el ángel de la muerte se adelanta....
del verdugo cruel ?... ¡ Mas te obedezco ! Baja de cima escueta
aqui me hallará el sol que la alta cima de buitres rauda nube,
á iluminar de Gelboé comienza. mas es tardo su vuelo cuando sube...
¿ Pero es error de la engañosa vista ? ¡ porque se va repleta !
¿esa muger que trepa por las rocas i Oh! ¡qué lúgubre canto, virgen triste.
no es la joven Micol, de Saúl hija? Acliim.
; Micol! ¡ esposa de David . mitiga
Micol. ¡ Oh sol, sublime sol! ¡ rey de los astros! tu acerbo lloro: el cielo me revela
¡ foco eterno de luz! ¡fuente de vida! que una grave mudanza se aproxima
¡perdona si con lágrimas contemplo en el destino del que adoras.
el fulgor sacro de tu llama activa ,
que ingrata luce á los cansados ojos Micol. ¡ La frente ornada de la sacra mitra
si eterna noche el corazón abriga! un hombre veo. que resta
(Preludia en la cítara un acompañamiento grave y triste.)
Acliim. ¡ Cuál me conmueve su doliente aspecto ! Achim. de una estirpe infeliz! ¡ Rama marchita
Humo ligero que aquilón disipa de aquel tronco de Aron. a cuya sombra
fue tu ventura, ¡desolada esposa! tanto creció la gloria israelita,
Mas va á cantar : ¡qué tristes melodías! es hija de Saúl, el peregrino
CANTO DE MICOL. ( 1 )
que miras ante ti! . ^ ge alucinan
•Micol. mis oios' .. i ese rostro venerable !...
¿En dónde estás? ¡ oh escudo del valiente!
¿En dónde estás? ¡oh electo de la gloria ! "Aeli melech!... ¡ Achimelech! ¡bendita
¡ Devoró el rayo el lauro de tu frente, a suprema bondad! ¿m es Y vmne
y á su hijo desconoce la victoria! ministro de perdón, nuncio de dicha >
Mil palmas por alfombra A lo que vengo ignoro : ¿quien penetra
Achim. los designios de Dios? mas pronostica
hollabas boy bizarro :
¿á dó lanzaste de tu triunfo el carro? mi corazón, que tu inocente esposo
¡ Se disipó cual sombra! alcanzará por fin alta justicia.
¡Aguila audaz, que remontando el vuelo Micol. Acoio tan benéfica esperanza.
hollaste altiva la desierta cumbre, ¡Pontífice sagrado! tú le inspira
y aspirando los hálitos del cielo aliento al corazón con tu presencia.
del sol bebiste devorante lumbre! E c ó m o a,m te « i r » . « u» .lu
en que la sangre regara los campos.
Hoy Israel batalla decisiva
(1) E s t e c a n t o , q u e p u e d e ser d ir ig id o p o r M ic o l á su esposo
e r r a n te y p e r se g u id o , conviene t o d a v í a m a s a Saú l, q u e en a q u e ­
nrósenla al filisteo, y yace ausente
llos m o m en to s s u c u m b ia á la su p rem a ju sticia q u e desafiaba en David... ¡David que sostener debía
su soberbia.
T7

76 P\ an^el de la muerte, i Corre .aguija,


la gloria de Sion! caudillo de Israel, * l“ egl,° ¡aprisa, aprisa
Achim. ¡ Qué ! ¿la batalla
boy se dará ?
Micol. ¡ Y acaso se encarniza
en este instante: sí; nadie aparece !
¡desierto el campo está!... ¡Todo confirma Micol.
mis súbitos recelos ! Lo aseguro : Saúl.
combaten ya: mi pecho lo adivina. ! De una ciudad las humeantes ruinas .
Achim. ¡Dios protege á su pueblo!... confianza
ten. bija de Saúl: ¿pero no miras e s c e n a v il
venir corriendo con espada en mano
á un guerrero? LOS MISMOS. ABSER.
Micol. ¡Es el rey! ¡su encuentro evita! (Entrando precipitadamente y desarmad )
Abner.
ESCENA VI.
SI 3C O L . SAUL. Micol.
Saúl.
(.Achimelech se retira al fondo del teatro. Saúl sale á la Abner.
escena despavorido ; la espada en la mano y la corona
en la frente.) ¡Vencidos!... ¿quien o í • p Ug¡t¡vas
Saúl.
Saúl. ¡Siempre me has de seguir, sombra implacable! Abner.
he visto nuestras tropas. recuerdo!..
Micol. Padre, ¡qué dices !
Saúl. ¡ De la saña antigua Saúl.
arde en tu exhausto corazón el fuego,
y enciende las inmóviles pupilas y no descubre mi afanosa vista
de tus nítidos ojos ! — ¿Mas adonde -,1 enemigo cuva sangre anhelo
me quieres conducir? ¿Por qué esas filas ?!rbeb«6r e » .; .l » t « r b a 1m p»l
de sangrientos espectros te acompañan,
que tendiendo sus manos amarillas Abner.
y exhalando sus hálitos de muerte, Evitarla un solo ¡¡“ ‘ ¡m .
me llaman, me trastornan, me fascinan?
Oh, ¡qué vértigo atroz! ¡cual hojas secas,
que el viento con su soplo arremolina ,
y librar del quedaba.
peñascos, sacerdotes, batallones, allá un guerrero intrepm^
con ráudo movimiento en torno giran!
Micol. ¡Vuelve en tí, padre! tu ofuscada mente que a las ^ ^ T a l escitaba. Muchos
engendra esas visiones. L \ r ; e á d« lo s ? s f « o z s ,» im » n ,
Saúl. (Sin oirla.) ¿ Mas no brilla y volviendo lo ftenle J
en mi diestra la espada?... ¿porqué emprenden
los hijos de Sion cobarde huida?...
¡Volved! ¡volved! el grito de la gloria
llama á Saúl: para abatir la inicua
del vencedor no aguardes. f SeolS
raza del filisteo, armó mi brazo
79
78 «• ; ¡A Saúl que entra en el instante que ella sale.)
Saúl. Micol. (A oauh g . A ege catiáver enlazados
¡ Ya cumplida
vas á ver lu amenaza, Samuel fiero! vuelve á buscar los restos de tu bija!
¡Ven! ¡ ya la gloria de tu rey se eclipsa ! ESCENA IX.
¿En dónde os ocultáis, sombras airadas,
cuando la obra magnánima termina? AMICHELECH. SAUL. ABNER.
¡Venid corriendo á recoger el lauro
(Se oye rumor de pasos y voces.)
de este triunfo glorioso ! ¡ La predicha
dominación de vuestro electo aclame Achim ¡ Qué has hecho, rey ! ¿con hórridos delitos
el idólatra vil que nos humilla! provocas aun à la eterna) justicia ?
¡ Alce su trono en el sangriento campo
con los despojos que la muerte hacina, Sm L fmer eascuchásteise? ¡^cantar victoria
y luminarias á la pompa presten
con fulgor rojo funerarias piras ! ^ a s burlad°a elmontMU^vuesTra esperanza
Micol. ¡Oh dia de dolor! y en deshonor la predicción maligna.
A bíter. Veo en tumulto Él alli muere de mi espada al» •
guerreros que a este sitio se aproximan. • mírarlla t en mi cabeza bulla.
Saúl. ¡ Fugitivos serán!
Abner. ¡ Tal vez ¡ oh cielo!
la vencedora gente nos persiga ! Arhim No impune quedaras, 11ey repi uua
Saúl. [Adelantándose por el lado en que se oye el tu- que el cielo sahe por ignotas vías
multo.) ¡Venga en buen hora,que á encontrarla salgo! designios en m p lit.^ ^
¡Pero qué veo!... ¡Abner! aquella insignia...
aquel casco real... ¡oh! ¡lo conozco!
¡mi mano armó con él su fréntc indigna! d V l 'í ‘ cogí'.)O "mftl.Vo1? I--«so
¡Potencias del abismo! ¡yo os aplaudo!
Micol.
[Se lanza dentro.)
¡Deten su brazo, Abner! (Abner sigue á Saúl.)
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ESCENA VIII. .iaSpor» íalama Mal *
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ACHIMELECH. MICOL. Vil raza filistea ! ¡ Aqui te aguardo. (
y á enorme precio vendere mi vida. (
Achim. [Saliendo de donde se Itabia ocultado.) i> „ Enemigos no son los que aquí He0an ....
Abner. ,»jem g ^ ^ Israel es la divisa !
Que en mi sus iras
sacie el cruel; mas á impedirle corro Saúl y Achim. ¡De Israel! D eIsrael!... ¡pero qué veo!
otro crimen mayor. Abner. 1
Micol. (Mirando dentro.) ¡Ya no lo evitas!
¡Ah! por dos veces su funesta espada escena X.
al pecho penetró, y en sangre tinta... L0S mismos . DAVID con espada en mano, seguido de guer-
Achim. ¿Mas es David la víctima? losmism rer0s. Despues m i c o l .
Micol. ¡ Su casco,
y él furor del verdugo lo atestiguan ! David. ¡Victoria por Sion!
Achim. ¡Qué horror!
Un secr
Memoria
Jusepo el
80 El hijo del
Achim. ¡ Bondad divina! Una boda h
¡ David!! Marcelino el
Los dos solté
A bner. ¡ David! El hombre mas
Saúl. ¡David!... ¿no estoy soñando?... Noche toledana
David. Dios volvió por su pueblo. ¡ Que bendita El juglar.
su omnipotencia sea ! El castigo de una v
Las memorias del di
Saúl. ¡ Oh! ¿ quién ha sido Otra casa con dos pu
la víctima infeliz?... mi espada impía, Gaspar.
¿ qué sangre derramó ?... Llueven bofetones.
Micol. [Presentándose por el lado que salió de la es- Cazar en vedado.
El corsario.
cena. ¡ Padre infelice! Cásate por interés.
¡has muerto á Jonathás!... A cazar me vuelvo.
Saúl. ¡Ah!! Ser buen padre.
Achim. ¡ Parricida! El sitio de Bilbao.
Cromwell.
¡ contra el poder de Dios te revelaste Pablo y Paulina.
y el poder infernal ahora te abisma ! La novia de palo.
Saúl. ¡Que el cielo y el abismo juntamente Soltera , viuda y casada.
vengan á disputarse mis cenizas! El protestante.
Catalina de Médicis.
El formidable brazo que me postra El caballero de industria.
deshecho me hallará, ¡no de rodillas! (Se hiere.) Cristóbal el leñador.
Micol. (Corriendo á él.) Gabriela de Belle-lsle.
¡ Padre! El abuelo.
El médico y la huérfana.
David. ¡ Saúl! ¿ qué has hecho ? El pacto del hambre.
A bner. (Sosteniendo á Saúl.) ¡Desdichado! El proscripto.
Saúl. (Con voz espirante.) La degollación d e j o s inoc€
¡Jonathás! Jonathás!... Los dos celosos.
Los cómicos del rey de Pr
David. Por tí suplica La abadia de Castro.
ante el trono de Dios. Un hombre de bien.
Saúl. (Haciendo un último esfuerzo arranca la co- La carcajada.
roña é su frente.) Toma la herencia Lázaro.
Un secreto de familia.
que anhela tu ambición : cuando la ciñas Una aventura de Carlos II
á tu frente ¡oh David! seré vengado, La molinera.
¡ que en ella va la maldición escrita ! El mercader flamenco.
(Arroja Saúl su corona y muere.) El secretario privado.
La cisterna de Alby.
Achim. (Levantando la corona y poniéndola en la fren- Una cadena.
te de )avid.) Amor y nobleza.
Ella, Israel, perpetuo patrimonio Antonio Perez y Felipe II.
será de sacrosanta dinastía ; Adolfo.
Amor venga susgravios.
¡ que el reinado que aqui comenzar vemos Antoni.
otro reinado eterno simboliza! Perder y cobrar el cetro.
Quince años despues.
FIN DE LA TRAGEDIA. Fabio el novicio.
Los zelos.
El primito.
Cecilia la cieguecita.
Los solitarios.
La coja y el encojido.
Las Batuecas.
Sofronia.
El puñal del Godo.
La mejor razón la
El molino de Gu'
F.l caballo del
La bruja de I

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