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El cafetal

Zarzuela cubana en un acto


Texto original de GUSTAVO SÁNCHEZ GALARRAGA
Música de ERNESTO LECUONA

PERSONAJES Y REPARTO

NIÑA FLOR ................................... CARIDAD SUÁREZ


ÁFRICA ......................................... AMALIA MARTOS
ÑA BÁRBARA ................................. LUISA OBREGÓN
CIPRIANA .................................................. MIMÍ CAL

CANDELITA .............................. CANDITA QUINTANA


MARÍA REGLA .............................. NANCY CHARLOT
LÁZARO ................................................ EDDY LÓPEZ
NIÑO ALBERTO ........................... EMILIO MEDRANO
DON JOSÉ ............................... FERNANDO MENDOZA
TAITA YEYO .................................. MANUEL COLINA
LUCAS ........................................... JUAN MOSQUERA
.
Estrenado el 1 de marzo de 1929 en el Teatro Regina de La Habana.

ACTO ÚNICO
CUADRO PRIMERO.– La acción transcurre en una plantación de café próxima a La Habana
durante la primera mitad del siglo XIX.

UNA VOZ Soy el guajiro poeta


que canta desde el caballo
y lo mismo apuesto a un gallo
que improviso una cuarteta.
Yo siempre feliz seré
mientras que mi guajirita
sea graciosa y bonita
como la flor del café.
ESCLAVOS ¡Ay!, a trabajá
a trabajá que ya la só
brillando etá.
Pa ti no é, negro, e bongó;
tu suerte e sufrí doló.
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Don José es un rico hacendado español que ha conseguido grandes beneficios mediante
el cultivo del café. Sus fiestas son las más esperadas y su hija Niña Flor, joven de gran
belleza y elegancia, es disputada por todos los jóvenes galanes de La Habana. Don José
aconseja a su hija que ha llegado el momento de casarse, pues él ya comienza a envejecer;
pero Niña Flor da largas al asunto, dado que no le interesa ninguno de los pretendientes
que su padre le ha presentado. Don José intenta convencer a su hija de las virtudes que
poseen los pretendientes que él ha escogido y le ha ido presentando, pero ella le pide un
poco más de tiempo para decidirse, ya que de la elección de su futuro marido depende
su felicidad y en parte la de su padre. Niña Flor le asegura que si le trae al joven galán
que vio una vez en la catedral de La Habana hace ya bastante tiempo, y por el cual se
sintió fuertemente atraída, no pondrá reparos en casarse; pero lo cierto es que ninguno
de los dos conoce la identidad del elegido. Niña Flor aprovecha para comentarle a su
padre que Lázaro, el esclavo karabalí de la dotación que está a cargo del cuidado de sus
flores, es muy raro huye de ella cada vez que la ve. Don José refiere que, en efecto, ese
es un esclavo un tanto extraño y que en cualquier momento se deshará de él. Por esos
días está de huésped en la casa doña Cipriana, una solterona hermana de un gran amigo
de don José, que ha puesto sus esperanzas en él para casarse y que, concluyendo su visita
ese día, será recogida por su sobrino, el apuesto joven Alberto Aguiar. Mientras tanto, la
negra África sufre doblemente su dolor de ser esclava y de sentir la indiferencia de su
marido Lázaro durante los últimos meses.

ÁFRICA Africana soy,


morena es mi faz,
y en mi sangre ardiente
va el volcán.
Africana soy,
yo soy lucumí,
y un yugo de esclava
pesa en mí.
En mi corazón
late una pasión,
pasión que jamás
para mí será,
y en mi cruel pesar
mi consuelo es
sollozar en un cantar
mi dolor.
Llorar, del esclavo es la suerte fatal.
Sufrir es la cruz que nos mandan cargar.
Huir es el ansia profunda
del que vive entre el cepo feroz.
Morir es tu sólo consuelo,
lucumí.
ESCLAVOS Llorar, del esclavo es la suerte fatal.
Sufrir es la cruz que nos mandan cargar.

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ÁFRICA Huir es el ansia profunda
del que vive entre el cepo feroz.
Morir es tu sólo consuelo,
lucumí.
Africana soy,
yo soy lucumí.

La joven África confiesa a Ña Bárbara lo desesperada que está por el desamor de Lázaro.
Durante años habían sido felices amantes, pero ahora todo ha cambiado. En realidad, lo
que le ocurre a Lázaro es que poco a poco se ha ido apartando de África, enamorándose
de la juventud y belleza de Niña Flor. Las continuas llegadas de jóvenes pretendientes a
la plantación desesperan a Lázaro, el cual confiesa al viejo Taita Yeyo –mayoral y esposo
de Ña Bárbara– que si Niña Flor consiente en casarse con alguno de ellos, él se quitará
la vida arrojándose por el barranco, ya que será incapaz de sobrevivir a su desdicha. El
viejo esclavo intenta hacerle ver que Niña Flor está lejos de su alcance y le advierte del
peligro que corre al haberse fijado en la hija del amo, pues él es solamente un esclavo
casado con la sirvienta de confianza de la joven ama. Lázaro no quiere escuchar sus
consejos y jura llevar adelante su decisión. Taita Yeyo, horrorizado, deja solo a Lázaro.

LÁZARO ¡Qué triste es ser esclavo carabalí!


¡Qué triste y negro sino hay en mí!
¿Por qué Dios, tú me abandonas en mi dolor?
¿No ves cómo sufre y llora mi corazón?
¡Qué dolor es ser esclavo carabalí!
Tu destino, tu consuelo, sólo es morir.
Triste es tu vida, carabalí,
si sueñas con amores que no has de lograr.
Triste es nacer esclavo y ansiar
con el corazón gozoso, la libertad.
Triste es la vida sin un amor,
que consuele el alma de tan cruel dolor.
Sólo pienso en el amor
que jamás habré de lograr
y que con la muerte de he olvidar.
¿Para qué quiero la vida si eres toda mi ilusión?
Un amor sin esperanza destrozó mi corazón,
toda mi ilusión.
Triste es nacer esclavo y ansiar
con el corazón gozoso, la libertad.
Triste es la vida sin un amor
que consuele el alma de tan cruel dolor.

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Sólo pienso en el amor
que jamás habré de lograr
y que con la muerte he de olvidar.
¡Qué cruel penar!

La llegada de Niño Alberto, que así se llama el sobrino, sirve de motivo de alegría.

NEGRITAS Niño, viene acá,


coge eta flo;
ha nacío para uté,
rico es su oló.
Niño, coge ya
eta fló der cafetá.
ALBERTO Venid con la flor
gentil que me dais,
y esa flor he de besar.
Flor, rosa del abril,
fuego de pasión,
roja como un vivo corazón.
Ven, gloria floreal
que ama el colibrí
cuando se abre al sol,
reina del jardín.
Ven, que mi corazón
ansía saber
cuándo el dulce amor
llegará hasta él.
Sed tengo de encontrar
a ese tierno bien,
rosa del abril,
triunfo del vergel.
CANDELITA Ahora, taita mi niño,
cómo baila la negrita,
eta negrita que tiene
cuando baila giribilla.
NEGRITAS Ahora, taita mi niño,
etc.
ALBERTO Flor ardiente del abril,
¡oh, flor, siempre serás
flor de pasión!

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Flor, rosa del abril,
fuego de pasión,
roja como un vivo corazón.
Ven, gloria floreal
que ama el colibrí
cuando se abre al sol,
reina del jardín.
Ven, que mi corazón
ansía saber
cuándo el dulce amor
llegará hasta él.
Sed tengo de encontrar
a ese tierno bien,
rosa del abril,
triunfo del vergel.
Flor de pasión,
flor de abril.

Don José organiza de inmediato una gran fiesta y envía mensajeros a la ciudad para invitar
a sus amigos y vecinos. Todos agasajan a Niño Alberto y especialmente Niña Flor, la cual
ha reconocido en él al joven que vio una vez en La Habana y del cual quedó enamorada.
Lázaro, que sorprende la escena, se desespera y promete llevar a cabo su juramento. Al
decírselo a Taita Yeyo, África descubre por fin los motivos de la extraña actitud de
Lázaro y el por qué de su indiferencia con ella. África se desespera y le dice que le ama,
pero él no quiere saber nada de ella y solamente tiene ojos para Niña Flor. Despechada,
África se retira llorando a su casa y piensa la forma de vengarse de su marido.

ALBERTO Mío es tu corazón,


eres mi sólo amor.
NIÑA FLOR Calla, por favor.
ALBERTO Para ti es mi corazón,
tú eres mi ilusión.
Desde la hora en que te miré
pienso en ti, ¡oh, mi niña ideal!
Dulce hermosura que nunca olvidé,
eres tú la flor del cafetal.
Entre tus labios tú tienes más mieles
que mi criollo cañaveral.
Deja que pueda entre tus besos
esa ambrosía, mi niña, libar.
NIÑA FLOR Sí, su miel es tuya
y mi querer tuyo ha de ser.

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Ven, tú eres mi vida
y mi corazón tuyo será.
ALBERTO Flor, ven a mi jardín;
mía serás, flor de abril.
NIÑA FLOR Para ti ha de ser mi amor,
mi corazón tuyo será.
A mi amor fiel, verte quiero,
mi Alberto adorado,
mi dulce ilusión...
ALBERTO Flor de mi vida,
tú eres mi amor...
Flor que amante te di,
fuego de pasión,
roja como un vivo corazón.
Es gloria floreal
que ama el colibrí
cuando se abre al sol
reina del jardín.
Va preso en esa flor
el dulce ideal de mi corazón
que te pudo hallar.
Flor, tú también serás
aroma sutil en mi vida
que tú perfumarás.
NIÑA FLOR Rosa de pasión,
sueño yo aromar
sobre tu corazón.
Porque soy la flor bella
que encontrar siempre
soñó tu amor.
LOS DOS Flor que amante te di/tomé
fuego de pasión,
roja como un vivo corazón.
Es gloria floreal
que ama el colibrí
cuando se abre al sol
reina del jardín.
Va preso en esa flor
el dulce ideal de mi corazón
que te ha de adorar.
Tú también serás aroma sutil
que ha de perfumar mi amor.
_____

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ÁFRICA Ya sé la verdad.
Por eso a mí ya no me quieres,
carabalí.
Quiero morir.
Han pasado ya
las noches de pasión
en que me decías
que yo era tu ilusión.
Negro de mi amor,
vuelve a quererme
como antes me amaste tú.
Oye, escúchame,
no me dejes ya,
si tú eres mi vida,
si tú eres la ilusión.
Ven a mí, que tú eres mi amor;
ven a mí, que muero por ti.
LÁZARO No puedo quererte.
Déjame, por Dios.
ÁFRICA Escúchame.
¡Ah!, suerte fatal.
Quiero llorar,
quiero morir.
NIÑA FLOR Y ALBERTO Llorar, del esclavo es la suerte fatal.
Sufrir, es la cruz que les mandan cargar.
LOS DOS Y ÁFRICA Huir es el ansia profunda
del que vive entre el cepo feroz.
Morir es tu sólo consuelo,
lucumí.
ÁFRICA Africana soy,
yo soy lucumí.
NIÑA FLOR Y ALBERTO Mi amor eres tú,
tú eres mi ilusión.

CUADRO SEGUNDO.– Don José está exultante de alegría por haber dado con un pretendiente
para su hija. Niña Flor, contenta y enamorada, confiesa a su sirvienta que ya ha encontrado
al hombre con quien tanto tiempo había soñado. Con quien tiene pesadillas el rico
propietario del cafetal es con doña Cipriana, que sigue en su pretensión de casarse con él.

CIPRIANA Ahí está, hermoso y gentil,


lindo como un sol.
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DON JOSÉ Ella. A esta vieja la echo yo.
CIPRIANA Joseito de mi amor,
yo quiero que me quieras
tanto como yo te quiero a ti.
DON JOSÉ Déjeme usted en paz,
déjeme usted ya.
A esta vieja la estrangulo yo.
CIPRIANA Joseito...
DON JOSÉ Señora, ya le he dicho que me deje.
CIPRIANA Mi gallego.
DON JOSÉ Mi gallega.
CIPRIANA Yo te quiero, mírame.
DON JOSÉ Santa Marta, por tu madre:
¡baja y mátala como al dragón!
CIPRIANA Si yo puedo conquistarle,
¡ay, Dios mío qué feliz seré!
DON JOSÉ Por quitármela de encima
a esta vieja la estrangulo yo.
CIPRIANA Mire cómo bailo la muñeira,
Joseito de mi corazón.
José, tu amor,
yo quiero sólo para mí;
ven ya, José,
que tu querer yo quiero ser.
Mira que sin ti voy a morir.
¡Ay, gallego de mi corazón!
José, José...
por ti yo muero de pasión.
DON JOSÉ ¡Ay, Cipriana, por favor,
no me hable más de amor!
Mire que no como yo
ni caldiño ni jamón.
CIPRIANA Sí, sí; debes comer jamón.
José, tu amor
yo quiero sólo para mí.
Ven ya, José,
que tu querer yo quiero ser.
Mira que sin ti voy a morir.
¡Ay, gallego de mi corazón!
José, José...
por ti yo muero de pasión.

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CUADRO TERCERO.– Don José ha organizado con gran lujo la boda de su hija y su sobrino.
En presencia de toda la burguesía de la isla, se inicia una gran fiesta para conmemorar el
feliz acontecimiento.

CORO Riendo etán los negro


en la fiesta que dan los amo,
la Niña Fló se casa
con ese que a su lado etá.
Que sean muy felice,
que le dure siempre el amó.
E tan buena la Niña...
Que la proteja siempre Dió.
¡Viva la Niña Fló,
lú der cafetá.
NIÑA FLOR Ahora voy a cantarles y bailaremos.
En honor de su amado, la Niña Flor.
Es una rumba negra.
Bailen ustedes a su compás.
CORO Venga esa rumba ya,
su mercé.
NIÑA FLOR Pues allá va.
CORO Mi pasión eres tú,
mi negro fiel,
porque tú tienes labios
de mamey.
Ven aquí, ven a mí,
que está repicando el bongó.
Negro, por ti muero yo;
negro, como tú no hay dos.
Negro, ¿qué es lo que tú tienes?
Negro, que me diste embó.

África aprovecha un momento para contar a Niño Alberto el amor de Lázaro por Niña
Flor. Alberto, indignado, promete castigar duramente al esclavo.

ÁFRICA Y ahora he de morir


porque sin él no he de vivir.
NIÑO ALBERTO Quiero que padezca el infiel,
y sabré castigar con la muerte
al esclavo, implacable.

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Cuando todos se han retirado, Lázaro se dirige hacia la ventana de la habitación en que
descansa Niña Flor para depositar en ella un ramo de flores que él mismo ha recogido
durante sus largos paseos, como despedida de un amor imposible. Niño Alberto, creyendo
que Lázaro trata de penetrar en la casa y que sus intenciones son otras, dispara sobre él.
Moribundo, Lázaro confiesa que sólo iba a dejarle flores a Niña Flor, igual que hacía con
su Virgen de la Mercé, y muere. África declara que lo sucedido ha sido por su culpa.

ÁFRICA Ahora he de morir,


morir es mi afán.
NIÑA FLOR Mi amor eres tú.
ALBERTO Tú eres mi ilusión.

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