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Algo para Santa

AKM Miles 2
Este libro fue traducido por el blog
BRAD PACK C para libre lectura solo te
pedimos que no cambies nada de él.
Nuestro staff realizó mucho esfuerzo 3
para que puedas leerlo.
Este libro es de contenido homoerótico,
es decir tiene escenas de sexo explícito, si
te molesta el tema no lo leas, y si eres
débil de corazón no sería recomendable.

¡¡Esperamos que lo disfrutes!!


Resumen
Derek Campbell está trabajando en dos lugares para
ayudar a pagar algunas deudas de la enfermedad de su madre.
Uno de los trabajos es representar a Santa en la Tienda de
Departamentos Martin. En su descanso está solo y lamentando
la falta de amor en su vida y que nadie realmente lo ve. Una
pequeña voz le dice que él lo ve. Derek mira hacia abajo para
encontrar un duende a su lado. Dicho duende está en
necesidad y Derek le ayuda a salir, sin saber que va a conocer
al hombre de sus sueños.

Max Martin es un hombre muy ocupado, CEO de todo el


imperio Martin, el papá de Michael y en necesidad de una
ayuda en muchas áreas. Derek aumenta su plato ofreciendo 4
ayuda en varias de estas áreas, entre ellas una de la que Max
no era consciente. Él no sabía lo mucho que necesitaba a
alguien para amarlo, para completar su vida. Hay diversión,
risas, romance, celos, venganza, angustia, miedo y como es
Navidad, también hay un final feliz.
Dedicatoria
Para aquellos fans quienes siempre leen mi trabajo tan
pronto como este sale y nunca fallan en dejarme saber cuanto
disfrutan los libros.

Muchos se han convertido en amigos.

Nunca sabrán cuanto aprecio sus amables palabras.

Muchísimas gracias.

AKM 5
Capítulo Uno
—¿Y qué es lo que quieres para Navidad, jovencito? ¿Has
sido un buen niño este año? — Derek murmuró, recostándose
contra la pared en el oscuro pasillo, el relleno en su traje de
Santa haciendo cada movimiento torpe. Esta sección de la
Tienda por Departamentos Martin era usada sólo por el
personal. Ahora mismo, él estaba solo.

Respondió a su propia pregunta. —He sido un chico


ejemplar Santa. Todo lo que quiero es alguien que me ame. ¿Es
eso mucho pedir? Un poco de algo para Santa para variar. No
más perdedores y no más cosas rudas. Sólo quiero a alguien
agradable, alguien que me vea —. Derek estaba cansado de
chicos egocéntricos que esperaban cosas de él en las que no 6
estaba, como el dolor por ejemplo. Está bien, era lindo. Lo
había oído toda su vida. Gran jodida cosa. Lindo no pagaba las
facturas. Trabajar duro y varios empleos extraños apenas le
permitían cubrir los gastos.

—Yo te veo — dijo una pequeña voz a su derecha, sobre


el nivel de la rodilla.

Derek saltó y casi dijo una palabra que Santa nunca


pronunciaría, sobre todo delante de un joven... sus ojos se
abrieron... ¿duende?

—Bueno soy el único Santa trabajando hoy y sé que no


eres uno de mis ayudantes. Entonces, ¿quién eres? — Derek
miró al pequeño duende rubio de grandes ojos color azul cielo a
su lado.
Sosteniendo su pequeño sombrero puntiagudo en la
mano, el joven lo miró en tranquila contemplación y luego
asintió, como si hubiera decidido algo.

—Soy Michael, no Mike sino Michael ¿Sabes algo acerca


de fuertes dolores de cabeza? — Preguntó Michael, seriamente.

Derek miró hacia abajo al duende con perplejidad y luego


se dio cuenta de lo que probablemente Michael-no-Mike quería
decir. Con cuarenta y cinco minutos antes de tener que volver a
la tienda para otro turno de tres horas, Derek podría dedicarle
unos minutos ahora.

—Creo que te refieres a migrañas. Mi madre solía


tenerlas — Su madre había sufrido mucho y con los años Derek
había aprendido poco a poco cuáles eran los mejores recursos
que aliviaban su dolor. Entonces ella había necesitado una 7
cirugía de corazón, que no había llegado a tiempo. Derek la
extrañaba terriblemente. Las facturas eran un recordatorio
constante y la razón por la que estaba tan corto de dinero.
Pasarían años antes de pagar esas facturas, pero enviaba lo
que podía cada mes, gracias a la paciencia del hospital.

—Si vienes conmigo, te llevaré a alguien que no es un


perdedor y que nunca es rudo con nadie. Pero tiene de nuevo
un dolor de cabeza muy malo — Con eso, Michael tomó la
mano de Derek y tiró de él. Intrigado, Derek dejó que el
pequeño y divertido duende lo condujera hasta un ascensor
que nunca había notado antes.

—¿A dónde vamos? — Preguntó Derek.


—A ver a mi papá, pero tenemos que estar muy callados
porque está muy enfermo en este momento.

Ah, entonces este duende era realmente un niño cuyo


papá debía trabajar para la tienda.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, se


enfrentaron a la puerta de la oficina en un pasillo que Derek
nunca había visto antes. Una lujosa alfombra cubría el suelo y
la decoración de alta gama le llevó a suponer que en esa parte
de la tienda trabajaban los mucketymucks1, como su madre los
habría llamado. Michael tomó de nuevo su mano y lo llevó
hasta la puerta. La abrió lentamente, levantó la otra mano para
tocar sus labios con un pequeño dedo.

Derek asintió indicando que lo entendía y siguió al


muchacho en el cuarto oscuro. Michael cerró la puerta y se 8
quedó unos segundos, dejando que sus ojos se acostumbraran
a la luz baja. Un enorme escritorio estaba al otro lado de la
habitación frente a las ventanas con amplias cortinas. Ante un
sonido a su derecha, Derek se volvió y vio a una figura
voluminosa cuyos miembros llenaban las generosas
proporciones de un sofá de cuero. Un brazo sobre su cara.
Derek reconoció esa posición, recordando cómo su madre no
podía hacer que la habitación fuera lo suficientemente oscura
para desterrar el dolor.

Michael se acercó al hombre y le tocó el brazo,


inclinándose para susurrarle al oído.

1
Mucketymucks término americano para denominar a las personas pomposas, ricas, vanagloriadas,
snobs, aristocráticos que piensan que por sus reglas se rige el mundo y que los millones de planetas
orbitan alrededor de ellos.
—Hmm? — La voz del hombre se oyó adolorida.

Derek apenas pudo oír la palabra, la débil pregunta.


Nunca había visto tan largo sofá. El hombre, de más de seis
pies de alto yacía tendido en toda su estatura, pero aún
quedaba espacio para las mullidas almohadas en cada extremo.
Sacudiendo la distracción causada por el inusual mueble, volvió
a mirar al hombre. Su experiencia lo pateó y Derek se acercó y
se sentó con la espalda apoyada en el brazo del sofá junto a la
cabeza del hombre. Inclinándose le dijo —Shh, relájate. Déjame
ayudarte.

—No puedes. Duele. Michael, cariño, ¿qué... oh... — Su


pregunta terminó con un gemido. Agarrando los hombros del
hombre, Derek estiró una pierna a lo largo de la parte de atrás
del sofá. El otro se estableció en el otro lado del hombre, lo que
hizo un capullo cálido para la cabeza y los hombros del hombre. 9

—Hey... — Su paciente trató de incorporarse, pero el


dolor lo obligó a bajar. Derek tenía que tranquilizarlo antes de
que pudiera aliviar su dolor.

—Michael me trajo hasta aquí. Me queda una media hora


de mi descanso. Puedo ayudarte si me lo permites. Shh,
relájate. Mi gordo traje de Santa hace una almohada suave y
agradable, ¿verdad? Voy a intentar lo que solía funcionar en las
migrañas de mi mamá, ¿ok?

No hubo respuesta, pero el hombre se relajó de nuevo en


la V de las piernas de Derek. Suavemente Derek puso sus
largos dedos a trabajar, desde la frente y poco a poco,
suavemente acariciando las sienes.
Interpretando la tranquila aceptación del hombre como un
permiso, Derek bajó sus dedos más atrás, en el grueso cabello
rubio oscuro. En la escasa luz brillante de una puerta
parcialmente abierta, las líneas de tensión y el dolor se
destacaron en el rostro del hombre.

Mientras tanto, Michael se sentó en el suelo junto al sofá,


su pequeña mano apoyada en el puño de su papá. Cuidado y
amor por su papá irradiaba de la cara del pequeño niño y en su
postura.

—Relaja los músculos si puedes. Abre el puño y deja que


la paz te lleve. Sostén la mano de Michael — Derek sabía que el
contacto físico ayudaba a liberar la tensión y el dolor.
Claramente estos dos compartían un fuerte vínculo. En
respuesta al tacto suave de su hijo el hombre abrió lentamente
los dedos. Michael metió la mano en una mucho más grande 10
del hombre. El hombre suspiró y los labios de Michael se
curvaron en una sonrisa.

Derek comenzó a tararear en voz baja, pero no los


villancicos de Navidad que se podrían esperar de alguien
vestido como Santa. No, él tarareaba Soaked de Adam
Lambert, su última obsesión musical. Su madre habría amado al
cantante con su voz extravagante y hermosa. Ellos solían ver
American Idol juntos y calificar a los cantantes, a menudo
estando de acuerdo en sus opciones. Su madre había sido muy
buena, Derek pensó con una sonrisa. Su respuesta a él siendo
gay fue una de aceptación. Ella lo había apoyado en todo lo
posible.

El mantuvo la voz baja y suave. Sus dedos nunca dejaron


los suaves movimientos.
Ellos regresaron a la frente del hombre y ahora iban hacia
arriba, hacia la parte superior de su cráneo y cabello. Largos
minutos pasaron mientras seguía los suaves movimientos y
cambiaba a Broken Open, manteniendo las baladas. Continuó
con una versión suave de Mad World.

El hombre se relajó más y más, su cuerpo se acomodó y


su respiración se hizo más lenta y Derek se sintió feliz por
primera vez en mucho tiempo. Su vida no era horrible.
Simplemente no estaba llena de alegría y de cosas buenas
últimamente. Bueno, no por un largo tiempo. Se inclinó aún
más sobre el hombre para mirar más de cerca los rasgos
cincelados, midiendo el grado de dolor por la disminución de la
tensión en torno a la boca y en los ojos. Derek sabía que había
ayudado, pero un rápido vistazo a su reloj le dijo que tendría
que darse prisa y volver con su equipo y llegar a ser Santa otra
vez. 11

—Lo siento, pero tengo que volver al trabajo ahora. Un


montón de pequeños niños están esperando para decirme sus
deseos para una feliz Navidad. Espero haberte ayudado —
Derek se deslizó unos centímetros.

—No, no te vayas. Yo... tú... eso ayudó, de verdad. Eso


fue muy amable de tu parte. ¿Quién eres tú?

—Santa. Un pequeño duende me trajo a ti. Me tengo que


ir ahora — Derek lamentaba tener que salir, pero tenía que
correr algunos metros si es que iba a regresar de nuevo a la
gran silla, a tiempo.

—Michael ¿puedes sentarte aquí con una almohada en su


regazo y hacer lo que yo estaba haciendo por un tiempo más?
Solo muy suave y gentil — Derek se levantó y levantó a Michael
del suelo y lo acomodó en el sofá, poniendo una almohada
grande en su regazo. Ayudó al hombre a inclinarse hacia arriba
y luego de nuevo sobre el colchón.

—¿Santa? — El niño levantó la mirada, una expresión de


preocupación pellizcando sus características.

—¿Hmm?

—No puedo cantar esas canciones. No las conozco —


Michael sonaba como si fuera a llorar si no podía hacerlo bien.

—No importa lo que cantes mientras tu voz sea tranquila


y relajante. Tararea algunos villancicos o algo así. Me tengo
que ir. Buena suerte amigo.
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—Gracias Santa.

—Sí, gracias Santa — El hombre lo miró por primera vez y


Derek casi se quedó sin aliento. Los hermosos ojos oscuros
azul-verde le hicieron pensar en destellos de joyería o pintura.
¿De qué color eran? Aguamarina. Eso era. Su madre había
amado el color aguamarina y el fucsia. Pero nadie tenía los ojos
aguamarina. Esos deben ser lentes de contacto.

—Feliz Navidad — Derek se colocó a sí mismo fuera de la


puerta, cerrándola con suavidad y regresó a la segunda planta
donde se encontraba armado el escenario de Santa.

¡Fiuuu, eso era un viaje. Se preguntó quién era el hombre.


Estaba claro que tenía el amor puro de su hijo a su favor.
Bueno, eso y un asesino cuerpo con unos ojos hermosos,
cabello suave y anchos hombros. Ok, suficiente Santa, regresa
al modo de los juguetes, las Barbies y los juegos de video.

Después de bajar a las nueve Derek corrió a su segundo


trabajo como camarero en un bar local, donde estaría sirviendo
bebidas y aperitivos hasta las dos de la mañana. No era un
trabajo duro, pero estaría agotado para el momento en que
tirara el saco. Por ahora estos dos trabajos eran suficientes,
pero después de Navidad, habría que encontrar otra cosa.
13
Habiendo acabado la escuela de formación profesional,
con especialización en negocios y contabilidad, Derek había
estado devastado cuando llegó la noticia de que su madre tenía
una enfermedad del corazón. Abandonó la idea de buscar
empleo en su campo y tomó los trabajos más pequeños que le
permitieran hacerse cargo de ella. Ella había sido valiente, pero
al final había sucumbido a la enfermedad cardíaca, dejando
solo a Derek en el mundo. Eso había ocurrido en febrero.

Agarró un paquete de galletas para la cena, se puso el


uniforme, que consistía en unos pantalones negros, una camisa
blanca y una delgada corbata negra y se dirigió a la barra. El
Tango estaba animado cuando llegó ahí a las diez. Después de
esconder sus pertenencias y ropa extra en su casillero, porque
nunca sabía cuándo alguien accidentalmente lo podía empapar
con cerveza, coca cola o lo que fuera, se encontró con el caos
en su camino a la cocina. Evidentemente Randy había salido, de
nuevo, amenazando con no volver jamás. ¿Por qué el gerente
permitía a la reina del drama volviera una y otra vez? era un
misterio para Derek. No importaba que trabajara en alguna
parte o no lo hiciera. Sabía que iba a ser una larga noche dura,
cubriendo el doble de la zona y haciendo el doble de trabajo.
Oh bien, esperaba que las propinas compensaran eso.

Corrió como un loco toda la noche. Cuando finalmente


caminó por las escaleras a su pequeño apartamento en las frías
primeras horas de la mañana del sábado, se preguntó por qué
no había desarrollado una migraña de las suyas.

Ese pensamiento trajo a la mente la escena en la oficina


con el niño y su papá. Michael-no-Mike era un lindo y su amor
por su papá tocó a Derek. No sufría del síndrome de ¡ay de mí
yo nunca conocí a mi papá y reconoció el amor puro cuando lo 14
vio. Su propio padre había muerto justo después de que él
naciera, así que Derek ni siquiera lo había conocido.

Se preguntó ¿por qué el niño se había puesto el traje de


duende? él no había sido parte del trabajo de Santa de Derek.
Tal vez lo vería hoy o mañana cuando fuera. Ahora, estaba a
punto de desmayarse. Bueno, después de una ducha para
librarse del olor del cigarrillo y el licor y el sudor.

Durmió hasta casi las once e hizo algunas tareas rápidas


antes de ir a trabajar. Martin era uno de los centros comerciales
más grandes en Lexington, con varios más distribuidos en el
sur. Sin embargo, la cadena había comenzado aquí, así que
esta era su base de operaciones.
Era sábado y con sólo dos semanas antes de la Navidad,
los padres estarían trayendo a sus hijos en masa a tomarse
fotos con Santa. Derek se alistó en el vestuario y salió, con la
esperanza de que no tendría que enfrentar a otro sabelotodo
como la noche anterior. Se rio con ironía al recordar a la niña
que había preguntado —¿Cómo es que si eres un Santa gordo,
tienes dedos largos y flacos, huh?

Él había respondido con un —¿Cómo es que eres una niña


muy bonita, con sus ojos azules y cabello rizado, ¿huh? — Ella
se había reído y le dijo que no quería muñecas. Quería libros,
muchos libros. La chica debe haber estado a cuatro patas.
Mamá y papá, buen trabajo.

Casi había terminado su segundo turno cuando vislumbró


a cierto duende cada vez más cerca de él, de lado a la larga fila
de niños y padres. Cuando el chico se acercó lo suficiente, 15
Derek le preguntó —Oye, Michael-no-Mike, ¿cómo está tu papá
hoy? ¿El dolor de cabeza se fue?

—Sí. Está en una reunión ahora. Sin embargo


probablemente tendrá otro dolor de cabeza. Ha estado
teniendo un montón — Michael se sentó en el suelo junto a la
rodilla de Derek.

—Entonces ¿trabajas aquí también? Quiero decir, como


un duende — Derek mantenía un ojo sobre una madre que
estaba tratando de convencer a una niña que estaba llorando,
para que subiera con él para una foto. Alejó su atención de
Michael por un momento.

—Ven aquí — canturreó, alcanzando a la niña. —¿Qué te


tiene tan molesta hoy, ¿huh? Shh. Tu mamá quiere una buena
imagen para recordarte a esta edad y no quieres que sea con
una cara roja y los ojos todo arrugados, ¿verdad?

Cuando ella dejó de llorar, la levantó en la rodilla donde


podía ver su barba nevada y los mechones de cabello blanco en
las cejas. —Eso está mejor — dijo. Cuando ella trató de
arrebatar las gafas por la nariz, él se agachó. Ella se rio y él
supo que mamá obtendría su foto.

Cuando por fin terminó su turno, se puso de pie. Michael,


casi olvidado en el suelo a su lado, se puso de pie, también.

—¿Quieres venir conmigo? — Preguntó Michael.

—Depende. ¿A dónde vas? — Derek se preguntó si su


padre aún estaba en la reunión.
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—Tengo hambre. ¿Quieres venir a cenar conmigo? —
Preguntó Michael, alcanzando la mano de Derek.

—¿Nadie te está vigilando? ¿Cómo es que puedes


mostrarte aquí y allá por toda la tienda? ¿Sabe tu papá dónde
estás? ¿Dónde está tu mamá? — Derek miró a su alrededor
buscando al padre del niño.

—Te dije que mi papá está en una reunión y mi madre


murió hace mucho tiempo. Estoy supuestamente con la niñera,
pero ella es mala, así que me fui y vine a buscarte — Michael
dijo como si eso tuviera mucho sentido. Derek inmediatamente
se imaginó a una niñera buscando frenética por la tienda. No
queriendo molestar a Michael, Derek comenzó con algunas
preguntas sencillas.
—Entonces, ¿qué pasa con el traje de duende? Pensé que
podrías estar trabajando aquí como yo — dijo Derek.

—Papá me lo dio. —Michael se burló. —Tawna dice que


se ve estúpido.

—¿Quién es Tawna?

—Mi nueva niñera. Ella es una perra —dijo Michael


seriamente.

—¡Michael! — Derek exclamó. —¿Cuántos años tienes?

—Seis y estoy en primer grado. ¿Por qué?

—Debido a que esa no es una palabra para que la use


alguien de seis años de edad. No creo que tu papá lo apruebe. 17

—Lo siento —Las lágrimas brillaron en los ojos de


Michael.

—Hey, no te preocupes. Está bien. Podrías querer


deshacerte de esa palabra hasta que seas mayor, ¿verdad?
Entonces, deberíamos ir a buscar a esta niñera, así no te
meterás en problemas. Además, ella tiene que estar
preocupada a estas alturas —. Derek decidió que le entregaría
a Michael a esta Tawna y trataría de tomar un aperitivo para
pasar a través de su último turno.

Era un trabajo duro ser un Santa alegre para los más


pequeños cuando tu estómago rugía.
—No lo creo. Además, no es mi verdadera niñera. Esa es
Cindy, pero se fue a casa por la temporada de Navidad y no
vive aquí. Bueno, excepto cuando está en la escuela, ya sabes.

Michael lo condujo hasta el ascensor que habían utilizado


el día anterior y Derek se encontró delante de la misma puerta
de oficina. Esta vez, sin embargo, Michael se volvió hacia la
izquierda y entraron en otra oficina en el pasillo.

—Ahí estás, pequeño mocoso. ¿Dónde en el infierno has


estado? — Una pechugona sobre inventada rubia frunció el
ceño desde atrás del escritorio. No parecía estar muy
preocupada al ver al niño llegando con un extraño. Los dedos
de Michael se apretaron alrededor de Derek. Derek le devolvió
el apretón. ¡Perra!

—Ha estado conmigo. Lamento que usted no supiera que 18


estaba ayudando a Santa esta noche — mintió Derek.

—Max no me dijo nada acerca de él ayudando a ningún


Santa. Tú — señaló una uña rojo sangre hacia Michael —se
supone que estás en esa habitación mirando dibujos animados
como te dije. Ahora ven aquí — Rodeó el escritorio y alcanzó a
Michael, sus uñas clavándose en delgado hombro del
muchacho. Malicia brilló en sus ojos.

Ella le recordó a Derek a la bruja de Blanca Nieves.


Cuando era un niño pequeño, su madre lo llevó a ver la película
y había un equipo de rodaje fuera del teatro cuando salieron.
Una señora con un micrófono se le acercó y le preguntó qué
recordaba más sobre la película. Él había respondió —¡La bruja
tiene dedos largos! — Bruja, perra… también funcionaba para
Tawna en este caso.
Puso en palabras sus pensamientos —Oh, no lo creo.
Michael es parte de la exhibición de Santa en el segundo piso.
Voy a tomar la responsabilidad por él. Estoy seguro que usted
tiene mucho que hacer aquí — Una lima de cartón y una botella
de esmalte de uñas transparente estaban asentados en la
mesa. Tomó suavemente la mano de ella y la quitó del cuerpo
de Michael. Por el rabillo del ojo, vio a Michael frotarse el lugar
en el que las uñas de ella se habían cavado en él.

—Bien. Estaré hablando con Max sobre esto. Se supone


que tengo que estar vigilando a su hijo. Max confía en mí —dijo
dándose auto importancia.

—Eso está bien. Michael y yo vamos a comer algo antes


de volver a trabajar —dijo Derek. Rápidamente escoltó a
Michael fuera de la oficina.
19
Cuando las puertas del ascensor se cerraron Derek dijo —
Por cierto, estás disculpado por usar esa palabra.

Michael dio una risita. Derek sonrió. Este chico era muy
inteligente y no se merecía quedarse con una mujer así. Derek
gustosamente asumiría las consecuencias ante Papá Max.

—Sólo tengo unos diez minutos antes de tener que volver


a trabajar, así que vamos a encontrar algo de comida rápida
para que pueda comer un chicle para tener el aliento freso y
estar listo para sonreír a más niños.

—Pensé que tu aliento siempre olía bien — Michael dijo


sonriéndole.
—Requisito de trabajo. Por cierto, ¿dónde vives? ¿Tú y tu
papá tienen una casa o un apartamento en la ciudad? — Derek
se había preguntado eso antes.

—Nosotros conseguimos un Pent-house en la parte


superior del edificio. Ahí es donde vivimos. Es toda la planta
superior — Michael parecía muy entusiasmado con eso y Derek
no podía culparlo.

Se empujaron en el pequeño vestuario donde Derek


agarró su bolsa de galletas y las compartió con Michael. Se
sentaron juntos en el banquillo, comiendo. Entonces Derek le
dio a Michael un pedazo de su chicle con sabor a menta y se
dirigieron de nuevo al piso de su último turno.

A mitad del turno, las cosas iban muy bien con Michael
haciéndose pasar por un duende en muchas de las imágenes. 20
Entonces, los problemas aparecieron como un cañón en la
esquina y pisoteando hacia su camino.

—Uh-oh. Papá está enojado —Michael saltó desde el


bloque de madera grande, envuelto como un regalo de
Navidad, donde había estado posando para las fotos. —Lo
siento Santa.

Papá Max no se veía impresionado. Derek no pudo salir de


su sillón de Santa cuando otra madre dejó caer un conjunto de
dos niñas en su regazo.

Trató de observar a Michael y a Max por encima del


hombro de la mamá, pero no podía ignorar a las niñas
tampoco.
Max era un hombre magnífico, incluso con el ceño
fruncido estropeando su amplia frente bronceada y dibujando
sus gruesas cejas hacia abajo. Max miró a Derek y su ceño se
profundizó mientras continuaba escuchando a Michael. Derek
deseaba poder ver esos ojos verde azulado más de cerca otra
vez. Le gustaba que ese muy alto hombre se agachara al nivel
de Michael mientras hablaba con él. Con una última mirada
hacia Derek, Max tomó a Michael levantándolo y se volvió,
alejándose. Michael pasó sus brazos alrededor del cuello de su
papá y volvió a mirar a Derek.

Derek no tuvo más remedio que entrar de nuevo en modo


Santa. Una vez más, tuvo un momento de ¿cuándo habrá algo
para Santa? Pero con la misma rapidez, continuó con su ho-ho-
ho y las fotos de Navidad y los deseos especiales. Durante el
resto de su turno, Derek esperaba ser convocado a la oficina
arriba para una seria reprimenda. Tal vez no debería haberse 21
llevado a Michael de la persona que su papá había confiado
para que viera por él, pero aún así sentía que había hecho lo
correcto.

Estaba cambiando su ropa de calle cuando la puerta del


vestuario se abrió y ahí estaba Max. Derek se sentía en una
situación de desventaja, usando nada más que sus calzoncillos
bóxer azul marino.

—Uh, hola — Derek buscó en el armario de su pantalón.


Debía estar en el bar en cuarenta y cinco minutos.

—¿Puedo hablar contigo un momento? —Preguntó Max.


—Sí señor. Tengo otro trabajo al que tengo que llegar a
las diez, así que espero que no le importe hablar mientras me
visto.

—Está bien — dijo Max y Derek notó que Max lo miró con
atención mientras se subía los pantalones y los aseguraba.
Metió la mano en la camisa blanca y se volvió a Max mientras la
abrochaba. —Tengo que abordar lo que sucedió con Michael
esta noche — comenzó Max.

—Sí señor. Lo siento, sé que no tengo derecho a alejarlo


de... Tawna, ¿verdad? Sí, Tawna, pero estaba muy descontento
con ella y...

—¿Creíste que dependía de ti hacerlo feliz? Hice los


arreglos para su cuidado y supuse que estaba a salvo con su
niñera... 22

—Bueno — Derek interrumpió, —¿sabes lo que haces


cuando supones, ¿huh?

—¿Cómo dices? —Esas pesadas cejas volaron hacia


arriba.

—Conoces el dicho. ¿Eso hace un asno de ti y de mí? Ok,


tal vez tu no. De todos modos, Michael apareció justo antes de
mi último descanso — Derek deslizó su corbata alrededor de su
cuello. —Y cuando le pregunté por qué estaba solo, admitió que
se suponía que debía estar con Tawna, pero que ella era una
perra — Derek hizo una mueca ante el jadeo de Max. —Esa fue
mi respuesta exactamente, hasta que la conocí — Derek
continuó. —Ella le gritó y lo agarró con sus garras. Apuesto a
que si tiras de la camisa a un lado, encontrarás que dejaron
marcas sobre él. Dijo que ella era mala y yo le creí, así que le
dije que estaba trabajando conmigo. Tienes razón, no era mi
lugar hacer eso y me disculpo. Pero francamente, si yo fuera tú
y esto ni siquiera es mi lugar, pero no dejaría a un niño que
amo al cuidado de alguien que claramente piensa que es él un
y cito mocoso —Derek suspiró, sabiendo que se había
sobrepasado, pero dispuesto a retractarse de nada de eso.

Max estudió Derek en su uniforme un momento y luego


dijo muy despacio —¿Ella le hizo daño?

—No lo sé. No lo golpeó en frente de mí, pero cuando se


apoderó de su hombro le clavó las uñas y cuando lo aparté, él
se frotaba el lugar. Disfrutó estar conmigo y hablar con los
niños y posando en algunas de las fotos. Me disculpo si estás
molesto con cualquiera de nosotros. Voy a tomar la
responsabilidad por eso. No pidió quedarse conmigo, pero 23
después de como ella lo agarró, pensé que podría estar más
seguro conmigo. Sin embargo, dijo que confías en ella, así que
si eso es cierto, bueno, eso depende de ti. Realmente tengo
que ir al Tango ahora. Mi turno empieza pronto.

—¿El Tango? ¿El bar gay en la Decimocuarta?

Uh oh. ¿Max tenía algo en contra de los gays?


¿Enloquecería ahora sobre el hecho de que Derek había estado
cuidando de Michael?

Tomó aliento. —Sí —.

—Bonito lugar — dijo Max.


Ok, entonces. Esta vez fueron las cejas de Derek las que
se levantaron con sorpresa.

—No voy detenerte. Sé que tienes que ir a trabajar.


¿Vendrías a mi oficina mañana, digamos una media hora antes
de empezar tu turno? — Max dio media vuelta para marcharse.

—Sí señor. Uh, ¿estoy siendo despedido? — Derek tenía


que empezar a hacer planes si ese era el caso. Pero si ese fuera
el caso, ¿por qué estaba regresando mañana?

—No, en absoluto. Te veré en la mañana — Max dejó a


un Derek desconcertado, apresurándose para salir a su próximo
trabajo.

24
Capítulo Dos
Max jaló a Michael en su regazo y mientras Michael
charlaba acerca de sus últimas aventuras de Mario Dos en su
Nintendo DS, Max hizo las observaciones correspondientes en el
momento adecuado. Pasó las manos por el cabello de Michael y
tomó su cuello. Asintió mientras Michael le hablaba de
comerciales para un nuevo juego y suavemente movió la
camisa de su hijo a un lado para mirar a su hombro. Michael se
apartó de los dedos de Max mientras se movían con cuidado a
través de cuatro marcas rojas curvas un poco más de la parte
superior del poco huesudo hombro de Michael.

—No papá — dijo Michael con el ceño fruncido.


25
—¿Qué pasó con tu hombro Michael? —Max movió la
camisa hacia atrás sobre las marcas.

—Está bien. Sé que estuve mal — Las películas de dibujos


animados de Michael se volvieron sombrías.

—Tienes razón. No deberías haber dejado a tu cuidador e


irte vagando por la tienda. Cualquier cosa podría haber
sucedido. Sé que sabes desenvolverte alrededor, pero sabes
que yo no podía soportarlo si algo te sucediera, ¿verdad? —
Max mantuvo su voz tranquila, aunque por dentro hervía,
después de haber visto los signos que la mujer había puesto
sobre su hijo.

—Lo siento papá. No lo haré de nuevo, lo prometo.


La cabeza de Michael bajó y Max sabía que era realmente
lo sentía. Michael era un buen chico, el mejor de hecho. Los
dos hacían un par perfecto.

—Michael, te perdono. Solo no hagas nada que pueda


meterte en problemas. Necesito a mi mejor amigo para
siempre, ¿verdad? —Max empujó al niño cerca de su pecho y
Michael puso su cabeza en el hombro de Max.

—Te amo papá —Michael suspiró en el cuello de Max y


derritió su corazón.

—Yo también amigo. Ahora, dime algo —dijo Max,


enderezando a Michael y mirando a esos ojos que eran tan
parecidos a los suyos. Michael asintió, esperando.

—¿De verdad te asusta Tawna? ¿Ella te ha dejado pensar 26


esto antes? ¿Alguna vez te ha lastimado antes? Michael ¿ella
alguna vez te ha golpeado? —Max contuvo el aliento. Había
hecho las preguntas en voz baja, para no alarmar a Michael,
pero tenía que hacer un esfuerzo para relajar sus músculos
fuertemente apretados mientras esperaba oír lo que Michael
diría.

—Tengo miedo de contestar. No quiero que te enfades —


admitió Michael.

—¿Alguna vez te he hecho algo cuando estaba enfadado?


Michael, tu no tienes miedo de mí, ¿verdad? —Max nunca había
concebido tal cosa.

—No papá. Nunca me hiciste daño. Pero ella me dijo,


quiero decir, ella dijo... — Michael agachó de nuevo la cabeza.
Max puso un dedo en la barbilla de Michael y alzó la cara
para poder ver esos ojos de nuevo. Esperó a Michael que
terminara sin presionarlo más.

—Ella me dijo que mejor no te dijera nada malo de ella.

—¿De qué tipo de cosas está hablando ella? —Preguntó


Max. —¿Qué hace ella? Se supone que se asegura de que
tengas mucho que hacer, mucho que comer y responder a
cualquier pregunta que tengas —Max pasó una mano por el
cabello de Michael. —Entonces, ¿qué es lo que ella quería que
tú callaras? Puedes decirme. No vas a tener problemas —Max
abrazó a Michael acercándolo de nuevo, pensando que podría
hacer más fácil para el niño que respondiera.

—Ella no me gusta. Me llama mocoso todo el tiempo y 27


me dice que soy un dolor en el... uh, ella dice esto papá, no yo.
Ella dice que soy un dolor en el culo y que mejor no la moleste,
ni haga ruido, ni nada. Ella tiene ojos realmente malvados
cuando me habla —Michael yacía inmóvil sobre el pecho de
Max, con la cabeza sobre el hombro de Max. Llegó con su
pequeña mano, tocó la cara de Max y le susurró —Creo que a
ella le gustas.

Max casi resopló su desdén por la teoría. —Cuéntame el


resto. ¿Has estado recibiendo las comidas cuando no estoy aquí
como le pedí que hiciera?

Max estaba pensando en las veces que había llegado de


las reuniones o de estar en el piso con la crisis y atrapar a
Michael cuando corría hacia él. Michael siempre se preguntó si
podían tener un trato. ¿Y si su hijo había estado pasando
hambre y no había sido alimentado correctamente? Las
lágrimas asomaron a sus ojos mientras pensaba en cómo había
sido negligente en el cuidado de su hijo. Apretó sus brazos
alrededor de su hijo.

—Michael, eres la alegría de mi vida. No tendrás a nadie


siendo malo contigo de ninguna manera. Supongo que le debo
una disculpa a Santa. Me alegro de que te alejara de Tawna y
te mantuviera con él. Él dijo que disfrutaste ayudar a Santa y
estar en las fotos. ¿Es eso cierto?

—Sí, fue divertido. Él es bueno conmigo. ¿No le gritaste


verdad? Sólo estaba siendo un buen Santa. Hace que los niños
rían y sonrían para la cámara y les dice que él sabe que tienen
buenos corazones, incluso cuando dicen que han estado un
poco mal. Creo que eso es muy amable de su parte ¿verdad? —
Michael se retorció moviéndose hacia atrás para poder mirar a 28
Max de nuevo. Max lo sentó en la mesa frente a él y envolvió
sus brazos alrededor de él, pasando rápidamente su silla más
cerca hasta que se acurrucaron muy juntos.

Una idea se elaboraba en la mente de Max. —¿Qué tal si


le preguntamos a Santa si tú puedes trabajar con él en sus
turnos, mientras que está aquí? No los otros, sin embargo, solo
él. A éste parece que le gustas mucho. ¿Te gustaría eso?

Los ojos de Michael se iluminaron y si no hubiera estado


sentado tan cerca de Max, sus pies habrían sido golpeados. Así
las cosas, dio solo unos golpecitos contra el estómago de Max.
Dios, él amaba a este chico.

—¿Quieres que le pregunte? Apuesto a que dirá que sí.


Me encantaría eso mucho. Odio estar sentado aquí todo el día.
Quiero decir, me gustan los juegos y la televisión, pero me
siento solo —Michael levantó la mano para acariciar la mejilla
de Max, con una sonrisa mientras se raspaba sobre los bigotes
cortos de Max. Michael rio, frotándose la mano hacia atrás y
hacia adelante. —Papá, tienes que afeitarte. Estás rasposo —
Michael se rio de la palabra que habían inventado juntos.

—Tienes razón. Vamos a tomar un aperitivo tardío. He


llamado a una nueva niñera para que venga un par de horas.
No me iré hasta que estés dormido, ¿ok amigo? Pero tengo que
ir a hacer algo y creo que hay que hacerlo esta noche. Estaré
aquí cuando te despiertes y ya veremos sobre encontrar una
mejor nana para las próximas dos semanas. Después que las
festividades hayan terminado, podemos relajarnos un poco y
pasar más tiempo juntos.

—Está bien papá. Sé que tienes que trabajar. ¿Sabes lo 29


que quiero? — Michael dijo, con la mano aún en movimiento
sobre la cara de Max.

—¿Qué amigo?

—Me gustaría que tuvieras a alguien que te ame. No


necesitas más perdedores. Necesitas a alguien que te vea.

Michael habló con tanta solemnidad que Max se deslizó un


poco hacia atrás para mirar la expresión de su hijo. ¿De dónde
en el mundo había venido ese discurso?

—Michael, cariño ¿qué te hizo pensar eso?

—Sé que dijiste que habías cambiado y que te gustan los


chicos. Eso está bien conmigo. Conozco la palabra para eso, es
gay. También he oído a los niños en la escuela hablar acerca de
eso. Tenemos una niña en la clase que tiene dos papás en vez
de un papá y una mamá. Gracie dice que ellos la aman mucho.
Pero tú no tienes a nadie. No quiero que estés solo papá.
Necesitas a alguien que te vea.

—Wow, eres un hijo especial, ¿sabías eso? Tú me ves.


Eso es suficiente por ahora. Te amo Michael. Ahora, dime lo
que te gustaría comer y luego vamos a ver un poco de
televisión juntos antes de acostarte —Para su sorpresa, Michael
pidió nuggets de pollo y una ensalada.

¡Buen Señor! esperaba que servicios sociales llamara a su


puerta y le dijera que era el peor padre del mundo. Su hijo
tenía hambre. Había sido maltratado por la mujer que Max
había designado para vigilarlo durante sus horas de trabajo.
Max quería colgar su cabeza avergonzado. Y Tawna Fisher 30
lamentaría el día que había decidido tratar de llegar a él a
través de su hijo.

Max aparcó el Lexus plateado en un rincón oscuro del


terreno del Tango. No estaba seguro de por qué había venido
aquí, pero no había sido capaz de aplastar el impulso. La
primera vez que Max había conocido a Derek Campbell, no
había visto mucho de él debido al intenso dolor de la migraña.
La segunda vez, Derek se había puesto el traje completo de
Santa.
Así que cuando Max había visto vestirse a Derek antes en
el vestuario, casi había estado abrumado por el hombre
compacto y muy bien construido. Había querido ir a él y ver si
esos pequeños músculos tensos eran tan flexibles como
parecían, si la piel era tan aterciopelada como parecía y si esos
grandes ojos realmente eran tan ricos como chocolate.

Max cerró de golpe la puerta del coche y se dirigió hacia el


bar. Había estado aquí antes, dos veces. La primera vez
acababa de admitir que era gay y había venido a mirar a su
alrededor, por fin con libertad de hacerlo. No se había
comprometido con nadie en la conversación, pero en su lugar
había absorbido la atmósfera de la libertad de ser él mismo,
entre otros que compartían sus preferencias. La segunda vez
había hablado con el camarero por unos minutos y había tenido
proposiciones en tres ocasiones. Se había marchado solo,
sospechando que le gustaría esta nueva vida. 31

Eso había sido hace un par de años. No había salido


después de la muerte de su esposa y no había tardado mucho
tiempo en averiguar por qué. Se había casado con Sylvia
porque su familia lo había esperado y por no haber sido capaz
de admitir que las mujeres no le llamaban la atención. Él había
experimentado cositas interesantes con los hombres, pero se
había obligado a ignorarlos. Había estado casado dos años
antes de que Sylvia y sus padres murieran en el accidente del
pequeño avión, mientras ella estaba visitándolos.

Afortunadamente Michael no había estado con ella. Ni


siquiera podía recordar a su madre. Max a veces se sentía mal
por no extrañarla más, pero sabía que con el tiempo se habrían
divorciado. Sylvia había sido noruega, una hermosa rubia, pero
no había sido una cálida madre o esposa.
No se habían peleado, pero habían tenido una existencia
fría y él no había sido feliz. Sin duda ella tampoco.

Max abrió la puerta del bar y se dio cuenta que ya estaba


buscando a Derek. Había buscado el archivo de Derek cuando
había recogido a Michael esa noche. Derek Campbell,
veinticinco años, cabello castaño, ojos marrones de cinco nueve
y sexy como el infierno antes en esos pantaloncillos azul
marino. Derek había colocado como referencia a uno de los
Santas del año pasado, así como al dueño de este bar. Max se
preguntó cuál era la historia de Derek. Parecía un buen
trabajador, pero estos no eran trabajos muy lucrativos. Derek
era un enigma y a Max le gustaban los desafíos.

Se dirigió a la barra y pidió una cerveza, buscando al


mismo tiempo a Derek y una mesa. Detectando su objetivo, se
dirigió a la pared en el lado izquierdo de la pista de baile y se 32
situó en una pequeña mesa que el camarero estaba limpiando.
Cuando se sentó, vio que el hermoso culo que había estado
admirando mientras cruzaba el club pertenecía al objeto de su
búsqueda.

—Hola Derek.

La cabeza de Derek se sacudió y abrió los ojos cuando vio


a Max sentado en la mesa que acababa de terminar de limpiar.

—Um, hola. ¿Puedo ofrecerte algo? —Derek parecía


confundido, incluso un poco preocupado.

—Relájate. No te estoy acosando —dijo Max. —Creo que


quiero hablar contigo. No estás en problemas, así que quita esa
expresión de tu cara. No tengo hambre, pero puedes traerme
unas alitas o algo así. ¿Tienes un descanso pronto?

—No he tenido un verdadero descanso en toda esta


noche. Nos falta un camarero, pero voy a ver si puedo tomar
unos minutos. Voy a traer tus alas y una recarga de eso —
Derek indicó la cerveza.

—En realidad, me traes un poco de té helado con las


alas. Yo no soy muy bebedor.

Intrigado, Max vio como Derek dejó su mesa y se giró


para traer la orden. Era como poesía en movimiento,
moviéndose entre las mesas, los bailarines y los observadores
permanentes, con ágil gracia. Max se encontró a sí mismo
poniéndose duro, incapaz de apartar la mirada del hábil joven.
33
Desde encima del hombro, oyó una voz arrastrada
diciendo —Si estás esperando para anotar con él esta noche,
estás destinado a la decepción. Derek no te dará la mano.

Max se giró para encontrar a un hombre de buen aspecto,


con el cabello rojo muy corto de pie sobre su mesa. Vestía un
traje de Armani y parecía estar solo. Tenía el aspecto de un
hombre de negocios y en cualquier otra noche Max podría tener
que invitarlo a sentarse. Esta noche, sin embargo, no quería
que Derek regresara y encontrara la otra silla ocupada.

—Gracias por la información —dijo Max, tratando de ser


despectivo, pero no grosero.

Derek se acercó y Max se enderezó. Derek se inclinó para


hablar al oído de Max.
—Sólo puedo tomar unos diez minutos, pero no puedo
quedarme aquí contigo. Nunca te dejaría solo. La sala de
descanso en la parte posterior estará vacía ahora. Puedes
comer tus alas ahí y podemos hablar si quieres.

Max esperaba cuando se puso de pie, que su erección no


fuera tan prominente como se sentía. Apretaba la cremallera y
no quería a nadie haciendo comentarios sobre Derek sólo
porque tenía una erección por ver al hombre sirviendo las
mesas, por amor de Dios. La preocupación no le impidió seguir
ese dulce pequeño culo y los anchos hombros a una pequeña
habitación amueblada con un sofá, una mesa y sillas.

Max vio la mesa estaba puesta con cubiertos y servilletas.


Las alas y el té estaban ahí, junto con una orden de papas
fritas y un vaso de agua con hielo.
34
—Espero que no te importe si como también. No he
tenido nada más que las galletas que Michael y yo comimos
entre los cambios esta noche. ¿Por eso estás aquí, por Michael?
Iba a ir a verte antes de mi turno de mañana. Él está bien, ¿no
es así? —Derek sonaba como si realmente se preocupara por
Michael.

—Él está bien —dijo Max. —He venido para disculparme


por mi comportamiento y por lo que parece ser la negligencia
de mi parte como padre. La niñera habitual de Michael, Cindy,
se ha ido a casa para las vacaciones para estar con su familia,
así que tuve que tomar medidas de emergencia —Max miró las
alas, que olían maravilloso, pero no lo tentaban tanto como el
hombre frente a él. —Tawna parecía tan ansiosa de ser
responsable de él y yo me vi envuelto en los muchos problemas
de la tienda. Quiero darte las gracias por estar ahí para mi hijo
y reconocer una mala situación que necesitaba ser corregido.
Tawna no trabajará en Martin nunca más.

—No fue mi intención conseguir que la despidieran, pero


Michael parecía asustado de ella. Esa era la segunda vez que
había venido a mí y estaba preocupado por él. Como he dicho,
sé que no era mi lugar para...

Antes de que Derek pudiera seguir, Max lo interrumpió.

—Alto. Me siento suficientemente mal. Seguí tu sugerencia


y eché un vistazo a los hombros de Michael. Encontré cuatro
marcas de uñas en él y aunque con el tiempo se irán haciendo
pequeños hematomas en la piel, no está herido gravemente.
Afortunadamente, no está traumatizado tampoco —Max giró su
vaso de té alrededor y alrededor de la mesa en un gesto
nervioso. —Pero descubrir que Tawna era malvada con él, no 35
dándole de comer como había arreglado que ella hiciera y que
ella fuera verbalmente abusiva con él, me hace sentir como un
perdedor como padre. No puedo decirte cómo me sentí cuando
finalmente conseguí toda la historia de él. Sólo han pasado
cuatro días, pero si no hubieras llamado mi atención, podría
haber durado más, conmigo totalmente ajeno a la situación —
Max alcanzó sobre la mesa la mano de Derek, cubriéndola con
la suya. —Dime, ¿tienes sólo estos dos puestos de trabajo en
este momento? —Preguntó Max, sosteniendo la mano de Derek
y gustándole la sensación de su piel contra la de él.

La expresión de Derek se volvió un poco preocupada.

—Sí. Voy a tener que encontrar otro después de Navidad.


Tengo una licenciatura en Administración y Contabilidad y he
estado buscando un trabajo, pero ha sido difícil. Yo, uh, perdí a
mi mamá recientemente por una enfermedad del corazón y he
estado tratando de pagar la deuda hospitalaria. El seguro que
ella tenía no era el mejor. Apenas cubría la cirugía y la atención
—la cabeza de Derek se alzó de repente y preguntó —¿No vas
a decirme que he perdido mi trabajo ahí, ¿verdad?

—No —Max le aseguró con una sonrisa. —Te lo dije, no


vas a ser despedido. Estoy muy contento de saber que tienes
un título en negocios y contabilidad. Perdí una secretaria esta
noche, por no hablar de una niñera para Michael. Esto está
resultando ser una buena cosa. Derek, ¿estarías interesado en
hacerte cargo de la posición de Tawna, tanto como mi
secretario y como la niñera de Michael? Todavía puedes hacer
lo de Santa y Michael puede seguir siendo duende de Santa
Claus, si lo deseas. ¿Qué piensas? Sé que probablemente estés
sobre calificado para el trabajo de secretario, pero sería otro
trabajo. Te puedo ofrecer un buen salario. ¿Cuáles son tus 36
horas aquí?

—No sé qué decir. Me encantaría trabajar para Martin.


¿Me puedes contratar sin consultar con nadie más? Ni siquiera
sé lo que haces ahí. Pero sí, me gustaría cuidar a Michael. Él es
un gran chico —. Derek se quedó en silencio e inclinó la cabeza,
con una sonrisa lentamente creciendo en su rostro. —En
respuesta a tu pregunta trabajo aquí, los martes, los miércoles
y los fines de semana. Es difícil ser Santa durante el día y luego
servir y limpiar mesas aquí hasta las dos los fines de semana,
pero sólo por un par de semanas más.

—Con lo que yo te ofrezco, incluso podrías ser capaz de


renunciar a este trabajo si quieres o tal vez sólo trabajar los
fines de semana. O podrías trabajar para mí durante la semana
y los fines de semana aquí. Tu deuda se pagaría pronto y me
gustaría tener a alguien de confianza para cuidar de Michael.
¿Qué piensas? —Max contuvo el aliento, sorprendido por lo
mucho que quería que Derek aceptara el trabajo. La idea de
trabajar en estrecha colaboración con Derek hizo su corazón
saltar.

—¿Puedes hacer eso? ¿Sólo ofrecerme un trabajo como


ese? Sabes yo ni siquiera sé quién eres. Sólo te conozco como
Papá Max —Derek sonrió, mirando tímidamente.

—Max Martin. Soy propietario de las Tiendas


Departamentales Martin, los ocho de ellas. Puedo ofrecerte el
empleo y pagarte bien por eso. Voy a dejar que pienses en eso
y me puedes dar tu decisión mañana, cuando vayas a su turno.
Pero en este momento, debes comer algo y volver al trabajo —
Max tomó un ala de pollo. —¿Hay alguna posibilidad de
conseguir un baile si me quedo cerca? 37

Los ojos de Derek se abrieron, luego asintió, su brillante


sonrisa llamando la atención de Max a los labios y haciéndole
preguntarse cómo podía degustarlos. Derek atrapó su mirada y
se sonrojó. Este chico es una delicia, pensó Max. Tenía que
hacer una pregunta más.

—¿Estás saliendo con alguien?

—No señor —respondió Derek seriamente. —No bailaría


contigo si estuviera viendo a alguien más.

—Deja el señor. Soy Max y si tomas el trabajo, tal vez


señor Martin —Sonrió. —Veremos eso luego. Sin embargo, esta
noche sólo soy Max.
Asintiendo, Derek consultó su reloj y casi inhaló su caja de
papas fritas. Cuando hubo terminado, Max tomó sus alas y té y
se dirigió de regreso al bar.

Su mesa estaba ocupada, así que se sentó en el extremo


de la barra y comió sus alas, bebió su té y vio lo que él
consideraba como el espectáculo de planta; gráciles
movimientos de Derek en y alrededor de todo el mundo
mientras trabajaba. A la hora del cierre Derek cerró la puerta
tras el último cliente y se acercó a Max. Miró al camarero en el
bar y le dijo —Voy a tomarme unos minutos, luego, voy a
limpiar. Le debo a este hombre un baile.

Max se alegró de ver el visto bueno del camarero mientras


tomaba un interruptor detrás de él, apagando todas las luces,
excepto las de la portería. Derek se acercó a una máquina de
discos grandes pasada de moda en la esquina, colocó un poco 38
de dinero y marcó unos números.

—Coloqué dos — dijo Derek. —¿Está bien?

Cuando las primeras notas de –Halo- de Beyoncé sonaron,


Max abrió los brazos y Derek entró en ellos. Max lanzó un largo
suspiro, saboreando la sensación del otro hombre en su contra.
Derek era unos siete centímetros más bajo, por lo que su
cabeza encajó perfectamente en el hueco del hombro de Max.
Sus pies no hacían mucho movimiento, pero cambiaron lo
suficiente como para llamar a eso un baile.

Max levantó una mano para pasar los dedos por el cabello
que había estado soñando con tocar desde que lo había visto
por primera vez.
El cabello de Derek era marrón claro. Fino y suave, que
caía sobre la frente con una ligera onda, mientras que en la
parte posterior colgaba directamente sobre su cuello. Max
movió sus dedos a través de los suaves mechones y se
estremeció. Podría haber jurado que oyó un quejido ahogado
contra su hombro.

Retrocediendo un poco, miró a Derek y le preguntó —


¿Estás bien?

Derek asintió rápidamente y se apoyó en él. Deslizó sus


brazos alrededor de Max, moviéndose lentamente, vacilante,
sobre la espalda de Max. Max bajó aún más cerca, hasta que
sintió la dura polla de Derek contra su muslo. Se movió por lo
que sabía que Derek podía sentir su erección presionando
contra el estómago de Derek. Derek se estremeció y apretó sus
brazos. La canción terminó, pero Max mantuvo los pies en 39
movimiento, con los brazos apretando alrededor de Derek
cuando Michael Buble llegó con -Save the Last Dance-. Oh,
dulce.

—¿Alguien se molestará si te beso? —Max miró al


camarero que afanosamente limpiaba la barra y al otro
camarero apilando las sillas a las mesas.

—No lo creo. No importa tampoco. Si no te gusta cómo


bailo, ¿aún puedo tener el trabajo? — Derek bromeó.

Max se rio y luego bajó la cabeza, apretando los labios


sobre los de Derek. Sí, esa era una mala idea, salir con alguien
que estaría trabajando para él, pero no era capaz de
preocuparse por eso ahora.
No cuando Derek sabía tan maravillosamente a menta en
lugar de las papas fritas que había tenido para la cena. Derek
había utilizado una pastilla de menta, ¿tal vez con la esperanza
de ser besado?

No se podía negar que Max estaba cayendo por él. Derek


encajaba tan perfectamente contra él y besaba como un sueño,
suave, pero no descuidado. Derek besaba como un hombre, su
lengua empujando en la boca de Max, barriendo a través y
conquistando a Max en segundos. Max conoció la lengua de
Derek y lo chupó, disfrutando de la sensación dentro de su
boca. Imágenes de los dos en su cama matrimonial, sin
sábanas o ropa entre sus cuerpos desnudos, saltaron a su
mente.

Sería mejor que saliera de aquí.


40
La música se detuvo y Max sacó su boca de la de Derek,
pero no pudo mirar a los labios húmedos sin querer sumergirse
de nuevo. Lentamente retiró sus manos lejos, una de cabello de
Derek y la otra de la parte baja de la espalda.

—Mañana. Piensa en eso. Esto —Max señaló a Derek y


luego a sí mismo —no afectará tu trabajo en forma alguna, así
que no te preocupes. Voy a trabajar en un sueldo y
hablaremos... bien, más tarde el día de hoy. Descansa un poco
y te veré pronto — Max se inclinó para dejar un beso en la boca
un poco abierta de Derek. ¡Maldición! Amaba esa boca.

Derek lo siguió hasta la puerta del frente y se quedó ahí


mirando como el auto de Max se alejaba. Max lo supo porque él
miró por el espejo retrovisor y vio a Derek ahí de pie con una
mano en su boca y la otra alrededor de su cuerpo.
Capítulo Tres
Entonces papá Max era papá Martin, propietario, no
simplemente uno de los ejecutivos de la empresa. Wow. Y para
ir un poco más lejos en la categoría de Oh-Dios-Mío, Max era
claramente gay, a pesar que los seis años de edad de su hijo
evidenciaran lo contrario. Derek optó por creer en la evidencia
del baile y en el beso como verdaderos indicadores de las
preferencias de Max. Maldición, el hombre sabía besar, además
de ser tan hermoso como para caer muerto, padre amoroso,
increíblemente rico y la mejor parte, interesado en él. En Él.
Derek Campbell. Tal vez la Navidad estaba llegando más pronto
este año.

Derek montó el ascensor hasta las oficinas. Para cuando 41


las puertas se abrieron, escuchó un agudo grito seguido de un
—¡Papá, detente!

Por un instante, Derek se quedó inmóvil, sin saber qué


hacer. ¿Michael estaba en problemas? Ese grito que hiela la
sangre implicaba eso, pero seguramente... ah, risas. Derek
suspiró de nuevo al oír la risa del pequeño niño, seguido de un
gruñido de Max.

La puerta de la oficina de a lado del ascensor se abrió y


Michael se asomó, riendo.

—Te dije que oí el ascensor papá. Es Santa... creo.


¿Dónde está tu traje rojo Santa? — Los ojos de Michael
brillaban mientras corría hacia Derek.
Derek se agachó para alcanzar y levantar a Michael.
Mientras lo hacía, Max apareció en la puerta, mirando su reloj.

—Vine temprano. Lo siento. Puedo volver luego. Sólo


estaba...

Derek se detuvo, sin querer admitir que estaba ansioso de


mirar de nuevo esos ojos verde azul y descubrir si la noche
anterior había sido o no un sueño.

—No, eso está bien. Sólo íbamos a pedir un almuerzo


tardío. ¿Quieres unirte a nosotros? —Max ofreció. Dando un
paso atrás, invitó a Derek a entrar.

—Sí, come con nosotros Santa —dijo Michael, con los


brazos alrededor del cuello de Derek. Luego, viéndose serio,
susurró —Sé que no eres realmente Santa, pero no sé tu 42
nombre real.

Derek se detuvo junto a la puerta, bajó a Michael y se


inclinó para ofrecerle su mano. —Hola Michael, soy Derek
Campbell. Encantado de conocerte.

Michael volvió a reír y sacudió la mano. —Hola Derek.


¿Qué es lo que quieres para almorzar?

—Lo que ustedes tengan estará bien.

Max se rio entre dientes. —Es posible que desees volver a


pensar eso. Michael ha ordenado un perro caliente y
macarrones con queso.
—Me parece bien. Supera el ramen que tuve para el
desayuno —Derek siguió a Michael al gran sofá y se sentó junto
a él.

—Hmm —Max consideró. —Creo que podemos hacer algo


mejor. ¿Qué tal lo que yo tengo? ¿Ensalada de pollo y fruta?

El estómago de Derek gruñó en aprecio ante la mención


de la comida para adultos. Había crecido harto de sopa barata y
espaguetis enlatados. Max pareció leer su mente y se echó a
reír.

A su lado, Michael se rio y Derek le dio un golpecito


debajo de la barbilla. —¿Qué te tiene todo risueño, tontito?

—Estás viendo a mi papá. Le gustas, te lo puedo decir.


Apuesto a que él te ve también. 43

Derek consideró el gracioso fraseo y entonces recordó que


la primera vez que conoció a Michael, lo había oído decir que
quería a alguien que lo viera. Entonces, Michael pensaba que su
papá podría ser ese alguien, ¿huh?

Revolviendo el cabello de Michael se llevó un dedo a los


labios. —Shh. Ya está bien para ti, pequeño emparejador.

—¿Qué significa eso?

—No importa —Para cambiar de tema, Derek entró en


modo de Santa. —¿Qué quieres para Navidad este año Michael?
¿Has sido un buen niño? —Abrió los brazos y Michael se
arrastró sobre su regazo.
Con una cara muy seria, Michael dijo —He tratado de ser
bueno. Prometí no vagabundear alrededor de la tienda nunca
más, sin que alguien esté conmigo. Papá no podría soportar
que me sucediera algo y yo no quiero hacerlo infeliz, así que
voy a ser muy bueno. —Michael miró de Derek a Max, que
estaba caminando de regreso hacia ellos después de ordenar
que les llevaran la comida. Martin tenía una agradable cafetería
en el primer nivel.

—Eso es ser un buen chico Michael, pero no me dijiste lo


que querías este año —Se inclinó y le susurró al oído de
Michael —Ho, ho, ho.

Michael se echó a reír. —Ho, ho, ho. Quiero una mascota.


Me gustaría un gran perro grande, pero un pequeño gato
también estaría bien.
44
Derek miró a Max, cuya expresión de dolor sugería que
esto no era una nueva solicitud. Derek levantó las cejas
preguntando. Max asintió, resignado y murmuró —Gato.

—Bueno ya que has sido un buen chico y me prometes


no preocupar más a papá, voy a ver qué puedo hacer al
respecto. Una mascota es una gran responsabilidad, sin
embargo. ¿Vas a hacer que tu papá cuide de él o vas a hacerlo
tú? —. Derek sonrió cuando Michael se retorció en su regazo.

—Yo lo haré. Voy a cuidar muy bien de la mascota. Voy a


sostenerla y acariciarla y alimentarla. Voy a jugar con ella y
asegurarme de que no esté sola nunca —Michael saltaba con
entusiasmo.
—Hey, amigo —Max levantó a Michael del regazo de
Derek y lo elevó por encima de su cabeza, haciendo que el niño
se riera otra vez. —¿Por qué no vas al lado y juegas Mario
mientras hablo con Derek durante unos minutos? Te llamo
cuando el almuerzo esté aquí. ¿Trato?

—Ok papá. Por favor dale a Santa Derek el trabajo. Me


gusta mucho. Él te ve.

Max cuestionó a Derek con una mirada, entonces bajó a


Michael y lo mandó a jugar con una palmada en el trasero.

En la puerta, Michael se volvió. —Adiós, eh, señor...? —


Inclinó la cabeza, el ceño fruncido en su carita mientras trataba
de recordar el apellido de Derek.

—Derek está bien, si eso está bien con tu papá. 45

Max asintió y Michael sonrió. —Adiós Derek, nos vemos en


unos minutos.

Mientras los dos hombres se reían, Max dijo —A veces sus


opciones hacen explotar mi mente —Entonces se sentó en el
sofá al lado de Derek.

—Es un gran chico Max, de verdad. Es muy dulce y


realmente te ama.

—Escucha, quiero darte las gracias una vez más por el


reconocimiento de una situación y por llamar mi atención. Voy
a admitir que estaba un poco asustado al principio, pero
después de ver las marcas en él y escuchar lo que dijo sobre la
forma en que lo amenazaba Tawna; bueno, sentí como si le
hubiera fallado a mi hijo —La voz de Max se sacudió.

—Es todo sobre la cosa de asumir. Pensaste que tenías


todo cubierto. Estoy seguro de que por esto Tawna actuó de
manera muy diferente a tu alrededor, ya sabes, haciéndote
pensar que se preocupaba por él y así sucesivamente.

Max negó con la cabeza. —Tal vez, pero tendría que


haber prestado más atención. Este es mi hijo.

Derek tocó el brazo de Max. —Hey, tan pronto como te


enteraste, te hiciste cargo del asunto. Tengo curiosidad sin
embargo. Ella no luce mucho como un empleado, si no te
importa que te lo diga.

Max bajó la cabeza por un momento y luego, con una voz 46


mucho más tranquila comenzó diciendo —Te has ganado el
derecho a cuestionar mi decisión en este caso. Tawna fue
recomendada por mi anterior secretaria, Martha, quien había
estado conmigo durante muchos años. Tawna es su sobrina.
Fue un poco una situación de emergencia ya que Martha se
enfermó y su médico le dijo que tendría que retirarse debido a
la naturaleza de su enfermedad —Max llevó ambas manos
frotándolas sobre su cara, como si tratara de borrar los
recuerdos. Continuó con su historia.

—Hablaba como si amara a los niños y estuviera


encantada de estar pasando tiempo con Michael. Soy una total
vergüenza como padre. No puedo decirte cómo me ha afectado
eso.
—Oh cariño, date un descanso — Derek alisó su mano
sobre la de Max. —Ya está hecho ahora y Michael está seguro.
Entonces, háblame de esta oferta de trabajo. Estoy muy
interesado. No estoy por encima de hacer el trabajo de
secretaría, sobre todo para el dueño de Martin. No me
importaría pasar más tiempo con Michael. Como dijiste ayer por
la noche, podría trabajar como un duende conmigo, abajo, en
mis turnos. Es muy bueno con los otros niños.

Max bajó la mirada hacia la mano de Derek y Derek se


preguntó si debería haberlo tocado justo cuando se le preguntó
sobre el trabajo. ¿Parecía que se estaba ofreciendo para algo
más que trabajar para él? Jaló su mano hacia atrás.

—¿Qué pasa? —Preguntó Max, mirando rápidamente a


los ojos de Derek.
47
—Yo, uh, yo simplemente no quiero que pienses que
estaba tratando de... —Derek no quería terminar la frase.

—¿No quieres que parezca que estás ofreciéndote para


conseguir el trabajo? —Max adivinó correctamente.

Derek se sonrojó. —Sí.

—Relájate. No pensé eso. Estabas siendo amable. Eso era


lo que yo estaba pensando... —Max pasó a nombrar el salario
que casi hizo que Derek jadeara, pero ¿que tan profesional
sería? Cuando Max pasó a explicar la posición, Derek sabía que
estaba más que calificado para el trabajo.

—Ven conmigo. Te daré las llaves para que seas capaz de


entrar y salir cuando quieras —Max se levantó y se dirigió a la
puerta por donde Michael había desaparecido, diciéndole que
estaría de vuelta en un minuto y que el almuerzo llegaría
pronto.

Salieron de la oficina de Max y se dirigieron a la de Tawna


al final del pasillo. Max mostró a Derek dónde estaban las cosas
y luego metió la mano en el cajón del medio donde estaban las
llaves; excepto que éstas no estaban.

—Ahora, eso no está bien. Ella dijo que dejaba las llaves
justo ahí. Como cuestión de hecho, la vi ponerlas ahí mientras
estaba limpiando sus cosas —Max se rascó la cabeza.

—¿La viste dejarlas? —Preguntó Derek, su mente


trabajando.

—Sí, ella... espera, no, creo que no lo hice. Mi teléfono 48


sonó y yo caminaba por el pasillo mientras hablaba con alguien
de la cafetería. Ella caminó por mi lado y resopló en su paso
hacia el ascensor, disparándome dagas de sus ojos. Así que por
un par de minutos estuvo sola aquí. ¿Para qué demonios se
llevaría las llaves?

—¿Qué tan enojada estaba? —Derek se preguntó en voz


alta.

—Bastante enojada, en realidad. Pero no tanto como yo,


muchas gracias. Volvamos. No quiero que Michael esté solo por
mucho tiempo. A primera hora de la mañana, tendré que
cambiar las cerraduras y mandar a hacer nuevas llaves.
Derek siguió Max regresó a su oficina. El ascensor timbró
y un camarero salió, empujando un carro cubierto con cúpulas
de plata. El almuerzo había llegado.

Derek se ofreció a hacerse cargo de lo que traía el


camarero y ante el asentimiento de Max, el hombre se fue.
Derek llevó el carro a la habitación y lo puso delante del sofá.
Max llamó a Michael y lo tomó en sus brazos cuando el niño
entró corriendo en la habitación. Derek sonrió ante la unión
entre los dos. Max acomodó a Michael en el sofá e indicó a
Derek que debía sentarse a otro lado del niño.

El almuerzo fue delicioso y divertido, especialmente con


todas las preguntas tontas que Michael hizo. Derek se sentía
como si estuviera en un show. Eso hizo la comida muy
agradable.
49
—¿Crees que voy a ser tan alto como mi papá? Un chico
de mi clase dijo la cosa más divertida la semana pasada. Dijo
que los pollos tienen labios. Pero los pollos no tienen labios.
Tengo el cabello rubio como mi mamá, entonces ¿tu mamá
tiene el cabello marrón? ¿Puedes nadar? Yo puedo. Papá
también puede hacerlo. ¿Has estado alguna vez en
Bangladesh? Me gusta ese nombre. Bangladesh. ¿No es un
nombre genial? Fuimos a comer una vez y este chico que
estaba ahí para reunirse con mi papá ordenó esa cosa. Se veía
viscosa. Dijeron que tenía un nombre raro, pero eran caracoles.
¿Puedes creerlo? ¡Caracoles! Papá trató de hacer que dejara de
reír, pero no pude.

El tren de pensamientos de Michael pasaba de una pista a


otra tan rápidamente que Derek sólo logró conseguir algunas
respuestas de entre las preguntas y comentarios.
Derek decidió que la mente de un niño de seis años de
edad, era una cosa increíble.

El niño se emocionó al enterarse de que Derek sería su


nueva niñera y se entusiasmó porque le estaría permitido llevar
su traje de duende y sentarse con Derek durante algunos de
sus turnos. Abrazó a su padre y lo besó en la mejilla y luego se
volvió hacia Derek e hizo lo mismo. Derek se encontró con los
ojos de Max sobre la cabeza de Michael y sonrió.

—Espera —dijo el chico de repente. —¿Vas a ser la


secretaria de papá? Pero ¿no es ese el trabajo de una chica?

—Ya no es así. Tal vez lo era hace mucho tiempo, pero es


un trabajo importante. Lo que necesito, sin embargo, es más
bien el carácter de un asistente personal —Dijo Max. —Me
vendría bien un poco de ayuda con las citas. Ahora que lo 50
pienso, Tawna nunca hizo ninguna planificación o programación
para mí y su tía solía hacer eso. ¿Crees que nunca confié en
ella y no me di cuenta de eso?

—Secretaria, asistente personal, recadero glorificado,


cualquiera de esas cosas suenan bien para mí. Voy a asumir
cualquier tarea extra que se te ocurra. Quizás si tuvieras algo
de la tensión fuera de ti, tendrías menos migrañas. Con el
sueldo que estás ofreciendo, incluso podría dejar mi otro
trabajo por completo —dijo Derek. —Michael me dijo que
ambos vivían en el ático.

Michael miró a Max como pidiendo permiso. Max asintió y


Michael señaló hacia el techo.

—Genial —dijo Derek. —Eso es hablar de un corto viaje.


Max le dijo —Es muy grande para nosotros dos, pero
algún día esperamos tener a alguien que se una a nosotros.

—Si tuviera una mascota, no estaría tan solo allá arriba —


dijo Michael, de forma para nada sutil.

Max agarró a Michael y le frotó la cabeza, luchando con él


y riéndose de la persistencia del pequeño.

—Chicos, esto ha sido muy divertido, pero me tengo que


ir abajo y vestirme para trabajar mis turnos. Sólo hay dos hoy,
porque hoy es domingo. ¿Debo empezar a trabajar mañana,
Max? —Hizo a Derek feliz el pensar en trabajar tan
estrechamente con Max y Michael.

—Te acompaño hasta el ascensor. Michael, espera aquí


¿de acuerdo? Tengo un pequeño viaje planeado para nosotros 51
hoy.

—Ok papá. Nos vemos Derek.

Cuando llegaron a la sala, Max tocó el brazo de Derek


antes de que sonara el ascensor. Al ver la mirada en los ojos de
Max, Derek no dudó en entrar en sus brazos. De pie tan cerca,
Derek tuvo la oportunidad de ver más de cerca los ojos de Max
y vio que eran naturalmente hermosos. No había lentes de
contacto, sólo un profundo color verde azulado que era
realmente fascinante.

—Mmm —Max lo abrazó. —Deseé hacer eso todo el día.


No puedo decirte lo bien que te sientes en mis brazos. Espero
no estar solo en esto.
—No, para nada. Estoy aquí contigo, disfrutando estar en
tus brazos. Odio tener que irme, pero no quiero llegar tarde —
A pesar de la proclamación, no movió un músculo para
separarse de los brazos de Max.

Max apretó su abrazo y se balanceó de un pie a otro, ida y


vuelta, riendo. —Lo sé. Voy a ser bueno y te dejaré ir. Tenemos
que trabajar en algo, sin embargo. Quiero pasar un tiempo a
solas contigo, que no tenga nada que ver con el trabajo. Ah y
una de las primeras cosas que quiero hacer es empezar a
buscar el gatito de Michael para la Navidad. No es alérgico,
¿verdad?

—Mmm-mmm. Voy a ver alrededor. Estará muy feliz.


Escucha, tengo que irme Max. ¿Beso rápido? —Derek se sintió
atrevido por preguntar, pero no quería irse sin un beso.
52
Max bajó la boca hasta la de Derek, en un beso que dejó
sin aliento a Derek. Era fuerte con la boca abierta, dientes,
lenguas y la pasión quemando. Derek gruñó y trató de empujar
a Max, estrechándolo contra él. Ninguno oyó la puerta
abriéndose detrás de ellos, pero escucharon una risita antes de
que la puerta se cerrara calladamente.

—Uh-oh. —Derek sabía que Michael se estaría divirtiendo.


Estaba preocupado por cómo Max se ocuparía de eso.

—Pequeño diablillo. Es mi culpa. Vamos, te veré en la


mañana. Me lo llevo al cine y saldremos a cenar. Que tengas
una agradable tarde. Estoy deseando que llegue mañana.

Max fue a buscar a Michael y Derek fue a trabajar.


Derek había estado trabajando para Martin en su nuevo
cargo desde hacía una semana. Había dejado su trabajo en el
Tango y estaba consiguiendo más horas de sueño de las que
había tenido en meses. Encontró el trabajo que hacía por Max
interesante y estimulante. Max era un CEO ocupado y Derek
encontró que hacía malabares entre sus citas de reuniones,
ocasionales apariciones para actos de caridad y los normales
negocios diarios en la oficina.

Le había tomado un par de días para darse cuenta de que


Tawna se había centrado en lo que la mantuvo en el radar de
Max, después de haber ido a menudo, de acuerdo con Max, con
preguntas y problemas que Derek manejaba por su cuenta. 53

Dos veces, Max se mostró sorprendido por la facilidad con


que Derek había asistido a asuntos que Derek consideraba
básicos. Mientras que antes dos o tres personas se habían
lanzado para ayudar con los deberes de Tawna, ahora, gracias
a Derek, los otros eran libres para concentrarse en sus propios
puestos de trabajo. No era de extrañar que Max hubiera sufrido
de migrañas.

Max tenía las cerraduras de las puertas de la oficina


modificadas desde ese lunes por la mañana, pero las llaves
perdidas se mantuvieron persistentes en la mente de Derek.
¿Por qué Tawna las tomaría? Derek mantenía una estrecha
vigilancia sobre Michael cuando estaban fuera de las oficinas y
en la tienda. A veces los dos bajaban a la cafetería para
almorzar juntos.
Michael lo disfrutaba charlando con Derek sobre esto o
aquello. Un par de veces, Max se había unido a ellos. La
mayoría del personal mostró aprecio por las capacidades de
Derek y su buen carácter, porque se tomó el tiempo para
aprender sus nombres y construir una buena relación con ellos,
algo que su predecesora evidentemente, no se había molestado
en hacerlo.

Era lunes y el viernes sería Navidad. Derek no tenía planes


de este año ya que ahora estaba solo en el mundo; toda su
familia se había ido. Pensó que se quedaría en casa, ordenar
comida y ver el desfile como él y su madre solían hacer, tal vez
pensar en ella y solo estar de perezoso.

Se las había arreglado para encontrar un refugio local de


animales con los gatitos de la edad adecuada para adopción e
hizo los arreglos para recoger el jueves uno para Michael. Ya 54
había utilizado la tarjeta que Max le había dado para adquirir
todas las cosas que necesitarían para cuidar de la nueva
mascota, incluyendo alimentos y juguetes. Había hablado con el
dueño del refugio y se había asegurado que el gatito estuviera
listo, después de tener todas las vacunas necesarias. La señora
le dijo que el gato era uno de los dos que salieron de una
camada y ella estaba esperando que alguien se llevara el último
antes de que se cumpliera el tiempo. Derek tuvo que morderse
la lengua para no decir que adoptaría el gatito restante. Tener
una mascota nunca se le había ocurrido antes de hacer todos
los arreglos para la de Michael.

No había pasado tanto tiempo a solas con Max como


Derek había esperado, pero había habido largas miradas entre
ellos ya que trabajaban juntos o se cruzaban uno a otro
durante el día.
Derek adquirió más y más funciones. Hacía los arreglos
con la tintorería para los trajes de Max y se hizo cargo de
algunas de las tareas del hogar, como pedir comida para el
ático, como cereales y refrigerios saludables para Michael.

—¿Estás ocupado? —Derek oyó la voz de Max y


experimentó el escalofrío que por lo general le inducía. Max
había estado fuera de la oficina todo el día en reuniones con los
responsables de las otras tiendas. Derek había arreglado llevar
refrescos a la sala de juntas a las cuatro y estaba cerca de eso
ahora. Michael estaba sentado junto a él, después de haber
terminado de trabajar en sus propios y muy importantes
papeles. Derek había instalado una pequeña mesa junto a la
suya y Michael pasaba tiempo con él todos los días, trabajando
junto a él en los papeles para papá.

—No en este instante. Tengo que bajar para mi turno. 55


Michael, cariño, ve y colócate tu traje —dijo. Michael se levantó
y corrió hacia Max para un rápido abrazo antes de entrar en el
cuarto de baño contiguo a cambiarse. —Me estoy preparando
para cerrar aquí e irnos. ¿Hay algo que necesites? —Derek
bloqueó los cajones de la mesa y se levantó.

—¿Quieres decir, además de un tiempo a solas contigo?


—Max sonrió con tristeza y se acercó más. ¡Oh, cuanto ansiaba
Derek un beso de él... o varios.

—Si, además de eso. Tengo que programar algún tiempo


para eso, ¿huh? —Derek dijo, sin burlarse realmente.

—Ahora ahí hay una idea —Max se acercó aún más y


Derek pensó que iba a inclinarse para darle un beso.
Su corazón latía con fuerza. Entonces oyó a Michael
saliendo del baño.

—Derek, estoy listo. Papá, ¿vas a besar a Derek de


nuevo? —Michael miraba expectante.

—Pensé en eso chico, pero no hay tiempo en este


momento —Max dijo, inclinándose para recoger a Michael de
nuevo. —¿Cómo está mi duende favorito hoy?

—Estoy bien papá. Derek y yo tenemos que ir a hacer


fotos ahora. Nos vemos después de mi turno —Derek y Max
ambos se rieron de esas palabras viniendo de un niño de seis
años de edad.

Max ajustó a Michael de nuevo y dijo en voz baja a Derek


—Te veré después de tu último turno esta noche. 56

Derek se estremeció de nuevo, ante la promesa de esas


palabras. Antes de que pudiera decir algo, el ascensor se abrió
para revelar varios de los asociados de negocios de Max, que
llegaban aquí para la reunión.

Santa tenía un poco más de chispa extra para la tarde.


Las fotos serían probablemente las mejores del grupo sólo
porque Santa estaba tan malditamente feliz y emocionado
acerca de esa noche.
Capítulo Cuatro
Esa noche, Max estaba de hecho esperándolo cuando
terminó su turno. Michael ya había sido recogido por su papá
hacía tiempo y estaba probablemente en la cama cuando sonó
el teléfono de Derek mientras se estaba cambiando.

—¿Puedes venir al ático? Quiero verte. ¿Tienes hambre?


—La voz de Max era ronca y Derek comenzó a preguntarse si
estaba hablando de comida.

—Puedo y lo estoy, pero no salgas de tu camino. Estaré


simplemente feliz de pasar tiempo contigo —Derek no se
molestó en darle vueltas al asunto. Quería que Max supiera que
estaba interesado en tomar su... no sabía si podría llamarse 57
una relación... tal vez más tarde. Sólo sabía que quería sus
manos sobre Max y viceversa. Tanto así que tuvo que
recordarse a sí mismo que el ascensor no estaba tomando más
tiempo de lo habitual para llegar, solo se sentía como eso.

Y chico, conseguiría lo que quería.

—Michael está dormido. Tengo algunos bocadillos para ti,


para más adelante. Ahora mismo, te necesito.

Derek respondió caminando directo a los brazos de Max,


la cabeza inclinada ofreciendo su boca.

Max tomó la boca de Derek con toda la pasión que se


había acumulado durante la última semana de querer y no
tener. Derek sabía eso, porque sentía lo mismo.
Se empujó contra Max, con ganas de estar más cerca del
fuerte calor que lo atraía como un imán a las virutas de hierro.

Max se alejó y la decepción de Derek debió haberse


mostrado en su rostro ya que Max se rio entre dientes. —
Vamos. No quiero que Michael se despierte y venga a
buscarnos. Quiero una puerta cerrada y a ti desnudo —Dudó.
—¿Es demasiado?

—Mmm, no todavía. Muéstrame el camino —Derek dejó


que Max tomara su mano y lo llevara por un pasillo que se
había vuelto familiar, por todo el tiempo que había pasado en el
ático con Michael. Ahora, toda su atención se centró en la mano
que sostenía y en el excitante cuerpo que le seguía.

Derek entró en la habitación y se movió a un lado,


mientras Max cerraba la puerta. Entonces Max se volvió hacia él 58
y le susurró —Todavía tengo un monitor para poder oír si
Michael se despierta. Aparte de eso solo somos tú y yo.
Finalmente.

Derek no dijo nada, ni verbalmente. Alargó la mano hacia


los botones de la camisa de Max y comenzó a abrirlos,
consiguiendo su primer vistazo del cuerpo de Max. Había
suficiente vello en el pecho para que fuera sexy sin ser una
alfombra de lana. Derek mostró su aprecio al inclinarse para
lamer primero un pezón y luego el otro. Le gustaba el sonido de
la respiración contenida de Max y el modo como Max le agarró
la cabeza, sosteniéndolo en su lugar.

—Mmm, Derek, se siente tan bien —murmuró Max


cuando los labios de Derek se arrastraron hacia arriba hasta el
cuello, estableciéndose detrás de su oreja.
Derek sintió el cuerpo de Max temblar mientras sus labios
se movían y su lengua buscaba carne y sabor para atraer a sus
sentidos. Acarició su nariz contra el cuello de Max mientras
mordisqueaba una clavícula juguetonamente. Necesitaba más,
quería sentir todo de Max contra él. Dando un paso hacia atrás,
tomó el cinturón de Max.

En poco tiempo Max quedó desnudo ante él, mientras la


mirada reverente de Derek disfrutaba su perfección. Ni siquiera
dio tiempo a Max para llegar a él, sino que arrojó su ropa en
menos tiempo de lo que tardó Max para formar una pregunta.
Max lo recompensó al acercarse de nuevo y dejar caer su boca
para cubrir ansiosa la de Derek. Imaginándose que Max era tan
fuerte como grande, Derek puso sus brazos alrededor del cuello
de Max y saltó, rodeando sus piernas alrededor de la cintura de
Max.
59
Max se apresuró a agarrar a Derek contra él y lo mantuvo
aún más cerca. Los brazos de Derek se apretaron alrededor de
Max y suspiró al pensar que no podrían estar más cerca. Pero
estaba equivocado. Max lo llevó a la cama y lo presionó en la
misma. Durante unos segundos, su peso fijó a Derek al colchón
y a Derek le encantó. Cuando Max trató de moverse, Derek lo
mantuvo inmóvil.

—Quédate así. Me encanta la forma en que te sientes


encima de mí. Estoy rodeado de ti Max. Hueles bien, se siente
bien y te deseo tanto. Quiero que me folles tan urgentemente
que apenas puedo soportarlo.

Max se rio en voz baja, pero tomó parte de su peso de


Derek. El grueso y suave edredón azul marino se sentía
maravilloso debajo de él y Max se sentía aún mejor a su
alrededor. Max era lo suficientemente grande para hacer eso,
estar a la vez al lado y por encima de él y Derek pasó las
manos por la mayor cantidad de ese perfecto cuerpo que pudo
alcanzar. Se deleitaba en los increíbles hombros de Max que se
reducían hasta una esbelta cintura y delgadas caderas y piernas
musculosas que eran muy largas.

—Derek, esta semana ha sido una locura. He pensado en


besarte, en hacerte el amor, tantas veces. Has cambiado mi
vida, tanto en casa como en el trabajo. Mis migrañas incluso se
han detenido. Has sido muy bueno para mí. Ahora quiero ser
bueno para ti… contigo.

Derek llevó sus manos a las mejillas de Max y lo sostuvo


durante un largo beso lleno de pasión. Puso todo lo que sentía
en el mismo y Max gimió correspondiendo completamente. De
repente, Max arrancó sus labios de Derek y se volvió 60
alejándose. Derek casi gritó de espanto, hasta que vio llegar a
Max a su mesita de noche.

Derek pateó las mantas hacia abajo para crear un nido


cómodo para que jugaran en el. La vista del culo de Max lo
tentó para alcanzarlo y deslizar su mano por los redondeados
globos. Le acarició la suave piel ahí entonces alivió sus dedos
en el pliegue, tentando más y más hasta que tocó con la punta
del dedo el agujero de Max. Max se sacudió al principio, pero
luego se echó hacia atrás, esperando claramente sentir más.
Derek se lo dio, haciéndolo sólo un poco, no queriendo ir
demasiado lejos sin lubricante para hacerlo más fácil. Desde
luego, no quería herir a Max. Esto era todo acerca de compartir
y sentirse bien. Max se volvió hacia él y Derek se recostó contra
las almohadas, esperando por él, abriendo los brazos cuando
Max estuvo listo.
Max puso las cosas en la almohada junto a la cabeza de
Derek y se inclinó para darle un beso. Derek abrió la boca y su
lengua se encontró con la lengua de Max, jugando por un
momento y luego chupando la lengua de Max en su boca. Abrió
los ojos y vio a Max observándolo. Por alguna razón, eso lo
encendió. Nunca había pensado en eso antes, pero usualmente
cerraba los ojos cuando besaba prefiriendo eso a encontrarse
con la mirada de un amante. La mirada en los ojos de Max lo
puso más caliente de lo que había creído posible.

Derek gruñó y continuó chupando el pequeño músculo


flexible dentro de su boca, manteniendo los ojos fijos en Max
mientras estos se oscurecieron y encendieron. Finalmente Max
cerró los ojos, como si capitulara algún tipo de batalla. Derek
hizo lo mismo, centrado ahora en la sensación de la lengua de
Max en duelo con la suya. Sólo la necesidad de una profunda 61
inspiración lo hizo romper el beso y apartarse.

—Max, soy más o menos tuyo, pero hazlo, por favor —


Derek sabía que sonaba como si estuviera rogando, pero no le
importaba.

—Oh bebé, no tienes que pedirlo dos veces. Sólo para


que conste, soy bastante tuyo también. ¿Qué piensas de eso?
— Max agarró el lubricante y el condón.

—Creo que la Navidad llegó temprano este año —Derek


oyó el sonido ronco de su propia voz. Podía ver por la expresión
de Max que le gustaba su respuesta.

Max se inclinó y le susurró —¿De rodillas o espalda?


—Oh, de espalda. Quiero verte. Yo, uh, no he estado con
nadie en mucho tiempo. He estado ocupado, uh, simplemente,
ve despacio, ¿de acuerdo? —Derek deseaba a Max más de lo
que nunca había deseado nada, pero no quería arruinar las
cosas haciéndose daño.

—Ha sido un tiempo también para mí y no ha habido


muchos de esos. Voy a ser muy cuidadoso contigo.

Max se preparó, cubriendo su dura polla con un condón y


deslizando abundante lubricante. Derek lo miró a los ojos y se
apoderó de sus propias piernas, tirando de ellas hacia arriba
para dejar espacio a Max entre ellas. Max lubricó sus dedos y
luego alcanzó el pequeño agujero apretado que apareció ante
él.

Derek se sacudió ante el dedo que se deslizaba en su 62


interior. Suspiró y se apretó contra la intrusión, disfrutando de
la sensación de los dedos de Max invadiéndolo, extendiendo el
apretado anillo de músculos y luego empujando más profundo,
girando y girando. Incapaz de guardar silencio, Derek zumbaba
de placer mientras Max introducía otro dedo, lentamente
facilitándolo dentro y fuera. Derek sacudió, saboreando cada
movimiento en su interior.

—Uno más, necesito uno más Max. Eres un tipo grande.


Mi gran hombre, ¿huh?

—Sí, Derek, soy tu gran hombre, eso es seguro. Aquí


tienes. Ahora déjame saber si te duele —Max lo observó con
atención mientras insertaba otro dedo en el agujero estirado de
Derek. Un sonrojo y luego una sonrisa se dibujó en el rostro de
Derek y Max se rio entre dientes.
El dedo añadido envió oleadas de sensaciones intensas
que irradiaban hacia fuera desde el lugar donde tres grandes
dedos se movían y se retorcían en su interior.

—Por favor Max.

Eso fue todo lo que Max necesitó. Sacó sus dedos y los
secó en la sábana a su lado. Derek miró fijamente a su amante
mientras Max cambiaba de posición y no perdió tiempo en
hacer a Derek suyo. Cuando la ancha cabeza de la polla de Max
lo invadió, Derek gruñó y luego suspiró.

Max no se detuvo. Una vez que hubo violado el agujero


entre las tensas mejillas del culo de Derek, se deslizó hasta el
fondo hasta que sus pelotas descansaron contra el culo de
Derek. Sujetó las piernas de Derek y las colocó sobre sus
hombros y luego apoyó las manos en la cama a cada lado de 63
Derek. Sólo entonces se dio una pausa, inclinándose para besar
la boca ya abierta de Derek. Derek gimió, gozándose con las
sensaciones de su adolorido y lleno culo y su igualmente llena
boca hambrienta. Empujó sus caderas hacia arriba, dejando
que Max supiera que podía moverse.

Mientras Max aumentaba constantemente la velocidad y la


fuerza de sus embestidas, Derek deslizaba su mano sobre la
medida del cuerpo de Max que podía alcanzar. A pesar de que
su cuerpo estaba siendo tomado por los golpes que recibía,
Derek se deleitaba con la sensación de la piel de Max bajo sus
manos. Apretó los músculos de la espalda de Max, yendo desde
los hombros hasta las caderas y luego agarrando las mejillas
del culo de Max. Acariciando y deslizando, adorando el cuerpo
del hombre que le hacía el amor.
Derek comenzó a mover los labios sobre el cuello y los
hombros de Max, dejando caer besos luego lamiendo un
camino desde la caída en la base de la garganta de Max hasta
la barbilla y luego sobre su boca. Max aumentó sus embestidas,
su respiración fuerte y rápida. Derek se dio cuenta de que casi
había terminado para él, así que apretó y soltó alrededor de la
polla de Max, amando el estremecimiento de Max y el profundo
gemido.

—Derek, Dios, hombre, estoy llegando. No puedo


aguantar más —. Con esa advertencia, Max se corrió con
fuerza, sacudiéndose dentro de Derek mientras pulsaba una y
otra vez en el condón. Derek sintió el calor dentro de él y eso lo
envió sobre el borde de su propio orgasmo. Se aferró a Max
mientras calor húmedo salpicaba de su polla sobre su
estómago. Los minutos pasaron antes de que Max se retirara
de él, quitándose el condón y acomodándose a su lado. Max 64
utilizó la esquina de la sábana limpiar a ambos y luego empujó
a Derek contra él.

Derek era de los que se acurrucaban y esperaba que a


Max no le importara. Cuando Max abrió los brazos y lo envolvió
apretado, Derek tuvo su respuesta. Suspiró, con la cabeza
apoyada en el hombro de Max, su mano haciendo diseños
sobre el perfecto pecho de Max, sus piernas enredadas por
debajo.

Max despertó a Derek a la mañana siguiente con un beso.


Se sonrieron el uno al otro sin incomodidad. Después de una
ducha rápida Derek se fue, antes de que Michael se despertara.
Derek estaba impresionado con su habilidad para pensar
en la noche anterior mientras se abrazaba a los niños,
preguntando por sus sueños de Navidad y sonriendo para las
fotos.
Michael participó en varias de ellas. A Derek le gustaba
pasar tiempo con el niño, más que nada, porque Michael le
recordaba mucho a su papá.

Un niño de la edad de Michael se acercó y Michael lo


reconoció. Después de tomar la fotografía Michael y el niño,
Grayson, estaban junto a la pantalla hablando de cuando la
escuela comenzaría de nuevo y lo que ellos esperaban
conseguir este año para Navidad. Derek mantuvo sus ojos 65
sobre Michael, aunque sabía que Michael no iba a alejarse de
su lado.

Una mujer joven con dos bebés gritando se acercó. ¿Por


qué en el mundo un padre quería una foto con esos niños
infelices? estaba más allá de él. Derek se dirigió a los más
pequeños en silencio, haciendo todo lo posible para calmarlos.
La niña se calmó hasta que sólo quedaron sus sollozos, pero su
hermano continuó el alboroto. Derek echó un vistazo hacia el
lugar donde Michael estaba con Grayson y su madre. Otro grito
atrajo su atención hacia su regazo mientras el niño lloraba su
desgracia. La madre parecía a punto de llorar también.

—Está bien —le dijo Derek a ella —Esto ocurre a veces —


Los berridos del hermano provocaron otra vez los de su
hermana y los brazos de Derek estaban llenos de bebés
retorciéndose y llorando. Intentando sostener un suspiro de
frustración, Derek se volvió hacia Michael otra vez. Michael no
estaba ahí.

Derek miró por encima de su hombro, tratando de ver si


Michael y Grayson se había movido detrás de su silla. Todavía
sin ver alguna señal de ellos, se fue contra la política y se puso
de pie con los bebés en sus brazos, entregando uno a uno de
vuelta a su asombrada madre. Ella los colocó aun llorando, en
su cochecito.

—Lo siento señora, pero hay una emergencia. Si puede


volver más tarde, voy a hacer que tomen su foto y la pago de
mi bolsillo. Ahora me tengo que ir —Derek bajó de la
plataforma y buscó por todo el escenario. No vio a Michael.

—¿Michael? Michael Martin, ¿dónde estás? —Derek trató 66


de mantener la calma. Preguntó a la gente de pie en la fila, —
¿Alguno de ustedes vio a donde se fue el pequeño duende que
estaba sentado conmigo antes? Estaba justo ahí —señaló el
lugar —hablando con su pequeño amigo.

La mayoría de la gente parecía irritada porque el


abandonara el escenario, pero una señora dio un paso
adelante. —Su madre vino a recogerlo, lo vi tomar su brazo. A
ella como que no le importaba lo que estaba haciendo y lo
apartó del otro niño. Pensé que tal vez estaba enojado con él
por algo. Se fueron por ese camino —Señaló detrás del
escenario.

La madre de Michael había muerto cuando él era un bebé,


Derek pensó con creciente pánico. —¿Cómo se veía ella? —
preguntó la mujer.
—Era bonita, con el cabello rubio. Y vestía muy bien, ya
sabes, en un traje con zapatos caros y un gran bolso Gucci.

Derek apeló a los padres en la fila. —¿Me ayudarían a


buscarlo? Esa no era la madre del niño y necesito encontrarlo
inmediatamente. Si lo encuentran o lo ven, por favor vayan con
cualquier cajero y díganle dónde está.

Derek corrió en la dirección que la amable señora le había


señalado. Sacó el móvil del bolsillo, lo encendió y llamó a Max.

—Hola hermoso. ¿Qué pasa? ¿No estás...

—Michael ha desaparecido.

—¡¿Qué?! ¿Desaparecido dónde? ¿Qué pasó Derek?


¿Dónde estás? — Max sonaba frenético. El corazón de Derek 67
golpeó y una sensación de malestar se apoderó de su
estómago.

—Creo que fue Tawna —dijo en el teléfono. —Una señora


dijo que una rubia lo tomó del brazo y lo apartó y que se
estaba quejando de él, parecía enojada. Tiene que ser ella. Ven
hasta aquí por favor. Lo siento Max. Estaba de pie justo al lado
del escenario, hablando con un amigo de la escuela. Había
gemelos gritando en mi regazo y me quedé mirando por encima
de él para asegurarme de que todavía estuviera ahí hablando
con este Grayson. La madre del niño pequeño estaba ahí con
ellos. Entonces la siguiente vez que miré, se había ido. Sabe
que no debe alejarse de mi lado, entonces Tawna debió haberle
dicho algo para que se fuera con ella. Lo lamento.
—Esa perra. Estoy en camino. Búscalo, pero quédate en
ese piso. Mantendré un ojo a mi paso hacia la piso de abajo.
Estoy tratando de no enloquecer aquí.

—Lo siento Max. —Derek no podía disculparse lo


suficiente.

—No es tu culpa. Ella estaba a la espera de una


oportunidad para vengarse de mí por despedirla. Si daña un
cabello de su cabeza, me aseguraré de que su vida sea un
infierno de ahora en adelante. Ayúdame a encontrarlo Derek —
La voz de Max casi se rompió en la última frase.

Derek buscó en todo el piso, diciéndole a cada cajero que


pasaba que estuviera atento y no entrara en pánico. Miró por
todos los rincones. Deseó tener el poder para bloquear las
puertas, pero tenía miedo de que ella ya lo hubiera sacado del 68
edificio. Lo único que tendría que hacer era caminar en línea
recta a la escalera eléctrica, luego hacia abajo y fuera de la
puerta principal. Que Dios lo ayudara, no podía soportar pensar
en Michael con ella. Como dijo Max, ¡perra!

Dobló una esquina y vio a Max dirigiéndose hacia él. Se


moría de ganas por entrar en los brazos de Max, pero ahora no
era el momento.

—He buscado por todas partes en este piso —dijo Derek.

—¿Tienes alguna idea de donde lo llevaría ella?

—No, pero Dios la ayude cuando la encuentre, vamos —


Max hizo un gesto a Derek para que lo siguiera.
Viendo a la mujer que había presenciado el secuestro, él
agarró el brazo de Max y lo atrajo hacia ella. Presentó a Max y
le preguntó si ella podía recordar alguna otra cosa.

—En realidad, no. Ella no era muy alta. Estaba muy


maquillada y tenía las uñas de color rojo brillante. Los ojos del
muchacho se ampliaron mucho cuando ella le agarró la mano,
como si estuviera asustado, como si algo estuviera mal. Lo
siento no dije nada en ese momento porque pensé que era su
madre —Ella tomó la mano de su hija y se alejó.

Max la vio irse. Derek podía casi sentir cómo vibraba con
la ira. Sus ojos, cuando se volvió hacia Derek, eran sombríos.

—¿Qué le está haciendo? ¿Por qué está haciendo esto?


La policía, tengo que llamar a la policía —Max sacó su teléfono
mientras que Derek estaba de pie sintiéndose impotente, quería 69
seguir buscando; pero sabía que no encontraría a Tawna y a
Michael de pie en un pasillo en algún lugar esperando a ser
encontrados.

Derek escuchó a Max dar el nueve-uno-uno al operador de


información. Estuvo de acuerdo en permanecer en la línea
hasta que llegara la policía.

Derek preguntó —¿Puedo cambiarme? Lo siento, pero no


puedo volver y ser Santa mientras Michael se encuentra
extraviado. Tengo que ayudar a buscarlo.

—Sí, adelante. Voy a correr hasta la oficina y al ático para


asegurarme de que no se lo llevó ahí. Nos encontraremos de
nuevo aquí. Tenemos que encontrarlos. Derek, ¿crees que va a
hacerle daño? —Max nunca había sonado tan vulnerable.
Derek no podía evitarlo. Caminó hacia él y puso sus
brazos alrededor de Max para un rápido abrazo.

—No, vamos a encontrarlos y tienes que prometerme que


presentarás cargos cuando lo hagamos —dijo.

Max bufó —No lo dudes.

Derek se apresuró a cambiarse y pronto se encontró con


Max de vuelta en el escenario de Santa, ahora vacío. En poco
tiempo un par de oficiales se presentaron. Se corrió la voz a
través de la tienda y una multitud se había reunido mientras
Max y Derek hablaban con el agente y la agente de policía, los
oficiales Sinclair y Kilgore, respectivamente.

Derek describió el traje de duende que Michael llevaba y


les contó cómo había desaparecido. Max explicó el despido de 70
Tawna semana pasada y el reemplazarla con Derek. Ambos
describieron el comportamiento abusivo de Tawna hacia
Michael.

—¿Dónde está la madre de Michael? — preguntó la oficial


Kilgore, mirando a la multitud.

—Su madre murió cuando él era un bebé. Solo hemos


sido él y yo por años. Nunca lo dejaría con Tawna de buena
gana — Frunciendo el ceño, Max se llevó una mano a la frente.

Derek sabía lo que significaba el gesto. Max tenía una


migraña, pero no había manera de que fuera a sucumbir al
dolor ahora.
—¿Qué debemos hacer oficiales? Voy a cerrar la tienda
por si eso les ayuda, pero no hay manera de que podamos
monitorear a todo el que se vaya. Tawna posiblemente ya se lo
ha llevado fuera de la tienda. No me puedo imaginar lo que
espera ganar. ¿Quiere dinero por el rescate? Ella sabe que yo
haría cualquier cosa por Michael. ¿O está tratando de volverme
loco? ¡Dios, no sé qué hacer! —Max se estaba agitando
inevitablemente y Derek sabía que era en parte debido al dolor
de cabeza. Sudor perlaba su frente y la tensión apretaba los
hombros y el cuello de Max. En cualquier otro momento habría
hecho que Max se recostara en una cama o un sofá y él lo
masajearía, tratando de ayudar a aliviar el dolor.

—¿Tienes algo que puedas tomar para el dolor de


cabeza? — Derek preguntó en voz baja.

El oficial Sinclair lanzó una mirada de Derek a Max. — 71


¿Está bien señor? ¿Tenemos que llamar a alguien, tal vez pedir
una ambulancia?

—Es sólo una migraña. Tengo la medicina en mi cuarto


de baño — Max intentó sonar fuerte, pero Derek podía decir
que a su jefe el dolor lo estaba matando. —Derek, ¿quieres ir a
por eso para mí? Necesito una de las pequeñas pastillas de
color blanco. Mantén tu celular.

Derek corrió hacia el ascensor. Cuando las puertas se


abrieron, vio el sombrero del duende de Michael tirado en el
suelo en la esquina.

Corrió hacia atrás lo suficiente para ver a Max y a los


policías y gritó —!Oficiales. Max, aquí! — Luego se dobló hacia
atrás para asegurarse de que nadie se acercara al ascensor.
Cuando Max se detuvo sin aliento junto a Derek, sus ojos
se abrieron.

—Eso no estaba ahí cuando llegué abajo hace un rato —


Se agachó para recogerlo, pero el oficial Sinclair lo detuvo.

El estómago de Derek cayó cuando la mujer policía se


puso los guantes de látex y colocó el sombrero en una bolsa de
pruebas, al igual que en un episodio de CSI. Pensó que su
corazón se detendría. Evidentemente Max compartía la
sensación, porque dio un paso atrás con una mano apretando
su pecho.

—¿A dónde va esto? —la oficial Kilgore indicó el ascensor.

—Es un ascensor privado utilizado principalmente por


personal de oficina y por Michael y por mí. Va a las oficinas en 72
el quinto piso y al ático donde vivimos. Ni siquiera se detiene en
las otras plantas —Max habló con una tenue voz. Derek sabía
que no podía levantar la voz mucho más que un susurro o la
cabeza le golpearía sin piedad.

—¿Ella sabe eso? —Preguntó el oficial Sinclair.

—Por supuesto, solía usarlo todo el tiempo —respondió


Max.

—Entonces diría que después de que usted bajó, ella y


Michael subieron a uno de esos pisos.

Derek estuvo de acuerdo y sintió una ráfaga de


esperanza.
Todos ellos entraron en el ascensor, los oficiales diciendo
que buscarían en el piso de oficinas, instruyendo a Max y a
Derek para revisar el pent-house.

Cuando fueron al pent-house, Max fue directo al cuarto de


baño de su dormitorio y sacó una pastilla, apoyándose en el
mostrador por un momento. Derek lo siguió y cuando puso su
cabeza en el pecho de Max, los poderosos brazos de Max se
fueron a su alrededor. Sintió el estremecimiento de Max y
deseó poder hacer o decir algo para que se sintiera mejor.

—¿Señor Martin? —La oficial Kilgore llamó desde la


puerta del pent-house. Se apresuraron hacia ella y la vio
sosteniendo un pequeño rectángulo blanco.

—Esto estaba en el suelo junto a la puerta del ascensor


—dijo tendiéndoles la mano hacia ellos, —¿Sabe si es de su 73
hijo?

—¡Sí! —Derek exclamó. —Es la goma de mascar que le


di. Trabaja conmigo en la escena de Santa y si va a estar tan
cerca de la gente tiene que tener buen aliento. Él y yo usamos
este chicle. Siempre tenemos dos o tres de nuestros bolsillos —
Se volvió hacia Max, con una sonrisa en su rostro. —Apuesto a
que ese inteligente niño está dejándonos pistas. Primero el
sombrero y ahora esto. Vamos a ver si dejó algo más —Derek
tomó la mano de Max, llevándolo fuera de la puerta y de nuevo
al ascensor.

Se bajaron en el piso de la oficina. Max se dirigió a su


despacho y Derek al suyo. Revisando el baño de al lado, Derek
encontró nada y volvió a salir, sacudiendo la cabeza. Max hizo
lo mismo.
Quedaban un par de oficinas y la sala de almacenamiento
al final del pasillo. El oficial Sinclair se reunió con ellos en el
ascensor y habló en voz baja a la oficial Kilgore. Derek se
encaminó al final del pasillo.

Sus ojos estaban fijos en una pequeña mancha blanca en


la puerta de la sala de almacenamiento. Al acercarse se dio
cuenta de que era otra pieza de chicle, ésta más pequeña.
Michael había roto una pieza por la mitad y la dejó caer.
Probablemente le quedaban únicamente dos en el bolsillo. ¡Que
niño tan brillante!

—Max, por aquí. Nos dejó otra pista —Derek hizo un


gesto a los otros. Los oficiales se apresuraron a él y Max se
movió tan rápido como pudo, teniendo en cuenta que su
cabeza probablemente se sentía como si fuera a estallar.
74
Los oficiales sacaron Derek lejos de la puerta de la sala de
almacenamiento.

—¿Qué hay ahí? — la oficial Kilgore susurró.

—Es sólo un almacén de suministros necesarios en las


oficinas. Cajas de papel, artículos de escritorio… Hay un
armario con suministros de limpieza para los conserjes —Derek
les dijo.

—Hágase a un lado —dijo el agente Sinclair, la mano en


su arma. La habitación no estaba cerrada con llave y el hombre
abrió la puerta y la empujó de golpe. Nada se movía en su
interior. Parecía vacía. El corazón de Derek se hundió.
Saltó cuando el oficial dijo en voz alta —Michael ¿estás
aquí?

Un ruido llamó su atención sobre la puerta del armario.


Derek y Max siguieron a los oficiales hasta el armario y Derek
sacudió la puerta abierta. Pensó que su corazón iba a explotar
cuando vio a Michael sentado en el suelo con cinta adhesiva
sobre su boca, sus ojos llenos de lágrimas y sus brazos
envueltos alrededor de sí mismo como si se estuviera
congelando. Un juego de llaves estaba en el suelo junto a él.

Derek se apresuró a recoger a Michael, sabiendo que


agacharse sería probablemente más de lo que Max podría
manejar en este momento. Se volvió hacia los demás. Las
lágrimas corrían por el rostro de Max también. Derek no sabía
si eran de alivio, dolor o ambos. Moviéndose rápidamente para
pararse cerca de Max, Derek sostuvo a Michael para que Max 75
pudiera llegar a tocarlo y acunar la parte posterior de la cabeza
de su hijo. Derek vio lo que la migraña le estaba haciendo a
Max y sabía que el hombre tenía que estar entero y tranquilo
tan pronto como fuese posible. Max estaba temblando y el
sudor perlaba su frente.

—Voy a sostenerte por un segundo —dijo Derek, llevando


Michael afuera del armario. —Papá tiene otro muy mal dolor de
cabeza. Este es el oficial Sinclair —Señaló al hombre y luego a
la mujer. —Y esta es la oficial Kilgore. Nos ayudaron a buscarte.

Derek señaló el juego de llaves al oficial Sinclair.


Utilizando un bolígrafo del bolsillo, el policía las enganchó y las
recogió colocándolas en otra bolsa de pruebas.
Derek sabía que Max necesitaba sostener a su hijo, pero
parecía como si su migraña fuera progresivamente empeorando
y Derek no quería añadir esfuerzo. Además, la oficial Kilgore dio
un paso adelante en ese momento.

—Michael —dijo suavemente —tenemos que quitarte la


cinta de la boca. Lo siento cariño, pero va a doler —
Sosteniendo un lado de la cabeza de Michael, le arrancó la cinta
de una sola vez.

Michael gritó. Agarró su cara cuando más lágrimas


brotaron de sus ojos.

—Lo sé cariño, pero era la única manera de hacerlo —


dijo la oficial. —Si se quita lentamente, sólo duele más. Eres un
niño muy inteligente ¿verdad? Nos dejaste pistas que nos
ayudaron a encontrarte. ¿Sabes a dónde se fue la señora? 76

Michael hizo un llamamiento silencioso a su papá y Max


llegó a él. Michael era tan bueno, tan agudamente consciente
del dolor de Max. Envolvió sus piernas alrededor de su papá y
apoyó la cabeza en el hombro de Max, poniendo una mano
para acariciar su mejilla con ternura.

—Te amo papá.

—Yo también te amo Michael —susurró Max. —Estaba


tan asustado.

—Fue Tawna. Estaba enojada y me dijo que estabas


herido y que debía ir con ella, que me necesitabas para hacerte
sentir mejor. ¿Cómo sabía ella que tenías otro dolor de cabeza?
Max respiró hondo y se tambaleó un poco.

—Whoa, Max, dame a Michael de vuelta y vayamos a tu


habitación para que puedas descansar. Todos vamos a
apilarnos en la cama y a estar muy quietos y en silencio.
Michael, Tawna no sabía nada del dolor de cabeza de tu papá.
Ella te mintió. Su migraña vino mientras estábamos buscándote
—Max dejó que Derek tomara a Michael, un claro indicio de lo
mucho que le dolía.

—Hiciste un buen trabajo dejando pistas para que las


siguiéramos. Eso fue muy inteligente de tu parte. El sombrero y
los chicles que dejaste atrás nos ayudaron a encontrarte. Tu
papá y yo estamos muy orgullosos de ti. Ahora, necesito que
me ayudes a cuidar de él.

Michael asintió y luego se dejó caer en el hombro de 77


Derek, mirando por encima para ver a su papá. Derek se volvió
para ver cuán pálido y tembloroso lucía Max. La preocupación
por Max y el alivio de encontrar a Michael tenían a Derek casi
estremeciéndose.

Los dos oficiales estaban sosteniendo a Max por cada uno


de los brazos mientras todos entraban al ascensor y subían
hasta el pent-house. Los oficiales preguntaron a Max si estaba
seguro de no querer ir al hospital. Max les dijo de manera
inequívoca que no.

Con Max y Michael acomodados en la cama en la


habitación a oscuras, Derek se dirigió a los oficiales en la
puerta.
—¿Qué pasará ahora? puedo mirar en los archivos y
encontrar su dirección para ustedes, su número de teléfono y
cualquier otra información que tengamos. Max y yo ya hemos
hablado de esto. Queremos presentar cargos.

—¿Usted y el señor Martin? —Las cejas del oficial Sinclair


subieron. —¿Son pareja? ¿Usted puede hablar por Max?

—Uh... —Derek se detuvo, sin saber cómo llamar su


relación. —Somos una pareja, pero no voy a hablar por él.
Hablamos antes y yo estaba bajo la impresión de que
definitivamente quería presentar cargos. ¿Podemos hablar de
eso cuando la encuentren y la cabeza de él no se divida?
Realmente tengo que ver cómo está.

—Nos pondremos en contacto con ustedes tan pronto


como nos enteremos de algo. Estoy contenta de haber 78
encontrado al joven Michael y de que no estuviera herido de
gravedad. Estaremos en contacto señor Campbell —la oficial
Kilgore estrechó la mano de Derek.

Después de cerrar la puerta detrás de los oficiales, Derek


corrió a la cocina para tomar un plátano y un poco de jugo para
Michael y una botella de agua para que compartiera con Max.
Derek sentía que tanto él y como Max podían necesitar un buen
trago, pero la migraña de Max tenía prioridad en estos
momentos.

Cuando entró en el dormitorio, se puso de pie para una


segunda vista de la escena en la cama. Si creía en las
apariciones místicas, juraría que un aura espiritual se cernía
sobre la cama, llena de los colores del amor.
Max yacía de espaldas muy quieto y Michael estaba
sentado con las piernas cruzadas junto a él, suavemente
acariciando la cabeza de Max mientras tarareaba una versión
lenta de Jingle Bells. ¡Ese niño era un protector!

Michael levantó la vista cuando vio a Derek. La tristeza


ensombreciendo sus ojos. —¿Lo harás? No lo hago tan bien
como tú. Le duele mucho.

—Lo sé cielo. Yo me encargo. Te traje un pequeño


aperitivo. Siéntate al otro lado de él y sostén su mano como
antes. Creo que eso lo ayudó la última vez. Le da algo bueno
para concentrarse. Te ama mucho.

—¿Es por mi culpa que su cabeza le duele esta vez? —


Preguntó Michael, subiéndose a sus rodillas y arrastrándose al
otro lado de la cama de Max. 79

—No corazón —susurró Derek. —Es por Tawna y por lo


mala que es ella. Estaba asustado de muerte porque no te
encontráramos y estaba furioso porque te llevó. ¿Dijo ella por
qué lo hizo? —Derek entregó el plátano a Michael y acomodó la
caja de jugo en la mesa junto a la cama.

—Dijo que se suponía que papá iba a ser de ella.


Supongo que no sabía que tú le gustarías más, ¿huh?

Derek se maravilló por la respuesta, sin darse cuenta,


Michael acababa de dar en el clavo. Pero Derek no iba a seguir
esa línea de pensamiento con el niño. En su lugar, le preguntó
acerca de algo que le había sido desconcertante.
—¿Tawna dijo algo acerca de las llaves que dejó? ¿Sabes
por qué estaban ahí?

—Sólo las tiró y dijo que no tenían ningún valor. ¿Cómo


es que las llaves no tienen valor? ¿No abren cosas? —Michael
ladeó la cabeza y esperó una respuesta.

—En verdad así es cielo, si no se han cambiado las


cerraduras. Estaba molesta de que no pudiera entrar en las
oficinas más. Olvidémonos de ella y pensemos en tu papá
ahora vas a ayudarme a hacer que se sienta mejor, ¿huh?

—Sí, no me gusta cuando le duele mucho —Michael


acarició el pecho de Max suavemente.

—Michael ¿Sabes si tiene una almohadilla térmica?


80
—Está en el armario en el pasillo por el cuarto de baño
adicional. A veces papá la usa en mi estómago, si me duele —
dijo Michael cuando comía un bocado de plátano.

Derek la encontró junto con un cable de la extensión. La


enchufó en la cama y la encendió en punto medio. Luego se fue
al baño, dejó correr el agua fría en el fregadero y tomó unos
seis paños. Corrió a la cocina de nuevo por unos cubitos de
hielo, que colocó en el fregadero con las toallas. Puso una
toalla en el lavabo y sacó otra de la mesita de noche.

Colocó la almohadilla ahora muy caliente en los pies de


Max y lo cubrió con el extremo de la colcha para mantenerlo en
su lugar. El calor podría extraer la sangre de la cabeza de Max,
aliviar un poco la presión.
Luego Derek escurrió uno de los húmedos paños fríos, se
secó las manos y trajo la tela a la cama.

—Max, te voy a poner una compresa fría sobre los ojos.


Esto te ayudará con el dolor. Relájate bebé —Entonces Derek
comenzó los suaves movimientos de las caricias con los dedos.

—¿No vas a tararearle como hiciste antes? Creo que le


gustó —dijo Michael.

—Si crees que es así, entonces lo haré. Si terminaste con


tu merienda, sólo tienes que tirar la cáscara a la basura junto a
la cama y acostarte al lado de tu papá. Sentirte cerca le
ayudará, te lo prometo —Derek pensó por un segundo y
comenzó a tararear en voz baja la versión lenta de Lambert de
Mad World. Pensó que el título era apropiado para la ocasión.
Observó a Michael moviéndose muy lentamente mientras se 81
acomodaba junto a Max. Max levantó el brazo un poco y
Michael se deslizó más cerca, apoyando la cabeza en el espacio
abierto que Max le dio. Max encerró a Michael en un abrazo
suave y el corazón de Derek se derritió. El siguió tarareando y
acariciando.

Extendiendo su brazo hacia arriba, Derek volteó el paño


para poner el lado frío hacia abajo. Durante la hora siguiente
estuvo de ida y vuelta al baño, consiguiendo compresas frías y
reemplazándolas cuando era necesario. Vio que Michael se
había quedado dormido y que el brazo de Max yacía relajado
alrededor de su hijo. Se dio cuenta que el dolor de Max estaba
cediendo. La tensión había prácticamente desaparecido de los
hombros y la tensión alrededor de sus ojos había disminuido.
Derek se inclinó y colocó un suave beso en la frente de
Max. Cómo odiaba ver a este hombre fuerte y vibrante, siendo
abatido por el dolor. Max suspiró y giró la cabeza un poco hacia
los labios de Derek. Derek sonrió y puso besos más suaves a lo
largo de la frente de Max, su nariz, sus mejillas y la barbilla. No
interrumpió su tarareo, aunque estaba sintiéndose ya muy
cansado.

—Shh, descansa ahora. Acuéstate con nosotros —le dijo


Max.

—¿Mejor? —Preguntó Derek.

—Mmm-hmm, te necesito. Realmente me ayudas —Max


murmuró, levantando el otro brazo para que Derek se
acurrucara más cerca. Derek puso su cabeza en ese lugar
perfecto donde hombro de Max y el cuello se reunían y se sintió 82
quedarse dormido también. Su último pensamiento fue que
debía ser una imagen dulce la que estaban haciendo.
Capítulo Cinco
Derek se despertó con el sonido del teléfono celular en la
mesita de noche. Max y Michael estaban profundamente
dormidos. Deslizándose a un lado de la cama, tomó el teléfono
y salió de la habitación.

—¿Señor Martin? —preguntó una autoritaria voz.

—No, es Derek Campbell. El señor Martin está indispuesto


en este momento. ¿Puedo ayudarle?

—Soy el oficial Sinclair. Me gustaría hablar con el señor


Martin. Sé que tenía un fuerte dolor de cabeza, pero hemos
aprehendido a Tawna y nos gustaría que el señor Martin 83
viniera.

En lo que a él concernía, Tawna podría enfriar sus tacones


en la comisaría hasta que Max se sintiera mejor, pero respondió
—Un momento oficial. Voy a ver si se siente lo suficientemente
bien como para bajar.

Derek regresó a la habitación para encontrar a Max


apoyado en el marco de la puerta, una pregunta en sus
hermosos ojos verde azulado.

—Encontraron a Tawna y quieren que vayas a la


comisaría. ¿Te sientes lo suficientemente bien? ¿Cómo está tu
cabeza? —Derek le entregó el teléfono Max. —Es el oficial
Sinclair.
—Hola agente Sinclair. Soy Max Martin. ¿Dónde
encontraron a Tawna? —Max levantó un brazo, invitando a
Derek a su lado. Derek se acurrucó contra él, tratando de
escuchar la explicación, pero no pudo escuchar a la otra parte,
debido a la diferencia de altura. Se relajó cuando Max apretó
suavemente su cuello y luego movió sus dedos en la base del
cráneo de Derek, haciendo un túnel por su cabello.

—Sí señor. Puedo ir. No estoy seguro de lo que usted


pueda acusarla. No sé sobre el secuestro ya que ella no se lo
llevó fuera de las instalaciones, pero por algún tipo de maliciosa
intención se puede. No creo que deberían liberarla sin algún
tipo de castigo —Los dedos de Max apretaron el cuello de
Derek, pero se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se
relajó, suavizando la zona. —Eso fue ponerlo en un peligro
injustificable. ¿Y si Michael hubiera estado tan asustado que se
hubiera ahogado con la boca pegada así? Sí señor. Estoy 84
seguro de que ella está llena de remordimientos. Lo siento por
el sarcasmo, pero no lo creo.

—Sí señor. Voy a estar dentro de una hora con mi


abogado —Max colgó y le dijo a Derek —Voy a bajar hasta la
estación. Quiero presentar cargos. Tendré que ver que harán
ellos, pero no conseguirá liberarse por asustar a mi hijo —Max
estaba temblando con renovada furia.

—Hey, relájate bebé. Harás que regrese el dolor de


cabeza. No vayas por ahí de nuevo, para después conseguir
estar tan molesto que deshagas toda mi buena obra. Estoy a
punto tararear —Derek se burló de él. Si Max llegaba a casa
con otro dolor de cabeza, Derek podría tararear y acariciar
hasta que no pudiera soportarlo por más tiempo.
—Sí señor. Voy a estar tranquilo, pero seré firme. Quiero
que ella sea castigada Derek.

—¿Papá? —La voz de Michael estaba justo detrás de


ellos. Estaba mirando a Max con una expresión de preocupación
en su rostro.

—Hey amigo. ¿Estás bien? —Max se inclinó para recoger


a Michael. La cabeza de Michael fue a la derecha en el hombro
de Max en un gesto de necesidad que Derek entendió.

—Um-hmm. ¿Vas a golpear Tawna? —Michael le


preguntó en voz baja.

—¿Golpearla? No ¿qué te hace pensar eso? Tú sabes que


yo no golpeo —dijo Max, empujándose hacia atrás para ver la
cara de Michael. 85

—Dijiste que ibas a castigarla. Ella siempre me dijo que


me iba a castigar si no me sentaba tranquilo y si te decía como
era ella. Tenía miedo de decírtelo —Michael levantó la cabeza
del hombro de Max. —Siempre levantó la mano como si fuera a
pegarme cuando lo decía —Michael sacó su mano hacia atrás
para mostrarle a Max lo que quería decir.

Max se quedó helado. Derek vio su esfuerzo por evitar


que su consternación se reflejara en su rostro —¿Alguna vez te
golpeó?

—No, en realidad no. Me agarró algunas veces y me jaló


cuando no me apresuraba lo suficiente para ella, pero no me
dio un puñetazo. No dejes que la golpeen papá —Michael
apoyó la cabeza junto al cuello de Max. Derek entendía la
comodidad que Michael encontraba en ese lugar.

—Cielo, no creo que vayan a golpearla, pero los adultos


tienen que ser castigados cuando actúan mal, al igual que
hacen los niños, pero de diferentes maneras. Ella podría tener
que pasar algún tiempo en la cárcel o algo así —Max trató de
aliviar la mente de su hijo.

—Pero se va a perder la Navidad —dijo Michael,


señalando con la cabeza hacia atrás para mirar de Max a Derek.

Oh, mierda. Michael no quería que Tawna fuera castigada.


Personalmente, a Derek no le importaba si la perra se perdía la
Navidad y algunos otros días de fiesta. ¿Qué diría Max ahora?

—Te diré algo Michael. Iré ahí y veré lo que la policía 86


quiere hacer. Me aseguraré de que nadie la golpee, pero te
aseguro que ellos no hacen ese tipo de cosas. Pero cielo, no se
puede permitir que ella no pague por lo que te hizo a ti, a todos
nosotros. Derek estaba frenético cuando te extraviaste y yo
estaba tan asustado que me enfermé. Te llevó con malas
intenciones. Quería hacernos daño a todos y lo hizo. Eso no es
justo ¿verdad? —Max miró fijamente a Michael.

Michael miró a Max y luego volvió a mirar a Derek, con los


ojos muy tristes.

—Lamento que todos tuviera miedo. Yo también lo tenía,


de verdad.
—Ahora ya todo pasó. Quédate aquí con Derek. ¿Qué te
parece si traigo la cena para todos? Es casi la hora y
necesitamos celebrar que estás de nuevo con nosotros y a
salvo. Además tengo hambre. Derek, llamaré cuando salga de
la estación y veré lo que decidieron. ¿Eso está bien?

—Tengo una idea mejor — dijo Derek —¿Qué te parece si


Michael y yo vamos de compras y preparamos la cena aquí para
todos. Te prometo que será muy bueno, algo especial para
cada uno de nosotros. Eso si todavía confías en dejarlo conmigo
—Derek no podía encontrarse con la mirada de Max.

—Por supuesto que sí. Esto fue dirigido a los dos Derek.
Michael, te sientes seguro con Derek ¿verdad? —Preguntó Max.

Sin responder, Michael alzó los brazos hacia Derek y la


transferencia se realizó sin problemas. Derek abrazó a Michael, 87
tan feliz de haberlo encontrado relativamente ileso y sin
traumas por los acontecimientos del día.

Michael abrazó el cuello de Derek apretándolo y Derek le


devolvió el abrazo, mirando por encima del hombro de Michael
a Max, quien estaba sonriendo ante el amor delante de él.

Pronto se dirigieron a sus lugares; Max a la estación de


policía y Derek y Michael en otra dirección.
Agarraron algo para la cena, pero ese no era el motivo de
la excursión. Pasando tanto tiempo con Michael y trabajando
para Max, no había tenido la oportunidad de ir de compras.
Sabía lo que quería conseguir para Max y quería ayudar a
Michael a encontrarle algo.

Los dos estaban abrigados por el frío, pero no había nieve.


Nada podría desanimar su espíritu en este momento, con la
mano de Michael en la suya y un objetivo en mente.

—Tengo un secreto Michael. Tú y yo vamos a ir de


compras de Navidad. ¿Sabes lo que quieres regalarle a tu
papá? —Derek agarró con fuerza a la mano de Michael,
mientras caminaban por la acera llena de gente, llena de un
frenesí de compras por la fiesta.

—Oh Derek, eso sería divertido. Pero no tengo nada de 88


dinero —Las cejas de Michael estaban fruncidas.

—Te prestaré, pequeño hombre —Derek se detuvo y le


tendió la mano para que Michael la chocara contra la suya.
Ahora tenían un plan.

Derek sabía lo que quería comprar para Max. Más de una


vez durante la semana pasada había visto los ojos de Max
iluminándose cuando veía el comercial en la televisión acerca
de los lugares vacacionales en el trópico. A Max parecía que le
encantaba el sol y el agua. Siempre comentando sobre los
colores de las olas.

Había una librería maravillosa que a Derek le gustaba


visitar en su tiempo libre y había visto un conjunto de grandes
libros de mesa sobre las Islas del Caribe, con sus
correspondientes DVD’s. Derek se imaginó que Max
simplemente se iba a perder en ellos. Tal vez algún día podrían
planear unas vacaciones juntos y ver algunos de los mismos
lugares.

—Entremos aquí Michael —Derek abrió la puerta, de pie a


un lado con Michael cuando un par de hombres salieron, con
los brazos alrededor uno del otro. Parecían tan obviamente una
pareja y Derek deseó que él y Max estuvieran más adelantados
en su relación. A pesar de haberle dicho al oficial que ellos eran
una pareja, él y Max realmente no habían hablado mucho al
respecto. Eso necesitaba ser remediado pronto.

—Derek, ¿vienes? —Michael le apretó la mano para


llamar su atención. Derek había estado observando a los dos
hombres caminando por la calle, chocando con las caderas y
riendo juntos. ¿No se supone que la envidia es una cosa mala? 89

—Por supuesto amigo. Lo siento. Vamos a ver por aquí.


Quiero que veas estos libros. Son muy grandes y tienen fotos
magníficas de las islas. Creo que a tu papá le gustarían.
Siéntate en esta silla y dime lo que piensas —Derek seleccionó
un libro y lo puso en el regazo de Michael. Se sentó en el brazo
de la silla y pasó unas cuantas páginas. Cuando Michael miró a
Derek con sus grandes ojos brillando y una gran sonrisa en su
rostro, Derek sabía que había encontrado el regalo perfecto.

—Papá siempre se sienta y se escabulle cuando los


programas de viajes están en las cosas del océano. Dice que le
gustan las grandes tortugas y que le gustaría verlas.

Decisión hecha, Derek compró toda la serie de libros y


DVD’s y los tuvo envuelto antes de salir de la tienda.
—Es un secreto, ¿ok? No se lo digas a tu papá.

—Ok, pero ¿qué voy a darle? —preguntó Michael,


luciendo triste y un poco preocupado. —No tengo un regalo
para él.

—Continuaremos con las compras y veremos si


encontramos el regalo perfecto para él —Al salir de la tienda,
Derek ordenó la cena, haciendo una pausa para preguntar a
Michael acerca del postre favorito de su papá. Dejó
instrucciones para que la comida se entregara en dos horas,
dejando un montón de tiempo para seguir con las compras.

Cuando pasaron junto a una tienda de regalos, Derek vio


el regalo perfecto para que Michael le diera a su papá. Se
detuvo y señaló hacia la ventana de la tienda.
90
—Mira Michael. ¿Ves ese bonito caracol marino? ¿Sabías
que si colocas un caracol en el oído puedes escuchar el mar?

—Nuh-uh —dijo Michael.

—Uh-huh. —Derek condujo a Michael hacia adentro. En


una pared del fondo se encontraron con varios caracoles
marinos en un estante fuera del alcance de Michael.

Michael señaló una grande. —Ese es bonito. ¿Puedo


sostenerlo? Tendré cuidado.

—Por supuesto —Derek se lo entregó a Michael y le


ayudó a sostenerla sobre su pequeña oreja. Sus cejas subieron
y sus ojos se abrieron al oír el rugido dentro de la concha.
—Lo escucho Derek, lo escucho. Es el océano. Está
silbando, whoosh, igual que hacen las olas. A papá le
encantaría esto. ¿Puedo comprarlo? —Hizo una pausa,
sosteniendo el preciado caracol marino en su pecho. —¿Cuánto
cuesta?

Derek logró mantener la cara seria mientras revisaba el


precio. —No te preocupes, nos lo podemos permitir. ¿Estás
seguro que este es el que quieres? —Viendo el agarre de
muerte que Michael tenía sobre el caracol, Derek sabía la
respuesta. Michael asintió enfáticamente, su cabello
sacudiéndose hacia atrás y hacia adelante.

—Vamos a hacer que lo envuelven para que tu papá no lo


vea hasta el día de Navidad —Un horrible pensamiento siguió a
su pregunta ¿y si Max no lo invitaba a que fuera ahí en la
mañana de Navidad? 91

—Derek, estoy triste —Michael dijo, en voz baja mientras


se dirigían a la caja registradora.

—¿Por qué estás triste cielo? Sabes que estás a salvo


¿verdad? —Mientras estaban en la fila, Derek se aseguró de
que tenía una mano sobre Michael en todo momento.

—No tenemos un árbol en nuestra casa. No tenemos un


lugar para poner los regalos.

Oh, buen Señor. Michael tenía razón. Había muchos


árboles en toda la tienda, pero ninguno en el pent-house.
—Cielo, ¿por qué no le dijiste a tu papá que quieres un
árbol? —O tal vez lo había dicho, pensó Derek, pero Max había
vetado la idea.

—Papá está muy ocupado todo el tiempo. Creí que no


quería hacerlo.

Derek tomó una rápida decisión. Esperaba que a Max no


le importara, pero después de hoy, pensó que cualquier cosa
que Michael quisiera le sería concedida.

—Ven conmigo. Vamos a una juerga de compras —dijo


Derek.

—¿A dónde?

—A conseguir un árbol, uno pequeño que podamos poner 92


en una mesa en la sala de estar. Todos podemos decorarlo esta
noche después de la cena.

La pequeña frente de Michael frunció el ceño. —Pero ¿con


qué? No tenemos cosas brillantes para poner en él.

—Bien, ya se nos ocurrirá algo.

Encontraron una tienda con una venta de adornos. Derek


encontró paquetes de perlas en colores iridiscentes y tomó
cuatro de ellos. Michael encontró algunas brillantes estrellas y
ángeles. Pronto sus brazos estaban llenos y se dirigieron a la
caja, acababan de dar media vuelta cuando Derek se dio
cuenta de que había olvidado las luces.
Después de dejar sus paquetes en el pent-house se
dirigieron hacia el segundo piso de la parte trasera de la tienda.
Dos árboles de Navidad estaban apoyados en la esquina.

—¿Estará bien con uno de estos? —Derek preguntó a


Michael. Encontraron cajas de adornos y se divirtieron eligiendo
los que se verían mejor en su árbol. Volvieron arriba, movieron
una mesa baja de café delante de la ventana grande y la
cubrieron con un mantel rojo que Derek encontró en un cajón.
Acababan de abrir las cajas de las decoraciones cuando oyeron
la puerta principal abriéndose.

—¡Papi! —Michael corrió hacia Max, quien lo alcanzó y lo


abrazó. Derek observó cómo las piernas de Michael rodearon la
cintura de Max y sus brazos se curvaron alrededor de su cuello.

—¡Fuimos de compras Papi, mira! —Michael señaló el 93


árbol.

Derek contuvo el aliento mientras Max miraba el árbol


sobre la mesa y las cajas a su alrededor. Sus cejas subieron
mientras su mirada se desplazaba a Derek.

—Espero que todo esté bien. Creí que podríamos


decorarlo juntos esta noche... para celebrar —Derek odiaba
oírse tan inseguro, pero había tomado algunas decisiones por sí
mismo. Ahora esperaba para saber si Max estaría de acuerdo
con esas decisiones.

—Es una idea maravillosa. Me siento mal por no pensar


en eso —Max hizo un guiño a Derek sobre la cabeza de
Michael.
—Michael me dijo que estabas muy ocupado —explicó
Derek.

En ese momento, el repartidor llamó al teléfono de abajo


y Derek se fue a recoger la comida. Mientras tanto, Max y
Michael colocaron la mesa en el pequeño comedor junto a la
cocina. No escapó a la atención de Derek que ni una palabra se
había sido dicho acerca Tawna. Derek ciertamente no iba a
tocar el tema. Pensó que Max estaba protegiendo a su hijo de
cualquier negatividad esta noche y Derek aplaudió la idea.

A eso siguió una noche maravillosa. Cenaron y rieron.


Derek sirvió postre y gimió ante el delicioso brownie con helado
que Michael había pedido. Entraron en la sala de estar. Derek
colocó música de Navidad y ellos decoraron su árbol. Max y
Derek se turnaron levantando a Michael para que colocara las
cosas en la parte superior. 94

Cuando llevaron a Michael a dormir esa noche, era un


niño feliz y seguro. Por mucho que Derek amara a Michael y
disfrutara de su tiempo juntos, estaba encantado de tener
ahora a Max para sí mismo.

Terminó la limpieza de los platos y la limpieza de la cocina


y luego se dirigió de nuevo a la sala de estar, ahora iluminada
sólo por las luces del árbol. Max lo atrapó tan pronto como
entró en la habitación.

—Has hecho un trabajo maravilloso con Michael esta


noche —susurró acariciando su nariz en el cuello de Derek. —
Gracias. El árbol fue una gran idea.
—Fue idea de Michael —dijo Derek. —Y me acordé de
que había un par de árboles adicionales en el cuarto de
almacenamiento. Dime rápidamente lo que pasó con Tawna y
luego tengo una pregunta acerca de la Navidad.

—Olvídate de ella. ¿Qué pasa con la Navidad? —Max


caminó con Derek hacia el árbol, echando una última mirada
antes de apagar las luces. A partir de ahí, dirigió a Derek a su
habitación y cerró la puerta. Dejó el monitor en la mesita de
noche, se colocó sobre la cama y abrió los brazos.

Derek entró en ellos, sintiendo que volvía a casa. Suspiró


profundamente cuando los brazos de Max lo envolvieron.

—¿Navidad? —Max le recordó en voz baja, moviendo los


labios sobre la frente de Derek y hasta en el cabello. Derek se
armó de valor y abrió su corazón. 95

—Me encantaría pasarla contigo y con Michael Pero la


pregunta es ¿Me quieres aquí tanto como quiero estar aquí?

—Derek, te quiero aquí todo el tiempo. Te preguntaría


acerca de mudarte, pero no es sólo sobre mí en lo que tengo
que pensar. Tengo que considerar cómo afectaría a Michael y si
tú estás incluso listo para ese nivel de compromiso. —Max puso
un dedo en los labios de Derek antes de que pudiera hablar. —
Vamos a hablar de esto después de Navidad. Quiero que pases
la Nochebuena con nosotros para que juntos podamos estar
aquí cuando Michael abra los regalos. Quiero compartirlo con
ustedes.

—Eso me haría muy feliz —Derek contuvo las lágrimas


ante la perspectiva de que sus sueños se hicieran realidad.
No había duda en su mente de que estaba enamorado de
Max y él estaba empezando a creer que Max se sentía de la
misma manera.

—Antes de que te bese y te lleve a la cama conmigo —


dijo Max, —Te pondré al día respecto a Tawna.

Max había llamado a su abogado, Carl Mason y el hombre


ya estaba en la estación cuando Max llegó ahí. Se reunieron
con los oficiales y junto con los abogados contratados por los
padres de Tawna, observaron mientras ella se rompía durante 96
el interrogatorio.

A través de vidrio grueso Max vio sus enormes lágrimas


rodando por sus mejillas mientras explicaba cómo se había
enamorado de él y como había llegado a pensar que podría
tener una oportunidad como pareja. El oficial le preguntó
específicamente qué tipo de comportamiento le había dado la
idea. Tal como él lo entendía, Max Martin era gay y por lo tanto
no estaría interesado para nada en las mujeres.

—Muchos hombres me han dicho que soy hermosa y yo


creí que podría cambiar de opinión ya sabe, hacer que quisiera.
Incluso me ofrecí a cuidar a su mocoso.
Max quería atravesar la ventana y agarrarla por el cuello.
La mano de su abogado en su brazo apenas lo calmó. Sus
puntos de pulso latían.

—Acerca de su hijo, Michael. ¿Por qué se ofreció a cuidar


al niño, si a usted no le importaba? —preguntó el oficial.

—Du-uh —dijo Tawna, ladeando la cabeza como si


pensara que el oficial fuera particularmente lento. —Nada es
más importante para Max que ese mocoso. Sabía que si podía
estar con él, conseguiría acercarme a Max.

—Entonces, ¿qué pasó? Perdió el trabajo hace una


semana, ¿verdad? —El oficial la miró atentamente mientras
revisaba la información. —Si mi información es correcta, no
debía ni siquiera haber estado en el edificio.
97
—Todavía tenía mis llaves, pero había cambiado las
cerraduras. ¿Puede creer eso? ¡No confiaba en mí! —Estaba
claro que Tawna no entendía por qué.

Mientras Max la miraba, no podía creer que no hubiera


visto a través de ella antes. El negocio no era excusa para no
estar más consciente de lo que estaba pasando tan cerca de su
hijo. Continuaba sintiéndose como un fracaso en el
departamento de padres.

—Hubo alguna mención sobre no tratar al niño con,


digamos, la amabilidad y el cuidado de una niñera. Esto fue una
adición reciente a los requisitos de su trabajo. Usted se ofreció
a reemplazar a su cuidador habitual ¿es eso correcto? ¿Pidió el
trabajo como cuidadora del joven Michael?
A Max le gustaba este oficial, que estaba haciendo las
preguntas correctas cada vez y repitiendo algunas en un
intento de atraparla. Max apenas pudo permanecer en silencio
mientras observaba el procedimiento. Entendía que no a todas
las personas en su posición se les permitía observar esta parte
del proceso. Evidentemente, tenía que ver con la proximidad de
las festividades y el deseo de los abogados de limpiar sus
expedientes. A Max no le importaba cual fuera la razón, estaba
contento de tener la oportunidad de ver cómo había cometido
el mayor error de su vida. Había puesto a su hijo en riesgo por
estar demasiado dispuesto a aceptar una solución fácil a un
problema, en lugar de investigar más a fondo a la persona que
le permitía vigilar a su hijo.

Derek vino a su mente, junto con el hecho de que Max no


lo había conocido por mucho tiempo tampoco. Como cuestión
de hecho, sabía muy poco acerca de Derek, pero todavía se 98
sentía seguro dejando a su hijo con el hombre. ¿Estaba siendo
estúpido otra vez, porque estaba siendo dirigido por su polla en
lugar de su cerebro? Quería a Derek en su vida. Su oficina y su
vida personal ya estaban funcionando sin problemas con Derek
dirigiendo las cosas.

Max tomó un momento y se preguntó seriamente si


estaba cometiendo otro error. ¿Estaba permitiendo que sus
sentimientos por Derek desdibujaran sus habilidades en la toma
de decisiones? Tenía la evidencia delante de él, de que él era
capaz de cometer errores monumentales cuando estaba
presionado por el tiempo y en un aprieto.

¿Estaba haciendo lo mismo con Derek, un hombre que


había conocido hacía tan poco tiempo?
Su corazón latió con fuerza mientras se levantaba. Carl lo
interrogó con la mirada. Él asintió al hombre, haciéndole saber
que estaba bien.

¿Qué estaba haciendo? Había confiado en Derek en tan


solo dos días, más de lo que lo hacía con Carl, cuando el
abogado de pie a su lado había trabajado para él durante años.
Derek había reconocido lo que Max se había perdido y había
tomado medidas para rectificar una mala situación.

Michael ya amaba a Derek y estaba actuando como una


casamentera para ellos. Max había aprendido la lección de esto,
por supuesto. A partir de ahora iba a tener más cuidado, pero
su instinto le decía que no se había equivocado al confiarle a
Derek... a su hijo y él pensó que… a su corazón también.

Max se sintonizó de nuevo en la conversación detrás del 99


vidrio. ¡Enfócate, Max, enfócate!

Tawna realmente estaba poniéndose a llorar ahora y


estaba jurando remordimientos y una renovada comprensión de
la gravedad de sus actos. ¿Qué se había perdido en los últimos
minutos? Observó cuidadosamente para ver si ella estaba
jugando con ellos.

Increíblemente estaba entrando en razón. ¿Qué


demonios?

—Sé que me equivoqué. Nunca debería haber permitido


que mis sentimientos dominaran mi sentido del bien y el mal.
No tenía que ofrecerme para cuidar a Michael para conseguir
acercarme a Max, uh, al señor Martin. No soy buena con los
niños y no tendría idea sobre qué hacer con él. Ojalá pudiera
hacerlo todo de nuevo, pero sé que eso no es posible. Metí la
pata muy profundamente y me gustaría poder hacerlo mejor de
nuevo. El señor Martin siempre fue amable conmigo y lo dejé
pensar más de lo que realmente debí. Sólo quiero decirle que lo
siento y que me voy a casa con mis padres. Estoy de acuerdo
con todo lo que me digan que haga. Ruego que no tenga que ir
a la cárcel. Sé que mis padres y el abogado están pidiendo
asesoramiento y servicio a la comunidad. Les prometo que si
todos ustedes están de acuerdo en algo como eso, van a hacer
una diferencia en mi vida.

—Señora, no nos corresponde a nosotros hacer ese tipo


de decisión. El señor Martin está comprensiblemente furioso por
sus acciones y está listo para presentar cargos. Hay varios que
se podrían poner en marcha. Además de la crueldad mental, la
cinta adhesiva en la boca del niño y luego dejarlo solo y oculto,
constituye peligro injustificable. Como el señor Martin dijo, si el 100
niño se hubiera asustado lo suficiente, se habría enfermado y
ahogado, eso podría haberle causado un daño o incluso la
muerte. Eso no es algo que simplemente se pueda barrer bajo
la alfombra.

—¡Oh, Dios mío! Nunca pensé en nada de eso. Soy una


persona terrible, lo soy —Las lágrimas de Tawna desbordaron
cuando ella pareció darse cuenta de las graves consecuencias
de sus acciones.

—¿Por qué lo hizo Tawna? —preguntó el oficial.

—Lo siento, lo siento. Estaba enojada porque trajera a


ese tipo en mi lugar. Sólo me despidió y lo puso en mi lugar. Yo
estaba tratando de vengarme de los dos. No estaba pensando
con claridad. Sé que no puedo ser perdonada por lo que hice.
Me gustaría poder decirle al señor Martin cuánto lo siento. Soy
un desastre. Sólo quiero ir a casa con mis padres. No estoy lista
para estar por mi propia cuenta —. Tawna estalló en sollozos y
Max, incluso estando más furioso de lo que estaba, le creyó.

—Señora Fisher, no es mi lugar decir lo que va a suceder.


Eso le corresponderá a los abogados.

Con eso, Max se alejó de la ventana. —¿Y ahora qué? —


preguntó a Carl.

Su abogado se encogió de hombros. —Como dijo el oficial,


esto no puede ser barrido bajo la alfombra. No hay manera de
que podamos conseguir un fiscal para que vea el caso esta
noche o tal vez incluso antes de las festividades. Va a pasar un
tiempo antes de que sea resuelto y mucho depende de ti. Ya
que fue técnicamente un secuestro, no tendrá que haber una 101
reunión con el fiscal para decidir qué cargos se establecerán y
cuál va a ser la condena. ¿Qué es lo que quieres hacer Max? —
El abogado abrió la puerta. Se movieron por el pasillo y
entraron en una sala de conferencias. Max se sentó y pensó un
minuto.

—Michael dijo que no quería que ella se perdiera la


Navidad —Negó con la cabeza, pensando en el gran corazón
del pequeño niño. Sabía que él mismo no era tan indulgente.

—Me he calmado —dijo. —No estoy tan rabioso como


estaba al principio. Quiero que la castiguen, pero no me
importa si va a la cárcel o no. Quiero que tenga el
asesoramiento y que haga el servicio comunitario que
mencionaste. No quiero que sea capaz de poner un pie en
Martin de nuevo. Estoy bien con que se vaya con sus padres y
cumpla la pena en cualquier maldita ciudad en donde ellos
estén. ¿Puedes asegurar que va a desaparecer de mi vida y que
todavía tenga que pagar por lo que hizo? Sólo asegúrate de que
todo esto desaparezca, así puedo decirle a Michael que está
bien, pero que no tiene que preocuparse por ella nunca más —
De repente, todo lo que Max quería era estar en casa con
Michael y Derek.

Él y Carl discutieron los detalles restantes y luego el


abogado se levantó y cerró su maletín. —Yo me encargo de
esto por ti Max. Voy a ganar mi bono de Navidad de este año.

—Por supuesto que lo harás. Ir calmadamente con Tawna


hará feliz a Michael y yo convenceré a Derek que el espíritu
navideño se apoderó de mí. Gracias Carl.

102

—Wow. A Michael le gustará Max. No sé si yo podría


haber sido tan indulgente como tú. Por supuesto no la vi
descomponerse o escuché alguno de sus excusas. Eres un buen
hombre —Derek puso una mano en la mejilla de Max,
suavemente y luego empujando los dedos más para agarrar la
cabeza de Max y acercarla a la suya.

—Te necesito —dijo. Derek inclinó la cabeza y se


encontró con la boca de Max, abriendo para recibir la lengua de
Max y encontrarse con la suya, gozándose en la alegría con
Max.
Puso sus brazos en los hombros de Max y se agarró a Max
quien barrió su boca con una meticulosidad apasionada que
tenía a Derek temblando de necesidad.

Mientras se besaban, los fuertes dedos de Max peinaron el


cabello de Derek en la forma en que quería, dejando que las
finas hebras corrieran entre ellos. Cuando sus labios fueron
liberados más tarde, Derek murmuró —Me gusta la forma en
que se siente. Como cuestión de hecho, me gustan tus manos
sobre mí.

—¿Oh, sí? Conozco la sensación. Me gustan tus manos


sobre mí también y me encanta poner las mías en ti —Max
barrió a Derek y lo llevó a la cama.

—Esa es una manera de conseguir lo que quieres —


Derek bromeó. 103

—¿Te importa? — Max se detuvo.

—No, en absoluto. Tal vez debería. Supongo que estar


siendo llevando alrededor no es lo más masculino, pero me
gusta estar en tus fuertes brazos. Levántame más alto —Derek
ordenó y cuando Max lo hizo, Derek balanceó una pierna hacia
debajo de manera que pudiera rodear la cintura de Max.

Sin ni siquiera un tropiezo, Max cambió a Derek para que


estuvieran cara a cara. Derek se agarró con fuerza con sus
piernas y las manos de Max se movieron hacia abajo para
agarrar su trasero.
—Mmm —dijo Derek contra los labios de Max —eso se
siente bien también —Se retorció, moviendo sus caderas contra
la cintura de Max y su trasero en las manos de Max. Max se rio
en voz alta, apretando y tirando de Derek con más fuerza
contra él. De pie junto a la cama, Max se volvió lentamente en
un círculo con Derek en sus brazos. Derek se echó a reír,
dejando caer la cabeza hacia el hombro de Max. —He
encontrado mi cielo —le susurró al oído de Max. Siguió las
palabras con una suave caricia, los dientes y la lengua
moviéndose suavemente sobre el lóbulo.

—Eres un hombre muy atractivo, lo suficientemente


hombre para mí y me gusta poder cargarte —Max giró la
cabeza y cepilló sus labios con los de Derek. —Quédate aquí
esta noche. De hecho, quédate aquí con nosotros durante los
días de fiesta y para entonces sabremos si vamos a llevar esto
hasta el final. Ahora mismo me siento muy a favor de todo el 104
camino. ¿Tú que sientes?

—Sabes cómo me siento. Quiero estar contigo tanto


como pueda. Me encanta trabajar para ti, hacer que tu vida
funcione mejor y estar con Michael. Ahora, llévame a la cama
Max. Eso me encanta incluso más. Te amo —Derek terminó con
un suspiro tembloroso.

—Mmm, puedo decirlo —dijo Max, tirando de las caderas


de Derek más cerca de él hasta que su polla se apretó contra
su estómago. Se dio la vuelta y colocó a Derek en la cama,
siguiéndolo hacia abajo.

Derek gruñó y murmuró —Mala planificación.


—¿Hmm? —Max gruñó entre dientes, la boca moviéndose
sobre la mandíbula de Derek en un camino a los labios.

—Ropa, mucha ropa. Muévete. Déjame trabajar aquí. Voy


a hacer parte de mi trabajo. Conseguir desnudarnos tan pronto
como sea posible —Derek rodó por debajo de él y se deslizó
hacia un lado de la cama. En cuestión de segundos, estaba
desnudo. Se puso de pie junto a la cama, su erección alta y
firme de pie, mientras que Max lo miraba con intención clara en
sus ojos.

—Ponte a trabajar bebé, te ves demasiado bueno para


ser verdad. Mencionaste el cielo antes. Ayúdame a llegar ahí —
ordenó Max. Derek se fue a la parte inferior de la cama y quitó
rápidamente los zapatos y los calcetines de Max, alisando sus
manos sobre los pies de Max en un masaje rápido que sacó un
zumbido de Max. Mientras tanto, Max desabotonó su camisa, 105
sus ojos fijos en Derek.

Gateando por la cama, con las rodillas a ambos lados de


las piernas de Max, Derek se detuvo para desabrochar el
cinturón de Max. Tampoco pudo ver hacia otro lado mientras
sus movimientos se hicieron lentos y sensuales. Derek abrió los
pantalones de Max y deslizó sus manos en el interior, sacando
los pantalones y los calzoncillos, bajándolos hasta la rodilla y
luego caminando hacia atrás abajo de la cama para eliminarlos
por completo.

Mirando a Max, Derek dijo —Quítate la camisa — Mientras


Max lo hacía, Derek fue al baño y se puso una bata de baño y
una toalla pequeña que puso sobre la mesa de noche.
Metió la mano en el cajón y sacó un preservativo y el
lubricante que sabía que estaban ahí, porque él lo había
comprado y lo había puesto ahí mismo. Sólo una tarea de su
nuevo empleo, una parte muy especial no necesariamente
descrita en su cargo del trabajo.

Max yacía con los brazos detrás de la cabeza, su cuerpo


totalmente dispuesto. Una vez más, Derek tuvo la sensación
momentánea de que la Navidad había llegado pronto. Bastaba
con ver lo que le esperaba y con una sonrisa de bienvenida en
su cara, también. Derek subió a la cama, envolviéndose a sí
mismo sobre Max y tomó esa sonrisa justo en su boca,
saboreando el sabor y la textura de la misma.

Estuvo ocupado haciendo que Max viera ángeles y sintiera


la suavidad de las nubes del cielo mientras flotaba en medio de
la liberación sexual. Noble objetivo tal vez, pero Derek se sentía 106
a la altura.
Epílogo
La mañana de Navidad, Max se levantó después de
compartir varios besos largos con Derek y abrió la puerta. Por
tradición Michael llamaba para meterse en la cama con Max en
las mañanas para acurrucarse y hablar. Tanto Max como Derek
vestían pijamas y batas y sus espaldas estaban apoyadas en el
cabecero cuando oyeron un golpe tímido en la puerta.

—¿Papá?

—Entra Michael —Max dijo, dando a Derek una vacilante


mirada rápida. Derek sonrió y miró la puerta abrirse
lentamente. La cabeza de Michael apareció por primera vez.
Sus ojos se hicieron enormes al ver a Derek en la cama. 107

—¡Derek! estás en la cama con papá —exclamó Michael,


afirmando lo obvio.

—Sí y estamos esperándote —Derek sonrió al niño que le


había robado su corazón tanto como lo había hecho su padre.

Max abrió los brazos y un pequeño tornado voló por la


habitación y se tiró sobre la cama. Michael se arrastró entre
ellos y fue primero a los brazos de su papá y luego a Derek
para los abrazos matutinos. Situado en la parte superior de las
sábanas, Michael cruzó sus pies y se instaló ahí. Movió la
cabeza adelante y atrás tratando de ver a los dos. Finalmente
se dio la vuelta sobre su estómago para poder verlos más
fácilmente.
—¿Vas a vivir aquí y dormir con papá a partir de ahora?
— se preguntó.

—¿Qué pensarías sobre eso? —Preguntó Max.

—¿Amas a papá? —Michael preguntó a Derek.

Después de la noche que había pasado con Max, Derek se


sentía valiente y seguro. —Amo a tu papi mucho y te amo,
también. Me encantaría ser parte de tu familia. ¿Crees que hay
espacio para mí aquí? —Observó el rostro de Michael de cerca
ya que sabía Max también lo hacía.

—Sí, tú no ocupas mucho espacio. Entonces ¿voy a ser


como Gracie en la escuela y tener dos papás? —Michael miró
hacia atrás y adelante entre ellos.
108
—Por ahora, tienes un papá y a su pareja. Veremos los
de los dos papás más tarde —dijo Max. —Y por cierto, me
robaste mi turno, jovencito. Ni siquiera le he dicho a Derek que
lo amo, también.

—Bueno, díselo papá. Tiene que escuchar eso. Es


importante —Michael era un maestro del eufemismo.

—Ok —Max miró a los ojos de Derek, su rostro solemne.


—Te amo y me encantaría que vivieras aquí con Michael y
conmigo. Te necesitamos en nuestras vidas. ¿Quieres?

—Sí, me encantaría —dijo Derek, sonriendo a ojos de


Max.
Michael se retorció para sentarse entre ellos. —¿No vas a
darle un beso? Sé que eres todo besos papá —Sonaba un poco
exasperado con la lentitud de los acontecimientos.

Max se inclinó y besó a Derek rápidamente y luego agarró


a Michael y lo levantó sobre él, haciéndole cosquillas hasta que
sus altas carcajadas hicieron sonreír a ambos.

Derek se llevó la mano a la boca y se quedó sin aliento. —


Michael, ¿no hay algo especial acerca de hoy?

Los ojos de Michael se abrieron de nuevo.

—¡Es Navidad! —Michael estaba en un instante levantado


y rebotando en la cama. —Vamos, ¡te tenemos algo papá!

Entraron en la sala de estar y para sorpresa de Derek, en 109


lugar de encontrar un regalo para sí mismo, Michael consiguió
el de su papá y se lo llevó a él.

—¿Abrirás primero el mío? —preguntó, saltando de un pie


a otro emocionado. Max y Derek hicieron espacio para que se
sentara entre ellos en el sofá.

—Sí, pero ¿no quieres ver lo que tienes ahí abajo del
árbol? —Max estaba claramente demasiado sorprendido.

—Lo haré, pero Papi, esta es la primera vez que tengo


algo para darte. Quiero ver si te gusta.

—Está bien —dijo Max. Arrancó el papel. Cuando abrió la


caja, sus ojos se iluminaron tanto como los de Michael cuando
había visto el bonito caracol marino.
Michael se inclinó para decir —Si lo pones en tu oído
puedes oír el océano en él. Te gusta el océano, ¿verdad?

—Claro que sí. Déjame ver —Max hizo una gran algarabía
colocándose el caracol marino y jadeando cuando escuchó los
sonidos del mar en ella. —Michael, esto es perfecto. Voy a
ponerla en mi escritorio del trabajo. Voy a pensar en ti cada vez
que lo vea y cuando llegue estresado la recogeré y escucharé el
océano. Muchas gracias. Me encanta —Max jaló a Michael para
un fuerte abrazo y ruidosos besos. Michael se rio.

—Abre el de Derek papá. Te encantará también —


Michael saltó en el sofá en su afán de ver la respuesta de Max
al regalo de Derek. Cediendo a los deseos del niño pequeño,
Max abrió el regalo de Derek. Dejó escapar un pequeño grito
de asombro al ver las portadas de los libros y DVD’s.
110
—Oh, wow. No puedo esperar para ver esto. Buen
trabajo Derek. ¿Acaso Michael te dijo lo mucho que me encanta
el mar?

—Bueno, me di bastante cuenta —dijo Derek —pero


hablamos de eso y Michael me ayudó a escogerlo.

—Creo que es mejor que te muestre los tuyos de


inmediato —Max puso los libros con cuidado sobre la mesa de
café. Fue al árbol y alcanzó detrás de él un regalo alargado
envuelto, que entregó a Derek.

—Ábrelo Derek —instó Michael. —Mira lo que te


consiguió.

Derek despeinó el cabello de Michael.


—¿Sabes lo que es?

—No, date prisa. Quiero ver. Es horriblemente plano.

—Claro que lo es. Déjame ver —Derek preguntó si se


trataba de un cheque de bonificación. Eso estaría bien, pero
esperaba un regalo más personal.

Arrancó el papel para descubrir un folleto para un crucero


por el Caribe. Su boca se abrió.

—¿Qué es eso Derek? Es un barco grande, ¿huh? —


Michael señaló el crucero en la portada. Derek abrió el folleto
para encontrar tres entradas, junto con imágenes de las islas
donde el barco atracaría.

—¿Esto es real? —preguntó. 111

—Espero que sí. ¿Te gustaría ir en un crucero conmigo?


Los dos, por supuesto.

—¡Wow, un crucero! —Michael gritó y echó los brazos


alrededor del cuello de Max.

—Sí, sí, sí. Oh, eso sería muy divertido. ¿Cuándo nos
vamos? —Derek estaba tan emocionado como Michael. Los tres
formaron un abrazo de grupo, riendo y golpeando el espaldar
del sofá.

—Pensé que iríamos cuando Michael estuviera en


vacaciones de primavera de la escuela. ¿Qué te parece? —Max
movió una mano en la espalda de Michael y jaló a Derek para
exprimirlo.
—Creo que es perfecto —dijo Derek. —Ahora creo que
alguien tiene algunos regalos propios para abrir —Tenía una
sorpresa más para mostrarles o más bien dos, así que mientras
Michael abrió un nuevo videojuego, Derek salió de la
habitación.

Cuando Derek recogió al gatito el día anterior, había sido


incapaz de dejar a su hermana ahí sola. Sólo esperaba que Max
no le importara.

Abajo, en su despacho, se encontró con los gatitos


simplemente despertando en el porta animales y viéndose con
ojos de sueño y adorables. Uno era negro con blanco en las
patas y en la punta de su cola. Su hermana era toda blanca con
manchas de negro aquí y allá, con una mancha en la frente.

Fuera de la puerta del pent-house, sacó a los gatitos de su 112


transportador y los colocó dentro de su bata, sosteniéndolos
suavemente en el lugar. Entró y vio a Michael y a Max en el
sofá, con las cabezas juntas.

En silencio Derek salió detrás de ellos, sacó el gatito negro


y lo puso en la parte de atrás del sofá.

Ante el sonido de su pequeño maullido, Michael y Max


ambos giraron la cabeza para mirar hacia atrás. Sus ojos se
abrieron, Michael era casi cómico. No se movió, excepto por sus
ojos, que hacían el seguimiento de la ruta de acceso del gato a
través de la parte de atrás del sofá.

Con voz tranquila, llena de asombro, dijo —Papá, ¿lo ves?

—Claro que sí hijo.


—¿Puedo tocarlo Derek? ¿Puedo sostenerlo? —Michael
miró a Derek, quien todavía sostenía la otra sorpresa dentro de
su bata.

—Creo que le gustaría que la abrazaras, con mucho


cuidado, por supuesto —Derek tomó el gato y se lo entregó a
Michael, que parecía estar recibiendo oro puro. Michael se
deslizó hasta el suelo y se sentó con las piernas cruzadas
delante del sofá.

Llevó a la gatita más cerca de él y lo sostuvo contra su


pecho, la barbilla rozando la parte superior de la cabeza.
Michael miró a su papá y a Derek con una dulce sonrisa. —
Wow, tengo una mascota. No puedo creerlo.

Antes de que pudiera responder, un maullido fuerte llegó


desde el interior de la bata de Derek. —Uh, tengo que hacer 113
una confesión —dijo.

Max asintió. —Suena como que tienes que hacerlo.

Derek rodeó el sofá y se sentó, dejando que la gatita


blanca asomara la cabeza por la bata. —No pude evitarlo. Son
hermanas y no podía dejarla ahí sola. Se llevan bien y no
pelean o no lo creo y pueden jugar juntas cuando Michael esté
en la escuela. Yo te ayudo con ellas... —Derek sintió como si
estuviera rogando por su vida.

Max agarró a la gatita y la abrazó. —Relájate, está bien.


Hey amigo, tienes dos gatitas. ¿Puedes manejar el cuidado de
las dos?
Esos ojos fueron grandes otra vez y Derek solo se derritió
mientras estaba seguro de que Max lo estaba haciendo
también. Michael asintió, incapaz de hablar. Max se inclinó para
poner a la gatita en brazos de Michael junto al primero. Cada
una de ellas se dirigió hacia un hombro para formar un collar
de gatitos alrededor del cuello de Michael. El niño se iluminó de
felicidad.

Max sonrió a Derek, asintiendo para hacerle saber que


realmente estaba bien con él. Derek dejó escapar el aliento que
sentía como si hubiera estado conteniendo desde que entró por
la puerta. Max le pasó un brazo alrededor de él mientras
observaban a Michael enredado con sus mascotas.

Michael los trataba con cuidado, cantando para ellos y


acariciando su piel suave y asegurándoles que serían muy
felices porque iba a cuidar muy bien de ellos. 114

—Vas a tener que darles un nombre Michael —dijo Max.


—¿Tienes alguna idea?

Michael no lo dudó. Extendió la gatita negra para que Max


lo tomara. —Esta es Betsy —. Le entregó la otra a Derek. —Y
ésta es Sara.

Max miró sorprendido. —¿Cómo incluso conseguiste esos


nombres?

—Betsy es Betsy Ross —Michael se puso de pie,


apoyando sus rodillas en el sofá entre ellos.

—¿Sabes quién es Betsy Ross? —Derek le preguntó.


—Sí, ella hizo la bandera.

—¿Y de quién es el nombre de Sara? —Preguntó Max.

—Sara Lee.

—¿Quién? —Derek y Max dijeron juntos.

—Ella hace pasteles.

Era todo lo que Derek podía hacer para no reír a


carcajadas. Se dio cuenta de que Max estaba mordiéndose el
labio, también.

—Betsy y Sara, entonces —Max alisó su mano sobre la


piel del gatito. —¿Eres feliz Michael?
115
—Muy feliz papá. Esta fue la mejor Navidad de todas —
Michael sonrió a Derek. —Tienes lo que querías para Navidad
Derek. Dijiste que querías algo para Santa, ¿recuerdas? Querías
a alguien que te amara, alguien que te viera. Mi papá te ve y yo
también. ¿Eres un feliz Santa?

—No puedo creer que recuerdes eso. Ven aquí —Derek


agarró a Michael en un fuerte abrazo. —Estoy tan contento de
que mi propio pequeño duende apareciera ese día y cambiara
mi vida.

Minutos después, Michael jugaba con las gatitas en su


habitación y Derek aparecía con rollos de canela frescos en el
horno. Una voz detrás de él lo hizo voltear.
—Así que querías algo para Santa, ¿huh? —Max lo
envolvió en sus brazos.

Derek se inclinó contra Max y sonrió. —Estaba teniendo


un momento quejoso en mi descanso y pensé que estaba solo.
Lamentaba el hecho de estar cansado de los perdedores y estar
solo. Me decía a mi mismo que quería a alguien que me viera y
una dulce vocecita dijo Yo te veo. Fui un caso perdido desde
entonces. Michael quería que le ayudara con tu fuerte dolor de
cabeza y el resto es historia —Derek vaciló, pero no podía dejar
de preguntar —¿De verdad me amas?

—Realmente lo hago. Me estaba enamorando de todos


modos, pero verte con mi hijo hace que mi corazón se derrita
todo de nuevo. Quiero pasar más allá de para siempre con
ustedes... trabajar contigo, hacerte el amor... mucho… y criar a
mi hijo contigo. 116

Max sacó a Derek lejos de la mesa de la cocina y lo besó


ruidosamente.

Juntos cocinaron un poco de tocino para acompañar los


rollos. Derek hizo café y Max sirvió el jugo de naranja.
Finalmente Derek miró hacia la puerta de la cocina. —Ha
estado muy callado. Tal vez será mejor que ir a ver a Michael.

Tomados de la mano, lo cual calentó aún más el corazón


de Derek, se fueron por el pasillo hasta la habitación de Michael
para descubrir una escena que los hizo sonreír a los dos.
Michael estaba en la cama con los dos gatitos junto a él. Con
sus pancitas llenas, se habían acurrucado en pequeñas bolas de
blanco y negro y estaban dormidas en el hueco protector del
brazo de Michael.
Cuando vio que Max y Derek lo estaban viendo, se llevó
un dedo a los labios. Max y Derek asintieron e hicieron un gesto
para que se uniera a ellos. Muy gentilmente bajó de la cama y
corrió hacia su papá. Max lo alcanzó y se fueron a la cocina.

Durante el desayuno, Michael preguntó sobre Tawna.

—No va a ir a la cárcel, amigo, pero hizo algo malo, muy


malo. Estará saliendo de la ciudad para ir a vivir con sus padres
y el tribunal ha ordenado que vea a un consejero para hablar
de lo que hizo.

Michael tomó esto con una expresión sombría. —¿Eso es


todo?

Max negó con la cabeza. —También tendrá que hacer


servicio comunitario por un tiempo. Eso significa que va a 117
trabajar para ayudar a otras personas, sin recibir pago. La cosa
importante para recordar es que va a estar muy lejos y no
volverá a ser capaz de hacerte daño de nuevo.

Michael se sentó en silencio durante unos minutos. Luego


preguntó —¿Por qué lo hizo? ¿Era porque yo era un niño malo
como dijo ella?

Derek contuvo su ira contra la mujer antes de que dijera


algo lamentable.

—Ven aquí, amigo —Max abrió los brazos y Michael se


deslizó de su silla y se subió al regazo de su papá. —Mírame
Michael. Quiero que entiendas que no eras un niño malo. Ella
era una mujer mala. Quería gustarme, ya sabes, como una
novia y yo no lo hice. Y luego, cuando me enteré de cómo te
había tratado, me enojé y la despedí.

—Estaba enojada porque yo tomé su lugar —añadió


Derek. —Y entonces se puso muy enojada cuando nuestros
compañeros de trabajo le dijeron que hacía un trabajo mejor.

—¿También estaba enojada porque tú eres gay? —


Preguntó Michael. —Sé que a veces a la gente no le gusta eso.
Ellos pueden ser malos. ¿Estaba enojada porque alejaste a
papá de ella?

—Derek no me alejó de ella, porque ella nunca me tuvo


Michael. Ahora, suficiente sobre ella —Max puso un dedo
debajo de la barbilla de Michael e inclinó su rostro hacia arriba.
—Antes de que Derek llegara, tú eras al único que amaba.
Ahora también lo amo a él. ¿Está bien eso contigo? Como has 118
dicho, a veces las personas son malas al respecto. ¿Y si alguien
dice algo feo de nosotros?

Michael se enderezó. —Mejor que no. ¡Nadie habla de mis


dos papás y se sale con la suya!

¡Whoa! El corazón de Derek dio un vuelco. No había nada


que le encantaría más que la adopción de Michael y ser un
papá para él, junto con Max. Se puso de pie, tratando de
alcanzar al niño. Michael levantó los brazos para ser recogido.
—Sabes que te amo, todo completo, ¿verdad Michael? —
Preguntó Derek.

—Sí, lo sé. Te amo también — Se rio —Papá Derek.

Max y Derek se rieron de eso.


Después del desayuno, Michael regresó a su habitación
para ver a sus nuevos amigos, Betsy Ross y Sara Lee. Max y
Derek fueron a la sala de estar y se dejaron caer en el sofá.

—¡Menos mal! Este ha sido un día fantástico hasta


ahora... y aún es temprano —Derek se echó hacia atrás en los
brazos de Max.

—Ah, ahí está mi Santa feliz. Tengo que decir que eres el
más sexy Santa que he visto nunca. Ciertamente nunca había
querido hacer esto a cualquier otro —Max tomó la boca de
Derek en un beso apasionado. Su lengua salió a jugar y Derek
se reunió con la suya. Max pasó los dedos por el cabello de
Derek. Se fundieron entre sí, sus suspiros mezclados, el
ocasional gemido saliendo.

Derek no podía creer lo verdaderamente feliz que estaba 119


en esta mañana de mágica Navidad. Santa había conseguido
más que ese algo que había pedido.

Había conseguido todo lo que podría desear.

Fin
Acerca de la Autora
A AKM Miles le encanta leer el género de M / M y decidió
escribir lo que le gusta. Los primeros autores, que leyó hace
años en esta área, no estaban tan interesados en el amor, la
línea de la historia y el desarrollo del carácter, como esos que
ha encontrado recientemente. Emocionada con las nuevas
obras, AKM se propuso hacer una carrera en este campo.
Puedes esperar que haya un final feliz en todo momento.
Puedes esperar que los dos se encuentren y decidan estar
juntos muy pronto, y luego se enfrenten a los conflictos, las
pruebas y experiencias como pareja. AKM prefiere las idas y
venidas sobre si el amor vuelve o no. Le encanta meter a los
niños en la mezcla, junto con mascotas y amigos locos y 120
maravillosos. Esperamos que a los lectores les gusten las
historias de amor emocionales que llenan su cabeza y se
derraman sobre su computadora.

Correo electrónico:

akmmiles@yahoo.com

A AKM Miles le gusta escuchar a los lectores. Puedes


encontrar su información de contacto, página web y biografía
del autor en

http://www.total-e-bound.com
Coordinación del proyecto
Cinty

Traducción
121
Kaiel

Corrección/Revisión
Visionepica

Edición, Diseño y formato


Visionepica

Limpieza de Portada
Clau

¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no


podríamos disfrutar de todas estas historias!

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