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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


U.E.N. “J.M. Siso Martínez”
Upata, Estado Bolívar
4to Año, Sección “A”

CUENTO
LATINOAMERICANO

PROFESORA: INTEGRANTE:
Militza Rodríguez #35 Erbin Gómez

Upata, Noviembre de 2018


ÍNDICE

CONTENIDO PÁG
Introducción………………………………………………………………………...3
Exponentes del Cuento Latinoamericano……………………………………….4
Análisis crítico “Diles que no me maten”………………………………………..7
Conclusión………………………………………………………………………….9
Webgrafía…………………………………………………………………………10

2
INTRODUCCIÓN

El cuento latinoamericano, como género literario, comenzó a destacarse al


mismo tiempo en que lo hizo la literatura hispanoamericana en general, durante
la era del Modernismo (aproximadamente 1880 - 1920). El movimiento
modernista fue una revuelta de arte por el arte de los jóvenes poetas y
escritores hispanoamericanos contra la monotonía y las trabas percibidas del
realismo, y contra la burguesía.

De este modo, en sus inicios, el cuento latinoamericano se vio influenciado


por las diversas corrientes literarias que emanaban de Francia en el último
tercio de la década de 1800: parnasianismo, simbolismo y decadentismo. Más
tarde, el llamado Boom latinoamericano de la década de los años 1960 atrajo la
atención internacional hacia escritores hispanoamericanos como Gabriel
García Márquez o Julio Cortázar. En términos literarios e históricos, la escritura
en América Latina presentó uno de los desarrollos más significativos que se
haya experimentado en la región.

Sin embargo, esta nueva narrativa no surgió de la nada. En otros aspectos,


esta ha sido modelada por las experiencias de colonialismo e independencia, la
relación con Europa y la consolidación de las identidades nacionales. En la
actualidad, el cuento latinoamericano es un género que goza de una
popularidad y un prestigio en todos los niveles. Y los círculos literarios más
exigentes en el mundo reconocen sus méritos.

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EXPONENTES DEL CUENTO LATINOAMERICANO

Jorge Luis Borges (1899 - 1986)

Jorge Luis Borges es considerado


uno de los grandes escritores del siglo
XX, y fue uno de los autores más
influyentes en el idioma español de los
tiempos modernos. En este sentido,
Borges tuvo una influencia fecunda en la
literatura latinoamericana y un impacto
duradero en la ficción literaria en
muchos otros idiomas.

Aunque también era poeta y ensayista, fue mejor conocido cuentos cortos,
textos en prosa cuya brevedad condensaba el juego mental en imágenes y
situaciones retumbantes. Este autor argentino rechazaba las limitaciones del
realismo psicológico o social. Consideraba que la ficción era un artefacto
autoconsciente, susceptible a la fantasía y a las preocupaciones intelectuales y
filosóficas.

Además, cuestionaba la supremacía de la novela en la jerarquía de la


literatura moderna. Favorecía, en cambio, los modos de narración que
precedieron a la novela (fábula, epopeya, parábola y cuento popular). En 1939,
Borges escribió uno de sus cuentos más famosos, Pierre Menard, autor del
Quijote. Este marcó el comienzo de su plena madurez como escritor de
cuentos. Luego, sus dos obras maestras, las colecciones Ficciones (1944) y El
Aleph (1949), lo convirtieron en un escritor de talla mundial y uno de los
máximos exponentes del cuento latinoamericano.

Felisberto Hernández (1902 - 1964)

Aunque Felisberto es uno de los escritores de


cuentos latinoamericanos más originales, su
reconocimiento fue póstumo. Pero siempre disfrutó
de la admiración de un grupo pequeño y selecto.

Hernández es conocido por sus extrañas


historias de personas silenciosas y trastornadas que
inyectan sus obsesiones en la vida cotidiana. Su
estilo era a la vez distraído y concentrado, mientras
que su sintaxis era muy peculiar.

Ahora bien, las historias que le dieron cierto reconocimiento aparecieron


en Nadie encendía las lámparas (1947) y La casa inundada (1960). Y su obra
maestra es Las hortensias (1940), un cuento latinoamericano más bien
extenso.

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Julio Cortázar (1914 - 1984)

En 1946, Cortázar ganó reconocimiento


nacional con la publicación de su cuento “Casa
tomada” en Los Anales de Buenos Aires, una
revista literaria editada por uno de los grandes
del cuento latinoamericano, Jorge Luis Borges.
De hecho, la influencia de la literatura de Borges
en la producción de este autor argentino es
significativa tanto en los temas como en su
estética.

Más tarde, la reputación literaria de Cortázar


se consolidó luego de la publicación de su
colección de cuentos Bestiario (1951). Estas
historias se basan en gran medida en el género de lo fantástico.

En total, publicó ocho colecciones de cuentos. Cortázar había publicado


poesía con el seudónimo de Julio Denis, pero fue como un escritor de cuentos
que se hizo famoso, y aún es considerado un maestro de ese género.

Juan Rulfo (1917 - 1986)

Juan Rulfo es un muy elogiado autor


mexicano, a pesar de que su reputación
se basa en dos obras: la novela Pedro
Páramo (1955) y su colección de
cuentos El Llano en llamas (1953). En
muchos sentidos, los cuentos de Rulfo
retratan los conflictos de la primera mitad
del siglo XX en México. Estos eran
producto del proyecto modernizador y
racionalista del Estado y la cultura
campesina tradicional, rural y católica.

Entre estos, la Guerra Cristera desencadenó una devastación, despoblación


y erosión de la tierra natal de Rulfo, Jalisco. Esta situación proporcionó el
trasfondo físico y legado de violencia, desesperación y conflicto de sus tramas.
Por otro lado, los personajes de El Llano en llamas son predominantemente
campesinos, violentos, maliciosos, taciturnos, aplastados y alienados por la
modernidad. O bien, pueden representar los subproductos de un México
desigualmente moderno: la corrupción y la opresión de los funcionarios del
Estado Revolucionario.

En general, el aporte de Rulfo al cuento latinoamericano es que sus


historias son breves, con un estilo conciso, basadas en oraciones cortas y
exactas. Este elemento es un cambio con respecto a los escritores anteriores.

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Rulfo fusionó las más recientes tendencias de experimentación estética con
la denuncia social, que es característica de la literatura latinoamericana de
mediados del siglo XX.

Gabriel García Márquez


(1927 - 2014)

En el año 1947, el
escritor colombiano Eduardo
Zalamea Borda lanzó un reto
a las nuevas generaciones.
Hasta ese momento, el
cuento latinoamericano de
factura colombiana no había
llenado sus expectativas.

Así pues, la respuesta al reto de mejorar este género fue el primer cuento
de García Márquez, La tercera resignación. De inmediato, este se ganó los
elogios de la prensa. A las pocas semanas, este futuro premio Nobel de
literatura, quien tenía 20 años para la época, publicó su segunda historia: La
otra costilla de la muerte.

Con relación al cuento como género, García Márquez opinaba que era muy
superior a la novela. Su forma, consideraba este laureado autor, era mucho
más difícil y artística, y su creación requería mucho tiempo e inventiva. En
general, la escritura de García Márquez es notable por su habilidad para
reconciliar cosas que usualmente no van juntas. En su obra, explora qué es ser
un ser humano, abordando también momentos históricos y políticos.

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ANÁLISIS CRÍTICO “DILES QUE NO ME MATEN”

Este cuento trata sobre un hombre llamado Juvencio Nava que está a punto
de ser fusilado y éste suplica a su hijo, de mismo nombre que él, que le diga al
coronel que no lo mate. Pero, ¿por qué quiere éste coronel matar a Juvencio?
Resulta que el coronel es hijo de Don Lupe, compadre de Juvencio que fue
asesinado por éste. Juvencio mató a Don Lupe porque él no le quiso compartir
comida para los animales de Juvencio; entonces él todas las noches rompía la
cerca de Don Lupe para que sus animales pudieran comer, porque la mayoría
de ellos estaban muriendo del hambre. Entonces paso así durante varias
noches; en el día Don Lupe acomodaba su cerca y en la noche Juvencio la
rompía. Hasta que Don Lupe le advirtió que si volvía a pasar a sus animales
para su rancho le iba a matar uno, y así pasó, Don Lupe le mató un novillo a
Juvencio, por lo que éste se vengó y lo mató.

Después de eso Juvencio tuvo que pasar muchos años —inclusive


décadas— escondiéndose, hasta que unos hombres lo agarraron y lo llevaron
a dónde éste coronel que lo mandó a amarrar a un poste y a fusilar. Durante el
tiempo que Juvencio estuvo amarrado en ese poste estaba deseando vivir
como nunca antes lo había deseado; se puso a pensar acerca de todo lo que
hizo, que cuando mató a Don Lupe éste tenía su esposa y dos hijos pequeños;
ella posteriormente murió según de pena y/o tristeza, y a los hijos los mandaron
con familiares.

El hijo de Juvencio dijo que no quería seguir pidiendo que no mataran a


Juvencio porque descubrirían que era su hijo y lo fusilarían a él también,
entonces su esposa y sus 8 hijos no tendrían cómo mantenerse.

Juvencio recordó todo el recorrido que hizo con los hombres del coronel
antes de llegar a él, quería decir que no había hecho daño a nadie, y cuando lo
hizo los hombres no lo escucharon. Cuando llegaron con el coronel éste
pregunto quién era y que si conocía a Don Guadalupe, Juvencio respondió
afirmativamente, y le explicó como creció sin su padre y que no podía soportar
que la persona que lo mató siguiese viva. Así que mandó a fusilarlo, pese a las
suplicas de Juvencio para que no lo hiciera, con las excusas de que ya era
viejo y se moriría de cualquier enfermedad, pero el coronel no le hizo caso.
Inclusive mandó a emborracharlo para que no le dolieran los tiros.

El cuento termina con el hijo de Juvencio llevando el cuerpo de su padre en


un burro para preparar su funeral, y le dijo que su nuera y nietos lo extrañarían.

Este cuento da a entender que el que la hace la paga, y así fue, siguió una
especie de ciclo ya que Juvencio le rompía la cerca a Don Lupe, Don Lupe se
vengó matándole un novillo porque éste ya le había advertido; Juvencio se
vengó matando al mismo Don Lupe; y el hijo de Don Lupe vengó la muerte de
su padre matando a Juvencio. Juvencio no quería que lo matarán pero,
¿merecía él seguir viviendo? Nadie merece la muerte, pero él fue advertido e

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hizo caso omiso a la advertencia de lo que le pasaría a sus animales, y Don
Lupe cumplió su advertencia. En cambio, Juvencio mató a Don Lupe por rabia,
por odio, no soportaba el que su compadre no le quisiera compartir alimento
para sus animales, pero de seguro éste tenía sus razones. No trato de justificar
el que Don Lupe le haya matado un novillo, pero eso era un animal que puedes
recuperar; pero Juvencio mató a un hombre, un padre de familia, un esposo, un
humano que no merecía morir a machetazos.

El coronel mató a Juvencio por resentimiento, por haber matado a su padre,


así de sencillo.

En conclusión, lo que haces, la vida te lo devuelve; si haces el bien, serás


bendecido, si haces el mal, te irá mal, como a Juvencio, que a pesar de estar
consciente de todo lo que hizo, dijo: “Diles que no me maten”.

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CONCLUSIÓN

El cuento latinoamericano se caracteriza por ser su estructura parecida a la


de la novela: exposición, nudo y desenlace. Desde las primeras líneas se atrae
la atención del lector. Incluye elementos fantásticos de lo maravilloso del
continente. Los temas regionales dejan paso a los conflictos interiores del
individuo. El realismo mágico se observa a través de un hecho inexplicable que
aparece en la cotidianidad y no hay sorpresa para el personaje, pero sí para el
lector. El manejo del tiempo es cíclico o con rupturas. Se crea un clima
sobrenatural. Una de las funciones del cuento es reflexionar sobre la relación
del hombre con la realidad y consigo mismo. Es claro, concreto y verosímil.
Verosímil no significa real, es la combinación artísticamente perfecta entre lo
real y lo posible.

Y escritores como Juan Rulfo crean cuentos que cautivan a los lectores, tal
como Diles que no me maten, que enseña una lección sobre la vida y que las
cosas que hacemos son las que recibiremos.

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WEBGRAFÍA

https://www.estudiaraprender.com

https://www.ciudadseva.com

https://www.lifeder.com

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